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Episodio 9 - La Transmisión de la Escritura

por

Marcelo Sánchez

Marcelo Sánchez
marcelosanchez81@live.com
Jueves 03 de Mayo de 2018
INTRODUCCIÓN
Bienvenidos a El Legado de Westminster. Únanse al pastor
Marcelo Sánchez en un breve estudio diario de los documentos
teológicos producidos por la Asamblea de Westminster.

BIENVENIDA
Hola hermanos, les doy la bienvenida al noveno episodio del
podcast “El legado de Westminster”. Hoy es viernes 04 de
mayo. Ayer fue mi aniversario de matrimonio, así que no tuve
tiempo para grabar el episodio, pero hoy volvemos al aire. En
este episodio vamos a hablar sobre la doctrina de la
Transmisión de la Escritura basados en el párrafo 8 de
Capítulo 1 de la Confesión de Fe de Westminster.

TEXTO CONFESIÓN

Este párrafo dice así:

8. El Antiguo Testamento fue escrito en el idioma


hebreo (que era la lengua del pueblo de Dios desde
tiempos muy antiguos) y el Nuevo Testamento fue
escrito en el idioma griego (que era un idioma muy
conocido por todas las naciones de aquel entonces). El
Antiguo Testamento en hebreo y el Nuevo Testamento en
griego, siendo directamente inspirados por Dios y
conservados puros en todos los tiempos por su singular
cuidado y providencia, son por lo tanto auténticos.
Por esta razón, en toda controversia religiosa, la
iglesia debe apelar a ellos. El pueblo de Dios tiene
derecho a las Escrituras y también tiene interés en
ellas. Es más, se le ha ordenado leerlas y
escudriñarlas en el temor de Dios. Pero como los
idiomas originales de las Escrituras no son conocidos
por todo el pueblo de Dios, éstas deben traducirse al
idioma vernáculo de toda nación a donde lleguen. Esto
tiene como finalidad que la Palabra de Dios more
abundantemente en todos, para que adoren a Dios de
manera aceptable, y para que tengan esperanza mediante
la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras.

LA TRANSMISIÓN DE LA ESCRITURA

Este párrafo nos va a hablar del cuidado que Dios ha tenido


al hacer que la Biblia llegue a nosotros. Comienza afirmando
que la Biblia es inspirada tanto el Antiguo como el Nuevo
Testamento (En el Episodio 3 ya hablamos sobre la doctrina de
la Inspiración de la Escritura). Nos dice que el Antiguo
Testamento fue dado en hebreo, la lengua de Israel, y el
Nuevo Testamento en griego, la lengua hablada por la mayor
parte del mundo conocido en su época.
Es importante notar que este párrafo está respondiendo una
afirmación de la Iglesia Romana. Para esa iglesia los textos
hebreos y griegos estaban corrompidos, pero la versión
Vulgata, en latín, era la Biblia que debía ser leída por la
iglesia.

Dios, entonces, inspiró a los autores bíblicos y el producto


de su trabajo en una Biblia inspirada y sin errores.

Pero Dios no solo inspiró la Biblia, dice la Confesión. Él


también la ha cuidado providencialmente para que ella se
mantenga pura durante el tiempo. Muchos hoy creen en la
inspiración e inerrancia de la autógrafa (el texto original
escrito por los profetas y apóstoles), pero no creen que la
transmisión del texto nos permita saber qué decía ese texto
original. Desde el nacimiento de la idea de la reconstrucción
del texto bíblico a partir de muchos posibles textos (cosa
que parece armar un rompecabezas) el nuevo testamento griego,
en su edición crítica, ya ha pasado por 28 ediciones. Cada
una de ella suponiendo ser la más semejante al texto
original.

La enseñanza de la confesión es que Dios ha mantenido pura la


Escritura. Los reformadores, como los autores de la
Confesión, creían que esta versión que Dios había mantenido
pura es el Texto Recibido (también llamado textos receptus).
Algunos estamos esperando que la Sociedad Bíblica
Trinitariana publique pronto la actualización de la Biblia
Reina Valera de 1909, que traduce el texto recibido. Sin duda
ese será un excelente recurso para la iglesia hispana.

Ahora, si Dios preservó los textos tal como fueron escritos


entonces son ellos los que deben ser consultados ante
cualquier diferencia doctrinal. Ellos son el estándar. Por
esto todo buen intérprete de la Escritura debe estar
familiarizado con los idiomas originales y ellos deben formar
parte de todo curriculum de los seminarios cristianos.

Pero no todas las personas pueden tener acceso a aprender


estas lenguas. ¿Cómo lo deben hacer? El párrafo continúa y
nos dice que ya que todos los creyentes tienen el derecho y
la necesidad de leer la Escritura, ella debe ser traducida a
los lenguajes comunes de la gente.

Parte de la tarea de todo misionero es traducir la Biblia al


lenguaje de la gente donde él va. Esta es una costumbre que
viene desde los reformadores. Lutero tradujo la Biblia al
alemán. Antes de él, Wycliff la tradujo al inglés (aunque
esto le significó, en parte, a muerte). Casiodoro de Reina,
un estudiante de Calvino, terminó de traducir la Biblia al
español en 1560. Esta traducción es llamada La Biblia del
Oso.
¿Por qué es necesaria la traducción? El final de este párrafo
responde diciendo que es necesario que todos los pueblos
tengan la Biblia en su lenguaje para que ella abunde en los
corazones de los cristianos. Para que ellos puedan adorar a
Dios como corresponde (como Dios lo ha ordenado) y para que
tengan esperanza por medio de la paciencia y el consuelo.
Esta afirmación hace eco de lo que en los Catecismos llaman
el “fin principal del hombre”, que es glorificar a Dios y
gozar de Él para siempre.

DESPEDIDA
Muchas gracias por escuchar este episodio y desde ya quedan
invitados a seguir escuchando nuestro podcast. El lunes, si
Dios quiere, vamos a hablar del noveno párrafo, que habla de
la Interpretación de la Escritura. Si le gustó este episodio
por favor compártalo en las redes sociales.

Este podcast, “El legado de Westminster”, llega a ustedes


gracias a la Iglesia Presbiteriana Reformada en Chile.
Búsquenos www.presbiterianareformada.cl y en nuestros
perfiles en las redes sociales.

Hasta mañana. Dios les bendiga.

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