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Titulo: La figura del Cantor en las letras del folklore moderno santiagueño

Resumen

La imagen del cantor en la escena del folklore moderno de Santiago del Estero, ocupa
un lugar trascendental, a través del cual se plasman rasgos identitarios en prácticas,
espacios, del intérprete como así también del entramado folklórico del que forma
parte.

El propósito del presente trabajo consiste en descubrir, en una serie de canciones del
conjunto folklórico “Los Carabajal”, los roles ejecutados por los músicos y por la
música, como determinantes en la constitución del imaginario colectivo y de las
manifestaciones cotidianas.

Para ello, se comenzará analizando las representaciones del yo-lirico intentando


interpretar en general la posición determinada del cantor dentro del mapa folklórico
local, y en particular dentro de las obras seleccionadas para el análisis.

De esta forma se pretende dar a conocer la manera en que se constituye el rol del
hablante lirico y su figura, sujeto que enuncia, y cómo se posiciona en torno a las
configuraciones de esos roles.

Introducción

Para encuadrar la figura del cantor en el campo del folklore moderno santiagueño, es
vital reconocer que este cancionero forma parte de un cuerpo más grande como lo es
la música popular, producto cultural difundido y masificado por los grandes medios de
comunicación tradicionales como la radio, televisión, industria discográfica, periódicos
etc.

La multiplicidad de factores que intervienen en esta trama engendran un fenómeno


complejo, en el que la cotidianeidad, las prácticas, los productos populares, ya no son
entendidos en términos esencialistas, sino como partes de un movimiento de alcance
nacional que Ricardo Kaliman (KALIMAN 2003) conceptualiza como Folklore Moderno,
concebido este como las formas que derivan de las prácticas rurales resignificadas en
el ámbito urbano y difundidas por los medios masivos de comunicación.

El escenario de transmisión cultural de las “prácticas hibridas” como lo sostiene


Canclini, se fueron modificando y se convirtieron en espacio de interacción masiva con
un público más vasto, como es el caso de las peñas folclóricas, los festivales de doma y
folclore, como así también de los estudios de grabación en vivo.

Es posible entender al Folklore no solo como el nombre de un género musical


perteneciente a un campo discursivo mayor, sino, además, como una clasificación
silvestre que regula el intercambio discursivo del tipo de música a las que clasifica, y
ante una práctica cultural tradicional que tiene como distintivo la de ser poesía
cantada; por ejemplo en el escenario local son las bagualas, coplas, vidalas, entre
otras.

Luego de dichas especificaciones, se desprenden cuestiones de vital importancia en


cuanto al esquema y a las condiciones de producción, circulación y consumo cultural.
En consecuencia, si bien la gran diversidad de poemas que forman parte del repertorio
del folklore santiagueño fueron escritos (en la mayoría de los casos por poetas
destacados como Felipe Rojas, Pablo Raúl Truyenque, Mario Lescano) su finalidad
excederá la lectura individual-personal, para convertirse en canto ante el público.

Por consiguiente, tomamos como base de que quien compone está inserto en el
género de nuestro trabajo- cantautor, autor, poeta-, escribe pensando ya en la
sonoridad que completará la obra o bien fundamentándose en una armonía antes
compuesta.

Las audiencias de estos productos culturales se constituyen en individuales o


colectivos según el medio de comunicación por el cual circulan, festivales, peñas
folklóricas, estudios de grabación (discos-cd). A este cuadro se vincula la idea de que
tratándose de un género poético, en la obra se cimentan representaciones de los roles
que desempeñan los sujetos de la trama-cantor-audiencia/s- la demarcación de
distintos oyentes, y la conformación de figuras de esos roles y de la posición que ocupa
la música en el entorno social.

Este entramado presenta un cierto grado de complejidad desde el punto de vista


comunicacional, atribuida por una continua apropiación del “yo” fundado en el poema
que se extiende temporalmente en el proceso de la producción, actuación y recepción.
Por un lado, está el autor material del texto, por el otro, en la obra se fundamenta la
enunciación de una primera persona-cantautor-, luego, un cantante (que en algunas
ocasiones concuerda con el ejecutor previamente nombrado) se adjudica ese yo y lo
representa mediante su ejecución, además, posiblemente se origine un
reconocimiento del oyente con el enunciador.

Este encadenamiento de apropiaciones y desplazamientos propende a originar


impacto identificatorio muy fuerte y además, una acentuada ilusión autobiográfica

Probablemente, esta figura del yo poético en su posición de cantor sea una de las
estrategias discursivas que permitan conseguir una identificación entre el cantautor y
el oyente, confirmando y legitimando el lugar del folclorista como representante de la
“expresión popular”. De allí, surge la función escencial del repertorio popular de la
configuración de subjetividades.

Desde una perspectiva relacional, se deben entender estas singularidades en


vinculación a la masividad a la que tienen alcance estos productos, fruto del
desempeño de las industrias culturales, como la radio, el disco, peñas, festivales y
hasta las reuniones familiares en las que se reproducen las “piezas” musicales. De esta
forma, se explicita la diversidad de las audiencias que se familiarizan con este tipo de
música, con la que se sienten representados, y que trasciende las esferas rurales.

Este género refiere a un contrato discursivo fundado en la aceptación de que lo que se


manifiesta por medio del folklore y su literatura es la estirpe nacional y la expresión del
pueblo.

Ricardo Kaliman, asegura que los folkloristas como producto de las tensiones e
intereses que se expresan en el escenario del folklore, emergen de diversos espacios
sociales, muchas veces distintos a los rurales, populares, subalternos, a los cuales
debían representar mediante un conocimiento profundo y acabado de dichas
realidades. (Kaliman, 2001).

como ejemplo en el escenario local la bagualas, la copla,

La categoria folklore constituye un disciplina que estudia las costumbre y tradiciones de un


pueblo, como género musical regula el intercambio discursivo del tipo de música a las que
representa en su clasificación. Como practica cultural se puede decir que existe un tacito
acuerdo en la sociedad en general de que el folklore constituye una característica identitaria a
traves de la cual se expresan de manera cantada la historia, los sentimientos, los deseos de
una comunidad.

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