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b. ,Cambia Dios de parecer algunas veces?

Sin embargo, cuando hablamos de


que Dios es inmutable en sus propósitos, podemos preguntarnos en cuanto a los
lugares en la Biblia donde Dios dice que juzgará a su pueblo y después debido a la
oración o arrepentimiento del pueblo (o ambas cosas) Dios cedió y no les aplicó el
castigo que había dicho que les aplicaría. Ejemplos de tal retiro del juicio
amenazado incluye la victoriosa intervención de Moisés en oración para evitar la
destrucción del pueblo de Israel (Éx 32:9-14), la añadidura de otros quince años a
la vida de Ezequías (Is 38: 1-6), y el no aplicar a Nínive el castigo prometido cuando
el pueblo se arrepintió (Jan 3:4, 10). ¿No son estos casos en donde los propósitos
de Dios en efecto cambian? También hay otros pasajes en donde se dice que Dios
lamentó haber realizado alguna acción previa. Uno piensa que Dios lamentó haber
hecho al hombre sobre la tierra (Gn 6:6), o que lamentó haber hecho rey a Saú1 (1
S 15: 10).
¿Acaso no cambiaron los propósitos de Dios en estos casos?
Todos estos casos se deben entender como verdaderas expresiones de la actitud
o intención presente de Dios con respecto a la situación según existe en ese
momento.
Si la situación cambia, por supuesto, la actitud de Dios o expresión de intención
también cambiará. Esto es simplemente decir que Dios responde diferente a
situaciones diferentes. El ejemplo de la predicación deJonás a Nínive es útil aquí.
Dios ve la maldad de Nínive y envía aJonás a que proclame: «iDentro de cuarenta
días Nínive será destruida!» (Jan 3:4). La posibilidad de que Dios no mande el
castigo si el pueblo se arrepiente no se menciona explícitamente en la
proclamación de Jonás según se anota en la Biblia, pero por supuesto está implícita
en esa advertencia; el propósito de proclamar una advertencia es producir
arrepentimiento. Una vez que el pueblo se arrepintió, la situación fue diferente, y
Dios respondió en forma diferente a esa situación cambiada: ((Al ver Dios lo que
hicieron, es decir, que se habían convertido de su mal camino, cambió de parecer y
no llevó a cabo la destrucción que les había anunciado» (Jan 3:10).
Las situaciones de Ezequías y de la intercesión de Moisés son similares: Dios
había dicho que enviaría castigo, yeso fue una declaración verdadera, siempre y
cuando la situación siguiera siendo la misma. Pero luego la situación cambió;
alguien empezó a orar fervientemente (Moisés en un caso, y Ezequías en el otro).
Aquí la oración misma fue una parte de la nueva circunstancia y fue en efecto 10
que cambió la situación. Dios respondió a esa situación cambiada respondiendo a
la oración y no enviando el castigo.
En el caso de que Dios lamenta haber hecho al hombre, y haber hecho rey a Saú1,
esto también se puede entender como expresiones del desagrado de Dios en aquel
momento hacia el pecado del hombre. En ninguno de los dos casos e11enguaje es
fuerte lo suficiente como para exigimos pensar que si Dios pudiera empezar de
nuevo y actuar en forma diferente, no crearía al hombre o no haría rey a Saúl. Más
bien puede implicar que la acción previa de Dios condujo a acontecimientos que, a
corto plazo, lo hicieron entristecer, pero que con todo a largo plazo, en última
instancia lograrían sus buenos propósitos. Esto es algo análogo al padre humano
que permite que su hijo siga un curso que él sabe que le traerá mucha tristeza,
tanto al padre como al hijo, pero que 10 permite porque sabe que mayorbien a
largo plazo resultará de eso.

LA INMUTABILIDAD DE DIOS
La inmutabilidad de Dios es necesaria concomitante de su Aseidad. La inmutabilidad es
aquella perfección por medio de la cual, Dios se despoja de todo cambio no solamente
en su Ser, sino también en sus perfecciones, propósito y promesas. En virtud de este
atributo queda exaltado sobre todos los sucesos, y está libre de todo aumento o
disminución, de todo crecimiento o decadencia en su Ser y en sus perfecciones. Su
conocimiento y planes, sus principios morales y voliciones permanecen para siempre
los mismos. Hasta la razón nos enseña que ningún cambio es posible en Dios, puesto
que todo cambio conduciría a mejor o a peor. Pero en Dios, que es la absoluta
Perfección, son imposibles por igual las mejoras o las deterioraciones. Esta
inmutabilidad de Dios claramente se enseña en pasajes de la Escritura como los
siguientes: Ex 3:14; Sal 102: 26 28; Isa. 41:4; 48:12; Mal 3:6; Rom. 1:23; Heb. 1: 11 y
12; Santo 1: 17. Al mismo tiempo hay muchos pasajes de la Escritura que
aparentemente atribuyen cambios a Dios. ¿No fue Él quien habitaba en la eternidad,
procedió enseguida a la creación del mundo, fue Dios encarnado en 'Cristo, y hace su
morada en la Iglesia como Espíritu Santo? ¿ N o es El a quien &e le representa
revelándose y ocultándose, viniendo y regresando, arrepintiéndose y cambiando de
intención, tratando al hombre antes de su conversión de un modo, y después de su
conversión de otro modo? Compárese Ex 32: 10 14; Jonás 3: 10; Prov. 11: 20; 12: 22;
Salmo 18: 26 y 27. La objeción así implicada se basa hasta cierto punto en falta de
comprensión. La inmutabilidad divina no debe entenderse como si implicara
inmovilidad, como si en Dios no hubiera movimiento. Hasta se acostumbra en teología
hablar de Dios como actus purus, un Dios que siempre está en acción. La Biblia nos
enseña que Dios entra en multiformes relaciones con el hombre, y como si así fuera,
vive la vida humana con los hombres. Todo cambia alrededor de Dios, cambian las
relaciones del hombre para con El; pero no se efectúa cambio alguno en el Ser Divino,
ni en sus atributos, decretos, motivos de acción, ni en sus promesas. El propósito
creativo estuvo eternamente con Él, y no hubo cambio en El cuando ese propósito se
realizó por un sencillo y eterno acto de su voluntad. La encarnación no ocasionó
cambio en el Ser o en las perfecciones de Dios, ni en su propósito, porque fue su
eterno beneplácito enviar al Hijo de su amor al mundo. Y si la Escritura dice que Dios
se arrepiente, que cambia de intención, y que muda sus relaciones con los pecadores
cuando estos se arrepienten, debemos recordar que esta es únicamente una manera
antropopática26 de hablar. En realidad, el cambio no se efectúa en Dios sino en el
hombre, y en las relaciones de éste con Dios. Es importante mantener la inmutabilidad
de Dios en contra de la doctrina de los Pelagianos y de los Arminianos que enseñan
que Dios está sujeto a cambio, ni ciertamente en cuanto a su Ser, pero sí en cuanto a
su conocimiento y voluntad, en forma tal que sus decisiones en gran parte dependen
de las acciones del hombre; en contra también de la idea panteísta de que Dios es un
eterno devenir más bien que un Ser absoluto, y que ese inconsciente gradualmente va
desenvolviéndose en consciente personalidad en el hombre; y además, en contra de la
tendencia actual de algunos, de hablar de un finito, que se debate, y que gradualmente
llega a ser Dios.

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