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UNIVERSIDAD RICARDO PALMA

FACULTAD DE MEDICINA HUMANA

CURSO : RADIOLOGÍA

TEMA : ANÁLISIS DE LA SENSIBILIDAD DIAGNÓSTICA DEL TENDÓN


DEL MÚSCULO SUPRAESPINOSO

DOCENTE : DR MARTINEZ LOZANO

INTEGRANTES :

 Cárdenas Seclén, Roger


 Casani Quinto , Katherine
 De La Cruz Gutierrez , Jackeline
 Escalante Bejar , Rodrigo
 Gómez Esteban , Anthony
 Huaman Santos , Andre
 Lozano Correa , Genaro
 Ramos Rodríguez ,Sergio

2018 - I
INDICE

Resumen

Introducción

1. Marco Teórico 1

1.1. Definición 1

1.2. Historia natural 2

1.3. Anatomía 4

1.4. Embriología 9

1.5. Fisiopatología 12

1.6. Epidemiologia 13

1.7. Diagnostico 15

1.8. Terapéutica 35

2. Casuística 38

3. Conclusiones 40

4. Referencias bibliográficas 41
RESUMEN

Nuestro objetivo fue realizar una revisión bibliográfica relacionada al tendón


supraespinoso, desde su anatomía, su embriología, fisiopatología, epidemiología,
técnicas de diagnóstico, casuística y terapéutica. En la actualidad, el diagnóstico de
los desgarros del tendón del supraespinoso mediante la valoración inicial física y
radiográfica tiene poca especificidad y poca sensibilidad.El ultrasonido es una
modalidad no invasiva, accesible y económica que puede diagnosticar con precisión
los procesos patológicos del manguito rotador y los tendones del supraespinoso.

PALABRAS CLAVE: Supraespinoso, manguito rotador, fisiopatología, diagnostico,


ultrasonido.

Our objective was to perform abibliographic research related to the supraspinatus


sinew. We explained its anatomy, embryology, physiopathology, epidemiology,
diagnostic techniques, casuistry and therapeutics. Currently, the diagnosis of
supraspinatus sinew tears through initial physical and radiographic assessment has
low specificity and poor sensitivity. Ultrasound is a non-invasive, accessible and
inexpensive modality that can accurately diagnose the pathological processes of the
rotator cuff and the supraspinatus tendons.

KEY WORDS: Supraspinatus, rotator cuff, pathophysiology, diagnosis, ultrasound.


INTRODUCCION

El “manguito de los rotadores” está conformado por cuatro músculos (el


supraespinoso, el infraespinoso, el subescapular y el redondo menor) que por un
tendón único se insertan a la extremidad proximal del húmero, y el tendón del
supraespinoso es el más importante desde el enfoque funcional. Por lo cual es una
estructura de la anatomía del hombro que al dañarse da lugar a un gran número de
incapacidades laborales que repercute en la economía social, incluso puede llegar a
incapacidad permanente, por ello que es importante su estudio.
La frecuencia de casos relacionados a enfermedades reumatológicas es alta, en
Colombia los médicos generales reportan un 55% (Mantilla et al, 2014).
Precisamente dentro de este grupo de pacientes, la patología del hombro tiene una
frecuencia de 3 a 8% en las condiciones de Sáez et al. (2002). Por lo que el dolor
del hombro está muy correlacionado con el síndrome del “manguito rotador” y el
supraespinoso.
En el diagnóstico de los desgarros del tendón del supraespinoso la valoración inicial
físico y radiográfico tiene poca especificidad y poca sensibilidad, por tanto, los
médicos se valen de imágenes como la Resonancia Magnética (RM). Sin embargo,
la RM es demasiado costoso que la mayoría de los pacientes no tienen la suficiente
capacidad económica para asumirlo, tampoco hay programas sociales del estado
que asuman estos costos; por otro lado, lograr la RM implica tener en el
establecimiento toda la infraestructura, el aparato y el experto para la toma de
imágenes, que muy pocos centros asistenciales lo tienen. Todos estos factores de
altos costos y poca disponibilidad en los hospitales hacen que las RM sea poco
practicadas en nuestras condiciones de salud peruana. La ecografía, que es más
accesible, no involucra demasiado costo y podría maximizarse sus bondades
tecnológicas, debido a que existen antecedentes de exactitud de diagnóstico hasta
más del 90% como refiere Moosikasuwan et al. (2005).
Según Mantilla et al (2014) quienes hicieron una revisión relacionadas a buscar
alternativas de diagnóstico de las rupturas del manguito rotador refieren que la
artroresonancia tiene alta sensibilidad y mayor especificidad para el diagnóstico de
desgarro parcial y completo de manguito rotador, y que la ecografía y la resonancia
magnética son comparables en sensibilidad y especificidad.
Los casos de persistencia del dolor del hombro que podrían llevar a incapacidad
severa y/o permanente que podrían ser por un incorrecto diagnóstico, si la
acromioplastía es inadecuada y excesiva se crean problemas de inestabilidad;
también pueden generar complicaciones post cirugía (infecciones, roturas de
cirugía, mala reconstrucción, lesiones nerviosas, etc.) y también mala rehabilitación
o iniciarla muy tarde que podrían crear adherencias dolorosas que limitarían la
movilidad. Por lo cual cobra importancia el estudio del tendón supraespinoso.
El objetivo del presente es hacer una revisión del estado bibliográfico relacionado al
tendón supraespinoso, desde su anatomía, su embriología,fisiopatología,
epidemiología, técnicas de diagnóstico, casuística y terapéutica.
1. MARCO TEORICO

1.1. DEFINICIÓN:
La patología del manguito de los rotadores del hombro constituye un grupo de lesiones muy
importantes en patología laboral por su alta prevalencia e incidencia, tanto en el número de
casos atendidos como en la frecuencia de aparición de secuelas porque constituyen la
patología fundamental dentro de las afecciones de la articulación del hombro.
Para el estudio de ésta patología y sus consecuencias se analizan tanto la anatomía y
funcionalidad de las estructuras anatómicas como los mecanismos lesionales de las
diferentes estructuras así como las indicaciones de las pruebas diagnósticas
complementarias.
LA TENDINITIS DEL SUPRAESPINOSO
La tendinitis del supraespinoso es la causa más frecuente de hombro doloroso y suele ser
secundaria a cambios degenerativos a medida que avanza la edad. Durante la abducción
del brazo, el tendón del músculo supraespinoso y la bolsa subacromial quedan atrapados
entre el húmero y el techo coracoacromial. Con el paso de los años, en personas ancianas,
simplemente con la actividad normal desarrollada por los movimientos del hombro; o en
personas más jóvenes que, por su actividad laboral o por actividades deportivas, tienen que
elevar los brazos por encima de la cabeza frecuentemente, el tendón sufre
microtraumatismos de repetición sobre una zona crítica (zona de Codman), situada a 1 – 2
cm. de la inserción del tendón en el troquíter; área crítica, por poseer una menor
vascularización, factor éste que añadido a los frecuentes microtraumatismos facilita la
aparición de pequeños desgarros a este nivel. Con el fin de reparar la lesión se produce una
reacción inflamatoria, tendinitis, inflamación del tendón; en esta región inflamada se pueden
depositar pequeñas partículas de calcio. El paciente refiere dolor en el hombro que se
intensifica con la abducción del brazo.
En esta fase de la enfermedad no se aprecia alteración aún en una radiografía simple, es la
fase silente. Durante la siguiente fase, la hiperémica, el tendón se va edematizando por la
retención de líquidos que se genera a ese nivel por las partículas de calcio. En la siguiente
fase, la calcárea, las partículas de calcio se van agrupando y se hacen visible en radiología
simple. El edema progresivo del tendón va empujando la bolsa subacromial, fase de
abombamiento, y se va limitando el movimiento de abducción; siendo éste un mecanismo
defensivo para evitar la aparición de dolor. Continuando el proceso se puede producir una
rotura en la bolsa y una reacción inflamatoria a este nivel, bursitis subacromial. El paciente
refiere un dolor intenso antes de la rotura, seguido de un dolor continuo y profundo con una
abducción relativamente conservada. El exudado inflamatorio puede rellenar la bolsa,
adoptando ésta un aspecto de “pesa de gimnasia”; los movimientos de abducción y de

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aducción se ven restringidos por los extremos abultados, causando dolor en una abducción
y aducción mayores. Si no realizamos un diagnóstico y tratamiento adecuados, y no se
detiene el proceso, podría establecerse una bursitis crónica, y evolucionar a una capsulitis
retráctil; cuadro éste en el que se produce la retracción de la cápsula glenohumeral,
impidiendo la realización de los movimientos normales del hombro, y que suele precisar de
tratamiento rehabilitador, farmacológico e incluso infiltraciones locales de esteroides durante
largos periodos de tiempo.

1.2. HISTORIA NATURAL:


Neer describió tres estadios del síndrome de atrapamiento:
B.1 Bursitis / tendinitis:
Estadio I. Fenómeno inflamatorio:
Se caracteriza por edema y hemorragia subacromial y es típico de pacientes sintomáticos
menores de 25 años)
B.2 Tendinosis:
Estadio II. Tendinosis o degeneración del tendón (el colágeno formado es III en vez de I y
degenera) (fibrosis + tendinitis), común e personas de 25-40 años.
B.3 Roturas del manguito rotador:
Estadio III. En mayores de 40 años. o Parciales o Completas; pequeñas <2 cm, grandes 2-
5cm; masivas > 5 cm cuando se rompen 2 o más tendones. Artropatía del manguito
(degeneración): Sólo un 4% llegan a esta fase.
No existe tendón, la rotura del manguito va progresando hasta que al ascender el extremo
superior de húmero choca contra el acromion. Es el cuadro evolutivo final. Tenemos que
tener en cuenta la patología típica por grupos de edad porque en eso nos basaremos para
realizar una prueba de imagen u otra (RMN, ECO, etc.) <40años: 4% de la población tiene
lesión incompleta sin clínica 40-60años: 24% lesión incompleta sin clínica, y un 4%
completa sin clínica. >60años: 26% lesión incompleta sin clínica y 28% lesión completa.
NOTA: Esta patología No siempre da dolor, si no da clínica no hay que tratar. El hecho de
que el tendón este roto no significa que vaya a haber manifestación clínica.
B.4 Clínica
Dolor de predominio nocturno: la localización del dolor es típicamente anterolateral a nivel
de la inserción del deltoides, es de predominio nocturno postural y aumenta con las
actividades de elevación del brazo por encima de la horizontal (al peinarse, planchar duele)
Si hay dolor en la región posterior del hombro, o a nivel del trapecio y se irradia a codo,
sospechar radiculopatía.
Impotencia funcional

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Limitación abducción / rotación interna
Rigidez articular (asociada a roturas parciales). Hay disociación entre grado de lesión y la
clínica.
B.5 Diagnóstico
B.5.1 Anamnesis
B.5.1.1 Exploración física
a. Test de Yocum: Se le pide al paciente que coloque su mano sobre el hombro
contralateral y se le levanta el codo sin elevar el hombro afecto homolateral El test
se considera positivo si produce el dolor.
b. Test de Jobe: Específico para rotura del supraespinoso. El examinador se coloca
detrás o mirando al paciente que coloca sus brazos en 90 grados de abducción y 30
grados de aducción horizontal en el plano de la escápula, con los pulgares mirando
hacia abajo con el objeto de provocar una rotación medial de los hombros. El
explorador empuja los brazos del paciente hacia abajo mientras le pide al paciente
que trate de resistir la presión. También se puede realizar la exploración para un
solo miembro.
c. Test de Patte: Se exploran los músculos rotadores externos (infraespinoso y
redondo menor): el explorador sostiene el codo del paciente a 90 grados flexión y
con anteversión de otros 90 grados, mientras que le pide girar el brazo externamente
con el objeto de comprobar la fuerza de esa rotación.
d. Test de Gerber: es útil para explorar el músculo subescapular: se pide al paciente
que coloque el dorso de su mano en la zona lumbar media, con el codo a 90 grados
de flexión; el examinador se la separa de la cintura unos 5-10 cm, y se solicita al
paciente que mantenga dicha posición. Este test es positivo si la mano no puede
mantenerse separada de la región lumbar, indicando una rotura del tendón
subescapular.
B.6. Exploración por imagen
e. Radiografía simple
f. ECO: Diagnostica rotura, pero no nos da información de cómo tratarlo.
g. RM/artroRM. Diagnostica rotura.
Tratamiento: individualizado.
Tratamiento conservador
Reposo – educación postural
Calor o Rehabilitación y terapia física
AINEs o Infiltración / es corticoanestéticas
En: Bursitis + tendinitis, rotura parcial y rotura completa

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1.3. ANATOMÍA
El hombro está constituido por tres estructuras óseas: Clavícula, omóplato y húmero, que
son las estructuras que unen el brazo con el tórax. En primer lugar, haremos un resumen
anatómico breve de la clavícula, en ésta se pueden considerar dos caras (superior e
inferior), dos bordes (anterior y posterior) y dos extremidades (interna y externa), de éstas
hacemos mayor énfasis de la extremidad externa que es el componente directamente
relacionado con la articulación acromioclavicular, presenta una superficie articular de forma
elíptica que se articula con una faceta correspondiente del acromion. El segundo hueso que
constituye el hombro es el omóplato, es un hueso plano, ancho y delgado, situado en la
parte posterosuperior del tórax, su forma es triangular distinguiéndose en él dos caras y tres
bordes. La cara anterior es cóncava y se llama fosa subescapular porque la ocupa el
músculo del mismo nombre. La cara posterior tiene una saliente ósea llamada espina que la
dividen en una fosa supraespinosa y la inferior llamada fosa infra espinosa ocupadas por los
músculos que llevan el mismo nombre, respectivamente, el ángulo posterolateral de la
espina se prolonga en dirección latero-cráneo ventral en un gancho aplanado verticalmente
que recibe el nombre de acromion y que termina en punta roma con una cara elíptica para
articularse con la clavícula. En el ángulo superior y externo se desprende un nuevo gancho
que recibe el nombre de proceso coracoides, en tanto que lateralmente está cortado por
una superficie articular lisa, oval y vertical, de polo mayor caudal y deprimido en el centro
que recibe el nombre de cavidad glenoidea. El tercer hueso que conforman el hombre es el
húmero que es un hueso largo, par y simétrico, que forma el esqueleto del brazo y se
articula proximalmente con el omóplato o escápula y distalmente con el radio y cúbito,
presenta un cuerpo y dos extremidades, se estudian tres caras (antero medial, antero lateral
y posterior). Estudiaremos la extremidad superior que se involucra en el hombro, esta es
una masa estrangulada por un surco anular que con el nombre de cuello anatómico se sitúa
en un plano de orientación craneomedial caudal, a él se une la diáfisis con la epífisis
mediante una zona cilindroide llamada “cuello quirúrgico”. Medial al cuello anatómico de la
superficie esferoidal, orientada en el mismo sentido, recibe el nombre de cabeza, la cual es
lisa; esta porción es la que se articula con la escápula. En sentido latero-craneal al cuello
anatómico existen dos eminencias una ventral es el tubérculo menor (tuberosidad menor o
troquín) sirve de inserción al tendón del músculo subescapular, mientras que el otro
tubérculo es dorsal y de mayor tamaño (tuberosidad mayor o troquínter) y presenta tres
facetas para la inserción de los tendones musculares del supraespinoso, infraespinoso y
redondo menor (conocidos en conjunto como el manguito de los rotadores) en orden
craneocaudal, estas tuberosidades así también llamadas están separadas por otra
estructura anatómica muy importante el canal bicipital por donde pasa la porción larga de
bíceps braquial.

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ARTICULACIÓN ESCAPULOHUMERAL
Esta articulación se clasifica dentro del grupo de las enartrosis. Las superficies articulares
participantes son la cabeza humeral y la cavidad glenoidea, ambas porciones revestidos en
su superficie articular por un cartílago, el cual mide aproximadamente 1.23 mm, esto fue
demostrado en un estudio hecho en cadáveres. La cavidad glenoidea está circundada por
un rodete fibrocartilaginoso o labrum, de sección triangular y sirve de inserción a la cápsula
articular.
MEDIOS DE UNIÓN
Comprenden una cápsula articular y los ligamentos de refuerzo coracohumeral que proviene
del coracoides y glenohumerales (tres) que provienen del rodete glenoideo.
LIGAMENTO CORACOHUMERAL
Es ancho, grueso y resistente y se inserta en la apófisis coracoides y se dirige hasta la
tuberosidad mayor o troquíter. Por arriba está en contacto con la bursa subacromial y por
abajo con la cápsula articular.
LIGAMENTOS GLENOHUMERALES
Son tres ligamentos, no aislados de la cápsula. El ligamento glenohumeral superior de
Morris o también conocido como supraglenosuprahumeral de Farabeuf, que se inserta en la
parte superior del rodete glenoideo de donde se dirige hacia fuera para ir a insertarse en el
cuello anatómico entre el troquín y el troquíter, y una gran parte de este ligamento pasan de
un labio a otro del canal bicipital, formando el ligamento humeral transverso de Gordon
Brodie.
LA CÁPSULA ARTICULAR
Es delgada y laxa, tiene forma de manguito y se inserta por el lado interno de la cara
externa del rodete glenoideo y en la porción inmediata del cuello del omóplato, se confunde
con la inserción del tríceps y se inserta hasta la base de la apófisis coracoides (Fig. 1.)
SINOVIAL
Reviste toda la superficie interior de la cápsula y se refleja y cubre el hueso hasta terminar
en el reborde cartilaginoso, emite prolongaciones siendo los más constantes la
subescapular que sale por el formen oval y la bicipital que en forma de saco se prolonga y
cubre la porción larga del bíceps esquematizado en la

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Fig. 1. Vista anterior del hombro derecho, mostrando su componente óseo y ligamentario.

MÚSCULOS DEL HOMBRO


Los músculos propios del hombro están dispuestos en dos planos, uno superficial y otro
profundo. En el plano superficial está formado por un solo músculo: Deltoide. El profundo
está integrado por los músculos subescapular, supraespinoso, infraespinoso, redondo
mayor y redondo menor, de éstos el subescapular está situado ventral a la escápula en la
fosa del mismo nombre. El supraespinoso e infraespinoso son dorsales a la escápula, el
primero en la fosa supraespinosa que es superior a la espina de mismo hueso, el segundo
es inferior que ocupa la fosa del mismo nombre. Los músculos redondo mayor y menor
siguen el borde lateral de la escápula.
MÚSCULO SUBESCAPULAR
Es de forma triangular, grueso y aplanado en sentido dorso ventral. Inserciones. Se inserta
en la fosa subescapular, sus fibras convergen en sentido cráneo lateral en un tendón plano
que se inserta en la tuberosidad menor (troquín) del húmero. Relaciones. Anterior con el
serrato anterior, forma la pared posterior de la axila, porción corta del bíceps, músculo
coracobraquial. Posterior se relaciona con la articulación del hombro, separado
parcialmente por una bolsa serosa.
Inervación. Por los nervios subescapulares superior e inferior, ramas colaterales del plexo
braquial. Acción. Aductor del humero, pero principalmente la rotación interna del mismo
MÚSCULO SUPRAESPINOSO
Es de forma triangular con la base medial. Inserciones. Se origina en casi toda la extensión
de la fosa supraespinosa y convergiendo a un tendón que se fija en la tuberosidad mayor o
troquíter del húmero. Relaciones. Cubierto por dentro y fuera por el trapecio, ligamento
acromiocoracoideo, la articulación acromioclavicular y por el deltoides. En su cara profunda
cubre la cápsula de la articulación del hombro. Inervación. Por el nervio supraescapular,
ramo colateral del plexo braquial. Acción. Abductor y elevador del brazo
MÚSCULO INFRAESPINOSO

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Como el anterior es de forma triangular. Inserciones. Se inserta en la fosa infraespinosa de
la escápula y en la aponeurosis que lo cubre convergiendo en un solo tendón aplanado que
se dirige hacia atrás de la articulación glenohumeral, insertándose en la faceta media de la
tuberosidad mayor o troquíter del húmero. Relaciones. Posteriormente se relaciona con el
trapecio y el deltoides. Cara anterior con la fosa infraespinosa, algunas estructuras
vasculares y nerviosas, más ínfero externamente con los músculos redondos mayor y
menor. Inervación. Nervio supraescapular ramo colateral del plexo braquial. Acción. Hace
girar al humero hacia fuera. (Fig. 2.)

Fig. 2. Vista lateral de la articulación glenohumeral con desarticulación del húmero.

MÚSCULO REDONDO MENOR


Es un músculo de aspecto cilindroide y de ahí su nombre de redondo, está situado
cranealmente al redondo mayor. Inserciones. Se origina de la mitad superior del borde axilar
del omóplato, en el tabique fibroso que separa este músculo del infraespinoso y redondo
menor, así como en la aponeurosis del infraespinoso, después se dirige hacia arriba y
afuera para terminar en un tendón que se inserta en la faceta inferior de la tuberosidad
mayor de húmero. Por delante se relaciona con la porción larga del tendón tríceps, su borde
inferior con el redondo mayor, del que se separa conforme se aleja formando un espacio
triangular por donde pasa el nervio circunflejo y la arteria circunfleja posterior. Por dentro se
relaciona con el infraespinoso del cual está separado por una fuerte aponeurosis.
Inervación. Por un ramo del nervio circunflejo que procede del plexo braquial. Su
contracción hace girar al húmero hacia fuera.

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MÚSCULO REDONDO MAYOR
Es un músculo de similar forma al anterior. Inserciones. Se inserta en la mitad inferior del
borde axilar de la escápula, y en el ángulo inferior del mismo hueso, posteriormente sus
fibras se dirigen en forma oblicua hacia arriba y afuera para terminar en un tendón que se
fija en el labio interno del canal bicipital. En su cara posterior se relaciona con el músculo
dorsal ancho, la piel y con la porción larga del tríceps, por su cara anterior se relaciona con
el dorsal ancho, subescapular, coracobraquial y el paquete neurovascular de la axila.
Inervación. Está inervado por el nervio redondo mayor, ramo del plexo braquial. Cuando el
omóplato permanece fijo es aductor del brazo, pero cuando el húmero es el que está fijo
eleva el hombro.
MÚSCULO DELTOIDES
Es un músculo potente que debe su nombre a la forma triangular que lo caracteriza, su base
es de inserción cráneo medial, está encorvado a manera de concha con su concavidad
medial, formando un colchón muscular que protege a la articulación humeral. Su inserción
superior en la mitad externa del borde anterior de la clavícula, borde externo del acromion, y
en el labio inferior del borde posterior de la espina del omóplato, después sus haces
musculares se dirigen hacia fuera y abajo para terminar en un tendón triangular que se
inserta en el labio superior de la impresión deltoidea del húmero.
La cara superficial está en contacto con la fascia y la piel, en tanto que la profunda cubre la
articulación del hombro y está separada de la tuberosidad mayor por la bursasubdeltoidea.
Su inervación es por el nervio circunflejo ramo del plexo braquial y cumple la acción de
abductor y elevador del brazo.
MÚSCULOS CORACOBRAQUIAL Y BÍCEPS BRAQUIAL
El músculo coracobraquial es largo, situado en la parte media y craneal del brazo, cuya
inserción craneal es mediante un tendón común al de la cabeza corta del bíceps fijándose
en el vértice del proceso coracoideo e inferiormente se inserta en la zona rugosa de la cara
anteromedial en su mitad cefálica de la diáfisis humeral. La acción de este músculo es
aductor y propulsora del brazo. El otro músculo que tiene importancia en el hombro es el
bíceps braquial por sus relaciones con este último, es un músculo bifurcado en su porción
superior por lo que recibe su nombre. Sus inserciones son: caudalmente nace de un solo
tendón insertado en la tuberosidad del radio ascendiendo para dar origen una masa
muscular, la cual se divide con un vientre muscular medial llamada porción corta y que se
continúa para terminar en un tendón que se inserta en el proceso coracoideo. El otro vientre
del bíceps es lateral y termina en un tendón de morfología cilíndrica y larga (porción larga)
que pasa por la corredera bicipital, la cual está delimitada anteriormente por el ligamento
transverso para finalmente terminar insertándose en el tubérculo supraglenoideo de la
escápula.

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1.4. EMBRIOLOGÍA
Una vez que el espermatozoide entra en el ovocito, la cabeza se separa de la cola y se
ensancha para crear el pronúcleo masculino. La fecundación termina cuando los pronúcleos
se unen y se intercambian los cromosomas maternos y paternos durante la metafase de la
primera división mitótica del cigoto.
A su paso por la trompa uterina en dirección al útero, el cigoto experimenta una
segmentación hacia un número de células más pequeñas, llamadas “blastómeros”, una bola
de más de 12 o más blastómeros-la mórula- entra en el útero. En la mórula surge una
cavidad, que la transforma en blastocito, compuesto por el embrioblasto, una cavidad
blastocística y el trofoblasto. El trofoblasto encierra el embrioblasto y la cavidad
blastocística, y acaba formando estructuras extraembrionarias y la porción embrionaria de la
placenta.
De 4 a 5 días después de la fecundación se desprende la zona pelúcida y el trofoblasto
vecino al embrioblasto se adhiere al epitelio endometrial. El trofoblasto del polo embrionario
se diferencia en dos capas, un sincitiotrofoblasto externo e interno. El sincitiotrofoblasto
invade el epitelio endometrial y el tejido conjuntivo adyacente. Al mismo tiempo, se forma
una capa cúbica de hipoblasto en la profundidad del embrioblasto. Al término de la primera
semana, el blastocisto se implanta superficialmente en el endometrio.
En la segunda semana se da la proliferación rápida y diferenciación del trofoblasto a medida
que el blastocito termina de implantarse en el endometrio. Los cambios endometriales
resultantes de la adaptación de estos tejidos para la implantación se conocen como
“reacción decidual”. Al mismo tiempo, se forma la vesícula umbilical primaria (saco vitelino)
y se desarrolla el mesodermo extraembrionario. El celoma se convierte después en la
cavidad coriónica. La vesícula umbilical primaria se vuelve más pequeña y desaparece poco
a poco a medida que se desarrolla la vesícula umbilical secundaria. La cavidad amniótica
surge como un espacio ente el citotrofoblasto y el embrioblasto. El embrioblasto se
diferencia hacia un disco embrionario bilaminar compuesto por epiblasto, relacionado con la
cavidad amniótica y el hipoblasto, adyacente a la cavidad blastocística. La placa precordal
aparece como un engrosamiento localizado del hipoblasto, que indica la futura región
craneal del embrión y el futuro lugar de la boca; la placa precordal también es una
importante guía para la organización de la cabeza.

En la tercera semana el disco embrionario bilaminar se transforma en un disco embrionario


trilaminar durante la gastrulación; estos cambios comienzan con la aparición de la estría
primitiva, que surge como un engrosamiento del epiblasto en el extremo caudal del disco
embrionario. La estría primitiva se debe a la migración de las células apiblásticas hacia el

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plano medio del disco; la invaginación de las células epiblásticas de la estría primitiva da
lugar a las células mesenquimatosas que migran en sentido ventral, lateral y craneal entre
el epiblasto y el hipoblasto.
En cuanto la estría primitiva comienza a producir las células mesenquimatosas, el epiblasto
se conoce como “ectodermo embrionario”. Algunas células del epiblasto desplazan el
hipoblasto y forman el “endodermo embrionario”. Las células mesenquimales producidas
por la estría primitiva se organizan pronto en una tercera capa germinativa, el “mesodermo
embrionario”, que ocupa la zona ente el antiguo hipoblasto y las células epiblasticas. Las
células del mesodermo emigran hacia los bordes del disco, donde se unen al mesodermo
extraembrionario que cubre el amnios y la vesícula umbilical. (Moore &Persaud, 2004)

Las tres capas germinativas se diferencian hacia diversos tejidos y órganos, al final del
período embrionario quedan establecidos los esbozos de los principales sistemas
orgánicos.
La hoja germinativa ectodérmica da lugar a la placa neural, con el proceso inicial de
neurulación cuyo resultado es la formación embriológica del tubo neural, junto con la
medula espinal y las vesículas encefálicas representando al sistema nervioso central.
También derivan de dicha capa germinativa el sistema nervioso periférico, epitelio sensorial
del oído, nariz y el ojo; la epidermis (incluido las uñas y el pelo), glándulas subcutáneas,
mamarias, hipofisaria y el esmalte dental.

La hoja germinativa endodérmica da origen principalmente al tracto gastrointestinal; pero


también da origen al revestimiento epitelial del aparato respiratorio; al parénquima de la
glándula tiroides, paratiroides, el hígado y el páncreas; estroma reticular de las amígdalas y
el timo; el revestimiento epitelial de la vejiga y la uretra, y al revestimiento epitelial de la
cavidad timpánica y de la trompa de Eustaquio o auditiva.

La hoja germinativa mesodérmica da origen al tejido conjuntivo, el cartílago, el hueso, el


corazón, la sangre y vasos sanguíneos, los músculos estriados y lisos, los riñones, las
gónadas, la corteza de la glándula suprarrenal y el bazo.
Hacia el 17 día, se forma un cordón engrosado: el mesodermo paraxial.
Hacia el día 20 el mesodermo paraxial comienza a dividirse en pares de bloques (de
somitas). Se van formando unos tres pares por día desde la región cefálica en dirección
cráneo-caudal. Hacia el comienzo de la 4ª semana las células de las paredes ventrales y
mediales de los somitas proliferan y emigran hacia la notocorda, constituyendo el
esclerotomo que da lugar a la mesénquima. Éste origina fibroblastos, condroblastos y
osteoblastos incluyendo la columna vertebral. La pared dorsal de los somitas forma el

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dermatomo, que se extiende bajo el ectodermo para formar la dermis. De la superficie
interna del dermatomo se origina el miotomo, que forma la musculatura de cada segmento.

Las células de tendón y cartílago proceden de compartimentos mesodérmicos comunes que


son distintos de los que dan lugar a las células miogénicas en la extremidad. Las células
progenitoras del tendón de las extremidades procede de la placa lateral del mesodermo,
mientras que las células miogénicas derivan del dermomiotomosomítico, lo que implica un
paso de migración de las células progenitoras del músculo desde las somitas hacia la
extremidad (Chevallier et al., 1977; Kieny and Chevallier, 1979).
Como los músculos, las células de los tendones axiales surgen de los somitas de igual
forma que las del cartílago y el hueso que forma la mayor parte del esqueleto axial (Brent et
al., 2003). Como demuestra la expresión de marcadores moleculares tempranos específicos
en el esbozo de la extremidad, las células progenitoras de tendón están regionalizadas en
las áreas dorsales y ventrales, situándose las de cartílago en el centro del esbozo
(Schweitzer et al., 2001). Por otro lado, a pesar de sus diferentes orígenes embriológicos, el
músculo y el tendón desarrollan su morfogénesis en estrecha asociación tanto espacial
como temporal dentro del esbozo (Edom-Vovard and Duprez, 2004).

Inicialmente los precursores de tendón aparecen entremezclados con las células


miogénicas, pero según transcurre el desarrollo de la extremidad, se separan y se agregan
para formar el primordio de tendón (Edom-Vovard and Duprez, 2004; Schweitzer et al.,
2001). Se ha sugerido que el primordio de tendón en la extremidad contribuye a la
regionalización del músculo, restringiendo a las células del músculo a su posición correcta
(Kardon, 1998; Rodriguez-Guzman et al., 2007).

Por otro lado, es importante mencionar que la necesidad de la presencia de músculo para la
formación de tendón en la extremidad difiere mucho a lo largo del eje próximo-distal en
contraste con los tendones proximales e intermedios (estilopodio y zeugopodio) que si
necesitan de la presencia de músculo. Los tendones distales (autopodio) se separan de
forma autónoma y forman los tendones individuales de los dedos en ausencia de músculo,
aunque se requieren posteriores interacciones moleculares con el músculo para su
mantenimiento (RodriguezGuzman et al., 2007). La formación de los tendones del autopodio
ha sido descrita asociada al cartílago (D'Souza and Patel, 1999; Hurle et al., 1990; Kardon,
1998; Schweitzer et al., 2001). Por ello durante el desarrollo embrionario, la estrecha
interacción entre las células precursoras de tendón, cartílago y músculo es crítica, con el fin
de crear un sistema musculoesquelético funcional en el cuerpo.

11
1.5. FISIOPATOLOGIA
El hombro es una estructura compleja considerada como un anillo osteo-músculo-
ligamentario que, debido a la disposición anatómica que tiene y al movimiento tridimensional
que realiza, está expuesta a sufrir daños derivados directamente de su mala
biomecánica (tendinitis del hombro) y daños degenerativos que alteran la articulación y sus
componentes (tendinosis del supraespinoso), siendo influenciada o influyendo a otras
regiones como, por ejemplo, la columna cervical.

El complejo del hombro se compone de cinco articulaciones (articulación glenohumeral,


acromio-clavicular, esternocostoclavicular, escápulo humeral y subdeltoidea) las cuales,
participan en una fase concreta de la movilidad global del hombro en función del movimiento
que éste realice.

En el caso concreto de la tendinosis del supraespinoso, debemos comprobar el estado del


raquis cervical (comprobar la inervación y vascularización de la estructura), la posición y
movilidad analítica de todas las articulaciones que componen el complejo del hombro, el
equilibrio de la musculatura, la movilidad de la parrilla costal y del diafragma, la ausencia de
patología visceral y la postura global que presenta el paciente.

Tendinitis del supraespinoso


Dentro de las patologías tendinosas de hombro, la tendinopatía del supraespinoso es la
más frecuente con diferencia. Como sabemos, éste tendón es particularmente susceptible a
desarrollar lesiones por su disposición anatómica, ya que se encuentra emparedado en un
espacio conformado en su parte inferior por la cabeza humeral y en su parte superior por
una bóveda formada por el suelo del acromion y el ligamento coracoacromial que
conforman en su conjunto un espacio llamado "espacio subacromial". Este tendón discurre
por dicho espacio insertándose en polo superior de troquíter humeral.
Una alteración de la biomecánica articular normal del hombro por diversos factores como
alteraciones posturales, factores traumáticos o de sobreuso, calcificaciones o alteraciones
del correcto equilibrio muscular del hombro puede provocar que se altere el espacio
subacromial generando un cizallamiento y fricción con la consecuente alteración del
tendinosa.
Factores que influyen en la aparición de los problemas tendinosos de hombro
La etiología de esta lesión es muy variada y multifactorial. No hay una causa concreta que
vaya a determinar la aparición de la misma, sino que serán una consecución y agrupación
de factores los que acaben desencadenando la lesión.
 Factores biomecánicos y posturales

12
Como hemos comentado la causa principal de esta dolencia, es la reducción
significativa del espacio subacromial y, por lo tanto, se genera el
denominado impingement articular donde el supraespinoso se ve comprometido,
generando los signos y síntomas antes descritos. Pero, ¿por qué se produce ese
estrechamiento del espacio subacromial? Aquí es donde el fisioterapeuta debe explorar
la postura y la biomecánica de la escápula, así como las alteraciones en el
ritmo escápulo-humeral para intentar restablecer la correcta función del complejo
articular del hombro.

 Edad, artrosis y degeneración articular previa

Como en la gran mayoría de alteraciones músculo-esqueléticas que tratamos, el


envejecimiento, la deshidratación, la pérdida de flexibilidad de los tejidos tendinosos y
articulares, así como los micro traumatismos acumulados en el tiempo, hacen que
aumente la predisposición a padecer problemas tendinosos, sin ser en mi opinión el
factor determinante, ya que como veremos, hay otras muchas causas sobre las que sí
podemos actuar como veremos posteriormente.

 Factores genéticos o hereditarios


En ocasiones la forma de la tuberosidad acromial puede ser excesivamente
prominente y favorecer el roce con el tendón del músculo supraespinoso.
Síntomas más característicos de la tendinitis o tendinopatía del supraespinoso
El dolor de la tendinopatía del supraespinoso suele aparecer en la articulación del hombro
como un dolor sordo y difuso en la cara anterior y lateral del hombro que se hace mucho
más agudo cuando elevamos el hombro.
En muchas ocasiones suele haber dolor irradiado por la cara lateral del brazohastael codo.
También es muy frecuente que haya dolor y molestias en la musculatura del cuello y
la columna cervical del lado del hombro afectado. El debut del dolor en la tendinopatía del
supraespinoso puede estar relacionado con un trabajo continuado con el brazo levantado y
componentes de rotación, como el que se podría dar al atornillar un tornillo que está por
encima de la cabeza.
1.6. Epidemiología
La prevalencia de la lesión del manguito de los rotadores está estrechamente relacionada
con rotura parcial o completa de uno o varios de sus componentes y al parecer aumenta
con la edad. Se debe diferenciar si son pacientes sintomáticos, asintomáticos y si estos
datos están tomados de estudios con cadáveres o con pacientes enfermos. En estudios
cadavéricos se encontraron prevalencias que van del 5% hasta casi el 40%. Asimismo, las
lesiones completas fueron un hallazgo inferior al 5% en 500 cadáveres.

13
Otro estudio en una muestra de 435 cadáveres se encontró rotura total en el 17%. También,
cuando se realizó el análisis por subgrupos de edades, la prevalencia de las lesiones
completas del manguito de los rotadores en menores de 60 años alcanzaba el 6% en
comparación con el 30% de lesiones en pacientes mayores de 60 años, lo que de cierta
manera muestra que esta patología se asocia de forma importante con la edad del paciente.
Según Yamanaka y Fukada, que trabajaron con una muestra de 249 cadáveres, en el cual
se encontró una rotura total del músculo supraespinoso en el 7% y un compromiso parcial
en el 13% de cadáveres.
Según el grupo etario, las lesiones en el manguito rotador son más frecuentes en los
mayores de 60 años y presentan más complicaciones.
La evaluación de individuos asintomáticos también es importante porque se puede
determinar los factores de riesgo de la rotura del manguito de los rotadores mediante
exámenes auxiliares como ecografía y resonancia magnética. En un estudio de imágenes
con resonancia magnética de hombro de 96 pacientes asintomáticos para determinar la
prevalencia global de desgarros del manguito de los rotadores y encontraron que 33 (34%)
de estos presentaban hallazgos compatibles con lesión del manguito de los rotadores, de
los cuales el 14% (14 pacientes) correspondían a lesiones de espesor total y el 20% (19
pacientes) eran de espesor parcial. Las lesiones de espesor total se hallaron en el 28% de
los mayores de 60 años (13 pacientes); no obstante, en individuos entre 40 y 60 años
correspondían al 4% de las lesiones de espesor total y las lesiones parciales en este grupo
etario fueron el 24%. En los pacientes menores de 40 años no se encontraron casos de
roturas completas y la prevalencia de lesiones de espesor parcial fue el 4%.
En un estudio con ultrasonido en pacientes asintomáticos, hallaron que desgarros de
espesor total se encontraron en el 23% de los casos y el 51% de estos desgarros se
encontraron en pacientes mayores de 80 años. Con los hallazgos anteriores puede
concluirse que los desgarros asintomáticos son comunes e incrementan la incidencia en la
edad, pues se presentan aproximadamente en el 50% de los pacientes por encima de los
65 años con desgarro de manguito contralateral sintomático. Asimismo, se ha encontrado
que el 50% de estos pacientes asintomáticos desarrolla síntomas y progresa al desgarro en
los siguientes 2-3 años. Además, los síntomas aumentan de manera directamente
proporcional a la progresión del desgarro.
En un análisis por grupos de edad se encontró que los casos de desgarros del manguito de
los rotadores en individuos menores de 20 años era el 0%, en individuos de 30 años era el
2,5%, en individuos de 40 años era el 6,7%, en individuos de 50 años era el 12,8%, en
individuos de 60 años era el 25,6%, en individuos de 70 años era el 45,8% y en individuos
mayores de 80 años era el 50%.

14
Un estudio descriptivo transversal con una muestra de 64 pacientes con diagnóstico de
síndrome doloroso que fueron examinados con radiografías y ecografías, se encontró que
predominaba el grupo etario entre 47 y 55 años (43.7%), seguido en frecuencia por los de
38 a 16 y 56 a 64 años con 15.7% cada uno. También predominó el género masculino con
54.6% y el hombro derecho fue el más afectado en un 71.9%. La exploración ecográfica
reportó patologías en el 93.7% de los pacientes, predominando la tendinosis aguda del
supraespinoso en un 73.3% y la tendinosis crónica en un 16.7%.

1.7.Diagnostico
Pautas técnicas y Protocolo
Se utiliza un transductor en serie lineal de 5-10 Mhz de ancho de banda. El uso del Doppler
es recomendable pero no esencial. Los nuevos equipos pueden tener inclusive
transductores de alta frecuencia que proporcionen mayores detalles, pero pueden presentar
dificultades de penetración en pacientes de mayor tamaño. La disponibilidad del escaneo
tridimensional registrada en algunos equipos más modernos puede reforzar la capacidad de
la imagen multiplanar y ayudar a disminuir el nivel requerido de dependencia del operador.
El paciente se evalúa habitualmente sentado, con el examinador colocado detrás o frente a
él. El hombro se ubica en una serie de posiciones para permitir una valoración adecuada de
cada tendón del manguito rotador, la porción larga del tendón del bíceps y la bursa SASD.
Cada tendón se evalúa sistemáticamente en sus ejes largos y cortos (Figura 3, 6). En los
tendones infraespinosos, redondo menor y subescapular, el eje largo axial del cuerpo,
considerando que el eje corto del tendón está en el plano sagital. Para el supraespinoso,
debido a la posición del brazo del paciente para un óptimo escaneo, el eje del tendón se
ubica en el plano oblicuo sagital mientras que el eje corto se ubica en el plano oblicuo axial
del cuerpo (Fig. 6). El eje largo del tendón del bíceps está localizado en el plano sagital,
mientras que el corto está en el plano axial del cuerpo. Cada tendón se evalúa con
PowerDoppler (si está disponible), a fin de evidenciar un flujo creciente como signo de
inflamación o tejido de granulación (secundario a una curación).
Finalmente, se efectúa una valoración dinámica de impacto externo subacromial (Fig. 7). El
transductor se ubica en el plano coronal con el margen medial dispuesto sobre el borde
lateral del acromion.
El paciente abduce su brazo mientras esta en rotación interna. El transductor se ubica
entonces en el plano sagital, con el margen posterior sobre el borde anterior del acromion.
El paciente flexiona su brazo hacia el hombro mientras se encuentra en rotación interna y el
tendón se evalúa como anteriormente mencionamos.
La evaluación del hombro asintomático puede ser útil para la comparación como una
herramienta de aprendizaje. Sin embargo, debe recordarse que al menos 6% de los

15
pacientes padecerán desgarros bilaterales del manguito rotador y que aún mas presentaran
tendinopatía asintomática, particularmente si son mayores de 50 años.

Figura 3. Hombro derecho, vista posterior. El brazo cruzado sobre el pecho, la mano sobre el hombro
opuesto. Evalúese la articulación glenohumeral para el derrame, el infraespinoso, el redondo menor.
La huella del transductor indica la locación para la valoración del infraespinoso en su eje largo.

Figura 4. Hombro derecho, vista anterior. Brazo al costado, antebrazo descansando en el regazo. La
impresión del transductor indica la ubicación para evaluar la cabeza larga del tendón del bíceps en su
eje corto. Clavícula (clav), apófisis coracoides (c), tuberosidad menor (lt), tendón subescapular (sub)
Tuberosidad mayor (gt), acromion (acr), tendón supraespinoso (sup).

16
Figura 5. Hombro derecho, vista anterior. Brazo al costado, rotado externamente. La impresión del
transductor indica la ubicación para evaluar el subescapular en su eje largo

Figura 6. Hombro derecho, vista anterior. Brazo rotado internamente, antebrazo detrás de la
espalda, la mano próxima a la punta de la escapula opuesta. La impresión del transductor indica la
ubicación para evaluar el supraespinoso (sup) en su eje corto.

17
Figura 7. Hombro derecho, vista anterior. Brazo rotado internamente al costado, luego abducido para
evaluar impacto externo acromial sobre el supraespinoso. La posición de la impresión del transductor
está en marcha.

Análisis de los rasgos ecográficos

Manguito rotador
La patología del manguito rotador incluye tendinopatia- causada por empleo excesivo,
depósitos cálcicos o impacto externo, tendinitis (inflamación) y desgarros del tendón cuyo
rango varias desde desgarros focales de espesor parcial hasta masivos que incluyen tres o
cuatro tendones. Los tendones pueden también verse afectados por infiltración de amiloide
en pacientes crónicos de diálisis y por atrapamiento del nervio.
Desgarros y tendinopatia. La mayor parte de la patología del manguito rotador se localiza en
la “zona critica” del tendón supraespinosos, que se sitúa aproximadamente 1 cm proximal a
su inserción en la tuberosidad mayor. Esta parte del tendón es relativamente hipovascular y
está también sujeta a impacto externo entre la cabeza humeral y el acromion en actividades
realizadas sobre la cabeza, produciendo un microtrauma repetitivo. El impacto externo
puede ser exacerbado por osteofitos subacromiales y/o hipertrofia de la articulación AC. El
microtrauma acumulativo con reparación incompleta es el proceso que hipotéticamente
conduce a la degeneración ya al eventual desgarro del manguito rotador. Análisis de
autopsias no han mostrado ningún tendón supraespinoso normal en pacientes mayores a
50 años. Estos desgarros “crónicos” se manifiestan con mayor frecuencia en ancianos, así
como en aquellos que realizan actividades sobre la cabeza como parte de su empleo, los

18
que participan en deportes de lanzamiento y los que padecen inestabilidad del
glenohumeral. Los desgarros agudos del manguito rotador están normalmente asociados
con una caída, dislocación del hombro o ruptura del tendón del bíceps, a menudo
relacionados con esfuerzos atléticos. También pueden sobreagregarse en el daño
crónico(tendinopatia).

Desgarros
Los desgarros de tendón se caracterizan por discontinuidad focal de fibras, normalmente
con liquido interpuesto. Los signos secundarios de desgarro del tendón del manguito
rotador incluyen hernia de la bursa SASD en el defecto, perdida del margen convexo del
tendón y realce de la ecogenicidad de la interfase del cartílago. Los desgarros pequeños de
tendón pueden presentarse como áreas focales de ecogenicidad aumentada,
probablemente debido a una combinación de fibras del tendón raídas y fibrilares mezcladas
con coágulos de sangre y tejido de granulación bursal. En este marco el signo de la
interfase de cartílago puede ser de vital importancia para efectuar un diagnóstico del
desgarro de tendón. Los desgarros crónicos parciales prolongados pueden presentarse
como adelgazamiento difuso del tendón.
Debido a que los tendones del manguito rotador semejan cinturones, estos poseen longitud,
ancho y profundidad (o espesor). Consideramos útil describir los desgarros de los tendones
del manguito rotador como espesor parcial o completo (anteposterior en
supraespinoso,osuperinferior en otros) (Fig. 8). Un desgarro de grosor parcial puede
comprometer la superficie humeral o bursal. Un desgarro intrasustancia normalmente se
extiende desde la inserción del tendón dentro de su propia sustancia sin salir hacia la
superficie humeral o bursal (Fig. 9,10). Un desgarro de espesor y ancho completos es un
desgarro completo, y por lo tanto genera la retracción de la unión musculotendinosa. Un
desgarro masivo se define como una separación mayor de 5 cm de los extremos del tendón
y comprende más de uno de los tendones del manguito rotador(Fig.11,12)

19
Fig. 8 (A) Vista coronal y (B) vista por encima, del tendón supraespinoso retratando la nomenclatura
de los desgarros. Desgarro intrasustancia(1), desgarro de la superficie humeral de espesor parcial(2),
desgarro de la superficie bursal de espesor parcial (3), desgarro de espesor completo(4), desgarro de
espesor completo anterior (ancho parcial)(5), desgarro de espesor completo posterior(ancho
parcial)(6),desgarro de espesor completo central(ancho parcial)(7), desgarro total(espesor completo,
ancho completo(8).

Fig. 9. Hombro izquierdo vista anterior desgarro de la superficie humeral de espesor parcial del
supraespinoso (flechas grandes) visto en eje largo. Nótense las fibras de la superficie bursal intactas
(flechas pequeñas).

20
Fig. 10. Hombro derecho vista posterior. Desgarro de la superficie bursal de espesor parcial del
tendón infraespinoso (flechas grandes) visto en su eje largo. Nótense las fibras de la superficie
humeral (flechas pequeñas) que están intactas en la corteza ósea ecogénica.

Fig. 11. Hombro izquierdo, vista anterior. Desgarro a espesor completo del tendón supraespinoso
(flechas blancas) visto en eje largo. Los extremos del tendón no se retraen lejos porque las fibras
más posteriores (posteriores a esta imagen) todavía están intactas. El líquido hipoecoico llena el
hueco en el tendón, extendiéndose en la bursa SASD entre el tendón y musculo deltoides. Nótese
que el cartílago articular es ecogénico en ausencia de las fibras del tendón intactas (flechas negras).

21
Fig. 12. Hombro derecho, vista anterior. Desgarro masivo del manguito rotador, predominantemente
del supraespinoso. La imagen del eje largo muestra al musculo deltoides y la grasa peribursal
(limitada por las flechas) descansando directamente sobre la cabeza del humero (hum) sin el tendón
entre en medio.

Tabla 1. Desgarro del manguito rotador: rasgos ultrasónicos

Desgarro completo Desgarro parcial

Discontinuidad de las fibras focales Discontinuidad de las fibras focales


herniada en el hueco. (espesor parcial) tendón adelgazado
Musculo deltoides sobre la cabeza del si el espesor parcial es crónico
humero (signo de la tuberosidad desnuda) Lineahipoecoica en el tendón
Atrofia de los extremos del tendón en el Patrón de ecogenicidad mezclada
desgarro crónico (reborde rasgado)
Signo de la interfase del cartílago

22
Los tendones del manguito rotador normalmente se desgarran en el siguiente orden:
supraespinoso, infra espinoso y subescapular. El redondo menor raramente se desgarra. El
subescapular puede desgarrarse primero en la fijación de dislocación anterior de la
articulación glenohumeral. La tabla 1 enumera los rasgos del manguito rotador.
Tendinopatia (Degeneración/Reparación)
Cuando un tendón ha sufrido un cambio degenerativo sin desgarro, o cuando un desgarro
ha sando incompletamente, el tendón desarrolla un área hipoecoica menos definida y sus
fibras no se muestran claramente rotas. esto se denomina cambio degenerativo/reparador,
tendinosis o tendinopatia (fig. 13) el tendón puede ser normal o aumentar de tamaño.
Tendinopatia cálcica
Hipotéticamente, la tendinopatia cálcica se produce como consecuencia de necrosis del
tejido en la zona critica del manguito rotador, después de un episodio (o varios) de hipoxia.
No se ha determinado con certeza el mecanismo preciso por cual se deposita el calcio. La
tendinitis(inflamación del tendón) es menos frecuente de lo que se pensaba, pues mucho de
lo que se ha denominado tendinitis es realmente tendinopatia( daño y reparación sin
inflamación) en la biopsia. La tendinitis presenta una apariencia similar a la tendinopatia,
pero puede mostrar también flujo creciente en el powerdoppler.
En el US, la tendinopatiacalcia es visualizada claramente como áreas lineales o globulares
ecogenicas brillantes, normalmente con sombreado (fig. 14). La apariencia globular se
manifiesta con mayor especificad en la enfermedad por deposición de hidroxiapatita(EDH).
Las calcificaciones que no sombrean o que sombren escasamente tienden a ser liquido o
leche de calcio. La claridad del sombreado también disminuye al usar zonas focales
multiples en lugar de una sola .latendinopatia puede causar agrandamiento focal del tendón
.

Fig. 13. Hombro derecho, vista


anterior. Cambio
degenerativo/reparador o
tendinopatia(flecha) del
supraespinoso visto en el eje largo.
Nótese que el área hipoecoica es
menos definida y no se ninguna fibra
del tendón rota

23
Fig. 14. Hombro izquierdo, vista anterior .tendinopatia cálcica. La imagen del eje corto del tendón
supraespinoso muestra calcificación(flechas), solo algunas de las cuales sombrean.

Atrofia y atrapamiento de nervio


La atrofia de músculos y tendones del manguito rotador puede producirse como
consecuencia de varios procesos, a menudo asociados con desgarro crónico de manguito
rotador. El atrapamiento del nervio es una causa relativamente extraña, pero es una de las
tratadas con mayor facilidad. El nervio supraespinoso y el infraespinoso (nervio
supraescapular) viajan en la muesca supraespinosa, que es la cima del cuello de la
escapula en la muesca espinoglenoidea. Ganglios, quistes lábrales (y raramente otras
masas) pueden formarse en ambas muescas y comprimir el nervio. Si, por el contrario, se
forma en la muesca supraespinosa, tendrá lugar la atrofia del supraespinoso e
infraespinoso. Si el ganglio se forma en la muesca espino glenoidea, se producirá atrofia
aislada del infraespinoso. El redondo menor es inervado por una rama del nervio axilar
cuando atraviesa el espacio cuadrilátero, orillado superiormente por el redondo menor,
inferiormente por el redondo mayor, medialmente por la porción larga del tríceps y
lateralmente por la cabeza del mismo. En este espacio pueden desarrollarse bandas
fibrosas que compriman la rama del nervio axilar al redondo menor, produciendo atrofia
selectiva de este musculo. Esto se denomina síndrome del espacio cuadrilátero.

24
Tabla 2 patologías del manguito rotador : gamuts

Impacto Calcificaciones
Tendinosis
Infiltración(amiloide)
Desgarro
Atrofia

En US los músculos atróficos denotan normalmente infiltración de grasa, lo cual conduce a


una disminución de tamaño y a un aumento de ecogenicidad. Cuando el atrapamiento del
nervio es causado por un ganglio u otra masa puede ser identificado por US. Si se detecta
atrofia de uno o más músculos con tendones intactos, debe prestarse especial atención en
mover el transductor medialmente para examinar las muescas por una masa (fig. 15)
Las decisiones de manejo depende del diagnóstico exacto, de la magnitud del daño y de la
valorazion de la calidad del manguito rotador restante. El gamut de patologias del manguito
rotador se detallan en la tabla 2.

Fig. 15. Hombro derecho figura posterior. Escaneo transverso de la punta de la aguja (flecha blanca
grande) en el ganglio es la muesca espino glenoidea (flechas blancas pequeñas). El reborde
ecogénico de la muesca espino glenoidea está marcado por las flechas negras.

25
Tendón del bíceps
Dislocación
La porción larga del tendón del bíceps puede dislocarse medialmente en la fijación de un
canal bicipital displásico, poco profundo, o por falta de estabilización por el ligamento
humeral transverso, asociada con desgarros del tendón sub-escapular y/o supraespinoso.
El tendón se disloca con frecuencia profundamente al subescapular y descansa anterior a la
capsula de la articulación glenohumeral. Con menor frecuencia, puede dislocarse anterior al
tendón subescapular o dentro de un desgarro parcial del mismo. La dislocación lateral es
sumamente extraña.
Cuando la porción larga del tendón del bíceps se disloca medialmente, deja un canal
intertubercular vacío (Fig.16). Si existe sospecha clínica de una dislocación del tendón del
bíceps dinámica o si la subluxación (el tendón posicionado en la tuberosidad menor) se
identifica en US, entonces este puede ser tensado rotando el brazo desde la rotación
neutral a la externa, mientras que se escanea en el plano transverso. Con esta maniobra, se
puede detectar una subluxación del tendón dinámica o una dislocación.

Fig. 16. Hombro derecho, vista anterior. Imagen del eje corto de un tendón del bíceps medialmente
dislocado (flecha corta). Tuberosidad mayor (gt), tuberosidad menor (lt), canal vacío (flecha larga).

26
Ruptura
La causa más común de ruptura completa del tendón del bíceps aparenta ser tendinitis de
roce que comprende reacción sinovial, edema del tendón e inflamación, y eritema
circundante. Un tendón así de debilitado es rasgado más fácilmente por tensiones normales
o algo mayores.
Un tendón del bíceps roto produce el signo de la “vaina vacía” (Fig.17) y el de los “extremos
del trapeador” retraídos del tendón. El tendón del bíceps puede sufrir un desgarro parcial
transverso o longitudinal. Un desgarro parcial transverso se caracteriza por un área
hipoecoica focal con o sin aumento focal de tamaño. Los desgarros parciales crónicos
pueden producir disminución focal en el diámetro parcial del tendón. El tendón del bíceps
también puede desarrollar una rajadura longitudinal en dos cordones, provocando la
apariencia de dos tendones dispuestos uno al lado del otro sobre una longitud variante del
mismo (Fig.18). Es necesario cerciorarse de que el segundo “tendón” realmente sea una
estructura larga, porque los cuerpos sueltos de la vaina del tendón pueden presentar la
apariencia de dos tendones en sección cruzada.

Fig. 17 Hombro derecho, vista anterior. Imagen del eje corto de ruptura del tendón del bíceps,
mostrando una vaina del tendón del bíceps vacía (flechas). Nótese la concavidad del ligamento
transverso.

27
Fig.18 Hombro izquierdo, vista anterior. Imagen del eje corto del tendón del bíceps con rajadura
longitudinal del tendón. El tendón del bíceps está en dos partes (flechas pequeñas) en el canal del
húmero (flechas grandes).

Amiloidosis.
Los pacientes con hemodiálisis renal crónica son propensos a desarrollar amiloidosis
secundaria. Puede manifestarse como un engrosamiento de los tendones del manguito
rotador, así como de la bursa SASD y la vaina sinovial alrededor de la porción larga del
tendón del bíceps. En estos pacientes pueden esperarse los tendones del manguito rotador,
pero, por otra parte, también pueden presentar apariencia normal en su arquitectura.
Tendón Postoperatorio.
Los pacientes que han sufrido acromioplastía (resección del margen lateral del acromion)
Manifestaran un margen menos diferente y más angular con respecto al acromion. Después
de la acromioplastía con o sin reparación del tendón el supraespinoso se presenta
normalmente hiperecoico aunque puede hipoecoico y afinado con comparación con el del
hombro no operado. Según nuestra experiencia, los tendones del antiguo rotador que han
sufrido previamente reparación mediante sutura pueden contener focos ecogénicos
diminutos. No se ha dilucidado todavía si estos focos representan suturas, calcificación, o
ambas posibilidades. La bursa SASD se reseca a menudo, produciendo perdida de la franja
de grasa peribursal. El cirujano puede crear un canal característico en la tuberosidad mayor

28
o cabeza del humero. El tendón reimplantado en este canal utilizando suturas o clavos que
pueden presentar la apariencia de estructuras ecogénicas en US.
Los gamuts de enfermedad de tamaño aumentado o disminuido del tendón, mientras que el
espesor promedio de los tendones del manguito rotador es de 5-10 mm en un paciente
individual, el espesor del manguito rotador debe ser el mismo para cada hombro dentro de
un rango de 2mm. La variación en tamaño fuera del límite de los 2mm debe considerarse
patológica.
Impacto.
Los signos US primarios de impacto son el atrapamiento del tendón supraespinoso
(movimiento de trinquete, de pieza de engranaje) o el agrupamiento lateral al acromion,
cuando el paciente abduce su hombro mientras esta en rotación interna (Fig.19). Una
apariencia similar puede verse anterior al acromion cuando el paciente flexiona su hombro
mientras se encuentra en rotación interna. El engrosamiento bursal sin una historia de
bursitis primaria, tal como es causada por artritis reumatoidea, tuberculosis, gota e
infecciones piógenas, es una señal secundaria de impacto. El movimiento del material de la
bursa SASD con abducción en su porción más lateral (Fig. 20) proporciona evidencia
posterior de impacto. Este material puede ser liquido simple o complejo y/o tejido sinovial.

Fig.19 Hombro izquierdo, vista anterior. Imagen del eje largo del brazo en abducción evidenciando
agrupamiento del tendón supraespinoso (flechas) contra el acromion (acr).

29
Fig.20 Hombro izquierdo, vista anterior, brazo en rotación interna y abducción. Imagen del eje largo
del tendón supraespinoso y acromion con la espuela subacromial (flecha grande) y la bursa
engrosada. La espuela impacta directamente sobre la franja de grasa. Nótese material bursal SASD
ordenado lateralmente (no era visible en abducción) (flechas pequeñas)

PowerDoppler
El PowerDoppler es una nueva técnica que detecta flujo (arteriolar y venoso) microvascular
de baja velocidad y es esencialmente independiente del ángulo. Representa la hiperemia en
los tejidos y por eso permite un diagnóstico de inflamación o de reparación activa (Tejido de
granulación). Nosotros usamos una frecuencia de repetición de pulso de 1.000 y un filtro de
pared de 25-50, pero estas cifras varían y dependen del equipo a emplear. Se ajusta a la
ganancia de color hasta su ausencia total en el hueso subcortical la interrogación mediante
PowerDoppler del manguito rotador y la porción larga del tendón del bíceps constituye un
paso útil para la visualización por escala de grises. Los tendones normales y las estructuras
sinoviales que rodean el hombro manifiestan un pequeño, si lo hay, flujo en el
PowerDoppler, además de un pequeño foco de flujo a lo largo del tendón del bíceps debido
a una rama de la arteria circunfleja humeral anterior. La cirugía reciente, la enfermedad del
manguito rotador o la artropatía inflamatoria, pueden dar como resultado patrones de flujo
bastante prominente en el PowerDoppler.
Liquido
Puede presentarse normalmente una muy pequeña cantidad de líquido en la articulación
glenohumeral rodeando parcialmente el tendón del bíceps de individuos jóvenes. La

30
combinación de derrame bursal SASD (>2mm de espesor) y derrame de la vaina del tendón
del bíceps (rodeando al tendón) tiene un valor predictivo muy positivo para el desgarro del
tendón del manguito rotador (29%)

ARTEFACTOS
Conocimientos Básicos
Deben evitarse una serie de artefactos para efectuar diagnósticos exactos en US del
manguito rotador y la porción larga de los tendones del bíceps. Habitualmente se manifiesta
una escasa comprensión de la anatomía y el movimiento del hombro. Esto se domina mejor
a través del estudio de altas y modelos de anatomía, seguidos de visualización cadavérica u
operaciones.

Factores Técnicos
Los artefactos técnicos incluyen posicionamiento deficiente del paciente o del transductor.
Las posiciones de pacientes descritas anteriormente maximizan la visualización de los
tendones del manguito rotador. Si no se visualizan porciones del tendón, entonces
obviamente, no pueden evaluarse. De la misma manera el transductor debe mantenerse
paralelo o perpendicular a la longitud del tendón para evaluarlo, así como para evaluar su
relación con las estructuras circundantes. Evaluar un tendón oblicuamente puede conducir a
diagnósticos positivos falsos. Las zonas focales múltiples deben utilizarse con cuidado
porque pueden reducir la claridad de las sombras de las calcificaciones.
Factores de los pacientes
Los factores de los pacientes que pueden presentar artefactos incluyen obesidad, gran
tamaño muscular y patología intermedia (como una bursa SASD agrandada). Cada uno de
estos provoca que los tendones del manguito rotador desplacen el transductor y pueda
requerirse otro de 5-MHz para la penetración del tejido. Estos factores también pueden
conducir a movilidad disminuida, como éste (Hombro congelado), que torna más difícil la
visualización y puede imposibilitar la evaluación plena.
Factores anatómicos
Hay varios factores anatómicos que pueden producir artefactos, provocando diagnósticos
positivos falsos de desgarro del tendón. Los fascículos de tendones se colocan de un modo
paralelo lineal. Los tendones tienen una propiedad llamada anisotropía mediante la cual son
más ecogénicos cuando se los insona a 90° de la longitud de sus fascículos. Si el ángulo de
insonación es menor a 90° entonces las reflexiones especulares luminosas se pierden y la
ecogenicidad disminuye rápidamente. Pueden obtenerse interpretaciones erróneas de
desgarros de tendón (Fig.21). El tendón subescapular tiene una única apariencia en su eje

31
corto de “dedos” de tendón interpuestos con fascículos músculo. Debe tenerse especial
cuidado de no confundir esta apariencia con un desgarro de tendón. Este intervalo es un
hueco entre el margen anterior del supraespinoso y el margen superolateral del
subescapular, a través del cual para la porción larga del bíceps al salir de la articulación
glenohumeral en intervalo del manguito rotador puede interpretarse erróneamente como un
desgarro de los tendones supraespinosos o subescapular (Fig.22) Para evitar este artefacto
debe tenerse en cuenta la ecogenicidad del borde del tendón (Realmente bíceps) Y girarlo
para elongarlo esto dilucida su verdadera naturaleza. La unión de los tendones
supraespinosos e infraespinosos puede manifestar una línea ecogénica que imita la
patología. Detectar su apariencia lineal permitirá reconocer que no representa un desarrollo
de tendón. Los desgarros del manguito rotador que contienen degranulación o cicatrices
ecogénicas pueden omitirse. Es aquí donde el signo de interfase del cartílago es muy útil
(Fig.23). La aparición de cualquier área focal bien definida de cartílago ecogénico debe ser
motivo para que el examinador evalúe cuidadosamente el tendón sobresaliente, por si
hubiera perdida sutil de su apariencia fibrilar. Esta puede ser la única evidencia para sugerir
un desgarro de tendón. Los desgarros de tendón pueden oscurecerse por calcificaciones
sobresalientes. La mayoría de los focos de calcificación producen sombras bien definidas,
como sucede con la calcificación en cualquier parte del cuerpo. Sin embargo, algunos focos
no lo hacen a causa de su tamaño o la estructura del calcio. No debe dudarse en
diagnosticar calcificación cuando un foco ecogénico bien definido falla en sombrear la
corrección con las películas planas puede ser invalorable. Los hallazgos falsos negativos en
la prueba US del impacto pueden manifestarse si el movimiento del hombro del paciente se
restringe, si la bursa está adherida o si el material bursalecogénico es mal diagnosticado
como representación tejido normal. Nótese que los pacientes con movimiento restringido del
hombro pueden compensarlo con movimiento escapulo torácico si el brazo se está
moviendo, pero el tendón no se mueve ni se aglutina, entonces se debe inmovilizar la
escapula con una mano y reintentar la prueba del impacto.

32
Fig.21. Hombro derecho, vista posterior. Vista del eje corto del infraespinoso (limitado por
flechas) con transductor a <90° hacia el tendón.

Fig.22 Hombro derecho, vista anterior. Escaneo transverso del intervalo del manguito rotador (flecha
grande negra). Imagen de eje largo del subescapular (flecha del hueco), imagen de eje corto del
bíceps (flecha negra pequeña).

33
Fig.23 Hombro derecho, vista anterior. Imagen del eje corto del tendón supraespinoso con desgarro
grande a espesor completo y el fluido complejo interpuesto. Hay una interfase del cartílago
prominente (flechas negras) que ayuda a identificar el desgarro. Pueden verse los márgenes del
desgarro (flechas blancas).

PROCEDIMIENTOS GUIADOS POR ULTRASONIDO.


Uno de los beneficios de utilizar US para la valoración del manguito rotador es que se
adecua fácilmente a los procedimientos intervencionistas. El ultrasonido puede ser utilizado
para guiar la inyección de anestésico local y/o esteroide en la SASD u otra bursa, evitando
de este modo los riesgos asociados con la inyección intratendinosa de esteroides. Si hay
una gran cantidad de líquido en la bursa SASD, entonces la aspiración por si sola puede
aliviar completamente los síntomas del impacto. El ultrasonido se ha usado exitosamente
para aspirar o limpiar los depósitos de calcio, con resultados favorables en más del 70% de
casos. Asimismo, Se adapta muy bien para guiar la aspiración y/o inyección de esteroide de
ganglios alrededor del hombro. En definitiva, el US es una modalidad no invasiva, accesible
y económica que puede diagnosticar con precisión los procesos patológicos del manguito
rotador y los tendones del bíceps. Predice con mayor exactitud la patología del manguito
rotador que la artrografía. Es más económica que la IRM; posee al menos una sensibilidad y
especificidad para la patología del manguito rotador, comparable con la IRM. La
visualización dinámica del PowerDoppler proporciona información esencial no disponible a
través de otros métodos de visualización.

34
1.8. Terapéutica
Tratamiento Conservador
Aunque este tipo de tratamiento puede ser eficaz a cualquier edad, resulta especialmente
apropiado a partir de la sexta década de vida, porque en este grupo de edad es más
prioritario el alivio del dolor que la plena recuperación funcional. Normalmente estos
pacientes suelen presentar roturas crónicas en manguitos con una pobre calidad tisular y
una avanzada atrofia muscular, factores que complican la reparación y la posterior
recuperación. El tratamiento conservador incluye el uso combinado de calor local y
antinflamatorios no esteroideos en infiltraciones subacromiales, con el fin de controlar el
dolor. Posteriormente se introducen ejercicios rehabilitadores de estiramiento capsular y
fortalecimiento muscular, durante más o menos 6-12 semanas, que van dirigidos a la
recuperación funcional. Esto puede suponer un alcance de resultados favorables hasta un
68% de los casos (Rockwood et al 2003).
Tratamiento quirúrgico
Con el tratamiento quirúrgico se pretende conseguir una reparación completa del desgarro
para recuperar la fuerza muscular y eliminar o reducir el compromiso subacromial con el
objetivo de aliviar la sintomatología dolorosa y prevenir las re-roturas. Es necesario además
por un lado, preservar el músculo deltoides, y por otro prevenir la rigidez postquirúrgica. La
finalidad última es influir favorablemente y de una forma natural sobre la unidad
musculotendinosa mediante un alivio significativo del dolor y una mejora sostenida de la
capacidad funcional. En los casos de rotura aguda la reparación debe llevarse a cabo en un
plazo breve de tiempo, antes de que surjan la retracción, fibrosis, la degeneración de los
bordes tendinosos y se desencadene la atrofia muscular. Pero en casos crónicos no
constituye una urgencia y es preferible realizar previamente un programa que mejore la
movilidad y el fortalecimiento del hombro.
Los factores determinantes para una reparación duradera de un desgarro, son la calidad del
tendón, la calidad muscular y la cantidad de tejido tendinoso perdido. Partiendo de la base
de que la potencia del tendón disminuye con el envejecimiento y el desuso, la probabilidad
de que se produzca una reparación duradera disminuye en hombros de personas mayores y
con baja actividad, situación que justamente se dan en las lesiones crónicas. En los
desgarros crónicos, la cirugía está más indicada para aliviar el dolor, mejorar la función y
prevenir lesiones tendinosas mayores en el futuro, pero hay que insistir que sobretodo está
indicada para aliviar el dolor. No debería operarse un paciente que sólo presente una
impotencia funcional.
Una primera descripción de una reparación del tendón supraespinoso es atribuida a
Codman EA, en 1911, aunque ya existían antecedentes en cirugía de la inestabilidad
glenohumeral. En 1972 Neer propuso la acromioplastia anterior abierta combinada con

35
resección del ligamento coracoacromial, artroplastia acromio-clavicular y sutura tendón-
hueso. Esta técnica, estándar durante mucho tiempo, alcanza una prevalencia de resultados
favorables próxima al 85%.
El uso de diferentes técnicas de sutura depende de entre otras cirucustancias, de las
preferencias del equipo de cirugía, del estado en el que está el tendón residual, de la
morfología, tamaño y localización del desgarro. La técnica de resonancia magnética
preoperatoria, que tiende a infravalorar el tamaño de la rotura, puede definir muy bien su
morfología y el grado de retracción, contribuyendo así a una buena planificación quirúrgica y
el empleo del tipo de sutura.
Conjuntamente, estos factores influyen en la curación y remodelación final que determina en
última instancia el resultado clínico. Los ancianos que presentan una rotura total del tendón
supraespinoso, presentan una de por sí, una reducción en la capacidad natural de curación
del tendón dañado y también una menor resistencia a las fuerzas mecánicas, por lo que
estos dos factores unidos juegan en contra para conseguir una reparación adecuada
durante el postoperatorio, donde el proceso de cicatrización está alterado.

OTROS METODOS DIAGNOSTICOS:


La radiografía convencional sigue siendo útil para la valoración del hombro operado. La
proyección anteroposterior (a menudo con angulación caudo-craneal) y la proyección del
desfiladero subacromial permiten evaluar la acromioplastía realizada, la osteofitosis
acromio-clavicular residual, la altura del espacio subacromial y la artropatía del manguito
rotador. Sin embargo, se trata de proyecciones ocasionalmente difíciles de obtener y
optimizar y naturalmente no nos aportan toda la información requerida.
La artrogafía convencional, hoy casi abandonada, ha sido durante mucho tiempo la única
técnica diagnóstica válida para demostrar las roturas del manguito rotador, y ha sido
empleada para valorar específicamente la rotura iterativa. La extravasación de contraste
hacia la bursa subacromial-subdeltoidea garantiza la existencia de una rotura iterativa, pero
la estimación de la amplitud del desgarro es mediocre, y la rotura iterativa puede cursar sin
extravasación demostrable.
La ecografía dirigida a valorar la integridad tendinosa del manguito reparado ha mostrado
una eficacia diagnóstica comparable con la obtenida en manguitos no intervenidos (2). La
ecografía puede también contribuir a valorar la atrofia y degeneración grasa de los
músculos supraespinoso e infraespinoso.
La evaluación de la integridad tendinosa con TC requiere inyección intra-articular de
contraste, aunque la degeneración grasa avanzada también refleja indirectamente una
lesión crónica del manguito rotador. La artro-TC realizada en equipos multidetector, gracias

36
a reconstrucciones multiplanares de excelente resolución espacial, podría ofrecer una eficaz
rentabilidad diagnóstica en el manguito intervenido, aún pendiente de validación.
La RM es probablemente la técnica más empleada en el seguimiento del manguito
reparado, como así lo avalan recientes revisiones. En los últimos años, la atención se ha
centrado en la evaluación mediante RM de varios indicadores pronósticos
interdependientes, incluyendo la rotura iterativa, la degeneración grasa, la atrofia y la
distancia acromio-humeral. Estos factores han sido correlacionados con los resultados
clínicos, según las escalas UCLA en la evaluación del manguito intervenido ha sido
recurrentemente investigada. Sin embargo, la mayoría de las series publicadas,
heterogéneas en resultados, carecen de oportuna validación mediante cirugía de revisión.

37
2. CASUISTICA
En la presente investigación se evaluó la incidencia de las diferentes patologías que afectan
el tendón del supraespinoso en los pacientes de la Clínica Javier Prado en el periodo
comprendido entre los meses de febrero-abril del 2018.
Utilizando como medio diagnostico la Ecografia
El equipo que se utilizo fue:
-01 transductor de superficie rectilínea.

- 01 equipo de ultrasonido Voluson E8- 4D

Durante este periodo se evidencio un total de 17 pacientes con patologías del tendón del
supraespinoso de los cuales 8 de sexo masculino y 9 de sexo femenino; entre las
patologías más frecuentes de por las que vienen los pacientes se encuentran:
• Secuela traumática del tendón del supraespinoso.
• Ruptura parcial en tendón del supraespinoso
• Tendinosis del supraespinoso
• Microcalcificaciones en tendón supraespinoso

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• Desgarro parcial del tendón del supraespinoso
• Tenosinovitis del tendón del supraespinoso
• Tendinitis del supraespinoso

GRAFICA 1 Frecuencia de patologías del supraespinoso

PATOLOGIAS DEL TENDON DEL


SUPRAESPINOSO

5
4.5
4
3.5
3
2.5
2
1.5
1
0.5
0

De la gráfica se puede inferir que la patología del supraespinoso mas recurrente en la


clínica Javier Prado durante el periodo febrero – abril fue provocada por secuela traumática
del tendón del supraespinoso.

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3. CONCLUSIONES
El hombro doloroso es una patología muy frecuente en nuestra práctica diaria con una
incidencia entre el 9-25 casos por 1000 habitantes/año. Supone uno de los motivos
principales de consulta en atención primaria.
Engloba diferentes cuadros clínicos que pueden originarse en estructuras del hombro, o en
otras localizaciones provocando un dolor referido.
La causa más común del hombro doloroso es el síndrome de pinzamiento subacromial.
Para su correcto diagnóstico es fundamental realizar una buena anamnesis así como una
exploración física completa.
En primer lugar deben descartarse causas graves de hombro doloroso que precisen una
valoración urgente. La exploración es muy útil para orientarnos en la causa, aunque no
siempre es suficiente para otorgarnos un diagnóstico certero.
Ante dolores que persisten podemos realizar una prueba de imagen complementaria. En la
mayoría de los casos, debe empezarse con una radiografía simple, en función de la cual
ampliaremos con otra prueba de imagen.
Según la patología que se sospeche recurriremos a una o a otra, aunque en la mayoría de
entidades clínicas se recomienda realizar en primer lugar una ecografía por su alta
rentabilidad (da mucha información a muy bajo coste y sin efectos secundarios para el
paciente).
El tratamiento del hombro doloroso de elección suele ser conservador. Reposo y analgesia,
seguido de un programa adecuado de fisioterapia. En la mayoría de los casos, esto es
suficiente en unas semanas. Si el dolor persiste pueden valorarse otras opciones
terapéuticas, (incluso cuando se superan los 6-9 meses, la derivación a un especialista para
plantear una opción quirúrgica).

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