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Universidad de San Carlos de Guatemala

Centro Universitario Metropolitano


Facultad de Ciencias Médicas
Área curricular de Ciencias Básicas y Biológicas
Segundo año- Unidad didáctica de FISIOLOGÍA
Ciclo académico 2017

Profesor: Héctor René García Santana

Caso clínico #3
Nefrología

Grupo #7

Culajay Agustín, Brandon Antonio 201317776


Candy Josselyn Leal García 201407654
Cruz Juarez, Jasking Omar 201500012
Bracamonte Peralta, Maria Gabriela 201500392
Fernández Cruz, María Jimena 201600768
Zavaleta Alfaro, Tania Guadalupe 201580016
Guerra Portillo,Oscar José 201600090
Licardie Jerez, Dennisse Stephanie 201600461
Juan Jose Samayoa Morales 201516920
Sotomayor Ariza, Dana Isabel 201500503
Garcia Gomez, Adriana Isabel 201600953

Guatemala 16/08/17
TESTS PARA LA DEPRESIÓN
1. Beck Depression Inventory (BDI)1
Es una escala de autoevaluación que valora fundamentalmente los síntomas clínicos
de melancolía y los pensamientos intrusivos presentes en la depresión. Es la que
mayor porcentaje de síntomas cognitivos presenta, destacando además la ausencia de
síntomas motores y de ansiedad. Se utiliza habitualmente para evaluar la gravedad de
la enfermedad. La versión original de 1961 consta de 21 ítems, publicándose
posteriormente dos revisiones, la BDI-IA en 1979116 y la BDI-II en 1996175. Esta
escala fue adaptada y validada en castellano en 1975.

La versión original se basa en las descripciones del paciente sobre diferentes ítems:
ánimo, pesimismo, sensación de fracaso, insatisfacción, culpa, irritabilidad, ideas
suicidas, llanto, aislamiento social, indecisión, cambios en el aspecto físico, dificultad
en el trabajo, insomnio, fatigabilidad, pérdida de apetito, pérdida de peso, preocupación
somática y pérdida de la libido. En la versión II se reemplazan la valoración del aspecto
físico, la pérdida de peso, la preocupación somática y la dificultad para trabajar por
agitación, dificultad de concentración, pérdida de energía y sentimientos de inutilidad.
En la mayoría de ensayos clínicos incluidos en la guía de NICE se emplea la primera
versión. Cada ítem se valora de 0 a 3, siendo la puntuación total de 63 puntos. No
existe un consenso sobre los puntos de corte, por lo que se emplean distintos puntos
de corte e intervalos para definir los niveles de gravedad. Los puntos de corte
recomendados por la Asociación Psiquiátrica Americana son:

2. Escala de Hamilton para la depresión (HAM-D)1


La HAM-D o Hamilton Rating Scale for Depression, es una escala heteroaplicada,
diseñada para medir la intensidad o gravedad de la depresión, siendo una de las más
empleadas para monitorizar la evolución de los síntomas en la práctica clínica y en la
investigación. El marco temporal de la evaluación se corresponde al momento en el
que se aplican, excepto para algunos ítems, como los del sueño, en que se refieren a
los 2 días previos. La versión original está formada por 21 ítems y fue publicada en
1960173. Existe una versión reducida realizada por el mismo autor de 17 ítems, otra
versión de 24 ítems y una de 6 ítems constituida por los ítems de humor deprimido,
sentimientos de culpa, trabajo y actividades, inhibición, ansiedad psíquica y síntomas
somáticos de la versión 17. La validación de la versión española de la escala fue
realizada en 1986 y posteriormente se realizó la evaluación psicométrica comparativa
de las versiones 6, 17 y 21.

Los ítems incluyen ánimo depresivo, sentimientos de culpa, suicidio, insomnio precoz,
medio y tardío, trabajo y actividades, inhibición, agitación, ansiedad psíquica y
ansiedad somática, síntomas somáticos gastrointestinales, síntomas somáticos
generales, síntomas sexuales (disfunción sexual y alteraciones de la menstruación),
hipocondría, pérdida de peso y capacidad de entendimiento. Los ítems adicionales en
la versión de 21 son variación diurna, despersonalización y desrealización, síntomas
paranoides y síntomas obsesivos y compulsivos. Esta escala es de difícil
administración a enfermos físicos por el excesivo peso de los síntomas de ansiedad y
síntomas somáticos. Proporciona una puntuación global de gravedad del cuadro
depresivo y una puntuación en 3 factores o índices: melancolía, ansiedad y sueño. Las
puntuaciones en cada uno de los índices se obtienen sumando las puntuaciones de los
ítems que los constituyen: melancolía (ítems 1, 2, 7, 8, 10 y 13); ansiedad (ítems 9-11)
y sueño (ítems 4-6). No existen puntos de corte definidos para las puntuaciones en
estos índices. La puntuación global se obtiene sumando las puntuaciones de cada
ítem, con un rango de puntuación en la escala de 17 ítems que en la versión española
es de 0 a 54. Los puntos de corte para definir los niveles de gravedad:
TEST PARA LA ANSIEDAD

1. INVENTARIO DE ANSIEDAD DE BECK


El Inventario de Ansiedad de Beck es un breve cuestionario autoadministrado con gran
aceptación para medir la ansiedad en adultos y adolescentes, que viene siendo
utilizado tanto en la evaluación clínica como en la investigación básica de forma
habitual.

El Inventario (BAI) fue creado por Aaron T. Beck en la década de los 80, y se trata de
un cuestionario de opción múltiple de 21 ítems que mide la gravedad de la ansiedad
actual en adultos y adolescentes. Describe los síntomas emocionales, fisiológicos y
cognitivos de la ansiedad, siendo una prueba muy adecuada para discriminar la
ansiedad de la depresión.

Cada uno de los elementos del BAI es una descripción simple de un síntoma de
ansiedad en cada uno de sus cuatro aspectos relevantes:

1. Subjetivo (por ejemplo, “no puedo relajarme”).

2. Neurofisiológico (por ejemplo, “entumecimiento u hormigueo”).

3. Autónomo (por ejemplo,”sensación de calor”).

4. Pánico (por ejemplo, “miedo a perder el control”).

El BAI sólo requiere un nivel básico de lectura, se puede utilizar con personas que
tienen discapacidad intelectual, y puede completarse en 5-10 minutos utilizando un
formulario de papel y un lápiz. Debido a la relativa simplicidad del inventario, también
se puede administrar por vía oral para personas con discapacidad visual.

La prueba puede ser administrada por profesionales, pero debe utilizarse e


interpretarse únicamente por profesionales con la formación y experiencia clínica
adecuada.

¿COMO SE HACE?
Responda este cuestionario considerando sus dificultades actuales. Considere como
referencia las dificultades que ha tenido este último mes.

PROCEDIMIENTO:
El cuestionario consta de 21 preguntas, proporcionando un rango de puntuación entre 0
y 63. Los puntos de corte sugeridos para interpretar el resultado obtenido son los
siguientes:
● 00–21 - Ansiedad muy baja
● 22–35 - Ansiedad moderada
● más de 36 - Ansiedad severa

Cada ítem se puntúa de 0 a 3, correspondiendo la puntuación 0 a "en absoluto", 1 a


"levemente, no me molesta mucho", 2 a "moderadamente, fue muy desagradable pero
podía soportarlo" y la puntuación 3 a "severamente, casi no podía soportarlo".
La puntuación total es la suma de las de todos los ítems. Los síntomas hacen
referencia a la última semana y al momento actual.
En el cuestionario hay una lista de síntomas comunes de la ansiedad. Lea cada uno de
los ítems atentamente, e indique cuanto le ha afectado en la última semana incluyendo
hoy.
Usos Clínicos y de Investigación
El Inventario de Ansiedad de Beck puede utilizarse para evaluar y establecer una línea
base de ansiedad, como una ayuda para el diagnóstico clínico, para detectar la eficacia
del tratamiento a medida que avanza, y como medida de resultado post- tratamiento.

2. ESCALA DE ANSIEDAD DE HAMILTON (HAS)


La Escala de Ansiedad de Hamilton es una de las escalas de evaluación más utilizadas
para medir la ansiedad. La HAS es una escala de síntomas de clasificación clínica
utilizada para medir la gravedad de los síntomas de ansiedad y lo bien que el candidato
puede responder a la terapia. La evaluación es realizada por un profesional capacitado,
revisa la semana pasada y tiene una duración de unos 10 a 15 minutos. El paciente es
evaluado en base a una lista de síntomas y juzgado en una escala de 0 a 4, donde 0
significa que el síntoma no está presente, y 4 que el síntoma está muy fuertemente
presente. Los síntomas son los siguientes: estado de ansiedad, depresión, quejas
somáticas musculares, quejas somáticas sensoriales, síntomas cardiovasculares,
síntomas respiratorios, síntomas gastrointestinales, síntomas genitourinarios, síntomas
autonómicos, tensiones, miedos, insomnio, deterioro intelectual y cómo el paciente se
comporta durante la entrevista.
TESIS RELACIONADA CON ANSIEDAD Y DEPRESIÓN
EN ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS

ESTADO NUTRICIONAL ASOCIADO A DEPRESIÓN Y/O ANSIEDAD EN ESTUDIANTES DE


MEDICINA”

Estudio descriptivo transversal realizado en estudiantes de sexto año


de la carrera de médico y cirujano, de la Facultad de Ciencias Médicas
de la Universidad de San Carlos de Guatemala –USAC-
junio-julio 2016
Tesis

Presentada a la Honorable Junta Directiva


de la Facultad de Ciencias Médicas de la
Universidad de San Carlos de Guatemala
Médico y Cirujano
Guatemala, agosto de 2016

AIDA ELIZABETH GRAMAJO JIMENEZ


RICARDO ANTONIO MEJÍA ANDRINO
SILVANA ESTEFANIA CHÁVES TORRES
LORENA ESTEFANÍA GODÍNEZ CÓRDOVA DIANA MICHELLE PÁEZ GALINDO
DIANA MICHELLE PÁEZ GALINDO
RESUMEN
OBJETIVO: Determinar la asociación entre el estado nutricional (EN) con depresión y/o
ansiedad, en estudiantes de sexto año de la carrera de médico y cirujano, de la Facultad de
Ciencias Médicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala, de junio a julio de 2016.
POBLACIÓN Y MÉTODOS: Estudio descriptivo transversal, realizado en 278 estudiantes, en
quienes se determinó el EN (definido como obeso >30kg/m2 y no obeso <30kg/m2) a través del
índice de masa corporal (IMC) y la presencia de depresión y ansiedad a partir de los test de
Zung y Hamilton, respectivamente. RESULTADOS: Se obtuvo una edad media de 24 años;
53.6 % (149) mujeres; 59.35 % (165) de los individuos con un estado socioeconómico medio
alto; la décima parte fue obeso, de los cuales ninguno presentó depresión, y 6.25 % (1) mostró
ansiedad. En tanto, para el total de la muestra evaluada, 2 % (6) resulto positivo para depresión
y 6 % (17) para ansiedad. Al asociar EN y depresión no se encontró casos de depresión en
estudiantes obesos, por lo que no se realizaron más cálculos estadísticos. Mientras que el EN
asociado a ansiedad se encontró un chi2 de 0.16, y un P valor = 0.69, con 95% de
confiabilidad; por lo que no hay asociación estadísticamente significativa. CONCLUSIONES: En
los estudiantes de medicina de sexto año obesos evaluados, ninguno presenta depresión, y
únicamente uno tiene ansiedad. No se determina asociación entre el estado nutricional y
depresión y/o ansiedad.
PALABRAS CLAVE: Estado nutricional, depresión, ansiedad, estudiantes de medicina

ÍNDICE
1. Introducción ....................................................................................................................... 1
2. Objetivos ............................................................................................................................ 3
3. Marco teórico ..................................................................................................................... 5
3.1 Contextualización del área de estudio .......................................................................... 5
3.2 Determinantes del estado nutricional y trastornos de salud mental ............................... 6
3.3 Antecedentes sobre la asociación de estado nutricional y trastornos de salud mental . 8
3.4 Estado Nutricional ......................................................................................................... 11
3.5 Trastornos de salud mental .......................................................................................... 14
4. Población y métodos ......................................................................................................... 25
4.1 Tipo y diseño de la investigación ................................................................................... 25
4.2 Unidad de análisis ......................................................................................................... 25
4.3 Población y muestra ...................................................................................................... 25
4.4Criterios de inclusión y exclusión .................................................................................... 26
4.5 Definición y operacionalización de variables ................................................................. 27
4.6 Técnicas, procedimientos e instrumentos utilizados en la recolección de datos ............ 31
4.7 Procesamiento y análisis de datos ................................................................................ 37
4.8 Limites de la investigación ............................................................................................. 39
4.9 Aspectos éticos de la investigación ............................................................................... 39
5. Resultados ........................................................................................................................ 41
6. Discusión ........................................................................................................................... 43
7. Conclusiones .................................................................................................................... 47
8. Recomendaciones ............................................................................................................ 49
9. Aportes .............................................................................................................................. 51
10. Bibliografías .................................................................................................................... 53
11. Anexos ............................................................................................................................. 59

1. INTRODUCCIÓN
A nivel mundial la carga que presuponen las enfermedades crónicas no transmisibles
(ECNT) y su amenaza, constituyen un importante problema de salud pública que
impacta en el desarrollo social y económico en países de todo el mundo. La pandemia
de la obesidad como entidad nutricional, representa uno de los mayores problemas a
este nivel. 1 La proporción de adultos con una índice de masa corporal de 25 kg / m2 o
mayor, aumentó (entre los años 1980 y 2013) de 28,8 % a 36,9 % en hombres y en
mujeres del 29,8 % al 38,0 %.2 En América Latina y el Caribe, se ha reportado que la
prevalencia de la obesidad alcanza un promedio de 4.4 %, y Guatemala es uno de los
once países que registra niveles superiores a la prevalencia regional (5.4 %).3 En
relación a los problemas de salud mental se ha estimado que en el ámbito mundial 1 de
cada 10 personas padece al menos un trastorno de salud mental (TSM).4,5,6 En
Guatemala, la Encuesta Nacional de Salud Mental realizada por la Facultad de
Ciencias Médicas de la USAC (FCCMUSAC), reportó que 1 de cada 4 personas
presenta al menos un TSM. 7 En un estudio reciente realizado en la FCCM USAC se
reportó que entre 10 a 13 % de los estudiantes del primer año de la carrera son
obesos, y 58.8 % presentan algún problema de salud mental. 8,9.10 Si bien se
encuentran identificados diversos factores (siendo los más importantes: sexo, edad y
estado socioeconómico, que derivan en una baja actividad física y vaga
alimentación,11-15) asociados a obesidad, la asociación con TSM se encuentra
pobremente documentada en la literatura científica, por lo que existen escasos estudios
que sugieren la posibilidad de esta, para lo cual se ha reportado un Odds Ratio (OR)
entre 1.2 a 1.5, planteando la posibilidad de que sea un factor principal de riesgo para
desarrollar obesidad o que la obesidad esté asociada a TSM,5,11- 14 pues se ha
reportado que la obesidad y depresión específicamente, se encuentran
relacionadas.15-19 Partiendo del hecho de que la mayoría de estudios se han realizado
en la población en general, es interesante notar que se desconoce la situación de TSM
y obesidad en estudiantes de medicina, especialmente cuando se ha reportado que en
ellos(as), por la naturaleza de su formación y las condiciones en las que es realizada,
existen TSM específicos que experimentan, tales como la ansiedad y depresión, sin
dejar por un lado otros importantes.20 En efecto, esto es especialmente importante, ya
que en Guatemala se estimó que 27.5 % de su población era obesa esperándose que,
de no tomar medidas para controlar este problema, en el 2020 pertenecerá a los países
con mayor obesidad en el mundo.22 Mientras que, para los trastornos de salud mental,
recientemente se calculó que el impacto mundial acumulado por estos, en términos de
pérdidas económicas, será de US$ 16.3 billones entre 2011 y 2030. 23 2
Fundamentados en que la obesidad y la salud mental son temas de salud importantes
en los estudiantes de medicina, pero su relación no había sido comprobada, se planteó
el siguiente estudio de corte transversal, en el cual se determinó el estado nutricional a
partir del índice de masa corporal (IMC), y la presencia de depresión y ansiedad a
través de los test de Zung y Hamilton, en una muestra de 278 estudiantes asignados a
sexto año de medicina. 3
2. OBJETIVOS
2.1 General
Determinar la asociación entre estado nutricional con depresión y/o ansiedad, en
estudiantes
de sexto año de la carrera de médico y cirujano, de la Facultad de Ciencias Médicas de
la
Universidad de San Carlos de Guatemala, de junio a julio de 2016.
2.2 Específicos
2.2.1 Identificar las características socio-demográficas de los estudiantes.
2.2.2 Determinar la presencia de obesidad a partir del índice de masa corporal (IMC).
2.2.3 Determinar la presencia de depresión a través del test de Zung.
2.2.4 Determinar la presencia de ansiedad a través del test de Hamilton.
2.2.5 Determinar la asociación entre estado nutricional con depresión y/o ansiedad.

3. MARCO TEÓRICO
3.1 Contextualización del Área de Estudio

3.1.1 Universidad de San Carlos de Guatemala y Facultad de Ciencias Médicas

La Universidad de San Carlos (USAC) abrió sus puertas por primera vez el 7 de enero
de 1681 a sesenta estudiantes inscritos en teología, filosofía e Instituta y
Cachiquel.24,25 Hoy en día, la Universidad de San Carlos se encuentra ubicada en la
ciudad universitaria situada en la zona 12 de la ciudad capital de Guatemala, cuenta
con sedes universitarias en casi todo el país, incluyendo un Centro Universitario
Metropolitano (utilizado por la Facultad de Ciencias Médicas y Ciencias Psicológicas),
las cuales albergan miles de estudiantes de las diferentes profesiones. 24,25 Meses
después de la apertura de la USAC, se inaugura la primera facultad de ciencias
médicas, desde entonces, esta aumentó la cantidad de médicos graduados en el
tiempo, a partir de 1969 a 1991 ingresaron un promedio de 1206 estudiantes por año y
el número de graduados de 1969 a 1991 aumentó a 287 por año. 26 Tanto la facultad
de ciencias médicas, como los estudiantes que en ella residen, especialmente los que
ingresan y egresan, son parte de los fines y objetivos de la universidad, junto con la
influencia coyuntural del país. 26 A nivel general en dicha universidad, los estudiantes
se encuentran sometidos a diferentes estímulos que ocupan un lugar importante en el
desarrollo de diferentes patologías, con respecto a la asociación de estado nutricional
con depresión y ansiedad, según un estudio de tesis realizado en la unidad de
Bienestar Estudiantil de la misma universidad, acerca de la “Frecuencia de Depresión y
Ansiedad en Estudiantes Obesos en Comparación a los que Presentaron Índice de
Masa Corporal (IMC) Normal”,20 se encontró que las personas obesas presentaron
mayores rasgos de ansiedad, en comparación a las personas con un IMC normal,
mientras que para depresión no se presentó diferencia para ambos grupos de
estudiantes. 20,24,25 Para los estudiantes de medicina, un estudio realizado
recientemente en la facultad de ciencias médicas USAC, acerca del “Comportamiento
Epidemiológico de los Factores de Riesgo Asociados a Enfermedades Crónicas”,8 se
reportó que entre 10 a 13% de los estudiantes del primer año de la carrera son obesos,
siendo la obesidad de los problemas más importantes para dichos estudiantes;
mientras que para los trastornos de salud mental en general, se mostró que el 58.8%
de los estudiantes los presentaron, siendo los más frecuentes depresión y ansiedad
con un porcentaje de 6.6% para el primero y 8.8% para el segundo. 8,9.10, 27

3.2 Determinantes del estado nutricional y trastornos de salud mental

Los factores que determinan ya sea el estado nutricional o los trastornos mentales,
pueden ser bidireccionales y de esto depende el nivel de asociación que se pueda
presentar entre ambos, para un entendimiento más acertado de esta investigación nos
enfocaremos en los determinantes asociados a obesidad como problema nutricional
más importante.12 La relación de riesgo entre estado nutricional enfocada a la
obesidad y trastornos de salud mental, tiene dos vías de análisis, siendo la obesidad
dependiente de la alteración de salud mental, o bien la alteración de salud mental
dependiente de la obesidad, esto no solo siendo una relación directa, sino involucrando
causas multifactoriales, como el estado socioeconómico, el género, la edad, los estilos
de vida saludable, entre otros, descritos en el artículo “Obesity and Mental Healt 2011”,
de la Association of Public Healt Observatores (National Obesity Observatory). 12 por
lo que podemos dividir dichos mediadores y
moderadores, como sigue: 12

3.2.1 Características socio-demográficas

3.2.1.1 Edad
La edad es un factor moderador entre obesidad y los trastornos mentales,12,28- 30
según el artículo “Obesity and Mental Healt 2011”, las mujeres más jóvenes presentan
mayor riesgo en ambos sentidos, mientras que las personas con edades avanzadas,
presentaron mayor riesgo de problemas de salud asociados con el envejecimiento que
podían causar tanto el aumento de peso como trastornos mentales, entre ellos
depresión o ansiedad.14,28-30 Además, la exposición acumulada a los trastornos
mentales comunes en grupos de mayor edad es una asociación con un mayor riesgo
de obesidad.14

3.2.1.2 Sexo
Estudios diversos como por ejemplo “Obesity, and Depression: a Systematic Review
and Meta-Analysis of Longitudinal Studies”,28 “Association Between Obesity and
Depression in Canadians”,29 y “Obesity Among Those with Mental Disorders: a
National Institute of Mental Health Meeting Report”,30 se mostró la diferencia entre
mujeres y hombres, para la asociación entre obesidad y los trastornos mentales, donde
se evidencio una asociación positiva en las mujeres (>1) y una asociación negativa en
hombres (<1), las mujeres se mostraron más consientes acerca de la obesidad en
comparación con los hombres, teniendo las primeras menor satisfacción acerca de su
peso en comparación con los segundos, provocando esta poca satisfacción un
detonante para el aumento de IMC. 28,29,30 Las mujeres mostraron un mayor estigma
relacionado con la obesidad y una presión más grande por ser delgadas, el abuso de
alcohol apareció relacionado con la depresión y la obesidad en mujeres jóvenes en
contraposición con los hombres.28,29,30 Por lo que el sexo es un factor de riesgo
bidireccional para ambos tipos de relaciones.28,29,30

3.2.1.3 Estatus Socioeconómico

El estado socioeconómico está identificado como un factor de riesgo importante tanto


en la obesidad como en los trastornos mentales, la relación entre obesidad y el estado
socioeconómico no es clara aún. 12 Se ha encontrado que las personas con un estado
socioeconómico bajo pueden experimentar mayores casos de depresión y obesidad,
por ejemplo, en él estudió “Association Between Obesity and Depression in Canadians”
se encontró que el impacto negativo de la obesidad y la depresión en la calidad de
vida, fue mayor en las personas con estatus bajo la obesidad en la salud en relación
con la calidad de vida, fue mayor en las personas con un estatus bajo. 31 Sin embargo,
también parece ser que, entre el estatus socioeconómico alto, la obesidad, de hecho,
puede aumentar el riesgo de padecer cualquier TSM. 31 Considerando que un nivel
socioeconómico está fuertemente asociado con un mayor riesgo de obesidad entre las
mujeres, mientras que este patrón es menos claro para los hombres.31 Para la
medición de estado socioeconómico en Latinoamérica, ha sido ampliamente utilizado la
escala de Graffar modificada por Méndez, que estratifica el estado de las personas y
sus familias en cinco niveles que son: alto, medio alto, medio bajo, obrero y marginal; a
través de las siguientes consideraciones: profesión del jefe de familia, nivel de
instrucción de la madre, principal fuente de ingresos de la familia y condiciones de
alojamiento, en donde el participante selecciona el ítem que define su condición, de
una serie de aseveraciones codificadas con números de uno al cinco, los cuales se
suman finalizando el cuestionario y se determina su estado según su escala de
medición predeterminada, dicho instrumento es generoso para la utilización en
población en general.5 (Ver anexo 11.1 en instrumento de recolección de datos).
3.3 Antecedentes sobre la asociación de estado nutricional y trastornos de salud mental

Existen pocos estudios acerca de la interacción del estado nutricional y trastornos de


salud mental, si bien esto es cierto, en el estudio “Prevalencia de conductas
alimentarias de riesgo y su asociación con ansiedad y estado nutricional en
adolescentes de escuelas secundarias técnicas del Distrito Federal, México” ,32 se
encontró que los adolescentes que presentan ansiedad tienen mayor riesgo de
presentar conductas alimentarias de riesgo, para padecer trastornos de conducta
alimentaria, con una asociación de 0.31, en comparación con los adolescentes que no
presentaron ansiedad con una asociación de 0.10. Igualmente se determinó que el 26%
de los adolescentes con obesidad presentaron mayor riesgo de presentar dichas
conductas, con diferencia altamente significativa (p < 0.01) con respecto a los
estudiantes de peso normal.32 Para el entendimiento de esta investigación es
importante mencionar la relación que existe entre los trastornos de salud mental y
obesidad como trastorno alimentario más importante para la población de interés de
esta investigación, por lo que en esta sección se describen algunos de los estudios en
los cuales dicha asociación fue de interés. Se realizó un estudio llamado, “Obesity and
Mental Disorders in the General Population: Results from the World Mental Health
Surveys”, 13 con el objetivo de investigar si existe una asociación entre la obesidad y
los trastornos mentales en la población general de diversos países, y establecer si las
variables demográficas (sexo, edad, educación) moderan todas las asociaciones
observadas. 13 Se realizó un estudio transversal, en la población general, como parte
la iniciativa de encuestas mundiales de Salud Mental, tomando a los adultos residentes
del hogar con 18 años o más, se evaluaron los trastornos de salud mental comunes
según el DSM-IV, como lo son los trastornos de ansiedad, depresión y consumo de
psicológicos que afectan el estado físico. 33,34
Por último mencionamos un estudio realizado en la Universidad de San Carlos de
Guatemala, como trabajo de tesis en estudiantes universitarios que asistían a la unidad
de salud de la división de bienestar estudiantil, en el cual no se realizan medidas de
asociación, sin embargo se establecen la diferencia entre la salud mental de las
personas obesas en comparación de las personas con un peso normal, obteniendo en
conclusión que los rasgos de personalidad de los estudiantes obesos tienden a ser en
mayor medida ansiosos, en comparación a los que tuvieron un peso normal, mientras
que para los trastornos de depresión o agresividad no obtuvieron diferencia, dicho
estudio es el único precedente en la relación de salud mental y estado nutricional en
dicha universidad.20

3.4 Estado Nutricional


El estado nutricional es la situación física en la que se encuentra una persona como
consecuencia de la relación que existe entre el aporte y el consumo de energía y
nutrientes; este engloba diferentes indicadores, de los cuales el peso y la talla son los
más ampliamente utilizados.2,3 Entre los trastornos del estado nutricional más
importantes se encuentra la obesidad, que representa uno de las enfermedades
crónico degenerativas más importantes, tanto para la población mundial,
latinoamericana y guatemalteca, por lo que a continuación se describe la obesidad y su
impacto los niveles poblacionales antes mencionados, y luego la descripción de la
evaluación del estado nutricional en general, a partir del cálculo del índice de masa
corporal (IMC). 2,3

3.4.1 Obesidad

Sobre obesidad en poblaciones más específicas se cuenta con un estudio realizado en


la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala, el
cual reportó que la prevalencia de obesidad en estudiantes que cursaron el primer año
en el 2015 fue de 10%, cifra que se elevó al 13% cuando se analizaron solo los
estudiantes de primer ingreso.8

Las causas que llevan a un estado de malnutrición como lo es la obesidad son


multifactoriales, se ha estimado que solamente el 2 al 3% tendrá una patología
endocrinológica como el hipotiroidismo, síndrome de Cushing, hipogonadismo o
lesiones hipotalámicas que desarrollen hiperfagia. 40

3.5 Trastornos de salud mental

En el concepto de salud mental se encuentran dificultades para su reconocimiento


dada la subjetividad que conlleva su evaluación, por lo que en el ámbito médico había
recibido menor importancia y hasta hace poco fue dejada de lado ya que carece de
manifestaciones objetivas determinadas en comparación con las manifestaciones
somáticas. 43 La salud mental según la OMS se define como “un estado de bienestar
en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las
tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es
capaz de hacer una contribución a su comunidad.” 43 Por lo que no significa que una
buena salud mental sea ausencia de alguna alteración mental, ni que una persona con
algún trastorno mental no posea una salud mental razonablemente buena. 43
La medicina le ha dedicado especial atención al reconocimiento de alteraciones o
enfermedades mentales, pudiéndose observar por el enfoque y el propósito de
diferentes test y cuestionarios, esto como consecuencia al considerar habitual en la
práctica médica la exploración, evaluación y terapéutica de la enfermedad, más que de
la prevención de la salud, tanto mental y física.

En general una persona que goza de buena salud mental es aquella que enfrenta las
dificultades diarias del entorno en el que vive y no sucumbe ante estos, está consciente
de lo que es capaz y está bien consigo misma. 45 Afronta de manera optimista una
enfermedad y no se siente víctima de las circunstancias. 45 Los trastornos de salud
mental (TSM) suelen caracterizarse por ciertos pensamientos, emociones,
comportamientos y anormalidades en las relaciones sociales, estos están descritos en
la clasificación estadística internacional de enfermedades y problemas relacionados
con la salud en su décima revisión (CDI-10), donde están clasificados como F00 al F99;
del F00 a F09. 23 Trastornos mentales orgánicos, incluidos los trastornos sintomáticos,
del F10 a F19, Trastornos mentales y del comportamiento causados por consumo de
sustancias psicoactivas, entre otras enfermedades también codificadas. 23 Según el
estudio “Trastornos de Salud Mental de América Latina y el Caribe” publicado en el
2005 por la revista panamericana de la salud, 46 se calcula que el 25% de las personas
padecen uno o más trastornos mentales o del comportamiento a lo largo de su vida. 46
El 14% de la carga mundial de morbilidad puede atribuirse a estos trastornos, siendo
hasta 22% en América Latina y el Caribe. 46
Igualmente se calcula que aproximadamente el 20% de los niños y adolescentes del
mundo tienen trastornos o problemas mentales.6 En cada región los trastornos se
asemejan, pero los porcentajes más altos de alteraciones mentales en menores de 19
años son en las regiones con menos recursos en salud mental, siendo el caso de
Guatemala colocando a su población en una situación de riesgo para padecer algún
trastorno, siendo estos factores de riesgo para contraer otras enfermedades como el
VIH, la diabetes y enfermedades cardiovasculares y viceversa. 6

Entre los trastornos mentales en América Latina y el Caribe, la depresión es la más


común (5%), seguida por los trastornos de ansiedad (3.4%), la distimia (1.7%), el
trastorno obsesivo compulsivo (1.4%), trastorno de pánico y psicosis no afectivas (1%
cada una), y trastorno bipolar (0.8%), entre otros. 46 En las Américas más de la tercera
parte de las personas afectadas por psicosis no afectivas, más de la mitad de las
afectadas por trastornos de ansiedad y cerca de tres cuartas partes de las que
abusaban o dependían del alcohol no habían recibido tratamiento psiquiátrico alguno,
sea en un servicio especializado o en uno de tipo general. 46
Los trastornos mentales producen un alto porcentaje de carga de años de discapacidad
debido en parte a que estas aparecen en su mayoría a edades tempranas a diferencia
de otras enfermedades crónicas. 47 Se estima que 30% de las personas mayores de
65 años padecen de depresión. 47 Es importante destacar que el 75% de los trastornos
mentales se inician antes de los 24 años de edad, entre ellos se encuentran la
depresión, el trastorno afectivo bipolar, la esquizofrenia, los trastornos de ansiedad, la
demencia, los trastornos por abuso de sustancias, las discapacidades intelectuales y
los trastornos conductuales y del desarrollo. 23 La depresión es el trastorno mental
más frecuente para ambas etapas. 23
En un estudio reciente se calculó que el impacto mundial acumulado de los trastornos
mentales en términos de pérdidas económicas será de US$ 16,3 billones entre 2011 y
2030.23 En los países de ingresos bajos y medios, entre un 76% y un 85% de las
personas con trastornos mentales graves no reciben tratamiento; la cifra es alta
también en los países de ingresos elevados: entre un 35% y un 50%.23

Programa de Especialidades Clínicas” realizada por la universidad de San Carlos en el


año 1993, que muestra una perspectiva global de trastornos de salud mental en los
estudiantes del último año de la carrera médica, concluyendo que la población médica
estudiantil tiende a presentar TSM en un 58.8%, siendo el más frecuente la ansiedad,
la depresión y problemas de cinismo y anhedonia. 10
En el Centro Universitario de Oriente de Chiquimula, en la facultad de Ciencias
Médicas, se realizó igualmente una tesis en el grado de Licenciatura, sobre “Los
Síntomas Tempranos de Trastornos Mentales”, utilizando como base el test de los 90
síntomas aplicado a 365 estudiantes de primer a tercer año de la misma facultad,
durante los meses de febrero a agosto del año 2013, donde se tomó en cuenta las 9
dimensiones que evalúa el test de los 90 síntomas, encontrando principalmente
síntomas severos de obsesión y compulsión con 53%, seguido de depresión 22% y
ansiedad 24%.48 Por lo anterior expuesto los TSM son un tema de interés tanto para la
población guatemalteca, como para la población médica estudiantil, a continuación, se
describen los dos TSM (depresión y ansiedad) más importantes de nuestro interés,
seguido por la descripción de su evaluación.

3.5.1 Depresión

La depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo y se calcula que afecta a


unos 350 millones de personas. 49 La depresión es distinta de las variaciones
habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los
problemas de la vida cotidiana. 48 Puede convertirse en un problema de salud serio,
especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave y puede
causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. 49
Cada año se suicidan más de 800,000 personas, y el suicidio es la segunda causa de
muerte en el grupo etario de 15 a 29 años. 49

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en América Latina y del Caribe, estima


que la depresión ocupa el primer lugar de TSM con un 5%. 7 En tanto para los
estudiantes de medicina, este trastorno no se queda atrás siendo uno de los más
frecuentes encontrados en ellos.10 El objetivo principal de las facultades de medicina
de las diferentes universidades a nivel mundial es el de formar profesionales que
tengan el mayor y actualizado conocimiento de la medicina para ofrecer atención
competente y de calidad sin embargo como menciona el autor Dyrbye LN, Thomas MT,
Shanafelt TD Medical Student Distress publicado en octubre de 2006,50 existen
aspectos desfavorables sobre el estudiante de medicina, los cuales sufren una tasa
elevada de estrés con efectos potencialmente adversos en su rendimiento académico,
la competencia, la moral y la salud. 50
Así mismo se menciona que el 25 y 52% de los estudiantes de medicina presentan un
grado de depresión el cual se acentúa en el segundo año de la carrera el cual puede
mejorar o persistir durante toda la carrera, sin embargo la tendencia es a persistir ya
que todos los estudiantes comenten el mismo error de no buscar ayuda profesional que
les indique la manera correcta de afrontar los problemas de la carrera; por lo que en
estudios realizados se identificó que un 20% de los estudiantes caen en abuso de
alcohol para mitigar el estrés la depresión y la ansiedad. 49

3.5.1.1 Escala auto-aplicada de depresión de Zung

La escala auto-aplicada de depresión de Zung (Self-Rating Depression Scale, SDS),51


desarrollada por Zung en 1965, es una escala de cuantificación de síntomas derivada
de la escala de depresión de Hamilton, se caracteriza por dar mayor peso al
componente somático-conductual del trastorno depresivo. 51 Es una encuesta corta
que se auto administra, consta de veinte preguntas, diez elaboradas de forma positiva,
y otras diez de forma negativa. 51 Las veinte preguntas indican las cuatro
características más comunes de la depresión: el efecto dominante, los equivalentes
fisiológicos, otras perturbaciones, y las actividades psicomotoras; de las veinte
preguntas, ocho son para síntomas somáticos y ocho para cognitivos, completándose
con dos preguntas referentes al estado de ánimo y otras dos a síntomas
psicomotores.51 El paciente cuantifica la frecuencia de los síntomas, utilizando una
escala de Likert de cuatro puntos, desde uno (raramente o nunca) hasta cuatro (casi
todo el tiempo o siempre). 51

Interpretación:
o Nunca o muy pocas veces (1)
o Algunas veces (2)
o Frecuentemente (3)
o La mayoría del tiempo o siempre (4)
3.5.2 Ansiedad

En tanto la ansiedad, es una respuesta normal al estrés, la preocupación o la amenaza,


pero cuando esta es muy intensa, de larga duración o desproporcionada a la
circunstancia, se denomina trastorno de ansiedad. 57 Se estima que los trastornos de
ansiedad afectan entre un 5 y 7% de la población general, y que hasta un 29% de las
personas sufrirán un trastorno de ansiedad como mínimo una vez a lo largo de la
vida.57 En 2004, a nivel mundial, más de 28 millones de personas padecían un
trastorno obsesivo compulsivo y más de 30 millones padecían un trastorno de pánico.
57 Los trastornos de ansiedad representan de ansiedad un 3.4% de los casos en la
población guatemalteca, sin embargo, predominan los TSM neuróticos, sin dejar de
lado la depresión, con un 2.7% de la población con pensamientos suicidas, habiendo
presentado el 74% algún TSM. 7,46 Ambos trastornos tanto depresivos como de
ansiedad afectan a hombres y mujeres de todo el mundo, pero la carga de la
enfermedad es mayor entre las mujeres que entre los hombres. 49,50 Aunque hay
tratamientos eficaces para la depresión y la ansiedad, más de la mitad de los afectados
en todo el mundo (y más del 90% en muchos países) no recibe esos tratamientos.
En el estudio “Sintomatología de Ansiedad y Depresión en Estudiantes de Medicina”
realizado en el año 2010 en la facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de San
Carlos de Guatemala, 27 en el cual se evalúan a 362 estudiantes de sexto año inscritos
en los años 2009 y 2010, con el test de Hamilton para ansiedad y Zung para depresión,
en este estudio se llega a la conclusión de que el 87% de la población entrevistada
tiene menos de 25 años, de los cuales se encontró que el 8.5% mostro ansiedad y
6.6% mostraron depresión, donde el 4.4% corresponde al sexo masculino y 4.1 al sexo
femenino para depresión, de la población estudiada se mostró que el 99% es soltero,
16% tiene carga familiar y 28% refirió tener antecedente familiar de depresión y
ansiedad. 27

3.5.2.1 Test de Hamilton para medición de ansiedad

La escala de ansiedad de Hamilton (Hamilton Anxiety Scale, HAS) fue diseñada por
Max Hamilton en 1959. 58 Inicialmente, constaba de quince ítems, pero cuatro de ellos
se refundieron en dos, quedando reducida a trece. 58 Posteriormente, en 1,969 dividió
el ítem “síntomas somáticos generales" en dos (“somáticos musculares” y “somáticos
sensoriales”) quedando en catorce.58 Esta versión es la más ampliamente utilizada en
la actualidad. 58 Existe una versión española, realizada por Carrobles y cols en 1986,
59 se trata de una escala hetero-aplicada de catorce ítems, trece referentes a signos y
síntomas ansiosos y el último que valora el comportamiento del paciente durante la
entrevista. 59 Cada ítem se valora en una escala de cero a cuatro puntos. 59
Interpretación:
o Ausente (0)
o Leve (1)
o Moderado (2)
o Grave (3)
o Muy grave/ incapacitante (4)

4. POBLACIÓN Y MÉTODOS
4.1 Tipo y diseño de la investigación: Estudio descriptivo transversal.

4.2 Unidad de análisis


4.2.1 Unidad primaria de muestreo: Estudiantes asignados a sexto año de la Facultad
de Ciencias Médicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala durante el ciclo
2016.
4.2.2 Unidad de análisis: Respuestas obtenidas con el instrumento de recolección de
datos, basado en los test de Zung para depresión y Hamilton para ansiedad, e índice
de masa corporal (IMC) para la evaluación de estado nutricional.
4.2.3 Unidad de información: Estudiantes asignados a sexto año en el ciclo lectivo 2016
de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

4.3 Población y muestra


4.3.1 Población: Estudiantes asignados al sexto año de la Facultad de Ciencias
Médicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala, durante el ciclo lectivo 2016.
4.3.2 Marco muestral: Los sujetos de estudio fueron elegidos a partir de la lista de
estudiantes asignados a sexto año de medicina obtenida en registro y control
académico.
4.3.3 Muestra:
Z = con una confiabilidad de 99.99%, habiendo utilizado la función
DISTR.NORM.ESTAN.INV (0.9999) de Excel, es de 3.72 con una aproximación de dos
decimales.
p = la variabilidad positiva fue de 22% obesas en el nivel académico superior según la
Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil de Guatemala (ENSMI).
q = la variabilidad negativa fue de 78% de personas no obesas en el nivel académico
superior debido a que la suma de p y q es igual a 1.
n = 275
N = 387, el total de estudiantes de sexto año de la Facultad de Ciencias Médicas de
la Universidad de San Carlos de Guatemala.
E = con un porcentaje de error de 5%.
La muestra obtenida fue de 275 personas.
Estimando una pérdida de participantes del 10% el tamaño de la muestra ajustado fue
de 305.
4.3.4 Técnica de muestreo: Probabilística aleatorizada simple.

4.4 Criterios de inclusión y exclusión


4.4.1 Criterios de inclusión:
Estudiantes de sexto año inscritos en el ciclo lectivo 2016 de la Facultad de Ciencias
Médicas en el Centro Universitario Metropolitano (CUM), de la Universidad de San
Carlos de Guatemala que hayan aceptado de forma voluntaria participar en el estudio.
4.4.2 Criterios de exclusión:
Que el/la estudiante no haya aceptado de forma voluntaria firmar el consentimiento
informado

4.5 Técnicas, procedimientos e instrumentos utilizados en la recolección de datos


4.5.1Técnica
Se codificó a los estudiantes según la rotación de EPS (práctica hospitalaria o rural),
esto con el fin de guardar la confidencialidad de los datos, e igualmente brindar la
intervención oportuna a los estudiantes que se consideraron patológicos, se tomaron
en cuenta el lugar de práctica, y número de encuestado, como sigue:

1. Primer enunciado (Letra):


EPS Hospitalario: H
EPS Rural: R

2. Segundo enunciado (Número):


EPS hospitalario: según el hospital más céntrico, al más alejado
HOSPITAL NÚMERO ASIGNADO
San Juan de Dios 01
Roosevelt 02
Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) 03
Nacional de Escuintla 04
Pedro de Betancourt 05
Regional de Cuilapa 06
EPS rural: según el número asignado en el mapa de Guatemala

DEPARTAMENTO NÚMERO ASIGNADO


El Progreso 02
Chimaltenango 04
Escuintla 05
Santa Rosa 06
Suchitepéquez 10
Retalhuleu 11
El Quiché 14
Baja Verapaz 15
Alta Verapaz 16
Izabal 18
Zacapa 19
Jalapa 21

3. Tercer enunciado:
número de persona encuestada, establecido según lista de estudiantes asignados
al área de práctica correspondiente, ordenados alfabéticamente por primer apellido.
(Número)
Ejemplo:
H01-1
R10-1
Los datos anteriores fueron solicitados con autorización previa del secretario
académico de la facultad.

4.7 Procesamiento y análisis de datos

4.7.1 Procesamiento
Se realizó la base de datos en el programa Excel versión 2016, obteniendo los datos a
partir del instrumento de recolección utilizado en los estudiantes de sexto año,
seingresó la información obtenida cada día luego de la recolección según el orden de
código asignado a cada estudiante. Las variables para el análisis son:

1. Características Socio-demográficas
Edad
Sexo
Estado Socio-Económico

2. Estado Nutricional por medio del IMC, para fines de esta investigación se
dicotomizó esta variable en:
No obeso <30 kg/m2
Obeso >30 kg/m2
Igualmente se presenta el resultado clasificado según los criterios de la OMS
expuestos anteriormente.

3. Depresión a partir del test de Zung, para fines de esta investigación se dicotomizó
esta variable en:
Sin depresión <50
Con depresión >50
Igualmente, ingresados en la base de datos según el resultado clasificado en base
a los criterios propios del test.

4. Ansiedad a partir del test de Hamilton. para fines de esta investigación se


dicotomizó esta variable en:
Sin ansiedad <18
Con ansiedad >18
Igualmente, ingresados en la base de datos según el resultado clasificado en base
a los criterios propios del test.

4.8.1 Obstáculos
Falta de colaboración de las personas en la toma de datos. La frecuencia de casos de
síntomas de depresión y ansiedad no fue la esperada, para que la asociación con
estado nutricional (definido como obeso y no obeso) se estableciera.

4.8.2 Alcances
Se determinó el estado nutricional, y la presencia de síntomas de depresión y/o
ansiedad en los estudiantes, y se hizo la referencia de los casos encontrados
patológicos a las unidades especializadas para su atención. Se informó a las
autoridades directivas de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de San
Carlos sobre los resultados obtenidos.

5. RESULTADOS
Se presentan resultados obtenidos a partir de una población de 387 estudiantes de
sexto año, del ciclo lectivo 2016, de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad
de San Carlos de Guatemala, con una muestra de 305 sujetos escogidos al azar, de los
cuales aceptaron su participación voluntaria 278 y 27 la negaron, por medio del
consentimiento informado, ubicados en el área de práctica asignada para ejercicio
profesional supervisado (EPS) hospitalario y rural, se realizó la búsqueda durante los
meses de junio a julio, y se obtuvo datos consecuentes de edad, sexo, estado
socioeconómico, estado nutricional a partir del índice de masa corporal, depresión y
ansiedad a través de los test de Zung y Hamilton, así mismo de la asociación de estado
nutricional y depresión, estado nutricional y ansiedad, a través de cálculos estadísticos.

6. DISCUSIÓN
El estado nutricional (EN) particularmente la obesidad, y los trastornos de salud mental
(TSM), son un problema de salud pública importante que preocupa a nivel mundial por
las proporciones de estas enfermedades en la población, representantes de un riesgo
para el desarrollo de otras alteraciones.12 La pandemia de la obesidad como entidad
nutricional, representa uno de los mayores problemas a este nivel. 1 La proporción de
adultos con un índice de masa corporal (IMC) de 25 kg/m2 o mayor, aumentó (entre los
años 1980 y 2013) de 28.8 % a 36.9 % en hombres, y en mujeres del 29.8 % al 38.0
%.2 En América Latina y el Caribe, se ha reportado que la prevalencia de la obesidad
alcanza un promedio de 4.4 %, y Guatemala es uno de los once países que registra
niveles superiores a la prevalencia regional (5.4 %).3 En relación a los problemas de
salud mental, se ha estimado que en el ámbito mundial 1 de cada 10 personas padece
al menos un TSM.4,5,6

La asociación entre EN y síntomas de depresión y ansiedad es complejo y


multifactorial, por lo que las características de edad, sexo y estado socioeconómico son
de importancia al hablar de ambas alteraciones. 11-15 El presente estudio mostró
resultados obtenidos a partir de estudiantes de sexto año de la Facultad de Ciencias
Médicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala (FCCM - USAC), exponiendo
dos puntos iniciales importantes, referentes al EN y a los TSM (depresión y ansiedad).
Se mostró que la frecuencia de alteraciones en el estado nutricional, en especial los
que superan un IMC de 30 kg/m2, se manifestó en 2 de cada 10 estudiantes; mientras
que para los síntomas de depresión, la cantidad de estudiantes que lo presentaron no
fue significativo, y para ansiedad se manifestó en 1 de cada 10.
Partiendo de esto el 11.87 % de los entrevistados fue categorizado nutricionalmente en
obesidad, según los criterios para estado nutricional de la organización mundial de la
salud (OMS), basada en el cálculo de IMC; mientras que 2.16 % presentó algún grado
de depresión por medio del test de Zung, y 6.12 % ansiedad con el test de Hamilton.
Estos hallazgos son comparables con los reportados por la OMS para estado
nutricional, donde en el 2014 se estima que 13 % de la población mundial presentó
obesidad; 21 mientras que, para depresión y ansiedad, el 25 % de la población mundial
presentó algún tipo de TSM a lo largo de su vida, siendo Latinoamérica y el Caribe las
regiones más frecuentes, con un 5 % de depresión y un 3.4 % de ansiedad en sus
poblaciones. 46 En Guatemala, según la OMS, el IMC promedio es de 26.5 kg/m2 y se
estima que el 27.5 % de su población es obesa, 22, 36 mientras que, para los
trastornos de salud mental, según la encuesta nacional de salud mental (ENSM), 1 de
cada 4 personas presenta al menos un TSM, siendo un 3.4 % trastornos de ansiedad, y
2.7 % de depresión. 7,46 En concordancia para los alumnos de la 44 FCCM - USAC se
reporta que entre 10 % y 13 % de los asignados al primer año de la carrera son
obesos, además padecen depresión en un 6.6 % y ansiedad en un 8.8 %. 8,9,10,27

Sin embargo, para la asociación de estado nutricional con síntomas de depresión y


ansiedad, no se encontraron casos de síntomas de depresión en estudiantes obesos,
por lo que no se realizaron cálculos estadísticos para establecerla. Mientras que para la
asociación entre EN y ansiedad se determinó un valor de chi2 de 0.16, con un valor P =
0.69, por lo que se consideró que no existe asociación estadísticamente significativa en
los estudiantes. Los datos obtenidos a partir de este estudio contrastan con los
mostrados en el artículo “Obesity and Mental Disorder in the General Population”, 13
donde se obtuvo resultados de la asociación entre obesidad y TSM con OR
significativos pero modestos (1.2 – 1-5),13 y con el estudio “Association Between
Common Mental Disorder and Obesity Over Adult Life Course”, 14 que publicó un
exceso de riesgo de obesidad en presencia de trastornos mentales y viceversa; 14
En los resultados obtenidos se reporta que los participantes se encontraban en edades
comprendidas entre los 21 y 35 años, con una media de 25 años para la manifestación
de obesidad, depresión y ansiedad. Estos hallazgos evidencian una frecuencia similar
con los reportados por la OMS en sus estadísticas mundiales en el año 2014, donde los
adultos mayores de 20 años presentaron obesidad, siendo en general según la
encuesta nacional materno infantil (ENSMI), informe 2008 – 2009, para Guatemala las
edades comprendidas entre 20 y 30 años los que presentaron mayor prevalencia de
obesidad (15 %). 37,39 y según la ENSM presentándose los TSM en su mayoría en la
edad adulta con 7 de cada 10 personas, mostrándose con mayor frecuencia los
trastornos de ansiedad. 7,46
De los estudiantes participantes fueron mujeres 53.60 % de las cuales 1 de cada 10
presentó obesidad, y 3 y 6 de cada 10 presentaron depresión y ansiedad
correspondientemente; para el sexo masculino 13 % fue obeso, y 7 y 4 de cada 10
presentaron depresión y ansiedad. Datos nutricionales similares a los mostrados en las
estadísticas mundiales de la OMS 2014, en donde se describe que existe 1 persona
obesa por cada 10, siendo mayor en la región de las Américas con un 29.6 % y 23.5 %.
37 En Guatemala según la ENSMI 2008 - 2009, el 17 % de mujeres obesas se
encontraban entre las edades de 15 y 49 años, y los hombres (9.9 %) entre 15 y 59
años. 39 Mientras que, para los trastornos de depresión y ansiedad, según la ENSM, el
sexo con mayor frecuencia de afectación fue el femenino presentándose en 6 de cada
10, en especial el trastorno de estrés postraumático con un 6.9 %. 7,46 En la población
universitaria, en el estudio “Sintomatología de Ansiedad y Depresión en Estudiantes de
Medicina”, 27 se muestra que el 4.4 % hombres y 4.1 % mujeres, fueron positivos para
cada uno de ambos TSM.27

En tanto para estado socioeconómico, de los participantes se encontraron 6 de cada 10


casos de obesidad, depresión y de ansiedad en un estado socioeconómico medio alto.
Estos resultados se asemejan con los datos reportados por la ENSMI, donde la
prevalencia de obesidad se presentó en mayor porcentaje en un quintil económico alto
(22.4 %) o intermedio (22.8 %) 39 y a su vez contrastan con los resultados del estudio
“Association Between Obesity and Depression in Canadians” 31 donde la obesidad y la
depresión, junto con su impacto negativo en la calidad de vida, fue mayor en las
personas con estatus bajo; sin embargo, también se concluyó que en el estatus
socioeconómico alto, la obesidad, de hecho, puede aumentar el riesgo de padecer
cualquier TSM. Entre las fortalezas del estudio, se menciona la determinación del
estado nutricional y la existencia de síntomas de depresión y ansiedad en los
estudiantes de sexto año de la FCCM - USAC, con instrumentos que han sido
validados en otras poblaciones, y en los alumnos de la misma facultad de años lectivos
distintos a sexto año, teniendo estos la característica de ser fácil administración, rápida
evaluación e interpretación; así mismo el apoyo a nivel universitario en especial con la
unidad de salud de la división de bienestar estudiantil USAC, para poder resolver los
problemas en los ámbitos nutricionales y de salud mental de los estudiantes que se
encontraron con alguna característica patológica, según la evaluación del IMC y los test
de Zung y Hamilton para depresión y ansiedad.
Entre las debilidades del estudio es de destacar que la presencia de casos de
depresión y ansiedad en estudiantes obesos no fue la esperada, para que la asociación
se pudiera establecer.

7. CONCLUSIONES
7.1 El 53.60% de la muestra fue de sexo femenino, el promedio de edad concurrió en
24 años, y 6 de cada 10 estudiantes se encontró en un estado socioeconómico medio
alto.
7.2 Según el índice de masa corporal, la décima parte de los estudiantes de sexto año
es obeso.
7.3 Por medio del test de Zung se determinó que ningún estudiante considerado como
obeso muestra depresión.
7.4 Se observó que el 6.25% de los estudiantes considerados como obesos, presenta
ansiedad a través del test de Hamilton.
7.5 No se determina asociación estadísticamente significativa, para estado nutricional
con síntomas de depresión y ansiedad, en estudiantes de sexto año, de la Facultad de
Ciencias Médicas, de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

8. RECOMENDACIONES
8.1 A la Universidad de San Carlos de Guatemala
8.1.1 Promoción y prevención en la atención de salud mental (TSM) y estado
nutricional (EN) a los estudiantes universitarios.
8.1.2 Fomentar en los alumnos el uso de la Unidad de Salud, de Bienestar Estudiantil,
para la confluencia de consultas por enfermedad. Particularmente por TSM como la
depresión y ansiedad, y EN.

8.2 A la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala


8.2.1 Implementar programas que involucren a los estudiantes en la adopción de un
estilo de vida saludable que implique la práctica del ejercicio y adecuada alimentación
con el fin de prevenir TSM, y desequilibrios en el EN.
8.2.2 Disponer de clínicas de nutrición para la evaluación del practicante
intrahospitalario y rural en su unidad de práctica debido a que 1 de cada 2 estudiantes
presenta alguna alteración del estado nutricional.
8.2.3 Promover el empleo del servicio gratuito y funciones que tiene la Unidad de
Apoyo y Desarrollo Estudiantil (UNADE), localizada en el Centro Universitario
Metropolitano (CUM) zona 11, acerca de nutrición y salud mental.
8.2.4 Nuevamente realizar el examen de salud, de la Unidad de Salud de Bienestar
Estudiantil, antes de iniciar la práctica profesional, como se lleva a cabo en las demás
facultades para detectar problemas de EN y TSM (depresión y ansiedad). 50

10. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


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http://www.repositorio.usac.edu.gt/6591/1/Aida%20Elizabeth%20Gramajo%20Ji
menez.pdf
Universidad de San Carlos de Guatemala
Centro Universitario Metropolitano
Facultad de Ciencias Médicas
Área curricular de Ciencias Básicas y Biológicas
Segundo año- Unidad didáctica de FISIOLOGÍA
Ciclo académico 2017

Profesor: Héctor René García Santana

Caso clínico #3
Nefrología

Grupo #7
201317776
Culajay Agustín, Brandon Antonio
Guatemala, 16/Agosto/2017
Síntomas de depresión y ansiedad en jóvenes universitarios:
prevalencia y factores relacionados

Depression and anxiety symptoms in young university students:


prevalence and related factors

Katherine M. Arrieta Vergaraa, Shyrley Díaz Cárdenasa, Farith


González Martínezb

a
Odontóloga. Magíster en Salud Pública. Departamento de Odontología Preventiva y Social.
Facultad de Odontología. Universidad de Cartagena. Cartagena de Indias (Colombia).
b
Odontólogo. Magíster en Salud Pública. Departamento de Investigaciones. Facultad de
Odontología. Universidad de Cartagena. Cartagena de Indias (Colombia).

Dirección para correspondencia

RESUMEN
Objetivo: Estimar la asociación entre síntomas depresivos y ansiosos con factores socio-
demográficos, académicos, conductuales y familiares entre estudiantes universitarios de
Cartagena, Colombia.
Diseño del estudio: Estudio transversal.
Emplazamiento: Universidad pública de Cartagena, Colombia.
Participantes: 973 estudiantes universitarios de Cartagena (Colombia), seleccionados a través
de un muestreo probabilístico.
Mediciones principales: Se utilizó un instrumento anónimo de auto-reporte que incluyó:
variables sociodemográficas (sexo, edad, estrato socioeconómico), el cuestionario de cribado
para ansiedad y depresión, cuestionario Goldberg (E.A.D.G), el APGAR familiar para
determinar la función familiar y otras preguntas que indagaban por factores asociados. Los
datos fueron analizados a partir de frecuencias y proporciones, razones de disparidad y
regresión logística nominal.
Resultados: La prevalencia de síntomas ansiosos y depresivos fue del 76,2% y 74,4%
respectivamente. Los factores asociados con síntomas ansiosos fueron: dificultades
económicas, problemas familiares y consumo de alcohol; los relacionados con síntomas
depresivos fueron: problemas familiares, dificultades económicas, ansiedad y antecedentes
familiares de ansiedad o depresión.
Conclusiones: La sintomatología de ansiedad y depresión fue alta en los universitarios, siendo
las dificultades económicas y los problemas familiares los factores que más intervinieron para
su aparición. Por lo tanto son necesarias las intervenciones que modifiquen estos
comportamientos en beneficio de la calidad de vida de estos jóvenes.
Palabras clave: Depresión. Ansiedad. Estudiantes. Factores de Riesgo.

ABSTRACT
Objective: To estimate the association between depression and anxiety symptoms and socio-
demographic, academic, behavioural and family factors among university students.
Design of the study: Cross-sectional study.
Sample setting: Public University of Cartagena, Colombia.
Participants: 973 university students of Cartagena (Colombia), selected by probability
sampling.
Main measures: An anonymous self-reporting instrument was used. It included: socio-
demographic variables (sex, age, socio-economic status), the screening questionnaire for
depression and anxiety, the Goldberg questionnaire (GDAS), the APGAR family test to
determine the family function and other test items which asked about associated factors. The
data obtained were analyzed using frequencies and proportions, disparity ratios and nominal
logistic regression.
Results: The prevalence of the depression and anxiety symptoms was 76.2% and 74.4%
respectively. The factors associated to anxiety symptoms were: economic difficulties, family
problems and alcohol consumption; the factors related to depression symptoms were: family
problems, economic difficulties, anxiety and family history of anxiety or depression.
Conclusions: Anxiety and depression symptomatology was high among university students,
being economic difficulties and family problems the most frequent factors causin its onset.
Therefore, specific interventions to modify these behaviours for the benefit of the quality of life
of these young people are required.
Keywords: Depression. Anxiety. Students. Risk Factors.

Introducción
Los trastornos mentales constituyen una prioridad en salud pública, dado que se encuentran
entre las causas más importantes de morbilidad en Atención Primaria1. Investigaciones en el
campo de la salud mental han fijado su atención en la población universitaria, y diversos
estudios señalan que los trastornos depresivos y ansiosos en estudiantes universitarios
presentan una mayor tasa en comparación con la población general2. Este aumento se debe a
que en el ambiente universitario se ponen a prueba competencias y habilidades para alcanzar
los objetivos durante el periodo de formación profesional, sometiendo continuamente al
estudiante a una gran carga de exigencias académicas, nuevas responsabilidades,
evaluaciones, realización de trabajos, algunas veces desarraigo, así como presiones familiares,
económicas y sociales, que al interactuar con factores identificados como de riesgo para la
presencia de ansiedad y depresión (como el sexo, antecedentes familiares y personales de
depresión, diagnóstico de enfermedad grave, muerte de un ser querido, separación de los
padres y el consumo de alcohol), pudieran causar eventualmente un deterioro en su salud
mental3,4.
A todo esto se suma el hecho de que muchos estudiantes de pregrado se encuentran en la
etapa de adolescencia tardía, fase de cambios físicos, psicológicos, socioculturales y cognitivos
que demandan del joven estrategias de afrontamiento, que le permitan consolidar su identidad,
autonomía y éxito personal y social5; esta fase es importante para el logro de comportamientos
saludables, que disminuyan riesgos y prevengan el desarrollo de trastornos clínicos durante la
adolescencia y en el transcurso de la adultez4. Sobre el particular se ha encontrado que
individuos con historias de depresión en la adolescencia presentan un alto porcentaje de
continuidad del trastorno depresivo mayor en la edad adulta6. Aalton-Setala et al. realizaron un
estudio que evaluaba las conclusiones de investigaciones previas acerca de la continuidad de
los trastornos afectivos en los adolescentes, indicando cuáles síntomas depresivos reportados
en esta población predecían un mayor riesgo de trastornos psiquiátricos y consumo de alcohol
en la adultez temprana7. Comparado con los sujetos que no reportaban síntomas depresivos en
la adolescencia, el riesgo de presentar un trastorno depresivo en la adultez temprana (trastorno
depresivo mayor o distimia) o problemas psicosociales fue tres veces mayor para los que sí los
habían reportado; de igual forma, se asoció con una mayor ocurrencia de hospitalizaciones y
problemas de ajuste social e interpersonales, suicidio e insatisfacción con la vida7.
Datos del Segundo Estudio Nacional de Salud y Consumo de Sustancias Psicoactivas
muestran una prevalencia de depresión general en Colombia del 25,1%; con respecto a la
depresión leve, moderada y severa, sugiere que los jóvenes colombianos de entre 16 y 21 años
muestran los más altos índices de depresión en comparación con otros de rangos de edad
diferentes, a excepción de la depresión severa en los hombres en el rango de 28 a 33 años8.
Además, según la secretaría de Bogotá, en el año 2000 la tercera causa de muerte en jóvenes
de 14 a 26 años se debió a lesiones autoinfligidas intencionalmente (suicidios) con un 7% del
total de las muertes después de las agresiones violentas y los accidentes de tránsito4.
El identificar problemas de salud mental y factores de riesgo en población universitaria es de
vital importancia para el desarrollo de su educación integral, formación como individuos y como
futuros profesionales, implicando un gran reto dentro de las instituciones universitarias la
identificación e intervención de estas problemáticas en búsqueda de un mejora de la calidad de
vida de los estudiantes y de los profesionales en formación.
Por todo lo anterior, el propósito de este estudio fue estimar la asociación entre síntomas
depresivos y ansiosos con factores socio-demográficos, académicos, conductuales y familiares
entre estudiantes universitarios de Cartagena (Colombia).

Sujetos y métodos
Estudio analítico de corte transversal, realizado en una universidad pública de la ciudad de
Cartagena (Colombia). El universo de estudio estuvo conformado por 8.740 estudiantes,
seleccionándose 973 a través de un muestreo probabilístico a fijación proporcional por
programa académico y nivel cursado. En cada nivel se realizó un muestreo aleatorio simple con
reemplazo al interior de los mismos, teniendo en cuenta el listado de asistentes al aula de clase
en el momento del muestreo, de acuerdo a un listado aleatorio obtenido por computador. Cada
sujeto elegible dentro de cada programa y nivel cursado tuvo la misma probabilidad de hacer
parte de la muestra de estudio, y esta probabilidad fue diferente cuando estuvo relacionada con
el tamaño de cada programa y de cada nivel en el que se encontró matriculado el estudiante.
Para el cálculo del tamaño de la muestra se utilizó el programa EPI-INFO®, versión 3.5.1, con
una confianza del 95%, error relativo del 3% y frecuencia esperada para el evento de trastornos
de ansiedad o depresión del 65%9.
El estudio requirió que los participantes estuvieran matriculados en cualquiera de los
programas diurnos y presenciales de la universidad en el segundo periodo del año 2012.
Además, se pidió su consentimiento informado por escrito para el uso de la información con
fines científicos y demás aspectos soportados por las disposiciones internacionales:
declaración de Helsinki (modificación de Edimburgo 2000) y la normatividad para Colombia
(Resolución 8430 de 1993 del Ministerio de la Salud).
Para la recolección de la información, se aplicó un cuestionario ad hoc de auto-reporte anónimo
que contenía 58 preguntas de selección múltiple politómicas con única respuesta, diseñado
desde la teoría y evaluada su validez de apariencia por tres jueces expertos, teniendo en
cuenta su pertinencia, suficiencia de las categorías, plausibilidad, semántica, sintaxis y
ordenamiento de los ítems. De igual forma, fue valorado a través de una prueba piloto en una
población con similares características. Un primer instrumento contenía la siguiente información para el
estudio de las posibles variables independientes con sus respectivas categorías: características socio-
demográficas como edad (adolescentes: ≤19 años; adulto joven: >20 años), sexo, estrato socioeconómico,
tipo de programa, nivel o ciclo académico, estado civil, tenencia de hijos, procedencia y ocupación. De
igual forma, se evaluaron otros aspectos relacionados con el rol del estudiante al interior de la institución
universitaria como rendimiento académico acumulado (deficiente: calificación <3,0; aceptable:
calificación entre 3,0 y 3,8; bueno: calificación >3,8), falta de tiempo para descansar (sí o no),
dificultades económicas (presencia de escasos ingresos económicos para el sostenimiento durante sus
estudios: sí o no) y problemas en las relaciones con amigos, pareja o cónyuge (sí o no), antecedentes
personales de tratamientos psicológicos o psiquiátricos (sí o no), antecedentes familiares de ansiedad y
depresión (sí o no). Para el consumo actual de alcohol y consumo de riesgo, perjudicial o dependencia al
alcohol se utilizó la escala Alcohol Use Disorders Identification Test (AUDIT: punto de corte 7 y 8
para mujeres y hombres respectivamente)10,11. Así mismo, para el estudio de los factores
familiares fue usada la escala APGAR para la valoración de la función familiar (la cual consta
de cinco preguntas que se califican de 0 a 2: "casi siempre", 2 puntos; "a veces", 1 punto; "casi
nunca", 0; las puntaciones del APGAR se encuentran entre 0 y 10 puntos; puntuaciones entre 7
y 10 sugieren funcionalidad familiar; e inferiores a 7, disfuncionalidad familiar) y el apoyo de
amigos12.
Para la medición de las variables dependientes o de resultado (ansiedad y depresión) se utilizó
el cuestionario de Goldberg o E.A.D.G13 que consta de una escala de ansiedad y otra para la
depresión, totalmente independientes; sus elevados valores de sensibilidad y especificidad13
han sido la gran motivación para que esta escala haya sido utilizada como instrumento de
cribado, tanto con fines asistenciales como epidemiológicos, y como guía de la entrevista
clínica en el ámbito de la Atención Primaria. Cada una de las sub-escalas se estructuran en 4 ítems
iniciales de despistaje para determinar si es o no probable que exista un trastorno mental, y un segundo
grupo de 5 ítems que se formulan sólo si se obtienen respuestas positivas a las preguntas de despistaje (2
o más en la sub-escala de ansiedad, 1 o más en la subescala de depresión), siendo los puntos de corte ≥ 4
para la escala de ansiedad, y ≥ 2 para la de depresión13. La consistencia interna (alfa de Cronbach)
de la escala de ansiedad y depresión Goldberg (EADG) fue de 0,86; 0,81 para la sub-escala
de ansiedad y 0,77 para la de depresión.
El análisis de la información se realizó con ayuda del programa para Windows STATA® 12.0
(Stata Corp LP, College Station, TX, EE.UU.), teniendo en cuenta los factores de expansión
correspondientes al diseño muestral utilizando la rutina "syv". Los datos fueron analizados a
partir de estadística descriptiva, con el uso de medias, desviaciones estándar, frecuencias
absolutas y relativas. Se estimaron por proporciones las ocurrencias de síntomas ansiosos y
depresivos, al igual que los factores sociodemográficos, académicos, conductuales, familiares y
sociales. Para el análisis bivariado se utilizó la prueba c2 de Pearson, y como medida de
asociación la razón de disparidad (Odds Ratio), con intervalos de confianza del 95%. Para
efectos descriptivos de conocer la probabilidad o riesgo de sufrir un trastorno depresivo o
ansioso, se realizó un análisis múltiple de regresión logística nominal, con la inclusión en los
modelos de las variables que mostraron probabilidades menores a 0,10; se conformaron
modelos a partir de la exclusión de cada una de las variables en un proceso de pasos hacia
atrás según las recomendaciones de Greenland14.
Resultados
En el presente estudio participaron 973 estudiantes universitarios con edades comprendidas
entre 18 y 35 años, con un promedio de edad 21 años (DE=2,6). Las características

sociodemográficas de los participantes se observan en el tabla 1.


A partir de la escala de Goldberg (EADG), se encontró que el 76,2% de los estudiantes
posiblemente presentan sintomatología de trastornos de ansiedad, y el 75,4% pueden
presentar sintomatología depresiva (tabla 2).
Factores relacionados
• Académicos: Al evaluar el contexto académico logrado por los estudiantes durante el
transcurso de su carrera, el 86,1% se encuentra con un promedio académico de 3,0 a 3,9
(promedio Aceptable); el 40,4% no cuentan con suficiente tiempo para descansar; el 92,6%
refirió tener una buena relación con sus compañeros; y el 48% presentan dificultades
económicas.
• Familiares: El 63,9% de los estudiantes presentaban familias disfuncionales según APGAR
familiar, y solo un 7,4% de los sujetos no contó con soporte de amigos.
• Conductuales: El 47,7% manifestó presentar problemas familiares, el 33,1% reportó
problemas con la pareja, el 41,2% ha tenido familiares con antecedentes de ansiedad o
depresión y el 11,7% de los estudiantes se encuentra recibiendo tratamiento psicológico o
psiquiátrico. Frente al consumo de alcohol, se encontró que el 65,1% son consumidores
actuales; el consumo de riesgo, perjudicial o riesgo de dependencia de alcohol con la escala
AUDIT fue del 18,4%, donde el 13% correspondió a consumo perjudicial y el 5,4% a riesgo de
dependencia de alcohol.
Factores asociados a la sintomatología de ansiedad
La tabla 3 muestra el análisis bivariable y el modelo de regresión logística nominal entre la
sintomatología de ansiedad y diversos factores. Con estimadores crudos, se observaron
asociaciones estadísticamente significativas entre la sintomatología de ansiedad y las
dificultades económicas, presencia de problemas familiares y el consumo actual de alcohol. El
modelo que mejor explica la presencia de sintomatología de ansiedad fue el conformado por los
siguientes factores: dificultades económicas y consumo actual de alcohol (c2= 27,1; p=0,000).
Factores asociados a la sintomatología de depresión
En la tabla 4 se presenta el análisis bivariable y el modelo de regresión logística nominal entre
la sintomatología de depresión y diversos factores. Al asociar la presencia de sintomatología
para trastornos depresivos con los factores estudiados, se observaron asociaciones
estadísticamente significativas para las siguientes variables: dificultades económicas,
problemas familiares, antecedentes familiares de ansiedad o depresión y presencia de
trastorno de ansiedad. El modelo que mejor explica la presencia de sintomatología de
depresión fue el conformado por los siguientes factores: dificultades económicas, antecedentes
familiares de ansiedad o depresión y trastornos de ansiedad (c2= 254,6; p=0,000).
Discusión
Los hallazgos de esta investigación muestran una alta prevalencia de síntomas de ansiedad y
depresión en jóvenes universitarios de Cartagena, incluso mucho mayor que la reportada por
estudios nacionales e internacionales9,15-17. Sin embargo, esto no es una evidencia de
diagnóstico formal de ansiedad y depresión, pero sí sugiere que un nivel significativo de
estudiantes muestran niveles patológicos o distrés psicológico. Además, cabe aclarar que las
diferencias entre las prevalencias reportadas por los estudios no son del todo comparables, ya
que utilizan diferentes instrumentos de cribado para ello. Estas cifras diferentes comparadas
con otros países pueden deberse al contexto socioeconómico y político colombiano,
caracterizado por altos índices de desempleo, violencia y pobreza, incertidumbre laboral y
pocas expectativas ocupacionales4,18.
Con respecto al sexo, si bien se presentaron más mujeres que hombres con test positivo para
síntomas de ansiedad y depresión, estas diferencias no fueron estadísticamente significativas,
en contra de lo encontrado por autores nacionales15,16,19 e internacionales9,20. Sobre el particular
en la literatura se han identificado un conjunto de factores que pueden explicar el predominio
femenino en los trastornos de ansiedad y depresión, así como las diferencias entre los sexos
de la presencia de otros trastornos psiquiátricos21, como la influencia de factores
socioculturales (mayor disposición y facilidad de la mujeres a reportar y admitir sentimientos
depresivos y ansiosos y la multiplicidad de roles en la familia)9,19,20, biológicos (predisposición
genética, hormonas sexuales, reactividad endocrina frente al estrés, sistemas de
neurotransmisión y determinantes neuropsicológicos)20 y la forma de expresión de los
trastornos depresivos en los hombres16,20. Sin embargo, existe acuerdo en considerar que los
factores psicosociales y socioculturales no pueden explicar todas la diferencias entre ambos
sexos, y dada la concordancia en los hallazgos en los diferentes grupos culturales, se podría
concluir que las diferencias de sexo en las incidencias de los trastornos psiquiátricos son en
gran parte psicobiológicas21. De allí que Dalla y Shors resalten la importancia de reconocer
cuáles de los factores explicativos de las diferencias entre los sexos son de naturaleza
biológica y cuáles de naturaleza social y, por ende, cuáles son inmutables y cuáles no21,22.
Dentro de los factores que se asociaron con la sintomatología de ansiedad y depresión
estuvieron las dificultades económicas y problemas familiares; estos dos factores se relacionan
entre sí, toda vez que las privaciones económicas generan estrés, que a su vez crea un
ambiente emocional desfavorable en el hogar, percibiendo los adolescentes un ambiente
negativo, caracterizado por carencia de recursos básicos para su desarrollo; esta dificultad
disminuye la capacidad de los padres para proveer apoyo económico y estimulación cognitiva y
emocional a sus hijos, limitando el ajuste adecuado ante las actividades y demandas,
reduciendo las oportunidades de interacción social satisfactoria y adquisición de habilidades
para el adecuado enfrentamiento a situaciones problemáticas, las cuales se han asociado
como un elemento estructural en la relación con pares y la presencia de depresión4,23,24. A su
vez, las condiciones de privación económica o pobreza pueden favorecer a la aparición de
depresión en los padres, ocasionando conflictos maritales y problemas con los miembros de la
familia24. La familia es el centro primario de socialización del individuo, en el cual se exponen
los modelos a seguir a través de la observación constante del comportamiento de los padres y
formas de relación social establecidas por el grupo familiar con los otros grupos. El apoyo
familiar implica entonces un intercambio recíproco y voluntario de recursos, habilidades y
servicios para un beneficio mutuo; cuando la demanda de apoyo familiar, ya sea de tipo
económico, de cooperación o de afecto, supera las posibilidades que ofrece el grupo familiar, el
joven puede volverse vulnerable ante las situaciones que le exigen esfuerzo y se le dificulta
aceptar los retos, su estado de ánimo puede deprimirse y afectar su desempeño social o
académico4,24, situación que es consecuente con los resultados de este estudio y los resultados
de Álvarez et al., quienes indican que ciertos elementos del clima familiar, la relación entre
padres e hijos y los recursos afectivos dentro del sistema familiar, están relacionados con la
sintomatología depresiva en adolescentes25.
De igual forma, el poseer antecedentes familiares de ansiedad o depresión se asoció con el
riesgo de sufrir de trastornos depresivos en los jóvenes, resultado coincidente con otros
estudios que demuestran esta asociación15,24; Téllez et al.26 afirman que algunas formas de
depresión son genéticas, lo que indica que alguna vulnerabilidad biológica pueda heredarse.
Sin embargo, en este estudio también se pudo observar que estos síntomas se presentaron en
personas que no tienen antecedentes de depresión, pudiendo sugerir que la variabilidad
genética no es un factor determinante en la aparición de la misma. Ahora bien, con respecto a
los antecedentes familiares de depresión, los parentescos más relacionados corresponden a
los padres; Schramm et al. observaron que el trastorno aparece en los parientes de primer
grado de pacientes depresivos con una frecuencia de 1,5 a 3 veces mayor que en la población
general27. A su vez, Gelfand y Teti afirman que, particularmente cuando el miembro de la
familia afectado es la madre, esta asociación puede deberse a predisposición genética o a
otros comportamientos maternales que frecuentemente acompañan los estados depresivos
como inactividad, inconsistencia en la disciplina e intromisión24,28.
En este estudio el factor que más se asoció con la presencia de sintomatología depresiva fue la
presencia de síntomas de ansiedad. Watson et al. concluyeron que numerosos estudios han
demostrado que las escalas de auto-reporte de ansiedad y depresión están altamente
correlacionadas, sugiriendo de esta manera que evalúan el mismo constructo. Además, afirman
que los síntomas ansiosos y depresivos co-ocurren en la mayoría de los pacientes y que la
mitad de las personas con diagnóstico de ansiedad o depresión presentan co-morbilidad en
cuanto al síndrome clínico completo29. Otros estudios reportan la estrecha relación entre
ansiedad y depresión, fundamentalmente en el análisis de las bases fisiológicas común de las
mismas, las cuales se sustentan en investigaciones que ha encontrado que la respuesta de
ansiedad y depresión comparten características funcionales como hiperactividad de la
amígdala y un déficit de control del córtex pre-frontal; los neurotransmisores implicados y los
antidepresivos utilizados en el tratamiento parecen ser los mismos de la respuesta de ansiedad
y depresión30.
En razón al diseño de estudio y los criterios de determinación de la ansiedad y depresión, este
estudio no permite dar un diagnóstico definitivo de trastornos de ansiedad y depresión, sino su
exploración a partir de su sintomatología, pues el cuestionario de Goldberg solo se utiliza para
cribado. Gracias a la utilización de procedimientos, métodos y escalas de valoración válidos y
confiables se garantiza la utilización de esta información en el contexto en el que fueron
aplicados, permitiendo hacer una aproximación a la problemática de salud mental de los
jóvenes universitarios de Cartagena, siendo utilizados en pro del mejoramiento y bienestar
psicosocial de sus educandos y de los profesionales en formación. Sin embargo, dada la alta
prevalencia es preciso hacer un estudio más exhaustivo, el cual incluya entrevistas
psiquiátricas para determinar el diagnóstico de ansiedad y depresión y diferenciarlo así de un
posible estado de desmoralización, el cual comparte características con la depresión.

Agradecimientos
Los autores y el grupo de Salud Pública de la Facultad de Odontología de la Universidad de
Cartagena (GISPOUC) expresan su agradecimiento a los estudiantes que participaron en el
estudio y a Carlos Acosta y Elisa Álvarez por su apoyo en el proceso de recolección de la
información.

Epidemiología de la Ansiedad y Depresión

Las cifras de la depresión


Con motivo del Día Europeo de la Depresión, que se celebra hoy 1 de octubre, Lundbeck,
compañía farmacéutica mundial especializada en el tratamiento de enfermedades del cerebro,
ha elaborado un documento en el que se reflejan las alarmantes cifras de esta enfermedad, sus
síntomas, cuál es el impacto económico y lo más devastador: sus consecuencias.

Las cifras de la depresión


· La depresión constituye un reto para la salud pública, ya que su prevalencia es
muy alta: el número de personas que la sufren a lo largo de su vida se sitúa entre
el 8% y el 15%.
· 350 millones de personas sufren depresión en el mundo.
· Según la OMS, en la actualidad, la depresión es la principal causa de
discapacidad en todo el mundo.
· En Europa, representa más del 7% de la mortalidad prematura.
· En España, el riesgo de que la población general desarrolle, al menos, un
episodio de depresión grave a lo largo de la vida es casi el doble en mujeres
(16,5%) que en hombres (8,9%), mientras que el porcentaje de personas que
padece anualmente la enfermedad es del 4%.
· Diferentes trabajos publicados cifran en un 50% los trastornos depresivos que
no reciben tratamiento o no el adecuado (psicofármacos o psicoterapia o
combinación). En estudios españoles como el estudio SCREEN los trastornos
depresivos se encontrarían en cerca del 20% de los pacientes atendidos en
Atención Primaria.
· Hasta el 43% de los pacientes abandona el tratamiento y otro porcentaje
importante no lo cumple como le ha sido prescrito.
· Los datos señalan que cada episodio depresivo incrementa la probabilidad de una
recaída posterior. Aproximadamente, un 60% de los pacientes que ha sufrido un
episodio depresivo presenta al menos una recurrencia a lo largo de su vida.

Los síntomas de la depresión


Los síntomas nucleares de la depresión son la tristeza patológica, la pérdida de interés o placer
en casi todas las cosas y una disminución de la vitalidad.
Además, pueden aparecer otros síntomas, como los sentimientos de culpa o de incapacidad,
la irritabilidad, el pesimismo ante el futuro, las ideas de muerte o de suicidio, la pérdida de
confianza en uno mismo o en los demás, la disminución de la concentración y la memoria, la
intranquilidad, los trastornos del sueño y la disminución del apetito y de la libido, entre otros.
Los síntomas cognitivos como los problemas de concentración, falta de atención, dificultad
para encontrar las palabras, enlentecimiento mental y dificultad en la toma de decisiones son
algunos de los síntomas persistentes más comúnmente referidos en la depresión, incluso en
pacientes con criterios de respuesta al tratamiento o remisión. Además, los síntomas cognitivos
se asocian a una peor evolución del paciente y a un aumento de la carga clínica y económica.
Conviene recordar que tristeza o melancolía no son sinónimos de depresión. Los períodos de
tristeza o melancolía son inherentes a la experiencia humana. La tristeza es un sentimiento
normal, pero puede llegar a ser patológica en función de su duración, intensidad y grado de
interferencia en la conducta y la vida cotidiana de la persona.

Impacto económico

· Según la OCDE, las enfermedades mentales, como la depresión, cuestan a los


países miembros hasta un 4% del PIB.
· El coste de la depresión en la Unión Europea se ha estimado en más de 92.000
millones de euros en 2010.
· La mayoría de los costes son indirectos, 54.000 millones de euros, tales como
pérdida de productividad laboral, bajas por enfermedad y jubilación anticipada.
· La pérdida de productividad provocada por el absentismo y presentismo
representa en torno al 50% de todos los costes relacionados con la depresión.
· En España, el impacto económico de la depresión es aún más importante cuando
los episodios se hacen recurrentes, y además, varía según la respuesta del
paciente al tratamiento recibido. En este sentido, se ha observado que un
paciente con respuesta inadecuada tiene un coste asociado de casi el doble
comparado con un paciente en remisión.

Consecuencias de la depresión
Entre las consecuencias derivadas de la depresión se encuentran el incremento en la
morbilidad y mortalidad; el riesgo de suicidio; la discapacidad prolongada y el deterioro
funcional y social; y la carga económica.

Los pacientes con depresión tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades


cardiovasculares (accidente cerebrovascular e infarto agudo de miocardio), diabetes, otros
trastornos psiquiátricos y ser consumidores de drogas.
Según los datos de la Encuesta Nacional de Salud (ENSE) 2011-2012, el 68,4% del total de
enfermos con depresión y/o ansiedad percibe su estado de salud entre regular y muy malo
(33,7% en el resto de enfermos crónicos, y 28,1% de la población total española). De hecho, la
morbi-mortalidad por otras causas (especialmente oncológicas y cardiovasculares) es superior
a la de la población general.
El suicidio se relaciona con una gran variedad de trastornos mentales graves y, en el caso de
la depresión, el riesgo es 21 veces superior a la población general. La tasa de prevalencia del
suicidio en España está en el entorno del 6,5-7 por 100.000 habitantes. Esto significa cerca de
10 muertes por suicidio cada día, la primera causa de muerte no natural.
Además, la depresión está asociada a un nivel significativo de discapacidad, con
implicaciones sustanciales en la calidad de vida de estos pacientes y en su entorno familiar,
laboral y social. Según un estudio de la OMS, las tasas de discapacidad asociadas con la
depresión son aún mayores que las producidas por otras enfermedades crónicas como la
hipertensión, diabetes, artritis y el dolor de espalda.

Según la OMS, en el grupo de edad de 15 a 44 años, la depresión es la primera causa de


discapacidad en el mundo, medida en Años de Vida vividos con Discapacidad (AVD).

En España, se ha estimado que la depresión provoca una discapacidad funcional completa


de 47 días al año en promedio y una discapacidad funcional parcial de 60 días al año.

Universidad de San Carlos de Guatemala


Centro Universitario Metropolitano
Facultad de Ciencias Médicas
Área curricular de Ciencias Básicas y Biológicas
Segundo año- Unidad didáctica de FISIOLOGÍA
Ciclo académico 2017

Profesor: Héctor René García Santana


Caso clínico #3
Nefrología

Grupo #7
Bracamonte Peralta María Gabriela 201500392

Guatemala 16/08/17
Investigación de estrés y depresión en estudiantes universitarios

Introducción

Se puede considerar la ansiedad como una respuesta adaptativa normal frente a una
amenaza (estrés), que permite al individuo mejorar su desempeño, aunque hay
ocasiones en que la respuesta no resulta adecuada debido a que el estrés puede ser
excesivo para los recursos de que se dispone. Selye (1950) denominó síndrome
general de adaptación a aquella situación en la que el organismo realiza un máximo
esfuerzo para adaptarse1. Es esta capacidad de adaptación la que deben desarrollar
los estudiantes universitarios en su paso desde la educación secundaria a la
universitaria, como también en la constante exigencia académica a la que se ven
sometidos durante su permanencia en la universidad. Esto, que suele ser un fenómeno
transversal a todos los estudiantes, se concentra en determinados grupos de
universitarios que, dadas las características de la carrera y su plan de estudios, poseen
una mayor carga académica, como son las carreras del área de la salud2.

Diversos trabajos avalan que, en general, los estudiantes de carreras de la salud están
expuestos a niveles de estrés más elevados que la población general; sin embargo, la
mayoría de estos estudios están centrados en estudiantes de la carrera de medicina,
donde se han encontrado niveles de estrés del orden del 91% en estudiantes de la
Pontificia Universidad Católica de Chile, a lo que se agrega que un 25% de ellos
presentaba estados de tensión patológica3. Otros estudios fijan los niveles de
prevalencia de estrés entre un 36.3 y un 91.1%4,5. Estudios realizados en otras
carreras de la salud, como Enfermería u Odontología, señalan niveles de estrés entre
38.7 y 40.0%5,6.

Las principales fuentes de estrés en estos estudiantes se asocian a eventos


académicos, psicosociales y económicos4,6,7. De estos factores, los que más
destacan son los académicos, principalmente la alta carga académica expresada en
cantidad de cursos y h, tanto presenciales como no presenciales, que deben dedicar al
estudio2,7–9.

En la Universidad de Chile, las carreras de Enfermería y Tecnología Médica tienen una


duración de 10 semestres; durante los cuatro primeros se imparten asignaturas de
ciencias básicas y preclínicas, además de bioética, inglés y formación general. Si bien
la carrera de Enfermería es universalmente conocida, creemos necesario dar algunos
detalles acerca de la carrera de Tecnología Médica. Esta fue creada el año 1960, en la
Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, con el propósito de formar a
profesionales preparados para planificar, desarrollar, ejecutar y evaluar procedimientos,
técnicas y exámenes destinados a la prevención, fomento, protección y recuperación
de la salud. Al finalizar el tercer semestre, los estudiantes optan a una de las cinco
menciones impartidas: Bioanálisis Clínico, Hematología y Banco de Sangre;
Morfofisiopatología y Citodiagnóstico; Oftalmología; Otorrinolaringología y Radiología y
Física Médica. En varias de las asignaturas básicas y preclínicas, tanto la escuela de
Enfermería como la de Tecnología Médica comparten los espacios físicos y algunos
profesores, siendo la estrategia educativa empleada muy similar en ambas, basada en
actividades presenciales, como clases expositivas y actividades grupales y algunas
actividades no presenciales, como desarrollo de guías de estudio y lectura de artículos.
Las numerosas asignaturas que deben ser aprobadas cada semestre suponen un gran
factor de estrés para los estudiantes. Dicho estrés, de no ser tolerado o bien adaptado
por los estudiantes, puede interferir en el rendimiento académico y la adquisición de los
conocimientos y habilidades específicas de la carrera, afectando su bienestar
psicológico y su salud en general5,7,10.

Existen diversos cuestionarios para determinar los niveles de ansiedad en estudiantes


universitarios, siendo muy utilizados el State–Trait Anxiety Inventory (STAI) para
evaluar nivel de ansiedad y el Inventario de Estrés Académico (IEA) para determinar
factores generadores de estrés.

El cuestionario STAI es un autoinforme desarrollado originalmente como un


instrumento de investigación para estudiar el nivel de ansiedad como estado o como
rasgo de personalidad11. La ansiedad estado constituye un estado emocional
transitorio, reflejo de la interpretación de una situación estresante en particular, en un
determinado período. La ansiedad rasgo se refiere a las diferencias individuales,
relativamente estables, que influyen en la percepción del nivel de ansiedad de los
estímulos que se presentan. Es decir, una persona con alta ansiedad rasgo percibirá un
estímulo como más amenazante y generador de ansiedad que una persona con baja
ansiedad rasgo. Contrariamente a la ansiedad estado, la ansiedad rasgo no se
manifiesta directamente en la conducta y debe ser inferida por la frecuencia con la que
un individuo experimenta aumentos en su estado de ansiedad12. Actualmente el
cuestionario STAI es ampliamente utilizado para medir el nivel de ansiedad en
diferentes contextos clínicos13,14, como en poblaciones de estudiantes
universitarios15–17. En todo tipo de estudios el STAI ha presentando una alta
confiabilidad y validez12,18.

El IEA fue diseñado específicamente para evaluar el estrés académico en


universitarios7. Este cuestionario discrimina diferentes situaciones académicas que
provocan un mayor nivel de estrés en estudiantes universitarios, en cuanto al tipo de
manifestaciones o respuestas de estrés que se asocian a cada situación y si dichas
manifestaciones son las mismas en todas las situaciones o si predomina más algún
componente de respuesta (cognitivo, fisiológico o conductual) que otro en función de la
situación a la que se enfrentan8,19.

Como se ha señalado, la ansiedad que afrontan los estudiantes universitarios durante


su formación académica puede constituir un grave problema, ya que al malestar
psíquico se le suma la dificultad para obtener un buen rendimiento académico al verse
sobrepasada su capacidad de resiliencia, llegando a poner en riesgo su salud5,20. Son
escasos los estudios que evalúan el nivel de estrés al que están sometidos los
estudiantes de carreras de la salud con planes de estudio distintos al de la carrera de
Medicina, encontrando unos pocos que se han preocupado del problema en los
estudiantes de Enfermería2,5,6, y ninguno en estudiantes de Tecnología Médica. Por
esta razón, consideramos importante determinar los niveles de ansiedad existente en
los estudiantes de las carreras de Enfermería y Tecnología Médica de la Universidad
de Chile, ambas pertenecientes a la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Además, conscientes de que el estrés constituye un problema multidimensional, hemos
intentado abordarlo desde una perspectiva académica e identificar las fuentes
generadoras del estrés académico, lo que nos permitirá la implementación de
programas preventivos de manejo del estrés, en beneficio de la salud mental y calidad
de vida de los estudiantes.

Método

Participantes

Este trabajo corresponde a un estudio descriptivo de corte transversal, realizado al final


del 2.° semestre del año académico 2014. La población de estudio estuvo compuesta
por 173 estudiantes que cursaban el segundo año en la escuela de Enfermería (n = 90)
y en la escuela de Tecnología Médica (n = 83), en la Facultad de Medicina de la
Universidad de Chile. Participaron en el estudio un total de 154 estudiantes (89.0%), 78
de la escuela de Enfermería (86.7%) y 76 de la escuela de Tecnología Médica (91.6%),
el resto corresponde a estudiantes que no se encontraban presentes o que no
aceptaron participar en el estudio.

Instrumentos

Se utilizó el STAI11 y el IEA7.

El STAI se compone de veinte ítems para cada una de dos subescalas que evalúan
dos conceptos independientes de la ansiedad: la ansiedad como estado (condición
emocional transitoria) y la ansiedad como rasgo (propensión ansiosa relativamente
estable). Las respuesta son de tipo Likert, para ansiedad estado miden la intensidad del
estado emocional «en este momento» puntuando desde 0 (nada) hasta 3 (mucho);
para ansiedad rasgo miden la frecuencia del estado emocional «en general» puntuando
desde 0 (casi nunca) hasta 3 (casi siempre). Los totales se obtienen sumando los valores de
los ítems (tras las inversiones de las puntuaciones en los ítems negativos). Por ello los totales de
ansiedad rasgo y de ansiedad estado abarcan desde 0 hasta 60, y una mayor puntuación
corresponde a un mayor grado de ansiedad. Puntuaciones ≥ 30 sugieren ansiedad moderada y
puntuaciones ≥ 45 una ansiedad severa11.

En el IEA se establece un listado de diez situaciones generadoras de estrés en los


estudiantes universitarios dentro del ámbito académico. Para cada una de las
situaciones planteadas se presenta una escala con valores de 1 a 5 que indican el
grado de estrés que dicha situación puede generar, donde 1 = nada de estrés y 5 =
mucho estrés.

Procedimiento

Los cuestionarios fueron autoadministrados en el aula, en un día con actividades


obligatorias, a fin de obtener un mayor número de respuestas. Se solicitó la
participación voluntaria de los estudiantes después de entregarles una declaración
explicativa detallando el propósito del estudio, asegurándoles la confidencialidad de sus
respuestas, así como el carácter voluntario de su participación. El consentimiento para
participar en el estudio se infiere por la realización de los cuestionarios, los que fueron
respondidos de manera anónima por los estudiantes. Aunque no se estableció un
tiempo límite, el tiempo utilizado osciló alrededor de 20 min. Todo el proceso se realizó
bajo la supervisión de uno de los investigadores.

Análisis de datos

Para procesar la información los datos se traspasaron a una planilla Excel y se analizaron con el
programa GraphPad Prism 5.0. Al ser un estudio descriptivo, para tabular los resultados se
calcularon promedios ± errores estándares y frecuencias, y para el análisis estadístico entre
ambos grupos se utilizó las pruebas t de Student y chi-cuadrado. Se trabajó con un nivel de
significación α ≤ 0.05. Para el análisis de la fiabilidad (confiabilidad interna del cuestionario
STAI) se determinó el coeficiente alfa de Cronbach (Programa SPSS v. 17).

Consideraciones éticas

Los autores declaramos que, hasta la fecha, la investigación en educación en la


Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, no requiere una aprobación expresa
del Comité de Ética, ya que éste se encarga de aprobar únicamente la investigación y
experimentos realizados en pacientes y en animales. Declaramos además, que todos
los participantes tuvieron conocimiento de la finalidad de la investigación y aceptaron
participar libremente en el estudio.
Resultados

Las principales variables demográficas se muestran en la tabla 1. En ambos cursos no


se aprecian diferencias significativas en la edad (t = 1.3416; NS), ni en la distribución
por género (chi-cuadrado = 2.085; NS).

Tabla 1

2.° Año 2.° Año Tec.


Enfermería Médica

Edad (años, prom ± ES) 19.9 ± 0.1 20.2 ± 0.2


Género

Femenino 50 (64.1%) 40 (52.6%)

Masculino 28 (35.9%) 36 (47.4%)

Total de estudiantes inscritos en cada curso 90 83

Estudiantes que respondieron el 78 76


cuestionario

Porcentaje de cuestionarios respondidos 86.7 91.6

En relación a la consistencia interna, el análisis estadístico mostró un alfa de Cronbach


de 0.894 y 0.891 para ansiedad estado y 0.904 y 0.905 para ansiedad rasgo, en las
escuelas de Enfermería y Tecnología Médica, respectivamente, lo que demostró la
fiabilidad interna del cuestionario STAI. En la tabla 2 se muestra que al evaluar las
puntuaciones totales obtenidas en el STAI, para ansiedad estado y ansiedad rasgo,
estas fueron significativamente mayores en el curso de Enfermería que en Tecnología
Médica (p < 0.0001 y p < 0.01, respectivamente). Sin embargo, en ambas escuelas la
puntuación total en ansiedad rasgo fue significativamente menor que en ansiedad
estado (p < 0.0001 y p < 0.005, respectivamente).

Tabla 2

2.° Año Enfermería 2.° Año Tec. Médica Significación

Prom ± ES Prom ± ES p

Ansiedad estado 35.35 ± 1.12 27.84 ± 1.27 <0.0001

Ansiedad rasgo 27.14 ± 1.17 22.51 ± 1.19 <0.01

La tabla 3 muestra la distribución de los estudiantes de acuerdo al nivel de ansiedad.


Solo para ansiedad estado se demostró una diferencia significativa entre ambas
escuelas (chi-cuadrado = 10.18; p < 0.01), encontrándose las diferencias en los grupos
que manifiestan un nivel de ansiedad leve (Enfermería 32.1% y Tecnología Médica
56.6%) y ansiedad severa (Enfermería 20.5% y Tecnología Médica 9.2%). Para
ansiedad rasgo no se observaron diferencias significativas entre ambos cursos (chi-
cuadrado = 1.39; ns), y más del 90% de los estudiantes se ubicaron en los niveles de
ansiedad leve y moderada.

Tabla 3
2.° Año 2.° Año Tec.
Enfermería Médica

Nivel N.° % N.° %

Ansiedad estado Leve 25 32.1 43 56.6 *

Moderado 37 47.4 26 34.2

Severo 16 20.5 7 9.2 *

Chi-cuadrado = 10.18; p < Total 78 100.0 76 100.0


0.01

Ansiedad rasgo Leve 54 69.2 59 77.6


Moderado 20 25.6 14 18.4

Severo 4 5.1 3 3.9

Chi-cuadrado = 1.39; NS Total 78 100.0 76 100.0

La diferencia de ansiedad estado entre ambas escuelas parece estar dada por las
diferentes puntuaciones obtenidas en algunos ítems que lograron significación
estadística. En la tabla 4 se aprecia que los estudiantes de la escuela de Enfermería se
sienten más asustados, nerviosos y confundidos, que los estudiantes de la escuela de
Tecnología Médica. Estos, por su parte, se sienten bien, más relajados y estables que
sus compañeros que cursan la carrera de Enfermería (tabla 4).

Tabla 4

Ansiedad estado 2.° Año 2.° Año Tec. Estadística


Enfermería Médica

Prom ± ES Prom ± ES t p
1.- Me siento tranquilo 0.79 ± 0.08 1.12 ± 0.08 1.67 NS
0

2.- Me siento seguro 0.86 ± 0.08 1.18 ± 0.09 1.67 NS


0

3.- Me siento tenso 2.04 ± 0.09 1.75 ± 0.10 1.47 NS


0

4.- Me siento bajo presión 2.28 ± 0.09 1.88 ± 0.11 2.00 NS


4

5.- Me siento a gusto 0.88 ± 0.09 1.20 ± 0.10 1.60 NS


4

6.- Me siento alterado 1.13 ± 0.13 0.58 ± 0.09 2.80 NS


6

7.- Me siento preocupado por posibles 1.54 ± 0.15 1.22 ± 0.12 1.60 NS
desgracias futuras 4

8.- Me siento satisfecho 0.87 ± 0.12 1.22 ± 0.09 1.80 NS


4

9.- Me siento asustado 1.57 ± 0.15 0.86 ± 0.11 3.60 <0.0


8 01

10.- Me siento cómodo 0.78 ± 0.13 1.24 ± 0.10 2.33 NS


9

11.- Tengo confianza en mi mismo 1.24 ± 0.15 1.62 ± 0.10 1.93 NS


8

12.- Me siento nervioso 1.96 ± 0.17 1.24 ± 0.10 3.67 <0.0


5 01

13.- Me siento agitado 1.34 ± 0.19 0.80 ± 0.11 2.73 NS


9
14.- Me siento indeciso 1.42 ± 0.20 0.91 ± 0.11 2.60 NS
6

15.- Me siento relajado 0.15 ± 0.17 0.87 ± 0.11 3.67 <0.0


5 01

16.- Me siento contento 0.90 ± 0.21 1.40 ± 0.10 2.53 NS


9

18.- Me siento angustiado 1.51 ± 0.24 0.92 ± 0.12 3.00 NS


7

19.- Me siento 1.05 ± 0.24 0.39 ± 0.08 3.34 <0.0


confundido/desconcertado 1 5

20.- Me siento estable/equilibrado 0.71 ± 0.24 1.45 ± 0.11 3.74 <0.0


2 01

21.- Me siento bien 0.80 ± 0.26 1.42 ± 0.09 3.14 <0.0


0 5

Al calcular el coeficiente de correlación de Pearson observamos una correlación


significativa entre ansiedad estado y ansiedad rasgo (r = 0.73 para Enfermería y r =
0.69 para Tecnología Médica, p < 0.001 en ambos casos). Esto confirma que un
estudiante con ansiedad rasgo elevada percibe un estímulo como más amenazante, lo
que producirá un aumento de la ansiedad estado.

Respecto a las fuentes de estrés académico, en la tabla 5 se reflejan las puntuaciones


medias obtenidas para cada una de las situaciones incluidas en el cuestionario. Si
consideramos las situaciones que superan el teórico punto medio de la escala
(correspondiente a una puntuación de 3, ya que la escala oscila entre 1 y 5), para los
estudiantes de la carrera de Enfermería hay 6 fuentes de estrés que superan la media y
para los estudiantes de la carrera de Tecnología Médica hay 5. Esto apunta a que el
estrés percibido ante cada situación estresante es, en líneas generales, elevado.
Además se aprecia que ambas escuelas coinciden en los 3 principales factores de
estrés (sobrecarga académica, falta de tiempo para cumplir con las actividades
académicas, realización de un examen). Sin embargo, la sobrecarga académica y la
realización de un examen fueron percibidas como un estresor significativamente mayor
por los estudiantes de Enfermería. En general, hay 4 fuentes de estrés que aparecieron
como significativamente más estresantes para los estudiantes de la carrera de
Enfermería, a las dos ya mencionadas debemos agregar la tarea de estudio y el
trabajar en grupo. Por su parte, los estudiantes de Tecnología Médica se estresaron
significativamente más por la competitividad entre compañeros.

Tabla 5

Fuentes de estrés 2.° Año 2.° Año Tec. Estadístic


Enfermería Médica a
Prom ± Orde Prom ± Orde t p
ES n ES n

Sobrecarga académica 4.58 ± 1.° 4.27 ± 1° 2.32 0.02


0.08 0.11 2

Falta de tiempo para cumplir con 4.38 ± 2.° 4.22 ± 2° 1.18 NS


actividades académicas 0.09 0.11 9

Realización de un examen 3.92 ± 3.° 3.59 ± 3° 2.41 0.01


0.09 0.10 4 7

Exposición de trabajos en clase 3.51 ± 4.° 3.30 ± 5° 1.07 NS


0.13 0.14 1

Realización de trabajos obligatorios 3.42 ± 5.° 3.53 ± 4° 0.65 NS


para aprobar la asignatura 0.13 0.12 1

La tarea de estudio. 3.14 ± 6.° 2.72 ± 2.61 0.00


0.11 0.12 4 9

Intervención en el aula 2.53 ± 2.49 ± 0.2 NS


0.14 0.13

Competitividad entre compañeros 1.67 ± 2.02 ± 2.04 0.04


0.11 0.14 3 3

Masificación de las aulas 1.78 ± 2.03 ± 1.45 NS


0.11 0.13 1

Trabajar en grupo 2.97 ± 2.57 ± 2.02 0.04


0.14 0.15 2 5

Discusión

En los últimos años, la preocupación por el estrés percibido durante la formación


universitaria de pregrado ha aumentado. Varias publicaciones han señalado altos
niveles de estrés entre los estudiantes de carreras de ciencias de la salud2–9. Aunque
un estrés leve es deseable y necesario para estimular el deseo de superación y un
espíritu de sana competencia, un estrés excesivo puede tener un impacto no deseado
en la salud física y mental de los estudiantes, lo cual puede afectar negativamente su
rendimiento académico5,10,16,20. Nuestros resultados muestran que los estudiantes
de Enfermería poseen mayores niveles de ansiedad estado y ansiedad rasgo que los
estudiantes de Tecnología Médica, evaluados utilizando el STAI. Sin embargo, entre el
80 y el 90% de los estudiantes de ambas escuelas se ubicaron en los niveles de
ansiedad leve y moderada, lo que era esperable ya que se trata de una muestra sin
patología psiquiátrica evidente. Lo que resulta preocupante es comprobar que en la
escuela de Enfermería, el porcentaje de estudiantes con un nivel severo de ansiedad
estado duplica a los de la escuela de Tecnología Médica (20.5 vs. 9.2%). Y, aunque las
situaciones generadoras de estrés fueron similares para ambos grupos, varias de ellas
fueron percibidas como estresores significativamente mayores por los estudiantes de
Enfermería. Esto muestra la consistencia en los resultados de los dos cuestionarios
empleados y concuerda con que los individuos que presentan mayor ansiedad rasgo
tienden a percibir un estímulo como más amenazante y generador de ansiedad que
una persona con baja ansiedad rasgo11,12. Lazarus (1991) estableció que no es el
estresor mismo el causante de estrés, sino la percepción del individuo sobre el estresor
y que las expectativas que el individuo tiene sobre las metas o exigencias ambientales
pueden ser percibidas positivamente como desafíos o negativamente como
amenazas21.

Las fuentes de estrés como sobrecarga académica, falta de tiempo para cumplir con
obligaciones académicas y la realización de un examen, resultaron ser las más
elevadas, siendo las mismas para ambas carreras. Esto último es concordante a lo
descrito en la literatura7–9. Resulta llamativo que las tres mayores fuentes de estrés
académico sean las mismas en ambas carreras, ya que tendría más que ver más con
el ambiente académico, en este caso, la Facultad de Medicina, que con cada escuela
en particular. Se aprecia que la sobrecarga académica, junto con la falta de tiempopara
cumplir con las actividades académicas, marcan un promedio superior a 4 (4 = estrés
alto y 5 = mucho estrés). Esto puede ser explicado porque en general, los planes de
estudios de las carreras de ciencias de la salud suelen ser académicamente muy
exigentes, con una gran cantidad de contenidos teóricos de ciencias básicas y
preclínicas, con bastante actividad presencial, como también con variadas actividades
no presenciales, todo lo cual implica una falta de disponibilidad del tiempo necesario
para realizar las tareas con alguna probabilidad de éxito. La tercera fuente de estrés en
la cual coinciden ambas escuelas es la realización de un examen. Este es un aspecto
con el cual concuerdan varios estudios realizados en diferentes países2,7–10. Aquí
podemos señalar la relación entre el modelo de enseñanza excesivamente memorístico
y los métodos de evaluación tradicionalmente empleados, fundamentalmente
exámenes de opción múltiple. Además, en cada semestre se realizan solo 2 o 3
instancias evaluativas, lo cual puede contribuir a la percepción de falta de tiempo y
sobrecarga académica.

Por los datos obtenidos en el presente estudio resulta claro que los estudiantes de
Enfermería presentan mayores índices de ansiedad, aunque no tenemos una
explicación clara que demuestre el porqué de la diferencia con los estudiantes de
Tecnología Médica. En nuestro estudio ambos grupos son bastante homogéneos en
edad y nivel de estudios, incluso comparten un mismo ambiente académico, tienen
similares asignaturas básicas y preclínicas, y en algunas disciplinas, tienen incluso los
mismos profesores. No podemos dejar de señalar que, si bien ambas corresponden a
carreras de ciencias de la salud, poseen perfiles de egreso diferentes. Precisamente
este estudio se realizó en el cuarto semestre, durante su formación básica y preclínica,
para evitar incorporar estresores propios de la actividad clínica de cada profesión. Sin
embargo, al analizar las mallas curriculares de cada carrera, observamos que, en el
cuarto semestre, la carrera de Enfermería tiene un mayor número de asignaturas que la
carrera de Tecnología Médica (16/año vs. 12/año), lo cual objetivamente significa una
mayor carga académica.

Una limitación de este estudio es que solo permite comparar dos muestras de
estudiantes en un mismo nivel, por lo tanto los resultados no son extrapolables a todos
los estudiantes de cada escuela. Resulta recomendable extender este estudio a otros
cursos de la carrera de Enfermería, para confirmar o descartar el preocupante nivel de
ansiedad que encontramos. Incluso, se abre la posibilidad de realizar un estudio
longitudinal con estos mismos estudiantes cuando cursan niveles superiores, por
ejemplo, en el sexto o séptimo semestres, período en el que habrán comenzado su
entrenamiento clínico.

En el marco de los actuales procesos de discusión respecto de la formación de


pregrado, resulta importante poder ajustar las exigencias académicas de un modo
razonable a fin de disminuir la sensación de agobio y sobrecarga experimentada por los
estudiantes. Los datos obtenidos en este estudio acentúan la relevancia de este
aspecto, así como la necesidad de fortalecer los recursos personales de los
estudiantes para enfrentar de modo apropiado los estresores de la vida y las presiones
propias de los estudios universitarios.

Conclusión

La información obtenida en este estudio demuestra mayores niveles de ansiedad


estado y ansiedad rasgo en estudiantes de segundo año de la carrera de Enfermería
que en los de la carrera de Tecnología Médica. Además, se aprecia que ambas
escuelas coinciden en los 3 principales factores de estrés: sobrecarga académica, falta
de tiempo para cumplir con las actividades académicas y realización de un examen. Sin
embargo, algunos de ellos fueron percibidos como un estresor significativamente mayor
por los estudiantes de Enfermería. Se debe seguir indagando en estos preocupantes
niveles de estrés mostrados por estudiantes de cuarto semestre y realizar un estudio
de tipo longitudinal para determinar si existen modificaciones a lo largo del tiempo,
cuando avancen en sus estudios hacia la formación clínica. Por otra parte, se debe
realizar investigaciones que permitan relacionar las variables aquí estudiadas con
otras, como el rendimiento académico, reprobación de asignaturas y satisfacción con
los estudios.La información obtenida genera un desafío importante a la carrera de
Enfermería, en el sentido de reestructurar su malla curricular para redistribuir algunas
asignaturas de manera que se pueda disminuir el agobio y sobrecarga académica. En
lo inmediato, y como aconsejan algunos autores 6,8–10,22, resulta necesario
implementar consejerías y talleres para enseñar a los estudiantes a afrontar las
situaciones estresantes con algunas técnicas de relajación como la meditación, el yoga
y la participación en actividades físicas como deportes al aire libre, todas las cuales han
demostrado ser eficaces para mejorar su calidad de vida.

Epidemiología de la ansiedad y depresión

EP/Madrid La ansiedad o la depresión son dos de las patologías mentales con un


mayor índice de prevalencia en España, ya que afectan al 40 por ciento de la
población, según señala el doctor José Antonio López-Rodríguez, vicepresidente de la
Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), quien advierte de que éstos no
son los únicos trastornos mentales que han aumentado en los últimos años, también
patologías psiquiátricas como la esquizofrenia o el trastorno bipolar se han multiplicado
a causa de los actuales estilos de vida.

De hecho se estima que uno de cada cinco adultos puede llegar a padecer alguna
patología psiquiátrica a lo largo de su vida en España; mientras que a día de hoy más
de diez millones las personas sufren un trastorno mental como depresión, ansiedad,
esquizofrenia o trastorno bipolar; además, los expertos señalan que representan entre
el 25 y el 30 por ciento de las consultas en Atención Primaria y son la causa del 30 por
ciento de la discapacidad.

López-Rodríguez afirma que la "causa fundamental" de que los casos se haya


multiplicado en los últimos 40 años "ha sido el estilo de vida que llevamos
actualmente". "Esto no significa que seamos más débiles que generaciones anteriores
sino que vivimos más deprisa, dormimos pocas horas, por lo que estamos más
cansados, y sufrimos más estrés", añade.

Entre los cambios más llamativos se encuentra que ha cambiado el prototipo de


persona depresiva, así hace unos años se identificaba depresión con mujer de entre 45
y 55 años que pertenecía a una clase social más desfavorecida y con menor nivel de
estudio, "ahora ha surgido un nuevo grupo de riesgo: matrimonios jóvenes de entre 35
y 45 años con hijos y trabajando los dos".

"Las personas con depresión por estrés continuado por su tipo de vida no pueden
romper de repente con su trabajo o su familia, ni quieren, por lo que resultan difíciles de
curar. Hay depresiones más graves pero con una base biológica en las que la
respuesta es mejor", explica el experto.

Mientras, en la ansiedad el experto afirma que entre el 40 y el 50 por ciento de los


pacientes con trastornos de ansiedad no responde a los tratamientos adecuados para
su enfermedad. Estos datos indican la dificultad que en algunos casos surge para tratar
esta enfermedad, "sobre todo cuando se trata de cuadros complejos de ansiedad
unidos a trastornos de la personalidad o factores ambientales adversos", asegura el
doctor López-Rodríguez.

"En las mujeres adultas jóvenes se está produciendo un cambio en su estilo de vida
que provocará que la incidencia de los trastornos de ansiedad se equipare en ambos
sexos. Esto se debe en gran medida a que poco a poco se está equiparando su status
laboral al del hombre y se están impulsando políticas de conciliación, entre otros
factores", prevé el experto.

Ante estos datos, ASEPP ha puesto en marcha una campaña web de concienciación
en torno a los trastornos mentales. A través de su página web y con carácter mensual,
acogerá un texto en el que se expondrá la definición de una patología, sus posibles
causas, sus consecuencias, que se puede hacer para atenuar sus síntomas o bien
textos relativos a la situación social, laboral, etc, que acompaña a los afectados por los
trastornos mentales.

El objetivo es dar a conocer de manera comprensible estos trastornos, dándoles


visibilidad y trabajando por eliminar el estigma social que acompaña a los afectados,
imposibilitándoles a la hora de llevar una vida normal.

Universidad de San Carlos de Guatemala


Centro Universitario Metropolitano
Facultad de Ciencias Médicas
Área curricular de Ciencias Básicas y Biológicas
Segundo año- Unidad didáctica de FISIOLOGÍA
Ciclo académico 2017

Profesor: Héctor René García Santana

Caso clínico #3
Nefrología

Grupo: #7
Zavaleta Alfaro, Tania Guadalupe 201580016

Guatemala, 16/Agosto/2017

Prevención de la depresión y la ansiedad en estudiantes universitarios


Prevenção da depressão e da ansiedade em estudantes universitários
Prevention of depression and anxiety in college students

Resumen
El objetivo de la investigación fue evaluar el impacto del programa de prevención para
la depresión y la ansiedad a través del desarrollo del pensamiento crítico y estrategias
en solución de problemas en estudiantes universitarios de primeros semestres. Método:
se utilizó un diseño cuasi-experimental, evaluación pre-test y post-test, y grupo control.
Participaron 60 estudiantes de dos universidades de Colombia que cursaban su primer
año de formación (25% hombre y 75% mujeres), edad promedio 18.5 años; grupo
experimental n=31, grupo control n=29. El programa tuvo una duración de 10 sesiones.
Los instrumentos utilizados fueron el CES-D (Rodloff y Locke, 1986), SCL-90
(Derogatis, 2002), el cuestionario de Acontecimientos estresantes (Connor-Smith y
Calvete, 2004), ATQ (Kendall, Howard y Hays, 1989), ASSQ (Kendall y Hollon, 1989).
Resultados: se identificaron cambios significativos en los indicadores clínicos de
depresión, ansiedad, pensamientos negativos y valoración de acontecimientos vitales
en el grupo experimental. Conclusiones: el programa de prevención de la depresión y la
ansiedad a través del modelo del desarrollo del pensamiento crítico y el diálogo
socrático, es efectivo en jóvenes universitarios del primer año de formación, en la
medida que disminuye significativamente los indicadores de depresión y ansiedad, los
pensamientos negativos y la valoración de los acontecimientos vitales.
Palabras-clave: Prevención; Depresión; Ansiedad; Pensamiento crítico; Diálogo
socrático.

Introducción
Las universidades que incorporan en sus proyectos educativos y laborales el desarrollo
humano y mejora de la calidad de vida de quienes allí estudian o trabajan, son
consideradas como universidades promotoras de salud. Sus intereses se enfocan cada
vez más en la identificación de factores de riesgo y protección de tipo personal e
interpersonal de los jóvenes y los docentes en el contexto universitario. De esta
manera, aspectos como la recreación, el deporte, los hábitos de sueño, de
alimentación, la sexualidad, los comportamientos adictivos relacionados con sustancias
psicoactivas ilegales y alcohol, son cada vez más abordados en las investigaciones en
el ámbito educativo. En los últimos años, se destaca el interés por identificar la
percepción que tienen los jóvenes de los riesgos en la salud con la intención de
modificar las percepciones de riesgo. A través de la participación en programas de
prevención y promoción en salud relacionadas con el cuidado, se ha buscado que los
jóvenes adquieran o aumenten conductas protectoras relacionadas con hábitos
saludables (Poveda y Arroyave, 2014).
En Colombia, el trabajo desde las universidades para el mejoramiento de los estilos y
hábitos saludables se genera en la medida que se promueve una cultura enfocada a la
salud y la promoción, facilitando cambios y rompiendo esquemas a un sistema
desesperanzado y acostumbrado a reaccionar ante la enfermedad. Estos procesos
requieren acompañarse de políticas públicas claras, con objetivos y propósitos
definidos que rescaten el concepto de salud tal como fue planteado en la carta de
Otawa (1986) más allá del no estar enfermo, para abarcar de manera implícita, explícita
e integral, lo físico, lo social, lo económico, lo emocional y lo espiritual de cada persona.
Se hace necesario que la universidad genere espacios y grupos de investigación que
promuevan y generen estrategias para formar hábitos saludables (Romero y Ortiz,
2014). Las habilidades para la vida orientadas al desarrollo para la juventud se orientan
a la confianza en sí mismo, liderazgo, eficacia y autoeficacia, capacidades en los
jóvenes en solución de problemas y toma de decisiones, desarrollo de sus
potencialidades y responsabilidad. De acuerdo con la Fundación Jacobs,
Organizaciones Asociadas, Hanbury y Malti, estas habilidades son importantes para el
desarrollo de los niños y los jóvenes. Les permite ser adultos sanos, responsables
productivos. La promoción de habilidades para la vida se convierte en un recurso clave
para mejorar el desarrollo positivo y productivo de los jóvenes (Jacobs Foundation,
Hanbury y Malti, 2011).
Así, las Universidades tienen la capacidad de generar beneficios para sí mismas, para
sus miembros y sus familias, y promover conocimientos, habilidades y destrezas para
implementar estilos de vida saludables (Vio y Lange, 2006). Las universidades, a través
de los centros de atención de Bienestar Institucional y los centros de atención externos
para la comunidad, se benefician de los programas académicos de las áreas de salud y
humanidades, a través de los trabajos conjuntos en los que se manifiestan los
compromisos para la implementación de servicios de atención y para la investigación.
En los marcos normativos, las instituciones educativas son consideradas como actores
que participan dentro del sistema de salud. Estos lineamientos tienen como objeto
fortalecer el Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS) a través de un
modelo de prestación del servicio público en salud. En el marco de la estrategia
Atención Primaria en Salud, permite la acción coordinada del Estado, las instituciones y
la sociedad para el mejoramiento de la salud y la creación de un ambiente sano y
saludable. Se pretende que los servicios sean de mayor calidad, incluyentes y
equitativos. De manera particular, se identifica la necesidad por mejorar el compromiso
frente a la salud mental y responsabilizar a los diferentes autores y al propio individuo
del cuidado de su salud y del fortalecimiento de las competencias para la vida
(Congreso de Colombia, 2011).
Específicamente para la salud mental, el objeto de la ley es garantizar el ejercicio pleno
del Derecho a la salud mental a la población colombiana, priorizando a los niños, las
niñas y adolescentes, mediante la promoción de la salud y la prevención del trastorno
mental, la Atención integral en salud mental en el ámbito del SGSSS. El compromiso
con la salud mental debe ser cada vez más reforzada desde la universidad, dado que
allí es donde se desarrollan competencias para la vida, habilidades para resolver los
problemas del día a día y adaptarse a las demandas sociales y económicas. Los
proyectos educativos deben fomentar el desarrollo de competencias como ciudadanos
respetuosos de sí mismo, de los demás y de lo público, haciendo énfasis en la
promoción de la salud mental (Congreso de la Colombia, 2013).
De acuerdo con el informe sobre años de vida ajustados según discapacidad, entre los
20 problemas principales, para todas las edades, figuran tres trastornos psiquiátricos:
los depresivos unipolares, las lesiones auto-infringidas y los trastornos por consumo de
alcohol (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2001). El trastorno del estado de
ánimo recurrente incrementa de manera sustancial rasgos patológicos de personalidad,
ansiedad y abuso de sustancias (American Psychiatric Association [APA], 2013).
Se estima que la depresión mayor afecta al 7% de la población, con una razón entre
1.5 – 3 mujeres por cada hombre (APA, 2013, p. 165). Para la ansiedad generalizada,
se identifica una prevalencia del 9% a lo largo de la vida y 2.9% en los últimos 12
meses (APA, 2013, p. 223). La fobia específica alcanza una prevalencia de hasta el 9%
en los Estados Unidos, en Europa de alrededor del 6% y en Asia, África y
Latinoamérica hasta el 4% (p. 199).
En Colombia, la depresión tiene una prevalencia de un 12.9% (hombres 10.2%,
mujeres 14.9%) y la ansiedad de un 24% (hombres 19.5%, mujeres 27.6%) (Ministerio
de la Protección Social, 2005). En el Primer estudio poblacional de salud mental en
Medellín de 2011-2012, realizado por la Universidad CES, la Universidad de Harvard y
la Secretaría de Educación de Medellín, se informó de una prevalencia de
sintomatología depresiva del 11,4% (hombres 7.5%, mujeres 13.7%), con una razón de
1.8 mujeres por cada hombre, y de una prevalencia de un 6.8% para la sintomatología
ansiosa (hombres 12.7%, mujeres 19.4%) con una razón de 1.5% mujeres por cada
hombres (Torres, 2012).
En la población universitaria los principales motivos de consulta lo constituyen la
depresión y la ansiedad. La prevalencia de depresión reportada por múltiples estudios
realizados en población universitaria oscila entre el 25% y el 58%, y ello está
determinado en parte por los diferentes instrumentos utilizados para su medición.
Amézquita, González y Zuluaga (2003) encontraron una prevalencia del 49.8% para
depresión y 58.1% para ansiedad y 41% para ideación suicida en el estudio realizado
en Colombia con 625 estudiantes, utilizando los inventarios de ansiedad y depresión de
Beck. Balanza, Morales y Guerrero (2009) identificaron 55.6% de depresión y 47.1% de
ansiedad en 700 estudiantes universitarios aplicando la escala de ansiedad y depresión
de Goldberg. El estudio reportó que las mujeres eran quienes presentaban mayor
riesgo de problemas depresión (OR.: 1.98 IC 95% 1.43 -2.76) y ansiedad (OR: 2.30 IC
955 1.65-3.19).
Con relación a las variables cognitivas asociadas con la depresión y la ansiedad,
diferentes creencias disfuncionales y esquema desadaptativos han sido asociados.
Para la depresión, los esquema de vulnerabilidad y autocontrol insuficiente y las
creencias de trastornos de la personalidad histriónico y esquizoide son predictivos, y
para la ansiedad los esquemas de vulnerabilidad, defectuosidad y dependencia y las
creencias de personalidad límite (Londoño, Palacio y Acosta, 2011). Dentro de los
factores de riesgo, los pensamientos negativos y distorsionados son variables en las
que ha enfatizado la terapia cognitiva como causales de síntomas depresivos (Beck,
Rush, Shaw y Emery, 1979) y sobrevaloración cognitiva de peligro y amenaza y de
bajas estrategias en afrontamiento como causales de síntomas de ansiedad (Beck,
Emery y Greenberg, 1985). Por lo tanto, un programa de prevención debería estar
sustentado a través de la intervención de los pensamientos negativos y la
sobrevaloración de las amenazas, peligro. Las propuestas de prevención orientadas al
desarrollo de habilidades para la vida incluyen el desarrollo del pensamiento crítico
como uno de los ejes centrales para el desarrollo de los jóvenes y su adaptación a las
diferentes situaciones que enfrentan en la vida, permitiéndoles identificar cómo se
sienten ante ciertas situaciones. Estas habilidades permiten que el joven relacione la
situación con sus emociones y actitudes, y éstas con las conductas de riesgo hacia el
consumo de sustancias psicoactiva (Gómez y Arias, 2007; Velásques, 2012).
Paul y Elder (2003) han propuesto un programa de desarrollo del pensamiento crítico,
considerando que al mejorar la calidad de los pensamientos se mejoraría la calidad de
vida de las personas. El programa de prevención basado en el desarrollo del
pensamiento crítico y el diálogo socrático fue efectivo en el estudio de Londoño,
Palacio y Acosta (2011) para la prevención de la depresión y la ansiedad en
estudiantes universitarios, y en el estudio de Broadbear y Keyser (2000) para la
prevención del consumo de sustancias. Por ende, se trabaja con el modelo de
pensamiento crítico (Paul y Elder, 2003), el cual se fundamenta en la relación entre la
calidad de vida y la calidad de los pensamientos. Se argumenta que gran parte de los
pensamientos son arbitrarios, distorsionados, parcializados, desinformados o
prejuiciosos. De acuerdo con Paul y Elder (2003), “El pensamiento crítico es un modo
de pensar - sobre cualquier tema, contenido o problema – en el cual el pensante
mejora la calidad de su pensamiento al apoderarse de las estructuras inherentes del
acto de pensar y al someterlas a estándares intelectuales” (p. 4). Paul, orienta una
práctica para la vida diaria, estructurando una guía para ser aplicada de manera
sistemática y gradual por las personas. Específicamente con relación a la personalidad,
considera indispensable remodelar el carácter, negociar con el ego, redefinir la manera
como se ven las cosas, contactarse con sus emociones y analizar las influencias de
grupo sobre su vida (Paul y Elder, 2000; Elder y Paul, 2000). Estas prácticas se
consideran de gran aporte para un programa de prevención en salud mental, y
específicamente encaminados a la intervención de los factores cognitivos (esquemas y
pensamientos automáticos) y de personalidad (creencias centrales).
El programa se diseñó para realizarse con grupos ya conformados de los primeros
semestres de los diferentes programas de dos Universidades. La población elegida
para el estudio se justificó principalmente por la edad, adolescentes y jóvenes que
experimentan cambios representativos en sus vidas con demandas sociales de
conformación de nuevos grupos y exigencias académicas que requieren de estrategias
de afrontamiento para adaptarse a las demandas del medio. Investigaciones previas
reportan que los estudiantes de primeros semestres son los que más solicitan los
servicios psicológicos en los servicios de Bienestar institucional (Londoño, Palacio y
Acosta, 2011).
El objetivo de la investigación fue evaluar el impacto del programa de prevención para
la depresión y la ansiedad a través del desarrollo del pensamiento crítico y estrategias
en solución de problemas en estudiantes universitarios de primeros semestres
Tabla 1
Distribución de la muestra con relación al grupo (experimental y control)
Válidos Experimental Control
n=31 n=29

Sexo

Hombres 7 (22.6%) 8 (27.6%)

Mujeres 24 (77.4%) 21 (72%)

Estrato

Alto 11 (35%) 10 (34.5%)

Medio 15 (48.4%) 13 (44.8%)

Bajo 5 (16.1%) 6 (20.7%)

Estado civil

Soltero 28 (90,3%) 27 (93,1%)

Casados/unión libre 3 (9.7%) 2 (6.9%)

Programas

Arquitectura 17 (54.8%) 3 (10%)

Psicología 14 (45.2% 7 (24.1%)

Fisioterapia 10 (34%)

Prehospitalaria 9 (32%)

Método
Se utilizó un diseño cuasi-experimental, medición pretest-postest y grupo control.
Población y muestra
Participaron en el estudio 60 estudiantes de dos universidades de Colombia que
cursaban su primer año de formación (25% hombre y 75% mujeres), edad promedio
18.5 años. En el grupo experimental participaron 31 estudiantes y en el grupo control
29. La Tabla 1 describe la distribución de la muestra con relación a las variables
sociodemográficas.
La edad promedio de los participantes fue 19.22 (desviación 3.75; edad mínimo 16 y
máximo 37). El rango de edad de mayor frecuencia fue entre 16 a 20 años de edad
(Tabla 2).
Tabla 2
Rango de edad
Rango de edad Frecuencia

16 – 20 44

21-25 11

26-30 4

31-37 3

Instrumentos
Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos, Center for Epidemiologic
Studies Depression Scale (CES-D; Radloff y Locke, 1986). Comprende 20 ítems
relacionados con el humor, el comportamiento y la percepción, que fueron
considerados relevantes en estudios clínicos sobre depresión (Radloff, 1977). Fue
construida siguiendo los criterios para la elaboración de escalas tipo Likert de 4 puntos,
que van desde 0 (rara vez o ninguna de las veces) a 3 (la mayor parte o todo el
tiempo). Consta de 20 reactivos representativos de los componentes más importantes
de la sintomatología depresiva, y de acuerdo con el análisis factorial de la escala, los
reactivos quedan agrupados en cuatro factores: a) afecto depresivo, b) afecto positivo,
c) actividad somática, y d) relaciones interpersonales. Puntuaciones altas indican
mayor gravedad de la sintomatología depresiva, y a partir de 16 se considera un
significativo para el trastorno depresivo (González, Stewart, Ritter y Loring, 1995;
Radloff y Locke, 1986). Para Colombia, se sugieren puntos de corte de 20 para
tamizaje y 30 para diagnóstico de depresión (Camacho, Rueda-Jaimes, Latorre,
Navarro-Mancilla, Escobar, Franco, 2009).
Cuestionario de 90 Síntomas Revisado, Symptom Check List 90 (SCL-90R; Derogatis,
2002). Inventario autoadministrado que consta de 90 ítems. Evalúa 9 dimensiones
sintomatológicas compulsividad (10 ítems), Sensibilidad interpersonal (9 ítems),
Depresión (13 ítems), Ansiedad (10 ítems), Hostilidad (6 ítems), Ansiedad fóbica (7
ítems), Ideación paranoide (6 ítems) y Psicoticismo (10 ítems); aparte, incluye 7
dimensiones adicionales que constan de 1 ítem cada una (pérdida del apetito, aumento
del apetito, insomnio de conciliación, alteraciones en el mantenimiento del sueño,
despertar prematuro, sentimientos de culpa y pensamientos de muerte) y proporciona 3
índices globales (índice de sintomatología general -GSI-, índice de alteración de los
síntomas positivos -PSDI- y el total de síntomas positivos -PST). Para el presente
estudio se aplicaron las escalas de Ansiedad y Ansiedad fóbica. Los datos normativos y
las propiedades psicométricas para estudiantes universitarios chilenos en las escalas
de ansiedad reportaron un puntaje bruto de 2.35 y 1.7 para el percentil 70 y de 2.8 y 2
para el percentil 75, en los trastorno de ansiedad generalizada y fóbica
respectivamente. No se presentaron diferencias entre los hombres y las mujeres
(Gempp y Avendaño, 2008).
Acontecimientos estresantes (Connor-Smith y Calvete, 2004). El cuestionario está
conformado por una primera parte sobre Estrés Vital que costa de los 11 primeros
ítems, éstos acontecimientos son relacionados con la separación de los padres,
dificultades académicas o problemas de salud, y la segunda parte del cuestionario es
acerca de Estrés Social que cuenta con 10 ítems (12 al 21), comprenden una amplia
gama de acontecimientos estresantes interpersonales; ambas partes cuentan con un
listado corto de estresores seleccionados de la Escala de Acontecimientos Percibidos
para Adolescentes (Adolescent Perceived Events Scale, APES; Compas, Davis,
Forsythe y Wagner, 1987), adaptados por Connor-Smith y Calvete (2004) para España.
Cuestionario de Pensamientos Automático, Automatic Thoughts Questionnaire Revised
(ATQ-RP; Kendall, Howard y Hays, 1989). Consta de 40 ítems, 30 de los cuales hacen
parte de la escala de pensamientos automáticos negativos y los 10 restantes de la
escala de pensamientos automáticos positivos. Es una escala de autoregistro que
determina la frecuencia de los pensamientos automáticos positivos y negativos. Las
opciones de respuesta van desde “nunca” hasta “siempre”, dependiendo de la
frecuencia del pensamiento. Las normas de corrección indican que cada escala debe
ser calificada por separado para obtener dos valores diferentes, el de la escala de
pensamientos positivos y el de pensamientos negativos.
Las puntuaciones se obtienen al sumar la respuesta dada de cada ítem de la escala
correspondiente:
Ítems escala de pensamientos automáticos positivos: 3, 7, 10, 13, 16, 20, 24, 28, 32, y
37. Ítems escala de pensamientos automáticos negativos: 1, 2, 4, 5, 6, 8, 9, 11, 12, 14,
15, 17, 18, 19, 21, 22, 23, 25, 26, 27, 29, 30, 31, 33, 34, 35, 36, 38, 39, 40. Los valores
estadísticos para los pensamiento positivos son los siguientes: para la muestra en
general: Media=37,66 (dt=7.7); hombres: media=38,65 (dt=7.12); mujeres:
media=36.18 (dt=8.22): Los valores para los pensamientos negativos son los
siguientes: Para la muestra en general: Media=66.23 (dt=20.39); Hombres:
media=62.39 (dt=18.81); Mujeres: media=71.07 (dt=21.28) (Gómez y Arias, 2007).
Cuestionario de Automanifestaciones Ansiosas, Anxious Self-Statements Scale (ASSQ,
Kendall y Hollon, 1989). Este cuestionario fue construido con el fin de investigar el
lenguaje interno asociado a la ansiedad, para: a) identificar aquél que discrimina entre
sujetos de alta y baja ansiedad; b) evaluar el grado en que la valoración del estrés
eleva el lenguaje interno ansioso; y c) evaluar la terapia de los trastornos por ansiedad.
El instrumento discrimina fiablemente entre sujetos de alta y baja ansiedad.
Procedimiento
El programa de prevención se realizó con la modalidad de taller, se centró en la
prevención de la depresión y la ansiedad a través del modelo del desarrollo del
pensamiento crítico y la pregunta socrática (Londoño, Palacio y Acosta, 2011; Paul y
Elder, 2003), con adaptación para fortalecer estrategias para la vida y énfasis en
solución de problemas (Elder y Paul, 2000; Paul y Elder, 2000).
El tiempo programado fue de 10 horas, 5 sesiones de dos horas cada una. Se les
presentó a los estudiantes la investigación acompañado del consentimiento informado,
y con quienes aceptaron participar voluntariamente, se les realizó la primera
observación medición pre-test (O1) y se evaluaron las variables clínicas de depresión
(CES-D; Radloff y Locke, 1986), ansiedad generalizada y ansiedad fóbica (SCL-90R;
Derogatis, 2002), las variables de estrés (Acontecimientos estresantes; Connor y
Calvete, 2004), y variables cognitivas (ATQ-RP; Kendall, Howard y Hays, 1989; ASSQ,
Kendall y Hollon, 1989).
En la primera sesión se fomentó el compromiso con la salud mental con base en los
programas de desarrollo mundial y del gobierno para la salud mental (Ministerio de la
Protección Social, 2005; OMS, 2001; 2004a; 2004b). Las dos sesiones siguientes se
orientaron a la apropiación del modelo del desarrollo del pensamiento crítico y solución
de problemas (Elder y Paul, 2000; Paul y Elder, 2000, 2003), enfatizando en los
elementos del pensamiento crítico, los estándares de calidad y los rasgos intelectuales.
Las últimas dos sesiones se centraron en la descripción de los patrones de
personalidad saludables y patológicas (Millon y Davis, 2000; Millon y Everly, 1994) y el
abordaje de los factores de riesgo y protección para la depresión y la ansiedad (Maj,
López, Sato y Okasha, 2006).
Después de cada sesión, se realizaron prácticas de diálogos socráticos por escrito,
sobre los temas analizados, buscando que la información fuera asimilada de manera
crítica, y aplicada a las condiciones específicas de cada participante, su cultura, su
familia, su estructura de personalidad, y los estresores que ha enfrentado en el último
año. Los diálogos debían tener la siguiente estructura:
Primera pregunta (P1), seguida de su respuesta (R1), pregunta 2 (P2) relacionada con
R1, respuesta 2 (R2) y así sucesivamente, buscando en la primera actividad un número
no menor a cinco preguntas y respuestas. Para las siguientes prácticas, el número de
preguntas y respuestas debería superar a la práctica previa. Los diálogos socráticos
por escrito debían finalizar con Conclusiones, donde el participante realizaba una
síntesis de la actividad, y luego precisar las Acciones, en las cuales concretaba las
alternativas en la solución de problemas o procedimientos a seguir, buscando aplicar
las estrategias para la vida cotidiana.
La segunda observación (O2), pos-test, se realizó a los tres meses después de haber
finalizado los talleres. El grupo control fue evaluado en los mismos dos momentos que
se evaluó al grupo experimental: O1= abril y mayo del 2013; O2= agosto y septiembre
del 2013. El programa fue coordinado desde el departamento de Bienestar Institucional
de la Universidad de San Buenaventura y la Universidad CES, ambas en la ciudad de
Medellín.
Resultados
Para el grupo experimental, los resultados identificaron cambios significativos en la
primera observación (O1) y en la segunda o observación (O2), específicamente en los
indicadores clínicos (depresión, ansiedad generalizada y ansiedad fóbica), en las
variables cognitivas (pensamientos negativos) y en la valoración del estrés
(acontecimientos vitales), con puntuaciones inferiores en la evaluación pos-test. No se
reportaron cambios significativos en los pensamientos positivos ni en los pensamientos
ansiosos, y tampoco se reportaron cambios significativos en la valoración de los
estresores sociales. Para el grupo control, los resultados no identificaron cambios
significativos en O1 y O2, en ninguna de las variables estudiadas (Tabla 3).
Para la depresión, el grupo experimental reportó en O1 (evaluación pre-tst) una
mediana de 20.5 y en O2 (evaluación post-test) descendió a 16 (Z=-2.942; p=.003). El
grupo control reportó en O1 una mediana de 16 y en O2 de 16.5 (-.213; p=.831).
Para la ansiedad generalizada, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de
1.2 y en O2 descendió a .7 (Z=-1.974; p=.048). El grupo control reportó en O1 una
mediana de .8 y en O2 de .5 (-.262; p=.794).
Para la ansiedad fóbica, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de .43 y en
O2 descendió a .1 (Z=-2.503; p=.012). El grupo control reportó en O1 una mediana de
.14 y en O2 de .2 (-.262; p=.794).
Para los pensamientos negativos, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de
55 y en O2 descendió a 42 (Z=-2.323; p=.020). El grupo control reportó O1 una
mediana de 51 y en O2 de 48 (-.457; p=.647).
Para la valoración de estrés vital, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de
16 y en O2 descendió a 11 (Z=-2.658; p=.008). El grupo control reportó en O1 una
mediana de 13 y en O2 de 14 (-.161; p=.872).
Tabla 3
Análisis comparativos de la evaluación pretest-postest para el grupo experimental y
para el grupo control.
Varia Experimental Control Experi Contr
bles mental ol

Pre-test Post-test Pre-test Post-test Z Z

Clínicas Mediana Rango Mediana Rango Mediana Rango Mediana Rango

Depre 20.5 37 15 30 16 47 16.5 30 -2.942** -.213


sión
Ansie 1.2 3 .7 3 .8 3 .5 3 -1.974* -
dad 1.027
gener
alizad
a
Ansie .43 3 .1 1 .14 2 .2 2 -2.503* -.262
dad
fóbica
Pensa 33 37 32 25 33 33 35 38 -1.006 -.196
mient
os
positiv
os
Pensa 55 84 42 59 51 98 48 88 -2.323* -.457
mient
os
negati
vos
Pensa 64.5 88 52 63 59 101 49 83 -1.817 -.392
mient
os
ansio
sos
Estrés 16 32 11 31 13 29 14 23 -2.658** -.161
vital
Estrés 17 31 13.5 25 13 31 13 26 -1.607 .000
social

Discusión
El propósito del estudio fue evaluar el impacto de un programa de prevención en
depresión y ansiedad en jóvenes universitarios. Se utilizó un diseño cuasi-experimental,
evaluación pre-test y post-test, y grupo control. El programa tuvo una duración de 10
sesiones, donde se buscó incorporar el modelo del desarrollo del pensamiento crítico
basado en el diálogo socrático. Se enfatizó en los factores de riesgo y de protección de
tipo social, familiar, perfiles de personalidad patológicos y estilos cognitivos, asociados
a dichos trastornos. De esta manera, y a través de la construcción de diálogos
socráticos elaborados por escrito y de manera individual, se orientó para que los
participantes hicieran de interlocutores a través de preguntas socráticas, para identificar
factores de riesgo y de protección que tuvieran y generar acciones frente a los mismos
(solución de problemas, reestructurar su pensamiento, consultar a profesionales, por
ejemplo).
Los programas de prevención orientados al desarrollo del pensamiento reflexivo, y a
comprometer de manera responsable a las personas con su salud mental, son
propuestas del plan de desarrollo en salud mental (Ley 1616 del 2013; Congreso de
Colombia, 2013), y específicamente en esta investigación su énfasis benefició en la
disminución de indicadores clínicos y pensamientos negativos. Por otro lado, dado que
lo fundamental del modelo del desarrollo del pensamiento crítico es incorporar
suficientes elementos del pensamiento crítico en la práctica socrática (propósito,
preguntas, información, conceptos, supuestos, interpretaciones, puntos de vista,
implicaciones y consecuencias), asumir un compromiso con la calidad de sus
pensamientos a través de los estándares de calidad (claridad, exactitud, precisión,
relevancia, profundidad, amplitud, lógica, importancia y justicia) y promover rasgos
intelectuales (humildad intelectual, entereza intelectual, empatía intelectual, autonomía
intelectual, integridad intelectual, perseverancia intelectual, confianza en la razón e
imparcialidad), algunos de estos componentes pudieron favorecer la disminución de
pensamientos negativos y el cambio en la valoración de los acontecimientos vitales. La
escritura en la práctica de los diálogos socráticos, contribuye a que el pensamiento sea
más controlado y se logra identificar con mayor claridad las distorsiones cognitivas. Por
otro lado, conducir a los participantes a que sus análisis de los problemas de la vida
cotidiana se concreten en conclusiones y acciones, favorece el compromiso con su vida
y con su salud mental. Adicionalmente, favorece el análisis, la capacidad de síntesis y
la concentración hacia las situaciones que enfrentan en sus vidas y refuerzan la
construcción de mensajes preventivos como por ejemplo hacia el consumo de
sustancias psicoactivas, tal como lo plantea Velásques (2012).
Los pensamientos negativos se caracterizan por procesos distorsionados donde la
información se procesa de manera ilógica, se sobregeneraliza y no se retoma
diferentes puntos de vista (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979). El modelo del desarrollo
del pensamiento crítico enfrenta el problema del pensamiento egocéntrico (es cierto
porque creo en ello, porque creo creerlo, porque siempre así lo he creído, porque me
conviene creerlo) (Paul y Elder, 2003). Podría deducirse que el pensamiento
egocéntrico refleja estilo cognitivo rígidos que mantienen esquemas desadaptativos y
procesos distorsionados, y el programa de prevención, basado en el desarrollo del
pensamiento crítico, los flexibiliza y se logran resultados en la disminución de los
pensamientos negativos y en el cambio de la valoración de amenaza de los
acontecimientos vitales.
Los resultados mostraron diferencias significativas entre la observación pre-test (O1) y
pos-test (O2) en el grupo experimental, y en el grupo control no se reportaron cambios
significativos entre ambas evaluaciones, por lo que se puede concluir que el programa
fue eficaz en las variables que reportaron los cambios: indicadores clínicos (depresión y
ansiedad), pensamientos negativos y la valoración de los acontecimientos vitales. Por
ende, el modelo del desarrollo del pensamiento crítico de Paul y Elder (2003), aplicado
a la prevención de la depresión y la ansiedad en estudiantes universitarios, es efectivo,
y favorece la calidad de vida en la medida que mejora la calidad de los pensamientos.
El modelo se ha propuesto como favorable, en la medida que conlleva a que los
pensamientos sean menos arbitrarios, distorsionados, parcializados, desinformados o
prejuiciosos (Crosgrove, citado por Paul y Elder, 2003). El pensamiento crítico es un
modo de pensar - sobre cualquier tema, contenido o problema – en el cual el pensante
mejora la calidad de su pensamiento al apoderarse de las estructuras inherentes del
acto de pensar y al someterlas a estándares intelectuales” (Paul y Elder, 2003, p. 4).
Dentro de las habilidades para la vida, el pensamiento crítico es fundamental en el
desarrollo de los jóvenes, y favorece enfrentarse a los retos y cambios y aprender de
las experiencias (Jacobs Foundations, Hanbury y Malti, 2011).
Estas prácticas se consideran de gran aporte para un programa de prevención en salud
mental, y específicamente encaminados a la intervención de los factores que
mantienen los problemas psicológicos: depresión y ansiedad y pensamientos
negativos.
Como conclusión, el programa de prevención de la depresión y la ansiedad en
estudiantes universitarios, basado en el desarrollo del pensamiento crítico y el diálogo
socrático favorece la disminución de los pensamientos negativos y la valoración de los
acontecimientos vitales. Con relación a los síntomas, el programa mostró un impacto
significativo en la disminución de síntomas depresivos y de ansiedad.
Como limitación del estudio, se considera la alta deserción de los participantes dado las
limitaciones no resueltas para realizar la evaluación pos-test (O2) en el tiempo
establecido por los investigadores. Se considera que estas limitaciones se presentaron
dado la prioridad que tienen los servicios de bienestar en la atención, enfocados en la
programación y ejecución de múltiples actividades con los estudiantes y docentes, más
que en la investigación. Por otro lado, se considera que el acceso a la población de
estudiantes solo a través de los servicios de bienestar, limita la participación directa de
los investigadores con los estudiantes luego de realizar el taller de prevención.
Introducción
Las universidades que incorporan en sus proyectos educativos y laborales el desarrollo
humano y mejora de la calidad de vida de quienes allí estudian o trabajan, son
consideradas como universidades promotoras de salud. Sus intereses se enfocan cada
vez más en la identificación de factores de riesgo y protección de tipo personal e
interpersonal de los jóvenes y los docentes en el contexto universitario. De esta
manera, aspectos como la recreación, el deporte, los hábitos de sueño, de
alimentación, la sexualidad, los comportamientos adictivos relacionados con sustancias
psicoactivas ilegales y alcohol, son cada vez más abordados en las investigaciones en
el ámbito educativo. En los últimos años, se destaca el interés por identificar la
percepción que tienen los jóvenes de los riesgos en la salud con la intención de
modificar las percepciones de riesgo. A través de la participación en programas de
prevención y promoción en salud relacionadas con el cuidado, se ha buscado que los
jóvenes adquieran o aumenten conductas protectoras relacionadas con hábitos
saludables (Poveda y Arroyave, 2014).
En Colombia, el trabajo desde las universidades para el mejoramiento de los estilos y
hábitos saludables se genera en la medida que se promueve una cultura enfocada a la
salud y la promoción, facilitando cambios y rompiendo esquemas a un sistema
desesperanzado y acostumbrado a reaccionar ante la enfermedad. Estos procesos
requieren acompañarse de políticas públicas claras, con objetivos y propósitos
definidos que rescaten el concepto de salud tal como fue planteado en la carta de
Otawa (1986) más allá del no estar enfermo, para abarcar de manera implícita, explícita
e integral, lo físico, lo social, lo económico, lo emocional y lo espiritual de cada persona.
Se hace necesario que la universidad genere espacios y grupos de investigación que
promuevan y generen estrategias para formar hábitos saludables (Romero y Ortiz,
2014). Las habilidades para la vida orientadas al desarrollo para la juventud se orientan
a la confianza en sí mismo, liderazgo, eficacia y autoeficacia, capacidades en los
jóvenes en solución de problemas y toma de decisiones, desarrollo de sus
potencialidades y responsabilidad. De acuerdo con la Fundación Jacobs,
Organizaciones Asociadas, Hanbury y Malti, estas habilidades son importantes para el
desarrollo de los niños y los jóvenes. Les permite ser adultos sanos, responsables
productivos. La promoción de habilidades para la vida se convierte en un recurso clave
para mejorar el desarrollo positivo y productivo de los jóvenes (Jacobs Foundation,
Hanbury y Malti, 2011).
Así, las Universidades tienen la capacidad de generar beneficios para sí mismas, para
sus miembros y sus familias, y promover conocimientos, habilidades y destrezas para
implementar estilos de vida saludables (Vio y Lange, 2006). Las universidades, a través
de los centros de atención de Bienestar Institucional y los centros de atención externos
para la comunidad, se benefician de los programas académicos de las áreas de salud y
humanidades, a través de los trabajos conjuntos en los que se manifiestan los
compromisos para la implementación de servicios de atención y para la investigación.
En los marcos normativos, las instituciones educativas son consideradas como actores
que participan dentro del sistema de salud. Estos lineamientos tienen como objeto
fortalecer el Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS) a través de un
modelo de prestación del servicio público en salud. En el marco de la estrategia
Atención Primaria en Salud, permite la acción coordinada del Estado, las instituciones y
la sociedad para el mejoramiento de la salud y la creación de un ambiente sano y
saludable. Se pretende que los servicios sean de mayor calidad, incluyentes y
equitativos. De manera particular, se identifica la necesidad por mejorar el compromiso
frente a la salud mental y responsabilizar a los diferentes autores y al propio individuo
del cuidado de su salud y del fortalecimiento de las competencias para la vida
(Congreso de Colombia, 2011).
Específicamente para la salud mental, el objeto de la ley es garantizar el ejercicio pleno
del Derecho a la salud mental a la población colombiana, priorizando a los niños, las
niñas y adolescentes, mediante la promoción de la salud y la prevención del trastorno
mental, la Atención integral en salud mental en el ámbito del SGSSS. El compromiso
con la salud mental debe ser cada vez más reforzada desde la universidad, dado que
allí es donde se desarrollan competencias para la vida, habilidades para resolver los
problemas del día a día y adaptarse a las demandas sociales y económicas. Los
proyectos educativos deben fomentar el desarrollo de competencias como ciudadanos
respetuosos de sí mismo, de los demás y de lo público, haciendo énfasis en la
promoción de la salud mental (Congreso de la Colombia, 2013).
De acuerdo con el informe sobre años de vida ajustados según discapacidad, entre los
20 problemas principales, para todas las edades, figuran tres trastornos psiquiátricos:
los depresivos unipolares, las lesiones auto-infringidas y los trastornos por consumo de
alcohol (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2001). El trastorno del estado de
ánimo recurrente incrementa de manera sustancial rasgos patológicos de personalidad,
ansiedad y abuso de sustancias (American Psychiatric Association [APA], 2013).
Se estima que la depresión mayor afecta al 7% de la población, con una razón entre
1.5 – 3 mujeres por cada hombre (APA, 2013, p. 165). Para la ansiedad generalizada,
se identifica una prevalencia del 9% a lo largo de la vida y 2.9% en los últimos 12
meses (APA, 2013, p. 223). La fobia específica alcanza una prevalencia de hasta el 9%
en los Estados Unidos, en Europa de alrededor del 6% y en Asia, África y
Latinoamérica hasta el 4% (p. 199).
En Colombia, la depresión tiene una prevalencia de un 12.9% (hombres 10.2%,
mujeres 14.9%) y la ansiedad de un 24% (hombres 19.5%, mujeres 27.6%) (Ministerio
de la Protección Social, 2005). En el Primer estudio poblacional de salud mental en
Medellín de 2011-2012, realizado por la Universidad CES, la Universidad de Harvard y
la Secretaría de Educación de Medellín, se informó de una prevalencia de
sintomatología depresiva del 11,4% (hombres 7.5%, mujeres 13.7%), con una razón de
1.8 mujeres por cada hombre, y de una prevalencia de un 6.8% para la sintomatología
ansiosa (hombres 12.7%, mujeres 19.4%) con una razón de 1.5% mujeres por cada
hombres (Torres, 2012).
En la población universitaria los principales motivos de consulta lo constituyen la
depresión y la ansiedad. La prevalencia de depresión reportada por múltiples estudios
realizados en población universitaria oscila entre el 25% y el 58%, y ello está
determinado en parte por los diferentes instrumentos utilizados para su medición.
Amézquita, González y Zuluaga (2003) encontraron una prevalencia del 49.8% para
depresión y 58.1% para ansiedad y 41% para ideación suicida en el estudio realizado
en Colombia con 625 estudiantes, utilizando los inventarios de ansiedad y depresión de
Beck. Balanza, Morales y Guerrero (2009) identificaron 55.6% de depresión y 47.1% de
ansiedad en 700 estudiantes universitarios aplicando la escala de ansiedad y depresión
de Goldberg. El estudio reportó que las mujeres eran quienes presentaban mayor
riesgo de problemas depresión (OR.: 1.98 IC 95% 1.43 -2.76) y ansiedad (OR: 2.30 IC
955 1.65-3.19).
Con relación a las variables cognitivas asociadas con la depresión y la ansiedad,
diferentes creencias disfuncionales y esquema desadaptativos han sido asociados.
Para la depresión, los esquema de vulnerabilidad y autocontrol insuficiente y las
creencias de trastornos de la personalidad histriónico y esquizoide son predictivos, y
para la ansiedad los esquemas de vulnerabilidad, defectuosidad y dependencia y las
creencias de personalidad límite (Londoño, Palacio y Acosta, 2011). Dentro de los
factores de riesgo, los pensamientos negativos y distorsionados son variables en las
que ha enfatizado la terapia cognitiva como causales de síntomas depresivos (Beck,
Rush, Shaw y Emery, 1979) y sobrevaloración cognitiva de peligro y amenaza y de
bajas estrategias en afrontamiento como causales de síntomas de ansiedad (Beck,
Emery y Greenberg, 1985). Por lo tanto, un programa de prevención debería estar
sustentado a través de la intervención de los pensamientos negativos y la
sobrevaloración de las amenazas, peligro. Las propuestas de prevención orientadas al
desarrollo de habilidades para la vida incluyen el desarrollo del pensamiento crítico
como uno de los ejes centrales para el desarrollo de los jóvenes y su adaptación a las
diferentes situaciones que enfrentan en la vida, permitiéndoles identificar cómo se
sienten ante ciertas situaciones. Estas habilidades permiten que el joven relacione la
situación con sus emociones y actitudes, y éstas con las conductas de riesgo hacia el
consumo de sustancias psicoactiva (Gómez y Arias, 2007; Velásques, 2012).
Paul y Elder (2003) han propuesto un programa de desarrollo del pensamiento crítico,
considerando que al mejorar la calidad de los pensamientos se mejoraría la calidad de
vida de las personas. El programa de prevención basado en el desarrollo del
pensamiento crítico y el diálogo socrático fue efectivo en el estudio de Londoño,
Palacio y Acosta (2011) para la prevención de la depresión y la ansiedad en
estudiantes universitarios, y en el estudio de Broadbear y Keyser (2000) para la
prevención del consumo de sustancias. Por ende, se trabaja con el modelo de
pensamiento crítico (Paul y Elder, 2003), el cual se fundamenta en la relación entre la
calidad de vida y la calidad de los pensamientos. Se argumenta que gran parte de los
pensamientos son arbitrarios, distorsionados, parcializados, desinformados o
prejuiciosos. De acuerdo con Paul y Elder (2003), “El pensamiento crítico es un modo
de pensar - sobre cualquier tema, contenido o problema – en el cual el pensante
mejora la calidad de su pensamiento al apoderarse de las estructuras inherentes del
acto de pensar y al someterlas a estándares intelectuales” (p. 4). Paul, orienta una
práctica para la vida diaria, estructurando una guía para ser aplicada de manera
sistemática y gradual por las personas. Específicamente con relación a la personalidad,
considera indispensable remodelar el carácter, negociar con el ego, redefinir la manera
como se ven las cosas, contactarse con sus emociones y analizar las influencias de
grupo sobre su vida (Paul y Elder, 2000; Elder y Paul, 2000). Estas prácticas se
consideran de gran aporte para un programa de prevención en salud mental, y
específicamente encaminados a la intervención de los factores cognitivos (esquemas y
pensamientos automáticos) y de personalidad (creencias centrales).
El programa se diseñó para realizarse con grupos ya conformados de los primeros
semestres de los diferentes programas de dos Universidades. La población elegida
para el estudio se justificó principalmente por la edad, adolescentes y jóvenes que
experimentan cambios representativos en sus vidas con demandas sociales de
conformación de nuevos grupos y exigencias académicas que requieren de estrategias
de afrontamiento para adaptarse a las demandas del medio. Investigaciones previas
reportan que los estudiantes de primeros semestres son los que más solicitan los
servicios psicológicos en los servicios de Bienestar institucional (Londoño, Palacio y
Acosta, 2011).
El objetivo de la investigación fue evaluar el impacto del programa de prevención para
la depresión y la ansiedad a través del desarrollo del pensamiento crítico y estrategias
en solución de problemas en estudiantes universitarios de primeros semestres
Tabla 1
Distribución de la muestra con relación al grupo (experimental y control)
Válidos Experimental Control
n=31 n=29

Sexo

Hombres 7 (22.6%) 8 (27.6%)

Mujeres 24 (77.4%) 21 (72%)


Estrato

Alto 11 (35%) 10 (34.5%)

Medio 15 (48.4%) 13 (44.8%)

Bajo 5 (16.1%) 6 (20.7%)

Estado civil

Soltero 28 (90,3%) 27 (93,1%)

Casados/unión libre 3 (9.7%) 2 (6.9%)

Programas

Arquitectura 17 (54.8%) 3 (10%)

Psicología 14 (45.2% 7 (24.1%)

Fisioterapia 10 (34%)

Prehospitalaria 9 (32%)

Método
Se utilizó un diseño cuasi-experimental, medición pretest-postest y grupo control.
Población y muestra
Participaron en el estudio 60 estudiantes de dos universidades de Colombia que
cursaban su primer año de formación (25% hombre y 75% mujeres), edad promedio
18.5 años. En el grupo experimental participaron 31 estudiantes y en el grupo control
29. La Tabla 1 describe la distribución de la muestra con relación a las variables
sociodemográficas.
La edad promedio de los participantes fue 19.22 (desviación 3.75; edad mínimo 16 y
máximo 37). El rango de edad de mayor frecuencia fue entre 16 a 20 años de edad
(Tabla 2).
Tabla 2
Rango de edad
Rango de edad Frecuencia
16 – 20 44

21-25 11

26-30 4

31-37 3

Instrumentos
Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos, Center for Epidemiologic
Studies Depression Scale (CES-D; Radloff y Locke, 1986). Comprende 20 ítems
relacionados con el humor, el comportamiento y la percepción, que fueron
considerados relevantes en estudios clínicos sobre depresión (Radloff, 1977). Fue
construida siguiendo los criterios para la elaboración de escalas tipo Likert de 4 puntos,
que van desde 0 (rara vez o ninguna de las veces) a 3 (la mayor parte o todo el
tiempo). Consta de 20 reactivos representativos de los componentes más importantes
de la sintomatología depresiva, y de acuerdo con el análisis factorial de la escala, los
reactivos quedan agrupados en cuatro factores: a) afecto depresivo, b) afecto positivo,
c) actividad somática, y d) relaciones interpersonales. Puntuaciones altas indican
mayor gravedad de la sintomatología depresiva, y a partir de 16 se considera un
significativo para el trastorno depresivo (González, Stewart, Ritter y Loring, 1995;
Radloff y Locke, 1986). Para Colombia, se sugieren puntos de corte de 20 para
tamizaje y 30 para diagnóstico de depresión (Camacho, Rueda-Jaimes, Latorre,
Navarro-Mancilla, Escobar, Franco, 2009).
Cuestionario de 90 Síntomas Revisado, Symptom Check List 90 (SCL-90R; Derogatis,
2002). Inventario autoadministrado que consta de 90 ítems. Evalúa 9 dimensiones
sintomatológicas compulsividad (10 ítems), Sensibilidad interpersonal (9 ítems),
Depresión (13 ítems), Ansiedad (10 ítems), Hostilidad (6 ítems), Ansiedad fóbica (7
ítems), Ideación paranoide (6 ítems) y Psicoticismo (10 ítems); aparte, incluye 7
dimensiones adicionales que constan de 1 ítem cada una (pérdida del apetito, aumento
del apetito, insomnio de conciliación, alteraciones en el mantenimiento del sueño,
despertar prematuro, sentimientos de culpa y pensamientos de muerte) y proporciona 3
índices globales (índice de sintomatología general -GSI-, índice de alteración de los
síntomas positivos -PSDI- y el total de síntomas positivos -PST). Para el presente
estudio se aplicaron las escalas de Ansiedad y Ansiedad fóbica. Los datos normativos y
las propiedades psicométricas para estudiantes universitarios chilenos en las escalas
de ansiedad reportaron un puntaje bruto de 2.35 y 1.7 para el percentil 70 y de 2.8 y 2
para el percentil 75, en los trastorno de ansiedad generalizada y fóbica
respectivamente. No se presentaron diferencias entre los hombres y las mujeres
(Gempp y Avendaño, 2008).
Acontecimientos estresantes (Connor-Smith y Calvete, 2004). El cuestionario está
conformado por una primera parte sobre Estrés Vital que costa de los 11 primeros
ítems, éstos acontecimientos son relacionados con la separación de los padres,
dificultades académicas o problemas de salud, y la segunda parte del cuestionario es
acerca de Estrés Social que cuenta con 10 ítems (12 al 21), comprenden una amplia
gama de acontecimientos estresantes interpersonales; ambas partes cuentan con un
listado corto de estresores seleccionados de la Escala de Acontecimientos Percibidos
para Adolescentes (Adolescent Perceived Events Scale, APES; Compas, Davis,
Forsythe y Wagner, 1987), adaptados por Connor-Smith y Calvete (2004) para España.
Cuestionario de Pensamientos Automático, Automatic Thoughts Questionnaire Revised
(ATQ-RP; Kendall, Howard y Hays, 1989). Consta de 40 ítems, 30 de los cuales hacen
parte de la escala de pensamientos automáticos negativos y los 10 restantes de la
escala de pensamientos automáticos positivos. Es una escala de autoregistro que
determina la frecuencia de los pensamientos automáticos positivos y negativos. Las
opciones de respuesta van desde “nunca” hasta “siempre”, dependiendo de la
frecuencia del pensamiento. Las normas de corrección indican que cada escala debe
ser calificada por separado para obtener dos valores diferentes, el de la escala de
pensamientos positivos y el de pensamientos negativos.
Las puntuaciones se obtienen al sumar la respuesta dada de cada ítem de la escala
correspondiente:
Ítems escala de pensamientos automáticos positivos: 3, 7, 10, 13, 16, 20, 24, 28, 32, y
37. Ítems escala de pensamientos automáticos negativos: 1, 2, 4, 5, 6, 8, 9, 11, 12, 14,
15, 17, 18, 19, 21, 22, 23, 25, 26, 27, 29, 30, 31, 33, 34, 35, 36, 38, 39, 40. Los valores
estadísticos para los pensamiento positivos son los siguientes: para la muestra en
general: Media=37,66 (dt=7.7); hombres: media=38,65 (dt=7.12); mujeres:
media=36.18 (dt=8.22): Los valores para los pensamientos negativos son los
siguientes: Para la muestra en general: Media=66.23 (dt=20.39); Hombres:
media=62.39 (dt=18.81); Mujeres: media=71.07 (dt=21.28) (Gómez y Arias, 2007).
Cuestionario de Automanifestaciones Ansiosas, Anxious Self-Statements Scale (ASSQ,
Kendall y Hollon, 1989). Este cuestionario fue construido con el fin de investigar el
lenguaje interno asociado a la ansiedad, para: a) identificar aquél que discrimina entre
sujetos de alta y baja ansiedad; b) evaluar el grado en que la valoración del estrés
eleva el lenguaje interno ansioso; y c) evaluar la terapia de los trastornos por ansiedad.
El instrumento discrimina fiablemente entre sujetos de alta y baja ansiedad.
Procedimiento
El programa de prevención se realizó con la modalidad de taller, se centró en la
prevención de la depresión y la ansiedad a través del modelo del desarrollo del
pensamiento crítico y la pregunta socrática (Londoño, Palacio y Acosta, 2011; Paul y
Elder, 2003), con adaptación para fortalecer estrategias para la vida y énfasis en
solución de problemas (Elder y Paul, 2000; Paul y Elder, 2000).
El tiempo programado fue de 10 horas, 5 sesiones de dos horas cada una. Se les
presentó a los estudiantes la investigación acompañado del consentimiento informado,
y con quienes aceptaron participar voluntariamente, se les realizó la primera
observación medición pre-test (O1) y se evaluaron las variables clínicas de depresión
(CES-D; Radloff y Locke, 1986), ansiedad generalizada y ansiedad fóbica (SCL-90R;
Derogatis, 2002), las variables de estrés (Acontecimientos estresantes; Connor y
Calvete, 2004), y variables cognitivas (ATQ-RP; Kendall, Howard y Hays, 1989; ASSQ,
Kendall y Hollon, 1989).
En la primera sesión se fomentó el compromiso con la salud mental con base en los
programas de desarrollo mundial y del gobierno para la salud mental (Ministerio de la
Protección Social, 2005; OMS, 2001; 2004a; 2004b). Las dos sesiones siguientes se
orientaron a la apropiación del modelo del desarrollo del pensamiento crítico y solución
de problemas (Elder y Paul, 2000; Paul y Elder, 2000, 2003), enfatizando en los
elementos del pensamiento crítico, los estándares de calidad y los rasgos intelectuales.
Las últimas dos sesiones se centraron en la descripción de los patrones de
personalidad saludables y patológicas (Millon y Davis, 2000; Millon y Everly, 1994) y el
abordaje de los factores de riesgo y protección para la depresión y la ansiedad (Maj,
López, Sato y Okasha, 2006).
Después de cada sesión, se realizaron prácticas de diálogos socráticos por escrito,
sobre los temas analizados, buscando que la información fuera asimilada de manera
crítica, y aplicada a las condiciones específicas de cada participante, su cultura, su
familia, su estructura de personalidad, y los estresores que ha enfrentado en el último
año. Los diálogos debían tener la siguiente estructura:
Primera pregunta (P1), seguida de su respuesta (R1), pregunta 2 (P2) relacionada con
R1, respuesta 2 (R2) y así sucesivamente, buscando en la primera actividad un número
no menor a cinco preguntas y respuestas. Para las siguientes prácticas, el número de
preguntas y respuestas debería superar a la práctica previa. Los diálogos socráticos
por escrito debían finalizar con Conclusiones, donde el participante realizaba una
síntesis de la actividad, y luego precisar las Acciones, en las cuales concretaba las
alternativas en la solución de problemas o procedimientos a seguir, buscando aplicar
las estrategias para la vida cotidiana.
La segunda observación (O2), pos-test, se realizó a los tres meses después de haber
finalizado los talleres. El grupo control fue evaluado en los mismos dos momentos que
se evaluó al grupo experimental: O1= abril y mayo del 2013; O2= agosto y septiembre
del 2013. El programa fue coordinado desde el departamento de Bienestar Institucional
de la Universidad de San Buenaventura y la Universidad CES, ambas en la ciudad de
Medellín.
Resultados
Para el grupo experimental, los resultados identificaron cambios significativos en la
primera observación (O1) y en la segunda o observación (O2), específicamente en los
indicadores clínicos (depresión, ansiedad generalizada y ansiedad fóbica), en las
variables cognitivas (pensamientos negativos) y en la valoración del estrés
(acontecimientos vitales), con puntuaciones inferiores en la evaluación pos-test. No se
reportaron cambios significativos en los pensamientos positivos ni en los pensamientos
ansiosos, y tampoco se reportaron cambios significativos en la valoración de los
estresores sociales. Para el grupo control, los resultados no identificaron cambios
significativos en O1 y O2, en ninguna de las variables estudiadas (Tabla 3).
Para la depresión, el grupo experimental reportó en O1 (evaluación pre-tst) una
mediana de 20.5 y en O2 (evaluación post-test) descendió a 16 (Z=-2.942; p=.003). El
grupo control reportó en O1 una mediana de 16 y en O2 de 16.5 (-.213; p=.831).
Para la ansiedad generalizada, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de
1.2 y en O2 descendió a .7 (Z=-1.974; p=.048). El grupo control reportó en O1 una
mediana de .8 y en O2 de .5 (-.262; p=.794).
Para la ansiedad fóbica, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de .43 y en
O2 descendió a .1 (Z=-2.503; p=.012). El grupo control reportó en O1 una mediana de
.14 y en O2 de .2 (-.262; p=.794).
Para los pensamientos negativos, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de
55 y en O2 descendió a 42 (Z=-2.323; p=.020). El grupo control reportó O1 una
mediana de 51 y en O2 de 48 (-.457; p=.647).
Para la valoración de estrés vital, el grupo experimental reportó en O1 una mediana de
16 y en O2 descendió a 11 (Z=-2.658; p=.008). El grupo control reportó en O1 una
mediana de 13 y en O2 de 14 (-.161; p=.872).
Tabla 3
Análisis comparativos de la evaluación pretest-postest para el grupo experimental y
para el grupo control.
Varia Experimental Control Experi Contr
bles mental ol

Pre-test Post-test Pre-test Post-test Z Z

Clínicas Mediana Rango Mediana Rango Mediana Rango Mediana Rango

Depre 20.5 37 15 30 16 47 16.5 30 -2.942** -.213


sión
Ansie 1.2 3 .7 3 .8 3 .5 3 -1.974* -
dad 1.027
gener
alizad
a
Ansie .43 3 .1 1 .14 2 .2 2 -2.503* -.262
dad
fóbica
Pensa 33 37 32 25 33 33 35 38 -1.006 -.196
mient
os
positiv
os
Pensa 55 84 42 59 51 98 48 88 -2.323* -.457
mient
os
negati
vos
Pensa 64.5 88 52 63 59 101 49 83 -1.817 -.392
mient
os
ansio
sos
Estrés 16 32 11 31 13 29 14 23 -2.658** -.161
vital
Estrés 17 31 13.5 25 13 31 13 26 -1.607 .000
social

Discusión
El propósito del estudio fue evaluar el impacto de un programa de prevención en
depresión y ansiedad en jóvenes universitarios. Se utilizó un diseño cuasi-experimental,
evaluación pre-test y post-test, y grupo control. El programa tuvo una duración de 10
sesiones, donde se buscó incorporar el modelo del desarrollo del pensamiento crítico
basado en el diálogo socrático. Se enfatizó en los factores de riesgo y de protección de
tipo social, familiar, perfiles de personalidad patológicos y estilos cognitivos, asociados
a dichos trastornos. De esta manera, y a través de la construcción de diálogos
socráticos elaborados por escrito y de manera individual, se orientó para que los
participantes hicieran de interlocutores a través de preguntas socráticas, para identificar
factores de riesgo y de protección que tuvieran y generar acciones frente a los mismos
(solución de problemas, reestructurar su pensamiento, consultar a profesionales, por
ejemplo).
Los programas de prevención orientados al desarrollo del pensamiento reflexivo, y a
comprometer de manera responsable a las personas con su salud mental, son
propuestas del plan de desarrollo en salud mental (Ley 1616 del 2013; Congreso de
Colombia, 2013), y específicamente en esta investigación su énfasis benefició en la
disminución de indicadores clínicos y pensamientos negativos. Por otro lado, dado que
lo fundamental del modelo del desarrollo del pensamiento crítico es incorporar
suficientes elementos del pensamiento crítico en la práctica socrática (propósito,
preguntas, información, conceptos, supuestos, interpretaciones, puntos de vista,
implicaciones y consecuencias), asumir un compromiso con la calidad de sus
pensamientos a través de los estándares de calidad (claridad, exactitud, precisión,
relevancia, profundidad, amplitud, lógica, importancia y justicia) y promover rasgos
intelectuales (humildad intelectual, entereza intelectual, empatía intelectual, autonomía
intelectual, integridad intelectual, perseverancia intelectual, confianza en la razón e
imparcialidad), algunos de estos componentes pudieron favorecer la disminución de
pensamientos negativos y el cambio en la valoración de los acontecimientos vitales. La
escritura en la práctica de los diálogos socráticos, contribuye a que el pensamiento sea
más controlado y se logra identificar con mayor claridad las distorsiones cognitivas. Por
otro lado, conducir a los participantes a que sus análisis de los problemas de la vida
cotidiana se concreten en conclusiones y acciones, favorece el compromiso con su vida
y con su salud mental. Adicionalmente, favorece el análisis, la capacidad de síntesis y
la concentración hacia las situaciones que enfrentan en sus vidas y refuerzan la
construcción de mensajes preventivos como por ejemplo hacia el consumo de
sustancias psicoactivas, tal como lo plantea Velásques (2012).
Los pensamientos negativos se caracterizan por procesos distorsionados donde la
información se procesa de manera ilógica, se sobregeneraliza y no se retoma
diferentes puntos de vista (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979). El modelo del desarrollo
del pensamiento crítico enfrenta el problema del pensamiento egocéntrico (es cierto
porque creo en ello, porque creo creerlo, porque siempre así lo he creído, porque me
conviene creerlo) (Paul y Elder, 2003). Podría deducirse que el pensamiento
egocéntrico refleja estilo cognitivo rígidos que mantienen esquemas desadaptativos y
procesos distorsionados, y el programa de prevención, basado en el desarrollo del
pensamiento crítico, los flexibiliza y se logran resultados en la disminución de los
pensamientos negativos y en el cambio de la valoración de amenaza de los
acontecimientos vitales.
Los resultados mostraron diferencias significativas entre la observación pre-test (O1) y
pos-test (O2) en el grupo experimental, y en el grupo control no se reportaron cambios
significativos entre ambas evaluaciones, por lo que se puede concluir que el programa
fue eficaz en las variables que reportaron los cambios: indicadores clínicos (depresión y
ansiedad), pensamientos negativos y la valoración de los acontecimientos vitales. Por
ende, el modelo del desarrollo del pensamiento crítico de Paul y Elder (2003), aplicado
a la prevención de la depresión y la ansiedad en estudiantes universitarios, es efectivo,
y favorece la calidad de vida en la medida que mejora la calidad de los pensamientos.
El modelo se ha propuesto como favorable, en la medida que conlleva a que los
pensamientos sean menos arbitrarios, distorsionados, parcializados, desinformados o
prejuiciosos (Crosgrove, citado por Paul y Elder, 2003). El pensamiento crítico es un
modo de pensar - sobre cualquier tema, contenido o problema – en el cual el pensante
mejora la calidad de su pensamiento al apoderarse de las estructuras inherentes del
acto de pensar y al someterlas a estándares intelectuales” (Paul y Elder, 2003, p. 4).
Dentro de las habilidades para la vida, el pensamiento crítico es fundamental en el
desarrollo de los jóvenes, y favorece enfrentarse a los retos y cambios y aprender de
las experiencias (Jacobs Foundations, Hanbury y Malti, 2011).
Estas prácticas se consideran de gran aporte para un programa de prevención en salud
mental, y específicamente encaminados a la intervención de los factores que
mantienen los problemas psicológicos: depresión y ansiedad y pensamientos
negativos.
Como conclusión, el programa de prevención de la depresión y la ansiedad en
estudiantes universitarios, basado en el desarrollo del pensamiento crítico y el diálogo
socrático favorece la disminución de los pensamientos negativos y la valoración de los
acontecimientos vitales. Con relación a los síntomas, el programa mostró un impacto
significativo en la disminución de síntomas depresivos y de ansiedad.
Como limitación del estudio, se considera la alta deserción de los participantes dado las
limitaciones no resueltas para realizar la evaluación pos-test (O2) en el tiempo
establecido por los investigadores. Se considera que estas limitaciones se presentaron
dado la prioridad que tienen los servicios de bienestar en la atención, enfocados en la
programación y ejecución de múltiples actividades con los estudiantes y docentes, más
que en la investigación. Por otro lado, se considera que el acceso a la población de
estudiantes solo a través de los servicios de bienestar, limita la participación directa de
los investigadores con los estudiantes luego de realizar el taller de prevención.

EPIDEMIOLOGIA DE LA ANSIEDAD Y DEPRESION

ANSIEDAD Y LA DEPRESION, TRASTORNOS MENTALES MAS COMUNES EN


MEXICO

Los trastornos mentales más comunes en México son la ansiedad, los trastornos por
uso de sustancias y la depresión, de acuerdo con la Encuesta Nacional de
Epidemiología Psiquiátrica (ENEP) 2003, recordó la investigadora Shoshana Berenzon
Gorn.
La especialista del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”
(INPRFM), señaló en una entrevista que las mujeres presentan con mayor frecuencia
fobias y depresión, mientras que los hombres abusan y dependen del alcohol.
Berenzon Gorn añadió que en general el 14.3 por ciento de la población experimentó
algún trastorno de ansiedad en algún momento de su vida, siendo la fobia específica, la
más frecuente.
Explicó que la fobia específica incluye el miedo a un animal o alguna situación en
concreto y representó el 7.1 por ciento de prevalencia entre los mexicanos, seguida de
la fobia social con el 4.7 por ciento y de la ansiedad generalizada.
Si bien, el trastorno de ansiedad puede presentarse a cualquier edad, suele afectar a la
población de entre los 19 y 35 años.
En ese sentido, la investigadora comentó que algunos estudios en adolescentes
indican que si se presenta una fobia a temprana edad se tiene mayor riesgo de
presentar un trastorno más grave a mayor edad.
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemorará el 10 de octubre,
Berenzon Gorn agregó que otros estudios apuntan que personas con algunos tipos de
trastornos de ansiedad pueden pasar hasta 30 años sin recibir atención a su
padecimiento.
En el segundo lugar de prevalencia se encuentran los trastornos por uso de sustancias,
que incluyen abuso y/o dependencia a las drogas o al alcohol y que representan el 9.2
por ciento de la población en general.
En las adicciones, la dependencia al alcohol estuvo presente en el 5.9 por ciento de la
población.
En tercer lugar se encuentran los trastornos afectivos, en los que se incluye a la
depresión y a los trastornos bipolares con el 9.1 por ciento de la población que alguna
vez en su vida los experimentó.
La depresión mayor, que se presentó en el 3.3 por ciento de la población, es un
padecimiento altamente incapacitante, señaló la investigadora, quien agregó que se ha
visto que quienes la padecen tienen importantes dificultades para acudir al trabajo o
hacer algunas actividades cotidianas.
“Se sabe que los trastornos afectivos van en aumento y que cada vez son más
frecuentes en hombres, aunque aún no con la misma prevalencia que se presenta en
las mujeres”, dijo.
Añadió que pese a que se trabaja mucho en torno a la enfermedad mental, aún hay
muchos mitos en torno a ella y cuesta trabajo verla como una enfermedad.
“Muchas veces se cree que los problemas de salud mental son problemas de voluntad,
de no tener ánimo, pero esto no es así. Son enfermedades y como tal deben
atenderse”, mencionó.
Por ello, este año la Federación Mundial de la Salud Mental definió el lema “Dignidad
en salud mental” para conmemorar el Día Mundial de la Salud Mental, con lo que se
pretende crear conciencia sobre la importancia de salud mental.
En la octava edición de la conmemoración, el INPRFM llevó a cabo un evento donde
participaron profesionales de la salud, organizaciones no gubernamentales y pacientes
para discutir cómo dignificar la atención hacia las personas que tienen un trastorno
mental.
Por otro lado, comentó que diversos estudios demostraron que el estigma es una de las
principales razones que limitan la búsqueda de atención. “Por desgracia este estigma
se da tanto en la población general como dentro del sistema de salud”, afirmó.
Otros factores que limitan el acceso al tratamiento de los enfermos mentales es que
muchas veces el paciente teme al rechazo social, pues los médicos no toman en
cuenta lo que el paciente refiere por lo que puede sentir que su demanda no es
atendida.
Además, otras causas repercute en el seguimiento en la atención de los pacientes, ya
que se estima que solo una tercera parte de las personas que necesita atención recibe
tratamiento.
Temas: Ansiedad, Depresión, Destacadas, Transtornos mentales
Universidad de San Carlos de Guatemala
Centro Universitario Metropolitano
Facultad de Ciencias Médicas
Área curricular de Ciencias Básicas y Biológicas
Segundo año- Unidad didáctica de FISIOLOGÍA
Ciclo académico 2017

Profesor: Héctor René García Santana

Caso clínico #3
Nefrología

Grupo: #7
Guerra Portillo, Oscar josé 201600090
Guatemala, 16/Agosto/2017

Prevalencia de Ansiedad y Depresión en una Población de


Estudiantes Universitarios: Factores Académicos y Sociofamiliares
Asociados
Prevalence of Anxiety and Depressive Disorders in University
Students: Associated Academic and Socio-Family Factors

Serafín Balanza Galindo, Isabel Morales Moreno, Joaquín Guerrero Muñoz


Universidad Católica San Antonio de Murcia
Dirección para correspondencia

RESUMEN
La elevada frecuencia de ansiedad y depresión en estudiantes universitarios está
relacionada con factores sociales, familiares y por el estrés académico. El objetivo es
analizar la prevalencia de trastornos de ansiedad y depresión y factores académicos y
sociofamiliares asociados. El estudio se realizó en una muestra de 700 alumnos,
aplicando la Escala de Ansiedad y Depresión de Goldberg (EADG). Como factores de
estudio se utilizaron variables que medían diversas situaciones estresantes
relacionadas con factores sociofamiliares y académicos. El 47,1% de los estudiantes
sufrían trastornos de ansiedad y el 55,6% depresión. En el análisis multivariante, el
sexo femenino son quienes presentan mayor riesgo de ansiedad (OR: 2,30 IC 955
1,65-3,19) y de depresión (OR.: 1,98 IC 95% 1,43 -2,76), son estudiantes que realizan
largos desplazamientos diarios y tienen otras obligaciones extra académicas,
suponiendo mayor riesgo en estudiantes de ciencias jurídicas y de la empresa.
Palabras clave: estudiantes, ansiedad, depresión, cuestionario, universidad, estrés

ABSTRACT
The high frequency of anxiety and depression in university students is related to social
and family factors, as well as academic stress. The goal of this paper is to analyze the
prevalence of anxiety and depressive disorders and associated academic and social-
family factors. A research was carried out on 700 students who were administered the
Goldberg’s Anxiety and Depression Scale. Variables assessing a myriad of stressful
situations related to socio-family and academic factors were used. Results, 47.1% of the
students suffered from anxiety disorders and 55.6% suffered from depressive anxiety. In
the multivariate analysis, females showed a higher level of anxiety (OR: 2.30 IC 955
1.65-3.19) and depression (OR: 1.98 IC 95% 1.43-2.76) –they are students who
commute on a daily basis and have other extra-academic duties, resulting in higher risk
in law and business students.
Key words: students, anxiety, depression, questionnaire, university, stress.

Introducción
La investigación en este campo no es novedosa, existe una tradición científica de
estudios epidemiológicos, clínicos, psicosociales y transculturales con poblaciones
universitarias heterogéneas que han empleado procedimientos metodológicos muy
variados. La planificación de este estudio surge del interés creciente manifestado por
los profesores y tutores de la Universidad Católica San Antonio por conocer el estado
de salud mental de los estudiantes e identificar qué factores o variables influyen de
forma notable en el desarrollo de algún tipo de trastorno psicológico y cómo la
exposición a determinadas situaciones de riesgo puede contribuir a disminuir el
bienestar psicológico de los estudiantes. Se trataba en cualquier caso de aportar una
visión general que nos permitiera, en estudios posteriores, profundizar sobre los
aspectos más destacados descritos en este estudio, y en donde fuera posible discernir
la prevalencia de alteraciones psicológicas empleando el abanico de categorías y
entidades diagnósticas descritas en el DSM-IV-TR.
Los profesores de distintos departamentos y unidades docentes habían expresado en
reiteradas ocasiones el elevado número de alumnos que acudían a las horas de
atención y de tutoría para comentar el malestar psicológico y emocional que sufrían
como consecuencia, en buena parte de los casos, de la vivencia de experiencias
estresantes. Los estudiantes referían en unos casos síntomas somáticos (cefaleas,
alteraciones del sueño, síntomas neurovegetativos, etc.), y en otros conductuales y
cognitivos (irritabilidad, falta de concentración, angustia) asociados con trastornos
psicológicos, como la ansiedad y la depresión. Con frecuencia este malestar
psicológico manifestado por los estudiantes durante las entrevistas con el profesorado,
que como ya hemos mencionado podía tener correlatos somáticos, guardaba relación
con ciertos factores académicos y psico-sociofamiliares que precipitaban la aparición,
el mantenimiento y/o el agravamiento de estos síntomas, pero sin que realmente
pudiéramos discriminar el peso específico de cada uno de ellos. De forma que,
intentamos proporcionar una visión científica de lo que parecía ser una apreciación
intuitiva empleando una metodología de investigación diseñada para evidenciar esos
factores.
Como herramienta básica de recogida de información empleamos la Escala de
Ansiedad y Depresión de Goldberg(EADG). Un instrumento de fácil manejo y de una
eficacia contrastada para la detección inicial de trastornos de depresión y/o ansiedad
que ha sido ampliamente utilizado en estudios epidemiológicos y en Atención Primaria
con fines diagnósticos y preventivos. Esta escala de cribaje está diseñada con un
propósito similar al GHQ-28 (General Health Questionnaire) de Goldberg, por tanto se
trata de un instrumento exploratorio y de screening útil para la orientación del
diagnóstico aunque sólo nos indique “casos probables”. Las baterías Goldberg han sido
instrumentos de medición utilizados en estudios similares (Barandiarian, y Guerra,
1998; Matud et al., 2003) quedando patente su valor clínico y descriptivo.
Tomamos como punto de partida dos estudios realizados en estudiantes de primer
curso de Ciencias Médicas para llevar a cabo nuestra investigación, en tanto que ya en
ellos se evidenciaba la influencia de los aspectos académicos y sociofamiliares en el
bienestar psicológico (Miller, Surtees, 1991; Guthrie, Black, Shaw, Hamilton, Creed, y
Tomerson, 1995)
La literatura científica en este campo viene describiendo la importancia que
determinados factores personales y psicosociales poseen en la aparición y el desarrollo
de trastornos psicológicos entre la población de estudiantes universitarios. El contexto
familiar se ha revelado como un indicador sobresaliente del bienestar emocional y del
ajuste psicológico del estudiante. Las relaciones con los padres, los vínculos familiares,
los estilos educativos (Tavecchio, Thomer y Meeus, 1999; Seibel, y Brad, 2001), la
crisis de pareja y la discrepancia conyugal- parental expresada en situaciones de
ruptura como la separación o el divorcio (Chase-Lansdale, y Cherlin, 1995; Hall et al.,
2004), la comunicación y la cohesión-conflictividad familiar e intergeneracional
(Johnson, LaVoie, y Mahoney, 2001; Lee, Su, y Yoshida, 2005) o la psicopatología
parental previa (Tan y Rey, 2005; Lizardi, 2004; Klein, Lewinsohn, Rohde, Seeley, y
Olino, 2005; Lewinsohn, Olino, y Klein, 2005) son variables que se han vinculado al
estado de salud mental de los estudiantes universitarios y de los jóvenes en general.
Por descontado los factores sociales y ambientales han sido también objeto de análisis,
especialmente aquellos que modulan el nivel de estrés al que los estudiantes
universitarios se ven expuestos a lo largo de su carrera. El desarrollo de habilidades y
competencias para resolver los problemas cotidianos (D’Zurilla y Sheedy, 1991), las
relaciones positivas con compañeros y profesores y el afrontamiento eficaz de las
transiciones de la vida y los life events (Rubio, y Lubin,1986; Edwards, et al., 2001;
Friis, et al., 2002; Overbeek, et al., 2003; Duna, et al., 2005) se han destacado como
variables que disminuyen el estrés y el riesgo de sufrir un trastorno psicológico. Otros
estudios han abordado el papel que la carga de trabajo y los recursos económicos
tienen sobre la salud mental y física de los estudiantes indicándonos que si bien
poseen un impacto evidente no son tan decisivos como otros factores que ya se han
indicado, y que, en cualquier caso, su relación con otras prácticas y hábitos como el
consumo de alcohol o drogas explicaría en mayor grado su influencia en el detrimento
de la salud de los estudiantes (Roberts, y Goldgin, 1999; Carney, McNeish, y McColl,
2005). Los trabajos de investigación en este terreno indican la importancia de
considerar la influencia que determinados hábitos y conductas tienen sobre el estado
de salud mental y viceversa. Los trastornos de ansiedad y depresión poseen una
comorbilidad elevada con otros trastornos psicológicos y/o del comportamiento, como
el consumo adictivo de alcohol y drogas. En muchos casos la ansiedad y la depresión
incrementan la probabilidad de aparición de conductas adictivas altamente perjudiciales
para la salud que acaban deteriorando las relaciones sociales (Valentier, Mounts, y
Deacon, 2004; Caldwell, et al., 2002; Weitzman, 2004; Zimmermann, et al., 2003;
Lawyer, et al., 2002).
El presente estudio tiene por objetivo principal analizar la prevalencia de trastornos de
ansiedad y depresión en estudiantes universitarios y, de forma secundaria, definir
aquellos factores académicos y psico-sociofamiliares que podemos relacionar con su
estado de salud mental.

Método
Con los objetivos propuestos se ha diseñado un estudio con metodología cuantitativa,
observacional, descriptivo y transversal de prevalencia.
Población
La población diana objeto de este estudio está formada por los 4.821 estudiantes
matriculados en la Universidad Católica San Antonio de Murcia, durante el curso 2004-
2005, en titulaciones oficiales, excluyendo a los alumnos de cursos de postgrado y
master. No se establece ningún criterio de inclusión ni de exclusión para definir la
población de estudio al tratarse de un estudio de prevalencia.
Calculo Tamaño de la muestra y recogida de datos
El cálculo de la muestra se ha realizando en base a estimación, por estudios previos,
de que el 35% de los estudiantes universitarios sufren algún trastorno psicopatológico
(Miller, Surtees, 1991; Guthrie et al., 1995), con una precisión de ± 3,5% y un error a de
5% y para poblaciones finitas, resultando una muestra necesaria de 622 alumnos, pero
teniendo en cuenta una pérdida del 10% debido a las encuestas no válidas por
incorrectas o incompletas, se estimó una muestra de 684.
Se ha utilizado una técnica de muestreo aleatorio multietápico por conglomerados,
siendo la última unidad de muestreo el curso, realizando el cuestionario todos los
alumnos que asistían a clase en el momento de la entrevista. El trabajo de campo se
realizó durante el tercer trimestre de curso académico 2004-2005. Para facilitar la
recogida de datos se consideró distribuir la muestra por Facultades o Escuelas y no por
titulaciones académicas, de forma estratificada, en función del número de matriculados
en las mismas.
Variables e instrumento de medida
Para la realización del estudio se han utilizado como factores de estudio
independientes las variables: sexo, Facultad o Escuela Universitaria, ¿realiza largos
desplazamientos para acudir a la universidad (>50 Km)?, ¿compagina estudios y
trabajo?, ¿tiene otras obligaciones además de estudiar (cuidar a hijos, familiares,
etc.)?, ¿tiene asignaturas pendientes del curso pasado? y ¿reside con su familia
durante el curso académico?
Para medir la variable dependiente o de resultado se utilizó el cuestionario de Goldberg
(Goldberg, Bridges, Duncan-Jones, et al.,1988, 1989) con una escala de ansiedad y
otra para la depresión, totalmente independientes; la versión española ha sido validada
en castellano (Montón, Pérez-Echevarría Campos, et al.,1993), mostrando la subescala
de depresión una sensibilidad del 85,7% para captar los pacientes diagnosticados de
trastornos depresivos y la escala de ansiedad una sensibilidad algo menor, el 72%. Los
elevados valores de sensibilidad y especificidad, han sido la gran motivación para que
esta escala haya sido recomendada como instrumento de cribaje, tanto con fines
asistenciales como epidemiológicos, y como guía de la entrevista clínica en el ámbito
de la Atención Primaria (Zaera, Caballol, 1998) (Duch, Ruiz de Porras y Gimeno, 1999)
En cada una de las subescalas existen 4 ítems iniciales de despistaje para determinar si es o no
probable que exista un trastorno mental, y un segundo grupo de 5 ítems que se formulan sólo si
se obtienen respuestas positivas a las preguntas de despistaje (2 o más en la subescala de
ansiedad, 1 o más en la subescala de depresión). Los puntos de corte son ≥ 4 para la escala de
ansiedad, y ≥ 2 para la de depresión.
Análisis estadístico
El análisis descriptivo de los parámetros de estudio se ha realizado con los valores de
las frecuencias y su intervalo de confianza al 95%. En el análisis bivariado se ha
utilizado la prueba Chi cuadrado de Pearson, y como medida de asociación la Odds
Ratio, con su intervalo de confianza al 95%. Cuando la variable a contrastar estaba
medida en escala continua se ha utilizado la T de Student para muestras
independientes.
Con fines descriptivos, para conocer la probabilidad o riesgo de sufrir depresión o
ansiedad, se ha realizado un análisis multivariante de regresión logística, partiendo de
un modelo donde eran introducidas como variables independientes todas las variables
categóricas del estudio, utilizando el método enter por no existir un factor de estudio
único o principal, siendo el objetivo conocer el efecto de cada una de las variables una
vez ajustadas por el resto.
El análisis se realizó con el paquete estadístico SPSS 12.0 y la significación estadística
se aceptó para p< 0,05.

Resultados
El cuestionario fue realizado por 700 alumnos, siendo hombres el 48,9% del total, con
una edad media de 21,4 ± 2,9 (IC 95% 21,2 – 21.7) años de edad, con un rango de
valores que oscila desde los 18 años hasta los 36 años, aunque solamente 13 (1,9%)
del total presentan edades igual o superior a 30 años, resultando una edad muy
homogénea, correspondiendo 19 años al cuartil 25, 21 años al cuartil 50 y 23 años al
cuartil 75. En la tabla Nº 1 se puede observar el resultado descriptivo de cada una de
las variables independientes del estudio.

La Escala de Ansiedad y Depresión de Goldberg (EADG) utilizada en este estudio, ha detectado


que el 65,9% (IC 95% 62,4 - 69,4) de los estudiantes universitarios entrevistados sufren
probablemente un trastorno de ansiedad y/o depresión. Si analizamos por separado los trastornos
de ansiedad de los de depresión, con el valor de corte original de ≥ 4 puntos y ≥ 2 puntos
respectivamente, el 55,7% (IC 95% 59,3 – 52,1) de los encuestados aparentemente sufren algún
tipo de trastorno de ansiedad y el 63,8% (IC al 95% 67.4 – 60,2) pueden sufrir un trastorno
depresivo.
Análisis bivariado
Para el análisis bivariado hemos aumentando un punto el valor de corte para cada una de las
escalas de la EADG, considerando existencia de trastornos de ansiedad a valores de la escala ≥ 5
puntos y de depresión cuando fueron ≥ 3 puntos, de esta forma aumenta su especificidad
(Barandiarian, A. y Guerra, J. 1998).
Ansiedad
Analizando la influencia de la edad, no existe diferencias entre los estudiantes con el
test positivo de la EADG para la ansiedad, 21,58 ± 3,12 años, y a los que les resultó
negativo, 21,41 ± 2,84 años, p: 0,442. En la Tabla nº 3podemos observar como la
frecuencia de ansiedad varía en función de la Facultad o Escuela a la que pertenece el
alumno (Tabla Nº 3), correspondiendo las mayores frecuencias a los de la Facultad de
Ciencias Jurídicas, 56,9%, y menor frecuencia al grupo de alumnos pertenecientes las
Escuelas Politécnica, 40,0% del grupo, p: 0,003. De todas las variables, el sexo es la
que presenta una mayor asociación con los trastornos de ansiedad, el 57,5% de las
mujeres frente al 36,3% de los hombre, con una OR de 2,32 (IC 95% 1,71 – 3,20), p <
0,001. Existe una tercera variable asociada a la ansiedad, la residencia durante el
curso académico, los alumnos que residen en el domicilio familiar presenta una menor
frecuencia de ansiedad, 43,9%, que los residentes en otros ámbitos, 52,2%, p: 0,033,
aunque esta asociación es débil, con un valor OR de 1,27 (IC 95% 1,02-1,88).
Depresión
Tal y como ocurría con la escala de ansiedad, las edades son muy similares, 21,42 ±
3,07 años de media en los que resulto positivo, frente a 21,55 ± 2,88 años de los
estudiantes a los que el test de depresión del EADG resultó negativo, p: 0,578. La
frecuencia de los trastornos depresivos detectados en el estudio va a depender del
departamento donde realizan los estudios los alumnos; corresponde la mayor
frecuencia a los de Ciencias Jurídicas, 61,5%, y la menor frecuencia a los de la Escuela
Politécnica, 50,0% del grupo, p: 0,037. Del resto de variables, podemos destacar el
sexo, donde el mayor número de trastornos depresivos corresponde a las mujeres,
60,5%, frente al 51,4% de los hombres, p< 0,001, y una OR de 2,2 (IC 95% 1,62 –
3,01), y la mayor frecuencia de trastornos depresivos que presentan los estudiantes
que necesitan largos desplazamientos para acudir a diario a la Universidad, 60,5%,
frente al 51,4% de el grupo que residen próximo a ella, p: 0,018. El 64,7% de los
alumnos que han manifestado afirmativamente tener otras obligaciones
extraacadémicas, como el cuidar a hijo o padres, presentan trastornos depresivos,
frente al 53,9% del grupo que contestan no tenerlas, p: 0,018. (Tabla Nº 4).
Análisis multivariante
En el análisis multivariante de regresión logística, con fines puramente descriptivos, al
no existir un factor de estudio principal, se han introducido todas las variables
independientes del estudio cuyo efecto queríamos controlar, incluyendo la variable
edad, dicotómica, tomando como referencia el valor del percentil 75, mayor o igual a 23
años. Hemos partido de un modelo donde se ha controlado la interacción de la edad
con el resto de las variables; al no resultar en ningún caso estadísticamente
significativas, se han extraído, quedando en el modelo definitivo todas las variables,
con el fin de medir la asociación ajustada de cada una de ellas.
Ansiedad
Podemos observar, Tabla Nº 5, como de forma muy significativa el sexo femenino es
un riesgo de sufrir trastornos de ansiedad, con una OR ajustada por el resto de la
variables de 2,302 (IC 95% 1,658- 3,197) en relación a los hombres, p< 0,001. La no
convivencia en el hogar familiar y la existencia de asignaturas pendientes de cursos
anteriores parecen estar asociadas a trastornos de ansiedad en los estudiantes
universitarios, presentando una OR ajustada de 1,380 y 1,383, respectivamente,
rozando la significación estadística.
Depresión
La tabla de resultados de regresión logística de la variable depresión (Tabla Nº 6), pone
en evidencia, igual que ocurría con los trastornos de ansiedad, que el sexo femenino
supone un riesgo elevado e independiente de sufrir trastornos depresivos, con una OR
de 1,989, p< 0,001. Los largos desplazamientos diarios de los estudiantes, OR: 1,402
(p: 0,044), y las obligaciones extraacadémicas, OR: 1,741 (p: 0,031) también aparecen
como un riesgo independiente de trastornos depresivos.

Discusión y conclusión
La elevada prevalencia de trastornos de ansiedad y depresión ha sido objeto de estudio
también en otros entornos universitarios desde hace varios años (Nogueira Martín, et
al. 2004; Miller, Surtees, 1991; Guthrie, Black, Shaw, Hamilton, Creed y Tomerson,
1995). Los estudiantes universitarios de titulaciones de Ciencias de la Salud, y de
Ciencias Jurídicas y de la Empresa en la UCAM resultan ser los que tienen una mayor
probabilidad de sufrir procesos de ansiedad- depresión. Es el hecho de realizar
prácticas curriculares extrauniversitarias en centros sanitarios lo que se considera que
puede entenderse como una situación estresante en la vida del universitario, debido a
que en muchos períodos deben compaginar clases en la universidad y a la vez, clases
en dichos centros sanitarios. La realización de prácticas clínicas siguiendo el turno del
tutor, implica frecuentes cambios del ciclo vital/sueño. Las prácticas clínicas pueden
considerarse un factor estresante en tal medida. En comparación con el resto de
estudiantes universitarios, son los de Ciencias de la Salud los que más ansiedad
presentan, en contraposición en este aspecto a estudios previos en población similar
(Brewer, 2002).
Las situaciones estresantes diarias se asocian tanto a ansiedad como a depresión en
otros estudios con universitarios (Bethencourt, et al., 1997). En este sentido, en
relación a lo anteriormente expuesto, no se cuestiona la relación entre situación
estresante y trastornos ansioso-depresivos, sino qué tipo de situaciones son percibidas
por los alumnos como estresantes en su vida diaria. A este respecto, en nuestro
estudio se desvela que el no vivir con la familia durante el curso puede ser un factor
estresante asociado al riesgo de ansiedad, hecho que se confirma también en un
estudio realizado con estudiantes iraníes (Makaremi, A. 2000). Respecto al riesgo de
depresión, se consideran también precursores los largos desplazamientos diarios y las
obligaciones extra-académicas, ya sean de tipo laboral o familiar.
La variable sexo se asocia significativamente al riesgo de sufrir ansiedad y/o depresión
en este estudio, no ocurriendo lo mismo con la edad; sin embargo, otros estudios en
población universitaria no demuestran tal asociación. (Rawson, y Bloomer, 1994).
Dicha discrepancia podría explicarse por el nivel de significación de las pruebas
estadísticas, siendo en el estudio de Rawson para una p<0.01, mientras que en el
nuestro se tomaron valores significativos para una p<0.05. Sin embargo, llama la
atención que en el estudio que estamos refiriendo en esta comparación, sí resulta
significativa la asociación entre sexo y probabilidad de sufrir enfermedades en general,
siendo las mujeres las de mayor riesgo. (Idem).
La aparición de niveles altos de ansiedad o trastornos depresivos suele ir acompañada
de procesos de desadaptación al entorno más cercano, tanto en el ámbito laboral como
familiar y escolar. En este sentido, los factores asociados al entorno pueden
considerarse tanto factores predisponentes, como consecuencias para el individuo,
estableciéndose una relación centrípeta y de feed-back. El único factor del entorno
académico del cual suponíamos una asociación positiva al riesgo de trastorno, pero
que no se ha confirmado finalmente, ha sido el hecho de tener asignaturas pendientes
de otros años. Parece ser que son otro tipo de factores, tanto personales como
familiares y sociales los que ejercen una mayor influencia en el riesgo. Así lo constatan
otros estudios realizados en población universitaria, donde tanto la percepción de un
menor apoyo social como la prestación de un menor apoyo al requerimiento de éste por
otros, influye en un peor estado de salud tanto física como mental (Jou, y Fukada,
2002) (Farnsworth y Oliver, 1999)
En otros estudios aparecen también los problemas económicos, la necesidad de
compaginar una actividad laboral simultáneamente a la actividad académica y las
cargas familiares como factores asociados a la disminución del mantenimiento de la red
social, la socialización y al deterioro de salud mental entre los estudiantes ( Roberts et
al., 1999). En dicho estudio, se confirma con una muestra de estudiantes británicos a
quienes se les aplicó el Cuestionario General de Salud de Goldberg, que aparecen
niveles de salud general significativamente inferiores a los del resto de la población
para esos grupos de edad y sexo. Dicho aspecto sería interesante poder estudiarlo en
nuestro entorno y conocer realmente cómo se comportan los factores de riesgo para
dichas cohortes poblacionales en ámbito general, no universitario, y poder establecer
herramientas útiles de detección precoz desde diversos entornos.
Por ser un estudio de prevalencia, desde un principio se presto interés en obtener una
muestra representativa de la población de estudio. En cuanto al tamaño, consideramos
que es una muestra suficiente, y con relación a la forma de seleccionar a los sujetos de
la muestra, la técnica de muestreo solo garantizaba la participación de aquellos
alumnos que acudieron a clase el día de la recogida de datos, que normalmente es
masiva y constante, por ser obligatoria la misma en esta Universidad, requisito
indispensable para poder realizar lo exámenes finales, lo cual ha contribuido a
considerar no haber cometido un sesgo de selección muestral. Nuestro estudio tiene
limitaciones, es evidente que el instrumento utilizado solo tiene utilidad para screening,
por su alta especificidad, considerando la necesidad de realizar estudios posteriores,
dada la sospecha de una alta prevalencia de estos trastornos mentales, utilizando
instrumentos de mayor sensibilidad y buscando nuevos factores que puedan estar
asociados con los problemas de salud mental estudiados, ya que la variabilidad del
problema no ha quedado lo suficientemente explicado por los factores de estudio
utilizados.

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Epidemiología de los trastornos de ansiedad

Enviado por A Cano Vindel en 16 Septiembre, 2013 - 20:29


La realización de estudios epidemiológicos no es tarea fácil, pues implica la evaluación
de muestras muy amplias, correctamente seleccionadas, que han de ser evaluadas
necesariamente por muchos especialistas en psicodiagnóstico (convenientemente
entrenados para usar los mismos criterios). Todo ello implica necesariamente un gran
gasto de todo tipo de recursos (económicos, humanos, etc.)

Una vez realizado el estudio, puede quedar obsoleto, al variar los criterios diagnósticos
con los que se llevaron a cabo los trabajos de esta investigación.

Aparentemente, en una primera mirada rápida, los resultados de los diferentes estudios
epidemiológicos no siempre son coincidentes. Pero es necesario tener en cuenta
diversos factores antes de comparar los resultados de unos estudios frente a otros.

En primer lugar, a la hora de comparar distintos datos sobre la incidencia de los


trastornos de ansiedad, debemos tener en cuenta que existen diversos sistemas
clasificatorios de desórdenes mentales, que son los que definen qué es un trastorno de
ansiedad y qué síntomas deben cumplirse para diagnosticar un trastorno concreto. Hoy
en día tenemos la DSM-IV TR y la CIE-10, que básicamente coinciden, aunque no son
iguales. Pero debemos tener en cuenta también las versiones anteriores de estas dos
grandes clasificaciones de desórdenes mentales (DSM-IV, DSM-III R, DSM-III, CIE-9,
etc.), pues en ocasiones estaremos comparando estudios que han usado criterios
diagnósticos diferentes.
En segundo lugar, debemos tener en cuenta las diferencias metodológicas entre unos y
otros estudios a la hora de seleccionar la muestra que se va a estudiar. En este
sentido, los estudios varían entre sí en gran medida. Así, por ejemplo, unos se realizan
en un marco comunitario e intentan estimar el porcentaje de personas que presentan
un determinado trastorno en una ciudad y, para ello, recurren a una muestra
representativa del censo de la población. En cambio, otros estudios pretenden estimar
el porcentaje de pacientes que acuden a un centro de atención primaria y presentan
trastornos de ansiedad. En este segundo caso, por ejemplo, se suele entrevistar a una
muestra representativa de los pacientes que acuden a un centro. Mientras que otros
estudios se centran en una muestra representativa de la población de personas que ha
ingresado en el sistema hospitalario.
Un tercer factor importante se refiere al periodo de tiempo que considera cada estudio
a la hora de determinar la incidencia de los trastornos de ansiedad, pues a lo largo del
tiempo cambia el número de personas que sufren un trastorno. Un determinado
trastorno tiene una prevalencia diferente si se considera un periodo de un mes, o si
considera una prevalencia de un año, o si el estudio ha tomado como parámetro
epidemiológico la prevalencia a lo largo de la vida.
Un cuarto factor a tener en cuenta es el instrumento de evaluación que se esté usando
en cada estudio. Recordemos que existen diferentes clasificaciones de desórdenes
mentales, pues bien, además debemos tener en cuenta que cada una de ellas ha dado
lugar a diferentes instrumentos de evaluación: entrevistas estructuradas, inventarios,
etc.
Un quinto factor es el diseño de investigación (por ejemplo, una fase versus dos
fases).
Debemos también tener en cuenta otros factores, no menos importantes a la hora de
comparar, como que unos estudios dan referencias para varones y mujeres por
separado, mientras que otros dan referencias conjuntas.
Por último no debemos olvidar que el diagnóstico de desórdenes mentales aunque ha
mejorado muchísimo no está exento de dificultades. Así, por ejemplo, en los trastornos
de ansiedad nos encontramos con un grave problema, como es la alta comorbilidad, de
manera que se estima que tan sólo uno de cada tres pacientes presenta un único
trastorno. Los otros dos (de cada tres) presentan más de un trastorno.
Una vez tenidos en cuenta estos factores nuestras comparaciones serán mucho más
acertadas y comenzaremos a encontrar muchas más coincidencias que las que
encontrábamos en un primer momento.

Veamos un primer estudio llevado a cabo en Estados Unidos con 8.098 sujetos, en el
que se encontró que el 17,2% de la población había padecido algún trastorno de
ansiedad en el último año.

Figura 1: Datos del National Comorbidity Survey (Kessler et al., 1994)


Referencia: Kessler RC, McGonagle KA, Zhao S, Nelson CB, Hughes M, Eshleman S,
Wittchen HU, Kendler KS. Lifetime and 12-month prevalence of DSM-III-R psychiatric
disorders in the United States. Results from the National Comorbidity Survey. Archives
of General Psychiatry 1994; 51: 8-19.

Como puede verse en la figura 1, un 8,8% de la población ha tenido en el último año de


su vida uno de los trastornos de ansiedad más frecuentes, generalmente no muy
invasivo, la fobia simple. Otro 7,9% de la población ha tenido un trastorno de ansiedad
mucho más discapacitante, la fobia social. El 2,3% de las personas ha tenido ataques
de pánico. Un 2,8% ha desarrollado agorafobia sin pánico. Y se encuentra que el 56%
presenta más de un trastorno de ansiedad.

Un tipo de estudio diferente fue coordinado por la OMS (Organización Mundial de la


Salud). En esta ocasión se entrevistaron a 25.916 sujetos, en centros de atención
primaria de 14 países.

Figura 2: Datos epidemiológicos de los trastornos de ansiedad en centros de atención


primaria de 14 países (Goldberg y Lecrubier, 1995).

Referencia: Goldberg, DP & Lecrubier, Y (1995). Form and frequency of mental


disorders across centres. En : Üstün TB, Sartorius N. (Eds.) Mental illness in general
health care. An international study. Wiley.

En este estudio no se siguieron los criterios DSM, de la Asociación de Psiquiatras


Americanos, sino los criterios CIE-10, de la OMS. No se tomaron muestras
poblacionales, sino muestras de pacientes que acuden a su médico de Atención
Primaria.

Otro estudio similar al anterior fue realizado en España, por Chocrón y colaboradores
(1995)

Figura 3: Datos epidemiológicos sobre trastornos de ansiedad en España, según


criterios DSM-III R (Chocron, et al., 1995)

Referencia: Chocrón Bentata, L, Vilalta Franch, J, Legazpi Rodríguez, I, Auquer, K,


Franch, L. (1995). Prevalencia de Psicopatología en un centro de atención primaria.
Atención Primaria, 16, 586-90.
Como vemos en la figura 3, en atención primaria, en España, siguiendo criterios del
DSM-III-R, se han encontrado unos resultados de una prevalencia de 13.8% para
trastornos de ansiedad. En cuanto a síndromes más concretos arrojan cifras de
ansiedad generalizada de 7.3%, un 3% de trastorno de pánico y un 3% de trastorno
obsesivo compulsivo.

No todo el mundo tiene la misma probabilidad de desarrollar un trastorno de ansiedad,


sino que existen claramente una serie de factores de riesgo que pueden ser diferentes
según cada trastorno (Horwath y Weissman, 1995):

· Ataques de pánico: sexo femenino, edad media

· Agorafobia: sexo femenino, raza afro-americana, (entorno rural-urbano, datos


contradictorios)

· Fobia social: sexo femenino, 18-29 años, educación baja, solteros, clase baja

· Ansiedad generalizada: sexo femenino, edad menor 30, raza afro-americana

· Trastorno obsesivo-compulsivo: no diferencias sexo

Referencia: Horwath, E, Weissman, MM (1995). Epidemiology of depression and


anxiety disorders. En: Tsuang MT, Tohen M, Zahner GEP. (Eds.) Textbook in
psychiatric epidemiology. Wiley-Liss.

Universidad de San Carlos de Guatemala


Centro Universitario Metropolitano
Facultad de Ciencias Médicas
Área curricular de Ciencias Básicas y Biológicas
Segundo año- Unidad didáctica de FISIOLOGÍA
Ciclo académico 2017

Profesor: Héctor René García Santana


Caso clínico #3
Nefrología

Grupo: #7
Cruz Juarez Jasking Omar 201500012

Guatemala, 16 de agosto del 2017

Día Mundial de la Salud Mental: la depresión es el trastorno mental más frecuente

Afecta a 350 millones de personas en el mundo. En América Latina y el Caribe la sufre


el 5% de la población adulta, pero seis de cada diez no reciben tratamiento

Washington, DC, 9 de octubre de 2012 (OPS/OMS).- La depresión es el trastorno


mental que más afecta a la población y es, además, una de las principales causas de
discapacidad en el mundo. Aunque es una enfermedad tratable, seis de cada diez
personas que la padecen en América Latina y el Caribe, no buscan o no reciben el
tratamiento que necesitan.
En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, que tiene lugar el 10 de octubre, la
Organización Panamericana de la Salud/ Organización Mundial de la Salud
(OPS/OMS) se une a la Federación Mundial por la Salud Mental (WFMH, por sus siglas
en inglés) para generar conciencia sobre este trastorno que afecta a más de 350
millones de personas de todas las edades en el mundo.

En América Latina y el Caribe afecta al 5% de la población adulta. "Se trata de un


trastorno que puede afectar a cualquier persona en algún momento de su vida, por lo
que debe ser atendida y apoyada psicológica y socialmente", afirmó el Asesor Principal
en Salud Mental de la OPS/OMS, Jorge Rodríguez.

Además de condicionar a la persona enferma, la depresión también afecta a su entorno


familiar y comunitario. En el peor de los casos puede llevar al suicidio. Casi un millón
de personas se quitan la vida cada año en el mundo. En las Américas son alrededor de
63.000. "En términos humanos significa sufrimiento y en términos económicos implica
importantes costos para las familias y para los Estados", consideró Rodríguez.

"La depresión, una crisis global" es el lema elegido para este año, y aboga por
reconocer a la enfermedad y afrontarla. Ante el estigma que padecen quienes la sufren,
muchos ocultan su depresión o no hablan de ella y hasta no se tratan. La OMS elaboró
una campaña que incluye folletos y un video sobre "el perro negro de la depresión", con
el fin de llamar la atención sobre este problema de salud pública.

La proporción de personas enfermas que no reciben atención alcanza entre el 60 y el


65%. La falta de servicios apropiados, de profesionales de la salud capacitados
especialmente en la Atención Primaria, y el estigma social asociado a los trastornos
mentales son algunas de la barreras para el acceso a una atención adecuada, además
de la necesidad de mejorar la capacidad de identificación y tratamiento temprano de la
depresión. En la región, se calcula que el porcentaje del presupuesto sanitario
destinado a salud mental es inferior al 2% y de este, el 67% se gasta en hospitales
psiquiátricos.

La depresión es más común en las mujeres que en los hombres. Entre dos y cuatro de
cada diez madres de países en desarrollo sufren de depresión durante el embarazo o
postparto.

Esta enfermedad tiene buen pronóstico si se trata a tiempo y de manera apropiada.


Hay depresiones ligeras, moderadas y severas, y su causa es el resultado de
interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. Sin embargo,
"hay que borrar la idea de que toda depresión va a necesitar tratamiento
medicamentoso. Los casos ligeros y aún algunos moderados pueden ser solucionados,
básicamente, con apoyo social, familiar, psicoterapias breves u otras formas de
intervención psicosocial que pueden ser realizadas por médicos de atención primaria
de la salud o por organizaciones de la comunidad que brindan apoyo a las personas",
indicó Rodríguez.

Del 16 al 18 de octubre de este año, la OPS auspiciará una Conferencia Regional de


Salud Mental en Panamá, donde se discutirán diversos temas, entre los que se destaca
la evaluación de los sistemas de salud mental en los países de América Latina y el
Caribe, así como también la discusión del primer borrador del Plan Global de Acción en
Salud Mental que se presentará en la Asamblea Mundial de la Salud en 2013.
Participarán profesionales del campo de la salud mental y otros actores claves de
diversos países, incluyendo representantes de instituciones académicas, centros
colaboradores de la OPS/OMS, organizaciones no gubernamentales, así como
representantes de movimientos de usuarios y familiares.

La Federación Mundial de la Salud Mental inició en 1992 la celebración de este día


mundial que en 2012 celebra su vigésima edición.

Este año, la OPS cumple 110 años y es la organización internacional de salud pública
más antigua del mundo. Trabaja con todos los países del continente americano para
mejorar la salud y la calidad de la vida de las personas de las Américas y actúa como la
Oficina Regional para las Américas de la OMS.

Cifras sobre salud mental y depresión

● Se calcula que el 25% de las personas padecen uno o más trastornos mentales
o del comportamiento a lo largo de su vida.
● Los trastornos mentales y neurológicos representan el 14% de la carga mundial
de enfermedades a nivel mundial y el 22% a nivel de América Latina y el Caribe.
● Más de 350 millones de personas de todas las edades sufre de depresión
globalmente. En América Latina y el Caribe la padece 5% de la población adulta.
● Entre 60% y 65% de las personas que necesitan atención por depresión en
América Latina y el Caribe no la reciben.
● Un millón de personas mueren cada año en el mundo por causa del suicidio; en
las Américas alcanzan alrededor de 63.000.
● La depresión es el trastorno mental que más afecta a la población en el mundo.
● Entre los trastornos mentales en América Latina y el Caribe, la depresión es la
más común (5%), seguida por los trastornos de ansiedad (3,4%), la distimia
(1,7%), el trastorno obsesivo compulsivo (1,4%), trastorno de pánico y psicosis
no afectivas (1% cada una), y trastorno bipolar (0,8%), entre otros.
● Entre 20% y 40% de las mujeres de los países en desarrollo sufren de depresión
durante el embarazo o postparto.
● El porcentaje del presupuesto sanitario destinado a salud mental en la región es
inferior al 2% y de este, el 67% se gasta en los hospitales psiquiátricos.
● El 76,5% de los países de America Latina y el Caribe informaron que cuentan
con un plan nacional de salud mental.

Día Mundial de la Salud Mental: La depresión, una crisis global


Ciudad de Guatemala, 9 de octubre de 2012. Los trastornos mentales tienen una alta
prevalencia a nivel mundial y contribuyen de manera significativa a la morbilidad y
discapacidad, así como a la mortalidad prematura. En los países con ingresos bajos y
medios bajos se estima que la brecha en materia de tratamiento es superior al 75%, es
decir que 3 de cada 4 personas con trastorno mental no reciben tratamiento adecuado.

Desde hace 20 años y por iniciativa de la Federación mundial de salud mental con la
colaboración de la Organización Mundial de la Salud, se celebra cada 10 de octubre el
Día mundial de la salud mental. Cada año se trabaja sobre un tema prioritario y este
año la celebración se centra en el tema "Depresión: una crisis global". La depresión es
un trastorno mental muy común que puede tener consecuencias severas. Sin
embargo, puede ser tratado con éxito. En los casos en los que no se recibe
tratamiento, puede ser causa de peligrosidad para si mismo o para terceros y llevar
potencialmente al suicidio.
En Guatemala, la información disponible muestra que uno de cuatro guatemaltecos
mayores de 18 años, ha padecido al menos un trastorno mental en su vida y en
general, solamente el 2.3% de la población guatemalteca ha consultado con algún
profesional en salud (según la Encuesta Nacional de Salud Mental, USAC, 2010) por
emociones o problemas de salud mental. En términos generales los trastornos de
ansiedad constituyen el grupo de trastornos más frecuente que afecta a la población
guatemalteca, mientras que los trastornos del humor ocupan el segundo lugar,
afectando a un 8% de la población, siendo en este grupo los trastornos depresivos los
más comunes.

Datos disponibles indican que para el 2020, la depresión será la segunda causa
principal de causa de discapacidad y para el 2030 será la principal responsable de
carga de enfermedad. La depresión contribuye de manera significativa a la carga
global de enfermedad y afecta a todos sin distinción económica, étnica o de otro tipo.
Constituye una de las causas principales de discapacidad a nivel mundial y se estima
que afecta a 350 millones de personas. Para América Latina y el Caribe, el 21% de la
carga total de enfermedad corresponde a trastornos neurológicos y mentales y de este
porcentaje, el 45% corresponde principalmente a dos problemas: depresión y
trastornos vinculados al consumo de alcohol. En cuanto a los años de vida perdidos por
discapacidad (YLD), el 39% corresponde a casos de neuropsiquiatría. Los trastornos
depresivos pueden comenzar a temprana edad, reducen el funcionamiento y
frecuentemente son recurrentes.

La salud mental, es parte importante de la atención integral en salud. La Organización


Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) acompaña
técnicamente al país para reducir la brecha en el tratamiento de los trastornos
mentales, promoviendo la implementación de servicios de atención de salud mental en
la atención primaria de salud, y favoreciendo la capacitación tanto de personal
especializado, como no especializado de salud.

Se prioriza, además, la elaboración y fortalecimiento de políticas y estrategias


integrales referentes a la promoción de la salud mental, la prevención de los trastornos
mentales y la identificación temprana, atención, apoyo, tratamiento y recuperación de
las personas con trastornos mentales.
Depresión y ansiedad en estudiantes universitarios
La población de estudiantes universitarios ha atraído progresivamente la atención de
clínicos e investigadores del campo de la salud mental debido a que ésta puede
determinar en buena medida su desempeño académico y social. Las condiciones de la
salud mental de los estudiantes cuando ingresan a la universidad pueden verse
afectadas en la medida en que las exigencias académicas, las dificultades en el
desarrollo del aprendizaje y la adquisición de destrezas plantean situaciones de fracaso
o éxito, que acompañadas con el ritmo de estudio, la intensidad horaria, la exigencia de
los docentes, las presiones de grupo, la competitividad entre compañeros, los cambios
en los horarios de alimentación y los cambios en el ciclo sueño-vigilia, pueden alterar
esas condiciones de salud. En el informe “La salud mental en el mundo” de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) se describe la salud mental como: “Un estado
de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede
afrontar las presio- 9 Revista CES MEDICINA Volumen 24 No.1 Enero - Junio / 2010
nes normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de
hacer una contribución a su comunidad”. Se estimó en el mismo Informe, que para el
año 2001 existían aproximadamente 450 millones de personas en el mundo que
padecían trastornos mentales, neurológicos o problemas psicosociales como los
relacionados con el abuso de alcohol y otras sustancias psicoactivas. Entre estos
trastornos, la depresión es uno de los que se presenta con mayor frecuencia, la cual se
define como un grupo heterogéneo de trastornos afectivos cuyas características son un
estado de ánimo deprimido, disminución del disfrute, apatía y pérdida de interés en el
trabajo asociado a insomnio, anorexia e ideación suicida. Su diagnóstico se realiza bajo
los criterios del DSM-IV (2, 3). Según datos de la OMS, la prevalencia de la depresión
alcanza el 8 % en las personas jóvenes y cerca de 100 000 personas por año padecen
depresión en algún momento de su vida; adicionalmente el 80 % de los pacientes con
enfermedades crónicas sufren depresión en algún momento de su vida. Sin embargo,
solo un pequeño porcentaje es diagnosticado, debido a la falta de capacitación en el
personal de salud o al desconocimiento de los síntomas por parte de los pacientes. La
depresión podría llegar a ser considerada en el año 2020 la segunda causa de
discapacidad en los países industrializados. Múltiples estudios han encontrado que la
prevalencia de depresión leve oscila entre 9 % y 24 %, la depresión moderada ente el 5
% y el 15 % y la severa entre el 2 % y el 6,3 %. En todos los estudios es evidente el
predominio del género femenino . En Colombia, la prevalencia de la depresión en el
año 1997, cuando se realizó el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental, fue de 19,6
% y de 15 % para Antioquia . Según datos preliminares del Tercer Estudio Nacional de
Salud Mental, la prevalencia de los episodios de depresión mayor es de 8,6 % para
hombres y de 14,9 % para mujeres. En este mismo estudio se encontró una
prevalencia de distimia de 0,6 % en hombres y de 0,7 % en mujeres . En la población
universitaria los principales motivos de consulta en la atención psicológica que ofrece
las oficinas de bienestar universitario en el país, lo constituyen la depresión y la
ansiedad . La prevalencia de depresión reportada por múltiples estudios realizados en
población universitaria oscila entre el 25 % y el 50 %, y ello está determinado en parte
por los diferentes instrumentos utilizados para su medición . En relación con los
estados depresivos, se encuentra comúnmente asociado el estrés, entendido éste
como el conjunto de procesos y respuestas neuroendocrinas, inmunológicas,
emocionales y conductuales ante situaciones que significan una demanda de
adaptación mayor que lo habitual para el organismo y que son percibidas por el
individuo como amenaza o peligro, ya sea para su integridad biológica o psicológica .
Históricamente se ha concebido el estrés desde varias perspectivas: Claude Bernard
postuló que lo característico del estrés son los estímulos estresores o situaciones
estresantes, mientras que Walter Cannon, más recientemente, afirmó que lo más
importante es la respuesta fisiológica y conductual que los estímulos provocan . Según
Orlandini, desde los grados preescolares hasta la educación universitaria de postgrado,
cuando una persona está en un período de aprendizaje experimenta tensión. A ésta se
le denomina estrés académico, y ocurre tanto en el estudio que se realiza de manera
individual como el que se efectúa en el aula escolar . La etapa del ciclo vital en la que
se encuentran la mayoría de los estudiantes universitarios de pregrado, es la
adolescencia tardía. Y es justamente allí, cuando se acentúan algunos problemas de
salud mental que no se presentan con tanta frecuencia en etapas previas, como los
trastornos del estado de ánimo y la ansiedad. Sumado a lo anterior, las mayores
exigencias 10 Revista CES MEDICINA Volumen 24 No.1 Enero - Junio / 2010
académicas presentes en la educación superior, son reconocidas por los estudiantes
como uno de los factores que generan mayores niveles de estrés . En varias
investigaciones sobre el estrés académico, los estudiantes han hecho evidente que la
falta de tiempo para cumplir con las actividades académicas, la sobrecarga académica,
la realización de exámenes, la exposición de trabajos en clase y la realización de
trabajos y tareas obligatorias, son eventos generadores de altos niveles de estrés. Los
estudiantes de primer año son los que mayores índices de estrés reportan ante la falta
de tiempo para cumplir con las actividades y la sobrecarga académica; factores que si
bien continúan siendo percibidos como estresantes entre los estudiantes de niveles
superiores, se ven en algún grado atenuados con el paso del tiempo . Por otro lado,
algunos factores psicosociales y elementos propios de la vida universitaria, están
asociados a un deterioro de la salud mental de los estudiantes. Entidades como la
depresión, la ansiedad y el estrés han sido ampliamente estudiadas, demostrándose su
relación con dichos factores. En el ámbito universitario uno de los principales factores
asociados a la depresión es el estrés académico, que se constituye en un elemento
detonante y que perpetúa la enfermedad. Fisher y Hood demostraron que los
estudiantes experimentan un incremento significativo en los niveles de depresión,
síntomas obsesivos y pérdida de concentración tras seis semanas de permanencia en
la universidad. Este medio acadé- mico demanda desempeños sobresalientes para
alcanzar el éxito, y dicha exigencia implica para el ser humano un proceso de
adaptación que puede resultar en la generación de estrés . Igualmente, Mosley reporta
en un estudio realizado en estudiantes de Medicina que a mayores niveles de estrés en
los estudiantes, éstos experimentan mayores niveles de depresión . De acuerdo con lo
anterior, el estrés académico es un factor que puede estar relacionado con la presencia
de depresión en los estudiantes universitarios. Es por esto, que resulta de suma
importancia conocer la prevalencia de esta entidad y la posible relación que la misma
pueda tener con los posibles estresores académicos. Dicho diagnóstico permitirá
promover estrategias de intervención que puedan contrarrestar en alguna medida, los
efectos deletéreos que estos pudieran tener sobre la salud mental de la población
estudiantil universitaria.
Universidad de San Carlos de Guatemala
Centro Universitario Metropolitano
Facultad de Ciencias Médicas
Area Curricular de Ciencias Básicas y Biológicas
Segundo Año - Unidad Didáctica de FISIOLOGÍA
CICLO ACADÉMICO 2017

Profesor: Hector René García Santana

Caso clínico: #3
Grupo 7
201600768
Fernández Cruz, María Jimena

Guatemala 16 de agosto de 2017


El riñón contribuye al mantenimiento homeostático del medio interno, con la producción
ininterrumpida de una orina cuantitativa y cualitativamente muy variable. En
condiciones fisiológicas puede considerarse normal un volumen urinario entre 500 y
2000 mL, diuresis que, generalmente, se elimina en tres a seis micciones de 150 a 300
mL.
Entre la enorme variedad de sustancias disueltas en la orina, de las que se conocen
unas 600 con sus valores normales de eliminación diaria y en su mayoría procedentes
del metabolismo de los diferentes órganos y tejidos, menos del 10% tienen interés
diagnóstico y menos del 1% se utilizan en el estudio de la función renal, referidas
siempre a la orina de 24 horas:

SUSTANCIA VALORES NORMALES

Creatininia 800 - 1500 mg

Urea 15 - 40 g

Sodio 3-6g

Potasio 2-3g

Cloro 5 - 10 g

Calcio 150 - 250 mg

Fósforo 400 - 1000 mg

Albúmina menos de 20 mg
Tanto la concentración de iones de Hidrógeno expresada como pH, como la
concentración de solutos expresada en términos de osmolaridad, varían a lo largo del
día, en función de la situación fisiológica.

La presencia en la orina de estructuras organizadas, conocidas como elementos


formes y clasificados como células (bacterias, hematíes, leucocitos y células
descamativas), cilindros (hialinos) y algunos cristales de origen endógeno (ácido úrico,
xalato cálcico, fosfatos), si se encuentran en muy pequeña proporción, se pueden
considerar como un hallazgo normal. El estudio microscópico del sedimiento urinario,
obtenido tras centrifugación de la orina, permite poner de manifiesto alteraciones
cuantitativas y cualitativas de estos elementos formes que pueden ser de gran interés
tanto diagnóstico como el seguimiento y valoración clínica de los pacientes.

Osmolaridad de la Orina

La osmolaridad de la orina es una manera de evaluar la concentración de la orina y


puede variar entre 50 y 1200 mOsmol/kg. por término medio, el soluto urinario viene al
día de cerca de 1000 mOsmol/, con aproximadamente 1,4 litros de orina que es
secretada por día. La cantidad y la concentración de orina varía con el nivel de
esfuerzo, del ambiente, del nivel de hidración, y de la admisión de la sal y de la
proteína. La concentración del soluto es más alta en carne-comedores, debido a una
gran cantidad de la urea obtenida de la carne, mientras que solutos más inferiores se
forman en los vegetarianos que consiguen la mayor parte de su energía de los hidratos
de carbono.

Características Físicas Urinarias

● El pH de la orina es normalmente alrededor 6,2 con un rango de 5.5-7.0. Una


alta admisión dietética de la proteína y del alcohol lleva el pH creciente, mientras
que las verduras y la fruta traen alrededor de un pH más alcalino.
● La gravedad específica de la orina puede colocar a partir del 1,002 a 1,037.
● El contenido calorífico medio de la orina puede ser aproximadamente 100
kcal/día.
Composición de la Orina

Sobre el 99 por ciento de solutos urinarios se componen de solamente 68 substancias


químicas que tengan una concentración de 10 mg/l o más. 42 pastas están real
implicadas. Pueden ser clasificadas como sigue:

● Electrólitos tales como sodio, potasio, calcio, magnesio y cloruro


● Substancias químicas Nitrogenadas tales como urea y creatinina
● Vitaminas
● Hormonas
● Ácidos Orgánicos tales como ácido úrico
● Otras pastas orgánicas

Sólidos en suspensión Totales

Los sólidos en suspensión Totales en orina constituyen entre 24,8 a 37,1 g/kg. Los
macizo Urinarios se componen sobre todo de la materia orgánica, macizo en gran parte
volátiles. La Orina tiene una gran cantidad de nitrógeno, de fósforo, y de potasio. El
contenido del Nitrógeno en orina es alto, sobre todo en la urea, que compone el más de
50 por ciento de los ácidos orgánicos totales. Esto incluye la urea del metabolismo de
proteína, el sodio y el potasio que vienen de la comida. Los macizo Secos comprenden
así el 14-18 por ciento de nitrógeno, el 13 por ciento de carbón, y el 3,7 por ciento por
cada uno del potasio y del fósforo. La excreción más grande de estas substancias del
cuerpo está a través de orina.

Excreción del Nitrógeno

El Nitrógeno en orina se excreta sobre todo como urea, con cerca de 11 g por el día
que es la excreción media del nitrógeno. Es lo más importante posible afectado por la
admisión dietética de la proteína, con una correlación de 0,91 que existe entre la
proteína en dieta y los componentes nitrogenados urinarios. El Cerca De 80 por ciento
de la ingestión dietética del nitrógeno es equilibrado por la excreción urinaria de pastas
nitrogenadas. La concentración Urinaria de la urea coloca a partir del 9 a 23 G/l.

La Creatinina es otra pasta nitrogenada importante en orina, y su nivel depende de la


masa del cuerpo y masa del músculo, así como de la edad. Las diferencias de Género
se pueden correlacionar con éstos. Por término medio, la producción de la creatinina en
el cuerpo es cerca de 1,6 g/day.

El Nitrato es una tercera pasta nitrogenada en orina, con concentraciones crecientes si


la persona tiene una dieta de alto valor proteico.

Además de causar cambios en concentraciones urinarias del nitrógeno, la proteína en


dieta también afecta a los niveles de otros minerales tales como fósforo y potasio.
Además, extremadamente - la admisión inferior de la proteína puede afectar a niveles
del calcio.

Calcio en Orina

La excreción del Calcio es afectada por la admisión de la proteína, como arriba, e


influenciada pesado por la excreción del sodio. Una dieta inferior del sodio, por lo tanto,
disminuirá la excreción del calcio y vice versa.

Una muestra urinaria normal de un adulto cerco durante 24 horas debe recibir un nivel
del calcio del magnesio 100 a 250.

Otros Iones

Otros grupos iónicos menos comunes en orina incluyen el amonio, los sulfatos de los
aminoácidos, y los fosfatos dependiendo de niveles de hormona paratiroides.

Concentraciones Totales del Soluto


La concentración de los componentes siguientes en orina se puede mirar un s una
aproximación cuidadosa:

● Urea: 9,3 g/dL


● Creatinina: 0,670 g/l
● Sodio: 1,17 g/l
● Potasio: 0,750 g/l
● Cloruro: 1,87 g/l
Universidad de San Carlos de Guatemala
Centro Universitario Metropolitano
Facultad de Ciencias Médicas
Área curricular de Ciencias Básicas y Biológicas
Segundo año- Unidad didáctica de FISIOLOGÍA
Ciclo académico 2017

Profesor: Héctor René García Santana

Caso clínico #3
Nefrología

Grupo #7

García Gómez, Adriana Isabel 201600953


Guatemala 16/08/17

Epidemiología de los trastornos de ansiedad

A Cano Vindel en 16 Septiembre, 2013 - 20:29


La realización de estudios epidemiológicos no es tarea fácil, pues implica la evaluación
de muestras muy amplias, correctamente seleccionadas, que han de ser evaluadas
necesariamente por muchos especialistas en psicodiagnóstico (convenientemente
entrenados para usar los mismos criterios). Todo ello implica necesariamente un gran
gasto de todo tipo de recursos (económicos, humanos, etc.)

Una vez realizado el estudio, puede quedar obsoleto, al variar los criterios diagnósticos
con los que se llevaron a cabo los trabajos de esta investigación.

Aparentemente, en una primera mirada rápida, los resultados de los diferentes estudios
epidemiológicos no siempre son coincidentes. Pero es necesario tener en cuenta
diversos factores antes de comparar los resultados de unos estudios frente a otros.

En primer lugar, a la hora de comparar distintos datos sobre la incidencia de los


trastornos de ansiedad, debemos tener en cuenta que existen diversos sistemas
clasificatorios de desórdenes mentales, que son los que definen qué es un trastorno de
ansiedad y qué síntomas deben cumplirse para diagnosticar un trastorno concreto. Hoy
en día tenemos la DSM-IV TR y la CIE-10, que básicamente coinciden, aunque no son
iguales. Pero debemos tener en cuenta también las versiones anteriores de estas dos
grandes clasificaciones de desórdenes mentales (DSM-IV, DSM-III R, DSM-III, CIE-9,
etc.), pues en ocasiones estaremos comparando estudios que han usado criterios
diagnósticos diferentes.
En segundo lugar, debemos tener en cuenta las diferencias metodológicas entre unos y
otros estudios a la hora de seleccionar la muestra que se va a estudiar. En este
sentido, los estudios varían entre sí en gran medida. Así, por ejemplo, unos se realizan
en un marco comunitario e intentan estimar el porcentaje de personas que presentan
un determinado trastorno en una ciudad y, para ello, recurren a una muestra
representativa del censo de la población. En cambio, otros estudios pretenden estimar
el porcentaje de pacientes que acuden a un centro de atención primaria y presentan
trastornos de ansiedad. En este segundo caso, por ejemplo, se suele entrevistar a una
muestra representativa de los pacientes que acuden a un centro. Mientras que otros
estudios se centran en una muestra representativa de la población de personas que ha
ingresado en el sistema hospitalario.
Un tercer factor importante se refiere al periodo de tiempo que considera cada estudio
a la hora de determinar la incidencia de los trastornos de ansiedad, pues a lo largo del
tiempo cambia el número de personas que sufren un trastorno. Un determinado
trastorno tiene una prevalencia diferente si se considera un periodo de un mes, o si
considera una prevalencia de un año, o si el estudio ha tomado como parámetro
epidemiológico la prevalencia a lo largo de la vida.
Un cuarto factor a tener en cuenta es el instrumento de evaluación que se esté usando
en cada estudio. Recordemos que existen diferentes clasificaciones de desórdenes
mentales, pues bien, además debemos tener en cuenta que cada una de ellas ha dado
lugar a diferentes instrumentos de evaluación: entrevistas estructuradas, inventarios,
etc.
Un quinto factor es el diseño de investigación (por ejemplo, una fase versus dos
fases).
Debemos también tener en cuenta otros factores, no menos importantes a la hora de
comparar, como que unos estudios dan referencias para varones y mujeres por
separado, mientras que otros dan referencias conjuntas.
Por último no debemos olvidar que el diagnóstico de desórdenes mentales aunque ha
mejorado muchísimo no está exento de dificultades. Así, por ejemplo, en los trastornos
de ansiedad nos encontramos con un grave problema, como es la alta comorbilidad, de
manera que se estima que tan sólo uno de cada tres pacientes presenta un único
trastorno. Los otros dos (de cada tres) presentan más de un trastorno.
Una vez tenidos en cuenta estos factores nuestras comparaciones serán mucho más
acertadas y comenzaremos a encontrar muchas más coincidencias que las que
encontrábamos en un primer momento.

Veamos un primer estudio llevado a cabo en Estados Unidos con 8.098 sujetos, en el
que se encontró que el 17,2% de la población había padecido algún trastorno de
ansiedad en el último año.

Figura 1: Datos del National Comorbidity Survey (Kessler et al., 1994)

Referencia: Kessler RC, McGonagle KA, Zhao S, Nelson CB, Hughes M, Eshleman S,
Wittchen HU, Kendler KS. Lifetime and 12-month prevalence of DSM-III-R psychiatric
disorders in the United States. Results from the National Comorbidity Survey. Archives
of General Psychiatry 1994; 51: 8-19.

Como puede verse en la figura 1, un 8,8% de la población ha tenido en el último año de


su vida uno de los trastornos de ansiedad más frecuentes, generalmente no muy
invasivo, la fobia simple. Otro 7,9% de la población ha tenido un trastorno de ansiedad
mucho más discapacitante, la fobia social. El 2,3% de las personas ha tenido ataques
de pánico. Un 2,8% ha desarrollado agorafobia sin pánico. Y se encuentra que el 56%
presenta más de un trastorno de ansiedad.
Un tipo de estudio diferente fue coordinado por la OMS (Organización Mundial de la
Salud). En esta ocasión se entrevistaron a 25.916 sujetos, en centros de atención
primaria de 14 países.

Figura 2: Datos epidemiológicos de los trastornos de ansiedad en centros de


atención primaria de 14 países (Goldberg y Lecrubier, 1995).

Referencia: Goldberg, DP & Lecrubier, Y (1995). Form and frequency of mental


disorders across centres. En : Üstün TB, Sartorius N. (Eds.) Mental illness in general
health care. An international study. Wiley.

En este estudio no se siguieron los criterios DSM, de la Asociación de Psiquiatras


Americanos, sino los criterios CIE-10, de la OMS. No se tomaron muestras
poblacionales, sino muestras de pacientes que acuden a su médico de Atención
Primaria.

Otro estudio similar al anterior fue realizado en España, por Chocrón y colaboradores
(1995)

Figura 3: Datos epidemiológicos sobre trastornos de ansiedad en España, según


criterios DSM-III R (Chocron, et al., 1995)

Referencia: Chocrón Bentata, L, Vilalta Franch, J, Legazpi Rodríguez, I, Auquer, K,


Franch, L. (1995). Prevalencia de Psicopatología en un centro de atención primaria.
Atención Primaria, 16, 586-90.
Como vemos en la figura 3, en atención primaria, en España, siguiendo criterios del
DSM-III-R, se han encontrado unos resultados de una prevalencia de 13.8% para
trastornos de ansiedad. En cuanto a síndromes más concretos arrojan cifras de
ansiedad generalizada de 7.3%, un 3% de trastorno de pánico y un 3% de trastorno
obsesivo compulsivo.

No todo el mundo tiene la misma probabilidad de desarrollar un trastorno de ansiedad,


sino que existen claramente una serie de factores de riesgo que pueden ser diferentes
según cada trastorno (Horwath y Weissman, 1995):
· Ataques de pánico: sexo femenino, edad media

· Agorafobia: sexo femenino, raza afro-americana, (entorno rural-urbano, datos


contradictorios)

· Fobia social: sexo femenino, 18-29 años, educación baja, solteros, clase baja

· Ansiedad generalizada: sexo femenino, edad menor 30, raza afro-americana

· Trastorno obsesivo-compulsivo: no diferencias sexo

Referencia: Horwath, E, Weissman, MM (1995). Epidemiology of depression and


anxiety disorders. En: Tsuang MT, Tohen M, Zahner GEP. (Eds.) Textbook in
psychiatric epidemiology. Wiley-Liss.

Rev Clin Med Fam vol.7 no.1 Albacete feb. 2014

http://dx.doi.org/10.4321/S1699-695X2014000100003
ORIGINAL

Síntomas de depresión y ansiedad en jóvenes universitarios:


prevalencia y factores relacionados
Depression and anxiety symptoms in young university
students: prevalence and related factors

Katherine M. Arrieta Vergaraa, Shyrley Díaz Cárdenasa, Farith González Martínezb


a
Odontóloga. Magíster en Salud Pública. Departamento de Odontología Preventiva y Social.
Facultad de Odontología. Universidad de Cartagena. Cartagena de Indias (Colombia).
b
Odontólogo. Magíster en Salud Pública. Departamento de Investigaciones. Facultad de
Odontología. Universidad de Cartagena. Cartagena de Indias (Colombia).
Dirección para correspondencia

RESUMEN
Objetivo: Estimar la asociación entre síntomas depresivos y ansiosos con factores socio-
demográficos, académicos, conductuales y familiares entre estudiantes universitarios de
Cartagena, Colombia.
Diseño del estudio: Estudio transversal.
Emplazamiento: Universidad pública de Cartagena, Colombia.
Participantes: 973 estudiantes universitarios de Cartagena (Colombia), seleccionados a
través de un muestreo probabilístico.
Mediciones principales: Se utilizó un instrumento anónimo de auto-reporte que incluyó:
variables sociodemográficas (sexo, edad, estrato socioeconómico), el cuestionario de
cribado para ansiedad y depresión, cuestionario Goldberg (E.A.D.G), el APGAR familiar para
determinar la función familiar y otras preguntas que indagaban por factores asociados. Los
datos fueron analizados a partir de frecuencias y proporciones, razones de disparidad y
regresión logística nominal.
Resultados: La prevalencia de síntomas ansiosos y depresivos fue del 76,2% y 74,4%
respectivamente. Los factores asociados con síntomas ansiosos fueron: dificultades
económicas, problemas familiares y consumo de alcohol; los relacionados con síntomas
depresivos fueron: problemas familiares, dificultades económicas, ansiedad y antecedentes
familiares de ansiedad o depresión.
Conclusiones: La sintomatología de ansiedad y depresión fue alta en los universitarios,
siendo las dificultades económicas y los problemas familiares los factores que más
intervinieron para su aparición. Por lo tanto son necesarias las intervenciones que
modifiquen estos comportamientos en beneficio de la calidad de vida de estos jóvenes.
Palabras clave: Depresión. Ansiedad. Estudiantes. Factores de Riesgo.

ABSTRACT
Objective: To estimate the association between depression and anxiety symptoms and
socio-demographic, academic, behavioural and family factors among university students.
Design of the study: Cross-sectional study.
Sample setting: Public University of Cartagena, Colombia.
Participants: 973 university students of Cartagena (Colombia), selected by probability
sampling.
Main measures: An anonymous self-reporting instrument was used. It included: socio-
demographic variables (sex, age, socio-economic status), the screening questionnaire for
depression and anxiety, the Goldberg questionnaire (GDAS), the APGAR family test to
determine the family function and other test items which asked about associated factors.
The data obtained were analyzed using frequencies and proportions, disparity ratios and
nominal logistic regression.
Results: The prevalence of the depression and anxiety symptoms was 76.2% and 74.4%
respectively. The factors associated to anxiety symptoms were: economic difficulties, family
problems and alcohol consumption; the factors related to depression symptoms were:
family problems, economic difficulties, anxiety and family history of anxiety or depression.
Conclusions: Anxiety and depression symptomatology was high among university
students, being economic difficulties and family problems the most frequent factors causin
its onset. Therefore, specific interventions to modify these behaviours for the benefit of the
quality of life of these young people are required.
Keywords: Depression. Anxiety. Students. Risk Factors.

Introducción
Los trastornos mentales constituyen una prioridad en salud pública, dado que se encuentran
entre las causas más importantes de morbilidad en Atención Primaria 1. Investigaciones en el
campo de la salud mental han fijado su atención en la población universitaria, y diversos
estudios señalan que los trastornos depresivos y ansiosos en estudiantes universitarios
presentan una mayor tasa en comparación con la población general 2. Este aumento se debe
a que en el ambiente universitario se ponen a prueba competencias y habilidades para
alcanzar los objetivos durante el periodo de formación profesional, sometiendo
continuamente al estudiante a una gran carga de exigencias académicas, nuevas
responsabilidades, evaluaciones, realización de trabajos, algunas veces desarraigo, así como
presiones familiares, económicas y sociales, que al interactuar con factores identificados
como de riesgo para la presencia de ansiedad y depresión (como el sexo, antecedentes
familiares y personales de depresión, diagnóstico de enfermedad grave, muerte de un ser
querido, separación de los padres y el consumo de alcohol), pudieran causar eventualmente
un deterioro en su salud mental3,4.
A todo esto se suma el hecho de que muchos estudiantes de pregrado se encuentran en la
etapa de adolescencia tardía, fase de cambios físicos, psicológicos, socioculturales y
cognitivos que demandan del joven estrategias de afrontamiento, que le permitan
consolidar su identidad, autonomía y éxito personal y social 5; esta fase es importante para
el logro de comportamientos saludables, que disminuyan riesgos y prevengan el desarrollo
de trastornos clínicos durante la adolescencia y en el transcurso de la adultez 4. Sobre el
particular se ha encontrado que individuos con historias de depresión en la adolescencia
presentan un alto porcentaje de continuidad del trastorno depresivo mayor en la edad
adulta6. Aalton-Setala et al. realizaron un estudio que evaluaba las conclusiones de
investigaciones previas acerca de la continuidad de los trastornos afectivos en los
adolescentes, indicando cuáles síntomas depresivos reportados en esta población predecían
un mayor riesgo de trastornos psiquiátricos y consumo de alcohol en la adultez temprana 7.
Comparado con los sujetos que no reportaban síntomas depresivos en la adolescencia, el
riesgo de presentar un trastorno depresivo en la adultez temprana (trastorno depresivo
mayor o distimia) o problemas psicosociales fue tres veces mayor para los que sí los habían
reportado; de igual forma, se asoció con una mayor ocurrencia de hospitalizaciones y
problemas de ajuste social e interpersonales, suicidio e insatisfacción con la vida7.
Datos del Segundo Estudio Nacional de Salud y Consumo de Sustancias Psicoactivas
muestran una prevalencia de depresión general en Colombia del 25,1%; con respecto a la
depresión leve, moderada y severa, sugiere que los jóvenes colombianos de entre 16 y 21
años muestran los más altos índices de depresión en comparación con otros de rangos de
edad diferentes, a excepción de la depresión severa en los hombres en el rango de 28 a 33
años8. Además, según la secretaría de Bogotá, en el año 2000 la tercera causa de muerte
en jóvenes de 14 a 26 años se debió a lesiones autoinfligidas intencionalmente (suicidios)
con un 7% del total de las muertes después de las agresiones violentas y los accidentes de
tránsito4.
El identificar problemas de salud mental y factores de riesgo en población universitaria es
de vital importancia para el desarrollo de su educación integral, formación como individuos
y como futuros profesionales, implicando un gran reto dentro de las instituciones
universitarias la identificación e intervención de estas problemáticas en búsqueda de un
mejora de la calidad de vida de los estudiantes y de los profesionales en formación.
Por todo lo anterior, el propósito de este estudio fue estimar la asociación entre síntomas
depresivos y ansiosos con factores socio-demográficos, académicos, conductuales y
familiares entre estudiantes universitarios de Cartagena (Colombia).

Sujetos y métodos
Estudio analítico de corte transversal, realizado en una universidad pública de la ciudad de
Cartagena (Colombia). El universo de estudio estuvo conformado por 8.740 estudiantes,
seleccionándose 973 a través de un muestreo probabilístico a fijación proporcional por
programa académico y nivel cursado. En cada nivel se realizó un muestreo aleatorio simple
con reemplazo al interior de los mismos, teniendo en cuenta el listado de asistentes al aula
de clase en el momento del muestreo, de acuerdo a un listado aleatorio obtenido por
computador. Cada sujeto elegible dentro de cada programa y nivel cursado tuvo la misma
probabilidad de hacer parte de la muestra de estudio, y esta probabilidad fue diferente
cuando estuvo relacionada con el tamaño de cada programa y de cada nivel en el que se
encontró matriculado el estudiante. Para el cálculo del tamaño de la muestra se utilizó el
programa EPI-INFO®, versión 3.5.1, con una confianza del 95%, error relativo del 3% y
frecuencia esperada para el evento de trastornos de ansiedad o depresión del 65% 9.
El estudio requirió que los participantes estuvieran matriculados en cualquiera de los
programas diurnos y presenciales de la universidad en el segundo periodo del año 2012.
Además, se pidió su consentimiento informado por escrito para el uso de la información con
fines científicos y demás aspectos soportados por las disposiciones internacionales:
declaración de Helsinki (modificación de Edimburgo 2000) y la normatividad para Colombia
(Resolución 8430 de 1993 del Ministerio de la Salud).
Para la recolección de la información, se aplicó un cuestionario ad hoc de auto-reporte anónimo
que contenía 58 preguntas de selección múltiple politómicas con única respuesta, diseñado desde la teoría y
evaluada su validez de apariencia por tres jueces expertos, teniendo en cuenta su pertinencia, suficiencia de las
categorías, plausibilidad, semántica, sintaxis y ordenamiento de los ítems. De igual forma, fue valorado a través de
una prueba piloto en una población con similares características. Un primer instrumento contenía la siguiente
información para el estudio de las posibles variables independientes con sus respectivas categorías: características
socio-demográficas como edad (adolescentes: ≤19 años; adulto joven: >20 años), sexo, estrato socioeconómico, tipo
de programa, nivel o ciclo académico, estado civil, tenencia de hijos, procedencia y ocupación. De igual forma, se
evaluaron otros aspectos relacionados con el rol del estudiante al interior de la institución universitaria como
rendimiento académico acumulado (deficiente: calificación <3,0; aceptable: calificación entre 3,0 y 3,8; bueno:
calificación >3,8), falta de tiempo para descansar (sí o no), dificultades económicas (presencia de escasos ingresos
económicos para el sostenimiento durante sus estudios: sí o no) y problemas en las relaciones con amigos, pareja o
cónyuge (sí o no), antecedentes personales de tratamientos psicológicos o psiquiátricos (sí o no), antecedentes
familiares de ansiedad y depresión (sí o no). Para el consumo actual de alcohol y consumo de riesgo, perjudicial o
dependencia al alcohol se utilizó la escala Alcohol Use Disorders Identification Test (AUDIT: punto de
corte 7 y 8 para mujeres y hombres respectivamente) 10,11. Así mismo, para el estudio de los
factores familiares fue usada la escala APGAR para la valoración de la función familiar (la
cual consta de cinco preguntas que se califican de 0 a 2: "casi siempre", 2 puntos; "a
veces", 1 punto; "casi nunca", 0; las puntaciones del APGAR se encuentran entre 0 y 10
puntos; puntuaciones entre 7 y 10 sugieren funcionalidad familiar; e inferiores a 7,
disfuncionalidad familiar) y el apoyo de amigos12.
Para la medición de las variables dependientes o de resultado (ansiedad y depresión) se
utilizó el cuestionario de Goldberg o E.A.D.G13 que consta de una escala de ansiedad y otra
para la depresión, totalmente independientes; sus elevados valores de sensibilidad y
especificidad13 han sido la gran motivación para que esta escala haya sido utilizada como instrumento de cribado,
tanto con fines asistenciales como epidemiológicos, y como guía de la entrevista clínica en el ámbito de la Atención
Primaria. Cada una de las sub-escalas se estructuran en 4 ítems iniciales de despistaje para determinar si es o no
probable que exista un trastorno mental, y un segundo grupo de 5 ítems que se formulan sólo si se obtienen
respuestas positivas a las preguntas de despistaje (2 o más en la sub-escala de ansiedad, 1 o más en la subescala de
depresión), siendo los puntos de corte ≥ 4 para la escala de ansiedad, y ≥ 2 para la de depresión13. La
consistencia interna (alfa de Cronbach) de la escala de ansiedad y depresión Goldberg
(EADG) fue de 0,86; 0,81 para la sub-escala de ansiedad y 0,77 para la de depresión.
El análisis de la información se realizó con ayuda del programa para Windows STATA® 12.0
(Stata Corp LP, College Station, TX, EE.UU.), teniendo en cuenta los factores de expansión
correspondientes al diseño muestral utilizando la rutina "syv". Los datos fueron analizados a
partir de estadística descriptiva, con el uso de medias, desviaciones estándar, frecuencias
absolutas y relativas. Se estimaron por proporciones las ocurrencias de síntomas ansiosos y
depresivos, al igual que los factores sociodemográficos, académicos, conductuales,
familiares y sociales. Para el análisis bivariado se utilizó la prueba c 2 de Pearson, y como
medida de asociación la razón de disparidad (Odds Ratio), con intervalos de confianza del
95%. Para efectos descriptivos de conocer la probabilidad o riesgo de sufrir un trastorno
depresivo o ansioso, se realizó un análisis múltiple de regresión logística nominal, con la
inclusión en los modelos de las variables que mostraron probabilidades menores a 0,10; se
conformaron modelos a partir de la exclusión de cada una de las variables en un proceso
de pasos hacia atrás según las recomendaciones de Greenland 14.

Resultados
En el presente estudio participaron 973 estudiantes universitarios con edades
comprendidas entre 18 y 35 años, con un promedio de edad 21 años (DE=2,6). Las
características sociodemográficas de los participantes se observan en el tabla 1.

A partir de la escala de Goldberg (EADG), se encontró que el 76,2% de los estudiantes


posiblemente presentan sintomatología de trastornos de ansiedad, y el 75,4% pueden
presentar sintomatología depresiva (tabla 2).

Factores relacionados
• Académicos: Al evaluar el contexto académico logrado por los estudiantes durante el
transcurso de su carrera, el 86,1% se encuentra con un promedio académico de 3,0 a 3,9
(promedio Aceptable); el 40,4% no cuentan con suficiente tiempo para descansar; el 92,6%
refirió tener una buena relación con sus compañeros; y el 48% presentan dificultades
económicas.
• Familiares: El 63,9% de los estudiantes presentaban familias disfuncionales según APGAR
familiar, y solo un 7,4% de los sujetos no contó con soporte de amigos.
• Conductuales: El 47,7% manifestó presentar problemas familiares, el 33,1% reportó
problemas con la pareja, el 41,2% ha tenido familiares con antecedentes de ansiedad o
depresión y el 11,7% de los estudiantes se encuentra recibiendo tratamiento psicológico o
psiquiátrico. Frente al consumo de alcohol, se encontró que el 65,1% son consumidores
actuales; el consumo de riesgo, perjudicial o riesgo de dependencia de alcohol con la escala
AUDIT fue del 18,4%, donde el 13% correspondió a consumo perjudicial y el 5,4% a riesgo
de dependencia de alcohol.
Factores asociados a la sintomatología de ansiedad
La tabla 3 muestra el análisis bivariable y el modelo de regresión logística nominal entre la
sintomatología de ansiedad y diversos factores. Con estimadores crudos, se observaron
asociaciones estadísticamente significativas entre la sintomatología de ansiedad y las
dificultades económicas, presencia de problemas familiares y el consumo actual de alcohol.
El modelo que mejor explica la presencia de sintomatología de ansiedad fue el conformado
por los siguientes factores: dificultades económicas y consumo actual de alcohol (c 2= 27,1;
p=0,000).
Discusión
Los hallazgos de esta investigación muestran una alta prevalencia de síntomas de ansiedad
y depresión en jóvenes universitarios de Cartagena, incluso mucho mayor que la reportada
9,15-17
por estudios nacionales e internacionales . Sin embargo, esto no es una evidencia
de diagnóstico formal de ansiedad y depresión, pero sí sugiere que un nivel significativo de
estudiantes muestran niveles patológicos o distrés psicológico. Además, cabe aclarar que las
diferencias entre las prevalencias reportadas por los estudios no son del todo comparables,
ya que utilizan diferentes instrumentos de cribado para ello. Estas cifras diferentes
comparadas con otros países pueden deberse al contexto socioeconómico y político
colombiano, caracterizado por altos índices de desempleo, violencia y pobreza,
incertidumbre laboral y pocas expectativas ocupacionales4,18.
Con respecto al sexo, si bien se presentaron más mujeres que hombres con test positivo
para síntomas de ansiedad y depresión, estas diferencias no fueron estadísticamente
significativas, en contra de lo encontrado por autores nacionales 15,16,19 e internacionales9,20.
Sobre el particular en la literatura se han identificado un conjunto de factores que pueden
explicar el predominio femenino en los trastornos de ansiedad y depresión, así como las
diferencias entre los sexos de la presencia de otros trastornos psiquiátricos 21, como la
influencia de factores socioculturales (mayor disposición y facilidad de la mujeres a reportar
y admitir sentimientos depresivos y ansiosos y la multiplicidad de roles en la familia) 9,19,20,
biológicos (predisposición genética, hormonas sexuales, reactividad endocrina frente al
estrés, sistemas de neurotransmisión y determinantes neuropsicológicos) 20 y la forma de
expresión de los trastornos depresivos en los hombres 16,20. Sin embargo, existe acuerdo en
considerar que los factores psicosociales y socioculturales no pueden explicar todas la
diferencias entre ambos sexos, y dada la concordancia en los hallazgos en los diferentes
grupos culturales, se podría concluir que las diferencias de sexo en las incidencias de los
trastornos psiquiátricos son en gran parte psicobiológicas21. De allí que Dalla y Shors
resalten la importancia de reconocer cuáles de los factores explicativos de las diferencias
entre los sexos son de naturaleza biológica y cuáles de naturaleza social y, por ende, cuáles
son inmutables y cuáles no21,22.
Dentro de los factores que se asociaron con la sintomatología de ansiedad y depresión
estuvieron las dificultades económicas y problemas familiares; estos dos factores se
relacionan entre sí, toda vez que las privaciones económicas generan estrés, que a su vez
crea un ambiente emocional desfavorable en el hogar, percibiendo los adolescentes un
ambiente negativo, caracterizado por carencia de recursos básicos para su desarrollo; esta
dificultad disminuye la capacidad de los padres para proveer apoyo económico y
estimulación cognitiva y emocional a sus hijos, limitando el ajuste adecuado ante las
actividades y demandas, reduciendo las oportunidades de interacción social satisfactoria y
adquisición de habilidades para el adecuado enfrentamiento a situaciones problemáticas, las
cuales se han asociado como un elemento estructural en la relación con pares y la presencia
,23,24
de depresión4 . A su vez, las condiciones de privación económica o pobreza pueden
favorecer a la aparición de depresión en los padres, ocasionando conflictos maritales y
problemas con los miembros de la familia24. La familia es el centro primario de socialización
del individuo, en el cual se exponen los modelos a seguir a través de la observación
constante del comportamiento de los padres y formas de relación social establecidas por el
grupo familiar con los otros grupos. El apoyo familiar implica entonces un intercambio
recíproco y voluntario de recursos, habilidades y servicios para un beneficio mutuo; cuando
la demanda de apoyo familiar, ya sea de tipo económico, de cooperación o de afecto,
supera las posibilidades que ofrece el grupo familiar, el joven puede volverse vulnerable
ante las situaciones que le exigen esfuerzo y se le dificulta aceptar los retos, su estado de
ánimo puede deprimirse y afectar su desempeño social o académico4,24, situación que es
consecuente con los resultados de este estudio y los resultados de Álvarez et al., quienes
indican que ciertos elementos del clima familiar, la relación entre padres e hijos y los
recursos afectivos dentro del sistema familiar, están relacionados con la sintomatología
depresiva en adolescentes25.
De igual forma, el poseer antecedentes familiares de ansiedad o depresión se asoció con el
riesgo de sufrir de trastornos depresivos en los jóvenes, resultado coincidente con otros
estudios que demuestran esta asociación15,24; Téllez et al.26 afirman que algunas formas de
depresión son genéticas, lo que indica que alguna vulnerabilidad biológica pueda heredarse.
Sin embargo, en este estudio también se pudo observar que estos síntomas se presentaron
en personas que no tienen antecedentes de depresión, pudiendo sugerir que la variabilidad
genética no es un factor determinante en la aparición de la misma. Ahora bien, con respecto
a los antecedentes familiares de depresión, los parentescos más relacionados corresponden
a los padres; Schramm et al. observaron que el trastorno aparece en los parientes de
primer grado de pacientes depresivos con una frecuencia de 1,5 a 3 veces mayor que en la
población general27. A su vez, Gelfand y Teti afirman que, particularmente cuando el
miembro de la familia afectado es la madre, esta asociación puede deberse a predisposición
genética o a otros comportamientos maternales que frecuentemente acompañan los estados
depresivos como inactividad, inconsistencia en la disciplina e intromisión 24,28.
En este estudio el factor que más se asoció con la presencia de sintomatología depresiva fue
la presencia de síntomas de ansiedad. Watson et al. concluyeron que numerosos estudios
han demostrado que las escalas de auto-reporte de ansiedad y depresión están altamente
correlacionadas, sugiriendo de esta manera que evalúan el mismo constructo. Además,
afirman que los síntomas ansiosos y depresivos co-ocurren en la mayoría de los pacientes y
que la mitad de las personas con diagnóstico de ansiedad o depresión presentan co-
morbilidad en cuanto al síndrome clínico completo29. Otros estudios reportan la estrecha
relación entre ansiedad y depresión, fundamentalmente en el análisis de las bases
fisiológicas común de las mismas, las cuales se sustentan en investigaciones que ha
encontrado que la respuesta de ansiedad y depresión comparten características funcionales
como hiperactividad de la amígdala y un déficit de control del córtex pre-frontal; los
neurotransmisores implicados y los antidepresivos utilizados en el tratamiento parecen ser
los mismos de la respuesta de ansiedad y depresión30.
En razón al diseño de estudio y los criterios de determinación de la ansiedad y depresión,
este estudio no permite dar un diagnóstico definitivo de trastornos de ansiedad y
depresión, sino su exploración a partir de su sintomatología, pues el cuestionario de
Goldberg solo se utiliza para cribado. Gracias a la utilización de procedimientos, métodos y
escalas de valoración válidos y confiables se garantiza la utilización de esta información en
el contexto en el que fueron aplicados, permitiendo hacer una aproximación a la
problemática de salud mental de los jóvenes universitarios de Cartagena, siendo utilizados
en pro del mejoramiento y bienestar psicosocial de sus educandos y de los profesionales en
formación. Sin embargo, dada la alta prevalencia es preciso hacer un estudio más
exhaustivo, el cual incluya entrevistas psiquiátricas para determinar el diagnóstico de
ansiedad y depresión y diferenciarlo así de un posible estado de desmoralización, el cual
comparte características con la depresión.
Universidad de San Carlos de Guatemala
Centro Universitario Metropolitano
Facultad de Ciencias Médicas
Area Curricular de Ciencias Básicas y Biológicas
Segundo Año - Unidad Didáctica de FISIOLOGÍA
CICLO ACADÉMICO 2017

Profesor: Hector René García Santana

Caso clínico: #3

Grupo 7
201600461
Licardié Jerez, Dennisse Stephanie

Guatemala 16 de agosto de 2017


UNIVERSIDAD DE J A É N Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educaci ó n
Trabajo Fin de Grado Relación entre Depresión, Ansiedad y Salud en estudiantes
universitarios. Estudio correlacional Alumno/a: Ana Murillo Martínez Tutor/a: Ana
Raquel Ortega Martínez Encarnaci ó n Ramirez Fernandez Dpto: Psicología Julio 2016

Resumen El presente estudio tuvo como objetivo evaluar la relación existente entre la
ansiedad, depresión y afecto negativo sobre la salud en una muestra no representativa
de 163 estudiantes universitarios de la Universidad de Jaén. La edad de los
participantes está comprendida de 18 a 22 años. Según la hipótesis que se estableció
como punto de partida del estudio, cuanto mayor sea la puntuación obtenida en
ansiedad, depresión y afecto negativo, menor será la puntuación que se obtenga en
salud, y en consecuencia peor será el pronóstico o estado de salud. En la realización
de este trabajo se aplicaron los cuestionarios BDI, PANAS, STAI y SF-36. El estudio de
metodología descriptivo correlacional, reveló resultados significativos para algunas
dimensiones de salud, de manera que conforme aumentaban los niveles de las
variables medidas se obtuvieron peores resultados de salud. Destacaron las
dimensiones: Vitalidad, Función Social y Salud Mental.
Palabras Clave: ansiedad, depresión, afecto negativo, salud, estudiantes universitarios.

Introducción
En las últimas décadas, numerosas investigaciones se han centrado en el estudio de la
Ansiedad y la Depresión, no sólo por los altos índices de prevalencia, sino también con
la intención de determinar los factores predisponentes para poner en marcha planes de
acciones preventivas y reducir su aparición en la población y con ello lograr una mejora
en la calidad de vida de la misma. Se han realizado múltiples estudios enfocados en
analizar factores como la edad, las influencias psicosociales, el procesamiento
cognitivo y/o las características individuales de personalidad (Agudelo, Spielberger, &
Buela-Casal, 2005; Calvete, 2005; Nettle, 2004; Spielberger & Reheiser, 2003).

Una de las características principales de la depresión es la aparición con gran


frecuencia de pensamientos negativos acerca de pérdidas y fracasos, evaluación
negativa de uno mismo, culpa y desesperanza hacia el futuro. La ansiedad por su parte
se caracteriza por la aparición de pensamientos acerca de posibles daños y amenazas
futuras (Calvete, 2005). Los esquemas específicos de los trastornos depresivos están
enfocados principalmente en temas de pérdida/fracaso interpersonal y dominios de
realización/logro, por otro lado los esquemas de la ansiedad están focalizados en
creencias poco adaptativas que se centran en amenazas físicas o psicológicas y baja
autoeficacia (Clark y Beck, 1988).
La depresión se manifiesta con frecuencia asociada a diferentes enfermedades
diagnosticadas desde las consultas de atención primaria repercutiendo
significativamente en las funciones cotidianas de la persona que la padece (Ormel et
al., 1994). El trastorno depresivo lleva consigo un alto sufrimiento personal y familiar,
así como importantes repercusiones sociales, además de un uso frecuente de los
servicios sociales y médicos (Jonhson, Weissman y Klerman, 1992), elevados costes
de tratamiento (Conwell, 1996) y absentismo laboral que implica la pérdida de
productividad personal (Greenberg, Stiglin, Finkelstein y Berdnt, 1993). Por otra parte,
la ansiedad ha sido conceptualizada en numerosas ocasiones, Lazarus y Folkman
(1986) la describen como un estado emocional desagradable, producto de la valoración
cognitiva que la persona realiza sobre una situación amenazante. Dicha valoración
proviene del análisis que el sujeto realiza sobre las condiciones ambientales y los
recursos de los que dispone para afrontar la situación.

De la Ossa, Martínez, Herazo y Campo (2009) la conceptualizan como una emoción


psicobiológica básica que en presencia de una amenaza o estresor funciona como una
respuesta adaptativa condicionando en la mayoría de las ocasiones, las acciones del
sujeto. En esta línea, Spielberger (1999) la considera como un proceso desarrollado a
partir de un número de eventos cognitivos, afectivos, psicológicos y comportamentales.
El proceso puede desencadenarse por un estímulo externo, percibido como peligroso o
amenazante o interno como puede ser un pensamiento, percibido igualmente como
amenazante. Existe un estado o umbral normal de ansiedad que favorece la actividad
desempeñada de la persona, sin embargo, si el nivel de ansiedad supera dicho umbral,
se empeoran o deterioran las actividades realizadas, provocando la reducción del
rendimiento (Celis et al., 2001). Otra definición a destacar, es la que ofrecen Riveros,
Hernández y Rivera (2007), según la cual, la ansiedad es considerada como un
mecanismo adaptativo, mediante el cual las personas permanecen alertas ante
situaciones percibidas como amenazantes. De acuerdo con lo anterior, proponen que
un nivel normal de ansiedad, activaría el sistema de respuesta de ante situaciones
peligrosas y ayudaría en el proceso de concentración aumentando así la eficacia.

La aparición de la ansiedad o la depresión se encuentra mediada por factores tanto


personales como psicosociales. Se constata con numerosos estudios que la percepción
de escaso apoyo social influye en el bienestar psicológico de las personas (González y
Landero, 2006). Describir la población estudiantil, con sus rasgos, riesgos y presencia
de enfermedad es de particular importancia para su educación, transcendencia como
individuos y como futuros profesionales y es por ello por lo que este estudio se centra
en la población universitaria El objetivo que plantea el presente estudio trata de evaluar
el impacto que tiene la Ansiedad, Depresión y el Afecto Negativo sobre la salud en una
muestra de estudiantes de Psicología, de primero de Grado, de la Universidad de Jaén.
Siguiendo dicho objetivo, nuestra hipótesis de trabajo recoge que aquellos sujetos que
obtengan puntuaciones altas en Ansiedad, Depresión y Afecto Negativo tendrán un
peor pronóstico o estado de salud, asumiendo que dichas variables tienen un impacto
notable sobre ésta y en la calidad de vida de los sujetos. Por tanto, se pronostica que a
mayor puntuación en las variables Ansiedad, Depresión y Afecto Negativo, los sujetos
obtendrán una menor puntuación en salud.

Método
La muestra se compone de 163 estudiantes de Primero de Psicología de la Universidad
de Jaén, de los cuales 127 fueron mujeres y 36 hombres. La edad de los participantes
estuvo entre 18 y 22 años con una media de 19,1 y una desviación típica de 1,98. Los
estudiantes aceptaron participar voluntariamente en esta investigación después de
recibir información sobre su propósito y el respeto a los principios de confidencialidad.

Instrumentos Escala de Afecto Positivo y Negativo (PANAS); (Watson, Clark y


Tellegen, 1988; Versión española de Sandín et al., 1999). Está compuesta de dos
factores de 10 ítems formato tipo Likert. La escala mide el afecto positivo y negativo. La
consistencia interna varía entre los 0.86 y los 0.90 para la escala de Afecto Positivo; y
de 0.84 a 0.87 para la del Afecto Negativo. La escala consta de dos subescalas (Afecto
Positivo y Afecto Negativo) con 10 ítems cada una de ellas. Cada ítem describe
adjetivos relacionados con emociones experimentadas en el momento presente. El
formato de respuesta es tipo Likert (1=muy poco o nada y 5= mucho)

Cuestionario de Salud SF-36; (Ware y Sherbourne, 1992; Versión española de Alonso,


Prieto y Antó, 1995). Está compuesto de 36 ítems que cubren 8 dimensiones del estado
de salud y proporcionan un perfil del mismo. La consistencia interna varía de 0,62 a
0,94. La primera dimensión, Función Física, hace referencia al grado en el que la falta
de salud actúa limitando las actividades físicas de la vida diaria; La dimensión Rol
Físico, se refiere al grado en el que la falta de salud actúa interfiriendo en el trabajo y
otras actividades diarias produciendo un menor rendimiento del deseado o limitando el
tiempo de su ejecución o la dificultad de las actividades; La dimensión Dolor Corporal
mide la intensidad de dolor padecido y su efecto en la vida diaria; La dimensión Salud
General, proporciona una valoración personal y subjetiva del estado de salud, que
abarca tanto el momento actual como las perspectivas futuras y la resistencia a
enfermar; La dimensión de Vitalidad, hace referencia a un sentimiento de energía y
vitalidad en lugar de cansancio y desánimo; La dimensión de Función Social, evalúa el
grado en el que la falta de salud interfiere en la vida social habitual; La dimensión Rol
Emocional se refiere al grado en el que los problemas emocionales actúan interfiriendo
en el trabajo y otras actividades diarias produciendo un menor rendimiento del deseado
o limitando el tiempo de su ejecución o la dificultad de las actividades y la dimensión
Salud Mental que proporciona una valoración personal de la salud mental general,
teniendo en cuenta la depresión, ansiedad, autocontrol y bienestar general. Sus ítems
detectan tanto estados positivos como negativos de salud. Para cada dimensión, los
ítems se codifican, agregan y transforman en una escala que tiene un recorrido desde 0
(el peor estado de salud para esa dimensión) hasta 100 (el mejor estado de salud). A
partir de la combinación de las puntuaciones de cada dimensión se calculan dos
puntuaciones resumen la suma del Componente Físico y la suma del Componente
Mental. Inventario de Depresión de Beck-II, (BDI-II); (Beck, Steer y Brown, 1996;
Versión española de Sanz y Vazquez, 2011). Está compuesto por 21 ítems diseñado
para evaluar la gravedad de la sintomatología depresiva en adultos y adolescentes con
una edad mínima de 13 años. En cada uno de los ítems la persona tiene que elegir
entre un conjunto de 4 alternativas ordenadas de menor a mayor gravedad, la frase que
mejor describa su estado durante las últimas 2 semanas incluyendo el día en que
completa el instrumento. En cuanto a su corrección, cada ítem se valora de 0 a 3
puntos en función de la alternativa escogida y tras sumar directamente la puntuación de
cada ítem, se puede obtener una puntuación total que varía de 0 a 63. La consistencia
interna varía de 0,76 a 0,95.

Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI); (Spielberger, 1983; Versión española de


Buela-Casal et al., 2011). Está compuesto de 40 ítems formato tipo Likert que miden la
frecuencia con que se experimentan reacciones de ansiedad. Veinte de los ítems del
STAI proporcionan una medida de las diferencias individuales relativamente estables
en cuanto a la propensión a manifestar reacciones de ansiedad (Escala de Ansiedad
Rasgo) y los restantes 20 una medida de las respuestas de ansiedad que actualmente
está experimentando una persona (Escala de Ansiedad Estado). LA consistencia
interna varía entre 0,90 y 0,93 para el STAI-E y entre 0,84 y 0,87 para el STAI-R. El
formato de respuesta es de tipo Likert (0=casi nunca y 3=casi siempre).

Procedimiento Como primera medida se procedió a la administración colectiva de los


cuestionarios, recibiendo instrucciones estándar y grupales de la forma de responder
los cuestionarios, una vez obtenido el consentimiento de los estudiantes para participar.
La aplicación de los cuestionarios se realizó en las aulas de clase, previo acuerdo con
los docentes, al inicio del curso. Posteriormente se procedió al análisis de datos
mediante el programa estadístico SPSS a partir de la correlación de Pearson.

Los resultados que se presentan a continuación muestran la relación entre las variables
de Ansiedad (Estado/Rasgo), Depresión y Afecto Negativo con el estado de salud,
medido éste en las siguientes dimensiones: Función Física, Rol Físico Dolor Corporal,
Salud General, Vitalidad, Función Social, Rol Emocional, Salud Mental, Evolución de
Salud, Componente Físico y Componente Mental. El análisis de datos se llevó a cabo
mediante el coeficiente de correlación de Pearson, pudiéndose observar los datos
obtenidos y el nivel de significación en la tabla 1. Analizando los resultados, se percibe
que en cuanto a la Ansiedad Estado (STAI-E) correlaciona de manera positiva
significativamente con las dimensiones: Vitalidad, Salud Mental, y Componente Mental,
lo cual indica que a mayor puntuación de Ansiedad Estado peor estado de salud en
dichas dimensiones. En cuanto a la Ansiedad Rasgo (STAI-R), correlaciona de manera
positiva significativamente con las dimensiones de salud: Vitalidad, Función Social, Rol
Emocional, Salud Mental y Componente Mental, dichas relaciones indican que a mayor
puntuación de ansiedad rasgo, peor estado de salud en esas dimensiones. Por otro
lado, en referencia a la Depresión, encontramos correlaciones de manera positiva
significativas únicamente con las dimensiones: Salud Mental y Componente Mental, lo
cual indica de la misma manera que ocurre con la Ansiedad, que a mayor puntuación
de Depresión menor puntuación en salud o lo que es lo mismo, peor estado de salud.

Por último, en cuanto al Afecto Negativo, se observa que existen correlaciones de


manera positiva significativas con las dimensiones: Rol Físico, Vitalidad, Función
Social, Rol Emocional, Salud Mental, Componente Físico y Componente Mental,
indicando un peor estado de salud en esas dimensiones con forme aumenta el Afecto
Negativo. Para el resto de dimensiones de salud que no se han citado anteriormente
como son Función Física, Dolor Corporal, Salud General y Evolución de Salud, no se
han encontrado relaciones significativas con ninguna de las variables anteriormente
descritas.

Discusión y conclusión Según los resultados obtenidos tras el análisis de datos,


encontramos correlaciones significativas de todas las variables objeto de medida
(Ansiedad, Depresión y Afecto Negativo) con numerosas dimensiones de salud. Al
observar la tabla de los resultados (Tabla 1) se aprecia que las relaciones significativas
son de signo negativo. Esto indica y confirma, que a mayor nivel de ansiedad,
depresión o afecto negativo peor pronóstico o estado de salud En lo que se refiere a la
Ansiedad, medida ésta como Estado y como Rasgo, encontramos que se relaciona
significativamente con dimensiones como la Vitalidad, Función Social, Rol Emocional,
Salud mental y Componente Mental. Con respecto a la Depresión, no se ha encontrado
ninguna relación significativa referente a la salud física y tan solo se han encontrado
correlaciones significativas con las dimensiones Salud Mental y Componente mental.
Sobre el Afecto Negativo encontramos relaciones significativas también con numerosas
dimensiones de salud como Rol Físico, Vitalidad, Función Social, Rol Emocional, Salud
Mental, Componente Físico y Componente Mental. Por tanto, considerando el análisis
de los datos obtenidos, se puede observar que se cumple la hipótesis planteada, ya
que, aquellos sujetos que han obtenido puntuaciones altas en Ansiedad, Depresión y
Afecto Negativo han obtenido puntuaciones bajas en salud, lo que pone de manifiesto
el impacto notable que éstas ejercen sobre la salud y por tanto en la calidad de vida de
los participantes. Las dimensiones que más relación guardan con dichas variables son
la de Vitalidad, que hace referencia al sentimiento de energía y vitalidad en lugar de
cansancio y desánimo, Función Social, considerada como el grado en el que la falta de
salud interfieren en la vida social habitual y Salud Mental, aquella que proporciona una
valoración personal de la salud mental general. Según un estudio realizado por
Cabasés, Sánchez, Rovira y Rejas (2011) en el que se comparaban pacientes con
trastorno de ansiedad generalizada (TAG) con la población general para determinar el
impacto del TAG en la calidad de vida relacionada con la salud, se halló que los
pacientes con TAG asignaron valores más bajos a los mismo estados de salud que la
población general. Autores como Espinosa, Ybarra y Orozco (2015) estudiaron la
relación existente entre los síntomas de la ansiedad, la depresión y los factores
psicosociales que van asociados al deterioro de la salud. Encontrando que aquellos
participantes que solicitaban atención médica por una enfermedad tanto crónica como
no crónica presentaban síntomas de ansiedad. Sánchez, Aparicio y Dresch (2006),
realizaron un estudio en el que se analizó si existían diferencias en la salud física
autopercibida entre mujeres y hombres en relación con la ansiedad, la autoestima y la
satisfacción. Entre sus hallazgos encontramos que la ansiedad fisiológica, entendida
como una serie de respuestas de activación del SNA y del SNS, tales como
palpitaciones, taquicardia, sequedad de boca, dificultades para tragar, etc. (Miguel-
Tobal y Cano-Vindel, 2002), es la variable que mejor explica un porcentaje de la
varianza elevado tanto para dolencias físicas como para salud física percibida. Los
estudios anteriormente citados apoyan los resultados obtenidos en este trabajo,
poniendo de manifiesto que la presencia de ansiedad y depresión en distintas muestras
afecta a la salud y a la percepción de ésta. Haciendo referencia a las limitaciones que
hemos encontrado en el presente estudio, en primer lugar, cabe destacar que, debido a
que no se ha llevado a cabo ningún tipo de muestreo, es decir, que se han
seleccionado aquellos participantes que voluntariamente han querido colaborar con el
estudio, no se pueden generalizar los resultados obtenidos. Por otro lado, el hecho de
no haber encontrado puntuaciones altas en Ansiedad y Depresión en este tipo de
muestra puede deberse al momento de la recogida de datos, la cual al llevarse a cabo
al comienzo del curso académico puede influir al tratarse de un momento en el que los
estudiantes no se encuentran sometidos a altos niveles de presión o estrés, como
puede ser el periodo de exámenes, tal y como demuestran numerosas investigaciones
(Martin, 2007; Misra y McKlean, 2000). En este sentido, hay otro tipo de estudios
centrados en analizar la ansiedad en el periodo de exámenes y el rendimiento
académico (Bauermeister, 1989; Vereau, 1998; Quintana, 1998) y la ansiedad y
síntomas somáticos autoinformados (Viñas, Caparrós, 2000) encontrándose
correlaciones negativas muy significativas entre ansiedad y rendimiento académico, y
entre ansiedad y síntomas somáticos autoinformados durante los el periodo de
evaluación. En esta línea, Ayora (1993) postula que la ansiedad antes, durante y
después del periodo de exámenes es una experiencia muy frecuente, que puede
concluir en resultados como bajas calificaciones, merma académica o abandono
universitario, entre otros. Otra explicación podría deberse al hecho de que sean
alumnos y alumnas de primero de Grado, puesto que aún no tienen que enfrentarse a
la preocupación que ocasiona la realización de las prácticas tal y como recoge Brewer
(2002) en su estudio según el cual los estudiantes que manifestaban mayor Ansiedad y
Depresión eran los de Ciencias de la Salud, debido al estrés que se origina al tener que
buscar centro de prácticas, etc. La finalización de una carrera profesional lleva consigo
un proceso de adaptación, que en numerosas ocasiones puede generar altos niveles
de ansiedad en los estudiantes de último curso ya que se encuentran en un momento
en el que deben tomar importantes decisiones que implican un cambio de contexto en
sus vidas (Castellanos, Guarnizo y Salamanca, 2011). Es importante resaltar, que la
mayor parte de los resultados en ansiedad de nuestra muestra alcanzaban niveles
medios. De acuerdo con Celis et al, (2001) que existe un nivel de ansiedad que se
considera normal que favorece la actividad de la persona y por el contrario, si ese
umbral o nivel se supera se deteriora el desempeño. Podría ser muy relevante analizar
si el nivel de ansiedad presentado en nuestra muestra, se encuentra superando ese
umbral considerado normal o no, para comprobar si los niveles de ansiedad que
presentan son óptimos y beneficiaros a nivel de rendimiento para los alumnos o si por
el contrario les pudiera estar perjudicando, no solo en cuanto a la salud, ya que como
hemos expuesto anteriormente, influye notablemente sobre ésta, sino también en su
desempeño y rendimiento académico. Siguiendo en esta línea si la ansiedad
perjudicara en el rendimiento, esto podría hacer que aumentaran los síntomas
depresivos, no sólo por la alta comorbilidad entre ambas variables, sino también por los
pensamientos y valoraciones negativas acerca de pérdidas y fracasos, características
típicas del trastorno depresivo (Calvete, 2005). Para finalizar, habiéndose cumplido
nuestra hipótesis y objetivos, se podría profundizar aún más en esta línea en el futuro
proponiendo un estudio transversal, que reúna los distintos cursos del Grado y por
tanto distintas edades, en el que se incluyan distintos momentos de medida, por
ejemplo, al inicio del curso, antes del periodo de exámenes, y después de las
evaluaciones para poder estudiar la relación de nuestras variables con y sin periodos
de estrés académico, pudiendo observar si afectan al rendimiento, si la presión o estrés
académico hace que influya aún más notablemente en la salud de los estudiantes y por
tanto en su calidad de vida.

Depresión y otros trastornos mentales comunes Estimaciones sanitarias


mundiales

Estimaciones mundiales y regionales de prevalencia Depresión


• Se estima que, en el 2015, la proporción de la población mundial con depresión fue de
4,4%. La depresión es más común en las mujeres (5,1%) que en los hombres (3,6%).
• La prevalencia varía según la Región de la OMS, desde una prevalencia menor de
2,6% en los hombres de la Región del Pacífico Occidental a una prevalencia de 5,9%
en las mujeres de la Región de África.
• Las tasas de prevalencia varían según la edad y alcanzan su punto máximo en la
edad más adulta (por encima de 7,5% en mujeres de edades comprendidas entre los
55 y 74 años, y por encima de 5,5% en hombres). La depresión también ocurre en
niños y adolescentes menores de 15 años, pero en un grado menor que en los grupos
de mayor edad.
• El número total de personas que tienen depresión en el mundo es de 322 millones.
Casi la mitad de estas personas viven en la Región de Asia Sudoriental y en la Región
del Pacífico Occidental, lo que refleja las poblaciones relativamente más grandes de
esas dos regiones (que incluyen India y China, por ejemplo).
• El número total estimado de personas con depresión aumentó en 18,4% entre el 2005
y el 2015 [5], lo que refleja el crecimiento general de la población mundial, así como un
aumento proporcional de los grupos etarios
Estimaciones mundiales y regionales de prevalencia Trastornos de ansiedad
• Se calcula que, en el 2015, la proporción de la población mundial con trastornos de
ansiedad fue de 3,6%. Del mismo modo que en el caso de la depresión, los trastornos
de ansiedad son más comunes en las mujeres que en los hombres (4,6% en contraste
con 2,6%, a nivel mundial).
• En la Región de las Américas, se estima que hasta 7,7% de la población femenina
sufre trastornos de ansiedad (3,6% de los hombres).
• Las tasas de prevalencia no varían sustancialmente entre los grupos etarios, aunque
se puede observar una tendencia a una menor prevalencia en los grupos de mayor
edad.
• El número total estimado de personas con trastornos de ansiedad en el mundo es de
264 millones en el 2015, lo que refleja un aumento de 14,9% desde el 2005 [5] a
consecuencia del crecimiento y el envejecimiento de la población.

Estimaciones mundiales y regionales de prevalencia Trastornos mentales comunes

• Los trastornos mentales comunes se refieren a una variedad de trastornos depresivos


y de ansiedad. A continuación, se muestra un resumen de la prevalencia mundial y por
región de la OMS de estos trastornos. A nivel mundial, se calcula que 4,4% de la
población sufre un trastorno depresivo y 3,6%, un trastorno de ansiedad. Esta tasa
mundial de prevalencia varía levemente entre las regiones de la OMS: con respecto a
la depresión, las tasas varían de 3,6% en la Región del Pacífico Occidental a 5,4% en
la Región de África, y en el caso de los trastornos de ansiedad, las tasas varían de
2,9% en la Región del Pacífico Occidental a 5,8% en la Región de las Américas.
• Dado que muchas personas presentan ambas condiciones simultáneamente
(comorbilidad), sería inapropiado simplemente sumar estas dos cifras para obtener una
cifra total con respecto a los trastornos mentales comunes.
• En estas estimaciones generales de prevalencia se registran distintas formas de
intensidad, y al menos un tercio de los casos sintomáticos son de moderados a severos
(4).

Estimaciones mundiales y regionales de la pérdida de salud Los trastornos mentales


comunes conducen a pérdidas considerables de la salud y el funcionamiento.

Estas pérdidas pueden cuantificarse a nivel poblacional al multiplicar la prevalencia de


estos trastornos por el nivel promedio de discapacidad asociada a ellos, a fin de
obtener la estimación de los años vividos con alguna discapacidad. A continuación, se
muestran las estimaciones de la OMS correspondientes al año 2015 de los años
vividos con discapacidad a nivel mundial y por región de la OMS.
Los años vividos con discapacidad se suman a los años de vida perdidos a fin de
calcular los años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD), que son el
método de medición clave que se usa para evaluar la carga mundial de enfermedad.
En el caso de los trastornos depresivos y de ansiedad, ningún año de vida perdido se
atribuye directamente a estos trastornos en los análisis de carga mundial de
enfermedad; por lo tanto, las estimaciones de los años vividos con discapacidad
también representan los AVAD totales estimados para estas enfermedades. Sin
embargo, la depresión es uno de los principales factores que contribuye al suicidio
(clasificado en los análisis de carga mundial de enfermedad como lesiones
intencionales), por lo que a continuación se proporcionan también los datos mundiales
y En el 2015, los trastornos depresivos representaron un total de más de 50 millones de
años vividos con discapacidad a escala mundial. Más de 80% de esta carga de
enfermedad no mortal ocurrió en países de ingresos bajos y medianos.
Las tasas varían entre las Regiones de la OMS, de unos 640 años vividos con
Trastornos depresivos discapacidad por 100 000 habitantes en la Región del Pacífico
Occidental a más de 850 en los países de ingresos bajos y medianos de la Región de
Europa. A nivel mundial, los trastornos depresivos se clasifican como el mayor factor
que contribuye a la pérdida de salud sin consecuencias mortales
Estimaciones mundiales y regionales de la pérdida de salud Trastornos de ansiedad
En el 2015, los trastornos de ansiedad representaron un total de 24,6 millones de años
de vida vividos con discapacidad a escala mundial. Nuevamente, las tasas varían en
función de la Región de la OMS, desde 267 años vividos con discapacidad por 100 000
habitantes en la Región de África hasta más de 500 en la Región de las Américas. Las
estimaciones son menores para los trastornos de ansiedad en comparación con los
trastornos depresivos, puesto que estos trastornos están asociados a un grado menor
de discapacidad promedio.
Los trastornos de ansiedad están clasificados como el sexto factor que contribuye a la
pérdida de salud sin consecuencias mortales a nivel mundial y figura entre las diez
causas principales de años vividos con discapacidad en todas las Regiones de la OMS.

Universidad de San Carlos de Guatemala


Centro Universitario Metropolitano
Facultad de Ciencias Médicas
Área Curricular de Ciencias Básicas y Biológicas
Segundo Año - Unidad Didáctica de FISIOLOGÍA
CICLO ACADÉMICO 2017

Profesor: Héctor René García Santana


Caso clínico: #3

Grupo 7
201516920
Juan Jose Samayoa Morales

Guatemala 16 de agosto de 2017

Estrés y Calidad de Vida en Estudiantes de Medicina de la Universidad del Azuay

OBJETIVO: Determinar los niveles de estrés y calidad de vida de estudiantes de


primero y quinto ciclo de la carrera de medicina para compararlos y determinar la
influencia de estos factores en su rendimiento académico.

MÉTODO: Se realizó un estudio observacional, desarrollado en un modelo longitudinal


y comparativo. Incluyó a los estudiantes de primero y quinto ciclo de la facultad de
Medicina. Se realizó una medición del cortisol plasmático durante el periodo de clases
regulares y en la semana de exámenes finales para comparar los resultados, así como
se aplicó el cuestionario Q LES Q para determinar calidad de vida.

INTRODUCCIÓN
La carrera de medicina es una de las más demandantes, esto no sólo debido a su
duración sino también a las exigencias académicas implicadas. Se ha encontrado que
en los estudiantes que acuden a la facultad de medicina la perturbación emocional es
mucho más alta que en la población general, lo que fue demostrado en un estudio en
Universidades Británicas en las cuales la prevalencia de estrés fue de 61.4 %.
El estrés es una respuesta funcional, que permite que el organismo pueda adaptarse a
situaciones de demanda física o psicológica. La autopercepción de estrés aparece en
las personas cuando estas no creen tener las destrezas necesarias para afrontar una
situación de-terminada [2]. De esta manera, niveles altos y mantenidos de estrés
intervienen en la etiología de numerosas patologías, tales como las enfermedades
cardiovasculares o el aumento de la incidencia de infecciones virales [3].
El estrés también aumenta la comorbilidad psiquiátrica entre el personal médico. Una
situación percibida como estresante activa el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal, uno
de cuyos productos finales es el cortisol plasmático. Se ha demostrado que este
marcador bioquímico es particularmente sensible al estrés crónico [4]. Los estudiantes
de medicina por lo general tienen rasgos de personalidad perfeccionista [5], lo cual es
de suma importancia ya que los hace más vulnerables a padecer cambios psicológicos
debido la variedad de situaciones relacionadas con el estrés que experimentan, ya
sean estas atribuidas a la relación con los profesores, al ambiente competitivo entre
compañeros o asociadas a la carga horaria de estudio [6].
Los altos niveles de estrés tienen un efecto negativo en las funciones cognitivas y en
el aprendizaje pudiendo llevarlos al síndrome de Burnout [7], que ha demostrado ser
muy común no sólo en estudiantes sino también en profesionales de la medicina,
llegando a una prevalencia del 45 % en estas personas en Europa [8]. Este síndrome
está caracterizado por despersonalización, cansancio emocional y una baja
percepción de logro personal académico. Lo que está asociado a una deficiencia en la
atención de los pacientes y a cometer errores médicos [9]. Se ha demostrado en un
estudio en Suiza que en los estudiantes de medicina no sólo aumenta el estrés sino
también la depresión, y que esta es más prevalente en mujeres, lo que concuerda con
la alta tasa de depresión en mujeres en la población general [10].
Conscientes de que el estrés resulta problemático y debido a que no se conocen
reportes previos en los que se pueda determinar la prevalencia de este en la Facultad
de Medicina de la Universidad del Azuay, se abarcó el tema desde una perspectiva
académica, ya que no solo afecta la salud de los estudiantes sino también a sus logros
académicos. El objetivo principal del presente estudio fue comparar la calidad de vida
y los niveles de estrés en los estudiantes que se encontraron cursando el primero y
quinto ciclo de la Facultad de Medicina de la Universidad del Azuay.
La hipótesis fue que el estrés y la calidad de vida del estudiante de primero y quinto
ciclo influyen en el rendimiento académico, siendo estos niveles de estrés mayores en
los estudiantes de ciclos superiores (quinto ciclo) con respecto a los que recién se
inician en la carrera universitaria (primer ciclo).
MATERIALES Y MÉTODO

La presente investigación fue de tipo descriptiva observacional ejecutada con un


diseño longitudinal y comparativo que fue llevada a cabo en estudiantes de la Facultad
de Medicina de la Universidad del Azuay. El universo de estudio estuvo constituido por
los estudiantes matriculados en primero y quinto ciclo de la carrera de Medicina de la
Universidad del Azuay, la muestra estuvo conformada por aquellos estudiantes que
cumplieron los criterios de inclusión: estar matriculados en las materias indicadas en el
pensum académico vigente para primero y quinto ciclo de la Facultad de Medicina de
la Universidad el Azuay y con asistencia regular a clases (menos de 3 días de
inasistencia).
Se excluyeron: Estudiantes matriculados por segunda vez en una materia, los que no
tomaron la totalidad de las asignaturas correspondientes al año de estudio, los
estudiantes cuyo estado civil fue casado o unión libre, aquellos que se identificaron
como sostén de familia y las estudiantes en estado de gestación por considerarse que
estas variables podrían modificar el estado de estrés.
Durante el ciclo académico de la facultad de medicina de la Universidad del Azuay,
comprendido entre septiembre de 2013 y febrero de 2014, un total de 100 estudiantes
matriculados en esta carrera fueron considerados para realización del presente
estudio, 60 estudiantes correspondientes a primer ciclo y 40 a quinto ciclo.

De los 60 estudiantes de primer ciclo, 17 fueron excluidos del estu-dio debido a que no
cumplían con los criterios de inclusión, de ellos, 15 se encontraban matriculados por
segunda vez en la materia de morfología y 2 estudiantes se negaron a participar. En
cuanto a los estudiantes de quinto ciclo, 5 estudiantes no formaron parte de la
investigación debido a que 3 de ellos no aceptaron, 1 estudiante se encontraba en
estado de gestación y otro realizaba actividades laborales con remuneración por lo
que aportaba económicamente a su familia.
A todos los estudiantes se les explicó la naturaleza y el objetivo de la investigación,
luego de la aceptación verbal para participar se les solicitó firmar un consentimiento.
No se consideraron elegibles a quienes estuvieron en tratamiento con fármacos que
pudiesen modificar los valores normales de cortisol (Anticonceptivos orales,
Hidrocortisona y Espironolactona) [11].
Se obtuvieron valores de variables cuantitativas (cortisol sérico) y cualitativas
(resultados de test) y de esta manera se analizó si los niveles de estrés y la calidad de
vida influyeron en el desenlace académico mediante la comparación de notas al
terminar el ciclo.
Para la medición cuantitativa de cortisol en suero se utilizó el “IM-MULITE 1000
Cortisol” que es un inmuoensayo enzimático quimio-luminiscente competitivo en fase
sólida. El rango de normalidad establecido para los valores de cortisol circulante según
los parámetros de recomendación del método fue de 5-25u µg/dl (valoración diurna).
Se definió que los estudiantes tuvieron estrés cuando el valor de cortisol plasmático
fue mayor al límite superior del rango de normalidad en la dosificación. Habitualmente,
el cortisol tiende a aumentar y disminuir a lo largo del día debido al llamado “patrón de
variación diurno”, mismo que se repite en un ciclo de 24 horas. el pico máximo de
secreción de esta hormona tiene lugar entre las seis y ocho de la mañana “pico
matutino” mientras que entre las diez y doce de la medianoche los niveles de cortisol
disminuyen notoria-mente, razón por la cual, las muestras fueron obtenidas a las 8am
[12-13].
Se tomaron dos muestras de sangre para dosificar el cortisol plas-mático y sus valores
fueron comparados entre sí. La primera mues-tra se obtuvo en días escogidos al azar
sin guardar relación con la rendición de exámenes de los estudiantes. La segunda
muestra se obtuvo en los días 31 de enero de 2014 (alumnos de primer ciclo) y 5 de
febrero de 2014 (alumnos de quinto ciclo), tiempo en el que rindieron sus exámenes
finales [14-15].
Se aplicó el test de Estilo de vida (Cuestionario sobre Calidad de Vida: Satisfacción y
Placer, Quality of Life Enjoyment and Satisfac-tion Questionnaire Q-LES-Q). Se
elaboró una base de datos con el software Statistical Package for the Social Sciences
(SPSS) v.19. Las variables cualitativas: Calidad de vida y desenlace académico se
analizaron con estadística descriptiva mediante las pruebas Chi - cuadrado (χ2) y
exacta de Fisher. El cortisol sérico al ser una variable cuantitativa fue analizada
mediante la comparación de medias con la prueba “t” para muestras independientes y
se realizó un análisis de significancia de los resultados obtenidos mediante el valor de
p cuyo punto de corte fue ˂0.05.

RESULTADOS
Se evaluaron 78 estudiantes, 43 fueron de primer ciclo y 35 de quinto ciclo. La calidad
de vida fue catalogada como buena en un 27 % de estudiantes. La media de cortisol
inicial fue 9.88 ±3.35 µg/dl en alumnos de primer ciclo y 14.88 ±7.09 µg/dl en los
alumnos de quinto (p: ˂0.05). Luego del periodo de exámenes, la media de cortisol
llegó a 14.36 ±5.43 µg/dl en alumnos de primer ciclo y 18.23 ±5.83 µg/dl en los alumnos
de quinto (p: ˂0.05). Dos personas reprobaron primer ciclo, sin embargo ninguno de
ellos tuvo valores de cortisol para determinar la existencia de estrés. Se encontraron
diferencias significativas entre los valores de cortisol obtenidos antes y después del
período de exámenes. No se demostró asociación entre el desenlace académico y los
resultados del cuestionario Q LES Q en rela-ción a los niveles plasmáticos de cortisol
(Fisher ˃0.05).

CONCLUSIÓN
Al término de esta investigación se obtuvieron importantes conclusiones: se determinó
que una calidad de vida regular sumada a los niveles de incrementados de estrés
(cortisol), no son factores ligados a un desempeño académico negativo por parte del
estudiante. Se comprobó que los niveles de cortisol sérico se presentaron mucho más
elevados en los alumnos de quinto ciclo a diferencia de quienes cursan primer ciclo y
se evidenció un aumento representativo del mismo cuando los estudiantes fueron
sometidos a un factor estresante como lo fue su semana de exámenes, sin encontrar
diferencia significativa en cuanto al sexo.
Universidad de San Carlos de Guatemala
Centro Universitario Metropolitano
Facultad de Ciencias Médicas
Area Curricular de Ciencias Básicas y Biológicas
Segundo Año - Unidad Didáctica de FISIOLOGÍA
CICLO ACADÉMICO 2017

Profesor: Hector René García Santana

Caso clínico: #3

Grupo 7
201407654
Candy Josselyn Leal García

Guatemala 16 de agosto de 2017

ANSIEDAD Y DEPRESIÓN EN ESTUDIANTES


UNIVERSITARIOS
La depresión, en su sentido más común y más popular, es un síntoma anímico, aunque
también puede ser un síndrome, es decir, un conjunto de síntomas aunados al del bajo
estado de ánimo; los típicos síntomas acompañantes son insomnio, falta de apetito,
pérdida de peso, etcétera; y en su sentido más restrictivo, “lo que entendemos como
trastorno depresivo no es sólo un síndrome depresivo sino un cuadro clínico completo
con una duración determinada, con un patrón de síntomas exigibles para su
diagnóstico”
Las personas deprimidas, por ejemplo, atienden selectivamente y magnifican la
información negativa, mientras que ignoran o minimizan la información positiva; los
errores y fallos se personalizan y sus efectos negativos se exageran y
sobregeneralizan. Por otra parte, la ansiedad se entiende como un estado emocional
presente en todas las culturas, es decir, es una experiencia universal, “de ahí quizá su
raíz biológica, aunque debe también añadirse que es relevante en determinadas
dinámicas sociales generales y muy significativa en ciertas situaciones especificas”
La depresión y la ansiedad anteriormente se entendían como padecimientos
exclusivamente psicológicos; ahora, se les relaciona con las manifestaciones o
expresiones corporales, como síntomas del sistema anímico, o tal vez, ya no como
enfermedades sino crisis… “La irrealidad de la persona deprimida se manifiesta
claramente en el grado en que ha perdido contacto con su cuerpo” (Lowen, 2010: 19).
Tanto el ansioso como el depresivo presentan dificultades en su trabajo, con su
rendimiento escolar, en su grupo social. Tienen pérdida de la capacidad de
experimentar placer (intelectual, estético, alimentario o sexual). “El depresivo es un
agobiado en busca de estímulo. Un ansioso en busca de calma. Un insomne en busca
de sueño” (Hornstein, cit. por Carolina Serrano Barquín, Adelaida Rojas García y
Camilo Ruggero enero-junio 2013 Revista Intercontinental de Psicología y Educación
53 Lowen, 2010: 18). Hay una realidad innegable en la vida de toda persona y es su
existencia física y corporal. Su ser, su individualidad, su personalidad están
determinadas por su cuerpo. Nada existe separado de su cuerpo. El concepto de
enfermedad mental es una ilusión. No existe perturbación mental que a la vez no lo sea
física (Lowen, 2010)
De acuerdo con el idas, de los 19 factores, 6 correlacionaron significativamente con la
variable de rendimiento académico, esto es, de los 7 factores del idas indicadores de
Depresión respecto del rendimiento académico, sólo 4 factores se presentan como
significativos en su correlación, lo cual significa que 57% de indicadores de depresión
correlacionaron con rendimiento académico; mientras que de los 12 indicadores del
factor Ansiedad respecto del rendimiento académico, sólo 2 se presentan como
significativos en su correlación, es decir 16.6%. Ahora bien, según los resultados, la
depresión está asociada al bajo rendimiento escolar en más de la mitad de la muestra,
lo cual indica que “la depresión podría ser la causa del bajo rendimiento, dado que los
síntomas depresivos interfieren la actividad intelectual generando el fracaso escolar. En
otros casos, el bajo rendimiento escolar produciría baja autoestima y cogniciones
pesimistas que pueden conducirlo a la depresión”
En la primera suposición, la depresión detona un bajo rendimiento académico, ya que
el alumno pierde el interés por el estudio debido a su malestar, por el cual no hay
motivación ni ganas de progresar, refiriéndonos al discurso capitalista; en tales casos,
la depresión inhibe el deseo del individuo. Por otro lado, en la segunda suposición, la
causa del bajo rendimiento son otras que no son mencionados por el autor; ese declive
en lo académico es lo que provoca la depresión, es decir, ante la imposibilidad de
rendir como los demás o calificar aprobatoriamente las asignaturas y continuar
regularmente los estudios, sobreviene la depresión.
Los resultados arrojan, por otro lado, poca, casi nula correlación entre el rendimiento
académico y la ansiedad. Teóricamente, en muchos casos la depresión y la ansiedad
contaminan su sintomatología; incluso pueden ser experimentados ambos
padecimientos, lo que dificultaría un diagnóstico clínico. No obstante, para fines de esta
investigación, la ansiedad no figura como causante o efecto del rendimiento
académico.
EPIDEMIOLOGÍA DE LA ANSIEDAD Y DEPRESIÓN
La realización de estudios epidemiológicos implica la evaluación de muestras muy
amplias, correctamente seleccionadas, que han de ser evaluadas necesariamente por
muchos especialistas en psicodiagnóstico (convenientemente entrenados para usar los
mismos criterios). Todo ello implica necesariamente un gran gasto de todo tipo de
recursos (económicos, humanos, etc.)

Una vez realizado el estudio, puede quedar obsoleto, al variar los criterios diagnósticos
con los que se llevaron a cabo los trabajos de esta investigación.

Aparentemente, en una primera mirada rápida, los resultados de los diferentes estudios
epidemiológicos no siempre son coincidentes. Pero es necesario tener en cuenta
diversos factores antes de comparar los resultados de unos estudios frente a otros.

· En primer lugar, a la hora de comparar distintos datos sobre la incidencia


de los trastornos de ansiedad, debemos tener en cuenta que existen diversos
sistemas clasificatorios de desórdenes mentales, que son los que definen
qué es un trastorno de ansiedad y qué síntomas deben cumplirse para
diagnosticar un trastorno concreto. Hoy en día tenemos la DSM-IV TR y la
CIE-10, que básicamente coinciden, aunque no son iguales. Pero debemos
tener en cuenta también las versiones anteriores de estas dos grandes
clasificaciones de desórdenes mentales (DSM-IV, DSM-III R, DSM-III, CIE-9,
etc.), pues en ocasiones estaremos comparando estudios que han usado
criterios diagnósticos diferentes.
· En segundo lugar, debemos tener en cuenta las diferencias metodológicas
entre unos y otros estudios a la hora de seleccionar la muestra que se va a
estudiar. En este sentido, los estudios varían entre sí en gran medida. Así,
por ejemplo, unos se realizan en un marco comunitario e intentan estimar el
porcentaje de personas que presentan un determinado trastorno en una
ciudad y, para ello, recurren a una muestra representativa del censo de la
población. En cambio, otros estudios pretenden estimar el porcentaje de
pacientes que acuden a un centro de atención primaria y presentan
trastornos de ansiedad. En este segundo caso, por ejemplo, se suele
entrevistar a una muestra representativa de los pacientes que acuden a un
centro. Mientras que otros estudios se centran en una muestra representativa
de la población de personas que ha ingresado en el sistema hospitalario.
· Un tercer factor importante se refiere al periodo de tiempo que considera
cada estudio a la hora de determinar la incidencia de los trastornos de
ansiedad, pues a lo largo del tiempo cambia el número de personas que
sufren un trastorno. Un determinado trastorno tiene una prevalencia diferente
si se considera un periodo de un mes, o si considera una prevalencia de un
año, o si el estudio ha tomado como parámetro epidemiológico la prevalencia
a lo largo de la vida.
· Un cuarto factor a tener en cuenta es el instrumento de evaluación que se
esté usando en cada estudio. Recordemos que existen diferentes
clasificaciones de desórdenes mentales, pues bien, además debemos tener
en cuenta que cada una de ellas ha dado lugar a diferentes instrumentos de
evaluación: entrevistas estructuradas, inventarios, etc.
· Un quinto factor es el diseño de investigación (por ejemplo, una fase
versus dos fases).
· Debemos también tener en cuenta otros factores, no menos importantes a
la hora de comparar, como que unos estudios dan referencias para varones
mujeres por separado, mientras que otros dan referencias conjuntas.
· Por último no debemos olvidar que el diagnóstico de desórdenes mentales
aunque ha mejorado muchísimo no está exento de dificultades. Así, por
ejemplo, en los trastornos de ansiedad nos encontramos con un grave
problema, como es la alta comorbilidad, de manera que se estima que tan
sólo uno de cada tres pacientes presenta un único trastorno. Los otros dos
(de cada tres) presentan más de un trastorno.

Una vez tenidos en cuenta estos factores nuestras comparaciones serán mucho más
acertadas y comenzaremos a encontrar muchas más coincidencias que las que
encontrábamos en un primer momento.

Un primer estudio llevado a cabo en Estados Unidos con 8.098 sujetos, en el que se
encontró que el 17,2% de la población había padecido algún trastorno de ansiedad en
el último año.
Un 8,8% de la población ha tenido en el último año de su vida uno de los trastornos de
ansiedad más frecuentes, generalmente no muy invasivo, la fobia simple. Otro 7,9% de
la población ha tenido un trastorno de ansiedad mucho más discapacitante, la fobia
social. El 2,3% de las personas ha tenido ataques de pánico. Un 2,8% ha desarrollado
agorafobia sin pánico. Y se encuentra que el 56% presenta más de un trastorno de
ansiedad.
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