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ÁLVARO BARDÓN M.

HARALD BEYER

HERNÁN BÜCHI B.

ÁLVARO FISCHER
Las Fallas de Chile:
MARIO MARCEL
¿Qué Falta para ser Desarrollados?
JORGE MARSHALL

SERGIO MELNICK

CARLOS PEÑA G.

EUGENIO TIRONI

PRESENTACIÓN EN “CICLO DE CONFERENCIAS EMPRESARIALES & CRECIMIENTO PAÍS 2007",

Organizado por
la Sociedad de Fomento Fabril, Sofofa
y la Universidad Finis Terrae
Santiago, Chile 2007
S E M I N A R I O

Las Fallas de Chile:


Qué Falta para ser Desarrollados?

PRESENTACIÓN EN “CICLO DE CONFERENCIAS EMPRESARIALES & CRECIMIENTO PAÍS 2007",


S E M I N A R I O

I N D I C E

LAS FALLAS DE CHILE: ¿QUÉ FALTA PARA SER DESARROLLADOS?

Presentación 03

Exposiciones:

Sr. Alvaro Bardón M. 04

Sr. Harald Beyer 08

Sr. Herbán Buchi B. 12

Sr. Alvaro Fischer 16

Sr. Mario Marcel 22

Sr. Jorge Marshall 26

Sr. Sergio Melnick 30

Sr. Carlos Peña G. 38

Sr. Eugenio Tironi 42

02
Presentación

Las Fallas de Chile:


¿Qué Falta para ser Desarrollados?
Chile es un país abierto al mundo, que ha suscrito 19 tratados de libre comercio con 57 países, que
representan el 80 % del mercado mundial. Sin embargo, su economía arroja síntomas de un cierto letargo.

Con el fin de analizar las trabas que afectan una expansión más acelerada, la Sociedad de Fomento Fabril
-SOFOFA- y la Universidad Finis Terrae -UFT- organizaron el seminario “Las fallas de Chile ¿Qué falta
para ser desarrollados?” el 30 de marzo pasado.

La actividad se enmarcó dentro del Ciclo de Conferencias Empresariales y Crecimiento País, jornada que
busca levantar ideas y generar un aporte constructivo para el futuro del país.

En ella expusieron Jorge Marshall (BancoEstado), Alvaro Bardón (Gemines), Alvaro Fischer (empresario),
Eugenio Tironi y Mario Marcel (Cieplan), Hernán Büchi (Libertad y Desarrollo), Sergio Melnick (Anticipa
S. A.), Carlos Peña (Universidad Diego Portales) y Harald Beyer (Centro de Estudios Públicos).

Estos destacados oradores entregaron opiniones, identificaron prácticas y códigos sociológicos que afectan
el crecimiento económico y plantearon propuestas para fomentar un mayor dinamismo del mercado.

¿Por qué países similares al nuestro en el mismo hemisferio han dado vuelta la página y pasado del
planteamiento de cómo hacer las cosas por cómo cumplir mejor y en forma más eficiente sus objetivos?

Si bien es claro que en cada región hay culturas diferentes, acelerar el desarrollo pasa por ampliar y
mejorar la cobertura de educación, invertir más en investigación y en promover la innovación y el
emprendimiento. Ese es el combustible de un país.

La publicación de las presentaciones realizadas en este seminario nos brinda una visión amplia, crítica y
sólida sobre nuestra situación actual, herencias y perspectivas, que va más allá de las cifras.

SOFOFA y la UFT entregan estas exposiciones con el fin de que se conviertan en un documento de
consulta y análisis para los arquitectos de las políticas públicas de nuestro país.

Bruno Philippi Roberto Guerrero


Presidente Rector
SOFOFA Universidad Finis Terrae

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S E M I N A R I O

LAS FALLAS DE CHILE: ¿QUÉ FALTA PARA SER DESARROLLADOS?

Si bien las dificultades que existen para hacer cambios y acceder al desarrollo son comprensibles, creo
que las cosas fundamentales en relación a este problema son, efectivamente, muy sencillas y claras. Hecha
ya esta advertencia, podemos comenzar observando lo que muestra la evidencia en el mundo actual.
Primero, que cuando las políticas tendientes al desarrollo han sido dirigidas centralmente, este nunca ha
sido alcanzado. No conozco ningún caso, ¡ninguno!, en que esto haya funcionado. La planificación central
fue un desastre en el siglo XX y, al contrario, es la gente la que en definitiva se ha verificado como exitosa
en este ámbito. Son las personas las que, al interactuar, piensan, crean e innovan. En este sentido, hechos
como los constantes cambios de gustos en la gente han sido histórica y sistemáticamente desconocidos
por los planificadores centrales.

En este sentido, el principal agente que impide el desarrollo económico es el estado, puesto que, al
colocar un exceso de regulación o al planificar actividades productivas desconociendo la movilidad o
mutabilidad de lo humano, genera un desenvolvimiento ineficiente.

Otra evidencia importante es la apertura comercial. El abrir y facilitar las relaciones comerciales mejora
inequívocamente el nivel de vida de las personas, más allá de las denuncias de los antiglobalizadores. En
relación a esto, hay un viejo teorema en economía, de Stolper y Samuelson, que dice que el comercio iguala
los precios de los factores productivos y, por lo tanto irá igualando los ingresos. Lo que muestra la evidencia
es que, cuando una economía se integra con otras, los ingresos tienden a converger, como ha sucedido con
el vínculo establecido entre Estados Unidos y Puerto Rico, país que antes era un desastre de pobreza.

Un tercer punto, en el que tanto economistas como historiadores están de acuerdo, es que lo más
importante para el crecimiento económico son las instituciones. Hay que respetar los derechos de
propiedad y los contratos, permitir que la gente haga contratos libremente y proteger el cumplimiento
de éstos y de la palabra empeñada. Estas interrelaciones son lo que se llama mercado y, mientras más
abundantes sean, mejor. Esto implica que, en la medida que se refuerzan las instituciones para facilitar el
intercambio, se genera crecimiento económico y, en la medida en que esto se va solidificando en términos
de estabilidad, el ámbito político también se hace más estable. Este tipo de instituciones son las que hay
que preservar y defender y, en definitiva, son éstas las que permiten el desarrollo.

Hay un enfoque que tienen los economistas que es correcto, pero que es muy mecánico. Es el de que
el crecimiento del producto depende del capital, la inversión, los recursos naturales, la tierra, el trabajo,
la educación, la tecnología, y así se van introduciendo en la función de producción variables adicionales.
Es aquí donde, creo yo, se comete un error, porque, luego de eso uno podría preguntar, bueno ¿y cómo
se crece? Si el producto depende del capital hay que aumentar el capital, hay que invertir. El capital
humano es muy importante, entonces hay que mejorar la educación ¿y cómo se mejora? Con gasto
directo del estado. Es aquí donde empiezan los problemas, porque los recursos se pueden gastar por
el gobierno convertirse en vouchers, subsidios a la demanda, pero lo que tienden a hacer normalmente
los cientistas sociales, ingenieros y economistas, es “construir”. Entonces plantean temas como aumentar
la inversión estableciendo un ministerio de la inversión o de innovación, el I + D ligado al royalty al cobre,

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Director Políticas Públicas,
U. Finis Terrae
Economista Universidad de Chile
Master Economía U. Chicago

ÁLVARO BARDÓN MUÑOZ.

que luego seguirá con la explotación del salmón. Ahora, ¿cómo se hará el I + D? Probablemente a partir
de un grupo de funcionarios del sector público que le van a regalar los recursos a un grupo de mis
colegas de las universidades y otros centros de investigación. Ahí terminará el gigantesco esfuerzo del I
+ D. Este enfoque es fatal, porque, según lo indican los datos recogidos por la historia, cuando el estado
empieza a gastar directamente en educación, los resultados no son positivos.

Entonces, ¿qué es lo que tiene que hacer el estado? Velar por que se respeten los derechos de las
personas, los derechos de propiedad, como también los contratos. El estado debe tener un buen poder
judicial para que quien no respete los contratos sea debidamente sancionado, -para eso es importante
también la labor de la policía-, y tiene que velar por el libre comercio y por aquello que Joseph Schumpeter
llamaba “destrucción creativa”, porque el desarrollo económico es una constante destrucción de empresas,
de iniciativas empresariales, ligadas a la aparición de otras nuevas. Este proceso es clave. Y pasa por la
tramitación fluida y barata de quiebras -que en nuestro país son un desastre- y otros trámites relativos
a la creación de empresas productivas.

Ahora, lo que es importante destacar es que cuando las instituciones que hemos mencionado son
respetadas, se produce lo que se llama una convergencia de los ingresos entre los países. Chile ha tenido
buenas conductas relativas económicas desde 1830 a 1890 y luego de 1976 hasta nuestros días. En los
otros periodos, su ingreso per cápita, en lugar de acercarse al de los países desarrollados se alejó o se
mantuvo a la distancia que previamente tenía. Los señalados son períodos de apertura, son periodos
de un estado que “arbitra”, en que hay estabilidad política y en los que la gente puede trabajar y vivir
en tranquilidad.

Entonces, retomando la pregunta que hoy nos convoca, ¿qué le falta a Chile para ser un país desarrollado?
La respuesta resulta, a la luz de lo plantado, evidente. Hay que fortalecer la libertad económica. En nuestro
país, desafortunadamente, las regulaciones son innumerables. Voy a hacer el ejercicio rápido de sólo
nombrar algunas. En primer lugar, las Pymes deberían tener una libre formación. A las pequeñas empresas
no se les debería exigir ningún papel, por lo menos no durante los primeros dos años de funcionamiento.
Asimismo, la legislación laboral chilena es todo un tema. Yo estimo que deben haber unos dos millones
de personas sin trabajo, inactivas, como producto de estas regulaciones y, sobre esto, a pesar de ser un
tema perfectamente comprendido por los economistas, no se hace nada. Ahora bien, con sólo estas dos
variables -que bloquean el emprendimiento popular y el empleo-, se explica la desigual distribución del
ingreso que tenemos. Y es, verdaderamente, la solución de estos problemas institucionales antes que la
acción de un estado benefactor lo que podría cambiar las cosas.

Siguiendo con el tema de las regulaciones, las restricciones que existen en torno a la construcción son
absurdas y sorprendentes. Las hay al crecimiento de las ciudades, a la altura de las edificaciones y qué
decir de las regulaciones ambientales. La puesta en práctica de políticas medioambientales mal diseñadas
en cualquier momento podría detener completamente al país. De la misma manera, lo que sucede en
la esfera de la educación es increíble. Aquí tuvo que llegar una dictadura militar para poder abrir la

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CICLO DE CONFERENCIAS EMPRESARIALES & CRECIMIENTO PAÍS 2007

educación superior y, luego, con la llegada de una democracia que, se supone, respeta los derechos de
las personas, resulta casi imposible abrir nuevas universidades en Chile. Y esto nada más que por
tramitaciones burocráticas en los municipios y ministerios.

Otro tema importante es el que guarda relación con el desarrollo energético chileno, que se ha visto
trabado, al igual que en la mayoría de los casos anteriormente señalados, debido a un conjunto de
regulaciones absurdas. Porque lo que uno debería tener en este ámbito son políticas generales de tarifas
y precios, y el resto es liberar el tema, permitir que pueda desenvolverse dentro del mercado. También
dentro del mismo problema de la regulaciones podemos mencionar las patentes de alcoholes, taxis,
colectivos -que podrían perfectamente solucionar el problema actual del Transantiago-, las reglamentaciones
relacionadas al cigarrillo, al vino, a los baños, a la comida chatarra, a los alimentos transgénicos. Recordemos
que en Chile estuvo prohibida la plantación de vides viníferas hasta el año 1974 o 1975, y hoy exportamos
cerca de mil millones de dólares en vino. Así, todas estas cosas que podrían a algunos antojárseles como
nimias, no llaman la atención de, por ejemplo, los econometristas los que por no ganar premios por la
publicación de estudios de esta naturaleza, han dado la espalda a estas áreas que finalmente se han
mostrado como verdaderamente significativas en términos del desarrollo de un país.

Asimismo, a pesar de que en Chile muchos se vanaglorian de lo mucho que respetamos los derechos
de propiedad, lo concreto es que el estado tiene más de cien empresas, ¡un centenar! Bueno, no
privaticemos a Codelco, pero ¿estamos en condiciones de seguir con el monopolio que existe en Chile
sobre el petróleo y el uranio? La acción y las atribuciones del estado en esta área, por medio de la Enap,
explica el poco incentivo que tienen los privados para involucrarse en la producción de materias como
las anteriormente señaladas y también el porqué no se han podido efectuar estudios tendientes a explotar
estas áreas.

De la misma naturaleza son los problemas relativos a los arriendos. Muchos sabemos que en nuestro
país no representa mucho problema el negarse a pagar la renta de una propiedad, porque la justicia es
muy blanda en este ámbito. Entonces ¿qué se puede decir de los derechos de propiedad para asuntos
como este? Y esto sin mencionar todos los costos que involucra la posesión de una propiedad. Quiebras,
notarías, conservador de bienes raíces. Y en la misma línea de las violaciones flagrantes a los derechos
de propiedad está ahora el royalty del cobre y la legislación sobre las drogas, que redunda en un aumento
de la criminalidad. Y esto porque Estados Unidos así lo impuso y nosotros, independientes, lo hemos
seguido muy de cerca. Tenemos, como ya antes comentábamos, el tema de las patentes, royalties y
derechos de propiedad intelectual.

En materia de apertura, a pesar de los acuerdos de libre comercio, en Chile todavía el arancel aduanero
legal es del orden de un 6%. Por otra parte, la cuenta de capitales en Chile no está abierta. Está semi-
abierta porque en el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos se dejó afuera para darles un
beneficio a los pobres banqueros chilenos, que tan mal les va, que se les ha debido subsidiar de esta
manera. Otro tema es el de las AFP, puesto que estos ahorros no tienen libre inversión afuera. Además,

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ÁLVARO BARDÓN MUÑOZ.
Director Políticas Públicas, U. Finis Terrae

me parece que en el área financiera se puede avanzar mucho más, y ni siquiera voy a mencionar la
dolarización. En síntesis, el tema de la apertura debe revisarse con mayor detención.

Un tema fundamental es el de la reforma que debería hacerse en el estado. Aquí, por ejemplo, es
necesario que exista un impuesto plano. Hay que competir con los demás. Y si los demás países lo están
haciendo así, nosotros deberíamos imitarlos y competir. Asimismo, nuestro sistema tributario es sumamente
enredado. Y cuando un contribuyente no entiende el sistema tributario es porque este derechamente
no sirve. Asimismo, el gasto del estado debe reducirse, puesto que es muy ineficiente. Tenemos, por
ejemplo, el gasto que actualmente hay en educación, que es un gigantesco derroche de recursos en
políticas que no tienen ningún éxito, todo lo contrario. En este sentido, deberíamos tener un sistema
de vouchers.

En otras áreas también se hace evidente un mal uso de recursos fiscales.Tenemos el caso del Transantiago
y otros mil millones de dólares botados en Ferrocarriles del estado. Esto sin mencionar las nuevas
inversiones en el Metro, que ascienden a dos mil millones de dólares, y que se usan en este medio de
transporte que mueve sólo a un 7 o un 9% de la población del país. Es por esto que es necesario tener
un sistema permanente de evaluación de agencias estatales, de proyectos y hasta de leyes, porque sería
importante que pudiéramos saber qué efectos reales tiene la puesta en práctica de las leyes, como, por
ejemplo, qué ha sucedido con la disposición relativa a los actuales contenidos gráficos de las cajetillas
de cigarrillos. El punto es saber cuáles han sido los costos y beneficios de una disposición de esta
naturaleza, para que la sociedad tenga la posibilidad de revertir una ley que, eventualmente, haya tenido
efectos negativos. Y esto es parte de lo que podría ser una reforma del estado.

Por otro lado, es importante señalar que nuestras dificultades radican en que nosotros no tenemos una
cultura o una tradición de libertad. Tenemos diferencias manifiestas en relación con, por ejemplo, lo que
sucede con los norteamericanos, que tienen una constitución y un cuerpo institucional, que fomentan
y descansan sobre la libertad de las personas. Aquí en Chile el estado parece ser una suerte de divinidad,
sus edictos parecen ser mandamientos y son intocables. Además, se le teme a la libertad y, cada vez que
hay que hacer algo, se piensa que es necesaria una ley o formar una superintendencia. Culturalmente
hablando, tenemos una inclinación hacia una suerte de constructivismo, que tal vez sea una herencia
de la cultura española. Ahora bien, y a modo de síntesis, es necesario recalcar que, si vamos a generar
acuerdos políticos en este país, ojala estos sean proclives a respetar la libertad de las personas, como
también la de las instituciones que favorecen el progreso y el uso más eficiente y racional de los recursos
del estado.

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Coordinador
Académico CEP,
Doctor en Economía U. de
California (UCLA)

HARALD BEYER

En relación al tema de la factibilidad del desarrollo de Chile es necesario establecer que, aunque estoy
consciente de que el proceso de desarrollo es mucho más que la economía y que sus conceptos de
crecimiento per cápita y empleo, mi mirada corresponde a la de un economista. En este sentido, es
importante señalar cuáles son los elementos que de alguna manera van más allá de la esfera de la
economía. Uno de ellos es nuestro sistema político, el cual presenta una falta de competencia impresionante
y, además, tiene la particularidad de ser un sistema presidencialista, pero que, dado que el presidente no
tiene ningún control sobre el congreso, es muy ineficaz para gobernar. El ejemplo está en que, para la
realización de proyectos específicos, muchas veces se hace necesaria la existencia de una ley, la cual, si
no es aprobada en el congreso, inhibe la gobernabilidad que pueda generar un gobierno determinado.
Asimismo, otro de los problemas que escapan al desempeño tradicional del profesional de la economía,
es que tenemos mucho centralismo e incapacidad de adaptar políticas a condiciones particulares, como
sucede en la actualidad con algunas políticas sociales, que carecen de matices y que son inflexibles desde
Arica a Punta Arenas. Ahora bien, de acuerdo a lo anteriormente planteado, diré que, dada mi perspectiva
profesional, centraré mi reflexión en temas relativos al crecimiento, a la educación y al empleo.

Un primer punto de especial interés es que para los países latinoamericanos ha sido muy difícil converger
hacia el ingreso de los países más desarrollados. De acuerdo a lo que las cifras indican que ha ocurrido
entre 1950 y 2004, una excepción a la regla ha sido el caso de Brasil, que, aunque no se ha acercado
mucho al desarrollo, al menos no ha aumentado su distancia del ingreso promedio de los Estados Unidos.
Ahora bien, la situación chilena, siendo diferente de la de los brasileños, podría resolverse, aunque esto
haría necesario mucho esfuerzo, perseverancia y algunas reformas continuas que nos permitiesen estar
en la cresta de la ola. A su vez, ejemplos que no deberíamos imitar son, por ejemplo, los casos de Venezuela
y Argentina, que son dramáticos en el contexto latinoamericano.

Entre otras cosas, el tema del crecimiento es muy importante porque la población efectivamente mejora
como un todo. Si comparamos el año 2003 con 1990, podremos ver no sólo que hemos crecido más,
sino que sólo desde ahora podría decirse que Chile ha desarrollado una clase media, perspectiva que
choca con la creencia difundida de que nuestro país ha tenido históricamente una clase media característica.
En este sentido, las cifras muestran que aquello que podría haber sido denominado “clase media” en 1990
era un segmento social de poco volumen. Ahora bien, el ascenso de grupos como el anteriormente
señalado ha supuesto, durante los últimos diecisiete años, demandas importantes sobre ambas áreas, la
política y la economía.

Teniendo en cuenta lo anteriormente planteado en relación al crecimiento, es posible notar que esto
es precisamente lo que a nuestro país le falta. Si comparamos las últimas dos décadas haciendo una
división arbitraria de este espacio temporal para analizar el crecimiento de Chile, con una medición hecha
por el Banco central entre 1988-1997 y 1998-2007, podremos ver que nuestro país crece actualmente
a la mitad de lo que creció en la década anterior. Ahora bien, es verdad que esta situación está afectada
por factores estacionales, pero si uno calcula cuál es el producto de tendencia de la economía chilena,

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S E M I N A R I O

LAS FALLAS DE CHILE: ¿QUÉ FALTA PARA SER DESARROLLADOS?

podrá entender que este no es más que un 4,7%, cifra que no es muy alentadora en términos de la
búsqueda del desarrollo.

Si uno se detiene a revisar qué está ocurriendo con las fuentes del crecimiento, el problema es que
estamos mal en todo. Tenemos una inversión que es ligeramente superior a las cifras que manejamos
respecto de la década pasada, pero que, sin embargo, aún nos tiene lejos del desarrollo. Asimismo, el
crecimiento del empleo ha caído de un 3,1% a un 1,9%, sin mencionar que la productividad total de
los factores (PTF) que son claves para el crecimiento en todos los países, también ha caído en comparación
de una década y otra, cayendo del 2,8% que se manejó entre 1988 y 1997 a un 0,8 entre 1998 y 2007.

De igual manera, cuando nos detenemos a observar qué sucede con la industria, con cada una de las
plantas dentro de un periodo de trece años (1986-1999), y buscamos entender qué es lo que explica
su crecimiento, básicamente veremos que este se explica en función de la productividad. Asimismo, es
necesario establecer que la acumulación de factores, que es empleo y capital, da a entender sólo una
pequeña parte de todos los niveles de crecimiento, los cuales están ordenados en diez grupos distintos,
de menor a mayor crecimiento. Ahora bien, en todos los grupos de crecimiento, el factor principal es
el aumento de productividad. Es esto lo que explica el mayor crecimiento de las plantas, el aumento
de valor agregado que éstas generan y, por lo tanto, las mayores utilidades y los mejores pagos al trabajo
que éstas han generado.

Siempre bajo esta perspectiva, si revisamos, en función de datos recogidos el año 2003, nuestras diferencias
con Estados Unidos en relación al PIB por trabajador (medido en dólares del año 1996 ajustados por
paridad del poder de compra), podemos sorprendernos con el 2,6% menos que tenemos en comparación
con los norteamericanos. La pregunta que cabe hacerse ahora es qué explica esta diferencia. Para resolver
esto recurriremos a algunos modelos econométricos que nos entregan algun orden de magnitud respecto
de cuales serían estas diferencias. Lo que las cifras señalan es que la productividad juega un papel fundamental
en esta distancia o, dicho en otras palabras, el típico trabajador americano, corrigiendo por stocks de capital
y de capital humano, es comparativamente mucho más productivo que el trabajador chileno. Esto no sucede
porque los norteamericanos sean mejor educados, sino que es el capital físico el que explica un 25% de
la diferencia, el capital humano un 21%, y el resto se explica completamente por la productividad.

Si volvemos nuestra atención al desarrollo de la productividad en la industria manufacturera chilena entre


1986 y 1993, y tomamos el valor agregado de un periodo delimitado, lo organizamos de manera
comparativa, y fijamos nuestra atención en torno a cómo se distribuye la productividad, veremos que
los datos indican que mientras una mitad de las plantas generan pérdidas, la otra aporta productividad.
Este mismo fenómeno ha sido verificado en otros países como Korea o México y señala, en términos
generales, que hay plantas que contribuyen a dar productividad a una economía y otras no, por lo tanto
lo que se requiere es una flexibilidad suficiente para crecer más, de modo que estas plantas que están
perdiendo productividad puedan cerrarse y sus recursos reasignarse en plantas o sectores más productivos.

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CICLO DE CONFERENCIAS EMPRESARIALES & CRECIMIENTO PAÍS 2007

Aquí aparece un primer camino de solución para el problema. Si estas áreas menos exitosas pudieran
cerrarse, los efectos de estos cierres serían verdaderamente considerables para la economía chilena.

En relación a lo anterior, y de acuerdo a lo que los hechos indican, una mayor cantidad de productividad
se genera, como hemos podido observar, gracias a los aumentos en los niveles de eficiencia. Y estas
variaciones son sólo posibles si la economía es lo bastante flexible, como ya decíamos, para poder
aprovechar de mejor manera las oportunidades que se presentan en relación con esta productividad.
En este sentido, nosotros conocemos lo que ha significado nuestra rígida regulación laboral y, asimismo,
los cambios que traería una flexibilización para nuestra economía. El hecho de reducir indemnizaciones
por años de servicio, lo que significa permitir que la jornada de cuarenta y cinco horas semanales se
calcule no dentro de una semana, sino trimestral o semestralmente, el definir una verdadera jornada
parcial y corregir la regulación sobre lo que llaman jornadas irregulares serían mejoras que podrían
aumentar la tasa de productividad. Y no cabe duda que ocurriría lo mismo con la tasa de empleo a
largo plazo, la cual se ha mantenido -y ha incluso disminuido- durante los últimos diez años, de acuerdo
con los datos que el INE ha hecho públicos.

También relacionado al tema de las tasas de empleo, uno de los prejuicios que normalmente se escuchan
es que nuestras tasas son permanentemente bajas debido a que, como sociedad machista, las mujeres
no pueden acceder a desarrollarse con mayor libertad en el ámbito laboral chileno. Perspectivas como
esta se muestran equivocadas cuando observamos casos como el mexicano, país cuyas costumbres a
algunos se les antojarían como típicamente machistas, y en el que sucede totalmente lo contrario que
en Chile. Ahora, en términos generales, nuestro país tiene grandes distancias en tasas de empleo con
respecto a muchos otros países. Y esto es de mucha impor tancia, dado que los efectos de esta
característica repercuten en los niveles de igualdad de las personas. En este ámbito, las distancias por
quintil de ingreso son abismantes. Asimismo, las diferencias al interior del mundo laboral son bastante
serias y repercuten en los niveles de participación al interior de la economía, generándose así grandes
desigualdades. En otras palabras, las tasas de empleo repercuten, sobre todo, en los más pobres.

El tema aquí es que lo que las cifras muestran es que la rigidez laboral atenta contra las tasas de empleo
y esto repercute en nuestra productividad. Algunas otras señales que son interesantes de comentar
son aquellas que tienen relación con los resultados negativos que el sistema educacional chileno viene
acumulando. Si uno revisa el volumen de inversión gubernamental en educación y los resultados que
el empleo de estos recursos han tenido, puede ver que el desempeño en esta área ha sido malo. Pero,
más allá de eso, lo que se observa aquí es que si Chile hubiese actuado de manera congruente con
la actitud que países con experiencias positivas en esta área han demostrado, los resultados habrían
sido mejores. Y el hecho de que nuestro país no esté en el sitio en el que debería estar a nivel
educacional prueba que aquí, pudiéndose gestionar políticas más eficientes, hay algo que no se está
haciendo.

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HARALD BEYER
Coordinador, Académico CEP

Sería muy importante, por ejemplo, que en el ámbito de la educación se entregara una mejor información
para los padres, que se pudiesen abrir posibilidades para que los apoderados puedan elegir y acceder
a mejores establecimientos educacionales, pero, a la vez -y sobre todo-, que se permita la existencia de
un sistema de medición y control inteligente del desempeño de los colegios, instrumento del que
actualmente carecemos en nuestro país.

Ahora, otros temas de especial importancia cuando nos cuestionamos sobre las verdaderas posibilidades
que Chile tiene de acceder al desarrollo, y que por motivos de espacio no podemos desarrollar sino
sólo señalar, son aquellos relacionados con el sistema tributario y con la eficiencia del estado en la
utilización de recursos. Nuestro país podría acercarse al desarrollo en función de reformas que hagan
más eficiente la recaudación tributaria, pero sobre todo si fuese posible evaluar la manera en que el
gobierno emplea los recursos que anualmente recoge. En este sentido, al ver que la disponibilidad de
recursos del estado ha aumentado de unos $6.400.000.000 de dólares en 1990 a casi $30.000.000.000
de dólares en el presente año, bien cabe preguntarse hasta qué punto el estado puede dar buen uso a
estos recursos, o bien, ¿están los actores del gobierno preparados para gestionarlos de manera eficiente?

En síntesis, el tema del desarrollo, por complicado que sea, es efectivamente abordable, aunque esto
supone importantes cambios de actitud y la toma de conciencia respecto de problemas de suma
relevancia. Estos temas pasan por la correcta lectura que se haga respecto de las tasas de productividad
y la relación que estas tienen con las tasas de empleo, además de la flexibilización de regulaciones que
se muestran como frenos a la eficiencia productiva, como es el caso de las disposiciones laborales. A
los ámbitos recientemente señalados, habría que agregar también los asuntos relativos a la innovación
tecnológica y, sobre todo, lo relacionado a una mejora en las políticas tributarias y un manejo más eficiente
de los recursos estatales.

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S E M I N A R I O

LAS FALLAS DE CHILE: ¿QUÉ FALTA PARA SER DESARROLLADOS?

Cuando nos vemos enfrentados a cuestionarnos sobre qué le falta a Chile para ser un país desarrollado,
me inclino a recordar una reflexión hecha por un antiguo premio Nóbel, que decía más o menos lo
siguiente: cuando uno piensa en las diferencias enormes que hay entre países, y más aún viendo que las
personas, al trasladarse de un sitio a otro son igual de productivas en el país que es más desarrollado,
uno puede ver la miseria y los múltiples problemas que hay en los países menos desarrollados. Ante una
realidad como esta es difícil pensar en otra cosa, o bien dejar de pensar en algo, que no sea el desarrollo.

Ahora bien, dado que el desarrollo es un tema fundamental, me parece que si tuviéramos un acuerdo
con respecto a él, sería algo verdaderamente criminal no estar llevando las políticas que percibimos como
necesarias para esto. Y a esto hemos de agregar que el tema del desarrollo es tan importante que, para
acceder a él, algunos de los experimentos más grandes y desastrosos han sido realizados en diferentes
lugares del mundo durante el pasado siglo XX. El socialismo, por ejemplo, fue un experimento que causó
la muerte de millones de personas y que de alguna manera chocó contra la dura realidad de los hechos.
No obstante lo anterior, igual lo hicimos. El tema aquí es, por tanto, notar que, a pesar de que para todo
el mundo el tema del desarrollo es crucial, aún no existe un consenso generalizado respecto de cómo
llegar a él. Es más, pienso que, si lo hubiera, aquellos que no han seguido la senda que conduce a este
deberían estar siendo actualmente sancionados.

Si bien no es fácil dar solución a la problemática anteriormente señalada, a continuación explicaré algunos
puntos que son de gran importancia. En primer lugar, quisiera señalar que efectivamente, y a pesar de
las corrientes de pensamiento actuales que de alguna manera -errónea, por cierto,- oponen el desarrollo
a la felicidad, este es de vital importancia para las personas. Más allá de eso, me sorprende que, a pesar
de lo que en nuestros días muestra la evidencia estadística, haya algunos escépticos que creen que Chile
está haciendo lo mejor que puede, pero que es difícil que pueda llegar a ser desarrollado. Con respecto
a esto, pienso que la clave se hace evidente en lo que la historia de nuestro crecimiento muestra.

Ahora ¿es importante o no tener un crecimiento mayor? Yo creo, efectivamente, que la respuesta a este
cuestionamiento es afirmativa. Y lo es en muchas dimensiones. En primer lugar porque un aumento en
el crecimiento se traduciría en un mayor bienestar general. Y esto es interesante ponerlo en perspectiva,
porque hace cuarenta años aquí en Chile se decía que era mejor distribuir de manera más equitativa
que crecer, y así se generó una política que tuvo malos efectos, porque en definitiva sólo el crecimiento,
y el empleo como producto de este, puede sacar a una familia pobre de su miseria.

En este sentido, cuando se argumenta en contra del crecimiento debido a la mala distribución del ingreso
que algunos le atribuyen, es necesario establecer que el ritmo en el que se mejora esta inequidad no
es igual al del crecimiento, sino que es un ritmo basado en el paso de las generaciones. Así se va corrigiendo
el problema de la distribución del ingreso en un país. Y, efectivamente, si observamos la diferencia entre
un adulto de sesenta años que nunca aprendió a leer y su hijo, podremos ver que existe un salto
importante en términos de capital humano en Chile. Es la realidad la que muestra la importancia de
los cambios generacionales en sociedades como la nuestra.

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Consejero Instituto L y D,
Ingeniero Civil,
Ex Ministro de Hacienda

HERNÁN BÜCHI BUC

Por supuesto hay personas que piensan para qué queremos crecer si esto podría significar tomar
decisiones que vayan en contra de la estabilidad política del país. Al respeto, recuerdo que alguien decía
“mantengamos los acuerdos y no crezcamos tanto”. Bueno, hay decisiones que efectivamente son duras,
pero no en el sentido de que dañan a la gente, sino en el sentido en que hay que ser responsable y,
sobre todo, hay que tener una visión de largo plazo.

Un segundo cuestionamiento al crecimiento es el que hacen aquellos que dicen que Chile no puede
crecer aceleradamente. Bueno, en este punto yo sencillamente hago una observación inversa, porque
lo encuentro indispensable. En efecto, los países que han salido del subdesarrollo en la historia reciente,
han mantenido un alto crecimiento por más de treinta años. Tal es el caso de Korea, Japón y Singapur,
que han mantenido tasas de crecimiento del orden de 6,5 y 9% por periodos sostenidos de treinta
hasta treinta y siete años. Y, por contrapar tida, está el caso de países que no han mantenido su
crecimiento, como por ejemplo Brasil, que durante veinte años estuvo creciendo al 7,3% y aún no
sale del subdesarrollo. México es otro caso, puesto que mantuvo un crecimiento sostenido de veintiún
años al 6,8% y cambió mucho, pero tampoco salió del subdesarrollo. Similar ha sido el caso de España,
que creció a un 7,2% durante catorce años, pero que debido a una serie de condiciones distintas,
como su incorporación a la Comunidad económica europea ha conseguido surgir. Entonces, la respuesta
a si es o no posible crecer aceleradamente es, desde mi punto de vista, afirmativa. Se puede y, además,
es indispensable.

Un tercer aspecto que creo fundamental es el dar una mirada a la historia del crecimiento de Chile.
La verdad es que, a pesar de las actuales discusiones metodológicas respecto del muestreo y el análisis
de los datos, lo que muestran las cifras en términos del crecimiento del producto per cápita desde
1810 a la fecha es que ninguna fase puede siquiera acercarse a lo que hemos conseguido durante
los últimos veinte o treinta años. En relación a esto yo recuerdo la pregunta que un estudiante le hizo
una vez a un economista. ¿Cuál es la diferencia entre México y Estados Unidos? El profesor dijo, mire,
espero que esto no lo olvide, porque la diferencia es que los mexicanos crecieron un punto menos
que los Estados Unidos desde su independencia. Eso demuestra la importancia que tiene el crecer
sostenidamente a un buen nivel. Y la verdad es que un punto porcentual en este ámbito hace toda
la diferencia del mundo.

Volviendo a nuestra historia, un tema un poco más crítico es el que la tasa de crecimiento durante
los últimos veinte años haya crecido sólo un poco más de un 5,9%. Ahora, es de destacar que pueden
observarse dos períodos generales dentro de estas últimas dos décadas, el primero (1987-1996) en
el que la tasa de crecimiento chilena supera con creces a la del resto del mundo, y un segundo periodo
(1997-2006), en que ésta tendió a igualarse y caer en relación al resto de los países. Cabe señalar
que esto no se debió a condiciones externas, porque los términos de intercambio fueron mejores
en este segundo lapso. Y de la misma manera, tanto el crecimiento de la tasa de interés en Chile como
el promedio de la tasa de crecimiento mundial fueron mejores en el segundo periodo. Todas las
condiciones externas fueron mejores en el segundo lapso señalado.

13
CICLO DE CONFERENCIAS EMPRESARIALES & CRECIMIENTO PAÍS 2007

Al reflexionar sobre lo recientemente expuesto nos surge la interrogante. ¿Algo hicimos mal o es que
definitivamente no podemos? Mi diagnóstico es que algo no se hizo bien. E incluso en nuestros días no
podríamos tener condiciones más beneficiosas que las que tenemos. ¡Miren el precio del cobre! Ahora
bien, estos datos que hemos señalado nos dejan ver que, en rigor, Chile tuvo un buen impulso, pero que
este fue disminuyendo con el paso del tiempo.

El tema es que, en un horizonte mediato, como dicen los economistas, realmente importa la inversión,
el empleo y la productividad. Y me parece que la inversión no la debe aumentar el gobierno. Más aún,
el gobierno no debería impedirle a las personas y empresas aumentar la inversión; en muchas compañías
se ha verificado que, aunque no se le haga daño a nadie, no se da autorización para aumentar la inversión.
Esto no puede ser. Resulta paradójico, por no decir que asusta, el hecho de que veinte años atrás a los
ingenieros se les habría premiado por una planta que fue construida con trescientos millones de dólares
para producir quinientas toneladas que ahora produjeran setecientas. Y resulta que hoy día se los castiga.

Con respecto al empleo, un dicho que circula en esta época, y que refleja bastante bien el problema
actual, dice que “antes era más fácil tomar la decisión de casarse que la de contratar a alguien”. Esto
porque el matrimonio podía anularse y ahora, cuando se contrata a alguien, resulta que esa persona
termina siendo dueña de los activos de su jefe. Esto deja ver que, si ponemos el problema en perspectiva,
estamos en una situación muy parecida a la del siglo XIX. En el fondo, se piensa que si los trabajadores
mejoran es porque le quitan algo al empleador.Y eso marca cada detalle. Tal es el caso de la productividad,
que según vemos no aumenta porque inventemos algo nuevo, sino sencillamente por el incentivo que
tengan los empleados. En este aspecto podemos mirar el ejemplo de Wal-Mart en Estados Unidos, que
es la empresa con mayor aumento productivo durante los últimos veinte años, y en la cual no se destaca
ningún avance tecnológico sustantivo, es más, funciona de manera bastante similar a lo que lo han hecho
el resto de las empresas en ese país.

En síntesis, después de todo lo dicho, y teniendo en cuenta el problema que nos tiene hoy reunidos, me
parece que la clave en estos momentos es posibilitar un cambio de actitud. Este cambio tiene que ver
con la manera que tenemos de enfrentarnos con la creación de riqueza y significa, en otras palabras, que
a cada uno de los funcionarios del gobierno se les recuerde que están ahí no para dificultar el proceso
de generación de riqueza, sino todo lo contrario, para facilitarla. Esto cambiaría el tema de la recaudación
de impuestos, el de las normas ambientales y las regulaciones en general.

De acuerdo a lo anteriormente señalado, quisiera recordar algunas cifras ilustrativas. Por ejemplo, que
los últimos datos disponibles señalan la existencia de inversión por alrededor de un 20 a un 24%. Ante
esto uno podría pensar que con un 20% podríamos crecer bastante, pero esto sería posible sólo si somos
realmente productivos. Y esto no es así porque, en general, lo que se aprecia es que el gobierno seguirá
regulando el sector. Ahora, esto significa que si queremos crecer más aceleradamente tendremos que
seguir intentando hacernos más productivos y esperar, a su vez, que los cambios tributarios mejoren el
panorama general de la productividad chilena.

14
HERNÁN BÜCHI BUC
Consejero Instituto L y D

Finalmente, una esfera que es bastante triste de comentar es la del trabajo, porque el empleo comprende
una participación laboral de sólo 54%, la cual se ha mantenido desde hace diez años. En este sentido,
es necesario decir que si Chile hubiese continuado su crecimiento al 8%, el volumen de gente trabajando
sería, en definitiva, mayor. Ahora, bajo circunstancias hipotéticas más favorables, mi impresión es que sería
posible aumentar la participación laboral a un orden del 60 o 65%, pero, tanto este tema como los
anteriormente señalados, suponen un cambio de actitud importante frente a este problema. El asunto
es que Chile, efectivamente, puede cambiar y que el gobierno tiene, a pesar de todo, mucho que decir
al respecto.

15
Ingeniero Matemático,
U. de Chile,
Ex Presidente Instituto de
Ingenieros de Chile

ÁLVARO FISCHER

He optado referirme al tema del seminario sin usar la jerga técnica ni la terminología económica tradicional -
esa disciplina está muy bien representada en este seminario - sino que he decidido importar un bagaje intelectual
traído de otras áreas del saber para enriquecer la perspectiva general de esta instancia de reflexión.

En este sentido, cuando nos preguntamos “¿qué nos falta para ser desarrollados?”, creo que resultaría ilustrativo
dar un paso atrás y formular una pregunta anterior a esa: “¿Por qué queremos ser desarrollados?”; ¿Es realmente
tan importante o fundamental esto? ¿Es esta una instancia permanente en los seres humanos? ¿Forma parte
de los atributos esenciales de nuestra especie? El hecho que asumamos como natural que queramos desarrollarnos,
sin preguntarnos antes si eso es importante o no, es indicativo que nuestra disposición a buscar el desarrollo
forma parte, de alguna manera, de nuestra naturaleza humana.Y, en efecto, quisiera argumentar que la respuesta
a las preguntas formuladas más arriba es sí, por razones que están profundamente incorporadas a las características
específicas de nuestra especie.

Si uno examina a los autores que han estudiado el desarrollo de las civilizaciones en la historia y los patrones
comunes que en su evolución se observan, ellos así lo demuestran. Por ejemplo Jared Diamond, en su famoso
libro Guns, Germs and Steel mostró que todas las civilizaciones han comenzado de la misma manera:
domesticando plantas silvestres que producen granos alimenticios - como el trigo o el maíz, entre otros, - y
transformándolos en plantas cultivables; incorporando mamíferos mayores domesticables para poder usarlos
como fuerza de tecnología y transporte, de modo de aumentar la capacidad de soporte de mayores poblaciones
o grupos humanos; generando división del trabajo, lo que está aparejado a la aparición de nuevas tecnologías;
instituyendo gobiernos, para tener reglas comunes de interacción y capacidad de defensa; generando la escritura,
entre las principales. Todos esos pasos son los que llevan a los pueblos a ir avanzando en eso que llamamos
desarrollo. Esto es una tendencia permanente que ha sido comprobada en civilizaciones como la de China,
Mesopotamia, Mesoamérica, Indoamérica, Nueva Guinea entre otros muchos lugares. Es, en otras palabras, un
patrón que se presenta como permanente a través de la historia y que muestra esa disposición de los humanos
en una dirección que podríamos llamar de “progreso”, y si no nos gusta ese término, porque denota un juicio
de valor, al menos, de “complejización”.

En la misma perspectiva, el autor Robert Wright en su libro Non Zero ha descrito la historia de la humanidad
como una permanente sucesión de interacciones no suma cero entre las personas. Se refiere a las interacciones
de suma positiva, o sea, aquéllas en que ambas partes se benefician, o las que, en jerga económica, agregan
valor. Para que ese valor agregado o beneficio mutuo se siga dando, en necesario avanzar en los procesos de
eficiencia o productividad. Como la disposición a desarrollar intercambios de mutuo beneficio parece ser una
disposición esencial de los humanos a través de la historia, he aquí un factor que nos permite remitirnos a la
naturaleza humana, y buscar en ella lo que nos impulsa a buscar el desarrollo.

En octubre de 1998, en la London School of Economics, se lanzó una colección de libros de bolsillo darwinistas,
escritos por científicos de renombre. Uno de ellos, Colin Tudge, un biólogo evolucionario británico, interpeló
a la audiencia - de la que yo era parte - preguntando ¿Por qué los seres humanos tendemos al trabajo? ¿Qué
nos impulsa a estar permanentemente buscando nuevas cosas y trabajando en búsqueda de un desarrollo?
¿Por qué somos, en definitiva, tan trabajólicos? Y para dejarlo aún más claro, a continuación nos hizo la siguiente

16
S E M I N A R I O

LAS FALLAS DE CHILE: ¿QUÉ FALTA PARA SER DESARROLLADOS?

pregunta: ¿Por qué no somos como los leones, que salen a cazar, comen, se echan a dormir y se les acaba la
ambición? Tudge explicó que existen razones evolucionarias para que esto así sea, razones que sólo podemos
insinuar en virtud del espacio, pero que son las que explican el afán que tienen las personas de buscar ese
progreso o desarrollo. Son razones que tienen que ver con la necesidad de las personas de ascender dentro
de la estratificación social, de calibrarse con sus pares, porque esos pares son, a su vez, los competidores que
enfrentan en la búsqueda de pareja, aquella actividad esencial para la reproducción de los individuos.

En efecto, todas las personas buscan mejorar su status porque, de esa manera, aumentan sus opciones para
conseguir una mejor pareja y así poder reproducirse mayor éxito, o sea, de tal manera que su propia
descendencia, a su vez, también tenga las mejores opciones de reproducirse. La necesidad de ascender en el
estatus social, medido de muchas maneras distintas en las sociedades modernas - no sólo por medio del dinero
- es uno de los combustibles más poderosos que alimentan aquello que llamamos afán de progreso o desarrollo.
La fundamentación más detallada de esta afirmación se puede encontrar abundantemente en la literatura
evolucionaria, por ejemplo en How the Mind Works de Steven Pinker.

En otras palabras, las fuerzas que impulsan a los individuos a tender en esta dirección forman parte - utilizando
la expresión en boga entre los políticos - del ADN de los humanos; son disposiciones conductuales adquiridas
en el proceso de evolución y están codificadas y encriptadas en nuestro código genético. Es parte de la herencia
biológica de la especie, cuyo sello distintivo es nuestro sistema emocional y cognitivo. Sin embargo, los seres
humanos no somos exclusivamente herencia biológica, sino que hemos ido acumulando, a través de la historia,
una herencia distinta, que llamamos cultural. La cultura es información que no se transmite genéticamente,
sino que a través de la imitación, la enseñanza y el aprendizaje.

Forman parte de la cultura las tecnologías - las duras, como las maquinarias o las herramientas, y las blandas,
como todas las tecnologías de organización -, las teorías científicas, las obras de arte, las doctrinas religiosas y
los códigos morales, legales y penales. Entre los códigos más importantes se encuentran las constituciones
de los países, el conjunto de normas que constituyen el fundamento del sistema legal de las naciones. Todo
esto es información cultural que los seres humanos hemos ido acumulando a través de la historia.

Así, debemos entender a los seres humanos como el resultado de su herencia biológica y cultural interactuando
entre sí de manera compleja. Debemos mirarnos como personas que tienen un set de herramientas mentales
- el sistema emocional y cognitivo, heredado biológicamente - con el cual nos enfrentamos a entornos culturales
cambiantes, cuyos cambios han sido provocados básicamente por nosotros mismos. La psicóloga evolucionaria
Lea Cosmides, que es una de las personas que acuñó el término “psicología evolucionaria”, ha dicho que
“nuestro cráneo alberga una mente de la edad de piedra”. Con esto ella quiere decir que las características
de nuestra mente son muy similares a las que teníamos hace treinta o cuarenta mil años atrás, y es con esas
herramientas emocionales y cognitivas con las que nos enfrentamos a los escenarios cambiantes provocados
por los cambios culturales, en el sentido amplio que le hemos dado a esa acepción.

Ahora bien, en el siglo XXI, la forma en que se manifiesta ese esfuerzo humano por buscar el desarrollo,
alimentado por la disposición conductual heredada biológicamente de búsqueda del status, se expresa de

17
CICLO DE CONFERENCIAS EMPRESARIALES & CRECIMIENTO PAÍS 2007

distintas formas: por ejemplo, en el mundo de los negocios, en ganar más dinero, expandir las empresas,
desarrollar mayores ventas, buscar nuevos productos; en el mundo científico, en la publicación de más papers,
procurando que esos trabajos sean los más citados; en el mundo artístico, en la aspiración que estos tienen
por que sus obras sean más vistas, más leídas o escuchadas; en el mundo político, en escalar más arriba en las
posiciones de influencia, para lograr los cambios sociales a los que se aspira. Esa lógica de escalar en la
estratificación social, que se expresa de la manera descrita en el mundo científico, tecnológico, artístico, político
o legal, es el combustible que alimenta a la humanidad en este camino al desarrollo y que nos diferencia, para
bien o para mal, de otros mamíferos, como los leones, que se contentan con la sola obtención de alimento y
luego se echan a dormir.

Por otra parte, a pesar que los seres humanos exhiben un sistema emocional y cognitivo específico a nuestra
especie, que da lugar a patrones conductuales comunes y que podemos identificar como humanos, las personas
se agrupan en sociedades que se expresan por medio de culturas, que varían de comunidad en comunidad.
Esas culturas - formadas por información específica a ellas, información que, como vimos, no se transmite
biológicamente sino por imitación aprendizaje - están caracterizadas por reglas, implícitas o explícitas, que son
las que regulan las conductas aceptables de sus miembros. La más importante de todas esas reglas, en las
sociedades modernas, es la Constitución, o Carta Fundamental.

Entonces, para volver al tema que nos convoca, la interrogante que debemos hacernos, a la luz de todo lo
anterior, debemos formularla de la siguiente manera: si los seres humanos tienen esta disposición conductual
a ascender en la escala social, para lo cual utilizan sus herramientas emocionales y cognitivas heredadas
evolucionariamente, con las cuales se enfrentan a entornos culturales cambiantes, básicamente construidos por
ellos mismos, y si esos entornos culturales se describen por esas reglas implícitas o explícitas que regulan el
conjunto de conductas aceptables para la comunidad, entonces ¿cuál es el entorno cultural que nos permite
alcanzar de mejor manera el desarrollo que siempre parecemos estar buscando? ¿cuáles son las reglas de
intercambio social que mejor permiten a nuestras herramientas mentales, emocionales y cognitivas, alcanzar
el desarrollo individual y colectivo? ¿Cuáles son más eficientes? Dicho en el lenguaje económico moderno
¿Cuáles son las “instituciones” que mejor nos conducen al desarrollo?

En un congreso del año 2000 sobre comportamiento humano y evolución llevado a cabo en Massachussets,
un constitucionalista americano - cuya asistencia a dicho evento ya constituía una rareza en sí - dijo que todas
las constituciones implícitamente contienen una concepción de naturaleza humana, que es el fundamento con
el que fueron redactadas. Recordemos que las constituciones marcan la forma en que se organizan las sociedades
humanas y son las que determinan, en mayor o menor medida, las conductas que son o no admisibles dentro
de un grupo humano específico. Ese constitucionalista, a continuación afirmó que la constitución de los Estados
Unidos tiene la característica de acomodarse bien - mucho mejor que otras - a la naturaleza humana que surge
de esta visión evolucionaría a la que me he referido con anterioridad. Es, por así decirlo, un texto que se funda
en ciertos supuestos sobre la naturaleza humana que coinciden con los que hoy se reconocen a partir de la
mirada evolucionaria a las ciencias sociales. Esto explicaría entonces, la eficacia y longevidad del cuerpo
constitucional esencial del país del norte. A esto yo agregaría que probablemente esta es la razón de la
prosperidad histórica de los Estados Unidos.

Resulta interesante observar entonces las características de este modelo norteamericano de constitución que
ha permitido el despliegue de estas disposiciones conductuales humanas tendientes al desarrollo. ¿Por qué ésta
constitución las permite más que otras?

18
ÁLVARO FISCHER

Esta es una pregunta que se ha discutido mucho en la literatura y que yo resumiría en los siguientes puntos:
1.- Porque reconoce y fortalece la autonomía de las personas, para que de esa forma busquen con libertad
sus preferencias.
2.- Porque asigna a la responsabilidad individual un rol fundamental en la conducta del individuo. Eso tiene
consecuencias importantes: preocuparse de la responsabilidad individual - que da lugar a palabra “accountability”,
que nosotros aún no tenemos - implica hacer cumplir la ley, que se traduce en el concepto genérico de “law
enforcement”, que tampoco tenemos. Cuando una ley ha sido legítimamente promulgada, es razonable en
su contenido, y luego se la hace cumplir, entonces las personas terminan aceptando ese modo de conducta
como el aceptable. Esa es la manera para conseguir los cambios culturales de que tanto se habla.
3.- Porque entiende que el vínculo retribución-esfuerzo no debe ser destruido, puesto que son los incentivos
los que alimentan el comportamiento humano.
4.- Porque privilegia las normas escritas en lenguaje intencional por sobre las reglas formales que intentan
definir un número limitado de procedimientos para alcanzar ciertos fines.
5.- Porque defiende a los ciudadanos del gobierno por medio de los pesos y contrapesos de sus distintos
poderes y de los derechos que les otorga a las personas para lograrlo.

Obviamente que esos principios dan lugar, de manera natural, a la economía de mercado como forma de
producción de bienes y servicios, y a la democracia representativa como forma de gobierno. Asimismo, esos
mismos principios implican que la libertad de expresión, de emprendimiento y de movimiento constituyen
los pilares fundamentales de los derechos de las personas. Así, la Constitución de EE.UU. conduce a una
sociedad en que la libertad, la responsabilidad individual y la autonomía constituyen el marco en el que
interactúan las personas, en la que esos derechos están garantizados por ley - la que siempre se hacer cumplir
- y en la que, además, esos derechos son considerados anteriores a los del gobierno, cuyos poderes están
balanceados por medio de pesos y contrapesos.

Ahora bien, ¿Qué ocurre al respecto en nuestro país? En Chile nos encontramos con que la fuerza, convicción
y creencia en dichos principios está claramente atenuada. Permítanme darles algunos ejemplos:

1. Autonomía individual. El presidente Lagos se enorgullecía durante su gobierno afirmando que el 37% de
los chilenos entre 18 y 24 años cursaba estudios en la educación superior, y el 75% de ellos era la primera
generación de su familia que lo lograba. Ello fue producto de la desregulación del sistema universitario
promulgada, paradójicamente, por un gobierno militar. Las modificaciones introducidas a esa ley con posterioridad
han cambiado radicalmente las condiciones para fundar una universidad hoy día. Si uno quiere hacerlo, tiene
que presentar su proyecto al Consejo Superior de Educación, con planos de arquitectura y planes de estudio
completos, flujos de caja, profesores, bibliotecas, etc., y si además uno pretende ser innovador en los programas
de estudio, lo más probable es que tenga problemas, porque los pares evaluadores (normalmente profesores
de las universidades ya establecidas y que los ven a Uds. como futuros competidores) se los van a rechazar.
Esta dificultad para ejercer la autonomía individual en materia de educación universitaria, así como múltiples
otros ejemplos similares, ilustran que la autonomía individual no tiene el mismo rango que tiene en la Constitución
americana.

2.- Vínculo retribución-esfuerzo. Durante 15 años el estatuto docente ha permitido que los profesores avancen
por antigüedad en su escala de remuneraciones y además obtengan generosos beneficios en negociaciones
colectivas informales, sin que ello se vinculara de manera alguna con su desempeño. La clase política y los
ciudadanos lo han aceptado sin mayores problemas, a pesar que ahí el vínculo retribución esfuerzo ha sido
roto. La evaluación docente que se consiguió aprobar está, para cualquiera que la examine, muy lejos de lo

19
S E M I N A R I O

LAS FALLAS DE CHILE: ¿QUÉ FALTA PARA SER DESARROLLADOS?

que cualquier organización haría para medir el desempeño de sus miembros. En los contratos del proyecto
Transantiago también se desvinculó la retribución del esfuerzo para conseguir más pasajeros, lo que hace muy
difícil que los operadores se interesen por acercar sus recorridos al lugar donde viven las personas. Hubo que
constatar el fracaso inicial del plan para pensar en modificar contratos que inicialmente habían ignorado los
incentivos asociados al vínculo retribución-esfuerzo. El hecho que los contratos inicialmente no hayan considerado
incentivos habla de la menor importancia que a éstos se les adjudica.

3.- Law enforcement. Cada vez que hay elecciones hay más de 800 mil personas que no votan, y que luego
no presentan la excusa que la ley les exige. Pero en vez que ello de lugar a 800 mil sanciones, es decir, en vez
de hacer cumplir la ley, se establece una amnistía general para no sancionar a nadie. El resultado: ni se hace
cumplir la ley, con lo cual ésta se transforma en letra muerta, ni se la cambia, para evitar dar la mala señal que
la ley no se respeta.

4.- Formalismo. En materia de elecciones, la Constitución chilena dice que el voto es obligatorio, lo que en un
sistema jurídico intencional debe entenderse como que las personas deben hacer lo que sea necesario para
votar y cumplir con la ley. Sin embargo, como en Chile hay un sistema excesivamente formal, las personas han
interpretado que dicha norma sólo vale para las personas que previamente se han inscrito en el registro
electoral, porque ese es uno de los requisitos formales para poder votar. Así, la personas han encontrado una
manera de no votar - no inscribiéndose - violando la intención de la ley, pero, aparentemente, no su forma.

Ese formalismo en la manera de entender las leyes, característico de los códigos legales napoleónicos, es un
gran destructor de la confianza en las relaciones entre las personas, porque sólo da como cumplidas las leyes
o reglamentos, cuando se pueden exhibir certificados que así lo testimonien, descartando el principio de la
buena fe que es el que construye confianzas.

Lamentablemente, este formalismo es consustancial a nuestra cultura legal. Efectivamente, nuestro sistema se
basa en una Constitución, que da lugar a leyes, las que, a su vez, se especifican en reglamentos, que lo que hacen
es intentar definir con antelación los procesos o procedimientos con los cuales se puede dar por cumplido lo
que la ley especifica. Esa es una postura epistemológica imposible, pues supone que se puede definir anticipadamente
todas las situaciones posibles que se pueden dar en el futuro. Ese formalismo, se traduce en el sistema de
certificados formales, regulados por notarios, que se utilizan para demostrar que las personas siguieron los
procedimientos especificados en el reglamento.

Eso da lugar a situaciones absurdas, en que el certificado pasa a tener más valor que el objetivo buscado. Por
ejemplo, si una persona puede exhibir un certificado de enseñanza media, con los timbres correspondientes -
en color azul para que no parezca fotocopia -, se puede inscribir como candidato a diputado, y deja de ser
importante si efectivamente la persona completó o no la enseñanza media. El certificado formal remplaza la
realidad. Por eso, sólo se cree a las personas que exhiben certificados con timbres. Pero eso es un signo de
desconfianza, y la ciencia económica ha mostrado que eso es dañino para el proceso de creación de riqueza.
El sistema norteamericano, por su parte, se basa en la buena fe, es decir, a las personas se les cree inicialmente
lo que dicen, pero se les castiga severamente si se advierte luego que mintieron. Las personas que en Chile
han faltado a la verdad indicando, para ingresar a la administración pública, que tienen títulos profesionales
correspondientes a estudios que no han cursado, nunca han sido procesadas por la justicia, demostrando una
mucha mayor tolerancia a la mentira, aumentando así la desconfianza.

Estos ejemplos ilustran como en Chile se interfiere con la autonomía individual, con el vínculo retribución-
esfuerzo, con la responsabilidad individual, con el cumplimento de las leyes y con el principio de la buena fe,

20
ÁLVARO FISCHER

minando así la confianza de las personas. Corregir eso es el tipo de cosas que necesitamos hacer para llegar
a ser desarrollados.

Permítanme para terminar, indicar algunas medidas concretas que me parecen importantes para intentar
acelerar la senda que nos permita llegar a ser desarrollados, y que, de paso, fortalecen o ayudan a corregir
las debilidades recién mencionadas:

1.- Realizar una gran reforma tributaria que establezca una tasa plana de impuestos para las personas y las
empresas, eliminando, eso sí, todas las franquicias o excepciones a esa tasa. Esto se ha utilizado con mucho
éxito en casi todas economías de Europa oriental incluida Rusia, con tasas que van del 11 al 19%. En este
sentido yo he escuchado a Felipe Lamarca decir que le gustaría tener una tasa de 15-15-15, es decir quince
por ciento de impuesto a las personas, quince a las empresas y quince al IVA. He escuchado a Eduardo Engel
decir 20-20-20 en la misma dirección, pero ambos están en la idea de las grandes ventajas que tiene la tasa
plana, al eliminar una serie de costos de transacción y administrativos producto de la frondosa legislación
tributaria que existe hoy en día. Chile podría tener una tasa plana de entre el 15% y el 20%, para el impuesto
a la renta de personas, empresas e IVA.

2.- Vender Codelco y Enap, aprovechando el buen momento de precios del cobre y el petróleo. Se podría
recaudar una cifra entre ambas de unos 40 mil millones de dólares, que sumados a los más de 20 mil millones
que se habrán acumulado de aquí a fin de año, haría un total de 60 mil millones de dólares.

3.- Destinar ese dinero a dos cosas:


3.1.- Una gran reforma del Estado. Tomaría como modelo lo que está proponiendo el ministro Bitran para el
MOP, y lo extendería a todos los ministerios. Daría muy generosas condiciones de salida a los cien mil funcionarios
públicos actuales. Un promedio de 50 mil dólares por funcionario suma 5 mil millones de dólares, y dejaría
otros cinco mil para implementar la reforma y mejorar los salarios de nuevos funcionarios. El crecimiento
económico futuro permitiría mantener salarios más altos para un menor número de fuincionarios.

3.2.- En materia de educación aprovecharía los otros cincuenta mil millones de dólares y usaría los intereses
- al 4% serían unos dos mil millones de dólares anuales - para multiplicar nuestra actual subvención escolar,
según la condición socioeconómica del alumno, diferenciados entre sesenta y cien mil pesos por pupilo, y
generar así un salto, un gran cambio en la educación. Este dinero debería entregárseles a las personas en la
forma de vouchers, para que las personas vinculen de mejor manera las decisiones en ésta área con sus
aspiraciones y decisiones individuales.

La tasa plana mejoraría la autonomía individual e impulsaría el vínculo retribución- esfuerzo, la reforma del
estado mejoraría su eficacia, y el aumento de la subvención escolar sería un salto gigantesco en avanzar en la
igualdad de oportunidades, intentando con ello disminuir al máximo las interferencias que se han ido introduciendo
al libre desenvolvimiento de las personas.

Concluyendo y resumiendo lo dicho hasta ahora, lo que nos falta para ser desarrollados es mejorar nuestras
instituciones, para privilegiar la autonomía individual, reforzar el vínculo retribución esfuerzo y fomentar la
responsabilidad individual en nuestras actuaciones. Junto con ello, debemos respetar la ley, única forma de
garantizar nuestros derechos. Pero, como dijo Sarkozy respecto de los derechos, resulta fundamental respetarlos,
pero después de haber cumplido con nuestros deberes.

Las reglas propuestas son las que dan el mejor resultado, porque se acomodan mejor a nuestra naturaleza
humana, que es la herencia biológica que define a nuestra especie.
21
S E M I N A R I O

LAS FALLAS DE CHILE: ¿QUÉ FALTA PARA SER DESARROLLADOS?

Puesta en perspectiva, la pregunta que nos plantea este foro nos invita de alguna manera a alejarnos de
las perspectivas tradicionales bajo las cuales hemos visto hasta ahora los desafíos del desarrollo. Cuando
se nos pregunta a los economistas sobre ¿qué le falta a Chile para ser desarrollado? Probablemente lo
primero que haríamos sería mirar el producto per cápita y notaríamos que aún tenemos una brecha
importante que cerrar, y con el producto tendencial creciendo en torno al 5% eso significa muchos años.
Creemos que es necesario acelerar esa tendencia para hacer crecer nuestra actividad y así poder
acercarnos al ritmo que supone un pronto desarrollo.

Ahora bien, es necesario establecer que esta nos parece una perspectiva un tanto estrecha, puesto que
son muchas más las brechas que nos separan del mundo desarrollado. Si hiciéramos un benchmarking
con lo que es el mundo desarrollado encontraríamos muchas áreas en las cuales nos diferenciamos, entre
otra innovación, educación y la infraestructura de la energía. Por lo tanto, cuando observamos que existe
este conjunto importante de brechas, indudablemente surge la necesidad de hacer reformas que nos
ayuden a cerrar dichas brechas. En este sentido nos parecería importante hacer una reforma del estado,
reforma del trabajo, sistema financiero, la matriz energética y el sistema educacional. En relación a esto
hemos de reconocer que en los últimos años las reformas se nos han ido poniendo cuesta arriba. Cada
vez es más difícil impulsar reformas en Chile. Y las razones de esto son diversas, como por ejemplo los
temores al cambio, que probablemente después de la experiencia del Transantiago aumentarán, puesto
que toda reforma involucra también un cierto grado de conflicto, dado que al final no siempre todos
se sienten satisfechos. Esto sin mencionar que se ha ido generando un espacio para el populismo en
nuestro sistema político y que en nuestros días existe una suerte de predilección por beneficios inmediatos
y una costumbre de ocultar o postergar los costos de las reformas, dado el surgimiento de vetos
corporativos que son poderosos, cosa que dificulta reformas como las del sistema tributario y de educación.
En alguna medida esto se ha ido dando de esta manera porque existen muchas interdependencias, y
estas se han ido haciendo cada vez más visibles ante los procesos de reformas. Es por esto que hoy nos
planteamos el problema de la calidad de la educación como producto de lo que se ha avanzado en
cobertura educacional, y el día de mañana nos tendremos que cuestionar por la educación superior
cuando, como es predecible a estas alturas, el volumen de egresados de las universidades vaya creciendo
en torno al 8 o 10% durante la próxima década.

Las reformas van haciéndose difíciles también porque involucran a muchos actores y se requiere mucha
coordinación.Y esto es así dado que los cambios no son exclusividad del estado. Ahora bien, ¿qué requiere
una buena reforma? Diremos, en principio, que lo más importante es tener objetivos claros y grados de
acuerdo importantes. ¿Qué hacen las empresas cuando se plantea un escenario de cambios como los
que estamos discutiendo? Planificación estratégica. Ellos identifican ciertos objetivos, analizan escenarios
y se hacen conscientes de cuáles son sus fortalezas y debilidades. Eso es lo que sucede en el ámbito
privado, por lo que cabe preguntarnos ahora ¿podremos hacerlo como país? Bueno, es desde este punto
en particular de donde comenzamos a elaborar nuestra respuesta, no de la sustancia de lo necesario
para acceder al desarrollo, sino de los procesos mediante los cuales podemos lograrlo.

22
Consultor e Investigador
CIEPLAN,
Economista, U. de Chile

MARIO MARCEL

Desde hace muchos años la planificación estratégica está muy alejada de aquello que conocemos como
comando y control. Actualmente ella involucra metas finalistas, prevee escenarios, se empeña en establecer
redes para involucrar a un conjunto de actores y en tener iniciativas, pasos intermedios y en prepararse
de diferentes maneras para afrontar las contingencias.Y esto no es lo que hacen las empresas exclusivamente,
porque esto es, a grandes rasgos, lo que han estado haciendo los países de más rápido desarrollo.
Singapur se plantea metas a veinte y cincuenta años, y varios países del Asia ya habla de esta visión veinte-
veinte, de hecho China tiene objetivos a cincuenta años plazo. Y, aunque esta tendencia también es
verificable en países de tradición occidental, en Chile, durante las décadas recientes, la tendencia parece
ser incluso contraria. Nuestra manera de entender las reformas tienden a concentrarse en la forma, en
el diseño, en el cemento, en las máquinas, pero poco en cuáles son los objetivos que estamos planteando.
¿Cuánta gente sabe en esta ciudad cuál era el objetivo del Transantiago? ¿Sobre qué supuestos beneficios
fue construido este nuevo sistema de transporte? Bueno, el Transantiago fue hecho para reducir todos
los costos ocultos del antiguo sistema de transporte. Para reducir los costos en cuanto a contaminación,
enfermedades respiratorias relacionadas y los accidentes, pero ¿cuánto de eso hemos visto este último
tiempo?

Otra razón que explica el porqué hemos visto tan poco de este enfoque en las décadas recientes es
porque también las metas involucran accountability. No tenemos un término en castellano para explicar
este concepto, pero esto denota que, cada vez que nos planteamos una meta concreta, tendremos que
rendir cuentas en algún momento por cuánto conseguimos acercarnos a ella. Debemos reconocer
también que, cuando hemos visto los programas de gobierno de todos los candidatos en los últimos
años, encontramos bastante poco de estas metas. Al contrario, encontramos mucho de qué hacer pero
no de donde queremos llegar y aparte de cosas difusas como que “queremos ser desarrollados” o
“queremos tener un mayor bienestar para la ciudadanía” no encontramos mucho más.

Un tercer elemento ausente en este enfoque de cómo ha sido nuestra experiencia en estos años es
que nuestras ideas de reforma han estado centradas en lo estatal, en lo que el gobierno debe hacer.
Ahora bien, sin embargo una planificación estratégica en democracia no la puede hacer sólo el gobierno.
En lo particular, nosotros hemos tenido una experiencia interesante con lo que fue el funcionamiento
del consejo previsional. De hecho, hoy en día la reforma previsional es un proyecto del gobierno, pero
surgió del trabajo de un consejo. Y, aunque en la actualidad el tema de las comisiones se presta incluso
para la risa hasta en comerciales de televisión, quisiéramos comentar qué es lo que, a nuestros ojos,
funcionó dentro de este consejo de reforma previsional. Lo primero a destacar es que al interior de
esta instancia de discusión había gente que pensaban muy diferente, casi tanto como el rango de
diferencias que pueden hoy verificarse al interior del congreso, pero en el caso del consejo de reforma
previsional esa diversidad se nos presentó, finalmente, como una ventaja. Y, aunque esa diversidad no la
hemos traducido inmediatamente en una negociación o en una exposición de proyectos, lo primero
que hicimos fue que los miembros escucharan a todos aquellos que tenían algo que decir acerca del
sistema previsional chileno. Esa etapa fue clave en el éxito de este consejo, así como lo fue también el

23
CICLO DE CONFERENCIAS EMPRESARIALES & CRECIMIENTO PAÍS 2007

hecho de que ninguno de nosotros tuviera su agenda ya estructurada de lo que había que hacer en una
reforma previsional. Entonces, si vemos hoy cual es el panorama de las políticas públicas y reformas en
discusión en Chile, probablemente la única que sigue caminando más o menos exitosamente es la reforma
previsional, hecho que señala la importancia de cómo la hemos llevado a cabo y cómo preparamos las
propuestas.

Entonces, es a raíz de lo anteriormente planteado que nosotros creemos que aquí lo fundamental es
analizar dónde se encuentran nuestras brechas fundamentales con el desarrollo y hacer de ellas metas
de país, capaces de motivar a distintos actores, de permitir acuerdos y fundamentar políticas y, más aún,
fundamentar reformas. Ahora bien, tenemos ya en mente una lista de aspectos importantes para acercarnos
al desarrollo. En primer lugar, en lo que respecta a la educación, la brecha fundamental está del lado del
desarrollo de ciertas competencias básicas, porque es ahí donde falla nuestro sistema educacional. En
este sentido, no nos desgastemos evaluando a los muchachos de octavo y cuarto básico, porque las
competencias se adquieren mucho antes de esas instancias. Otra brecha existente en el ámbito de la
educación es la que viene en el ámbito universitario, y esto porque, como ya señalábamos, la demanda
sobre este sector está creciendo significativamente. De hecho, si nos comparamos con países desarrollados,
Chile tiene una cobertura en educación superior que es muy baja. Hoy en día, con ese 35% y con todos
los logros que ha señalado recientemente el ex presidente Ricardo Lagos, todavía estamos lejos de donde
están los países más desarrollados. Y lo peor es que, si miramos al futuro dadas las actuales circunstancias,
estaremos corriendo en contra de una demanda que crece demasiado rápido.

Otra brecha muy importante guarda relación con nuestra estructura tributaria. La última reforma significativa
en esta área fue la del año 1990. Todas las posteriores han sido reformas para agregar algo, poner un
parche, crear una nueva franquicia por otra parte y como resultado de esto, nuestro impuesto a la renta
está perforado por todos lados y cada vez rinde menos. Pueden ustedes ver cuanto rindió la recaudación
tributaria del año pasado, que creció al 3%, pero esta no es notoria porque estamos de alguna manera
llenos de recursos provenientes del cobre. El tema es que nuestro sistema tributario está perdiendo
capacidad para recaudar, y esto es debido al conjunto de excepciones, de perforaciones y casos especiales,
que está distorsionando nuestro sistema de precios y está generando ineficiencia económica.

En el mismo sentido, creemos que necesitamos un estado para los ciudadanos. La verdad es que los
juicios generales respecto del estado en Chile, que conocemos dada nuestra experiencia al haber
participado del mismo, indican que dentro de las cosas que faltan en nuestro sistema público estaría el
tener instituciones públicas orientadas al servicio de los ciudadanos. Para esto necesitamos ajustes respecto
de la manera en que funcionan las instituciones públicas, ajusten que involucren la estructura institucional
del estado.

Ahora, relacionado con el tema de los equilibrios de poder, necesitamos descentralización. En nuestro
país, la combinación de presidencialismo y centralismo genera una clase política extraordinariamente
estrecha y elitista, en la que no hay renovación a través del tiempo. Esto implica que, si combinamos estos

24
MARIO MARCEL
Consultor, CIEPLAN

dos elementos con el sistema binominal, encontramos que en nuestro sistema político siempre está la
misma gente, que en si ya es muy poca. Entonces nuestro modelo político no posee la capacidad de
autorenovarse. En este sentido, la descentralización no es solamente un tema fiscal, es algo que involucra
muchos otros factores.

Otro tema, que involucra a subtemas como la igualdad de oportunidades, que en ningún caso es un
tema menor, es el de la protección social. Este ámbito de protección debe ser capaz de prevenir y mitigar
riesgos dentro del desenvolvimiento de la vida productiva de las distintas personas, y a esto hay que
agregar que en Chile no necesitamos un sistema benefactor, pero sí necesitamos un sistema adecuado
de protección social. Ahora, el estado no tiene porqué ser el único proveedor de esa protección, porque
para eso existen los seguros y muchos otros mecanismos que escapan al ámbito del sistema público.

Existe también, como hemos podido ver, una brecha en materia de competencia. En Chile los mecanismos
de mercado no funcionan a la perfección porque la competencia, dado un número de factores de diversa
naturaleza, no es suficientemente intensa.

Ahora bien, regresando al problema específico por el cual hemos sido convocados, diremos que, para
acceder al desarrollo, es necesario que valoremos la diversidad de opiniones que existe y que, como
país, seamos capaces de fijarnos un conjunto de metas desafiantes, capaces de motivar nuestras políticas.
También es necesario generar expectativas positivas en las personas que nos conduzcan a tomar
conciencia de las capacidades y los recursos con que cuenta esta sociedad para que así podamos saber
verdaderamente a donde queremos llegar.

25
Presidente de EXPANSIVA,
Vicepresidente Bancoestado,
Economista U. de Chile,
Master y Ph.D. en Economía,
U. Harvard

JORGE MARSHALL

¿Qué nos falta para ser desarrollados? Mi participación considera tres puntos para responder a esta
pregunta. El primero de ellos es que un debate riguroso, productivo y serio, debe separar las tendencias
de corto plazo y los desarrollos más coyunturales de los de largo plazo. Si no somos capaces de separar
lo que es circunstancial de lo que es tendencial, tendremos una respuesta incorrecta a nuestra pregunta.
Lo segundo es que para poder hacer la separación, se debe hacer notar que la actividad interna del país
está mostrando un repunte gradual que se debe consolidar a través del año 2007. Un tercer punto que
quiero destacar, es que las cifras que muestra la economía chilena reflejan que el crecimiento potencial
de ésta está detenido en torno a un 5% y no muestra señales de repuntar a partir de este estado, -está
detenido desde hace varios años-, y esto nos está señalando que aquí hay ciertas restricciones que
impiden que ese crecimiento se eleve desde el punto en que se encuentra y que hay que identificar esas
restricciones para poder encontrar la forma de resolver esto.

Desde el punto de vista del corto plazo, lo que tenemos es un buen entorno internacional, que presenta
un crecimiento por sobre la tendencia por quinto año consecutivo. Tenemos un ciclo de demanda interna
que tuvo su punto más alto el año 2004-2005 por varias razones. Veníamos saliendo de un ciclo negativo,
con tasas de interés altas y renegociaciones. Hubo un auge de inversión pública y un ciclo positivo, ciclo
que fue corregido el año 2006, por cuanto ese año tuvimos un crecimiento menor como factor cíclico,
y eso lo observamos también en la tendencia de las colocaciones. En estas condiciones, lo que se debiera
estar observando para el año es que en materia de consumo, principalmente, lo que tuvimos el año
pasado fue una tendencia más negativa porque sufrimos un impacto por el precio de los combustibles,
que debía ser absorbido de alguna manera, reduciendo algún tipo de consumo. De esta forma vemos
que el crecimiento del consumo nos indica que las familias han estado con una estabilidad positiva, un
tipo de consumo más estable. El consumo de durables es más variable porque el grueso de aquel es
importado, por tanto el consumo habitual es lo que nos interesa para observar qué es lo que debe pasar.

Para este año, lo que debiéramos tener es una tendencia al aumento del consumo por un factor cíclico
del ingreso del trabajo. El año pasado el ingreso del trabajo estaba creciendo al 7% a mediados del año
2005 y llegó a crecer en torno a un 2% a mediados del año 2006 porque hay una desaceleración de la
generación de trabajo, porque estos temas poseen una naturaleza cíclica. Entonces, al observar este tipo
de fenómeno, en que la construcción está creciendo al 14%, y por tanto el empleo está creciendo al 5%
a mediados del 2004 y mediados del 2005, eso es natural. Si la construcción, como ocurre a fines del
2005 y comienzos del 2006, reduce su crecimiento, obviamente eso significa que el crecimiento del
empleo se reduce. Cuando uno ve estas cifras, uno puede decir “ah, acá hay un fenómeno estructural”.
Esto no es así, lo que pasa es que hay un fenómeno cíclico. El mercado del trabajo en Chile ha tenido
un crecimiento, en los últimos cinco años, perfectamente saludable y compatible con el ciclo que uno
quiera explicar. Entonces, lo que vamos a estar observando, sobretodo estos últimos tres meses, es un
repunte del crecimiento del empleo, de un 2.1, como lo refleja la última cifra del INE de esta semana y
por tanto, eso, asociado a una baja inflación, lo que va a significar es una aumento del ingreso de los

26
S E M I N A R I O

ÁLVARO BARDÓN MUÑOZ.


LAS FALLAS DE CHILE: ¿QUÉ FALTA PARA SER DESARROLLADOS?

hogares. Por ese lado vamos a tener un aumento del consumo durante el año. De la misma forma vamos
a tener una tendencia a reducirlo porque el aumento del financiamiento que ayudó al crecimiento del
consumo el año pasado, se va a reducir, es decir, la compensación de estos factores nos lleva a pensar
que, desde el unto de vista del consumo, vamos a tener un año 2007 parecido a los anteriores.

Otro aspecto importante es el análisis de las expectativas. Si uno las analiza y las pone al lado de la
tendencia de la actividad, se va a dar cuenta que las expectativas económicas responden, son endógenas
y obedecen a la evolución del ciclo. La encuesta del CEP, si uno toma esos datos y ve la cantidad de
gente que encuentra las perspectivas económicas muy buenas o buenas, y la vincula con el crecimiento
de la demanda en un período relativamente largo, ve una correlación entre la gente que cree que las
expectativas son buenas y el crecimiento de la demanda. Lo mismo ocurre cuando uno toma el IPEC
de Adimark. Las tendencias se pueden explicar por la evolución de la economía.

Respecto del Transantiago, podemos recordar lo que ocurrió en Estados Unidos luego del ataque
terrorista de septiembre del 2001. Obviamente se pueden producir caídas en el consumo de los hogares
como sucedió entonces en el país del norte, pero sin embargo se produjo una recuperación en octubre.
No tuvo un efecto duradero y, para el caso chileno, no hay ninguna razón para pensar que por cambio
de expectativas nosotros vayamos a vivir una situación difícil o una alteración de la tendencia del consumo
por un hecho que perturbe la vida de Santiago. No hay ningún elemento teórico, conceptual, analítico
o empírico que pruebe que a sucesos como esos tendríamos efectos económicos observables durante
este año.

¿Dónde aparecen los factores que producirían un repunte? En la construcción. Durante este año lo que
tenemos es un aumento de la inversión en este ámbito, en capital fijo, sobretodo en el sector de inversión
pública, del orden de un 20%, esto significa setecientos millones de dólares adicionales de inversión
durante el año. Tenemos buenas perspectivas en materia de proyectos de inversión del sector privado;
el plan Chile-invierte puede agilizar parte de esta área, de modo que esto también puede ser una
contribución para el año 2007-2008. Asimismo, tenemos un repunte en el empleo de la construcción
y, en ese mismo sector, también tenemos el fenómeno del ciclo, en el que tuvimos una alta inversión
pública en el año 2004-2005 y un aumento prácticamente nulo de la inversión pública el año 2006. Las
cifras así lo indican. Ahora tenemos que, después de haber crecido 0% en la inversión pública en
construcción el año 2006, vamos a tener un aumento de 20% en este sector durante el 2007. Factor
crítico para el repunte de este año es, naturalmente, la buena ejecución del presupuesto público. Sólo
este efecto directo es más de medio punto de crecimiento para este año.

El otro factor importante es el crecimiento de las exportaciones. Hemos tenido dos años de crecimiento
de las exportaciones de cobre de prácticamente 0 y este año esta área crecerá alrededor de un 5%.
Esto porque se está inaugurando la mina Spence, Escondida tiene expansión, Codelco tendrá alguna

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CICLO DE CONFERENCIAS EMPRESARIALES & CRECIMIENTO PAÍS 2007

expansión, y ese aumento del 5%, más las plantas de celulosa, va a significar que el sector exportador,
después de haber crecido a un 4% el año 2006, va a estar creciendo alrededor de un 7% este año. Ese
sólo efecto de las plantas mineras y de celulosa entrando en operación significará también alrededor de
medio punto de crecimiento adicional para este año.

En síntesis, si observamos el corto plazo, lo que estamos presenciando es que estamos en un periodo
en donde el crecimiento fue de 4%, los factores anteriormente señalados deben generar un efecto directo
de alrededor de un 1%, además van a generar efectos indirectos. Asimismo, el plan Chile-invierte va a
generar una aceleración de proyectos de inversión, de modo que este año debiéramos tener un crecimiento
de alrededor de un 5%.

Si trasladamos ahora nuestra atención a lo que es el crecimiento de tendencias, lo más importante es


que tenemos un crecimiento detenido en un 5%. Esto, que refleja la consecución de varios años seguidos,
para el panel de expertos que convoca el Ministerio de Hacienda, significa haber llegado a la conclusión
de que el crecimiento de tendencia está en torno al 5%. De la misma manera, si tomamos todos los
trabajos académicos publicados en revistas de economía relevantes se verá que el crecimiento de
tendencias chileno tiene este rostro. ¿Qué significa esto? Que las condiciones objetivas de este país están
dando para un crecimiento de este volumen. Ahora, ¿cuáles son los fundamentos que están detrás de
ese crecimiento de tendencia? Podríamos comenzar por ver cuáles son los factores que intervienen en
esto. No es la macroeconomía, no es el funcionamiento de los mercados. Chile tiene, comparativamente
hablando, un buen funcionamiento de los mercados, pero hay otros factores como infraestructura,
educación, innovación, donde el país está relativamente más débil. Por tanto esto nos lleva a decir dónde
está la restricción relevante. Estamos, a partir de este análisis, es decir, documentadamente, por varios
años pegados en un 5% de crecimiento de tendencia. ¿Dónde están los factores? Precisamente en estos
factores más duros y, al respecto, en lo personal plantearía cuatro planes.

El primer plan es un plan de infraestructura. ¿Qué nos falta para ser desarrollados? En primer lugar tener
un plan de infraestructura a cinco años que incluya las obras de transporte, energía, comunicaciones,
etcétera. Hay actualmente un plan de infraestructura para la competitividad que podría ser una base para
construir dicho plan, aunque obviamente la infraestructura de un país desarrollado es más compleja y
más completa. Haremos notar sólo un ejemplo en el precio de la energía eléctrica en los hogares en
Santiago y en Melbourne, que es una ciudad de Australia, país con el que nosotros competimos. Las cifras
muestran que en los últimos dos años, en contraposición a los años 2000-2001, mientras en Santiago
ha aumentado un 14% el precio de la energía, en Melbourne el precio se mantuvo sin variaciones, de
modo que estamos enfrentando una dificultad en este ámbito de la infraestructura, primero por el precio
de la energía, pero también por otros rubros, por lo que tenemos que hacer un plan en esta área.

El segundo plan tiene relación con los recursos humanos y es, también, a cinco años plazo. La idea es
resolver dos temas que están sobre la mesa. En primer lugar, si lo comparamos con países desarrollados,
Chile gasta poco en educación y tiene resultados negativos en estudios especializados. Entonces este

28
JORGE MARSHALL
Presidente, EXPANSIVA

segundo plan nos enfrenta con estos problemas de capacitación, temas universitarios y de recursos
humanos.

El tercer plan para hacer de Chile un país desarrollado es el de la innovación. No es posible acceder al
desarrollo si no enfrentamos adecuadamente las potencialidades que el país tiene, y que han sido ya
señaladas por el consejo nacional para la innovación. Ellos han elaborado un primer libro-informe, que
podría ser una base para este plan. Es verdad que estamos avanzando en este plano, pero, naturalmente,
este es un tema en el que tenemos que trabajar con mayor ahínco, a la manera de los países desarrollados,
que gastan mucho más en proyectos de investigación y desarrollo. Lo ideal es aumentar el gasto, pero
ocuparlo de buena manera.

El cuarto tema para cruzar el umbral del desarrollo es tener instituciones de país desarrollado. Esto
implica tener regulaciones de país desarrollado y significa que, si nosotros estamos hoy en día teniendo
desventajas en el lado de los recursos humanos, en infraestructura, especialmente por energía, debiéramos
tener una modernización de nuestras instituciones para llegar al desarrollo. Hemos comparado algunas
cifras de Chile con los países más avanzados, que no son países de América Latina, y nuestro país refleja
estar rezagado en materias como apertura de negocios, comercio exterior, número de trámites y quiebre
o cierre de empresas. Por ejemplo, la tramitación de proyectos que son sometidos a estudios de impacto
ambiental, y que tienen relación con el área de la energía, es de 194 días promedio.

En conclusión, el menor crecimiento del año 2006 es un factor de coyuntura y, por tanto no es conveniente
ni riguroso decir “el año 2006 caímos”. Es menester mirar las cosas con mayor perspectiva y separar
lo coyuntural de lo estructural, mirar la tendencia, y ahí observar las restricciones. Las políticas que nos
van a llevar al desarrollo no son las mismas políticas que nos llevaron a donde estamos en estos días,
sino nuevas políticas, las cuales apuntan a infraestructura, recursos humanos, innovación y calidad de las
instituciones.

29
S E M I N A R I O

LAS FALLAS DE CHILE: ¿QUÉ FALTA PARA SER DESARROLLADOS?

Un breve apronte inicial

El tema del desarrollo en Chile, es casi como el famoso tema de la cuadratura geométrica del círculo.
El desarrollo es un tema que hemos tratado de abordar desde siempre, de múltiples maneras, y simplemente
no lo hemos podido ordenar o consensuar. Ahora bien, efectivamente, no existe solución geométrica
para la cuadratura del círculo. Sin embargo trabajar en el problema genera inteligencia, ideas y modelos.
Lo que es importante entonces, es el saber y poder pensar en el problema de forma productiva. Es el
pensamiento el que genera las ideas, y estas las soluciones, cuando se acoplan a la buena gestión. A pesar
de ello, en el tema del desarrollo hay experiencias exitosas que se podrían copiar.

En definitiva las ideas mueven la historia. Por ello, las personas son precisamente el recurso más importante
de un país. ¿Será eso parte del problema?

Quiero antes de partir hacer una pequeña advertencia que es importante: los problemas fáciles ya están
todos resueltos. Es decir, frente al tema del desarrollo, tenemos que prepararnos para afrontar problemas
de alta complejidad. No hay recetas simplistas. Cuando se aborda el tema del desarrollo, es importante
notar, que se requiere de una mirada que no esté completamente centrada en la perspectiva económica.
Dicho esto, sin embargo, yo creo que no hay ninguna manera posible de desarrollarse sin un sistemático
y robusto crecimiento de la economía. Es decir, lo económico representa una parte muy significativa del
problema, pero no su totalidad, por lo tanto se necesita una mirada un poco más amplia. Albert Einstein
sostenía, que los problemas no se resuelven desde el mismo nivel donde se generan. La solución requiere
de otra perspectiva más amplia.

Siendo esto así, y en esa perspectiva, me propuse encontrar diez o más razones de peso, del por que
no somos desarrollados, a pesare de tanto esfuerzo.

Un pequeño desvío al “carácter”, antes de empezar

A modo de preámbulo, se me ocurrió hacer una pequeña encuesta sobre el tema, entre no economistas.
Obtuve algunas ideas muy interesantes.

Lo primero, es que pareciera que los chilenos, al verse enfrentados a la adversidad tienen una especie
de inclinación como a encogerse. Como que nos achicamos, nos ajustamos, en vez de reaccionar hacia
adelante. Eso, más tarde o más temprano, termina en alguna forma de desesperanza, o peor aun violencia.
Así se destruye lo que se van construyendo. Por otro lado, en Chile, como que siempre tendemos a
culpar a un tercero de nuestra suerte. El síndrome del cojo y el empedrado.

Otro tema recurrente de nuestro “carácter”, y que es interesante destacar, es que, al parecer, tenemos
un problema con el concepto de padre. Esto guarda relación con el paternalismo que tanto apreciamos,
y que exigimos del Estado. Eso una vez más, es un modelo que nos quita empuje, iniciativa, responsabilidad.

30
Presidente, Anticipa S.A.
Profesor y Director del Centro
E- business de la Escuela de
Negocios de la U. Adolfo Ibañez

SERGIO MELNICK

También parece que tenemos o sufrimos un problemas del ánimo: nos subimos a la pelota con la misma
velocidad con la que nos bajamos. Somos inestables y muy poco persistentes. Nuevamente nos
encontramos con el tema del empuje, el emprendimiento, la iniciativa.

Finalmente, en nuestro país la gente tiene mucha esperanza en que


todos los problemas los debería resolver el sistema estatal, en particular
el gobierno. Y, a propósito, me parece sorprendente, que en Chile quizás
más de un 90% de la población no parece distinguir entre el concepto
de gobierno y el del Estado. Esto no sólo no deja de ser curioso, sino
que, más aún, la gente, al hablar del gobierno lo hace normalmente
como si fuese el Estado. Eso hace que el gobierno finalmente se crea
el Estado, cosa bastante negativa, por cierto. Muchos de los problemas
de gobernabilidad se originan en esa diferencia.

En síntesis, antes de entrar a los temas que buscaba, pareciera que Chile es un país que sufre de serios
problemas relativos al estado emocional. La auto responsabilidad es muy limitada. Si es así, eso dificulta
mucho el camino al desarrollo.

Buscando las 10 razones

Son muchas las razones que encontré, de porqué no somos desarrollados. Las finales las agrupé en
cuatro grandes categorías, que por motivos de tiempo no podré desarrollar en extenso. Estas son: La
sociedad como un todo, la Economía, la Educación y cultura, y Otras diversas

El poder dentro de la sociedad está muy desequilibrado entre sus múltiples fuentes

Respecto al primer punto, me parece que un enorme problema que tenemos, es un desequilibrio severo
en los poderes tradicionales del Estado (Ejecutivo, legislativo, y judicial). También tenemos un enorme
desequilibrio en las fuentes genéricas de poder de la sociedad, entre las cuales el Estado en sólo una
parte (Capital, Intelecto, Espíritu). Asimismo, pienso que en Chile hay un grave desequilibrio regional, y
que se ve reflejado en la aguda centralización. Además hay un desequilibro enorme en la distribución
del ingreso, caracterizado por un problema muy grave en el uso mismo del concepto de equidad.

Esto guarda relación con el uso, no siempre apropiado, que se hace del lenguaje, en su sentido más
profundo. El lenguaje no es lo mismo que el idioma. Como sabemos, el lenguaje es la arquitectura de
nuestras ideas, es algo así como el mapa que tenemos de la realidad, y con que la entendemos. Es lo
que creemos que funciona el mundo que nos rodea y por cierto de nosotros mismos. Los idiomas, en
cambio, son sólo herramientas de comunicación del lenguaje. Entonces, para poner las cosas en perspectiva,
si el lenguaje está mal definido, o es incoherente, los resultados que produce esa persona o sociedad,

31
CICLO DE CONFERENCIAS EMPRESARIALES & CRECIMIENTO PAÍS 2007

serán muy erróneos. Si nuestros conceptos de la realidad no son coherentes y consistentes, nos daremos
de cabeza contra paredes que no podemos mover.

Si programamos por ejemplo una máquina donde 3 x 4 = 8, toda la matemática que esa máquina produce
será errónea. En concreto, por ejemplo, si confundimos el estado con el gobierno, el país no andará
bien. Si la gente cree, por ejemplo, que la fijación de un salario mínimo no produce desempleo, los
resultados serán siempre diferentes a lo esperado. Y así sucesivamente.

La triste economía

En la esfera de la economía, básicamente creo que tenemos una muy baja inversión en este momento,
y ya desde hace algunos años. Me parece que con las tasas de inversión que tenemos en relación al PIB,
simplemente no es posible crecer más. Sin crecimiento nunca habrá desarrollo. Para crecer al 7% o mas
necesitamos al menos un 30% de inversión de manera constante por muchos años.

Además, existe a mi juicio, una especie de campaña antiempresarial permanente en los últimos 17 años.
Y esa es justamente el área en la que se centra el vigor de nuestro crecimiento. Cuando uno escucha
frases como “la derecha tiembla cuando la izquierda sale a la calle”, o la de “empresarios chupasangre”,
o la de los “ladrones de cuello y corbata”, se entiende que hay un ambiente muy negativo que se va
generando contra el empresariado. Ya no es tan grato ser empresario, como lo era hace veinte años,
porque producto de ese discurso, la sociedad tiende a tener una actitud castigadora frente a ellos.

En otro plano, veo que el mercado laboral tiene serios problemas de inflexibilidad, que se ha desprotegido
a la libre competencia, y que tenemos un sector público muy ineficiente y totalmente sobredimensionado.
Es interesante destacar que, en el sector público, hay algunas islas de excelencia, que son las que deberían
contagiar al resto.Todo esto sin detenernos a reflexionar sobre lo indefinido que está el tema medioambiental.
A veces mal definido es mejor que indefinido.

La educación y la cultura

En lo relativo a la educación y cultura, creo que el ministerio de educación es parte del problema y no
la solución. Como muchos probablemente, yo estaría dispuesto a usar más recursos en esta área, pero
bien invertidos. Tengo la íntima convicción de que se debería invertir mucho más en educación, pero
necesariamente hacerlo de mejor forma y con otros criterios. Volviendo a lo anterior, si esos dineros
fueran administrados por el actual ministerio de educación, de seguro una buena parte serían mal gastados.
Esta es la racionalidad que tiene mi idea de clausurarlo, para hacerlo desde cero, y bien hecho.

En el mismo ámbito, pienso que es el estatuto docente -y no la Loce- el que debería ser derogado.
Asimismo, como lo he planteado con anterioridad, en estas áreas también abundan los conceptos
inapropiados en el mapa del lenguaje, lo que causa la enorme confusión de conceptos. Por ejemplo, la
relación errónea que normalmente se hace del arte con la cultura, que, aunque son cosas relacionadas,

32
SERGIO MELNICK
Presidente, Anticipa S.A.

son distintas. Nuestro ministerio de la “cultura” es sólo una promotora del arte. La cultura no se hace
por decreto. Es un tema muy complejo. La cultura, es la verdadera arquitectura de nuestro lenguaje,
del mapa de la realidad con que operamos.

Otros temas

En el ítem que he denominado “temas varios”, creo que tenemos una fuerte debilidad en el tema de
ciencia y tecnología, como también en el deporte. Es interesante este punto, porque los países que
practican más deporte cambian sus actitudes, disfrutan más la competencia, consiguen otros equilibrios,
tienen más energía y capacidad de trabajo. En el ámbito de la economía, creo que tenemos consumidores
que se achican, que son muy poco eficientes para si mismos, puesto que son poco exigentes y reclaman
poco. Esto sin mencionar las falencias que tenemos en innovación.

Sin contar con tiempo suficiente como para expandir los temas anteriormente señalados en su totalidad,
a continuación me explicaré sobre algunos elementos que considero elementales para encaminarnos
a la consecución del desarrollo.

Avanzando en la búsqueda del desarrollo

Primero, yo creo que en Chile los poderes del Estado (ejecutivo,


judicial y legislativo) están muy desequilibrados. Una sociedad que
tiene estructuras de poder desequilibradas no tiene ninguna posibilidad
de ser desarrollada. Y en Chile tenemos un ejecutivo demasiado
poderoso, un legislativo muy poco-poderoso y un poder judicial
muy poco independiente. Esta mezcla hace que, en el largo plazo,
una sociedad como la nuestra no va a encontrar soluciones inteligentes
a los grandes problemas. Ahora, ¿cuál es el equilibrio más apropiado
entre estos poderes? Por ahora no tengo una respuesta a esta
pregunta, pero probablemente los cientistas políticos tendrían algo
mejor que decir.

A esto hemos de sumarle la pobreza de nuestros medios de


comunicación, que no son abundantes ni muy diversos, y que
tampoco tienen mucha independencia. Todos estos son problemas
pendientes para la clase política y, siendo esto así, el primer desafío
es equilibrar estas estructuras. Creo que esto supone algo así como un nuevo contrato social, con otras
categorías, más ricas, más generosas y de largo plazo.

En segundo lugar, la distribución de las grandes “fuentes” del poder en esta sociedad nos presenta también
un importante desequilibrio. Me parece que el capital en Chile tiene mucha fuerza, mucho poder relativo,
y los intelectuales tienen casi ningún poder o influencia.

33
S E M I N A R I O

LAS FALLAS DE CHILE: ¿QUÉ FALTA PARA SER DESARROLLADOS?

En nuestro país no existe un nivel de influencia razonable de sus intelectuales como ocurre en el caso
de los países desarrollados. Si uno pregunta dónde están los diez o quince científicos que están hablando
al país y que están influenciando a la opinión pública, simplemente no están. Son dos o tres a lo más. ¿Y
dónde están los 10 filósofos más importantes en Chile? Quién los conoce. Nadie sabe.Y lo mismo sucede
con los profesores, historiadores y cientistas políticos etc. Conocemos a veces a dos o a tres de ellos.
Esto refleja el poco peso que tiene la intelectualidad en Chile.

Esta podría ser probablemente una de las grandes claves del problema educativo chileno. Y esto sin
mencionar que varios de los pocos intelectuales que hay en el país, están muchas veces contaminados
con el capital y tienen muy poca independencia. Esto mismo ocurre con los medios de comunicación y,
creo yo, también sucede parecido con el poder espiritual. De una u otra forma, esto nos habla de que
una sociedad con problemas de esta naturaleza tiene muy pocas posibilidades de acceder al desarrollo.

Ahora bien, cuando observamos este par de


problemas, uno ve, que los grandes faros sociales
del poder, son el político del ejecutivo, y del
capital. Y son en realidad muy potentes, por
que los otros o brillan poco, o simplemente
no están.

Y el poder, como consecuencia, es lo que orienta


a la gente y especialmente a la juventud, que
en forma natural lo quiere. A eso se quiere
acceder. Esto explica también las pocas vocaciones sacerdotales, la mediocridad de los medios, el poco
interés por el tema intelectual, sin mencionar el casi nulo interés que despiertan los temas legislativos y
judiciales. Entonces, estos dos faros -poder político y del capital- tienden a atraer a la gente y distorsionan
así el equilibrio de los poderes a largo plazo, por que siempre se llevan los mejores talentos. En este
sentido, una sociedad inteligente es aquella que es capaz de ir equilibrando esos poderes, en la medida
en que se aproxima al desarrollo.

Nuestros conceptos son incoherentes

El tercer problema, tal vez el más grave de todos y que compromete nada menos que a la arquitectura
de nuestro pensamiento, es que nuestros mapas de realidad -el lenguaje o sistema operativo- es francamente
muy incoherente.

El sistema operativo de nuestra máquina de pensar, en Chile, simplemente funciona muy mal. Piensen
en el caso del sistema operativo de una gran empresa, a la que nunca le cuadra la contabilidad. El
problema, es tenía es que una de las operaciones básicas de cálculo, multiplicar dos por dos daba seis
por resultado, por lo tanto cualquier otra operación de ahí en adelante entregaría datos o resultados
erróneos.

34
SERGIO MELNICK
Presidente, Anticipa S.A.

Pues bien, algo así es lo que sucede con nosotros en Chile, y esto es producto del desconocimiento y
del mal uso que hacemos de las piezas básicas del lenguaje, en su sentido más real y profundo. No tiene
nada que ver con el mal uso del idioma castellano, que es otra cosa muy diferente.

Aquí aparece con especial fuerza el problema de la justicia social y la equidad, que es por cierto central
en el tema del desarrollo. La equidad encierra un concepto mucho mayor que el de la igualdad, y eso
aquí en Chile simplemente no lo entendemos. En efecto, la mayor parte de Chile cree que de veras
equidad es lo mismo que igualdad.

Esto es un gran error y en él se explican muchos de los problemas


anteriores. La sociedad tiene tres grandes principios de equidad:

• el primero es aquel que señala que lo justo es igualdad para


todos (por ejemplo la justicia, y las oportunidades),
dice que lo justo, o lo equitativo, es en función de lo que se
necesita (por ejemplo salud, desastres, emergencias), y
• el tercero habla de equidad de acuerdo a lo que contribuye o aporta. Por ejemplo las notas del colegio,
el deporte, o la economía.

Equidad no es sinónimo de igualdad. La igualdad es sólo un caso particular de equidad. Si usamos la


igualdad como principio único de equidad, la sociedad nunca será desarrollada.

Es la mezcla de estos tres grandes principios lo que constituye la verdadera justicia social. Por ello, insisto,
si nosotros creemos que todo es igualdad, tenemos el mismo tipo de caso en que dos más dos es cinco
y, por lo tanto, todo lo que producimos desde el punto de vista social será erróneo y no habrá desarrollo.

La mañosa innovación

Finalmente, en lo relativo a la innovación notamos al menos


un par de distorsiones interesantes. La creatividad, los inventos,
y la innovación no son lo mismo. Son partes de un gran
ciclo, pero no son lo mismo. En Chile son todas como una
sola cosa. Nuevamente 2x2=3

Chile, en realidad, sabe bastante de innovación y las empresas


son muy buenas en esto. Sabemos que si uno lleva una semilla
de negocios a una empresa mediana o grande, estas sabrán
muy pero muy bien como germinarla, marketearla, financiarla, producirla, hacerla y venderla.

Eso es de hecho lo que se enseña muy bien en nuestras escuelas de negocios. Pero esto no es el problema
central de la innovación en Chile. El problema limitante es la generación de ideas en ciencia, o en general
en casi todos los campos del intelecto. En Chile las ideas originales y propias son francamente muy pocas.

35
CICLO DE CONFERENCIAS EMPRESARIALES & CRECIMIENTO PAÍS 2007

Las universidades en general son bastante malas para eso y producen muy poca investigación y de baja
calidad.

En relación a esto, el tema de la invención puede dar algunas luces. En Estados Unidos se generó un personaje,
un prototipo, un símbolo para valorar la figura del inventor. Un faro que motivara a los jóvenes y niños
para ir en ese camino. Ese era el Giro Sintornillos de las caricaturas de Disney, que todos leíamos de chicos.
La sociedad norteamericana valora la creatividad, la respeta, y la estimula de muchas maneras. Una de estas
es este personaje del cartoon. En Chile no hay personajes como ese. A cambio, tenemos a Condorito y
Comegato, a Verdejo, y también al roto Quezada. Por eso, entre otras cosas, somos lo que somos. Esos
modelos son nuestros faros para muchos.

En suma, en Chile hay muy buenas escuelas de administración, pero pocas de nuevas ideas, y menos de
inventores. Algo ha estado cambiando en los últimos años con las incubadoras de algunas universidades.

En relación a lo anterior hice el ejercicio rápido de mirar en internet las mejores invenciones del año 2006
en Estados Unidos. Algunos de los inventos que uno se encuentra son los siguientes: un vehículo cuyo motor
funciona a base de hidrógeno, un ubicador de llaves que funciona con un GPS, una máquina que mata
langostas y mariscos, un paraguas cuya tela no se moja, un alco-test de rayos infrarrojos en las manos,
máquinas que rescatan heridos en las batallas, barcos gigantescos que calan menos de un metro, máquinas
que transforman paja en materiales de construcción, una ampolleta con forma de panel flexible y que sirve
como frazada, una rueda de automóvil que no usa neumático, una soga que reconoce el peso de un cuerpo
suspendido, y tatuajes láser que no afectan la superficie de frutas o verduras.

Asimismo, hice el mismo ejercicio para ubicar en la red, las inventos chilenos en ese mismo tiempo. Y lo
que encontré resulta bastante ilustrativo de nuestro problema. El primero es de un escolar, que desarrolló
un dispositivo que logra dispara un repollo de un kilo y medio a 40 metros de distancia y que es capaz de
botar un muro. El siguiente es una máquina que llamaron pinball machine, que, gracias a la energía de un
flujo de agua, es capaz de mover 50 pelotas de tenis desde un dispensador a un canasto receptor ubicado
a cuatro metros de distancia horizontal en sólo tres minutos.

¿Quién de ellos ganará dinero algún día con inventos de esta naturaleza? De dónde saldrán las nuevas
empresas en Chile. Ante este panorama poco alentador, cabe destacar el rol que han cumplido los inventores
en las sociedades desarrolladas. Es por eso que me parece que tenemos que crear conciencia al respecto
y valorar el rol social de estas personas.

¿Y cómo avanzar?

Termino, entonces, recordando la idea con que comencé esta ponencia: los problemas fáciles están ya todos
resueltos, por lo tanto no esperemos que la solución provenga de ideas simples y triviales.

36
SERGIO MELNICK
Presidente, Anticipa S.A.

¿Qué propongo entonces? Bueno, ocho cosas concretas.

1. Posibilitar, fomentar, estimular algo así como un nuevo contrato social, o equivalente para tener con
un re-equilibrio de poderes públicos. Esta debería ser la verdadera preocupación de la clase política
actual. Esto es algo que requiere de bastante generosidad y significa fijarse en intereses del largo plazo
y no del corto plazo,

2. Abrir ampliamente camino al peso que le corresponde a los intelectuales en la sociedad: hay escucharlos,
pero estos deben aumentar su producción de ideas también. Si ese faro no brilla, los buenos talentos
no llegarán a esas tareas. La farándula tiene gloria y plata, pero no tiene respuestas,

3. Las regiones a full. Casi me inclino a que el tema sea planteado como una aproximación de algo
federal. Poder político y económico. DESCENTRALIZACIÓN. Libertad. Acercar las decisiones a los
problemas. Liberar talento emprendedor.

4. Se requiere definitivamente un sistema de incentivos tributarios muy fuerte a la inversión, con un


mercado de capitales más moderno. Sin un 30% del pib en inversión no vamos a ninguna parte, por
que no tenemos tecnología propia. Con un pib creciendo fuerte hay MUCHA PERO MUCHA plata
para las políticas sociales. A todo evento la primera y más importante política social es el pleno
empleo. A largo plazo en Chile, con una población que crece muy poco las condiciones de empleo
son especialmente relevantes,

5. Necesitamos también, una reingeniería, modernización y digitalización completa del aparato estatal.
Y ya. Se habla y habla del tema, pero a la hora de los “quiubos” se hace muy poco,

6. Habría que importar quizás a unos mil científicos para impulsar cambios intelectuales importantes
en las universidades chilenas.

7. Creo que sería muy interesante focalizar mucho estímulo social al rol del inventor en la sociedad. Los
resultados podrían ser asombrosos,

8. Por último, y sin duda, hay que liberalizar en forma decidida la educación y financiar a los más pobres
por la vía de la demanda.

Para concluir, quisiera citar nuevamente a Einstein. Dice él, que hay una energía más fuerte, que la del
vapor, la electricidad o incluso la atómica. Esta es la voluntad. Por lo tanto, donde hay una meta y voluntad
... ¡siempre hay un camino!. Y Chile, como otros países, también podría hacerlo.

37
Recto, U. Diego Portales,
Abogado, P. U. Católica de Chile

CARLOS PEÑA GONZÁLEZ

¿Cuáles son las fallas de Chile, esas pifias ocultas, que nos impiden ser mejor de lo que somos? Las más
relevantes son las que siguen:

i) En primer lugar, me atrevería a sostener que nuestro país, a la hora de distribuir recursos y oportunidades,
toma más en cuenta las características adscritas e involuntarias de las personas que su desempeño
personal. El resultado de todo eso es que se desalienta el esfuerzo y se despilfarra talento.

En general las sociedades florecen cuando son capaces de distribuir las oportunidades al compás del
talento y del esfuerzo de las personas, y no cuando, en cambio, distribuyen los recursos y las oportunidades
atendiendo a circunstancias adscritas que no dependen del desempeño personal. Cuando un miembro
de la sociedad sabe que la porción de recursos que le cabrá a la hora de la distribución no se relaciona
de manera predominante con sus actos voluntarios, sino con cualidades o características involuntarias
como el aspecto físico, el apellido o sus redes familiares, el esfuerzo inevitablemente decrece y los talentos
se apagan. Hay una amplia literatura -desde la sociología de la modernización a la economía neoclásica-
que muestra que las sociedades que florecen mejor y más rápido son las que logran estimular el esfuerzo
personal de cada uno de sus integrantes, pesando, a la hora de la distribución, el desempeño más que
cualquier otra circunstancia.

Pues bien, tengo la impresión que en nuestro país contamos con formas de distribución de las oportunidades
y de los recursos que en vez de premiar el desempeño y el esfuerzo personal, consideran cualidades
simplemente heredadas por las personas. Todo esto acaba, claro está, en un despilfarro de talentos que
es muy ineficiente, pero que además, y como si eso fuera poco, deja bastante que desear desde el punto
de vista moral.

Un ejemplo bastará para probar lo que digo.

Según lo muestra la experiencia comparada, no existe un mecanismo más eficiente para igualar las
oportunidades e incrementar eso que suele llamarse capital humano, que la educación. Por eso no es
raro, dicho sea de paso, que la primera modernidad haya estado acompañada en todo el mundo de la
expansión de los sistemas nacionales de educación de masas.

Nuestro país fue tradicionalmente muy lento y muy torpe para expandir el sistema nacional de educación
de masas. Recién el año 1970 logró universalizar la educación básica y hace apenas un par de años que
alcanzamos el mismo objetivo con la educación media.

Podemos decir entonces que hemos alcanzado la igualdad de oportunidades de acceso a la escuela; pero
falta todavía, y quizá este sea el desafío más importante que deberá encarar nuestro país en los años
que vienen, hacer esfuerzos por igualar las oportunidades de aprendizaje. Es verdad que en todas partes
existe correlación entre el nivel socioeconómico y los rendimientos escolares en pruebas estandarizadas,

38
S E M I N A R I O

ÁLVARO BARDÓN MUÑOZ.


LAS FALLAS DE CHILE: ¿QUÉ FALTA PARA SER DESARROLLADOS?

pero en el caso de nuestro país esa correlación es, por decirlo así, demasiado fiel. Es como si el sistema
escolar se esmerara en verificar una y otra vez el llamado efecto mateo según el cual a los que tienen
se les dará en abundancia y a los que no tienen se les quitará incluso lo poco que tienen. De esta
manera, en nuestro país el sistema escolar efectúa una selección temprana de los niños y niñas, que
desincentiva el esfuerzo y apaga de manera prematura los talentos.

ii) En segundo lugar, nuestro país presenta severos defectos en lo que pudiéramos llamar su capital social.
La expresión capital social -que fue puesta en vigor por Coleman, pero que aparece también en trabajos
de Bourdieu, de manera que puede estimarse una expresión suficientemente asentada en las ciencias
sociales- designa a ese complejo entramado de redes y normas de reciprocidad que hacen posibles los
compromisos de largo plazo y disminuyen los costos de transacción o de intercambio. De todas las
modalidades que presenta el capital social, quizás las más importantes son la que distinguen entre el
capital social vinculante o excluyente y el capital social que tiende puentes al que también podemos
llamar inclusivo. En las sociedades donde predomina el capital social vinculante -centrado en cosas como
el parentesco, el aspecto físico o el colegio de origen- hay grupos relativamente homogéneos, fuertemente
solidarios pero cerrados, que no establecen formas de cooperación ampliadas. En cambio, allí donde
hay capital social de ese que tiende puentes, la confianza social se expande y se incrementa, las formas
de cooperación social proliferan y el bienestar crece.

En nuestro país, me atrevo a conjeturar, predomina el capital social vinculante, ese que establece formas
de cooperación que son internas al grupo, pero que, al mismo tiempo, lesionan la cooperación de los
miembros de la sociedad en su conjunto ¿De qué otra forma podríamos explicar que a la hora de
seleccionar personal todavía se use un currículum con fotos, que siga siendo importante el colegio de
origen del postulante, su apellido opere como un marcador cultural de relevancia, y, ya en el colmo de
los colmos, incluso las preferencias religiosas sean contabilizadas a la hora de asignar un puesto escaso?
¿Cómo explicar sino que nuestra sociedad se estratifique incluso geográficamente, evitando, como si
fuera una alergia, cualquier forma de diversidad? Este fenómeno de preeminencia del capital social
vinculante (eso que la sociología más clásica llamó pautas difusas y particularistas de interacción) está,
sin ninguna duda, perjudicando nuestro desempeño global.

iii) En tercer lugar, en Chile, por razones muy diversas que no es del caso enumerar ahora, contamos
con un sistema de formación de capital humano de excelencia que es muy deficiente.

En general, la formación de capital humano de alto valor le corresponde a las instituciones de educación
superior, a las universidades e institutos profesionales. En esas instituciones se entrenan quienes manejarán
las fronteras del conocimiento acumulado y quienes, mediante la investigación, agregaran valor al
conocimiento disponible. Desgraciadamente en nuestro país las instituciones de educación superior están
todavía muy lejos de cumplir esas funciones. Nuestras comunidades académicas son escasas, nuestros
niveles de investigación son todavía mínimos y si medimos la productividad de nuestros académicos por

39
CICLO DE CONFERENCIAS EMPRESARIALES & CRECIMIENTO PAÍS 2007

el número de publicaciones indexadas -que es una métrica comúnmente aceptada- la mejor de nuestras
universidades está por debajo de una decena de universidades españolas (de las que, sin embargo, y
dicho sea de paso, nos burlamos).

Mejorar a las universidades no es, claro está, una tarea sencilla. Pero es probable que tendríamos mejores
universidades si logramos orientarlas hacia eso que la literatura llama “el triángulo de la accountability”,
o sea, si lográramos tener universidades que equilibren bien su orientación al mercado, al estado y a las
comunidades académicas. Desgraciadamente en nuestro país muchas veces las universidades o están
capturadas por sus comunidades académicas y presas de una ilusión humboltiana consistente en creer
que la única función de la universidades es cultivar las preocupaciones disciplinarias de sus integrantes
(como ocurre con muchas universidades públicas) o están, en cambio, simplemente volcadas al mercado
y preocupadas del volumen de estudiantes que se interesa por ellas (como ocurre con muchas universidades
privadas). Crear un mejor entorno de incentivos para las universidades, que asigne mejor los recursos
públicos, que estimule los vínculos con las empresas, que mida el desempeño institucional, entregue
información acerca de los egresados de cada una de las instituciones y que, de paso, abandone la distinción
entre universidades del Consejo de Rectores y las creadas con posterioridad a 1980, para transitar, en
cambio, a un sistema que distinga entre aquellas universidades que poseen calidad y otras que carecen
de ellas, son medidas imprescindibles.

iv) En cuarto lugar, nuestro país presenta fallas a nivel de su cultura política, como lo han puesto de
manifiesto los casos de corrupción que hemos conocido.

Algunas investigaciones mostraron ya a principios de los años setenta -es decir, poco antes que el golpe
militar interrumpiera a la democracia- que la política en Chile estaba estructurada en torno a personas
o caciques locales, cuya labor era intermediar entre los intereses individuales o particulares de los votantes,
por una parte, y el poder central del estado, por la otra. Estos political brokers, sugirió Arturo Valenzuela
en uno de sus trabajos, hacían una especie de corretaje o de mediación hacia el poder central que -este
sí- distribuía recursos y prebendas. En suma, lo que hoy día llamamos operadores existieron desde antiguo
en Chile y eran verdaderos racimos de personas que se disputaban cargos locales para hacer gestión
ante el poder central a favor de intereses individuales.

Solemos olvidarlo, pero en Chile, hasta el gobierno de Jorge Alessandri (el paradigma del buen
comportamiento para la derecha), el Congreso Nacional confería facultades extraordinarias a los presidentes
entrantes, quienes así podían disponer de parte de esos cargos para quienes eran sus partidarios. La
práctica de las facultades extraordinarias, la práctica del botín, se mantuvo durante los gobiernos de Frei
y Allende por la vía de contratar plantas paralelas, una costumbre en el manejo del estado que se ha
mantenido luego durante los gobiernos de la Concertación.

Esa forma de conducta tiene algunas explicaciones que tal vez permitirían corregirla. La más obvia de
todas es que nuestro país tiene una estructura asociativa más bien débil y una tradición de estado muy

40
CARLOS PEÑA GONZÁLEZ
Recto, U. Diego Portales

fuerte que ha estimulado el surgimiento de una cultura de la mendicidad hacia el estado que es
aprovechada por quienes viven de la política.

v) En fin, hay todavía fallas de índole institucional que quizá sería mejor corregir. Por ejemplo, contamos
con un sistema electoral que, en los inicios de la recuperación democrática, pudo favorecer la estabilidad,
pero que, hoy día, no parece haber duda, amaga la competencia y confiere a la ciudadanía la función
puramente plebiscitaria de decidir entre dos grandes coaliciones políticas.

Pero, en este mismo orden de asuntos, quizá lo más grave sea, por decirlo así, la falta de imaginación
que esas mismas coaliciones están experimentando.

La Concertación de Partidos por la Democracia posee un proyecto político que no ha envejecido bien.
En los últimos tres gobiernos, esa coalición ha contribuido a cambiar de una manera inimaginable las
condiciones materiales de la existencia de millones de chilenos; pero eso mismo ha contribuido a una
transformación cultural que ha debilitado las élites y hecho mucho más exigente la conducción política.
En otras palabras, el éxito de la Concertación ha desatado procesos -la individuación, la desconfianza
de las audiencias en sus dirigentes- que hacen hoy mucho más difícil gestionar los asuntos comunes
como lo prueba el primer año del gobierno de Bachelet.

Pero la derecha, sobra decirlo, tampoco lo ha hecho bien. A este sector siempre le ha sido difícil
comprometerse en un proyecto de modernización y la única vez que logró hacerlo, durante la dictadura,
el costo fue demasiado alto. Pienso que la derecha no ha logrado elaborar del todo ese momento
histórico del que participó y por eso sigue atado a él de múltiples formas. Mientras las cosas sean así -
y como la experiencia comparada enseña ha ocurrido con todas las fuerzas políticas que apoyaron
dictaduras- la derecha no logrará ganarse la confianza de la ciudadanía. La derecha requiere ser capaz
de defender convicciones firmes sin negar el pluralismo ni la diversidad moderna; apreciar el pasado
de manera reflexiva y sin atarse simbólicamente a él; estimular la iniciativa y la competencia sin entregar
las formas de vida comunitaria a la esfera puramente privada; y sobretodo debe comprometerse con
los ideales del esfuerzo personal sin conceder demasiadas ventajas a la herencia.

Esas cinco fallas -una cultura de la adscripción en vez del desempeño que se expresa sobretodo en el
sistema escolar; un capital social excesivamente vinculante; un deficiente entorno para la educación
superior; una cultura política clientelística y dos coaliciones algo envejecidas- no nos condenan, pero,
por supuesto son desafíos que debemos encarar sin ninguna demora.

41
S E M I N A R I O

LAS FALLAS DE CHILE: ¿QUÉ FALTA PARA SER DESARROLLADOS?

Dado que mi profesión es la sociología -y no la ingeniería-, abordaré el tema de este seminario desde
la perspectiva característica de los sociólogos, es decir, recurriendo a las encuestas, quizá pidiendo la
opinión de otros para justificar las propias. Siguiendo esta tendencia, y como no tenía una respuesta frente
a la gran pregunta que hoy nos reúne -¿qué nos falta para ser desarrollados?-, hice una pequeña muestra
de amigos, en su mayor parte cientistas sociales -sociólogos, periodistas y psicólogos- y les trasladé la
pregunta. Por cierto, esta muestra posee un cierto sesgo ideológico, dado que los consultados son gente
cercana a mi forma de pensar. Es una muestra no paritaria, pero está cerca de serlo, con un promedio
de edad en los encuestados que bordea los 40 años.

La propuesta que diseñé para esa encuesta era simple y directa: “responda rápido y sin detenerse a
pensar demasiado su respuesta, ¿qué falla o qué le falta a Chile para alcanzar el desarrollo?” De un total
de 26 elegidos respondieron 18, todos los cuales señalaron que efectivamente algo fallaba o nos faltaba
para ser desarrollados. Esto me sorprendió. Lo que me llamó la atención fue el hecho de que el objetivo
de crecer no se ha abandonado, sigue formando parte de nuestro mapa mental. Ninguno lo descartó,
paro al mismo tiempo todos se mostraron más flagelantes que autocomplacientes en sus perspectivas
al respecto.

Más allá de ese elemento común, ahora discriminando las respuestas en función del tipo de factor no
económico destacado por los respondentes -y esta vez dando curso al afán clasificatorio de los sociólogos-
, las causas que atribuyen o en las cuales anclan lo que impide al país crecer más pueden agruparse bajo
distintos rótulos. Por ejemplo, algunos mencionan a la variable geográfica, o la educación y, en ella, también
la investigación. Otros señalan temas como la desigualdad y la mala distribución del ingreso, las pocas
oportunidades y una mala gestión de nuestras diferencias, las trabas al emprendimiento y la existencia
de desincentivos al crecimiento. Muchos apuntaron al espíritu o gestión empresarial, a la que atribuyeron
ciertos rasgos conservadores y poco profesionales, que finalmente le restan competitividad a Chile. De
la misma manera, hay quienes se han quejado de la administración pública, de ineficiencias que tienen
efectos sobre el crecimiento; finalmente, están quienes piensan que el país en general está de “mal ánimo”.
Quienes han mencionado el problema de la investigación en Chile han señalado -más allá de lo que todos
sabemos en cuanto a déficit en calidad- su orientación especulativa y poco práctica. “Se concentra en
universidades y los temas corresponden más bien a 'inspiración académica' que a temas necesarios para
promover la innovación y el crecimiento”, señala un ejecutivo. Además, existiría en el ámbito académico
un creciente interés en las humanidades, cuando lo que falta en el país es científicos. “¡Necesitamos
matemáticos, no humanistas!”, afirma una periodista.

Otro de los factores varias veces mencionado fue el relacionado con la desigualdad y la discriminación,
en el sentido de que la mala distribución de los ingresos y de las oportunidades, así como la mala gestión
de nuestras diferencias, entraba el emprendimiento y desincentiva el crecimiento. Curiosamente, se
presenta la desigualdad como una traba al crecimiento, cuando es fácil encontrar una tendencia de opinión
opuesta, según la cual preocuparnos de la igualdad afectaría el crecimiento. Una de las opiniones que me

42
Investigador CIEPLAN,
Profesor P. U. Católica de Chile y
Adolfo Ibañez,
Consultor y Director de Empresas,
Ph. D. en Sociología, Escuela de Altos
Estudios en Ciencias Sociales, París

EUGENIO TIRONI

causó mayor sorpresa es la noción, mencionada por algunos, de que para muchas personas “esforzarse
no vale la pena”. Esto debido a que, si no se pertenece de antemano a la gente que está en el tope, es
demasiado difícil que alguien pueda acceder a ese sitial. Las restricciones serían, para perspectivas como
ésta, de carácter estructural. Dentro del mismo tema, se ha señalado que la desigualdad genera relaciones
paternalistas dentro de las propias empresas, hecho que afecta su capacidad de innovación y, en último
término, también al crecimiento. Asimismo, temas como el elitismo o una suerte de espíritu aristocrático
en la selección de personal también se mencionan como trabas al desarrollo, además de factores como
el de los intereses corporativos, que de una u otra manera inciden en los niveles de productividad y la
expansión de oportunidades. Al respecto, un alto ejecutivo multinacional, que trabaja en Estados Unidos,
señala que “el linaje, la estructura elitista de nuestras empresas y de la sociedad civil, y los intereses
corporativos, son tres obstáculos al aumento de la productividad y la expansión de las oportunidades”.

Un elemento bastante llamativo entre las observaciones hechas por los encuestados ha sido una
percepción pesimista respecto del espíritu del país o, para ponerlo en otras palabras, de su estado de
ánimo. Con ello se alude a una traba cultural, de pasión, a algo que tiene que ver con los afectos de
Chile, que bloquearía el crecimiento. Al parecer, faltaría algo más de vinculación con lo que acontece
con el territorio y también con las personas que trabajan con nosotros. Para una historiadora, “falta que
amemos más a este país en su conjunto; que pensemos todos los días en hacer nuestro trabajo mejor;
y que nos preocupemos de que lo pasemos bien con quienes trabajan con nosotros. Nos falta jugar
más en nuestro trabajo, apasionarnos, reírnos; no sólo competir y vivir tensos por ganar”. Ahora bien,
dentro de este mismo ámbito, destaca una suerte de frustración. Al parecer, en los noventa “nos creímos
el cuento” y, al comenzar a fallar las cosas, se instaló en nosotros la desconfianza, el pesimismo, el temor,
una dilatada sensación de inseguridad. Tenemos miedo al riesgo, según se señala en nuestro muestreo,
y nos haría falta “terminar con un entorno tan atemorizador que lleva a la gente a buscar seguridad por
sobre todo, lo que inhibe el emprendimiento”.

En el mismo ámbito del espíritu general del país, de la falta de pasión, puede situarse la sensación de
pérdida de tiempo, como si éste se nos fuera en conversaciones irrelevantes, en impuntualidad, en
reuniones largas, en ineficiencias... Tal sensación se hace particularmente aguda en relación con la gestión
pública, cuyos déficit fueron otro tema bastante mencionado. Los encuestados mencionan mucha lentitud
en el sector (“cualquier buena idea toma varios años en hacerse realidad: normalmente cuando ya está
caduca y se requiere otra cosa”). Se percibe poco interés en apoyar nuevas inversiones, muchas trabas,
mucha demora. Y también bastante insensibilidad ante este hecho. Para un ejecutivo, “el Estado ha
establecido incentivos perversos. Y ha derrochado mucha plata financiando proyectos no rentables,
especialmente de las pymes”. A todo esto hay que sumar que el interés social, en el que el gobierno
ha puesto énfasis, de alguna manera ha ido postergando el objetivo del crecimiento. Y es de destacar
que tanto la derecha como el centro y la izquierda, ahora comparten el interés por el desarrollo social,
a tal punto que parece que todos en Chile nos hemos transformado en socialdemócratas. El problema
aquí es que la ausencia de crecimiento tiene finalmente un alto costo para las personas.

43
CICLO DE CONFERENCIAS EMPRESARIALES & CRECIMIENTO PAÍS 2007

Con respecto al espíritu y gestión empresarial, destaca la percepción de ciertos rasgos conservadores y
poco profesionales de nuestra clase empresarial, que le restarían competitividad. A ojos de nuestros
entrevistados, falta creatividad, hay dificultad para identificar oportunidades, poca propensión al riesgo,
se exigen retornos muy altos y a muy corto plazo, hay desconfianzas políticas y los proyectos se evalúan
con poco profesionalismo. En esa línea, un encuestado plantea una notoria incapacidad de los empresarios
para asociarse, tanto al interior del país para desarrollar proyectos que van más allá de una empresa o
una industria, como internacionalmente, de manera de “crear confianzas suficientes en sus pares extranjeros
[para] concretar alianzas de largo plazo”.

Hubo también una serie de menciones respecto de lo que he denominado proyecto y liderazgo. “Nos
falta una idea de futuro -señala un sociólogo-, no algo asfixiante ni que nos estrese más”, sino algo como
un horizonte, algo que nos entregue un sentido. De alguna manera nos falta ubicar las ventajas competitivas
del Chile de hoy, es decir, pensar en el turismo, entender la producción agrícola de otra manera, la
capacidad que tienen hoy en día las universidades en términos de investigación, las ventajas de la
descentralización, y una serie de aspectos en los que hemos puesto poco énfasis. En palabras de una
historiadora, “nos falta inteligencia para descubrir qué podemos hacer muy bien y vender caro”.
En esta misma línea de proyecto y liderazgo, destaca todo lo que guarda relación con un proyecto implícito,
demasiado estatista, que mira con mucha desconfianza el emprendimiento, que supone que las posibilidades
están siempre vinculadas a un programa de Estado y que solamente desde el Estado se trabaja por los
más pobres.

Junto a todas las anteriores, hay menciones también a nuestra geografía como limitante del desarrollo,
vale decir, a limitaciones sobre-determinadas por la posición de Chile en el mapa. “Es inviable competir
con países de un billón de habitantes -expresa un alto ejecutivo multinacional-, donde cientos de miles
de personas están emigrando a las ciudades, o que están ubicados en los polos estratégicos de desarrollo
(como Singapur)”.

Estas son, a grandes rasgos, las ideas recogidas por nuestra encuesta. Ahora bien, es de interés hacer notar
los porcentajes en que las mismas fueron señaladas por los encuestados.

Proyecto y liderazgo: 35%


Espíritu general: 22%
Desigualdad y discriminación: 16%
Espíritu y gestión empresarial: 8%
Gestión pública: 8%
Educación: 8%
Influencia de la geografía: 3%

44
EUGENIO TIRONI

Investigador, CIEPLAN

Hemos de insistir en que ésta es una muestra un poco sesgada desde el punto de vista de su orientación
ideológica o doctrinaria; por lo tanto, las conclusiones pueden ser de alguna manera más interesantes
aún, e incluso sorprendentes:

1. Se asume como un hecho que Chile puede y debe crecer más: esto no es evidente ni trivial. Alguien
podría discutir esta meta, o descartarla del campo de lo posible, o simplemente decir -como yo lo
pienso a veces- que lo que le falta a Chile es simplemente tiempo para que los esfuerzos que el Estado
y las familias estamos haciendo en educación rindan frutos, lo que supone el paso de por lo menos
una generación. Es lo que yo habría respondido ante la pregunta que formulé.
2. Más de la mitad señaló factores subjetivos, emocionales, irracionales, de esos que casi no es posible
controlar, que condicionan las conductas de los grupos humanos, no aquellos más típicamente esperables,
como educación, mercado de trabajo, contactos... Quizás aquí hay un sesgo de cientistas sociales, pero
igual es significativo.
3. La percepción principal que surge de las encuestas, con la mayor cantidad de menciones, es que los
principales obstáculos al desarrollo en Chile remiten a problemas de liderazgo, de proyecto, y de
estado de ánimo.
4. Esto, ¿de quien depende? Simple: de los líderes de opinión: intelectuales, políticos, periodistas, dirigentes
sociales y gremiales, líderes de Iglesias, profesores; sobre todo profesores…

En suma, lo que podemos ver es que en el grueso de los entrevistados se asume con mucha naturalidad
el hecho de que Chile efectivamente puede crecer más. Más allá de esto, se ha dado gran importancia
a factores subjetivos, emocionales o irracionales, que de alguna manera ha afectado el estado de ánimo
de las personas. Y en esto cabe señalar la responsabilidad que tienen los líderes de opinión, personas
que, por lo pronto, nos parecen un poco ausentes del cuestionamiento general.

45
S E M I N A R I O

LAS FALLAS DE CHILE: ¿QUÉ FALTA PARA SER DESARROLLADOS?

Auspiciadores:

CICLO DE CONFERENCIAS EMPRESARIALES & CRECIMIENTO PAÍS 2007

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