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ILÍADA: ANÁLISIS DEL CANTO VI.

“COLOQUIO DE
ANDRÓMACA Y HÉCTOR”
Introducción
El canto VI nos presenta el coloquio o diálogo que mantienen Héctor, héroe y príncipe troyano y su esposa
Andrómaca. Este encuentro se produce en el contexto de la guerra. El narrador informa al comienzo del canto el
motivo de la visita del héroe a la ciudad: rogar a las mujeres que realicen un sacrificio a Atenea para que aleje a
Diomedes de las murallas, ya que este héroe griego estaba diezmando al ejército troyano.
Durante su periplo, Héctor se irá encontrando con una serie de personajes femeninos que permitirán al
lector apreciar algunas costumbres y valores de la época y al mismo tiempo, a través de su interacción con ellas se
trazará su etopeya, que lo identificará como un prototipo de héroe diferente a los que se pudo apreciar en el primer
canto.
Desarrollo
El narrador relata su llegada a la ciudad tras la cual informa a sus conciudadanos sobre lo que sucede fuera
de las murallas y pide que oren porque el panorama es devastador. Este hecho muestra la sencillez de Héctor, quien a
pesar de ser un príncipe habla de igual a igual con su pueblo, los informa, se preocupa por ellos.
El primer encuentro lo mantiene con su madre, Hécuba. El mismo está precedido por una descripción del
palacio de Príamo: “provisto de bruñidos pórticos – en él había cincuenta cámaras de pulimentada piedra, seguidas,
donde dormían los hijos de Príamo con sus legítimas esposas, y enfrente dentro del mismo patio, otras doce
construidas igualmente con sillares donde se acostaban los yernos de Príamo y sus castas mujeres – “ . La poligamia
de Príamo era legendaria, y con este panorama (las esposas ilegítimas y sus hijos) debía convivir Hécuba, una
situación normal para las mujeres de la época. Las primeras palabras de la reina a su hijo demuestran su experiencia
y conocimiento sobre la guerra, de ello surge su intuición sobre lo que está ocurriendo: “¿Por qué has venido,
dejando el áspero combate? Sin dudas los aqueos, de aborrecido nombre, deben estrecharnos combatiendo
alrededor de la ciudad”. Para las mujeres, la guerra era algo cotidiano, ya que ésta era una de las principales
actividades de esta sociedad.
El siguiente acto de Hécuba refleja su actitud protectora, le ofrece vino a su hijo para que recobre las fuerzas
y lo libe a Zeus. El rol de madre se mantiene aún cuando sus hijos son adultos, sobre todo lo que tiene que ver con el
cuidado de los hijos. El areté 1 de Hécuba se completa con su demostración de conocimientos religiosos al ofrecer un
sacrificio a Atenea.
Por otra parte, en la respuesta de Héctor también se destaca el conocimiento y la devoción religiosa: “No me
atrevo a libar el negro vino en honor a Zeus sin lavarme las manos, ni es lícito orar al Cronión, el de las sombrías
nubes, cuando uno está manchado de sangre y polvo”.
El segundo encuentro que tiene Héctor se produce en el palacio de su hermano Paris, a quien busca para
exigir que regrese al combate, este personaje, antagónico, servirá para resaltar sus cualidades heroicas. Allí se
encuentra con Helena, la causante del conflicto. El narrador sitúa a Helena entre sus esclavas “que, sentada entre
ellas ocupábalas en primorosas labores”, este hecho marca una diferencia con respecto a las otras mujeres, y de
hecho la hace su antagonista: mientras las demás se muestran activas, preocupadas por la situación de los guerreros
troyanos, ella en cambio se preocupa por los quehaceres domésticos. Helena representa el prototipo de mujer de la
época en el sentido de que aparece confinada al ámbito doméstico, no se vincula con la actualidad de su entorno
Sus palabras se oponen su actitud: “ !Cuñado mío, de esta perra maléfica y abominable! Ojalá que cuando mi
madre me dio a luz, un viento tempestuoso me hubiese llevado al monte o al estruendoso mal antes que tales hechos
ocurrieran. Y ya que los dioses determinaron estos males, debió tocarme un varón más fuerte (…) Éste ni tiene
firmeza de ánimo ni la tendrá nunca, y creo que recogerá su debido fruto”. En su discurso predomina el

1
Areté: ideal de perfección. Condiciones que debe cumplir un hombre o una mujer en la sociedad griega.
arrepentimiento y los reproches hacia sí misma y hacia Paris, en la etopeya que traza de éste, es posible ver su
cobardía y la falta de responsabilidad sobre sus actos, en cambio su hermano es valiente, pelea por su pueblo y paga
el precio de los errores que ha cometido su hermano. Incluso en su respuesta a Paris y a Helena, Héctor demuestra
que es además justo y misericordioso con su pueblo al reclamarle a su hermano que por su causa “los hombres
perecen combatiendo al pie de los altos muros de la ciudad”. Pero por otra parte, sabe que la guerra trasciende la
responsabilidad de su hermano y su cuñada, es una disposición del destino:”ignoro si volveré de la batalla o los
dioses dispondrán que sucumba a manos de los aqueos”.
Luego de hablar con ambos, Héctor va en busca de Andrómaca, el encuentro se aplaza porque ella no se
encuentra en su palacio, esto colabora para crear expectativa en el lector.
La actitud en que Héctor encuentra a su esposa es totalmente sorprendente:”llegó a las puertas Esceas, -
por allí había de salir al campo de batalla - , corrió a su encuentro su rica esposa Andrómaca (…) Acompañábale una
sirvienta llevando en brazos al tierno infante”. A diferencia de Helena, Andrómaca sale de su casa para informarse
sobre lo que ocurre en el campo de batalla, está al tanto de los sucesos de la guerra, hecho que se vincula
directamente con sus funciones como princesa troyana. A estos aspectos se le agregan los roles de esposa y de
madre. Otro detalle que impacta es el tono en que habla a su esposo, lo que da cuenta de una relación que rebasa el
matrimonio: en ella se conjuga el amor erótico (eros), la amistad (philia) y la complicidad (ágape). No es una pareja
como las demás de la época sino que presentan una relación cercana al amor romántico y a la concepción
contemporánea del matrimonio. Su unión supera la intención de procrear hijos legítimos, como era costumbre, hay
además un sentimiento de confianza y de igualdad, prueba de ello son las palabras y los consejos que Andrómaca se
permite dar a su esposo: “¡Desgraciado! Tu valor te perderá (…) pon el ejército junto al cabrahígo, que por allí la
ciudad es accesible y el muro es más fácil de escalar (…) ya por tres veces se han encaminado a aquel sitio para
intentar el asalto”. El mayor temor de Andrómaca es la pérdida de su esposo, que significaría además la caída de la
ciudad, teme que sea Aquiles quien lo asesine, ya que fue él quien ocasionó la pérdida de su familia. La naturaleza
de su relación queda resumida en su frase “tú eres ahora mi padre, mi venerable madre y mi hermano, tú mi
floreciente esposo”.
El temor de Andrómaca tiene un paralelo en la respuesta de su esposo: su mayor temor no es la pérdida de la
guerra sino la suerte que correrán ella y su hijo tras su muerte. Esta hipótesis resulta un anticipo de su muerte y del
destino de Troya.
A diferencia de los demás héroes, Héctor muestra su faceta paterna: “tendió los brazos a su hijo, y éste se
recostó, gritando en el seno de la nodriza de bella cintura, por el terror que el aspecto de su padre le causaba:
dabanle miedo el bronce y el terrible penacho”. Se produce un contraste entre la inocencia infantil y la cruda realidad
que representa la armadura de su padre. Éste se preocupa por el futuro de su hijo y expresa el anhelo de que sea
mejor que él: “que digan de él cuando vuelva de la batalla: “¡Es mucho más valiente que su padre!” y que (…)
regocije el alma de su madre”. El coloquio finaliza con el pedido de Héctor a su esposa para que vuelva a su palacio y
se ocupe en las tareas domésticas, esta será su última conversación. El llanto de las esclavas es un anticipo de
desenlace fatal de Héctor, “lloraban a Héctor vivo aún, porque no esperaban que volviera del combate librándose del
valor y de las manos de los aqueos”.
El canto finaliza con el encuentro de Paris y Héctor y un breve diálogo entre ellos. Para describir la forma en
que Paris da alcance a su hermano el narrador utiliza un símil: “Como el corcel avezado a bañarse en la cristalina
corriente de un río…de aquel modo Paris (…) descendía gozoso”. Estas figuras eran utilizadas para compensar la
pobreza lingüística al expresar conceptos abstractos, para ello se los compara con imágenes de la vida cotidianas,
conocidas para los oyentes.

Conclusión
Tras analizar el canto pudimos apreciar los valores y costumbres de las mujeres, confinadas generalmente al
ámbito doméstico, al cuidado de los hijos y a la realización de los rituales religiosos. Entre los personajes femeninos
se destaca a Andrómaca, que por los motivos antes expuestos se diferencia de las demás. También se diferencia a
Héctor de los demás héroes que aparecen en la obra porque muestra facetas más humanas como la compasión y el
sentido de responsabilidad por su pueblo y su rol de padre y esposo amoroso y dedicado, detalles que lo configuran
como el más perfecto y con valores más contemporáneos de todos.

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