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Autor: Miriam López Hernández

Dirección editorial: Nathalie Armella Spitalier


Asistente editorial: Vicente Camacho Lucario
Dirección de arte: Alexandra Suberville Sota
Diseño editorial: Emmanuel Hernández López

De mujeres y diosas aztecas


Tomo 1 de la serie Mujer mesoamericana

Esta obra se terminó de editar en el mes de agosto de 2011.

© CACCIANI, S.A. de C.V.


Prol. Calle 18 N° 254
Col. San Pedro de los Pinos
01180 México, D.F.
+52 (55) 5273 2397 / +52 (55) 5273 2229
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www.fundacionarmella.org

ISBN: 978-607-8187-04-1

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la


reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o
procedimiento sin la autorización de los titulares.

Diseño de portada: adaptación de la obra Mujer de sangre azteca


(2011) de Ana Rosenzweig y Paola Villalva.
Prólogo
Como vivimos en una sociedad con una fuerte tendencia hacia el androcentrismo, las
investigaciones académicas sobre la vida cotidiana de las mujeres y su contribución a
las sociedades en las que se ha desarrollado habían ocupado tradicionalmente un lugar
secundario en la Arqueología y la Historia. Sin embargo, desde la segunda mitad del
siglo xx esto ha cambiado paulatinamente. Ahora contamos con innumerables obras en
las que se analiza el papel de las mujeres en las sociedades del México antiguo y se dis­
cute su contribución económica, política y religiosa. En ese amplio abanico de estudios
destaca el trabajo de la maestra Miriam López Hernández, joven investigadora univer­
sitaria, profundamente interesada en esos estudios que hoy se llaman “con perspectiva
de género” y que se ubican en la vanguardia del pensamiento feminista en la academia.

El trabajo que la maestra López Hernández nos presenta tiene varias particularidades:
ofrece una visión integral de las mujeres (analizando el ciclo de vida) y sus aportes a la
civilización mexica (el trabajo doméstico y los oficios que desempeñaron), destacando
que se trataba de una sociedad clasista y, por tanto, se siente obligada a estudiarlas en
sus especificidades, así como en su participación económica, religiosa y política. Enfatiza
que las mujeres tenían una situación distinta acorde a su clase social, identidad étnica,
edad o condición jurídica. Y, puesto que considera que los mexicas lograron construir
un imperio mediante la fuerza de las armas, enfoca su mirada en el análisis de los sopor­
tes ideológicos que sustentaban la doctrina hegemónica de la guerra: la religión, que se
concentraba casi exclusivamente en lo masculino.

El enfoque teórico que adopta esta erudita del mundo femenino mesoamericano es el
materialismo y nos ofrece una mirada crítica a partir de la reflexión en los restos ar­
queológicos que son articulados al conocimiento que se tiene de las fuentes documen­
tales a fin de brindarnos un panorama lo más completo posible de las condiciones de
vida de las mujeres mexicas. Conocedora de la lengua náhuatl, la autora se encuentra
en una posición privilegiada para examinar y explicar los efugios de ese lenguaje y los
códigos que enmarcan las prácticas permitidas y sancionadas a las mujeres dentro de
esa sociedad estatal y jerarquizada.

La maestra López Hernández construye el panorama en el que las mujeres desarro­


llaban sus actividades y aportaciones a su cultura a partir de un análisis científico que
privilegia el conocimiento de las estructuras sociales, políticas, culturales, jurídicas y re­
ligiosas. Anota que era obligación de las macehualtin, mujeres pobres que constituían la
mayoría demográfica, estar al pendiente de la educación infantil, la salud de su grupo
familiar, participar en los ritos religiosos y hacer las contribuciones al Estado en forma
de trabajo doméstico y en productos, entre otros deberes.

Otra virtud de este trabajo es destacar de manera especial el carácter de la atmósfera


ideológica en la que se desarrollaban las prácticas femeninas: el orden religioso. Seña­
la, con este fin, el papel casi marginal que desempeñaron las deidades femeninas en
el panteón mexica, crisol donde se fundieron diversos elementos pertenecientes a las
tradiciones culturales mesoamericanas. De esta fusión surgió el sistema religioso que los
mexicas impusieron a los diversos sectores sociales presentes en la urbe del Altiplano
de la Cuenca de México y a las comunidades políticas sometidas a su poderío.

Con la paciencia, el rigor y el empeño que la caracterizan, Miriam López Hernández ha


logrado articular el análisis de la condición femenina entre los mexicas, los instrumentos
teóricos, la metodología adecuada y los ejemplos más notables para ofrecernos un pa­
norama integral de las prácticas cotidianas femeninas en el contexto de las relaciones de
producción imperantes durante el Posclásico en el Centro de México. De este modo, en
su estudio logra un balance perfecto en su exposición sobre las mujeres y sus activida­
des, vistas desde diversos ángulos: la esfera de la economía, el mundo de la política, los
aspectos de la moralidad, la sexualidad y la vida cotidiana.

La investigación que en esta ocasión nos brinda la maestra López Hernández impli­­có
una tremenda labor de síntesis de datos que provienen tanto del registro arqueológi­
co como de los documentos pictográficos que examinan la vida cotidiana durante
la época prehispánica, y de las fuentes documentales que, estudiadas a través de los
instrumentos de análisis del materialismo y las categorías más recientes de los estu­
dios de género, resultan un aporte de enorme valor para la (re)construcción de la
historia de las mujeres, una historia que había sido, hasta hace medio siglo, negada o
postergada.

Celebramos y recibimos con júbilo este tipo de trabajos que se perfilan como pioneros
en el campo de los estudios de la antropología de las mujeres por la formalidad de esta
empresa académica, su rigurosidad teórica, la seriedad con la que se emprende este
ejercicio metodológico y la escrupulosidad en aseveraciones y sus conclusiones finales.
Un trabajo muy meritorio que servirá de inspiración para que otras estudiosas empren­
dan sus labores de investigación en otros contextos sociales mesoamericanos.

Doctora María J. Rodríguez-Shadow


Dirección de Etnología y Antropología Social, inah
Enero 2011
Índice
7 • Introducción

10 • Ciclos de vida
10 • niñez
Nacimiento: asignación de género
Nombres
Educación
16 • adolescencia
Moral y sexualidad
Vestimenta y peinados
Dentífricos, perfumes y cuidado del cabello
25 • adultez
Matrimonio
Embarazo y parto
35 • vejez

38 • Ocupaciones
41 • pipiltin
43 • macehualtin
46 • labores productivas

53 • Religión
57 • diosas de la antigua tradición mesoamericana
61 • diosas de la tradición azteca-mexica

67 • Conclusiones

69 • Glosario
81 • Citaciones
84 • Bibliografía
92 • Índice de ilustraciones
93 • Créditos fotográficos
Introducción
E l interés del presente texto es mostrar la condición social en la que vivía
la mujer mexica. A través de un recorrido por las distintas etapas de su
vida se analizarán los posibles destinos que le eran conferidos por las normas
e ideales de comportamiento de su sociedad.

Los ámbitos de acción en que se desarrollaba su existir diferían de los del va-
rón, ya que su condición estuvo determinada por el conjunto de relaciones
de producción, reproducción y por todas aquellas en que se encontraba in-
mersa, independientemente de su voluntad; además, por las formas en que
participaba en ellas a través de instituciones políticas y jurídicas que la con-
tenían y normaban, y por las concepciones del mundo que la definían. Esto
generó una serie de circunstancias, cualidades y características esenciales que
definieron a la mujer como un ser social y cultural genérico.

De esta manera, su condición femenina no fue homogénea en toda su am-


plitud. Su estatus pudo variar según su clase, edad, y características indivi-
duales. Es decir, el trato y sus vivencias difirieron si la mujer era noble o si
era mujer del pueblo, de igual manera varió si era joven o anciana,* y si era
atractiva o no.†

Parte importante de esta investigación es destacar las contribuciones feme-


ninas a la sociedad, sin olvidar que éstas no tuvieron el merecido reconoci-
miento para poder traducirse en prestigio y ascenso social como lo tuvieron
las actividades masculinas.

* La edad era determinante para participar en ciertas ceremonias. A las ancianas se les requería en algunas fiestas como Tititl y
Ochpaniztli debido a que por estar en la menopausia, su esterilidad era requerida por el ceremonial.1 Por el contrario las jovencitas eran
solicitadas en el momento de la menarquia (primera menstruación) debido a que ella señalaba el comienzo de su capacidad reproductiva.
Por ello, los mexicas aprovechaban dicha potencia procreadora de las adolescentes en las fiestas de las deidades de los mantenimientos
como Chicomecoatl §, en donde jóvenes púberes de doce o trece años representaban a las diosas.2
† Según los patrones particulares de belleza mexica, a las favoritas de los nobles se les permitió cultivar la poesía y otras artes.3 Al
respecto, se menciona que una manceba de Huitzilihuitl, tlatoani de Tenochtitlan, fue pintora.4
§
La lengua náhuatl es naturalmente g raves, a diferencia del español en el que tenemos agudas, graves, esdrújulas y sobreesdrújulas.
Siguiendo este principio, en esta obra no se acentuaron las palabras en náhuatl.

Índice 7
Introducción
Cabe mencionar que la cultura mexica se desarrolló en el Altiplano Cen-
tral de México y su temporalidad está claramente definida en el Posclásico
Tardío. Aunque este periodo abarca del año 1200 al 1521 d. C., el asenta-
miento definitivo en Tenochtitlan ocurrió en 1325 d. C. Nuestra recons-
trucción histórica se basa en los datos que proporciona la arqueología y se
complementa con las referencias encontradas en las fuentes etnohistóricas.

Acervo Fundación Cultural Armella Spitalier


Registro INAH: 1441-212

Índice 8
Ciclos de vida
niñez

Índice 9
Ciclos de vida
niñez
Nacimiento: asignación de género

D esde el nacimiento comenzaba la asignación genérica del nuevo bebé, la


cual se vería reforzada con la educación familiar, escolar y religiosa. En
la ceremonia de nacimiento, además del nombre, se rotulaba genéricamente
al bebé con la presencia simbólica de los utensilios asociados con su sexo: si
era niña, el huso, malacate, escoba y cesto pequeño con algodón; si se tra-
taba de un niño, una rodela y cuatro flechas para que fuese buen guerrero.5

La ceremonia de asignación del pe-


queño finalizaba cuando se des-
prendía su cordón umbilical y se
enterraba, en el caso de las mujeres
en el fogón de la casa y en el de los
hombres en el campo de batalla, de-
finiendo así los ámbitos de acción
social de cada sujeto (doméstico y
público, según el caso).6

La partera era la encargada del bautizo de los infantes;


en la ceremonia se mostraban al bebé las insignias
correspondientes a su género. Códice mendocino.*
* Por criterio de la editorial, los códices se consideran documentos de carácter fundamentalmente antropológico e
historiográfico y la escritura de sus títulos se suscribe a la norma de la Ortografía de la lengua española.

Índice 10
Ciclos de vida niñez

Los varones evitaban el contacto con utensilios que no fueran de su


género por temor a perder su virilidad y habilidad guerrera. Se les decía
que no pisaran el fogón (espacio femenil por excelencia), porque de lo
contrario serían desdichados en la batalla y caerían en manos enemigas.7

Nombres
Los padres buscaban dar un nombre cientos sesenta días dividido en veinte
a la criatura y conocer la fortuna que le trecenas que regía todas las actividades
esperaba. Para esto, preguntaban al de la sociedad) a través del cual se sa-
tonal­pouh­qui, quien consultaba el to­ bían las cualidades de los días.
nalpohualli (calendario ritual de dos-

Los padres recurrían al tonalpouhqui para saber el futuro del recién nacido. Códice florentino.

Índice 11
Ciclos de vida niñez

El método era el siguiente: el tonalpouh­ Cuando el parto se había producido du-


qui preguntaba la hora del nacimiento y rante alguno de los últimos cinco días
las circunstancias que lo habían acom- del año —llamados por los mexicas ne­
pañado; enseguida consultaba el tona­ montemi, considerados en vano y adver-
lamatl, el cual especificaba la influencia sos en el calendario— el veredicto era
de la deidad reinante en la trecena y los inevitablemente negativo. En ese caso,
demás acontecimientos relacionados, el varón recibía un nombre equivalente
y pronosticaba sus virtudes o tenden- a nemon (‘valer para nada’) y la mujer al
cias. Si el niño nacía bajo buen signo se de nencihuatl (‘mujer que no sirve’).9
le imponía el nombre al día siguiente,
pero si nacía en día nefasto, esperaban Es importante destacar que también
para asignarle un nombre bajo un signo había distinción entre las clases para la
más favorable, pero solamente dentro de imposición del nombre. A los pipiltin
la trecena del nacimiento del menor. El (gente de clase alta), se les ponía un
signo del día marcaba lo que ahora se lla- nombre que recordara a algún antepa-
maría temperamento o personalidad.8 sado por sus proezas y se incorporaban
reverenciales al nombre, a diferencia de
los macehualtin (gente de clase baja),
quienes recibían sólo el nombre que
correspondía al signo calendárico en
que nacían.10

Figurilla que muestra a una madre con su hijo en


brazos. Acervo Fundación Cultural Armella Spitalier.
Registro inah: 1578-219.

Índice 12
Ciclos de vida niñez

NÁHUATL TRADUCCIÓN
Citlalin Estrella
Teuccihuatl Mujer señorial
Tecpane Residente del palacio
Anican No aquí
Mazaxochi Flor de venado
Ilamaton Pequeña mujer anciana
Necahual La abandonada
Tonallaxochiatl Agua florida del verano
Xoxopanxoco Fruto de primavera
Cihuanenequi Se imagina que es mujer
Xiuhnentl Muñequilla del año del fuego
Mocel La única
Teyacapan/ Tiacapan La mayor
Tlaco Mediana
Nombres dados a las niñas en las Teicu Más joven
regiones nahuas de Cuernavaca y
Xoco La menor
Culhuacan.11

Teyacapan, Tiacapan, Tlaco, Teicu y Xoco eran nombres de diosas y se asignaban


a la gran mayoría de las niñas para distinguir el orden en que habían nacido con
respecto a sus hermanos.12

Educación
Era costumbre que la niña quedara Los varones aprendían a pescar a los
bajo el cuidado de la madre y el niño, siete años y las niñas a moler maíz en el
después de los tres años, bajo la tutela metate y a barrer la casa.
del padre. La educación era severa; los
varones aprendían a llevar agua, leña, En el telpuchpan se enseñaba a las ni-
ir al mercado y recoger granos de maíz ñas a conocer la cuenta de los días, los
desparramados por el suelo; las niñas a nombres de los signos, las atribucio-
la edad de cinco años comenzaban a hi- nes de sus dioses y a contar. Además
lar, tejer y labrar. “No las dejaban andar del perfeccionamiento de los oficios
ociosas y a la que se levantaba de labor propios de su género, como cocinar,
fuera de tiempo, le ataban los pies, para barrer y limpiar, se incluían el canto y
que se sentara y se estuviera quieta”.13 la música.14

Índice 13
Ciclos de vida niñez

Imagen superior: El hilado como actividad propia de la mujer era aprendido desde la niñez. Códice mendocino.
Imagen inferior: Desde la infancia se aplicaban fuertes correctivos a la desobediencia. Códice mendocino.

En el seno de la familia o en las es- ñar labores domésticas. Asimismo,


cuelas, las niñas y las adolescentes “las enseñaban a ser muy honestas en
recibían una rígida preparación para el hablar y en el andar, en la vista y
llegar al matrimonio y saber desempe­ en el recogimiento”.15

La disciplina en todos los sentidos era


firme y contra la pereza. Aquel que se
negara a desempeñar el papel social-
mente impuesto era castigado con pi-
caduras de espinas de maguey en to­­do
el cuerpo u obligado a respirar el humo
de chiles asados. Esta educación con-
cientizaba a la mujer de su papel social
y la encaminaba a cumplir con su rol de
reproductora biológica y transmisora
de los patrones culturales establecidos.

Índice 14
Ciclos de vida
niñez

Índice 15
Ciclos de vida
adolescencia
Moral y sexualidad

E l proverbio “el buen medio es necesario” [tlacoqualli in monequi],16 re-


sume el comportamiento ideal que se esperaba del mexica. Este refrán
exhortaba a la moderación en el caminar y el hablar, en la sexualidad, el ves-
tir y el arreglo personal.

Las madres recordaban a sus hijas a poco y asosegadamente. Cuando


la forma en cómo debían desenvol- hablares, no alzarás la voz ni ha-
verse: “Cuando fueres por la calle blarás muy bajo, sino con mediano
o por el camino no lleves inclina- sonido”.19
da mucho la cabeza o encorvado
el cuerpo, ni tampoco vayas muy
levantada la cabeza y muy erguida,
porque es señal de mala crianza”.17

Los cronistas comprobaron la obe-


diencia a estos discursos: “Iban tan
honestas que no alzaban los ojos
del suelo, y si se descuidaban, luego
(las nanas) les hacían la señal que
recogiesen la vista” y si no obede-
cían “con muy ásperas ortigas les
castigaban las carnes cruelmente,
las pellizcaban hasta que las dejaban
llenas de moretones”.18

Asimismo, se les instruía para que


hablaran con palabras suaves y mo­
deradas, ni muy rápido ni muy len-
to, tampoco gritando: “Y cuando
hablares, no te apresurarás en el ha-
blar; no con desasosiego, sino poco

Las jovencitas debían tener mesura al hablar,


caminar y vestir. Códice mendocino.

Índice 16
Ciclos de vida adolescencia

Tanto a mujeres como a varones se les nobles a sus hijos, factor que debemos
aconsejaba no arreglarse llamativamen- tomar en cuenta, pues el autocontrol y
te porque era signo de vanidad. el buen comportamiento estaban estre-
chamente ligados con la clase social. De
Mira que tus vestidos sean honestos y como esta manera, dichos discursos, llamados
conviene. Mira que no te atavíes con cosas huehuetlatolli (que en náhuatl significa
curiosas y muy labradas, porque esto signi- ‘palabra antigua’), nos muestran las je-
fica fantasía y poco seso y locura (…) nunca rarquías al interior de la sociedad mexi-
te acontezca afeitar la cara o poner colores ca, cuyo más alto nivel lo poseía aquel
en ella, o en la boca, por parecer bien, por- que dominaba su cuerpo y sus impulsos.
que esto es señal de mujeres mundanas, En este sentido, los gobernantes y nobles
carnales (…) Estas se llaman rameras.20 tenían que mostrar contención, pues el
acatamiento a la moderación servía de
La exhortación a la templanza se encon­ justificación para su posición de autori-
traba en las predicaciones de los padres dad sobre el resto de la población.21

El maquillaje y el exceso de adornos eran característicos de las prostitutas. Códice florentino.

Índice 17
Ciclos de vida adolescencia

Con respecto a la sexualidad, los dis­ dicha desobediencia también afectaban


cursos dirigidos a las mujeres exalta- a la familia, que sufría el repudio y la
ban el valor otorgado a la virginidad y ver­güenza social. Los textos sahagun-
a la castidad. La virginidad era un don tinos muestran la preocupación de
preciado, su quebrantamiento podría los padres por que sus hijas llegaran al
costarles la vida y las consecuencias de matrimo­nio con el himen intacto.

“No des tu cuerpo a alguno. Mira que te guardes mucho que nadie
llegue a ti, que nadie tome tu cuerpo. Si perdieres tu virginidad y
después de esto te demandare por mujer alguno, y te casares con
él, nunca se habrá bien contigo ni te tendrá verdadero amor”.
Fragmento de huehuetlatolli.22

Las prohibiciones en materia sexual una visión parcial25 pues, entre la gente
no tenían concesión y su violación del pueblo, el adulterio no siempre po-
acarreaba la muerte. Incluso la mera día ser sancionado y el matrimonio en-
sospecha de comportamiento inade- tre jóvenes amanceba­dos era común.26
cuado se punía de manera ejem­plar. Se Para los macehualtin la norma parece
dice que el monarca de Tex­coco, Ne- haber sido la tolerancia y la aceptación
zahualpilli, al enterarse que un joven de las inclinaciones es­pontáneas, aun-
pilli saltó la barda del recinto en don- que se les ponía un límite sólo para
de se criaban sus hijas para con­versar preservar el orden co­munitario.27
con una de ellas, ordenó que ésta fuera
ejecutada, pues quedaría “muy des-
honrado si a tan mal hecho no le diera En el Códice florentino28 se registra
su castigo”.23
un dicho respecto al encubrimiento y
Respecto al ámbito moral y sexual, el complicidad entre los miembros de la
historiador Pablo Escalante24 ha seña- comunidad. Si una persona sabía de
lado las diferencias entre pipiltin y ma­ alguien que había robado, cometido
cehualtin. Menciona que, sin ser falsa la adulterio o que vivía en concubinato, se
afir­mación de que para los nahuas el le decía: “Esto que viste no lo digas a
reca­to prematrimonial y la virginidad
eran muy importantes, y que tanto el
nadie” y la persona respondía: “¿Acaso
quebrantamiento de estas nor­mas como soy un elote tierno y me desgranaré
el adulterio eran severamente castigados mostrando las entrañas?”.29
hasta con la pena de muerte, resulta ser

Índice 18
Ciclos de vida adolescencia
Vestimenta y peinados

Mujeres pipiltin con su vestimenta convencional. Códice florentino.

Entre los mexicas, los macehualtin ha- sin costura, de una pieza recta que ajus-
cían sus vestidos de telas de hilo de taban a la cintura mediante un ceñidor
maguey, palma o algodón tosco; y los o faja y que llegaba a la pantorrilla. Las
pipiltin, en cambio, utilizaban las más nobles ocupaban dos, tres o más fal-
finas, elaboradas con algodón teñi- das superpuestas, unas más cortas que
do, cuyo adorno consistía en dibu- otras, lo cual permitía apreciar los ricos
jos geométricos, de flores y animales; bordados o tejidos que tenían en la par-
también empleaban telas de algodón te inferior. 31
entrelazado con pelos de animales y
plumas, complementadas con flecos El huipilli era un tipo de camisola sin
y adornos de oro.30 mangas, mientras que el quechquemitl
era una especie de pequeña capa trian-
El traje de las mujeres consistía en gular que provino de la huasteca.
un cueitl, un huipilli y ocasionalmente Cabe resaltar que las pipiltin acompaña-
un quechquemitl. El cueitl era una falda ban sus trajes con joyas y pedrería.

Índice 19
Ciclos de vida adolescencia

En el Códice florentino se ilustra la vestimenta con diversos adornos que portaban las mujeres pipiltin y
los peinados que eran indicadores de su clase social, estado civil y edad.

Índice 20
Ciclos de vida adolescencia

Los peinados eran distintivos de cla- partiendo la cabellera en dos mecho-


se, estado civil y edad. Entre los tres nes que se cruzaban en la nuca y eran
y los once años, las niñas eran rapadas y llevados de forma torcida o trenzada
mantenían el cabello en casquete corto alrededor de la cabeza, hacia la frente,
pues consideraban que eso era saluda- para terminar en dos puntas levantadas
ble; es posible que esta creencia haya en forma de cornezuelos. Las pipiltin
tenido origen en un pensamiento má- también tenían la opción de utilizar el
gico. Desde los doce años hasta antes cabello suelto con fleco o con una va-
de casarse llevaban el cabello suelto y riante de fleco escalonado, mientras
cubrían la parte superior de la frente que el cabello largo hasta los hombros
con una especie de flequillo. Cuando o la espalda y cortado a la altura de las
se casaban, el peinado más común para sienes era el preferido por las maqui o
todas las mujeres era el que se realizaba ahuianime (prostitutas).32

Dentífricos, perfumes y cuidado del cabello


La higiene dental era importante en
el mundo mexica. Curiosamente, se
narra que el mal aliento de una prin-
cesa desató una guerra. La Crónica
mexicayotl relata que Moquihuix,
tlatoani de Tlatelolco, repudiaba a
su esposa Chalchiuhnenetzin al no
poder aguantar la fetidez de su alien-
to. Dicho desprecio enojó al hermano
de la princesa, Axayacatl, tlatoani de
Tenochtitlan, quien declaró la guerra
a su cuñado.33

Al igual que la prostituta, la mujer soltera podía mascar


chicle en público, esto posiblemente indicaba que
era una mujer sexualmente disponible dentro de los
términos del matrimonio. Códice florentino.

Índice 21
Ciclos de vida adolescencia

Para evitar el aliento fétido, los mexi- Se aconsejaba frotar con extremo cui-
cas preparaban un brebaje hecho de dado los dientes que tenían mucho
raíz y hojas de la hierba que llamaban sarro. Una vez que el sarro había sido
tlatlancuaye, mezcladas con tierra roja raspado, las encías de­bían ser protegi-
y blanca, hierbas temamatlatzin y tla­ das con una mezcla de ceniza y miel
nextia xiuhtontl, todo eso molido y blancas aplicada con un fino lienzo.37
cocido en agua con miel. Lo bebían
moderadamente antes de comer.34 Toda la población se bañaba frecuen-
temente, incluso varias veces al día, en
Otra receta era el tzictli, materia prima los ríos, lagunas o canales. Se enjabo-
del actual chicle, una goma de mascar naban con el fruto y la raíz del copalxo­
que se producía por la coagulación de cotl (Sapindus saponaria L.), llamado por
la savia del chicozapote (Achras sapota los españoles ‘árbol de jabón’, el cual
L.)35 que además de eliminar el mal producía una espuma que también era
aliento, limpiaba y cuidaba la aparien- usada para lavar la ropa.38
cia de los dientes. Sin embargo, el chi-
cle estaba estrechamente relacionado No sólo la higiene personal era impor­
con las prostitutas, pues ellas lo mas- tante en la cultura mexica, también es-
ticaban para llamar la atención de los taban al pendiente de que sus cuerpos,
posibles clientes.36 ropas y habitaciones tuvieran un olor

La higiene personal en las mujeres mexicas formaba parte de los códigos de buena conducta. Códice florentino.

Índice 22
Ciclos de vida adolescencia

agradable. Para eso elaboraban perfu- Para el cuidado del cabello ocupaban
mes con la flor tlalpoyomatli, la cual distintas preparaciones que mantenían
les suministraba una fragancia que su suavidad, color y brillo. Una solu-
guardaban en canutos.39 La resina de ción efectiva para darle sedosidad era
pino llamada ocotzotl era el ingrediente la infusión con semillas de chatalhuic.
idóneo para perfumar las habitacio- Para darle color y brillo ocupaban el
nes, mientras que para desaparecer el aceite espeso de las semillas del árbol
mal olor de las axilas se lavaban con tzopilotl tzontecomatl (Swietenia ­humilis
el jugo de la hierba chi­yahuaxihuitl.40 Zuce). A modo de tintes ocupaban el
Para suavizar el cutis, se limpiaban la lodo prieto que oscurecía el cabello o
cara con la infusión de la hierba llama- el xiuhquilitl, con el que le daban una
da azpanxihuitl. to­nalidad morada.41

Acervo Fundación Cultural Armella Spitalier


Registro INAH: 1578-221

Índice 23
Ciclos de vida
niñez

Índice 24
Ciclos de vida
adultez
Matrimonio

E n la sociedad mexica, las circunstancias y ceremonias del matrimonio va-


riaron según la clase social de los novios. Entre los pipiltin, la familia del
novio elegía a la esposa en función de virtudes como la modestia, la sumisión,
el recogimiento, la habilidad para el tejido y la administración doméstica. La
familia recurría al tonalpouhqui para indagar si la joven elegida sería buena es-
posa y si los signos de los futuros esposos eran compatibles para el enlace. Si
todo resultaba favorable para la unión, las casamenteras solicitaban la mano
de la novia y hacían proposiciones a los padres para que aceptaran concertar
el día de la boda.

Las jovencitas no tenían posibilidad días con la finalidad de tener un buen


de elección, de ahí que los padres les matrimonio y procrear muchos hijos.
reiteraran: “Si fuere bien dispuesto En esos días, la joven pareja se sometía
el que te demandare, recíbele. Y si a ritos de penitencia. Después, las fa-
fuere mal dispuesto y feo, no lo des- milias los dejaban solos y los volvían a
eches”.42 Para los grupos gobernan- exhortar al despedirse.43
tes las líneas de descendencia y los
linajes fueron importantes para for-
jar alianzas, por lo que el casamien-
to iba encaminado a la conveniencia
política y económica.

El protocolo de las bodas incluía di-


versas exhortaciones de los viejos y
familiares. La prometida era con­
ducida a la casa del futuro marido
donde él la recibía; tomados de la
mano, caminaban al aposento, se sen-
taban en una estera delante del fuego
y un sacerdote les anudaba las man-
tas. Debían ayunar durante cuatro

La casamentera cargaba a la novia en la ceremonia


de la boda y la conducía a la casa del novio.
Códice mendocino.

Índice 25
Ciclos de vida adultez

El anudamiento de las mantas era símbolo del compromiso de la nueva pareja. Códice mendocino.

Durante la boda se sabría si la novia era proteger sus intereses socioeconómicos


virgen. Fray Diego Durán44 explica o para justificar y legitimar posiciones
que en la estera que les ponían se ma- ventajosas de acceso al poder, los ma­
nifestaban “las muestras de la virginidad cehualtin tomaban a sus mujeres “con
de ella”. Si resultaba que no lo era, la ánimo y afecto conyugal”. Según
familia del no­vio armaba un escándalo Motolinía,47 estos labradores se aman-
y rompía las ollas de barro en donde se cebaban y esperaban reunir más tarde
servían los alimentos, y de esta forma los recursos suficientes para realizar
los invitados se daban por enterados.45 una modesta ceremonia: “y aunque po-
bres, hacían con poco su fiesta”, con lo
Tanto mujeres como varones sólo po­ cual lograban el reconocimiento de su
dían celebrar la ceremonia de la boda barrio. “De allí en adelante eran tenidos
una vez en la vida, pero el marido tenía por marido y mujer, y vecinos del pue-
derecho a tener tantas “esposas secun­ blo casados”.
darias” como deseara o le conviniera.
Por ello, el sistema matrimonial entre Algunos jóvenes macehualtin, al enamo-
la nobleza nahua era una especie de rarse, mantenían relaciones sexuales
arreglo entre monogamia y poligamia.46 en secreto; sin embargo, cuando deci-
dían vivir juntos, el varón pedía a los
A diferencia de los vínculos matrimo- padres de la joven su perdón y el con-
niales que establecían los pipiltin para sentimiento para casarse. Si los padres

Índice 26
Ciclos de vida adultez

otorgaban el permiso, los jóvenes rea- era vista como una demostración del
lizaban la ceremonia nupcial confor- alto grado de desarrollo cultural y una
me a las posibilidades económicas de manifestación de superioridad de la cla­
sus familias.48 En suma, en este grupo se dirigente, mientras que a la mono­
también se reconocía el vínculo matri- gamia se le catalogaba como un rasgo
monial. Al adoptar ese estado, la pareja característico del grupo subordinado.50
era tomada en cuenta en el registro de
dotación de tierras del barrio.49 Cabe señalar que la nobleza era la única
clase que poseía los recursos necesarios
Debe destacarse que la poligamia fue un para tener varias mujeres, especialmen-
privilegio que se reservaba para la clase te el tlatoani, que llegaba a contabilizar
dominante, aunque los descendientes hasta dos mil concubinas, como fue
de las concubinas se consideraban ile- el caso de Nezahualpilli.51 En cambio,
gítimos. A los gue­rreros destacados en los macehualtin, clase subalterna que no
combate se les per­mitía tener dos o tres tenía los medios para mantener a varias
mancebas. De esta manera, la poligamia mujeres, practicaban la monogamia.

Los pronósticos del matrimonio decían a la pareja potencial si su unión sería


feliz y exitosa o desafiante, difícil y desastrosa. Códice Borgia.

Índice 27
Ciclos de vida adultez

La poligamia no violaba la definición confección de una gran cantidad de


del matrimonio y contar con esposas mantas que eran artículos de lujo y es-
secundarias tenía sus ventajas eco- timados en el intercambio.
nómicas, pues se les encomendaba la

Embarazo y parto
El temazcalli era un recurso terapéu-
tico muy socorrido durante el em- La forma del temazcalli se asemejaba a
barazo, parto y puerperio. Tenía un un vientre materno. Su interior, parecido
hornillo de piedra con la boca hacia
la parte exte­rior. La unión del horni-
a una bóveda, era caliente, cerrado
llo con el te­mazcal estaba cerrada con y húmedo. Era el lugar de la iniciación,
piedra seca de tetzontli o con otra no purificación y regeneración.52
menos poro­sa. Su uso era el siguiente:

El temazcalli era un baño de vapor cuyo fin era ritual, higiénico y medicinal. Códice magliabechiano.

Índice 28
Ciclos de vida adultez

se encendía el hornillo y se ponían a ca- los cuales la partera la palpaba para aco-
lentar las piedras; una vez calientes, se modar a la criatura.53 Cuando se pre-
les echaba agua para que liberaran un sentaban los prime­ros dolores de parto,
denso vapor que ocupaba la parte su- la comadrona bañaba a la futura madre
perior del temazca­lli. La embarazada se y le prepa­raba una infusión con la raíz
recostaba en el petate y con hierbas u molida de la hierba cihuapatli (Montanoa
hojas de maíz, la persona que le asistía tomen­tosa) que tenía la virtud de acele-
le allegaba el vapor. Esta construcción rar la expulsión del bebé. Si los dolores
se encon­traba bajo la protección de las eran fuertes y el parto no progresaba
diosas Yoalticitl y Xochicaltzin, y le da­ban a beber un pedazo de cola de
en ella se daban varios baños a la pre- tlacuatzin (Didelphis virginiana) molida y
ñada a lo largo del embarazo, durante deshe­cha en agua.54

Durante el embarazo, la partera recuerda a la mujer preñada los preceptos


que debía guardar para evitar complicaciones. Códice florentino.

Índice 29
Ciclos de vida adultez

Imagen superior: Tlazolteotl. Dumbarton Oaks Research Library and Collections. Washington, D.C.
Imagen inferior: La placenta aún está unida al recién nacido. Códice Nuttall.

Al ini­ciarse el trabajo de parto, la coma- un aspecto de la Madre Tierra55 y al


drona invocaba a sus dedos, conocidos tabaco, para ayudar a la parturienta a
como los cinco destinos, a la Tierra, vencer el dolor.56 La postura adoptada
—pues se pensaba que la parturienta era en cuclillas; el cuerpo se mantenía
estaba siendo poseída por Cihuacoatl—, encogido, las rodillas estaban separa-
das y pegadas al tórax, y con sus de-
dos ­en­tre­abría la vulva para facilitar la
expul­sión del feto. Esta posición tenía
gran­des ventajas, pues orientaba la fuer-
za de contracción de todos los múscu-
los del cuerpo hacia el canal de parto.

Para la expulsión de la placenta apa­


rentemente se adoptaba otra postura,
según lo revela el Códice Nuttall,57 en el
que se observa a la mujer que acaba de
parir y al producto, que aún se encuen­
tra unido a una masa redonda que está

Índice 30
Ciclos de vida adultez

Cihuacoatl con implementos guerreros. Códice magliabechiano.

entre las piernas de la madre. La actitud esforzara y fuera valiente para poder
para descargar la placenta era la de des- expulsar al producto.60 A Yoalticitl (ad-
cansar sobre la pierna derecha y com- vocación de Teteoin­nan-Toci), tam-
primir el abdomen y el útero.58 bién patrona del parto, se le llamaba
cuando el alumbramiento iniciaba o no
Si la mujer no daba a luz una vez dados había excesivo peligro para la madre;61
los útero-evacuantes (cihuapatli y cola luego, cuando ocurrían problemas, se
de tlacuatzin), entonces se pensaba que llamaba a las dos deidades.62
la causa eran sus transgresiones sexua­
les, en cuyo caso tenía la opción de con­ Si después de un día y una noche no se
fesarlas o de poner un poco de saliva verificaba el nacimiento y se diagnostica-
dentro de su vagina para parir bien.59 ba la muerte de la criatura, la partera rea-
lizaba una embriotomía: con una navaja
Quilaztli-Cihuacoatl era invoca- de piedra cortaba el cuerpo de la criatura
da por las parteras cuando había difi- para extraérselo a la madre.63 Antes de
cultades al momento de dar a luz. Se realizar esta acción consultaba la volun-
le solicitaba por su aspecto materno y tad de los padres; si éstos se oponían, se
guerrero: materno, porque fue la pri­ cerraba muy bien la cámara adonde esta-
mera diosa que parió; y guerrero, por­ ba la parturienta y la dejaba sola: si mo-
que se le pedía a la parturienta que se ría, la llamaban mocihuaquetzqui.64

La decisión de que muriera la parturienta muchas veces no dependía


de que la partera hiciera mal su trabajo o se agravara el nacimiento,
sino de la conveniencia familiar de tener un alma cerca del Sol.65
Índice 31
Ciclos de vida adultez

Las cihuateteo descendían en ciertas trecenas para provocar enfermedades


y estimular a la actividad sexual. Códice florentino.

Los mexicas creían que al morir es­ mentos de costura.66 Se pensaba que
tas mujeres moraban en el poniente causaban enfermedades como parálisis
o Cihuatlampa, ‘hacia el rumbo de o padecimientos repentinos.
las mujeres’. De allí salían armadas y
regresaban acompañando al Sol hasta Du­rante el puerperio, a la madre se
el ocaso. Al terminar su recorrido, las le suministraban toda clase de reme-
también llamadas cihuapipiltin bajaban dios calientes como tés, baños en el
a la Tierra para espantar a los mortales temazcalli y alimentos de naturaleza
o entregarse a las labores femeninas, caliente, los cuales tenían como fin
por lo que buscaban husos para hilar y fortalecerla y que su recuperación
lanzaderas para tejer, así como instru­ fuera más rápida.

Índice 32
Ciclos de vida adultez

Cihuateotl. A estas diosas se les consideraba temibles y peligrosas.


Museo Nacional de Antropología.

Al varón que no realizaba sus funciones masculinas,


se le preguntaba irónicamente si había de ponérsele un malacate
o un tzotzopaztli (palo de tejer) en las manos,67 en ridiculización
de lo femenino.

Índice 33
Ciclos de vida
niñez

Índice 34
Ciclos de vida
vejez
L os ancianos de la sociedad mexica eran respetados y podían opinar en
las asambleas de los pueblos o ciudades sobre asuntos políticos, como la
elección de un nuevo gobernante.68 Era tal el aprecio que se les tenía que en
la organización de las danzas bailaban en la primera rueda con los señores,
“demostrando de este modo la estima que gozaban por parte de los que os-
tentaban el poder”.69

Sólo a los ancianos se les permitía beber pulque, pues la embriaguez era severamente castigada. Códice mendocino.

Igualmente, su vejez les confería Los ancianos viudos y con más de


la función de exhortadores y amo- sesenta años eran requeridos como
nestadores de los jóvenes en la so- sacer­dotes del dios Centeotl en las
ciedad.70 Si habían sido guerreros, celebraciones religiosas;72 por su
y por esa razón estaban discapaci- parte, las ancianas participaban en
tados, o si tenían una enfermedad fiestas como la de Ochpaniztli.73
crónica, recibían una especie de
pensión por parte del Estado.71

Índice 35
Ciclos de vida vejez

Particularmente, ellas tenían un papel se consideraba caliente y fuerte por la


activo en las ceremonias del nacimien- acumulación de los años.
to y matrimonio,74 pero no se limi­taron
a esta tarea, sino que, además, se des­ Se sabe que ejer­cieron su sexualidad
empeñaron como curanderas, parteras, con cierta libertad. Se tiene regis­trado
adivinas y otras profesiones que vere­ el caso de unas ancianas repren­didas
mos en el siguiente capítulo. por Nezahualcoyotl por haber tenido
una aventura con unos jóvenes sacer-
Otra ventaja de la edad avanzada era dotes. Al ser interrogadas sobre cómo
que estaban autorizados a beber pul- aún podían estar interesadas en el acto
que en las fiestas.75 Aunque entre los sexual, respondieron que los varones
mexicas la embriaguez era severamen- cesan de viejos por haber abusado en
te castigada, el pulque refrescaba el la juventud de su potencia y haberse
tonalli de los ancianos (entidad aními- vaciado, pero las mujeres son una sima
ca que ubicaban en la cabeza), el cual insaciable.76

Acervo Fundación Cultural Armella Spitalier


Registro INAH: 1149-388

Índice 36
Ocupaciones
niñéz

Índice 37
Ocupaciones
L a sociedad mexica se caracterizó por la gran complejidad de su organi-
zación económica y social. El sistema de producción agrícola y artesanal
rendía excedentes apreciables, había una marcada divisi­­­­­­ón del trabajo y la
distribución de los recursos económicos tenía lugar mediante mercados
locales, tráfico a larga distancia y un sistema tributario y redistributivo.

La organización política fue centra- muy desarrollado. A partir del sur-


lizada; se le dio gran importancia gimiento de la sociedad compleja,
tanto material como ideológica a la la religión influyó sobre todas las
guerra y se elaboró un ceremonial demás áreas de interacción.

La sociedad mexica contaba con una compleja organización. Las obligaciones eran distribuidas
según el sexo; bajo ese tenor, la mujer tenía un papel importante en la producción artesanal,
agrícola y en el comercio local. Colección Fundación Cultural Armella Spitalier.

Índice 38
Ocupaciones
Varios autores han propuesto que, con [Oxomoco]. Y mandáronles que labrasen
el surgimiento del Estado en Mesoa- la tierra, y que ella hilase y tejiese, y que de
mérica, esto es, con la complejización ellos nacerían los macehuales, y que no hol-
de las sociedades en el Clásico Tardío, gasen sino que siempre trabajasen; y a ella
la participación de la mujer fue vedada le dieron los dioses ciertos granos de maíz,
del ámbito económico, político y ritual para que con ellos ella curase y usase de adi-
y confinada al ámbito doméstico, lo vinanzas y hechicerías, y así lo usan hoy día
cual produjo una asimetría de género a hacer las mujeres.
que se agudizó durante el Posclásico.77
En el relato original se menciona que
Precisamente, la división sexual del tra- Oxomoco era el nombre del varón y
bajo fue determinada por las divinida- Cipactonal era el nombre de la mujer;
des. Los dioses crearon a Cipactonal y sin embargo, es un error, pues Oxomo-
Oxomoco, quienes serían los interme- co significa ‘Mujer primera’ y Cipacto-
diarios entre la humanidad y la divini- nal era nombre masculino de acuerdo
dad. En la Historia de los mexicanos por sus con la lámina 21 del Códice borbónico.79
pinturas78 se narra que:
Desde este momento, se determina la
Luego hicieron a un hombre y a una mu- división del trabajo que conformará las
jer; al hombre dijeron [Cipactonal] y a ella áreas de acción para mujeres y hombres.

Oxomoco y Cipactonal. Códice borbónico.

Índice 39
Ocupaciones

La mujer ayudaba a su esposo en la faena agrícola.


Códice florentino.

Los dioses establecieron que en dos acti- El hilado y tejido fueron actividades
vidades ambos sexos debían participar: en de suma importancia para la economía
la producción agraria y en la reproducción mexica y, desde la historia mítica, ta­
humana. En la primera, simbólicamen­ reas encomendadas y reservadas para
te, el varón utilizaba la coa —como su las mujeres, al igual que la adivinación.
miembro viril— para preparar la tierra y Es así que des­de el mito se dibuja cla-
la mujer depositaba la semilla. ramente la se­paración entre los ámbitos
masculinos y los femeninos.

Adivinación por maíces. Códice magliabechiano.

Índice 40
Ocupaciones
pipiltin
M aría J. Rodríguez-Shadow80 afirma que, si bien las mujeres de clase
noble compartieron algunos privilegios con sus contrapartes masculi-
nas, su condición subordinada no cambió del todo, pues no pudie­ron tener
el mismo acceso al poder político, sino que simplemente fueron el medio
por el cual se transmitió el poder y los privilegios clasistas. Así, su papel que-
dó como secundario en la historia.

Tres reinas en particular aparecen La segunda es Atotoztli, hija de


en la genealogía real de Tenochtitlan Moctezuma I, esposa de Tezozo­
por derecho propio; sin embargo, moc y madre de tres tlatoque: Tizoc,
no fueron tlatoque, únicamente en- Axayacatl y Ahuitzotl.83 La tercera
noblecieron y mantuvieron la línea es Tecuichpo, llamada por los es-
gobernante.81 La primera es Ilan- pañoles Isabel, hija de Moctezu­ma
cueitl, princesa culhua-tolteca. En II. Ella fue esposa de Cuauhte­moc
algunos relatos es madre y en otros y juntos vivieron el fin del Im­perio
es esposa de Acamapichtli, primer mexica.84 De acuerdo con su quinto
tlatoani mexica. Este vínculo dio a esposo, Juan Cano, Cuauhtemoc
los tenochcas el derecho a declararse se casó con ella para afirmarse co­
herederos del viejo Imperio tolteca.82 mo tlatoani.85

Por otra parte, al momento de la


muerte se realizaba una diferen-
ciación genérica en la ceremonia.
Cuando un varón noble moría era
incinerado con cuarenta esclavos
(veinte hombres y veinte mujeres);
en cambio, la mujer pilli que moría
era quemada sólo con la ropa que
usó y los instrumentos que le sir-
vieron para hilar y tejer.86

Ilancueitl. Códice telleriano-remensis.

Índice 41
Ocupaciones pipiltin

Hilandera. Códice mendocino.

Entre los oficios que debía realizar la ma del rey Itzcoatzin, menospreciando
mujer mexica estaban hilar, urdir, tejer, y vitu­perando a todos los mexicanos”.
coser, bordar y cardar algodones, ade-
más de guisar y preparar las bebidas.87 Fray Juan de Torquemada89 relata
A pe­sar de su rango social, a las pipiltin que Maxtla, hijo del señor de Az­
se les mantuvo segregadas y recluidas, capotzal­co, al enterarse que Chimal-
pero nunca improductivas. popoca, tlatoani mexica, tenía entre sus
concubinas a una muy hermosa, envió
En el plano político y religioso, las pi­ a mujeres de su confianza para que con
piltin fueron regaladas —sin importar engaños la sacaran de Tenochtitlan y la
su opinión—, otorgadas en matrimo- llevaran ante su presencia. “Maxtla se
nio a los nobles de otros señoríos, rap- aprovechó de ella y la despidió. La rei-
tadas y vejadas por otros gobernantes na… forza­da y afrentada… se regresó
e, incluso, ofrendadas a los dioses en la confusa a su ciudad y contó a su mari-
piedra sacrificial. do Chimalpo­poca lo que había pasado
y sucedido”.
Las fuentes etnohistóricas relatan que
cuando los gobernantes codiciaban a No obstante, la fuerte opresión que ex­
la mujer de otro hombre, hacían todo perimentaron las mujeres pipiltin al in­
lo posible por robársela o aprovecharse terior de su clase social no se comparó
de ella. Alva Ixtlilxochitl88 refiere que con la intensa explotación económica a
Te­zozomoc, tlatoani de los tepanecas, que estuvieron sometidas las mujeres
“quiso forzar y afrentar a la mujer legíti- macehualtin.

Índice 42
Ocupaciones
macehualtin
L a mujer macehualli, aparte de cuidar de su casa e hijos, colaboraba con
su marido en las labores agrícolas, confeccionaba el vestuario familiar
y fabricaba las mantas necesarias para cubrir una parte del tributo asignado
a su barrio. Además, acudía periódicamente a las casas señoriales a realizar
tareas domésticas.90

Mujeres preparando alimentos. Códice florentino.

Algunas mujeres también se dedi­ tortillas hechas de huevos… [estaban


caban a la venta de artícu­los y servi- encargadas] de las casas en que se daba
cios en los mercados para completar de comer por precio… en sitio aparte
el gasto: estaban las vendedoras de atoles… por
último expedían madejitas de algodón
Vendían pasteles de aves y empanadas de todos los colores para bordar lo
de pescado y el pescado guisado; el mismo que cordones gruesos, con los
crudo lo vendían los hombres… ven- que se ataban en ocasiones las jóvenes
dían también las tortillas de maíz y las el cabello.91

Índice 43
Ocupaciones macehualtin
A pesar de su actividad comercial, no En algunas fiestas de las veintenas, las
pudieron ejercer el oficio de merca­ prostitutas cumplían un papel promovi-
deres a larga distancia, ocupación que do por el Estado al dar entretenimiento
les hubiera dado prestigio por los bie- sexual a los cautivos o a algunos personi-
nes lujosos que dichos comerciantes ficadores de dioses. Las llamadas maqui
intermediaban. acompañaban a los militares en sus con-
tiendas.92 Se puede decir que la dedica-
Por otra parte, las prostitutas fueron casi ción de las mujeres a la prostitución era
exclusivamente de este sector social. la consecuencia de varios factores: vivir
Estas mujeres fueron repudiadas so­ en la pobreza extrema, ser entregadas
cialmente; sin embargo, la prostitu­ción por sus propios familiares como tributo,
era tolerada, pues no se tiene registro de ser botín de guerra o, simplemente, por
penas judiciales contra quien la ejercía. voluntad propia.

Las prostitutas participaban en algunas fiestas como acompañantes de los guerreros. Códice florentino.

Índice 44
Ocupaciones macehualtin

Imagen superior: Familia de tlatlacotin de collera. Códice florentino.


Imagen inferior: Familia mexica. Códice florentino.

A pesar de todas las desventajas socia- las esclavas, las llamadas tlatlacotin ciua.
les que las macehualtin tenían, no llega- Dicho grupo tampoco fue homogé-
ron a ocupar la posición más baja en neo ya que se dividían en tlatlacotin y
la escala social, la cual correspondió a tlatlacotin de collera, individuos que
habían faltado a sus funciones de es-
clavo y que ahora se podían vender
como “carne de sacrificio” o explotar-
se como se deseara.

Como podemos ver, tanto pipiltin como


macehualtin estaban condenadas a la do-
mesticidad, no tenían papeles políticos
importantes, no dirigían festividades
religiosas; se esperaba que fueran man-
sas, pacíficas, humildes, que practicaran
la castidad y la honradez. Se les pedía
que fueran consideradas y discretas,
siempre atentas y solícitas a los deseos
de los demás sirviéndolos, humillándo-
se y respetando a todos.93

Índice 45
Ocupaciones
labores productivas
E n la sociedad mexica, la identidad genérica, es decir, la auto-percepción
de ser mujer u hombre, fue definida en gran medida por los oficios o
actividades económicas asignados por mandato divino.

Ilamatecuhtli moliendo maíz. Códice Borgia.

Existía una expresa división del tra- fue la primera hilandera y tejedora
bajo se­gún el género, la cual deli- y, por lo tanto, protectora de esta
mitaba las actividades masculinas actividad.94
y las femeninas. Las principales
tareas de las mujeres fueron: hilar, Fray Bernardino de Sahagún95
tejer, barrer, moler, preparar los ali- escribió sobre los distintos oficios:
mentos y educar.
La tejedora de labores tiene por oficio
Estas diligencias uniformaron tanto tejer mantas labradas o galanas y pin-
a las macehualtin como a las pipil­ tadas. La que es buena de este oficio
tin e incluso a las diosas: todas de- es entendida y diestra en su oficio (…)
bían rea­lizarlas. El tejido fue una sabe hacer la labor del pecho del huipil
actividad asignada por los dioses (…) La que es mala es incapaz de este
creadores para lo femenino. Xo- oficio, torpe y hace mala labor, y echa a
chiquetzal, diosa del amor, de perder cualquier tela.
las artes domés­ticas y de la belleza,

Índice 46
Acervo Fundación Cultural Armella Spitalier Acervo Fundación Cultural Armella Spitalier
Registro INAH: 1666-187 2/2 Registro INAH: 1666-187 1/2

Acervo Fundación Cultural Armella Spitalier Acervo Fundación Cultural Armella Spitalier
Registro INAH: 1323-409 2/2 Registro INAH: 1323-409 1/2

Para hilar se utilizaban los malacates que permitían la torsión del hilo, ya fuese de algodón o henequén.

La hilandera tiene por oficio hacer lo si- La mujer que sabe guisar tiene por oficio
guiente, conviene a saber: saber escarme- (…) hacer bien de comer, hacer tortillas,
nar y sacudir bien lo escarmenado. La que amasar bien, saber echar la levadura, para
es buena hilandera sabe hilar delgado, pa- todo lo cual es diligente y trabajadora (…)
rejo e igual (…) También sabe hacer buena La que no es tal no se le entiende bien el
mazorca en el huso y devanar o hacer ovi- oficio; es penosa y molesta, porque guisa
llo (…) La que no es tal hace tramojos y es mal; sucia y puerca; comilona, golosa; y las
floja y perezosa, y tal que de pura perezosa tortillas cuécelas mal; y los guisados de su
no ve la hora para dejar lo que hace. mano están ahumados o salados o acedos a
las veces, y tal que en todo es grosera y tosca.
La costurera sabe coser y labrar y echar
buena labor en todo lo que labra. La que Las mujeres mexicas no ejercieron, en
es buena costurera es buena oficiala de su ningún caso, oficios que ellas hubie­
oficio, y echa labores trazando bien prime- ran podido aprender en una institución
ro lo que ha de hacer. La que no es tal, echa especializada. Es evidente la tendencia
puntos largos y manosea lo que cose; hace a marginarlas de las actividades en las
mala labor en todo, y burla y engaña a los cuales pudieran haber alcanzado algún
dueños de la obra que se le encomienda. tipo de preeminencia.96

Índice 47
Ocupaciones
labores productivas

Imagen superior: Curandera. Códice florentino.


Imagen inferior: Mujer tlacuilo. Códice telleriano-remensis.

En pocas palabras, la participación de la labios de su madre (curandera, partera,


mujer mexica en las labores producti- adivina), o que fungieran como auxi-
vas se hallaba condicionada a: las tareas liares de sus esposos o padres (tlacuilo,
que se consideraban una extensión del amantecatl) y que fueran ocupaciones
trabajo doméstico y que no demanda- de tiempo parcial, que no las distraje-
ban movilidad física, a los oficios que ran de sus obligaciones femeninas.
requerían de poca calificación (vende-
dora, prostituta, casamentera), cuyo La subordinación femenina en la pro-
aprendizaje lo hubieran realizado des- ducción formó parte de un entramado
de la infancia (guisandera, tejedora, hi- social que se iniciaba con la fabricación
landera), que lo hubieran recibido de de los textiles, considerados artículos
necesarios para la identificación de la
clase gobernante, ya que el atuendo
de un individuo se relacionaba con su
posición social. Por ejemplo, la noble-
za se distinguía por el uso de prendas
de algodón.

Los bienes de élite también adquirie-


ron relevancia como capital político ya
que fueron un medio por el cual se lo-
graban aliados o se solicitaban favores
a los superiores; eran, por así decirlo,
instrumentos de negociación y transac-
ciones políticas.

Índice 48
Ocupaciones
labores productivas

Las labores textiles constituyeron una


fuerte carga tributaria impuesta a las
mujeres y de cuyo prestigio se benefi-
ciaron las autoridades políticas mascu-
linas. Sin embargo, también pudieron
haber sido un elemento importante
para ellas en la negociación de su pro-
pio estatus social.97

Fue tal el poder económico de la indus­


tria textil, que con mantas se pagaba el
precio de la novia, las multas al Estado,
se compraban esclavos para el sacrifi-
cio, y servían para el intercambio en los
tianguis. Los textiles fueron un medio
de apropiación de poder que no estuvo
en manos de quienes los elaboraban.

Imagen superior:
Mantas con distintos diseños. Códice florentino.
Imagen inferior:
Tlazolteotl, diosa de la basura. Códice florentino.

Otra actividad en manos femeninas era


la limpieza, el quehacer de la casa. En­
tre los mexicas se pensaba que cuan­do
los hombres iban a la guerra, las muje­
res debían apoyarlos en la retaguardia
(desde el hogar) barriendo sin parar
para que tuvieran éxito. Si los maridos
fracasaban en la contienda, se culpaba a
las mujeres por no haber tenido la con­
ciencia de barrer “diligentemente”.98

El barrido en las diosas fue crucial.


Coatlicue y Chimalman justamente es-
taban realizando esta actividad cuando
quedaron embarazadas. Asimismo, las
diosas Tlazolteotl y Toci llevan esco-
bas en sus representaciones.

Índice 49
Ocupaciones labores productivas

Un joven debía reunir veinte pajas de la escoba usada por la


mujer que pretendía para alcanzar el amor deseado.99

Desde una perspectiva arqueológica, el morfología y localización de estas alte-


estudio de restos óseos ha comproba- raciones “fueron producidas por estrés,
do que las mujeres llevaban a cabo una como consecuencia de una frecuente y
pesada faena laboral. En una excava- extrema hiperdorsiflexión de la articu-
ción realizada en Tizayuca, sitio de in- lación metatarso-falángica”,100 lo cual
fluencia mexica, se observó la presencia comúnmente ocurre cuando algún in-
de alteraciones en algunos metatarsos dividuo adopta la posición de rodillas y
y falanges del primer dedo del pie. La el peso del cuerpo recae sobre los pies.

Diosa no identificada. En la escultura mexica, la mayoría de las mujeres son presentadas hin­cadas y descansando
el cuerpo sobre las rodillas y pies. Esta particularidad no es solamente una característica plástica, también expresa
una ideología de género. Acervo Fundación Cultural Armella Spitalier. Registro inah:1441-210.

Índice 50
Ocupaciones labores productivas

Dichas deformaciones sólo se descu- no se sabe que el gobierno tenochca hubiera


brieron en restos femeninos, resulta- otorgado premios u homenajes a la mujer
do de una intensa explotación física y que hubiera desempeñado eficientemente
económica. Las actividades de la mujer sus tareas domésticas. Ello contrasta con los
mexica, por sustanciales que llegaron galardones y concesiones de diverso tipo
a ser, no fueron valoradas socialmen- que recibieron los guerreros por sus éxitos
te. Como apunta María J. Rodríguez- en combate.
Shadow,101

OCUPACIONES DESCRIPCIÓN
Comerciantes Vendedoras de plumas; de raíces y hierbas
(mercado) medicinales; de hierbas y verduras;
de guisados; de tortillas de maíz y de huevo;
de atole y tamales; de chocolate; de madejas de
algodón para bordar.
Adivinas Realizaban las predicciones por medio de
distintos métodos: maíces o cordeles, sus
propios dedos en el largo del brazo.
Curanderas Curaban las inflamaciones, calenturas, dolor de
cuerpo, cansancio, dolores de huesos, mal
de orina, gota, llagas, unían huesos dislocados o
rotos, etcétera.
Parteras Se encargaban del cuidado durante el embarazo,
parto y puerperio de las mujeres así como de las
ceremonias del nacimiento del bebé.
Casamenteras Viejas matronas que intervenían en las
negociaciones matrimoniales.
Pintoras Mujeres especializadas que pintaban el
cuerpo de las personas que iban a bailar en las
celebraciones de las festividades religiosas.
Tlacuiloque Eran auxiliares de sus contrapartes masculinas
en el pintado de códices y otros documentos.
Amanteca Artesanas que ayudaban a sus padres o maridos
en el arte plumario.
Prostitutas Mujeres pobres practicaban esta actividad
Algunas ocupaciones moralmente repudiada. Solían trabajar en
de las mujeres mercados y caminos.
mexicas.102

Índice 51
Religión
niñéz

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Religión
L a religión mexica recogió la tradición de pueblos que le precedieron;
a través de su contacto con los grupos que conquistaban, los mexicas
adoptaron númenes extranjeros y al establecerse en el Altiplano Central y
conformar una sociedad estatal, ellos diversificaron su culto y religión. Pa-
saron de la adoración de dioses de la caza, guerra, lluvia, fuego y agricultura
a integrar en sus rituales a deidades femeninas vinculadas mayoritariamente
con la fertilidad.

Mayahuel. Códice Borgia.

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Religión
De este modo, las diosas terres­tres y femeninas ocuparon en la creación de
deidades de los mantenimientos (maíz la humanidad un papel marginal.
y maguey, entre otros), fueron présta-
mos culturales. Al respecto, Fé­lix Báez-
Jorge103 apunta que dichas deidades

manifestaban en sus ámbitos de acción y re-


laciones simbólicas los diversos intereses de
la sociedad en torno a la fertilidad (­humana
y vegetal) y al agua (celeste y terrestre),
­núcleos a partir de los cuales se encadena-
ban amplias series significantes referidas al
nacimiento, la muerte, el placer carnal, la
expiación de los pecados y los manteni­
mientos, articuladas a los ritos biocósmicos.

En las divinidades de la cultura mexi­ca se


pueden ver claramente las dife­rentes con-
cepciones de acuerdo con la esencia del
dios, sea ésta masculina o femenina. Así,
los dioses eran activos, llenos de ardor,
astrales, crea­dores, fe­ cundadores, gue-
rreros en mo­vimiento; y las diosas, todo
lo contra­rio: pasivas, ligadas al hogar, a la
tierra, noctur­nas, dueñas de la sexualidad
y de la fecundidad-fertilidad.104

Otro dato importante que marca una


diferencia sustancial entre dioses y dio-
sas es que, en la cosmogonía mexica, los
primeros eran capaces de reproducir
al género humano sin la intervención
de deidades femeninas.105 A Quilaztli
sólo se le permitió moler los huesos y
las cenizas destinadas a crear a los seres
humanos. Esa masa se transformaría
en vida bajo la acción fertilizante de la
sangre del miembro viril de Quetzal-
coatl.106 De esta manera, las deidades Cihuacoatl con atributos del maíz.
Museo Nacional de Antropología.

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Religión

Coyolxauhqui. Museo del Templo Mayor.

Huitzilopochtli es otro ejemplo, a mismos atributos pero con mayor ra-


quien ni como dios ni como hombre dio de acción. Las deidades masculinas
se le conoció consorte alguna. Hasta fueron más abundantes que las feme-
pare­ce haber tenido aversión a las mu- ninas. De los ciento cuarenta y cuatro
jeres, especialmente a sus hermanas,107 nombres (nahuas o nahuatlizados) que
a una de las cuales (Malinalxochitl) corresponden a dioses distintos o sus
dejó abandonada durante la peregrina- advocaciones, sólo una tercera parte la
ción, cerca de Malinalco, acusándola de constituyen las diosas.110
­he­chicera,108 y a la otra (Coyolxauh­
qui) la despedazó.109 Más adelante Esta ideología religiosa asimétrica gene-
retoma­remos estos mitos. ró mitos “explicativos” legitimadores del
carácter subordinado y secundario de las
En la religión mexica nunca se le dio deidades femeninas y legalizó su condi-
importancia primordial a una diosa. ción de sumisión frente a sus colegas, lo
La divinidad femenina necesitó siem- que sirvió como justificante del trato al
pre de un dios acompañante con los que era sometida la mujer mexica.111

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Religión
Por tanto, los dioses del panteón mexi- alimento para que la humanidad so-
ca marcaron las diferencias de género breviviera. Estas divinidades fueron
en la sociedad en relación con los espa- númenes extranjeros adoptados en
cios que debían ocupar los hombres y el peregrinar azteca hacia el centro
las mujeres, la importancia social, la co- de México, tradiciones provenientes
tidianidad —cómo vestir, hablar, andar, de otros pueblos que, con el paso del
mirar, etcétera—, y también delinearon tiempo, fueron asimiladas y termina-
las atribuciones al dejar claro cuál era el ron mimetizándose con la tradición
papel de cada uno en la sociedad. propiamente azteca-mexica. La segun-
da categoría era la rebelde, destructiva,
De manera general, las deidades fe­me­­ hostil, la histo­ria pasada. En este grupo
ninas cayeron en dos categorías: la pri- se encontra­ban las hermanas de Hui­
mera era la maternal-protectora, en la tzi­lopochtli, quienes pertenecieron a la
cual las diosas estaban ligadas al ho­gar, tradición propia de los mexicas, cuyos
la tierra, la noche, la sexualidad, la fer- relatos son parte de la historia mítica
tilidad y la fecundidad. Su mater­nidad que definió la idiosincrasia del pueblo.
era entendida en dos sentidos: madre Ambas tradi­ciones convivieron y for-
de los humanos y Madre Tierra. Fue- maron el corpus religioso del Imperio.
ron diosas de los mantenimientos, del

Mujer tejiendo. Códice florentino.

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Religión
diosas de la antigua
tradición mesoamericana
E n la concepción agraria de los mexicas, la Madre Tierra era la diosa Ma-
dre, y se le veía como la suprema matriz de la que se obtenían los man-
tenimientos. Desde el punto de vista agrícola (tierra y sus frutos), las diosas
principales fueron: Xilonen y Chicomecoatl (maíz tier­no y maíz madu-
ro), Mayahuel (maguey), Huixtocihuatl (sal), Chalchiu­htlicue (agua),
Iztaccihuatl (montañas) y Xochiquetzal (flores).

Coatlicue. Museo Nacional de Antropología.

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Religión
diosas de la antigua
tradición mesoamericana

Se decía que las personas que nacieran en los días en que descendían las cihuateteo serían
inclinadas a los placeres sexuales o podrían morir por adulterio. Códice florentino.

Entre las diosas relacionadas con la Paralelamente, las diosas se vincula­


fecundidad-maternidad estaban: Ome­ ban con otros aspectos, como el se­
cihuatl, la gran creadora de la que sur­ xual (Xochiquetzal y Tlazolteotl), el
gen dioses y hombres; Toci, ‘Nuestra bordado y el tejido (Xochiquetzal,
abuela’; Teteoinnan, ‘Madre de los dio­ Mayahuel, Tlazolteotl y Toci) y el ho­
ses’; Coatlicue, madre de Huitzilopo­ gareño (Chantico).
ch­­­­­­­tli; Tonacacihuatl, ‘Mujer de nues­tro
sustento’, principal nodriza de la po-
blación; Oxomoco, primera mujer
creada de la que surgió el resto de la Mayahuel también era
raza humana; Cihuacoatl, diosa invo­ considerada dio­sa del tejido
cada en los partos difíciles; Tonantzin, porque del maguey se saca­ban
‘Nuestra madre’; Yoalticitl, patrona de
las fibras que, como el algodón,
los partos; Tlazolteotl, la gran parido­ra;
y las cihuateteo, mujeres divinizadas que servían para hilar y tejer la ropa.
murieron en su primer parto.

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diosas de la antigua
tradición mesoamericana

Tlazolteotl con cautivo y traje de guerrero. Códice Borgia.

En las representaciones notamos que (como Xochiquetzal en la lámina die-


algunas veces las diosas aparecen en ciocho del Códice Cospi) y el maxtlatl o
posición de derrota y con atributos taparrabos, entre otros. Los chicahuazt­
que niegan la feminidad; en otras se li, o bastones rituales, y las serpientes
presentan exaltando valores masculi- que les salen debajo de las faldas son,
nos-guerreros de la sociedad. Algunos en algunas representaciones, eviden-
implementos varoniles que observa- tes figuras fálicas que revelan el carác-
mos en las diosas son la vestimenta ter andrógino o masculino que debían
masculina-guerrera: el chimalli o escu- adoptar estas divinidades para poseer
do, una bandera, algunas flechas, una cierta jerarquía en la religión mexica.
banda multicolor anudada a la cintura

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Religión
diosas de la antigua
tradición mesoamericana

En tanto, las representaciones de las sas muestran de esta manera el mode-


diosas con implementos de hilado y te- lo deseable para las mujeres: un rol de
jido resaltan la importancia que tenía la pasividad/sumisión versus la actividad/
contribución económica de las mujeres dominación de los dioses.
mediante estas dos actividades. Las dio-

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Registro INAH: 1666-154

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Religión
diosas de la tradición
azteca-mexica
U n ejemplo de comportamiento para esta sociedad fue el de las herma-
nas de Huitzilopochtli, Coyolxauhqui y Ma­linalxochitl. Estas diosas no
recibieron un culto importante tras la consolida­ción de la sociedad mexica
como lo tu­vieron aquellas de la antigua tradición mesoamericana (diosas asi-
miladas de otros pueblos), pero la creencia en ellas ayudó al grupo gobernan-
te a consolidar la nueva religión mexica.

Los mitos relacionados con las diosas situación, Coatlicue se sintió des-
de la tradición azteca-mexica fueron consolada, pero desde su vientre la
usados para frenar cualquier posible criatura le hablaba y la confortaba
intento de las mujeres por tomar el diciéndole que no tuviera miedo. En
poder. De esta forma no se discutió el momento en que los centzonhuitz­
la autoridad masculina del dios tute- nahuah llegaron al encuentro de su
lar. A continuación explicaremos di- madre para asesinarla, nació Huitzi-
chos mitos y lo que significaron. lopochtli, en forma adulta y ataviado
como guerrero. Con una xiuh­coatl
Existen dos versiones acerca de (‘serpiente de fuego’) decapitó a su
Coyolxauhqui:112 la primera es la hermana y la lanzó cerro abajo; así,
consignada por Bernardino de Saha- su cuerpo quedó hecho pedazos.
gún, que relata que su madre, Coat-
licue, barría en la sierra de Coatepec
cuando de pronto descendió un plu-
món que ella tomó y guardó debajo
de su falda. Al terminar de barrer lo
buscó y no lo encontró; se entien-
de que el plumón tuvo propiedades
fertilizantes por las cuales quedó
preñada. Al saber Coyolxauhqui del
embarazo de su madre, se disgustó
y lo consideró como una infamia y
ver­güenza, por lo que incitó a sus
hermanos, los centzonhuitz­nahuah,
a que la mataran. Al enterarse de la

Coatlicue y Huitzilopochtli. Códice florentino.

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Religión
diosas de la tradición
azteca-mexica

Huitzilopochtli. Códice magliabechiano.

Por su parte, Durán señala que Co­ del Templo Mayor simboliza la derrota
yolxauhqui era lideresa de una re­belión de lo femenino, la conquista del nuevo
en contra de Huitzilopochtli, pues en poder sobre el pasado.
su peregrinación hacia la cuenca de Mé-
xico, ella y sus segui­dores habían deci- Otro caso destacable es el de Ma­li­nal­xo­
dido no continuar, debido a su deseo chitl, a quien se le tachaba de inhumana
de quedarse en el cerro Coatepec. El (amotlacatl) y malvada (tlahueliloc). Era
cuestionamiento a sus órdenes provocó una gran hechicera que se comía los
la furia de Huitzilopochtli, quien abrió ­corazones (teyolloquani) y agarraba las
esa noche el pecho de Coyolxauhqui y pantorrillas de la gente (tecotzanani) para
sus aliados para devorar sus corazones. embaucarla, adormecerla y apartar­ la
del buen camino. Por tal motivo, du-
En ambos relatos, Coyolxauhqui es rante la peregrinación hacia la cuen-
generadora de un conflicto cósmico, ca de México, Huitzilopochtli la dejó
un enemigo que estaba destinado a ser abandonada junto con su gente mien-
derrotado. Se mostró como una dei- tras dormían. Al despertar, lloró y se
dad egoísta, rebelde e intransigente que dirigió al Texcaltepetl (que posterior-
buscaba restarle poder a Huitzilopoch­ mente se llamó Malinalco). Al llegar al
tli. La representación escultórica al pie lugar para establecerse, Malinalxochitl

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Religión
diosas de la tradición
azteca-mexica

tuvo un idilio con Chimalcuauhtli, tico las diosas compartieron todos los
tlatoani del lugar. De esta relación na­ ámbitos con las deidades masculinas,
ció Copil, quien también fue un gran ese tiempo terminó. En esta na­rración
nahualli (‘mago’), pero no tanto como se indica en qué momento las muje-
su madre.113 res, representadas por la diosa Madre,
dejaron de participar activamente en la
El abandono que sufrió Malinalxochitl guerra. Es así que la diferente concep-
por parte de Huitzilopochtli significó ción que se tuvo de los géneros entre la
una división religiosa y el desprecio ha- población partió de distintos ámbitos,
cia las prácticas agoreras y mágicas asig- uno de ellos el religioso, en el cual los
nadas a las mujeres. mitos de las diosas ayudaron a legitimar
la creencia de que lo femenino era ár-
Ideológicamente, ambos mitos son bitro del desorden, de la desintegración
aspectos primordiales de la nueva tra- y del caos.
dición mexica: el de Coyolxauhqui
representa la exclusión de las mujeres En el relieve de Coyolxauhqui, en resu-
del poder político; el de Malinalxochitl men, se infie­re que su comportamiento
es símbolo de la marginación femenina reprobable e ineficaz la llevó a ser un
en la estructura religiosa. Estos mitos modelo de conducta inapropiado, por
muestran que las mujeres no fueron lo que se le representó con rasgos mas-
aptas para ejercer tareas socialmente culinos fue­ra del ideal femenino. Estas
relevantes pues, en su sed de poder, características dan a en­tender que cual-
llevaron al pueblo a la inestabilidad y quier intento de retar al dios principal
a la división.

Por otra parte, en la Historia de los mexi­


canos por sus pinturas114 se habla de que
Xochiquetzal fue la primera mujer en
morir en la guerra. Esta deidad era un
aspecto de la diosa Madre, la cual se
desdoblaba en una multiplicidad de
advocaciones (Teteoinnan, Toci, Tona-
cacihuatl e in­cluso Coatlicue). De esta
manera, podemos entender que la dio-
sa Madre fue la pri­mera sacrificada en
la guerra y que, si bien en el tiempo mí-

Itzpapalotl. Códice borbónico.

Índice 63
Religión
diosas de la tradición
azteca-mexica

(y su autoridad) sería se­ veramente era guerrera, el papel de cierta relevan-


castigado. De igual forma, el mito de cia que tuvieron las diosas en el pasado
Malinalxochitl fue un modelo de lo in- quedó relegado y subordinado al poder
deseable para el género femeni­no, pues del dios más impor­tante: Huitzilopo-
su sed de poder llevó al pueblo a un chtli, divinidad bélica por excelencia.
punto de escisión y descontento.
Aunque las diosas tuvieron una fun-
Ambas deidades fueron ejemplos de lo ción más relevante en la historia mexi-
socialmente inaceptable. Por el contra- ca pasada, ésta nunca se comparó con la
rio, las diosas de la antigua ­tra­di­ción de las divinidades masculinas; pues las
mesoamericana, en muchos casos, diosas en la antigüedad también cum-
muestran lo aceptable e ideal para lo plieron el rol de seres dependientes
femenino: la fecundidad, fertilidad, de alguna deidad como esposas, con-
sumisión; igualmente, la realización cubinas y personas subordinadas. Su
de tareas domésticas (barrer, tejer) o la condición en ningún momento fue de
asociación con utensilios pertenecien- igualdad ante sus propios colegas mas-
tes a estas esferas: husos, malacates, culinos, pero claramente se puede ob-
­escobas. servar que con el paso del tiempo dicho
papel quedó aún más relegado.
Puesto que la sociedad imperial mexica

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Registro INAH: 1578-220

Índice 64
Religión
diosas de la tradición
azteca-mexica

DIOSAS SIGNIFICADO ÁMBITOS DE ACCIÓN


DE SU NOMBRE
Chalchiuhtlicue Su falda de chalchihuites Deidad de las aguas terrestres, señora de los
mantenimientos. Se encargaba de cuidar el
desarrollo de las plantas alimenticias.
Chantico En el hogar Diosa del fuego terrestre que se ubica en el
fogón de la casa ante el cual se hacían varias
ceremonias al día.
Chicomecoatl Siete serpientes Personificación de la Tierra en sus aspectos de
esterilidad (hambre) y de abundancia.
Cihuacoatl Mujer serpiente Ayudaba en los partos difíciles.
Cihuateteo Mujeres diosas Mujeres que morían en su primer parto y se
Cihuapipiltin Mujeres nobles transformaban en diosas.
Mocihuaquetzque Las que se levantan como Descendían en determinadas trecenas y
mujer causaban enfermedades e incitaban a la
actividad sexual.
Coatlicue Su falda de serpientes Madre de Huitzilopochtli. Era una de las
personificaciones de la Tierra.
Coyolxauhqui La que se adorna con Diosa lunar y hermana del Sol, Huitzilopochtli.
cascabeles
Huixtocihuatl Mujer de la sal Inventora de la sal.
Itzpapalotl Mariposa de obsidiana Deidad telúrica y guerrera.
Malinalxochitl Flor de malinalli Hermana de Huitzilopochtli y hechicera.
Mayahuel Diosa del maguey Numen vinculado con la fertilidad. De su
Diosa del pulque propio cuerpo nace el maguey del cual se
obtiene el pulque.
Oxomoco Mujer primera Junto con Cipactonal, es la progenitora de la
humanidad. A ella le fue encomendado hilar,
tejer y adivinar con maíces.
Teteoinnan Madre de los dioses Como Yoalticitl, ‘Médica de la noche’
Toci Nuestra abuela patrocinaba a los médicos. Como
Temazcalteci, ‘Abuela de los baños’, utilizaba
los temazcales como recursos curativos.
Tlazolteotl Diosa de la basura Asociada con el parto. Provocaba deseos
sexuales. Tenía la capacidad de ingerir
las transgresiones y así se podía obtener
la expiación.
Tonacacihuatl Mujer de nuestro Con Tonacatecuhtli formaba la pareja
sustento sustentadora de la humanidad.
Xilonen La que vive como Personificaba a la planta de maíz tierno.
mazorca tierna
Xochiquetzal Preciosa flor Diosa del amor, de las artes domésticas, de la
Las diosas y sus belleza y de las prostitutas.
ámbitos de acción.

Índice 65
Conclusiones
L a guerra influyó sobre todos los aspectos de la vida mexica: lo social, lo
político, lo económico y lo religioso. Los valores guerreros fueron los
más apreciados para el momento en que se consolidaron como imperio. Di-
chos valores, medida de lo religioso, social y, específicamente, de lo genérico
contribuyeron a la declinación del estatus femenino.

Para alcanzar el éxito militar y el poder político, la sociedad mexica se valió


de distintos aparatos estatales que fortalecieron las bases sociales (familia),
lograron el orden económico mediante la división sexual del trabajo y man-
tuvieron la estabilidad política.

Mientras que los hombres se concentraron en la expansión imperial, las


mujeres contribuyeron a la estabilidad del Estado mediante la reproducción
social, biológica y económica. De esta manera, el imperio se fortaleció al
tiempo que los hombres ocuparon los ámbitos de poder políticos y religio-
sos, y las mujeres quedaron excluidas parcial o completamente.

Así, lo bélico fue el eje de la ideología oficial, que tenía como centro al dios
guerrero e imperial: Huitzilopochtli. Este pensamiento castrense revistió los
valores tanto de la antigua tradición mesoamericana como de la mexica (az-
teca) para conformar el nuevo ordenamiento social. En este sistema se usó
un discurso genérico que diferenció lo socialmente positivo de lo negativo,
la victoria de la derrota, la actividad de la pasividad y, por tanto, lo masculi-
no de lo femenino. En dicho discurso, lo masculino fue de alta estima y lo
femenino fue “considerado”, siempre y cuando no se saliera de los límites
claramente establecidos por la ideología estatal.

Lo que se esperaba de las mujeres —además de su cooperación directa en la


faena laboral mediante el tejido, hilado y la agricultura— era la reproducción
biológica, la reproducción de la fuerza de trabajo y la reproducción social. La
primera resulta obvia, la segunda y tercera como medios para la transmi­sión
de la ideología genérica, pues la educación elemental empezaba en la casa:

Índice 67
Conclusiones
ahí las madres inculcaban los valores impuestos por la sociedad a sus hijas, y
los padres instruían a sus hijos en el comportamiento y rol de género.

En esta valoración de los géneros en la cultura mexica, el control masculi-


no de las actividades económicas fundamentales — ­ agricultura y guerra— se
correlacionó con la preeminencia del estatus del hombre sobre el de la mujer.

De esta manera se ve una clara transposición de lo femenino con lo mas-


culino. Los mexicas consideraban la pasividad como algo indeseable y la
relacionaban inherentemente con la mujer. Todo lo contrario sucedió con
el estereotipo masculino, que fue de virilidad y valentía, de actividad (en
oposición a la pasividad). Cualquier comportamiento que contradijera este
ideal representó una transgresión de la deseable identidad genérica masculi-
na, aplicable incluso a las mujeres, pues cuando gozaban de alta estima se les
decía mujer de “corazón viril”.

En síntesis, la subordinación de la mujer mexica no se basó en la fuerza física


del varón con respecto a la mujer, o en las funciones biológicas de cada sexo,
sino que se encontró firmemente arraigada en la base económica, la cual
estaba determinada por la división entre la organización de la producción y
la reproducción social.

Acervo Fundación Cultural Armella Spitalier


Registros INAH: 1578-65 / 1323-717 2/2

Índice 68
Glosario
Acamapichtli (¿?-1396)
Primer tlatoani de Tenochtitlan, cuyo nombre significa ‘Puñado de cañas’. Hijo de un
noble culhua y fundador de la dinastía de los mexicas en el siglo XIV. Gobernó de
1376 a 1396.

Ahuianime
Literalmente, las ‘alegres’. Eran prostitutas que se vestían y adornaban de forma ex-
travagante; vagaban por las calles y los mercados lanzando insinuaciones sexuales a
los hombres.

Ahuitzotl (¿?-1502)
Octavo tlatoani de Tenochtitlan, cuyo nombre significa ‘El espinoso del agua’. Gobernó
de 1486 a 1502. Su gobierno se caracterizó por una política de amedrentamiento y su-
jeción, así como por un incremento en el número de sacrificios humanos. Debido a la
presión que ejerció sobre sus súbditos, su nombre fue sinónimo de vejaciones; por eso,
cuando una persona hostiga a otra se dice: “fulano es mi ahuizote”. Él mandó encauzar
un cuerpo de agua de Coyoacan hacia Tenochtitlan, lo cual provocó la inundación de la
ciudad, que fue causa de la muerte indirecta del gobernante.

Altiplano Central de México


Región de la República Mexicana que abarca actualmente el Distrito Federal, los estados
de México, Morelos, Puebla, Tlaxcala y el sur de Hidalgo. A finales del periodo Posclá-
sico estuvo habitado principalmente por grupos nahuas, además de otomíes, tlalhuicas,
matlatzincas y mazahuas, entre otros.

Amanteca
Expertos artistas encargados de la confección de ornamentos y atavíos compuestos de
finas plumas. Al ser elementos suntuarios, sólo podían ser usados por los pipiltin, entre
quienes se encontraban los gobernantes, los sacerdotes y los guerreros. Un ejemplo de
este arte plumario es el penacho de Moctezuma.

Atotoztli (¿?-1320)
Hija de Moctezuma Ilhuicamina. Ella era la única descendiente legítima de Moctezu-
ma I, de modo que sin su sangre habría concluido este linaje. Se casó con Tezozomoc,
hijo de Itzcoatl.

Axayacatl (ca. 1449-1481)


Sexto tlatoani de Tenochtitlan, nieto de Moctezuma Ilhuicamina. Gobernó de 1469 a
1481. Su nombre significa ‘Cara de agua’. Una de sus primeras iniciativas militares fue
la conquista de Tlatelolco.

Índice 69
Glosario
Azcapotzalco
Significa, literalmente, ‘En el hormiguero’. Ciudad importante durante el Posclásico.
Lugar donde se asentó la cultura tepaneca que, gracias a su agresividad y mayor ejército,
dominó la parte occidental del valle de México.

Azpanxihuitl
Hierba con raíces a manera de fibras, hojas aserradas como de almendro y tallos delgados
de cuyas últimas ramitas brotan flores blancas. Los mexicas la utilizaban para curar las
afecciones de la piel, como las tiñas y los barros.

Cano de Saavedra, Juan (ca. 1502-1572)


Conquistador español, participó en el sometimiento de los zapotecas, la Huasteca y
Michoacán. Fue esposo de Tecuichpo, hija de Moctezuma II, con quien procreó cinco
hijos: tres varones y dos mujeres. Escribió Relación de la Nueva España y su conquista, que
está extraviada.

Centeotl
Dios del maíz. Su nombre proviene de centli que refiere a la mazorca de maíz y de teotl
que significa ‘dios’. Era hijo de Piltzintecuhtli y Xochiquetzal.

Centzonhuitznahuah
Significa ‘cuatrocientos o innumerables surianos’. Eran hijos de Coatlicue y hermanos
de Coyolxauhqui. Ésta última los incitó a matar a su madre por el agravio que les había
cometido al quedar embarazada de Huitzilopochtli sin intervención masculina.

Chalchiuhcihuatl
Era una advocación de la diosa Chicomecoatl. Literalmente, su nombre significa ‘Mujer
de chalchihuites (piedras verdes)’. La representaban como una hermosa joven vestida
toda de rojo, con un collar de mazorcas de oro, aretes y sosteniendo mazorcas en las
manos. La fiesta de esta diosa era general en el país y en ella le pedían un año abundante
de mantenimientos.

Chalchiuhtlicue
Literalmente, su nombre significa ‘Su falda de chalchihuites —piedras verdes—’. Diosa
de los lagos y corrientes de agua y protectora de la navegación costera en el México an-
tiguo; también era patrona de los nacimientos y desempeñó un papel importante en los
baños rituales que se realizaban a los recién nacidos.

Chatalhuic
Es un árbol grande, ramoso y de follaje perenne. Sus tallos están cubiertos de pelusa ro-
jiza, y sus hojas son parecidas a las del limón. La semilla de su fruto, molida y tomada en
agua, aliviaba las fiebres. El agua en que se echaba dicha semilla molida ayudaba a tener
una larga cabellera.

Índice 70
Glosario
Chicomecoatl
Literalmente, su nombre significa ‘Siete serpientes’. Era diosa de los mantenimientos y
hermana de los tlaloque. Chicomecoatl era la personificación de la Tierra que encerraba
un aspecto siniestro y uno materno: era el numen de la esterilidad y del hambre porque
la Tierra guarda en su seno la muerte, el invierno; y bajo su segundo aspecto era el nu-
men de la abundancia y el regocijo.

Chimalcuauhtli
Señor matlatzinca de Malinalco con quien Malinalxochitl engendró un hijo, el mago
Copil, después de haber sido abandonada por su hermano Huitzilopochtli en su peregri-
nación hacia la futura Tenochtitlan.

Chimalpopoca (ca. 1405-1427)


Tercer tlatoani de Tenochtitlan, sucesor de Huitzilihuitl. Literalmente, su nombre signi-
fica ‘Escudo que humea’. Su gobierno participó en las conquistas tepanecas, entre ellas la
de Chalco. Durante su reinado se construyó el acueducto de madera que acarreaba agua
potable desde Chapultepec hasta Tenochtitlan, y una calzada con bordos y terraplenes
que conectaban la ciudad de Tacuba con cortaduras y puentes de madera que eran retira-
dos en la noche. Gobernó de 1417 a 1427.

Cihuatlampa
Era el lugar de las mujeres o de la feminidad. Paraíso que se ubicaba al poniente, punto
cardinal por donde el Sol desciende al inframundo. También se le conocía como Cin-
calco, ‘la casa del maíz’; estaba habitado por las cihuateteo, mujeres que morían en su
primer parto.

Cipactonal
Junto con Oxomoco, su mujer, eran los señores del tonalpohualli, pues ellos lo inventa-
ron. También fueron considerados como los ancestros de los varones y mujeres, y proge-
nitores del género humano. Por otra parte, junto con Tlaltetecui y Xochicahuaca, fueron
los primeros inventores de la medicina y primeros médicos herbolarios.

Copalxocotl
‘Fruto de copal’, árbol cuyos frutos y raíces producían una espuma que era utilizada
como jabón para bañarse y lavar la ropa.

Copil
Hijo de Chimalcuauhtli y la hechicera Malinalxochitl. Fue un gran mago que juró ven-
gar la afrenta que sufrió su madre por parte de su tío Huitzilopochtli. Fue vencido en
combate por Huitzilopochtli y su corazón fue arrojado a un tular donde surgió la señal
para que los aztecas se establecieran y formaran su imperio.

Coyolxauhqui
Su nombre significa ‘La que se adorna con cascabeles’. Se le identificaba como la diosa

Índice 71
Glosario
lunar y hermana del Sol, Huitzilopochtli. Se le representa como una mujer desmem-
brada, pues junto con sus hermanos, los centzonhuitznahuah, planeaba matar a su madre
Coatlicue por quedar embarazada de un modo que consideraban deshonroso. Por ello,
Huitzilopochtli la decapitó y la lanzó del Coatepec.

Crónica mexicayotl
Obra escrita en náhuatl por el tenochca Hernando Alvarado Tezozomoc, descendiente
de Moctezuma II, en la que narra una historia del pueblo mexica desde su salida de Az­
tlan hasta varios años después de la conquista de Tenochtitlan.

Cueitl
Prenda femenina mexica. Pieza de tela que enrollaban de la cintura a la pantorrilla.

Durán, fray Diego (1537-1588)


Fraile dominico que escribió en el siglo XVI Historia de las Indias de Nueva España e islas de
tierra firme. Esta obra contiene información sobre los mexicas, sus dioses y rituales.

Huasteca, La
Región conformada por porciones de los estados de Tamaulipas, San Luis Potosí,
Queré­taro, Hidalgo, Puebla y Veracruz. Actualmente confluyen varios grupos étnicos
en la zona.

Huehuetlatolli
Literalmente, ‘palabra antigua’. Discursos ético-morales emitidos por las autoridades al
pueblo, así como los mensajes que los padres daban a los hijos o los ancianos a los jóve-
nes para exhortar al buen comportamiento y evitar las transgresiones.

Huipilli
Prenda femenina mexica. Blusa con bordados y sin mangas.

Huitzilihuitl (¿?-1417)
Segundo tlatoani de Tenochtitlan que gobernó de 1396 hasta su muerte. Al contraer ma­
trimonio con la hija de Tezozomoc, tlatoani de Azcapotzalco, consiguió una reducción
considerable en los tributos que su pueblo pagaba a los tepanecas. A cambio, los mexicas
conquistaron pueblos vecinos en su nombre, lo cual posicionó a Tezozomoc como el
señor más poderoso del valle de México.

Huitzilopochtli
Principal deidad de los mexicas asociado a la guerra y relacionado con el Sol. Su nombre
significa ‘Colibrí de la izquierda’ o ‘Colibrí del sur’. Era el dios tutelar que señaló a los
mexicas el sitio para fundar su ciudad, a la que llamarían Tenochtitlan. A él, junto con
Tlaloc, estaba dedicado el gran Templo Mayor de Mexico-Tenochtitlan.

Índice 72
Glosario
Huixtocihuatl
Literalmente, su nombre significa ‘Mujer de la sal’. Era hermana de los tlaloque (dioses de
la lluvia). Por un conflicto entre ellos, la desterraron a las aguas saladas, en donde inventó
la sal. El cuarto cielo era su morada.

Huso
Herramienta de madera larga y redondeada que utiliza como contrapeso, en el extremo
inferior, el malacate; destinado a la confección de la madeja de hilo.

Ilamatecuhtli
Literalmente, su nombre significa ‘Señora vieja’. Es la diosa vieja también llamada Tona,
Cozcamiauh, Citlalicue y Cihuacoatl. Está ligada por múltiples relaciones con Itzpa-
palotl y las cihuateteo, con las cuales también se le identificaba; igualmente se le llamaba
Coatlicue. Con este último nombre se le conoce como la madre de los grandes dioses
Huitzilopochtli, Tezcatlipoca y Quetzalcoatl. Es la esposa del viejo dios del fuego. Su
adoratorio estaba en el cerro del Tepeyac.

Ilancueitl
Para asegurar una clase gobernante legítima, los mexicas casaron a su primer tlatoani,
Acamapichtli, con Ilancueitl, mujer noble culhua. Los culhuas eran descendientes de
los toltecas, aspecto que ennobleció a la dinastía de Tenochtitlan. Este matrimonio fue la
base de la nobleza mexica que gobernó hasta la llegada de los españoles.

Iztaccihuatl
Literalmente, su nombre significa ‘Mujer blanca’. Es la sierra nevada que se localiza a 55
km al sureste de la ciudad de México, a la cual tenían por diosa. En una cueva en la mis-
ma sierra tenían una escultura de ella y allí acudían con ofrendas y sacrificios. Además
tenían en las ciudades templos dedicados en su honor.

Macehualtin
(Macehualli, en singular) Individuo que pertenecía a una clase social que estaba por arriba
de los esclavos y por debajo de los pipiltin o nobles. Podían casarse con personas libres,
poseer bienes y tener hijos libres.

Malacate
Instrumento circular cerámico utilizado para la confección de la madeja de hilo.

Malinalxochitl
Literalmente, su nombre significa ‘Flor de malinalli’ o ‘Flor de hierba’. Fue abandonada
por su hermano Huitzilopochtil en el Texcaltepetl, que posteriormente se llamó Mali-
nalco en su honor. Con Chimalcuauhtli engendró a Copil, quien también fue mago.

Maqui
Prostituta mexica que acompañaba a los guerreros en sus expediciones militares.

Índice 73
Glosario
Maxtla (¿?-1428)
Tlatoani tepaneca de Coyoacan, cuyo padre fue el tirano Tezozomoc, tlatoani de Azcapot-
zalco. Al morir éste en 1427, usurpó el trono de dicha ciudad a su hermano Tayatzin,
a quien mandó matar, y provocó el suicidio de Chimalpopoca, tlatoani de Tenochtitlan,
por haber confabulado contra él. Murió en 1428 al ser destruida y saqueada Azcapotzalco
bajo la alianza de Tenochtitlan y Texcoco.

Mayahuel
Diosa del maguey o del pulque. La mitología mexica la vincula con la fertilidad. Suele
portar un penacho de plumas y detrás de la nuca lleva un adorno de papel plegado color
azul o blanco. En su cabello lleva dos husos con una ramificación verde terminada en
flores. Su decoración facial varía, pues la encontramos con la cara pintada de azul, blanco,
amarillo o rojo. Porta nariguera en forma de luna (yacametztli), que es característica de los
dioses del pulque, y viste huipil blanco, color característico de esta bebida. Suele llevar
pencas de maguey alrededor del cuerpo.

Mendieta, fray Jerónimo de (1525-1604)


Fraile franciscano que escribió su Historia eclesiástica indiana en 1596, en la cual documen-
ta los primeros años de la evangelización indígena, así como creencias, materia religiosa
y prácticas sociales de los pueblos nahuas del Altiplano Central, entre otras cuestiones.

Mexica
Pueblo de filiación nahua que partió de Aztlan, sitio que se ubicaba al norte de Mesoa-
mérica. Desde este lugar iniciaron un largo peregrinaje rumbo al Altiplano Central de
México para establecerse y fundar su ciudad, a la que llamarían Tenochtitlan. Huitzilo-
pochtli, su deidad tutelar, les cambió el nombre de ‘aztecas’ por ‘mexicas’. El nombre
‘azteca’ ha perdurado y trascendido en toda la literatura, aunque para los antropólogos
es importante conservar el sentido histórico de un término y otro. En este libro nos
referimos a los habitantes de Tenochtitlan como mexicas, y a sus antepasados migrantes
como aztecas.

Moctezuma Ilhuicamina o Moctezuma I (ca. 1390-1469)


Quinto tlatoani de Tenochtitlan. Gobernó de 1440 a 1469. Bajo su poder se continuó la
expansión territorial mexica y se consolidaron las guerras floridas que tenían como fin
la obtención de víctimas para el sacrificio a los dioses.

Moctezuma Xocoyotzin o Moctezuma II (1466-1520)


Sucesor de Ahuitzotl e hijo de Axayacatl, fue el noveno tlatoani de Tenochtitlan, segundo
de nombre Moctezuma, quien rigió de 1502 a 1520. Su gobierno se caracterizó por la
sustitución de los macehualtin que desempeñaban trabajos en su casa y en la corte por
gente noble. Su despotismo también se vio señalado por la introducción de un cere-
monial respecto al trato de su persona. Aunque se realizaron campañas militares en su
periodo, la actividad bélica no fue de mucha relevancia. En tiempos de Moctezuma II

Índice 74
Glosario
se presentaron los augurios que pronosticaron la caída de Tenochtitlan en manos de los
españoles. Murió durante su cautiverio por los ibéricos.

Moquihuix (¿?-1473)
Cuarto tlatoani de Tlatelolco que gobernó de 1460 a 1473. Durante su gobierno, las rela-
ciones entre tlatelolcas y tenochcas se agudizaron, por lo que en 1473 Axayacatl invadió
Tlatelolco. Al ser inminente la derrota y sujeción de la ciudad, Moquihuix decidió ter-
minar con su vida arrojándose del Templo Mayor de Tlatelolco.

Motolinía, fray Toribio de Benavente (ca. 1482-1569)


El nombre Motolinía significa ‘pobrecito’ en náhuatl. Fue uno de los primeros doce
frailes franciscanos en llegar a la Nueva España y su principal lugar de residencia fue
Huexotzinco. Redactó dos obras: Memoriales o Libro de las cosas de la Nueva España y de los
naturales de ella e Historia de los indios de la Nueva España, en los que consignó una historia
social de los nahuas.

Nahualli
Palabra náhuatl que ha sido traducida como ‘lo que es mi vestidura’ y que se aproxima
a los conceptos de disfraz y cobertura. Era un tipo de mago que tenía la capacidad de
transformarse en animal (felinos, águilas o serpientes), así como de tomar la forma de
elementos naturales como el fuego o la lluvia.

Nahuas
Grupos que compartían la lengua náhuatl, con sus debidas variantes regionales, y que se
extendieron por todo el Altiplano Central. Con el expansionismo del Imperio mexica, el
náhuatl se dispersó por gran parte del territorio mexicano. Varios grupos de esta lengua
llegaron a emigrar hasta Centroamérica.

Náhuatl
Es la lengua del grupo lingüístico yuto-azteca que hablaban los azteca-mexicas.

Nemontemi
Eran los últimos cinco días del año y se consideraban de mal agüero, por lo que no se
contaban. En este periodo no se emprendía ningún proyecto nuevo pues podían suceder
calamidades.

Nezahualcoyotl (1402-1472)
Cuarto tlatoani de Texcoco que recuperó el trono de su ciudad y el control de las provin-
cias acolhuas durante el dominio del soberano usurpador de Azcapotzalco, Tezozomoc.
Junto con él se fundó la Triple Alianza del Posclásico Tardío en el valle de México. Se le
conoce por ser filósofo y poeta. Gobernó intermitentemente desde 1418 a 1472.

Índice 75
Glosario
Nezahualpilli (1464-1515)
Quinto tlatoani de Texcoco, hijo de Nezahualcoyotl. A la muerte de su padre ocupó el
trono y gobernó de 1473 a 1515.

Ochpaniztli
Significa ‘barrido [de los caminos]’. En esta fiesta se hacía una limpieza general, se
barrían las casas, los templos, las calzadas y las calles, se limpiaban las fuentes, los canales,
las estatuas de las divinidades y se renovaban los edificios importantes y los acueductos.
Se ha pensado como una fiesta de renovación, de purificación y de renacimiento. Las
principales deidades celebradas representaban la tierra, el maíz, la germinación y el agua.

Oxomoco
Mujer de Cipactonal. Los dioses le encomendaron hilar y tejer, y le dieron granos de
maíz para que con ellos curara y adivinara.

Pipiltin
(Pilli, en singular) Nobleza hereditaria mexica que ocupaba posiciones importantes tanto
en el gobierno como en el ejército y el sacerdocio.

Posclásico Tardío
Para el área del Altiplano Central fue el último periodo de la época prehispánica, que
abarcó del 1200, poco después de la caída de Tula, al 1521 d. C. y que terminó con la
conquista de Tenochtitlan por parte de los españoles.

Quechquemitl
Prenda femenina prehispánica. Pequeña capa triangular que caía sobre el torso. Al mo-
mento de la conquista española, esta prenda era utilizada en casi toda Mesoamérica.
Constituyó un atributo de las diosas mexicas de la fertilidad.

Quetzalcoatl
Dios y héroe cultural tolteca. En diversos episodios aparece como un mortal, el go-
bernante de Tula, y una deidad, la ‘Serpiente emplumada’, asociada con la fertilidad, el
viento y Venus. Para distinguir esas diferentes cualidades a menudo se usa el nombre
adicional de Topiltzin para referirse al ser humano (Topiltzin Quetzalcoatl) y Ehecatl
(dios del viento) para referirse a la divinidad (Ehecatl Quetzalcoatl).

Quilaztli
Advocación de la diosa Cihuacoatl. Su nombre significa ‘Fomentadora de las legumbres’.
Quilaztli desempeñó un papel secundario en la creación de los seres humanos.

Rodríguez-Shadow, María J.
Arqueóloga e investigadora de la Dirección de Etnología y Antropología Social del inah;
se ha interesado en la arqueología y antropología de género y en los estudios de mujeres.

Índice 76
Glosario
Entre sus publicaciones se encuentran: La mujer azteca (2000), Identidad femenina, etnicidad
y trabajo en Nuevo México (2003), y Las mujeres en Mesoamérica prehispánica (2007).

Sahagún, fray Bernardino de (1499-1590)


Fraile franciscano que vivió en el centro de México y en Tepeapulco, Hidalgo, entre
otros lugares. Con ayuda de informantes indígenas elaboró, entre 1558 y 1580, una ex-
tensa obra sobre la cultura de los nahuas, referente obligado para cualquier estudio con-
cerniente a este grupo. La versión en náhuatl de dicha obra es el Códice florentino y en
español es la Historia general de las cosas de Nueva España.

Tecuichpo (ca.1509-1551)
Fue hija de Moctezuma II. Heredera legítima del trono mexica. Cuando tenía 11 años, la
casaron con su tío Cuitlahuac, hermano de su padre, el cual murió sesenta días después
de viruela. Posteriormente fue pedida como esposa de su primo Cuauhtemoc. Vivió con
él aproximadamente un año soportando el sitio y destrucción de Tenochtitlan. El 13 de
agosto de 1521 intentaron escapar por el lago de Texcoco, pero fueron aprehendidos por
los españoles. En junio de 1526, Hernán Cortés le otorgó a ella y a sus descendientes los
beneficios e ingresos del pueblo de Tacuba. Fue evangelizada y bautizada por los espa-
ñoles como doña Isabel de Moctezuma. Fue casada por tercera vez con Alonso de Grado
quien murió en 1528. Cortés la trasladó a su casa para unirla con sus demás concubinas;
con él procreó a Leonor Cortés Moctezuma. Cortés arregló otro matrimonio para ella
en el que eligió a Pedro Gallego, quien moriría en 1530. Dos años después, Cortés pensó
en otro matrimonio para ella, convirtiendo en su quinto y último marido a Juan Cano de
Saavedra, con el que procreó cinco hijos: Gonzalo, Pedro, Juan, Isabel y Catalina.

Telpuchpan
‘Lugar de los jóvenes’. Establecimiento de educación para la juventud.

Tenochtitlan
Capital del Imperio mexica fundada en 1325 d. C. por los mexicas en un islote del centro
de México por designio de su dios Huitzilopochtli.

Tepaneca
Pueblo de filiación nahua que, sin embargo, compartió muchos rasgos culturales oto-
míes. Los tepanecas llegaron a la cuenca de México en el siglo XIII en tiempos de
Techotlalatzin, gobernante chichimeca-acolhua descendiente de Xolotl, quien les
cedió el territorio de Azcapotzalco. Con el tiempo empezaron a adquirir gran pujan-
za hasta convertirse en un imperio que mantuvo el control de la cuenca durante cier-
to periodo de tiempo. Bajo el dominio del tepaneca Tezozomoc, los acolhuas vieron
disminui­­do su poder, hasta que Nezahualcoyotl e Itzcoatl derrotaron a Azcapotzalco,
provocan­do el cambio de la capital tepaneca a Tlacopan (Tacuba), y la integraron a la
­Triple Alianza, conformada por esta ciudad, Tenochtitlan y Texcoco.

Índice 77
Glosario
Teteoinnan-Toci
Madre de los dioses. Entre sus ámbitos de acción estaba el provocar los temblores, de
allí su nombre de Tlalli Iyollo, ‘Corazón de la tierra’. Además era patrona de los médicos
y adivinos, de donde le vino el nombre de Yoalticitl, ‘Médica de la noche’. Uno de sus
recursos curativos eran los baños de vapor o temazcales, por lo que también se le conoció
como Temazcalteci.

Texcoco
Localidad que se ubica al noreste de la actual ciudad de México. Estuvo habitada por los
acolhuas, descendientes de los chichimecas de Xolotl, cuyos gobernantes más sobresa-
lientes fueron Nezahualcoyotl y su hijo Nezahualpilli. Formó parte de la Triple Alianza
encabezada por Tenochtitlan.

Tezozomoc (¿?-1427)
Tlatoani tepaneca de Azcapotzalco que extendió sus dominios sobre la zona occidental
del valle de México. Traicionó y asesinó a Ixtlilxochitl, padre de Nezahualcoyotl —a
quien mantuvo exiliado de sus ciudades—, y tiranizó a los acolhuas.

Tianguis
Mercado ubicado en las plazas en el que se ofrecían diversos productos. Los dos tianguis
principales eran el de Tlatelolco, donde se vendía toda clase de mercancías, y el de Azca-
potzalco, donde se vendían esclavos.

Tititl
Significa ‘Estiramiento’. En esta fiesta se celebraba a Ilamatecuhtli ‘Señora vieja’, llamada
también Tonan ‘Nuestra madre’ o Cozcamiauh ‘Mazorca del collar’. Se sacrificaba a una
esclava que representaba a la diosa. Antes del sacrificio, la víctima bailaba llorando por
su suerte. Era sacrificada en la cúspide del templo de Huitzilopochtli y se le arrancaba
el corazón.

Tizoc (¿?-1486)
Séptimo tlatoani de Tenochtitlan, sucesor de su hermano Axacayatl en 1481. Estuvo más
inclinado a la vida religiosa que hacia la expansión militar. Su reinado fue corto y muy
oscuro. Los gobernantes de Iztapalapa y Tlachco, Techotlalla y Maxtlaton, concertaron
su muerte por envenenamiento, según algunas versiones.

Tlacoqualli in monequi
Adagio que significa ‘el buen medio es necesario’, con lo que se indicaba el ideal de
moderación mexica que se requería en todos los comportamientos.

Tlacuilo
(Tlacuiloque, en plural) Eran los hombres y mujeres hábiles en el dibujo. Pintaban los
códices y los murales en las ciudades.

Índice 78
Glosario
Tlalpoyomatli
Planta aromática con la que elaboraban perfumes que introducían en canutos. Tenía
raíces delgadas y pequeñas de donde nacían tallos con hojas largas y angostas, verdes por
un lado y blanquecinas por el otro.

Tlanextia xiuhtontl
Nombre de una planta conocida como ‘yerbilla que resplandece’. Combinada con otras
plantas curaba el gruñido de estómago por diarrea.

Tlatelolco
Ciudad gemela de Tenochtitlan fundada por los tlatelolcas, una fracción del grupo mexi-
ca. Fue el primer centro de intercambio del área con toda clase de productos y mercan-
cías venidas de más allá de sus fronteras.

Tlatlancuaye
Significa ‘que tiene rodillas’. Hierba nudosa de raíces ramificadas y rojizas, tallos sar-
mentosos y en parte purpúreos, flor y semilla rojas. Era empleada por los mexicas como
remedio contra la fiebre, como diurético y diaforético.

Tlatoani
(Tlatoque, en plural) Literalmente, ‘el que habla’. Era el título que recibía el gobernante
en turno. En la escala social, él se encontraba en el lugar más alto; incluso, al subir al
trono, adquiría una naturaleza divina y se le mudaba el lenguaje para que pudiera hablar
con Tezcatlipoca.

Tlazolteotl
Diosa de la basura y, a la vez, comedora de inmundicias y diosa de la sexualidad. También
se le identificaba como una diosa lunar, pero al mismo tiempo era la diosa de la Tierra.
Esta significación provenía del área huasteca, donde se originó su culto. Se le asoció, de
igual manera, con el embarazo y el alumbramiento, pues ella es la única diosa mostrada
dando a luz en los códices del centro de México.

Tonalamatl
Literalmente significa ‘libro de los destinos’. En él se tenían consignadas las fortunas
de acuerdo al signo del natalicio. Eran códices de tipo calendárico-ritual, en los que se
encontraban ciclos básicos para el cómputo del tiempo.

Tonalpohualli
Calendario ritual-adivinatorio nahua de doscientos sesenta días; en él se pronosticaba el
destino de una persona de acuerdo con su día de nacimiento. También se le conoce como
la ‘cuenta del tonalli’ o ‘cuenta de los destinos’.

Índice 79
Glosario
Tonalpouhqui
Palabra náhuatl que significa ‘el que lee los destinos’. Especialista encargado de consultar
el tonalpohualli para predecir el futuro del recién nacido.

Torquemada, fray Juan de (ca. 1562-1624)


Misionero franciscano que escribió entre 1592 y 1613 Monarquía indiana, una obra que
habla sobre los nahuas precolombinos y otros grupos prehispánicos, sus dioses y sociedad.

Tzopilotl tzontecomatl
Árbol con hojas largas y angostas que producía un fruto grande y oblongo. El hueso de
este fruto emanaba un líquido oleaginoso y emoliente con propiedades semejantes a
las del aceite de almendras. Este líquido servía para disolver los tumores, curar la tos y
suavizar el pecho. Además, lo utilizaban las mujeres para suavizar y limpiar su rostro.

Xilonen
‘La que vive como mazorca tierna’. Diosa del maíz tierno. Se le representaba con dos
colores en la cara: de la nariz para abajo, amarillo; la frente, roja. Llevaba en la cabeza
una corona de papel de cuatro esquinas y del centro de la corona salían muchos plumajes
como penachos. En el brazo izquierdo llevaba un escudo redondo y en la otra mano un
bastón teñido de rojo.

Xiuhquilitl
Planta tintórea de la que se extraía el añil o índigo. La utilizaban, entre otras cosas, para
ennegrecer y teñir sus cabellos.

Xochicaltzin
Literalmente significa ‘casita florida’, pero metafóricamente quiere decir ‘en la casa del
baño de vapor’, sinónimo de temazcalli. También recibía este nombre la diosa del baño,
Temazcalteci.

Xochiquetzal
Su nombre significa ‘Preciosa flor’. Diosa del amor, de las artes domésticas, de la belleza
y de las mujeres públicas (ahuianime o maqui), compañeras de los guerreros solteros. Se
advierten acentuadas relaciones con Tonacacihuatl, Tlazolteotl y Chalchiuhtlicue.

Yoalticitl
Literalmente, su nombre significa ‘Médica de la noche’. Era advocación de la diosa
Teteoinnan-Toci y patrona de los médicos y adivinos.

Índice 80
Citaciones
1 Danilovic, 2009:157. 21 López Austin, 1996 (1980), I:452.
2 Durán, 2002, tomo II, cap. XIV: 22 Sahagún, 2002, tomo II, lib. VI, cap.
142- 143. XIX:562.
3 Soustelle, 1996:186. 23 Motolinía, 1996, cap. LXVIII:426;
4 Códice telleriano-remensis, 1964:lám. 30r. Mendieta, 2002, tomo I, cap.
5 Sahagún, 1969:141; 2002, tomo I, XXIII:241.
lib. IV, cap. I:359; Torquemada, 1975, 24 Pablo Escalante, 1992.
tomo IV, lib. XIII, cap. XX:204. 25 Ibid.:33-34.
6 Sahagún, 2002, tomo II, lib. VI, cap. 26 Véase por ejemplo el Códice carolino,
XXXI:618-620. 1967, fol. 56r:26-27.
7 Sahagún, 2002, tomo I, lib. V, apéndiz, 27 Escalante, 1992:34.
cap. XIII:463. 28 Florentine Codex, 1950-1969, lib. VI,
8 Sahagún, 2002, tomo II, lib. VI, cap. cap. XLI:228.
XXXVI:642-643; Torquemada, 1975, 29 Escalante, 1993:103.
tomo IV, lib. XIII, cap. XIX: 30 Flores, 1992:442.
203-204; Ruiz de Alarcón, 1987, 31 Pérez-San Vicente, 1944:78.
tratado primero, cap. I:131. 32 Ibid.:82.
9 Sahagún, 2002, tomo I, lib. II, cap. 33 Alvarado Tezozomoc, 1998:117.
XIX:169. 34 Cruz, 1991:35.
10 Torquemada, 1975, tomo IV, lib. XIII, 35 Soustelle, 1996:260, nota 39.
cap. XXII:209-210; Durán, 2002, tomo 36 Florentine Codex, 1950-1969, lib. X,
II, tratado tercero, cap. III:242; cap. XXIV:89-90.
Esteva-Fabregat, 1962:686. 37 Cruz, 1991:29.
11 Basada en Lockhart, 1992:120-121. 38 Clavijero, 1945, tomo II:349, 368.
12 Sahagún, 2002, tomo I, lib. I, 39 Sahagún, 2002, tomo III, lib. XI, cap.
apéndiz:122. VII, párr. VI:1110.
13 Mendieta, 2002, tomo I, cap. 40 Cruz, 1991:79.
XXIII:240. 41 Flores, 1992:426-427; Sahagún, 2002,
14 Pérez-San Vicente, 1944:34; tomo II, lib. VIII, cap. XV:763.
Sahagún, 2002, tomo II, lib. VI, cap. 42 Sahagún, 2002, tomo II, lib. VI, cap.
XXXIX:650-652. XVIII:557.
15 Motolinía, 1996, cap. LXVIII:424. 43 Motolinía, 1989, cuarta parte, cap.
16 Florentine Codex, 1950-1969, lib. VI, VI:540-544; 1971, segunda parte,
cap. XLI:231. cap. 4, párr. 554-614:313-334; Las
17 Sahagún, 2002, tomo II, lib. VI, cap. Casas, 1967, tomo II, lib. III, cap.
XIX:560. CCXVIII:411-415; Sahagún, 2002,
18 Motolinía, 1996, cap. LXVIII:424. tomo II, lib. VI, cap. XXIII:581-587;
19 Sahagún, 2002, tomo II, lib. VI, cap. Mendieta, 2002, tomo I, lib. II, cap.
XIX:560. XXV:245-247; Torquemada, 1975,
20 Ibid. tomo IV, lib. XIII, cap. V-VI:153-161.

Índice 81
Citaciones
44 Durán, 2002, tomo II, tratado II, 1950- 1969, lib. VI, cap. XXIX:163.
cap. V:66. 67 Florentine Codex, 1950-1969, lib. IX:14.
45 Idem; Cervantes de Salazar, 1985, cap. 68 Torquemada, 1975, tomo I, lib. II, cap.
XXIII:44-45; Códice carolino, 1967, XVI:145.
núm. 45:26-27. 69 Sten, 1990:140.
46 Rodríguez-Shadow, 2000:195. 70 Torquemada, 1975, tomo III, lib. IX,
47 Motolinía, 1971, segunda parte, cap. V, cap. XXXII:323-324; tomo IV, lib. XII,
párr. 569:319. cap. III:102.
48 Motolinía, 1989, cuarta parte, cap. 71 Ibid., tomo I, lib. II, cap. LXIV:261.
VI:543-544; 1971, segunda parte, 72 Ibid., tomo III, lib. IX, cap. VIII:268.
cap. V, párr. 569-571:319-320; Las 73 Durán, 2002, tomo II, tratado
Casas, 1967, tomo II, lib. III, cap. segundo, cap. XV:150.
CCXVIII:414; Torquemada, 1975, 74 Torquemada, 1975, tomo IV, lib. XIII,
tomo IV, lib. XIII, cap. V:153-158. cap. V:155; cap. XXIX:234.
49 Soustelle, 1996:188. 75 Sahagún, 2002, tomo I, lib. I,
50 Gruzinski, 1980:31. cap. XXI:109; lib. II, cap. IX:150;
51 Alva Ixtlilxochitl, 1997b, cap. LVII:152. Torquemada, 1975, tomo III, lib. X,
52 Sullivan, 1966:57, nota 1; Alcina, cap. XX:391; cap. XXIV:400; tomo IV,
1991:60. lib. XIII: cap. XXIII:215; lib. XIV,
53 Sahagún, 2002, tomo II, lib. VI, cap. cap. X:339.
XXVII:601-605. 76 Sahagún, 2002, tomo II, lib. VI, cap.
54 Sahagún, 2002, tomo II, lib. VI, cap. XXI:574-575.
XXVIII:609; Hernández, 1959, vol. II, 77 Wiesheu, 2007; Rodríguez-Shadow,
Historia de los animales, tratado primero, 2007; González Licón, 2007.
cap. V:298-299. 78 Historia de los mexicanos…, 2002, cap.
55 Clendinnen, 1998:237. II:27, 29.
56 Ruiz de Alarcón, 1987, tratado sexto, 79 Ibid.:27.
cap. I:197; Serna, 1987, cap. XVII:393; 80 Rodríguez-Shadow, 2000:81.
López Austin, 1970, V. 81 Gillespie, 2005:62.
57 Códice Nuttall, 1975. 82 Durán, 2002, tomo I, tratado primero,
58 León, 1910:22. cap. VI:98-104; Alva Ixtlilxochitl,
59 Ruiz de Alarcón, 1987, tratado VI, cap. 1997a:303.
I:197. 83 Genealogía de los príncipes mexicanos,
60 Sahagún, 2002, tomo II, lib. VI, cap. 1958:lám. 1; Alva Ixtlilxochitl, 1997b,
XXVIII:610. cap. LI:129.
61 Florentine Codex, 1950-1969, lib. VI, 84 Díaz del Castillo, 2007, cap.
cap. XXVII:151-158. CXXX:269.
62 Ibid., cap. XVIII:160. 85 Fernández de Oviedo, 1945:134.
63 Sahagún, 2002, tomo II, lib. VI, cap. 86 Rodríguez-Shadow, 2000:87.
XXVIII:609-610. 87 Sahagún, 2002, tomo II, lib. VIII, cap.
64 Ibid., cap. XXIX:611. XVI:764.
65 Barba, 1993:39. 88 Alva Ixtlilxochitl, 1997b, cap. XXX:77.
66 Sahagún, 2002, tomo II, lib. VI, cap. 89 Torquemada, 1975, tomo I, lib. II, cap.
XXIX:612-613; Florentine Codex, XXVIII:173.

Índice 82
Citaciones
90 Rodríguez-Shadow, 2000:93. 102 Sahagún, 2002, tomo I, lib. IV; tomo
91 Pérez-San Vicente, 1944:52-53. Cfr. II, libs. VI, X.
Sahagún, 2002, tomo II, lib. X, cap. 103 Báez-Jorge, 2000:122.
XIV:889; cap. XIX:901; cap. XXVI:919. 104 Graulich, 1996:33.
92 Sahagún, 2002, tomo I, lib. II, cap. 105 Rodríguez-Shadow, 2000:243.
XXIV:191-194; cap. XXXVIII:267-268; 106 Leyenda de los Soles, 2002:179, 181.
Torquemada, 1975, tomo III, lib. X, 107 González Torres, 1979:11.
cap. XXXV:427. 108 Alvarado Tezozomoc, 1998:28.
93 Sahagún, 2002, tomo III, lib. X, cap. 109 Sahagún, 2002, tomo I, lib. III,
XIII-XV:884-892. cap. I:302.
94 Muñoz Camargo, 1998:165-166; 110 Tena, 2009:12.
Durán, 2002, tomo II, tratado 111 Rodríguez-Shadow, 2000:243.
segundo, cap. XVI:156; Sahagún, 2002, 112 Sahagún, 2002, tomo I, lib. III, cap.
tomo I, lib. IV, cap. II:353. I:302; Durán, 2002, tomo I, tratado
95 Sahagún, 2002, tomo II, lib. X, cap. primero, cap. III:76-77.
XIV:888- 889. 113 Alvarado Tezozomoc, 1998:28-31, 41;
96 Rodríguez-Shadow, 2000:120. Durán, 2002, tomo I, tratado primero,
97 Brumfiel, 1991. cap. IV:80-82; Códice Ramírez,
98 Burkhart, 1997:37. 1979:26-31.
99 Códice carolino, 1967, núm. 36:36-37. 114 Historia de los mexicanos…, 2002,
100 Encina y Esterpone, 2000. cap. VI:39.
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Pág.14: Códice mendocino, 1979:lám. 58r. Pág.43: Códice florentino, 1979, tomo I, lib. IV,
Pág.14: Códice mendocino, 1979: lám. 60r. cap. XXXVII:fol. 69v.
Pág.16: Códice mendocino, 1979:lám. 71r. Pág.44: Códice florentino, 1979, tomo III, lib.
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X, cap. XV:fol. 39v. Pág.45: Códice florentino, 1979, tomo II, lib.
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cap. XXXVII:fol. 69v. Pág.45: Códice florentino, 1979, tomo II, lib.
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VIII, cap. XV:fol. 31r. Pág.46: Códice Borgia, 1993:lám. 9.
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cap. I, párr. IV:fol. 7r. 1964:lám. 30r.
Pág.25: Códice mendocino, 1979:lám. 61r. Pág.49: Códice florentino, 1979, tomo II, lib.
Pág.26: Códice mendocino, 1979:lám. 61r. VIII, cap. XV:fol. 30v.
Pág.27: Códice Borgia, 1993:lám. 59. Pág.49: Códice florentino, 1979, tomo I, lib. I,
Pág.28: Códice magliabechiano, 1970:lám. 77r. cap. XII:fol. 6
Pág.29: Códice florentino, 1979, tomo II, lib. Pág.53: Códice Borgia, 1993:lám. 68.
VI, cap. XXVII:fol. 130v. Pág.56: Códice florentino, 1979, tomo III, lib.
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Pág.31: Códice magliabechiano, 1970:lám. 45r. Pág.58: Códice florentino, 1979, tomo I, lib. IV,
Pág.32: Códice florentino, 1979, tomo I, lib. IV, cap. XI:fol. 28v.
cap. XXXII:fol. 62r. Pág.59: Códice Borgia, 1993: lám. 63.
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Pág.39: Códice borbónico, 1993:lám. 21. Pág.61: Códice florentino, 1979, tomo I, lib. III,
Pág.40: Códice florentino, 1979, tomo I, lib. IV, cap. I, párr. 1:fol. 3v.
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Pág.40: Códice magliabechiano, 1970: lám. 78r. Pág.63: Códice borbónico, 1993:lám. 15.

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S.A. de C.V. Tlatelolco. Temple sobre lino.
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con la Santa Cruz, Coahuitlán, Spitalier. 2010. Fotografía: Miguel
Veracruz, México, 2008. Ángel Marín Hernández.
Pág. 9: Pablo Valderrama Rouy. Maxtaual, Pág. 52: Elizabeth Peralta González. Mujer
tocado ceremonial nahua, Xiloxochico, rezando frente a la imagen patronal del
municipio de Cuetzalan, Puebla, Santo Entierro, Coahuitlán, Veracruz,
México, 2009. México, 2008.
Pág. 15: Samuel Villela Flores. Mujeres Pág. 66: Elizabeth Peralta González.
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Atzacoaloya, municipio de Chilapa, México, 2008.
Guerrero, México, 1995. Págs: 10; 11; 12; 14; 16; 17; 19; 20; 21; 22;
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nahua frente a su casa, Talzintan, 39; 40; 41; 42; 43; 44; 45; 46; 48; 49;
municipio de Hueyapan, Puebla, 53; 54; 55; 56; 57; 58; 59; 60; 61; 62
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Cuetzalan, Puebla, México, 2008. Págs: 8; 36; 47 y 68. Miguel Ángel Marín
Pág. 37: Pablo Valderrama Rouy. Desgranando Hernández.
maíz, Xiloxochico, municipio de
Cuetzalan, Puebla, México, 2010.

Índice 93
Comité científico: Raúl Martín Arana Álvarez, Jiapsy Arias González, Ricardo Armijo, Luis
Felipe Bate Peterson, Peter Biró, Julia del Carmen Chávez Carapia, Martha Chávez Torres,
Cristina Corona Jamaica, Jaime Echeverría García, Luis Enrique Ferro Vidal, Iván Franco
Cáceres, Mauricio Gálvez Rosalez, Rocío García Valgañón, Mary Goldsmith, Carlos Guadalupe
Heiras Rodríguez, Frederic Hicks, Gabriel Lalo Jacinto, Júpiter Martínez Ramírez, Luis Alberto
Martos López, Ismael Arturo Montero García, Pablo Montero Soria, Lina del Mar Moreno
Tovar, Daniel Olivares de Ita, Verónica Ortega Cabrera, Raquel Padilla Ramos, Francis Pimentel
Zepeda, Eugeni Porras Carrillo, Antonio Reyes Valdez, María de Jesús Rodríguez Shadow,
Nazario A. Sánchez Mastranzo, Joel Santos Ramírez, Marco Antonio Santos Ramírez, Andrea
Stone, Pablo Valderrama Rouy, Samuel Villela Flores.

Índice 94
Miriam López Hernández

Miriam López Hernández es licenciada en Ciencias de la Co­


municación por la Universidad Nacional Autónoma de México,
licenciada en Arqueología por la Escuela Nacional de Antro­
pología e Historia, maestra en Antropología por el Instituto
de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional
Autónoma de México y actualmente es doctoranda en el mismo
instituto. Ha participado en excavaciones arqueológicas en el
país y en el extranjero. Entre sus publicaciones se encuentran:­
Letras femeninas en el periodismo mexicano, “Los teotipos en
la construcción de la feminidad mexica”, “El panteón mexica
como reproductor de la asimetría de género”, y “Antropología
y arqueología de la sexualidad: premisas teóricas y conceptua­
les”. Actualmente realiza investigaciones sobre condición feme­
nina, relaciones de género y sexualidad prehispánica.

Índice 95
De la misma editorial
DOCUMENTOS EN BARRO
LOS PRIMEROS ALFAREROS EN MESOAMÉRICA
LA ANTIGUA ITZOCAN: TESTIMONIOS MESOAMERICANOS
LA ANTIGUA ITZOCAN: LA CAÍDA
TRADICIÓN MEZCALA DE GUERRERO
DISEÑO EN CERÁMICA MESOAMERICANA
CHUPÍCUARO. ESTILO Y TRADICIÓN
GRANDES MINIATURAS
LOS AZTECAS Y LA GRAN TENOCHTITLÁN
ÍCONOS OLMECAS
DIOSAS Y MORTALES: LAS MUJERES EN ÉPOCA PREHISPÁNICA
BARRO Y CANTO, UNA MIRADA AL PENSAMIENTO NÁHUATL
TEOTIHUACÁN: EL ASCENSO AL PODER
TEOTIHUACÁN: EL FIN DE UNA ERA
RESTAURACIÓN DE UN ACERVO ARQUEOLÓGICO
OFRENDAS ANCESTRALES EN EL CORAZÓN DE MESOAMÉRICA
CACAXTLA
TLATILCO, EL LUGAR DE LAS COSAS OCULTAS
TLÁLOC, EL QUE HACE BROTAR LA LLUVIA
HISTORIA Y PRESENCIA DEL VESTIDO EN EL MÉXICO PREHISPÁNICO
EL ROSTRO HUMANO EN MESOAMÉRICA
CREACIONES PÉTREAS
UNA CONTEMPLACIÓN A LA CULTURA MAYA
TOTONACAPAN
GLIFOS PREHISPÁNICOS
MIXTECOS
MONTE ALBÁN
EL POSCLÁSICO EN MESOAMÉRICA
XOCHICALCO
LA FAUNA EN EL MUNDO PREHISPÁNICO
JUEGO DE PELOTA EN MESOAMÉRICA
OCCIDENTE DE MÉXICO
CHOLULA
VERACRUZ
GASTRONOMÍA PREHISPÁNICA EN MÉXICO
TULA: CIUDAD MÍTICA
ARQUEOLOGÍA BAJO EL AGUA
DEFINIENDO LO MAYA

Índice 96
contacto@fundacionarmella.org
www.fundacionarmella.org
Año de publicación: 2011

“Celebramos y recibimos con júbilo este tipo de trabajos que se per-


filan como pioneros en el campo de los estudios de la antropología de
las mujeres.”
-María J. Rodríguez-Shadow

De mujeres y diosas aztecas es un recorrido por las distintas etapas de la


vida de la mujer mexica. Miriam López analiza la mitología, los descubri-
mientos arqueológicos, los códices y las crónicas del siglo XVI con una
naturalidad intrínseca para dar a conocer los posibles destinos y el com-
portamiento esperado de una mujer de acuerdo con las normas e ideales
mexicas. Este perspicaz trabajo rescata las contribuciones femeninas que,
si bien no fueron meritorias de reconocimiento y prestigio en su época, sí
jugaron un papel fundamental en la conformación y consolidación de las
estructuras sociales del Imperio mexica.

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