astática es un síndrome similar al síndrome de Lennox-Gastaut, aunque
más leve. Por lo general, no tiene crisis tónicas ni ráfagas de polipunta durante el sueño. El pronóstico es más favorable que el del síndrome de Lennox-Gastaut. Otro síndrome caracterizado por crisis atónicas causantes de un movimiento de cabeceo, así como de crisis tónicas, clónicas y sensibles a estímulos es el síndrome del cabeceo, que es un tipo epidémico descrito recientemente de epilepsia que se observa en algunos países africanos y que suele asociarse con encefalopatía, retraso del crecimiento y grados variables de déficits cognitivos. La etiología subyacente se desconoce. Las epilepsias mioclónicas progresivas son un grupo de epilepsias que se caracteriza por demencia progresiva y crisis mioclónicas y de otro tipo con empeoramiento. La enfermedad de Unverricht-Lundborg de tipo I (secundaria a una mutación de la B cistatina) tiene una progresión más lenta que los otros tipos y suele comenzar en la adolescencia. La enfermedad de tipo II o con cuerpos de Lafora puede comenzar en la primera infancia, pero suele hacerlo en la adolescencia, es más rápidamente progresiva y a menudo es mortal en la 2.ª o 3.ª década. Puede asociarse a fotosensibilidad, presenta inclusiones de Lafora ácido peryódico de Schiff-positivas en la biopsia muscular o de la piel (en las células de las glándulas sudoríparas ecrinas), y se ha demostrado que se debe a mutaciones de los genes de la laforina (EPM2A) o la malina (EPM2B). Otras causas de la epilepsia mioclónica progresiva son la epilepsia mioclónica con fibras rojas rasgadas, la sialidosis tipo I, la ceroidolipofuscinosis neuronal, la enfermedad de Gaucher neuropática juvenil, la atrofia dentorubro- pálido-luisiana y la distrofia neuroaxónica juvenil. La encefalopatía mioclónica en los trastornos no progresivos es una encefalopatía epiléptica que ocurre en algunos trastornos congénitos que afectan el cerebro, como el síndrome de Angelman, y consta de crisis mioclónicas casi continuas y difíciles de tratar y, a veces, de otros tipos de crisis. El síndrome de Landau-Kleffner es una enfermedad rara de causa desconocida que se caracteriza por la pérdida de las competencias lingüísticas atribuida a agnosia auditiva en un niño previamente sano. Al menos el 70% de los pacientes tiene crisis clínicas asociadas, pero algunos no las presentan. Cuando se producen crisis comiciales son de varios tipos: focales, tónico-clónicas generalizadas, ausencia atípica, parciales complejas y, en ocasiones, mioclónicas. Hay un predominio de descargas de puntas de alta amplitud y ondas que tienden a ser bitemporales. En las etapas evolutivas más tardías de la enfermedad, los hallazgos del EEG pueden ser normales. Las descargas en punta son siempre más evidentes durante el sueño no REM (sin movimientos rápidos oculares), por lo que se debe realizar un EEG en los niños en quienes se sospeche un síndrome de Landau-Kleffner, sobre todo si el registro despierto es normal. La TC y RM suelen ofrecer resultados normales. En el síndrome específico de epilepsia relacionado, pero distinto desde el punto de vista clínico, con puntas-ondas continuas en el sueño de ondas lentas, es más probable que las descargas sean frontales o generalizadas y los retrasos es probable que sean globales. El enfoque y el tratamiento de ambos síndromes son similares. El ácido valproico suele ser el primer anticomicial que se utiliza para tratar las crisis clínicas y puede mejorar la afasia. Algunos niños responden al clobazam, a la combinación de ácido valproico y clobazam, o al levetiracetam. Para el tratamiento de la afasia la administración nocturna de diazepam (0,2-0,5 mg/kg por vía oral al acostarse durante varios meses) suele utilizarse como tratamiento de primera o segunda línea, al igual que los esteroides orales. La prednisona oral se comienza a 2 mg/kg/24 horas durante 1 mes y se reduce a 1 mg/kg/24 horas durante un mes adicional. Cuando se obtiene la mejoría clínica, la prednisona se reduce de nuevo a 0,5 mg/kg/24 horas durante un máximo de 6-12 meses. Suele ser necesario un tratamiento a largo plazo, con independencia de la respuesta del paciente. Si persisten las crisis y la afasia tras el tratamiento de prueba con diazepam y esteroides se debe plantear un ciclo de inmunoglobulinas intravenosas. Es imprescindible iniciar un tratamiento logopédico y mantenerlo durante varios años, debido a que la mejora de la función del lenguaje se produce a lo largo de un período prolongado. Las epilepsias metabólicas fácilmente tratables se diagnostican cada vez más. La epilepsia dependiente de piridoxina suele presentarse como una encefalopatía neonatal poco después del nacimiento, en ocasiones con un aumento de los movimientos fetales (crisis comicial) intrauterinos. Hay síntomas gastrointestinales asociados con vómitos y distensión abdominal, irritabilidad neurológica, insomnio y muecas faciales, junto con crisis motoras parciales recidivantes, crisis tónicas generalizadas y mioclonías. Las crisis suelen ser refractarias y pueden progresar a un estatus epiléptico si no se usa piridoxina. Algunos casos comienzan en la lactancia o en la infancia. El diagnóstico se confirma por la presencia de una elevación de las concentraciones plasmáticas, urinarias y en el LCR de -aminoadípico semialdehído y una elevación de las concentraciones plasmáticas y en el LCR de ácido pipecólico. La presencia de mutaciones homocigotas o heterocigotas compuestas de los alelos ALDH7A1 (que codifican la proteína antiquitina) confirma el diagnóstico. El uso de 100 mg al día de piridoxina por vía oral (hasta 600 mg/día) o intravenosa ayuda a detener las crisis. La encefalopatía epiléptica neonatal sensible al fosfato de piridoxal (deficiencia de piridox[ am]ina 5’-fosfato oxidasa [PNPO]) puede presentarse de manera similar sin síntomas gastrointestinales asociados. Desde el punto de vista diagnóstico, hay una disminución de la concentración de fosfato de piridoxal en el LCR, con un incremento de la concentración en el LCR de levodopa y 3-metoxitirosina junto con una disminución del ácido homovanílico y el ácido 5-hidroxiindolacético en el LCR. El EEG puede mostrar un patrón de ráfaga-supresión y el tratamiento consiste en la administración enteral de fosfato de piridoxal (hasta 60 mg/kg/día). Las crisis sensibles a ácido folínico también pueden presentarse como una encefalopatía epiléptica neonatal y crisis comiciales refractarias al tratamiento. Estos pacientes tienen un perfil diagnóstico similar a los pacientes con epilepsia dependiente de piridoxina y el cuadro se debe a las mismas mutaciones genéticas, pero responden a la suplementación con ácido folínico, además del uso de piridoxina. La deficiencia de folato cerebral, que también responde a dosis altas de ácido folínico (2-3 mg/kg/día), puede manifestarse con epilepsia, discapacidad intelectual, regresión del desarrollo, discinesias y autismo. La concentración de 5-metiltetrahidrofolato en el LCR está disminuida, pero la de folato en el plasma y los eritrocitos es normal. Suele haber mutaciones en el gen del receptor de folato (FOLR1) o autoanticuerpos bloqueantes contra los receptores de folato asociados a la membrana del plexo coroideo. Las deficiencias de tetrahidrobiopterina con o sin hiperfenilalaninemia pueden cursar con epilepsias y síntomas secundarios a las deficiencias de dopamina (parkinsonismo, distonía), noradrenalina (hipotonía axial), serotonina (depresión, insomnio, cambios de temperatura) y folato (formación de la mielina, calcificaciones de los ganglios basales y crisis comiciales). El tratamiento consiste en tratamiento sustitutivo con tetrahidrobiopterina y precursores de los neurotransmisores, comenzando lo antes posible. Los síndromes de deficiencia de creatina suelen presentarse con retraso del desarrollo, crisis comiciales, rasgos autistas y trastornos del movimiento, y se diagnostican por concentraciones urinarias anormales de creatina y de ácido guanidinoacético y/o, dependiendo del tipo de etiología genética subyacente, con ausencia del pico de creatina en espectroscopia-RM cerebral. El uso de monohidrato de creatina y las restricciones dietéticas son útiles. La deficiencia de biotinidasa se presenta con retraso del desarrollo, crisis comiciales, ataxia, alopecia y exantema cutáneo, y suele asociarse con acidosis metabólica intermitente y perfil orgánico de acidemia láctica y propiónica. Responde a la utilización de biotina. Los defectos de la biosíntesis de serina con concentración baja de serina en el plasma o de aminoácidos en el LCR suelen presentar microcefalia congénita, crisis comiciales refractarias al tratamiento y retraso psicomotor. Responden a los suplementos de serina y la administración de glicina. El cuadro de retraso del desarrollo, epilepsia y diabetes neonatal se debe a las mutaciones activadoras de los canales de potasio sensibles a adenosina trifosfato. Las sulfonilureas que bloquean los
canales de potasio constituyen el tratamiento de la diabetes neonatal
y probablemente también mejoren los síntomas del SNC y las crisis comiciales. El síndrome de hiperinsulinismo-hiperamoniemia se debe a mutaciones activadoras del gen GLUD1 que codifica la glutamato deshidrogenasa. Los pacientes presentan crisis comiciales hipoglucémicas después de una comida rica en proteínas con hiperamoniemia (concentración de amoníaco de 80-150 mol/l). El tratamiento consiste en una combinación de restricción proteica, anticomiciales y diazóxido (un agonista de los canales de potasio que inhibe la liberación de insulina). El síndrome de deficiencia de GLUT-1 suele presentarse con epilepsia de inicio en la lactancia, retraso del desarrollo, microcefalia adquirida y trastornos complejos del movimiento. Provoca una alteración del transporte de la glucosa al cerebro, que suele diagnosticarse mediante pruebas genéticas o por la presencia de una concentración baja en el LCR de lactato y glucosa, o una proporción baja entre las concentraciones en LCR y sérica de glucosa (menos de 0,4). Las manifestaciones de la enfermedad suelen responder a una dieta cetógena.