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“Y como sabemos que no hay política más efectiva contra la delincuencia que la
prevención y la rehabilitación, especialmente en el caso de los niños y jóvenes, durante el
próximo mes ingresaremos a este Congreso el proyecto que crea el Servicio de Protección
de la Infancia y la Adolescencia, y el que sustituirá al Sename por el Servicio de
Responsabilidad Penal Adolescente.”
Sebastián Piñera, discurso presidencial del 21 de mayo del año 2013.
“Y con respecto a la situación del Sename, llevaremos adelante su reforma que nos
permitirá una nueva institucionalidad, que por un lado proteja a la infancia y la
adolescencia y otros servicios que pueda trabajar en la rehabilitación e integración de
aquellos adolescentes que estén en conflicto con la justicia.”
Michelle Bachelet, discurso presidencial del 21 de mayo del año 2014.
Entre el 21 de mayo del 2013 y el 21 de mayo del año 2014, el discurso presidencial del
entonces mandatario saliente Sebastián Piñera y posteriormente, del discurso inaugural del
gobierno de Michelle Bachelet, se advierten diferentes énfasis respecto a la consideración
de la política pública hacia la infancia y adolescencia. De la mano de la estrategia
rehabilitante que sutura ambos gobiernos en temáticas de responsabilidad penal
adolescente, sólo varía el énfasis puesto en la prevención del delito y la integración del
ofensor, dos conceptos pertenecientes a regímenes penales distintos pero puestos al servicio
de un mismo objeto, a saber, saldar la deuda de institucionalidad en aseguramiento de
derechos para la infancia y adolescencia.1
La diferencia entre énfasis programáticos de ambos mandatos, revela sin embargo, efectos
no sólo semánticos sino también políticos respecto al gobierno de la infancia. Es
precisamente en el campo de lo político, donde las apuestas conceptuales de prevención e
integración adquieren alcances distintos, desplegando de esta manera, procedimientos y
normativas específicas según el interés de los/as actores que definen la intervención en
población infanto-juvenil.
1
Para mayor detalle de la brecha entre los derechos nominales de la infancia y adolescencia y el ejercicio
efectivo de derechos, remitirse al documento informativo del Observatorio Nacional de los Derechos de la
Niñez respecto de esta stuación. http://observatorioninez.consejoinfancia.gob.cl/wp-
content/uploads/2018/01/Informe-Monitoreo-Derechos-2017-del-04-del-01.pdf
La cuestión del gobierno de la infancia, suscita entonces, la necesidad de comprender los
desplazamientos entre las distintas propuestas gubernamentales no en función de su
aparente contradicción programática prevención/integración y represión/reinserción, sino
en la constante estrategización2 (Foucault, 2012) de los discursos y dispositivos que operan
en la implementación de la política social para la infancia y la adolescencia.
2
En relación con el análisis estratégico del poder, Gilles Deleuze (2007) refiere en la entrevista titulada
“Deseo y placer” “(…) un campo social no se define por sus contradicciones (…) la sociedad se mueve por
estrategias, <<estrategiza>>” (p.125).
3
El documento refiere: “Las menores reincidencias se observan en el PLE que, para los 12 meses están en el
orden del 30% versus los otros dos programas (PLA y SBC) que exhiben cifras en el orden del 40%, con 10
puntos diferencia.“ Revisado en http://www.dipres.gob.cl/597/articles-149540_r_ejecutivo_institucional.pdf
Si bien los datos exhibirían cierto éxito a nivel institucional, nuestra atención se centra en el
contenido de la intervención, en la cual una mixtura entre abordajes cognitivos, sociales y
de gestión tienen lugar para configurar el manejo de caso, la intervención en función de un
elemento central, como lo es, una diferenciación por riesgo de reincidencia, coincidente con
esfuerzos de predictibilidad y tratamientos psicosociales de la desviación juvenil.
De lo anterior, apostamos por una analítica del riesgo como matriz conceptual sobre la cual
se desplegarían diversas y múltiples técnicas y estrategias de intervención con población
infanto-juvenil, matriz que una vez presente en la normativa técnica para el trabajo con
adolescentes infractores de ley, ha cobrado especial relevancia por su intención predictiva y
45
explicativa (Serin & Lloyd, 2017) del fenómeno de la delincuencia juvenil, mediante el
modelo de riesgo, necesidad y capacidad de respuesta –RNR, en sus siglas- en suma, junto
al proceso de responsabilización que busca la génesis penal del dispositivo, el riesgo
constituiría una tecnología de gobierno sobre la población atendida, cuyo propósito sería no
sólo implementar estrategias correccionales, sino también, generar condiciones de auto-
vigilancia que se traducen en la responsabilización de las conductas –Rik Peeters (2017)
6
llama manufactura de la civilidad a estas tecnologías del yo en contextos de política
social neoliberal- en conjunto con un proyecto de reinserción social.
La estructura del presente desarrollo conceptual del concepto de riesgo y los avatares de la
intervención psicosocial, son definidos en cuatro capítulos, que a modo de
contextualización y análisis, pretenden inducir la problematización del riesgo y las prácticas
de gobierno asociadas al dispositivo LAE como tecnología de gobierno en constante
experimentación y actualización a través de abordajes cognitivos y psicosociales que
intervienen en la intervención con adolescentes infractores de ley.
4
Carleton University (2017).
5
(inédito) Documento técnico canadiense sobre el modelo de intervención RNR, “Understanding the Risk
Need, Responsivity (RNR) model and crime desistance perspective and integrating them into correctional
practice.” Revisado en (https://carleton.ca/cjdml/wp-content/uploads/Crime-desistance-and-RNR-final.pdf)
6
“Responsabilisation as behavioural power, however, requires the cooperation of social actors and street-
level workers (…) Responsabilisation is often associated with ‘governing at a distance” (p.10).
La primera entrada al texto, consta del recorrido histórico de la intervención social como
ejercicio vehicular de institucionalidad para las clases populares, vastas a principios del
siglo XX. La demanda por Estado y la irrupción de la organización obrera en diversos
campos productivos generará una constante reinvención del enclave estatal, cuyas
consecuencias, abordan tanto la estructura política como sus alcances y objetivos en el
protagonismo del Estado, de esta manera, una revisión histórica del rol de bienestar al
subisidiario, marca el tránsito (acontecimental y desterritorializador) de los modelos
económicos desarrollistas, a la intensificación del neoliberalismo en el cuerpo social,
afectando precisamente, el objetivo de la intervención social y las estrategias de
disminución de la pobreza.
Durante la álgida primera mitad del siglo XX, la cuestión del gobierno o de la
gobernabilidad releva un importante proceso sociopolítico para el país en virtud de la
dinámica de sucesiones, golpes de estado y reivindicaciones que caracterizan la naciente
democracia presidencialista, consolidándose en la figura de Arturo Alessandri, un nuevo
paradigma de acción política (notablemente, desarrollos en la protección social y fomento a
la industria). En tiempos de revoluciones y de fuerte demanda por mejoras en las políticas
de salud, trabajo, vivienda y educación, el sujeto proletario es protagonista mediante su
organización estratégica, el auge de cooperativas mutuales y otras agencias económicas
autogestionadas desde el mundo obrero (Artaza, 2014; Garcés, 2004), le permite al
proletariado una fuerte presencia en el campo político chileno, inédito en base a su
articulación en distintos sectores productivos del país, develando la vinculación política-
sociedad en base a las demandas por la subsistencia, cuyo resultado establece una demanda
por el accionar del Estado, cuando las sociedades de beneficencia y filantropía no bastaron
para mitigar los efectos de la “cuestión social”.
Esta articulación presentaría hasta mediados del siglo XX, una intensificación del Estado y
una ampliación de su influencia en sectores que otrora quedaban bajo relaciones
contractuales entre los actores económicos (trabajador y contratista), por cuanto mediante la
organización política de las clases populares, el orden social sería configurado desde
dimensiones gubernamentales cooptadas bajo la figura de la policía, tecnología que
incorpora conocimientos específicos sobre las formas de vida populares, a la vez que
interviene sobre las mismas.7
7
“Si las racionalidades políticas hacen ingresar a la realidad en el dominio del pensamiento, estas
tecnologías de gobierno intentan traducir el pensamiento en el dominio de la realidad y de establecer “en el
mundo de las personas y las cosas” espacios e instrumentos para actuar sobre esas entidades sobre la que
sueñan y especulan” (Rose & Miller, 1990 en Sozzo 2014 – traducción del autor).
La gobernabilidad se convierte de esta manera, en materia de conversación en salones de la
aristocracia y la elite financiera. En base a las demandas del sector precarizado, se disponen
una serie de medidas estatales para el mejoramiento y aseguramiento de las condiciones en
materia de trabajo y salud, fortaleciendo asimismo, la educación primaria, se desplaza de
esta manera, de una lógica de caridad y filantropía hacia una cuestión de Estado, la pobreza
y las condiciones materiales de subalternos deviene en objeto de gobierno dada las
necesidades de mejoramiento de la fuerza de trabajo de primera línea.
Será quizás, que durante la primera mitad del siglo XX, la transformación del Estado en
cuanto su administración y su línea de acción política, introducirá el concepto estratégico
de riesgo como matriz de intervención social que se actualizará en otros campos de
efectuación a la par de la institucionalización de la seguridad social hasta 1973. Beneficios
que, sin embargo, se mantendrán o disminuirán durante la década del 50 y 60, en razón del
agotamiento del modelo protector y del gasto social por los “costos” económicos que
requiere la inversión en el campo social, de esta manera “La profundización de la
democracia en términos de la inclusión de grupos sociales que adquieren representatividad
y demandan beneficios colisiona con una base económica que no da abasto para tales
demandas. La falta de desarrollo económico, históricamente atribuido a la inestabilidad de
las exportaciones y baja capacidad de inversión de las clases propietarias, encontraba
ahora bases en las insuficiencias del modelo de sustitución de importaciones.” (Larrañaga,
2010; p.31).
En este escenario, y bajo los lineamientos generales de las políticas de prevención del delito
y las reglamentaciones tanto internacionales como locales respecto a la justicia juvenil, el
trabajo del delegado como figura de intervención y acompañamiento en orden a claves de
orden psicoeducativas y sociojurídicas, busca identificar y potenciar los recursos personales
del adolescente, en consecución de gestionar la reinserción social mediante un trabajo
integral que comprende, tanto al sujeto como a su red afectiva y el entorno territorial,
desplegando para ello, la comprensión del adolescente infractor de ley a través de diferentes
paradigmas que sugieren contar con baterías evaluativas basadas en evidencia, las cuales en
su mayoría, resultan importadas de experiencias internacionales de reinserción social de
población en conflicto con la ley.
Para la consecución del manejo de caso, precisa para su adecuada ejecución, una
vinculación significativa, con el sujeto de intervención, siendo definido desde las
orientaciones técnicas como: “Entrega a los/las adolescentes orientaciones y directrices
claras que les permitan incorporar normas y reglas básicas de convivencia. Realiza un
refuerzo positivo a los/as jóvenes cuando logran el objetivo planificado favoreciendo la
reparación y el desarrollo de comportamientos prosociales. Contiene y responde a los
requerimientos emocionales identificando las necesidades subyacentes a los
comportamientos de los sujetos de intervención y procura brindar espacios de expresión y
desarrollo de la emotividad” (SENAME, 2012) movilizando de esta manera afectos e
imaginarios que operan tanto a nivel inconsciente como intencional de manera
transferencial en el proceso de atención, la implicación de la figura del delegado/a procede
mediante el establecimiento de regulaciones y transmisiones de normatividades que
permean el proceso de intervención psicosocial.
Sin embargo, y ante el giro evaluativo que desde el 2015, el Servicio como el Ministerio de
Justicia inauguran con el denominado Plan RPA8, la demanda por los resultados9 de los
logros de la intervención con AIL, ha generado una serie de medidas y oficios que pone
énfasis en cuanto al carácter managerial de la sanción penal (Brandariz García, 2016;
Osborne & Gaebler, 1995), relevando la noción de diferenciación y la introducción de una
nueva batería de dispositivos de evaluación e identificación de niveles de compromiso
delictual, aumentando de esta manera, el trabajo y registro administrativo (registros,
verificadores, evaluaciones de logro, etc.).
La exigencia por contar con los procedimientos y registros actualizados en una creciente
tendencia a la gestión, ha re-configurado la labor del profesional en orden a evaluar los
riesgos en razón a cumplir con el carácter procedimental de la sanción. El seguimiento de
instancias ministeriales a programas de intervención psicosocial, produce una
intensificación del control en función a poblar la estadística que servirá para efectos
evaluativos, difuminando de esta manera, la función “social” del trabajo realizado por
los/as profesionales.
8
Discurso Cuenta Pública Ministerio de Justicia realizado por exministra Javier Blanco, durante el año 2015
http://www.minjusticia.gob.cl/reinsercion-social/plan-rpa/
9
http://www.evaluaciondelaley.cl/foro_ciudadano/site/artic/20150406/asocfile/20150406123747/informe_
ejecutivo_20_084conportada.pdf
Objetivos de la investigación
a) Objetivo General
b) Objetivos específicos
De manera tal que podamos abordar tanto el contenido como las formas de estas tensiones,
es que pretendemos:
Luego del planteamiento del problema y los objetivos propuestos para producir conocimiento
coherente con la situación descrita y la propuesta teórica y metodológica del proyecto, definir la
hipótesis plantea también, la problematización por la propia experiencia del investigador, en virtud
de encontrarse en posición de interventor/investigador, es que esta doble función le permite contar
con una aproximación in situ respecto a las tensiones (continuidades y resistencias) a las que se
enfrentan equipos de intervención con población en conflicto con la ley penal.
Sujetos a derechos
A partir de la puesta en marcha de la ley 20.084 (CHILE, 2005; 2015) que versa sobre la
ley de responsabilidad penal adolescente (RPA, en adelante) y el monitoreo de su
aplicación, el Estado chileno cumplía una larga deuda con los convenios internacionales, a
los cuales el país adscribe durante principios de la década de los 90’s 10
en materia de
justicia juvenil que derivan de la convención internacional de los derechos del niño y niña
(en adelante por sus siglas CIDN). La promulgación de las Directrices de Naciones Unidas
para la prevención de la delincuencia juvenil (RIAD) y las reglas mínimas de Naciones
Unidas para la administración de justicia de menores (conocidas como reglas de Beijing),
exigen a los países firmantes la modernización de los sistemas penales referidos a la
población infanto-juvenil, de manera de velar por los derechos adquiridos mediante la
convención y respetar los acuerdos internacionales en la materia.
10
http://unicef.cl/web/convencion-sobre-los-derechos-del-nino/
que fomenta la tercerización de la ejecución de sus líneas programáticas mediante la
subvención (Ley 20.03211) a instituciones colaboradores del Servicio Nacional de Menores,
situación que ejemplifica este doble vínculo, por un lado entre penalidad y protección de la
niñez, y en seguida, como la privatización continua del aparato público.
12
Para revisión de la doctrina en profundidad en su marco jurídico,
http://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/129670/Protección-jurídica-y-social-de-la-
infancia.pdf?sequence=1
13
http://bcn.cl/1uyd5
14
Artículo 16° Los menores de dieciocho años sólo LEY 19343, podrán ser retenidos en las Comisarías o
Art.1°, a) Subcomisarías de Menores, en un Centro de Tránsito y. Distribución, en un Centro de Observación y
Diagnóstico o, en aquellos lugares en que estos últimos no existan y sólo tratándose de menores que
pudieren ser sometidos a examen de discernimiento, en algún establecimiento que determine el Presidente
de la República, en conformidad con lo establecido en el artículo 71 de esta ley.
15
http://www.unicef.cl/web/wp-content/uploads/doc_wp/Manual_LRPA_Web_c.pdf
al sujeto sobre ella, la minoría de edad sería tratada en razón de una racionalidad mínima,
cuya finalidad es la pericia como sutura de áreas del conocimiento legal y biológico
(Foucault, 2001; p.39)
Los saberes dispuestos para probar tal racionalidad o autoría, incorporan tanto una mirada
médica de la organización mental basado en el modelo de enfermedad, como de una
psicología que permita examinar el grado de autoría y conciencia respecto al hecho
delictual y sus consecuencias. Respecto a este mecanismo probatorio, Foucault apunta “la
pericia permite pasar del acto a la conducta, del delito a la manera de ser, y poner de
relieve que esta última no es otra cosa que el delito mismo, pero, en cierto modo, en el
estado de generalidad en la conducta de un individuo” (Foucault, 2001; p.29) Podríamos
entonces, sugerir que en ambas estrategias de probación de autoría, el decir veraz, requiere
de su traducción jurídica y habilitada mediante los saberes psi que permitirían la
emergencia de la minoridad entre la ley y una pliegue de la subjetividad vista mediante su
carácter legal.
Estos principios podemos definirlos junto con Victor Florían como una “existencia de
morales con pretensión universalista constituidas por normas, códigos, con énfasis en la
autoridad, el cumplimiento de prescripciones, la sanción y el castigo; y morales de
orientación ética en las que los individuos se constituyen ellos mismos como sujetos de
conducta moral” (Florián Bocanegra, 2006; p.64). La responsabilidad entendida entonces
como código de conducta y reflexividad que mediante la formalización de la transgresión
jurídica, genera un cuerpo propio para advenir como sujeto infractor.
El quid del problema en su comprensión molar seria a nuestro entender, identificar a través
de qué medios, la problematización de la niñez en riesgo, incorpora en su tratamiento
técnicas y saberes que configuran un paradigma naciente en el cual el sujeto contaría con
los recursos y competencias para asumir el desafío de revertir esa situación. El estatuto del
individuo cobra un sentido otro que aúna la comprensión moral del sujeto liberal en un
contexto económico (homo economicus) del cual puede usufructuar mediante su mérito y
esfuerzo, ambas ficciones políticas que establecen la inteligibilidad del cambio social en su
vertiente neoliberal y que consistiría en un vector de gubernamentalización de estas
poblaciones excedentales, se constituye así, la pobreza como responsabilidad individual.
Sin embargo, no es nuestra intención aquí el arriesgar una analítica de los regímenes
morales y político que actualizan los puntos de apoyo, variaciones y devenires de la política
social destinada a la población infanto-juvenil, nuestro objetivo de reflexión por el
contrario, carece de tal ambición, precisa de otro modo, una problematización respecto al
cuerpo legal y técnico que sustenta la intervención psicosocial con una población específica
y fuertemente individualizada como lo son adolescentes en conflicto con la ley.
La constitución de un campo institucional y de una continua demanda por los resultados
obtenidos de esta intervención, re-lanza la cuestión del doblez político que opera en la
intervención social y que no remite a un contenido valórico-sin negar el carácter pastoral de
su ejercicio- sino que a través de sus efectos apostamos por identificar su propio régimen de
verdad y a la vez, nuestra apuesta de análisis: el gobierno de las conductas a través de
tecnologías específicas de poder sobre la infancia y la juventud.
Deborah Lupton (1999), identifica tres enfoques distintos respecto al concepto de ‘riesgo’,
siendo uno cultural-simbólico a través de los trabajos de la antropóloga Mary Douglas, una
segunda corriente producida en sociología a través de la llamada ‘sociedad del riesgo’,
elaboradas por Ulrick Bech (1998) principalmente, y con desarrollos posteriores por
Giddens. Finalmente, la autora refiere la existencia del riesgo como campo de estudios de la
gubernamentalidad, donde la elaboración del problema de gobierno realizada por Foucault,
específicamente los tres cursos realizados en el College de France entre los años 1977 y
1980 (2006; 2007; 2014) es continuada por otros autores, en relación con estrategias de
gobierno de la población mediante discursos del riesgo.
En relación con estas tres principales matrices explicativas respecto al fenómeno del riesgo,
desde el campo de la gubernamentalidad, se pone en juego la pregunta respecto del “cómo”
las tecnologías, saberes, prácticas y discursos del riesgo operan en la regulación de la
población, en vez de limitarnos a rastrear la naturaleza o los orígenes del riesgo. En este
sentido, un paradigma del riesgo presenta vectores heterogéneos respecto a distintas
disciplinas que configuran una temática inscrita en el cuerpo social.
Es precisamente, nuestro objetivo poner en juego una analítica del riesgo en cuanto sus
efectos para la intervención psicosocial. Traducción de la pobreza, la exclusión y del delito
en narrativas personales de habilitación y protección, así como de eficiencia en la
utilización de los recursos estatales, los factores de riesgo disolverían el carácter cerrado
sobre el individuo o la estructura, configurando un campo de variables implicadas en la
entrada o salida en determinadas situaciones, la estrategia del riesgo funciona entonces,
descentrada del sujeto, control y predictibilidad tanto de la situación como de la conducta.
La focalización en ambas instancias descansa sobre la figura del infractor y “sus” factores
de riesgo en cuanto reincidencia delictual. No refiere únicamente sobre el sujeto sino
también de su interés. La sutura entre el modelo correctivo/terapéutico y el
disciplinamiento carcelario, recae en la construcción de la responsabilidad como matriz por
la cual el riesgo se encontraría actualizando vía intervención social, una estrategia de
gobierno, al respecto Pat O’Malley acentúa en cuanto “los riesgos no son considerados
como intrínsecamente reales, sino como una modalidad particular en que los problemas son
visualizados o “imaginados” y enfrentados… se trata de una técnica estadística y
probabilística” (O’ Malley, 2006; p.31). El concepto de penal governance utilizado por la
literatura criminológica anglosajona respecto de la gubernamentalidad penal (Gray, 2013;
Hannah-Moffat, 2005 y 2001, Pavarini, 2006), describe un conjunto de prácticas y
discursos heterogéneos en materia penal los cuales relevan el riesgo y los ensamblajes entre
técnicas y racionalidades, que hacen de la infracción objeto de conocimiento, los
procedimientos legales, son de esta manera, tratados bajo una analítica que distribuye
imaginarios y saberes en relación con la ley y la norma.
16
http://images.elmercurio.com/MerServerContents/NewsPaperPages/2013/ago/08/MERSTNA012CC080y8_
450.jpg
17
http://www.dipres.gob.cl/595/articles-149540_r_ejecutivo_institucional.pdf
carácter económico, residuo de la financiarización del lenguaje público y de la adopción del
registro posfordista, en la gestión de las poblaciones.
Uno de los modelos que tiene mayor difusión en nuestro país, refiere al riesgo, necesidad y
responsividad o capacidad de respuesta, utilizado en materia de infracción penal.
Desarrollado por los psicólogos canadienses Don Andrews y James Bonta (2011). El
modelo apunta a integrar distintas teorías de la delincuencia juvenil, así como de
experiencias en el trabajo con factores de riesgo, factores protectores y redes asistenciales
de la comunidad. Definen, asimismo, dos dimensiones que operan como matriz de
intervención, factores dinámicos del involucramiento en delitos y factores extáticos, el
primero refiere sobre elementos situacionales y contingentes del proceso de desviación
mientras los segundos, refieren a la cronicidad de la conducta criminal y elementos que
mantienen la perpetuación de la validación de infracción.
La dimensión inmanente que caracteriza estos modelos, delimita el análisis en relación con
su efectuación en el cuerpo social, de modo que el desfase entre el proceso sociotécnico del
cual emergería el dispositivo securitario respecto a la adolescencia y la función gestionaría
de riesgos, no permite al contrario de nuestro objeto de estudio, preveer situaciones futuras
o mutaciones del paradigma del riesgo. Nuestra intención consiste, en detrimento de la
función de predictibilidad y gestión que ha caracterizado a la tecnología de riesgo en la
intervención psicosocial, del análisis de los conjuntos técnicos y disposicionales que
componen las agencias de control penal juvenil en el país de manera de develar no sus
causas sino su funcionamiento, estrategia de contra-saber disciplinario que nos permite
reconstruir de manera crítica, las trayectorias del discurso neoprudencialista, que oculta su
vinculo con prácticas de castigo y control, bajo la ficción legal del derecho de menores.
Metodología
Con la finalidad de indagar en tales prácticas y discursos que conforman la narrativa penal
en la intervención psicosocial, el diseño metodológico de la presente investigación,
considera dos momentos distintos y simultáneos en la construcción del caso. Tal
consideración dice sobre la relevancia del material disponible respecto a la normativa
técnica (enfoques, instrumentos, orientaciones), cuya documentación responde al qué y al
cómo de la intervención con adolescentes infractores de ley. De igual manera, el análisis
documental permite la organización temática de documentos de carácter técnico, a la vez
que descodifica las líneas de fuerza que componen la apuesta política –normativa- de tales
orientaciones para la intervención.
Elementos metodológicos
Dado que nuestro interés radica en la identificación de una analítica de las prácticas, estas
se encuentran situadas y presentan cierto tipo de historia respecto de su intervención en el
campo de la delincuencia juvenil. La normativa técnica de la implementación de la Libertad
Asistida Especial, presenta un lugar estratégico dentro de la gama de sanciones/programas
que trabajan con adolescentes infractores de ley, siendo una sanción-frontera entre las
condenas en medio libre y las condenas privativas de libertad. Siendo el PLAE (Programa
de Libertad Asistida Especial) la sanción más gravosa que los/as adolescentes deben
cumplir en libertad.
Este carácter estratégico dentro del ambiente jurídico, es nutrido por estrategias de
intervención orientadas a responsabilizar al sujeto en su medio, con sus recursos y
necesidades. Se despliegan en este escenario, una serie de prácticas y discursos que van
desde la reinserción social hasta el carácter punitivo en caso de quebrantamiento de la
condena, caso que comúnmente termina con la privación de libertad. El carácter de frontera
de la sanción, exige pensar la sanción de acuerdo a su gravedad y también en su
especificidad, donde el enfoque de riesgo, necesidad y capacidad de respuesta, vendría a
dar explicación de la conducta antisocial, además de proveer herramientas para trabajar
sobre el riesgo de reincidencia delictual, consolidar el desistimiento de la conducta
infractora y habilitar mediante la reinserción social.
Para el análisis se dispondrá del software Atlas-Ti, de manera de generar una revisión de las
entrevistas, organizando y distribuyendo las categorías emergentes respecto a la normativa
técnica y las prácticas de gobierno, construyendo relaciones de semejanza y de resistencia
según la posición discursiva de los profesionales. Esto será reforzado por las notas de
campo, de manera de comprender una tridimensionalidad del “dato”, siendo, la normativa
técnica y el análisis documental, las entrevistas y focus con los profesionales y la
observación etnográfica del investigador, constituyendo de esta manera, un ejercicio de
análisis a contrapelo esté dispuesta la información.
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