Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
1.1. Concepto:
Doctrinariamente, es la Facultad que tiene el Ministerio Público bajo el
control del Juez, de dejar de ejercer la acción penal por la escasa
trascendencia social del hecho, la mínima afectación al bien jurídico
protegido, a las circunstancias especiales en la responsabilidad del
sindicado o cuando el imputado sufre las consecuencias de un delito
culposo.
Un sistema procesal está regido por el principio de legalidad. Por el
contrario un ordenamiento procesal está informado por el principio de
oportunidad cuando los titulares de la acción penal están autorizados, si
se cumplen los presupuestos previstos por la norma, a hacer o no uso de
su ejercicio, dejando de ejercitar la acción que ostenta en régimen de
monopolio o provocando la iniciación del procedimiento e incluso, una
vez iniciado éste, pueden las partes acusadoras con la autorización
judicial obtener un sobreseimiento por razones de política criminal y aún
cuando concurran los presupuestos de la apertura del juicio oral. A su
vez el principio de oportunidad puede ser puro o bajo condición: la
primera fórmula existe cuando las partes son absolutamente dueñas de
provocar la finalización anormal del procedimiento y la segunda, si el
sobreseimiento permanece bajo la suspensiva condición de que el
imputado cumpla determinadas prestaciones.
1.3. Características.
Facultad del Ministerio Público
Se aplica a ciertos delitos
Poca Trascendencia social
Mínima afectación al Bien Jurídico protegido
Consecuencia de un delito culposo
1.4. Sujetos
Deben intervenir necesariamente el agresor y la víctima, pues son los
protagonistas del conflicto. Así también el Juez quién es el que autoriza
la aplicación del criterio de oportunidad y autoriza al Ministerio Público
abstenerse de ejercitar la persecución penal a favor del sindicado.
También debe destacarse la intervención del fiscal o representante del
Ministerio Público, ya que éste es el órgano que propicia una conciliación
entre la víctima y el imputado, pero desde luego que son y deben ser
totalmente atendibles las intervenciones y observaciones que formule el
fiscal, puesto que su deber será velar porque no se afecten los intereses
de ninguno de los sujetos, y en especial los de la VICTIMA.
2.2.1 Requisitos
Nuestro Código Procesal Penal, establece los requisitos para aplicar el
criterio de oportunidad en los numerales del 1 al 5 establecidos
anteriormente, es necesario que el imputado hubiere reparado el daño
ocasionado o bien exista un acuerdo con el agraviado y se otorguen las
garantías para su cumplimiento en el que, incluso puedan aplicarse los
usos y las costumbres de las diversas comunidades para la solución de
los conflictos de acuerdo a los principios generales del Derecho o la
equidad, siempre que no violen las garantías constitucionales o los
tratados internacionales en materia de Derechos Humanos. Asimismo
como se expuso, debe ser solicitado por el Ministerio Público, solamente
en los casos enunciados, previo consentimiento de la víctima y será
homologado por el juez. En caso que no exista una persona agraviada, o
afectada directamente por la comisión del ilícito penal, el Ministerio
Público o quien haga sus veces, podrá solicitar al juez la aplicación del
criterio de oportunidad, siempre que el imputado repare los daños y
perjuicios causados a la sociedad o que otorgue garantía suficiente para
el resarcimiento en el plazo máximo de un año.
2.3.1 El daño
Debe entenderse por daño, el menoscabo o deterioro de una cosa.
Siempre que en virtud de la infracción cause el agente un mal resultado,
deberá, presentarse la reparación, es decir, el resarcimiento del mismo.
El daño puede sermaterial o moral. Daño material es aquél que consiste
en un menoscabo pecuniario del patrimonio de una persona. Por daño
moral se entiende; la afectación que una persona sufre en sus
sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida
privada, configuración y aspectos físicos.
2.3.2 Perjuicio
Debe entenderse por “perjuicio: ganancia lícita que deja de obtenerse, o
deméritos o gastos que se ocasionan por acto u omisión de otro que
éste debe indemnizar, a más del daño y detrimento material causado
por modo directo.
El hecho de haber estado regidos en tan corto tiempo por tantas y tan
variadas leyes fundamentales, ha producido en los guatemaltecos una
“acultura constitucional”, ya que pareciera que estas declaraciones no
tienen nada que ver con nosotros, son tan fáciles de sustituir, de violar,
de incumplir, que no existe conciencia alguna de que la Constitución es
nuestro pacto social que rige y fija nuestra propia realidad de contar con
una población mayoritariamente ajena a nuestro sistema político” La
Constitución Política de la República de Guatemala como se manifiesta
en
el preámbulo de la misma se inspira en “la promoción del bien común,
de la consolidación del régimen de legalidad, seguridad, igualdad,
libertad y paz,” a ésto se le denomina un principio o característica
ideológica de la misma, bajo las cuales se deberán establecer las demás
leyes ordinarias de un Estado. Según la autora Diana Meyers “la
Constitución debe ser conocida por todos, por cuanto la misma indica lo
que se espera del Estado y de los ciudadanos, y cuáles son los derechos
de ambos”, además define a la Constitución como “un conjunto de
normas jurídicas que se fijan o establecen por escrito en un documento
en forma sistemática, cuya existencia deriva del poder soberano del
pueblo, para determinar o regular el Estado como realidad social”18 esto
en su libro “Los Derechos Inalienables publicado en 1989 por la Alianza
Universidad, por lo que concluimos que en su conjunto las garantías no
son un reconocimiento si no un derecho inherente a la persona humana
y un deber del Estado. El proceso penal, ha tenido diversas
manifestaciones que dieron origen a la facultad que tiene el Estado de
administrar justicia a través de sus organismos jurisdiccionales; según la
presidenta del congreso de la República de Guatemala en el año de 1992
Arabella Castro Quiñones “El Código Procesal Penal establece
procedimientos ágiles y eficientes para que los operadores de justicia
realicen sus funciones con oportunidad, en plazos razonables, de
manera transparente y expedita. Como punto de partida básico, la
aplicación de las normas procesales debe respetar la Constitución
Política de la República de Guatemala. Los funcionarios y empleados del
sistema de justicia están obligados a considerar que la función que
ejercen es un servicio público, básico y vital para el buen desempeño del
Estado y la vida común”. La facultad de poder administrar justicia por el
Estado como ejercicio de su poder soberano, puso de manifiesto
distintos factores que orientaron a la ley penal a una completa
desigualdad en cuanto a la forma en que se administró la justicia, Raúl
Figueroa Sartí remarca los antecedentes históricos de la independencia
de España, en 1821, que dejó intacto el procedimiento inquisitivo escrito
y semisecreto, formal y burocrático. Por lo tanto se considera que la
reparación del daño es un mecanismo importante en la solución de los
conflictos porque busca la satisfacción de la víctima del hecho delictivo y
una respuesta menos violenta al infractor que la punitiva, esto en virtud
de la aplicación de los principios modernos del derecho penal y procesal
penal.
10. Cuando los bienes hurtados fueren productos separados del suelo,
máquinas, accesorios o instrumentos de trabajo, dejados en el campo, o
de alambre u otros elementos de los cercos.
3.3 Robo
Se tipifica en el Código Penal Español, en los Artículos 237 al 242,
señalando
al Artículo 237 que: “son reos del delito de robo los que con ánimo de
lucro, se apoderan de las cosas muebles ajenas empleando fuerza en las
cosas para acceder al lugar donde éstas se encuentran o violencia o
Intimidación en las personas.” El Código Penal de Guatemala, establece
en su Artículo 251 que comete el delito de robo quien sin la debida
autorización y con violencia anterior, simultánea o posterior a la
aprehensión, tomare cosa mueble, total o parcialmente ajena, será
sancionado con prisión de tres a doce años. Es decir, quien sin la
voluntad de su dueño y con ánimo de lucrar tomare cosa mueble ajena
usando la violencia y la intimidación en las personas o de fuerza en las
cosas, comete robo; si falta la violencia, la intimidación y la fuerza, el
delito se califica como hurto.
BIBLIOGRAFÍA
BARRIENTOS PELLECER, César. Derecho procesal penal guatemalteco.
Tomo I, 2ª. edición 1997, Magna Tierra Editores, 1997.