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DEL
SILENCIO
MEHER BABA
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LA NUEVA HUMANIDAD
El Plan Divino
El egoísmo
La causa del caos que provoca las guerras es que las personas, en su
mayoría, son dominadas por el egoísmo o por actitudes egoístas, y expresan su
egoísmo y su interés propio tanto individual como colectivamente. El hombre
se halla atrapado en esta vida de valores ilusorios. Entender la verdad es
comprender que la vida es una, en y a través de sus múltiples manifestaciones;
es decir, olvidar al ego limitado y percibir la unicidad de la vida.
EL EGOÍSMO
Las principales formas con las que el ego frustrado puede expresarse son la
lujuria, la codicia y la ira. La lujuria se parece muchísimo a la codicia en
muchos aspectos, pero difiere en cómo se satisface y se relaciona directamente
con el plano denso. La lujuria se expresa por medio del cuerpo físico, y su
interés es lo corpóreo. Se trata de una forma de enredo con el plano denso o
material. La codicia es un estado en el que el corazón siente desasosiego, y
consiste principalmente en ansia de poder y posesiones materiales. El hombre
busca poder y posesiones para satisfacer sus deseos. Él, en su intento de
satisfacer sus propios deseos los satisface sólo en parte, y esta satisfacción
parcial aviva y acrecienta la llama de esa ansia en lugar de extinguirla. De
manera que la codicia encuentra siempre un campo de conquista sin fin y deja
al individuo interminablemente insatisfecho. Las principales expresiones de la
codicia se relacionan con la parte emocional del hombre. La codicia es una
forma de involucrarse con la esfera sutil.
Una mente irritada se desfoga por medio de la ira, porque ve frustrados sus
deseos. Alimenta al ego limitado, quien la usa para dominar y agredir. Su
objetivo es eliminar los obstáculos existentes en la satisfacción de los deseos. La
ira frenética nutre al egoísmo y al engreimiento, y es la máxima benefactora del
ego limitado. La ira tiene su asiento en la mente y se expresa principalmente
mediante la actividad de esta última. La ira es una forma de enredo mental.
Los vehículos de la lujuria, la codicia y la ira son el cuerpo, el corazón y la
mente, y se expresan por medio de éstos.
El círculo vicioso
La lujuria, la codicia y la ira hacen que el hombre se sienta decepcionado y, a
su vez, que su ego frustrado procure satisfacerse con más lujuria, codicia e ira.
La consciencia queda atrapada en un círculo vicioso e interminablemente
decepcionante. La decepción nace cuando se impide que la lujuria, la codicia o la
ira se expresen. Se trata, pues, de una reacción general de enredos densos, sutiles
y mentales. Es una depresión causada por la lujuria, la codicia y la ira
insatisfechas. Juntas, tienen el mismo alcance que el egoísmo. El egoísmo, que es
la base común compuesta por estos tres vicios, constituye la causa última de la
decepción y de las preocupaciones. El egoísmo es la causa de su propia
frustración: procura satisfacerse mediante los deseos, pero lo único que consigue
es alcanzar una insatisfacción interminable.
El amor y el servicio
El nacimiento del amor facilita la muerte del egoísmo. Morir amando es Ser.
Si ustedes son incapaces de amarse unos a otros, ¿cómo podrán amar incluso a
quienes los torturan? Los límites del egoísmo son creados por la ignorancia.
Cuando una persona comprende que podrá tener una satisfacción más
profunda ampliando el ámbito de sus intereses y actividades, entonces se
dirige hacia la vida de servicio. En esta etapa tiene muchos deseos buenos.
Quiere hacer felices a los demás aliviándoles la aflicción y ayudándolos. Y
aunque incluso en esos buenos deseos suele haber una referencia indirecta y
latente hacia el propio yo, el egoísmo mezquino no puede dominar a las
buenas acciones. Incluso puede decirse, en un sentido, que los buenos deseos
son una forma de egoísmo iluminado y más vasto, pues, como los malos
deseos, también se mueven en el campo de la dualidad. Sin embargo, cuando
la persona tiene deseos buenos, el egoísmo abarca una concepción más amplia
que, al final, genera su propia extinción. Entonces la persona aprende a ser útil
a los demás en lugar de tratar meramente de ser famosa, llamativa y posesiva.
La Yoidad Universal
El alma pasa de lo bueno a Dios. El altruismo se funde en la Yoidad
Universal, la cual se halla más allá del bien y el mal, de la virtud y el vicio, y de
todos los demás aspectos duales de Maya. La cima del altruismo es el comienzo
de sentir la unidad con todo. En el estado de Liberación no hay egoísmo ni
altruismo en el sentido corriente, sino que ambos se elevan y funden en la
sensación de Yoidad para todo. La realización de esta unidad con todo es
acompañada de una paz y una dicha insondables. Esto de ningún modo genera
estancamiento espiritual ni eliminación de los valores relativos. La Yoidad para
con todo produce una imperturbada armonía sin perder la capacidad de
discriminar, y una paz inquebrantable sin ser indiferentes a lo que nos rodea.
Esta forma de Existencia no es resultado de una síntesis meramente subjetiva,
sino de un logro real de la unión con la Realidad última, la cual incluye a todo.
DIOS Y EL INDIVIDUO
Dios es infinito. Está más allá de los opuestos del bien y el mal, de lo
correcto y lo incorrecto, de la virtud y el vicio, del nacimiento y la muerte, del
placer y el sufrimiento. Estos aspectos duales no pertenecen a Dios. Si
consideras que Dios es un ente separado, entonces pasa a ser un término de lo
relativo de la existencia. Así como el bien es la contraparte del mal, Dios
deviene la contraparte de no-Dios, y al Infinito se lo llega a considerar el
opuesto de lo finito. Cuando hablas sobre el Infinito y lo finito, te refieres a
ellos como si fueran dos, y el Infinito ya se ha convertido en la segunda parte
de la dualidad. Pero el Infinito pertenece al orden no-dual del ser. Si
consideraras al Infinito como la contraparte de lo finito, estrictamente no
hablarías más de infinito sino de una especie de lo finito, de esta manera
estaría fuera de lo finito como su opuesto y, por lo tanto, sería limitado. Puesto
que el Infinito no puede ser la segunda parte de lo finito, la aparente existencia
de lo finito es falsa. Sólo existe el Infinito. A Dios no se lo puede hacer
descender al campo de la dualidad. En realidad, sólo existe un ser, el Alma
universal. La existencia de lo finito o limitado es sólo aparente o imaginaria.
Eres infinito. Estás realmente en todas partes. Pero piensas que eres el
cuerpo y, por lo tanto, te consideras limitado. Si piensas que eres el cuerpo, el
cual está sentado, no conoces tu verdadera naturaleza. Si miraras en tu interior
y experimentaras tu propia alma en su verdadera naturaleza, te darías cuenta
de que eres infinito y estás más allá de todo lo creado. Sin embargo, te
identificas con el cuerpo. Esta falsa identificación se debe a la ignorancia, la
cual se concreta por medio de la mente. Una persona corriente piensa que ella
es el cuerpo físico. Un individuo espiritualmente avanzado piensa que él es el
cuerpo sutil. El santo piensa que él es la mente. Pero en ninguno de estos tres
casos es el alma teniendo conocimiento directo de sí misma. No se trata de
puro pensar sin mezcla alguna de ilusión.
El alma como alma es infinita –independiente de la mente y del cuerpo–
pero, debido a la ignorancia, el alma es sojuzgada por la mente y se convierte
en “pensadora”, identificándose unas veces con el cuerpo, y otras veces con la
mente. Para una persona cuyo limitado punto de vista no ha trascendido la
esfera de Maya, existen innumerables individuos. Aparentemente hay tantos
individuos como mentes y cuerpos. En realidad, sólo existe un Alma universal,
pero el individuo piensa que él es diferente de los demás individuos. En
definitiva, existe sólo un Alma que se halla detrás de las mentes de individuos
aparentemente diferentes y a través de ellos, tiene las múltiples experiencias de
la dualidad. El Uno en los muchos se experimenta a sí mismo como uno de los
muchos. Esto se debe a la imaginación o al falso pensar.
La individualización de la consciencia
Los lindes en los cuales la consciencia puede moverse, están establecidos por
los sanskaras, en tanto que el funcionamiento de la conciencia es determinado
por los deseos. Cuando los deseos apuntan hacia la satisfacción personal, toda
la consciencia se torna egocéntrica e individualista. En un sentido puede
decirse que la individualización de la consciencia es el efecto del torbellino de
los deseos. El alma queda atrapada en la red de los deseos y es incapaz de salir
de la individualidad circunscripta y constituida por estos deseos. Imagina estas
barreras y se auto-hipnotiza. Se considera limitada y separada de los otros
individuos. Se enreda con la existencia individualista e imagina un mundo
múltiplemente separado y compuesto por muchos individuos con sus
respectivas mentes y cuerpos.
El universo objetivo
El avance espiritual
El sueño profundo
El estado de Perfección
El principio y el fin
Hay muchos ciclos entre el principio y el fin de este mundo cambiante, pero
en estos ciclos y a lo largo de ellos existe una evolución cósmica continua. La
terminación final del proceso evolutivo se llama Mahapralaya o la gran
aniquilación del universo, cuando éste se convierte en lo que fue en el
comienzo, o sea la Nada. Al Mahapralaya del universo se lo puede comparar
con el sueño de una persona. Así como el variado mundo de la experiencia
desaparece por completo para el individuo que está profundamente dormido,
de igual modo todo el cosmos –que es creación de Maya– desaparece en la
nada en el tiempo del Mahapralaya. Es como si el universo nunca hubiera
existido.
La Realidad y la Nada
La Realidad y el universo
Un ejemplo de matar
La paz de la Realización
LA FORMACIÓN Y FUNCIÓN
DE LOS SANSKARAS
Análisis de la experiencia humana
Todo esto es una mera analogía. Sería un error imaginar que tiene lugar
algún cambio real en el Absoluto cuando el lahar de la latente voluntad de ser
consciente se concreta dando vida al mundo manifiesto. No puede haber acto
involutivo ni evolutivo dentro del ser del Absoluto, y nada real puede nacer
del Absoluto, pues cualquier cambio real es necesariamente una negación del
Absoluto. El cambio implícito en la creación del mundo manifiesto no es un
cambio ontológico, o sea, no es un cambio en el ser de la Realidad absoluta. Es
solamente un cambio aparente.
El acto de la manifestación debe ser considerado, en un sentido, como una
suerte de expansión del ilimitable ser del Absoluto, pues mediante ese acto el
Infinito, que existe sin consciencia, procura obtener su propia consciencia.
Puesto que esta expansión de la Realidad se concreta mediante su
autolimitación en diversas formas de vida, el acto de la manifestación podría
llamarse, con igual exactitud, proceso de contracción atemporal. Ya sea que al
acto de la manifestación se lo considere una suerte de expansión de la
Realidad, o como una contracción atemporal, éste es precedido por un impulso
o movimiento inicial que (intelectualmente considerado) sería un deseo
inherente y latente de ser consciente.
La multiplicidad de la creación y la separación de las almas individuales
existen solamente en la imaginación. La existencia misma de la creación o del
mundo manifiesto se basa en bhas, o la ilusión; de modo que, a pesar de la
manifestación de innumerables almas individuales, el Alma Universal sigue
siendo la misma sin sufrir expansión o contracción, incremento o disminución
real de ninguna índole. Aunque el Alma Universal no experimenta
modificaciones debido al bhas o ilusión de la individualización, su
diferenciación aparente cobra vida en muchas almas individuales.
La consciencia humana
Primera Parte:
El cese, el desgaste y el desenrollamiento
de los sanskaras
Los seres humanos no poseen la iluminación del Ser porque los sanskaras, o
las impresiones de experiencias pasadas que se acumularon, cubren su
consciencia. La voluntad de ser consciente, con la cual se puso en marcha la
evolución, ha logrado crear la consciencia plena en la forma humana. Sin
embargo, la consciencia no llega a conocer al Alma Universal porque el alma
individual es impulsada a utilizar su consciencia para experimentar los
sanskaras en lugar de emplearla para experimentar la verdadera naturaleza del
alma como Alma Universal. El hecho de que experimente los sanskaras la
confina a la ilusión, de ser un cuerpo finito que trata de adaptarse al mundo de
las cosas y personas.
El problema de lograr liberarse de los sanskaras
Las almas individuales semejan gotas del océano. Así como cada gota del
océano es fundamentalmente idéntica al océano, de igual manera el alma –que
se individualiza a causa de bhas, o la ilusión– aún es el Alma Universal y no se
separa realmente de esta última. Pero la envoltura de los sanskaras, con los que
la consciencia se cubre, impide que esa gota-alma posea la iluminación del Ser
y la mantiene en el campo de la dualidad. A fin de que el alma realice
conscientemente su identidad con el Alma Universal, es necesario retener la
consciencia y que los sanskaras sean erradicados por completo. Los sanskaras,
que contribuyen a la evolución de la consciencia, se convierten en
impedimentos para la iluminación de la naturaleza del Alma Universal. De
aquí en adelante, el problema que afronta la voluntad de ser consciente no
consiste en hacer que la consciencia evolucione, sino en liberarla de los
sanskaras.
La renuncia
La soledad y el ayuno
La penitencia
La ausencia de deseos
La formulación afirmativa “sí, sí” de los sanskaras sólo puede ser anulada
negándolos con un “no, no”. Este elemento negador se halla necesariamente
presente en todos los aspectos del ascetismo, según los expresan la renuncia, la
soledad, el ayuno, la penitencia, el abstenerse de que se concreten los deseos, y
el no querer cosas. Una feliz combinación de todos estos métodos y actitudes
crea una saludable forma de ascetismo carente de fatiga y desmesura. Sin
embargo, el elemento negador existente en dichos métodos y actitudes debe
aparecer naturalmente sin originar desnaturalizaciones o ulteriores
limitaciones.
Tratar de coercionar a la mente a una vida ascética no resulta útil. Es
probable que cualquier adaptación forzosa a una vida ascética impida el
desarrollo de algunas buenas cualidades. Cuando a las cualidades sanas de la
naturaleza humana se les permite desarrollarse de forma natural y paulatina,
éstas contribuyen al conocimiento de valores relativos y de ese modo, allanan
el camino para tener una vida espontánea de ascetismo. Mientras que es
probable que cualquier intento tendiente a forzar o apresurar la mente hacia
una vida ascética provoque una reacción.
El proceso de liberarse de algunos apegos suele acompañarse con el de
formar algunos otros apegos nuevos. La forma más densa de apego es la que se
enfoca hacia el mundo de los objetos, pero cuando a la mente se la está
desapegando del mundo de los objetos, tiende a arribar a algunos apegos más
sutiles, de índole subjetiva. Después de que la mente logró cultivar cierto grado
de desapego, podría desarrollar fácilmente esa forma más sutil de egotismo
que se expresa con retraimiento y aire de superioridad. No hay que permitir
que el desapego forme núcleos sobre los que el ego pueda fijarse y, al mismo
tiempo, el desapego no ha de expresar nuestra incapacidad para hacer frente a
las tormentas y tensiones de la vida diaria.
Hay que renunciar a las cosas que limitan al ser puro e infinito mediante
una actitud de inmensa fortaleza, la cual no nace de una sensación de
desamparo frente a las disensiones y luchas, sino de la pureza y la iluminación.
Además, el verdadero desapego no consiste en aferrarse tan sólo a la fórmula
del neti neti, que a veces se convierte en una obsesión de la mente, sin un
arraigado anhelo de iluminación. Este interés por una mera fórmula de
negación suele coexistir a menudo con una fijación interior a las tentaciones. El
desapego puede ser integral y sincero solamente cuando forma parte
inseparable de nuestra propia naturaleza.
Al final de la Primera Parte fueron explicados los métodos con los cuales se
pueden eliminar los sanskaras; éstos se basan principalmente en negar los
sanskaras afirmativos que ocultan la Verdad a la consciencia e impiden la
iluminación del Ser, para lo cual nació toda la creación. Todos estos métodos,
tendientes a la negación de los sanskaras afirmativos se basan en última
instancia en el control del cuerpo y la mente. Es mucho más difícil controlar las
tendencias habituales de la mente que las acciones físicas. Sólo podremos
dominar los fugaces y esquivos pensamientos y deseos de la mente con gran
paciencia y práctica constante. Es necesario restringir los procesos mentales y
las reacciones para mantener a raya la formación de nuevos sanskaras, y lograr
el desgaste o desenrollado de los viejos sanskaras que expresan aquellos
procesos. Aunque al principio podría resultar difícil controlarlos, con sincero
esfuerzo es natural y fácil lograrlo gradualmente.
El control es deliberado e implica esfuerzo mientras la mente esté tratando
de descondicionarse eliminando los sanskaras. Sin embargo, después de que la
mente se liberó de ellos, el control se torna espontáneo porque entonces la
mente está funcionando en un estado de libertad y comprensión. Este control
nace de la fuerza de carácter y de una mente sana, e invariablemente implica
estar libre de temores y tener inmensa paz y calma. La mente, que se muestra
débil cuando funciona de manera desenfrenada y sin control, se convierte en
fuente de gran fortaleza cuando se la controla. El control es indispensable para
conservar la energía mental y economizar el uso de la fuerza mental con
propósitos creativos.
Formas de meditación
El servicio desinteresado
Viviendo para los demás tu propia vida se amplía y expande. Quien lleva
una vida de servicio desinteresado es por lo tanto apenas consciente de que lo
está prestando. De ninguna manera induce a quienes sirve a que piensen que
están en deuda con él. Por el contrario, es él quien se siente en deuda porque le
dieron la posibilidad de hacerlos felices. Él no les presta un servicio para
exhibirse ni por renombre o fama. El servicio desinteresado se realiza
completamente sólo cuando el individuo obtiene la misma felicidad al servir a
los demás que al servirse a sí mismo. El ideal del servicio desinteresado lo libra
de los sanskaras del deseo de poder y bienes materiales, de autocompasión y
envidia, y de malas acciones estimuladas por el egoísmo.
El amor
Tercera Parte:
Cómo se borran los sanskaras
Sin embargo, esta activa intervención del Sadguru da por sentada una
ilimitada relación entre aspirante y Maestro, la cual sólo podrá establecerse
cuando el aspirante logre entregarse a aquél por completo. Entrega personal
implica obedecer todas las órdenes del Maestro. Cuando todos tus deseos y
acciones son guiados por el Maestro y son el resultado de que obedeces sus
órdenes, entonces él se vuelve directamente responsable de ellos. De manera
que, cuando la entrega personal es completa, la responsabilidad de que te
liberes de los sanskaras incumbe al Maestro y, sujeto a esta nueva condición, el
Maestro aniquila todos tus sanskaras en un santiamén.
La obediencia intelectual
La obediencia literal
La mente humana no sólo está teniendo experiencias, sino que también las
está evaluando constantemente. Considera que algunas experiencias son
agradables y otras, desagradables; que unas le brindan felicidad y otras,
sufrimiento; y unas las percibe como placenteras y otras, como displacenteras.
Entiende que algunas experiencias limitan la vida humana y otras generan
plenitud y libertad. Y contempla algunas experiencias como si fueran buenas, y
otras, malas. Estos son los opuestos que la imaginación humana crea cuando ve
la vida con un particular punto de vista.
Lo aceptable y lo inaceptable
El pecador y el santo
La prisión de lo bueno
Hemos visto que los sanskaras buenos pueden ser el instrumento que dilate
la vida del yo limitado. Cuando una persona se considera buena y no mala, se
dedica a convalidar su propia identificación con aquello de lo cual está
convencida y que es una continuación de su existencia separada, pero en una
nueva forma. En ciertos casos esta nueva casa que el ego construye para sí es
más difícil de desmantelar porque su identificación con lo bueno es a menudo
más completa que con lo malo. La identificación con lo malo es más fácil de
tratar porque, tan pronto percibimos que lo malo es malo, mengua su control
sobre la consciencia. Cuando lo bueno mengua su control, aparece una
dificultad más, puesto que lo bueno parece autojustificarse al compararse
favorablemente con lo malo. Sin embargo, al pasar el tiempo, el aspirante se
cansa de su nueva casa que, a la vez, es una prisión, y después de percibir esto,
renuncia a su existencia separada trascendiendo la dualidad del bien y el mal.
El ego permuta la casa en la que se identifica con el mal por la casa en la que
se identifica con el bien porque esta última le brinda una sensación de mayor
amplitud. El aspirante percibe, tarde o temprano, que su nuevo hogar es
también una limitación. Entonces descubre que el proceso tendiente a salir de él
es menos difícil que el de salir de la casa anterior en la que se identificaba con el
mal. La dificultad relacionada con la casa del mal no es tanto percatarse de que
es una limitación sino desmantelarla cuando la percibimos como tal. La
dificultad relacionada con la casa del bien no estriba tanto en desmantelarla
sino en comprender que, de hecho constituye una limitación. Esta diferencia
surge porque los sanskaras animales están más firmemente arraigados debido a
su antiguo origen y prolongada acumulación. Es importante señalar que el bien
ata tanto como el mal, aunque la atadura del bien se desata con más facilidad
después de percibir que es una limitación.
El ego vive por medio de los sanskaras malos o buenos, o mediante una
combinación de sanskaras buenos y malos. Por lo tanto, la consciencia puede
emanciparse de todos los sanskaras o bien haciendo que los sanskaras buenos
equilibren y se superpongan a los malos, o sino haciendo que algunos
sanskaras buenos equilibren y superpongan a los malos, y que algunos
sanskaras malos equilibren y se superpongan a los buenos. Si hay un plato
sucio lo puedes limpiar con jabón y lavarlo con agua. Así es cómo los sanskaras
buenos se superponen a los malos. Ahora bien, si el plato está grasiento, un
modo de quitarle la grasa consiste en cubrirlo con ceniza y después lavarlo con
agua. Las cenizas son una de las cosas que menos grasa tienen en el mundo y,
en un sentido, se contraponen a la grasa, de modo que es fácil limpiar un plato
engrasado cuando le aplicamos ceniza. Esto es semejante a la superposición de
los sanskaras malos sobre los buenos.
La Realización libre de sanskaras y más allá del bien y el mal
LA VIOLENCIA Y LA NO-VIOLENCIA
Situaciones representativas
Situación número 2: Supongamos que una persona sufre una enfermedad que
sólo puede ser curada mediante una operación quirúrgica. De manera que, a
fin de remediar el sufrimiento del paciente, y también proteger a los demás
para que no contraigan una infección, el cirujano puede tener que extraer la
parte infectada. No podemos considerar que el hecho de hacer una incisión en
el cuerpo con un bisturí sea violencia o no-violencia.
Situación número 3: Supongamos que una nación agresiva invade con fines
egoístas a una que es débil, y que otra nación, inspirada únicamente por el
noble deseo de resguardar la integridad de la nación débil, contrarreste con sus
fuerzas armadas esa agresiva invasión. No podemos considerar que luchar en
defensa de la nación débil sea violencia o no-violencia, pero a esto lo podemos
denominar violencia no-violenta.
El entendimiento espiritual
por encima de las reglas exige amor divino
VIOLENCIA Y NO-VIOLENCIA:
UNA EXPLICACIÓN MÁS AMPLIA
La no-violencia
I
La no-violencia pura y simple
(basada en el amor divino)
Aquí uno ve a todos como su propio Ser, y está más allá de la amistad y la
enemistad. Ni un solo pensamiento de violencia ingresa en su mente en
circunstancia alguna.
II
La no-violencia de los valientes
(basada en el amor puro e ilimitado)
Esto se aplica a aquellos que aunque no sean uno con todos mediante la
Realización, no consideran a nadie como su enemigo. Incluso procuran
persuadir al agresor por medio del amor, y renuncian a su propia vida si los
atacan, y esto no por miedo sino por amor.
La violencia
III
La violencia no-violenta
(basada en el amor ilimitado)
IV
La violencia sin motivos egoístas
(basada en el amor humano limitado)
V
La no-violencia de los cobardes
(basada en una debilidad sin límites de carácter y mente)
Pertenecen a esta clase quienes no oponen resistencia a una agresión porque
tienen miedo, y por ninguna otra razón.
VI
La violencia egoísta
(basada en odio y lujuria)
LA ACCIÓN Y LA INACCIÓN
LA PERFECCIÓN
Con el fin de tener una idea amplia sobre lo que la perfección implica, es
necesario clasificarla en dos categorías. Está la Perfección espiritual, que
consiste en la Realización interior de un estado trascendente de consciencia
más allá de la dualidad. Y también está la perfección como se la expresa y ve en
el campo de la dualidad. Toda la existencia que se relaciona con esta última, y
que forma parte del múltiple mundo manifiesto, admite grados. Y cuando nos
interesamos por la perfección como la vemos en este mundo manifiesto,
descubrimos que, como las demás cosas sujetas a la dualidad, también admite
grados. Lo bueno y lo malo, la debilidad y la fortaleza, y el vicio y la virtud,
son todos opuestos dentro de la dualidad. De hecho, todos estos aspectos son,
en distintos grados, expresiones de la Realidad única.
El verdadero karma-yoga
Puesto que el cuerpo físico y demás cosas materiales pueden ser utilizados
para la vida del espíritu, la verdadera espiritualidad no adopta actitudes
hostiles contra ellos sino que procura expresarse en y por medio de los
mismos. De manera que un ser perfecto no desdeña las cosas bellas o las obras
de arte, ni los alcances de la ciencia y los logros de la política. Las cosas bellas
pueden degradarse convirtiéndose en objetos del deseo o de los celos, y en
posesividad exclusiva; y las obras de arte suelen ser usadas para incrementar y
explotar el egoísmo y otras debilidades humanas. Los logros de la ciencia
pueden ser usados para destrucción mutua, como ocurre en las guerras
modernas; y el fervor político sin visión espiritual puede perpetuar el caos
social e internacional. Sin embargo todas estas cosas pueden ser correctamente
empleadas y ser aptas para la espiritualidad. Las cosas bellas pueden
convertirse en fuente de pureza, felicidad e inspiración; y las obras de arte
pueden ennoblecer y elevar la consciencia de la gente. Los logros de la ciencia
pueden redimir a la humanidad de innecesarios sufrimientos y discapacidades;
y la acción política puede ser un medio para establecer una real fraternidad
entre los humanos. La vida del espíritu no consiste en rehuir los ámbitos de la
existencia propios de este mundo, sino en reclamarlos para el propósito divino,
lo cual es poner al amor, la paz, la felicidad, la belleza y la Perfección espiritual
al alcance de todos.
Las cosas y sucesos de esta vida terrena sólo nos resultan extraños hasta que
se sumergen en la creciente ola de la espiritualidad que todo lo incluye. Una
vez que encuentran su sitio en el esquema de la existencia, vemos que cada
uno de ellos participa en la sinfonía de la creación. Entonces la expresión de la
espiritualidad no necesita un campo separado o exclusivo para manifestarse, y
no se degrada porque se preocupe por las necesidades físicas, intelectuales y
emocionales corrientes de la gente. La vida del espíritu es una existencia
unificada e integral que no admite compartimentos separados o inconexos.
La vida del espíritu es una incesante manifestación del amor divino y del
entendimiento espiritual, y estos dos aspectos de la divinidad son
universalmente irrestrictos e irrefutablemente inclusivos. De manera que el
amor divino no necesita hallarse especialmente en determinado contexto para
hacerse sentir. No tiene necesidad de aguardar algunos extraordinarios
momentos para expresarse, ni está a la mira de algunas tristes situaciones con
cierto sabor de santidad. Encuentra su expresión en cualquier incidente y
situación, que muy bien podría pasar inadvertida para una persona no
iluminada por creer que es demasiado insignificante como para merecer su
atención.
El amor humano corriente sólo se manifiesta en condiciones adecuadas. Es
una respuesta a ciertas clases de situaciones y se relaciona con ellas. Pero el
amor divino, que brota de la fuente interior, es independiente de los estímulos.
Por lo tanto, se manifiesta incluso en circunstancias que quienes sólo han
probado el amor humano podrían considerar desfavorables. Si quienes rodean
a un Maestro Perfecto carecen de felicidad, belleza o bondad, precisamente
estas cosas le dan al Maestro una oportunidad para derramar sobre ellos su
amor divino y redimirlos de su estado de pobreza material o espiritual. Sus
respuestas diarias a su entorno terrenal se convierten en expresiones de la
divinidad dinámica y creadora, la cual se esparce, y espiritualiza todo aquello
en lo cual posa su mente.
EL SERVICIO DESINTERESADO
Todo esto debería hacer que la gente fuera más cuidadosa y criteriosa al
prestar sus servicios. No es menester desalentar el espíritu de servicio
desinteresado. Es verdad que solamente un Maestro Perfecto puede valuar
inequívocamente las necesidades espirituales de cualquier situación, pero sería
una lástima que quienes no puedan estar tan seguros de su propio criterio
refrenen sus espontáneos deseos de prestar un servicio desinteresado, a no ser
que, sin querer, pudieran prestar uno que no lo fuera. Esas personas siempre se
benefician espiritualmente con esto aunque el servicio que presten
desinteresadamente sea poco inteligente.
El valor del servicio depende de la clase de bien que se obtiene a través del
mismo. Atender a las necesidades materiales de otras personas es servicio;
cultivar el intelecto de los demás es servicio; nutrir los corazones de la gente es
servicio; y satisfacer las aspiraciones culturales de la sociedad es servicio. Todas
estas formas de servicio no tienen igual valor aunque todas se acompañen con
espíritu desinteresado. La clase de bienestar que se busque mediante el servicio
dependerá de la visión de la persona, y quien perciba con más claridad el bien
final estará en condiciones de prestar el tipo más importante y valioso de
servicio. Quienes no encontraron a la Verdad suprema son incapaces de este
excelso tipo de servicio. El servicio que ellos presten no podrá tener el mismo
valor para la creación que el servicio de una persona que alcanzó la
comprensión espiritual. En cierto sentido, el verdadero servicio comienza
después de la Realización.
EL PROBLEMA DE LA SEXUALIDAD
El elemento sexual
Esto es como moverse dentro de una jaula. El portal del sendero espiritual
de la renuncia interna y espontánea al deseo permanece cerrado para quienes
no tienen la buena suerte de que un Maestro los despierte. El verdadero
despertar consiste en entrar en el sendero de la sabiduría que, a su debido
tiempo, conduce con seguridad hacia la libertad y la permanente felicidad de la
vida eterna. La renuncia interna y espontánea al deseo difiere tanto de la
represión mecánica como de la satisfacción. La mente apela a la represión
mecánica del deseo debido a su decepción, pero apela a la renuncia interna y
espontánea al deseo debido a la desilusión o al despertar.
Sin embargo, hay que tener presente que una vida de continencia respecto de
los deseos está más cerca de una vida de libertad que de otra que los satisface
(aunque ambas difieren esencialmente en cuanto a calidad de la vida de
libertad). De ahí que, para los aspirantes, una vida de estricto celibato es
preferible a la vida matrimonial si la continencia es fácil para ellos, sin una
indebida sensación de auto-represión. Esta última es difícil para la mayoría de
las personas, y a veces imposible, por lo que la vida matrimonial es
indudablemente más provechosa para ellas, a menos que tengan una especial
aptitud para el celibato.
Las posibilidades del celibato o del matrimonio
El sendero de la vida interior es el mismo tanto para célibes como para las
personas en matrimonio. Cuando el aspirante es atraído por la Verdad, no
anhela nada más, y cuando la Verdad es cada vez más comprensible para él,
entonces se va liberando gradualmente del peso de los deseos. Tanto si es
célibe o está casado ya no se deja gobernar por las engañosas promesas de la
satisfacción o de la represión mecánica y practica la renuncia espontánea del
deseo hasta librarse de los engañosos opuestos. El sendero de la perfección se
abre a los aspirantes célibes o casados, y si lo emprenden desde el celibato o
desde el matrimonio, esto dependerá de sus sanskaras y ataduras kármicas.
Aceptan alegremente las condiciones que sus vidas pasadas les han
determinado y las utilizan para avanzar espiritualmente a la luz del ideal que
han llegado a percibir.
LA SANTIFICACIÓN
DE LA VIDA MATRIMONIAL
El control de la natalidad
La vida y el amor son mutuamente inseparables. Donde hay vida hay amor.
Hasta la consciencia más rudimentaria está siempre tratando de emerger de
sus limitaciones y experimentar alguna clase de unidad con otras formas.
Aunque cada forma esté separada de las demás, en realidad todas ellas son
formas de la misma unidad de vida. El sentido latente de esta oculta realidad
interior se hace sentir incluso en el mundo ilusorio mediante la atracción que
una forma ejerce sobre la otra.
El amor humano es mucho más elevado que todas estas inferiores formas de
amor porque los seres humanos han desarrollado plenamente la consciencia.
Aunque el amor humano mantiene una continuidad con las formas
subhumanas inferiores de amor, se diferencia de ellas en un sentido. De ahora
en más, el amor se manifestará junto a un nuevo factor: la razón. A veces el
amor humano se manifiesta como una fuerza separada de la razón y corre
paralelamente con ésta. A veces se manifiesta como una fuerza que se mixtura
con la razón y entra en conflicto con ésta. Finalmente, se expresa como parte
constitutiva del todo armónico en la que el amor y la razón se han equilibrado
y fundido en una unidad integral.
Estas formas inferiores del amor impiden la libre expansión del amor puro.
La corriente del amor nunca puede llegar a ser cristalina y constante hasta que
se la libre de estas formas inferiores de amor que limitan y pervierten. Las
formas inferiores son enemigas de las superiores. Si el ritmo de las formas
inferiores del amor atrapa a la consciencia, ésta no podrá emanciparse de los
hábitos que ella misma creó, resultándole difícil salir de ellos y avanzar más.
Así es como las formas inferiores del amor siguen interfiriendo en el desarrollo
de la forma superior; por lo que es preciso renunciar a ellas a fin de permitir la
ilimitada aparición de la forma superior del amor.
El amor y la pasión
El amor y la lujuria
El amor puro, despertado por la gracia del Maestro, es más valioso que
cualquier otro estímulo que el aspirante pueda utilizar. Este amor combina en
sí no sólo los méritos de todas las disciplinas sino que también las supera a
todas en su eficacia para conducir al aspirante hacia la meta. Cuando nace este
amor, el aspirante tiene un solo deseo: el de unirse con el Amado divino. Este
retiro de la consciencia de todos los demás deseos conduce hacia la pureza
infinita; por lo tanto nada purifica más completamente al aspirante que este
amor. El aspirante está siempre dispuesto a ofrendarlo todo por el Amado
divino, y ningún sacrificio es demasiado difícil para él. Sus pensamientos ya no
se centran en sí mismo para concentrarse exclusivamente en el Amado divino.
Mediante este amor intenso y cada vez mayor, al final rompe las cadenas del
yo y se une con el Amado. Ésta es la consumación del amor. Cuando el amor
encuentra su fructificación se vuelve divino.
Hasta el tipo más elevado de amor humano está sujeto a las limitaciones de
la naturaleza individual, la cual persiste hasta el séptimo plano. El amor divino
surge después de que la mente individual desaparece y se libra de las trabas de
la naturaleza individual. En el amor humano, la dualidad del amante y el
amado persiste, pero en el Amor divino, amante y Amado se vuelven Uno. En
esta etapa, el aspirante salió del campo de la dualidad y se vuelve uno con
Dios, pues el Amor divino es Dios. Cuando el amante y el Amado son uno, es
el final y el principio.
El universo entero surgió a causa del amor, y es a causa del amor que su
existencia continúa. Dios desciende en el reino de la Ilusión porque la aparente
dualidad del Amado y del amante contribuye finalmente a que Él disfrute
conscientemente su propia divinidad. La tensión de la dualidad condiciona y
sostiene el desarrollo del amor. Dios tiene que sufrir la aparente diferenciación
en la multiplicidad de las almas a fin de continuar el juego del amor. Ellas son
sus propias formas, y en relación con ellas Él asume simultáneamente los roles
del Amante Divino y del Amado Divino. Como el Amado, Él es el objeto
verdadero y último de su apreciación. Como el Amante Divino, Él es el
salvador real y último de ellas, trayéndolas de vuelta hacia Sí. De esta manera,
aunque todo el mundo de la dualidad es sólo una ilusión, esa ilusión nació
para un propósito significativo.
LA INFINITUD DE LA VERDAD
La infinitud matemática
Toda esta confusión se debe al hecho de que las ideas matemáticas suelen
dominar la mente del hombre, aun cuando su interés sean las estimaciones de
naturaleza espiritual. Sin embargo, lo espiritualmente grande difiere en especie
de lo matemáticamente grande. La idea matemática de la infinitud se construye
imaginando la colección de un número infinito de unidades, cada una de las
cuales posee un valor o una importancia fija e idéntica. Esta infinitud
matemática es en realidad inalcanzable incluso imaginariamente porque ante
cualquier número que pudiéramos imaginar seríamos capaces de concebir un
número que sería aún mayor. Cada unidad es falsa si consideramos que tiene
una existencia o importancia separada y exclusiva. De manera que la idea
matemática de infinitud resulta ser producto de una imaginación activada por
falsas suposiciones.
La infinitud espiritual
El eterno ahora
La plenitud de ser
No es acertado privar al presente de toda importancia subordinándolo a un
fin en el futuro, pues esto significa que acumulamos toda la importancia en el
futuro que imaginamos, en lugar de percibir y comprender la verdadera
importancia de todo lo que existe en el ahora. En la eternidad no puede haber
flujo y reflujo ni intervalos sin sentido entre cosechas intermitentes, sino una
plenitud de ser que no puede empobrecerse ni un solo instante. Cuando la vida
parece estéril y vacía no se debe a una reducción de la infinitud de la Verdad
sino a una carencia de capacidad para entrar en plena posesión de ella.
La minoría y la mayoría
La totalidad indivisible
El mundo de la multiplicidad
Donde hay muchos, necesariamente existe una comparación entre ellos. Hay
grandes y pequeños, una jerarquía de pretensiones, privilegios y derechos, así
que cualquier valoración aparece distorsionada por el hecho de que se
reconozcan graduaciones de distinto tipo. Desde el punto de vista espiritual,
todas estas son formas de falsa consciencia porque la misma Verdad vibra en
todos. Sin embargo, la unidad que se experimenta en la Realización es
necesariamente diferente del principio de igualdad. En la dualidad, una
persona puede ser igual a cualquier otra respecto de reclamos, derechos y
valores, pero jamás podrá ser igual a dos o más personas dentro de la
dualidad.
LA BÚSQUEDA DE DIOS
Un episodio ilustrativo
Falló todo lo que le servía de consuelo, pero al mismo tiempo su voz interior
rehúsa reconciliarse por completo con la posición de que la vida carece de todo
sentido. Si él no postula aún alguna realidad oculta que hasta ese momento no
conoció, entonces no hay nada por lo que valga la pena vivir. Tiene solamente
dos opciones: o existe una Realidad espiritual oculta, que los profetas han
descripto como Dios, o todo carece de sentido. La segunda opción es
cabalmente inaceptable para la personalidad total del hombre, por lo que
deberá ensayar la primera opción. De manera que el individuo se vuelve hacia
Dios cuando los asuntos de este mundo lo acorralan.
Ahora bien, puesto que no existe un acceso directo a esta realidad oculta que
él postula, inspecciona sus experiencias habituales en procura de vías posibles
que conduzcan hacia un significativo más allá. Así retorna a sus experiencias
habituales con el propósito de recoger un poco de luz sobre el sendero. Esto
implica mirar todo desde un nuevo ángulo y supone una reinterpretación de
cada experiencia. Ahora tiene no solamente experiencia sino que también trata
de sondear su significado espiritual. No le interesa meramente lo que es, sino
también lo que significa en la marcha hacia esta meta oculta de la existencia.
Toda esta cuidadosa reevaluación de la experiencia tiene como resultado el
logro de una percepción que no le sucedía antes de iniciar su nueva búsqueda.
Reevaluar la experiencia equivale a una nueva porción de sabiduría, y cada
complemento de la sabiduría espiritual produce necesariamente una
modificación de nuestra actitud general hacia la vida. De modo que la
búsqueda puramente intelectual de Dios o de la Realidad espiritual oculta,
repercute en la vida práctica de la persona. Ahora su vida se convierte en un
real experimento con los valores espirituales percibidos.
Todas las personas tienen que pasar por el estado de esclavitud, pero este
período de esclavitud no hay que considerarlo un episodio sin sentido en la
evolución de la vida. Tenemos que experimentar el hecho de estar enjaulados
si hemos de apreciar la libertad. Si un pez no sale del agua una sola vez
siquiera en todo el transcurso de su vida, entonces no tiene la posibilidad de
apreciar el valor del agua. Desde su nacimiento hasta su muerte vivió
solamente en el agua, sin estar en condiciones de comprender qué significa
realmente el agua para su existencia. Pero si lo sacamos del agua tan sólo un
instante, anhelará el agua y esa experiencia lo calificará para apreciar la
importancia de aquélla. Del mismo modo, si la vida fuera constantemente libre,
sin que la esclavitud se pusiera de manifiesto, el hombre no llegaría a entender
lo que la libertad significa realmente. Experimentar la esclavitud espiritual y
conocer el intenso deseo de estar libre de ella es una preparación para disfrutar
plenamente la libertad que ha de venir.
Así como el pez que sacamos del agua anhela regresar a ella, de igual
manera el aspirante que percibió la meta anhela unirse con Dios. De hecho, este
anhelo de regresar a la fuente está presente en cada ser desde el tiempo mismo
en el que el velo de la ignorancia lo separó de aquélla, pero el individuo no es
consciente de este anhelo hasta entrar como aspirante en el sendero espiritual.
En un sentido podemos acostumbrarnos a la ignorancia, así como quien viaja
en tren puede acostumbrarse a la oscuridad de un túnel cuando el convoy lo
está atravesando. Incluso entonces existe una clara incomodidad y una
inquietud vaga e indefinible, debidas a la sensación de que está faltando algo.
Desde el comienzo mismo, el individuo percibe que este “algo” tiene una
importancia formidable. En las etapas de densa ignorancia, a este “algo” suele
identificárselo indeliberadamente con las variadas y diversas cosas de este
mundo material.
Sin embargo, cuando la experiencia que tenemos de este mundo está
suficientemente madura, las repetidas desilusiones de la vida nos encauzan
debidamente para que descubramos lo que nos está faltando. A partir de este
entonces, el individuo busca una realidad más profunda que las formas
cambiantes. Podríamos describir acertadamente este momento como la primera
iniciación del aspirante. Desde el momento de la iniciación en el sendero, el
anhelo de unirse con la fuente de la que se había separado se expresa e
intensifica. Así como la persona que está en el túnel anhela la luz, y aún más
intensamente después de ver un destello que llega desde el otro extremo, de
igual manera quien tuvo una vislumbre de la meta anhela apresurarse e ir
hacia a ella con toda la celeridad de la que dispone.
Tras innumerables vidas dentro del escenario que el mundo físico le brinda,
las impresiones conectadas con el mundo físico se debilitan con la prolongada
duración de la experiencia de los opuestos, como la gran felicidad y el intenso
sufrimiento. El debilitamiento de las impresiones es el comienzo del despertar
espiritual, el cual consiste en que el haz de luz de la consciencia se retira
gradualmente de la fascinación del mundo físico. Cuando sucede esto, las
impresiones densas se tornan sutiles, facilitando e induciendo así al alma a
transferir la base de su actuación consciente del cuerpo físico al cuerpo sutil.
Ahora el haz de luz de la consciencia cae sobre el cuerpo sutil y opera por
medio de éste como su instrumento, dejando de trabajar por medio del cuerpo
físico. Por lo tanto, todo el mundo físico se retira de la consciencia del alma, y
sólo se vuelve consciente del mundo sutil. Ahora la esfera sutil de la existencia
constituye el contexto de su vida, y el alma se considera el cuerpo sutil, el cual
se convierte y ve como centro de todas sus actividades. Aunque el alma se
volvió consciente de lo sutil, sigue ignorando su naturaleza verdadera, puesto
que no puede conocerse directamente por sí misma sino sólo mediante el
cuerpo sutil.
Sin embargo, el cambio de etapa de la acción, de la esfera física a la esfera
sutil de la existencia, es de considerable importancia. En la esfera sutil, los
convencionalismos del mundo físico son reemplazados por nuevas normas que
están más cerca de la Verdad, y resulta posible un nuevo modo de vivir al
aparecer nuevos poderes y al ponerse en circulación la energía espiritual. La
vida en el mundo sutil es sólo una fase pasajera de la travesía espiritual, y está
lejos de ser la meta, pero de millones de almas conscientes de lo físico, apenas
una es capaz de llegar a ser consciente de lo sutil.
La necesidad de un Maestro
El cuento de la calabaza
Este cuento de la calabaza brinda una analogía sobre las diferentes formas
de falso conocimiento del yo, derivado de identificarse con uno de los cuerpos.
El hecho de conocerse como el cuerpo equivale a conocerse por medio de la
calabaza. Podemos comparar la perturbación causada por la no identificación
con el cuerpo físico, sutil o mental con la confusión del hombre distraído
cuando no pudo ver más la calabaza en su propio cuello. El principio de la
disolución de la percepción de la dualidad, equivale al hombre que se
identifica como el extraño que tiene colgada la calabaza. Además, si el hombre
distraído del cuento aprendiera a conocerse por sí solo e independientemente
de cualquier signo externo, a este conocimiento podríamos compararlo con el
verdadero conocimiento de Sí Misma por parte del alma, que después de cesar
de identificarse con los tres cuerpos, sabe que ella no es otra que Dios infinito.
La meta misma de la creación es llegar a este Conocimiento.
LA REALIZACIÓN DE DIOS
La reanudación de la vigilia
El ego es el centro de toda actividad humana. Los intentos del ego para
obtener su propia extinción podrían compararse con el intento de una persona
que pretende pararse sobre sus hombros. Así como el ojo no puede verse, de
igual manera el ego es incapaz de poner fin a su propia existencia. Medra con
los esfuerzos que él realiza para su propio aniquilamiento. Florece con los
mismísimos esfuerzos que emprende contra sí mismo. De manera que es
incapaz de desaparecer por completo mediante su propia actividad
desesperada, aunque logre transformar su propia naturaleza. La desaparición
del ego es condicionada por la disolución de la mente limitada, en la cual tiene
su asiento.
El valor de la fe
La historia de Kalyan
Una íntegra lealtad al Maestro no reduce para nada la esfera vital de la vida
del discípulo. Servir al Maestro es servir a nuestro propio Ser en todos los
demás seres. El Maestro mora en la consciencia universal y desea el bienestar
espiritual del universo. Por lo tanto, servir al Maestro es participar en su causa,
la cual consiste en servir a toda la vida. Mientras participa en la labor del
Maestro, es probable que al discípulo se le pida que esté en contacto con el
mundo. Pero aunque actúe en el mundo de conformidad con la labor que ha de
llevar a cabo, el discípulo se halla en contacto interior con el Maestro como Ser
infinito. Por lo tanto, compartiendo la labor del Maestro, el discípulo se acerca
más a éste y se convierte en parte integral de su consciencia. Servir al Maestro
es el medio más rápido para Realizarlo.
La lealtad al Maestro
Casos conflictivos
Por lo tanto, el discípulo debe poner siempre a prueba sus propios impulsos
por medio de las normas u órdenes que el Maestro le dé. En caso de cualquier
conflicto entre los dos, debe examinar cuidadosamente sus propias ideas para
descubrir los puntos en los que podrían carecer de perfección. Una pequeña
reflexión casi siempre es suficiente para percibir la armonía básica entre los
verdaderos dictados de su propio Ser superior y los requerimientos del
Maestro.
Sin embargo, si ocasionalmente el discípulo es incapaz de conciliar los dos,
puede estar seguro de que no entendió como es debido los dictados de su
propio Ser superior o no captó apropiadamente el significado de lo que el
Maestro le requirió. En estos casos, el Maestro deja al discípulo en libertad para
que obre según su propia consciencia a cualquier costo. A veces el Maestro
puede dar instrucciones con el propósito de preparar a su discípulo para un
modo de vida superior. En estas circunstancias, el discípulo se encuentra frente
a una divergencia aparente y temporal entre sus propias inclinaciones y las
instrucciones del Maestro. Pero habitualmente el Maestro no da instrucciones
para las que el discípulo no haya estado preparado ya interiormente.
La morada de la ilusión
Antes de que el ojo interno se abra, la mente concibe a la meta como si fuera
el Infinito, y esta concepción se basa en alguna imagen simbólica de la infinitud,
como por ejemplo, el cielo o el océano, lo cual sugiere una idea de vastedad.
Aunque este concepto del Infinito es claro y bien definido, ha de ser suplantado
por la percepción directa del Infinito. El aspirante ve directamente al Ser
cuando se abre su ojo interno del espíritu. Cuando sucede esto, la mente se
obnubila con lo que ve, lo cual deja de ser claro como antes de que su ojo
interno se abriera. Obnubilada por la percepción del Ser, la mente pierde su
capacidad para pensar con claridad y confunde la visión del Ser con haberse
realizado. De ahí viene la ilusión de estar al fin del sendero cuando aún uno se
encuentra transitándolo. En términos sufis, esta parte específica del sendero se
conoce como muqam-e-afsan, o la morada del engaño. El Maestro puede
intervenir hábilmente en estas difíciles fases del sendero e impulsar al aspirante
para que continúe en lugar de quedar varado en el camino.
Fe incondicional
El Maestro utiliza a Maya para hacer que el aspirante salga de Maya, y como
él mismo está más allá del bien y el mal, es probable que a menudo exija cosas
que sean inaceptables e incluso chocantes para el buen sentido común de sus
discípulos. Lo mejor que el discípulo puede hacer es seguir las instrucciones
del Maestro con fe incondicional, sin someterlas al juicio de sus limitadas
facultades. Los que siguen son ejemplos conocidos que ilustran esto.
En el Koran hay un relato histórico sobre Abraham, a quien el Señor le pide
que sacrifique a su querido hijo Ismael. Cuando Abraham, firme en su decisión
y fe, estaba a punto de matar a Ismael, intervino Dios y aceptó que se
sacrificara un carnero en lugar de su hijo.
Cuando Shams-e-Tabriz ordenó a su discípulo, el Maulana Jalaluddin Rumi,
que le trajera vino, éste cumplió resueltamente para complacer a su Maestro y
obtener su gracia. En esa época, el Maulana tenía a sus órdenes un importante
séquito de teólogos musulmanes debido a su fama de gran teólogo en el
mundo islámico, y el vino está religiosamente vedado (haram) a los
musulmanes. Por ende, cargar sobre sus hombros una tinaja de vino por las
calles fue una prueba crucial para el Maulana, pero lo hizo.
Uno de sus Maestros pidió a Ghausali Shah, quien vivía en una choza junto
al río Ganges, que llenara un recipiente con agua potable, pero sólo del medio
de la corriente. Era cerca de medianoche y el río Ganges estaba en plena crecida
a causa del monzón. Al principio el discípulo vaciló, pero al final juntó coraje
para intentar lo imposible, creyendo en la omnisciencia del Maestro. Ni bien se
internó en las furiosas aguas del Ganges observó que el panorama se
transformaba prodigiosamente. En lugar de oleajes y correntadas, el río se había
convertido en un delgado hilo de agua, y el recipiente que él tenía que llenar
por poco no tocaba el lecho de ese río. El discípulo casi lo cruzó hasta la ribera
de enfrente buscando la mitad de la corriente.
Estaba ocupado en eso cuando el Maestro apareció en escena y le preguntó
por qué razón se demoraba. Cuando Ghausali Shah le explicó que no podía
ubicar la mitad de la corriente, el Maestro le permitió llenar el recipiente con el
hueco de su mano y él mismo le ayudó a hacerlo. Luego el Maestro dejó al
discípulo con un pretexto, pidiéndole que lo siguiera de inmediato después de
llenar el recipiente. Cuando Ghausali Shah regresó a la choza con el recipiente
lleno de agua, se desconcertó al enterarse por los otros discípulos que el
Maestro nunca había salido de la choza ni siquiera un minuto mientras él
estaba ausente, sino que había estado conversando con ellos todo el tiempo
acerca de él.
Estos relatos muestran cómo los Maestros pueden usar sus poderes ocultos
en ocasiones especiales para doblegar el ego de sus discípulos y ayudarlos a
avanzar por el sendero. Por regla general, los Maestros retacean muchísimo el
uso de sus poderes divinos, y nunca los usan, a menos que esto sea
absolutamente necesario para fines espirituales. Corrientemente, ellos logran
sus propósitos con métodos normales y de este mundo. Al hacerlo, no sólo
muestran gran comprensión, agudo sentido del humor, infinita paciencia y
consumado tacto, sino que también se toman la gran molestia de ayudar a sus
discípulos y adaptarlos de innumerables modos a cuanto las necesidades de la
situación pudieran implicar.
Sin embargo, el método habitual del Maestro para con el discípulo es tan
dulce y agradable como eficaz. El Maestro queda muy complacido cuando el
discípulo muestra cualquier progreso real en la vida espiritual. Elogiando al
discípulo que bien se lo merece, confirma en éste las cualidades espirituales
que está concretando y despierta en él la confianza que le permitirá hacer
frente a cualquier situación. Una emoción noble y grata, un gesto de
abnegación, un sacrificio heroico o un episodio que revele extraordinaria
paciencia, amor o fe, cualquiera de estas actitudes son suficientes para hacer
sentir feliz al Maestro y provocar su aprobación. El método que el Maestro
utiliza habitualmente para estimular buenas cualidades en el discípulo consiste
en apreciar sus logros lisa y llanamente, y sin tapujos. El discípulo pronto
empieza a valorar la aprobación del Maestro, y esto lo complace más que
cualquier otra cosa. Está dispuesto a resistir las más grandes tentaciones y a
sufrir las pruebas más exigentes, que de otro modo le parecerían imposibles, si
sabe que esto hará feliz al Maestro.
Primera Parte:
El ego como centro del conflicto
El mal necesario
Por lo tanto, sería un error imaginar que el ego surge sin propósito alguno.
Aunque sólo surja para finalmente desaparecer, provisoriamente satisface una
necesidad que no podría haber sido ignorada en la larga travesía del alma. El
ego no tiene por objeto ser una permanente desventaja, puesto que puede ser
superado y trascendido mediante la labor espiritual. Sin embargo, la fase
durante la cual el ego se está formando hay que considerarla un mal necesario
que de momento tiene existencia.
La falsa evaluación
Una vez que sabemos cuál es la elección acertada, el próximo paso consiste
en ser fieles a ella. Aunque las tendencias mentales en pugna se calmen
eligiendo un rumbo en especial prefiriéndolo a otras opciones, aquéllas siguen
actuando como obstáculos para que elijamos de una manera totalmente eficaz
y operativa. A veces existe el peligro de que una decisión quede derribada al
intensificarse las fuerzas en pugna en el subconsciente. A fin de evitar la
derrota, la mente debe ser tenazmente fiel a los valores correctos que percibió.
De manera que la solución del conflicto mental exige no solamente percepción
de los valores correctos sino también inquebrantable fidelidad a ellos.
Una parte importante del proceso por el cual se aniquila al ego consiste en
extraer de los más profundos estratos del subconsciente las raíces del ego que
están sepultadas, y en traerlas a la luz de la consciencia. La otra parte
importante consiste en manejar inteligentemente los deseos después de que
éstos logran entrar en la palestra de la consciencia. El proceso por el cual se
tratan los componentes de la consciencia explícita de ninguna manera es claro
y sencillo, pues el ego explícito tiene la tendencia a vivir por medio de
cualquiera de los opuestos de la experiencia. Si el intenso accionar de la
consciencia inteligente lo expulsa de un opuesto, tiende a desplazarse hacia el
otro extremo y vivir por medio de éste. Mediante una repetida alternancia
entre los opuestos de la experiencia, el ego elude el ataque de la consciencia
inteligente y procura perpetuarse.
La guerra de guerrillas
Tercera Parte:
Las formas del ego y su disolución
La idea de igualdad
El complejo de superioridad
El complejo de inferioridad
A fin de producir una rápida disolución de estas dos formas principales del
ego, el Maestro puede despertar deliberada y alternadamente estos dos
complejos. Si el discípulo está a punto de desanimarse y renunciar a su
búsqueda, el Maestro podría despertar en él una profunda confianza en sí
mismo. Si está a punto de volverse egoísta, podría remover este nuevo
obstáculo creando situaciones en las que el discípulo tuviera que aceptar y
reconocer su propia incapacidad y futilidad. Así el Maestro ejerce su influencia
sobre el discípulo a fin de acelerar las etapas que el ego en disolución atraviesa
antes de su desaparición final.
Primera Parte:
El valor de las experiencias ocultas
De hecho, el ego del aspirante tiende a apegarse a este nuevo campo que se
le revela, el cual le hace creer que es una persona fuera de lo común, a la que se
le concedió un privilegio exclusivo, y en la medida que tiene más experiencias,
la persona más deseará abarcar. También se habitúa a depender de un
incentivo oculto para cada paso que da en el sendero, tal como quienes
consumen drogas y se hacen adictos a ellas, necesitan un estímulo hasta para
hacer cosas que anteriormente podían hacer sin ese estímulo. A fin de evitarle
este peligro al aspirante, el Maestro se esmera en no satisfacer sus nuevos
deseos de experiencias ocultas. Le concede estas experiencias siempre y
cuando sean absolutamente necesarias a los fines espirituales, pero no cuando
el aspirante las quiere o pide.
Si en el momento en el que la experiencia oculta ocurre, ésta fue útil para dar
un nuevo impulso al esfuerzo espiritual, a menudo no importa si el aspirante la
analiza retrospectivamente y piensa que se trata de una forma de ilusión. Sin
embargo, hay algunas experiencias ocultas que son concedidas
deliberadamente al aspirante para que sean fuentes permanentes de inspiración
y guía. Respecto de estas experiencias especiales, es necesario que el aspirante
cese de dudar de su validez e importancia.
La actitud general de buscar interminables corroboraciones de las
experiencias ocultas no es sana en absoluto, y el Maestro sólo las ratifica cuando
lo considera necesario. Además, es él quien toma la iniciativa del modo que
juzgue mejor en esa situación. Cuanto él hace es producto de su libre accionar, y
de ninguna manera se relaciona con, ni depende de expectativa alguna por
parte del aspirante. Pero cuando es espiritualmente necesario, el Maestro
incrementa ciertamente la eficacia de la experiencia oculta, confirmando su
validez y autoridad mediante alguna ratificación directa o indirecta valiéndose
para ello, de la gama habitual de experiencias del aspirante.
Segunda Parte:
La relación con el Maestro en la vida espiritual
Igual que el darshan, caer a los pies de un Maestro tiene también su especial
valor. Los pies, que físicamente son la zona más baja del cuerpo, desde el
punto de vista espiritual son la más alta. Físicamente, los pies recorren todo, lo
bueno y lo malo, lo bello y lo feo, y lo limpio y lo sucio, pero siguen estando
por encima de todo. Espiritualmente, los pies de los Maestros están por encima
de todas las cosas del universo, el cual es para ellos como si fuera polvo.
Cuando las personas van a ver al Maestro y le tocan los pies con sus manos,
descargan en él el peso de sus sanskaras. Él recoge los sanskaras de todo el
universo, tal como una persona común y corriente recoge en sus pies polvo a
medida que camina.
Según una antigua tradición, después de que el aspirante obtiene el darshan
de un Maestro y cae a sus pies, lava los pies de éste con leche y miel, y deposita
cerca de los pies un coco a modo de ofrenda. La miel representa a los sanskaras
rojos (malos), la leche a los sanskaras blancos (buenos), y el coco a la mente. De
manera que esta convención, establecida en ciertas regiones en conexión con la
salutación al Maestro, simboliza realmente descargar todos los sanskaras en el
Maestro y ofrendarle la mente. La adopción de esta actitud interior constituye
el paso más crítico e importante que el aspirante debe dar a fin de iniciarse en
el Sendero.
El contacto mental
Precauciones especiales
El ojo interno
El punto Om
Los siddhis
Tercera Parte:
El Ocultismo y la Espiritualidad
El conocimiento teórico
Más que en cualquier otra ciencia, en el ocultismo existe una bien marcada y
significativa división entre los que conocen y los que no conocen. Hasta cierto
punto, en otras ciencias el conocimiento indirecto puede ocupar el lugar del
conocimiento directo. En el ocultismo, el conocimiento indirecto de ninguna
manera puede aproximarse al conocimiento directo en lo que se refiere a
significado e importancia. Por lo tanto, aunque el ocultismo es una ciencia
importante, la difusión de información puramente teórica acerca de estas
realidades ocultas tiene poca importancia. El conocimiento meramente teórico
de algunos hechos ocultos no pueden ser especialmente valiosos para quienes
no poseen experiencias de las realidades ocultas de primera mano.
Seguramente, para estos últimos, los fenómenos ocultos han de seguir
perteneciendo, en mayor o menor medida, a la categoría descriptiva de las
regiones desconocidas o al producto de la imaginación.
Las personas mundanas están tan inmersas en sus deseos materiales que
nada despierta su interés, a menos que se relacione directamente con satisfacer
esos deseos. De manera que tal vez vayan a ver a un Maestro, y lo sirvan y
respeten con la esperanza de que él los ayude en sus problemas materiales.
Cuando una persona se acerca respetuosamente a un Maestro, el deber de éste
es ayudarla espiritualmente, aunque haya acudido por algún otro motivo. Por
eso, el Maestro, que comprende perfectamente a la mente humana, puede
decidir ayudar materialmente a esa persona a fin de ganársela para la
verdadera espiritualidad. Este incentivo material, que el Maestro brinda con
fines espirituales, es antes una excepción que una regla. Son mayoría los
Maestros que disuaden a la gente de acercarse a ellos en procura de beneficios
materiales. Desde el punto de vista espiritual, es infinitamente mejor que una
persona ame a un Maestro simplemente porque es digno de ser amado, a que
lo ame por fines egoístas. Las personas deberían ir a ver a un Maestro porque
están auténticamente interesadas en la verdadera espiritualidad y por ninguna
otra razón. Sólo entonces obtienen el máximo beneficio de su contacto con el
Maestro.
El descenso
La historia de Ganj-e-Shakkar
Esto lo ilustra muy bien la historia de un wali famoso que se llamaba Baba
Fariduddin, también conocido como Ganj-e-Shakkar. Este wali, o “amigo de
Dios”, mucho antes de alcanzar la Iluminación estaba en hairat y
completamente absorto en ese estado. No podía cerrar los ojos, los tenía
siempre abiertos, deslumbrados y vidriosos, y no podía comer. Su Maestro,
Khwaja Muinuddin Chishti, quería sacarlo de este estado de fascinación y
hacerlo “descender”, pero al wali le resultaba difícil obedecer a su Maestro.
Fue entonces cuando el Maestro “hizo girar la llave” y lo persuadió de la
siguiente manera.
El Maestro indujo internamente a cinco ladrones a que se acercaran al lugar
en el que Ganj-e-Shakkar estaba, se sentaron a cinco pasos del wali y se
pusieron a repartir lo que habían robado. Pronto empezaron a pelearse, y dos
de ellos mataron a los otros tres. Los dos que habían salido airosos en la pelea
se dividieron el botín y huyeron, pero mientras lo hacían pasaron por el lugar
en el que estaba sentado el wali, quien en ese momento recobró la consciencia
normal. La proximidad de aquellos criminales fue un estímulo grosero pero
suficiente para hacerlo descender a su consciencia normal.
Lo primero que el wali vio fueron dos gorriones, y su primer impulso fue
ensayar con ellos sus nuevos poderes, diciendo: “¡Mueran, gorriones!”, y los
gorriones cayeron muertos. Después dijo: “¡Resuciten, gorriones”!, y los
gorriones revivieron. Atónitos, los dos ladrones vieron esto y le pidieron al
wali que resucitara a los tres ladrones a los que habían matado en un arranque
de ira. Entonces el wali se dirigió a los tres ladrones muertos y les dijo:
“¡Levántense!”, pero no volvieron a la vida. Horrorizado al pensar que había
perdido sus poderes, y arrepentido de haberlos usado frívolamente, fue
llorando a ver a su Maestro y, al acercarse a éste, vio que los tres ladrones
estaban masajeando los pies de su Maestro.
Entonces el wali regresó a su lugar original, indiferente a la comida o a la
bebida, adelgazó y permaneció diez años en el mismo sitio hasta que las
hormigas empezaron a comerle el cuerpo, pero como la gente acostumbraba
visitarlo y ponerle cerca grandes cantidades de azúcar, las hormigas optaron
por comer el azúcar. Y puesto que siempre estaba rodeado por montones de
azúcar, se lo llegó a conocer como Ganj-e-Shakkar, o el “tesoro de azúcar”. Su
historia muestra que hasta los aspirantes más avanzados necesitan la ayuda de
un Maestro si han de avanzar por el camino hacia la Realización.
TIPOS DE MEDITACIÓN
Primera Parte:
La naturaleza de la meditación y sus condiciones
El silencio y el aislamiento
El valor de la oscuridad
La meditación colectiva
TIPOS DE MEDITACIÓN
Segunda Parte:
Los principales tipos de meditación
y su respectivo valor
La analogía de la comida
El segundo principio
La meditación discriminativa
y las meditaciones del corazón y la acción
Un relato ilustrativo
TIPOS DE MEDITACIÓN
Tercera Parte:
Clasificación general de las formas de meditación
La meditación es universal
3 Leer exposiciones
escritas de los
Maestros
II La Meditación 1 La meditación
especializada sobre los objetos de
que selecciona la experiencia
algunos
elementos
2 La meditación
definidos
sobre el sujeto de la
experiencia
3 La meditación
sobre las
operaciones
mentales
TIPOS DE MEDITACIÓN
Cuarta Parte:
Asimilación de las Verdades Divinas
Sección A
Modos de Meditación General
El valor de escuchar
Sección B
La lectura como meditación
Esta forma especial de meditación es muy fácil y útil porque la lectura del
tema y el pensar sobre éste tienen que efectuarse simultáneamente. Además, al
hacer que la exposición sobre el tema sea clara y concisa, se elimina la
probabilidad de cualquier trastorno que surja de pensamientos irrelevantes. Es
muy difícil evitar el trastorno causado por pensamientos irrelevantes mientras
meditamos sobre algún ensayo o libro extenso, aunque lo sepamos de
memoria. Por lo tanto, es impracticable la meditación espontánea sobre eso. La
aparición de pensamientos irrelevantes es muy probable durante la meditación
prolongada sobre ideas abstractas o algún objeto concreto de la experiencia.
Pero los pensamientos irrelevantes son extremadamente improbables si el tema
utilizado para meditar consiste en una breve exposición sobre la Verdad
supersensible. Si el aspirante medita sobre la siguiente exposición acerca de las
Verdades divinas de la manera antes indicada, la meditación se volverá no sólo
espontánea y fácil, encantadora e inspiradora, sino también útil y exitosa. Así
el aspirante estará dando un importantísimo paso hacia la realización de la
meta de la vida.
Sección C
Las Verdades divinas
(para la meditación mediante lectura)
La Travesía del Alma hacia el Alma Universal
El alma y su ilusión
El propósito de la creación
El sendero espiritual
El viaje de regreso del alma consiste en que se libre de la ilusión de que ella
es idéntica a sus cuerpos físico, sutil y mental. Cuando la atención del alma se
vuelve hacia el conocimiento de Sí Misma y la realización de Sí Misma, los
sanskaras que mantienen a la consciencia volcada hacia el mundo fenoménico
se sueltan y desaparecen gradualmente. Los sanskaras van desapareciendo a
medida que el alma atraviesa el velo de la Ilusión cósmica; entonces empieza
no sólo a trascender los diferentes estados del mundo fenoménico sino que
también se conoce como diferente de sus cuerpos. El sendero espiritual
comienza cuando el alma se encuentra y vuelca toda su consciencia hacia la
Verdad (Dios).
En la primera etapa, el alma está totalmente inconsciente de su cuerpo físico
y del mundo físico, y experimenta el mundo sutil por medio de su cuerpo sutil,
con el cual se identifica. En la segunda etapa, el alma está totalmente
inconsciente de sus cuerpos físico y sutil, y también de los mundos físico y
sutil, y experimenta el mundo mental por medio de su cuerpo mental, con el
cual ahora se identifica. En esta etapa puede decirse que el alma está frente a
frente con Dios, o el Alma Universal, a quien reconoce como infinita. Pero
aunque reconoce la infinitud del Alma Universal, a la cual objetiva, se
considera finita debido a su identificación con el cuerpo mental o mente.
Tenemos pues la paradoja de que el alma, que en realidad es infinita, ve su
estado infinito, pero aún sigue considerándose finita porque, mientras ve su
estado infinito, considera que ella es la mente. Ello es debido a que se imagina
que es la mente y contempla al Alma Universal como objeto de la mente.
Además, no sólo anhela ser Una con el Alma Universal objetivada, sino que
también se esfuerza en satisfacer ese anhelo.
La meta
En la tercera etapa, la plena consciencia del alma se ve atraída aún más hacia
el interior y cesa de identificarse aún con el cuerpo mental. Así el alma en la
tercera y última etapa, que es la meta, deja de identificarse con los tres cuerpos
que ella había desarrollado para que evolucionara la plena consciencia. Ahora
no sólo se conoce como sin forma y más allá de todos los cuerpos y mundos,
sino que también realiza con plena consciencia su propia unidad con el Alma
Universal, la cual es Una, indivisible, real e infinita. Durante esta realización de
la Verdad, ella disfruta la dicha, la paz, el poder y el conocimiento infinitos, las
cuales son características del Alma Universal.
TIPOS DE MEDITACIÓN
Quinta Parte:
Meditaciones especializadas personales
(Continúa en pág. )
4 Meditación de la acción
7 Meditación sobre el
aspecto sin forma e
infinito de Dios
FORMAS DE
B Meditación 8 Búsqueda del agente
MEDITACIÓN
sobre los de la acción
IMPERSONAL
sujetos de la 9 Considerarse como
experiencia testigo
C Meditación 10 Escribir los
sobre las pensamientos
operaciones
mentales 11 Observar las operaciones
mentales
Hay que señalar que de estas doce formas de meditación especializada, las
cuatro primeras son formas de meditación personal y las ocho restantes, de
meditación impersonal. La meditación es personal cuando trata sobre una
persona, y es impersonal cuando trata sobre aspectos de la personalidad
humana o de algo que está fuera del campo de la personalidad humana como se
la entiende habitualmente. Las formas de meditación especializada que son
personales serán explicadas una por una en esta Parte, y las formas de
meditación especializada que son impersonales serán explicadas una por una
en la Sexta Parte.
Cuando se hace hincapié sobre las cualidades del Maestro, a menudo esto
facilita la concentración en la forma del Maestro. En este tipo de meditación, el
aspirante es consciente de la Perfección espiritual del Maestro y fija
espontáneamente su atención en la forma de éste, sin analizar su Perfección
espiritual en cuanto a las cualidades que la componen. Sin embargo, aunque
estas cualidades no son revividas de forma separada en la mente, todo lo que el
aspirante pueda haber comprendido de ellas (mediante meditación
preparatoria sobre las diversas cualidades del Maestro) constituye el trasfondo
implícito de esta concentración unidireccional y contribuye a tornarla eficaz y
valiosa. Esta forma de meditación implica identificar totalmente al Maestro con
el ideal espiritual.
El amor al Maestro genera una creciente identificación con él, por lo que el
aspirante desea vivir en y para el Maestro, no para su propio menguado yo.
Esto induce la meditación sobre la acción. Los modos iniciales de meditar sobre
la acción suelen tener las siguientes formas: 1) el aspirante ofrenda
mentalmente al Maestro todo lo que existe en él, renunciando pues a todo lo
bueno o malo que posee. Esto lo libra de los ingredientes tanto buenos como
malos del ego y le ayuda no sólo a trascender estos opuestos sino también a
encontrar una integración duradera y verdadera con el Maestro. 2) El aspirante
se ofrece voluntariamente para servir al Maestro o a la causa de éste. Trabajar
para el Maestro con espíritu de desinteresado servicio es tan bueno como la
meditación. 3) El aspirante no permite que el ego se nutra con ningunos de sus
actos, ya sean pequeños o grandes, buenos o malos. No piensa: “Yo hago esto”
sino que, por el contrario, piensa sistemáticamente que por medio de él, el
Maestro está haciendo realmente todo lo que el aspirante hace.
Por ejemplo, cuando mira, piensa: “El Maestro está mirando”; cuando come,
piensa: “El Maestro está comiendo”; cuando duerme, piensa: “El Maestro está
durmiendo”; y cuando maneja un automóvil, piensa: “El Maestro está
manejando”. Aún cuando haga algo mal, piensa: “El Maestro está haciendo
esto”. De manera que se desliga totalmente de sus acciones, y todo lo que hace
lo relaciona directamente con el Maestro. Esto automáticamente implica que
decida cada acción a la luz del ideal espiritual tal como es contemplado en el
Maestro.
TIPOS DE MEDITACIÓN
Sexta Parte:
Meditaciones especializadas impersonales
La diferencia entre meditación personal y meditación impersonal
Considerarse un testigo
En una etapa avanzada, puede tener lugar una intensa percepción de los
procesos mentales mientras los pensamientos aparecen en la consciencia;
entonces es innecesario anotarlos. Las observaciones de las operaciones
mentales deben acompañarse con una crítica evaluación de nuestros
pensamientos. No es posible controlar los pensamientos si no determinamos si
tienen o no tienen valor. Cuando se evalúan críticamente los diversos
pensamientos que asaltan la mente, y cuando las turbulencias internas que los
sanskaras provocan son afrontadas, entendidas y consideradas en su justo
valor, entonces la mente se libra de todas las obsesiones y compulsiones
relacionadas con ellos.
Séptima Parte:
Sahaj Samadhi
La exaltación temporal
La meditación del aspirante, en sus vuelos más elevados, suele producir una
sensación de libertad y expansión, al igual que la alegría e iluminación de los
planos superiores. Sin embargo, nada de lo apuntado es permanente porque,
en casi todos los casos, cuando el aspirante desciende de su elevado estado de
meditación, vuelve a ser lo que él era, a saber, una persona común y corriente,
sujeta por las inflexibles cadenas de las limitaciones sanskáricas.
La historia de un yogui
Análisis de la meditación-trance
Octava Parte:
El ascenso al Sahaj Samadhi y su naturaleza
La culminación de la meditación
El estado corporal
Estar en Sahaj Samadhi es experimentar el estado Divino, en el cual el alma
sabe que ella misma es Dios porque se ha despojado de todos los factores que
la limitaban y que hasta ahora habían contribuido a un falso conocimiento de
uno mismo. El estado Divino que el Siddha experimenta contrasta claramente
con el estado corporal de las personas mundanas. El individuo mundano
considera que él es el cuerpo y vive en un estado en el que predominan el
cuerpo y sus deseos. Su consciencia se centra en el cuerpo. Le interesa comer,
beber, dormir y satisfacer otros deseos corporales. Vive para su cuerpo y
procura satisfacerlo. Su consciencia no puede extenderse más allá del cuerpo;
piensa en función del cuerpo, sin poder concebir nada que carezca de cuerpo o
forma. Todo el ámbito de su existencia está compuesto por formas, y el teatro
en el que vive, se mueve y tiene su existencia, consiste en espacio.
El estado de energía
El estado mental
Cuando el alma sale del caparazón del ego e ingresa en la vida infinita de
Dios, su individualidad limitada es reemplazada por la individualidad
ilimitada. El alma sabe que ella es consciente de Dios y así conserva su
individualidad. Un importante punto es que la individualidad no es totalmente
extinguida, permanece en una forma espiritualizada. Aunque la ilimitada
individualidad del alma es en cierta manera retenida al unirse con el Infinito,
no obstante permanece absorta experimentando la divinidad contenida en sí
misma. Nadie retorna al mundo de la consciencia de este estado de Nirvana o
de Absorción. Sin embargo, en unos muy pocos casos, el alma que acaba de
ingresar en la vida infinita de Dios, establece su individualidad ilimitada por
medio de la liberación de la divinidad dinámica. Esto es Sahaj Samadhi del
estado de Nirvikalpa.
La búsqueda de la meta
El aspirante que intenta llegar a la meta carga con todos sus sanskaras
acumulados en el pasado, los cuales permanecen momentáneamente en
suspenso y sin efecto debido al intenso anhelo espiritual que él siente. Sin
embargo, cuando su esfuerzo espiritual mengua, los sanskaras que hasta ese
momento estaban inactivos y en suspenso, cobran renovadas fuerzas y se
rearman nuevamente, constituyendo formidables obstáculos en el avance
espiritual del aspirante.
La analogía de un río
El dilema
Por un lado, para no estar inactivo, y por el otro, para no sentirse orgulloso
de estar activo, es necesario que el aspirante construya de la siguiente manera
un ego provisorio y activo que esté enteramente al servicio del Maestro. Antes
de empezar cualquier cosa, el aspirante piensa que no es él quien la está
haciendo sino el Maestro que la está haciendo por medio de él. Después de
realizar la tarea no se queda reivindicando los resultados de su acción ni
disfrutándolos sino que se libra de ellos ofrendándolos al Maestro. El aspirante
entrena su mente con este espíritu y así logra crear un nuevo ego que, aunque
está activo sólo provisoriamente, es sumamente capaz de convertirse en una
fuente de confianza, afecto, entusiasmo y superación que la verdadera acción
debe expresar. Este nuevo ego es espiritualmente inofensivo pues su vida y su
ser derivan del Maestro, quien representa a la Infinitud. Y cuando llega la hora
puede ser desechado como si fuera una prenda de vestir.
Hay pues dos clases ego: uno que sólo puede acrecentar las limitaciones del
alma, y el otro que ayuda a su emancipación. El paso desde el restringente ego
del individuo mundano hacia la ausencia de ego, propia de la vida infinita,
estriba en la construcción de un ego provisorio generado por una ardiente
lealtad al Maestro. La construcción del nuevo ego, enteramente al servicio del
Maestro, es indispensable para la dinámica del avance espiritual.
Es por esta razón que, en la mayoría de los casos, el avance espiritual tiene
que ser muy gradual y a menudo tarda varias vidas. En los casos en los que
una persona aparentemente dio grandes pasos en su avance espiritual, lo que
hizo fue tan sólo recapitular el avance que ya realizó en vidas anteriores, o
existió la intervención especial de un Maestro. El avance del aspirante tiene
que ser gradual en los casos normales. La distancia entre la limitada vida del
ego y la ilimitada vida sin ego tiene que recorrerse en etapas graduales
transformando al ego; así la humildad reemplaza al egoísmo, un contento
constante y cada vez mayor reemplaza a los deseos que surgen, y el amor
desinteresado reemplaza al interés personal.
El aspirante que se pone al servicio del Maestro puede compararse con una
escoba mediante la cual el Maestro barre a fondo las impurezas del mundo. La
escoba acumulará la suciedad del mundo, y a no ser que la limpiemos una y
otra vez, y la pongamos nuevamente en forma, será menos eficiente a medida
que el tiempo pase. Cada vez que el aspirante va a ver al Maestro lo hace con
nuevos problemas espirituales. Podría haber quedado atrapado en nuevas
complicaciones relacionadas con el deseo de honores, riqueza u otras cosas
materiales que atraen al ser humano. Es probable que consiga eso si lo busca,
pero podría estar lejos de la meta de experimentar a Dios, en quien ha
depositado su corazón.
Estos desórdenes espirituales pueden ser curados solamente mediante la
intervención activa del Maestro. Esta tarea de curar enfermedades espirituales
puede ser comparada con la operación realizada por un cirujano que extirpa
rápidamente la causa misma que estaba minando la vitalidad de un paciente.
Si alguien contrae dolencias y afecciones físicas debe ir a ver al médico, y si sus
trastornos son espirituales debe acudir al Maestro. De manera que recurrir al
contacto con el Maestro es muy necesario durante todo el proceso de avance
espiritual.
El sadhana del campo espiritual tiene que ser esencialmente diferente del
sadhana del campo material porque la finalidad es intrínsecamente diferente.
El fin que se busca en el campo material es un producto con principio y fin en
el tiempo. El fin buscado en el campo espiritual es una completud que
trasciende las limitaciones del tiempo. Por lo tanto, el sadhana se dirige, en el
campo material, hacia la realización de algo que aún ha de ser, pero en la vida
espiritual se dirige hacia la realización de lo que siempre ha sido, siempre será
y ahora ES.
La relación entre el sadhana espiritual y el fin que con éste se busca puede
cotejarse con la relación que existe entre ellos en el campo material. En el
campo material, el fin suele caer más o menos fuera del sadhana con el cual se
obtiene este fin y existe una clara disparidad de naturaleza entre el sadhana y
el fin que con éste se logra. De manera que, apretar el gatillo de un arma de
fuego puede llegar a ser un medio para matar a una persona, pero matar a
alguien es esencialmente diferente de apretar el gatillo. Sin embargo, en el
plano espiritual, el sadhana y el fin buscado por medio de éste no pueden tener
una completa inconexión, y no poseen una naturaleza claramente dispar entre
ellos. En el plano espiritual no es posible mantener un abismo infranqueable
entre el sadhana y el fin buscado por medio de éste. Esto origina esta paradoja
que es fundamental en la vida espiritual: la práctica de un sadhana equivale a
una participación parcial en la meta. De ahí que resulte comprensible, por qué
muchos sadhanas espirituales han de considerarse seriamente como si fueran en
sí mismos la meta.
El desapego
La meditación
La meditación es otro medio con el que se busca el conocimiento espiritual.
No hay que considerar a la meditación como un interés extraño y peculiar de
quienes viven en cuevas. Cada persona siempre se encuentra meditando sobre
una cosa u otra. La diferencia entre esta meditación natural y la de un aspirante
consiste en que este último piensa de manera sistemática y organizada en cosas
que tienen importancia espiritual. La meditación, como sadhana, puede ser
personal o impersonal.
La meditación es personal cuando se enfoca en quien es espiritualmente
perfecto. Un objeto adecuado para la meditación personal puede tomarse (de
acuerdo con la inclinación del aspirante) del Avatar o de los Maestros Perfectos
vivos o del pasado. Mediante esta meditación personal, el aspirante se embebe
de todas las cualidades divinas y del conocimiento espiritual del Maestro.
Puesto que esta meditación implica amor y entrega personal, induce la gracia
del Maestro, la única que puede brindar la Realización final. De modo que el
sadhana de la meditación personal hace no sólo que el aspirante se vuelva
similar al Maestro sobre el cual medita, sino que también le prepara el camino
para que se una en la Verdad con el Maestro.
La meditación impersonal atañe al aspecto sin forma e infinito de Dios. Esto
puede conducir a la persona hacia la realización del aspecto impersonal de
Dios, pero en su totalidad esta meditación es estéril a menos que el aspirante se
haya preparado debidamente a través de la meditación personal y una vida
virtuosa. En la realización final de la Infinitud, no hay limitación de la
personalidad ni distinciones entre los opuestos de bien y mal. A fin de lograr la
Realización hemos de pasar de lo personal a lo impersonal, y del bien a Dios,
quien se halla más allá de los opuestos del bien y del mal. Otra condición para
llegar a la Verdad mediante la meditación impersonal es que el aspirante ha de
ser capaz de aquietar su mente de manera absoluta. Esto es posible solamente
cuando los diversos sanskaras (impresiones) desaparecieron de la mente.
Puesto que la eliminación final de los sanskaras solamente es posible mediante
la gracia del Maestro, éste es indispensable para tener éxito incluso en el
sendero de la meditación impersonal.
La importancia de la acción
Un cuento esclarecedor
Amor
El sadhana del amor (bhakti) es aún más importante que los sadhanas del
conocimiento y de la acción. El amor es su propia excusa para existir. Es
completo en sí mismo, sin necesidad de complementos. Los más grandes
santos se contentaron con amar a Dios sin desear otra cosa. El amor no es amor
si se basa en alguna expectativa. En la intensidad del amor divino el amante se
vuelve uno con el Amado. No hay mayor sadhana que el amor, no hay ley
superior al amor, y no hay meta que esté más allá del amor, pues el amor se
torna infinito en su estado divino. Dios y el amor son idénticos, y quien tiene
amor divino ya tiene a Dios.
Se puede considerar al amor tanto como formando parte del sadhana como
de la meta. El valor intrínseco del amor es tan evidente que a menudo se piensa
que es un error considerarlo un sadhana que tenga alguna otra finalidad. En
ningún sadhana la fusión en Dios es tan fácil y completa como en el amor. El
sendero hacia la Verdad es alegre y sin esfuerzo cuando el amor es el genio que
lo preside. Por regla general, el sadhana implica esfuerzo y, a veces, incluso
esfuerzo desesperado, como en el caso de un aspirante que tal vez pugne por
desapegarse frente a las tentaciones. En el amor la sensación de esfuerzo no
existe porque es espontáneo. La espontaneidad es la esencia de la verdadera
espiritualidad. El supremo estado de consciencia, en el cual la mente se funde
por completo en la Verdad, se conoce como Sahajawastha, el estado de
espontaneidad ilimitada, en el que el conocimiento del Ser es ininterrumpido.
Una de las paradojas conectadas con el sadhana espiritual es que todo el
esfuerzo del aspirante apunta a llegar a un estado en el que el esfuerzo no
existe.
EL AVATAR
EL HOMBRE-DIOS
Primera Parte:
Los aspirantes y los seres que realizaron a Dios
Majzubs-e-Kamil
Algunas almas que realizaron a Dios retienen sus cuerpos físico, sutil y
mental pero, al estar absortas en la consciencia de Dios, no son para nada
conscientes de que sus cuerpos existen. Otras almas siguen viendo en la
creación estos cuerpos y los tratan como si fueran personas encarnadas, pero
estos cuerpos existen solamente desde el punto de vista del observador. A esas
personas que realizaron a Dios se las llama Majzubs-e-Kamil, según el léxico
sufí. Estos Majzubs no usan conscientemente sus cuerpos porque su
consciencia está totalmente absorta en Dios, sin enfocarse en los cuerpos o en el
universo. En lo que a ellos respecta, tanto sus propios cuerpos como el mundo
de las formas no existen, por lo tanto de ningún modo usan sus cuerpos en
relación con el mundo de las formas. Sin embargo, sus cuerpos son
necesariamente centros desde los cuales se irradia y derrama, de manera
impremeditada y constante, la dicha, el conocimiento y el amor infinitos que
ellos disfrutan. Quienes los reverencian obtienen gran beneficio espiritual de
esta espontánea irradiación divina.
El Hombre-Dios (Sadguru)
El Dios-Hombre (Avatar)
Segunda Parte:
El Estado del Hombre-Dios
Convertirse en Dios
Dios es el más significativo de todos los temas que los hombres estudian. Sin
embargo, el estudio meramente teórico de Dios no lleva muy lejos al aspirante
hacia el propósito real de la vida humana, aunque siempre es mejor estudiar a
Dios que ignorar completamente su existencia. Buscar intelectualmente a Dios
es infinitamente mejor que ser un mero escéptico o agnóstico. Y es mucho
mejor sentir a Dios que estudiarlo por medio del intelecto, aunque incluso
sentir a Dios es menos importante que experimentarlo. Sin embargo, incluso
experimentarlo no da la verdadera naturaleza de la Divinidad porque Dios,
como el objeto de la experiencia, sigue siendo diferente y ajeno al aspirante. El
aspirante sólo conoce la verdadera naturaleza de Dios cuando llega a unirse
con Él, desapareciendo en su Ser. De manera que es mejor estudiar a Dios que
ignorarlo; es mejor sentir a Dios que estudiarlo; es mejor experimentar a Dios
que sentirlo; y es mejor convertirse en Dios que experimentarlo.
La certidumbre suprema
Cuando una persona cruza los planos internos hacia la realización de Dios
deja de ser sucesivamente consciente tanto de los mundos físico, sutil y mental
como de sus propios cuerpos físico, sutil y mental. Pero después de realizar a
Dios, unas pocas almas descienden o bajan nuevamente y toman consciencia
de toda la creación –al igual que de sus cuerpos físico, sutil y mental– sin
comprometer su consciencia Divina. Solamente cinco de ellos funcionan como
Maestros Perfectos. Dios como Dios no es hombre conscientemente, y el
hombre como hombre no es Dios conscientemente; el Hombre-Dios es
conscientemente tanto Dios como hombre. Sin embargo, volviéndose
nuevamente consciente de la creación, el Hombre-Dios no sufre el más leve
deterioro en su jerarquía espiritual.
El Hombre-Dios sabe que es infinito y que está más allá de todas las formas,
y por lo tanto, con completo desapego puede permanecer consciente de la
creación sin que ésta le afecte. Lo falso del mundo fenoménico consiste en que
no se lo comprende apropiadamente, o sea, como una expresión ilusoria del
Espíritu infinito. La ignorancia consiste en considerar que la forma es completa
en sí misma, sin referencia alguna al Espíritu infinito del cual es la expresión.
El Hombre-Dios realiza la Verdad. Es consciente de la verdadera naturaleza de
Dios, al igual que de la verdadera naturaleza de la creación. Sin embargo, esto
no implica que tenga consciencia alguna de la dualidad porque la creación no
existe para él, salvo como mutable sombra de Dios. Él es la única Existencia
eterna y real, y está en el corazón de la creación. Por lo tanto, el Hombre-Dios
puede seguir estando consciente de la creación sin reducir su consciencia
Divina, y continúa su labor en el mundo de las formas para fomentar el
propósito prístino de la creación, el cual consiste en crear pleno conocimiento
del Ser, o realización de Dios, en todas las almas.
La Crucifixión
Como Dios, el Hombre-Dios experimenta todas las almas como la suya
propia. Se experimenta a Sí Mismo en todas las cosas, y su mente universal
incluye a todas las mentes. El Hombre-Dios se sabe Uno con todas las demás
almas que están en la esclavitud. Aunque se sabe idéntico a Dios, y así
eternamente libre, también sabe que es Uno con las demás almas en esclavitud,
de manera que está encadenado. Aunque es consciente de la dicha eterna de su
Estado Divino, también experimenta el sufrimiento infinito, debido a la
esclavitud de los demás de quienes Él sabe que son sus propias formas. Éste es
el significado de la Crucifixión del Cristo. Por así decirlo, el Hombre-Dios está
siendo crucificando continuamente, y está naciendo continuamente. El
propósito de la creación se ha realizado completamente en el Hombre-Dios.
Nada tiene que obtener para Sí Mismo permaneciendo en el mundo, pero
conserva su cuerpo y sigue usándolo para emancipar de la esclavitud a otras
almas y ayudarlas a alcanzar la consciencia de Dios.
EL HOMBRE-DIOS
Tercera Parte:
El Trabajo del Hombre-Dios
Si una persona acepta sin reservas los dones que el Hombre-Dios derrama,
ella crea un vínculo que conservará hasta alcanzar la Libertad y la realización
de Dios. Si una persona sirve al Hombre-Dios, ofrendándole su vida y todo lo
que posee para servirle, crea un vínculo que acrecentará su progreso espiritual
atrayendo hacía sí la gracia y la ayuda del Hombre-Dios. De hecho, hasta la
oposición a la labor del Hombre-Dios a menudo resulta ser un comienzo de
desarrollo que conduce a la persona imperceptiblemente hacia Dios, porque
mientras se opone a la labor del Hombre-Dios, el alma está estableciendo un
vínculo y un contacto con Él. De manera que todo aquel que voluntaria o
involuntariamente entra en la órbita de las actividades del Hombre-Dios se
convierte de algún modo en receptor de un impulso espiritual.
El autoengaño y la hipocresía
La falsa consciencia
Sin embargo, la ayuda del Hombre-Dios es mucho más eficaz que la que
algún aspirante avanzado pueda dar. Cuando un aspirante ayuda, puede hacer
que la persona sólo ascienda hasta donde él mismo llegó. Incluso esta ayuda
limitada que pueda prestarle cobra efecto de manera muy gradual, y el
resultado de esto es que la persona que asciende con dicha ayuda tiene que
quedarse largo tiempo en el primer plano, luego en el segundo, y así
sucesivamente. Cuando el Hombre-Dios decide ayudar, mediante su gracia
puede llevar al aspirante hasta el séptimo plano en un segundo, aunque en ese
segundo la persona tenga que atravesar todos los planos intermedios.
Al llevar al aspirante hasta el séptimo plano, el Hombre-Dios lo hace igual a
sí mismo, y quien alcanza de esta manera la suprema jerarquía espiritual
también puede convertirse en Hombre-Dios. Esta transmisión de conocimiento
espiritual, del Hombre-Dios a su discípulo, puede compararse con encender
una lámpara con otra. La lámpara que ha sido encendida es capaz de dar luz a
las demás como la lámpara original misma. No hay diferencia entre ellas en
cuanto a importancia o utilidad.
Sanskaras prarabdha
El Avatar y su Círculo
Como ocurre con los Maestros Perfectos, el Avatar también tiene su Círculo
(de diez Círculos concéntricos). Cuando el Avatar encarna tiene ante sí una
clara misión que marcha de acuerdo con un plan, el cual se ajusta
adecuadamente al curso del tiempo. El proceso de encarnación del Avatar es
único. Antes de tomar un cuerpo físico y descender en el mundo de la
dualidad, se asigna y asigna a los miembros de sus Círculos tipos especiales de
sanskaras, los cuales se conocen como sanskaras vidnyani. Los Círculos del
Avatar consisten siempre en un total de ciento veintidós miembros, y todos
ellos tienen que encarnar cuando el Avatar encarna. Ponerse los sanskaras
vidnyani antes de encarnar en el cuerpo físico es como si arrojara un velo sobre
Sí Mismo y sobre sus Círculos. Después de encarnar, el Avatar permanece bajo
este velo de los sanskaras vidnyani hasta la época que Él Mismo fijó. Cuando
llega la hora señalada, experimenta su propia Divinidad original y empieza a
trabajar por medio de los sanskaras vidnyani que, a la sazón, se transmutaron
en sanskaras yogayoga de la mente universal.
LAS TRIBULACIONES
DEL NUEVO ORDEN DEL MUNDO
El tempestuoso mundo
La tempestad del mundo, que ha ido cobrando impulso, ahora está
estallando al máximo y, al alcanzar su culminación, producirá un desastre
universal. Todas las injusticias asumieron fantásticas proporciones en la lucha
en procura de bienestar material, y los variados intereses humanos acentuaron
tanto sus diferencias que han precipitado un marcado conflicto. La humanidad
no ha podido resolver sus problemas individuales y sociales, y la prueba de
este fracaso es clarísima. La incapacidad de las personas para resolver
constructiva y creativamente sus problemas revela una trágica deficiencia para
comprender correctamente la naturaleza básica del hombre y el verdadero
propósito de la vida.
La afirmación de la Verdad
Unificándose con el Ser superior, el hombre percibe al Ser infinito en todos
los seres. Se libera superando y desechando las limitaciones de la vida egoica.
El alma individual tiene que realizar con plena consciencia su identidad con el
Alma universal. El hombre reorientará su vida a la luz de esta antigua Verdad
y readaptará su actitud para con su prójimo en la vida cotidiana. Percibir el
valor espiritual de la unidad es promover la unidad y la cooperación reales. La
fraternidad surge espontáneamente entonces como una consecuencia natural
de la percepción verdadera. La nueva vida, basada en la comprensión
espiritual, es una afirmación de la Verdad. No es algo utópico sino
completamente práctico. Ahora que la humanidad cayó en la hoguera de
sangrientos conflictos, por medio de inmensas angustias está experimentando
la cabal inestabilidad y futilidad de una vida basada en concepciones
meramente materiales. Ya está cercana la hora en la que el hombre, ávido de
real felicidad, buscará su verdadero origen.
La continuidad de la vida
En los casos normales, la muerte ocurre una vez que se agotan todos los
sanskaras que procuran fructificar. Cuando el alma abandona su cuerpo físico,
interrumpe por completo toda conexión con el mundo físico, aunque el ego y la
mente permanecen con todas las impresiones acumuladas en la existencia
terrena. A diferencia de los casos excepcionales de espíritus que aún están
obsesionados con el mundo físico, las almas corrientes procuran reconciliarse
con esa separación del mundo físico y se adaptan a las limitaciones y cambios
de condición. Se sumen en un estado de subjetividad en el que se inicia un
nuevo proceso en el cual se repasan mentalmente las experiencias de la
existencia terrena reviviendo los sanskaras conectados con ellas. Así la muerte
inaugura un período de comparativo descanso, el cual consiste en un retiro
temporal de la acción en el plano físico. Es el comienzo de un intervalo entre la
última encarnación y la siguiente.
LA REENCARNACIÓN Y EL KARMA
Segunda Parte:
El Infierno y el Cielo
El Cielo en la Tierra
De hecho, incluso en el plano terreno de la existencia algunos individuos
desarrollan esta capacidad para que su goce tenga lugar independientemente
de poseer un objeto físico. Por ejemplo, Beethoven era totalmente sordo, pero
ejercitando únicamente su imaginación, podía disfrutar intensamente sus
propias composiciones musicales. En un sentido, podría decirse que, incluso en
esta Tierra, estuvo en el estado de Cielo. Del mismo modo, una persona que
medita sobre el Amado con amor, es feliz por el mero hecho de pensar en el
Amado sin necesidad de su presencia física. Después de la muerte, en el estado
de Cielo, el gozo derivado de esta satisfacción imaginativa es infinitamente
mayor, puesto que la consciencia se libró del velo más externo del cuerpo
físico.
La diferencia entre los deseos más groseros y los deseos más finos
En contraste con los deseos más finos, los más groseros privilegian en grado
sumo las meras sensaciones, independientemente de cualquier significado
intelectual o cualquier valor moral. En los deseos más finos, como ocurre con el
relacionado con la música, por supuesto hay un elemento en el que se quiere
tomar contacto sensorio con los sonidos físicos. Sin embargo, estos sonidos no
son importantes tanto por lo que invisten sino más bien por su capacidad para
expresar la belleza. Del mismo modo, un deseo de escuchar discursos no
predomina en la mente tanto por sus sensaciones sonoras sino más bien por lo
que transmiten, o sea, por lo que significan intelectualmente y por las
emociones que aducen.
De manera que, en los deseos más finos, las sensaciones reales cumplen un
papel que se subordina a los aspectos derivados que se basan en las
sensaciones. En los deseos más groseros, las sensaciones son las que
proporcionan el principal elemento conectado con el objeto físico y las
sensaciones que esos deseos despiertan mediante la reacción corporal tendiente
a poseerlos. Las sensaciones orgánicas del cuerpo físico cumplen el papel más
importante en las experiencias conectadas con los deseos más groseros. Por
medio de aquéllas, el alma individualizada siente su propia existencia como
cuerpo físico mucho más eficaz y vívidamente que mediante experiencias
conectadas con los deseos más finos.
Las sensaciones corporales propiamente dichas son las que constituyen casi
todo lo importante de las experiencias que son producto de la satisfacción o no
de los deseos más groseros. Por lo tanto, raras veces pueden hacer que se
experimente plenamente la satisfacción que se logra con los deseos más finos
ejercitando meramente el pensamiento y la imaginación. Lo característico de
los deseos más groseros es que insisten en poseer y asimilar los objetos físicos.
Cualquier idea que derive de imaginar objetos físicos es meramente útil para
acentuar las ansias de alcanzarlos. Puesto que los objetos de los deseos más
groseros no están disponibles en el mundo sutil, estos deseos son los que
principalmente hacen que se experimente intensamente y se sufra
insatisfacción. Así como en el mundo físico la presencia de deseos más
groseros hace que el sufrimiento predomine sobre el goce, en la vida después
de la muerte las experiencias revividas conectadas con estos deseos más
groseros también hacen que el sufrimiento predomine sobre el goce, generando
de esta manera el estado de infierno. De manera parecida, en la vida después
de la muerte las experiencias revividas conectadas con los deseos más finos
hacen que el goce predomine sobre el sufrimiento, generando de esta manera
el estado de cielo.
Los deseos sensuales más groseros, como por ejemplo la lujuria y sus
productos emocionales, como por ejemplo el odio y la ira, contribuyen a la vida
ilusoria y al sufrimiento que predomina en el estado de infierno. Los deseos
más finos –como por ejemplo las aspiraciones idealistas, los intereses estéticos
y científicos, la benevolencia hacia el prójimo y otros de la misma índole,
incluyendo sus derivados emocionales, como por ejemplo el amor personal o
los sentimientos fraternos– contribuyen a la vida iluminada y placentera que
predomina en el estado de cielo. Estos estados consisten para la mayoría de las
almas en revivir las experiencias de la vida terrena vivificando las impresiones
que aquéllas les dejaron. Su duración y naturaleza dependen de la duración y
naturaleza de lo que el alma experimentó mientras ocupó el cuerpo físico.
LA REENCARNACIÓN Y EL KARMA
Tercera Parte:
La existencia y el recuerdo de vidas pasadas
Los que tienen acceso inmediato a las verdades suprasensibles sobre la vida
del alma y su reencarnación saben, porque lo perciben claramente, que lo que
se denomina nacimiento es solamente una encarnación del alma
individualizada en la esfera física. La ininterrumpida continuidad de la vida
del alma que reencarna está marcada por el nacimiento y la muerte, y ambos
pueden compararse con portales existentes en la corriente de la vida cuando
ésta avanza de un tipo de existencia a otro. Ambos son igualmente necesarios
en la vida del alma, y el intervalo entre la muerte y el nacimiento es tan
necesario como el intervalo entre el nacimiento y la muerte.
Sólo se pueden enfrentar los recuerdos de las vidas pasadas, sin temor a caer
en la confusión o a perder el equilibrio mental, cuando la persona deja de tener
deseos y pierde la noción de lo “mío” y lo “tuyo”. Puede ocurrir que esté
viendo a personas que en otro tiempo le pertenecieron a él, como
pertenecientes ahora a alguien más en la vida actual. Si tuviera que continuar
con sus vinculaciones y pretendidos derechos, atraería sobre sí mismo y sobre
los demás un sinfín de complicaciones, miserias y confusiones. Por eso es
preciso que el aspirante borre de su mente toda noción de posesión, si ha de
estar espiritualmente preparado para soportar a la influencia perturbadora de
los recuerdos de las vidas pasadas.
La preparación espiritual
Cuarta Parte:
Las condiciones específicas de una encarnación
Oriente y Occidente
El cambio de esfera
LA REENCARNACIÓN Y EL KARMA
Quinta Parte:
La necesidad de encarnaciones masculinas
y femeninas
El amor divino
Estar libre del apego al sexo opuesto es estar libre del dominio del sexo del
cuerpo en el que el alma encarnó, aniquilando de ese modo a la mayoría de los
sanskaras que obligan al alma a identificarse con el cuerpo. Trascender la
dualidad sexual no equivale de por sí a superar totalmente a la dualidad, pero es
ciertamente un gran avance para que sea más fácil trascender la dualidad en
todas sus formas. Por otra parte, es igualmente cierto que el problema de la
dualidad sexual es una parte del problema de la dualidad como tal. Su solución
completa aparece cuando el problema más vasto de la dualidad total se resuelve
con amor divino, en el cual no existen el “yo” ni el “tú”, ni el hombre ni la mujer.
El propósito de las encarnaciones masculinas y femeninas es el mismo que el
propósito de la evolución, que es permitir al alma arribar a su propia existencia
indivisa e indivisible.
LA REENCARNACIÓN Y EL KARMA
Sexta Parte:
Funcionamiento del karma
a través de sucesivas vidas
El juego de la dualidad
El karma de interferencia
El destino
Karma y responsabilidad
Por ser inviolable, la ley kármica es como las otras leyes de la Naturaleza.
Sin embargo, la rigurosa vigencia de las leyes kármicas no se presentan al alma
como algún poder opresor, externo y ciego, sino como algo implícito en lo
racional, en el plan de la existencia. La determinación kármica es condición de
verdadera responsabilidad. Esto significa que un individuo cosechará lo que
siembre. Lo que un individuo recoja a modo de experiencia se hallará
invariablemente conectado con lo que él haga.
LA REENCARNACIÓN Y EL KARMA
Séptima Parte:
El destino del individuo que reencarna
Todas las personas con las que el individuo tuvo vínculos kármicos de
deudas o créditos, es probable que no hayan encarnado cuando él encarnó. O
debido a las limitaciones impuestas por sus propias capacidades y
circunstancias, es probable que sea incapaz de satisfacer todas las complejas
necesidades que una situación exija. Mientras está tratando de cancelar esas
cuentas con quienes tiene vínculos en el pasado, precisamente al intentarlo no
puede dejar de crear nuevos derechos y reclamos relacionados con aquéllas. Ni
siquiera con personas nuevas podrá dejar de crear deudas y créditos de diversa
clase y magnitud, e involucrarse con esas personas. De manera que el
individuo sigue incrementando sus deudas y créditos, y el resultado de esto es
que sus complicaciones kármicas interminables, complejas y en aumento no
tienen salida.
El peligro de retroceder
El Yoga-bhrasta
El drama de la vida continua del alma individual tiene muchos actos. Desde
el punto de vista de la existencia mundana del alma, puede decirse que al
terminar cada acto, el telón cae sobre esa vida. Pero ningún acto tiene verdadera
significación si se lo considera completo en sí mismo. Hay que contemplarlo
desde su más amplio contexto como un eslabón entre los actos que ya se
representaron y los que aún han de venir. Su significado se entrelaza con el tema
de todo el drama del cual es una parte. El final del acto no es el final del tema
progresivo. Los actores desaparecen del escenario terrenal solamente para
volver a reaparecer con nuevas aptitudes y nuevos contextos.
Los actores se enfrascan tanto en sus respectivos papeles que los consideran
la esencia y el fin totales de toda la existencia. Durante la mayor parte de sus
vidas continuas (a través de innumerables encarnaciones), no son conscientes
de esta verdad fielmente guardada: que el Autor del drama, en su producción
imaginativa, Él Mismo se convirtió en todos los actores y se puso a jugar a las
escondidas a fin de entrar en posesión plena y consciente de su propia
infinitud creadora. La infinitud tiene que pasar por la ilusión del estado finito
para conocerse como Infinitud; y el Autor tiene que representar todos los roles
de todos los actores para conocerse a Sí Mismo como el Autor de esta máxima
historia detectivesca, elaborada a través de los ciclos de la creación.
A la libertad para vivir como uno desea se la busca en todos los ámbitos de
la vida. Este imperioso reclamo de libertad suele expresarse ajustándose a
algunas condiciones externas de la clase de existencia que la gente desea vivir.
De ahí que quienes se identifican con su país buscan la libertad nacional o
política. Y los animados por propósitos económicos buscan la libertad
económica. Los inspirados por aspiraciones religiosas buscan la libertad
religiosa. Los que se entusiasman con una ideología sociológica o cultural
buscan la libertad de movimiento y la libertad para expresar los ideales que
ellos persiguen y desean propagar. Pero son pocos los que comprenden que la
libertad fundamental, la única que certifica lo realmente valioso de estas
diferentes clases de libertad relativa es la libertad espiritual. Aunque se
cumplieran y garantizaran por completo todas las condiciones externas de una
vida libre, el alma del hombre seguiría estando en una lamentable esclavitud si
no lograra concretar la libertad espiritual.
El verdadero servicio
El llamado
Tengo plena confianza en que ustedes, mis devotos, compartirán esta carga.
Muchos de ustedes han obedecido mis órdenes y cumplido mis instrucciones
durante muchos años, teniéndome fe y amándome. Han sido fieles a mí y a mi
causa espiritual contra viento y marea, en todas las circunstancias. Llegó la
hora para que ustedes ofrezcan todos sus servicios en mi misión de ayudar a la
humanidad a recorrer el sendero espiritual y realizar a Dios. La Verdad eterna
de que sólo Dios es real tiene que ser entendida con claridad y aceptada sin
reservas, y ha de expresarse inequívocamente con palabras y actos. El hombre
alcanzará la libertad espiritual al realizar plenamente la Verdad.
Ningún sacrificio es demasiado grande para liberar al hombre de la
esclavitud espiritual y ayudarlo a heredar la Verdad, que es la única que dará
paz permanente a todos y la única que sostendrá una inexpugnable sensación
de fraternidad universal, consolidada por el incondicional amor de todos y a
todos, como expresiones de la misma Realidad. En esta tarea de procurar
libertad espiritual a la humanidad –una tarea que es voluntad de Dios, y que
está divinamente planificada y predestinada– ustedes, mis devotos, tienen que
ayudarme, incluso a costa de sus vidas. Tienen que aceptar de buena gana
sufrimientos y sacrificios de toda clase en cumplimiento de su deber de ayudar
a los demás a encontrar a Dios.
El origen de la multiplicidad
La Realización de Dios
Primera Parte:
El ingreso en las Realidades de la Vida Interior
A veces las personas son fieles a las cosas no convencionales por la sola
razón de que no son comunes y corrientes. El carácter inusual de sus fines e
intereses les permite sentir su separatividad y que son diferentes de los demás,
y se deleitan en eso. Asimismo, lo no convencional suele generar interés
solamente porque es novedoso, en comparación con lo que es convencional.
Los valores ilusorios de lo que es habitual se tornan insípidos cuando la mente
se familiariza con ellos, y entonces tienden a trasladar la ilusión de lo valioso a
cosas que no son habituales, en lugar de tratar de descubrir los valores
verdaderos y perdurables.
Trascender la etapa de adecuación externa no implica un cambio meramente
mecánico e irreflexivo de lo convencional a lo no convencional. Este cambio
tendría esencialmente un carácter de reacción sin que contribuyera en absoluto
a lograr una vida de libertad y verdad. La libertad respecto de lo convencional,
que aparece en la vida del aspirante, no se debe a reacciones no críticas sino al
ejercicio del pensamiento crítico. Quienes trasciendan la etapa de la adecuación
externa e ingresen en la elevada vida de las realidades interiores deben llegar a
ser capaces de distinguir entre los valores falsos y los valores verdaderos,
independientemente de lo convencional o no convencional.
Sin embargo, los dogmas y credos generalmente son tanto una fuente de
bien como de mal, porque en ellos la visión que guía se oscurece debido a que
el pensamiento crítico degenera o queda en suspenso. Si bien la lealtad a
credos y dogmas a veces ha sido buena para el individuo o la comunidad a la
que pertenece, más a menudo ha hecho daño. Aunque la mente y el corazón
comparten su lealtad a dogmas y credos, ambos funcionan en esos casos con la
grave desventaja de que el pensamiento crítico queda en suspenso. De ahí que
los dogmas y credos no contribuyan a algo que sea completamente bueno.
Cuando una persona renuncia a dogmas y credos que había aceptado sin
discernimiento para dar cauce a criterios y doctrinas a los que consagró su
pensamiento, se produce cierto avance, en la medida en que su mente ya
empezó a pensar y examinar críticamente sus creencias. Sin embargo, muy a
menudo es dable observar que esas recientes creencias carecen del fervor y del
entusiasmo que caracterizaban la lealtad a dogmas y credos. Si estas creencias
recientes carecen de una fuerza que las motive, sólo pertenecen a los aspectos
superficiales de la vida, y cuelgan flojamente sobre la persona como si fueran
un sobretodo. La mente se emancipó del dominio de una emoción no
cultivada, pero esto suele lograrse sacrificando la cooperación del corazón. Si
los resultados del pensamiento crítico han de ser espiritualmente fructíferos,
deben volver a invadir y recapturar al corazón para conseguir su cooperación.
En otras palabras, las ideas aceptadas tras un examen crítico deben volver a
ponerse en circulación en la vida activa si han de dar todo su beneficio. En el
proceso de la vida práctica, a menudo experimentan una sana transformación y
se entrelazan más sólidamente en el tejido mismo de la vida.
El pensamiento crítico y creativo equilibra
a la mente y al corazón
Segunda Parte:
Algunas cualidades divinas
La paciencia y la persistencia
La paciencia
Entre las muchas cosas que el aspirante necesita cultivar, hay pocas tan
importantes como la alegría, el entusiasmo y la ecuanimidad, todo esto resulta
imposible a menos que el aspirante logre eliminar de su vida las
preocupaciones. Cuando la mente está triste, deprimida o perturbada, sus
acciones son caóticas y crean ataduras. De ahí que sea sumamente necesario
mantener la alegría, el entusiasmo y la ecuanimidad en toda circunstancia.
Todo esto resulta imposible a menos que el aspirante logre eliminar de su vida
las preocupaciones. Las preocupaciones resultan necesariamente del apego al
pasado o al futuro que se anticipa, y siempre persisten en una forma u otra
hasta que la mente se desprende completamente de todo.
Unidireccionalidad mental
Tercera Parte:
La buena disposición para servir
Muchas son las duras pruebas por las que tal vez tenga que pasar, pero su
determinación de servir siempre que sea posible deberá permanecer
impertérrita.
Sin embargo, el aspirante de ningún modo se apega a la idea de servir en el
sentido de que los máximos resultados son obtenidos sólo gracias a él. Si es
preciso que preste cualquier servicio, está dispuesto a prestarlo sacrificando lo
que sea pero sin atarse nunca a la falsa idea de “El mérito por hacer esto será
solamente mío”. Si le toca a otro el privilegio de prestar el servicio, no lo
envidia. Si tuviera que buscar oportunidades para sí mismo de prestar un
servicio, esto sería una forma de egoísmo. Tratándose de servicio, lo que
realmente cuenta para la vida espiritual, es el olvido de sí mismo. No deberá
sentir que algo es para sí mismo, o que es el único capaz de dar algo a los
demás. El yo tiene que desaparecer enteramente en todas sus formas. El
servicio ha de surgir libre y espontáneamente siempre y cuando sea necesario,
y tiene que aparecer con un espíritu de cooperación en el que el yo limitado no
insiste con sus reclamos.
Libertad respecto de los opuestos
de las cosas grandes y pequeñas
Al cooperar así, los aspirantes están sirviéndose de algún modo unos a otros
porque todos ellos aceptan como propia la labor del Maestro. Y al ser útil a un
aspirante colega para que realice la labor del Maestro, el aspirante está
prestando un servicio tanto a aquél como al Maestro. En ese servicio no puede
haber quien mande porque el aspirante es siempre consciente de que se trata
de la labor del Maestro, que él aceptó como propia y está haciendo. Además
sabe que, como aspirantes, todos son iguales, y le resulta fácil cultivar el hábito
de servir con espíritu de absoluta humildad. Mejor que no hubiera prestado su
servicio si éste lo enorgulleciera. Una de las cosas más difíciles de aprender es
prestar servicio sin ser mandones, sin hacer alharaca por ello, y sin consciencia
alguna de lo alto o lo bajo. La humildad cuenta, por lo menos, tanto como la
utilidad en el mundo de la espiritualidad.
Cuarta Parte: La fe
La fe y sus formas
Una de las más importantes aptitudes del aspirante es la fe. Hay tres clases
de fe: la fe en uno mismo, la fe en un Maestro, y la fe en la vida. La fe es tan
indispensable para la vida que, a menos que esté presente en algún grado, la
vida misma sería imposible. La vida en cooperación y sociedad es posible
debido a la fe. La fe de unos con otros es la que hace que resulte fácil
intercambiar libremente el amor y compartir libremente el trabajo y sus
resultados. Cuando la vida está agobiada por el injustificado temor entre unos
y otros, entonces se vuelve comprimida y restringida.
La fe y su equivalente
La fe en un Maestro
La fe y el razonamiento crítico
La verdadera fe se basa en las más profundas experiencias del espíritu y en
las inequívocas entregas de la intuición purificada. No hay que considerarla
como la antítesis de la razón crítica sino como la guía infalible de la razón
crítica. Cuando la razón crítica se implementa con una fe profunda y viva que
se basa en la intuición pura, su funcionamiento es creador, fructífero y
significativo en lugar de ser estéril, ineficaz y sin sentido. Por otra parte,
muchas formas de ingenua credulidad no pueden deshacerse salvo mediante el
intrépido y libre accionar de la razón crítica.
Sin embargo, lo cierto es que la razón crítica puede tomar contacto y
participar solamente con aquellas clases de fe que no se basan en la intuición
pura. La verdadera fe basada en la intuición pura sigue siendo un imperativo
que en última instancia no puede reducirse a las conclusiones del intelecto
racional. No deriva del intelecto limitado sino que es más fundamental y
primordial, y el resultado de esto es que ninguna acrobacia intelectual puede
silenciarla. Sin embargo, esto no significa que la fe sea ciega en etapa alguna,
en el sentido de que al intelecto crítico no se le permita examinarla. La fe
verdadera es una forma de vista, y no de ceguera. No hay por qué temer el
libre funcionamiento de la razón crítica.
La credulidad y la duda
Por otra parte, la fe viva tiene la relación más vital e integral con todas las
fuerzas y propósitos más profundos de la psiquis. No se la sostiene
superficialmente, ni se la cuelga, como meras creencias intelectuales, en la
periferia de la consciencia. Por el contrario, la fe viva se convierte en un
poderoso factor que reconstruye toda la psiquis; es creativamente dinámica. No
hay pensamientos que ella no vivifique, sentimientos que ella no ilumine, ni
propósito que ella no vuelva a plasmar. Esta fe viva en el Maestro se convierte,
en el discípulo, en suprema fuente de inspiración y en inexpugnable confianza
en sí mismo. Se expresa primordialmente con espíritu de confianza dinámica en
el Maestro, y no meramente con alguna opinión sobre él. La fe viva no es una
suerte de certificado que el discípulo da al Maestro. Es una dinámica actitud de
confianza en el Maestro, que se expresa no sólo esperando incondicional y
confiadamente su ayuda sino también con espíritu de entrega y dedicación
personales.
MAYA
Primera Parte:
Los falsos valores
La importancia de comprender qué es Maya
La esencia de la falsedad
Errores al evaluar
Así como hay dos clases de juicio, de igual modo hay dos clases de falsedad:
errores al aceptar como hechos cosas que no son hechos, y los errores que se
cometen al evaluar. Los errores al evaluar pueden cometerse de los siguientes
modos: 1) al considerar que es importante lo que no lo es; y 2) al considerar
que no es importante lo que es importante; o 3) al dar a una cosa una
importancia distinta de la que realmente tiene. Todas estas falsedades son
creaciones de Maya.
Por ejemplo, un individuo que tiene mucha sed y está en un desierto como el
del Sahara piensa que nada hay más precioso que el agua, mientras quien tiene
agua en abundancia y no está muy sediento, no asigna la misma importancia al
agua. Del mismo modo una persona que tiene hambre considera que la comida
es importantísima, pero el individuo que cenó opíparamente no piensa en
comida hasta que vuelve a tener hambre. Lo mismo se aplica a toda lujuria e
intensos deseos, los cuales proyectan valores imaginarios y relativos sobre
objetos que satisfagan dicha lujuria y dichos deseos.
Cuando muere un ser querido hay dolor y soledad, pero esta sensación de
pérdida tiene sus raíces en el apego a la forma independientemente del alma.
Lo que desapareció fue la forma, no el alma. El alma no murió; en su verdadera
naturaleza ni siquiera se marchó pues está en todas partes. No obstante, por
apego al cuerpo, a la forma se la consideró importante. Las ansias, deseos,
emociones y pensamientos se centraron todos en la forma, y cuando ésta
desaparece con la muerte, hay un vacío, el cual se expresa cuando extrañamos
a los que se han ido.
Si a la forma como tal no se la hubiera sobrecargado de falsa importancia, no
nos acongojaríamos extrañando a quien partió. El sentimiento de soledad, el
persistente recuerdo del ser amado y el anhelo de que aún esté presente, las
lágrimas de aflicción, y los suspiros por esa separación se deben en su totalidad
a una evaluación falsa, al trabajo de Maya. Cuando a lo que no es importante
se lo considera importante, nos hallamos ante una principal manifestación del
trabajo de Maya. Desde el punto de vista espiritual esto es una forma de
ignorancia.
La importancia equivocada
MAYA
Segunda Parte:
Las falsas creencias
Las falsas creencias creadas por Maya están tan arraigadas y son tan fuertes
que parecen evidentes. Con el ropaje de verdaderas, se las acepta sin
cuestionar. Por ejemplo, una persona cree que ella es su cuerpo físico.
Corrientemente nunca se le ocurre que puede ser algo que es diferente de su
cuerpo. Se identifica instintivamente con el cuerpo físico sin pedir pruebas de
ello, y cree en eso con todas sus fuerzas porque está al margen de una prueba
racional.
Sin embargo, las falsas creencias no terminan aquí. Aunque una persona
deje de creer falsamente que ella es el cuerpo sutil, abriga la ilusoria creencia
de que es su cuerpo mental. La persona abriga la falsa creencia porque lo
disfruta. Durante toda su larga vida como alma individual, el individuo se
aferró a la falsa idea de su existencia separada. Todos sus pensamientos,
emociones y actividades han aceptado y confirmado constantemente un
dictado único, a saber, la existencia del yo separado. Renunciar a creer
falsamente que él es la mente egoica del cuerpo mental es renunciar a todo lo
que parecía constituir su existencia misma.
Cuando el alma sabe que ella es diferente de los cuerpos físico, sutil y
mental, sabe que es infinita. Nada hace como Alma infinita, meramente ES.
Cuando la mente se suma al alma individualizada parece pensar. Cuando el
cuerpo sutil se suma al alma junto con la mente parece desear. Cuando el
cuerpo físico se suma a aquéllos el alma parece dedicarse a actuar. Creer que el
alma está haciendo algo es una falsa creencia. Por ejemplo, un individuo cree
que él está sentado en la silla, pero de hecho es el cuerpo el que está sentado en
ella. La creencia de que el alma está sentada en la silla se debe a la
identificación con el cuerpo físico. Del mismo modo, una persona cree que ella
está pensando, pero de hecho es la mente la que está pensando. La creencia de
que el alma está pensando se debe a la identificación con la mente. Es la mente
la que piensa, y es el cuerpo el que está sentado. El alma no se dedica a pensar
ni a efectuar cualquier otra actividad física.
De manera que la mente y los cuerpos juntos son los que constituyen el
agente de las actividades y el sujeto de las experiencias duales. Sin embargo, no
asumen este doble papel por derecho propio sino solamente cuando se los
considera junto con el alma. La mente y los cuerpos, enlazados al alma, son los
que juntos se convierten en el agente de las actividades o en el sujeto de la
experiencia dual. El proceso de enlace se basa en la ignorancia, pues el alma, en
su verdadera naturaleza, se halla eternamente libre de calificaciones,
modificaciones y límites. Parece ser calificada, modificada y limitada por la
ignorancia, o por el accionar de Maya.
MAYA
Tercera parte:
Trascendiendo las falsedades de Maya
Son incontables las falsedades a las que la persona dominada por Maya se
abraza en el estupor de su ignorancia; desde el comienzo mismo, las falsedades
son portadoras de su propia insuficiencia y quiebra. Tarde o temprano se sabe
que son falsedades. Esto hace que nos preguntemos: ¿Cómo discernimos que la
falsedad es falsedad? No hay modo de salir de lo falso, a menos que sepamos
que lo es, pero este conocimiento de lo falso como tal nunca se hubiera
producido a menos que haya estado de algún modo latente desde el principio
mismo.
Las falsedades son de dos tipos: las que surgen debido a pensamientos
irregulares y vagos, y las que surgen debido a pensamientos viciados. Las
falsedades que surgen de pensamientos irregulares son menos perjudiciales
que las que surgen de pensamientos viciados. Las falsedades de carácter
netamente intelectual surgen debido a una errónea aplicación del intelecto,
mientras que las falsedades que cuentan desde el punto de vista espiritual
surgen debido a que el intelecto se vicia con el accionar de los deseos que lo
ciegan y privan de razón.
La diferencia entre estos dos tipos de falsedad puede aclararse con una
analogía de carácter fisiológico. Algunas perturbaciones de los órganos vitales
del cuerpo son funcionales y otras estructurales. Las enfermedades funcionales
surgen debido a algún funcionamiento irregular de un órgano vital. En estos
casos no hay nada grave respecto de la estructura del órgano vital. Meramente
se volvió perezoso o irregular, y lo único que necesita es un ligero estímulo o
corrección para que funcione como es debido. La enfermedad cobra vida en los
desórdenes de carácter estructural debido a que se desarrolla alguna
deformidad en la estructura o constitución del órgano vital. En estos casos el
desorden del órgano vital es de carácter mucho más grave. Se dañó o se volvió
ineficaz debido a algún factor tangible que afectó la constitución misma del
órgano. Ambos tipos de enfermedades pueden corregirse, pero es mucho más
fácil corregir desórdenes meramente funcionales que los que son estructurales.
Las falsedades que surgen debido a alguna aplicación irregular del intelecto
se parecen a los desórdenes funcionales, y las que surgen al enviciar el intelecto
se parecen a las estructurales. Así como los desórdenes funcionales son más
fáciles de corregir que los estructurales, de igual modo las falsedades que
surgen de la aplicación irregular del intelecto son más fáciles de corregir que
las que surgen debido a que el intelecto se vició. A fin de corregir una
enfermedad funcional de un órgano vital, todo lo que se necesita es mejorar su
tónica y su fuerza. En caso de enfermedad estructural suele ser necesario
efectuar una operación. Del mismo modo, en caso de que surjan algunas
erróneas aplicaciones del intelecto, todo lo que se necesita es ser más
cuidadoso en su aplicación. Pero en caso de que las falsedades surjan porque se
vició el intelecto, es necesario purificarlo. Esto exige recurrir al doloroso
proceso de eliminar los deseos y apegos que son responsables de viciar al
intelecto.
Dios es indivisible
Al despojarse del último vestigio de las falsedades que Maya creó, el alma
no sabe que su realidad es diferente del cuerpo físico, sutil o mental, sino que
sabe que ella misma es Dios, quien es la única Realidad. En este estado el alma
sabe que la mente, el cuerpo sutil y el cuerpo físico son todos por igual
creaciones de su propia imaginación, y que nunca existieron realmente. Sabe
que, por medio de la ignorancia, el alma concibió que ella era la mente, el
cuerpo sutil o el cuerpo físico. El alma individual también sabe que, en un
sentido, ella se convirtió en la mente, el cuerpo sutil y el cuerpo físico, y luego
se identificó con todas estas ilusiones que ella misma creó.
MAYA
¿Cómo cobra existencia el mundo falso de las cosas finitas? ¿Por qué existe?
Lo creó Maya, o el principio de ignorancia. Maya no es la ilusión; es la creadora
de la Ilusión. Maya no es falsa; es la que da impresiones falsas. Maya no es
irreal; es la que hace que lo real parezca irreal, y lo irreal, real. Maya no es la
dualidad; es la que causa la dualidad.
Por ninguna razón puede considerarse que Maya sea finita, si lo fuera, eso
sería una ilusión; y por ser una ilusión, carecería de potencia para crear otras
ilusiones. Para el propósito de una explicación intelectual es mejor considerar
que Maya es tanto real como infinita, del mismo modo que a Dios
habitualmente se lo considera tanto real como infinito.
El conocimiento de la Realización
Todas las criaturas del mundo están buscando la felicidad, y el ser humano
no es una excepción. Aparentemente el hombre pone su corazón en muchas
clases de cosas, pero en última instancia todo lo que desea o emprende es en
aras de la felicidad. Si ansía tener poder, es porque espera obtener felicidad
valiéndose de ese poder. Si se afana por el dinero, es porque piensa que le
asegurará las condiciones y medios para tener felicidad. Si lo que busca es
conocimiento, salud o belleza, ciencia, arte o literatura, es porque cree que la
felicidad que busca depende directamente de aquello. Si lucha por éxito y
fama, es porque espera encontrar la felicidad alcanzándolos. El ser humano
quiere ser feliz valiéndose para ello de todos sus esfuerzos y búsquedas. La
felicidad es, en última instancia, la fuerza motriz que lo impulsa en todo lo que
él hace.
Aguijoneado por múltiples deseos, el ser humano busca los placeres del
mundo con una esperanza sin mengua. Sin embargo, su entusiasmo por ese
placer no siempre se mantiene constante, porque incluso cuando logra apurar
la copa del placer, a menudo se ve obligado a aceptar a la vez ciertas dosis de
sufrimiento. Su entusiasmo por el placer se ve reducido por el sufrimiento, el
cual es secuela de lo placentero. El hombre está sujeto a súbitos estados de
ánimo e impulsos. A veces se siente feliz y eufórico, y otras veces se siente muy
desdichado y abatido. Sus estados de ánimo cambian a medida que sus deseos
se cumplen o se frustran. La satisfacción de algunos deseos le da una felicidad
momentánea, pero esta felicidad no dura mucho, y pronto produce una
reacción depresiva. Sus estados de ánimo lo someten a altibajos y cambios
constantes.
El desapego provisorio
El intenso desapasionamiento
El completo desapego
Los opuestos
La ausencia de deseos hace que un individuo sea firme como una roca.
Inmutable al placer o al pesar, el embate de los opuestos no lo perturba. La
persona afectada por cosas agradables, necesariamente es afectada por las
desagradables. Si un presagio que considera propicio alienta los esfuerzos de
una persona, necesariamente se desalentará cuando el presagio sea poco
propicio. No podrá resistir el desalentador efecto de un presagio poco propicio
mientras un presagio propicio le permita cobrar fuerza. El único modo de que
los presagios no lo perturben es que sea indiferente tanto con los presagios
propicios como con los que no lo son.
Alabar y culpar
Segunda Parte:
Contento, amor y realización de Dios
Cuando una persona comprende que los deseos son tan sólo esclavitud del
espíritu, decide renunciar a ellos, pero aunque este proceso sea voluntario, a
menudo es doloroso. Existe el sufrimiento que se produce al purificar la mente
de sus muchos deseos –aunque el alma esté dispuesta a renunciar a ellos–
porque esta decisión del alma contraría la inclinación de la mente egoica a
empeñarse en sus deseos habituales. Renunciar a los deseos acota la vida
misma de la mente egoica. Por lo tanto, a este proceso lo acompañan
invariablemente agudos sufrimientos. Pero estos sufrimientos son saludables
para el alma porque la libera de la esclavitud.
Analogías
Quienes no realizaron a Dios pueden controlar sus mentes por medio del
yoga, a tal punto que nada les haga sentir dolor o sufrimiento, aunque los
entierren vivos o los sumerjan en aceite hirviendo. Sin embargo, aunque los
yoguis avanzados sean capaces de arrostrar y anular cualquier sufrimiento, no
experimentan la felicidad que significa realizar a Dios. Porque en el momento
en que nos convertimos en Dios, todo el resto equivale a cero. Por lo tanto, la
felicidad de realizar a Dios no puede ser menguada por nada. La felicidad de
realizar a Dios se autosustenta, eternamente renovada e imperecedera,
ilimitada e indescriptible. Es por esta felicidad que el mundo cobró vida.
El amor, luego de pasar por las etapas casi inconscientes del reino mineral,
se vuelve consciente de sí mismo en el reino animal como lujuria. Su aparición
en la consciencia humana también es inicialmente en forma de lujuria. La
lujuria es la forma más limitada del amor en la consciencia humana. A pesar de
la clara vinculación que la lujuria tiene con las otras personas, no se la puede
diferenciar de un neto egoísmo porque a todos los objetos a los que la lujuria se
aferra se los desea desde el punto de vista del ser limitado y separado. Al
mismo tiempo, es una forma de amor porque posee cierto aprecio por los
demás, aunque este aprecio es completamente desnaturalizado por una densa
ignorancia acerca del verdadero Ser.
El amor que se expresa como lujuria neta o en un ciento por ciento lujurioso,
se halla en un estado de extrema limitación porque está atrapado sin remedio
en deseos vehementes e incesantes. Cuando el corazón está en las garras de la
lujuria, el espíritu queda, por así decirlo, en un estado de engaño y estupor. La
limitadora ignorancia a la que está sujeto reduce y desnaturaliza gravemente
su funcionamiento. Sus potencialidades superiores se ven impedidas de
expresarse y realizarse, y este desmedro y supresión de la vida del espíritu
implica un estado de esclavitud total.
La lujuria es la forma más limitada del amor que funciona esclavizado por la
ignorancia. El claro sello de insuficiencia que la lujuria invariablemente lleva,
es una señal de que expresa incompleta e inadecuadamente algo más profundo
que es vasto e ilimitado. Por medio de los múltiples e interminables
sufrimientos que acompañan a la espesa lujuria y a las continuas experiencias
frustrantes que aquella produce, el espíritu está registrando su inflexible
protesta contra la total superficialidad de una vida incondicionalmente
lujuriosa. De esta manera, la irreprimible voz del amor infinito de Dios hace
valer sin mengua los imperiosos reclamos de su realidad no expresada.
Dios tiene la experiencia como amante hasta en la vida más baja y lujuriosa
del plano físico, pero se trata del estado del amante que ignora por completo su
propia naturaleza verdadera o la naturaleza del Amado. Es el estado del
amante que se halla inexorablemente separado del Amado por una opaca
cortina de dualidad incomprendida. No obstante, es el comienzo de un largo
proceso mediante el cual el amante se abre paso a través de la envolvente
cortina de la ignorancia y penetra en su propia verdad como Amor ilimitado y
sin trabas. Pero a fin de iniciarse en el amor infinito, el amante tiene que pasar
por otras dos etapas que caracterizan a las esferas sutil y mental.
El romance divino
De manera que uno tiene a Dios, como Amor infinito, primero limitándose
en las formas de la creación, y luego recuperando su infinitud mediante las
diferentes etapas de la creación. Todas las etapas en las que a Dios se lo
experimenta como amante finito culminan en última instancia en Él, como el
único Amado. La travesía del alma es un emocionante romance divino en el
que el amante –quien al principio no es consciente de nada, salvo de vacío,
frustración y superficialidad, y de las punzantes cadenas de la esclavitud– llega
gradualmente a expresar el amor cada vez con mayor plenitud y libertad. Y al
final, el amante desaparece y se funde en el Amado divino para concretar la
unidad de amante y Amado en el hecho supremo y eterno de Dios como Amor
infinito.
2. La paz de la mente
Si alcanzas una paz semejante a la de un lago congelado, entonces también
Me realizarás.
3. La humildad
Si tienes la humildad de la tierra, a la que se puede moldear de cualquier
forma, entonces Me conocerás.
4. La desesperación
Si experimentas la desesperación que hace que un hombre se suicide y
sientes que no puedes vivir sin Mí, entonces Me verás.
5. La fe
Si tienes la fe total que Kalyan tuvo en su Maestro –al creer que era de noche
aunque fuera de día porque su Maestro lo decía– entonces Me conocerás.
6. La fidelidad
Si tienes la fidelidad de tu respiración que te acompaña hasta el final de tu
vida –incluso sin que la percibas constantemente, tanto en la felicidad como en
el sufrimiento, sin volverse nunca contra ti– entonces Me conocerás.
8. El servicio desinteresado
Si tienes la cualidad del servicio desinteresado sin que te afecten los
resultados, una cualidad parecida a la del sol, el cual sirve al mundo brillando
sobre toda la creación –en la hierba de los campos, en las aves del cielo, en los
animales del bosque, y en toda la humanidad con sus pecadores y santos, y con
sus ricos y pobres– indiferente a la actitud que tengan para con él, entonces Me
ganarás.
9. El renunciamiento
Si renuncias por Mí a todo lo físico, mental y espiritual, entonces Me
tendrás.
10. La obediencia
Si tu obediencia es tan espontánea, completa y natural como la luz lo es para
los ojos o el olor para la nariz, entonces vendrás a Mí.
11. La entrega
Si tu entrega a Mí es tan incondicional como la de quien, sufriendo de
insomnio, se entrega súbitamente al sueño sin temor de desaparecer, entonces
Me tendrás.
12. El amor
Si el amor que tienes por Mí es el que San Francisco tuvo por Jesús, entonces
no sólo Me realizarás sino que también Me complacerás.
Meher Baba
GLOSARIO
Abreviaturas:
lit.: literalmente.
Sct.: sánscrito.
S.: Sufi.
V.: Vedanta.
Primera Parte:
Términos usados en el texto de Las Palabras del Silencio
abdal (S.): almas espiritualmente avanzadas que pueden tomar diferentes formas
físicas a voluntad.
Abraham: el Profeta; el Patriarca. En el relato del Corán, a Abraham (Ibrahim) se le
reclama que sacrifique a su hijo Ismael (Ismail); en la Biblia se le reclama que
sacrifique a su hijo Isaac.
abrar. Ver wali.
adhyatma-marga (V.): el sendero interior del avance espiritual.
ahadiyat. Ver vidnyani sanskaras.
Aham Brahmasmi (V.): “Yo soy la Realidad”; la afirmación del estado de
Realización de Dios.
Aikya. Ver Unión; Vasl.
alam-e-jabrut. Ver esfera mental.
alam-e-malakut. Ver esfera sutil.
alam-e-nasut. Ver esfera física.
Alma Universal: el Alma suprema y universal; Dios Todopoderoso.
V.: Paramatma. Ver también Glosario Segunda Parte, Ahuramazda; Alá; Yezdan.
amavasya (Sct.): la noche más oscura del mes lunar.
Anal Haaq (S.): “Yo soy la Realidad”; la afirmación del estado de Realización de
Dios.
Ver Aham Brahmasmi. Ver también “Yo soy Dios”; Realización.
anna bhuvan. Ver esfera física.
anwaya (V.): actividad sintética de la mente; proceso conectivo.
Arjuna. Ver Krishna.
aspirante. Ver sadhak; yogui.
atma (V.): el alma.
Atmapratisthapana. Ver Sahaj Samadhi.
Aum. Ver Om.
Avatar, el (también Estado Avatárico, Avatárico) (V.): la manifestación total de Dios
en forma humana sobre la Tierra, como el Eterno Maestro Perfecto Viviente; el
descenso directo de la Realidad en la Ilusión; el Salvador, el Más Alto de lo Alto, el
Antiguo. También se lo llama Dios-Hombre, el Mesías, el Buddha, el Cristo, el Rasul.
Azad-e-Mutlaq. Ver Jivamuktas.
Baba Farid/Fariduddin. Ver Ganj-e-Shakkar.
Bahlul: rey persa que abandonó todo y se convirtió en un gran místico.
bairagi (hindi): ascetas errantes o seres que renunciaron a todo.
Baqah-Billah. Ver Sahaj Samadhi.
Bhagavad Gita. Ver Krishna.
bhakta (V.): devoto.
bhakti (V.): devoción o amor.
Ver también para-bhakti.
bhas (V.): ilusión.
Brahmi Bhuts. Ver Majzubs-e-Kamil.
Buddha: Buddha Gautama o Gotama, el Iluminado; el Avatar.
Buddha, el: el Iluminado, el Avatar (ver definición completa).
Corán, el. Ver Muhammad, el Profeta.
Chisthi, Muinuddin, Khwaja: Maestro Perfecto sufí, de Ajmer, India, siglo XII.
Creación, Punto de. Ver Punto Om.
Cristianismo: Ver Jesucristo.
Cristo, el: el Mesías, el Salvador, el Avatar. Ver también Jesucristo.
cuerpo astral: la forma (cuerpo) que experimenta el mundo astral, el cual sirve de
enlace entre los mundos físico y sutil.
Ver también mundo semisutil. (Para más información, ver Dios Habla.)
cuerpo causal. Ver karan sharir; manas: cuerpo mental.
cuerpo/forma denso: el cuerpo (o la forma) físico, que funciona en el plano denso
(o físico).
cuerpo/forma mental: el cuerpo causal, que funciona en la esfera mental; el asiento
de la mente.
cuerpo/forma sutil: la fuerza energética vital (pran), que funciona en la esfera sutil;
el vehículo de los deseos y fuerzas vitales.
darshan (V.): el acto de ver; unir las manos en señal de adoración o postrarse para
expresar devoción al ser venerado.
dharma shastra. Ver karma-kanda.
Dios-Hombre: el descenso directo de Dios a la Tierra en forma humana; Dios hecho
hombre; el Avatar. Ver también Hombre-Dios.
dnyan (V.): conocimiento; conocimiento de las verdades espirituales; gnosis. Ver
también vidnyani sanskaras.
Ebrios de Dios, los. Ver masts; unmatta.
Emancipación: Ver Libertad.
encantamiento. Ver hairat.
esfera/mundo físico: el mundo material; los mundos visibles de la Creación, que el
cuerpo físico (o denso) puede experimentar mediante nuestras impresiones densas o
físicas.
esfera/mundo mental: la esfera que consiste en los planos quinto y sexto de
consciencia como los experimenta el cuerpo mental mediante nuestras impresiones
mentales, las cuales son más finas (o sea, mucho menos densas) que las impresiones
sutiles.
esfera/mundo sutil: la esfera que consiste en los cuatro primeros planos de
consciencia como los experimenta el cuerpo sutil mediante nuestras impresiones
sutiles, las cuales son menos densas que las impresiones físicas. El cuarto plano sirve
de umbral para la esfera mental, pero no es plenamente sutil ni mental.
estado de Dios (divino); estado en el que el alma se experimenta como Dios.
estado del Más Allá: un estado de Dios más allá del tiempo y del espacio;
asimismo, el estado supremo, en el cual Dios en forma manifiesta es infinitamente
consciente tanto de la Realidad como de la Ilusión. (Ver Dios Habla, para más
información.)
estado de Nirvikalpa (V.): el estado de “Yo soy Dios”, propio de los Seres
Perfectos.
estado de Vacío Absoluto. Ver Nirvana.
experiencias/poderes ocultos: experiencias y poderes que ocurren en las esferas
física y semisutil, incluyendo al mundo astral. En los tres primeros planos de
consciencia, a los poderes ocultos se los conoce como poderes místicos. Los poderes
del cuarto plano son los poderes divinos y omnipotentes de Dios. Ver siddhis. (Para
más información ver Dios Habla.)
fana (S.): aniquilación, disolución; la aniquilación de algún aspecto del yo (ego)
falso.
dharma shastra. Ver fana-e-batili (S.): aniquilación de lo falso; sumergirse en el
segundo plano de consciencia.
fana-e-jabruti (S.): aniquilación de todos los deseos; sumergirse en el quinto plano
de consciencia.
fana-e-mahabubi (S.): aniquilación del yo (del amante) en el Amado (Dios);
sumergirse en el sexto plano de consciencia.
fana-e-malakuti (S.): aniquilación que conduce hacia la libertad; sumergirse en el
cuarto plano de consciencia.
fana-e-zahiri (S.): aniquilación de lo aparente; sumergirse en el tercer plano de
consciencia, en el que uno experimenta el videh samadhi, o el estado de coma divino.
Fana-Fillah (S.): el estado de “Yo soy Dios”, propio de los Maestros Perfectos; la
aniquilación final del falso yo en Dios; sumergirse en el séptimo plano de consciencia.
Ver estado de Nirvikalpa. Ver también Realización.
Fana final. Ver Nirvana.
Francisco, San. (1181 o 1182-1226); de Asís, Italia.
Ganj-e-Shakkar (ver también Baba Fariduddin): el famoso wali que quedó
atrapado en el estado de encantamiento (hairat) pero que finalmente su Maestro
Khwaja Muinuddin Chisthi guió hasta convertirlo en un Maestro Perfecto.
Ghausali Shah: santo musulmán del norte de la India.
Gopichanda: el gran rey de la India, quien renunció a todo para buscar la Verdad.
haram (S.): vedado o prohibido, en el Islam.
Hinduismo. Ver Krishna; Rama; Vedanta.
Hombre-Dios: hombre que se volvió Dios; un Maestro Perfecto.
S.: Qutub; Salik-e-Mukammil. V.: Param Mukta; Sadguru. Ver también Dios-
Hombre.
Ignorancia: Ver Maya.
Iluminación: estado de iluminación espiritual en el que la mente ve al Alma (Dios)
pero no realizó a Dios. Ver Realización.
Ilusión. Ver Bhas; Maya.
impresiones. Ver sanskaras.
Insan-e-Kamil. Ver Ser Perfecto.
involución de la consciencia, planos de la. Ver planos de consciencia.
irfan. Ver dnyan.
Ismael e Isaac. Ver Abraham.
Islam. Ver Muhammad, el Profeta.
Jalaluddin Rumi. Ver Rumi, Jalaluddin, Maulana.
Jami (1414-1492); poeta y místico persa.
jan. Ver atma.
Jesucristo: el Hijo de Dios; el Avatar (Ver) cuyas enseñanzas llegan a nosotros por
medio del Cristianismo y del Nuevo Testamento de la Biblia. Ver también Cristo.
jism-e-altaf. Ver karan sharir; manas; cuerpo mental.
jism-e kasif. Ver cuerpo fisico; sharir; sthul sharir.
jism-e-latif. Ver pran; cuerpo sutil; sukshma sharir.
Jivanmuktas (V.): quienes alcanzaron el estado de “Yo soy Dios” siendo
conscientes de la Creación pero libres de deberes (u obligaciones) espirituales; almas
encarnadas liberadas.
Jivanmukti. Ver Mukti.
jnana. Ver dnyan.
Kabir (1440-1518): Maestro Perfecto y poeta del norte de la India.
Kalyan: 1) discípulo favorito del Maestro Perfecto Swami Ramdas Samarth,
mencionado en “El verdadero discipulado”; 2) Kalyan (mencionado en el Epílogo
titulado “Doce modos de Realizarme”; también se lo conoce como Kamal, discípulo
favorito de Kabir, el Maestro Perfecto.
Kamal. Ver Kalyan.
karan sharir (V.): el cuerpo causal o mental; el asiento de la mente. Ver también
manas.
karma (V.): acción, trabajo, accionar; efecto; destino. Lo que sucede natural y
necesariamente en nuestra vida, condicionado previamente por nuestras vidas
pasadas.
karma-kanda (V.): conformidad (con) y adhesión externa al dharma shastra
(preceptos y tradiciones de carácter religioso); ortodoxia.
S.: shariat.
karma-yoga (V.): el yoga de la acción desinteresada; el yoga mediante el
desinteresado cumplimiento de los deberes.
karma-yogui (V.): quien practica el yoga de la acción desinteresada.
kasturi-mriga (Sct.): ciervo almizclero; ciervo que produce almizcle en su ombligo.
Kauravas. Ver Krishna.
Khwaja Saheb. Ver Chisthi, Muinuddin, Khwaja.
Krishna: el Avatar (Ver) cuya historia se narra en la epopeya hindú del
Mahabharata, y cuyas enseñanzas llegan a nosotros por medio del Hinduismo. Su
discurso dirigido al guerrero Arjuna antes de la batalla contra los Kauravas se conoce
como el Bhagavad Gita.
Kutub. Ver Qutub.
lahar (V.): impulso; ola, onda; antojo de Dios que causó la Creación.
Layla. Ver Majnun y Layla.
Liberación: liberación respecto del ciclo de nacimientos y muertes (reencarnación).
V. Moksha; Mukti.
Libertad: libertad respecto de la esclavitud de los nacimientos y muertes
(reencarnación); Emancipación. Ver también Liberación; Mukti.
Maestro: término utilizado muy frecuentemente a lo largo del texto en lugar de
Hombre-Dios o Sadguru. Ver también Dios-Hombre.
Maestro Perfecto: un Hombre-Dios. Un alma que Realizó a Dios, que retiene
simultáneamente la consciencia de Dios y de la Creación, y trabaja en la Creación para
ayudar a otras almas a fin de que lleguen a la Realización de Dios. A lo largo del texto
se lo menciona simplemente como “Maestro”.
Mahabharata. Ver Krishna.
Mahapralaya (V.): la gran disolución de la Creación al finalizar el ciclo cósmico.
mahapurush. Ver wali.
Muhammad, el Profeta: el Rasul; el Avatar cuyas enseñanzas llegan a nosotros por
medio del Islam y del Corán.
Var.: Mahomed.
Majnun y Layla: el relato islámico sobre el singular amor que Majnun sentía por
Layla. Tiene sus orígenes en Arabia y se considera que su base es una historia
verdadera.
Majzubiyat. Ver Videh Mukti.
Majzub-Saliks. Ver Parahamsas.
Majzub-e-Kamil (S.): almas del séptimo plano de consciencia, sumidas en Dios
absortas en la divinidad, pero que conservan por un tiempo el cuerpo físico o denso.
manas (V.): lit. mente; el cuerpo causal o mental; el asiento de la mente.
mast (S.); femenino mastani; almas que, en el sendero espiritual, están
experimentando el estado de “ebriedad divina” (masti).
Maya (V.): Ilusión, Ignorancia; la sombra de Dios.
Mejaz (S.) Ver Maya.
Mente “egoica”: el asiento de la individualidad (o sea, del alma individualizada)
que experimenta las impresiones mediante los cuerpos físico, sutil y mental.
Mesías, el: el Salvador esperado; el Avatar.
Moksha (V.): Mukti común y corriente, o la Liberación que la mayoría de las
almas logra, o sea, liberándose del ciclo de nacimientos y muertes (reencarnación).
moksha-marga. Ver adhyatma-marga.
mujahida. Ver sadhana.
mukam-e-afasan. Ver muqam-e-afsan.
Mukta. Ver Mukti.
Mukti (V.): Liberación; liberación respecto del ciclo de nacimientos y muertes
(reencarnación). Hay cuatro tipos de Mukti: 1) Mukti común y corriente, o Moksha; 2)
Videh Mukti; 3) Jivanmukti, de los Jivanmuktas, y 4) Param Mukti, de los Maestros
Perfectos.
mundo semisutil: una etapa entre las esferas física y sutil.
muqaddar. Ver prarabdha.
muqam. Ver muqam-e-afsan.
muqam-e-afsan (S.): morada del engaño; la ilusión de estar donde termina el
sendero espiritual que uno aún está atravesando.
Nada, la: la sombra infinita del Todo (Dios).
Najat. Ver Liberación; Moksha; Mukti.
neti neti (V.): lit. esto no, esto no; el principio de la negación.
Nirvana (V.): absorción total y final en la divinidad (Dios); aniquilación de la mente
(del yo); el estado de Absoluto Vacío; la primera etapa del Fana final.
Nirvikalpa Samadhi (V.): la expresión de la divinidad; la experiencia del estado de
“Yo soy Dios” por parte de los Seres Perfectos.
nuqush-e-amal. Ver sanskaras.
ocultismo: teoría o práctica oculta; creencia en (o estudio de) la acción o la
influencia de poderes y fuerzas de carácter oculto o sobrenatural.
ocultismo como arte: ocultismo aplicado; el uso de poderes ocultos, especialmente
con fines espirituales.
ocultismo como ciencia: el estudio de los fenómenos ocultos.
oculto: más allá del ámbito de la experiencia común y corriente; escondido, no
revelado; psíquico, sobrenatural.
para-bhakti (V.): amor divino.
Paramatma (V.): el Alma universal; Dios Todopoderoso.
Paramhansas (V.): Seres Perfectos que a veces están totalmente absortos en Dios
(se los llama Majzoob-Saliks) y en otras ocasiones, conscientes de la Creación (se los
llama Salik-Majzoobs).
Param Mukta. Ver Maestro Perfecto.
Param Mukti. Ver Mukti.
Perfección: atributo del estado divino.
planos de consciencia: los estados de consciencia que el alma experimenta
mientras atraviesa el sendero espiritual. Ver Dios Habla, para más información.
prakriti (V.): el mundo fenoménico; la Creación. Asimismo, la energía cósmica
inmanifiesta que, junto con Purusha, genera la existencia fenoménica.
pran (V.): energía vital; el cuerpo sutil (el asiento de los deseos y de las fuerzas
vitales).
pran bhuvan. Ver esfera sutil.
prarabdha (también prarabdha sanskaras) (V.).: el inevitable destino de cada vida;
las impresiones que predeterminan el destino de una persona.
Punto Om (V.): Punto de la Creación; el punto del que brota toda la Creación.
Sílaba sagrada.
purna vairagya (V.): completo desapasionamiento o desapego; renunciamiento
total.
Purusha (V.) el Espíritu supremo, que juntamente con prakriti causa la existencia
fenoménica.
Qiamat. Ver Mahapralaya.
Qutub (S.): lit.: centro o eje; el centro espiritual del universo; un Maestro Perfecto.
Radha-Krishna: Radha era una cuidadora de vacas cuyo amor sin par por Krishna,
el Avatar, la hizo acreedora a la jerarquía de ser Su amada.
Rama: el Avatar cuya vida es el tema de la epopeya hindú el Ramayana, y cuyas
enseñanzas llegan a nosotros por medio del Hinduismo.
Ramdas Samarth, Swami: Maestro Perfecto del siglo XVII.
Realización (también realización de Dios, realización del Ser, realización del Yo,
realización de Sí Mismo); cuando el alma se experimenta como Dios; el estado de “Yo
soy Dios”.
rishis (V.): sabios.
ruh. Ver atma.
Rumi, Jalaluddin, Maulana (alrededor de 1207-1273); Maestro Perfecto sufí y
poeta persa; fue discípulo de Shams-e-Tabriz.
Sadguru (V.): Guía hacia la Verdad; un Maestro Perfecto.
sadhak (V.): un aspirante; quien atraviesa el sendero espiritual.
sadhana (V.): práctica, empeño, esfuerzo en dirección a la meta.
Sahaj Samadhi (V.): la experiencia espontánea de los Maestros Perfectos y del
Avatar quienes viven en la Perfección sin esfuerzo y de manera continua; la divinidad
en acción.
Sahajawastha (V.): el estado sin esfuerzo de la consciencia infinita con
espontaneidad ilimitada e ininterrumpido conocimiento del Ser.
sahavas (V.): vivir en compañía de.
Saheb-e-Zaman. Ver Avatar, el.
santo: quien se destaca por su piedad o virtud; un alma espiritualmente avanzada
en los planos de consciencia interiores. (Ver Dios Habla, para más información.)
Salik-e-Kamil. Ver Jivanmuktas.
Salik-e-Mukammil (S.): un Ser supremamente Perfecto; un Maestro Perfecto.
Salik-Majzubs. Ver Paramhansas.
samadhi (V.): trance meditativo; absorción, unión.
sanskaras (V.): impresiones; acumulación de las impresiones de las experiencias
pasadas, las cuales determinan nuestros deseos y acciones.
sant. Ver santo; wali.
sendero, el: el sendero interior del avance espiritual que el aspirante atraviesa por
los planos internos de consciencia.
Ser Perfecto: quien Realizó a Dios y alcanzó la Perfección en forma humana.
Shams-e-Tabriz (fallecido en 1247): Maestro Perfecto sufí y Maestro de Jalaluddin
Rumi.
shariat (S.): conformidad externa con los preceptos y tradiciones de carácter
religioso; ortodoxia.
sharir (V.): lit. cuerpo; la forma física o el cuerpo físico o denso.
Shivaji (1630-1680): fundador del reino de Maratha, en la India; reformador social,
jefe militar y defensor de la tolerancia religiosa.
Shiv-Atma. Ver Ser Perfecto.
smashan vairagya (V.): lit. desapego en el camposanto o campo de cremación;
desapego repentino pero provisorio.
Siddha: (V.): alguien que ha realizado a Dios y que ha alcanzado la perfección.
siddhis (V.): poderes divinos o místicos; también, poderes ocultos.
Sita-Ram: Sita era la amada de Krishna, el Avatar.
sthan. Ver muqam-e-afsan.
sthul bhuvan. Ver esfera física o densa.
sthul sharir (V.): la forma física o cuerpo físico o denso.
Sufismo (también Sufí); mística cuya meta es purificar el corazón de todo, salvo de
Dios, mediante contemplación espiritual y éxtasis, y finalmente lograr la absorción
total en Dios. Esta mística, cuyos comienzos se pierden en la antigüedad, es una
expresión del modo de vida que se repite después de cada advenimiento del Avatar
por parte de quienes adhieren a la esencia misma de Sus enseñanzas. A los adherentes
a las enseñanzas esotéricas de Muhammad, el Profeta, con el tiempo se los conoció
como sufis.
sukshma sharir (V.): el cuerpo sutil, que es el vehículo de los deseos y fuerzas
vitales.
tajalliyat. Ver siddhis.
tariqat (S.): el camino; el sendero interior de avance espiritual.
tivra vairagya (V.): intenso desapasionamiento, desapego o renunciamiento.
Todo, el: Dios, el Infinito; puesto que el Todo es infinito, incluye a la Nada.
Unión: el estado de unión con Dios, el Infinito.
Unmatta (V.): quien se halla en el estado de incontrolada “ebriedad divina”, sin
prestar atención a las normas y valores del mundo.
vali. Ver wali.
Vasl (S.): Unión; el estado de unión con Dios, el Infinito.
Vedanta (también vedántico, vedantista, vedantistas); sistema filosófico hindú (que
deriva y depende de los pensamientos expresados en los Vedas) que concierne a la
Realidad última, la Liberación del alma, y la identidad del alma con el Alma
Universal.
Videh Muktas. Ver Majzubs-e-Kamil.
Videh Mukti (V.): estado de Liberación, o Mukti, en el que se conserva al cuerpo
físico por un tiempo.
videh samadhi (V.): estado de coma divino, en el que el sujeto está totalmente
inconsciente de su cuerpo o del mundo.
vidnyan. Ver vidnyani sanskaras.
vidnyani sanskaras (V.): tipo especial de sanskaras (impresiones) que el Avatar
tiene antes de develarse, y tipo de sanskaras que Él da a los que están en Sus Círculos.
vyatireka (V.): la actividad analítica de la mente.
wali (S.): lit. amigo; amigo de Dios quien está en el quinto plano de consciencia.
yoga (V.): uncir, unión; actividad disciplinada o modo de vida.
yoga-bhrashta (V.): el aspirante que experimenta un retroceso o una caída en el
sendero espiritual.
yogayoga sanskaras (V.): los sanskaras (impresiones) que no atan; corresponden a
los Seres Perfectos que retornan a la consciencia normal; las impresiones de Quienes
carecen de impresiones.
yogui (V.): quien practica o ha llegado al yoga; aspirante.
Segunda Parte:
Términos comúnmente utilizados
en otros textos de Meher Baba
BIBLIOGRAFÍA
CENTROS DE INFORMACIÓN:
ÍNDICE