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VARIA

PLAZA&.JANES

¿TRATABAN LOS ~LIADOS


DE NEGOCIAR CON LOS AGENTES
NAZIS UN ACUERDO DE PAZ
ENTRE EL REICH
Y LOS OCCIDENTALES, PARA IMPEDIR
EL AVANCE SOVIETICO POR EUROPA?

Más allá de la ficción,


y adentrándose en la inmediata Historia,
lulian Semiónov está destinado
a imponerse también al lector
habla española con este su maravilloso
personaje, que hace las delicias
de millones de lectores
y telespectadores en la URSS.

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iulian

semionov

PLAZA &JANES, S. A;,


.EDITORES

bib. estrella roja khalil.rojo.col@gmail.com


Título original:
SEMNADTSAT MGNOVENII VESNI

Traducción de
ZOIA BARASH NOTA DE LA TRADUCTORA

Portada de Iulian Semiónov, autor de Diecisiete instantes de


una primavera, es uno de los escritores más po-
GRACIA - pulares de la Unión Soviética. Nacido en 1931 y
graduado en el Instituto de Idiomas Orientales de
Moscú, ha trabajado durante años en la redacción
del periódico Pravda y varias revistas soviéticas y
ha visitado numerosos países: Cuba, Vietnam, Ja-
pón, Estados Unidos, República Federal Alemana
y otros. ·
Semiónov introdujo un nuevo género en la· lite-
ratura soviética: la novela política de aventuras, pro-
tagonizada por el coronel Maxin Isaiev ( Stirlitz),
Primera edición: Julio, [978 magistralmente creado y recreado con tal precisión
y· vida, que muchos lectores estáo convencidos de
que existió en el espionaje soviético este comba-
tiente extraordinario· que amaba a su patria sobre
todo y la servía en los frentes silenciosos y difíciles
de la retaguardia enemiga. De hecho, Stirlitz es sín-
tesis de la experiencia múltiple de incontabl~s ·y va-
liosos luchadores, como lo ha declarado el propio
autor.
Ya existen siete novelas en torno a las hazañas
@ 1977, PLAZA & JANES, S. A., Editores 1_ del héroe anónimo Isaiev-Stirlitz: Brillan/es para
Virgen de Guadalupe, 21-33. Esplugas de Llobregat (Barcelona) /1\,,. la dictadura del proletariado, No se necesita contra-
. i · sefia, Variante esparzola, El mayor torbellino, Dieci-
. siete instantes de una primavera, Una bomba para
Printed in Spain -Impresa en España el señor presidente y Alternativa.
ISBN: 84-01-48036-I - Depósito kegal: B. 25.639 · 19/B
Entre los recursos más importantes que utilizan
los escritores de este género, hay varios que hacen la
intriga dinámica y cautivadora. En estas novelas se
GRAFICAS GUACA, S. A. Virgen de Guadalupe, 33 espera siempre un protagonista envuelto ·en perse-
Esplugas de Llobregat (Barcelona)
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cuciones, tiroteos, transformaciones misteriosas, Y III Reich que aparecen en · este libr~ de ninguna
peripecias increíbles. De ahí que tal vez algunos lec- 1:1ªn:r.a están c_oncebidas en un solo plano; son mul-
,tores echen de menos. que Semiónov no empl.ee todos ti_faceticas y diferentes y, por lo mismo, reales y
los triUados recursos. de este género litei::ano~ De?~ .vivas. Contra estos enemigos tuvo que eatablar una
tenerse en cuenta, sm embargo, que Iuhan ,_,emm- lucha a muerte el coronel soviético Maxim Isaiev
nov escribe, ante todo, novelas políticas, Y su obje- Sin recurrir a los golpes de efecto que caracteriza~
tivo principal es mostrar el ámbito histó:ico de un la literatura tipo «James Bond», Isaiev logra des-
hacer los planes del enemigo y averiguar hechos tan
momento específico. . importantes como las negociaciones sostenidas entre
Iulian Semiónov ha elegido como héroe de sus h-
bros a un agente secreto. Siempre ha afirmado que el espionaje norteamericano, representado por . Allen
el verdadero agente es un político, es .decir, un ho11;- y el general SS Karl Wolff. Un hecho histó-
bre que realiza la política de su P.atna con sus me- que provocó serios disgustos entre los aliados
todos. Sus comba!es con Jos enemigos son un duelo (Estados Unidos, Gran Bretaña y la URSS) se con-
del intelecto, lo . cual es, obviamente, mucho más vier~e, en el libro de Semiónov, .en pretexto parn
complejo que una mera acumulación -sabiamente reahzar un profundo análisis del fascismo y los
hombres que lo representaban. No es mera casua-
dispuesta- de persecucio~es y . tii:~te~s. . . lidad el que Semiónov ponga en boca de uno de sus
El lector cubano ha podido fam1hanzarse _con Die-
cisiete instantes de una primavera, a traves de la personajes más brillantemente recreados, el jefe de
magnífic.;a serie de episodios que e~ Canal. 6 de la la Gestapo Heinrich Müller: «De nosotros hablarán
Televisión ha ofrecido en dos ocas10nes diferentes. cpi:no de una leyend~... Tan pronto · como en algún
El guión de los 12 episodios fue escrito por. Semió- s1t10, en vez de decir simplemente "Buenos días';
nov guardando una casi total fidelidad a su novela, se comience a decir "Heil", agregando algún nom~
publicada por primera vez en 1970. J?esde entonces, bre, ésa, será, la señal de que allí nos esperan y de
numerosas ediciones la han convertido en una de que por alh comenzaremos nuestro gran renaci-
las novelas más populares de la Unión So;'iética: ; ; miento.»
No necesitamos explicar las razones. Solo, qms1e- Sobran ejemplos en . nuestros días. Véase cómo
ramos recalcar gue para nuestros j'óve1;es, que tal h~ renacido el fa_sci~mo en Chile. ¿Acaso el general
vez consideren la Segunda Guerra Mundial Y el fas- Pmochet no encaJana perfectamente en la figura de
cismo alemán tan remotos como· las guerras ·napo- uno de los ayudantes más celosos de Himmler') Los
leónicas, el libro de Semiónov es un libro-adverten- cr,ímenes del fascismo en Chile, ¿no repiten ;caso,
cia. El fascismo es un fenómeno latente que puede con la_ más asombrosa si~iHtud en detalles y hechos,
estallar en muchos países. Precisamente, uno de los los cnmenes y la represión desatada en la Alemania
mejores logros del autor son las imágenes de los de Hitler?
enemigos o, mejor dicho, la imagen del n:ions_truoso Recordemos de nuevo la frase de J ulius Fucik el
Estado hitleriano, corno gigantesca maqumai::1a_ ma- gran periodista checo torturado y asesinado po; la
cabra que se nutre de crímenes y del genoc1d10 de Gestapo de Praga: «Hombres, estad alerta.» En su
pueblos enteros. El autor describre sólo dos El mayor torbellino, Semiónov dice: «A nada
(febrero y marzo de 1945), cua1'.do la _Alemania fas- debemos temer, en la vida. A nada, salvo al fascis-
cista se acercaba a su derrota fmal. Solo dos meses mo. ~os hombres deben liquidar sus gérmenes don-
que bastan para ,que el lector se_ sitúe d 7nt~o del Es- dequiera que aparezcan.» ,
tado fascista, vea a sus cabee1llas e 1deol?gos , e~
ZOIA BARASH
acción y se percate de que no era un enemigo fac1l
de vencer, de que era un enemigo po~e1;oso, inteli-
gente y astuto, Las figuras q.e los dmgentes del

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A MANERA DE PRólOGO

TERNURA
Dedicado al artista del pueblo de
la República Federativa Rusa, Via-
cheslav Tijonov. ·

«¿Por qué corre ella así? Son viejas las baldosas,


están mal colocadas, se torcerá un pie», pensaba
Isaiev asustado, observando a Sashenka, que corría
a lo largo del andén de la estación Kasanskaia. In-
cluso frunció el ceño, porque imaginó su caída y le
pareció terrible. Nada hay tan ofensivo como una
mujer joven y bella cayendo en plena calle.
«No tiene por qué correr así -pensó de nuevo---.
De -todos modos, ya estoy en casa.»
Rosa también corría así, asustada, por la oscura
calle de Cantón; la perseguían dos hombres; uno le
tiró una botella, que le dio en el cuello. Rosa cayó
al asfalto, y Maxim Maximovich sintió que se le en-
friaban -las palmas de las manos: primero se en-
friaba la piel, después se entumecía, y cuando la
sangre brotaba, notaba en las manos un calor inso-
portable.
-¡ Ahora! -gritó a Sashenka-. ¡Espera! ¡ De-
ténte! ¡No. corras así! ¡ Deténte!, Sashenka!

-Lo que necesita es una hembrª. Una buena hem-


bra. ¿Le gustan flacas o como las de Rubens?
-No me gusta jugar a la psicoterapia, _doctor. No

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estoy e,nfermo. Todo el tiempo tengo ganas .de dora · aún. más ... Es posible que aquí huela a tilos en flor,
mir, pero cuando me acuesto, el sueño no llega. Me . , pdrque ha llovido recientemente y el andén es ne-
siento cansado. Las hembras no ayudan. gro y está resbaladizo, hinchado por las aguas pri-
-¿ Seguro? maverales; caerse en este andén no es vergonzoso:
-Seguro. uno resbalaría sobre .él como lo hacía en la infancia
-Entonces es que n:o ha encontrado su pareja. por el montecillo de hielo de diciembre, y no ha-
Algo en ellas le habrá irritado. La hembra tiene bría ningún desamparo ni humillación en ello, peró
ser armoniosa, y así usted se cansará; la armonía que no caiga Sashenka. Por lo visto, lo ha compren-
cansa mucho... Obsérvese en un museo: ya después '.i:¡ dido. Me está mirando, camina más despacio, la lo-
de la tercera sala le entran unas ganas insoportables (¡ comotora resopla con más lentitud y ya es posible
de dormir, pero tratando de no parecer un nuevo --s';\t ¿¡. saltar al andén; aunque no, no hay que darse .prisa;
rico, mira usted los éuaqros con ojos desorbitad?~ Y "!},.. es dec~r, sí h_ay que darse prisa, a1mq1;1e me acuerdo
se está largo rato leyendo los nombres de lps pmto- •, demasiado bien del cuento de Kuprm en que un
res en las placas metálicas, para salvarse de los bos- 1 ingeniero, que se apresuró por ver a su familia,
tezos. ¿No ·es cierto? 1 cayó- bajo las lentas ruedas del tren en el momento.
-Me gusta la pintura. . . t en que sólo faltaban los dos últimos minutos, los
-¿Qué quiere decir? ¿Es usted una excepción?
¿No bosteza en los museos?
"'l' más largos y superfluos de todo el camino ... ¡Oh,
· ¡ cómo la quiero! Pero la quiero como estaba en aquel
-No bostezo. 1 momento en el muelle de Vladivostok, asustada,
-Es anormal. A todo el mundo le entra sueño en I mía; hasta la última gota mía; toda ella al descu-
los museos. · Usted dice: «No soy psicópata.» Pero, j bierto, y me pertenecía, y todo lo sabía de antema-
en mayor o menor grado, todos somos psicópatas, 1 no: cuando estaba triste y cuando reía, y ahora han
aunque ·algunos saben fingir. i pasado cinco años y es la misma, pero tal vez com-
«Tengo que soportar una semana más -pensó 1, pletamente distinta, pues yo soy otro, y, ¿cómo la
1.

Isaiev-; dentro de una semana me meteré en un pasaremos juntos? Dicen que las separaciones son
barco, me dormiré en· seguida y acabará este horror. . ,¡. la ·"prueba" del amor. No se trata de contraespio-
Pero tendrá que recetarme algo· fuerte, porque de ! naje: es el amor. Aquí todo lo determina la confian-
o~ro modo no agu~nt~ré, sé que no__aguantaré ... » , 'W za. Si tratásemos alg':1na vez de· probar el amor
-En la farmacia· mglesa me d1Jeron que babia .,. como lo hemos aprendido a hacer con la lealtad ·se
llega.do un «pre~arado _del sueño», que es una · ga, ¡' · produciría una traición,. más Jerrible que la de ~na
rantia contra el msommo. noche casual de ella con alguien o la de una muJers
-¿Y usted cree aún en garantías? -El doctor lan- , zuela ocasional conmigo. ·
zó- una carcajada y, levantándole el párpado izquier- i · »¡ Tren; para! ¡Tranquilízate! j Cobra. aliento! Ya
do, echó su aliento de borracho a la cara de. Isaiev-. ! hemos llegado. Para.»
Mire hacia abajo. Hacia mí. A la izquierda. Ahora \
a ·la derecha.
é~r'
.,
El doctor abrió los dedos, y sólo en ese instante
\ sintió Isaiev dolor en el párpado.
«Moscú huele distinto, huele a tilos en flor -se Í .-El preparado del sueño -dijo el doctor, encen-
dijo Isaiev-. En otoño también huele a tilos en flor, 1 d1~!1~º ':1n largo ~abano- lo hace, en. Cantón, Israel
si uno va al bosque por· la mañana temprano cuan- · M1Jailov1ch Rudmk. Como nuestro sistema estatal
do el campo parece una cortina de brocado que cu- pasado y actual, provoca desconfianza crónica e~
bre el cielo y hay que pintarlo de una manera dura I todo el mundo civilizado, Rudnik envasa su invento
y precisa; sin adornos y sin trat~r de -embellecerlo . ¡
en cajitas inglesas. Se las han hecho aquí, en Shan-

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·"f' 11
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1
-1
.,..,.Buenos d{as, Sashenka. ¿Cómo est~s? . .
ghai, y todd ei: mundo las compra ~orno rosq~iÜ~s. «¿Qué estoy dicii,rido? f.as palabras· están gastadas
Lo más asombroso es que la gen_te de Ioffe, del Con- cómo monedas. ¿Eran acaso esas palabras las que
. sulado genei:al, ha .comprado un gran .lote dt:I «~re- . Íit había dicho ·todos·. aqueiios años, cuando soñaba
parado inglés» .. Parece ·que en- el Kremlu;i hay a~gu1en eón ella?· ¿Por qué nos avergonzarnos de expresar-
.que no puede. dormir._ , , , . . ., nos? ¿Es sincero el hombre sólo· cuando habla con-
«Pues yo me dorm1na aqu1 -penso ~sa1ev-:-.. En . 'sigo mismo, en secreto y siri emitir sonido alg1,1no?»
la consulta .de los·. médicos, si uno no tiene c~nc~r, - i Qué raro! Preguntaste: ,,¿Cómo estás?» ¿Por
se siente la tranquilidad .de lo inmor~al. Las Ilusio- qué me lo pregunta~te, Maxim? . .
nes son la gara'ntía más segura del bienestar h~ma- '-Si~mpr:e me pareció que tenías ojos· grises y
no. · P~r eso al cine lo llamaban "la g;~n ilusión". ahora veo qµe son azules.' '
Deberían hacer películas sobre la fehc1~ad; pero -¿Por qué no me besas? . ..
no, siempré filmaa desgracias, síef!1pre sufn¡:mento~.» ¡Qué labios tan suaves y tiernos tiene.·.. !
. - ·I:.e gusta la miel? --'-pregunto el doctor sentan- Seguramente, sólo las mujeres qµe aman tienen
dosel a la mesa-. '¿La de tilo, o la. miel· blanca? . . esos labios, dó,ciles, que se ,esfuerzan en callar y no
. -Solamente· a los tontos no les gusta .-contesto pueden callar, ni tampoco hablar; por eso flemblan
· Isaiev-. ·Pero. yo soy pragmático, doctor. No creo · todo él tiempo y tienes miedo de que digan lo que
en curaciones con miel; hierba y paseos. Creo en las tanto temes oír; por eso, bésalos, Maxim, besa· esos
pastillas. labios secos, suaves, y no mires su cara, ni trates de
-Excelentísimo señor, un verdadero galeno se pa- comprender por qué cierra los. ojos y tiene_ lágrimas
rece a una ramera del pµerto; ya que usted me paga, eri las mejiHas. ¿Tal vez con ellas Se va la desgra-
estoy dispuesto a cumplir cualestjuie:a de S\JS de- cia? ¿Quién es culpabie de• su . disgracia?' ¿Tú?· Tú.
seos .. ¿Quiere píldoras? Pues en seguida lo ,ar;egla· ¿Quién más? Tt'.(Ia dejaste dura.rite estos cinco. lar-
remos. Pero si quiere dormir, miel, paseos y hierba. gos años; no la pudiste encontrar, aµnque, la bus-·
-¿Raíz de valeriana, hierbabue.na y un poco de caste; no le escribiste ni una sola vez una sola pa-
salvia? ·· · . . . labra. ¿Quién más puede ser culpable de su desgra-
EÍ doctor miró a Isaiev por encima de• las· gafas. éiá? ·Stt desgracia ... Nuestra: desgrácia, o, más exac- .
Cuando miraba a través de ellas, sus pjos parecían ) .. tátneiite aún, mi desgracia. Porque yo puedo perdo-
muy grandes; como los de una mujer encinta y,. de "o/. nar, pe.ro· nunca o.Ividé/r... ·
la misma forma, vigilantes. ,·
«La medicina será impote~te hasta ~ue1 1~ HumLa-
nielad no acabe con la mentira -penso . sa1ev:,. e ,
.J ·.
· ~¿No ha tenido sífilis? -le preguntó el ~ctor-.
estoy· diciendo méritfras. Hablan~o 1:;on m~s . exac- ,j Entonces le tranquilizaremos · la ~cabeza:» con mer-
titud,' no le digo la verdad.· Si le hubiera .dicho. q~e t. curio ... ·Durante la epidemia de tifus, muchos confra-
· no puedo dormir I?orque esper? el. re.gre~ar a cas_a, l jcron sí.filis • ye no. lo sospechan. Hace poco hicimos·
y allí, .entre los .m,1os, no necesitare nmgun remedio, 1 una autopsia curiosa;. destripamó!i al coronel Rosen-
·y que · ~I insomnio comenzó hace. un mes, porque ,;-, ·kranz ... Se pensó que se trataba de una. apoplejía;
Walter me habló di! I.a próxima salida (no se p_uede r { · bebía mucho, pero en la «cabeza» le .encontramos
hablar a un. hombre de felicidad si no .se le puede 'I "un· tumor sifilítico µe· tercer _gr-ado. Sus hijas estári
ofrecer en seguida), entonces sabría él dónde radica I en edad· de casarse. Y aquí tiene un problema para
la causa de mi insomnio.» una mente ágil: ¿Dónde está la frontera entre la
1 moral y el deber? Tenemos que obrar de manera in-
, moral: llamar a las muchachas para hacerles un
-Buenos díás, mi amor ...
-Maximushka ... Maxim Maxiinich ... Maxim... l
'-~~
h.t
reconocimiento. Los chinos y, los in~leses ins.1sten.

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Shanghai -dicen~ ·es el puerto más limpio de China. sec.as Y calientes.,, ¿Me sentfas ,tú también en los
Rosenkranz, antes de morir, 110 pegó un ojo durante·· sueños?
tres semanas; se desgañitaba. Pensábamos 'que· te- Tacataca, tacataca: ..
nía el síndrome ·de iá resáca y que le .había subido -,-¿Sabes qué más. cantaba, Máximushka? .
la presión.· Pero no... no le. hablo de sífilis por ca- -Cantaba Vuelan los patos, vuelan los patos y dos
sualidad. gansos. ·
, -¿Cuánto le debo, doctor? -¿Por qué no me contestas, Sashenka?
-Veinticinco dólares. Para la leche dé los peque- -No sé lo qu.e decirte, querido mío ...
. ños ·y la avena, qµe acaba de subir de precio: Hace
un año ·cobraba quince,· pero ahora estoy acumu-
lando papelitos verdes. Quiero 'irme a Australia, allí J .--:-¿E~ usted de Petersburgo, o un personaje de la
no hay tanto color amarillo, casi no hay ningún com- ..;:,;;l ,-capital? -preguntó con interés el doctor Petrov
patriota, tampoco muchos médicos... Entonces, ¿qué .V ···.,-,·'· guardándose el dinero en la cartera verde y ajada'.
pildoritas vamos a tomar? ¿Las inglesas de Cantón, ·,-Del Báltico.
o las de Israel Mijaílovich? ¿O prefiere la miel con .: -¿Letón?
agua por la noche y un paseo hasta que le brote el . -Casi..·
sudor en la espalda? .,~, -Habla muy bien el ruso.
-Deme las píldoras. .-1 -Mezcla de sangres. ·
1
., -~n hombre feliz. No importa cuál, pero es una
patna. ¿Por qué no se va a Revel? .

i.
_-No me sienta el clima -contestó Isaiev, guar-
... Tacataca, tacataca. El golpear de los cascos como dandose la receta en el bolsillo. ·
·una música. La mata de pelo del cochero es ondula· -¿Llueve mucho?
da, color trigo. !! -Sí, mucha humedad, ,y el tiempo cambia cinco
-Ahora empezará a cantar -susurró Sashenka-; · I veces al día.
cuando venía .para acá,· cantaba muy bien. 1
-Aunque en Petersburgo cambiara el tiempo cien
-¿A lo largo de~ río, a lo largo de ·Kazanka? · veces al día -suspiró el doctor-, y no me llamaran
-No. ¿Por qué estás sentada liasta la medianoche j más que con el memque, correría cerrando los ojos,
en la. ventana abierta ... ? · V· correría.
. -¿Por qué estás sentada, por qué te angustias? J -Ahor¡¡. ya dejan entrar.
¿4_ .quién, bella, esperas? Ni un .solo transeúnte en la J ~He perdido la fe. Primero era «maten al bur-
calle. ¡Qué rarot . l ~ués», desp~és, «aprendan del burgués». Antes, unos
-No, ·Maximushka, allí hay gente. ¿Ves cuántos .1 impuestos ngurosísimos, y ahora, «enriquézcanse» ...
son? j En general te~o a los niños, mi qüerido señor; ha-
-No veo a nad.ie, ni oigo nada ... ( cen mucho rmdo, · son crueles y egoístas. ¿Y si los
-¿Oyes el tacataca, tacataca? ¡ nmos, además,. dirigen un. Estado?. Cuando impri-
-Dame tu mano. No, la palma. La_ tienes más sua- / ~ man las leyes. en .bronce, cuando aprendan a cumplir
ve que antes ... Me gustan mucho tus manos, ¿sabes? · j l~s comprom~sos, cuando se hagan europeos... Esto
Me despertaba por la .noche, sentía tus manos en mi s?!º sera pos1. b_le en la tercera generación: cuando el
éspalda y tenía miedo de abrir los .ojos, aunque sa- 1 h1Jo de la cocmera termine sus estudios universita-
bía que tú no estabas a mi lado ... Fue terrible. A ve- rios... El n_iet~ d~ 1:1 cocinera dirigirá el Estado. Creo
1 en esto: d1smmuiran las emociones y los amaesfra-
ces veía a mi padre vivo, alegré, y de repente me
abrazabas y sentía las líneas que tienes en las pal• ·i rá el pro.gi;-e~o. Mi difun.to suegro, ¿sabe?, tenía pasa-
mas y. tus dedos tiernos, largos, de yemas· suaves, . porte bntamco; pero era ruso; tenía la nariz como

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,y 15
.. ·¡
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una patata y se atracaba de tortas y <:aviar, que cogía
eón las manos. Pero cuando llegaba a Petersburgo, ·· -_¿Y cuántos me !!Cha a mí? -~reguntó Isaiev,
casi lo recibían con salvas de cañones .. Nos gustan los Ilevandose a la boca una píldora de la cajita del ¡,pre-
extranjeros, -somos respetuosos con el ·forastero ... parado del sueño». ·
Obtendré un pasaporte en Australia, cambia_ré mi -Me es difícil decirlo -contestó el farmacéutico-.
apellido Petrov por Peterson, y entonces volveré y Todos los europeos me parecen asombrosainente
entraré en caballo ·blanco. Cuando diga: «Tómalo, iguales: .. Es _la misma cara ... Tendrá usted cuaren-
sírveme, vete al diablo», me perdonarán. A un extran- ta y cmco anos, ¿no? ' . ·
jero se le perdona todo... · -:-<?radas -dijo Isaiev y se tragó otra píldora-.
Ert la calle, Isaiev sintió náuseas, y ante sus ojos Gracias. Se ha equivocado en dieciocho años.
.,.
se elevaron dos grandes círculos verdes. Eran iridis- · -¿Acaso tiene más de sesenta'
. centes, vacilantes como los círculos alrededor de la -No. Tengo veintisiete. · ·
Luna 'durante los fríos navideños en la Rusia sin boi~-
ques. «Así era la Luna, cuando iba con papá de Orsk
a Orenburg -recordó Isaiev...:.... Me llevaba en las ro- -¿Tu ventana ·está en el quinto piso y tiene cor-
dillas, y pensaba que yo dormía, pero continuaba ta- tinas azules?
rareando la canción de cuna: Duerme, mi bien, duer- -¿Cómo lo sabes, Maximushka'
me, ·en la casa se apagaron las luces, los pájaros se -Ya lo ves... . · ·
d_urmieron en el jardín, los pececitos se durmieron -¿Alguien te lo escribió?
en el estanque, duerme ... Después tarareaba la melo- .""':"Nadie ·me· ~o escribió. Pero estas cortinas las
día, porque memorizaba mal los versos, y de nuevo hiciste en Vladivostok, cuando me mudé de Gniloi
comenzaba a susurrar lo de los pájaros dormidos en Ugol a Poltavskaia; cort.inas azules con lunares blan-
el jardín ... Si estuviera vivo, seguramente podría dor- cos y frunciaos a los lados. ·
mirme ahora, me obligaría a oír su _voz y sabría ·que -~runcidos. Nu~ca te oí esa palabra, y me daba
existe en el mundo una persona que me espera. No verguenza pronunciarla en tU presencia.
me volvería loco a ·causa de la espera, ni por la fe Q -¿Por qué, Sashenka?
·1a falta de fe, la esperanza y la desesperación.;, . ·· -No.lo sé. Nosotros nos inventamos el uno al otro.
El farmacéutico, dando la vuelta a la receta del ~onocemos algo de este ser inventado, otro ~lgo lo
doctor Petrov, suspiró. · ignoramos y, poco ·a poco, nos vamos olvidando del
-Lé doy la última cajita, Sir. -El viejo chino q~~ empezamos a amar y nos volvemos a nosotros .
hablaba un inglés de Oxford que a Maxim Maximo- m1~mos, Y el agua coge su nivel. Al hombre que se
vich le pareció algo vacilante e iridiscente, como los q~1ere hay que temerle un poco: por si se va, por
círculos que ·tenía ante sus ojos, algo irreal y cómi- s1 se enamora de otra; las mujeres son tontas, quie-
co-. Es un preparado maravilloso, una combinación re~ amurallar al hombre con falta de libertad, y des-
de la medicina tibetana, nacida de la comprensión pues ellas se cansan· de la tranquilidad, como los
del gran misterio de las hierbas, y la farmac'ilogía "encedores en las- luchas de circos.
moderna europea. -¡ Qué escalera tan oscura!
-¿Dónde aprendió inglés? -Los niños quitan las bombillas.
-Trabajé durante treinta años de criado cu casa -¿Por qué hablas tan bajito?
del doctor Woods. -Te tengo miedo.
-¿Qué edad tiene?
-Todavía soy relativamente joven -sonrió el far-
macéutico-. Sólo ·:engo ochenta y -tres años; para un -Cerveza; por favor.· Rubia. Fría. Muy fría.
chino es la edad de la «naciente sabiduría». El propietario. del' pequeño bar alemán le sírvió
la ,cerveza a Isaiev. Casi siempre se s~ntaba a su
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2 - DIECISIETE INSTANTES DE UNA PRIMAVERA
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tante tensión interna; pero, por lo visto, es imposi-
mesita y hablaban de Alemania: Karl. Nit~he hab~a ble, y ·siempre seré así: alguien que sólo cree en sí
nacido en Munich, donde Maxim Max1mov1ch hab1a mismo y en dos enlaces: Rosa y Walter, y en nadie
vivido cinco años con su padre. · más. Tengo que .engañarla, tengo que volverme torpe-
-Con- este calor, lo ~ejor es tomar la cervez~ algo mente y abrir los ojos, pero no de pronto, para no
caliente, mi querido Max. Se le puede enfr,1ar la · asustarla, sino poco a poco: primero estirarme, des-
garganta si la toma helada con este calor. ¡ Que mala pués empezar á murmurar algo, y, por fin, de un
cara tiene! ¿Está enfermo? tirón, sentarme en la c;ama y abrir los ojos. Así ten-
-Sano como un toro, Karl. Un poco cansado. drá tiempo de cubrirse· con la sábana; sin duda se
Dos muchachotes se sentaron junto a la esc~lera tapará con la sábana y se secará los ojos, porque está
que conducía al sótano y gritaron como, cupletistas, llorando.»
a dos voces:
· -¡ Camart;ro, cerveza! . ,
-Son rusos -susurró Karl-. Ahora pe.diran .'"'.od- últimamente, Isaiev vivía en un hotel cerca del
ka y pan, negro... Los rusos, aunque delgados, Jove- puerto, y .todas las ventanas de su- cuarto daban al
nes y educados, son puercos. ·Perdone un momento ... mismo. Se pasaba horas apoyado en el alféizar vien-
Se levantó de la mesa y gritó hacia el sótano, apo- do los barcos de Rusia. Al principio, se paraba junto
yándose en el pasamanos de la escalera: al muelle donde atracaban los buques soviéticos;
-¡Dos cervezas, rápido! . pero después de haber visto a su lado a dos mozos
«Sería interesante saber s1 estos muchachos me de la Unión de Liberación que simulaban contemplar
han sorprendido en. la farmacia o han esperado que los barcos sólo cuando él advertía su presencia, dejó
saliera del médico -pensó Isaiev-. Seguramente, me de ir al puerto. «Cuídate, que Alguien te cuidará», le
esperaban cerca .de ·1a casa del, m~dico. Pero no me decía el cazador Timoja, temiendo pronunciar el nom-
he dado cuenta de que me s1gu1eran. Mal asunto, bre de Dios en vano, porque los rojos «no entienden
pero que muy malo ... » nada de eso y, además, se ríen.»
! A pesar de que los jóvenes del contraespionaje ·
«Cree que estoy dormido. -se dij<?, Isaiev-. Tam- lblanco habían empezado a seguirlo, Isaiev había
transmitido en varias ocasiones a Dzerzhinski el in-
bién a ella la engaño con m1 resp~q1c1on acompasad~, ~./ - forme de que los emigrados de Shanghai -y, por su-
con mi mano pendiendo de la ca~a y el cuello est1- -' puesto, los de. Dairén-,-- no eran ya una fuerza real
rado... Me veo desde fuera incluso cuando duermo. •.! y que los juegos a complots, chequeos y planes a
· Qué horrori Y si le digo que me doy cuenta de que largo plazo no eran sino un medio de conseguir dinero
~stá a mi lado; de que me mira a la cara; de que j en algún sitio para dar de comer a sus familias. Los·
veo temblar la venita azul de su cuello, de qu~ se · 1 más listos se dedicaron al comercio; y los más ricos
cubre · el pecho coI? el brazo i~quier~o y de cua?t? 1 se fueron a los Estados Unidos; en la política, eñ el
dolor veo en sus OJOS, me cons1derar1a como el ,u1t1- ! «movimiento de liberación», qtiedó gente desgraciada,
·mo canalla, porque podría creer que la estoy miran- ,.~'~ condenada, tontos que cifraban sus esperanzas en
do a través de los párpados .semicerrados. ¿Tal vez · l un milagro: la explosión interna, la guerra en Occi- ..
Ja miro a través de los párpados semicerrados? No. Í dente, la intervención desde Oriente. Los emigrantes-
Mis ojos están cerrados; ·simplemente la veo porque . J políticos reunían dinero en míseras cantidades, man-
estoy acostumbrado a sentir todo lo que está cerca. daban emisarios, unas veces, a Tokio, y otras, a Pa-
de mí. Yo pensaba que esto me ocurriría solamente rís, pero los echaban de todas partes. Moscú ,ofrecía
allí detrás de la frontera; pensaba que en casa todo concesiones, y esto era una ventaja real y no quimé-
est~ desaparecería y me convertiría d~· :1uevo en un rica. Los emigrantes eran mirados como parientes
hombre común, como todos, y no sentina esta cons-
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pobres que molestan y no se· les puede echar, pero en una pesada modorra de diez minutos, y, entonces,
tampoco se les puede dar dinero; acabarían por mal- · re parec;ía como si alguien le diera un golpe en la
criarse definitivamente. cabeza. « i No duermas! ¡ Abre los ojos! Tienes que ·
Sin embargo, Dzerzhinski. criticó fuertemente a resistir una semana más. ¡ No duermas!»
Isaiev. ... Isaiev estaba sentado en el alféizar, viendo cómo
-Hay que analizar con más profundidad y am- la penumbra invadía la ciudad. Esperaba, aL fin, sen-
plitud ·-,replicó-. La situación es tal, que la emigra- . tir deseos de dormir, pero mientras más se acerca-
ción no conviene en ·modo alguno a· los gobiernos ba el día de la partida, más terrible le áa volver a la
de Europa, y, además, está internamente dividida. habitación. Los cinco años pasados en Shanghai, Can-
No obstante, si en el mundo aparece una fuerza extre- . tón y Tokio, se vengaban ahora con un frío inte-
mista organizada y dirigida, la emigración encontra_rá · y una constante sensación de· escalofrío y mie-
el apoyo más amplio. Los contactos de Savinkov per- Lo mismo le ocurría. en la infancia, cuando pla-
miten señalar como tal fuerza a los fascistas de Mus- neaba con su padre ir· a Grenoble y estaba esperan-
solini y a. los nacionalsocialistas de Hitler, que lo do este todo el año como una fiesta mientras
siguen. «¿Y· si luego no hiciéramos' el viaje?»
sin cesar tener ganas de acostarse y de
~
0
,•c:t1r~1rc:P hasta que los huesos crujieran, con los bra-
-¿Enciendo la luz, Maximushka? zos debajo de la cabeza, viendo la cara de Sashenka
-Pero aún se ve, ¿no? cerca, muy cerca, y dormirse después, y despertarse
-Sí. Pero a mí me parece que ya es de· noche. cuando sólo faltaran. cinéo días para la partida.
-Ven, Sashenka ...
-¿Tomarás té?
-Ven a mí... -Te quiero mucho, Maxim; tal vez sólo ahora he
-He calentado el agua en el infernillo. ¿Quieres llegado a comprender cuánto te quiero ...
lavarte, después del viaje? -¿Por qué sólo ahora?
-'Quiero que te acerques a mí, Sashenka. -Porque se espera lo soñado, pero ·se quiere lo
,,Me parte el corazón su modo de mirarme. Se ha nuestro.
puesto los brazos en el pecho, como si rezara. Niña, -,¿No es al contr~rio?
amor mío, ¡ qué miedo he sentido por ti durante to- -Tal vez sea al contrario. Ahora no tenemos por
dos estos años ... ! No me mires así. Estaré callado. qué hablar, querido. Estamos diciendo tonterías co-
No preguntaré nada de nada .. Tampoco me pregun- mo si jugáramqs al escondite. Déjame quitarte ·1a
tes. No debemos humillarnos con la mentira.» corbata, agáchate. ·
«Antes no sabía quitarme la corbata», pensó Isaiev;
y tomó entre sus manos los helados dedos de ella y
Después de la muerte de Dierzhinski, a Isaiev le se los. apretó.
pareció que lo habían olvidado. Dirigió a la Lubianka
ocho cartas cifradas pidiendo permiso para ir a
Moscú: sus nervios se resentían. No había respues- Llamaron a la puerta suave y cautelosamente; pero
ta. Pero, un mes antes, Walter le había transmitido la como quiera que el pasillo estaba cubierto con una
orden de que se alojara en este hotel y esperase la gruesa alfombra que ahogaba los pasos, la suave lla-
llegada de nuevos documentos para salir de China, y mada pareció un trueno. Maxim Maximovich, lleván-
todo el mes lo había pasado insomne, andando por la dose la pistola al bolsillo de la chaqueta, dijo:
ciudad hasta sentir· mareos o náuseas; se sentaba en -Adelante. ·
el banco de · un parque, cerraba los ojos, se hundía· Walter vestía un traje de dril blanco, manchado
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-No puedo ni tengo deseos de dormir.
con gotas de vino tinto. . . ·-Te suplico que. duermas... Cuando despiertes,·
;_Tom.a -dijo alargando el. sobre-, para ,t1. -Su será de noche, volverán a pasar estos cinco años y
tonante dialecto bávaro resultaba hoy especialmente · será_ como si nunca nos hubiéramos separádo.
brusco. -¿A qué oHa la casa de Timoja?
En el sobre estaba el pasaporte alemán a nompre -A miel y estopa.
de Max Otto von Stirlitz y el billete de primera cla- -¿A qué más?
se para Sidney. . , : •" -No me acuerdo.
Walter cerró los ojos y empezo. a hablar; memon-., -A nieve. A· nieve de marzo.
zaba fácilmente los datos cifrados después de apun-J -Por favor,· por favor, duérmete, Maximushka.
tai:-Ios dos veces en vaiias hojitas de papel. ·¾ -No me gusta engañarte.
"'i.:iF" -Vuélvete; te acariciaré y te dormirás.
Camarada Vladimorov: entiendo la magnitud de•'f ··
sus dificultades, pero la situación es tal, que no tene- \
-¿Me has querido siempre?
,-Sí.
.:....¿Siempre, ·siempre?
mos derecho a aplazar para mañana lo que. podemos . .:....sí.
hacer hoy. La documentación que le enviamos "l!ª!~r~-·= -¿Y ... ?
Stirlitz» es totalmente segura y le ofre.ce la poszbilz- ., .

fila; de los nacionalsocialistas de Hitler, .1uien -~ª¡


dad . dentro de dos o tres años, de infiltrarse en las .·.
1
-¡ Sí, sí, sí, duerme!
-¿Por qué lo dices tan rudamente?
-Porque tú me lo has preguntado así.
publicado hace poco su programa de acezan: Mems . -¿No tengo nada que ·preguntar?
Kampf. Nuestros hombres le encontrarán en Hongo' . -Nada. Duerme, querido, por favor, te lo suplico,
Kong, «Hotel Londres», habitación 96, reservada a , due.rme ... Ya ha pasado todo y estás en casa ...
· nombre (le Stirlitz, y le entregarán fotografías, álbu- Duerme .. .
mes familiares y cartas para usted, de Stirlitz padre.
El trabajo de aprenderse la historia le .llevará diez ·
días. Menzhinski. -Desde Berlín es más fácil regresar a casa que
desde -aquí.
'V -Sí. Tienes razón. Lo entiendo todo. Pero ahora
-Ahora vete- dijo fsaiev-. Vete, Walter., porque ¡·' vete; me acostaré y me dormiré. Me siento como un
tengo mucho sueño. Quiero dormir mucho. _ perro que se ha cansado de !adrarle a ún hueso. Y
Walter vio la cajita del «preparado del sueno» Y no sé bien lo que digo. Puedo decir alguna inc<?n-
sonrió. veniencia y te ofenderías. Vete, vete, Walter ...
-La psicoterapia es una gran cosa -comentó-.
Rudnik hace este preparado de aspirina y valeriana. 1
Es una engañifa. · Él volvió a casa en junio de 1946: diecinueve años,
-Es posible- convino Isaiev-. Pero ahora . quiero: · siete meses y cinco días después de su encuentro con
dormir, no por Rudnik ni su prep'arado .. Todo ha vuelt'.· alter en Shanghai, en el piso 12 del «Hotel Britá-
to a sus cauces y hasta estoy contento, porque un
hombre liberado del presidio teme la libertad.
Moscú.
-Debes dormir, Maxim.
-No puedo.
-Pol' favor, duérmete, querido.

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A la memoria de mi padre

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¿QUIÉN IES QUIÉN?

Al principio, Stirlitz no podía creerlo: en el parque


cantaba un ruiseñor. El aire estaba helado, y aunque
los alrededores se advertían tímidos signos pri-
maverales como en una acuarela fina, la nieve aún
permanecía compacta, sin ese tímic:lo azul interno
que precede siempre al deshielo nocturno.
Los viejos y poderosos tróncos de los árboles eran
negros; el parqué olía a pescado recién congelado.
Aún no se percibía fl intenso olor a pino y a álamo
temblón, podrido desde el año anterior y que acom-
paña a la primavera; pero el ruiseñor cantaba con
todas sus fuerzas: un torrente de trinos y caden-
cias, frágiles e indefensos en aquel parque sombrío
tranquilo.
Stirlitz recordó a su abuelo. El viejo- barbudo de
espesas cejas sabía hablar con los pájaros. Uama_ba
a los estorninos y se sentaba bajo un árbol para
contemplarlos largo rato, hasta que sus ojos empe~
zaron a parecerse a los móviles ojos de los pájaros,
y éstos no le tenían ya miedo alguno. ·
-Fiu, fiu, fiu -les silbaba su abuelo.
Ellos le respondían confiados, alegremente.
Con la puesta del sol, los negros troncos de los
volcaron sus sombras uniformes y lilas sobre
la nieve blanca «Se helará, pobrecito -pénsó Stír-
litz y, envolviéndose en el capote, regresó a la casa-.
No es posible ayudarle: sóio hay un pájaro que des-
confía de la gente: el ruiseñor.»
Consultó el reloj: las siete en punto.
«Ahora .vendrá -se dijo-. Siempre ha sido pun-

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tual. Le dije qµe viniera de la estación a través de , si' aún no me he marchado hága~e un café fuerte,
bosque, para que no se encontrara con n.adie. Espe · lo más fuerte que pueda... '.
raré. Es agradable esperar rodeado de tanta herma::
sura.» . ' De Justas a Alex. Desde Berlín.
Stirlitz recibía siempre a aquel agente allí, en la.· . Inf?;m~ción sobre fuerzas y efectivos de los grupos
pequeña villa junto al lago, Aquella vivienda clan2 de E¡ercitos ¡m el Frente Oriental durante·· el mes de
destina resultaba cómoda y tranquila, alejada 'de las febrero.
miradas indiscretas, en medio de un bosque de ro,.
bles. Durante tres meses estuvo pidiendo a Pohl; J. Grúpo de ejércitos Curlandia ... 20 divisiones
Obérgruppenführer de la SS, la suma para comprarle Totat ....................... . 232.000
la villa a los hijos de los bailarines de la ópera Efectivos ................... .. 110.000
muertos duraBte un bombardeo. Pedían mucho· por .. .!'
2-. Grupo de ejércitos Norte .. . 28 divisiones
ella, y Pohl, responsable de la política económica de.·. :•·.·. tl.- Total .......................... . 384.000
la · SS y SD, se negaba categóricamente. "'
-¡ Se ha vuelto usted loco! -decía-. Puede alqui- :: .·· Efectivos ................ .. 141.000
.lar algo -más modesto. ¿Por qué este afán de lujo?
¡ No podemos despilfarrar dinero a tontas y a locas! · · ~ 3. Grupo de ejércitos Vístula ... 37 divisiones
¡ Es ~eshonesto actuar ,así con la nación que soporta Total .......................... . 5Z7.000
el peso de la guerra·! ., Efectivos . .. . .. . .. .. . . .. .: . 280.000
Stirlitz tuvo que hacer venir- a su jefe, Walter ;
Schellenberg, dirigente del espionaje poHtico del ser- :: 4. Grupo de ejércitos Centro .. . 43 divisiones
vicio de seguridad, Brigadeführer de la SS. De treinta ; Total ......................... .. 413.000
y cuatro años, fino conocedor de 1a ·belleza, intelec-· Efectivos . ................. . 191.000
tual' y hombre perspicaz, Schellenberg comprendía
perfectamente que era imposible encontrar otro sitio C 5. Grupo de ejércitos Sur .. . 35 divisiones
mejor para entrevistarse con agentes de alto nivel. Total ...... · .............. . 449.000
La compra se había realizado a través de testafe- Efectivos ................ .. 143.000
rros, y un tal Bolsen, ingeniero jefe de Robert Ley, Total de fu!!rzas . .. .. . . .. 2.005.000
planta química del pueblo, obtuvo la autorización'\.! Total de efectivos . .. .. . .. . 865.000
para utilizar la villa. Él mismo contrató a un guar,
dián por un sueldo alto y buenas raciones extras. Fuente: Teniente coronel del Ejército de 'za reserva.
Bolsen era el Standartenführer de la SS Von Stirlitz. ·. JUSTAS•.
.. .Después de poner la mesa, Stirlitz conectó la
radio. Londres transmitía una música· alegre. La or-
questa del norteamericano Glenn Miller ejecutába De Schwarz a Alex.· Desde Viena.
una pieza de la Sun Valley Serenade. Esta película le Contenido: Fuerzas del. Ejército de reserva, con
· había gustado tanto a Himmler, que se compró una ·;,, fecha de 2 de eriero de 1945:
copia en Suecia. A partir de entonces la proyectaban,·~;,
con frecuencia en el sótano de Prinz-Albrechtstrasse a) personal de reserva, incluidos los con-
sobre todo durante los l;>ombardeos nocturnos, en qu~' valecientes ... . .. ·... .. . . .. . .. .. . ... .. 546.000
resultaba imposible interrogar a los detenidos. b) personal .permanente en ·las unidade;
Stirlitz llamó al guardián. de· entrenamiento · 147.000
-Hoy puede irse a la ciudad, a ver a sus hijos
\l c) cadetes de las es~;t~l~; / ~~r;~s "~¡Ú,
tares ... · ...... 113.000

.
-le dijo~. Venga mañaná a las 6 de_ la mañana,

. (
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Fuente: Mecánico del servicio técnico de la zona
d) en los hospitales .. . . .. .. . .. . . .. 650.000 fronteriza.
e) milicias populares .. . .. . .. . .. . 205.000 GISELA.
f) unidades de guarnición ... 18.500
g) otros servicios y unidades 143.000 · De Thomas a Alex. Desde Leipzig.
h) personal no clasificado ;.. 310.000 El Banco del Comercio transfiere cada día consi-
Total 2.132.500 derables sumas de dinero a los Bancos españoles (no
se ha podido averiguar aún a cuáles). De 100.000 a
Fuente: Documentos taquigrdf icos del Estado 400.000 marcos depositan los miembros del partido
.Mayor. 0 sus esposas. Según los datos obtenidos, este dinero
SCHWARZ. no puede perteñecerles.
Fuente: Cajero del Banco.
THOMAS.
De Greta a Alex.
Documentos obtenidos· permiten calcular que, en Todos estos datos, enviados a Alex, jefe del espio-
enero de 1945, la industria de Alemania producía: naje soviético, fueron verificados minuciosamente
hasta donde fue posible. El triple control confirmó la
Municiones .. . .. . .. . 3 veces más que en 1941 veracidad de las comunicaciones recibidas. Después
Armamentos .. . .. . ·2 veces más que en 1941 fueron enviadas a todos los miembros del Comité
Tanques ...... 7 veces más que en 1941 Estatal de Defensa. . .
Aviones 3 veces más que en 1941 El jefe del espionaje suponía, con razón, que en los
Buques ...... 1 ½ veces más que en .1941 próximos días tendría una tarea sumamente comple-
ja, porque la situación se presentaba interesante, •
Fuente: Secretario del asesor de Speer, ministro bastante complicada y con muchos. interrogantes.
de Planificación y Armamento del Reich. . -Para cualquier imprevisto, póngase en contacto
GRETA
con la sección de radio -dijo a· su secretario-. Que
preparen una transmisión especial para Justas .. Nada
concreto: que espere· una misión. Hay indicios que
De Siegfried a Alex. Desde Copenhague: . me hacen suponer que la cumplirá. Tengo muchas
Ayer, dos altos oficiales del SD subieron a bordo esperanzas de que .será así y de que será la última.
de un yate con bandera española. El yate, Azul del (Del expediente del miembro del NSDAP (1 ), inicia-
cielo, zarpó rumbo a Estocolmo. Los oficiales del SD, do en 1930, Brigadeführer SS Krüger: «Ario genuino,
provistos con documentos de ingenieros-hidrólcigos, fiel al Führer. Carácter nórdico, duro, sociable, trata
embarcaron en él. Fueron despedidos por Schellen- bien a los amigos. Implacable con los enemigos del
berg, jefe del espionaje político. Reich. Hogareño. No ha tenido relaciones compro-
Fuente: funcionarios portuarios de cuarentena. metedoras. En el trabajo es el maestro insustituible
· SIEGFRIED.
en su oficio ... »)

Después de que los rusos irrumpieron en Cracovia


Gisela a Alex. Desde Munich. en enero de 1945, y la ciudad, tan cuidadosamente
A la sección local de seguridad llegan autos de altos minada, quedó intacta, Kaltenbrunner mandó llamar
oficiales de la SS. Aquí toman ·otros automóviles, casi
siemp,:e de marcas francesas o .norteamericanas,· y (1) Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. - N. del
van a Suiza. · · traductor.
Cinco de estos coches partieron ayer para Suiza.
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a Krüger, jefe de la Sección Oriental de la Ges-
t apo. · f' . · , cietuviese en su carrera y levantara las patitas; pero
--¿Tiene usted alguna justificación lo su 1c1ente- conocía bien las relaciones :dentro de la SS: cuanto
mente objetiva para que el Führer pueda creerlo? -:-=-le mayor fuese el rigor con que se castigase a sí mis-
preguntó Kaltenbrunner. . . . .. mo, tanto más suave sería Kaltenbrunner o cualquier
Aunque simplón y cándido en apanenc1a, Kruger otro en su lugar.
esperaba aquella pregunta y tenía preparada su res- -No se comporte como una mujer -replicó Kal-
puesta. Pero debía mostrar to_da una gama de rea~- tenbrunner, encendiendo. un cigarro; Krüger com,
ciones: quince años de estancia en la SS Y el part1- prendió que su línea de conducta había .sido corree-
do le habíari enseñado a actuar. Sabía que era tan ta: .se había salvado. Había que analizar el fracaso
inconveniente contestar en seguida ccimo negar por ,, para que no se repitiera jamás.
completo su culpabilidad. Había aprendido la exac- ~~kl' Krüger dijo:
titud y el control de su conducta en todos los luga- '1 ~Obergruppenführer, ·sé que mi culpa es enorme.
res y circunstancias. Hasta en su propia casa se des- .. ·.1 Pero '!ui~iera qu.e escuchara usted al Standartenfiih-
cubría transformado en un hombre completamente . rér Stirhtz. Estaba al tanto de nuestra operac1on, y
distinto. Al despertarse por la noche permanecía a · · • .. puede confirmar que todo había sido preparado a
veces duran.te la_rgo rato co? los ojos abiert~s, escu-. "~~ concienc~a. A_él lo ascenclie_ro?, mientras que a I?,í.. ..
chando el silenc10: le parecia que mcluso alh, en un ·: -¿Que tema que ver Stirhtz con esta operac1on? ·
cuarto oscuro, alguien de ojos fríos y serenos conti- . -Kaltenbrunner se encogió de hombros-. Trabaja-
nuaba observando. Al principio hablaba con _su mu-. ba en el servicio de ·espionaje y se ocupaba de otros
jer por la noche, en un susurro; pero, a medida ..que asuntos en Cracovia. .
iban desarrollándose técnicas especiales -y Krug<;:r -Sé que se ocupaba de un V-2 (1) perdido, pero
. mejor que nadie conocía sus éxitos-, dejó de decir consideré que mi deber era informarle de todos los
. en voz alta lo que a veces se permitía- pensar. Hasta detalles de nuestra operación. Pensé que a su regre-
en el bosque, paseando con su mujer, callaba o le so le comunicaría al Reichsführer o a usted· cómo
hablaba de nimiedades, porque le parecía que en el habíamos organizado todó el asunto. Esperaba ins-
Centro ya habían inventado un aparato capaz de gra- trucciones adicionales de usted, pero nunca recibí
bar a grandes distancias. . nada.
Así, paulatinamente, se había operado lá t~ansfor- W -¿Estaba incluido Stirlitz en la lista de personas
mación. El Xrüger de antaño había desaparecido; _en -'' que~ debían conocer esta operación?
su lugar, y en la envoltura de un hombre. c~:moc1do -No lo sé.
"por todos, sin ningún cal!lbio externo, existia otro, Kaltenbrunner llamó al secretario:
creado por el anterior, desconocido para todos, que -Averigüe, por favor, si Stirlitz, de la sexta sec-
no sólo tenía miedo a decir las verdades, sino que ción,-estaba incluido en la lista de personas elegidas
temía incluso pensar estas ve~a~es. . . para llevar a cabo la «Operación Scpwarzfeuer» (2).
-No -dijo Krüger con sentimiento, ~runc1endo el. , Cuando el secretario hubo salido, Krüger compren-
ceño y ahogando a duras penas un suspiro-, no ten- . ,~,dió que había desviado demasiado pronto el .golpe
go una justificación suficiente ... Soy soldado, la gue- :t! ''hacia Stirlitz y dio marcha atrás.
rra es la guerra y no espero indulgencia alguna. -Toda la culpa es mía -continuó, inclinando la
Jugab~ con p~ecisi~n. Sabí~ que mient:as más se- cabeza y hablando en voz baja y con dificultad-.
vero fuera· consigo mismo, mas desarmana a Kalten- · Para mí sería terrible que. castigara usted a Stirlitz.
brunner. Nada hac_e rabiar tanto a ..un ~algo como Lo respeto profundamente como a un luchador fiel.
la huida de una liebre. Claro que Kruger ignoraba el
comportamiento de un galgo ante una liebre que sé (1) Proyectil-cohete teledirigido. - N. del. T.
(2) Fuego negro. -N. del T.
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3- DIECISIETE INSTANTES DE UNA PRIMAVERA
Jo relativo a la operac1ori. Ya pensaremos después
No tengo justificación, y sólo podré expiar mi culpa dónde mandarlo. Hay poca gente ·y mucho trabajo,
con mi propia sangre en el campo de batalla. Kr:üger. Mucho trabajo.
-¿Y quién va a luchar contra los enemigos aquí? Cuando Krüger se hubo retirado, Kaltenbrunner
¿Yo? ¿Solo? Es demasiado sencillo morir en el frente llamó a su secretario:
por la patria y por el Führer. M.uc~o más ~ifícil e;S -Revise todo lo concerniente a ·Stirlitz en los últi-
vivir aquí, bajo las bombas, y ehmmar las mmund1- mas dos años, pe~o de modo que no se entere Sche-
cias con hierro candente. ¡ Aquí no sólo se necesita llenberg. No hay por qué alarmarse: Stirlitz es un
valor sino cabeza! ¡ Y ca!Yeza inteligente, Krüger! funcionario valioso y un hombre valiente, no debe-
Kriiger comprendió que no lo enviarían al frente, ;; mos arrojar sobre él ninguna sombra cie sospecha.
que era el castigo más terri?le. T_errible no J?ºr las.,¡t..,- Simple~ente es un chequeo .~utuo y de rutina ent~~
balas rusas- por supu~sto, el sena un gr~n Jefe ~n ·':lj'P' campaneros... Prepare tamb1en una orden para Kru-
el. frente-, sino, simplemente, porque sabia el od1? · ····.-1.·.. · ger: lo mandaremos como segundo jefe de la Gestapo
feroz que los oficiales del Ejército tenían .a los anti- , a Praga/ que ahora es un lugar caliente.
guas funcionarios del SD. Siempre buscaban un pre- .
texto para someter a la gente del SD a los procesos A
del partido o a un tribunal militar, y allí no se podía_ _. ,
esperar misericordia; las leyes del frente son las de'
la muerte... µ
El secretario abrió sigilosamente la puerta y puso
sobre la mesa de Katteñbrunner varias carpetas del-
gadas. Kaltenbrunner las ojeó y, tras una exclamación
de asombro, dijo: ·
-Gracias. Averigüe, por favor, si Stirlitz visitó a
los jefes después de su regreso de Cracovia, y si lo
hizo, con quién se entrevistó. Averigüe, además, qué
problemas se discutieron.
-Ya lo he hecho -dijo el secretario-, por si aca- l
so. Al regreso, Stirlitz comen~ó a trabajar inmedia- ·"
tamente en el asunto del transmisor estratégico que
envía informaciones a Moscú ...
Kr-üger se acordó de cuando escuchó en· Crac;ovia
11;1. conversación, grabada, que sostuvo el coronel del
Ejército, Berg, con el general Neubuth, ·en la que el
coronel pedía que lo mandaran al frente. Krüger de-
cidió imitarlo: imáginó que, como todas las personas ~
·crueles, Kaltenbrunner sería muy sentimental. 11"· •,.;;
-Sin embargo, Obergruppenf ülzrer, pido su permi- ·
so para ir a la primera línea-de combate.
--Siéntese -elijo Kaltenbrunner- y no se mues,
tre como una Gretchen ·o). Hoy puede descansar, pero
mañana escríbame detalladamente, paso a· paso, todo

(1) Sinónimo de muchacha tím;d, y ,e~t,da. - Noto


·del ,traductor.

34
·¡
bib. estrella roja khalil.rojo.col@gmail.com
12-11-1945 (18 h 38 min)

,_.• ,. «-Pastor, ¿qué cree usted que predomina en eJ ser


humano, el hombre o la bestia?
»-Creo que en el hombr:e están equilibrados a par-
tes iguales.
»--No puede ser..
»-Sólo puede ser así.
»-No.
»--De lo contrario, uno de los dos ya habría ven-
cido hace mucho tiempo.
»-Ustedes nos reprochan que apelamos a los bajos
instintos y relegamos lo espiritual a un plano secun-
dario. Lo espiritual es verdaderamente secundario.
Lo espiritual crece como los hongos con levadura
básica.·
" . »-¿Qué levadura ·es ésa?
»-La ambición. Lo que ustedes llaman lujuria, yo
lo llamo un deseo sano. de acostarse cori una mujer
y hacerle el amor. Ser el primero en el trabajoes una
sana· aspiración. Sin estas aspiraciones habría cesa-
do el desarrollo de la Humanidad. La Iglesia ha
hecho muchos esfuerzos por frenar este desarrollo.
¿Comprende usted a qué período de la Iglesia me
-refiero?·
»-Sí, sí, por supuesto, lo conozco. · Conozco per-
fectamente ese período, peró también conozco otras
cosas. No veo la diferencia entre sus opiniones sobre
el hombre y las que tiene el Führer.
»-¿De veras?
»-Sí. E.l ve en el· hombre una bestia ambiciosa.
Sana, fuerte y ansiosa de ganaFse el espacio vital.
»-No se imagina hasta qué punto está equivocado,

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porque el Führer no ve en cada alemán simplemente »-Constantemente evita usted, de una h1anera muy
una bestia, sino una bestia rubia. moral, contestar las preguntas que me atormentan.
»-....'.Pero usted ve en cada hombre una bestia en No me dice ni "sí" ni "no", pero a todo hombre
general. que busca la fe le gusta lo concreto: un solo "sí" y

I
»-Veo en cada hombre su procedencia. Y el hom- un solo "no". Usted siempre ofrece "sí-no", "mejor .
bre procede del mono. El mono es una bestia. dicho, no", y todos los matices semánticos del "sí".
»-Aquí es donde divergen nuestras ideas. Usted Y esto es lo que odio profundamente; no tanto su
cree que el hombre procede del mono, pero no ha método,. como su práctica.
visto el mono del que surgió el hombre, ni tal mono »-Usted desaprueba mi práctica. Está claro... Sin
le ha dicho nada sobre el asunto. No lo ha palpado, · embargo, usted, en la práctica, al fugarse del campo

»-¿Acaso Dios le ha dicho que creó al hombre?


··r
no puede palparlo. Usted lo cree, porque tal creen--.. . de concentración, se dirigió precisamente a mí. Sería
cia corresponde a su formación espiritual.
.
interesante saber cómo lo explica.
»-Simplemente, demuestra una vez más que en
»-Por supuesto que no, nadie me ha dicho nada cada hombre, como usted dice, existe lo divino y lo
y no puedo demostrar la existencia de Dios. Es im- simiesco. Si en mí hubiera predominado lo divino,
pósíble de demostrar; sólo se puede creer en él. no me habría dirigido a usted. No me habría esca,.
Usted cree en el mono, yo creo en Dios. Usted cree Á\)c, pado, habría aceptado morir a manos de los verdu-
en el mono, porque ello corresponde a su formación . gos de la SS y les habría ofrecido mi otra mejilla
espiritual; yo creo en Dios, porque ello corresponde para despertar en ellos algo humano. Ahora bien, si
a la mía. usted hubiera caído en sus .manos, me pregunto si
»-Está usted tergiversando algo las cosas. No creo habría ofrecido la otra mejilla o tratado de evitar
en el mono. Creo en el hombre. el golpe,
»-'-Que procede del mono. Usted cree en el mono, »-¿Qué significa ofrecer la otra mejilla? De nue-
en el hombre. Yo creo en Dios, en el hombre. vo proyecta usted mi alegoría bíblica sobre la ma-
,,_y ese Dios, ¿está en cada hombre? quinaria real del Estado nazi. Una cosa es poner Ia
»-Por supuesto. ' mejilla en la parábola, que, como ya le líe dicho, se
»-Pero, ¿dónde está en el Führer? ¿Dónde está,·
en Gc:;,ering? ¿Dónde está, en Himmler?
. »-Es una pregunta difícil. Estamos hablando so-· 't · trata de una alegoría de la conciencia humana, y otra
,. cosa e~¡- caer en la maquinaria que no te pregunta si
ofreces o no la otra mejilla. Significa caer en una
bre la naturaleza humana .. Claro que en cada uno ' maquinaria que por principio, por su misma idea,
de esos villanos se pueden encontrar las huellas del carece de conciencia. Naturalmente que a una rná-
ángel caído. Pero, desgraciadamente,· toda su natura- quina, a una piedra en el camino o a una pared
l~za se sometió hasta tal punto a las leyes de "la cruel- contra la que uno choca, no se les puede tratar
dad, necesidad, mentira, bajeza y violencia, que en como si fueran seres vivientes.
ellos prácticamente no queda ya_ nada humano. Pero, t »-Pastor, me resulta · embarazoso preguntársel0.
en principio, no creo que el hombre, al nacer, traiga ~. Tal vez robe un secreto suyo, pero la señora Bisen-
necesariamente cqnsigo la maldición de su . deseen- ~ stadt me dijo ... Quizá lo dejó escapar sin darse cuen-
dencia del mono. · ta, y no me atrevo a hacerle la pregunta... ¿ Es cierto
»-¿Por qué la maldición de la descendencia del que, en una ocasión, fue detenido usted por la Ges-
mono? · tapo?
»-Hablo mi propio idioma. »-¿Qué puedo responderle? Sí, estuve allí...
»-Entonces, ¿se puede aprobar la ley de Dios de· »-Comprendo. No quiere abordar el tema, p9rqile
aniquilar a los monos? es un_ problema delicado. Pero, ¿no cree usted, pas-
»-Probablemente no. . tor, que, después de la guerra, sus feligreses no le
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tendrán confianza? :dos al ostracismo por parte de los nazis y de la
»-Tantas personas han sido detenidas y encerra.' ··Iglesia.ortodoxa.
das en las cárceles de la Gestapo... ,»-Fueron condenados por la Iglesia ortodoxa, por
»-¿Y si alguien les dijera que su ·pastor era en- la sencilla razón de que usted interpretaba al horn-
viado como provocador a las celdas de los otros pre- bre de manera incorrecta.
sos que no regresaron? Los que volvieron, como : · »-Yo no interpretaba ~l hombre. Mostraba el
us.ted, son pocos entre millones... Sus feligreses mundo de ladrones y prostitutas que vivían en los
lo creearán. ¿A quién, entonces, predicará la verdad? tugurios de Bremen y Hamburgo. El Estado de Hitler
"""""Por supuesto, que empleando esos métodos se lo llamó una calumnia vil a la raza superior, mien-
puede aniquilar a cualquiera. En ese caso, nada po- tras que la Iglesia lo llamó calumnia al hombre mi5;-
dría mejorar mi situación.
»-Entonces, ¿qué?
»-:-P.ues que lo negaría. Lo negaría hasta más · no
""
··vI . roo.
»-No les tenemos miedo a las verdades de la
vida.
poder, lo negaría hasta que me oyeran. y si no me »-¡ Sí que les tienen! Yo mostraba cómo esta gen-
oyeran, me móriría interiormente. te trataba de acudir a la Iglesia y cómo la Iglesia
»-Interiorme9te. O sea, que seguiría siendo un . los rechazaba. Hasta los feligreses los rechazaban, y
hombre vivo, de Carne y hueso, ¿no? · ~ el pastor no podía oponerse a ello. ,
»-El Señor juzga. Si ha de seguir así, seguiría »-Por· supuesto que no. No critico a usted por la
siéndolo, _ verdad. No lo critico porque haya mostrado esa .
»-Su religión, ¿se opone al suicidio? verdad. Tenemos opiniones distintas en los pronós-
»-Eso me impediría suicidarme, ticos del futuro del hombre. ·
»-¿Qué hará sin la posibilidad de predicar? »-Pastor, ¿no le parece que en sus respuestas no
»-Creeré sin predicar. es us.ted un pastor, si110 un político? ·
»-¿No ve usted otra salida: trabajar junto con »-Lo que pasa es que usted me juzga con sus· pro-
todos? pios patrones. Me ve en una sola dimensión política.
»-¿Qué entiende con la palabra "trabajar"? De igual modo se podría ver en la .regla logarítmica
»-Cargar piedras para construir los templos de :l. un objeto para _clavar clavos. Con la regla es posi-
la Ciencia, por ejemplo. \L . ble hacerlo, porque tiene longitud y una masa cono-
»-Si un hombre que se ha graduado en Teología Y cida. Pero ésta es su décima o vigésima función. Lo
sólo puede servir a la sociedad cargando piedras, no que importa_ es que con su ayuda se pueden hacer
tengo nada más que decirle. En este caso, lo mejor cálculos Y no sólo clavar clavos.
es volver al campo de .concentración e incinerarse .• -Pastor, le estoy haciendo preguntas, p~ro usted
en el crematorio... me clava a mí los clavos sin contestarme. Muy hábil-
»-Solamente le digo "en caso de". Me interesa oír ·mente, me convierte de uno que plantea las pregun- _
sus conjeturas; es decir, la proyección de sus idéas tas, en el que las contesta. ¿Por qué dice usted que
hacia el futuro. está fuera del combate, cuando participa .en él?
»-¿Le parece a usted que un ··hombre que se diri~ »-Es cierto. Estoy en _el combate ·y; efectivamente,
ge a los feligreses con un mensaje espiritual es sólo estoy en guerra, pero yo lucho contra la guerra mis-
un vago y un charlatán? ¿No cree que realiza un tra- ma.
bajo? Para usted, el trabajo es cargar piedras, pero »-Usted discute de modo muy materiaÍista.
yo creo que el trabajo espiritual no sólo debe ser »-Discuto con un materialista.
considerado como cualquier otro trabajo, sino que es »-Entonces, ¿puede usted combatirme con .mis
particularmente importante. . propias armas?
»-Soy periodista, y _mis artículos fueron sometí- . »-Me veo obligado a hacerlo.

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»,-Escuche... Én nombre del bien de sus feligre- les que he visto, pero parece tan decente y encan-
ses, necesito que se ponga en contacto con mis ami- tador. .. »
gos. Le daré la dirección. Le confiaré la dirección de Stirlitz volvió a la mesa, se sentó frente a Klaus
mis camaradas .. ·. Pastor, usted no traicionará a los y le sonrió.
inocentes ... » -Bien -dijo-, entonces, ¿está usted seguro de que
el viejo le arreglará los contactos? · -
· -Sí, ese problema está resuelto. Me encanta tra-
Acabada de oír la grabación, Stirlitz se levantó
bajar ~on intelectuales y curas. ¿Sabe?,· es tremendo
rápidamente y se alejó hacia la ventana, para no
encontrarse con_ la mirada del que ayer había pedido ver cómo un hombre va a ·1a muerte. A veces me gus-
ayuda al pastór y ahora sonreía maliciosamente escu- taría decir a alguno: «¡ Detente, tonto! ¿Adónde .
chando sl.i voz, tomando coñac y fumando ávida-
que no vale la pena hacerlo -dijo Stir-
mente.
-¿No tenía cigarros el pastor? -preguntó Stirlitz sería poco razonable.
tendrá usted cónservas de pescado? Me
siñ volver la cabeza.
Estaba junto a la enotme ventana, que ocupaba loco si no como pescado. Es el fósforo, ¿sa-
toda la pared, y veía cómo los cuervos se peleaban en be? Las células nerviosas lo exigen... ·
la nieve disputándose el pan. El guardián recibía -Le conseguiré buenas conservas de pescado.
ración dobJe de comida, y le gustaban mucho las ¿ Cuáles quiere?
aves. No sabía que Stirlitz pertenecía al SD, y esta- -Me gustan en aceite.
ba completamente convencido de que la villa era -Entiendo ... ¿De qué producción? ¿Nuestra o ... ?
propiedad de homosexuales o magnates finanderos: --:-«O» -se rió Klaus-. Aunque no sea patriótico,
nuncá había estado en ella una sola mujer, y cuando me gustan mucho las comidas y bebidas de Norte-
se reunían hombres, hablaban en voz baja, y sus co- américa y Francia ...
midas ;¡ bebidas eran· exquisitas. Casi siempre, nor- · -Le conseguiré una caja de genuinas sardinas
teamericanas y de primera caHdad. _francesas. El aceite es de oliva, muy picante... Un
-Sí, allí sufría mucho por falta de tabaco... El montón de fósforo ... ¿Sabe?, ayer examiné su expe-
viejo hablaba en exceso, y estuve a punto de ahor- diente ...
carme por no poder fumar. -Pagaría lo que fuera por verlo, aunque fuese con
El agente se llamab~ Klaus. Lo había reclutado dos un solo ojo . .'.
años antes. Él mismo lo había pedido: el ex correc- -No crea que es tan interesante... Cuando usted
tor ansiaba sensaciones fuertes. Trabajaba artística- . habla, se ríe o se queja de dolor de hígado, es impre-
mente, desarmando a sus interlocutores con -la since- sionante si tenemos en cuenta que ha llevado a cabo
ridad y brusquedad de sus opiniones. Se le permitía hace poco una ardua operación... Siñ embargo, su
hablar de todo, pero su trabajo debía dar resultados expediente es aburrido: informes y más informes.
Y ser rápido. Stirlitz, que había estudiado bien a Todo se ha mezclado: sus denuncias, las denuncias
Klaus, le tenía inás miedo en cada nueva entrevista. contra usted. No, no es interesante... Es curioso lo
«¿No ·estará enfermo?- -pensó una vez-. La sed otro: calculé que, según sus informes; y gracias a 'Su
de trai~ión es también una especie de enfermedad. iniciativa, fueron arrestadas 97 personas'. .. Nadie di-
_ Es curioso: Klai.is, de ninguna manera se ajusta a jo nunca riada sobre· usted. Nadie. Y en la Gestapo
Lomb:oso (1). Es más terrible que todos los crimina- los «trabajan» con bastante dureza ...
-¿Por qué me habla de eso? ,
'. (1) .ce:are Lombroso ·(1835-1909): psiquiatra y crimina- ~No lo sé ... Trato de analizar ... ¿Le dolió alguna
lista 1tahano, precursor de la llamada corriente antro- vez cuando era detenida la gente que albergaba?
pológica en el Dereclfó· criminal burgués. - N. del T. -¿Usted qué cree?
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' . tros de un puesto de guardia. Durante el bombardeo
de perdonarse su propia falta de accwn, pero la no se oyó el golpe seco del disparo de pistola. Calcu-
posteridad, jamás. Por eso no puedo perdonarme m{ Ió que Klaus caería directamente al agua, desde una
inacción. Es peor que la traición. Me voy. Justifíque- plataforma de hormigón donde antes se pescaba, y
se si pueae. Que Dios .le ayude. ¿Qué tal está? ¿Bien? que no quedarían huellas de sangre en el rugar. De
· -Magnífico. Dígame, ¿juega usted a sí mismo? todos modos, esto no era importante: por la noche
-Naturalmente. Vivo miles de años, pues traba- llovía Y nevaba. De aquí que no fuese· comprometido
jando con uno y otro hombre, juego a mí mismo; no el hecho de que, de momento, quedara alguna san-
a! que está sentado ante usted, sino a uno distinto, gre.
desc011ocido para mí mismo, sorpresivo, guapo, va- Klaus cayó al agua como un saco. Stirlitz arrojó
tiente, fuerte... la pistola al lugar donde había caído el cuerpo. La .
-¿Nunca ha intentado escribir? . .· . versión del suicidio por agotamiento nervioso había
-No. Si pudiera, tal .vez me habría convertido .. : -\,vÍ/' sido elaborada de modo convincente (las cartas fue-
-Klaus calló de pronto y miro.· furtivamente a Stirlitz. . ron escritas por el mismo Klaus). Luego se quitó los
· -Continúe, muchacho... Hablamos con sinceridad 1· guantes y se dirigió a su automóvil a través del bos-
¿no es cierto? ¿Ha querido usted decir que sí pudier; 1 que: Estaba a cuarenta kilómetros de Am Dorf. Allí
escribir tal vez empezaría a trabajar para nosotros? .¡ vivía el pastor Schlag. Stirlítz calculó que estaría en
~Algo por el estilo. - su casa dentro de una hora. Lo había previsto todo,
-No por el estilo -rectificó Stirlitz-, sino preci- incluyendo la posibilidad de la coartada del tiempo ...
samente eso. ¿No es así?
-Sí.
-¡Muy bien! ¿Qué sentido tiene mentirme? No Del Centro a Justas: .
tiene sentido alguno. Tome su whisky y vayámonos. ¿Sabe algo de los contactos nazis con los diplomá-
Ya ha oscurecido y creo que pronto empezarán los ticos occidentales en Estocolmo? Si lo sabe, ¿de qué
bombardeos. se trata? ¿Qué puede decirnos de Kleist, colaborador
-¿Está lejos la casa? de Ribbentrop?
-En el bosque, a diez kilómetros. Allí hay tranqui-
lidad; dormirá hasta mañana ...
Ya en el automóvil, Stirlitz preguntó: De Justas al Centro:
-¿Dijo algo sobre el ex canciller Brüning? En mi opinión, por ahora son imposibles los con-
-Lo puse en mi informe.· -En seguida se encerró tactos serios de. los nazis con el Occidente. Según
en sí mismo-. Temí apretar demasiado... · orden de Hitler, el Reichsführer SS Himmler declaró
-Actuó bien... ¿Tampoco habló de Suiza? que castigaría con la pena de muerte a todos los·
-Tampoco. traidores que trataran de establecer contacto con los
-Bien. Lo abordaremos por otro lado. Lo impor- aliados. El doctor Kleist es un confidente de la Ges-
tante es que estuviera de acuerdo en ayudar a un tapo en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Como se
comunista. ¡ Vaya un pastor! 1 ha podido averiguar, en el pasado no tuvo ninguna

relación seria con Occidente. Su misión en Estocol-


mo estaba relacionada con probletnas de protocolo, y,
Stirlitz mató a Klaus de un tiro en la sien. No le de acuerdo con mis datos, ~o se le ha ordenado
dijo -como suele ocurrir en Jas películas- por qué" establecer relaciones con los aliados.
lo mataba ni en nombre de quién. Estaban en la ori- JUSTAS.
lla del lago cuando la aviación aliada comenzó el
bombardeo. · Era una zona prohibida, pero Stirlitz
· sabía exactamente que se encontraba a dos kilóme-
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Ernst Kaltenbrunner, jefe del Servicio de Seguri-
dad del Reich (SD), hablaba con fuerte acento vienés,· que razonan con precisión y con vistas al futuro ....
que él sabía irritaba al· Führer y a Himmler. Por Cuárto: el transmisor portátil que, a juzgar por la
ello, durante algún tiempo recibió clases de un famoso clave, trabajaba para el servicio de espionaje estraté·
fonetista, para aprender el genuino Hochdeutsch (1), gico de los bolcheviques, y del que se ocupaba Stir-
pero sin éxito: amaba a Viena, vivía de Viena y no. litz, sigue funcionando en los· alrededores de Berlín.
lograba imponerse hablar en Hochdeutsch ni una Me sentiría feliz, Müller, si usted, de inmediato, sin
hora al día, para sustituir su dialecto vienés· alegre, esperar a que nos traigan sus papeles, pudiera refutar
aunque, en verdad, algo vulgar. últimamente, Kal- mis sospechas. Simpatizo con Stitlitz, y me gustaría
tenbrunner había dejado de imitar a . los alemanes que usted desmintiera con pruepas documentares es-
Y. hablaba con todos del-mod,o,en que debía hablar: . tas sospechas que han surgido en mí de improviso.
· én vienés. Con los subordinados ni siquiera hablaba..,,,· Müller había trabajado toda la noche, le zumbaba
el vienés, sino un dialecto de Innsbruck. Los· austría- la cabeza, y ·respondió sin sus bromas· habituales.
cos de las montañas hablaban de una manera total· -Nunc·a he recil:!ido información negativa sobre él.
mente distinta y a veces le gustaba a Kaltenbrunner En nuestro trabajo nadie está asegurado contra erro-
desconcertar a -sus colaboradores, quienes temían res y fracasos.
preguntar el significado· de una palabra incompren- -O sea, ¿le parece que mi error es enorme?
· sible para ellos y se sentían extremadamente confu.
sos, desorientados.
·.J•.·'.En la pregunta de Kaltenbrunner había acent'Js
duros, que Müller, a pesar del cansancio, supo captar.
-No Siblitz, sino Stirlitz -rió, al teléfono, Kalten- -Bueno... -replicó, titubeando-: Cuando apare-
brunner-. Creo que en el personal no hay ningún ·ce una sospecha, debe analizarse desde todos los
Siblitz, y sus agentes no me interesan. Sí, por favor, ángulos; si no, ¿para que sirve mi departamento?
y, a ser posible, rápido. Gracias. Lo espero. Podrían considerarnos vagos, que. quieren evadir el ·
Miró al Gruppenfilhrer SS Müller, jefe de la Gesta- frente. ¿Tiene algunos hechos más? -preguntó Mü·
po, y dijo: Her.
-No quisiera despertar en usted la maligna qui. Kalte'nbrunner tosía y se tapaba la boca con la
mera de sospecha!> en relación con unos compañeros mano. El tabaco .le hizo toser durante largo rato, su
de partido y lucha común, pero los hechos dicen lo cara se tornó azul,_ y las venas del cuello se le hin·
siguiente. Primero: Stirlitz, aunque de manera indi- .\\i charon y amorataron.
recta, tiene algo que ver con el fracaso de la opera- ¡
ción en Cracovia. Estaba allí, pero la ciudad, por una
extraña conjunción de circunstancias, quedó intacta, ·
I -¿Qué quiere que le. diga? -dijo, secándose las
lágrimas-. No sé qué decirle ... Pedí que se grabaran
sus conversaciones con mi gente durante varios días.
aunque debió estallar.. Segundo: investigaba la desa- · . Los que gozan de mi plena confianza hablan abierta-
parición de una V-2, pero no la encontró; pero 'lo mente sobre lo trágico de la situación, la estupidez.de
cierto es que desapareció, y · ruego a Dios que se nuestros militares, · el cretinismo de Ribbentrop, el
haya hundido en los pantanos de Vístula y Visloca... idiota de Goering y la terrible suerte que nos espera
Tercero: también ahora se ocupa de varios proble- ¿, a todos si los rusos entran en Berlín ... En cambio,
mas relacionados con el arma de la venganza, y aun- ,7::;_,'";;1 Stirlitz responde: «Tonterías, todo va bien, la situa-
que por ahora no se puede hablar de fracasos, tam-. ción es normal...» El amor a la patria y al Führer no
poco vemos éxitos, ni avances, ni evidentes victorias. consiste en mentir· ciegamente a los amigos de tra-
Ocuparse de los problemas no sólo significa detener bajo ... Me pregunto si no será un idiota. Tenemos a
a los descontentos. También significa ayudar a lbs muchos estúpidos. que repiten sin pensar los galima- ·
tías de Goebbels. Pero no, no es un idiota. ¿Por qué,
.(1) Alemán. literario. -N. del T. entonces, no es sincero? Desconfía de todos, o teme
o planea algo y quiere que lo vean inmaculadamente
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;!
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4 - Dll:CISIETt:: INSHNUS DE L'NA PRIMAVER.%
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puro. ¿Qué es·lo que planea? Todas.sus operaciones
deben tener una salida al extranjero, hacia los neu-
trales.:. Me pregunto:· ¿regresaría de allí? Y si vol-
viera, ¿no se ligaría allá con la oposición o con otros
c.anallas? Y no puedo contestarme exactamente en
sentido positivo o negativo ...
Müller preguntó:
-¿Quiere ver su expediente o me lo llevo?
-Llévesélo -respondió Kaltenbrunner con astucia,
pues ya había tenido tiempo de estudiar todos los
materiales-. Tengo que ir a ver al Führer en se-..c;o 15-11-1945 .(20 h 30 min)
~~ . ~
Müller miró a Kaltenbrunner interrogativamente. ,, (Del expediente del miembro del NSDAP desde
Esperaba que le diera noticias frescas del Bunker (1), ·• 1938, Obersturmbannführer SS Holtoff, Sección IV
pero Kaltenbrunner no dijo nada. Tiró de la gaveta· de la Dirección d~ ·seguridad: «Ario genuirio. El ca-
inferi<;>r de la mesa, .~acó una botella ~e «Napoleón», .~ rácter se acerca al nórdico, fuerte. Mantiene buenás
acerco la copa a Muller y le pregunto: ·' ! relaciones con los compañeros. Buenos índices en el
-¿Ha bebido mucho? trabajo. Deportista. Implacable con los enemigos del
-Nada en absoluto. Reich. Soltero. No ha tenido relaciones compromete-
-¿Y por qué tiene los ojos enrojecidos? doras. Fue condecorado con órdenes. del Führer y
-No he dormido. Mucho trabajo en Praga. Nues- felicitado por el Reichsführer SS ... »)
tros hombres están vigilando las organizaciones clan-
destinas. En las próximas semanas ocurrirán allí co-
sas interesantes. Stirlitz había decidido terminar hoy más tempra-
-Krüger será una grán · ayuda para usted. Es', un· · . no, para trasladarse de Printz-Albrechtstrasse a
magnífico funcionario, aunque. de poca im. aginación. ·.·tNauen. Allí, en el bosque, en la bifurcación de cami-
Tome el coñac, esto le 'levantará el ánimo. · -~nos; se encontraba el pequeño restaurante de Paul, y,
lo mismo que uno o cinco años. atrás, el hijo de Paul,
...:..Al contrario, el cqñac me deprime. Me gusta la ,; . .
~~ ~ Thomas el Cojo, conseguía milagrosamente la carne
-Éste no lo deprimirá -sonrió Kaltenbrunner-, de puerco y ofrecía a sus habituales clientes el ver-
Prosit! (2) dadero Eisbein .( 1) con col, o, en el peor de los casos,
Se lo bebió de un golpe, y la nuez de Adán le subió conejo fresco con. remolacha encurtida.
rápidamente, como la de un alcohólico. Cuando cesaban los bombardeos, era como si la·
«Lo hace bien -pensó Müller, bebiéndose lenta- guerra no existiera. Igual que antes, se oía en el toca-
mente su coñac-. Seguro que ahora se servirá la se- . discos la voz gr~ve de Bruno Warnke, cantando: ¡Oh,
gunda copa.» · .;, qué maravilloso ~ra estar allí, en Mogelsee ... !
Kaltenbrunner encendió los fuertes y baratos «Ka-A\ Pero Stirlitz no había logrado aún salir. Entró
ro» y preguntó: Holtoff y dijo: ·
-¿Otra? -'Estoy confundido por completo. O mi detenido
-Gracias .-dijo Müller-. Con mucho gusto. 'Es está psíquicamente enfermo, o tenemos que mandár-
bueno de verdad este coñac. selo a ustedes, a los de espionaje, porque habla igual
que esos cerdos ingleses por radio.
(1) Refugio subterráneo de Hitler. - N. del T.
(2) ¡Salud! - N. del T. . (1) Patas de cerdo. - N. del T.

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Stirlitz fue al despacho de Holtoff y estuvo sentado un cobarde rebaño ...
en él hasta las siete, escuchando los histéricos gritos -Espere_ -dijo S_tirlitz-. Un grito no es un argu-
de un astrónomo detenido dos días antes en Wansee. mento. ¿Tiene algunas. proposiciones concretas'
Distribuía oc~avillas escritas por él mismo: El texto -¿Cómo? -preguntó el astrónomo, asustado.'
difería en cada caso. Holtoff alargó a Stirlitz una La voz tranquila de Stirlitz, su manera de hablar
carpeta._ Stirlitz empezó a revisar las hojas arranca-· s.!n prisa y sonriendo ligeramente, causaron en el
das de una libreta escolar: «¡Alemanes, abrid los astrónomo una impresión contraria: en la cárcel se
ojos! ¡ Nuestros locos lideres nos llevan al desastre! había . acostumbrado .ª los gritos y a los puñetazos .
¡ ~I mundo nos maldice! ¡ Poned fin a la guerra, ren- en la cara. Uno se acostumbra con rapidez y pierde la
costumbre lentamente. ·
d1os! ». Eran de este tenor en su mayor parte. Las
había más cortas: «¡Nos dirigen maniáticos! ¡ NO a
Hitler! ¡ Sf a la paz! »
Y ahora, sentado en un taburete atornillado al piso, .
.e,:

.
~v
,,
, -Yo le pregunto: ¿Cuáles son su~ .prqposiciones
concretas?_ ¿Cómo debemos salvar a los niños, mu-
je~es X _anci~~os? ¿Qué propone _usted? Siempre es
el astrónomo gritaba por enésimá vez: _ mas fac1I cnt1car y renegar. Mucho más difícil re-
-¡ No puedo más! ¡ No puedo, no puedo! ¡ Quiero . sulta proponer. un programa razonable de acción.
vivir, simplemente vivir! ¿Entiende usted esto? ¡ En •, -Rechazo la astrología -tras quedar pensativo
la monarquía, en el capitalismo, en el bolchevismo! ~, _durante largo rato, el · astrónomo continuó· lenta-
¡ No pue_do más! ¡ Me ahogan su ceguera, estupidez y mente-, -pero admiro la astronomía. Me quitaron la
locura! . ·· cátédra en Kiel... , ·
-¿Quién te ordenaba escribir las· proclamas? -Me- -¿Por eso .eres tan rencoroso, perro? -gritó Hol-
toff. · ·
tódicamente, en voz baja, Holtoff repetía-: Esa por-
quería no se te puede haber ocurrido a ti. ¿Quién . -Espere -dijo Stirlitz, fruciendo el ceño con irri-
te transmitía los textos? Tu mano era dirigida por tacióll:-::-· No hay que gritar... Continúe, por favor ...
una voluntad ajena, enemiga,. ¿verdad? ¿Con qué -V1v1mos en el ,año del Sol intranquilo.· Las explo-
enemigos te has puesto en contacto, dónde. y cuán, siones de las protuberancias·, la transmisión de una
do? · energía solar excesiva influye en los cuerpos celes-
-¡ Nunca me. he puesto en contacto con na- tes, y los planetas y estrellas influyen, a su vez, en
die! ¡ Tengo miedo de hablar hasta conmigo mismo! nuestra pequeña Humanidad ...
¡ Tengo miedo de todo! -gritaba el astrónom~. '!( -Por lo que veo -le interrumpió .Stirlitz-, · usted ·
¿Acaso ustedes no tienen ojos? ¿Acaso no entien- ha ~laborado algún horóscopo. ¿Por eso está tan
den que todo está perdido? ¡ Estamos perdidos! ¿Aca- nervioso?
so no entienden que cada nueva víctima es ya ·un -:-Un horóscopo es un fenómeno intuitivo, tal vez
vandalismo? ¡ Ustedes repetían constantemente que hasta genial, pero no convincente. No, me baso en
v1v1an en nombre de la nación! ¡ Váyanse entonces!. una hipótesis corriente y · nada genial que intenté
¡ Ayuden· al resto de la nación! ¡ Están condenando a . l presentar: la~ relaciones redprocas de cada habi-
morir a niijos desgraciados! ¡ Son fanáticos, fanáti- .\_ tante de la Ti.erra con el cielo y el Sol... Esta corre-
cos ávidos que conquistaron el poder! ¡ Están bien ,~~ ladón me permite con mayor exactitud y sensatez
alimentados, fuman cigarros caros y beben café! ¡ Dé- evaluar lo que está ocurriendo en mi patria ...
jennos vivir como personas y no como esclavos enmu- · -Me gustaría que tratásemos el · tema más deta-
decirlos! -De pronto, el astrónomo quedó inmóvil, lladamente -dijo Stirlitz-. Creo que ahora mi com-
se secó el sudor de la frente y concluyó eri voz baja-: pañero le permitirá volver a su celda para que des-
O, mejor, mátenme aquí rápidamente. E~ preferible canse un par de días. Después, reanudaremos nues-
volve:se loco a comp,render nuestra impotencia, y la tra conversación.
estupidez de una nación que ustedes han convertido Cuando se llevaron al astrónomo, Stirlitz dijo:

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(té-del Cuartel General del Reichsführer SS, el minis-
-Hasta cierto punto es irresponsable de sus actos :.fr0 de industria Speer, también el almirante Foss,
¿no lo ves? Todos los científicos, escritores y artis- _..·. el capitán de corbeta Ludde-Neurat, el almirante Von
tas .son irresponsables a su modo. Hay que tratarlos·'t·./ putkanímer, ayudantes y taquígrafas.
de manera distinta, porque viven una vida propia); :-: »Bormann: ¿Quién anda por ahí todo el tiempo?
in.ventada por ell. os. Manda a este tonto a nuestro,··.••~.•-.· .· . ·. . · ¡Mo.lesta! Silencio por favor,_ señ.ores mHitares.
hospital para que lo examinen. Tenemos demasiado:.. ·. »l'utkammer: Pedí al coronel Von Belof- que me

tanes irresponsables, aunque, tal vez, de talento.


hubiera paz, lo mandaríamos a un campo de concen" { ·
Si·¡
trabajo serio como para perder tiempo con charla~·,:. · · diera datos acerca de la situación de la Luftwaffe en
Italia. · · - .
»Bo11,man11: No se ·trata de esto. Todos hablan al
tración. Allí, .se hubiera reeducado y luego sería útil { _. mismo .tiempo y hacen un ru. ido constante y fasti-
al Reich y a la nación trabajando en un instituto o-r.1¡; dioso.
en una cátedra. Pero ahora... "V »Hitler: A mí no me molesta. Señor general, en el
_-Habla como un verdad~ro ing_Iés de _la radi<? Ion- .·.··.·1· mapa aún ~o se han marcado los cambios recientes
dmense ... O como un maldito socialdemocrata hgado .i• en Curland1a. · ·
a Moscú. '· »Jodl: Mi Führer, usted no se ha fijado; aquí es-
-Los hombres inventaron la radio para escucharla, · tán las correcciones de la mañana de hoy.
Bueno, él la ha escuchado demasiado. No, esto no es 1 ~- »Hitler: El mapa tiene letras. demasiado pequeñas.
serio. A nosotros; la inteligencia, no nos interesa. Gracias, ahora veo.
Sería bueno verlo dentro de varios días, simplemente »Kéitel: El general Guderian insiste de nuevo en
para tantearlo y saber si es un· científico de verdad evacuar nuestras divisiones de Curlandia.
o sólo un loco. Si es un científico serio, veremos a »Hitler: Es un plan insensato. Ahora las tropas del
Müller, o a Kaltenbrunner, para pedirles que le den general Rendulitsch que se quedaron en la retaguar-
buenas raciones de comida y lo manden a las monta- dia de los rusos, · a 400 kilómetros de Leningrado,
ñas donde ahora está la flor y nata de nuestra ciencia. atraen de 40 a 70 divisiones rusas. Si retiramos nues-
Que trábaje allí; en seguida dejará de hablar, cuan- tras tropas de allí, cambjará en seguida la correla-
do no haya bombardeos, sino mucho pan con mante- ción de ·fuerzas alrededor de Berlín y no a favort
quilla y tenga su casita cómoda en las montañas, en nuestro, como cree Guderian. En caso de retirar
un bosque de .~inos ... ¿No cree? ¡/ nuestras trop~s de Curlandia, por cada divisió~ .a~e-
Holtoff sonno. : mana .en Berlm tendremos por lo menos tres d1v1s10-
-Con una casita en las montañas, mucho pan con nes rusas.
mantequilla y ni un solo bombardeo, nadie protes- »Bonnann: Hay que ser un político s·ensato, señor
taría. mariscal de campo...
Stirlitz miró a Holtoff con atención, hasta que éste . »Keitel: Soy militar y no político.
no pudo soportar su mirada y comenzó a cambiar »Bormanh: En este siglo de guerra total son no-
apresuradamente los papeles de su mesa de un lugar dones inseparables. .
a otro. Después dirigió a su subordinado una sonrisa »Hitler: Para e:vacuár las tropas que se encuentran
franca y amistosa... ahora en Curlandia, necesitamos, por lo menos, seis
meses, teniendo en cuenta las experiencias de la ope-
ración en Libau. -Es ridículo. Tenemos horas, precisa-

r ·
«Documento taquigráfico de una reunión con el mente horas para conquistar la victoria, basándonos
Führer: · en tiechos reales y no en invenciones quiméricas. To-
»Estaban presentes Keitel, Jodl, Havel, enviado del do el que pueda ver, analizar· y sacar conclusiones
Ministerio de Relaciones. Exteriores, Reichsleiter Bor- debe responderse una sola pregunta: .¿es posible una
~ · Obe,gruppenñlhm SS Fegeleln, <epmentan·
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victoria cercana? No pidó qué la respuesta sea ciegii: nac1on puede Y debe alcanzar la ·victoria! En éstos
y categórica. No me convence una fe ciega; busco'•< mómentos. todo el país se ha .convertido·.en un cam-
una fe que vea. Jamás el mundo ha conocido una:·,¡ l.: pamento militar. Todo el país: hablo de Alemania,
unión tan paradójica y contradictoria como la coali- ...)Pf Austri~. Noruega, parte de Hungría e Italia, un te-
ción de los aliados. Las ideas raras, las aspiraciones, · rritorio. considerable de los protectorados de Bohe-
elementos y caracteres diferentes sólo pueden coexis- : mia y Moravia, Dinamarca y parte de Holanda. Éste
tir sin prejuicio en una situación sin salida. Me re.:! es el corazón de la civilización europea. Es la concen-
fiero a un campo de concentración donde, como se\. tració.n del poderío material y espiritual. En nuestras
dice, viven perfectamente en una barraca, por ejem- .: manos ha caído el material de la victoria. De noso-
plo, nuncios papales, ateos comunistas y radicales .·. tros, los militares, depende ahora en. qué medida y
franceses junto a conservadores británicos. Una si-.. : con qué rapidez se utilice este material en nombre
tuación sin salida engendra unión. Es una unión de \ de nuestra victoria. Créanme: después de los prime-
desesperados, una unión sin esperanzas y sin objeti- .:····.1 ros golpes· demoledores de nuestros ejércitos, la
vos. Mientras que los objet_ivos de Rusia, Inglaterra ' coalición de los aliados se derrumbará. Los intereses
y América son diametralmente opuestos, nuestro : . _egoístas de cada _uno de ellos prevalecerán. sobre el
objetivo está claro para todos nosotros. Mientras· análisis estratégico del problema. Propongo lo si-
ellos se mueven dirigidos por las diferencias de sus ~-f:•. guiente para acercar la hora de nuestra victoria: que
aspiraciones ideológicas, a nosotros nos mueve una ' el VI ejército de tanques SS comience la contraofen-
sola aspiración a la que hemos subordinado nues~' siva en ffudapest, protegiendo de esta manera la se-
tra vida. Mientras que las contradicciones de ellos : guridad del baluarte sur del nacionalsocialismo de
aumentarán cada día más, nuestra unidad tiene ahorá/ Austria Y Hungría, por un lado, y preparando la sali-
como nunca antes, aquella solidez por la que iuché ·· da a los flancos rusos por el otro. Recuerden que pre-
durante muchos años en .esta campaña difícil y : cisamente. allí, en el Sur, en Nagykanitza,. tenemos
grande. Sería utópico ayudar a destruir la alianza de' setenta mil toneladas de petróleo. El petróleo es la
nuestros enemigos por vía~ diplomáticas o por otras. sangre que .corre por las ar;terias de la guerra. Prefie-
Utópico en el mejor caso, si no es logrando que ma- ro entregar .Berlín que perder este petróleo que me
nifie.sten pánico y pierdan toda perspectiva. Sola- garantiza la. inexpugnabilidad de Austria y su unidad
mente asestándoles golpes militares, demostrando la , ... con la agrupación italiana de millones de hombres de
fortaleza de nuestro espíritu y nuestro poderío ína- ,.,-, Kess~lring. Continúo: el grupo de ejércitos Vístula,
_g<?té!ble, acelerarem_os el término d 7 esta co¡;i.Iición·,_ .·. ·. ··1·...
. r~. un. iendo. l~s rese.rvas, llevará a cabo. un? _contraofen-
que se derrumbara con el estampido de nuestros : . s1va determmante en los flancos rusos utihzando para
cañones victoriosos. Nada impresiona tanto a las de- •. · esto el campo de. operaciones de Pomerania. Al rom-
mocracias occidentales como la demostración de·> · p~r la defensa de. los rusos, las tropas del Reichsfüh-
fuerza. Nada disipa taRto la embriaguez de Stalin . · ·.· rer SS llegarán a su retaguardia y tomarán la inicia-
como la confusión i:le occidente por un lado y nues- ! . ti~a. Apoyados por la agrupación de Stettin, corta-
tros golpes por el otro. Tengan en cuenta que ahora -'l oran en dos el frente de los rusos. Para Stalin el pro-
Stalin tiene que hacer lá guerra no en el bosque de.~1: ,·blema .del transporte de las reservas es un problema
Briansk o en los campos de Ucrania. Ahora tiene sus''. grave. Las. distancias están en contra suya y a favor
tropas en territorio de Polonia, ·Rumania, Hungría. nuestro. Siete líneas ·de defensa que protegen a Ber-
AI establecer contacto directo con "la no patria", los .: , · Jí~ -y prácticamente lo hacen inaccesible- nos per-
rusos ya e!'tán debilitados y, hasta cierto punto, .. m1ten alterar los cánones del arte militar y transpor-
desmoralizados. Pero mi máxima atencion no está i ta"r al occidente un grupo considerable de tropas
dirigida actualmente a los rusos ni a los americanos. desde el Sur y desde el Norte; Tendremos una reserva
¡ Dirijo mi mirada a los alemanes! ¡ Sólo de . tiempo. Stalin necesitará dos o tres meses para

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reagrupar las reservas, nosotros necesitaremos cinco. }~de que ~I resµltado de la guerra no puede decidirse
días para trasladar los ejércitos: las distancias en·. por más caminos que los políticos.
Alemania nos permiten hacerlo, desafiando las tradi~ ·, -¿Capitulación? -preguntó Himmler · pensativo.
dones de la estrategia. -¿Por qué necesariamente capitulación? Negocia•
»Jodl: De todas maneras, sería deseable coordinar clones .. ,.
este problema con las tradiciones de la estrategia ...
»Hitler: ¿Qué quiere decir con eso, Jodl? ··
»Jodl: Creo que todo. esto es muy sabio y perspi-
caz, pero me permito expresar mi desacuerdo s(>lo
en lo siguiente: que no deben coordinarse los deta- .·•.
Hes de este plan con las tradiciones de la ciencia .;JJ,
militar. · · · ~.¡ •
»Hitler: No se trata de detalles, .sino del conjunto.
. Al fin y al cabo, los problemas particulares siempre
pueden resolverse eQ los estados mayores por los
grupos limitados de especialistas. Los militares tie-
nen más de cuatro millones de personas organizadas
en un poderoso puño-de resistencia. La tarea consiste
en conver!ir ese poderq.so puño de resistencia en el ·
golpe demoledor de Ja victoria. Estamos ahora en
las fronteras de agosto de 1938. Nuestra industria·
militar produce cuatro veces más armamentos que.
en 1939. Nuestro ejército es dos veces mayor que en
1939. Nuestro odio es terrible y la voluntad de ven-
cer inmensa. Les pregunto: ¿Acaso no ganaremos la
paz a través de la guerra? ¿Acaso el éxito militar no
engendra el éxito político? Les ruego prepararme para
mañana proposiciones concretas, señor mariscal de
campo.
»Keitel: Sí, mi Führer. Prepararemos el plan gene-
ral y si usted lo aprueba, comenzaremos a precisar
todos los detalles.» ·

Al llegar al estado mayor de Himmler, · el Ober- ::Í


gruppenführer SS Fegelein, cuñado de Hitler, le in- A~}
formó sobre la reunión en el Bunker. .
-Cualquier solución politic11 del problema -dijo-
está rechazada categóricamente por el Führer.
-¿Cómo aceptaron su plan los militares? -pre·
guntó Himmler. ·
-Con ironía. Aunque parezca raro, precisamente
los militares han llegado ahora a la firme convicción

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«¿POR QUIÉN ME TOMAN ELLOS?»
(LA MISIÓN)

(Del expediente ·del partido del miembro del NSDAP.


desde .193-3, Standartenführer SS Von Stirlitz, IV Sec-
ción de la Dirección de Seguridad: «Ario genuino.
Carácter nórdico, sólido. Buenas relaciones con los ·
compañeros de trabajo. Cumple su deber de forma
intachable. Implacable con los enemigos del Reích.
Excelente deportista: campéón de tenis .de Berlín'.
Soltero; no tuvo n;laciones comprometedoras. Con-
decorado por el Führer. Obtuvo felicitaciones por par-
te del Reichsführer SS ... »)

Stirlitz llegó a su casa a las siete cuando apenas


había empezado a oscurecer. Le gustaba esta época
del año: casi no había nieve y, por las montañas, el
sol alumbraba las altas cumbres de los pinos como
si hubiera llegado el verano y fuera posible irse a
Mogelsse y . permanecer allí todo el día pescando o
.durmiendo en una silla plegable.
Aquí, en Babelsberg, muy cerca de Potsdam, vivía
ahora solo en su pequeña villa. Su ama de llaves se
_ había marchado. la semana antes a Turingia·, a las
montañas, a la casa de su sobrin<'I.. La mujer no pudo
soportar más las interminables incursiones aéreas:
los nervios le fallaban.
La hija del dueño de la taberna «El Cazador» hacía
ahora la limpieza. Era jovencita, muy despabilada y
.· bella. «Debe de ser de Sajonia -pensaba Stirlitz ob-
servando cómo la muchacha manejaba una gran as-
piradora para limpiar la ~lfombra de la sala-. Tiene

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el ~abello negro y ojos azules. Habla con ..;...Los hombres canosos son los que más me gustan
berlinés, pero seguro que es de Sajonia.» en ei mundo ...
Stirlitz miró su reloj pasado de moda y pensó: -Está bien, niña, seguiremos hablando de las ca-
«Ya hay que cambiarlo. Si este "Longines" se ade~ nas. Después que te cases. ¿Cómo te Harrias?
lantara o atrasara, podría acostumbrarme; pero a -Marie. Ya le dije: Marie. .
veces se atrasa y otras se adelanta. Muy mal; no sirve -Sí, sí, perdóriame, Marie. María Magdalena. Todas
para nada.» vosotras, las pequeñas Marie, sois pecadoras, ¿no?
-¿Qué hora es? -preguntó Stirlitz. Coge el salchichón y deja de coquetear. ¿Qué edad
~erca de las siete... · tienes?
Stirlitz sonrió: «Una niña feliz ... Puede permitirse --Diecinueve,
decir "cerca de las siete". La gente más feliz de la -Oh, una muchacha ya adulta. ¿Hace mucho que
tierra es la que puede manejar su tiempo sin temor .. llegaste de Sajonia?
a las consecuencias... Pero ella habla con acento ber- · - -Sí. Desde que mis padres se mudaron para acá.
linés, estoy seguro. Incluso con un poco del dialecto _,· -Bien, Marie, vete a des.cansar. Temo que empe-
de Mecklemburgo ... » zará el bombardeo y tendrás miedo de caminar
Al ·oír el ruido del automóvil que se acercaba, cuando comience.
gritó:·
-Niña, vete a ver quién ha· negado.
Oyó el sonido de la puerta al abrirsé. Asomándose La muchacha se fue. Stirlitz cubrió las ventanas
al pequeño despacho .en que estaba sentado él en un con pesadas cortinas para que no se vieran las luces
sillón junto a la chimenea, la muchacha dijo: y encendió la lámpara de mesa. Se agachó junto a la
-Es un señor de la Policía. chimenea y notó de repente que los leños· habían sido
Stirtitz se levantó, se estiró y fue a la antesala. colocados precisamente como a él le gustaba: ·for-
Allí estaba el Unterscharfilhrer SS con una gran ces- mando un pocito, y la ·corteza de abedul ·estaba lista
ta en la mano. en un rústico platillo azul.
-Señor Standartenführer, su chófer ha enferma- «No le hablé nunca de esto ... O sí... Se lo dije. De
do y yo he venido a traerle su ración ... todos modos la niña tiene memoria -pensó encen- ·
. -Gracias -dijo Stirlitz-. Póngala en el refrige- diendo la corteza-. Todos nosotros pensamos sobre
rador. La muchacha le ayudará. · ,•. los jóvenes como los maestros viejos. Visto desde
No acompañó al Unterscharführer cuando abandonó fuera debe de ser muy ridículo. Yo mismo me he
la casa. No abrió los ojos hasta que la muchacha, · acostumbrado .a considerarme un viejo: cuarenta
·que había vuelto al despacho silenciosamente, le dijo y' cinco años ... »
en voz baja desde la puerta: -Esperó a que el fuego empezara a lamer éon avidez
-Si Herr Stirlitz desea, puedo quedarme también los secos leños de abedul, se acercó él la radio y la
por la noche. encendió. Una emisora de Moscú: estaban transmi-
«Es la primera vez que la niña ve tanta·. comida -1_1. tiendo viejas romanzas ..Stirlitz recordó la vez que
-pensó-. Pobre niña.» fi\ Goering dijo a sus hombres del estado mayor: «No
Stirlitz se estiró de nuevo y contestó: es patriótico escuchar la radio enemiga, pero ..a veces
-No hace falta ... Puedes coger la mitad del salchi- me gustaría tanto oír las tm;iterías que dicen· de no-
chón y el queso sin necesidad de eso ... sotros.». Entonces fue cuando Stirlitz comprendió
-Oh, no, Herr Stirlitz -,contestó ella-. No es por que Goering .era un, cobarde estúpido: los datos de
la comida ... que él escuchaba la radio enemiga llegaban de sus
-¿Estás enamorada, estás loc·a por mí? Sueñas criados y de su chófer, reclutado por Müller. Si él
con mi pelo canoso, ¿verdad? «Nazi número' 2» trataba de fabricar su coartada de

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L··
está manera, expresaba así su coba!dfa y la total ·ins »En cáso de que estos funcionarios del SD · y la SS
seguridad en el día de mañana. Stirhtz p~nsaba 9ue cumplan una misión de Berlín, es necesario aclarar ·
no valía la pena ocultar que oyese la rad10 enemiga. quién les encomendó esta misión. Más concretamen-
Al contrario debería simplemente comentar adecua. te: quién, de entre los dirigentes máximos del Reich,
<lamente la; transmisiones µel enemigo, ridic_u.lizar- busca coptactos con Occidente.
las y hacer bromas groseras_. De seguro_ e~to ~mpre- »ALEX.»
sionaría más a· Himmler, qmen no se d1stmgma por
ninguna excesiva sutile.za de razonamien~º·. .
· La romanza termiñó con una suave musica de pia- ...Seis días antes de que Stirlitz recibiera este
no: La voz lejana del locutor moscovita (p<;>r lo vi sto, mensaje cifrado, Stalin había leído los últimos infor-
un alemán) comenzó-a decir las. frecuenci~s _en que _ mes de los agentes soviéticos. Llamó a su casa de
se transmitía los viernes y los miércoles. ~tirhtz ano- "'-4/ campo al jefe de la inteligencia y le dijo:
tó las cifras: era una clave para él. Lo habia esperado -Solamente los principiantes en. política pueden
ya duránte seis días. Apuntaba las· ~ifras en una considerar que Alemania está definitivamentC: ago-
columna alineada. Eran muchas, y el locutor, tal vez tada y que, por lo tanto, no es peligrosa ... Alemania
femiendo que no tuviera tiempo de anotarlas, las leyó es un resorte contraído hasta el límite que debe Y
nuevamente. . .Je: sólo puede. ser vencida aplicando por ambos lados
Y otra ve~ volvieron a escucharse las maravillosas esfuerzos igualmente poderosos. En caso· contrario,
romanzas rusas. si la presión por un lado se convierte en apoyo, e_l
Stirlitz sacó del armario un tomito de Montaigne, resorte al soltarse, puede asestar un golpe en di-
tradujo las cifras er. palabras Y las relacionó con el rección' contraria. Será un golpe fuerte: primero,
código ocuffo ·entre· las sabias verdades del grande Y porque el fanatismo de los hitlerianos contiñúa sien-
sereQo. :pw:i~~dor fra_ñcés. . , do enorme; y segundo, porque el potencial militar
Desp~. de descifrar el rad10grama, quemo la de Alemania está lejos de agotarse. Por esta razón,
hojita llena de cifras y palabras, mezcló la ceniza con todos los esfuerzos ·de un acuerdo entre los fascistas
las de la chimenea y tomó un poco más de coñac. con los posibles antisoviéticos de occidente deben
«¿Por quién me toman ellos? -pensó-. ¿Por un ser analizados por_ usted como tarea número uno.
genio o un todopoderoso? Es imposible ... » Naturalmente -continuó Stalin-, usted debe darse
Le sobraban razones para pensar así. La orden que y' cuenta de· que las figuras principales en estas posi-
le habían transmitido a través de la radio moscovita bles negociaciones _por separado serán, lo l!1ás pro-
decía:. · · · bable, los más cercanos colaboradores de Hitler que
tengan autoridad en el aparato del. partido y frente
al pueblo. Estos colaboradores· cercanos deben con-
«De Alex a Justas:. vertirse en un objetivo de su observación más aten-
ta. Sin duda alguna, los colaboradores del tirano
»De acuerdo con nuestros datos, en Suecia y Suiza que está al borde de la .derrota, van a traicionarlo
futfron vistos altos oficiales del SD y la SS que tra-
taron de entrar en contacto con los agentes de· los
,t\ para salvar sus vidas. Es un axioma en cualquier
juego político. Si·· usted pierde de _vista es_tos even-
aliados. Particularmente en Berna los hombres· del tuales procesos, cargará con la culpa. La Checa es
SD trataron de establecer contacto con la gente de implacable -agregó Stalin, empezando a fumar sin
Allen Dulles. Usted debe averiguar lo siguiente: qué prisa-. No sólo con los, enemigos, sino también con
significan estos esfuerzos 1) una desinformación, 2) quienes ofrecen' a los enemigos una oportunidad para
una iniciativa personal de los altos jefes del SD, 3) el la victoria, con intenciones o sin ellas.
cumplimiento de una misión del centro.

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5 - DIECISIETE INSTANTES
bib. estrella roja khalil.rojo.col@gmail.com DE UNA PRIMAVERA
cus1on del ruso cori el jefe de los servicios secretos
En .algún·. sitio lejano comenzaron .Jos aullidos de políticos sobre el. derecho del hombre. a creer ~n
las. sirenas de alarma aérea y en seguida los ladri- amuletos, palabras mágicas . u otras supersticiones,
dos de los cañones antiaéreos. La pl;:mta eléctrica Jo cual; según la expresión del secretario de la· Em-
inlerrumpió el st;iministro de luz. Stirlitz permane- bajada, eran ,<11ecedaéles de los salvajes». En esta ale-
ció durante largo rato junto a la. chimenea, obser- gre discusión, Schellenberg, como siempre, obraba
vando cómo serpenteaban las llamitas azules sobre co~ tacto, inteligencia y suavidad. Stirlitz se enfu-
los tizones negros y rojos. reció viéndolo arrastrar al ruso a la disputa.
«Si cierro la chimenea -pensó perezosamente-, .. «Lo ha provoc.ado ,-pensó-. Quiere conocer al
dentro de tres horas estaré dormido para siempre ... enemigo. Donde mejor se conoce el carácter de un
Expiraré, por así decirlo, en paz ... » hombre es en ·1a discusión y Schellenberg sabe hacer-
Esperó hasta que los tizones se pusieron totalmen-«-,,. ·t Jo como nadie.»
te negros, sin las serperrteantes llamitas azules. Des- -Si en este mundo todo está claro para usted
pués cerró el tiro de la chimenea, encendió la gran -continuó Schellenberg-, entonces; por supuesto,
vela colocada en el cuello de una botella de cham- tiene derecho a rechazar la fe del hombre en la
pán y le maravilló el dibujo extraño de la cera en fuerza de un amuleto. Pero, ¿resulta todo tan claro
torno a la botella. Había encendido tantas velas allí .A;., para usted? No es cuestión de ideología, si_no de fí-
que la botella era un recipiente raro, lleno de pro- sica, de química, de matemática ...
tuberancias como ánforas antiguas, · pero blanco y -¿Qué físicos y qué matemáticos comienzan a s~
rojo. Stirlitz encargaba especialmente velas de colo- Jucionar un problema colgándose un amuleto en el
res a sus amigos que viajaban a España, luego les cuello? -se acaloraba el secretario de la· Embaja-
regalaba estas extraordinarias botellas de cera. da-. Eso no -tiene senticJo,
Se oyeron cerca dos fuertes estampidos continuos. · «Debió terminar con la-pregunta -se dijo Stirlitz-
~Bombas de explosión -determinó-. Buenas bom- pero no resistió y se contestó a sí mismo. En la dis-
bas. Los -muchachos bombardean bien. Pero que muy cusión es importante preguntar; entonces se ve al
bien. Sería terrible que me mataran en los. últimos contraagente. Además, siempre es más complicado
díás: Los nuestros no encontrarían ni las huellas. En , responder que preguntar ... » '
general es asqueroso _morirse en el anonimato. Sa- -¿Y si el físico o el matemático se pone el amule-
shenka :_vio de ·pronto la cara de su mujer. Sa- to, pero no lo dice? -preguntó Schellenberg-. ¿O
shenka madre y Sasheilka hijo ( 1)... Ahora no pue- usted rechaza esa posibilidad?
do morirme. Hay que salir vivo a toda costa. Es más -Sería ingenuo rechazarla. La categoría de posi-
fácil vivir solo, porque no es tan terrible morir. bilidad es la paráfrasis de la noción de perspectiva.
y después de ver a mi hijo, es monstruoso morir. «¡Bien contestado -se dijo Stirlitz-. Ahora debe-
Los idiotas escriben eh sus novelas: murió tranqui- ría responder al golpe... Preguntar, por ejemplo:
lo en los brazos de sus seres queridos. Nada hay ¿No está usted de acuerdo? Pero no preguntó y otra
más horrend9 que morir en brazos de iós_ hijos, ver- . vez ofreció la posibilidad de ser golpeado.»
los por última vez, sentirlos cerca y saber que uno /:·\ -¿Entonces es probable que el amuleto entre tam-
·se va para siempre, que es el final y la oscuridad bién en la categoría de la posibilidap.? ¿O está usted
y desgracia para ellos ... » en contra? -sonrió Schellenberg.
Una vez, en una recepción de la' Embajada soviéti- Stiriitz acudjó en su ayuda. .
ca, en·. Un ter den Linden, él y ScheHenberg conver- -La parte alemana ha vencido en la discusión
saron con un joven diplomático soviético. Sombría- -afirmó-. Sin embargo, en aras de la verdad, debo
.mente, segi'.m su manera habi_tual, escuchaba la dis- decir que a las preguntas brillantes de Alemariia, Ru-
sia daba respuestas no menos brillantes. Hemos ago-
(1) Alcxandr Isaicv, hijo de Stirlitz. - N. del T.
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tado el tema, pero no sé lo que hubiéramos hecho ·. . 'de Goebbels, en la tercera un rostro duro con una
si la parte rusa hubiese tomado la iniciativa en eb •'',,¡: f :cicatriz:. Bormann. Después de. reOexionar unos ins-
ataque, haciendo preguntas... . ·, ' tantes, escribió en la cúarta hoja «Reichsführer SS,!.
«¿Entendiste, hermanito?;,, preguntabarl los ojos · \ Era el. cargo de su jefe, Heinrich Htmmler.
de StirÍitz y, al ver cómo se hinchaban de repente · Apartando ~as otras, Stirlitz acercq la hoja en que
los músculos faciales del diplomático ruso, se per- había dibujado a. .Goering y comenzó .a trazar círcu:
cató de que su lección había sido comprendida. los y cuadrados sólo comprensibles para él. Los unió
«No te irrites, querido amigo -pensaba, mirando - con líneas, dos gruesas; una firia Y. otra· intermitente
al muchacho que se alejaba-.. Mejor que· 10 hiciera .. _apenas visible;
yo y no otro. Pero no tienes razón al hablar a.si de
los amuletos. Cuando estoy muy mal y rile lanzo al
riesgo con ojos abiertos, y mis riesgos siempre son '"{<í¡f-t ... Si- un agente se encuentra en el centro de aconte-
mortales; i:ne pongo en el pecho un amuleto: el me- ·······i··. .cimientos· import.antísimos, debe ser un hombre infi-
daHón donde guardo un mechón de pelo de Sashen- nitamente emocional, hasta sensitivo como un ac-
ka. Tuve que tirarlo porque era demasiado ruso y . ·. tor; · pero tiéne que cubrir por completo esta desnu-
compré uno alemán, .pesado, intencionalmente osten~ dez emocional con sangre fría y una lógica irnpla-
toso, pero el mechón de pelo dorado y blanco de J ., cable.
Sashenka está conmigo y es -mi amuleto ... » · · En las rioches en que, muy raras veces, Stirlit2:c se
Hacía veintitrés años, en Vladivostok, había visto permitía sentirse como Isaiev, se hacía estos razo-
a Sashenka por última vez, cuando fue a cumplir namientos: ¿Qué significa ser un verdadero. agente?
una tarea de Dzerzhinski dentro de la emigración. ¿Reunir la información, procesar los datos objetivos
blanca, primero a Shanghai y después a París. Pero, y transmitirlos al centro para que se saquen conclu-
desde aquel día terrible, lejano y ventoso, su imagen siones generales y se tomen .decisiones? ¿O sacar sus
vivía en él; ya convertida en parte de s1 mismo, se propias conclusiones, ofrecer sus puntos de visfa, pro-
había disuelto en él, era una parte de su propio yo ... .·. poner sus c;álculos? Considerando que eres precisa-
Se .acordó del inesperado encuentro con su hijo en mente tú, tú el que siente exactamente lo que· hay que
Cracovia, ya casi de noche. Se acordó de la llegada esperar en el futuro; ¿tienes derecho tú, Maxim Isaiev,
de «Grishanchikov» a su hotel y de cómo hablaban . a influir en este futuro? La. desgracia. de la inteligen-
en susurro, con la radio puesta, y de lo atormentador _· ,_, cia, pensaba Isaiev, consiste en que la excesiva abun-
que había sido alejarse del lado de su hijo que por dancia de información corriente oculta la perspectiva,
Ja ·voluntad del destino había escogido también su la encubre, obliga a las decis.iones a ser subjetivas
i:amino. Stirlitz sabía que su hijo estaba ahora en y no objetivas consecuencias del análisis de la ver-
Praga y que debía salvar esta ciudad de la explosíón dad, sea ésta siniestra o satisfactória. Isaiev pensaba
de la misma forma en que él y el mayor Torbellino · que si se permitiera a la inteligencia ocuparse de la
habían salvado Cracovia. Sabía lo sumamente difícil planificación de la política, podría resultar entonces
que le era ahora llevar a cabo sti tarea, pero com- · · que habría muchas recomendaciones y pocos datos.
prendía también que cualquier esfuerzo por ver a su Á.,:.Isaiev creía que él, el agente, debía ser; ante todo,
hijo -el viaje de Berlín a Praga sólo duraba seis · : objetivo. Da malos resultados cuando la· inteligencia
horas- podía exponerlo al peligro ... está totalmente ">ubordinada a la línea política tra-
Se levantó, y cogiendo la vela, se acercó a la mesa. zada de antemano: así le pasó a Hitler. Creía que la
Sacó varias hojas de papel y las extendió como los Unión Soviética era . débil y no prestaba atención a
naipes de un solitario. En una de ellas dibujó un las cautelosas opiniones de íos militáres: «Rusia no
hombre gordo y alto. Deseó escribir abajo «Goering», ,es tan débil como parece.» Del mismo modo está mal
pero no lo hizo. En la segunda hoja dibujó la cara · ' que la inteligencia s~ esfuerze en dominar la política.

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Lo ideal es que el' agente entienda la perspectiva de
desarrollo de los acontecimientos . y ofrezca a los.
políticos varias solucio11es posibles y, desde su punto':'- ..
de. vista,. razonables. _•. ···Jt
Un agente, pensaba Isaiev, tiene derecho a dudar ; ;'
de la infalibilidad de sus prediccíones, pero no. tiene .
derecho a una sola cosa: a alejarse del método obs '
jetivo de imiestigación de la realidad. ·
_ Comenzando ahora el último análisis de aquel ma- .
terial que había podido reunir en todos estos años : ,
Stirlitz debía sopesar todos sus «pro» y sus «contra»'.\,. INFORMACIÓN PARA UN ANÁLISIS (GOERING)
Se trataba del destino de millones de personas y dt:": #_.
ningún modo podía equivocarse en el análisis.
. .. Stirlitz empezó a fijarse por primera vez en Goe-
ring después de una incursión de «fortalezas volan-
tes» norteamericanas en Kiel. La ciudad fue quema-
~\ da y destruida. Goering comunicó al Führer que en
· el raid habían participado trescientos aviones enemi-
gos. El Gauleiter de Kiel, Groche, que encan~ció en
aquellas veinticuatro horas, refutó a Goering: dijo
que en la incursión habían tomado parte ochocientos
aviones y la Luftwaffe nada pudo 'hacer para salvar
·1a ciudad.
Hitler miraba a Goering en silencio. Una mueca
.de asco recorría su cara; movía su mano izquierda
con inquietud; parecíá que el führer se rascaba
como un enfermo de psoriasis." Después estalló:
-Ni una sola bomba enemiga caerá sobre las ciu-
dades de Alemania -empezó a hablar nervioso, do-
lido; sin mirar a Goering-. ¿Quién decía esto a la
nación? ¿Quién lo hizo creer a nuestro partido?
¡ He leído libros sobre juegos de azar y sé lo que es
el ·bluff ! ¡ Alemania no es el paño verde de una mesa
de juegos! -Hitler .miró a· Goering gravemente y
continuó-: ¡ Usted está hundido en la abundancia
. y el lujo, Goering! ¡ Usted está viviendo en los días
6~-de la guerra como un emperador o un plutócrata
'· · · judío! ¡ Usted tira con el arco a los venados, mien-
tras que mi nación es asesinada por la metralla de
los aviones enemigos! ¡ La vocación del líder- es la
grandeza de la nación! ¡ El destino del líder es la mo-
destia! ¡La pn;>fesión de un líder es la· correlación
' exacta entre las promesas y su cumplimiento!
Más .tarde se supo que, al escuchar estas palaI?ras

I
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de Hitler, Goering volvió a su casa Y se. acostó con·. • Führer imputó a Goering después del bombardeo .
fiebre y un fortísimo ataque de nervios. Iba constan:. · de Kiel: su lujo y aires de gran señor. Precisamen- ·
temente a las ciudades bombardeadas, allí se reunía · ·.:e aquello que durante años trataron de utilizar los
con el pueblo, exigía la ayuda inmediata para las A demás compañeros de lucha del Führer sin que éste
víctimas, organizaba de nuevo la defensa antiaérea ¡0 admitiera, ahora el propio Hitler lo echaba en
de la ciudad y después se acostaba con fiebre: la cara de su sucesor. .
presión le subía y bajaba, los dedos se le ponían he.: · Sin embargo, aún después de lo, ocurrido, Hitler ~
lados, la cabeza se le partía en dos y sentía las sienes Je repetía a Bormann:
y la frente oprimidas como por un aro de dolor.. -Nadie más puede ser mi sucesor. Sólo Goering.
Himmler, que trataba de obtener. materiales com: Primero, porque nunca se .metió a hacer política por
prometedores para el expediente de Goering ,-¿y si.... ~su cuenta; segundo, porque es popular, y tercero,
todo esto fuese teatro?-, le pidió que consiguiera un 'o/ porque es el objetivo principal de las caricaturas en
diagnóstico médico. Sin embargo, los <fatos de _las la Prensa enemiga.
investigaciones médicas confirmaron que, efectiva- .. Hitler hablaba del hombre que había llevado a
mente, la presión de Goering iba subiendo de un · cabo todo el trabajo práctico para conquistar el po-
modo brusco. . . der, el hombre que había dicho con toda sinceridad,
Así, por primera vez, en 1942, Goermg, sucesor ofi- no a cuálquiera, sino a su propia esposa: «Yo no
cial de Hitler, fue sometido a tah humillante crítica vivo · el Führer vive en mí...» Y, no lo había dicho
y, a¡jemás, en presencia de la cohorte del ~ührer. par~ las grabadoras, pues no imaginaba en aquel
Esto llegó de inmediato al expediente de Himmler momento que algún día lo· escucharían sus «herma-
Y, al día siguiente, sin pedir permiso _a Hitler, el nos de lucha», sino a ella, de noche, en su cama.
Reichsführer SS dio la orden de empezar a escuchar
todas Ías conversaciones telefónicas del «compañe-
ro de lucha más íntimo del Führer». El piloto combatiente de ]~ .Primera .Guerra Mu?-
Por primera vez, pero con permiso del Führer, dial el héroe de la Alemama del. Kaiser, despues
Himmler ·escuchó· durante una semana las conversa- del 'fracaso de Ja primera intentona nazi se escapó
dones de Goering después del escándalo de su ?er- a Suecia. Allí comenzó a trabajar en la . aviación ci-
mano Albert. Goering lo había trasladado de Viena "' vil. En una ocasión en que llevaba a bordo al_ ~on_d~
a Praga con el cargo de jefe de exportación de las Rosen, duranté una terrible tempestad, aterrizo mi-
fábricas Skoda. Albert, que tenía fama de defensor lagrosamente en el castillo.,Rocklstadt, donde cono-
de los desgraciados, escribió en papel timbrado del ció a Karina von Katzov, hiJa del coronel Von Fock.
hermano una carta al comandante del campo de Mau- Se la quitó al marido y se fue a Alemania, encontró
thausen: «Libere inmediatamente al profesor Kisch. al Führer y participó en la manifestación de los na-
No hay pruebas serias contra él. Firmado: Goering.» cionalsocialistas el 9 de noviembre de 1923; fue he-
Sin el nombre. El comandante del campo de con- rido se salvó milagrosamente del arresto, emigró a
centración, asustado, liberó a dos Kisch a la vez: a Inn~bruck donde ya Jo esperaba Karina. No tenían
uno era profes<;ir y el otro! miembro _de una organi-,.:$);.dinero, pe~o el dueño del hotel les di~ alojall?-ie~to
zación clandestma. A Goermg le. ~osto mucho tra~a- •. gratuito. Era como Goerin~.. u? nac10~also~iahsta
jo salvar al hermano: . lo prote,g10 del ?olp:, contan- . que sufría la tiranía de los Jud10s _propietarios del
doselo al Führer como una anecdota ~iv,er~ida. 1?sto setenta por ciento de los hoteles de Innsbruck. El

!
salvó la situación y Himmler se retiro :mmediata· dueño del hotel «Brifania» invitó posteriormente a
mente, haciendo todo el relato en el mismo tono los Goering a Venecia, donde vivieron h;ist~ 1927,
jocoso del Führer. cuando fue declarada la ·amnistía en Alemama. En
72Lo pcincipal, como ·pensó Isaiev, era lo que el medio año se convirtió : en diputado del ;eichst::

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junto con once nazis- más. Hitler no había podido vertido en un presidente. No recibe a sus compañe0
presentar su candidatura: era austríaco. ros de partidoi Los obliga humillantemente a hacer
Como debía prepararse para las nuevas elecciones, cola en su oficina. Está rodeado de lujo ...
el Führer decidió que Goering dejase el trabajo en Al principio, sólo los miembros de fila del partido
el partido y sólo .fuese un miembro del Reichstag,, · lo comentaban en· voz baja. Pero en 1935, cuando
En aquel momento su 'misión consistió en establecer Goering se construyó el. castillo Karinhalle, en las
contactos con los omnipotentes. E.l partido que se afuerns de Berlín,•se quejaron ·i:J.· Hitler, no los na-
proponga conquistar el poder debe tener un amplio cionalsocialistas corrientes, sino los cabecillas Ley
círculo de relacio¡;¡es. Según decisión del partido, y SaukeL Goebbels consideraba que ya desde su es-
Goering alquiló una lujosa villa en Badenstrasse. tancia en la villa, Goering había empezado a echarse
Allí empezaron a visitarlo los príncipes Hohenzo-, J -~·a perder.
llern y Koburg, los magnates. El alma de la casa \ / -'-El lujo corrompe -decía~, Hay que ayudar a
era Karina: mujer encantadora, aristócrata, cauti- ·1 Goering. Nos es demasiado querido.
vaba a todos. Era la hija de un alt_o funcionario sue-. Hitler fue a Karinhalle; examinó el castillo y dijo:
co, convertida en esposa de un héroe de guerra, 1 ...,cDejen en·paz a Goering, Akfin y al .cabo sólo él
proscrito, luchador, opositor - de la . podrida demo- ,~ sabe cómo tratar a los diplomáticos de. Occidente.
erada occidental que carec.ía de fuerzas para opo- Que Karinhalle sea una residencia para recibir a
nerse al vandalismo bolchevique. huéspedes extranjeros... ¡ Que lo sea! Herman lo
Cada vez que daba una recepción, llegaba tempra- ri1erece. Debemos considerar que Karínhalle perte-
no por la mañana el Parteileiter de la organización nece al pueblo y que Goering sólo vive aquí..,
berlinesa de los nacionalistas, Goebbels. Era un en• Durante el día se dedicaba a cazar venados do-
. lace entre el partido y. Goering. Goebbels se senta- mesticados y; por la noche, pasaba largas horas en
ba al piano y Goering, Karina y Thomas, hijo del la sala de proyecciones. Podía ver cinco películas
primer matrimonio, cantaban canciones populares. de aventuras seguidas. Durante la función tranquili-
En la casa del líder nazi del Reichstag no soporta- zaba a sus visitantes.
ban los ritmos desenfrenados del jazz norteameri- -No se preocupen -les decía'-, El final es bueno ...
cano o francés. · 1 ·
Precisamente a esta villa, alquilada con dinero ' ir
del partido, llegaron Hitler, Schacht y Tissen el 5 '!·
de enero de 1931. Precisamente en esta villa de lujo
se pudieron oír las palabras de la conspiración en-
tre magnates financieros e industriales y el líder
de los nacionalsocialistas, Hitler.
Después triunfó _Hitler. KaFina regresó a Suecia
en avión, donde murió de un ataque epiléptico. Su
último deseo fue que Herman hiciese todo lo que
pudiera para ser tambien en el futuro un «obrero
del Führer».
A raíz del putsch de Rohm, muchos veteranos se
opusieron al Führer aduciendo que había traiciona-
do la causa porque éste había suscrito un pacto con
el capital; en las organizaciones de base del partido
se decía:
-Goering ha dejado de ser Herman. Se ha con-

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INFORMACIÓN PARA UN AN4LIS1S (GOEBBELS)

Stirlitz echó a un lado el papel con la gruesa fi-


gura de Goering y tomó la hoja con el perfil de
Goebbels. Por sus aventuras en Babelsberg, donde
estaban los estudios cinematográficos del Reich y
donde vivían todas las artistas, era llamado «el to-
rito de . Babelsberg». En su expediente se conserva-
ba la grabación de la conversación entre la esposa
de Goebbels en Goering a propósito de las relacio-
nes de aquél con la actriz checa Lida Baarova.
-¡ Se perderá a ·causa de las · mujeres! ¡ Qué ver-
güenza! ¡ El hombre que responde por nuestra ideo-
logía, se deshonra por aventuras casuales! ~le ha-
bía dicho Goering a su mujer.
El Fühier le recomendó el divorcio.
-A _usted la voy a apoyar -dijo-, pero hasta que
su esposo no aprenda a. comportarse como un ver-
dadero nacionalsocialista, hombre de alta moral y el
estricto cumplimiento del deber sagrado ante la fa-
milia, ·1e negaré todas las entrevistas personales ...
Ahora todo esto había sido relegado a un segundo
plano. En enero de ese año, Hitler .visitó la casa de
Goebbels el día de su cumpleaños. Le llevó a su es-
posa un ramito de flores y le dijo:
-Le pido· perdón por· mi retraso, pero recorrí
todo Berlín hasta encontrar este ramo: El Gaulei-
ter de Bedín, Parteigenosse ( 1) Goebbels, ha cerra-
do todas las floristerías: la guerra total no necesita
flores... · ?

(1) Compañero del· partido.:_ N. del T.

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· Cuando cuarenta minutos después I:lider se hubo continuabai:i · a pie a través del bosque. Goebbels con-
marchado, Magda Goebbels dijo:· sideraba un lujó excesivo e indigno de· un nacional~
. -El Führer no hubiera visitado jamás a los Goe- sociali~.ta el traer a las mujeres en automóviL Él
rmg.;. ~ism? l~s acompañaba a través de ·1os juncos y. al
, Berlín estaba en ruinas, el · frente pasaba a 140 dia siguiente, por la mañana, cuando los hombrés
kilómetros de la capital del milenario· Reich, .pero .Ja de la SS aún estaban durmiendo, las sacaba de
-resplandeciente Magda Gciebbels .celebraba su victo- allí. Por supuesto que Himmler lo supo en seguida.
ria. Su esposo estaba junto a ella, su cara se había En aquel momento dijo: «Hay que aceptarlo como
puesto pálida de felicidad. Tras una pausa de seis es ..._»
años, el Führer visitaba su casa... - ··
~Ahora esto carece de importancia ~ontinuaba
analizando Stirlitz-. Ahora todo esto es vanidad Stirlitz arrugó las hojas con Icis _dibujos de Goe-
. ring y Goebbels, las colocó sobre la llama de la vela
de vanidades ... » ...__
.. Dibujó un gran .círculo y comenzó a. sombreado . . . y esperó . a que I_a llama comenzara a que;:marle
despacio con líneas • precisas y muy· rectas; Ahora. ·
1 los dédos para tirar las hojas' a la estufa. Las re-
recordaba todo lo relacionado con los Diarios de movió con un bello atizador de hierro fundido vol-
Goebbels. Sabía que el. Reichsführer se interesaba · , _ vió a la mesa y comenzó a fumar. ' · ·
en ellos y en su- momento hizo el máximo esfuerzo Después acercó las dos hojas r,éstantes: Himmler
para leerlos de algún modo. Sólo pudo ver la foto- . y Bónpann. «Excluyó a Goerjng· y. Goebbels. Nadie
. copia· de varias ·páginas. !.,a memoria :de Stirlitz .era. va a apostar por ellos. Ni por uno ni por· otro. Tal vez
fenomenal: fotografiaba visualmente el texto y lo Goering-se atreva a negociar, pero ha caído en des-
memorizaba c.asi mecánicamente, sin esfuerzo al- gracia y no cree en nadie .. ¿Gciebbels? No. Éste no lo
guno. haría. Es fanático, luchará hasta el final, pero es
«9 de diciembre de 1943. Epidemia de gripe en posible apoyarse en él, porque .en seguida comen-
Inglaterra -,-apuntaba Goebbels-. Hasta el rey está zará a buscar una alianza; Uno de los. dos: . Himrnler
enfermo. Sería maravilloso que esta epidemia fuera · o Bormann.. Si puedo obtener ·garantías de uno de
fatal para Inglaterra, pero es demasiado bueno para ellos para trabajar contra los demás, ganaré. Si fallo
se,r verdad. · en mis cálculos, seré un cadáver.. 'Inmediatamente.
;2 de marzo de 1943. No descansaré hasta que to-' Y ¿Por quién .apostar? Creo que pOf Himrnler. Nunca
podrá decidirse a negociar. Sabe el odio que rodea
dos los judíos sean sacados de Berlín. Después de
la conversación con Speer en Obe,;salzberg fui a vi- su .nombre ... Sí, por lo visto, es Himmler ... »
sitar" a Goering. Este. nacionalsocialista tiene en sus
bodegas. 25.000 botellas de champaña.· Estaba vestido
con una túnica y su color me produjo alergia. Pero Pre~i~amente . en . ese momento Goering, adelgaza-.
qué le vamos a hacer, hay que aceptarlo como es.» do, pahdo, con. un dolor que le partía la cabeza re-
. Stirlitz sonrió. Recordó qµe en 1942 Himmler ha- gresaba. a Karinhalle desde el Bunker del Führer.
bía dicho lo mismo, palabra por palabra, sobre Goeb- * Esa mañana había viajado en su automóvil al frente
hacia el lugar donde se habían abierto paso los tan~
beis. Éste no vivía· en una gran casa de campo con
su familia, sino en una pequeña y modesta villa ques rusos De allí corrió en seguida a ver a Hitler.
construida «para el trabajo». Estaba junto a un lago -No hay ninguna · organización en el frente -le
y se podía l_Ie_gar a ella por el propio lago, pues el ?ijo-:-.. ~l caos es. total. Los soldados tienen ojos
..a~ua sólo llegaba a los tobillos y el puesto de guar- mexpres1vos. He visto a los oficiales borrachos. La
dia de. la SS se encontraba apartado. Hasta aquí . o~e.ns.~va dé los bolcheviques infunde espanto en el
venían las actrices en un tren éléctrico y después, · EJercito, }lº espanto animal... Créo ...

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Hitler lo escuchaba con los ojos semicerrados ~Y
sosteniendo con la derecha el codo de su brazo iz- y con su voz habitual-. Pero no se trata de eso al
quierdo que no dejaba de temblar. fin y al cabo. La voluntad del Führer está paraliz~da.
-Creo -volvió a decir Goering, pero Hitler lo No puede tomar decisiones. Debemos· dirigirnos al
interrumpió. pueblo.
Se levantó pesadamente. Sus ojos enrojecidos se Goering miró la gruesa carpeta negra que ·· estaba
abrieron de par en par, su bigotito se estremeció sobre las · rodillas de Himmler. Recordó lo que en
con desdén. 1944 había dicho por teléfono su esposa a una amiga:
-¡ Le prohíbo que, en lo sucesivo, vaya al frente! «Será mejor que vengas. Es afriesgado hablar por
-exclamó con voz de antaño, fuerte-; ¡ Le prohíbo teléfono, nos escuchan.» Goering recordó que él ha-
difundir el pánico! bía dado unos golpes con los ·dedos sobre la mesa
· -No es pánico, es la verdad -scPor primera vez que le había hecho una seña a Emmy: «No diga~.
en su vida, Goering se ·oponía a su Führer y sintió eso, es una locura.» Ahora miraba la carpeta negra
que, de pronto, se le helaron los de.dos de los pies y pensaba que allí podía estar una grabadora y que
y· las manos-. ¡ Es la verdad, mi Führer, y mi deber esta conversación sería escuchada dos horas después
es decirle esta verdad! por el Führer. Y entonces sería el fin.
-¡ Cállese! ¡ Será mejor que se ocupe de la avia- «1:'.ste puede decir cualquier cosa -pensaba Goe-
dón, Goering! No se meta donde hay que tener una ring de Himmler~. El padre de los provocadores no
mente tranquila, previsión y fuerza. Veo que no es puede ser una persona honesta. Ya se ·habrá entera-
tarea para usted. Le prohíbo que vaya al frente. Ni do de mi desgracia de hoy con el Führer. Ha venido
ahora ni nunca. para llevar su misión hasta el final.»
. Aplastado y humillado, Goering adivinaba cómo a Himmler, a su vez, sabía lo que pensaba el «Nazi
su espalda, detrás, sonreían los ayudantes del Füh- número· 2». Por eso, lanzando un suspiro, se decidió
rer: Schmundt y Burgdorf, dos nulidades. a ayudarle. Dijo:
En Karinhalle lo estaban ya esperando los oficia- -Usiet! es el sucesor; por lo tanto, es usted .el pre-
les del estado mayor de la Luftwaffe: los había man- sidente. De modo que yo seré el canciller del Reich.
dado llamar al salir del Bunker. Pero no pudo co- Se daba cuenta de que la nación no lo seguiría
menzar la reunión. Su ayudante le informó que ha- como líder de la SS. Necesitaba· una cobertura. No
bía llegado el Reichsführer SS Himmler. había mejor cobertura que Goering.
-Quiere hablar a solas -dijo el ayudante con · Goering contestó también automáticamente.
aquella dosis de importancia que hacía su trabajo -Es imposible: .. -tardó un segundo y agregó, muy
tan misterioso para los que le rodeaban. bajo, calculando que el susurro no podría ser regis-
Goering recibió al Reichsführer en su biblioteca. trado por la grabadora, si estaba oculta en la car•
Himmler, como siempre, sonriente y tranquilo, tenía peta negra-. Es imposible. Una sola persona debe
en las manos una gruesa carpeta de cuero negro, Se ser presidente y canciller.
sentó en la butaca, se quitó los lentes, limpió los Himmler sonrió imperceptiblemente, permaneció
cristales durante largo rato con un pedazo de ga- en silencio durante un rato, después se levantó con
muza y seguidamente y sin ningún preámbulo dijo: elasticidad,. intercambió con Goering el saludo del
-El Führer ya no puede· ser el líder de la nación. partido y salió de la biblioteca sigilosamente.
-¿Y qué debe hacerse -le preguntó maquinal~
mente Goering, sin tiempo de asustarse por las pa..
labras del líder de la SS.
-Bueno, en el Bunker se encuentran fas tropas de
la SS -continuó Himmler en el mismo tono sereno

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6 - DIECISIETE INS'[ANTES DE UNA PRIMAVERA
15~11-1945 (23 h 54 min)

Stirlitz bajó al garaje. El bombardeo proseguía,


pero sólo en algún lugar de Zossen; por lo menos así
le parecía. Abrió las puertas, se sentó al volante y
puso En marcha el motor. El potente motor de su
«Horch» gruñó de modo uniforme y sonoro. Stirlitz
saltó del garaje, · cerró las puertas y arrancó nueva-
mente con fuerza. Se permitía arrancar así el coche
cuando estaba sólo, por la noche, durante los bom-
bardeos. Los chóferes alemanes eran muy ordenados.
Sólo un extranjero era capaz de arrancar ·así el ve-
hículo: un eslavo o un norteamericano.
«Vamos, niotorcito», dijo en ruso, después de ha-
ber encendido la radio. Transmitían música popular.
Durante los bombardeos se transmitían siempre
• canciones alegres. Se había hecho un hábito. Cuan-
V do los. golpes en el frente eran terribles o caían bom-
bas del cielo, la radio transmitía programas alegres
y cómicos. «Vamos, motorcito.. Rápido para que las
bombas no nos cojan. Las bombas caen más a me-
nudo sobre un objetivo inmóvil, y la probabilidad
del impacto disminuye si el · objetivo se mueve. Ire-
mos a 50 kilómetros, de modo que la probabilidad
del impacto disminuirá exactamente 50 veces ... »
Le gustaba cotrei en su automóvil. Cuando tenía
que cumplir una tareá y no sabía cómo hacerlo mon-
taba en su «Horch» y durante horas viajaba por las
carreteras alrededor de Berlín. Al principio simple-
mente · miraba· hacia delante, apretando con toda
fuerza el acelerador. La velocidad lo obligaba a es-
tar atento y tenía que sentirse fundido a la má-
quina. Así la cabeza se liberaba ele ideas pequeñas· y

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grandes, que se excluían o completaban. La ~eloci- -Por nc:da. Simplemente par~ asegurarse.
dad es auxiliar de la razón. Ofrece la posibilidad de -¿Han mventado alguna porquería nueva tus her-
una abstracción total. Desp1,1és, cuando la carrera manos del SD?
arriesgada y tempestuosa terminaba en algún sitio -El diablo lo sabrá. Seguramente. Lo que más
cerca de una pequeña taberna -el coñac se vendía gusta a la Humanidad son los secretos -ajenos.
sin los cupones de racionamiento en los días más -Y bien -dijo Erwin-. ¿Qué pasa?
difíciles de la guerra- podía sentarse en una mesi- -Hum ... -dijo Stirlitz y meneó la cabeza-. ¿Sa-
ta junto a una ventana y escuchar el rumor agitado bes? -empezó a decir lentamente-. Me han enco-
del bosque, tomar un yacoby doble y comenzar a pen- mendado una m·isión... Tengo que averiguar cuál de
sar, sin prisa, todo lo que debía decidir. Después de los Ronzas ( 1) trata de entrar en negociaciones por
haber corrido a la máxima velocidad, los pensamien- ~,,.,;,• s~para~o con _Occ~dente ... S~ trata, nada menos, que
tos discurrían lentamente. El riesgo vivido ayuda- lr de los Jefes h1tlenanos. ¿Que te parece la tarea? Por
ba a la serenidad del. razonamiento. Por lo menos ' lo que veo, allí qeen que si no he fracasado en estos
así le ocurría a Stirlitz. veinte años es porque soy omnipotente. En este
caso no está.ría mal que me c9nvirtiese en el vice de
Himmler. O, tratar de llegar a ser el Führer. ¡ Heil
Sus radistas -Erwin y Katy- v1v1an en Kopenick, . ,. Stirlitz! ¿Qué te· parece? Me he convertido en un
a orillas del Spree. Ya estaban durmiendo. última- misántropo, ¿no lo crees?
mente se acostaban .muy temprano porque Katy es- -A ti te sienta -contestó Erwin.
peraba un niño. -¿Cómo piensas parir, pequeña? _:preguntó Stir-·
-Tienes muy buen aspecto -dijo ·_Stirlitz-. Perte- litz, cuando Katy ·dejó de tocar.
neces al tipo raro de mµjeres a las que el embanizo -Creo que todavía no han inventado un método
hace irresistibles. nuevo -contestó ella. ·
-El eml;>arazo empellece ·a cualquier mujer -con- -Anteayer hablé con un partero.·: No quiero asus-
testó Katy-. Lo que pasa es que no has tenido po- taros; muchachos.
sibilidad de verlo... · Se acercó a Ka ty. .
-No he tenido la posibilidad -sonrió Stirlitz-. -Toca, pequeña, toca. No quiero asustaros, aun-
Lo dijiste bien. t. , -que yo mismo me he asustado bastante. El ·viejo·
-¿Quieres café con leche? -preguntó Katy. ·v médico me dijo que durante el parto se puede de-
-¿Dónde habéis conseguido la leche? Se me olvidó terminar el origen de ,cualquier mujer.
traerla... ¡Diablos ... ! -No entiendo -dijo . Erwin.
-Ca[l"lbié un traje -eontestó Erwin-. Ella nece- Katy interrumpió la música.
sita tomar por lo menos ·un poco de- leche. Se ha -Toca, pequeña,. toca -in_sistió Stirlitz- y no te
convertido en un problema grave la comida para ras · asustes. Escucha · primero y después pensaremos
mujeres embarazadas. cómo salir de esk embrollo. ¿Sabes?, las mujeres
Stirlitz acarició la mejilla de Katy y preguntó: · ; gritan cuando dan a luz. ·
-¿Nos tocarás algo? , ~ -Gracias -sonrió Katy-, pensé- que cantab.:i.n can-
Katy se sentó al piano y escogió la música. Selec- ciones.
cionó a Bach. Stirlitz se acercó a la ventana y pre- Stirlitz meneó la cabeza y suspiró.
guntó a Envin en voz baja: · -¿Sabes, pequeña? Gritan en su idioma materno.
,-¿Revisaste si no te han puesto algo en el hueco En el dialecto del lugar donde nacieron." Quiere decir
de la ventilación? · ··
-Sí, lo he revisado. Creo que no hay nada. ¿Por
qué? (1) Máximos dirigentes del Reich. -N. del T.

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c0111enzar a observar directamente a los que usted
que tú gritarás «mamita» en tu bellísimo lenguaje éree tantean los canales de las posibles conversacio-
de Riazán ... nes. Mi "denuncia" a Himmler- los detalles los or-
Katy continuó tocando: J?ero Stirfüz ~io. que sus A · ganizaré aquí sin consultar con. ustedes- me ayu-
ojos se habían llenado sub1tamente de l?gnma.s. dará a informarlos sobre todas las novedades, tanto
-¿Qué haremos entonces? ~pregunto Erwm. , para confirmar su ~ipótesis como para refutarla.
-¿Quieren marcharse a Suecia? Creo que podna No· veo otra .salida en estos momentos. En caso de
lograrlo. , aprobación, ruego me la transmitan vía Erwin.
-¿Y te quedarás sin el último enlace? -pregunto
Katy. .. . »Justas.»
-Aquí estaré yo -dijo Erwm. .
Stirlitz meneó la cabeza negativamente.
-No te dejarán ir sola. Con él, sí. Es inválido de -Está al borde del fracaso -dijo el jefe del. cen-
guerra y necesita curarse en un sanatorio, existe una tro cuando el cifrado llegó a Moscú-. Si acude a
invitación de los familiares alemanes en Estocolmo ... Himmler, fracasará en seguida y nada lo salvará. Su-
No te dejarían ir sola ... El tíq de Erwin figura como poniendo incluso que Himmler decida jugar con él.
un nazi sueco, pero no el tuyo... • ~,. Aunque es improbable. Stirlitz no es la clase de per-
-Nos quedare_mos aquí -dijo Katy-. No impor- sona con la que el· Reichsführer de la SS jugaría.
ta. Gritaré en alemán. . Transmitan mañana por la mañana la prohibición
-Puedes agregar algunos juramentos en ruso, pero inmediata y categórica.
obligatoriamente con acento berlinés -bromeó Stir- Isáiev no podía saber lo que ya sabía el centro,
litz-. Dejaremos · la solución de este asunto para porque los datos reunidos en los últimos meses les
mañana. Lo pensaremos sin prisa y sin emociones daban la clave para entender al hombre cuyo ape-
heroicas. Vamos, Erwin, ·tenemos que trabajar. To- llido era Himmler.
maremos la decisión de acuerdo con lo que me con-
testen mañana.
Cinco minutos después, ambqs salieron de la casa.
Erwin llevaba en la mano una maleta donde estaba
el aparato de radio. Se alejaron 15 km ~a~ia Rans:
dorf y allí, adentrándose en el bosque, Stirhtz. apago
el motor. Continuaba aún el bomba.rdeo. Erwm con-
sultó el reloj y dijo:.
-¿Comenzamos?
-Comencemos -contestó Stirlitz.

·«De Justas a Alex:

»Sigo convencido de que ningún político serio


de Occidente iniciaría negociaciones con la SS o el
SD. Sin embargo, como me han encomendado esta
misión, empiezo a realizar.
»Creo que podría cumplirla si me autorizan a co-
municar a Himmler parte de los datos que he obte-
nido de. usted. Cootando con el apoyo de él, pudiera

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A'
queña villa en Baviera, lejos de los bombardeos, des- /1 del partido que no ·tiene un líder, sino un Führer!
1
tinada a Marthe, madre de sus dos hijos. Recordó Hitler lo guardó en su memoria. También Strasser
cómo el Führer, informado por Bormann, lo contem- ~ pareció contento con la respuesta del secretario técc
piaba perplejo durante los numerosos almuerzos que *~""' nico de la organización del NSDAP en Baviera, pero
compartían en su casa. Por esta razón no pudo di- en el fondo de su alma lamentaba la ingratitud del
vorciarse de su mujer, aunque no convivía en la
misma casa desde hacía seis años. Tenía que asistir·
1
¡ hombre a quien él había sacado de la nada pequeño-
burguesa. Al proponer al Filhrer que nombrara a
con ella a las recepciones. Himmler Reichsführer de los recién creados destaca-
«La culpa no es de Bormann -continuaba pensan- · /1 mentos SS, Strasser calculaba, sin embargo,· que la
do Himmler-. No tengo por qué echarle la cuipa. SS le .~erviría en primer lugar a él, en su lucha con-
Esta bt:stia gorda no tiene nada que ver con mi des- ·~ / .·• tra ~ohm po~ ganar influencia en el partido y con
gracia. Yo afrontaría todas las humillaciones que ·;"/ el F1;1hrer. BaJo s~ mand~ se reunieron los primeros
.me produjera el divorcio pero nunca sería capaz J doscientos SS, solo doscientos; pero sin la SS no
de traumatizar a la niña.,,' ¡ h~bría sido posible la victoria del Führer en 1933.
Himmler sonrió recordando los . tiempos en . que, ) Himmler , lo compr~ndí~ .perfectamente. No obstan-
en compañía de su esposa y la.niña pequeña, pasaba ·~ te, despue_s , de l~ ".letona, el F~hrer lo nombró jefe
hambre en un frío cuarto de Nilremberg. Dios mío, -{(), de 1~ . pohcia cnmmal de Mumch. Himmler recibió
qué lejos estaba todo aquello y, al mismo tiempo, ! la_ VISita de Gregor Str~sser, el hombre que lo ha-
qué cerca. Sólo hacía dieciocho- años. Entonces era I bia _aceptado en ,el partido, teórico e ideológico que
secretario de Gregor Strasser, «hermano» del Filh- ) habia propu.esto crear , los destacamentos de la SS.
rer. Recorría toda Alemania, dormía en las estado- E!':1 aquel!_?~ momen_tos Strasser estaba opuesto al
nes de ferrocarriles, se alimentaba de pan y un bre- \ Filh~er, dic1en?o abiertamente a los veteranos del
baje que. ll~maban ca~é, ~stableciendo relaciones en- ( p_artid? que Hitler se había vendido a los magnates
tre las d1stmtas orgamzac1ones del partido. En aquel fmancieros.
1926, no sospechaba que la· idea de Strasser de for- ¡ En. a~uella ocasión, Himmler interrumpió a Stras-
ma-r. los destacamentos de protección SS no había 1
1
ser diciend?le que la fidelidad al Führer era el deber
. surgu;lo por una verdadera necesidad, sino como \ de cada miembro del NSDAP.
producto de la lu_c~a contra R?hm, el líder de la SA, < 1 -US t ed. pued~ e~presar sus dud~~ en el congreso,
que comenzaba. H1mmler cre1a entonces como algo "f' pero n~ tiene nmgun derecho a utilizar su autoridad
sagrado que la creación de la SS era fundamental ¡· en ~na lucha de oposición. Esto daña la unidad del
para proteger de los rojos a los líderes del partido. partido..
Creía al pie de la letra que el objetivo principal de E_sa misma noche en una alegre reunión familiar,
los rojos consistía en aniquilar al granlíder, el úni- sabiendo que lo que se hablaba en su -apartamento
co ainigo de los trabajadores alemanes, Adolf Hitler. era escuchado en la sede central de la Policía, que
Colgó sobre su mesa un gran retrato de Hitler. En estaba entonces subordinada a Goering, dijo Him-
una ocasión en que Hitler visitó a Strass·er y vio, ·"' ·mler:
debajo_ de su enorme retrato, a un joven. pecoso y .A~.,,, -Yo s?ñab~ crear la_ élite de la nación organizan-
delgad1to, preguntó: 1 do matnmomos de mis muchachos de la SS con
-¿Acaso vale la pena elevar tan alto sobre fos de- J ar~stóc_ratas Y ahora tengo que tratar con los ene-
más nacionalsocialistas a uno de los líderes ·del par- \ migos de la nación: comunistas, judíos y curas. Pero
tido? ' si lo quiere el Führer, así será. '
Himmler contesté: 1 Himmler observaba con atención todo cuando ocu-
-Si usted fuera simplemente un líder, yo no es- ¡/ rría. en ~l centro. Observaba cómo la embriaguez de
taría entre las filas del partido. ¡ Estoy en las filas la victoria, hasta cierto punto había relegado el tra-
'•.) /
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•1-
quiera de los que rodeaban al Führer, Himmler ?.r-
bajo práctfco a un segundo plano .. Le parecía ~y no cranizó el mismo día un mitin grandioso y lo d1Jo
sin fundamento- qúe los líderes del partido en Ber- todo allí, palabra por palabra, y al. día siguiente su
lín no hacían otra cosa -que haqlar en los mítines discurso aparecía en todo~ los periódicos.
y pasar las noches eri recepciones diplomáticas: es A finales de 1933, cuando estalló un escándalo_ en
decir, cosechando los dulces frutos del triunfo del Ja Policía de Berlín, subordinada directamente a
nacionalsocialismo. Himmler consideraba q1c1e todo Goerincr Himmler salió por la noche de Munich Y, a
esto era prematuro. En sólo un rries organizó en Da- Ja mafi.~ná siguiente, obtuvo audiencia del Füh.r~r.
chau el primer campo de concentración ejemplar. Le rogó que pusiera la. «policí_a· corr.upta d~.1 v1eJo
-Es una buena escuelá de educación laboral de régimen» -bajo el control de los «meJores hiJos del

,1
la genuina conciencia alemana para los ocho millo- pueblo», los SS. . . . ,
nes que votaron por los comunistas. Sería ilógico
meter a los ocho millones en campos de concentra-
ción. Hay que crear primero la atmósfera del terror
·v
,~ . , Hitler no podía ofender a Goenng. No contesto a
Himmler nada en concreto. Simplemente le estre-
chó fuertemente la mano, lo acompañó hasta la
en un campo y liberar paulatinamente a los que se puerta de su despacho, y entonces le· miró a los º·!ºs
han doblegado. Ellos serán los mejores propagandis- de cerca e inquisitivamente, y con una alegre sonnsa
~as de la práctica_-,del nacio?als~cialismo. ~sí podrá? . ..,. le dijo:. .
1~culcar a sus hiJo.s y amigos una obediencia reh- ·1 ~ ~En el futuro envíeme sus inteligentes proposi-
g1osa a nuestro regimen. í ciones un día antes: me refiero a su carta dirigida a
El representante personal de Goering fue a visi- \ mí y a su· intervención idéntica ep el mitin de Mu-
tarlo y permaneció largas horas ~n Dachau. Al final l nich. .
le preguntó: ) Himmler partió desolado. Pero al. m~s. siguiente,
---'-¿No le parece que este campo de Concentración J sin ser, llamado a . Berlín, se le designo Jefe de la
provocará una fuerte reprobación en Europa Y Am.e'- . Policía política de Mecklemburgo y Lübe~k'. y al ?~ro
rica, aunque no sea más que por er hecho de que
1 mes, el 20 de diciembre, jefe de la Pohc1a poht1ca
esta medida es anticonstitucional?
-¿Por qué considera usted que la detención de
de Baden; el 21 de diciembre, de Hessen; el_ 24, de
Bremen· el 25 de Sajonia y Turingia y el 27 de Ham-
los enemigos del régimen es anticonst_itucional? \. burgq. É.n un~ semana se había conv~'.tido en je_fe
-Porque la mayoría de los detenidos por ustede~
ni siquiera han visto el edificio de un juzgado. Nin-
gún veredicto acusatorio, ningún vestigio de lega-
1.:/¡ ;
,.

.
,de la Policía de Alemania, con excepc1on de Prusia,
que seguía subordinada a Goering. · .
. Hitler· propuso un compromiso a Goermg: · nom-
lidad ... brar a Himmler jefe de la Policía secreta de todo
Himmler prometió que lo pensaría. Y cuando el 1 el Reich, pero subordinándolo a Goering. El mariscal
, representante de Goering partió, le escrioió una car- dél Reich aceptó ·1a proposición del .Führer. La acep-
ta personal a Hitler en la que fundamentaba brillan- tó sin ningún. entusiasmo especial, comprendiendo
temente la necesidad de. las detenciones y la reclu· _l claramente que, en todo régimen totalitario, el ven-
sión en los campos _de· concentración sin juicio ni ~
éedor serí.i el que tuviera el dominio de la Policía
sumario judicial. /~ ·;,,, secreta. Para un hombre de la posición de Goering
«Esto -escribía al Führer- es sólo una medida \ resultaba humillante encabezar la Policía. Poseía los
de humanidad para salvar a los enemigos del na- (· títulos de ~ariscal, primer ministro de Prusia, pre-
donfllsocialismo de la ira popular. Si no hubiéra- . sidente del Reichstag. Convertirse además en el «po-
mos metido a los enemigos de la nación en los cam- 1 licía número uno» le parecía indigno e intrascendente.
pos., de concentración no podríamos responder por Sólo podía escoger dos caminos: convertir a Him-
sus vidas: el pueblo los hubiera linchado.» ' mler en uno de sus amigos; o dominarlo por com-
Para que esta carta no cayera en manos de cual- \

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pleto. Goering no escogió el primer- camino. Himmler para conversar sobre las futuras acciones contra
~H~nc~O~!), tartamud~ y triviál, le parecía demasiado' Rohm. Himmler lo esperaba. Todavía no compren-
ms1g~1f1cante..Escogió el segundo camino. Dio ins- día la forma en que se llevarían a cabo las acciones
tr':c.c10n<::s a -~u secretario d!! resolver a través de la del Führer, pero estaba claro que eran necesarias:
0~1c1na del F~hrer la_ aprobación de un decreto adju- las miles de páginas de los informes de los agentes
d1c~ndo ~ Himmler el título de viceministro del In- y los datos de las grabaciones telefónicas que él
ten~r. Y Jefe de la Policía secreta «con el derecho a revisaba diariamente se lo decían.
p~rt1c1par en las sesiones del gabinete cuando se Himmler comprendía que la acción contra Rohm
discutan ,los problem~s -de la Policía». La frase «y de era. un mero pretexto para aniquilar a todos aquellos
la s7gundad del Re1ch» la había tachado con su que habían estado junto a Hitler en los primeros
propia mano. Sería demasiado para Himmler, Una · años. Para aquellos con quienes había comenzado,
v7_z que el p~oyecto hubo pasado por la oficina del Hitler era un hombre, un hermano de partido, mien-
Fu~~e~, Goermg dio la orden de publicarlo en los tras que ahora Hitler tenía que transformarse para
penod1cos. todos los alemanes en un Führer y un dios. Los vete-
Tan proñto Himmler lo vio publicado, llamó a d~s ranos del partido se convirtieron en un estorbo para
de sus ,colaboradores a cargo de la Prensa. Etan los él.
que_ reunían materiales comprometedores sobre los Himmler lo entendíá claramente, oyendo a Hitler
P;_nodistas. Les pidió que corpentasen su designa- lanzar rayos y centellas contra el grupo de vetera-
c1on de modo distinto a como lo. había hecho la nos, por supuesto, totalmente insignificante, que h~-
Prensa oficial. Goering había cometido un grave error bía caído bajo la influencia de la propaganda enemi-
a~eptan~o el compromiso. Había olvidado que t0Ja- ga. Hitler no podía decir toda la verdad a nadie, ni
v1~, nadie habí~ invalidado el título principal de a sus amigos más íntimos. Himmlet -comprendía
Himmle.r_: ;I Re~chsführer SS. Al día siguiente todos también esto y ayudó al Führer colocando sobre su
los penod1cos 1mport<).ntes -especialmente los es- mesa los expedientes de cuatro mil veteranos, prácti-
candalosos- aparecieron con este comentario: «Una camente de todos aquellos con quienes Hitler había
gran yi_cto~i~ de la jurisprudencia nacionalsocialista: comenzado a organizar el partido nacionalsocialista.
la umficac1on, en manos del Reichsführer SS Him- Calculó, de modo psicológicamente exacto, que Hit-
mler, de 1~ Policía criminal, política, la Gestapo y 1 ler no olvidaría este favor. Nada se aprecia más que
gendarmena. Se trata de una advertencia a todos- __ I, ]a ayuda para autojustificar ]os crímen~s.
\)ji
l<;>s enem_ig<;>s del R~ich. El brazo castigador del na-
c~onalsoc1ahsmo esta levantado sobre cada oposicio-
nista, sobre cada enemjgo interno y externo.»
r Pero Himmler fue más lejos aún: al percatarse de
las intenciones del Führer, decidió serle indispensa-
ble, no sólo para evitar ser víctima de las futuras
Se trasladó á Berlín, a la lujosa villa Am Donners- depuraciones, sino pára que todas las depuraciones
tag, al lado de Ribbentrop. Mientras continuaba ·1a. subsiguientes se llevaran _a cabo bajo su control.
alegría por la victoria sobre los comunistas, Him- 1 « Yo también soy un veterano como Strasser -pen-
mler y s1;1 ayudante Heydrich comenzaron a reunir 1 saba Himmler-. Pero sería un· veterano eterno si
los exped1~ntes de los enem_igos, pero principalmente -_Áñ-.. demostrase a la nación que Strasser nunca fue un
de los a~1gos. ~I de su a~hguo Jefe Gregor Strasser ' 1 '
veterano, sino un arribista y un · oposicionista ra-
lo e_:Ca~mª?ª H1mmler mismo. Comprendió que sólo 1 bioso.»
podia hmp1arse totalmente con la ,sangre de Stras- _ Cuando Hitler invitó a Himmler a la casa_ de cam-
ser, su maestro y primer mentor.. Por eso reunía es- ¡ po de Goering, en Schorfheide, Himmler organizó un
crupul~sameñte y -a conciencia todo_ cuanto pudiera ¡·
espectáculo para esa ocasión. Un agente provocador,
conducir a Strasser al fusilamiento. , vestido con uniforme· de los SA de Rohm, disparó
El 20 de junio de 1934, Hitler llamó a Himm.Ier r sobre el automqvil convertible del Führer. Himmler
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protegió ~l· líder con su cüerpo y gritó:
-¡ MI FüHRER, qué feliz me siento de poder ofre-
cer mi sangre por su vida!
-Era la primera vez que alguien del partido decía
«mi Führer». Himmler se convirtió en el autor de la
invocación- al «dios», a «su dios» ..
-Desde este momento · es usted mi hermano de 16-11-1945 (03 h 12 min)
sangre, Heinrich -dijo Hitler, y estas palabras fue,
ron oídas por todos los que estaban alrededor.
Tras llevar a cabo la operación para aniquilar a Después de dejar a Erwin en su casa, Stirlitz iba
Rohm, después de que fueran fusilados .su maestro ahora conduciendo lentamente, porque, después de
Strasser y cuatro mil veteranos .del partido más los cada trasmisión al Centro quedaba exhausto, los ner-
escritorzuelos inventaron de inmediato el mit~ de vios tensos hasta el límite y con un tremendo cansan-
9-ue era precisamente Himmler el que había estado . cio físico.
Junto al Führer desde el inicio del movimiento El camino atravesaba el bosque. El viento había
Después de haber dicho «a», había ·que · p ensar
0
cesado y el cielo estaba despejado y tachonado de
seriamente en decir «b». Heydrich sugirió una idea: . estrellas. Stirlitz continuaba pensando: Moscú tiene
crear las divisiones SS, baluarte de la fuerza· en el razón al admitir la posibilidad· de estas negociacio-
aparato estatal. Goering tenía la Luftwaffe, el Estado nes. Aunque no posean datos concretos, existen am-
Mayor tenía el Ejército, mientras que Himmler sólo a plias razones para esta supo_sición. En Moscú cono-
los detectives, agentes y provocadores. También ne- . cen las querellas internas que se desarrollan aquí
cesitaba unidades militares. Las divisiones ·de las SS en la oficina del Reich, alrededor del Führer. Estas
A. Hitler en Hamburgo y Deutschland eri Munich se querellas tenían antes un solo fin: estar más cerca
convirtieron en tales unidades. del Führer. Ahora es probable que ocurra lo contra-
El 7 de octubre de 1935 el Führer le envió un tele- rio. Todos ellos -Goering, Bormann, Himmler y Rib-
grama de felicitación: « ¡-Mi querido compañero de . bentrop- están unidos. al Reich hasta la muerte.
partido, Himmler! Con motivo de. su cumpleaños le Para cada uno de ellos, la paz por separado -si al-
_envió mis mejores deseos de éxito en su trabajo guien pudiera lograrla- significaría la salvación per-
ulterior para fortalecer el nacionalsocialismo. A. Hit- sonal. No piensan .en el pueblo desgraciado ni en sus
ler.» sufrimientos; tampoco les preocupa la existencia de
· En 1936, después de que Himmler, aconsejado por Alemania como Estado. Cada uno de eJlos piensa en
Heydrich, propuso a Hitler que la maquinaria propa- sí mismo, en su persona, no en los destinos de Alema-
gandística de Goebbels debía explicar. al munao que nia ni de los alemanes. En esta situación, cincuenta
la ocupación de la región del Rin no era un reto a millones de aiemanes no son más que una carta en
París ni a Londres, sino una medida inevitable para • 1
su juego por salvarse. Mientras ellos mantengan bajo
preparar la contraofensiva armada a Moscú fue in- 1
su. control el Ejercito, la Policía y la SS, podrán
arrastrar al Reich hacia donde quieran, obteniendo a

·t·
vitado por primera vez a los Tafelrunde (1) e~ la casa
del Führer, donde sólo se reunían los amigos más cambio únicamente garantías de seguridad perso-
íntimos de Hitler. na:!...»
Intercambiando amistosos apretones de manos con \1
.
Un brusco ravo de luz hirió los ojos de .Stirlitz.
Goering ·y Hess, Himmler ni por un minuto dejaba Automáti.camente, pisó el pedal _del freno. Desde los
1
de reunir el material sobre sus «amigos de lucha». arbustos salieron dos motocicletas de la SS cerrán-
dole el paso .. Uno de ellos apuntó con su metralleta
(1) Mesa redonda: encuentros vespertinos en la casa
de Hitler. - N. del T. al automóvil de Stirlitz.

7 - DIECISIETE INSTANTES DE UNA PRIMAVERA.


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INFORMACIÓN PARA UN ANÁLISIS
(HIMMLER)

... Himmler se levantó del sillón y se acercó a la


ventana. El bosque invernal era sorprendentemente
bellÓ. Las ramas ;nevadas tenían un brillo plateado
bajo la luz de la luna y reinaba el silencio mientras
li;is estrellas luminosas y bajas centelleaban en el
pozo violeta del cielo.
'Himmler se acordó de repente cómo, sin que él
mismo lo esperase, .había logrado llevar a cabo una
operación contra el hombre más cercano al Filhrer,
contra Hess. En verdad, Himmler estuvo en aquel
momento al borde del desastre, pero Hitler era un
hombre de soluciones paradójicas. Himmler había
recibido de sus· hombres una película en· la que apa-
recía Hess en su baño, masturbándose. Himmler fue
en seguida a llevársela a Hitler, quien; ordenó pro-
yectarla.
· El Filhrer se enfureció. Aunque era ya muy tarde
por la noche, mandó a llamar a Goering y Goebbels.
A Hess se le ordenó esperar en la antesala. Goering
llegó primero, muy pálido. Himmler sabía por qué se
encontraba tan asustado el mariscal del Reich: es-
taba en pleno y tempestuoso romance con una baila-
. rina vienesa. (Himmler había notado que al mariscal
· siempre le habían atraído las bailarinas flacas; ha-
bía visto ocho películas en las que se mostraban los
pecados de Goering y siempre con mujeres cada vez
más flacas.) Hitler pidió a sus amigos que vieran
«esta porquería de Hess»i Goering. reía .a carcajadas.
Hitler lo interrumpió: «¡No sea un hombre sin cora-

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,Aquella noche en la mesa de Hitler apareció también
zóri ! » Invitó a - lf ess a su despa~c:>, corrió h~c_i~ . él un dato comprometedor sqbre Bormann: Himmler
y gritó: · · .· . sospechaba que ·mantenía relaciones · .homosexuales
· _;¡ Es usted un canalla sucio y maloliente! i Peca de ·con Hess. .
onanismo! .. ~No, no -dijo Hitler. defendiendo. a Bormann'--.
Himmler,. Goerjng y . Goebbels . comprendieron que Tiene. nueve hHos. Los homosexuales no pueden tener
estában presenciando la caída de. un titán, el segun- hijos. Es un chisme. . .
do hombre del partido. · .. .. . Himmler no trató de perst1adir al Führer, pero
-Sí --contestó Hess con la calma que ninguno advirtió la curiosidad malsana con que el Führer
esperaba-.. ¡ Sí, mi Führer! ¡ No fo voy a negar} hojeaba los materiale.s y cómo leía reiteradamente·
¿Por qué lo hago? ¿Por qué_no me acuesto con actri- los informes de los· agentes. Hiinmler se dio cuenta
ces? -No miró a Goebbels, pero aquél se· hundió ''\,.l, "
aún más en su asiento-. ¿Por qué no voy una noche
a V.iena para ver las funciones de ballet? Porque vivo
·v de que ya se había ganado al Führer para siempre.
Y tenía razón. El décimo ?niversario de Himmler
-::orno jefe de la SS lo mandó celebrar Hitler en toda
para una sola cosa; ¡ el partido! ¡ Y el partido y _usted, ,·¡ Alemania en una fiesta general. Desde entonces todos
mi Führer, son para mí lo mismo! No tengo tiempo .. los Gauleiter-jefes · del partido ·en las provincias com-
para• mi vida íntima. ¡ Vivo sólo! · prendieron que el único hombre después de Hitler
Hitler se ablandó, se acercó a Hess, lo _abrazó tor~ que poseía plenos poderes no era nadie más que Him-
pemente y le dio urias palmaditas e!1 la riuca_. . . mler. Así, todas las provincias y fas organizaciones
Hess había. ganado la batalla y H1mmler m s1gu1e- · locales del· partido' comenzaron a enviar sus principa-
ra respiraba. Sabía que Hess podía vengarse. Cuando les iriformaciones, no a Hess en el cuartel general dél
Hess se hubo marchado, Hitler dijo: partido,. sino a ,la_ oficina de Himmler. Los materia-
-Himmler escójale una esposa. Comprendo a este les principales que llegaban a Himinler de un grupo
hombre mar~villoso y fiel al movimiento. Muéstre- de agentes especiales de toda confianza, no pasaban
me las fotografías de la candidatas, elegiré alguna. a través de los departamentos, sino que se colocaban
.Él aceptará mi recomendación. . de inmediato en sus archivos personales a prueba de
Himmler comprendió que un- minuto podría deci- ·incendios. Eran datos comprometedores sobre líderes
dirlo todo. Espero a que Goering y Goebbels se fue- · del partido. En 1942, por primera vez, Himmler guar-
ran y dijo: · · · . · .. . d6 en su caja fuerte documentos sobre el Führer:
-Mi Führer, uste.d ha salvado para el n_ac1onalso- «Historia clínica de A. Schicklgruber (1).» El diagnós-
cia.lisino a un luchador fiel. Todos nosotros aprecia- · tico era: sífilis, alucinaciones; síntomas de esquizo-
rnos la devoción de Hess. Nadie podría decidir tan frenia. ·
sabiamente su destino, Por eso permítame ahora Una mañana de agostó de 1942, ScheUenberg · se
mismo .sin demora, traerle algunos mated.ales mas. qirigió en avión al cuartel general del Reicksführer
Hay q~e ayudar a nuestro's soldados del modo en que en las afueras cie Zhitomir. En el frente oriental la
usted ha ayudado a Hess. . . ofensiva había sido victoriosa. En África resonaban
Le entregó a Hitler el expediente de Ley,. dirigente las victorias ·de Rommel. ·
del frente del trabajo. ·Era un alcohólico y sus es- -Reichsführer, ·tengo una idea -dijo Schellenberg.
cánd~los y J:>orracheras no. eran secreto para nadie, Himmler le preguntó con preocupación:
excepto para Hitler. Himmler · 1e mostró tamb~é~ el -¿Algo personal contra alguien?· ¿Dificultades¡?
expediente del «torito de Babelsberg», seudommo
con que calificaban en sus informes los agentes
ministro del Reich Goebbels, porque sus locas aventu-
ª'· -Nada de eso. Es que me acuerdo de las lecció-
nes de 'Bismardc: nunca planifiques nada sin tendr
ras con mujeres cuya sa_ngre distaba; mucho. d~ ser O) Apellido _:verdadero de Hitler.:.... N. del T.
pura, irritaban . a. los verdaderos nac1onalsoc1ahstas.

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una alternativa ,en la gaveta ·inferior dél ·escritódo. '· ello;será .responsabilidad de usted ..:No,rne meta a mí
¿Puedo preguntarle, Reichsführer,- en qué gaveta de en este juego. · · ·
su escritorio esconde usted la a!ternátiva de esta Entonces Schellenberg comenzó a actuar. No se
,guerra? dio prisa en iniciar contactos .con· la gente de Dulles
Himmlet puso la radio para evitar que la conver- en Berna. Tampoco utilizó a Fritzchen; es decir, Von
sación fuese grabada por casualidad. Papen. Lo primero era apartar del camino a Rib-
-Le doy cinco semanas de vacaciones -le contes- . bentrop. Schellenberg encontró al hombre de su apa-
tó-. Sus nervios están arruinados. Usted se siente rato que estaba dispuesto a atacar a Ribbentrop
mal, Schellenberg. ¿Me entiende? Además, ¿quién le abiertamente. Este hombre era el secretario de Estado
ha dado derecho a hablarme de esa forma? Luther. En una de las r~cepciones, alentado por las
-Somos tan fuertes ahora -continuó Schellen- conversaciones previas con Schellenberg, Luther se
berg- que podemos dictar las condiciones de la paz. acercó a Himmler y, en presencia de todos, sostuvo
Estamos en el pináculo de la gloria y Bismarck siem- con él un diálogo amistoso. Más tarde, escribió tres
pre . optaba por la paz eri el pináculo de su gloria. denuncias contra Ribbentrop dirigidas a Bormann,
H1mmler recordaba ahora }:lasta los ínfimos deta- Himmler y Goering. Pero Ribbentrop era un ,.Grup-
lles de aquel encuentro. Estaba tumbado en .un sofá penfülzrer de la SS y Himmler no aprovechó la oca-
Y empezó a palparse el vientre (tenía acidez gástrica sión para atacarlo; el reglamento del partido se Jo
Y _le ~enía mucho miedo al cáncer). Después dijo: impedía. Antes de que Ribbentrop .fuese sustituido
-Mientras ese idiota de Ribbentrop aconseje la debía celebrarse un juicio del partido, otro en la SS ·
polític_a exterior del Führer, la paz es imposible. y· solamente entonces· se le podría sustituir como mi-
-R1bbentrop está en pugna con Goering. Poaemos nistro;
ayudar a Goering y derribar a Ribbentrop. Podemos Himmler vacilaba, temiendo asestar el golpe. Mien-
nombrarlo Gauleiter no sólo de Borgoñafdonde hay tras tanto, comenzó a funcionar el aparato policial.
mucho vino, sino también de Brabante donde se El jefe de la Gestapo, de acuerdo con los documen.
produce coñac. Nuestro borracho acept~rá el cam- tos procurados por los agentes de la inteligencia
bio. de Ribbentrop, arrestó a Luther. El hombre que ha-
Himmler tomó de una mesita 'un atlas geográfico bía tratado de comprometer a Rib.bentrop se com-
de Brockhaus y, pasando las páginas, empezó. ,a ·indi- . prometía a sí mismo, y aún más, Müller, que ya lo
car con el dedo. : había obtenido todo de Luther, envió un informe a
-¿Cómo lo ve usted en la práctica? ¿Qué hacer Bormann diciéndole que alguien planeaba entrar en
con Bélgica, o con H9landa o Ucrania? negociaciones por separado con Occidente. Bormann
-Hay que analizar el problema por partes -dijo informó al .Fiihrer. El Führer ordenó a Ribbentrop.
Schellenberg-. Rusia está vencida y, por lo tanto, que publicara un decreto estableciendo que las ne-
Ucrania ya no es un problema. Bélgica y Holanda gociaciones con las potencias en guerra constituían
son puntos para negociar con Inglaterra y Norteam~- una traición que sería castigada con la muerte.
rica. Lo único que me preocupa es Norteamérica y Fue entonces cuando Himmler comprendió por pri-
Bormann. mera vez que había perdido el tiempo y que Rib,
Himmler sonrió. ligeramente. bentrop había ganado. ·
-Bien -dijo-. ¿Y Francia? -Estoy harto de luchar .cont(a el Führer por el
-Debemos buscar una alianza con ella. Sus colo- Führer ~le dijo a . Sc;hellenberg con una queja. fa.
nias nos darán un poder verdadero. tigada. · ·
· -¿Pretende usted· sondear a los aliados a través
de . Fritzchen? -preguntó Himmler, . aunque su pre•.
.gunta parecía .más. bieIJ. una recomendación-'-... Todo
l.
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t
-Documentos -dijo el motociclista. ·· ' .. . ' . .
Stirlitz· le tendió su carnet. esta figura que mantiene estrechas relaciones con las
-¿Qué. está pasando? -preguntó. personalidades del murido qe los negocios en Occi-
El motociclista examinó el carnet, se cuadró y dente.»·
contestó: StiI:-litz no guardó el coche en el garaje,. pues el
-Nos· levantaron ·con alarma de combate. Busca- frío esa noche. era débil, ei;itre dos y tres grados;
mos a los radistas, · · «De todos modós, mañana me levantaré· tempra-
-¿Y qué -preguntó Stirlitz, guardando el· carnet no -decidió-. El agua del radiador no se congelará.
en el bolsillo-, no han encontrado nada? Mañana será un .día .difícil. Nác;la menos que· un ofi-
-Su auto es el primero que pasa. · cial del SD. tratando de gue Hirnmler ·en persona lo
-¿Quiere ver el maletero? ~sonri(I Stirlitz. recÍute ... Supongo que esto y todo lo demás es la
Los motociclistas rieron también. paradoja del fin que se · aproxima. Antes . gU:ardal:>a
-Tenga cuidado, Standartenfiihrer, más adelante fidelidad a Himínler de acuerdo con el juramento.
hay dos baches. Ahora no es suficiente. Debo de. ser fiel personalmen-
-Gracias -,-dijo Stirlitz-. Siempre tengo mucho te a él, Reichsführer de la SS, fiel al hombre que se
cuidado ... apellida Himmler ... ».
«Después de la transmisión de Erwin .:...se dijo-,
ellos cierran las carreteras en el Este y el Sur .. En
general es bastante ingenuo, aunque en principio co- Después de 1942, cuandél Heydrich había sido ani-
rrecto si se tratara de un aficionado que desconozca quilado en Praga, Schellenberg se convirtió en la
Alemania.» · persona de más confian~a de Himmler. El sucesor
SÚrlitz evitó los baches que eran recientes y sintió de Heydrich, Kalt<;:nbrunner, no · le simpatizaba, le
un ligero olor a quemado. molestaba ·su extrema capacidad intelectual y sus ·
«Volvamos a nuestros carneros -continuaba pen- maneras rígidas. Bebía mucho, se fumaba hasta cien
sando-. Tampoco son tan carneros como los pintan .cigarrillos al día, pero lo que más le irritaba ·a Him-
Kukriniksi, y Efimov ( 1). De modo que la clave que mler era que hablaoa con un terrible acento austríaco
yo mismo establezco es el interés personal de lograr
la paz por parte de Ribbentrop, Goering, Bormann ·,t y, además, que sus dientes postizos hacían sus pala-

r
bras difíciles de comprenaer.
o el mariscal de campo Kluge. Éste es el punto fun- -Vaya al dentista -le aconsejó una vez a Kalten-
damental que me ayud~rá a com·prender las preocu- brunner-. No puedo entencler. nada, sol:)re todo cuan-
paciones del centro. Pero, _.¿quién comenzará las do habla usted de prisa. ·
negociaciones por separado con ellos? ¿Roosevelt? Kaitenbrunner se enojó en extremo.· Himmler se·
¡ Claro que no! ¿La opinión pública de -Gran Breta- dio cuenta. · «Menos mai que es un idiota -.:..pensó-,
ña? ¡ Jamás en la vida! Pero, por otro lado, la capitu- simpre tendremos a mano a quien cuipar, per~ hay
lación de Alemania ante Occidente solo, pudiera ser que mantenerlo a distancia. La estupidez es conta-
·provechosa· para el capital monopolist~ que también giosa.»
está representado por individuos. Por lo tanto, ·una Bormanri... Oh, cómo lo odiaba Himmler ...
vez que haya «trabajado» las altas. esferas del Reich, · Bormann había dicho al Führer:
es necesario analizar detalladamente a Speer. El hom- .:._Nos hemos convencido con . bastante claridad dé
bre que maneja la indu~frfa de Alemania no es sólo que las esperanzas en el Ejército son· sumamente du-
un ingeniero de talento, seguro que ·es un polítjco dosas. :Es una: gran felicidad para la nación tener las
serio también. Todavía no ·me he ocupado nunca de divisiones de la SS, esperanza del partido y del nacio-
0)

104
famosos caricaturistás soviéticos . ....:.. N. ,del T.
l
y
nalsocialismo. Sólo el líder de la SS, mi amigo Him-
mlet, puede asum~r.el mando del frente oriental y del
grupo de los ejércitos Vístula. Bajo su, dirección, los

r
105 ·
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._ pudCa> supo~er .que; e) c:omandanle del gru.pp de tro-
SS y sus ejércitos subordinados rechazarán a los rusos pas e~- ltaha, .manscal d~ c_ampo Kesselring, no .pro-
y los vencerán. . . testana contra las negociac10nes ... con .Occidente. Sólo
Al otro día, Himmler llegó al cuartel general· del Schellenberg Y, Hirnmler _lo sabían. Los dos agentes
Führer sin saber nada sobre su designación decidida que se . lo habian comumcado perecieron en el acci-
previamente. De este modo, Hitler aprobó fácilmen- . dente aéreo q~e les fue_ preparado cuando regresa-
te el decreto traído por Hhnmler. Todos los Gauleiters . ban de ~lemama al Estado Mayor de Kesselring. · El
de Alemania subordinados a Bormann deberían so- mo~opoho, del secreto era la base del é,dto. Desde
met('rse ahora también a la autoridad del Reichsfüh- . Ita.ha babia un._ camino que conducía directamente a
rer de la SS. Himrriler había - preparado un' golpe S~iza. Y en Smza · estaba el_ jefe. de los servicios se-
mortal a Bormann. Asombrado de la facilidad con . cretos norteamericanos en Europa, Allen Dulles. y
que el Führer había aprobado esta decisión, lo com- esto· era ya un asunto serio. Sería el contacto dir<!C·
prendió tódo en un minuto, tan pronto como el Füh- to con las. person~s que contaban; ya que el amigó
rer firmó el documento. de Kesselring, el Jefe de "la SS, en Italia; el general
-Lo felicito, Himmler. Usted ha sido designado co- Kar! Wolff, era un hombre fiel a Himmler.
mandante suprem:o· del grupo del ejército del Vístu- Himmler tomó el teléfono y dijo:
la. Usted es el único hombre qu€ puede derrotar a -Por favor, mande llamar urgentemente al gene-
las hordas bolcheviques. ¡ Usted y únicamente usted ral Karl Wolff. - ·
puede derrotar a Stalin y dictarle mis condiciones Con!ia?a en el yeterano ·dé la SS Wolff. Él iniciaría
de paz!. .· · · · .negociaciones senas con Occidente en su nombre en
· Esto fue el fin. Himmler lo comprendió así. Ha- nombre de Himmler.;. '
bía perdido todo lo que se podía perder. Era en enero
de 1945 y no había ninguna esperanza de victoria.
¡ Al diablo con todas las ilusiones sentimentales! Disposición de fuerzas
Solamente quedaba esto: una paz inmediata con el
Occidente y la lucha en común contra las hordas bol- En ningún momento Stirlitz pensó crear intriga
cheviques. . algun~ con ,el pastor Schlag, cuando lo trajeron para
Himmler agradeció al Führer por tan alto honor y el pnm~r mterrogatorio. Cumplía órderies de Sche-
se marchó. Después fue a ver a Goering, pero su ll~nberg. De~pués_ de conversar con él durante tres
conversación no tuvo éxito. dias, empezo a interesarse por este hombre viejo
; .. Y ahora se había despertado a las cinco de la 9-ue st; portaba con· una dignidad asombrosa y. la
mañana y, sin poder conciliar el sueño, yacía des- in~enuidad de u11 niño. Stirlitz sabía que de haber
pierto atento al silencio de los pinares, con el temor ca.~do en m,anos de los hombres de .la Gestapo de
de telefonear a su hija ·porque Bormann pudiera Mulle~.,- hubieran convertido al viejo rápidamente en
enterarse, o llamar a sus hijos y a la madre de éstos, un ammal.
a la que aún amaba, porque temía un escándalo:_ el Cada vez 9-ue le·. era posible, Stirlitz trataba de ayu'.
Führer no perdonaba lo que solí,,i calificar de «debili- ~a~ a. ~etemdos sin pruebas suficientes y por causas
dades morales». Maldito sifilítico... Así que «debili- i~sigmflc~~tes. Claro que. tr_ataba ~e no poner en pe-
dades morales ... » Himmler echó una mirada de odio hgr~ el exito de sus obJet1vos principales, pero los
· al teléfono: ·la maquinaria que él había perfecciona- ~estmos ~umanos .no .podían pasar inadvertidos para
. do durante dieciocho años, ahora funcionaba en su el. Invento una determinac;la forma de salvarlos: «re~
contra. . clutaba» a. los detenidos para tareas menores y lo-
«Esto es todo -se dijo-, todo. Si no empiezo a graba ~u hberación inmediata o que permanecieran
luchar por mí mismo ahora, estoy perdido.» _ poco tiempo en. un campo de concentración. Des- .
A la luz de los informes de los agentes, Himmler
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único que hacemos . es determinar la dirección. de
pués de .liber:adOS· estos .hombres, se. les enviaba: a· ·. nuestra búsqueda; eFresto:se determina-en él proceso,
trabajar a sitios de interés pará los servicios de de experimentación.» · · . .· .
Schellenberg y,· por supµesto, para StirlitZ. Les pedía ·lfo el espionaje sucedía lo mismo. Cuando la ope-
que buscasen material sobre· prominentes miembros . ración ·se piensa en términos demasiado exactos,' el
del partido con la intención de comprom~tet a los fracaso -es casi inevitable _porque la ·alteración de
. hitlerianos más celosos en la. especulación, indiscre- . cualquier nexo determin~do previamente puede lle-
ciones verbales y ligereza moral. De este modo obte- var .al derrumbe de lo. fundamental.
nía una «ventaja triple». Salvaba a la gente que. de «El pastor. .. -se dijo Stirlitz-: Ocupémonos del
una u otra forma expresaba su antihitlerianismo; pastor. Ahóra Klaus no existe y no puede traicionar
obtenía datos secretos de sus agentes sobre los lu- a dos hombres. más, a nuestros .radistas, y el pastor
gares a que habían sido enviados a trabajar Y; final-
mente, utilizaba. sus materiales para destruir a los
'fv' está prácticamente bajo mi control absoluto. Informé
a Schellenberg que no podían encontrarse evidencias
·nazis fieles al régimen. · de que el pastor hubiera estado ,en contacto ·con el
· Después de 'haber. conv~rsado cori el pastor y leído ex canciller Brüning y, por lo visto,. ha perdido inte-
su expediente, Stirlitz pensaba cada .vez .con más·
frecuencia que éste podría ser útil en el futuro;
1
;
rés en el viejo. Sin embargo, mi interés ha aumentado
desQués de la orden del Centro.»
Convencido ya de que el pastor no sólo odiaba al
nazismo, sino que estaba dispuesto a prestar ayuda
al movimiento dandestino -se había asegurado de (Del expediente del partido del miembro del NSPAD
ello después. de escucha!' . SU. conversación C~>Il el pros desde 1939, jefe de la IV Sección de la Dirección de
vocador Klaus..:.., Stirlitz. 'le reservaba un· papel a Seguridad (Gestapo) Müller: «Ario genuino. Carácter
Schlag, aunque aún· no. había decidido el modo mejor nórdico, discreto. Sociable. Buen trato con amigos
de utilizarlo. y colegas en el trabajo. Implacable con los enemi-
· Stirlitz nunca trataba de adivinar cómo se desarro- gos del Reich. Hogareño; no tuvo relaciones compro-
llarían los acontecimientos en el futuro, aunque siem- metedoras. En el trabajo se reveló como un organi-
pre vislumbraba con mucha exactitud las líneas gene• zador excelente ... »)
rales de la próxima operación. Se reía qe las novelas
policíacas en las. que un sabueso previsor sabía ?e~-
de el . principio cómo descubrir y capturar al cnm1- Müller mandó llamar al Obersturmbannführer
naL A menudo se acordaba ·de un episodio· leído en el Eismann. Durmió después de tomar el coñac de Kal-
tren cuando atravesaba Europa rumbo a · Ankara y tenbrunner y se sintió descansado.
que tenía grabado ·en la memorla. Un sabio crítico «Verdade_ramente, este cofiac es especial ~pensa-
literario .-escribió· que una vez le. preguntaron.ª Push- ba, frotándose la nuca con el pulgar y el índice de la
kin cuál sería el destino qe la encantadora Ta tia-· l. mano derecha~. El nuestro siempre da dolor de
na (1). «Pregúntenselo a ella. No lo sé», contestó 9 cabeza, pero éste álivia.»
PÚshkin irritado. Stirlitz conversabá con los mate- · Eismann miró a Müller con ojos enrojecidos y le
máticos y físicos, sobre todo después de· que la Ges- dirigió Sl\ sonrisa ·infantil y desarman te.
tapo había detenido al físico atómico Runge .. A Stir- -Tfl,mbién · a mi se me parte el cráneo en dos
litz le interesaba .saber en qué _medida los teóricos de -dijo-. Sueño . con tener siete horas para dormir
la ciencia planificaban de antemano sus descubri- como en un qon divino. Nunca pensé que la tortura _
mientos. «Esto es imposible -:le contestaban-. Lo· del insomnio fuera la más terrible. . .
-Escúcheme· ~mpezó a decir Müller-. Aquí se
(1) Heroína de la obra :Eugenio Onieguin, de. Pu~hkin. · está empe.zando a cocinar un potaje raro. Hoy me
Nota del Traductor. \ ·

l
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:h~ -llamado él jete:· Es.tos ·jefes nuestros· son ;todos Müller:eomenzó.a frotarse. otra vez la nuca.con el
. unos -soñadores,:!-'.Pileden- ·serlo:, no tienen ningún pu.lgar y el índice de .la .rri&no derecha. '
trabajo concreto,. porque· directrices :1as. puede dar . -,-¿Qué haremos entonces? · ·
hasta un chimpancé en el circo ... ¿Sabe?, tiene algo Eismann se encogió de hombros.
grave contra Stirlitz.:. -Yo creo personalmente que debemos ser hones-
-¿Contra quién? tos con nosotros mismos hasta el final.. Esto nos ayu-
-Sí, sí, contra Stirlitz. · El único hombre de los dará a determinar el curso de todas las acciones y
servicios de Schellenberg al que yo. trataba con sim- actos subsiguientes.
patía. No es un tipo rastrero; es tranquilo! sin histe- -,-Las acciones .y actos son la misma cosa -:-replicó
rias ni celos ostentosos. No creo en· los que, giran Müller-. Cómo envidio a los que cumplen la orden,
alrededor. de los jefes y l;lablan en nuestros mítines ¡ y nada más! ¡ Cómo me gustaría cumplir órdenes
sin. necesidad alguna ... Idiotas, vagos, charlatanes ... '°'\;"' ·simplemente! ¡Ser honesto! Podría creerse que me
Este es callado. Me gusta la gente callada ... Un .ami- -' paso todo el tiempo pensando en cómo ser deshones-
go que no habla· d~n;iasiado es un amigo .. Y si es un to. Vamos, le ofrezco la oportunidad de ser absoluta.
enemigo, lo es en -r.ealidad, Respeto a estos enemia mente honesto. Tome estos materiales -Müller ·acer-
gos. Siempre se puede aprender algo de ellos ... có a Eismann varias carpetas con hojas escritas a
· -Conozco a Stirlitz desde hace ocho años -dijo ~- máquina-. Saque sus conclusiones, honestas hasta
Eismann-. Estuvimos juntos en Smolensko y lo .vi . el final. Las utilizaré cuando informe al jefe los re-
bajo las. bomb_as: es un hombre tallado en piedra y sultados de la inspección.
acero .. · -¿ Por ql.lé debo ser yo precisamente el que lo
MüUer frució el ceño: haga, Obergruppenführer? -preguntó Eismann.
-¿Por qué. habla usted en metáforas, sóbitamen- Müller sonrió. . · ·
te? ¿Está cansado? Deje las metáforas para nuestros -¿Dónde está, pues, su honor, amigo mío? ¿Dón-
jefazos del partido. Nosotros, los sabuesos, debemos- de? Siempre es más fácil aconsejar a los demás: seá
pensar .con sustantivos y verbos: «él se encontró», honesto.· Cuando llega la hora todo el mundo se pre<;>-
, «ella dijo», «él transmitió» ... De modo que usted ni si0 cupa en hacer.aparecer.su deshonestidad como hones-
quiera supone .. , tidad ... en justificar sus propias acciones·. ¿Tengo
· .-No -dijo Eismann-. No puedo creer en la deli- razón o no?
honestidad de Stirlitz. -Estoy dispuesto a escribir el informe.
-Tampoco yo. -¿Cómo?
-Probablemente tengamos que decírselo aKalten- --'-Escribiré qu_e. conozco a Stirlitz desde hace .mu-
brunner con mucho tacto. chos años y puedo responder por. éL
-¿ Por qué? -preguntó Müller después. de una Müller guardó silencio, se movió inquieto en
pausa-. ¿ Y si él quiere que Stirlitz sea. deshonesto? su sillón y acercó luego a Eismann una hoja de
¿Por qué quitarle esto de la cabeza? Al fin y al cabo, papel.
Stirlitz no pertenece a. nuestra sección. Es de la VI. ' ·-:-Escríbalo -dij0-. Vamos.
Que se preocupe ScheHenberg .. , /P::. Eismann sacó una pluma, reflexionó durante ·un
-Schellenberg exigirá pruebas ... Y usted sabe que rato la primera frase y, después, escribió con su per-
él tendrá el apoyo del Reichsführer en éste asunto. fecta caligrafía: «Al jefe de la IV ~ección, Obergrup-
-¿Usted piensa? penführer SS MUller: Considerando al Standarten-
-Estoy seguro. führer SS Von Stirlitz un ario genuino, fiel a: los
.-¿Por qué? ideales del Führer y del NSDAP, ruego se me releve
-Me· es difícil. qemostrarlo... Estoy seguro, Ober- !iel trabajo de la inspección de sus asuntos. Abers-
gruppenfW:irer. turmbannführer SS Eismann.» · ·
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Müller secó el papel, lo leyó .dos veces y dijo en · sico Runge ... En ge_neral, el asunto está podrido, pero
voz baja: · trate. de escarbar algo ... Y dígame si surge algún
-Bien ... Muy bien ... Siempre lo he tratado a us!ed problema.
con respeto y confianza absoluta. Ahora h; temdo
Cuando Holtoff, tratando de ocultar su desaliento,
la oportunidad de convencerme una vez mas de su
salía del despacho del jefe de la Gestapo, Mü-ller lo
alta honradez, Eismann. detuvo:
.:_Gracias, Obergruppenführer.
-Llévese algunas carpetas más donde están sus
-No tiene por qué darme las gracias. Soy yo quien trabajos iniciales y vea si los caminos de Stirlitz y de·
debo dárselas. Bien. Aquí tiene estas tres carpetas: Eismann se han cruzado alguna vez.
haga un informe favorable sobre el trabajo de Stir-
litz. No tengo que enseñarle cómo: el arte de un
~. ···ti')
agente, la_ sutileza de un investigador, el coraje de un
verdadero nacionalsocialista. ¿Cuánto tiempo necesita
para esto?
Eismann hojeó !_as carpetas y contestó:
__:Jiara que todo salga bien y confirmado cori do-
cumentos, le pediría una semana.
-Cinco días como máximo.
J
.,i·'
-Bien.
-Trate de mostrar de manera especial· el trabajo
de Stirlitz con este pastor -Müller indicó con el
dedo a una de las carpetas-. Kaltenbrunner cree que
alguien trata ahora de establecer contacto con Occi-
. dente a través de los curas: el Vaticano, etcétera ...
-Bien.
-Le deseo éxitos. Ahora vaya a dormir un rato.
Cuando Eismann hubo partido, Müller puso su
carta en una carpeta separada y estuvo largo rato
sentado y pensativo. Luego llamó a otro. de sus
colaboradores, el Obersturmbannführer Holtof~.
-Escuche -le dijo sin siquiera ofrecerle asiento;
Holtoff era joven-. Le encomiendo una tarea suma-
. mente confidencial e impor.tante ...
· -A sus órdenes, Obergruppenführer
«Éste hará de todo -,-pensó Müller-. Sacude la ca-
beza como un caballo. A · éste le gustan nuestros
jueg¿s tóda~ía y se siente en ellos como un pez en
el agua. Hará disparates que sólo el diablo sabrá ...
Y bien... Tendremos con qué regatear con Schellen-
berg.»
-Mire -"continuó Müller-. Debe estudiar estos
asuntos. Aquí está el trabajo del Standertenführer
Stirlitz en el· último año. Éste se refiere al arma de
la venganza ... e.s decir, a las armas atómicas y al fí-

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8 - DIECISIETE INSTANTES DE ·UNA PRIMAVERA
INFORMACIÓN PARA UN ANÁLISIS (DULLES)

La Gestapo, la Apwehr y el contraespionaje de Vichy


sabían que durante estos inquietos días del verano
de 1942 debía pasar por Francia un americano mis-
terioso. El contraespionaje francés, la Gestapo y los
servicios de Canaris comenzaron la caza de este
hombre. . ·
En las estaciones de ferrocarril y en los aeropuer-
tos los agentes montaban guardia, clavando los ojos
en todo aquel que pudiera parecerse al norteameri-
cano. Pero no lo pudieron capturar. Sabía desaparecer
en los restaurantes y reaparecer inesperadamente en
los aviones. Lúcido, calculador, tranquilo y valiente,
engañó al servicio de seguridad y al contraespionaje
de Vichy y penetró milagrosamente a finales de 1942
en la Suiza neutral.
Era alto; Sus ojos, ocultos detrás de los brillantes
cristales de sus lentes, miraban el mundo con indul-
gencia, bondad y, al mismo tiempo, con rigor. Llevaba
siempre en la boca una recta pipa inglesa. Era de
pocas palabras, sonreía a menudo y subyugaba a sus
interlocutores con su forma benévola de escuchar
atentamente, bromear con agudeza y reconocer sus
errores rápida y abiertamente.
Si los serviciós de Himmler, Canaris y Pétain hu-
bieran sabido quién era este hombre, habrían hecho
diez veces más esfuerzos para capturarlo allí en
Francia, donde el Ejército alemán había irrumpido
a finales de 1942, poniendo · fin a la Francia «sobe-
rana» con capital en Vichy. Este hombre era Allen
Dulles, funcionario de la Dirección de Servicios Es-.

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tratégico.s enviado a Berna por el general Donovan. maban poco del pasado de este · hombre. Su historia
En Smza pronto empezaron a referirse a él como debió ser conocida ·de antemano por servicios de
representante personal del presidente Roosevelt. inteligencia de Alemania, pero se pusieron al co-
!)ull~s public~ un mentís en ia Prensa. Era raro y rriente mucho más tarde.
m1stenoso. Sabia que esta doble publicidad -el ni- · Cuando la. oficina de. Himmler p.udo introducir
mor y el extraño mentís- le sería muy u.ti! en un en la casa de Dulles a uno de sus agentes (la agra-
momento dado. No se equivocó. Desde los primeros - dable y cumplidora cocinera de Allen Dulles. era un
m~ses de su estancia en Berna comenzaron a llegar agente de la VI Sección de la Dirección de Seguri-
a el toda cla_se de personas de distintos países: ban- dad),. Himmler, Schellenberg y Müller de la Gesta-
queros, diplomáticos, deportistas, filólogos, príncipes po, y, por consiguiente, Kaltenbrunner .supieron por
de sangre real, actores; es decir, toda esa gente de su agente muchas cosas importantes o interesantes, .
donde los organismos · de inteligencia del mundo ex- a pesar de la apariencia insignificante de los detalles
traen sus agentes y, además, agentes serios más íntimos.
Antes de comenzar el trabajo para establecer una Por ejemplo, la cocinera informó que el libro de
filial de la Dirección de Servicios Estratégicos en cabecera de. Dulles y, por lo visto, el más querido
Suiza, Dulles estudió de la manera más· minuciosa era el del 'chino Sun-Tzu El arte de la guerra. El teó-
todos los materiales reunidos ·sobre sus colabora- rico chino expuso en este libro los· fundamentos del
dores. . espionaje que se -pra.cticaban en China en el año
. ~Aquí, en la carpeta azul ....:1e aclaró el hombre 400 ante5 de nuestra Era. ·
d_el FBI que se ocupaba del control y sistematiza- Allen Dulles le prestaba atención especial a aquella
ción de los expedientes de sus colaboradores'- es- parte del tratado en la que el autor explicaba qué
tán todos los que tienen familiares y amigos 'ínti- agentes son particularmente_ valiosos en la inteli-
mos en los países del eje y neutrales. En esta car- gencia .
. peta están la~ personas que nacieron en Alemania y Sun-Tzu los dividía en cinco tipos: nativos, inter-

l
Europa y los de padres alemanes. Y éstos son los nos, dobles, irrecuperables y vivos. .
apellidos de las personas con quienes mantienen co- Los agentes nativos. e int.ernos (Dulles lo. anotaba
rrespondenci'.1 nuestros hombres ... Y aquí. .. en pequeñas .hqjas de papel que también llegaron a
Dulles le interrumpió con una pregunta sorpren- la oficina de Schellenberg) corresponden, .escribía DU-
dente: lles, a los que ahora llamamos agentes locales.
-¿ Qué tiene que ver todo esto con nuestra .causa) El agente doble es el agente enemigo hecho pri-
· -Perdone,.. · · sionero; se le recluta y posteriormente se devuelve
-Lo qtie me interesa es esto: ¿Alguno de los que a los suyos, pero ya en <::aHdad de agente del país que
hoy colabora co~migo fue activista de algun institu- lo capturó.
to germana:-amencano o no? ¿Es miembro del parti- Allen Dulles· subrayó con lápiz rojo el término
do,, comumsta? _¿~s homosexual? ¿Es· lesbiana? «agente irrecuperable». Le fascinaba este refinamien-
¿Com~ es la fam1lta? ¿Es un matrimonio estable o to chino. Sun-Tzu llamaba agentes. irrecuperables a
la muJer es una histérica y, por lo tanto, el marldo los que debían desinformar al enemigo. Sun-Tzu los
se ha co~vertido en un alcohólico y ·sueña con man- llamaba irrecuperables porque .el enemigo, con toda
dar al diablo su escandaloso mundo familiar? En · probabilidad, los mataría al. descubrir que estaban
cuanto a . que tengan familia en Alemania. o Italia, suministran.do informaciones falsas.
debo dec1~ que algunos de mis parientes lejanos . Los agentes vivos, segun la expresión de Sun-Tzu,
fueron a 1_nstalarse en Alemania desde el siglo pa- subrayada por Dulles en sus notas, comenzaron a lla-
sado ... marse en nuestros· días agentes de infiltración. Van
Lamentablemente, los anuarios Who's Wlio infor- al país enemigo, trabajan allí y regresan vivos.

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Sun-Tzu afirmaba que el venladero jefe de espías ,,,._.) critos por el jefe de los servicios'"secretos del Imperio
debe tener a estos cinco tipos de agentes a Ja vez. británico, pero no lo encontró.
Decíl;l que el jefe que tuviera cinco agentes así poseía j. Como informaba la agente de Schellehberg, Allen
la «telaraña divina», una red de pescar compuesta · , Dulles estudiaba también atentamente en sus ratos
por una _gran cantidad de hilos finos, invisibles, pero libres la práctica y métodos de las más importantes
muy resistentes, unidos por una cuerda común. organizaciones de espionaje del siglo· x1x en Europa.
Sun-Tzu escribió mucho y Dulles lo anotaba en Muchos otros datos más sobre Allen Dulles se acu-
numerosas hojitas de papel: sobre contraespionaje mulaban en los archivos blindados del departamento
desinformación, guer.ra psicológica y táctica de se: de Himmler. Sin embargo, los dirigentes del tercer
guridad para los agentes. . Reich no pudieron reconstruir la biografía completa
. El espionaje de Sun-Tzu fue un reto al de la Gre- '\\.·_ ,. Y. exacta de este agente calculador de la mitad del
c1a antigua y Roma. Allí se creía mucho en las indi- y siglo (XX.
caciones ·de espíri,tus y dioses, pero el espionaje, creía · ~a. biogra~ía de Dulles no ~ra muy notable. A los
Sun-Tzu, no pod1a fiarse en un espíritu ni en un vemt1tres anos obtuvo el diploma de profesor de
dios. ·En el espionaje sólo se debía confiar en el artes. Trabajó como misionero en la India y China
hombre: .el enemigo y el amigo. · y, en mayo de 1916, ocupó su I)rimer puesto diplomá-
La agente de la Gestapo pudo fotografiar la Biblia 4•, tico en Viena. Trabajó en París en la delegación que
con una gran cantidad de anotaciones en los márge. encabezaba W~>0drow ~ilson. Después ~e le encargó
nes hechas por Dulles. El agente americano había la tarea especial en Smza y Austria de mtentar man-
marcado aquel pasaje en que Josué envió a dos hom- tener el Imperio Austro-Húngaro. Allí, en 1918, prepa•
bres a Jericó para que lo- observaran todo secreta- ró su primera conspiración que hubiera podido ser.
mente y fueran a la casa de la ramera Rahab. Esto grandiosa si Dulles la· hubiera llevado hasta el fin.
fue, como decía Dulles a sus amigos, el primer ejem- Sin embargo, la revolución de noviembre en Alemania;
plo registrado en los anales de la historia de lo que encabezada por los ,comunistas, le impidió llevar a
ahora los agentes profesionales llaman casa de ·co- cabo la conspiración. La futura monarquía de los
ber_tura. Rah~b ocultó_ a los espías en su casa y des- ~abs_burgo, que debía convertirse. en un cardó~ sa-
pues l_os saco ?e, la cmdad y los israelitas, luego de l mtano, en un poderoso escudo blm~ado de Occ1den-
conqmstar Jenco, pasaron por las armas a todos . . te contra la propaganda del bolchevismo en Europa,
salvo a _Rahab y su familia. Fue entonces cuando se V había fracasado. · ·
· estableció!ª t~adición de remunerar a los que ayu- Un año de~pués, en 1919, _Dulles fue designado pr~-
dan al esp1onaJe. · · mer secretario en la EmbaJada de los Estados Um-
Uno _de los libros preferidos dé Allen DuÚes, según dos en Alemania. Aquí, trabajando en la Wilhelm-
com_umcaba la ·agente a su centro, era el libro -de platz 7, Dulles estuvo cara a cara con los hombres
Damel Defoe Robinson Crusoe. También releía a que se planteaban como. misión principal el · hacer
menudo Moll Flanders y El diario del año de la frente al bolchevismo en Europa. Fue precisamente
peste. Estos libros fueron éscritos por Daniel Defoe
uno d~ los espías más brillantes de to.dos los tiempos'. ~f';\ aquí donde Dulles preparó un encuentro entre el
enca:gado de negocios de los Estados Unidos en Ale-
No solo fue un organizador independiente de una • · mama, Mr. Dressel, con el general Hoffmann, que
va~ta re~ de información, sino que se convirtió en el había elaborado el primer plan de la ofensiva alema-
pnmer. Jefe de los servicios secretos · ingleses, de lo na contra el Kremlin. .

!l
cual el mundo se enteró muchos años despu~s de su Hoffmann les había dicho en aquella ocasión: «Du-
muerte. · . rante toda mi vida sólo he· lamentado una cosa. No'

::m,. ~ulles buscaba en las páginas de sus libros un in,


aunque fuese remoto, de qu• habían ,;do e,. M~;
haber tor~edeado las negociaciones en los tiempos
de, Brest-Utovsk y no habe, marchado sobre

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Entonces hubj~ra podido hacerlo fácilmente.» con la casa de los Rockefeller y Morgan. En esta. fir-
Fue· en aquel momento· y justamente en la conver- ma Allen Dulles llevó a cabo una grandiosa opera-
sación con Dul!es, cuando Hoffmann, de manera ción que permitió a Estados Unidos apoderarse de
elegante y convincente, justificó aquella_ doctrina que las concesiones petroleras en la República de Co-
después sería formulada como la doctrma del Drang lombia.
nach Osten (1). . Precisamente la firma «Sullivan and Cromwell»
De .Berlín, Dulles fue enviado a trabajar dos aQOS trabajó con el Gobierno de Panamá durante la cons-
en Constantinopla, capital de un país que tenía fron- . trucció.n del canal y fue entonces cuando la firma
teras con la .Rusia soviética, y que, por un lado, era estableció relaciones mas estrechas con Alemania,
la llave al mar Negro y el Mediterr.áneo Y, por otro, país donde después del Tratado de Versalles los i~-
un puente hacia las reservas mundiales de petróleo.~,. 0 dustriales americanos invirtieron una enorme cantI-
De allí Dulles regresó a Washington. Se convirtió ·.,._rt dad de dólares. ' .
en el. jefe de la sección a cargo de los -asuntos del Allen y su hermano John Foster Dulles _establecie-
Medio Oriente en el Departamento de Estado. El ron estrechos contactos con el trust de «T1ssen I. G.
Medio Oriente era entonces uno de los puntos más Farbenindustrie» y con el consorcio «Robert Bochs».
candentes del Globo terráqueo. El Medio Oriente era Allen y John Dulles se convirtieron en los represen-
el petróleo, alimento de la guerra. 1:-,os magnates de ~f·· umtes norteamericanos de estas corporaciones ale-
la industria norteamericana cuyo negocio era el pe- manas. .
tróleo, estaban preocupados por los enormes éxitos ·Al principio de la guerra, Allen Dulles estuvo al ~<;>r-
de sus rivales ingleses en los mercados mundi_ales. -de del fracaso. El consorcio «Roberto Bochs,,,.su f1hal
Mr. Bedford; presidente de la compañía «Standard en los Estados Unidos con el nombre de «American
Oil of New Jersey»; había declarado: «Es importan- Bo~hs Corporation,;. Al principio de léi Segunda G1;1t':·
te para los Estados Unidos llevar a cabo ahora tina.
política agresiva.» . . ·
Dulles trabajaba sin tregu~; La pnmera v1ctona
. . j rra Mundial la firma estuvo amenazada con ser m-
cluida en 1~ lista negra, pero sus propietarios fir-
maron uroentemente un acuerdo con Ios banqueros
sobre Gran Bretaña fue lograda bajo su direé~ión. sue-cos lo~ hermanos Wallenberg, mediante el cual
En 1927, la compañía de Rockefeller obtuvo el vein- se oto~gaba al Banco sueco un control nominal so-
ticinco ppr ciento de _las ac~iones de la «Iraq Petra- ~." bre la «American Bosch Corporation», con la condi-
leum -Company», arrebatándoselas ·a los. ingleses. : ción de que la firma fuese devuelta a sus propietarios
Ese mismo año la· corporación petroléra_ «Gulf al finalizar la guerra.
Oil», del grupo de Mellan, adquirió los derechos pre- Los Wallenberg estuvieron de acuerdo, pero nece-
ferencia]es sobre la concesión _de las islas de. Bah- sitaban un contratista americano para llenar todas
réin. las formalidades necesarias. Y esta tarea fue ·asigna-
Después de haber logrado estas victorias, Dulles da a los hermanos Dulles. Allen Dulles pudo engañar
decidió. retirarse. El estudio de los servicios de inte- & las autoridades americanas y ocultar, bajo la ban-
ligencia en la €asa de los banqueros Rothschild lo , dera sueca, la propiedad nazi. Posteriormente, Allen
llevó a lá conclusión de que el trabajo en el Depar- :..,, Dulles no sólo se convirtió en el copropietario de la
tamento de Estado solamente había sido el primer firma «Sulliv.an and Cromwell», sino en director de
escalón en su verdadera carrera en el futuro. . «Schroder Trust Company» y de «J. Henry Schroder
Allen Dulles obtuvo un puesto en la firma jurídica Banking Corporation».
«Sullivan and Cromwell», de las más grandes en ¿Quién era Schroder?
Wall Street. La firma mantenía relaciones estrechas Era un ciudadano alemán en Alemania, nort:eame-
\ ricano en los Estados Unidos, inglés en Gran Breta-
(1) Empuje hacia el Este. - N. del· T. ~ · ña. En los años treinta,. este consorcio estaba enca-
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V,,
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.)k,
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bezado por el barón Kurt von Schroder. Fue en la -Lo de Schacht es serio, ·pero, en cuanto a los
villa de Schri:ider en Colonia donde Hitler se entre- escritores ...
vistó el 7 de enero de -1933 con Von Papen. Allí fue -También es serio -replicó Dulles-, es más serio
elaborado el plan para la tmn~ "del poder por los de lo que usted cree. Ya en 1934 Himmler cometió
nazis. su primer error grave: metió en un campo de con-
Kurt von Schroder recibió el rango de Grup- centración al e.scritor Von Ossietzky (1 ), laureado
penführer SS. También se convirtió_ én presidente ~e . con el premio Nobel. Creó la imagen de un mártir.
la organización secreta Freudenkre1s ( 1), que reuma En lugar de meterlo en un campo de concentración,
fondos entre los magnates de Ruhr para los destaca- ·a ese mártir se le debió comprar: con la gloria, con
mentos SS del Reichsführer Heinrich Himmler. dinero, con mujeres ... Nadie es tan fácil de comprar
La filial inglesa del consorcio de Schroder financia-"" ,,, como uri actor, un escritor.- un pintor. Hay .que com-
ba en .Londres la «sociedad anglogermana», la mis- ~/ prarlos con habilidad, porque la compra es el mejor
ma que cumplía las funciones de propagar las ideas modo de comprometerlos ...
del Führer en Gran Bretaña. No era difícil adivinar -Pero éstos son detalles que no nos interesan.
las actividades de la firma «J. Henry Schroder Ban- ,;_No son detalles -replicó obstinadamente Du·
king Corporation» en los Estados Unidos, y el di_rec- ;;c1',. Hes-. No son detalles. Hitler educó a setenta millo-
tor de esta firma era Allen Dulles. · nes de personas en una obediencia ciega. Su teatro,
Este hombre que conocía Europa como nadie, Ale- cine y pintura han sido. creados para educar autóma-
mania, el nazismo, los negocios, el petróleo, fue de- tas ciegos. Esto no nos puede convenir a nosotros.
signado jefe de los servicios estratégicos de los Esta- El autómata es ajeno al deseo de comerciar, de tener
dos Unidos en Europa. relaciones, de planear una operación provechosa en la
Naturalmente, Dulles no era representante perso- esfera económica. Los autómatas ciegos no necesitan
nal de Roosevelt, en Berna. La historia de su trasla- a Schacht: Lo necesitamos nosotros. De modo que
do a la sección de espionaje de la Dirección de los todo aquí está muy, pero muy relacionado entre sí. ..
Servicios Estratégicos está relacionada, en particu- Esto -significa que, inevitablemente, hay que llevar
lar, con la conversación· sostenida entre él y uno de intelectuales al Ejército... pero los intelectuales en
los representantes de las grandes finanzas una se- 1 el Ejército deberán ser personas con grados que
mana después de que los japoneses atacaran Pearl ~Ú/ vayan desde mayor hasta mariscal de campo, no
Harbor. " menos. Más abajo están los autómatas que cumplen
-Usted me preguntaba sobre las perspectivas -de- cualquier orden ciegamente sin pensarlo ...
cía pensativamente Dulles, echando bocanadas de -Ésta es ya una versión interesante -repuso el
humo de su habitual pipa inglesa-. No estoy prepa, interlo.cutor de Dulles-. Y usted dijo, hace un mo-
rado para darle una respuesta completa. Para éso mento, que no podía responder a mi pregunta.
hay q1,1e estudiar las finanzas y los chistes que se
cuentan ei:i .el país, las nuevas obras que se exhiben
en los teatros y los informes sobre los congresos del -~;
partido en Nüremberg. Una cosa es evig.ente para .s""'~
mí: Alemania no permanecerá callada. Me refiero a 1.,:,
la ·Alemania de los financieros serios tipo Schacht, 1

que tuvo que retirarse, y a la de escritores que están . \


obligados a ganarse la vida corno traductores de 1
latín. 1 (1) Ossietzsky, Karl (1889-1938), periodista y publicista

(1) Círculo de amigos. - N. del T. VL alemán de -ideas progresistas. Premio Nobel de la Pa·z
en 1935. :-- N. del T.

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í
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1
*"~: _:1·
17-ll-t945 (10 h 03 min)
V/
Cuando Karl Wolff dejó el despacho de Himmler,
el Reichsführer permaneció sentado largo rato como
1 estupefacto. No le dominaba el miedo, o, por lo
menos, a:..í le parecía. Era la primera vez en su vida
que se sentía un rtnegado. Conocía a los renegados,
ni i:iqmera los molestaba, prefería esperar y ver
quién :..aldría victorioso en _julio del 44, pero ahora
él mismo cometfa un acto de alta traición: a las
negociac1onei; con d enemigo sólo -le correspondía
un castigo, la muerte. Podría explicar las conversa-
ciones con Goering en caso necesario: comprobaba· et
estadü de ánimo de un hombre que se había alejado
de la vida política activa. ·Si fuese revelado lo que
sabía sobre la conspiración de julio del año anterior,
podría refutarlo también. aduc:endo que todos los
conspiradl•res hal::,ían sido arrestados muy rápida-
mente: «Les hacía el juego, pero a todos los tenía
en un puiio. Stauffenberg era un extremista, siem-
pre suceden cosas inesperadas; además, yo me encon-
traba en el Búnker al lado del Führer. ¿Acaso no es
una coartalla?»
Pero ahora Karl Wolff marchaba a Suiza para en-
trar en contacto directo c¡;n Dulles; un alto jefe de
la SS ,;e disponía a entrevistarse con el agente princi-
pal de los aliados.
Himmler se quito los lentes con su manera habi-
tual --hoy usaba los lentes sin montura que usan los
maestros de escuela- y comenzó a limpiar lenta-
mente los cristales con la gamuza. No acababa de
comprender qué había cambiado en él. Después son-
rió .. «Comt~ncé a uctuar. Lo más terrible es este Je-

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previamente o se le ha ocurrido a:horá.?
targo atormentadcJr. Parece una pesadilla.» -Desde que me enteré del. viaje de Wolff -con-
Liamó a Schellenberg. El jefe de la seguridad po- testó Schellenberg--'. ¿Me permite fumar?.
lítica llegó al instante, c::omo si hubiese estado en la -Sí, por favor -contestó Himmler. ·
antesaia y no sentado en su despacho, en el 'tercer Schellenberg encendió un cigarrillo. Desde. el 36 fu-
piso. . .maba «Camel>i y no reconocía otra marca. Una vez,
-Wolff ha salido en avión a establecer contacto en el 42, cuando ya América. había entrado en la
con Dulles -dijo Himmler. guerra; le preguntaron: «¿De dónde saca usted los
-Es una solución sabia ... cigarrillos enemigos?» Schellenberg contestó: «Por-
-Es una locura. Schellenberg, una locura y un que uno compra cigarrillos norteamericanos, dicen en
aventurerismo. seguida que uno ha vendLdo la patria ... »
-¿se· refie1·e a un posible fracaso? .,,.. / -Pensé en todas las posibilidades -continuó-,
-Me refiero a todo un conjunto de posibilidades. hasta en las más desagradables. -

T
¡ Es u"ted, todo ha sido obra suya! ¡ Usted me ha -¿Qué quiere decir? -Himmler se puso en guar-
llevado a efte paso! dia. Luego se calmó, volvió a ser el mismo; había una
--Si Wolff fracasa, todos los documentos llegarán perspectiva razonable, ¿qué posibilidad desagradable
a n-'.>so.tros. podía existir si todo había sido tan correctamente pla-
-Pueden caer primero en las manos del vienés ... neado?
Schellenberg miré inter:rogativamente a Himmler, -'-¿Qué sucedería si Kesselring, o lo que es peor,
quien aclaro, irritado: su protector Goering, pudieran demostrar su coarta-
-De· Ka!tenbrunncr. Y no sé adónde enviarían. es- da llegado el momento?
tos papeles después: a Bormanp o a mí. · Y usted -No debemos llegar a eso. Téngalo en cuenta de
sabe lo que haría Bormann si obtuviera papeles de antemano.
esta naturakza. Puede imaginarse !a reacción del -Nosotros sí, pero Usted, con toda justeza, ha sa-
Führer cuando lo vea todo y aún más con aclaracio- cado a su segundo, Kaltenbrunner, de nuestra opera-
nes de Bormann, ción. Él podría admitir esta posibilidad. Él, y también
-Analicé también esa posibilidad. Müller.
H1mmler frució el ceño con enfado. Sentía deseo _ -Bueno, bueno -dijo cansadamente Himmler-.
de ordenar a Wolff que regresara y dejarlo aquí y ¿Qué se propone usted?
olvidar su conversación con él y borrarlo para siem- .-Matar dos pájaros de un tiro.
pre. de su memoria. -Estas cosas no ocurren en la realidad -contestó
-Analicé esta posibilidad -repitió ScheUenberg-. Himmler con una voz aún más cansada y apagada-.
. Primero, Wolff no debe hablar con Dl,l.lles a nombre Y además, no soy cazador ...
suyo ni de Himmler, sino en nombre del mariscal -El Führer dice que los aliados están a punto de
de campo Kesselring; está subordinado a él. Es el° romper, ¿no es así? En consecuencia, la ruptura entre
sustituto del mariscal en Italia y no está directamen- ellos es una de nuestras tareas principales. ¿Qué
te. subordinado a usted. hará Stalin si se entera de las negociaciones por
Himmler echó una rápida mirada a Schellenberg. separado que lleva a cabo el general SS Wolff con los
«Tipo -inteligente -pensó-. ¡ TodO está en Ja super- aliados occidentales? No puedo decir precisamente lo
ficie! ¡ Y se ajusta perfectamente a mi conversación que haría, pero que esto lo empujaría a determinadas
con Goering! » . . · accio.nes no lo dudo ni por un momento. De modo que
El mariscal de campo Kesselring había sido un podemos codificar el viaje de Wolff como una gran
tiempo ayudante de Goering en la Luftwaffe. _Todos desinformación a Stalin. ¿ Será beneficioso para el
lo consideraban hombre de Goering. Führer, o no? Las negociaciones deben aparecer como
-Está bien -dijo Himmler-. ¿Lo ha pensado
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un bluff destinado a Stalin. Así lo explicaríamos al -~.-~,. ·•. ·¡::
. ~'.~i

él nos servirán para nuestra coartada.


Führer ·en caso .de que la operación fracase.
--La suya -corrigió Himmler-, la coartada suya.
Hirnmler se levantó de la silla -no le gustaban los
sillones; siempre ocupaba una vieja silla de la ofi- l «De nuevo le he asustado -pensó Schellenberg-.
Est_os detalles lo asustan. Le teme a una operación
cina-, fue a la ventana y miró durante largo rato
las ruinas de Berlín. En algunos sitios ya había cre- arriesgada, le teme a todo. Siempre tengo que arran-
cido la hierba, Los muchachos salían de la escuela v carle su consentimiento general y después hacerlo
reían alegremente. Dos mujeres empujaban los co- todo yo solo.»
ches con sus niños. El espectáculo le devolvía la tran- -¿A quién piensa mandar?
quilidad. Pensó de repente: «Con qué alegría me iría -"Tengo buenos candidatos -contestó Schellen-
al bosque a dormir al lado de una hoguera. ¡ Qué berg-, pero son detalles que yo mismo pudiera de-
inteligente es Walter, Dios mío ... !» ""' / cidir sm alejarlo a usted de asuntos más impor-
-Pensaré en todo lo que me ha dicho -dijo Himm- i tantes.
ler sin volver la cabeza. · En la lista de candidatos para resolver el primer
Quería asumir solo su victoria. Schellenberg se la problema, Schellenberg había incluido a Von Stirlitz
9aría con gusto al Reichsführer. Siempre les regala- con su «protegido» pastor.
ba a él y a Heydr_ich sus victorias. Por eso agregó:
-¿Decidirá usted los pormenores o me ocupo yo
de ellos? . Esa mañana, mientras Erwin esperaba la respuesta
-Ocúpese usted -contestó Himmler, pero cuando del centro, Stirlitz conducía. su automóvil lentamen-
Schellenberg se dirigió a la puerta; volvió la cabe- te hacia su· casa. En el asiento trasero llevabá un ·
za-: Mejor . dicho, en ,este asunto no debe haber voluminóso tocadiscos. Erwin figuraba como propie-
detalles menores. ¿De qué se trata concretamente? tario de una pequeña firma de tocadiscos lo cual le
-En pr.imer lugar, la operación de cob€rtura ... Hay permitía viajar ampliamente por el país 'atendiendo
que•elegir alguna figura que no sea nuestra para las las necesidades de sus clientes.
negociaciones con Occidente ..-. Luego entregaremos -La calle donde vivía Erwin estaba obstruida. El
los documentos sobre este... hombre al Führer. En bombardeo de lá noche anterior había derrumbado la
caso de necesidad... Será una victoria de nuestro pared de un edificio de seis pisos y los obreros de
servicio de inteligencia: háber destruido los intentos '\. , los destacamentos viales, junto con la policía limpia-
criminales de los enemigos. Así dice Goebbels, ¿no?· ban la vía rápidamente y con destreza.
En segundo lugar, en. Suiza, Wolff será vigilado por Stirlitz se volvió. Detrás de su ~Horch» se habían
miles de ojos. Entr.e estos miles, pueden encontrarse alineado no menos de treinta coches.· Un jovencito
también los de nuestros agentes que inmediatamen- chófer de un camión, gritó .a 'stirlitz: · · '·
te lo eomurticarán. ¿En manos de quién caería el in- -Si apa~ecen I~s aviones ahora, se formará un
forme? ¿Lo informará un agente mío o de Müller? tremendo ho, y no hay donde ocultarse.
¿Será hecho por un intelectual que evalúa sobria- -No vendrán -contestó Stirlitz, mirando al cielo.
mente el ·momento o por un fanático ciego tipo Kal- Las nubes era~ bajas y, a juzgar por los b~rdes grises_
tenbrunner? Por eso quisiera que los miles de ojos ,... 1 .. y negros, de meve.

l.
de los aliados occidentales sean vigilados por cinco ~Anoche no hizo frío -pensó Stirlitz-, y ahora es
o seis mil ojos míos. Wolff no sabrá que ntiestros evidente que va a nevar.» ·
hombres lo vigilan, porque ellos me transmitirán fa Sin saber por qué, recordó al astrónomo. El año
información directamente a mí. Ésta .sería, además, del sol intranquilo. En nuestro Globo todo está re-
. una tercera coartada. En caso. de fracasar, tendría- lacionado. Todos estamos relacion¡:1.dos, el Globo con
·{·· el Sol y el Sol con la galaxia. Stirlitz sonrió de re-
mos que sacrificar a Wolff, pero los informes sobre
_y pente: «Es ~orno Ja·red.de agentes de la Gestapo. El
128
.k
9- DIECISIETE INSTANTES DE UNA PRIMA\'ER~
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segundo v;g;Ja al tmero y el , tmero tkne ;n,truc " de cuanto lo rodeaba como un radar; Era un con-
dones de vigilar .al· segundo. Somos estrellas y nues- 'I vencido de que cada hombre tenía la facultad de
tro sol radiante es el. gran Führer ... ¡Qué modo de ~ presentir, aunque la mayoría no la desarrollaba'.
echar a perder a un pueblo en diez años!» -¿Y la casa. núme"ro nueve? -preguntó--. ¿Tam-
Un policía agitó bruscamente el brazo y gritó con bién?
acento gutural: -Sí, totalmente destruida.
-¡A pasar! Stirlitz estacionó el automóvil junto a la acera
«En ningún lugar del munc\o -pensó Stirlitz- a los y _echó a andar por un callejón a la . derecha. El
. p_olicías les gusta tanto gritar. órdenes y hacer seña- mismo policía de · aspecto enfermizo le cerró el
les de mando. con la porra como en nuestro país.» paso.
.De repente lo sorprendió la idea de que pensaba en, , -Está prohibido, señor.
los alemanes y en Alemania como en su pueblo ·y en ··V Stirlitz le mostró el botón del SD en el reverso
su país. «No puede ser de otra manera. Si me separa- · de la solapa. El policía se llevó la mano a la vise-
se de ellos, seguramente .habría fracasado hace mu- ra y dijo: ·
chísimo tiempo. Debe ser una paradoja, pero. amo a -Los zapadores temen que pueda haber bombas
este pueblo y amo a este país... Tal vez sea cierto -~.·- de acción retardada ...
que los Hitler van y vienen ( 1).» ""\'~ -Entonces, volaremos juntos ..,..dijo Stirlitz can-
· Frente a él, la calle ya estaba libre de obstáculos sadamente y se dirigió a las ruinas de la casa
y Stirlitz apretó el acelerador. Sabía que las vueltas número 9.
bruscas se ~comen» demasiado los neumáticos, sa- Sentía un cansancio enorme, inhumano; hubie-
bía que los neumáticos ahora escaseaban, pero, de ra querido caminar muy lentamente, pero sabía
todos modos, le gustaban los virajes bruscos para . ·que debía hacerlo con su habitual paso elástico
que los neumáticos chillaran y cantaran y el coche . y mostrando en el rostro la misma sonrisa miste-
se inclinara súbitamente como una lancha en una riosa. Caminaba así, elásticamente, y con su obli-
tormenta. gatoria sonrisa escéptica. Imaginaba a Katy con
En Kopenick, donde tenía que doblar para llegar su vientre muy grande y redondo. «Es una niña
a la casa de Erwin y Katy, vio un cordón de poli- -le dijo ella una vez-. Cuando el vientre se alza
. cías. en forma de pepino, es varón, pero, de todos mo-
-¿Qué ha pasado? .....;.preguntó . Stirlitz. ,r·'.' dos, pariré una niña.»
-La calle está destruida -coritestó un policía jo- -,Murieron todos? -preguntó Stirlitz al policía
ven y pálido-. Han lanzado una bomba muy po- ¡ que seguía mirando cómo trabajaban los bom-
~~ . 1 beros.
Stirlitz sintió que su frente se perlaba de sudor. -Es difícil saberlo. La bomba cayó por la ma-
«Seguro que también destruyeron la casa», com- drugada y había muchas ambulancias ...
prendió de repente.
En estos años había aprendido a analizar sus
present_imientos. Miraba con cierto asombro a los <'. ·
1' -¿Pudieron recuperarse muchas cosas?
-¿No ve que es un caos ... ?
Stirlitz ayudó a una mujer llorosa a bajar de la
que afirmaban que la fe en un presentimiento· es acera el cochecito con el niño y volvió a su coche ...
tontería y mist!cismo. EJ present!a con exa~ti~ud ·\
-uno o dos d1as antes- cualquier acontec1m1en- ,
to importante. Estaba sintonizado a la percepción J -¡Mamochka! -gritaba Katy~. ¡Gospodi! ¡Ma-
ma-a-a! . ( 1).
(1) «Los· Hitl<!r van v vienen, pero el pueblo permanc- . .r·.
ce.» Stalin. - N. del T. - (1) «Mamita, Dios mío, mamita», en ruso. - N. del T.
-~ji
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:l
Estaba acostada .en una . mesa. La trajeron a· la sondando eD· terreno ·para un acuerdo. -con el adver-
casa· de maternidad contusionada, con dos heridas sario. No puedo -confirmar estos datos de manera
en la cabeza. Gritaba . unas palabras ipcoherentes: estrictamente documental, pero lé ruego· me reci-
lastimeras, rusas. ba y escuche mis sugerencias sofJre· este problema
Et doctor que asistió al parto -el mno era gi:io que considero sumamente importante y que no ad-
tón, ronco y· grande- dijo a la enfermera: mite demoras. Le ruego · me permita, .. utilizando
-Es polaca, pero ha parido un gigante ... mis• relaciones, i.nformarle más detalladamente y
-No es polaca -dijo la enfermera. proponerle mi plan para afrontar esta hipótesis,
~¿Qué es? ¿Rusa o checa? que me parece -desgraciadamente....:. · demasiado
-Tenia pasaporte alemán -contestó la enferme- cercana a la verdad.
ra~. En el bolsillo de su abrigo estaba el pasapor- ¡Heil Hitler!
te a nombre de Katalina Kien.
~Tal vez el abrigo no era de ella. Standartenführer SS VqN'STIRLITZ
-Tal vez -convino la enfermera-. Mire, qué
niño tan bello. Pesa no menos de diez libras. Es
muy bel19... ¿Llamará usted a la Gestapo, o debo · ·•Stirlitz · sabía a quien· ·podía referirse como fuen-
llamar yo más tarde? · te en su conversación con Himmier. Tres días an-
-,-Llame ust~d -contestó el doctor-, pero . más tes había muerto durante un . bombardeo er. repor-
tarde ... tero cinematográfico de Portugal, -Pablo Wasser-
mann. Stirlitz conocía sus estrechas relaciones con
.los suecos.
«Eso es todo -pensaba . Stirlitz cansadamente,
como si se viese él mismo des'de fuera-. Ahora
estoy completamente solo. Ahora estoy totalmente
solo ... »
Se encerró largo rato en su despacho, sin respon-
der a las llamadas . telefónicas .. Automáticamente
contó nueve llamadas. Dos se· prolongaron durante
varios minutos. Se trataría de algo importante o
eran subordinados que siempre llaman y esperan
mucho tiempo. Las demás fueron cortas, que ·es
el modo ·en que llaman los jefes o amigos.
Después sacó de la mesa una hoja de papel y
cemenzó a escribir:

Al Reichsführer SS Heinrich Himmler.


Estrictamente confidencial y personal.
i Reichsführer!

Los intereses de la nacwn me obligan a dirigir-


le .esta carta. He sabido de fuentes cercanas a los
periodistas de países. neutrales que a espaldas 'del
SD, a espaldas del Reichsführer SS, algunas per-
sonas pretenden realizar contactos' con el enemigo,
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INFORMACIÓN PARA UN ANALISIS
(SCHELLENBERG)
'\~/
¡ (Del expediente del partido del miembro del
NSDAP desde 1934, Brigadenführer SS, Walter
{! Schellenberg, jefe de la VI Sección de la Dirección
de Seguridad del Reich: «Ario genuino. Carácter
nórdico, valiente,, duro. Con los amigos y colegas
i en el trabajo es abierto, sociable, benévolo. Impla-
cable con los enemigos del Reich. Hogareño. La
candidatura de su esposa fue aprobada por el
1 Reichsführer SS. No tuvo relaciones compromete--
doras. Deportista muy bueno. Un gran organizador
¡ en el trabajo ... »)
1! -Además de su masajista, el doctor Kersten, Him-
1
ler sólo confiaba en Schellenberg. Se interesó en
él desde el comienzo de los años 'treinta, cuando
3/¡ Schellenberg aún estudiaba. Sabía que este joven
apuesto, de veintitrés años, después de salir del
¡
r i
colegio de jesuitas se había graduado en la Uni-
versidad con el título de bachiller ,en artes, y que
su profesor más querido en la Universidad era un
l
.!
judío. Sabía que, al principio, Schellenberg se bur-
laba de las ideas del , nacionalsocialismo y no siem-

t i
1
1
pre hablaba bien del Führer.
Himmler contaba con miles de hombres fuertes,
ciegámente fieles a él hasta la última gota de san-
gre. Necesitaba .por lo menos cinco' ayudantes in-
teligentes y lúcidos que, a pesar de su escepticis-
mo, le se·rvirían de ayuda para llevar a cabo una
1
política planificada con m_ucha precisión. ·
1
Por esta razón, cuando a · Schellenberg le propu-

V 135

-1'
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· sieron trabajar en la inteligencia del Tercer ~eich; -Piensa que le voy a pellizcar los muslos a sus
después· de varias conversaciones con Heydnch Y putas ,-le dijo Müller a su ayudante-. Demasia-
una entrevist.. · con Himmler, aceptó, En aquellos do honor. No me acostaría con ninguna de ellas ni
momentos ya había . comenzado· a desilusionarse aunque me pagasen. En mi pueblo esta ,clase ' de
con la actitud de los intelectuales alemanes que, mujeres -eran llamadas gusanos de estiércol.
ocultándose en sus villas a orillas de los lagos, en Cuando la señora de Heydrich, en ausencia de su
la tranquilidad . de los bo~ques· .de pinos de los al- esposo llamó a Schellenberg para quejarse del abu-
rededores de B7r!ín, se li·m.it~ban al comentario afli- . rrimiento y éste le propuso ir a un lago en las afue-
gido de los cnmenes de Hitler y se burlaban co- 1 ras de la ciudad, Milller se enteró de inmediato .y

1.,
bardemente de sus manifestaciones hi_stérica_s. decidió que había llegado el momento de romperle
Su prueba de fuego fue el salón de Kitty. Valién- . 1 la cabeza al niño bonito. No creía, como los «vie-
<lose de su fichero, el j:fe de la l?olic!a criminal, l/ jos» en la Gestapo,. que Schellenberg era una figu-
Nebe mandó a este salon de alta sociedad a las ra poco seria: demasiado guapo, sacaba de la bi-
prostitutas más elegantes de Berlín, Munich Y Ham- · -1· blioteca libros en latín y español, se vestía como
burgo. Después, cumpliendo instrucciones d~ Hey- un niño fino, no ocultaba sus aventuras amorosas
drich, localizó a las esposas jóvenes y bomtas de t e iba a pie a la Prinz-Albrechstrasse, · rehusand~ ·
diplomáticos y altos militares, mujeres cansadas · ~. utilizar el coche. ¿Acaso era un agente serio? Char-
de su soledad (sus esposos pasaban días y noches laba, reía, bebía ..._ La tosca inteligencia campe-
en reuniones y en viajes por Alemania y el extran- sina de Müller, que reaccionaba contra todo lo
jero). , Las 'esposas se aburrían y estaban deseosas nuevo; le _decía· que Schellenberg era el primero de
de divertirse; encontraron sus diversiones en el entre la nueva genera_ción. Y el niño mimado atrae-
salón de Kitty, donde se reunían los diplomáti- ría a los suyos;
cos de Asia, América y Europa. Schellenberg acompañó a la señora Heydrich al
Los expertos del departamento de seguridad SD 1 lago Ploner. Era la ·única mujer que respetaba. Po-
construyeron el salón con paredes dobles Y situa- '¡ día hablar con ella sobre la elevada tragedia de la
ron allí aparatos para escuchar y fotografiar . .La . Héla~e y la grosera lujuria rumana. Paseaban por
idea de Heydrich Jue realizad1:1 por. Schellenberg, ¡ la onlla del lago y hablaban interrumpiéndose mu-
tuamente. Dos muchachos de caras mofletudas del
que era el dueño de este salón y realizába el papel ,,,;
de alcahuete. r departamento de Müller, se bañaban en el 'agua
Schellenberg y Heydrich se pasaban largas horas ¡ fría observando el objetivo número 2 y el número
en una pequen.a sa.la de proyecciones contemplan- !¡ - 75. Müller. señaló con el número 2 a la señora de
do fotografías picantes de las esposas de sus ami- . Fleydrich por la jerarquía de su esposo en la di-
gos junto a diplomáticos extranjeros. recc!ón de seguridad del Reich. Schellenberg no
Los diplomáticos comprometidos comenzaban a podia· suponer que ·aquellos dos únicos idiotas que
trabajar para la int~ligenc;_:ia, para Schellenberg, y !1, se bañaban en el agua helada fueran de la Gesta-
las esposas comprometidas de los . militares, miem- po. No creía que los agentes tuvieran derecho a
bros del partido y políticos ·del Tercer Reich, en- ¡¡11,, llamar la atención tan abiertamente. La astucia
grosaban los archivos del. jefe de la Gestapo, 1 rural de Müller resultó más eficieñte que la ar~o-
Müller. · niosa l~gica de Schellenberg. Los agentes debían
. Pero a éste no se le permitía trabajar en el · sa- ÍI fotografiar sus «objetivos» si éstos decidieran
Ión. Su físico campesino y sus bromas .groseras po- «acostarse un ratito debajo de los árboles» como
dían asustar a los visitantes. Fue entonces cuando dijo Müller. Los «objetivos» no se acostar~n de-
por primera vez sintió que dependía de un joven- bajo de los . árboles. Pero Müller había decidido que
los celos ciegos eran siempre los más terribles

r
cito. 1.

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.1
lDónde está? . .. \
Colocó sohre la mesa de Heydrich el informe de Heydrich sonrió, echó en la copa un poco de «Mar-
que su esposa y Schellenberg habíari paseado por tini» y se la. alargó a Schellenberg. ·
el bosque y pasado medio día a orillas ~el lago Medio año después, Schellenberg visitó a Hey-
Ploner. No agregó comentario alguno al mforme. drich para pedirle su consentimiento. «Quiero· ca-
Heydrich era hombre de un amor propio enfermi- sarme -le comunic~. pero mi suegra es polaca.»
zo y soluciones imprevisibles. . , .. Era un asunto que debía analizar con el Reichsfüh-
Lleyó el informe y no lo coment,o con Muller. M_4;>· rer SS Himmler. Himmler examinó personalmente
vió la cabeza en señal de que pod1a marcharse. Mu- las fotos de ·1as futuras esposa y suegra de Sche-
ller se inclinó. No pudo adivinar nada en el sev.ero Uenberg. Los especialistas del departamento de Ro-
rostro afilado de Heydrich. El día tra_nscurrió en senberg midieron con un microcírculo. 1~ estructu-
completa calma. Esa misma noche, después de te- '\J,,;I ra craneana, el tamaño de la frente, y la forma
lofonear a Müller, Heydrich entró en el despacho de las orejas. Himmler autorizó a Schellenberg a
de Schellenberg y, dándole una palmada en el hom- que contrajera matrimonio.
bro, le dijo~ En la boda, Heydrich, después de haber bebido
-Hoy tengo un humor de perro. Vainas a tomar
algo. . . · r
en exceso, tomó a Schellenberg del brazo y lo llevó
a la ventana.·

l
Hasta· las cuatro de la madrugada los tres reco- -¿Cree usted que desconozco que la hermana de
rrieron tabernas pequen.as y sucias, se sentaron su mujer se casó con un banquero judío?
junto a las prostitutas histéricas . y· especulador.es Schellenberg sintió un gran vacío en su interior,
de divisas y rieron y bromearon cantando cancio- sus manos se helaron.
nes populares con todos, y ya al amanecer .Heydrich -Bueno, bueno -dijo Heydrich · y suspiro de
acercó su silla · a la de Schellenberg y· le pidió que 1 pronto,
¡
brindaran juntos y que comenzara a tutearlo. Des- En aquel momento Schellenberg no comprendió
pués del brindis, Heydrich, · tapando con la mano la causa de aquel suspiro de. Heydrich. Lo entendió
la copa de Schellenberg, le dijo: mucho más tarde, al · enterarse de que el abuelo
-¿Sabe? Eché veneno en su vino. Si no me dice del jefe de seguridad del Reich era judío y tocaba
toda la verdad de cómo pasó el tiempo con mi es-
posa, morirá usted. Si me la dice, por más terri~
ble que resulte para mí, le daré un antídoto. · r
tel violín en la opereta vienesa.

Schellenberg .lo comprendió todo. Sabía enten·


derlo todo en un segundo. Recordó a los- dos tipos
de caras cuadradas que se bañaban en el fago, vio
los ojos de Müller que se movían ágiles, su boc,a
demasiado .sonriente y dijo:
);¡;:
r:¡. -Bien, la señora de Heydrich me- llamó. 'Estaba
,!.<
¡i¡¡, aburrida y la acompañé al lago Ploiler. Puedo pre-
¡ij 11. sentarle testigos que· saben cómo hemos pasado
P1 1 el tiempo. Paseábamos y hablábamos sobre la gran-
¡::¡ . deza de Grecia, arruinada por los delatores, que la
.ii'·.l.·¡ vendieron a Roma. Aunque, desde luego, esta . no
fue la única causa de su ruina. Sí, estuve con la
i :¡ señora de Heydrich; idolatro a esa mujer, la espo-
¡.:¡ sa de un hombre que considero verdaderamente

¡} grande. ¿Dónde está el antídoto? -pregunt~.

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1.8-11-1945 (11 h 46 .minJ

Schellenberg vio a Stirlitz en la antesala del


Reichsführer. Tenía concertada una entrevista con
Himmler. Llevaba en las manos una carpeta es-
tampada, gris-verde y con bordes dorados. En esta
carpeta estaba una hoja de papel, la carta que ha-
bía escrito inmediatamente después de su regreso
de Kopenick.
-Usted es el siguiente ---le dijo a Stirlitz el ayu-
dante de guardia, dejando pasar al despacho al
jefe del departamento económico de Ja· SS, gene-
°ral Pohl-. Creo que el Obergruppenführer no tar-
dará mucho. Tiene que resolver problemas locales .
. -Buenos .días, Stirlitz -dijo .Schellenberg-. Lo
estaba buscando.
-Buenos días -contestó Stirlitz-. ¿ Por qué tie-
ne ese aspecto tan cansado?
-¿Se nota?
-Bastante.
-Venga, lo necesito.
-Pedí audiencia al Reichsführer.
-¿Qué problemas tiene?
-Personales.
-Volverá dentro de una hora o una hora y me-
dia -dijo Schellenberg-.· Dígale que le aplacen la
audiencia. El Reichsführer estará aquí hasta el
oscurecer.
-Bien -rezongó Stirlitz-, pero temo que no sea
correcto.
-Me llevo a Von Stirlitz -dijo Schellenberg al
ayudante de guardia-. Apl~ce, por favor, la hora
de la entrevista para las dos.

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-¡ A sus órdenes, Brigadenführer!
Schellenberg condujo a Stirlitz por un brazo y,
al - salir del despacho, susurró alegremente:
-¡ Qué voz, eh! Contesta como un actor de ope-
reta. La voz surge del vientre y con obvios deseos
de agradar.
-Siefi!pre he sentido lástima por los ayudantes
-dijo Stirlitz-. Constantemente deben mantener
su importancia porque la gente podría compren-
der- su inutilidad.
-No tiene razón. Un ayudante siempre hace fal-
ta. Es. como un bonito perro de caza: constituye ~/ INFORMACIÓN PARA UN ANÁLISIS (CHURCHILL)
un tema de conversación entre uno y otro asunto y,
si. tiene buen físico, se lo envidiarán otros caza-
dores. · Cuando, en los últimos meses de ·1a guerra, Hit-
-Bueno, conocí a un ayudante -continuó Stir- .,r ler. repetía, como un conjuro que la ruptura de la
litz mientras avanzaban por los pasillos-, uno que (,-
unión anglo-ruso-norteamericana era una cuestión
hacía el papel de .empresario. Hablaba a todo el í' de semanas; cuando aseguaraba a todos que Occi-·
mundo de la geniálidad de su dueño; Finalmente dente aún. solicitaría la ayuda de los alemanes des-
le organizaron un · accidente automovilístico; era 1 pués de µna derrota decisiva, muchos lo . considera-
demasiado melodioso, irritaba ... ron una manifestación del. carácter del Führer:
Schellenberg se echó a reír. creer hasta el final en todo lo que soñaba su mór-
-¿Lo ha inventado o es verdad?' bida y obstinada imaginación. Sin embargo, en este
-Claro que lo he inventado .. .'
A la salida de la escalera central encontraron a
Müller.
. -Heil Hitler, amigos -dijo.
.-Heil Hitler, amiguito -contestó Schellenberg.
-Heil -contestó Stirlitz sin levantar el brazo.
l
"t
caso específico, Hitler se apoyaba en los hechos,
La inteligencia de Bormann, sin utiliz_ar los cana-
les de Himmler y Ribbentrop, y mucho menos los
dé .la inteligencia militar comprometida por la con-
ducta del almirante Canaris, ya a mediados de 1944
había obtenido en Londres un documento suma-
-Contento de verlos, diablillos -dijo Müller-, ¡ mente secreto que contenía las líneas siguientes:
¿de nuevo están tramando alguna perfidia? «Sería una. terrible catástrofe que la barbarie rúsa
-Sí, la estamos tramando -contestó Schellen- aniquilase la cultura e independencia de los anti-
berg-. ¿Por qué no? guos Estados europ~os.» La increfble memoria de
-La perfidia nuestra no se puede comparar con Hitler .lo trasladó en · seguida · al año 1936, a Nü-
la suya -dijo Stirlitz-. Somos corderos inocentes remberg, al congreso ·del partido nacionalsocialis-
en comparación con usted. ta de Alemania. Allí Hitler había dicho: «Si los
-¿Conmigo? -se asombró Müller-. Bueno, eso , métodos bolcheviques resultaran victoriosos, la cul-
es incluso agradable si te consideran un demonio. ~~. tura europea · sería sustituida por la barbarie más
Los hombres mueren y queda memoria de ellos. terrible· que haya existido nunca.»
Aunque sea una memoria diabólica. El párrafo del documento robado, a que se re-
. Müller dio unas palmaditas amistosas en los hom- fería él una y otra vez, pertenecía a Winston Chur-
bros de Schellenberg y Stirlitz y entró en el des- chill. Lo había escrito en un memorándum secre-
pacho de uno de sus empleados; le gustaba entrar
en sus despachos sin anunciarse. ! to en octubre de 1942, cuando los rusos no esta-
ban en Polonia, sino en Stalirtgrado; no en Ruma-

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nia, sino cerca de Smolensk; no en Yugoslavia,
sino en Jarkov. Político cautéloso y valiente, Churchill, sin em.bar-
Posiblemente, Hitler no hubiera alentado decre- go, se daba cuenta de que no era posible .entrar en
tos que castigaban con la muerte inmediata cual- contacto COff ningún dirigente del partido de Hitler
quier intento de negociaciones, si hubiese cono- _:_aun en el caso de una rápida irrupción de los rusos
cido la furiosa controversia que existía en 1943- en Europa-, porque si para él Rusia constituía una
1944 entre ingleses y norteamericanos sobre la di- amenaza rr¡ortal, para los pueblos martirizados por
rección del golpe principal de los ejércitos aliados. el régimen hitleriano, ella era el símbolo de la libe,
Churchill insistía en desembarcar las tropas en los ración. ·Tampoco popía ponerse en contacto con Ber-
Balcanes y fundamentaba que era necesario: lín, pues era consciente de la ilimitada perfidia de
-El problema es éste: ¿podemos resignarnos al los altos jefes de Hitler y de que la opinión pública
éomunismo en los Balcanes y posiblemente en Ita- mundial nunca justificaría el contacto de la demo-
lia? Creo que debemos ofrecer resistencia a la pe- cracia con los hitlerianos... Podía, en determinadas
netración e intervención comunista... Debemos dar- . circunstancias críticas, entrar en · contacto con los
nos cuenta de una manera clara de las ventajas opositores del Führer para crear el único frente. ca-
que obtendrían las democracias occidentales si sus paz de contener el salto de los rusos )lacia la costa
ejércitos ocupasen Budapest y Viena y liberasen del Atlántico; lo que más temía Churchill. Sin em-
Praga y Varsovia... .. bargo, después del aniquilamiento de los conspirado-
Los norteamericanos, razonables y sobrios, com- res en el verano de 1944, ya no quedaban estas fuer-
prendían que los intentos de Churchill de dirigir zas ·en Alemanja. Pero consideraba prudente cada
el golpe principal contra Hitler, no en Francia; sino «flirteQ» con todos los .que tratarían de llevar a cabo·
en los Balcanes, eran sumamente· egoístas. Se per- la capitulación de los ejércitos de la Wehrmacht en
cataban de que el triunfo del punto de vista de el Occidente, aunque le parecía muy improbable -de-
Chur<:hill convertiría a Gran Bretaña en fuerza · bido a la sólida posición de Roosevelt y al estado de
predominante en el Mediterráneo. De hecho, Gran opinión prorrusa en todo el mundo- llevar a cabo
Bretaña resultaría dueña de Africa;- el oriente ára- una política más dura con respecto a Stalin, sobre
be, Italia, Yugoslavia y Grecia. El balance de fuer- todo en los problemas de Polonia v Grecia.
zas evidentemente no estaría así a favor de los Cuando los servicios secretos riiilitares informa-
Estados Unidos y el desembarco fue planeado en ron a Churchill que los alemanes buscaban contac.-
Francia. tos con los aliados, expresó:
En el invierno de 1944, Churchill anunció su es- -A Gran Bretaña se .ia puede acusar de lenta, te-
trategia a sus colaboradores más íntimos: meraria y de poseer excesivo sentido del humor ....
-En primer lugar, la Rusia soviética se ha con- No obst~nte, nadie_ puede acusarnos de perfidia y
vertido en una amenaza mortal para el mundo li- ruego a Dios que nunca se nos pueda acusar de eso.
bre; en segundo lugar, hay que crear un nuevo fren- Pero -agregó y sus ojos se hicieron de acero y sólo
te contra su avance temp·estuoso; tercero, este frente en algún sitio, muy profundo, corrían las chispas de
en Europa debe. desplazarse· lo más lejos posible la risa-, siempre pedí delimitar de modo exacto el
hacia el. Este; cuarto, objetivo principal y verdadero juego diplomático dirigido a fortalecer la amistad
de los Ejércitos .ingleses y americanos es Berlín; entre las naciones y una perfidia directa y poco ra-.
quinto, la liberáción de Checoslovaquia y la entrada zonable. Solamente los asiáticos pueden considerar
de las tropas americanas en. Praga tiene una gran como perfidia un juego giplomático fino y comple-
importancia; sexto, Viena y, en esencia, toda Aus- jo. No está de más subrayar que la regla misma del
tria debe ser controlada por las potencias occiden- juego puede decirnos-en caso de necesidad: ¡ Un paso
tales ... al lado! Así hablan los niños y ellos son los políticos
más ·honestos ...
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JO-,. DIECISIETE INSTANTES DE IJNA PR!MA\'ER\
De esa forma· dio a entender Churchill a los hom-
bres del servicio secreto que los contactos con los
alemanes eran posibles en una situación determina-
da, en. determinadas circunstancias y ª. condición de
declarar que estos contactos eran un Juego, un son-
deo dirigido a la causa común de los aliados en su
. '
lucha contra la tiranía hitleriana .
....:.ya que nuestros colegas norteamericanos -agre-
gó- están. informados en la misma medida o tal vez 18-11-1945 (12 h 09 min)
más, hay que darles el cferecho .de sér el primer vio- · . ·
lín en esta orquesta. ~I.
-Pero en caso necesario, ¿puede el juego con• -Buenos días, señora Kien -dijo el hombre in-
vertirse 'en un. acto más serio? -preguntó el segun- clinándose sobre la cabecera de la· cama.
do jefe de. la inteligencia. . · . -Buenos días -contestó Katy con voz apenas per-
-¿Usted cree que el juego no es una cosa. sena? ceptible.
El juego es lo más serio que _hay ~n el mun?º· Todo v: Aún le costaba un esfuerzo enorme hablar, tenía
lo demás es vanidad y no tiene 1mportanc1a -COI)· un ruido constante en la cabeza y cada movimiento
testó Churchill. Estaba acostado, todavía no se ha- · le provocaba náuseas. Sólo se tranquilizaba después
. bía levantado · después de la siesta y su humor era de dar el pecho al niño que dormía junto a ella. Cada
benévolo y alegre-. La política en la forma en que vez que abría los ojos, antes de que todo comenzase
estamos acostumbrados a percibirla; está muerta. Para a girar· ell' su cabeza y cambiar de colores y la sofo-
remplazar la política local de operaciones elega~~es cante náusea avanzara hacia su garganta, veía a su
en tal 6 cual región del mundo ha llegado la poht1ca niño y sentía una sensación· desconocida hasta aho-
global. Ya no es la voluntad de una persona, no son ra. Una sensación extraña que no podía explicarse a
aspiraciones egoístas de tal o cual grupo, es una . sí misma. Todo se había confundido en ella: el mie-
ciencia, exacta como. la matemática y peligrosa como 1 do, la sensación de un vuelo, un orgullo vanidoso,
la radiación experimental en medicina. A ·1a p~lítica 'f inconsciente, y una gran calma inalcanzable para ella
-global se subordinarán los pintores y astrónomos, as- anteriormente. .
censoristas y matemáticos, reyes y genios -Churchill -Quisiera hacerle varias preguntas, . señora Kien
arregló la manta y agregó-: La unión en ~n~ ~r~se -continuó el hombre-, ¿me oye usted?
del rey y del genio de ninguna manera esta dmg1da -Sí. ,
contra el rey; la oposición que se encierra en esta -No la voy a molestar mucho ...
frase es casual y no persigue ningún objetivo. La po- -¿Quién es usted?
lítica global supondrá alianzas tan inesperadas, vira- -De la compañía de seguros ...
jes tan paradójicos en· la estrategia, que mi invoca- -A mi esposo ... ¿le ha ocurrido algo?
ción a Stalin el 22 de junio de 1941 parecerá la cum- ~- -Trate de recordar. Cuando cavó la bomba, ¿dón•
bré de la lógica y la coherencia. A propósito; mi in- de estaba él? .
vocación fue lógica, el problema de coherencia era -En el cuarto de baño.
secundario. Lo principa-1 son los intereses de la. co- -¿Ustedes tenían briquetas? (1) Escasean tanto ...
munidad de las naciones, todo .lo demás ser_á perdo- En mi compañía pasamos mucho frío ...
. nado por la Historia... ·
.(1) Briquetas de carbón para calentar el agua. -Nota
del traductor:

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-E.l compró ... varios ... casualmente ... -¿Dónde están· sus familiares? Nuestra compania
-¿No está cansada usted? ·1os ·ayudará a venir. Nosotros pagamos el viaje y
-Él... ¿no ·existe ·ya? ofrecemos vivienda... Por supuesto, usted compren-
-Le traigo una noticía triste, se_ñora Kien. No··. derá que los hoteles están en parte destruidos y los
existe ya... Ayudamos a todas las víctimas de estos demás se han entregado a los militares. Pero tene-
terribles bombardeos. ¿Qué ayuda necesita usted rnos cuartos privados. Sus familiar~s no· se enojarán
mientras esté en el hospital? Por supuesto, su ali, con usted. ¿Adónde hay que escribir? ·
mentación está asegurada, y la ropa estará lista para · ....,.Mis padres se quedaron én Konigsberg· -con-
el momento de su salida, la. de usted y la criatura ... testó Katy-. No sé qué ha. sido de ellos.
Qué encantadora.:. ¿ffombra? · -¿Y los padres de su esposo? ¿A quién. debemos
·· ., comunicar la desgracia?
-Varón.
-¿Grita mucho? i.1 · -Viven en Suecia. Pero no sería_torrecto escribir-
-No ... Aún no he oído su voz. les. El tío de mi esposo es un. gran amigo de Ale-
· De repente. le intranquilizó que ni una sola .vez hu· mania y nos ha pedido que no le escribamos ... Las
biera oído al niño . _.cartas ·se las hacíamos llegar ocasionalmente o a tra-
..:_¿Deben gritar mucho? -preguntó. vés de la Embajada. ·

bre-. Me dolían los oídos de sus gritos. Pero los ,


-Los míos grifaban horriblemente ~dijo el hom- ";., · -¿No recuerda usted la dirección?
En ese momento comenzó a llorar el niño.
míos nacían flaquitos y éste es un · gigante. Los gi-
gantes siempre son callados,,. Señora Kien, perdone, f . -:-Perdone .-dijo Katy-, debo darle. -de comer, al
· niño. ,Después le diré la dirección. .

l
si no está muy cansada, quisiera. preguntarle: ·¿sus -No voy a molestarla más ....dijo el hombre y sa-
bienes estaban asegurados, en qué suma?· lió de la habitación. . . · .
-No lo sé... De esto se ocupaba mi esposo ... Kat.y lo obser.vó al salir y. . t. ragó lentamente, con
-¿En qué seccion se aseguraron ustedes? ¿Tam- un nudo en la garganta. La cabeza Ie dolía como
poco lo recuerda? antes,. de una. for_ma sorda, pero no sentía .náuseas.
-Creo que en la esquina de Kudamna· y Kant- No tuvo tiempo· para pensar en Jas preguntas del
. strasse: hombre. El niño comen~ó a chupar el pecho y toda
. -Bien, es, la .sección 27.:. Ahora. ~S más sencillo ,i,,· preoc,upación y alarma Qel mundo exterior se borra-
solicitar los datos ... Diga... ¿no se acuerda usted de ~·· ron para ,ella. Sólo existía el . niño chupando el pe-
la' suma del seguro? · · cho con avidez y moviendo rápidamente las. manitas.
-Creo .que eran unos diez mil marcos ... Le quitó los pañales y lo contempló co~o era:. gran-
-Una suma grande ... de, rojizo, con rolletes. . . , ...
El hombre lo anotó todo en su sol;>ada libretucha; D_espués, ·recordó de- pronto .que ·dos días antes ha- ·
tosió de,nuevo, se inclinó hacia· Katy y en voi muy bía .. estado acostada en. una gran sala . acompañada
baja dijo: . _ por muchas mujeres y les traían a todos los bebés al
·-Una madre joven no debe llorar· ni· agitarse ... · mismo tiempo y en la sala se oían chillidos que ella
Créame, soy padre de tres hijos ... Todo ésto se refle- · ,;."",. percibía como si fueran de algún lugar remoto. ·
jará en seguida en· la barriguita del pequeño y oirá «¿Por qué estoy aquí sola? -,,pensó •súbitamente
su voz... No tiene dérecho a périsar _sólo' en usted. Lo Katy-. _¿I>ónde estoy?»·:. . . . . · · .
.ocurrido ha·terminado para siempre. Ahora, ante todo, El. hombre volvió a la media hora. Durante largo
debe pensar en su· criatura;.'. rato miró al niño dormido; después sacó· varias· fo.
-Está bien -susurró Katy y toéó eón s~s dedos to.s de, la carpeta y ·las extendió sobre las rodillas.
helados la mano tibia· y húmeda del hombre-. Gra- . Dijo: · ·

¡
das ... -Mientras anoto la. dirección de su tío, observe,

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~~; ::.:~,!,·";~ ;:d:C:,':'.;::'.:"~n~s;;;.,~~~rtf
· que había en su casa. ¿Sabe?, en su desgracia- una ~
sola maleta es ya una. gran ayuda. Puede yen.der. algo ,. ,_,
y comprarle al pequeño lo más necesario... _
-Franz Paakenen, Gustav Georgplatz 25, Estocolmo. 1
-Gracias. ¿Se si'ente cansada?
-Un poco -contestó Katy, · descubriendo entre las. ¡-
maletas y cajones colocado. s con e.smero en la calle, ._ . ·.
al lado de las ruinas de su casa, ·la maleta grande
que no ¡;e-podía confundir ~on ninguna otra. _En ella"\!;' 18-11-1945 (12 h 17 min)
Erwin guardaba el transmisor. . , ..
-Observe con atención y me ire -diJo el hom-
bre, alargándole la fotografía. ·
¡·
T
Eismann · estuvo largo rato andando · de un Íado a
_-Creo que no -contestó Katy-, éstas no son nuess . · otro de su ·d~spacho. Caminaba a pasos largos con
tras maletas... las manos detrás de la espada, sintiendo que le fal-
,
-Gracias, entonces este pr,oblema está resuelto -'. taba algo muy conocido y esencial. Esto le impedía
-dijo el hombre, guardando cuidadosamente la fo-! concentrarse; se apartaba de lo principal y lo que
tografía en su portafolio. Después; inclinó, la cabez~ para él constituía un totmento: ¿Por qué se había
y se puso de pie-. Dentro de dos o tre~ d1as yolvere hecho .sospechoso Stirlitz?
a visitarla y le diré los resultados de mis gest1011es ... ·
Al fin, cuando con esfuerzo agotador comenzaron
La comisión que cobraré, qué le vamos a hacer, esto~, a aullar las sirenas de la alarma aérea, Eismann lo.
son tiempos difíciles, es muy peqtJeña, no le causara.e ·comprendió. Le faltaban los bombardeos. La guerra
problemas... · ..·_ se había convertido en una rutina, el silencio parecía
-Le estoy muy agradecida -contestó ·Katy. cuajado de peligros y encerraba más miedo secreto
que el bombardeo.
El investigador de la secdón local de la Gesta~o l
«Gracias a Dios -pensó Eismann cuando el gemi-
do de la sirena desapareció en el silencio-. Ahora me
con las impresiones digitales de Katy para que. fue- ¡
que visitó a Katy, envió de inmediato la fotograha r puedo sentar y trabajar. Todo el mundo se irá y po-
dré estar sentado y pensar y nadie vendrá con. pre-
sen analizadas. La .. fotografía había sido recubierta · guntas idiotas y suposiciones estúpidas ... »
previamente en el laboratorio con una so!ució~ es- Se sentó a la mesa y comenzó a hojear el expedien-
pecial'. Las huellas ~igitales . en el transmisor mon- te del pastor Fritz Schlag, detenido en el verano de
tado eri la maleta ya estaban listas. Se supo que en 1944 y sospechoso de actuar contra la seguridad del
la maleta.. que contenía. el transm_ isor había hue.llasl Estado. -Dos denuncias precedían su detención: la
de tres personas ·diferentes... El seg~ndo papel ~ue · de Barbara Krein y la de Robert Nitche. Ambos eran
enviado a la VI Sección de la Seguridad del Reich¡,r\. · feligreses de su templo y señalaban ·en sus denun-
y en él se pedía informes sobre la vida 'y. actividades - cias que el pastor Schlag predicaba en sus oficios
del súbdito sueco Fran, Paakenen... 1 la paz y hermandad con todos los pueblos, -que cen-
suraba la barbarie de la guerra y el irracional derras
mamiento de sangre. La v_erificación objetiva ésta;-
bleció que el pastor se había entrevistado varias ve-
ces con el ex canciller" Brüning, que se encontraba
exiliado en. Suiza y mantenían buenas relacion~;
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posibl_e, pe.ro con una condición: primero usted re-
pero el expediente no ofrecía ningún dato que indi_~ co?oc1en~o su culpa, deberá desenmascarár ·a lo~ de-
case la existencia de una relacion política entre él
pastor y el canciller, a pesar de la investigación
a
mas servidores de la Iglesia que no son fieles nues•
tr~ Estado, Y segundo, nos ayudará en nuestro tra-
haustiva -llevada a cabo en Alemania y Suiza ... baJo futuro. ¿Acepta mis proposiciones?
Eismann no <:omprendía la razón· por la cual el »-Debo pensarlo. .
pastor Schlag estaba en el contraespionaje; ¿Po·r qué »-~(::uánto t~empo .neces~ta para ·pensarlo?
_no había sido enviado a la Gestapo? ¿Por ·qué los »-c.Cuánto ~1empo necesita -un hombre para pre-
hombres de Schellenberg se interesaban por él? En- pararse a ]JlOnr?
contró la respuesta en un pequeño informe adjunto »-:-Le _Propongo · que vuelva sobre mi proposición.
al expediente. En 1_933 el. pastor había viajado dos U~ted dice que, de todas formas, es un ñombre per-
veces a Gran Bretaña y Suiza para participar en con- '\J. , dido. ¿Acaso no es un patriota alemán?
gresos de pacifistas. l ~-Lo soy. Pero, ¿qué se debe entender por "pa-
«Se interesan por sus relaciones . -comprendió Eis- triota alemán"?
mann-, quieren sa,ber con quién se entrevistaba allí. »-La !idelida_? a nuestra ideología.
Por eso lo enviaron a la inteligencia, por eso· lo en- »-La 1deologia no hace un país.
tregaron a Stirlitz. ¿Qué tiene que ver Stirlitz con »-,-El nuestro vive de la ideología del Führer. ¿Aca-
todo_ esto? Le han encomendado una _tarea y la ha_ _,. so no es su deber, deber de guía espiritual, estar con
cumplido ... » . el pue?lo q~e profesa nuestra ideología?
Eismann hojeó el expediente. Los interrogatorios »-,-_S~ · pudiera discutir con us_ted en igualdad de
eran cortos. y secos. Quería encontrar algo que le cond1c1ones, sabría_ qué -contestarle.
permitiera ser más o_bjetivo, que hiciera que sus con- »-Le invito a una disc_usión de igual a igual.
clusiones fueran fundamentadas y dcicumentádasj pero »-Estar con . el ~~eblo es una· cosa, pero encon-
prácticamente no había nada que érn.:onfrar. El inte- trarse en una s1tuac10n y sentir que uno actúa justa-
rrogatorio había sido llevado a cabo en un estilo di- mente y de acuerdo a la fe es otra. -Estos dos facto-
ferente al estilo habitual de Stirlitz: ninguna bri- res pue?en o no coincidir. -Pero usted me propone
llantez, sólo mera ·rutina y rigidez. una sah~a que . ~o .corresponde a mis convicciones.
Eismann telefoneó a un archivo especial. Durante Ust~_? qu~ere utilizarme y hacerme firmar una decla-
largo rato nadie respqndió al teléfono. · , r~c10n . .s!n. embargo, usted hace la- proposición como
«Seguramente todos se han- ido al refugio», pensó y í s1 ~e d1ng1e_ra á un ser humano. _¿Por qué entonces
decidió colgar el auricular, pero precisamente en ese habla conmigo como con un ser humano si me .pro-
instante alguien descolgó. pone se_r un ;simple instrumento? Debe decirme: te
-Eismann de la IV Sección. Buenas tardes: Por fa. mat~mos o firmas este papel. Hacia dónde ·va Ale-
vor, dígame si en su archivo- aparece la grabación n:iama o en, qué lengu~je habla tiene poca importan-
del interrogatorio del pastor Schlag por el Standar- cia para m1: en esencia, ya soy un_ cadáver.
tenführer Stir-litz el 29 de setiembre de 1944. »---Se equ~voca. _No. es así por las razones siguien-
tes: no_ le Pl~O que firme ningún,_ ~hpel. Supongamos
que retire m1 prop~esta de que haga una declaración
en fa Prensa y ~ad10 _hablando en contra de sus her-
«-Quiero advertirle que usted está detenido; está manos de r~l~g1on opuestos a nuestro régimen. Pri-
:en las manos de la justicia del nacionalsocialismo: me~o _le ped1na que llegase a mi verdad. del nacional-
llamado a castigar a los culpables y defender al pue- soc1ahsmo y, después, si ve la posibilidad .de estar de
blo del .mal;· la salida de aquí a la vida normal es a~uerdo con esta verdad, que nos ayude en la me-
prácticamente imposible. Tampoco será posible una · dida en que creyese usted en ella.
, vida normal para sus familiares. Rectifico: todo. es·
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»-Si éste es un planteamiento, trate de convencer- ,,-Sólo hacemos la guerra. para asegurarnos el
me de que el nacionalsocialismo le· ofrece a1 hombre espacio vital.
más que cualquier otro régimen. »-¿Y mantener a uI1 .cuarto de población en los
»-Estoy dispuesto a· hacerlo. No obstante, tome campos de concentración es el bien o la vida armo-
en consideración que· el nacionalsocialismo es nues-. niosa por la que debo sacrificarme?
tro Estado, un. Estado guiado por las grandiosas ideas ,,-Se equivoca. En nuestros campos de· concen-
del Führer, mientras que ustedes, lcis hombres de la tración que, a propósito, no son armas de destruc-
fe, no le proponen ninguna alternativa a este Estado. ción (veo que usted utiliza la información enemiga),
· Sólo proponen . la perfección moral. no está la cuarta .parte del país. Además, en las puer-
»-Exactamente. tas de cada uno de nuestros campos de concentra-
»-Pero no sólo de perfección moral vive el hom- ción está escrito: "El trabajo hace libre." En los
bre, como tampoco vive sólo de pan. Queremos el bien campos de concentración educamos a las ovejas des-
para nuestro pueblo. Considerémoslo el primer paso carriadas, pero, naturalmente, los que no cometieron
en el camino qué llevaría al perfeccionamiento · mo- errores, pero eran nuestros enemigos, debían ser
ral ulterior de nuestra nación. aniquilados.
_ . »-Bien, en este caso sólo le preguntaré si cree us- ,,-Entonces, . ¿ustedes deciden quién es culpable-
· ted que los campos de concentración o los interro, . ante ustedes y quién no lo es?
gatorios que me hace a mí, un clérigo, es la conse- »-Sin duda alguna.
cuencia inevitable de su sistema estatal. »-Entonces, ¿ustedes saben de antemano qué l!S
,,___:Sin . duda alguna, porque lo estamos protegien- lo que quiere un hombre determinado y dónde se
do del odio de nuestra nación que si supiera que equivoca y dónde no sé equivoca?
usted es un enemigo del Führer, un enemigo de »-Sabemos lo que quiere el pueblo.
nuestra ideología, lo habría aniquilado físicamente.- »-El pueblo. ¿Y de qué está compuesto el pueblo?
»-Pero, ¿dónde está la causa y dónde el efecto? »-De gente.
¿De dónde procede el odio de la nación?, y si este »-¿Y cómo sabe lo que quiere el pueblo sin sa-
odio es el rasgo necesario del régimen que usted ber lo que quiere cada uno en particular? ¿O es que
defiende, ¿ desde cuárido. el odio se ha· convertido en usted sabe de antemano Jo que quiere cada uno,
· un factor positivo e independiente? No es el odio, dictándolo, .ordenándolo? Eso es una quimera.
es la reacción al mal. Si lo fundamental es el odio, si »-Se equivoca. El pueblo desea comer bien ...
el odio es para Ústed la causa y todo lo demás es »-¿Y la guerra para lograrlo?
efecto, en una palabra,· si usted conside_ra el mal »-E.spere. Desea buena comida, buena casa, auto-
como causa, ¿por qué quiere convencerme de que el móvil, una familia feliz y la guerra por conquistar
mal es el bien? esta felicidad. ¡ Sí, la guerra! ·
»-No, "el mal" lo ha dicho usted, yo dije: "el »-¿Quiere también que los descontentos se encuen-
odio del pueblo". El odio del pueblo que por primera tren en los campos? Si una cosa es inevitablemente
vez durante muchos años del humillante tratado de consecuencia de la otra, quiere decir que hay algo
Versalles, después de la tiranía de los banqueros incorrecto en su felicidad; porque la felicidad que se
judíos y los tenderos, obtuvo la posibilidad de una logra por este camino, ya no puede ser, desde mi
vida tranquila. El pueblo se encoleriza cuando al~ punto de vista, · una felicidad genuina. Tal vez yo
guíen, aunque sea un clérigo, trata de dudar de los vea las cosas de un modo diferente al suyo. Segura-
triunfos .que ha conquistado nuestro partido guiado mente; desde su punto de vista, el fin justifica los
por el gran Flihrer. medios. Eso mismo predicaban los jesuitas.
»::-Muy bien ... ¿V_ivir tr.anquilo y hacer la guerra »-Veo que usted, como pastor, no somete a revi-
es lo mismo? sión. el desarrollo total del cristianismo .. ¿ O se per-

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»-La violencia contra la herejía se practicó entre
mite condenar al ostracismo a ciertos Pt:ríodos . en ·ocho y nl!eve siglos, :¿no es así? Entonces, durante
el desarrollo de la doctrina ci:-isiiana, particularmen- . 800 ó 900 anos la violencia fue utilizada para desarrai-
te la inquisición? . . . . . ., . gar la violencia. Nosotros llegamos al poder en 1933.
»-Claro que en la historia del cnstiamsmo existio · . ¿Qué es lo que quiere de_ nosotros? En. on-ce años he-
la mqúisición y, desde mi punto de vista, el <:caso.· mos acabado con el desempleo, en once años hemos
de la nación española se debió a que los espanoles dado de comer a. todo~ los alemanes, pero .eso sí,
sustituyeron el fin· por t:l medio,- La inqui_sición, que con la violencia dirigida contra los inconformes. Us-
al principio fue establecida como un med10 para pu- ted lucha contra nosotros de palabra; pero si usted
rificar la fe se fue convirtiendo paulatinamente en. es un adversario tan convencido de nuestro régimen,
un fin en sí: Es decir, que la misma purificación, el ¿no sería· más lógico que se apoyase en. lq material
mismo acto de fe, la misma crueldad,· ~a _m_isma ~.¡' y no .en lo espiritual? Podría tratar de organizar al-.
persecución de los . inconformes que al principio se ' gún grupo anties~atal entre sus feligreses ·y luchar
.Planteaba como purificación a través de, l~ fe, _poco contra nosotros. Con volantes, ·sabotajes, ataques ar-
a poco acabó planteándose el mal como umco fm en mados contra determinados representantes del poder.
sí mismo. · . »-No, _nunca tomaría ese camino por la sencilla ri;1-
»-Comprendo; pero, dígame, ¿no ocurrió ':'- me- . . zón ... no porque tema a algo en particular;.. Simple-
nudo en la . historia del cristianismo que los mco:r;i- •· mente porque ese camino me parece por principio
formes eran· aniquilados por la Iglesia en nombre de inadmisible; si. comienzo a utilizar contra ustedes
que, por supuesto, los demás feligreses viviesen en sus mismos métodos, involuntariamente me parece-
paz? ría a ustedes.
»-Cierto; Se aniquilababa, como norma, a los he- »-Y si un joven ·de entre sus feligreses se le acer-.
rejes. Todas las herejías en la histori~ de~ cristia, · cara y dijera: "Padre, no. estoy de acuerdo con el
nismo son rebeliones basadas en un mteres mate- régimen y quiero luchar contra él."
rial. Todas las herejías en el cristianismo !'redican · »-No fo impediría. . / . .
la idéa de la desigualdad, en tanto que Cnsto pre- »Le dirá: '.'Quiero matar a un Gauleiter." Y el Gau-
dicaba la idea de la igualdad. La mayoría aplastan- leiter tiene tres hijas: una de dos años, otra de
te de las herejías en la h.istoria del .cristianismo se cinco años y otra de nueve años. Y una esposa que
basaban en que ·el tico no era igual al pobre, que el , · tiene paralizadas las piernas. ¿Cómo actuaría usted?
pobre debía aniquilar al. rico o conv1::~tirse en 1:1n »-No lo ·sé.
ríco y ocupar su lugar, mientras que la idea de Cns-. »-Si yo le pidiese información sob:re este joven,
to era que no había diferencias .. entr~ u_no y otro ¿no me diría usted nada? ¿No salvaría la vida de
hombre y que la riqueza· era tan translto~ia como la tres niñas pequeñas y de una mujer enferma? ¿O me
pobreza. Mientras Cristo trataba de apaciguar a los. ayudaría usted a mí? ·
hombres todas las herejías invocaban la sangre. Por »-No le diría nada, porque al salvar la vida. de
cierto, q~e la idea del mal es sie~pre característi~a unos, pudiera acabar inevitablemente con la vida
de las doctrinas herejes y la Iglesia luchaba con yio- de otros. Cuando se desarrolla una lucha tan inhu-
lericia contra las: herejías para que· no se. instaurara , mana, cada paso activo sólo puede conducir a un
fa violencia, para que no se introdujera en el código nuevo derramamiento de sangre. El único· camino de
moral del cristianismo. · _ un clérigo en ese caso es alejarse ·de la cr:ueldad, no
. »-Correcto. Pero cuando la Iglesia atacal>a la he- estar ·del lado del verdugo. Por desgracia, este ca-
rejía que suponía una violencia, ¿no estaba también· mino es pasivo, pero en este caso. cada camino ac-
admitiendo la violencia? . tivo conduciría a nuevos derramamientos de sangre.
»-La admitía, pero no hacía de ella un objetivo, . .»-Estoy seguro de que si le aplicásemos un inte-
no la justificaba.
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»-No depende. ¿A qué llama usted una traición?
rrogatorio de tercer grado, lo que sería a~ormenta- ,,,-La pasividad es una traición.
dor y doloroso, usted nos diría de cual9mer modo »-'-NO, todavía la pasividad no constituye una trai-
el apellido de ese jqyen. . . ción.·
»-¿Usted quiere decir que si me convierten en· »-Es más terrible aún que la traición ... »
un animal enloquecido por el dolor, haré lo que uste-
des quieran? Es posible que lo haga. Pero ya no se-
ría yo .. En ese caso, ¿para qué necesit~ usted -~abJar Eisrriann sentía que el edificio había empezado a
conmigo? Aplíqueme todo lo que quiera, ut1hceme sacudirse. «Es posible que estén bombardeando muy
como un animal o como una máquina ... cerca -pensó-. O están lanzando hoy bombas muy·
»-Diga, si se acércaran a usted ~l?unas personas, potentes... Una conversación muy extraña... Muy in-
enemigos malvados y locos, y le p_1d1esen _que fu~ra teresante, pero de un tono muy extraño ... »
al extranjero, a Gran Bretaña, Rusia, _Suecia o Suiza Llamó al oficial de guardia, que entró sudando, pá-
y se convirtiese en un intermediario y le piden qu~ lido y lí,vido.
lleve una carta, ¿le· parecería realizable esta peti- -¿Esta grabación es oficial o de control? ~le pre-
ción? guntó Eismann. _
»-El ser intermediario es un est_~do natural· para ...:...voy a verificarlo ahora mismo -contestó el hom-
mí. bre en voz baja. ·
»-¿Por qué? -¿Están bombardeando cerca?
»-Porque mediar entre los hombres en sus rela- -Nós han roto las ventanas ...
ciones con Dios es mi deber. La relación entre el hom- -¿No puede marcharse al refugio?
bre y su Dios es necesaria para que el hombre se -No -e-contestó el oficial-. Las instrucciones lo
sienta como tal en pleno sentido de la palabra. Yo no prohíben.
diferencio la relación entre el hombre y Dios de la Eismann quería continuar escuchando el resto del
comunicación entre un hombre y otro. En principio interrogatorio, pero el oficial de guardia le informó
es lo mismo: es la unidad. Por eso, cualquier me- . que Stirlitz no había grabado nada. Era una graba-
diación entre los hombres es natural para mí. La· ción que siempre se hacía de acuerdo con las soli- ·
única condición que establezco es que esta media- citudes del contraespionaje: así debía controlarse a
ción conduzca al bien y se realice por medios nobles. los funcioI!_arios del aparato· central...
»-¿Incluso si la mediación acarrease un mal para
nuestro Estado? . · ·
· »-Me obliga usted a decirle lugares comunes. Usted .-Bombas de una tonelada, por lo menos -dijo
sabe perfectamente que un Estado que se base en Schellenberg. ·
la violencia, yo, como clérigo, no puedo admitirlo. .-Sin duda -convino Stirlitz.
Naturalmente, quisiera que los hombres viviesen .de Sentía un fuerte deseo de salir del despacho y que-
un modo diferente al que viven. ¡ Pero si ·supiera cómo mar inmediatamente el papel que estaba en su car-
lograrlo! Quisiera que los hombres que hoy con~ti- peta: el informe sobre las negociaciones de los «trai-
tuyen el Estado ·nacionalsocialist~ ;onservaran la v1~a dores del SD» con Occidente. «Esta astucia de Sche-
y formasen otra entidad. No quisiera matar a nadie. llehberg -pensaba Stirlitz- no es tan sencilla como·
»-Para mí, la traición es terrible, pero aún más parece. Por lo visto, desde el principio le interesaba
terrible. la observación indiferente y pasiva ante la el pastor como una cobertura para el futuro. Es muy
traición y el asesinatb. sintomático que lo necesite precisamente ahora. Sin
»-En este caso, sólo puede haber un modo de el consentimiento de Himmler no lo haría.» Pero
participación: haciendo que cese el asesinato. Stirlitz sabía que sin mostrar ninguna prisa, bromean·
»-Eso no depende de usted.
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do, debía ponerse de acuerdo con . Schellenb~rg SO·:.
bre todos los detalies de la operación planeada. Míen-· ·. ·.. · Schellenberg acompañó· al Standar.tenführer hasta
tras mayor calma mostrase en estos momentos, más la puerta y, apretándole la mano, le dijo:
factible sería el éxito de su causa'... . -Si todo va bien, pudiera irse a las montañas cin-
-Creo que ya se están alejando .-dijo Schellen. co días .. Ahora es maravilloso esquiar. La nieve es··
berg, prestando atenció~. ¿O no? ¡:izu} y la piel se pone bronceada ... Dios mío, qué ma-·
-Se van a recoger úná nueva reserva de bombas ... rav1lloso, ¿no? Ya hemos olvidado tantas cosas ...
-No, estos van a divertirse ahora en las bases.,. -Nos hemos olvidado de nosotros mismos -con-
Tienen suficientes aviones para bombardearnos sin testó Stirlitz-, como un abrigo en- el ropero después
parar... De modo que usted cree que ef pastor vol- de una gran borrachera de· pascua. ·
vería, si tomásemos como rehenes a s.u hermana con -Sí, sí -suspiró Schellenberg-, como un abrigo
· los hijos... · en el ropero ... ¿Hace tiempo que no escribe poesías?
-Sin duda. -No· lo he intentado nunca.
..:-¿Y callará cuando lo interrogue Müller sobre si :_ Schellenberg lo amenazó con el dedo:
1
fue precisamente usted el que le pidió que viajara ~ · -Las pequeñas· mentiras engendran una gran des-
en busca de contactos? , - confianza, Stirlitz ...
-No estoy convencido. Depende de que sea él o · . -Lo juro :_sonrió Stirlitz- he escrito de todo
no quien lo interrogue ... menos versos: la rima me pro~µce alergia ....
......sería mejor que µsted se quedara con las cintas
magnetofónicas de sus conversaciones, y él... diga-
mos, pudiera exhalar el último suspiro durante un
bombardeo.
-Lo pensaré.
-¿En qué tiempo?
-Permítame analizar esta idea en todos sus aspec-
tos ...
-¿Pero analizarla ·en cuánto· tiempo?
-Trataré de proponer algo esta tarde .
. -Bien -dijo Schellenberg-. Ya se fueron ... ¿Quie- r
re café? . ·
-¡ Cómo no!, pero cu.ando finalice el asunto.
-Bien; Estoy contento de que lo haya comprendido
todo tan exactamente, Stirlitz. Será una -buena lec-
ción para Müller. Comenzaba a ser grosero. Haremos
su trabajo y le cogeremos la delantera ... Ayudaremos.
mucho al Reichsführer.
-¿El Reichsführer no sabe nada?
-NÓ ... digamos así, no... ¿Está claro? En general, ·
es muy agradable trabajar con usted ...
· -Para mí también;
-¿Por qué está tan molesto?
-No estoy molesto -rezongó Stirlitz-. Cuando
me siento molesto, soy mucho más tétrico.· Simple-
mente, estoy pensando.
' .

,ig-
.

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m,crsnsra '"""'"' me UN> """'V""
18~11-1945 (13 h 53 min)

Después de haber quemado su carta a Himmler,


Stirlitz salió del edificio en Prinz-Albrechtstrasse y
se epcaminó lentamente hacia el Spree. La acera es-
taba ya limpia, aunque durante la noche se habían
acumulado montones de ladrillos rotos. Ahora bom-
bardeaban· cada náche dos y hasta tres veces.
_«He estado al borde del fracaso -pensó Stirlitz-.
Cuando Schellenberg me encomendó al pastor Schlag,
lo que le interesaba era el ex canciller Brüning que
vive en la emigración en Suiza. Nada más. Le preocu-
paban las relaciones del pastor; por esta razón, Sche-
llenberg había liberado tan fácilmente al viejo, cuan-
do le dije que estaba dispuesto a colaborar con no-
sotros. Veía más lejos que yo. Contaba con el pastor
como la figura de mediación en su juego serio. Es
ridículo: ¿cómo puede entrar el pastor en la opera-
ción de Wolff? ¿Qué significa ésta operación? ¿A
guién beneficia? ¿Por qué puso Schellenberg la radio
~ienttas hablaba sobre el viaje de Wolff a Suiza? Si
teme decirlo en voz alta es que se planea algún ju~-
go en grande y que el Obergruppenführer Karl Wolff
está revestido de plenos poderes con el mismo ran-
go de Ribbentrop o Fegelein en la SS. Schellenberg
no podía ocultar lo de Wolff. Pude preguntar]e. ¿ Es
que se pued~ preparar una operación a ciegas? ¿ Será
posible que el Occidente quiera sentarse con Himn':t-
ler en una mesa de negociaciones? Himmler tien'e
fuerzas que lo siguen, ellos lo saben, y no tiene nin-
gún sentido entablar negociaciones con los que ca-
recen de fuerza. Sería increíble que se sentaran a
la misma mesa... Bueno... El pastor _será un anzuelo,

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una cobertura, Un conejillo de Indias. Eso es lo que
han pensado ellos. Pero tal vez no ~ayan tomado e1!
cuenta las sólidas relaciones que tiene Schlag .ªJh.
De modo que debo instruir al viejo para qu~ utll~ce
su influencia contra los mismos qu~,. con mi ayu a,
·ara'n allí Mi propósito era utihzarlo como. ca-
.lo envi · lo visto
nal de comunicaciones de rese~va,. pero, por '
debe desempeñar un papel mas importante; No .de-
berá comenzar a establecer contactos en Smza. Si ~e
doy mi leyenda y no la misión de. ScheHenberg, se. e INFORMACIÓN PARA UN ANÁLISIS (BORMANN)
acercara, n ·1os ·de·l Vaticano
· ' los mgleses y losl nora
teamericanos. Está claro. Debo pr~p~rarle ~na ~ye1;-
da que despierte gran interés hacia el, un mteres di- Nadie sabía nada sobre este hombre. Aparecía poco
ferente al que suscitan los demás alemanes qu~. han en los noticieros y menos todavía en las fotografías
llegado allí o sólo planean llegar. Veremos 9-men es al lado del Führer. Pe mediana estatura, cabeza re-
más fuerte. De todos modos, ahora lo_ que importa, donda, con una cicatriz en la mejilla como la de un
en primer lugar, es una leyenda para el, y en se~un- estudiante de antaño, trataba de ocultarse detrás de
do los nombres de los que aquí se oponen a Hitler las espaldas de sus acompañantes cuando los fotó:
y ~ Himmler, a quienes él debe representar. grafos hacían clic con sus cámaras.
Se decía que en 1924 había estado catorce meses
en la cárcel por un asesinato político, que fue pos-
teriormente indultado o que se había fugado de 1a
cárcel y pasado a la clandestinidad. Nadie lo sabía
con exactitud. Nadie lo conocía hasta el día en que
Hess voló a Inglaterra. Himmler recibió orden del
Führer de poner fin a «este maldito burdel». El Füh-
rer se- refiri9 de este modo a la oficina del Partido,
de la cual era jefe Hess, el único de sus miembros
que llamaba al Führer por su nombre y le decía «tú».
En· una noche los hombres de Himmler llevaron a
cabo más de 700 detenciones. Una parte de los dete-
nidos fue dejada en libertad más tarde, la otra fue
recluida en los campos de concentración por largo
tiempo. Entre ellos estaban los colaboradores más
cercanos de Hess, pero el ayudante principal del jefe
de la oficina del Partido, su primer suplente Martin
Bormann, no fue tocado. Aún más, resultó ser el hom-
bre que hasta cierto punto dirigía el brazo de Him-
mler: salvaba de la detención a la gente necesaria y
enviaba a los otros a los campos de concentración.
Al convertirse en sucesor de Hess, · nada· cambió
en él. Seguía callado como siempre, andaba con una
libreta de notas en el bolsillo para apuntar tódo cuan-

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to decía Hitler, y continuaba viviendo modestamente, y. aconseja:r la conducta, conveniente durante la au-
lejos de las· miradas ajenas. Era como siempre es. diencia. Organizaba a los visitantes de modo que sus
pecialmente respetuoso. con Goering, · Himmler y opiniones coincidiesen con las del · Filhrer.
Goebbels, pero, poco a poco, en. uno o dos años supo A. quienes se permitían discuti_r con el Filhrer, de-
hacerse tan necesario aLFilhrer que éste, bromean- . fendiendo sus propios puntos de vista diferentes a
do, lo llamaba «mi sombra». Supo organizar el tra~ Jos comúnmente aceptados, Bórmann trataba de que
bajo de tal modo que si Hitler se interesaba por al. nunca más pudiesen acercarse al Führer. ·
gún problema antes de sentarse a almorzar, ya a la . Era tartajoso, pero sabía escribir perfectamente
hora del café, Bormann le tenía preparada la res. ]os papeles necesarios; era inteligente, pero sabía
puesta. Todo era hecho además con calma, sin oi;:ultar su inteligencia bajo la ·máscara de una inge·
lestar y sin ningún efecto exterior. Cuando un día núidad tosca y directa; .tenía el poder completo, pero
en Berchtesgaden el Führer fue aplaudido y todo se sabía comportarse· como un simple mortal que «de-
convirtió en una manifestación inesperada, aunque . bería aconsejarse» antes de tomar una decisión im-
no por eso menos grandiosa, Bormann advirtió que portante ...
Hitler estaba parado a pleno sol. Al día siguiente, Precisamente a este hombre, a Martín Bormann,
en el mismo lugar, Hitler vio un roble, Bormann ha. en un correo secreto del SD con instrucciones de
bía oq~anizado en _una .noche el trasplante del enor. ·' «abrir personalmente», había llegado · la siguiente
me árbol... Hitler regañó a Bormann, pero en- el· r.arta:
fondo de su alma le agradaban estas atenciones de ·
su ayudante. Bormann le preparaba todas sus car- «Parteigenosse Bormann:
tas y revisaba todos los materiales que debían colo- »En su secretariado actúan hombres del SD, · des·
carse en .el escritorio del Führer. En una ocasión en conozco sus apellidos, pero _si. usted me lo encargara
que Goebbels envió a Hitler el álbum que glorificaba personalmente, podría averiguarlo. No estoy seguro
el valor de los aviadores, Bormann se lo devolvió con de que esta carta llegue a sus manos; pero si llega,
la siguiente· nota: «¿Vale la pena poner nervioso al quiero comunicarle a usted un asunto de importan·
Führer con esa burda propaga.nda ?» cía estatal. A espaldas del Führer, algunas personas
Bormann sabía. que Hitler nunca preparaba sus dis- que conozco han comenzado un juego con represen-
curs_os de antemano. El Filhrer confiaba siempre en tantes de las podridas democracias occidentales en ·
la inspiración y, habitualmente, le salían bien las im· Suecia y· Suiza. Esto se hace mientras se desarrolla
provisaciones. Pero Bormann, sobre todo durante los -za guerra total, se hace en los días en que se decide
encuentros con estadistas extranjeros, no olvidaba es- el futuro del mundo en los campos de batalla. Pu-
bozarle al Führer varias tesis sobre las que se debía, diera informarle todo cuanto se refiere a estas nego.
desde su punto de vista, concentrar la mayor aten- ciaciones traicioneras. Necesito garantías; porque si
c!on. Realizaba con mucho tacto este trabajo invi. esta carta cayera en manos del SD, me liquidarían
s1ble, pero de suma importancia y a Hitler no se le inmediatamente. Por esta razón no firmo. Le ruego
ocurrió ni una sola vez que otro le había escrito sus que si mi información le ha parecido importante, acu-
discursos importantes. Consideraba el trabajo de da mañana al "Hotel Neues Tor", frente al Museo de
Bormann comó el de un secretario, imprescindible Historia Natural, a las 13,U().
y oportuno. Una vez que Bormann se enfermó, Hit- »Un miembro del NSDAP fiel al Führer.»
ler sintió al segundo día que todo se le Iba de· las
manos y le mandó a su médico personal. Bormanri permaneció sentado largo rato con la
Con- respeto,· sin ocasionar mol~stias, Bormann sa· carta en la mano. Varias veces estuvo a punto de
bía averiguar quién y con qué problema acudía a vi- tomar et teléfono para llamar a Müller, el jefe de
sitar al Führet y sabía qué, a quién y cómo decir la GestaEP .. Müller estaba en deuda con él y sabía

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!;]~I :ht~¡:13:E::~L~;f·1
tratado de evitar la violencia; Pero a cada hombre k
llega el momento en que" ya .no puede aguantar más.
Si usted me am_enaza con fa muerte, me obliga a res-
viera y comenzó a servirlo cuando se convirtió en t> ponderle. Pero i?cluso aunque haga el mal, no quie-
el Partido estatal de Alemania. Hasta 1939, Müller • ro llamarlo el bien. La· diferencia entre nosotros está ·
estuvo fuera del· Partido: los colegas del servicio de en que usted hace el mal y lo llama el bien y_ yo, si
seguridad no pudieron perdonarle su celo en los tiem- · hago el mal como respuesta, lo hago consciente de
pos de la República de Weimar. Bormann, precisas ·1 que. estoy haciendo el mal. .
mente Bormann -Müller lo. sabía perfectamente-, . . »,-Dígame, ¿no ha sentido miedo durante estos
· lo había ayudado a entrar en las filas del Partido, ·. dos meses que ha pasado en nuestra cárcel?
responsabilizándose por él personalmente ante el Füh, ~,i.J · »-He sentidc:. miedo en cada uno de estos once
rer. Pero Bormann nunca permitió que Müller se le f años en que han estado_.ustedes en el poder. ·
acercase demasiado. En el·· fondo no confiaba mu- »-Eso es demagogia. ¿Tuvo miedo durante el
cho en la gente de la SS. Todos ellos, de una manera tiempo que ha pasado en la celda, en la cárcel?
u otra, trabajaban para Himmler. Analizaba a Mü- »-Por supuesto.
ller sopesando sus propias tácticas para atraerlo, es »..-Por supuesto. ¿Y le gustaría entrar allí de nue-
decir,. llegar hasta el final, informándole incluso so- " vo, si por ejemplo, lo hubiéramos soltado?
bre lo más sagrado. De otra forma el juego no val- »-No, No quisiera tener que ver nada con ustedes.
dría un comino. »-Muy bien. ¿Pero si le pongo como. alternativa
«¿Qué significa todo esto? ~pensó Bormann por a su liberación que mantenga· buenas reladones con-
enésima vez examinando la carta-. ·¿ Una .provoca- migo, netamente humanas?
ción? No puede ser. ¿La ha escrito un enfermo men- »..-Naturalmente.. Las relaciones . buenas y huma-
tal? Tampoco, se parece tanto a la verdad .. , ¿Y si nas con usted serán para mí una manifestación na-·
trabaja en la Gestapo y está Müller también en este tura! de mi opinión sobre los hombres, simplemen-
juego? Las ratas huyen del barco que naufraga. Todo te. En la medida en que se acerque a mí como un
es pósible ... En cualquier caso, puede resultar una hombre y no como funcionario del Partido nacional-
carta de triunfo contra Himmler.. Entonces, sin tener· socialista, usted s_erá un amigo para mí; ·
que preocuparme por este canalla, podría transferir t ,,.,_,.Pero me. acercaría a usted como un hombre que
tranquilamente todos los fondos del Partido a los le ha salvado la. vida.
Bancos ¡;le países neutrales a nombre de mi gente y »-Por supuesto.
no de la suya ... » . »-Usted lo recordará.
Bormann reflexionó largo rato sobre esta carta, »-Naturalmente.
pero no lograba llegar a ninguna conclusión defi- ~'-Es~á.· ~e. m~s decir que no obtendrá una parro-·
nitiva. . qma. Vivira aleJado del mundo. ¿Puede prometerme
que no comenzará a predicar?
»-¿Cómo puedo oponerme a sus exigencias?
Eismann volvió a poner en marcha la grabadora. " >>-,-Teadrá que agradecerme su liberación si es que
Fumaba sin prisa, escuchando con atención la voz puedo lograrla.
un poco apagada de Stirlitz. . »-¿Me ayuda usted como a un ser humano de
«-¿Por qué no realiza usted acciones violentas acuerdo con su criterio personal y libre, o tiene aÍgún
contra nosotros? Respóndame con toi;la sinceridad. · plan de n;lación conmigo? ·
Le prometo que nuestra convers~ción no irá más allá ,~Tengo un plan para usted.
de los límites. de este despacho. . »-En ese caso, debo saber si el objetivo· que per-
»-Tal vez porque yo personalmente siempre he sigue es bueno; en caso contrario me sería difícil con-
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testarle positivamente. era posible inferir de su expediente si había acep-
»-Considere que mis objetivos son sobradamente . tado trabajar para el SD o StLiiberación se había de-
honestos. bido a otras causas incomprensibles. Sólo constaba
,,_¿Qué quiere de mí? . · , . la orden verbal de Schellenberg: liberar, a Schlag y
»-Tengo amigos en el aparato estatal. C1ent1f1cos, p0nerlo bajo la supervisión de Stirlitz. Eso era todo.
funcionari<:>s del Partido, militares, periodistas, mu~ No había nadá más. Eismann. se levantó y comenzó
cha gente. Quisiera que usted,. si por supuesto yo lo- a pasearse por el 'despacho. Estaba inquieto y una sen•
grara convencer a nuestros jefes· de liberarlo, con- · sación extraña crecía en él, la sensación de su insig-
versara con todos ellos. No le pediré informes sobre nificancia y debilldad.
esas conversaciones. Claro que no respondo si en el Media hora más tarde le trajeron el último docu•
cuarto contiguo se colocasen. micrófonos, pero usted· mento: después de su salida de la cárcel, con el pas-
· podría irse al bosque y conie~sar allí. .1:~ único que tor Schlag trabajaba el agente especial de la VI Sec-
me interesa es conocer despues su op1mon sobre la ción, Klaus.
medida de mal o bien que, desde su punto de vista, -¿Dónde están sus materiales? -preguntó Eis-
encuentre en estos hombres. ¿Puede usted hacerme mann.
este favor de amigo? _ i.. -Mantenía relaciones directas co·n el Standarten-
»-Sí... Sí, por supuesto... Pero debo .hacerle va- "" führer Stirlitz.
rias preguntas sobr.e por qué me hace este tipo de -¿Cómo?, ¿no quedaron grabaciones?
proposiciones. . -No -le respondieron del archivo-. En interés
»-Pregunte. de la op~ración no se "hicieron grabaciones ...
,,_Q confía demasiado en mí y me pide apoyo en -Encuéntrenme a ese agente -ordenó. Eismann-.
algo en que no puede pedir apoyo a nadie, o me pro- Pero de ·modo que lo sepan sólo tres personas, usted,
voca. Si me provoca, nuestra conversación ha en- yo y él... ·
trado en un círculo vicioso.
»-¿Qué quiere decir?
»-Que otra vez dejaríamos de hablar un lenguaje Kaltenbrunner llamó a Müller y le pidió que le en-
común. Vuelve usted a ser un funcionario y yo un viára a Praga, al general de la SS Krüger, la orden
hombre que ha escogido el camino más accesible f secreta del Führer. ·
para no llegar a convertirse en funcionario. -Si no, fracasará en Praga lo mismo que en Cra-
»-¿ Cómo puedo convencerlo de que no lo estoy covia. Lea también usted este documento que es la
provocando? . • muestra del valor y el genio de Hitler.
»-Solamente mirándome a los ojos.
»-Considere que usted y yo nos hemos intercam-
biado cartas credenciales.» «Orden del ·Führer.
»Asunto: Destrucción de los objetivos en el terri-
torio de Alemania.
-Quiero un informe sobre la conducta def pastor ~\ · »La lucha por la existencia de nuestro pueblo· obli-
en la cárcel -ordenó Eismann al terminar de escu- ga · a utilizar también en el territorio de Alemania
char la cinta-. Todo sobre su carácter, contactos, todos los medios que puedan debilitar el potencial
conversaciones con los presos, preferencias ... En una militar del enemigo y demorar su avance. Es nece-
palabra,.-el máximó de detalles. · sario aprovechar todas las posiblidades para, direc-
El informe Je ft.ie entregado una hora más tarde. Re- ta o indirectamente, causar ·las .máximas pérdidas a
sultó ser sumamente inesperado. En enero de 1945 las fuerzas enemigas, Sería erróneo suponer que des-
el pastor Schlag había sido liberado de la cárcel. No pués que reconquistemos los territorios perdidos, pue- .

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· _ . -- · ----,·~
j}::;cino casual en el vagón del Metro: hubier~n podido
dan usarse nuevan1e_nte las vías de comun~cac~ones } ·e vigilar al lechero y al vecino, si_n que élio advirtiera,
no destruidas antes de la. retirada O que e~tuv1er~n;, - y así lo hubieran lanzado bajo un golpe imprevisto.
temporalmente. fuera de servicio, empresas mdustna~ ••. 1 precisamente por esta razón, Stirlitz prefería usar el
les y servicios comunales. A su retirada, el enemigo ·' coche: evitaba contactos innecesarios y casuales. Pero
sólo_ nos '.dejará fa. tierra arrasada sin tener en cuen- creía al mismo tiempo que aislarse totalmente del
ta las necesidades de nuestra población. mundo era una estupidez. Podía recibir una deter-
. »Por esta razón ordeno: minada tarea y un cambio brusco en su conducta po-
día poner en guardia a los que lo vigilaban y el hecho
»l. Que todas las vías. de comunicáciones que se de que en el Reich se vigilaba a todo el mundo no
encuentren en territorio de Alemania, empresas in- era un secreto para Stirlitz.
dustriales y servicios comunales, así comó las reser- , Visitaba frecuentemente los museos. Primero, por-
vas de materiales que el enemigo pudiera utilizar de _1r_' que al!í, por lo generaI, había poco público, los loca.-
cualquier forma, se ·destruyan inmediatamente o des- les eran resonantes y· a 1tos, y porque en una sa 1a po-
pués de transcurrido el tiempo prudencial.. día .oír si alguien lo seguía. Además, en· los museos
»2. Que hagan responsables de la destrucción a las trabajaban· los guardianes que, por regla general,
comandancias militares de todos los objetivos mili- eran confidentes de la Gestapo del distrito, de modo
tares (incluyendo las instalaciones en carreteras y los que él siempre se presentaba de uniforme para que
medios de c01:nunicaciónes), los Gauleiters y comi. éstos pudieran confirmar con ·quién estaba, cuándo
sarios estatales de la defensa, de todas las empresas y qué tiempo. _Pocos _miembros de la SS visitaban
industriales, servidos comunales y reservas de ma- museos. Así que era -imposible que olvidaran su !u-
teriales de cualquier tipo. Las tropas deben prestar . josa uniforme de coronel.
la ayuda necesaria a los Gauleiters" y comisarios es- Pensaba minuciosamente todos los _detalles. Los
tatales de la defensa para que se cumplan las tareas hombres de su profesión se ·quemaban habitualmen-
planteadas, te por puras bagatelas. Precisamente, volver a· elabo-
· »3. Esta orden debe comunicarse de inmediato a rar los detalles lo había salvado del fracaso. En este
todos los jefes. Todas las. órdenes que contradigan mundo no hay- pequeñeces, simplemente hay hom-
esta orden dada carecen de validez. · bres despiertos y hombres torpes.
»Hitler.» Stirlitz miró maquinalmente al espejo retrovisor
y silbó con asombro. El «Wanderer» que se había
acercado en las inmediaciones . de Kurfürstendamm
Stirlitz conducía lentamente hacia el lugar donde continuaba ·siguiéndolo con insistencia. Stirlitz apre-
debía encontrarse con Bormann; tenía muchas espe- tó l;>ruscamente el acelerador.· El «Horch» arrancó
ranzas en .que este encuentro se realizase, ya. que el con fuerza. Como una flecha, Stirlitz siguió hacia
cebo en el anzuelo era tentador. Dobló varias veces Alexanderplatz, después dobló por Bergstrasse, y al
por las mismas calles al acecho de que alguien pu- pasar el cementerio, dio vuelta a Veteranenstrasse,
diera seguirlo. Era una precaución que tomaba. ma- miró hacia atrás y comprendió que la «cola» (1) -si
quinalmente; nada en los últimos días le había pa- ,~ era una ,;cola»- se había quedado atrás. Stirlitz dio
recido sospechoso. Ni una sola vez despertó en me- otra vuelta de control, pasó delante de su taberna .
dio de la noche, como solía ocurrirle antes cuando preferida, «El Grosero Gottlieb», y como todavía le
en las .yemas de los dedos, en el pelo, en todo su ser quedaba tiempo, decidió detenerse.
presentía el peligro. Entonces permanecía largo tato «Si se me acercan de nuevo_-pensó-, quiere decir
acostado con los ojos abiertos, sin encenc,ler la luz,
analizando minuciosamente cada minuto, cada pala- (1) Vigilancia. - N. del T.
bra dicha a cualq!,liera, incluso al lechero o a un ve-
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q1;1e ha ocurrido algo. Pero, ¿qué ha podido pasar? ¿Estaré viendo visiones? ¿Y este "Wanderer"?»
Bien, ahora me sentaré, tomaré un coñac y pénsaré Salió,. se sentó al volante -y se encamino sin prisa
en lo que haya podido ocurrir:» ·. · a Jriyalidenstrasse, hacia. el Museo de Historia Natu-
Le gustaba mucho esta taberna antigua. Se llama. ral. Allí, al lado del hotel· «Neúes Tor» lo debía espe-
. ba «El Gro_sero Gottlieb» porque su dueño recibía a rar Bormann una hora después. Tenía de burlar. la·
todos los huéspedes del mismo modo, independien- vigiláncia si la «cola» éontinuaJ,a.
temente de rango, título o posición social. Les gri- Conducía muy lentamente, mirando a cada rato al
taba: espejito: el «Wanderer» negro ya no lo estaba si-
. -¿A qué has venido, verraco grasiento? y esta mu~ guiendo. , . .
J~r. con c;¡_ue andas... ¡ Un barril de cerveza, una vaca «¿No se:rá que/Schellenberg ha deci>1ido tantearme
v1eJa, la teta -de una jirafa enferma! · antes de la· operación con Schlag? -pensó-. Es tam-
.Poco a ~oca Stirlitz se dio cuenta de que con los r-· __ ;
bién una J,u~á' explicación. ¿O será que los nervios
clientes n:ias respetados Gottlieb empleaba las pala- rxie fallan? ·
brotas mas groseras .. Por lo visto, así también se ex- Miró de nuevo al espejito. No, la calle estaba de-.
presaba el respeto, un respeto a la inversa sierta. Aprovechando la . tranquilidad. pe las aceras,
Gottlieb recibió a Stirlitz distraídamente; ··· los niños se perseguían en. patines y se reían sono-
-¡ S?lud, cretino! ¡ Ve a atragantarte de cerveza! ramente. Las colas de gente se apretaban contra las
Surhtz le apretó la mano, le dio dos marcos y s~ paredes desconchadas de las casas: Esperaban la
sentó a la primera mesita de roble, detrás de .la co- ·. carne.
lumna donde estaban escritas las maldiciones de los Stirlitz dejó el. coche a un lado de la .clínica Cha-
pescadores de Mecklemburgo, indecentes y cínicas rité y atravesó el gran parque del hospital hasta el
que gi.!~taban .sobre todo a las esposas envejecida~ museo de la Invalidenstrasse. Aquí todo estaba tran-
de los mdustnales. quilo y en silencio, ni una sola persona . en la calle.
«¿O;té es lo qüe P!,tdo suceder? _:;:pensó sorbiendo Escogió especialmente este lugar. Todo se veía como
su conac-. No espero ningún nuevo enlace; en esto en la palma de la mano. .
no puede haber falla. ¿Tal vez cosas viejas? De lo «Bueno, podían enviar a su gente al hotel. Si Bor-
nueyo ~o pue?en e~tar al tanto, el sabotaje aumen- mann lo comunicó a Himmler, lo. harán asL Si no, sus·
ta, Jam~s babia habido tanto en Alemania como aho. hombres se pasearán por aquí, por la entrada, o por
ra, Erwm:·· Espera. ¿Y si ellos hubieran encontrado la acera de enfrente, haciendo el papel de científi-
el transmisor?» · cos ... »
Stirlitz sacó los cigarrillos, pero precisamente por Stirlitz no iba hoy vestido de militar.. Se puso los
su desesperación de aspirar una buena bocanada se lentes con la gran montura de carey y se caló la boi-
contuvo de fumar. Sintió deseos "de ir inmediatam~nte na hasta la .frente. Sería difícil ser reconocido de
a la casa de Erwin y Katy. lejos. A la ei:itrada del museo, en el vestíbulo, había
«He cometido un grave error -pensó--.:.. Debí ha- una gran piedra de malaquita de los Urales y una
b.er buscad~ _e~ t?~os los hospitales, quizá fueron he- amatista del Brasil. Stirlitz siempre se detenía junto
ndas. Conf1e mut1lmente en los teléfonos ... Tengo a la amatista brasileña, pero ad.miraba la piedra pre-
que ocuparme d~ esto tan pronto haya hablado con ·' ciosa de los Uraies.
Bo~mann... Él tiene que venir a mí. Cuando se les Después, sin prisa, pasó a través. de una enorme
apnt:ta, se ~uelven democráticos. Cuando -están bien . sala con las ventanas rotas. Allí estaba la maqueta de
son macces1bles; pero, cuando presienten el fin s~ un dinosaurio singular. Desde este lugar podía obser-
hacen cobardes, bonda~osos Y. democráticos. Ahora var_ bien la plaza frente al museo y el fondo del hotel.
debo posponerlo todo, incluso Erwin y Katy. Ahora Todo estaba tranquilo y en s_ilencio, ·era demasiada
tengo que .ponerme de acuerdo con .este verdugo, tranquilidad y silencio. Él estaba solo en el museo.
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Ahora esto le perjudicaba. Stirlitz oyó ruido de muchas voces y pasos, muchos
Se. paró junto a una muestra curiosa: trece etapas pasos resonantes. «Es la redada», cruzó como lln re-
del desarrollo del cráneo. El cráneo número ocho, el lámpago por su mente. Pero luego oyó voces infan-
del babuino; el nueve, el del gibón; el diez, el or~n- tiles y se volvió: la maestra con gastados zapatos de
gután; el once, el del gorila; el doce, el del chim- hombre limpios hasta brillar, había traído a sus
pancé; er .trece, el del hombre. _ , alumno~ de sexto. grado para darles una lección de
« ·Por qué el trece es del hombre? Todo esta con- botánica. Los muchachos miraban las muestras fas-
tra \1 hombre, hasta las cifras -sonrió-. Si fuera cinados y sus rápidos susurros parecían de alarma.
el doce o el catorce, pero no, precisamente el trece ... Stirlitz miraba a los niños. Caras cenicientas, na-
Estoy rodeado de monos -continuó -pensando, de- rices .afiladas, ojos desprovistos de la maravillosa
morándose jun'to al gorila disecado Bobby-. ¿Por malicia infantil. Escuchaban a la maestra con aten-
qué los simios están rodeados de tadto cuidado?» ci6n, de manera muy adulta.
En la placa estaba escrito: «El gorila Bobby fue « ¿Qué maldición gravita sobre este pueblo? -pen-
traído :a Berlín el 29 de marzo de 1928 a la edad de . só Stirlitz-. ¿ Cómo unas ideas absurdas pudieron
tres años. Murió el 1 de agosto de 1935: Estatura: 1 me- lanzar a estos niños al horror y al hambre? ¿Por qué
tro 72 cm; peso: 266 kilos.» - la idiotez de la ideología de los nazis, que fueron a ·
«No se nota -pensaba Stirlitz, examinando al go- · esconderse en los Bunkers donde hay reservas de
rila por enésima vez-. No parece gordo. Soy más chocolate, sardinas y queso, coloca como un escu~o
alto y peso sólo 72 kilogramos.» . a estos frágiles cuerpos de muchachos? Y lo· mas
Se alejó como si fuese a observarlo de leJos y ~e terrible: ¿quién inculcó en estos niños la ciega segu-
paró junto a una gran ventana desde donde se veia ridad de que el sentido supremo de la vida es morir
la. acera opuesta de la Invalidenstrasse. Stirlitz con- por los ideales del Filhrer?»
sultó el reloj. Faltaban veinte minutos 1Jara la entre- Salió por la puerta de emergencia a la una y cin-
vista. · · co. No había nadie al lado del hotel. A través de los
Precisamente ahora debería venir_ el agente Klaus. patios traseros se encaminó al Spree, volvió sobre
Esa mañana le había enviado _a través de su _oficina sus pasos, montó su automóvil y se marchó a la ofi-
una carta cifrada. Todos sabían que él se entrevis- _ cina, al SD. Al_ regreso, tampoco vio ninguna «cola».
taba con sus agentes en los museos; sería una justi- «Algo no ha funcionado -se dijo-. Ha pasado algo
ficación si alguien se interesara por su aparición aquí. raro. Si Bormann hubiera estado allí, lo hubiera vis-
Al llamar a Klaus lo hacía con dos objetivos: el· prin- to. Tal vez no había ninguna "cola",· simplemente me
cipal era una coartada por si· liorman1: le había ha- asusté ... »
blado a Himmler de la carta y éste hubiera ordenado
«peinar» todo el barrio y todos los edificios; el se-
gundo era presentar una vez más, aunque de m~do
indirecto, la coartada en el asunto del desaparecido Bormann no había podido salir del Bunker. El
Klaus. Führer pronunciaba un discurso, en la sala se en-
Stirlitz pasó a la sala contigua; en la Invaliden- contraba mucha gente y Bormann estaba detrás, de .
strasse no había nadie. Aquí se detuvo junto a una pie, un poco a la izquierda del Führer. No le había
muestra rara encontrada en los bosq~es de Weden- -sido posible marcharse durante el discurso. Habría
schloss en el siglo XVIII. De un trozo de árbol sobre- sido una locura. Aunque deseaba acudir a la cita con
salían los cuernos de un venado y una parte del crá- la persona que le había mandado la carta, no pudo
neo aplastado. Sin duda el fuerte animal había erra- salir del Bunker más que a las tres.
do el golpe durante amorosas batallas primaverales «¿Cómo encontrarlo? -pensaba Bormann, ya de
y en vez de embestir a su rival embistió a Uf! árbol... regreso a la oficina del partido-. No arriesgo nada
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12- DIECISIETE
bib. estrella roja khalil.rojo.col@gmail.com INSTANTES DE UNA PRIMAVERA
con verlo y en cambio pierdo mucho si rechazo . la -Prefiero que me llamen «Müller» -dijo el jefe
entrevista.» de la GestapO-:.. Es conciso, modesto y elegante ...
Dígame, ainigo.
Schellenberg tapó el teléfono con la mano y miró
«Del D-8 a Müller: a Stirlitz.
-Sí. Dígaselo directamente -dijo Stirlitz-. Si no
»Estrictamenté confidencial. Ur¡.a sola copi~. El se escabulliría como un zorro... · · '
automóvil "Horch", matrícula BKR 821, pudo burlar -Amigo -dijo Scheilenberg-, me ha venido a ver
la. vigilancia en la zona de Veteranénstrasse: Al pa- S_tirlitz,. ¿se acuerda_ de él.,.? ¿Sí? Mejor. Está hasta
recer, el chófer se di_o cuenta de que nuestro coche cierto punto desconcertado: o lo siguen los bandidos ·
lo seguía. De· acuerdo con sus instrucciones no ·10 porque él vive solo en el bosque, o eran sus mucha-

r
perseguimos, aunque nµestro motor reforzado nos chos. ¿ Puede usted · _ayudarnos a· esclarecer este
permitía hacerlo. Después de haber transmitido· al enigma?
servicio H-2 la dirección que llevaba · el "Horch" -¿Qué automóvil tiene? -preguntó Müller saca~-
BKR 821, volvimos a la base. D-8.» do de la carpeta las hojas con l_os informes. ·
-¿Qué automóvil tiene usted? -preguntó Sche-
llenberg tapando de nuevo el auricular con la mano.
«Del B-192 a Müller: -Un «Horch».
-No tape el teléfono con la mano -dijo Müller-.
»Estrictamente confidencial. Una sola copia. Des- Que hable Stirlitz. ·
pués de reiniciar la vigilancia del automóvil "Horch" -e.Es usted omnividente? -preguntó Schellenberg.
matrícula BKR 821, mis agentes. comprobaron q_u~ -Naturalmente, ·
el propietario de este automóvil entró a las 12 27 Stirlitz cogió el auricular y dijo:
en el edificio del Museo de Historia Natural; Co~o -¡ Heil Hitler!
usted nos había advertido sobre la elevada prepara- ;-Buenos días, amigó -contestó Müller-. ¿La ma-
ción profesional del objetivo de la vigilancia, decidí tricula de su coche es por casualidad BKR 821?
no seguirlo uHlizando visitantes del museo. Ordené a -Exactamente, Obergruppenführer ...
mi agente Ilse que trajera a los alumnos del sexto -¿Dónde comenzaron a seguirlo? ¿En Kurfürsten-
grado a dar una clase en. las salas -del museo.· Los damm? ·
datos sumini!;trados por Ilse permiten afirmar con -No. En la Friedrichstrassé.
plena seguridad · que el objetivo no estableció con- -¿Pudo usted budarlos en la Veteranenstrasse?
tacto con nadie. Se adjunta el plano de las muestras -Exactamente.
donde el objetivo se demoró más tiempo .. El· objetivo -¿Se dio usted cuenta en_ seguida? ·
abandonó el local a las 13,04 por la puerta de emer- -Por supuesto.
gencia que habitualmente utilizan los empleados del Müller se rió:
museó. B-192.» · · -Les voy a torcer el pescuezo. ¡ Mal trabajo! No
se. preocupe, Stirlitz, no lo. seguían los bandidos. Era
mi gente. Deben se~ir a un «Horch» muy parecido
Müller guardó lcis informes en una carpeta y des- al suyo: Es de un latinoamericano. Siga viviendo
colgó el teléfono. como siempre, pero si lo confunden de nuevo con
-Habla Müller -dijo. el latinoamericano y me dicen que frecuenta· el «Zi-
-Al «camarada» Müller lo saluda el «camarada» geunerkeller» en Kudamm, no voy a tirarle la toalla ...
Sé:hellenberg, -bromeó el jefe de los servicios secre- El «Zigeunerkeller» (La bodega gitana) era una
tos políticos-. ¿O prefiere que lo llamen «míster»? pequeña taberna prohibida a fos militares· y miem-

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municaba que el «objetivo»· pasaba su. tiempo _libre
bros del partido. . en. los museos, y que, de cuando en cu~do,. titaba
-¿Y si tengo qüe frecuentarlo por próblernas de ·· allí.a sus agentes. Hóy en particular ~abia citado a
trabajo? -preguntó Stirlitz. . Klaus que no se presentó a la entrevista,_ .
-:-De todos modos · _:,,.dijo Milller sonriendo-; si «Sujeto interesante '-:-pensó Müller de SHrhtz-, es
quiere entrevistarse con su gente en luga_res raros, inteligente y muy interesante. No esp_eraba. .tant~ sa-
vaya mejor ,i.l «México». .. . biduría de Kaltenbrunner. Si pudiera t~l:>aJar cmco
Era una taberna «especial» de Müller, donde tta, años más, se convertiría en un Fouche, por lo me-
bajaba el contraespionaje. Stirlitz lo sábía por · Sebe; nos.»
llenberg que naturalmente no debía decirlo. Existía
una circi.1lar prohibiendo la visita a esta taberna a
los miembros del partido y militares. Los charlata-
nes ingenuos se consideraban allí totalmente segu- . .
ros, sin suponer siquiera que cada mesita era escu- - ·•.·
chada por la Gestapo. 1
-En este caso, gracias -contestó Stirlitz-: Si me
lo permite, citaré a mis .hombres precisamente en el
«México». Pero si me ponen el pie en el cuello, ten-
dré que pedirle socorro.
-Desde luego. Siempre ·me alegra verlo, amigo.
¡ Heil Hitler! .
Stirlitz volvió a su oficina con una sensación de
incertidumbre. En sentido general, creía en las pala-
bras de Müller porque había mostrado sus cartas.
¿Pero .no las mostraba demasiado? El sentido del
límite es ef punto clave de cualquier trabajo, sobre
todo en el contraespionaje. A veces incluso la exce-
siva desconfianza le parecía a Stirlitz más aceptable
que la excesiva sinceridad. Como precaución, esa
noche pidió el coche de la oficina para ir a resolver
un asunto importante.

«Qe Werner a Müller:

»Estrictamente confidencial. Una sola copia. Hoy·


a las 19,42 el objetivo llamó el automóvil de la ofici-
na BKH 441. Pidió al chófer que lo llevara a la pa-
rada del tranvía MiÜelpJatz .. Aquí se apeó. 'Los es-
fuerzos de encontrarlo en otras paradas no dieron
resultado. Werner.»
Müller guardó el informe en su sobada .carpeta
donde se encontraban los asuntos más secretos e ·
importantes y volvió a leer los documentos sobre
Stirlitz. Marcó con lápiz rojo el punto donde se co-

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LA MEDIDA DE LA CONFIANZA

El Obergruppenführer SS Karl Wolff entregó la


carta al piloto personal de Himmler.
-Si derriban su avión -dijo con voz suave-, en
la guerra todo puede suceder, usted debe quemar
esta carta antes de desabrocharse las correas del pa-
racaídas. ·
-No podré quemarla antes de desabrocharme las
correas del paracaídas -contestó el piloto con pe•
dantería-, porque el paracaídas me arrastrará por
tierra. Pero lo primero que haré después de desabro-
charme las correas será quemar la carta.
-Bien -sonrió Wolff-, aceptando. Recuerde que
·también debe quemar la carta si lo derriban en el
territorio del Reich.
Karl Wolff .tenía todas las razones para su extre-
ma precaución. Si la carta cayese en manos de cual-
quiera, a excepción de Himmler, su destino sería
trágico.

Siete horas más tarde, Himmler abría la carta.

¡Reichsf ührer!
Inmediatamente después de mi regreso de Italia
comencé a el'aborar el plan de contactos con Du,lles;
no en el aspecto organizativo, sino más bien en el
estratégico. Los datos de que disponía aquí, me per-
mitieron llegar a la conclusión principal: los aliados
están tan preocupados como nosotros por la perspec-
. tiva real de la creación de un gobierno comunista
en Italia del Norte. Inclusive si este gobierno se crea-

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se de modo netamente simbólico, Moscú lograría el
camino directo hacia La Mancha a través de los co- ~~rilli fue en ~l pasado reP.,resentante de una compa-
munistas de_ Tito y con ayuda de los líderes comu- nza norteamer!cana_ y sus COl'Jtactos con Estados. Uni-
nistas italianos y de Maurice Thorez, Esto supone . dos son ampliamente conocidos, aunque siempre ha
la amenaza real de que pueda crearse un «cinturón apoyado el régimen del duce. Su suegro ·es un im-
de bolchevismo» desde Belgrado, a través de Génova po7:t~n.te banquero ,libanés relacionado con el capital
hacia Cannes y ·París. ' britanico Y f rances. La conversación de Zimmer
Mi ayudante en esta operacion fue Eugen Doll- con Parilli resultó ser pretexto suficiente para que ·
.mann; su madre, a propósito, es italiana y tiene am- Dollm(J.nn, después de citar a Guido Zimmer a un
plias relaciones enire la más rancia aristocracia, pro- a¡iar~amento secreto, le expusiera todos los datos
germana pero antinazi. Sin embargo, para mí las reunidos en contra suya. «Son suficientes para man-
nociones de «Alemania» y «nacionalso.cialismo» son 'd~rlo en seguida a la horca -le dijo a Zimmer-;
i1:separables y_ dado que los puntos ·de vista germanó- ,solo un~ cosa puede salvarlo: la lucha honesta por
fllos de· la señora Dollmann prevalecen sobre los de- Alemania. En esta lucha son importantes también
más, creí conveniente utilizar a EÚgen para elaborar las bat_allas diplomáticas e invisibles.» En una pala-
los ~etalles de la operación considerando que las bra, Zimmer aceptó trabajar para nosotros.
rela~wnes. de su madre nos pudieran ser útiles para ~ Cuando, al día siguiente, Zimmer se encontró con
el_ tratamiento adecuado 'de los aliados. el barón Parilli, le dijo que sólo el dirigente de ta SS,
Tomé esta decisión y Dollmann se comprometió a Wolff,podia salvar a Italia del Norte de l~ amenaza
informar a Dulles, a través de los canales italianos comunista de los guerrilleros que operaban en las
que el sentido de· las probables negociaciones éonsis: ,n.ontañas i'. ciudad~s de todo el país, pero que, ob-
tiria en que el Occidente pudiera tomar bajo su con- viamente, si se pudiera actuar conjuntamente con los
trol toda Italia del Norte antes de que los comunis- alia_dos,, todo ~e. haría con más ímpetu y seguridad.
tas. sean los _dueños de la situación. Pensábamos que El baron . Parilli, que posee grandes intereses finan-
la iniciativa no debía proceder d_e nosotros; me pa. cieros en Turín, Génova y Milán, escuchaba a Zim·
recia más conveniente que los aliados pudieran «ve~ me~ con mucha atención y se comprometió a gyudar-
rificar» mis opiniones a través de sus agentes. Por · nos a establecer contactos de éste tipo con los alia-
ello di mi consentimiento a Dollmann para que lle- dos occidentales. Naturalmente, Zimmer había es-
vase a cabo la operación siguiente: según los info1'- \t crito u11 informe sobre esta conversación a nombre
mes de la Gestapo, el oficial de la división de tan- mío, Y .así toda· za operación quedó asegurada desde
ques SS, Guido l.immer, ha .dicho réiteradas veces· · este mo':'e'!"to, ya que se .le dio la forma de un juego
a los italianos que la guerrá está perdida y ·que la con los _aliados que se lleva a cabo bajo el control
situación es d~sesperada. En una tertulia de amigos de la SS, en interés del Führer y del Reich. ·
donde <<casualmente» Dollman se encontraba tam- El 21 de febrero el barón Parilli viajó a Zurich.
bién, ya en la madrugada, después de haber bebido ¡ Allí_ se relacionó con su conocido Max Husmann. · Ss-
mucho, le dijo a Zimmer que estaba cansado de 1 te ·le ayudó a establecer contacto con el mayor Wai-
esta guertra maldita Y, :in sentido. Los informes de
1 k;, bel, oficial de la inteligencia suiza. Waibel justificó
su determinación de colaborar en los contactos entre
os agen es me permitieron comprobar que al día
siguiente Zimmer, conversando con el barón Luigi la SS y los norteamericanos basándose en el afán
Parilli, dijo que el hecho de que Dollmann hablase . egoísta de un súbdito de Suiza: Génova ·es un puerto
así de la maldita guerra significaba que de igual utilizado principalmente por las firmas suizas. Si
modo pensaba. Karl Wolff y e!t las manos de Wolff Italia cayera bajo el yugo comunista, las firmas sui-
estaba el destino de ·toda la Italia. del Norte y de zas también serian afectadas~ Pude averiguar que el
todas las tropas alemanas acantonadas aquí. Luigi mayor Waibel había estudiado en Alemania y se ha-
bía graduado en Basilea y Francfort.
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En su conversacwn con el barón Parilli, Waibel de Moscú de crear un gobi.erno comunista en Italia
dijo que debía observarse el mayor cuidado .ya que del Norte. Esto nos obliga a deponer los viejos agra.
se estaba arriesgando en exceso al ayudar a estable- j vios, a borrar todo el mutuo dolor del pasado y a
cer los contactos. Dijo que esto violaba la neutrali- pensar en el futuro. La paz debe ser justa y digna.»
dad de Suiza· y que, en ese momento, la posición de Husmann contestó que las únicas negociaciones
tos rusos era tan fuerte que la violación del secreto posibles debían basarse en una capitulación incon-
oblz'garía a su Gobierno a. dejarlo sin protección, di- dicional.
rigiendo contra él. todo el golpe. Parilli aseguró al «Yo no me prestaré a una traición -dijo Doll-
mayor Waibel que nadie estaba interesado en divul- .mann-. Nadie en Alemania se prestard a tal cosa.»
gar el secreto, con excepción de los rusos o los coa Husmann, sin embargo, insistió en la «capitulación
mrmistas. «Espero -dijo- que ·entre nosotros no .; incondicional», pero no daba término a la entrevista
haya ni un solo comunista, mucho menos un ruso, y a pesar de la posición dura y negativa que mantení~
nn debe temer a que pueda filtrarse la información.» Dollmann de acuerdo con el guión previamente ela-
Como lo comunicó Waibel, al otro día de su cona horado por nosotros. ·
versación con Parilli, invitó a almorzar a Allen Du- Después, interrumpiendo a Husmann, intervino ·
lles y a su ayudante Gaevernitz. «Dos amigos míos Paul Blum, el ayudante de A. Dulles. Blum entregó a
tienen una idea interesante que proponer -dijo-; Dollmann los apellidos de dos dirigentes de la resis-
si quieren, puedo presentárselos.» Pero Dulles cantes- tencia italiana: Parri y Usmiani. Estos hombres se
tó que prefería entrevistarse con ellos más tarde, encuentran en nuestras cárceles. No son comunistas
después de que conversaran· con su ayudante. y llegamos a . la conclusión de que tanto los norte-
Parilli y Gaevernitz llevaron a cabo la conversa- americanos como .nosotros estamos preocupados con
ción. Ya le he comunicado a usted que este Gaever- la amenaza comunista a Italia. Necesitan héroes de
nitz no es hijo de Egon Gaevernitz, sino de Gerhardt la resistencia que no sean comunistas y que en un
von Schulz-Gaevernitz, profesor de Economía de la momento dado, puedan encabezar un gobierno fiel
Universidad de Berlín. Después de marcharse a los a los ideales de Occidente.
Estados Unidos ( a propósito, creo que el primer con- «Si estos hombres son liberados y traídos a Sui-
tacto entre Waibel y Gaevernitz pudo ya establecerse l za -diio el representante de Dulles...:_, podríamos
en Alemania, pues ambos se graduaron en la misma y' cpntinuar nuestras entrevistas.»
Universidad), comenzó a trabajar en los consorcios Al regreso de Dollmann comprendí que las negocia-
bancarios internacionales en Nueva York, donde en-· ciones habían comenzado, pues :era imposible inter-
tonces también trabajaba Allen Dulles. pretar -de otro modo la solicitud de liberación de los
Durante la conversación, Parilli preguntó: «¿Le dos italianos. Dollmann supuso que· Dulles esperaba
gustaría a usted entrevistarse con el Standartenfüh- ·¡ mi llegada· a Suiza. Fui a ver al mariscal de campo
rer SS Dollmann para una discusión más concreta , Kesselring. Después de una conversación que duró
de éste y otros problemas más?» Gaevernitz cantes• "+ cinco horas, Uegué a la conclusión de que el mariscal
~ tó afirmativamente, aunque, de a,euerdo con Parilli,. _. I . estaba de acuerdo con una capitulación honorable,
aceptó con la desconfianza y recelo característicos "'" aunque sin ofrecer garantías, tal vez debido a los
de los intelectuales que trabajan para la inteNgencia. temores tradicionales de hablar sinceramente con el
Di mi consentimiento al viaje de Dollmann a Súis representante del servicio de seguridad.
za. Allí, en el lago Chiaso, fue recibido por Husmarin Al día siguiente, Parilli me visitó en el: apartamen-
y Parilli. Cuando habían llegado a Lugano, al peque- to secreto en el lago Carda y me transmitió una
ño restaurante «Bianci», Dollmann, tal y como había- invitación de Dulles de ir a una reunión en Zurich.
mas convenido, declaró: «Queremos negociaciones De modo que pasado mañana marcharé a Su.iza. En
con los aliados occidentales para deshacer los planes caso de que sea una trampa, daré la versión oficial

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consejero económico en España, ofrecía nuevas· pers-
de un s.ecuestro. Si se trata del comienzo de las ne. peétivas· para la firma más allá de los Pirineos. Sin
gociaciones, le informaré por carta inmediatamente embargo, Hugo von Ens persuadió a sus familiares
después de ·que me reintegre a mi estado mayor. 1
de que no provocaran el escándalo público. «De todos
·;
Suyo, modos -explicó- lo aprovecharán nuestros enemi-
KARL WOLFF. gos. La envidia es infinita y este escándalo me puede
costar caro. No, es mejor actuar con serenidad y
Hugo Pleischner, médico principal del hospital prudencia.» .
Koch, había muerto de parálisis cerebral. Su herma- Fue a visitar a la señora de Pleischner con Gotz,
no mayor, u profesor Pleischner, e]{ vicerre~Jor de un amigo del «Yacht Club», de 30 años de edad, suma-
la universidad de Kiel, <iespués de una reclusion pre- mente beHo, y de quien todo el mundo solía decir en
ventiva en el campo de concentración de Dachau, vol- ·.·.r·t broma:: Got~, que no es Berlichingen ( 1), pues· era
vió a su casa taciturno, silencioso, y con, una sonrisa tan apuesto como tonto. Hugo sabía que las muje-
obediente y constante. Su esposa lo babia abandona- res viejas lo mantenían. Los tres fueron a un peque-
do casi a raíz de su detención; sus familiares lo ño restaurante. Al observar la conducta de Gotz,
exigieron, ya que Hugo von Ens, hermano menor de Hugo von Ens se tranquilizó por completo. Era es-
la señora Pleischner, había sido designado en esos l . túpi'do, _pero jugaba su partida · con precisión, de
días por Neurath consejero económico de l_a Emba- acuerdo con las reglas establecidas, y como estas
fada del Reich en España. Todos consideraban que el _reglas estaban creadas, había que pulirlas hasta: la
joven tenía ante sí un fqturo luminoso, porque tam- perfección. Gotz había llevado las suyas a una per-
bién en el aparato local del NSDAP. era tratado con fección absoluta. Era silencioso, sombrío y fornido.
suma benevolencia. Por esta razón, el consejo fami- Contó dos chistes graciosos. Después, con mucho
liar había planteado a la señora Pleischner una alter-. tacto, invitó a bailar a la señora de Pleischner. Obser-
nativa: o se separaba de un enemigo del Estado, vándolos, Hugo se sonreía. La hermana reía queda-
como era su esposo, o en el caso de que sus intere- .mente. Gotz, apretándola cada vez más fuertemente,
ses egoístas prevaleciesen, sería sometida al ostra- le susurraba algo al oído.
cismo familiar y todos los familiares: hermanos, her- Dos días más tarde Gotz se mudó a la casa del
mana.s, cuñadas, tíos y tías, anunciarían la ruptura profesor,. Allí vivió durante· una semana hasta que
total con ella ·públicamente, a través de la Prensa. "" · se produjo el primer registro policíaco; La señora de
La señora Pleischher era diez años más joven que . Pleischner fue. a ver a Hugo llorando: «Devuélvan-
él: tenía 42 años. Arriaba a su esposo. Habían viajado melo es terrible que no estemos juntos.» Al· día si-
juntos por Africa y Asía, donde el· profesor solí~ guie~te presentó la· demanda de divorcio. Esto acabó
hacer excavaciones cada. verano durante las expedi- de aplastar al profesor: creía que su espo~a era su
ciones organizadas por el museo berlinés Pergamon. · primer cómplice. Con nadie· más había hablado tan
Como al principio ella se negó a aban??nar .ª su abiertamente de su odio al régimen de tiranos imbé-
esposo, muchos miembros del clan fami_har, ligado 1 ciles. Sufriendo en el. campo, creía que así salvaba
durante los últimos cien años al comerc10 de telas, b su honestidad y su libertad de pensar tal y como ella
exigieron la ruptura pública con ella a tr~vés. ?e la . lo deseaba. Una nocbe Gotz le preguntó: « ¿Con él te
Prensa. La vieja generación del clan s~ Justif!caba sentías mejor?» Ella sonrió suavemente y, abrazán-
diciendo que el nuevo Estado y el partido nacional- dolo, contestó: «¡Qué preguntas, querido ... ! Él sola-
sociálista no prestaba ayuda necesaria a la carrera mente sabía hablar bien ... »
de los hijos de las familias burg_ue~as .Y de c~mer-
ciantes. El comercio no podía existir sm relac10nes (1) Alusión al protagonista de una obra de Goetthe.
· con el- Gobierno. Un cargo en el ministerio de rela- Nota del traductor.
ciones exteriores del nuevo Estado y, además, el de
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Después de su liberación, Pleischner se fue a Berlín son verdaderamente perfectos -replicaba. Pleischner
sin pasar P<?r Kiel. Su hermano, amigo de Stirlitz, le con cautela. Después de su reclusión en el campo
ayudó. a obtener un empleo ·en el ·museo Pergamon. · había perdido la costumbre de discutir, solamente al-
Trabajaba en el departamento de Grecia antigua .1 bergaba un desacuerdo constante y precavido. Años
doncie Stirlitz casi siempre citaba a ·sus agentes. Des~ antes sclía enfurecerse y destruía al ·discrepante.
pués d~ sus entrevistas, con mucha frecuencia, visita- Ahora sólo expresaba cautelosamente las razones
ba a Pleischner y ambos vagaban durante horas por opuestas-. Observe, sin en:ibarge>, más atentamente
las. salas enormes y vacías del majestuoso Pergamon. su cara. ¿Qué idea expresa Maréo Aurelio? Está fue-
Ple1schner estaba convencido de que Stirlitz induda- · ra de todo pensamiento, es tih monumento a su pro-
blemente admir~ba la escul.tura El ntño que se saca pia grandeza. Si hubiera seguido atentamente el arte
una espina; sabía que· Siirlitz daba varias vueltas de Francia de fines del siglo xv111, poc;lría convencerse
alrededor de la escultura de César: era de piedra 1 de que pre~isamente Grecia se trasladó a París, y que
negra, con blancos ojos estáticos y dementes hechos la gran Helade llegó hasta los librepensadores jaco-
· de un extraño mjneral traslúcido .. El profesor arre- binos... . .
glaba el itinerario de .sus paseos por las · salas de Un día Pleischner retuvo a Stirlitz junto a los fres-
modo que 'Stirlitz pudiera demorarse junto a las cos de 'hombres-animales: había una cabeza de hom-
máscaras ·antiguas de la tragedia, la risa y la razón. bre con torso de jabalí furioso.
Claro que el profesor no imaginaba a un Stirlitz· que, -¿Le gusta? -preguntó Ple.ischner.
de vuelta a su casa, se pasaba horas enteras frente Stirlitz no le c_ontestó; se limitó a proferir lo qu1
al espejo de su baijo ac:l.iestrarido su cara como un él llamaba «somdos sociales»: los «cómo no» «sí
actor. Stirlitz consideraba que un agente peb1a apren- por supuesto», «no me diga» y demás manifestado'.
<ler el manejo de su rostro. Los antiguos dbmiriabari ne~ de un silencio forzac;lo,. en momentos en que el
este arte a la perfección... · silencio mismo no es recomendable, P,ero que cual-
yna vez le pidió al profesor la llave de la caja 'de quier respuesta directa es imposible.
cristal donde se guardaban las estatuillas de bronce Vagando en una ocasión con el profesor por las
de la isla de Samos. Le dijo: salas de Troya antigua, Stirlitz dijo:
-Me parece que si tocara estas cosas sagradas se -Las tomas ·de corriente de estas paredes son de
produciría un súpito milagro y me convertiría en un mal gusto terrible. Aquí deberían colocarse velas
otro hombre después de asimilar una parte de la · se- f o lámparas en forma de velas, porque, de otro modo
rena tranquilidad de los antiguos. · es la irrupción de la "Vulgaridad del siglo xx en ¡~·
. El. profes.or le di.o la lla~e y Stirlitz hizo una copia. elevada tragedia de la antigüedad. ·
Aqu1, deba_10 de la e.statli11la ·de _una . mujer, preparó . ~u:indo pasaba por las salas vacías del Pergamon,
un escondite. Le gu_staba conversar con el profesor. StJrhtz ·se pregunt~ba a menudo; «Pero, ¿por qué
-Ei arte de los griegos con todo su talento es de- los hombres que crearon este gran arte trataban con
masiado plástico y, hasta cierto punto, afeminado i tanta crueldad a sus genios? ¿Por qué destruían que-
-le decía-. Los Fomarios son mucho más duros. 1 maban y derribaban las esculturas? ¿Por qué trata-
.,,¡, ban con un descuido tan criminal el talento del
¡Quiza1
' s ésta sea la causa de qué estén más cerca de
~sc.ultor y el pintor? ¿Por qué reunimos estas miga-
os a emanes. A los griegos les preocupaba el contor-
no general, la idea, pero los romanos son hijos de la jas salvadas de su estüpidez, crímenes y barbarie y
perfección lógica y de ahí proviene el deseo de tra- enseñamos a nuestros hijos a comprender así lo
bajar los detallés. Observe, por ejemplo, el ·busto de bello? ¿Por qué los antiguos ofrecían en holocausto
Marc?_ Aurelio. Es ,un héroe, un ídolo para imitar; sus dioses vivos a los bárbaros con tanta insensa~
los mnos deberían Jugar a él. tez?»
-Los detalles del vestuario y la exactitud del torso Cuando el Pergamon fue bombardeado por los in-

l.•'
'il
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'.
gleses, el profesor no abandonó el lugar junto con
todos los empleados. Pidió permiso de permanecer -Bueno, eso se explica... Un líder no debe pasar
en Berlín y ser el guardián de aquella parte del edifi- frío. ¿Acaso pod~~os comparar nuestros problemas
cio qne había quedado intacta. con sus preocupaciones y angustias? Nosotros sólo
Ahora Sttrlitz acudió a este hombre. Al quedar pensamos en nosotros mismos, mientras que él piensa
incomunicado, buscaba, atormentado, una· salida. en _todos los alemanes. ·
St1rlitz pensaba que en esta situación sería poco ra~ Stirlitz echó una mirada atenta a las paredes del
zonable reanudar el contacto con el centro a través sótano: no_había un Solo hueco y hubiera sido impo-
de UF!. hombre que trabajaría a ciegas COIDO una es- sibl~ colocar micrófonos para escuchar. Después de
pecie ·de «buzón de correos», que no comprendería aspirar ,el ~urna fuerte de su cigarrillo, dijo:
lo que hacía, ni en nombre de qué y para quién. -:-Esta b~en, profesor... El maniático enloquecido
Stirlitz pensaba establecer el contacto con sus hom- · ? obhga a ;rmllones de seres a vivir bajo las _bombas y

1
bres en Suiza, pero en el caso, por- supuesto, de que -se oculta como un ·.canalla en un lugar seguro viendo
Schellenberg lo enviase para organizar la operación · películas con toda su pandilla ...
de -_,,cobertura» con el pastor Schlag. Aunque podía --- - · La cara de Pleischner se puso mortalmente pálida.
suceder que Stirlitz quedara en el Reich después -- Stirlitz lamentó haberlo dicho, lamentó- haber, venido
de haber preparado toda la operación y que al pas~ -__ ª. mdolestar con sus problemas a este viejo desgra-
tor le dirigiera otro allá en Berna. Cabía perfecta- cia o. . -
. mente esta posibilidad. Stirlitz busq1.ba un encuentro «¿Pero por qué .mis problemas? -,-pensó-. Ante
con Bormann, porque sabía que éon su apoyo, lo- todo, es eJ problema de los alemanes y, por consi-
graría el viaje a Suiza para la «obs~rvación personal guiente, su problema. Ha·go por ellos lo que deberían
de las negociaciones». Sin embargo, cualquier con- hacer ellos mismos.»
tacto con ciudadanos soviéticos en Berna, que estaba -Bien -dijo Stirlitz-, contésteme. ¿No está de
bajo un control constante de los organismos de inte- -- acuerdo? ·
ligencia de todo el mundo, arriesgaría toda la opera- El _profesor' permanecía en silencio.
ción de un modo definitivo e irreparable. · --;-Biel'! -dijo Stirlitz-, su hermano, mi' amigo, era
Nece_sitaba a una persona en cuya honestidad pudie- an-t1fasc1sta... Trabajaba en la clandestinidad... Me
ra confiar plenamente. Creía en la de Pleischner, ay~~~ba. Usted nunca se ha interesado por mi pro-
pero no creía en su capacidad de soportar, en el caso 'f fes10n: soy -un Standartenführer de la SS y trabajo
de un fracaso, los métodos de los interrogatorios en el contraespionaje. _
de la Gestapo. E_l profesor levantó las manos como si quisiera
Pleischner se_ alegró mucho al verlo, lo llevó a su protegerse la cara del golpe. . -
sótano y colocando una_cafetera en el hornillo eléctri- ·-¡ No! -dijo-. ¡ No y otra vez no! ¡ Mi hermano
co, le dijci: nunca fue ni pudo ser un provocador! ¡ No! .-repitió
-Nunca imaginé que iba a extrañarlo tanto. Nada con más fuerza-. ·¡No! ¡ No le creo! ·
sé de su profesiós, sólo que era un amigo -de mi :- · -No fue un. provocador -contestó Stirlitz-, pero
difunto hermano, pero siempre me resultó- muy inte-. J,. yo . ~t;almente trabajo en los servicios- secretos ...
resante conversar con usted, señor Stirlitz. _ -- , sov1et1cos.
-Gracias. Más interesante lo era para mí. ¿No se Alargó a Pleischner una ca_rta. Había sido escrita
congela _aquí? por su hermano poco antes de morir.
-Me estoy helando. Pero, ¿qué puedo hacer? ¿Quién_ «Amigo,· te agradezco. tu amistaq, De ti he aprendi-
no pasa frío ahora?, ¡ quisiera saberlo! do mucho. 1Aprendí cómo se debe amar, y oqiar, en
..!....E_n el bunker del Führer siempre hay buena · nombre de este amor, a los que han traído la escla-
calefacción ... vitud al pueblo de Alemania. Pleischnér.»
-Escribió de ese modo, por temor a la Gestapo.
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- DIECISIETE INSTANTES DE UNA PRIMAVERA
-aclaró Stirlitz recogiendo la cartá-. Usted. estará -¿Ha sucedido algo?
. plenamente consciente de que los que están esc_lavizan- -Sí.
do al pueblo alemán son las hordas. bolcheviques y -Tome asiento.
las huestes americanas ... ¿No es así? Debemos odiar- -Gracias. ¿Dónde?
los como bien dice su J-¡erman'o... Pero, ¿no será -Donde quiera. Aquí, al lado de la estufa hace
H.itler el que ha traído esa. esclavitud? ¿No serán más calor... ¿No .prefiere sentarse aquí? '
los nazis? -Podría resfriarme si salgo del calor al frío. Siem-
Pleischner se mantuvo callado, hundiéndose en el pre es mejor una temperatura estable. Pastor ¿quién
enorme y anticuado sillón. . vivía en su casa hace un mes? •.
-Aplaudo su actitud _;dijo finalmente-. Lo com- -¿Es un interrogatorio? ·
prendo... Puede contar conmigo para todo. Pero. des- -No.
de ahora le digo que en cuanto me den el pnmer -Es. decir, ¿puedo no responder?
golpe en las costillas con un látigo, lo di~é todo. -Debe responder.
-Lo sé -contestó Stirlitz-. ¿Qué prefiere: la -¿Y si me niego?
muerte instantánea con un veneno ·o las torturas. en -No se negará.
la Gestapo? · -¿Por qué?-
-Si no · hay otra -alternativa -sonrió. Pleischner -Después que ,conteste le. diré el porqué.
con su sonrisa repentina e· indefensa-, naturalmente -Vivía una persona.
que prefiero el veneno. ·· -¿Quién?
-¿Qué sintió cuando le dije quién era? ; . -No lo sé.
-Alivio -contestó Pleischner-. Un gran ahvio. -¿No le dijo quién era?
Me ahogaba de odio e impotencia. -No.
-Entonces, armaremos juntos un lío -tremendo -¿Usted no le preguntó?
-sonrió Stirlitz-. Un tremendo lío ... -No. Pedía ayuda, se sentía mal y no pude ne-
, - ¿Qué debo hacer yo? gársela.
_:Nada por ahora. Vivir. :Estar preparado en cual- -Está bien. que mienta con tanta convicción. Esa
quier· momento· para ·hac.er lo necesario. persona le dijo que era un' marxista. Usted discutió
-¿En nombre de quién? v con él como si lo hiciera con un comunista. No era
· -En . nombre de Alemania ... u~ comunista, pastor. Nunca lo fue. Er.a. un agente
-¿De quién? ·· . . mio, un provocador de la Ges tapo ...
-De Alemania. Me refiero a Alemania, no al -Reich. · -Ah, ahora comprendo... Discutía con él como un
¿No cree usted que entre ambos hay Un~ enorme di- ser humano .. No importaba quién fuera, si un comu-
ferencia? · nista o un agente suyo... Me pedía que lo salvara ...
No pude decirle que no... ·
-Usted no pudo decirle que no -repitió Stirlitz-,
-Buenas noches, pastor -dijo Stirlitz, cerra~do ni a usted le importaba quién fuera, si un comunista
rápidamente la puerta-:. P_erdone que. haya vemdo .o un agente de la Ges tapo ...
tan tarde. ¿'Ya estaba durmieIJ.do? . La cara de Stirlitz se contrajo en una mueca de ira.
. -Buenas noches. Estaba durmlendo, pero no debe . -Y si le digo que a· causa de. que para usted. es
importante «simplemente un ser humano», un ser
preocuparse. abstracto, otras personas. muy concretas serán ahor-
-Perdone, de nuevo.
-Considérese perdonado, pero pase, por favor, que- cadas,' ¿es importante para usted? ·
vpy a encender las velas. -Sí, eso es importante para mí...
-Y más concretamente, si entre las primeras per-
-Bien.
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sonas ahorcadas están su hermana y sus hijos, ¿es -¿~~dría u~teq encontrar en Suiza a algunos de
importante eso para usted? sus vieJos am1g?s del movimiento de los pacifistas?
El pastor se levantó de la silla, extendió las manos -¿Ahora 1~ dictadura necesita a los pacifistas?
y dio un paso ,hacia Stirlitz: -No, la dictadura no los necesita. Los necesitan
.-¡ Es un crimen! todos los que evalút1n correctamente el momento y
-Decir que no es importante quién está ante usted, compren~e~ que cada nuevo día de guerra significa
si · un comunista o un agente de la Gestapo es un nuev~s v1ct1mas Yi además, sin sentido alguno.
crimen aún mayor -contestó Stirlitz, sentándose-. -<.Ento~<;:es Hitler se propone negociar?
Además, su crimen es dogmático y, por lo tanto, es- , -No, Hitler no. va a negociar. Lo harán otros. Pero
pecialmente terrible. Siéntese y escuche con aten- esta es una conversación prematura. Primero necesi-
ción. Su conversación eón mi agente fue grabada. No, t?_ tener gar~ntías de que encontrará allí a -gente con
no lo hice yo, fue él. No sé qué se ha hecho de él: cierta autoridad. Necesitamos personas que puedan
me mandó una carta extraña... De tot:krs modos, sin ayµdar_Io a c(:>nversar con los representantes de las
la cinta, que está en mi poder, no le creerán .. Ni potencias occidentales. ¿Quién podría ayudarlo?
siquiera hablarán con .él, porque es un agente mío. El pastor se encogió de hombros.
En cuanto a su hermana, deberán detenerla tan pron- -:-¿El presid~nte de la República suiza le conviene?
to cruce _usted la frontera con Suiza. . -No. No ~irve. Son canales oficiales. Hablo en·
-Perc; en ningÍ'.m momento he pen~ado cruzar la seri_o. Me refi~ro a personalidades de la Iglesia que
frontera con Suiza. tuvieran autoridad en el mundo. ·
-Usted la cruzará y yo cuidaré dé su hermana. _;_Todos los hombres de la Iglesia tienen autoridad
-Usted es. un brujo ... ¿Cómo puedo creerlo si tiene en este mundo -dijo el pastor, pero al ver ·contraer-
tantas caras? . ' se?e nuevo la cara de Stirlitz, agregó rápidamente-:
-No le qued~ inás salida que creerme, pastor, y Alh tengo muchos amigos. Sería ingenuo por mi par-
usted irá a Suiza aunque sólo sea para salvar la vida te prometerle algo, pero creo que podría discutir este
de sus seres. queridos. ¿No es verdad? - problei:na con personas serias. Por ejemplo, Brüning ...
-Sí. Iré. Para salvarles la vida. El Occidente lo respeta; pero me preguntarán a quién
-¿Por qué ·no me pregunta lo que tendrá que ~re~~- .- .
hacer en Suiza? Usted se negaría si le pidiese que _-A los alemanes· -contestó brevemente· Stirlitz-.
fuera a dinamitar una iglesia, ¿no es así? S1 le . preguntan, quién· concretamente se dispone a
-Usted es. una persona inteligente. Seguramente, negociar, usted preguntará a su vez: «¿Y-quién con-
habrá calculado exactamente ·qué es lo que puedo y cretamente negociará por parte de Occidente?» Pero
. no puedo hacer... · . · todo se harí~ a través de un enlace que yo le daría ...
-Correcto. ¿Le tiene lástima a Alemania? -¿A traves de quién? -dijo el pastor sin com-
-Le tengo lástima a los alemanes. prender. ·
-Bien. ¿No le parece que la paz inmediata, sin Stirlitz sonrió. .
perder ni . un· minuto, ·sería una salida para los ale- "-'."Seguirnos_ hablando de los detalles -aclaró-.
manes? Por ~o~~ lo importante es.que usted esté de acuerdo.
-Es una salída para Alemania ... -e Q~ien me garantiza que mi hermana y sus hijos
....:Demasiado sofisticado, pastor, demasiado. Es no seran ahorcados? ·
una salida para los alemanes, para Alemania, para -¿No le liberé yo de la c.;ircel?_
-Sí. .
la Humanidad. No tenemos miedo a morir, hemos
vivido la vida y somos hombres solitarios y. ya vie- -¿Cree que fue fácil?'
jos ... ¿Y los niños? -Creo que no.
-Lo escucho con atención -¿Cree usted que teniendo en mi poder la cinta

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con su conversación con el provocador donde le habla Ier no puede querer la paz, usted les demostrárá a
mal del Führer, no podría mandarlo al horno de un · sus amigos que este -hombre es un provócador sin
campo de concentración? autoridad ni respeto ni siquiera en la SS. Usted les
-Sin duda alguna. dirá que _llevar a cabo negociaciones con este hom-
-Ya ve usted cómo su pregunta está contestada. bre no es sólo estúpido; sino ridículo ... Les repetirá
Su hermana vivirá en completa seguridad. Natura).· .que; sería una locura iniciar las negoc;:iaciones. con la
mente, mientras· usted q:mtinúe haciendo lo que le SS y con Himmler. Usted les dirá que las negocia-
dicta su deber de hombre que lamenta el destino ciones deberan hacerse con -otras personas y les dirá
de los alemanes; de los ancianos y los niños. los nombres de personas serias, fuertes e inteligen-
-¿Me amenaz.a? tes... Pero ya hablaremos más tarde de. -eso, más
·-Es una advertencia. Si se comporta de otra for- tarde ...
ma, nada podré hacer para salvarlo a usted ni a su Antes de partir, Stirlitz preguntó:
hermana... . -¿Hay alguien en la casa además de su criada?
-¿Cuándo se producirá todo esto? -Ella tampoco está; fue a su pueblo a .visitar a
-En cuanto surja la necesidad. sus familiares: ·
-¿Cuándo puede surgir esta necesidad? -¿Puedo ver la casa?
-Pronto. Por último: cualquiera que le preguntara ·1.;, -Cómo no ...
sobre nuestra conversación ... · Stirlitz subió al segundo piso y miro a la calle
-No diré , nada. ocultándose detrás de la cortina. La avenida podí~
-Quisiera creerle ... ser vista desde aquí en toda su extensión de princi-
-:-¿Cuál de _nosotros dos· se arriesga más? pio a fin. No había nadie. _ .
-¿Cuál piensa usted? Cuarenta minutos más tarde llegó al bar _<iMéxíco».
-Creo que usted corre más riesgos. Había citado allí a su agente encargado de los pro-
-Efectivamenté. blemas de protección del -secreto del -«arma · de la
-¿Es sincero usted en su deseo· de encontrar la venganza». Stirlitz quiso complacer al jefe de la
paz para los alemanes? Gestapo: al día siguiente éste escucharía la conversa-
-Sí. ción. Será una buena conversación entre un inteligen-
-¿Hace poco tiempo que surgió en uste_d la _idea te nazi con un inteHgente científico nazi. Después de
de ofrecer la paz a la gente? i que la Gestapo había detenido al físico atómico Run-
-No sé cómo responderle ~ontestó Stirlitz--,-; es ge, a Stirlitz no se le olvidaba proteger sµ reputación
. dificil contestarle con plena honestidad, -pastor. Mien- de. cu~ndo en cuando y no de cualquier forma, sino
tras más honesto sea,· más mentiroso pudiera pare- m1r.uc1osamente y en todos los aspectos.
cerle'.
-¿En qué consisitría mi misión, para hablar con-
cretamente? No sabría robar documentos ni dispa- -Buenos días, señora Kien ... ¿Cómo está? ¿Y el
rar ocultándome en una -esquina. pequeñín?
-En primer lugar -dijo sonriendo Stirlitz-, esas '\ -Gracia~, señor ... Ya grita Y, eso .me ha tranquili-
cosas no son difíciles de aprender. En segundo, no zado.. Tem1a que .a causa de m1 contusión le hubiera
le exijo que dispare desde una esquina. Simplemente ocurrido algo en ·1a voz. Los médicos lo han visto
podemos necesitar sus relaciones. Usted dirá a sus dicen que está bien. - . '
amigos que. Himmler, a través de un representante _:-¡Gracias a· Dios! Pobres criaturas... Tantos sufri-
suyo (el nombre se le diría 'más tarde),· está llevan- mientos para chiquillos que apenas han llegado al
do a 'cabo una_ provocación a Occidente .. Les explica- mundo... A este terrible mundo... Tengo noticias
ría que éste o cualquier otro hombre que' envíe .Himm- para usted.

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,,
r. -

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.t
-¿Buenas? . . cito, lo que quiere decir que vivirá ...
-En nuestros tiempos todas las noticias son ma•... Katy deseaba enviarle una nota a Stirlitz, sin pér-
las, pero para usted son más bien buenas. q~e ~alas.. , dida· de tiempo, rogándole que averiguase qué suerte
-Gracias -excl~mó Katy...:_, Nunca olvid.are su " había corrido Erwin, pei;-o sabía que esto era impo-
bondad. sible y, al mismo tiempo, estaba convencida de que
-Dígame, por favor, ¿le sigue doliendo la cabeza? no podía prescindir de la comunicación con Stirlitz.
-Ya está mejor: Por lo menos ya los mareos no Esto la obligaba a alejar los malos pensamientos, a
me molestan ni tengo aquellos agotadores ataques pensar en el medio de -comunicarse con Stirlitz, que
de náuseas. . encontraría a Erwin en un hospital, de modo que
.:......son ·1os síntomas de la conmoción cerebral. todo acabaría bien y el pequeño pasearía con Erwin
--Sí. Si no hubiera sido por mi greña, el niño no por Moscú cuando todo esto hubiera terminado, y
hábría nacido .. , MÍ greña me protegió del primer gol- habría primavera, una constante pr-imavera o un
pe contra aquella viga de acero... . caluroso otoño indio alzando sus telarañas dorad.as
-No lo llame greña... Tiene usted un pelo precio- .en el aire ylos abedules serían muy amarillos, altos
so ... Lo admiré desde mi primera visita... ¿Usaba y puros... .
algún champú espedal? . -La compañía -continuó el hombre- le ayudará
--Sí. El tío de mi esposo nos mandaba de Suecia_ a obtener comunicación telefónica con el tío de su ·
alheña de. Irán y buenos champús americanos. . esposo e0i cuant~ los médicos le permitan levantarse.
La noche antes Katy lo había comprendido todo. Sabe, estos suecos son neutrales, son ricos y su deber
Había .repasado · mentalmente las preguntas hechas es ayudarla. Si usted lo deja escuchar por teléfono
·por el «señor de la compañía de seguros»; Estaba_ . cómo grita el pequeño, su corazón se· ablandará ...
dispuesta a recibir el golpe por el lado. mas prote- Otra cosa: he acordado con la .dirección de· n.Üestra
gido. La versión sobre el tío de Estocolmo era s~gu- -compañía que se le dé el primer subsidio dentro de
ra y comprobada. Pensó en diferentes modos de Jus~ algunos días sin esperar a que · se haga la verifica-
tificar .la maleta. Sabía que ésta era la pregunta ción genéral de su seguro. Pero...necesitamos los nom-
más difícil. Sintió un.. terrible dolor .en las _sienes. bres de dos garantes.
cuando trataba de conte·starse a sí mism.a si su -¿De quién?
versión sería convincente. ~n caso de que .surgiese ,¡ ..:...i)e dos personas que pudiesen garantizar... per-
la pregunta, decidió eludirla por el día de hoy di- done, no soy más que un funcionario, interpréteme
ciendo que se sentía muy maL Quería·ver cómo actua- correctamente.,. que pudiesen garantizar su honesti-
ba el «agente de seguros». Que fuese una prueba dad ... Vuelvo a insistir en que me interprete correc-
para ambos. Lo importante era que ella tomase· la tamente. ·
palabra primero. -Pero, ¿quién podría darle esa garantía?
-A propósito, ¿su tío tiene, teléfono en Esto- ' -¿Acaso no tiene amistades?
colmo? . . . -¿De este tipo? No... .
-No lo sé. Mi esposo nunca lo llamaba ... -Bien ... Pero, ¿no tiene conocidos? Simples co- ·
Tocia vía no podía creer ·que Erwin ya no existiera. noddos que pudieran asegurarnos que tuvieron rela-
Simplemente no lograba creerlo. Después de aquel!a ción con su esposo ...
primera -reacción histérica en· que .ella se retorcia -Que tienen relación -rectificó Katy .
.sollozando, una vieja enfermera le había dicho: -¿Está vivo?
-No llores, pequeña... Lo mismo ocurrió con mi -Sí. . . ..
hijo. También se pensaba . que había muerto; pero -¿Dónde? ¿Ha estado aquí?
estaba en un ·hospital. Ahora está saltando sobre su Katy· movió negativamente· 1a cabeza.
· única pierna, pero en casa; no fue Ilarµado al Ejér- -No. Está en ·algún otro hospital. Tengo la segu-
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ridad de que vive ... a la· gente mayor de setenta y los mandaría a zonas
-Pero yo lo he buscado ... especiales para los ancianos. Todo el mal del mundo
-¿En todos los hospitales? ;i, proviene de los viejos... · ·
-Sí. .-;Cómo
._ - ~ El genera
puede usted dec1·r eso , senor: · l.
-¿También en los hospitales militares? es ·tan bondadoso.
-¿Por qué cree que pueda estar en un hospital -Bien. ¿Quién más?
militar? «¿Debo mencionar a la señora· Korn? -pensó
-Es un inválido de guerra... Es oficial... Perdió el Katy-. Pero es ·peligroso. Pasamos las vacaciones con
conocimiento después del bombardeo y pudo haber ella, pero teníamos la maleta y podría record~rla al
sido llevado a un hospital militar... ver la foto. Sería la candidata perfecta: su -esposo
-Ahora $!stoy tranquilo -sonrió el hombre-. Ti~ es comandante de la SS ... »
ne buena cabeza y se recuperrá. pronto. Debe. procu- -Trate de comunicarse con la señora Eichelbren-
rar abandonar la cama: el niño tiene que pasear. El 1· ner. Vive en Potsdam. Tiene casa propia, situada en la
aire _es la mejor medicina en nuestros días. _Por fa- . calle del Molino. . · · .
vor, dígame los nombres de algunos conocidos de -Gracias. Esto ya es algo. Tra'taré de que esta
su esposo y mañana ya habré convencido a esta gente A, gente la avale, señora Kien. Ah, otra cosa ... Su en-
de que las· garantías no son necesarias. . cargado reconoció dos maletas súyas entre las -que
Katy sintió qué le empezaban a- zumQar los oídos. quedaron intactas después del bombardeo. Mañana
Cada nlleva pregunta del hombre aumentaba el zum0 por la· mañana vendré· con él y en su· presencia y la
bido. Era un martillo ruidoso y IDt!tálico que le gol-· del· doctor las abriremos. Tal vez a usted le interese
peaba los oídos. Pero sabía que callarse ahora des- decidir cuanto antes qué se debe hacer con las cosas
pués de haber eludido .todas las preguntas concretas que no le hacen falta y yo podría cambiarlas· por
sería una derrota. Recordó las casas de su calle, es- ropitas para su niño. . ·
pecialmente las destruidas. Un pensamiento la detu- «Es ·evidente que hoy ha venido a eso -pensó
vo. Erwin había arreglado el radiotocadiscos del Katy-. Espera que yci haga un esfuerzo hoy para
general retirado Nusch. Lo recordó. Vivía en Rans- ponerme en contacto con algún amigo.»
dorf; sin duda. Junto al lago. Que le preguntaran. -Muchas gracias -dijo-. Dios lo recompensará
a él. · 'f por su bondad. Dios nunca olvid.a la bondad ...
-Trate de hablar con .el general retirado Fritz -¿Es usted católica?
Nusch; Vive en Ransdorf, junto al lago. Es un vie.io -No, mi familia siempre perteneció a' la iglesia
conocido de mi esposo. Rüego a Dios que el general protestante. ·
nos trate con la misma benevolencia de siempre ... -Yo ~oy católico ... Bue~o. no tiene importancia.
-Fritz Nusch · -repitió el hombre anotando el Lo que importa es que todos llevemos a .Dios en el
nombre en su libreta-, en Ransdorf. ¿No recuerda corazón ... Por último ... -Le alargó a Katy una hoja
la calle? de papel-, Firme esta solicitud para el pago inmedia-
·-No. . t? de una parte del subsidio. Aquí, por favor, gra-
-En la oficina de información pueden negarme la é '\ cias. Le deseo que recobre la ~alud rápidamente y
dirección de un general... dele un beso de mi parte a su gigante ...
-Pero está tan viejo... Ya no pertenece. al Ejérci- .·
to... Tiene más de ochenta años.
-¿Continúa funcionandp biep su cabeza? El hombre llamó a la enfermera al c;lespacho del .

.1
.:...¿cómo? . médico de guardia y le dijo: · ·
-Nada, nada... Temí que pudiera estar escleróti- -Ta~ pronto ~orno le pida que Il~me a algún lugar
: · Sipo.. mi fue<a, le quitada el. trabajo a la fuena o le de cualqmer nota, llámeme mmediatamente a

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a estos asuntos, esperamos algo... Por desgracia, el
la casa o al trabajo, no impo~ta. A cualquier hora. idiota de la sección local mostró la foto de las ma-
A cualquiera -repitió-. Si alguien la visita, llame a · letas, incluyendo ésta. Le preguntó si . no reconoda
este teléfono. -le dio el número-; estos hombres. cosas suyas en la foto... Gracias a Dios, no puede
se encuentran a tres minutos de usted. Trate de de- fugarse, el niño está con ella y no dejan entrar .a
morar ar visitante con cualquier pretexto. Con cual- nadie en la sala de recién nacidos ... No creo que se
quiera. vaya .y abandone al n'iño... Aunque nunca se sab_e ...
He decidido traerla para acá hoy. .
-Perfeetamente -convino Stirlitz-. ¿Pusiste algu-
Al salir.. de su •despacho, Stirlitz vio que por el na guardia allí? Hay . que vigilar sus posibles· con-
p~sillo llevaban la maleta de Erwin. La hubiera. re- tactos... . · · · _ ·
conocido entre miles: alU se guardab;:t el trans- -Sí, puse a la enfermera y cambié.al guardián del
misor. . hospital por uno de nuestros hombres. ·
Distraídamente, sin darse prisa, Stirlitz siguió a ~'¡_Y vale la pena traerla entonces? Echarás a per,
dos hombres que charlaban, alegres. Entraron con la
maleta en· el despacho· del Stú.rmbannführer .Rolff.
· . Naturaimente Stirlitz .. no podía súponer siquiera
que en el labor~torio habían encontrado huellas digi-
tales de Katy, no sólo en el exterior de la maleta,
lr., der todo el juego. ¿Y si d.e repente ella se decide a
buscar contacto con su gente?
-No sé ·qué hacer. Temo que se recupere dema~
siatlo. Ya sabes ·cómo son estos ruso~. hay que,coger-
los desprevenidos, y débiles... . ·
sino en la escala de sintonización y en los negros· -¿Por qué has decidido que es rusa? . . .
auriJculares de ebonita. · . . ,-Ahí comenzó. todo el lío. Gritaba en ruso ..cuando
Al llegar a la puerta del investigador Rolff, 'Stir- · . estaba pariendo.
litz vaciló por un momento si entrar o. no inmediata~ _;¿Dónde está?
mente en el despacho del Sturmbannführer. Con todo -En Charité. La podrían traer en diez minutos.
su ser eh tensión, sin pensarlo, confiando en su in- Stirlitz se estiró y dijo mientras ~e ' dirigía· a la
tuición, tocó brevemente a la puerta· del despacho puerta: ·
con el nudillo del índice y sin. esperar respuesta. ~Tráela lo más rápidamente posible... Aunqúe co-
entró. ··
rres el riesgo de echar a perder toda la operación ...
-¿Qué pasa, estás preparando la retirada? _.__pre- Pudierá comenzar un bónito júego si ella se decidi~-
guntó sonriente. No había elaborado la frase, Je ra a· buscar contactos. ¿ No crees· que· su gente fa ande
había surgido espontáneamente y había sido., sin. buscando en estos momentos por todos los hospi-
duda, más acertada que las que hubiera podido iriven- tales·· .
- tar durante. horas. . . . -No habíamos pensado en eso todavía.
· -No· -contestó Rolff-, es un transmisor. ~Te !o regalo:-.. No es demasiado tarde para em-
-Ah: .. ¿Los coleccionas? ¿Y dónde está sú dueño? pezar hoy. Bueno, cuídate y éxitos ... -Ya en la
-,Su dueña. Creo que el dueño estiró la pata. Pero - puerta, Stirlitz se volvió-: Es un asunto muy inte-
la du~fü!, c.on. su. hijo recién n.acido está. en la .· sala ".·.,.
especial del hosp1taL . · .·
·r/, resante. Muy interesante, Lo principal es no apresu-
rarse demasiado. Y te· aconsejo que no informes nada
-¿Con un recién nacido? a los jefes porque te obligarán a correr demasiado.
-Sí. Además, la muy zorra tiene heridas en la Al abrir la puerta, Stirlitz se dio una palmada en
cabeza. · · la frente y exciamó riéndose: . ·
-¿Qué vas a.:.hacer con una mujer enferma? ¿Pien- -Me estoy ·convirtiendo en un idiota esclerótico., .
sas interrogarla en· ese estado? · · . Vine a pedirte una pastilla para dormir. Quería. verte
-Yo creo que es pteci~amente en ese estado cuan- precisamente para eso. Todo el mundo Sabe que tie-
do debemos · interrogarla .. Siempre le damos largas
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nes buenas pastillas suecas ... le cuestan al escritor las sonrisas desdeñosas .de los
Siempre es la última frase la que se recuerda. críticos, el pasó en falso de un agente significa su
Stirlitz lo había verificado con precisión matemática. muerte.
Es importante saber cómo entrar en una conversa- -¿Qué está pasando? -dijo con asombro Sche-
ción necesaria, pero es más importante todavía sa- Uenberg-. ¿Qué le h,a sucedido a usted?
ber cómo salir de ella. «Si ahora -pensaba Stirlitz- -No se desmaye, pero creo que todos estamos bajo
le preguntasen a Rolff quién había entrado y para la vigilancia de Müller. ·Ayer fue la idiotez de man-
qué, conte'starí~ indefectiblemente . qú.e Stirlitz, para darme a seguir en Friedrichstrasse y hoy algo aún
pedirle unas pastillas suecas para dormir.» Rolff las más grave: ha.n encontrado a una rusa <::on su trans-
suministraba a media dirección. Su· tío era farma- misor. que, al parecer, trabajaba muy activamente.
céutico. ¡ Durante ocho meses; he estado cazando este trans.
Y ahora, después de hablar con Rolff, Stirlitz de- misor, pero por no sé qué razón el caso ha caído en
bía jugar a la ira. Subió al despacho de Schellenbeyg manos de Rolff, que sabe tanto de juegos radiales
y exclamó: cómo yo de lesbianas!
-Brigadenfühter, lo mejor.· es que le diga que es- Schellenberg alargó de inmediato la mano hacia el
toy enfermo, porque efectivamente lo estoy, y le pida teléfono.
permiso para. irme a un sanatorio por diez días; pues -Mejor no lo haga -dijo Stirlitz-. No servirá de
lo que soy. yo, no ·aguanto más ... nada. Sólo comenzaría la riña habitual entre el es-
Al hablarle al jefe de la inteligencia, estaba pálido pionaje y el contraespionaje .. Permítame mejor .ir
y casi lívido. Y no sólo porque estaba decidiéndose ahora mismo al hospital donde está la nisa y traer-
el destino de Katy y, por lo tanto, también su des- la a ·mi. ·oficina para hacerle por lo· menos el primer
tino. Es que sabía lo que esperaba· a Katy en este interrogatorio. Tal vez, me. dejo llevar por una falsa
lugar: después· de interrogarla durante cinco horas, ilusión, pero creo que lo haré mejor· que Rolff. Des-
pondrían ·una pistola en la nuca del recién nacido pués se la entregan a Rolff: para mí el ·trabajo es
y amenazarían con matarlo en presencia de la· madre más importante que la vanidad.
si ella no hablaba. La vieja y tradicional provocación -Lo autorizo a que vaya -dijo Schellenberg-,
de «papá» Müller: na.die . nunca había disparado aquí pero, de todos modos, llamaré al Reichsführer.
en la nuca de un niño. I,a piedad no . contaba. Los -Véalo mejor -respondió Stirlitz-. Este lío no
hombrei; de Müller eran capaces de hacer cosas peo-· me gusta nada.
res. Simplemente comprendían que después la ma- -Váyase -,-repitió Schellenberg-, y haga lo que
dre perdería la razón · y toda . la Óperación fracasa- debe hacer. Después hablarem.os del pastor. Lo va~
ría. Pero. este método de persuasión funcionaba infa- mos a necesitar mañana o pasado ...
liblemente. -No puedo hacer dos cosas a la vez.
La cara· de .Stirlitz tampoco estaba mortalmente . _:_5¡ puede. Un agente se rinde inmediatamente
pálida porque conociera las torturas que lo espera- o no se rinde. Salvo raras excepciones, cede después
ban si Katy decía algo sobre él. Todo era más sen- de que los matones de .Müller le apliquen métodos
cillo: jugaba a la ira y su· espíritu había dominado especiales. Usted se dará cuenta durante las. prime-
tan exacta y totalmente a su cuerpo que el resultado ras horas. Si esa dama no habla, entréguela a Müller,
era ese estilo de armoniosa unidad sólo accesible a y que se rompan la cabeza ellos. Si habla, será un mé-
los grandes actores. Un verdadero agente se parece rito nuestro y así le pisaremos los callos al bávaro.
a un actor o a un escritor. Vive según las leyes de En los momentos de irritación, llamaba de este
creación de su verdad. La diferencia -radica en que modo Schellenberg a uno de 1os hombres que más
m.ientras la farsa torpe amenaza al actor ·con ·toma- odiaba: al jefe de la Gestapo, Müller.

'
tes podridos, y la falta de verdad y la incoherencia·

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i.
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En el cuerpo de guardia, Stirlitz mostró su insignia
del SD y paso al cuarto de ·Katy. Al verlo, los ojos de Stirlitz sabía que no podría hablar en su automó-
ésta se abrieron desmesuradamente y se llenaron de vil: lo seguían en _un coche de vigilancia, aunque Mü-
lágrimas. Hizo un movimiento hacia. Stirlitz, pero él; ller as~gurase que !1abía sido mera coincidencia, y
temiendo a los micrófonos (dos huecos de ventila- cualqmer conversación podía ser grabada · desde el
ción erán lugar muy apropiado para colocarlos) no le auto~ó~il. Esto significaba que tendría que hablar
dio la posibilidad de que· pronunciara una sola pala~ lo mas importante en el pasillo. Le quedaban dos mi-
bra.. · . · · nutos para el pasillo, el tiempo lo había calculado
-Señora Kien, recoja sus cosas. Usted ha. perdidq. subiendo al .cuarto.
y un agente debe saber perder con dignidad. Sé que La enfermera trajo al niño.
lo negará todo, pero es una tontería. Tenemos cua- -Ya está listo ... -dijo.
renta mensajes cifrados suyos. Ahora le traerán su •;t_l A Stirlitz se le oprimió el corazón, no sólo porque
ropa y usted vendrá conmigo. Le garantizo la vida el_ pequeñi~o· tendría que. ir ahora a la Gestápo, a la
a: usted y su niño si colabora con nosotros. No puedo car~el, hacia lo des.':onoc1do, sino porque una mujer,
garantizarle nada si usted rehúsa. · posiblemente tambien ,una madre, se había referido
Stirlitz esperó a que la enfermera trajese el vestido, · al niño ton voz indiferente y férrea diciendo la te-
el abrigo y los zapatos. rrible frase:· «Ya está listo ... »
-¿Podría usted. salir mientras me visto? -pregun- ~- -Le va a ser difícil llevar al niño ..-dijo la enfer-
tó Katy siguiendo el juego. mera-. Puedo llevárselo hasta el coche.
-No, no saldré ~ontestó Stirlitz-. Volveré la -No hace falta -contestó Stirlitz-. Puede mar-
cabeza y continuaré explicándole la situación, mien- charse. La señora Kien llevará al niño. Y vigile que
tras usted decide qué contestarme. no haya enfermos en los pasillos.
-No le voy a contestar nada ..-dijo Katy-, no ten- Cu~_ndo la enfermera s~lió, Stirlitz_ abrió la puerta
go nada que decirle. No entiendo lo que ha ocurrido, y deJo pasar a Katy. Cammaba cogiéndola por d bra-
estoy muy débil todavía. Espero que pronto se acla- zo Y ayudándola a llevar al niño, pero después de
rará este málentendido ... Mi esposo es un oficial, un . notar el temblor de sus manos, lo llevó ~l.
inválido de guerra ... -Escúchame, pequeña -comenzó a decir en voz
Katy sentía ahora una. rara sensación de alegría. baja, ·apretando el cigarro entre los dientes-, ellos
Veía a uno de los suyos, y confiaba en que de ahora v lo saben todo ...
.en adelante, aunque las pruebas fuesen . difíciles, ha- -Tira el cigarro que el humo va a. lastimarle los
bía quedado atrás lo más terrible: la soledad ... ojos al pequeño -le suplicó Katy.
· .-Tonterías :;-la interrumpió Stirlitz-, su trans- -No puedo -contestó él-, sólo tenemos este mi-
misor está en nuestras manos, sus radiogramas tam- nuto: No es lo más terrible de esta situación. Escú-
bién, ya están descifrados y constituyen evidencias · chame atentamente. Ellos te darán una información
imposibles de refutar. Le exijo una sola cosa: que para nu7~tra gente. ~egatéa, . exige garantías, exige
acep_te trabajar para. nosotros. Y le aconsejo -dijo, que el nmo esté contigo ... Cederás por el niño. Pue-
volviéndose, mostrándok con los ojos y la cara, pá- · • den grabarnos, trata de actuar bien en mi despacho.
lida aún, que estaba diciéndole algo· muy importan- A'- Tú no conoces la clave y ·nuestros radiogramas no
te, algo que· ella debía tomar en cuenta y entender · están descifrados. -Erwin lo cifraba todo, tú no eras
bien- que acepte mi proposición y, en .primer lugar, más que la. radista. El resto es asunto mío. Di que
nos diga todo lo que sabe aunque sea poco lo que a Erwin lo visitaba un señor del Ministerio de Rela-
e sepa, y en segundo lugar, después que acepte mi pro- ciones Exteriores. En el coche te mostraré su foto.
posición, que empiece de . inmediato, en él.os o tres Eso es todo. ¿Está claro?
días, a trabajar con nosotros ... .Este señor del Ministerio de Relaciones Exteríores

l
era Heinz Korner, consejero de la dirección oriental.
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14 - """""' rns,Ím,s ,; UN, ' " " ' " "
Una ..,;.,.na ante, había pereddo en un acddente . ,,: gura, era pani~ój!camente más peligrosa para Katy
automovilístico. Era una pista falsa. Siguiéndola, la que su cons~nt1m1ento de trabajar para la Gestapo
Gestapo perdería inevitablemente diez o quince días. y su presencia en uno de los apartamentos secretos
Y en estos, momentos un día ya significaba mucho... A p_ara transmisiones por radio. Los agentes que habían
Cinco horas más tarde, Rolff informó a Müller que sido reclut.ados y aceptaban trabajar contra su anti-
la radista rusa había desaparecido de la clínica Cha- guo, «dueño», era_n tratados con tolerancia. Stirlitz
rité. Müller estaba furioso. A las dos horas llamó sabia ~ue se lo Jugaba todo, que la guerra pronto
acabana y que los verdugos de Müller cometerían
·Schellenberg por teléfono.: nuevos crímenes y aniqµilarían a todos los que se
-Buenas tardes, amigo... Stirlitz le tiene un rega-
lo: ha traído a la radista rusa que ya está de. acuer- encontra?an. encarcelados. Era ésta la razón por la
do en trabajar para nosotros. El Reichsführer lo ha '" / ~u~l ~ab1a dicho a Katy que desde el principio debía
ms1st1r en que ya nada la ligaba a Rusia después de
felicitado ya por ese éxito. la muerte de su esposo y que en ninguna circunstan-
cia ella podía caer en manos de su antiguo jefe. Era
uria alternativa de reserva en caso de que Katy de
Stirlitz sabía que la clave no había sido descifra.
da. Prácticamente era imposible- descifrarla, porque t?dos ~odos c~yese en manos de fa G~stapo. Si Stir-
era su clave personal y nadie en la Gestapo la sabía. htz ~ub1era temdo !ª completa seguridad de que Katy
Los radiogramas que· se mandaban a Stirlitz desde hubiera estado baJo su control todo el tiempo, no
el centro tenían otra clave que no necesariamente se habría preocupado tanto ni planteado una y otra
vez la misma. pregunta: ¿estaba actuando correcta-
debía conocer la radista, sino· el cifrador- que ahora
mente o no? La habría instalado en un «apartamen-
estaba callado y sepultado bajo las ruinas . de su
to de radio» bajo la custodia de los SS y en el mo-
casa. . mento oportuno lo habría dispuesto todo para que
En el despacho de· Schellenberg, escuchando su ale-
ella y el niño desaparecieran sin que nadie pudiera
gre charla con Müller, Stirlitz se preguntaba por cen-
tésima vez si tenía derecho a traer .a la cárcel a ,su encontrarlos. Pero, a pesar de la trágica situación en
los frentes y de la enorme cantidad de refugiados que
compañera de ludía Katenka Kozlova, Katy, Gien,
llenaban el centro del país, la Gestapo seguía funcio-
Inge, Enriquetá. Por supuesto que podría mostrar su
nando de niodo preciso y coordinado: una de cada
botón, montarla en su automóvil, y llevarla a Ba- ~
dos personas delataba a la otra y ésta, a su vez;
belsberg; después le encontraría una vivienda y le
d~lataba a su ddator. Sólo un ingenuo que no cono-
daría nuevos clocumentos. Esto ~ignificaría que al sal-
ciera la estructura de la Policía secreta alemana ·hu-
var la vida de Katy, deliberadainente fracasaría en
biera podido pensar que en estas aguas turbias po-
el cumplimiento cie la operación, aquella operación
dría escabuJlirse sin dificult_ades. ·
que había sido planeada por er centro, que era tan
importante para centenares de miles de soldados ru-
sos y que podría, de .una forma u otra, influir en el
futuro de Europa. Sabía que después del secuestro Durante. tres horas trabajó Müller en el primer in-
de· Katy del hospital, toda la Gestapo se pondría en terrogatorm de. 1~ rusa. Comparab:,t el informe pre-
alerta.. . ' ' ' . sentado por St1-rhtz con la grabación .que había or-
Sabía que, incluso en una escapatoria con éxito, denado hacer, colocando un micrófono en la toma
de corriente situada junto al escritorio del Standar-
el hilo conduciría inevitablemente a él por su botón
tenführer SS Van Stirlitz.
de la Policí~ $CCreta, su coche, sus señas particulares.
Esto significaba que también él tendría que pasar Las respuestas de la rusa coincidían por comple-
a la clandestinidad: Que todo resultaría un fracaso. La . to. Pero las preguntas que el Standarteriführer ha-
estancia en una casa é:ualquiei:.a, aparentemente se- bía escrito ,en el informe eran distin_tas a las que ha-

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bía formulado i-éalmente a la radistá rusa. · e ,realizar cualqµiei:-a de n_uestros hombres ...
-Este Stirlitz trabaja .con audacia. -dijo Müller Stirlitz. volvió á ~uiñai-Ie un ójo a Katy.
a Rolff-, escuche cóino la estaba preparando. · Su -rad1sta no conoce mi estilo -dijo ella- - Pero
Haciendo retroceder la cinta, Müller dejó oír la voz en el Centro lo conocen bien. - ·
de Stirlitz: -Correcto.. Pero tenemos gr.abados sus mensajes
-No voy a repetirle verdades trilladas, usted sabe y pode1_11os enseñárselos fácilmente a nuestro rá.dista
que en Moscú su detención equivale a una condena. y trabajaría en su lugar. ·Sería · su fracaso final. En
-Una persona que caiga en manos de la Gestapo tiene su patr!a no la perdonarán, usted lo sabe bien y tal
que perecer inevitablemente. El que salga de aquí vez meJor que yo.
con vida es un traidor y· nada más. ·¿Correcto? Esto Sti.I:l~tz hizo una se.ña con la cabeza, pero Katy per-
es lo primero. No le pediré los nombres de los agen~ .. . · mane~1ó callada, apretando. contra sµ. pecho al niño
tes que aún no han sido detenidos:· no es importante, ·-~f'- dormido. -·
porque cuando hagan esfuerzos por encontrarla, cae- _ ,- -Si. u st ~d ~e. co?;lpor.ta con s_ensatez, le prometo
. una total Justif1cac1on ante sus Jefes.
rán en mis manos inevitablemente; Esto es lo segun-
do. Usted tiene que comprender que, como hornbr.e 1 -Es _imposible .,...contestó Katy sin esperar la se-
y como oficial ·del Reich, no puedo contemplar su si- . ñal de Stirlitz.
tuación sin piedad. Estoy perfectamente consciente ·~1-i -Se equivoca. Es posible. Su detención no será
de sus sufrimientos de madre· si nos viéramos en la " · registrada en ningún documento nuestro. Se muda-
necesidad de enviar a su .criatura al orfelinato. Esto ría a :la casa. de unos buenos amigos míos .donde la
significa que quedaría sin madre para siempre. Quie- niña se sentiría bien. · ·
ro que me entienda bien: no estoy amenazándola; es un
.....;Es niño ...
que aunque no lo ·quiera, tengo jefes y siempre les -Perdone... Cu~ndo. vea a los .súyos, les dirá que
es más fácil dar órdenes a los que no han visto a despues de la muerte de su esposo, encontró a un
su criatura en sus brazos. Tengo que cumplir las ór- hombre que le dio la contraseña ...
denes: soy un ·soldado y mi patria lucha contra la .-No la sé... · . .
suya. Y ahora _lo último: hemos recibido copias de :_usted la sabe -repitió insistenterriente Stirlitz-
películas filmadas por cineastas moscovitas donde usted sabe la contraseña, pero no la pedirá, éstos so~
presenfan a los alemanes como unos imbéciles y· a detalles menores y un juego romántico: Les dirá que
nuestra organización como una casa de locos. Si fue- ff el hombre que le dio la contraseña la llevó a este
ra así, ¿por qué entonces hemos estado casi a las apartamento .Y, le daba· los telegramas cifrados que
puertas del Kremlin y junto al Volga siendo tan -ustt;d transm1tia al Centro. Será su coartada. En los
idiotas ... ? espectáculos y películas sobre agentes se estila dar
En este punto Stirlitz le guiñó -un ojo a Katy, lo tiempo para que se. pueda reflexionar. Pero no voy
que naturalmente Müller no pudo ver, y ella lo cap- a darle este ,tiempo, le pregunto directamente: ¿sí
té de inmediato. o no? · ·
-Sí, pero ahora el- Ejército rojo está a las puertas · Silencio.
de Berlín -dijo ella. · ~- Mi.iller echó una mirada a Rolff. _
-Correcto. Cuando nuestras tropas estaban a las • '"'.'."Un solp error -dijo-, equivocó el sexo del niño.
puertas del Kremlin, ustedes confiaban en que lle- Dijo que la criatura era una niña. Todo lo demás
garían a Berlín. Nosotros estamos convencidos de es ,un trabajo excelente. .
que pronto -volveremos al· Kremlin; Pero no discuta- -Sí -contestó.Katy en voz baja, casi susurrando ...
mos inás. Le digo todo esto porque no tenemos nada -:No la pigo ..:....ctijo Stirlitz. · -·
de. tontos y hemos descubierto bastante en sus men- -Sí ___;repítió. Katy~. ¡ Sí! ¡ Sí! ¡Sí!
sajes, ,de modo que su trabajo de raqista lo puede -Ahora está bien -dijo Stirlitz-. Y por favor,

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sin histeria. Usted sabía lo que la esperaba sabilidad, no razona y ~s incapaz de tomar , cual~
aceptó trabajar contra nosotros. quier decisión acorde con su voluntad.· Sin embargo,
-Pero tengo una condición -dijo Katy. 00 .es así. Precisamente en esta situación se revela
-Dígamela. · ~el alto nivel profesional y las convicciones ideológi-
-Perdí todos los nexos con mi patria después ·1
cas del agente. Un agente secreto verdadero sabe que,
de la muerte de mi esposo y mi detención. Trabaja:· sin la dirección del Centro, son posibles la pérdida
ré para ustedes si me garantizan que nunca caeré de tiempo y el riesgo innecesario, porque la tarea
en manos de mis antiguos jefes... que se asignó al agente incomunicado puede haber
De repente Katy se puso mortalmente pálida y c0, ~ sido cumplida por otro agente, en otro momento Y
menzó a deslizarse lentamente de la silla. Stirlitz en otro ·lugar. En el extranjero y sin comunicación
tuvo tiempo de correr hacia ella y coger al niño.· con el Centro, el agente no puede juzgar con plena
Llamó al oficial de guardia. . · /veracidad el grado de importancia y la eficiencia de
-Lleve a la detenida al hospital de la cárcel. Ase- , su trabajo.
gúrese de qu~ la tr~ten con_ mucha cortesía ... Éstos _• Los años ~uc Stir!itz había pasado en e! extrai:i·
són los nerv10s, ya se le pasará... · jero le hab1an ensenado a captar los matices mas
Stirlitz le dijo a· Schellenberg: · finos en los· mensajes cifrados que recibía del Centro.
-No podemos perderla. Sería el colmo de la estu- '.i-i Ahora que su ataque frontal contra Bormann ha-
pidez y la imprevisión. Sobre todo en los momentos ' bía fracasado por razones· desconocidas, Stirlitz ne-
en que comencemos nuestros juegos con el cura. cesitaba un urgente contacto con Moscú. Necesitaba
Sería conveniente garantizar el apoyo del Reichs- obtener alguna ayuda, uno o · dos nombres, una o
führ.er. dos direcciones de hombres que, aunque no estu-
·. -Lo· intentaré ·-contestó Schellenberg-. Pero, ¿y · vieran relacionados directamente con Bormann, lo
los motivos? estuvieran con la sobrina del primo casado con la·
-Hay muchos -Stirlitz se encogió de· hombros. hermana del suegro de su cocinero.
-Desinformar a lqs ingleses a través de Portugal Stirlitz sonrió. El parentesco había resultado
y transmitir a Moscú lo que nos sea provechoso. De. cómico.
este modo los volveríamos locos -dijo pensativa. «No puedo perder tiempo, es la muerte -pensó-.
mente Schellenberg-, ¿Qué le parece? No puedo mandar al pastor a Berna hasta que Pleis-
~Demasiado arriesgado. .'. Pero es interesante. chner no esté allí. Es absurdo enviar a Pleischner
-Está bien, lo pensaremos. Lo felicito, Stirlitz, sin antes encontrar el modo de acercarme a .Bor-
hemos hecho rabiar a Müller. Está muy bien, muy mann. Hasta, dentro de un mes el Centro no me man-
bien. . dará otro radista. No puedo esperar un mes, todo se
decidirá en días, ·e~ el mejor de los casos, en serna-
nas.»
Pa·ra Stirlitz, una de las tareas más importantes Stirlitz se preguntó por qué Bormann no había
era determinar el volumen de las investigaciones acudido a la cita. En primer lugar, podía no haber re-
atómicas y aunque sabía .que los problemas a resol- cibido la carta. Los hombres de Himmler pudieron
ver debía comprenderlos y evaluarlos bien, se daba ..• interceptarla.;, aunque era poco probable, Stirlitz se
cuerita perfectamente de que una sola persona, por · las arregló para enviar la carta con toda la corres-
muy hábil que fuese, no podía abarcarlo todo. . .. · pondencia secreta destinada a Bormann personal-
Por es.ta. razón resultaba tan atorn:ientadora la · mente. Hubiera sido muy arriesgado robarla porque
ausencia de la comunica~ión con el Centro. Los ad-. · la ·-introdujo después de que todo el correo había
versarips suelen creer que un agente col9cado en · sido revisado por el empleado del departamento se-
esta situación carece de iniciativa, teme. a bJ reSpon· · creto del secretariado del Reichsführer. · Sin embar:

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go, Stirfüz no debía rechazar por completo esta po-
sibilidad. Analizando ·la carta enviada, Stirlitz se lia- La sirena de la alarma comenzó a aullar. Stirlitz
bía percatado de varios errores esenciales. A menu- ccmsultó el reloj: las diez de la noche. La puesta del
do lo salvaba su capacidad innata de volver a ana- sol era hoy de un.rojo color sangre, con tonos azules.
lizar una acción, una conversación, una carta, y sin Significaba que por la noche haría frío. «Echará a
lamentar ·un posible error, sin dejar que las cosas· · perder mis rosas -pensó al levantarse-. Había sido
siguieran su curso, buscar la salida a la situación p~n_iatuto sembr~rlas, pero quién hubiese podido
que pudiera. crearse debido al error cometido. La ad1vmar que .el fno se mantendría tanto tiempo.» ·
carta enviada no presentaba ninguna amenaza para · Las bombas caían muy cerca.
él personalmente: la había escrito en una máquina «Al diablo -decidió Stirlitz-, me iré al Bunker.
de escribir en el cuarto de expedición durante un Ellos seguramente tratarán de estropear mi estima-
bombardeo, por lo tanto, estaba· protegido. Simple-
mente pensaba que para un tipo como Bormann la
carta contenía demasiadas emociones y expresiones
de fidelidad y pocos hechos y proposiciones concre-
tas. El razonamiento de un hombre de Estado se di-·
I .1 da empresa. Sería una estupidez morirse ahora.»
Salió del despacho Y echó a andar por el pasillo
vacío hacia la escalera que llevaba al Bunker. Se de-
tuvo junto a la puerta del despacho de las comuni-
caciones · telefónicas directas. Al principio no com-
ferenci& de las estructuras mentales de quienes se ,¿_ prendió P_or qué se había detenido aquí, pero luego
encuentran en los escalones inferiores de la escaiera _,_"'_·r~·'<. se percato de que en la puerta estaba puesta la llave.
jerárquica de un Estado totalitario. La enorme res- Frun_ció el ceño Y sin apresurarse miró· en torno.
ponsabilidad por las decisiones tomadas prácticamen~ El pasillo estaba desierto, todo el. mundo se había ido
te fuera de todo control obligan a un hombre de Es- al Bunker. Empujó la puerta con el hombro, La puer-
tado como Bormann a aceptar entrevistas con su- ta no cedió. Hizo girar la llave. La luz estaba _apa-
bordinados sólo cuando le comunicaran hechos des- gada, aunque. las ventanas habían sido cubiertas con
co?ocidos por todos y que fueran importantes para pesadas cortinas. Stirlitz encendió la luz, tanteando
el Estado. Pero, por otro lado, continuaba él pensan- la pared con la mano. Dos grandes teléfonos blancos
do, para Bormann eran importantes incluso los más se. destacaban entre todos los demás. Era la línea di-
p~queños de~al~e.s que hubi~ran podido perjudicar a . -l recta con el Bunker del Führer y con los despachos
H1mmler. Stirhtz comprend1a el porqué de esta lu- · · de ~ormar:m, Goebbels y Keitel.
cha entre Himmler y Bormann. Pero no la razón de '\,,;r, S.tirlitz se asomó al pasillo. No había nadie. Los
que esta lucha con,tinuase en estos momentos con , · cristales temblaban por· el impacto de las bombas
una _furia. ere.ciente. Stirlitz se. daba cuenta de que -.._· que caían demasiado cerca. Pensó un instante si val-
Bormann podia estar ocupado simplemente y no pudo · dría la pena cerrar o no la puerta.
acudir a la entrevista. Al mismo tiempo, sabía que · Después se acercó al aparato y marcó el número
Bormann había atendido esas· peticiones sólo dos o . 120054. . .
_tres veces; lo sabía por sus conversaciones telefóni- ¡ -Bormann -oyó en el auricular una voz de bajo
cas grabadas. Bormann recibía diariamente esas so- J. fuerte. ·
lici~udes de entrevistas de por lo menos veinte ºj·_ .' •\ -¿~a r~cibido usted mi cárt.a? -preguntó Stirlitz
tremta personas del grupo superior jerárquico del •. . ' camb1an~o Ia voz. ·
aparato del Partido y militar. . ·. . -¿Quien habla? ·
«Todo fue ingenuo de principio a fin -decidió Stir- .·· -Debía recibir una carta dirigida personalmente a
litz-. No sólo he jugado a ciegas, sino que, de acuer-1 usted. De un miembro fiel del Partido.
do con sus reglas, he jugado mal. ¿Puedo hacer algo _ -~í. Buenas noches. ¿Dónde está? Ah, bueno ...
para arreglarlo? En principio, sí, pero, ¿cómo hacer- Esta claro. La matrícula de mi coche es ...
lo concretamente?» -Lo sé -interrumpió Stirlitz-. ¿Quién conducirá
.¡ el coche? ·
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..
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'í1
[j¡ •
-¿Tiene eso importancia?
-Sí. Uno de sus chóferes ...
-Lo sé -lo interru~pió Bormann.
Se entendían perfectatnente. Bormann había e.nten-
dido que Stirlitz estaba enterado de que todas sus
conversaciones se· grababan, lo cual significaba que
el- hombre que le hablaba estaba al tanto de los se-
cretos del Reich. Stirlitz, a su vez, llegó a la conclu-
sión de que Bormann sabía todo lo que no le podía
decir (uno de sus chóferes era un agente de la Ges.
tapo) y presintió el éxito. 8·111-1945 (22 h 32 min)
-Lo van a esperar en el sitio indicado. Mañana,
a la hora prevista.
-No, ahora -dijo Stirlitz-. Dentro de media hora. Media hora más tarde Stirlitz vio un «Maibach»
-¡ Heil ·Hitler! -dijo Bormann y colgó. blindado estacionado junto al Muse.o de Historia Na-
tural. Él pasó de largo y en el asiento de atrás des-
cubrió a Bormann. Después de cerciorarse de que
no había ninguna «cola» detrás de él, volvió sobre
sus pasos y, abriendo la puerta, dijo: ·
-:-Parteigenosse Bormann, le· agradezco la confian-
za que me ha mostrado ...
· Bormann le estrechó la mano en silencio, exami-
nando la cara de Stirlitz. ·
-Vamos -le dijo al chófer-. Al Wannsee.
Después cerró la cabina de cristal que lo separaba
del chófer.
-'-¿Dónde lo he visto antes? -preguntó mirando
nuevamente a Stirlitz-. A ver, quítese el camuflaje ...
Stirlitz colocó sus lentes en las rodillas y se echó
hacia atrás la _gorra. · ·
-Estoy seguro de que lo he visto en algún lugar
anteriormente --repitió. .
-Seguro -contestó Stirlitz-; Cuando me conde~
coraba con la Cruz de. Hierro me dijo que yo tenía
cara de profesor de Matemáticas y no de espía ...
-En este instante, tiene la cara de un espía y. no
de un profesor -bromeó Bormann-. Pero bueno, qué
ha pasado, cuénteme ...

El teléfono que comunicaba a Bormann con la Di-


rección Imperial de Seguridad no había. sido utili,
zado durante toda la noche. Al otro día por la ma-
ñana, la conversación grabada ya se encontraba en

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reciera casual, en un accidente en la. misma calle de
la mesa de Hiinmler. Su primera reacción fue de su casa:. Himmler estuvo a punto. de autorizar esta
furia, pero cuando su ira se hubo aplaca~o, se asus- operación, a todas vistas necesaria, pero después se
tó y llamó a Müller. Le ordenó que averiguase con detuvo. Ya no tenía confianza en nadie, ni siquiera
mucha cautela quién había llamado al cuartel general en Müller.
.del NSDAP desde el despacho especial .dé teléfonos -Piénselo bien usted mismo -dijo-. Tal vez sea
estatales. mejor soltarlo -dijo, sabien_do perfectamente Ja res-
-Esa mañana Müller no pudo reunir ninguna infor- puesta de Müller. .
mación importante. .Por la. t~rde le entregar~n las -Es imposible, lo trabajaron mucho.
huellas digitales que había deJado el desconocido al Era ésa exactamente la respuesta que esperaba
llamar a Bormann. Le asombró enormemente que el Reichsführer.
fueran las mismas huellas digitales . que la· Gestapo ·./
)
-Bueno, no sé_ -dijo haciendo una mueca-. El chó-
había descubierto días antes en el transmisor de la ·fer es un hombre honesto y nosotros no castigamos
radista rusa. a la gente honesta... Invente algo usted mismo ...
Müller salió furioso del despacho de Himmler, con-
vencido de que el Reichsführer le . temía a Bormann
El chófer de Bormann que tiempo atrás, con per- #," y desviaba el golpe hacia él, hacia Müller. «No -de-
. miso del propio Bormann, había rehusado conver- cidió-, en este:,caso, yo también puedo_jugar este jue-
tirse en· informante del SD, fue· de.tenido ct1ando vol- go. El chófer debe vivir. Él será mi carta de triunfo.»
vía. a .su. casa :después _.de· la guardia. ·Du.rante. tres Después de habiar .. con Müller, Himmler· llamó a
horas lo único que· diJo fue que le permitif:ran una ·Otto Scorzeny.
entrevista con Bormann. Después. de que le ~plica~ -Necesitó el archivó de Bormanri ~dijo-. ¿Usted·
ron el interrogatorio dé tercl:!r g:raclo, confesó que ·.· entiende lo, que · necesito, Scorzeny? ·
esa noche un desconocido. había montado en su auto, -Perfectamente.
móvil con ~u· jefe, No. pudo decir. de . qué hablaron .:_será más difícil que secuestrar al duce.
porgue la conversádón se h~bía desarrollaclo en los --:-Seguro.
asientos de atrás y su cabma estaba separada de ~Pero, ¿es posible?
ellos · por un grueso cristal a ·prueba de .balas, tiizo ' :_No lo sé. . .
ia descripciói;i del desconocido.. Dijo que . el . hombre \~ -:-$corzeny, •esta respuesta no me satisface. Pront?
llevaba una gorrá que le fapaba la frente y lentes . ·.r· Bormañn querrá sacar el ·archivo, usted· debe averi-
con gruesa montur:á. de car,ey. Tenía. bigot~s .c:anosos. guar adónde, además, ·cómo y qui~.D'_ lo va a proteger.
El chófer ttivo que examinar. más de doscientas. foto Scliellenberg · le · ayudará extrapficialmerite, como ase-
grafías. Entre ellas había una fofo ~e .S'tfrlitz.. Pero, . sor generaL .. . .. , . . . . . . · . . .
. en ·primer lugar, no llevaba_ .lente~( m bigotes, f}u_e se ¡ -:-He compr~ndido, Ilefchsfüh,:er.
ponían y quitaban fácilmente en,cás? de necesidad ~· l
en segundo lugar, lá foto habla sido hecha hacia l.
cinco años y, .dl.,lrante est?s _años d~ guerra, los _hom- Á\ • Después de haberle comunicado á Schellenberg su
bres - solían. tran. s~ormarse :por c.omplet,o Y .con fre- 1 idea de enviar al pastor Schlag al extranjero, Stirlitz
cuenda hasta lo irreconocible. · . tomó el' expreso nocturno hacia la frontera suiza para
· Después de· recibir la riota. de 'Müller sobre la inves-
tigación que se llevaba a cabo, Himmler dio su. c?n- ¡ preparar la «ventana». Creía, como Scheflenberg, que
si. el pastor cruzaba la frontera abiertamente, .todo
sentimie.n.to .para.. tomar e. n secreto las huellas digita·.· ·.·.¡ . el asunto podía adquirir una publicidad indeseable.
les a todos los funcionarios. Esta operación había sido planeada sin conocimien-
Müller propuso también organizar la liquidación .
::: chófer de Bormann, de modo que su muerte pa- ?; to de la Ges tapo. S.i ·. ella se · hubiera enterado de que

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:ii,.:,
un hombre liberado de la cárcel ilegalmente, sólo por ~úmero 56 en e.1 vagón contiguo lo oc_upaba un pá-
orden personal de Schellenberg, había cruzado la lido P:ofesor sueco con un largo y tosco apellido
fronte~p., seguramente lo habrían dejado pasar, pero escandmavo. Eran los único.s viajeros en dos vagones
sometido desde el principio a la más estricta vigilan- internacionales sin contar a un general que volvía
cia, lo que debía evitarse a toda costa mediante esta al frente italiano después. de haberse curado de sus
«operación de cobertura». De acue'rdo con el criterio heridas. El general se asomó al compartimiento de
de Schellenberg, el «desenmascaramiento» de Schlag Stirlitz y le preguntó:
después de que hubiera cumplido su misión debería -¿ Es usted alemán?
llevarlo a cabo precisamente Stirlitz. -Desgraciadamente -contestó Stirlitz.
En estos días Stirlitz, con el consentimiento de Él podía hacer tales bromas, porque había sido
ScheHenberg, había preparado para el pastor los «can- ofic,ia_11!1ente autorizado. Una provocación supone la
didatos» a conspiradores; . consideraba que debían pos1b1hdad de bromear sarcásticamente. En caso de
ser empleados del Ministerio de Relaciones Exterio- que uno de los dos delatara al otro, había una pro-
res y del cuartel general de la Luftwaffe de Goering. tección: estaba oficialmente autorizado por sus je-
En estos organismos había escogido a los hombres fes. Si la delación no se producía, era entonces fac-
que servían al nazismo con el mayor celo y a quie- tible que se podía trabajar con ese hombre. Este pro-
nes cqnocía como agentes de la Gestapo. A Schellen- blema había sido discutido en la Gestapo: ¿Debían
berg · le gustó especialmente el hecho de que todos interrumpirse las conversaciones peligrosas en el acto
estos hombres habían sido reclutados por la Ges- o continuarse? Algunos en el SO eran partidarios de
. tapo. cortarlas en seguida: el miedo era un remedio pro-
. ""'""'.Todo eso está muy· bien -dijo-, tiene buenas filáctico excelente. Pero los demás, y entre ellos es-
perspectivas. · taba· Stirlitz, afirmaban que debían provocarse con-
Stirlitz lo miró interrogativamente; versaciones sobre los temas más candentes en todas
-De este modó -aclaró Schellenberg- le echare- partes donde fuese posible.
mos a perder la reputación de todos los demás que . -¿Por qué «desgraciadamente»? __:preguntó el ge-
támbién pretenden buscar contactos en Occidente. neral.
AHí saben difer-enciar muy bien entre la Gestapo y -Porque no me han traído la segunda taza de café.
nuestro departamento, El -café verdadero se lo sirven únicamente a los que
«No lo había pensado -reconoció Stirlitz-. Es in- tienen pasaporte extranjero.
teligente, sabe bien lo 'que hace y prevé el futuro. -¿Sí? Pero a mi ya me han dado dos veces. Tengo
· Gracias, Schellenberg, por la lección. Aunque hay que coñac. ¿Le gustaría beber?
pensarlo bien: si tienen a alguien en Occidente, le -Gracias, yo también .tengo· coñac.
tenderían la mano al mismísimo Satanás y ni ha- ~Pero seguramente no tiene tocino.
blemos de Müller.» · -Tengo tocino.
El expreso nocturno en que viajaba Stirlitz se di- -Entonces parece que ambos comemos del mismo
ferenciaba de todos los demás porque continuaba plato -dijo el general observando lo que Stirlitz sa-
manteniendo el confort de antes de la guerra: en los caba de su portafolio-. ¿Qué graduación tiene?
pequeños compartimientos crujían las correas de piel -,-Soy diplomático. Consejero de la tercera direc-
genuina; ·brillaban como en un barco los ceniceros ción de relaciones- exteriores.
de cobre y los soportes de las lámparas eléctricas y -Entonces, .ustedes son a· quienes todo el mundo
los camareros servían un café fuerte. Era un tren maldice -dijo el general, sentándose en un sillón co-
casi exclusivamente utilizado por los diplomáticos locado detrás del pequeño lavamanos-. Ustedes son
en sus viajes de Escandinavia a Suiza. los culpables de todo. · ·
Stirlitz ocupaba el asiento número 74. El asiento ·-¿Por qué?

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-Porque ustedes provocaron la guerra en dos fren-
tes. Prost! . nas. Para correr a tiempo.
\i -Prosf/! ¿Es de Mecklemburgo? -¿No tiene miedo de hablar así con un descono-
-Si. ¿Cómo lo sabe? cido?
~Ha dicho Prost, La gente del Norte · siempre se -Usted no conoce. mi nombre ...
comen las vocales. -Sería muy fácil de averiguar, porque tiene una
El general se rió. cara muy destacada.
-Bs verdad -dijo-. Dígame, ¿no lo vi a usted -¿Sí? Diablo, a mí siempre me ha parecido que mi
ayer en el Ministerio de Aviación? cara_ es muy corriente. De todos modos mientras us-
Stirlitz se puso en guardia. El día antes había lle- ted escribe su denuncia y ellos encu~ntran a otro
vado al pastor Schlag al Ministerio de Aviación para testigo, pasará tiempo y todo se habrá. terminado
«establecer contactos» con los hombres más cerca- ya. Éstos no son los que nos van a sentar en el ban-
nós a Goering. En el caso de que la operación tuviese quillo de los acusados, sino los otros. Y los diplomá-
éxito y la Gestapo comenzara a funcionar a instan- ticos ocuparán los primeros lugares. ·
cias de Schellenberg para aclarar la «conspiración» . -:-Ustedes quemaban, destruían, mataban, ¿y van a
haría falta que el pastor dejase huellas: en el Minis- Juzgarnos a nosotros?
. terio de Aviación, en la Luftwaffe y en el Ministerio -'-Hemos cumplido órdenes. Qu~maban los SS. No-
de Relaciones Exteriores. En el Ministerio de Avia- sotros combatimos.
ción el pastor entregó su pasaporte para un registro -¿Es que han inventado un nuevo método de ha-
y pidió datos sobre el consejero Walter Schmiede- cer la· guerra sin quemar y sin rriatar?
kropf; en el Ministerio de Relaciones Exteriores ha 0 -La guerr:a es necesaria. Por supuesto no una
bía dejado una carta para el doctor· Kleist que ha- guerra estúpida. Ésta es la guerra de un aficionado.
bía sido el primero en tantear en Estocolmo los con- Él decidió que podía hacerla sin estudiar en las
tactos con Occidente. academias, por inspiración divina. Decidió que sólo
«No -pensó Stirlitz, sirviendo el coñac-, este ge- él sabía lo que todos nos9tros necesitábamos. Deci-
neral no pudo verme. No pasó absolutamente nadie dió que él sólo ama a la ·gran Alemania, mientras·
cuando estaba esperando en mi coche. Es imposible que nosotros pensamos día y noche en cómo ven-
que Müller me lo haya enviado, no tiene esta costum- derla a los , malditos cosacos judíos.
. bre; trabaja con más perspicacia.» · Stirlitz se rió. ·
-No· estuve allí -contestó--. Mi cara tiene una -Hasta ahora no había oído hablar de cosacos
propiedad extraña: todo el mundo cree que me ha judíos.
visto anteriormente. · -Bueno, de los rojos yo espero cualquier cosa.
-Tiene una cara muy estereotipada -contestó el., Y de los norteamericanos también. He peleado con-
general-. Se parece a muchos. tra. ellos durante un año. A estos idiotas los perderá
-¿Eso es bueno o malo? · su técnica: creen que la guerra puede ganarse sólo
-Para los espías debe de SS!r bueno, pero para un con bombardeos. P11ost !
diplomático creo que es m<!lo. Ustedes necesitan ca- -Prosit ...
ras que puedan ser recordadas después. -Seguirán aumentando su poderío técnico y se
-¿Y los militares? ahogarán_ en él. Decidirán que todo les.- será permi-
-Los militares necesitamos ahora piernas fuertes. tido. Los rojos ·piensan como piensan·: porque .son
-¿Y qué me dice de las cabezas? salvajes y pobres y los norteamericanos porque son
-Nuestras cabezas no tienen ninguna importancia. demasiado ricos. _Por eso las guerras son necesarias ...
Alguien piensa por nosotros, sólo cumplimos órde- -No veo la relación ;-dijo Stirlitz-. Algo en su
nes. Nuestras piernas son las importantes, las pier- tesis no funciona. · .
-Todo funciona perfectament·e. Los Estados son
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15- DIECISIETE INSTANTES
bib. estrella roja khalil.rojo.col@gmail.com DE UNA PRIMAVER-\
como hombres. No les gusta la inmovilidad. Se aho- -Bueno, y si viniera· de su jefe supremo en Italia ...
gan dentro de sus fronteras. Necesitan movers~: es -¿Kesselring? Nunca hará tal cosa.
un axioma. El movimiento es la guerra. Pero s1 us- -¿Por qué? ~-
tedes, diplomáticos malditos, lo vuelven a confun- -Fue educado en el cuartel general de Goering.
·dir todo serán totalmente aniquilados. Todo el que ha trabajado bajo el mando de algún
-Hern'os cumplido órdenes. Somos también solda- líder, pierde la iniciativa inevitablemente. Puede ad-
dos... Soldados del Führer. quirir destreza, convertirse en un ser analítico, pero
-Déjese de fingir. Soldados del Führer -remedó pierde la capacidad de tomar decisiones propias.
burlonamente a Stirfüz-. Un cabo que- se robó las Antes de dar un paso semejante, iría a ver forzosa-
botas de un general... mente al cerdo.
-Me da miedo hablar con usted... -.. , -¿A quién?
-Miente. En estos momentos toda Alemania dice · ··.t'I!·. -Al cerdo -repitió el general obstinadamente-.
lo mismo... O lo piensa; en todo caso. A Goering. ·
-¿Y los muchachos de las juventudes hitle~ia- -¿Está usted seguro de que es imposible conven-
nas? Cuando luchan contra los tanques rusos, ¿pien- cer a Kesselring de que tome esta decisión sin el con-
san igual? Ellos mueren con las palabras de «Heil sentimiento de Goering?
Hitler»... ~fo.: -Totalmente ·seguro.
-El fanatismo nunca ofrecerá una victoria defi- -¿No cree _en esa posibilidad?
nitiva. El fanatismo cansa y acaba disolviéndose en -Creo en la posibilidad ... En la posibilidad de una .
las ideas y la conducta- de los vencidos. Los fanáti- muerte· cercana... la de todos nosotros, juntos... No
cos pueden vencer en los primeros momentos, pero es tan terrible, créame, cuando es la de todos jun-
nunca podrán retener la victoria porque se . cansa- tos. Nuestro fin será tan horrendo que su recuerdo
ran de ellos mismos. Prost! herirá el corazón de muchas generaciones de alema-
-Prosit ... Entonces, ¿por qué no se rebela con su nes desgraciados ...
división ... ? El general comenzó a llorar de improviso. Su cara
-Un grupo de divisiones. permaneció impasible, ni un solo músculo se movió
-Mejor. ¿Por qué, entonces, no se rinde junto con en ella, sólo las lágrimas , resbalaban por sus meji-
sus divisiones? 'Ir-' llas. Pero el llanto no afectó la firmeza de su voz
-¿Y la familia? ¿Y los fanáticos del Estado Ma- cuando terminó diciendo:· .
yor? ¿Y los cobardes que prefieren luchar creyendo -Dije a rriis hijos: maldita sea cualquier democra-
en una victoria ilusoria antes de marcharse a .un cia en . Alemania. Toda democracia en nuestro país-
campo de prisioneros de los aliados ... ? acaba en la dictadura de los pequeños tenderos. Mien- .
-Usted puede dar una orden ... tras más libertades tenemos, más rápidamente desea-
-Se da una orden para morir... No existen órde- · · mos la SS, la Policía ·secreta, los campos de concen-
nes para vivir entregándose al enemigo. Nadie -sabe
cómo escribirlas... En ningún Ejército del mundo.
¡
·
tración y el miedo total. Sólo así nos sentimos tran-
quilos. No se necesita que luchemos por nuestrós
-:l Y si hubiera · recibido est~ _orden ... ? . .i,. puntos de vista sobre los destinos de la patria, o asu-
-¿De quién? ¿De este neurotJco_? Nos e~ta arras- mir. una responsabilidad cualquiera: sólo hay que
trando a todos· a la tumba: es terrible morirse en la levantar la mano en honor .del que lo -hace todo por
soledad, pero todos juntos es insignificante Y hasta ti, sólo hay que gritar Heii. Hitler y ya todo está
podemos bromear ... claro y no hay por qué preocuparse ...
-¿Y si la orden viniera de Keitel?
-Éste en lugar de cabeza tiene un culo. Es un ofi-
cinista, no un militar.

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Toda la ,noche el profesor sueco del apellido escan. .i Reichsführer!
dinavo largo y tosco la pasó escribiendo en su com- Ayer por 1~, noche comencé la realización práctica
partimiento, tratando de que la pluma no rasgara
de la operacwn «Verdad». ··. · ·. .
demasiado el papel cada vez que el tren se estreme- . Planifiqué (levar a cabo la acción, de ser posible,
cía violentamente en los empalmes ... sin ruido. Szn embargo, los acontecimientos de la
En léi estación fronteriza Stirlitz salió del vagón .. noche en cuestión no me permitieron realizar mi plan
El general bajó la vista al pasar y levantó la mano así. Después de que mis hQmbres vestidos de civil ha-
en el saludo del Partido. · .· bían colocado un camión en medio de la carretera la
-Heil Hitler! -dijo en voz alta .. · columna que transportaba el archivo del Reichstleiter
-Heil Hitler! -respondió Stirlitz-. Le deseo éxi- sirz parar~e, comenzó a, disparar sob.re et camión y
tos y que derrote• a sus enemigos. tres de mis hombres. Szn preguntar nada, sin revisar
El general miró a Stirlitz con aprensión: debió de los documentos, el primer coche de protección del
haber estado muy borracho cuando entró en su com. archivo del Partido chocó con nuestro camión y lo
partimiento. .. tiró a la cuneta. El camino· logró ser abierto. Cinco
-Gracias -contestó de nuevo muy alto, calculando h()mbres. del primer coche. de protección· montaron
que tal vez sus palélbras fueran oídas por el mozo del en·,ez automóvU ~iguienté y la columna reemprendió
tren-. Les romperemos. la cabeza. .. la marcha. Me di cuent.a de que en cada camión se
-No lo dudo -dijo Stirlitz y echó a andar despa- encontraban por lo menos cirico o seis hombres ar-
cio por el andén. . ' ··. ma~os con metralletas. Como se había aclarado pos-
En los dos vagones sólo .había quedado el profesor. terzorme_n_te, no eran soldados, ni tampoco oficiales.
suec_o qll;e iba al extr~njer'?, hacia la tranquilidad y Eran militantes de la organización local del NSDAP
el s1lenc10 de una Smza hbre y neutral. Stirlitz se moviliza.~os la . noch~ antes de ·qué se produjera la
paseó por el andén hasta que fuerón llenadas las for- evacuacwn .del archivo. Ellos habían recibido la or-
malidades de control en la. frontera y aduana. Cuando den _personal de Bormarin de disparar sobre cual-
el tren. lentamente se p1;1so en marcha, $tirlitz siguió quiera qúe se acercara a los coches·• más de veinte
con una larga mirada la figura del profesor sueco metros, independientemente de su grado.
que iba pegado a la ventana... · Comprendí qúe había que cambiar ·1a· táctica. Man-
Era el profesor -Plei!¡,ch_ner, el hermano de su com~ dé una parte de 1ni~ hombres. a seguir por el camino
pañero de lu'cha,, el. _héroe antifascista alernán Hugo P,aralelo hasta la _mtersecció:z, de la carretera y la
Pleischner. Iba a Berna con un iáforme dirigido a lirzea del ferrocarril: el' guardian de allí fue sustituido
Moscú sobre las negociaciones de Wolff, sobre .Ja ta: por uno de mis Jlombres de confianza que debía ce-
rea que le había_ encomendad.o Schellenberg, :Sobre · rr<;r. el camino bajando la barrera. Yo y el resto- de
los contactos con Bormann y la detención de Katy. ~is. hombr~f nos quedamos en el mlsmO lugar y di-
En este informe, Stirlitz pedía que le mandaran un vi~imos en dos la columna que · transportaba el ar'
enlace y señalaba cuándo, . dónde y cómo podía. re· clizvo. Para esto tuvimos que prender fuego con un
cibirlo. .· · · . lanzagranadas faust al camión . número trece si con-
Stirlitz suspiró con alivio cuando el tren se hubo t~mo.s desde el primero. Por desgracia, hubo que uti-
alejado y se dirigió al departamento local de la guar- lizar ª:~as: los hombres del camión dispararon has-
dia fronteriza para pedir un -automóvil' y marcharse ta la ultima bala, a pesar. de que les habíamos pro-
a un lejano· puesto en · las montañas, p0r donde pues.to entrar en· negociaciones.· Los primeros trece
muy pronto el pastor debería penetrar «ilegalmente» camiones llegaron al cruce al mismo tiempo que nues-
en Suiza. · tros automóviles, pero allí se encontraban diez tan-
q'!es del Cuerpo de Ejército número 24 que prote-
gieron a los ca~iones del Reichsleiter. Nuestros hóm-

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bres. tuvieron que replegarse para no verse compro-
metidos en c~sd de que alguien pereciera en el tiro-
teo. Los camiones que habían caído en nuestras ma-
n?s fueron quemados y todos los sacos y cajas ·de
cinc trasladados a los vehículos blindados y trans-
portado~ al aeró1romo. Los chóferes que condujeron
los velucutos blindados .al aeródromo fu e ron liqui-
dados por nuestro grupo de choque.
Heil Hitler!
Su Scorzeny. INFORMAClóN PARA UN ANÁLISIS (DULLES)

La agente de Schellenberg que trabaja en la casa


de Dulles, comunicó que su dueño había sido visi-
tado por el cura Norelli de la representación del Va-
\ ticano y estos dos hombres inteligentes habían man-
tenido una conversación que pudo grabarse casi has-
ta la última palabra.
-El mundo maldecirá a Hitler -dijo Dulles lle-
nando su pipa-, no· sólo por los crematorios de
Maydanek y Auschwitz ... sino porque la intervención
alemana, por muy paradójico que· parezca, ha provo-
cado un desarrollo de Rusia de una magnitud nunca
antes vista. Descubrió el enorme potencial del régi.
men soviético. Nunca antes en toda su historia, ni
siquiera en el período magnífico y democrático de
·~. ·~ las reformas de 1861, Rusia dio un salt.o adelante
como en estos años de guerra. Los rusos construye-
ron enormes fábricas en los Urales y Siberia con
nuestra ayuda; les dimos máquinas, materiales es-
tratégicos e información técnica. Después de obtener
nuestra técnica, abandonaron sus métodos anticua-
dos. Hitler arrojó a Rusia en los brazos de Norteamé-
rica. Los rusos reconstruirán la industria de las re-
giones occidentales devastadas con la ayuda de las
reparaciones alemanas (Stalin se propone obtener
de Alemania veinte mil millones de dólares) y con
· esto duplicará su potencial industrial.
-Entonces -preguntó el cura-, ¿no hay salva-
. ción? ¿Quiere decir que dentro de cinco o seis años
los bolcheviques me obligarán a decir misa en honor
de su ilustrísimo Stalin? _
-No sé qué decirle... Por supuesto, pueden hacer-

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lo. Si actuamos como corderos, n'aturalmente. Debe-
mos poner nuestras esperanzas . en el desarrollo del ~Es muy interesante · -dijo el cura..:_, Lo único
nacionalismo en Rusia, tal vez así lÓs podríamos ven- que terrio es que en sus razonamientos se coloque us-
cer ... Pero no debemos ser tontos. Si antes Stalin -t¡;d más bien por encima de ellos que al lado de
tenía su metalurgia en Ucrania y muy poca en el ellos ...
Este, si antes Ucrania alimentaba con ·su trigo al -?Me sugiere que ingrese en las filas del Partido
país entero, ahora todo ha cambiado. En la báse del bolchevique? .-sonrió Dulles-~ Ellos no me acepta-
nacionalismo siempre se encuentran los intereses· rían.
de tal o cual grupo de población que está relaciona-
do con los negocios o, utilizando la fraseología mar-
xista, con la producción. Cuando yo mismo produz-
co algo, me siento de una manera, pero cuando apa-
rece un competidor, me siento diferente. En nuestro
sistema la competencia es vivificante. · En el sistema
de Stalin la competencia sólo traumatiza a la gente ..
Sería ridículo que mandásemos a la futura Rusia a
saboteadores que vayan a volar fábricas. Pero si nues-
tra propaganda, de, modo preciso y bien argumen-
tado, les dijera a las nacionalidades de Rusia que
cada una de ellas puede vivir sola y hablando su· pro-
pio ·idioma, esto sería una victoria nuestra y los ru-
sos no podrían oponer nada a ella.
-Mis amigos en el Vaticano -dijo el cura- creen
que los rusos han aprendido a maniobrar en las ac-
ciones y en el razonamiento durante los años de
guerra.
-¿Sabe? -dijo Dulles, dando chupadas a la pipa-,
estoy ahora releyendo a· los escrit0res rusos: a Push-
kin, Saltikov, Dostoievski... Lamento mucho no cono-
cer su idioma, porque la literatura rusa es asombro-
sa; me refiero a su literatura del siglo jx1x. En la se-
gunda mitad del siglo xrx les permitieron desahogar- ·
se y hay que estudiar cuidadosamente este perfodo
porque su desahogo no fue tanto sobre el pasado
como sobre el futuro... He llegado a la conclusión
de que el carácter ruso es más propenso a contem-
plar los ejemplos ideales del pasado que a arries-
garse a construir los modelos del futuro. Imagino
que acabarán por cifrar sus esperanzas en la clase
agraria de Rusia, confiando en que la tierra todo lo
cura y todo lo une. Si lo hacen, entrarán en conflicto
con el tiempo y en este conflicto· no existe saHda.
El nivel del desarrollo técnico no permitirá cifrar las
esperanzas ideológicas en la tierra, ·

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11-111-1945 (16 h 03 min)

En el puesto fronterizo, Stirlitz había resuelto rá-


pidamente todos los problemas. El primer tenien-
te resultó ser un muchacho .complaciente y de
buen carácter. Al principio, a Stirlitz le asombró
su excesiva amabilidad, porque los guardias fron-
terizos tenían fama de ser tan orgullosos como los,
estudiantes pendencieros del siglo pasadp. Pero pronto
Stirlitz comprendió lo que ocurría: era la vida en las
montañas, en la frontera con la Suiza neutral, en un
mundo singular de luna y nieve, lejos de· 1os bombar-
deos, la destrucción y el hambre, la que impulsaba al
teniente, al comandante de la zona y a todos los demás
jefes locales, a complacer a un visitante del Centro.
De aquí que nadie le preguntara a Stirlitz acerca de los
detalles de la acción ni mucho menós sobre sus ob-
jetivos. Naturalmente, él no habría contestado esas
preguntas; sin embargo, la conducta de los guardas
fronterizos, su obsequiosidad y atenciones desmedi-
das le ayudaron a_ sacar una conclusión importante:
la frontera había· dejado de ser infranqueable. Si en
vez de tener que enviar a un solo pastor, hubiera te-
nido que enviar a varios y sin que los jefes lo supie-
ran, lo habría podido hacer sin dificultad alguna.
Pensaba que _hubiera sido ideal ponerse en contac-
to con Schellenberg y rogarle que ordenara a algún
funcionario fiel del contraespionaje traer al pastor
directamente al puesto fronterizo. Pero sabía. qÜe
cualquier llamada a Berlín sería registrada por el de-
partamento de Müller, lo que significaba arriesgar
.toda la operación de Schellenberg. Hasta cierto pun-
to, ello hubiera sido convenlente para Stirlitz, porque

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de que divulgaran el secreto; les dijo que sólo al
siempre creía útíl prov~car una riña grande entre Reichsführer SS persorialniente potlrían contestarle
los nazis prominen,tes. Pero, por otro lado, el fracaso cualquier pregunta relacionada con esta ·operación.
de Schellenberg y· de la misión que había encomen- Dijo que antes de que el pastor saliera d.e Berlín man-
dado al pastor, debería convertirse en una carta de daría un telegrama a nombre del primer teniente di-
triunfo de él, de Stirlitz, cuando lo reportara a Bor. ciendo: «Mamá ha tenido ataque corazón. Trata en-
mann. La informadón- que se proponía ofre~er debía , viar medicinas. Hans», lo que signifiéaba que un auto-
documentarse, tener fotos, grabaciones magnetofóni- móvil sin chófer, con la llave puesta, debía esperar-
cas direcciones secretas .y reportes del pastor. Sólo los en la estación, y que en el lugar de la operación,
ofr~ciendo pruebas de · peso a Bormann, Stirlitz po. deberían· dejarse esquíes suizos (usados, ajustados,
dría torpedear desde dentrq aquellas negociaciones, lubricados con pasta suiza número 4), los guantes
no ficticias sino. reales, que debería Uevar a cabo el que· se tejían en la frontera suiza y las botas que se
general Karl Wolff en Suiza. fabricaban en Berna, también usadas.
- Stirlitz ·decidió el lugar por donde el pastor cru- ···1
zaría la frontera: era un desfiladero_ cubierto por_··
un bosque de pinos. Verificó _de nuevo el nombre,del ·. ,.. Stirlitz estaba .de vuelta en' ~u casa de Babelsberg
hotelito suizo que_· se Yefa desde la frontera; averi- .• a las once de la· noche. Abrió lá puerta, alargó la
guó el nombre eje! prop~et~u:io del, hotel y el tiempo,}:":' mano hacia ·el interruptor para ·encender la luz, pero
que demoraba la espera de un taxi en la ciudad .. Pre- lo detuvo el ·susurro de' una voz muy conocida.
- guntó también dónde se 'encontraba ,e\,hotél más cer- · -No encienda la luz. · ·
cano en el ,valle, ya que,. según el phm, el,pastor era ·«Es Holtoff "."'-COmpreridió .Stírlitz-. ¿Cómo ha en-
un esq1,1iad~r en vac~Fiones que ,se ,,había extr~viado _ trado en m,i casa?'·Há;pasado algo y, por ki 1 visto, muy
en los desfiladeros durante un paseo .del _valle a las ' importante .. ;» . ' ' '' '' .
montañas. El dueño del hotel debería avisar uñ taxi
para que lo llevara de regreso al valle. Los autobuses
salían desde aHí para Bel'I)a y Zurich; dqnde. el ,pastor · El· profesor •P:leischner alqÚiló un cuarto. en un ,ho-
tenía amigos. Debía-ericontn,u:Jps solo, sin ayiso ,pre- · - télito' de Berna;·· se bañó y bájó, áJ: restaurante. Du-
vio. Despu~s Jes .podía. ·decir tqda la; verdad: . CQllJ.O 'rante iargo rato, con asombro; estuvo contempfando
enviado a .un- provocador, .y cómo había organizado
su fuga atrav . és•de··la.·.fron.tera .. E. l p.·.ast.or.debí.a
r
Stirlitz habíli!- :logrado s,u liberacJón, fómo le h~bía "'4· el· meriú. Pl:!,saba 1á vi'sta de las palabras «crema de

.d.~cir .·.· •.
leche»' y «langostas» hasta ·lá · palabra «precio». Es-
. tudió fa.rgo rato el papel encerado- del, menú, de tonos
que su amigo .esperaba una tarjetil: .postal del m¡:i~e- ··.• 'azules, ·y, :,para su. propia. sorpresa se-echó a reír.
eón .de Lam:ana. Esto 5ign\fica~a _que las ,primeras · ~¡-Hitler' es un canalla!. ·
entrevistas .se· habían produ~ido, que. Jos contactos · ' Éstaba solo en el' coniedór, en la cocina el cocine-
habían sido hechos y que se podía. ir para un diálogo .. · ·fo hacía· ruido con fas cazuelas Y· se sentía un olor
~ás serio. ~l. principio Schellenberg. se opuso a este ~t a le'che hervida · y pan fresco. _.
plan el.e Stirhtz. . . . . · ·~ -¡ Hitler es un mierda! -dijo Pleis.chner, esta vez
-Es demasiado sencillo -decía-, demasiado fácil. / ~,-. más alto.· ·
-Él no puede aétuar de otra manera -contestaba Alguien lo había· oído. ,Apareció un camarero joven
Stirlitz-. Para él la mejor mentira es la verdad ab- . y de mejillas sonrosadas que se acercó suavemente
soluta. Si no, lo confundiría todo y la Policía se fi- al profesor con una sonrisa.
jaría en él. . · -Buenos días, Monsieur ...
Después de arreglados todos los detalles del. futuro -¡ Hitler es un .Perro! -gritó Pleischner-. ¡ Un
cruce de la frontera, Stirlitz advirtió a los guardas perro! ¡ Un canalla! ¡ Un animal!
fronterizos sobre. el castigo que les esperaba en caso
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No podía domin.ar aquel rapto de histeria. Reía y -,Entre --dijo el hombre y Pleischner entró. en el
lloraba, repitiendo -constantemente: apartamento, aunque no debía hacerlo sin que le con-
-¡ Bestias! ¡ Canallas! ¡ Bandidos! testasen: «Qué raro, estuve todo el tiempo en casa,
Al principio el camarero intentó sonreír, conside- pero seguramente se confundió; de número.» El aire
rando que se trataba de un~ broina del señor profe- e_mbriagador de la libertad le jugó una broma cruel
sor vestido de gris, pero al ver lágrimas en su cara, al profesor Pleischner: los fascistas se habían apo-
corrió de · inmediato a la coeina: desde donde ya derado del apartamento del agente soviético y espe-
asomaba el cocinero. raban a los «visitantes». El primero resultaba ser el
-¿Llamo al hospital? -preguntó el camarero. enlace de Stirlitz, el profesor Pleischner.
-¿Estás loco? --contestó el cócinerer:.., la ambu- -Bien -dijo el hombre alto cuando ya habían en-
lancia vendría directamente al restaurante. Dirán que trado en la hl:!bitación-. ¿Cómo esta él allí? ·
hemos envenenado a un hombre. Pleischner le alargó una minúscula ampolla que
Una horii después Pleischner se había mudado del sacó de la boca.
hotel a una pensión privada a orillas del lago. Com- -Aquí está todo escrito -dijo.
prendió que· hubiera sido imprudente quedarse· allí Esto lo había salvado. Los alemanes no sabían la
después de su estúpida explosión histérica y con su contraseña ni conocían a los posibles enlaces que
falso pasaporte sueco. pudieran venir. Por eso habían tomado ·la decisión
El ataque de. nervios lo había amedrentado. Cami 0 de que si el enlace no entraba esperando la res-
naba por las calles v volvía frecuentemente ·la cabe. puesta, debían apresarlo, suministrarle un somnífero
za por tetnor a que·, detrás, en cualquier momento y .Jlevarlo secretamente en un automóvil hacia Ale-
chillaran .los frenos · y hombres silenciosos lo cogie- mania. En .el caso de que se estableciera contacto, se
ran por los brazos y lo llevaran a un sótano y empe- le debía vigilar hasta encontrar a su jefe.
zaran a pegarle por su atrevimiento de ofénder al El hombre alto fue al cuarto contiguo y abrió la
gran Führer. Pero seguía caminando y · nadie repa- ampolla; extendió en la mesa una hoja de papel ce-
raba en él. En un kiosco compró varios periódicos bolla. Las :cifras de cinco componentes formaban un
ingleses y franceses-: en las primeras páginas -vio las informe. Las mismas cifras se encontraban ahora en
caricaturas de Hitler y Goeriilg. Se rió a escondidas el . depa-rtamento de claves en Berlín: era la clave en
y nuevamente se asustó porque creía que empezaba que se transmitían las informaciones de la radista
el atáque. rusa que había aceptado trabajar con los alemanes.
· -Dios mío -dijo de repente-. No lo puedo creer. El hombre alto tendió el mensaje cifrado a su
¿Todo ha quedado atrás realmente? ayudante y dijo:
Ahora iba por una calk desierta hacia la casa de '¡1' -Váyanse inmediatamente a la Embajada. Diga a
. .
nuestros hombres que organicen la vigilancia de este
c;ontacto cuya dirección le ·había:-dado Stirlitz. Vol-
. vió la cabeza vaPias veces y, dé repente; se sorpren~ tipo. Lo voy· a entretener. Trataré de conversar con
dió a sí mismo ·comenzando a bailar un vals ( des- él. se· ve que es un aficionado, simplemente lo utili-
pués se daria cuenta de la cantidad de actos extraños ¡ zan para estas cosas. Yo lo haré hablar ...
que había cometido el. primer día de su llegada). Ta-
rareaba un viejo· vals y giraba extasiado en piruetas Á\.
pasadas de rrioda; las que hacían los bailarines de Katy se paseaba por la habitación tratando de dor-
cabarets al principio del siglo, esto lo recordaba bien ... mir al niño. Una vez que Stirlitz hubo partido, la
Un hombre alto· y robusto le abrió la puerta. -habían trasladado a un apartamento secreto de la
-Otto me ha enviado a decirle --dijo ·el profesor Gestapo donde fue montada una pequefia pero po-
~mpleando las palabras de la contraseña~ que ayer tente estación de radio. Katy miraba la carita del niño
por la noche esperaba su llamada. dormido y pensaba: «En la vida hay que aprender

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de todo: a preparar huevos fritos, a buscar un libro tro querido Helmuth no me preferiría a mí? -se rió
en un- catálogo, y, por supuesto, matemáticas. P~ro Barbara-. 1:.1 le teme a los eslavos y, además; soy
la maternidad no sé aprende. No hay que estudiar más joven ...
canciones de cuna, ni cómo mecer al niño para que -Odio a las mujeres -dijo _Helmuth sordamente.
se sienta cómodo y pueda dormir tranquilamente.» -¿Por qué? _:_preguntó Barbara, y maliciosamente
Su guardiana, · 1a señorita Barbara, que trata~a de guiñó el ojo a Katy-. ¿Por qué nos odia?
parecer una muchacha buena y fina, era muy Joven · -Las mujeres son malas. A los canallas se les re-
y Je gustaba conversar antes de la ceIJa. El soldado éonoce en seguida, no pueden engañar. Pero las-mu-
SS Helmuth, que dormía en la habitación contigua, jeres son muy dulces al principio,- derrochan· tanta
preparó la mesa para los tres. Barbara, Katy Y Hel- miel que· acaban por cerrarte los - ojos, pero µes-
mutlÍ se sentaron a la mesa cubierta eon un mantel .. ,,, ·i,ués te tienen en un puño y hacen 1<? que ~uieren y 1
blanco para festejar el cumpleaños de la militante . - 7 para colmo, se acuestan con tu meJor amigo... So-
de las .juventuqes hitlerianas: cumplía 19 años. Du- bre todo cuando el marido ha perdido un poco de
rante la cena de gala, con patatas y carne, Barbara fuerza.
dijo que después de que Alemania ganase la ~~er~a, -¡ Su esposa le. puso los cuernos!. -Barbara em-
las mujeres podrlan, por fin, aba.n?~mai: el ~Jerclto _ pezó a dar palmadas.
y las fábricas y_ ocuparse de. su m1s1on directa. crear "'· Katy observó la belleza de sus manos: suaves,
grandes familias alemanas. . tiernas, con hoyuelos como· de niña- y uñas rosadas
-Parir y amamantar, he aquí la tarea de la mu- y sin . laca, pero pulidas.
jer -dijo Barbara-, todo lo demás es fantasía. La El hombre de la SS dirigió una mirada grave a
gente debe ser sana y fuerte. No hay nad~ más puro Barbara sin decir· nada. Era su subordinado,· un sim-
que , los instintos animales. No temo decirlo en voz ple soldado, mientras que ella tenía el grado de
alta. _ Unter<scharfiihrer. ·
· -Pero, ¿cómo? -preguntó sombríamente Helmuth · -Perdone -dijo Katy, levantándose de la mesa-,
que acababa dé regresar del frente fuertemente le- ¿puedo retirarme a mi cuarto? ·
' sionado-. ¿Hoy conmigo, mañana con otro Y pasado -Pero, ¿qué ha pasado? -preguntó Barbara-. Hoy
mañana con un tercero? no bombardean, usted aún no ha comenzado a tra-
-Eso es una bajeza -contestó Barbara, haciendo
una mueca de asco-. La familia es sagrada Y firme;
¿Pero es que acaso en la cama con mi .esp·oso, el pa-
.r bajar, podemos conversar más tiempo .
-Temo que se despierte el niño ... Hablamos muy
alto ...
dre de mis hijos, no puedo disfrutar del amor como -Pero, ¿por qué ha de despertarse? Helmuth, ¿qué
si fuera el segundo, el tercero y· el cuarto? Hay que. tiempo estuvo el niño en el ,balcón?
liberarse del pudor que también es una fantasía. S1 -Una hora por la mañaria y una después del al-
mi esposo y yo pudiéramos amarnos a nuestro gusto, muerzo .. Por la noche hace frío y decidí dejarlo en
no habría infidelidades. La mujer va con otro bus- el· dormitorio ... Es· muy fácil que se resfríe ...
cando fuerza o habilidad ... ¿Usted no está de acuer- -Tal vez, ¿me permite dormir con él en su babi-
do conmigo?· _:preguntó volviéndose a Katy .. ·,: tación? -preguntó Katy-. Me. da pena -agregó se-
-No. ñalando a Helmuth con la ·cabeza-, seguramente el
-¿Por qué? s<::ñor no duerm.e bien con el niño ...
-Por nada ... -,-Es un muchacho pacífico y tranquilo --:-dijo Hel-
. -No es una respuesta. muth-. Casi no llora ...
-Es una respuesta. . . -Está prohibido -dijo Barbara-. Usted y el nif.o
-El deseo d~ impresionar es una astucia femem- deben vivir en habitaciones separadas.
na, tan vieja como el mundo. ¿Le parece que nues- . :-No me escaparé -dijo Katy tratando do srJn·
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16-:-- DIECISIETE INSTANTES D~ UNA PRIMAVERA
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reír- las cerraduras aquí son muy fuertes. como todos los agentes del mundo, se conocen por
-E; imposible escapar -,.contestó Barbar:a-. Tie- seudónimos. Mi nombre, Katia y no Katy, lo conoce
ne dos guardianes y. las cerraduras son efectivamente mi jefe en Moscú y posiblemente ·los hombres rela-
seguras. No, lo siento, pero tengo ·órdenes. Trate de cionados con Erwin, sus jefes de aquí.
Después de un corto silencio, Barbara dijo:
hablar con s_u jefe ...
-¿Y quién es mi jefe? -:-Parece que Lenin se llamaba Vladimir... Si estu-
. -El Standartenführer Stirlitz. Es un hombre bon- viera en su situación, llamaría a mi hijo Adolf. En
dadoso y puede violar las instrucciones en caso ele cuanto a su pregunta, no lo sé ... Pero creo que nun·
que usted cumpla con .el trabajo. P~ra algunos, el di- ca actuaría como usted ... Bien. Ya puede retirarse.
nero es un estímulo, para las muJeres el estimulo Mañana quieren llevarla a Ransdorf. Usted dijo que
son los hombres; usted tiene el más fuerte para tra- deseaba pasear . por los lugares que visitaba su Er·
bajar bien: su .criatura. ¿~o es así? , win, de modo que su jefe no se preocupe por su des- .
-Sí -contestó Katy,-. Tiene usted razon. . tino cuando comencemos el trabajo.
-¿Quiere preguntarme algo? -se interesó Barba- -Sí -dijo Katy-, fue una idea mía. Nuestros hom-
ra cortando un pequeño pedazo de patata. bres pueden verme en libertad y esto los tranquili-
Katy notó que la muchacha comía como en una. zaría. No estoy segura de que nuestro jefe aquí no
recepción diplomática: sus movimientos estaban lle- tenga otro transmisor; podría comunicar a Moscú
nos de elegancia·y la patata dañada por los gusanos, sobr~ mi detención si no tuviera indicios de que es-
parecía una fruta rara y exótica en sus ~anos. · toy hbre y entonces todo nuestro juego sería inútil. ..
-Dígame... ¿si estuviera usted en m1 lugar, ~a- -Su jefe aquí no tit,ne otro transmisor -contestó
bría también aceptado colaborar _para salvar la vida Barbara-. Y dé graci&s a Dios que de usted se -0cu-
PC; ~tirlit~: tiene fama de liberal y razonable ... A pro•
al niño? posito, ¿el debe llevarla mañana? ¿Le dijo algo?
Barbara no contestó inmediatamente. Cuando ter-
minó de comer la patata, colocó el tenedor plateado -No sé quién lo hará -contestó Katy-. El inves-
sobre una servilleta muy almidonada y cubriéndose tigador, naturalmente, no mencionó esto. Sólo dije
la boc:;i. con la mano, comenzó a limpiarse los dientes que esta operación pudiera ser necesaria, pero no
con un palillo de marfil. · · · me han comunicado quién la llevaría a cabo ...
-No sé qué decirle ... A propósito, todavía no le ha Pero esa noche muy tarde, al apartamento secre-
puesto nombre al niño, .. to no llegó Stir1itz: llegaron Rolff y dos de sus ayu-
-Lo llamaré Vladimir ... dantes. Estaba un poco ebrio y despertó a Katy; se
-¿En honor de quién? ¿Su padre se llamaba Vla- mostraba galante y empalagoso, introduciendo cons-
dimir? ¿Cómo era su nombre verdadero? tantemente en su charla expresiones francesas. Mü-
. -¿El de quién? ller le había comunicado la decisión de Kaltenbrun-
-El de su esposo. ner de que él, Rolff; trabajara con la rusa mientras
Stirlitz estuviese ausente.
-Erwin.
-Sé que se llamaba Erwin... Le pregunto su ver- -Schellenberg me informó que había mandado a
dadero nombre, el nombre ruso ... Stirlitz a u;1a mi~ión... C:reo que sería bueno que
-Lo conocí; como Erwin. Rolff trabaJara por contraste: después de un inves-
-¿Ni siquiera le dijo su nombre? ¿Se llamaba Er- tigador severo, los detenidos tienen más confianza
win cuando contrajeron matrimonio? en uno bondadoso. Stirlitz es bondadoso, ¿no?
-No contrajimos matrimonio .. Ka~~enbru~ner. se rió __de manera muy especial y
-No es verdad. ofr~c10 un c1garn!lo .ª Muller. Éste lo encendió y, por
-Nos casamos aqúí ...;..sonrió Katy-, me infiltré un mstante, penso S\ valdría la pena hablar sobre las
con Erwin; · Creo que también los agentes de ustedes, huellas digitales aparecidas en .el teléfono secreto

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"-~~:

· · · . ·. · ,· .· • · .... ·· ; los méto.dos para alcanzarlo pueden ser diferentes ...


del despacho especial. :(.qµ.e:~9iíi.9.~di~:ia,r .q9,1:1J~s .er¡.: ¿:H:11 "llegad? ~lgo de:fos rusos?· · -
contradas en la maleta de la radista rus~~ .. P~rB so,· · .:.;_Aún· no.' · · • .
pesándolo todo entre ca4~.fui:i}ada clel f1-!er.te <!Ka,i::o», ·i.:..¿Qué ·dicen los de"scifraddres? ': _ . .. ..
Müller dec;idió no decir nada de esto a. KaHenbrun. . _.:prógresari., peto la dave es · muy compleJa.
ner; tarr,ipoc;9Jtt dJjo ,qu~. ~.taba, t9m~ndo fií secreto __,Trabajen tori la pi~nis~á. No trecvque· désconoz-
las huellas digitales de todos los funcionarios.: La se:, ca la clave; · · ·· · · · · ··
guridad d.e,)~ D,Jre~c.ión Jmperial t!ni., un ..P.ro~l.ema ~Stirlitz trabaja con ella utilizando IYJ.étodos pro-
suyo; él, Müller, respondía por los cuadros del. sp. pibs. . · · . · ·· ·· '·
y la Gestap9, . ,;r<.ªH~nbru!1:1,1er; .J~ ..POl')dría tr1rne~hata- c...;$tirlitz no está: aquí, qtie la trabaje, ~olff..
menté histérico· y exigiría medidas. urgentes. Llegado •· · -¿Con sus métodos? · · : · ·'
el caso, lo. c11lparía de cualqµierfalla, $i .an\e5... no des- . • I(altenbrunner quiso . contestar algo Liando cm-

le convenía, qu~ la c<>.nversación.. de J3~rmann _cop.


1
éubría al: erie,mígq. en.· su propia, _moradél. A. .. Müll~r 7 pézó a _so1;1ar erteléfono desde el B.unker ·de! _Führer: ·
Hitler mv1taba a Kaltenbrunner a una reumpn ..
uno de )os funcionarios de seguridad Ja ..conpqera . Kaltenbruriner· sé acordaba de la 'conversación so-
Himmler: y ·,1á, desconoci~ra Kalteribruqner: . is.to lC:: · bre Stirlitz. · Pero, dos noches· antes.; se había entre-
permitiría, ¡:ru~piqbr,a,r, enti:e <los,, f,uerzas. P9r_ es9,, n~- " . ·vistado. ton Bormann y conversado •durante largo
turalmente, no había ,dicho nada a Himmler sobre rató sobré la protección y "transporte· del archi~o
las sospechas qt1~i Kal tenb~,11nnér ténía en. r'elaci~ri. del partido: Entre otras cosas, Bormann · le hab1a
· con Stirlitz; ni nada a Kaltenbrunner sobre la mis-. dicho:
teriosa charla con .el cuartel geQend del Partido que -,-Sus hombres deben asegurar por su ·parte el se-
Himmlér,::c-0n~ideraba Jna vi.! Úalción ·Y. µna dela-. creto absoluto de esta operación.: Llame a· los·
oión. .· . . ," . . .. · ., . · . . .. . hombres más seguros que gozan de. nuestra confian-
-¿Quiere usted que, yo me ocupe del trabajo de. za absoluta: Müller, Scholz, Stirlitz.: .. ··· '. .
Stirlitz con ·la radista? -pr:eguntó Müller. Kaltenbrunner conocía las · reglas del Juego: s1
«¿Será . posible que se haya oJyjdado de sus pro-: Bormann no preguntaba sobre uiI. hombre, sino que
pias palabras.? -pensó con sorpresa Müller-:-. ¿O me lo nombraba directamente, significaba que este hom-
prepara µn¡:i. trampa? Tendré que recordárselo. ¿O ?º. bre se encontraba en su campo visúal y que era un
vale la peria? ¡ Maldita sea, siempre hay que fingir! t! hombre necesario. ·· · · • . ·. ·
En vez de ~ogañar, al enemigo, nos engapamos los · '-A propósito, ¿su .gente ha' epcohtrado · ya a · mi
unos a los otros., ¡ Maldita sea!» . . . · chófer? -preguntó Bormann-. Di ias· órcle'nes perti-
-¿Debemos darle a Rolff una partitura para el, néntes; · · · · · ·.. · • · · ·~·. ·
trabaj? con 1a .Pianista_ n.1sél?.. ,. Kaltenbrunner contestó ·que ·no sabía nadá del chó-
Habitualmente al rad¡sta. le d~c1an ,,pia~ista» Y .al. fer, pero· que' lo ·averíguaría sin 'falta y que comuni-
jefe del grupo de .agentes «director». ültlman:i-ente, caría los resultados inmediatamente. : .
en medio del caos de un Berlín lleno de refugiados, '.. Solo ahora en· su ·automóvil, mientras· se dirigía
cuando debía ubic.aq;e en algún sitio a. funcionarios , al Bunker d¡ Hitler, Kaltenbrunner recordó al chó-
evacuados. que traían consigo. los archivos de Pru-. h fer. El primer hombre a: quien encontraría en el Bun-
sia oriental, Aquisgrán, París Y Budapest, aquellos leer sería Bormann. · ·
términos habían ido cayendo poco a poco en de-
suso y al agente deteni<l:o se le definía más fr~~uen-
temente por su nacionalidad que por su profes1on.
Por ello . Kaltenbrunner repitió tristemente: -Le pido mil perd9nes, ma · pe tite, por haberla
-Con la· piéinista ... No, que Rolff se pong~ en con~ , despertado -dijo Rolff, sentándose eri Ia cama de
tacto con Stirlitz. El objetivo debe ser úmco, pero ·
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. ;Katy. Ella se cubrió hasta el cuello con la frazada
marrón. di;! buena piel de camello · aunque ·con hue~ gue!rera-. ; Para listeq. es una gran ventaja. No sólo
llas de quei:naduras en dos sitios-. ¿Cómo se siente sera 1;1na simple r:i~ista del. enemigo>sino también
aquí? · la amiga de un of1c1al de la SS. · · .
-Bien, gracias. -VoY, a gr~tar -dijo Katy-. Váyase, le. supÍico.'.'.
-¿Y la criatura? -S~na estup1?0 gritar. Sólo lograda disgustarse
-Bien, gracias. conmigo Y de m1 depende mucho su destino ... ¿Bien?
-¿Quiere beber algo? Katy_ saltó de la cama, corrió haciá la puerta y
-Gracias, no puedo... empezo a golpearla con los puños.
-Puede tomar un poco... -¡ Barbara!
.-No. Haría daño al niño. .~olff se abrochó la guerrera apresuradamente y
-Bien... ¡ Aplaudo a todas las madres del mun. l diJoE: h'. , . . . '
do! ¿No siente frío? -Sin esperar la respuesta, Rolff · . - s_. un~ is.tenca vulgar. No debería trabajar en
metió la mano debajo de la frazada. 1 el espionaJe, sino en un retrete público; ¡ Acuéstese
Katy dobló las piernas. Y tápese! i Rápido!· ·. · ·
-Le ruego que vuelva a la mesa... -dijo. Entró la. señorita Barbara, sonrosada ·y con ;ojos
-¿Por qué? Mis ayudantes beben en la sala: le I r~splandecientes. Detrás, asomaban los jóvenes ofi-
han traído vino a la señorita .Barbara... No nos rno- .,; ciales con copas ·de vino t:n,. las manos. Rolff dijo:
lestarán ... para trabajar ... La señorita Barbara es -Nuestra. enca_ntadora: señora Katy se ;preocupa
muy simpática, ¿verdad? La femme aime a etre ini- por saber s1 el mño duerme bien. · ··
tiée, entre deux baisers, au..,; mysteres de l'histoire, ..;..~¡ niño duerme · perfectainente bien. Su padre
de morale et de littérature (1}. Usted debe ser ama- poSbZo, Helmuth, nos ha :dicho dos veces que hacía-
ble y. sonriente, ¿por qué me mira así? . mos demasiado ruido. · · ·· •· ,·
-Si sale, me vestiré y entonces podremos hablar... . -:-Gradas, .señor Rolff -dijo _Katy-. Se ha por-
-Me gusta hablar con las mujeres cuando están tado usted como un caballero. ·
desvestidas... El contacto se establece más rápida- .. .:_usted también -respondió Rolff en el mismo
mentei. ¿No lo cree? 1uego-, vous vous conduisez· comme un ·sage ... (1).
-Usted debe comprenderlo: hace poco que ha Buenas noches. No la molestaremos más; sólo en
muerto mi esposo ... Deme tiempo para reponerme... ,., caso ?e que Moscú empiece a transmitir. Entonces,
-¡Nada de eso! Usted se repondrá y a mí me · tendna que perdonarnos: el oficial de guardia la
epterrarán destrozado por una bomba cualquiera. despertará.
Que esperen los que vivirán mucho tiempo... Míen- -Está bien.
tras más envejezco, más compren~o que el amor es ..,..Moscú guarda silencio desde hace mucho tierna .
mis aperr,ús de morale é{ de politique (2). Odio utili· po ... ¿No la habrán olvidado sus amigos?
zar. la fuerza: quiero que nos hagamos amigos de un -No, no creo. Simplemente habrán podido averi-
modo sencillo y secreto ... Es usted muy bonita y yo . guar, sobre mi detención...
trataré de remplazar a su marido... l -No, eso es imposible. Espero que usted· no sos-
Rolff tiró de la frazada. ,,7:,p~che que el Standartenführer Stirlit;z y yo 'nos rela-
-Nos sentiremos bien -elijo, desabrochándose fa CIOnam~s con el Krem~in _;son,rió Rolff-. El hospi.'
tal le di~- de alt::t anteay~r y usted se marchó junto
(1) A las mujen~s les gusta que las ini~ien en los mis-
con el mno hacia una dirección desconocida .. ; Bue-
terios de la historia, de la mor~ y. la literatura entre dos nas noches y que sueñe con los angelitos ....
besos. - N. del T.
(2) Puntos de vista morales y politicos. -N. del T.
(1) . Usted se comporta sabiamente.: -N; 'del T . .
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Los ayudantes de más confianza de Himmle~ tra-
bajaron durante dos días tratando. de des~ub_rir en
los archivos capturados los materiales mas impor-.
tan tes .que estaba cazando el Reichsführer SS. N~ se
pudo encontrar ni un solo d?~umento que. pudiera
esclarecer los canales que utilizaba el partido para
colocar su dinero en los Bancos extranjeros. Segu- ·
ramente estos papeles · habían sido evacuados con
anterioridad, o Bormann conserva?ª en ~u extr_aor-
dinaria memoria las claves bancarias y los· apellidos
de sus agentes financieros que le_ ~serían ú~il~~ desde
el primer- día de .paz_. Cabía taII1bien la posibilidad (y ¿ TODO ESTA LISTO ÉN BERNA?
eilo era lo· más irritante) que tales documentos hu-
bieran quedado en los primeros trece camiones que
lograron atravesar el cordón. de Scorzeny. , , ---,¿Cómo se siente su jefe? -preguntó el hombre
Sin embargo, en los . archivos de que .se hab1an alto-. ¿Cómo está de salud?
apoderado los hombres de, Se?rze~y, se ~ncontraban .;,. -Bien -sonrió Pleischner-. Todo bien.
algunos documentos extraordmanos. Alh estaba la , ~¿Quiere café?
carta de Stirlitz. No había sido firmada, pero demos- -Gracias. Con mucho gusto.
traba que .en el seno del SD se maduraba .una trai- El hombre fue· a la cocina y desde allí preguntó:
ción. . .· -¿Se siente bien en Berna?
Himmler se la mostró a Schellenberg . Y le .er¡.co- -Sí, muy bien. · . .
mendó que realizara una investigaci?n. ~~hellenberg . -¿Tiene un techo seguro?
prometió cumplir la orden del Reichsführ7r,. pero -Vivo en el segundo piso -contestó Pleischner
estaba convencido perfectamente de. que sena impo- s.in haber entendido la jerga.
sible. La existencia del documento le revelaba que El hombre de la Gestapo sonrió al desconectar el
en el archivo de Borrriann pudieran hallarse mate- molinillo de ·café. Tenía razón. El recién llega~o era
riales aun más importantes que exigiesen .investigar · un aficionado, un ayudante voluntario: el «techo»
nuevamente a süs funcionarios ..Así se podrfa av:~i- ~; · en el lenguaje de los agentes de todo el mundo signi-
guar si alguien trabajaba simultáneamente tamb1en ficaba el «albergue».
para Bormann y, luego d~ comprobarlo, desde q~é «Pero no hay que apurarse -se dijo-,· al viejo lo
tiempo trabajaJ:>a, en .qué problemas ;Y contra quien tengo eri el bolsUlo. Lo dirá todo, pero hay que tener
concretamente. ScheUenberg no temrn enterarse de mucho· cuidado ... » · ·
que sus colaboradores trabajasei:i para_ dos amos. -En Alemania no existe un café asf .:._dijo dándo-
La gente de Bormann los habna podido reclutar le a Pleischner una taza-. LQ que estos bribones le
usando consignas patrióticas. Lo fundam 7nt~l era ·. dan al pueblo es una porquería. Aquí se vende ver-
averiguar qué sabía Bormann sobre lo mas impor- ,r.~, dadero café brasileño. ·
Jante: sus gestiom;s de paz. . : . -Un sabor olvidado -convino Pleischner tomando
Varios dé sus ayudantés empezaron a ,trabaJar con un sorbo-: Hace diez años. que no tomo . un café
los materiales del archivo. Todos los drns, Schellen- verdadero. . · ,
berg preguntaba. si había algo nuevo. Le cbnte sta-· -Los griegos me enseñaron a tomar agua fría des-
han invariablem.ente: · «Nada interesante.» . pués del café fuerte. ¿Quiere hacer lá prueba? ·
. A Pleischrie'r todo le pareció curioso; caminaba,
:pensaba y respiraba alegremente. Se rió:

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~:ei~ ,!~O::~~~é J:¡~~::u;, el. ,abo,, .,
-,-Volveré al hotel; me acostaré y dormiré por lar-
go rato ...
crea una sensación peculiar; además, el corazón su- ' -No... Me refiero... a su trabajo ...
fre menos . . . ··. . . · -Primero dormir -dijo Pleischner-. Soñaba con
-Sí -dijo ..Pleischner tomando el 'agua.,-, es muy dormir uno, dos, tres días. Después pensaría en mi
interesante. trabajo. Todos mis manuscritos los he dejado en
-¿Su jefe le ha p~dido transmitirme algo verbal- Berlín. Aunque no importa. Me sé de memoria to-
mente? .. dos mis trabajos. Comencé a escribirlos de nuevo
-Nada. Sólo me dijo que le entregara .esta am- en el tren.
polla. El hombre cogió el pasaporte sueco de P,eischner
-Es extraño. y lo tiró descuidadamente ·a la mesa.
-¿Por qué? -Venga pasado mañana, a las dos. Nosotros mis-
-Pensaba. que diría cµándo se proponía v~nir. 1· mos vamos a registrarlo en el Consulado sueco,
-No habló de e:,o. . ·. . . . O, más exactamente, trataremos de hacerlo: los sue-
-A propósito, no le h~ preguntado si tal vez tiene .. cos se portan muy mal, mientras más tiempo pasa,
hambre. . .. . . más insolentes se ponen.
·-No; gracias, he, de.sayunado muy .bien. •". · -¿Quién? -preguntó Pleischner sin entender.
-¿Tiene din.ero? . . · . El hombre de la Gestapo empezó a toser. Había
-Me aicanzará, para los primeros días. : cometido un error. Para ganar tiempo, encendió un
-· -Si' nec;esita, dinero, venga a, verme. Por supuesto, .cigarro y echó una bocanada de humo. Luego res-
no le podré dar· mUcho, pero siempre alcanza, para pondió: . :
comer ... ¿No se ha Jijao.o si traía. una «cola»~ -Los suecos ven a un agente nazi en cada hombre
-¿Una cola? ¿Qué es eso: vigilancia.? que ha pasado por Alemania. No les importa qué cla-
-Sí. . .. , ,, .. . ' . . se de alemán sea, si un patriota que lucha contra
-¿Sa}?c;!?., no he prestaclo .atención. . Hitler o un espía de la Gestapo. Eso significa que de-
-Es poco prudente .. ¿Su jefe no le d10 instruc- bemos proceder con mucha cautela.
ciones al respecto? · . -Pero él no me dijo que tenía que registrar mi pa-
-Naturalmente, pero aquí por primera vez en ~¡ saporte ...
muchos años me he sentido lil;,re, so~re todo des- -Todo está dicho en el mensaje cifrado.
pués del campo de concentración. Estoy como bQJ «Su amo se encuentra en Berlín -pensó el nazi-,
rracho. Gracias por. ~ecoJ,"dárrp.el?·, ·. . . · . dijo que allí se han quedado sus manuscritos. Enton-
-Nunca lo debe olvidar. La Pohc1a de aqu1 es muy ces, atraparemos al hombre en Berlín ... Será un
astuta... Muy a:stµta... Bueno, ¿no tiene nada más éxito. Pero no debemos apurarnos, no debemos apu-
que decirme? rarnos», se repitió. ·
-¿Yo? Nada. -Bien, le estoy muy agradecido -dijo Pleischner
-Deme su· pasaporte. . , levantándose-. El café estaba verdaderamente ma-
-Él me dijo que siempre debía tener el pasaporteA~ ravilloso y con el agua fría aú-!1 más.
conmigo ... -¿Ya ha comunicado usted que todo marcha bien
-¿No le dijo que desde este momento estaría us- o quiere .que lo haga yo? '
ted bajo mis órdenes? -¿Podría hacerlo a través de sus .camaradas?
.,...No. «Es comunista -se dijo el hombre de la Gesta-
-Bien .. : Lo dice en el mensaje cifrado que usted po-. ¡ Esto sí que es bueno, que el diablo me lle-
ha traído. Ahora p,ensaremos en cómo hacer bien.· ·ve!»
las cosas. Ahora usted ... -Sí, lo haré a través de los camaradas. Por su par-
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. : ·-·. -¿Desea comprar algo ~preguntó el v1e,10;
te, mánqele, usted también, :.algo.,;;¡ ,.Jfo; ,Jo ;cleje.-,para. ..:;;.N'ri, SimplC?menttvistoy, mirando,a sus. pájaros.
otro día-¡.,.: ;·,· .. ¡_: ·o.·,,,. .,· -Los más bonitos están dentro. Yo· hago. á-I re-
.-Lo quise hacer' hoy .mismo;, pero no. encontré en vés; .;.;;;.El :viejo era -locuaz4; , Todos "ponen: ,en la vi-
ningún lugar el I sello que, debo poner)~ .a_, ,la post<1.I, . ddera···Ia. mercancía· más presen'table: pei::o' yo con-
-'-Pasá'do•- :mañana, le ·prepararé · .el. sello , necesario, sidero que• lb$ pájarns no •sop' meréancía ..o,.Los pája-
si nu está a la,venta,,,¿Cómo,clebe,ser?:- .· :ros son pájarOS;·Muchos escritores. vieríen .a mi tien-
. -La conquista del Mont Blanc.,; De ;color azul. Es • cía para escucharlos.- Uno' de et!Ós ,inéL-Qijo;, «Antes
indispensáble, que sea azuL de bajar al infierno de un nuevo Hl;>roj·debo hacer
-Bien. ¿Tíene,,fa:-postal? ,; .· . como Orfeo: oír la música · más ; subfüne, ·que es la
· ..:_No,. La dejé en: eJ.:hotel. -; , . . . -. . .. de los pájaros; de otro'modó,· no podría.;cantar al
-Muy· maL En el hotel- no·nuede dejar riada. ·P'sted mundo la· canción para encontrar a ;su .Eurídice ... »
es un extranjero y-pueden molestarlo"' ¿Cómo es po- ' Pleischner se enjugó ,)as lágrimas . que llenaron sú-
sible que sea tan descuidado? - , . . . . . bitamente sus ojos. '
-No -'-Sonrió·' Pleischner.,...;,, es. ·una postal común · · .:..-G(adas.:. -'dijo y se alejó deda\vidrier:'a.
y corriente. En· Berlín ·compré una docena, He me- :.....¿Cómo? ~preguntó- asombrado· el viejo <;lel cha-
morizado el . texto .y creo no haber cometido ningQ- leco de· piel;· pero ·Pleischner no. Je·.· respondió, se
na tórpeZa.·.. · · encaminó rápidamente a su pensión. Sentía una im-
En la antesala,. el hombre dio· un apretón de ma- periosa necesidad de sentarse :a · la ·mesa y empezar
nos a ·Pleischner. a trabajar ...
-Cuidado y más cuidado, camarada -le dijo-.
Tenga en cuenta que esta calmª es sólo apariencia.
-,-Él me lo advirtió. Lo sé.
~Deje su dirección, por si acaso.
-«Virginia», pensión «Virginia».
-¿Viven allí los· americanos?
-¿Por qué? -preguntó Pleisd;mer con asombro.·
-Es un nombre- inglés ... y ellos habitualmente se
alojan en hoteles con nombres ingleses... · '.;
-No. No creo que haya ningún extranjero allí.
-Lo investigaremos. Si me ve en su pensión, no ·
1
se me acerque, :P?r favor, ni me salude; haga como '_
si no nos conoc1eramos.
-Bien.,
-Ahora esto... Si le ocurriera algo anormal, llá-
meme a mi número. ¿Lo recordará? -repitió seis
cifras.
l ~
-Sí -contestó i>Ieischner...,..., tengo buena memo~
ria: El latín entrena . la memoria mejor que cual-
quier otro ejercicio ...
Pleischner salió del edificio y cruzó lentamente la
calle. En la acera opuesta un viejo ataviado_ con un
chaleco de piel cerraba los postigos de su tienda.
En las jaulas saltaban los páj'aros. Pleischner se es-
tuvo durante largo rato __contemplándolos.

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12-111-1945 (02 h 41 mi.n)

·,w' -¿Por qué no puedo encender las luces? ¿A quién


· teme? -preguntó Stirlitz.
-No a usted -contestó Holtoff.
-Bueno, andaremos a ciegas ...
-Ya me he acostumbrado a su casa. Es acogedora
y silenciosa.
-Sobre todo cuando bombardean -rezongó Stir-
litz-. Me duele mucho la espalda, las corrientes me
resfrían. Voy al botiquín del baño donde guardo las
aspirinas. Siéntese. Deme la mano, aquí hay un sillón'.
-Gracias. Ya lo he encontrado.
· Stirlitz entró en el baño y abrió el botiquín.
-Con esta oscuridad, eri lugar de aspirina tomaré
un purgante -dijo-. Vamos a bajar las cortinas
que .sori muy gruesas y encenderemos la chimenea.
·¡ Si tiene miedo de que nos fotografíen, colóquese en
la esquina. Allí nadie lo verá.
-Traté de bajar las cortinas, pero son muy raras.
-Es que las anillas se .enredan en la madera. Aho-
ra lo arreglaré. ¿Y qué ha pasado, amigo? ¿A quién
le tiene tanto miedo?
-A Müller.
-¿Qué ha ocurrido en estos dos .días? ¿El mundo
·Se ha puesto al revés? ¿ Ha descendido Dios a la tie-
rra? ¿Se ha casado Kaltenbrunner con una judía?
-Casi -contestó Holtoff.
Stirlitz corrió las cortinas y trató de encender las
luces. Al oír el ruido del interruptor, Holtoff dijo:
-Quité los fusibles. Es muy probable que le hayan
puesto grabadoras.
-¿Qué sentida' tendría?
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-A eso vine. ¿Ha tómado su aspirina?
-Sí. , beza en todo este caos?
-Encienda la chimenea y siéntese. Tenemos poco -Stirlitz, usted mismo me ha enseñado a conser-
tiempo y debemos discutir muchos problemas im- var la calma.
portantes. -¿~ usted quierf:_que me calme? ¿Después de ha-
Stirlitz encendió las leñas secas. La chimenea em- ber dich<;> lo q1;1e ~hJo? No quiero calmarme. ¡Estoy
pezó a emitir sonidos extraños. Era una chimenea sorprendido e mdignado! · Iré a ver a Müller inme-
singular, al principio hacía mucho mido; y después diatamente... ·
de caliente, se tranquilizaba. · -Está durmiendo. No ·se apresure. Escúcheme
-Bueno -dijo Stirlitz sentándose en un sillón primero. Le· contaré lo que he podido descubrir en el
cerca del fuego-. ¿Qué le ocurre, amigo? . asunto de los físicos. Aún. no lo he dicho a Müller, le
--A iní nada. Pero, ¿ qué piensa hacer usted? esperaba a usted... · ·
-¿Ahora? Stirlitz necesitaba un instante para pensarlo todo
--sí: y· hac~r un repaso mental. ¿Habría dejado algunas
-Lo que hago normalmente: pensaba tomar un huellas a primera vista insignificantes pero que hu-
baño y acostarme a dormir. Estoy helado y mortal- bieran podido comprometerlo: en las' preguntas; en
mente cansado. la manera de anotar las respuestas en su interés
-Vine como amigo. .excesivo en los detalles? '
-Está bien ya -dijo Stirlitz haciendo una mue- -Esp_ere un momento -dijo-, tengo convulsiones
ca-. Habla usted con demasiado misterio. ¿Por ca- en el vientre. El susto provoca estos fenómenos.
sualidad se llama usted Montecristo? ¿Quiere beber? -¿Qué? -Holtoff no había entendido.
_;_Sí. . -Descomposición del, estómago -repitió Stirlitz
Stirlitz trajo coñac y sirvió dos copas. Bebieron en levantándose-. ¿Acaso no .sabe lo que es eso?
silencio. F1;1e al baño, se encerró allí y oyó que HÓltoff se
-Buen coñac. habia acercado en puntillas a la puerta.
-¿Quiere inás? -preguntó Stirlitz. . ~E_s un tonto -pensó-, hay que darle una lec-
-Con mucho gusto. cion.» · ·
Volvieron a beber. Holtoff hizo -crujir los dedos --,-:.Holtoff -gritó y oyó que éste corría hacia el
y dijo: . t' sillón y desde allí contestaba:
. -Stirlitz, durante toda esta semana me he ocupa- -Diga ...
do de sus asuntos. --:Po~~ía responder sin necesidad de correr por la
-No entiendo. habi~ac~on... Pero dígame, ¿quién me vigila? ¿ Müller
-Müller me ha ordenado revisar en secreto su o .mis Jefes?
trabajo con Runge. . -Salga y discutiremos todas las alternativas.
-Abandone ya ese tono enigmático, Holtoff. Pala- -Voy en seguida ...
bra de honor que no entiendo nada. Explíqueme deta- «¿Cómo se portará -pensaba Stirlitz-. Se arries-
lladamente qué ·tiene que ver conmigo el físico de- ga mucho al llegar a mi casa para decirme que la
tenido o dígame por qué razón se ha ocupado usted Gestapo me está vigilando. Para él significa. uri fusi-
secretamente -de mis asuntos, por qué Müller busca lamiento. Es. un" nazi convencido, ¿qué le habrá pa-
pruebas coptra mí... sado? ¿ O me tantea porque Müller se lo ha orde-
-No puedo e,splicárselo. No lo sé, qué diablos. Lo nado? Es poco probable. No estamos en el año 43, el
único que sé es que está usted bajo vigilancia. . frente ~asa muy cerca. ¿Habrá .llegado . por iniciati-
-¿Yo?· -,-preguntó Stirlitz sorprendido-. ¡Qué va p_ropi~? Humm ... ¿Qué es lo que persigue? No es
idiotez! ¿Es• 1 ·qué
•,
nuestros
.
jefes habrán perdido la ca- tan mte}igente para. i_nventar un juego en serio. Pero
es muy astuto. No entiendo muy bien una astucia
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- DIECISIETE INSTANTES O), UNA PRIMAVERA
tan ingenua, pero a veces ésta puede ser más eficaz ideas servían a nuestros enemigos?
que la lógica y el se11ticl,o común. Si no juego con -Usted ha leído el expediente.
exactitud, sería imperdonable. Echaría á perder la -Pero, hace. poco, nuestra gente comunicó de Lon- .
operación principal y temo, que no haya nadie que ,; ?res que . Rl!nge tenía ~azón. Los americanos y los
pudiera continuarla en mi lugar ... » mgleses s1gu1eron su criterio. _Pero él estaba en una
-Stirlitz, ¿qué está haciendo ahí? .de nuestras cárceles.
-Busco una soga. Quiero ahorcarme ... -En su cárcel, en la de la Gestapo -rectificó Stir-
Stirlitz salió del baño, se sentó en su sillón y re- litz-. En su cárcel, Holtoff. Ustedes lo detuvieron,
movió las leñas queinadas. n? noso~ros. Nosotros no _hemos llenado su expe-
-Bueno, empiece. d!ente, smo. ustedes: Müllet y Kaltenbruhner. Ni yo,
-Todo esto es _muy serio. .
-¿Hay algo en este mundo, que no lo sea?
-He consultado a ~res expertos del departámento
~,y
·· m us~ed,. m Schumann teníamos una abuela judía,
pero el s1, y para colmo, lo había ocultado ...
-También su abuelo pudo haber sido mil veces
judío -estalló Holtoff-. ¡ No importa quién era su
des~~~~1!:!~n~ra. consejero de. la Wehrmacht en las ·. abuel_? si su nieto nos servía a nosotros! ¡ Servía con
. cuestiones relacionadas con nuevos armainentos y . fanatismo! ¡ Pero usted prefii:ió creer en unos ca-
sus hombres ·se ocupában de todo lo concerniente a -~ nallas!
la desintegración del átomo. · -¿Canallas estos viejos míembros del movimiento
-También yo conversé con ellos _cuando ustedés arios comprobados, físicos condecorados por: el Füh~
detuvieron a Runge. · ·· · · .· rer en persona? · ·
-Sí. Nosotros detuvimos a Runge, ·pero '¿po'r qué -Bien, bien... Está bien. Todo es correcto ... Tiene
usted se ocupó de él en el servi~fo de espionaje? usted razón. Deme más coñac:.. ·
-¿No lo entiende? -¿Dóride están los fusiles?. ¿Los .ha tirado?
.,...No. -No, están en la mesita al lado del espejo.
-Runge estudió en Francia y Estados Unidos. ¿Es Holtoff tomó su. coñac de un golpe echando hacia ·
difícil adivinar que fo .más impoitante son sus rela- atrás la cabeza bruscamente. ' ·
ciones ali(? Siempre. lo echamos a perder .tbdó por --:-últimamente bebo mucho -dijo. .
falta de audaci.a para .ver la perspectiva,' No nos atre- ·r' . -Quis_iera saber qúién bebe poco ahora.
vemos a usar la imaginación. Desde A hasta Z ·y .ni un -El .·que no tiene dinero -bromeó Holtoff- la
solo paso al lado. Es nuestra falla principal. gente desgraciada... '
-Corr.ecto -convino Holtoff..,,_, Tiéne razón. No -Es ridículo.
discutó lo de la audacia: .. Pero estoy dispuesto a .. __:Es triste -repuso H.oltoff~'. Pe~o no me refiero
discutir .los detaHes. Runge afirmaba que. se ,debía ' a. eso. ¿Qué·cree, Stitlitz,,que· diría Kalt.eribrumier si
estudiar la posibilidad de obtener plutonio de las le informo sobré los _tesultádos de mi trabajo? '
sustancias altamente radiactivas. Pero ése fue su -Primero debe ·informar a Müller. J;:J dio la orden
principal error, según las·. opinio~es de sus oponentes de detener a Runge. ·· .
científicos .. Bueno, fueron ellos los que escribieron : · ""'.'"Pero .usted trabajó con este Runge. .
la denuncia contra él. Los obligué .¡ confesarlo. -Sí, por iniciativa de los jefes y cumpliendo órde-
-No ,lo dudé nunca. nes... · ·
-¿Por qué?. . .. -Si .hace medía. ~ño lo hubiera libéradó, habría-
-Porque era , import¡¡Ínte averiguar si este Rurige mos adelantado ·mucho en la creación· del «arma de
saboteaba el trabajo y a quién servían sus tesis, si la· venganza» y no estaríamos en · ei mismo ·Jugar de
a nosotros o a nuestros ene.migas .. , .. antes,
-¿Usted ha llegado a la conclusión de que sus .,_: -¿Lo puede demostrar?

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Física teórica: Sttrlitz, ahora le diré lo principal:
-Lo he demostrado ya. estoy metido en un tremendo lío... Si le., iuformo ~
-¿Todos los físicos están de acuerdo con usted? Müllér los resultados de este control, el se dara
-La mayoría, la mayoría de los que han conver- cuenta de que ·usted, aunque esté bajo vigilancia Y
sado conmigo. Por lo tanto, lo espera ... varias personas estuclien su traba~o· anterior, de tod~s
-Nada -interrumpió Stirlitz-. Absolutamente maneras tendría armas que pudiera usar contra el.
nada. Los resultados de .una investigación científica Sí, usted tiene razón, precisamente él ordenó ~etene~.
se confirman en la práctica. ¿l)ónde están esos re- a Runge. Si le digo que los resultados de la mvest1-
sultados? gación están contra Stirlitz, esto lo colocará tam- .
-Los tengo. En mi bolsillo. bién a él en una situación difícil. Aunque. parezca
-Ah, la cosa es así. cómico, los golpes vendrán contra mí ,de ambos l~-.
-Así mismo. He recibido algo de Londres. Las no-

r
dos. De Müller y de usted. Él lo hara porque mis
ticias más frescas, que. son un veredicto de muerte argumentos deben verificarse mil veces y usted ...
para usted. . . . Bueno, usted ya me ha dicho más o menos la clase.
-¿Adónde quieré llegar, Holtoff? Quiere darme a de golpe que me· asestará. ¿Qué debo hacer yo, un
entender algo, pero no acabo de coIIIprender... oficial de la Gestapo en esta situación? Dígamelo
-Puedo repetírselo: consciente o inconscientemen- usted un oficial de espionaje ...
te, usted y nadie más _que usted ha echado a perder · ,iAhora veo adónde me · neva -comprendió Stir-
el trabajo para.crear el «arma de la venganza». Cons- . litz-. ¿Es una provocación o algo más?. Si me pro-
ciente o jnconscientelllente, usted, y nadie más que voca es obvio lo que debo hacer. ¿Y s1 · fuese algo
usted, en lugar ··de interrogar a cien físicos, se limitó más 'importante? Un poco más y escaparán del bar-
a una docena y, basándose en sus datos, porque ellos co. Como las ratas. No ha sido gratuita su distinción
estaban interesados en la detención de Runge, ¡ usted entte la Gestapo y espionaje. Bueno. Está claro.
contribuyó a que las ideas de Runge fueran declara- Todavía es prematuro contestarle.»
das nocivas y si¡,. ninguna perspectiva de . reaUza- · ...:...¿,~uál es la diferencia -dijo Stirlitz encog1en-
., 1
c1on. . dose de hombros- entre la Gestapci y espionaje?
-Entonces, ¿quería usted que no creyera en los Por encima de cualquier roce, luchamos por la misma
verdaderos soldados del Führer, en los hombres. de causa.
plena confianza de Keitel y Goering y defendiera al ·.;,· -Por la misma ~onvino Holtoff-. Pero en todo
hombre que exigía el utilizar. la forma .norteam.erica- el mundo nosotrqs tenemos fama de . verdugos y
na de estudio del átomo? ¿Es eso lo que quiere? ¿Hu- asesinos,- nosotros; los de la Gestapo, mientras que
biera preferido qqe .creyera a Runge, qu~ había sido ustedes · son· los joyeros y perfumistas; son los ser-
detenido por la -Gestapo, y la Gestapo no detien~ a vicios secretos políticos. , Cualquier régimen y cual-·
nadie Sin motivo, y no creyera a los que hab1an quier Estado los necesita, mientras que nosotros sólo
ayudado a desenmascararlo? .')ertenecemos al Reich: con él nos levantaremos o
-Todo lo que dice parece muy lógico, StirHtz. desapareceremos.,.
Siempre he envidiado su capacidad para encontrar ....:¿Me ha preguntado cómo debe actuar?
una lógica en los ac9ntecimientos: golpea a Müller -Sí.
que ordenó detener a Runge, · me golpea. a mí porque ,-¿Qué sugiere usted? .
defiendo a un judío de .tercera generación y de ésta -Quiero oírlo a usted primero.
manera construye un monumento de fe so~re nues- -A juzgar por el hecho de que haya quitado los
tros cadáveres. Está bien. Todo es muy correcto,. fusibles y pedido que bajara las cortinas ...
-Stirlitz. Pero no vine a eso, Usted. lo ha previsto todo:. -Fue usted el que -propuso bajar las cortinas.
Runge está en un campo de concentración, pero allí · -:-¿Sí? Es simpático, me pareció gue había sido
vive en la villa de la SS y puede .continuar con su . ,.
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proposicion suya ... Bueno, no importa ... ¿Quiere us- . Holtoff se había equivocado al decir· .que Müller
ted abandonar el juego? · est~b.a durmiendo. Müller no dormía. Acababa de
-¿Haría usted lo mismo en ·mi lugar? re~ibir la comunic¡;ición sobre .lo .que estaba ocu-
-No puedo contestarle, Holtoff, sin oír su «sí» o ' rriendo en el apartamento de. la Gestapo en Berna.
su· «no» . La clave de la radista rusa coincidía con la de la nota
.:_y si, supongamos lo imposible, yo _le contesto llegada de Berna. Müller supuso que el jefe ruso había
qne «sí». _ comenz~do a buscar nuevos enlaces, probablemente
-Si empieza por ese «supongamos lo imposible», convencido de que sus radistas habían perecido du-
se ha equivocado de dirección. Vaya a consultar a rante el bombardeo o sospechando que algo · les
un astrólogo, no a mí. habría ocurrido. Müller trataba de no pensar en las
-¿Tiene asegurada una «ventana» en la frontera malditas huellas digitales en él transmisor ruso y en
para. cualquier emergencia? . ·v el teléfono especial que comunicaba con. Bormann
-Supongamos que sí. pero mientras con más insistencia ahuyentaba est~
...:.¿ Y si nosotros tres nos fuéramos a un país neu- pensamiento, más le molestaban las malditas hue-
tral? llas. En veinte años de trabajo policial había desarro-
--¿Nosotros tres? llado una capacidad especial: siempre hacía caso de
-Sí, lo<; tres: Ruilge, usted y yo .. Así salvaríamos "' sus primeras intuiciones y después las verificaba
para el mundJ a un gran físico. Aqui lo he salvado haciendo un análisis detallado del hecho o del hom~
.yo y usted ha organizado 1~ fuga. ¿Qué le parece? bre que le interesaba. Raras veces se equivocaba: ni
Téngalo en cuenta: usted está vigilado; yo no. Y us- en los tiempos en que servía a lá República de Wei-
ted sabe perfectamente lo que significa estar vigila- mar y dispersaba- las manifestaciones nazis, ni cuan-
do por Müller. Bueno, ¿qué me dice? Estoy espe- do había pasado a su bando y comenzó a enviar a los
rando su respuesta. campos de concentración a los líderes de la Repúbli-
-¿Quiere más coñac? ca de_ Weimar, ;ni ~uando cumplía todos los encargos
-Sí. de Himmler, m mas tarde en que había empezado a
Stirlitz se levantó, sacó el corcho y, sin apresurarse, acercarse: a Kahenbrunner .. Su olfato no lo traicio-
se acercó a Holtoff. Cuando éste le alargó la copa, naba. Sabía que Kalte.nbrunner no había podido olvi-
·Stirlitz golpeó con . toda. su fuerza la· cabeza de Hol- dar la tarea relacionada con Stirlitz. Algo habría
toff con la J>esada botella tallada. La botella se hizo pasado y, co.? toda probabilidad, en un nivel muy
añicos y el coñac oscuro corrió por la cara· de Hol- alto. Pero Muller lo ignoraba y desconocía las posi-
toff mezclado con la. sangre. . bles causas de lo que seguramente habría sucedi<lo.
«He obrado correctamente -reflexionaba Stirlitz, Por eso encomendó a· Holtoff que fuera a visitar a
pisando el acelerador de su "Horch"....:.. No podía Stirlitz y le montara una farsa con Runge. Si Stirlitz
actuar de otra manera. Incluso si· se hubiera· acerca- aparecía a la mañana siguiente informándole su con-
do a mí con buenas intenciones: de todos modos he versación con Holtoff, podría mandar tranquilamen-
obrado· correctamente. La jerarquía de los objetivos . te su expediente al archivo dando todo este asunto
me obligaba a esta salida correcta. He ganado algo por concluido. Si Stirlitz se hubiera puesto de acuer-
más importante. que. es la· confianza plena de Mü- do con Holtoff, reportaría a Kaltenbrunner lo suce-
ller.» dido apoyándose en los datos de su ayudánte. Ya no
A su lado, recostado contra la puerta estaba Hol- sería una fantasía con fórmulas físicas·-,.¡ que él de-
toff. Seguía sin recuperar el conocimiento. Tenía seaba tanto entender!-, sino una realidad, un hecho
las muñecas apresadas por ·las esposas. ' contra el cual no había ni podían existir argumentos
contrarios. «Bien... -continuó pensando--. Bien, es-
peraré a Holtoff y luego veremos lo que debe hacerse.
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En cuanto a la pianista rusa, por lo visto, ahora que permite retirarme?
su jefe ha comenzado a buscar ayuda a través de -Sí, por- favor -contestó Müller.
Suiza, podemos utilizár. con- ella nuestros métodos Y Stirlitz salió. Müller quitó las esposas de las muñe-
no las charlas reconfortantes de Stirlitz. Es imposi- cas de Holtoff, le acarició pensativamente ·1a mejilla
ble que haya sido un simple instrumento en las e.nsangrentada y se acercó a la mesita donde estaba
manos de sus jefes. Algo debe saber. Prácticamente el vaso. Müller tomó el vaso con dos dedo.$ y lo miró
no ha contestado a ninguna pregunta y ya no tene- a trasluz. Se . veían claramente las · huellas digitales
mos más tiempo. La dave de la nota que ha llegado de Stirlitz. A él no le habían tomado las huellas to-
de Berna puede estar también en su cabeza. Si com- . davía. Obedeciendo más a su ·co~tumbre ·de cumplir
paramos el material que le daba su jefe aquí con fo las tareas . hasta el fin, que sospechando precisa-
que éste ha transmitido a Berna, nos podríamos . mente de Stirlitz, Müller llamó a Scholz.
enterar de muchas cosas. Podríamos comenzar · el -Que copien las huellas de este vaso -le dijo-.
juego, cosa que en estos momentos es muy impor- Si me duermo, no me despierte. No creo que sea
tante, muy importante: comenzar el juego contra urgente. ·
Occidente y contra los rusos. Es nuestra última · Stirlitz entregó a Scholz el pequeño informe diri-
oportunidad.» . gido a Müllér y fue apresuradamente a la casa del
No tuvo tiempo de seguir pensanc;lo. De pronto se pastor. Era necesario que de inmediato, ese mismo
abrió la puerta y entró Stirlitz. Llevaba del brazo a día, el pastor fuera trasladado a Suiza. Allí todo
Holtoff; cubJerto de sangre, con las manos detrás.- estaba preparado ya. El pastor serviría para acelerar
sujetas p9r pequeñas esposas cromadas. la reacción. Independientemente de su voluntad y
En la puerta, Müller vio la cara desconcertada de deseo, ayudaría a desbaratar los planes de Himmler
su ayudante Scholz y dijo: de lograr un acuerdo con quienes en Occidente con-
-Stirlitz, se ha vuelto usted loco ... sideraban que los rusos que liberaban a Europa
-Éstoy totalmente cuerdo -contestó Stirlitz y eran sólo asiáticos salvajes que amenazaban con des-
tiró con .repugnancia a Holtoff sobre un sillón-. truir la civilización ...
Pero éste se ha vuelto loco, o se ha convertido en
un traidor.
---Agua -rogó Holtoff entreabriendo los labios-. Müller fue despertado por el rriis11_10 Scholz. Las
Derrie agua ... · huellas digitales que había dejado Stirlitz en el vaso
-Dele agua -dijo Müller-. ¿Qué ha pasado? · co~ncidían con las huellas en el teléfono y, lo que era
Explíquense como es debido . más terrible aún, con la,s huellas halladas ·en el trans-
.:_Que lo explique él primero como es debido -_dijo misor ruso ...
Stirlitz-. Y será mejor que yo lo escriba como es ·
debido ...
· Le· dio a. Holtoff un vaso de agua y <;lespués volvió Al Reichsführer SS H einrich Himmler, personal-
a colocar el vaso en la bandeja. mente.
-Váyase a su despacho y escriba lo que considera Copia única.
necesario -dijo· Müller-. ¿ Cuándo lo podrá tener . Mi estimado Reichsführer:
listo?·,, He regresado de Suiza a mi Estado Mayor. Quisie-
-Puedo escribirlo brevemente en diez minutos y ra describirle todos los acontecimientos . no sólo en
con más ·detalles, mañana. su desarrollo lógico, por horas, sino tratando de ofre-
1 -¿Por qué mañana? cerle mi análisis objetivo sobre el futuro inmediato
-Porque ahora tengo asuntos urgentes por resol- que, debo recalcar, ha mejorado súbitamente a· l!l
ver. Además, éste no se recobrará tan pronto. ¿Me . luz de mis conversaciones con Dulles.

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Ayer, Dollmann y yo, junto con los nacionalistas la h~mil_lación personal constituye garantía suficiente
italianos Parri y Usmiani, . hicimos el viaje a Suiza. de fzdeltdad en el futuro, de modo que a este políti-
Uno de los ayudantes del mayor del contraespionaje co yo podía ofrecerte después un cargo de respon-
suizo, Waibel, llevó a cabo la operación del paso sabilidad en la administración.
ilegal de la frontera. Todo fue preparado del modo -Sí -contesté. · ·
más minucioso: llegamos a tiempo para tomar el -Usted comprende, por supuesto, que la base
tren de Zurich. Allí, Parri y Usmiani fueron llevados real de las posibles negociaciones sólo puede ser la
a la Girslandenklinik, una de las clínicas más lujosas capitulación incondicional.
de las afueras. Como pude saber más tarde, Allen -Sí -contesté, considerando que el hecho mismo
Dulles fue a la clínica inmediatamente. Resultó que de las negociaciones es mucho más importante que
a Dulles y a Parri los unía una vieja amistad. Supon- lo que en _ellas se trate. La importancia de los objeti-
go que los norteamericanos están preparando_ el futu- vos en este caso favorecía el comenzarlas, por mu-
ro gabinete italiano glorificado por la lucha guerri- cho. que me costara a mí personalmente como general
llera, pero no con los guerrilleros com(f.nistas, sino de la SS y miembro del partido.
más bien mondrquicos y nacionalistas rabiosos que -Si usted, no obstante -continuó Husmann-
tuvieron divergencias con el duce sólo en los últimos .;,,. quiere hablar· en nombre del Reichsführer Himmler'
momentos, cuando ya nuestras tropas se habían vis- _las negociaciones deberían interrumpirse y el seño;
to obligadas a entrar en Italia. Dulles se· vería en la necesidad de retirarse.
Husmann nós recogió y- llevó al apartamento se- Miré _apulles. No pu1e ver su ~ara, la luz me cega-
creto de Dulles. ~ste ya nos esperaba. Se portó con ba los OJos, pero note que habta hecho una seiial
reserva,· pero también con benevolencia. Intercam- afirmativa con la cabeza y seguía guardando silenci~
·bia,nos apretones de manos y comenzaron las nego- sin pronunciar una palabra. Comprendi que era más
ciaciones. Pero Dulles, que se sentó junto a la venta- bien u,:za cuestión de forma, ,ya _.que ellos entendían
na, · a contraluz, guardó silencio. Gaevernitz habló perfectamente en _nombre de. quién podría hablar y
primero. hablaría un general de la , SS. Se colocaron en una
Me preguntó: posición ridícula ·y humillante al plantear esta pre-
-¿Pudiera usted liberar al italiano Romano Guar- _gunta. Naturalmente, -yo hubiera podido contestarles
dini, respondiendo a una petición ·de Mathilde He- que estaba dispuesto a hablar sólo con el señor Du-
dewils? lles y qu_e si ':'e ·enteraba que !epresentaba el capital
No le di una respuesta determinada, ya ,que no me monopolista Judío, abandonarza cualquier conversa-
acordaba de este apellido. Pensé que tal vez era una . ción con él. Comprendí que esperaban mi respuesta.
de las formas del control. · Respondí lo siguiente: .
-,-Es un eminente filósofo católico -continuó Gae- -;-Considero un crimen cont~a el gran pueblo, ale-
vernitz-, querido por. todos los pensadores euro- man y contra el gran Estado germano que representa
peos. . un. puesto de avanzada de la civilización en Europa
Yo sonreía enigmáticamente recordando las leccio- que se continú~ la lucha ahora, sobre todo cuand~
nes de nuestro gran actor Schellenberg. hemos. podido sentarnos a la mesa comán: la mesa
-General -me preguntó Húsmann-, ¿se da usted de ~a~, negociacio1?es. Estoy dispuesto a poner a dis-
cuenta de que Alemania ha perdido la guerra? postcton de fos alzados a todas mis unidades que son
Comp,:endí que estos hombres me obligarían a las más fuertes.de Italia: los SS y la Policía, en aras
pasar por un-acto de fe humillante a todas vistas para de que se _t;rmme la gue.rra y para que no se llegue
mí personalmente. En· mis tiempos yo hacía lo mis- a la creaczon de un Gobierno comunista.
mo cuando quería ganarme la confianza de un políti- .-¿Significa esto -preguntó al fin Dulles- que las
co de la oposición al régimen. La prueba mediante tropas de la SS entrarían en la lucha contra el ejér-
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ro que comprenda que nuestras negociaciones sólo
cito de Kesselring? deben ser conocida~ por los que estamos aquí ahora.
Comprendí que este hombre quería seriedad en -Entonces no podríamos firmar la- paz -dije-,
todos los aspectos. Era la premisa de una conversa- porque usted no es presidente ni yo soy ,canciller.
ción real sobre las perspectivas. Intercambiamos sonrisas silenciosas y comprendí -
-Necesito sus garantías -contesté- para .hablar que, de este modo, había obtenido el permiso de in-
con el mariscal Kesselring de modo concreto y con- formarle sobre las negociaciones y solicitar sus ins-
vincente. trucciones posteriores. Le envío esta carta con el ayu-
-Bien -convino Dulles. dante del mariscal Kesselring que acompaña a su jefe
Continué: en vuelo hacia Berlín. Este hombre fue probado del
-Usted debe comprender que en cuanto Kesselring modo más minucioso, no tanto como mi agente sino
dé la orden de capitulación aquí, en Italia, donde tie- como una persona fiel que piensa igual que nosotros.
ne más de un millón y medio de soldados, se presen- ·1 Usted se acordará de él, porque fue usted quien -
taría. una reaccion en cadena en otros frentes, me- re- • -aprobó su candidatura cuando fue mandado a Kessel-
fiero al :frente occidental y escandinavo: en Noruega _ ring para infarmarnos sobre las relaciones entre el
y Dinamarca. _ mariscal de campo y Goering.
Comprendí también que en esta primera conversa- Sería sumamente conveniente que usted invitara
ción importante debía sacar mi carta especial. a Kesselring a conversar. Nuestro próximo encuentro
-Si_ recibiera su_s garantías de que las negociacio- con los norteamericanos tendrá lugar en los próxi-
nes habrán de proseguir, me comprometo a evitar la mos -días.
destrucción de Italia que ha sido planeada de acuer-
do con las instrucciones del Führer. Hemos recibido ¡Heil Hitler!
la orden de destruir todas las galerías de pintura y
monumentos antiguos, es decir, arrasar con todo lo Suyo, Karl Wolff.
que· pertenece a la historia de la Humanidad. A pesar
del - peligro que se cernía sobre mí personalmente,
salvé y oculté en mis refugios los_ cuadros de la ga- . Wolf había escrito ·la verdad. Las negociaciones se
lería Uffizzi y Pa(ti y la. colección -numismática del . ,~· llevaban a cabo de esta, o casi de esta forma. Sólo
rey Víctor Manuel. había omitido que en el viaje de regreso a Italia, en
Puse sobre la mesa la. lista de los cuadros .que man- el compartimiento del tren, había tenido lugar una
tenía ocultos. Allí estaban los nombres <!.e Tiziano, larga conversación entre él, Husmann y Waibel sobre
Boticelli, El Greco. Los .americanos -"interrumpieron el futuro Gabinete de Alemania. Allí habían acordado
la conversación y estudiaron la lista. que Kesselring sería el canciller; el ministro de Re-
-¿Cuánto pueden. -costar estos cuadros en dóla- laciones Exteriores sería' Von Neuí-ath; ex goberna-
res? -me preguntaron. dor de Moravia; el minis_tro de ·Hacienda sería el
-No tienen precio -:contesté, pero luego agre- miembro honorario del NSDAP Hjalmar Schacht; y
gué-: Creo que más de 100 millones ... el ministro del Interior, el Obergruppenführer SS
Durante diez minutos Gaevernitz habló sobre los Karl' Wolff. En este Gabinete no había cartera para
cuadros del Renacimiento· y la influencia de este Himmler.
período en el desarrol~o técnico y filosófico de Euro-
pa. Luego empezó a hablar' Dulles. Entró en la con-
versación _ inesperadamente, sin ·preámbulos. Dijo: Mientras· tanto, Stirlitz se dirigía a toda prisa. en
-Estoy dispuesto a hablar con usted, general Wolff. · su «Horch» a la frontera suiza. El pastor, silencioso
Pero tiene que garantizarme que no entrará en con- y pálido, iba a su la.do. Stirlitz puso la radio y sinto-
tacto ·con nadie más. -Es la primera condlción. Espe-
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nizó una emisora de Francia: París transmitía un
concierto de la joven cantante Edith Piaf. Tenía una
.l; f ührer. Pe modo que el pastor estará hoy mismo en
Suiza y mañana comenzará mi operación. Nuestra
operación, para ser tnás exacto.»
vo,z baja y fuerte y las· letras de las canciones eran
sencillas e ingenuas. -No -dijo Stirlitz, abandonando sus reflexiones-.
-Una decadencia total en · las costumbres -dijo Usted no debe llevar a cabo las entrevistas en la sala
el pastor-, no lo critico, no, simplemente la oigo a. . azul _del hotel, sin? en la rosada. Ya ve, aunque ten-
ella y recuerdo todo el tiempo a Handel y Bach. Creo ga· buena memoria, nunca está .de más repetirlo
que antes los artistas ·eran más exigentes con ellos todo.
mismos: marchaban junto a la fe y se planteaban -Me pareció que no estaba usted escuchando.
tareas gigantescas ... Eran como faros, a su manera ... -Lo escuchaba con mucha atención. Siga, por
¿Pero,,eso? Así se habla en los mercados ... favor.
-;-Esta cantante es maravillosa -dijo Stirlitz-. «Si el pastor cruza la frontera sin problemas, sa-
Creame, será reco.rdada también después de su caré a Katy. Entonces, podré jugar la última carta.
muerte. . Ellos están apretando el cerco, no me ayudaría ni
-En usted habla la bondad. Bormann... El diablo sabe lo que puede pasar. Me
-En mí habla el amor a París... Bueno, pastor. .. iré con ella a través de mi "ventana" en la frontera
Estas conversaciones las continuaremos después de t. en cuanto comprenda que el fin del juego se aproxi-
la guerra. Abora, _repítame, por favor, todo Jo que . ma. Si podemos continuarlo, ya que no tienen prue-
debe hacer en Berna ... bas ni pueden tenerlas, entonces tengo que sacarla a
-Tengo buena memoria. La Biblia no solo ensena tiros, después de que haya asegurado tma coartada
l~ misericordia, sino también a organizar la memo- con Schellenberg. Tendría que ir a su casa o a Hohen-
ria.~ · · · Iichen con un informe, todo el tiempo se lo pasa allí
-Sin embargo, por favor, repítame todo: desde el junto a Himmler; calcularía bien el tiempo, rom-
principio hasta el fin. pería el transmisor y me llevaría a Katy. Lo princi-
E~ pastor_ volvió a decirle a Stirlitz lo que éste Ié pal es calcular bien el tiempo y la velocidad. Des-
babia repetiqo durante las últimas tres horas. Escu- pués, que nos busquen. Ya no les queda mucho tiem-
chando al pastor, Stirlitz continuaba pensando: ·«Sí, po para buscar .. A juzgar por la cara asustada de
Katy se quedó con ellos. Pero si me hubiera llevado a Müll_er cuando vio a: Holtoff con el craneo roto, éste
Katr, ellos emi:_>ezarían a buscar al pastor, porque es intentó efectuar conmigo una provocación infantil.
obvio q~e alguien de la. ?estapo lo ha· estado vigilan- Por supuesto .que cumplía una orden de Müller. Pero
do. "Y as1 toda .la operac10n fracasaría inevitablemente no hubiera podido actuar tan bien, si no fuera su
~· Himmler podría· penerse de acuei;-do con la gente propio personaje, si· el .papel encomendado no hubie-
,d~- Be1;1a... Katy les dirá algo de 'mí para salvar al ra coincidido tan perfectamente con sus propios
nmo., s1 sucede algo imprevisto, que puede suceder, pensamientos. Y no se sabe lo que habría hecho. si
pero no debe. Pero el pastor ya pronto comenzará su yo hubiera aceptado irme con él y. Runge. Proba-
trabajo y Pleischner debe cumplir mi encargo. Nin- blemente, se hubiera unido a nosotros. Es muy pro-
guno de ellos. sabe qué papel jueg¡l en mi operación. ·\ bable. Recuerdo cómo me miraba durante el interro-
Al pastor l'o seguirán también mis hombres que deben gatorio del astrónomo y cómo hablaba... Con él he
de haber recibido el mensaje que les envié con Pleisch- jugado con exactitud. Mi salida repentina puedo cu-
ner.. Y todo saldrá bien .. No le he dado posibilidades brirla por un lado con Schellenberg y por el otro
a H1mmler de negociar con Berna... Ahora fracasa- con Bormann. Ahora es Katy lo principal. Mañana
rá. Müller no sabe nada sobre mi "ventana" en la no iré. a mi casa, iré directamente a la suya. Aunque
frontera Y los guardas fronterizos no le inforrria~án es meJor que no. No se puede jugar a ciegas. Sobre
a su gente, porque yo actúo por órdenes del Reichs- todo, en nuestro oficio. El pago aquí no es con dine-

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ro: es con la causa. Y, al fin y al cabo, con la_ ruido del motor de_ una planta eléctrica mezclado
vida.» . . fOn el de las ráfagas del viento.
-Muy bien -dijo Stirlitz-, muy bien que se h~ya -Bien -dijo Stirlitz-. Buena suerte, pastor.
usted acordado que debe coger el seguf!dO taxi Y -Que Dios lo bendiga -contestó el pastor y co-
debe subir a un -automóvil cualquiera que vaya ~ la menzó a esquiar torpemente en la dirección indicada
·misma dirección. En general, espero que sus amigos _ por Stirlitz. Cayó dos veces exactamente en la fropte-
del monasterio, de quienes le he hablado, lo prote- _ ra misma. Stirlitz esperó junto al coche hasta que
gerán. y quiero repetirle. una v~z más que _le puede oyó el grito del pastor desde el bosque que se des ta- -
suceder cualquier cosa. Cualquier . cosa. S1 comete caba negro al otro lado del _desfiladero. Estaba ya
una imprudencia, por muy pequeña que sea, no :en- · muy cerca del hotel. Todo marchaba bien. Ahora de-
drá tiempo ni de pestañear antes ~e caer en el sota- bía hacer lo último: sacar a Katy.
no de Müller. Y si esto ocurre, quiero que sepa que, Stirlitz regresó a la estación, cambió de automóvil
al pron~nciar mi noll'!br~ _una, sol~ vez, en una pesa- y, a los_ veinte kilómetros, sintió que le era imposible
dilla. 0 bajo tortura, s1gmhcara m1 1!1uerte Y la muer- mantenerse despierto. Miró el reloj: terminaba la'
te inmediata de su hermana y sobrmos. Los que me segunda noche sin haber· dormido en absoluto.
permitieron sacarlo rrie han responsabilizad?. con s~ -«Dormiré media hora -se dijo-. Si no lo hago,
se~ridad. Nada podría salvar a · sus fam1ha~~s s1 . -*' no volveré a Berlín nunca.»
usted dice mi nombre. No es una_ amenaza, enuenda- Durmió exactamente veinte minutos. Luego se· bajó
me bien: ésta es la realidad y hay que conocerla Y del coche, se restregó la cara con nieve, bebió coñac
recordarla siempre. de un frasco achatado y, agarrando el volante, opri-
-Lo entiendo. mió el acelerador. El motor del «Horch» gruñó ·de
-Muy bien. No me gustaría pensar que precisa- modo - uniforme· y potente. El cuentakilómetros se
mente este planteamiento lo hubiera usted entendido acercaba a los tso· kilómetros. La carretera estaba
mal... totalmente.desierta. Comenzabá una cautelosa albora-
da.· Para ahuyentar el sueño, Stirlitz se puso a cantar
a voz en cuello pícaras canciones francesas.
Stirlitz dejó su automóvil a ~ien metros ~e la.
plaza de la estación del ferrocarril. _El automóvil _del "''
puesto fronterizo lo_s esperaba en el_ lugar co?vem~o.
La llave estaba puesta. Las ventamllas ha~ian sido Rolff llegó a -la casa que ocupaba Katy cuando el
embarradas a propósito pata que no se pudieran ver Sol parecía aún rodeado de humo y frío.
las caras de los· que iban en el automóvil. En el lugar -¡Heil Hitler! -le saludó Barbara, levantándose de
convenido,· en las montañas,· estaban clavados en la su asiento.
· nieve los. esquíes con las botas al lado. Rolff la interrumpió.
-Cámbiese -dijo Stirlitz. . -Déjeme a solas con la rusa -dijo.
-En seguida -susurró el pastor-, me tiemblan , La cara de Barbara, hasta ese momento sonriente,
las manos, debo tranquilizarme un ~oco. . ./· se volvió en seguida dura y oficial. Fue al otro cuar-
· -Puede hablar normalmente, aqu1 nadie nos º)'.e. to. Cuando abrió la puerta, Katy oyó a su hijo que
· La luna llena cubría de resplandor de plata la me- - acababa de despertar y, al parecer, tenía hambre.
ve del valle y lanzaba conJra la oscurídad de . los -Por favor, permítame que le dé el pecho al ni-
desfiladeros chispas radiantes que daban a la meve_ ño -dijo-, así no podremos trabajar.
apariencia de naftalina. Las enorme~ ,copas nevadas -El niño esperará.
de los pinos parecían animales salvaJe,s y acech~ntes -Imposible... Tiene que alimentarse cada tres
prestos al asalto. En algún lugar leJano se 01a el __ ~-- horas ...

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18- UIECISIETE 1:,;sn:,;TES lll, LX-\ Pll.11,H\"ER\
-:Bien. Le · dará el pecho _después de contestarme tenbrunner, y mucho menos a Schellenberg, que
una pregunta ... estaba buscando a Stirlitz. Había decidido jugar él
Alguien tocó a la puerta. mismo esta partida que consideraba muy· complicada
-¡ Estamos ocupados! -gritó Rolff. y en que sólo había dos salidas: o un gran éxito o
La puerta se _abrió. En el umbral apareció Helmuth una derrota terrible. Sabía que Borm_ann era el due-
con el niño en los brazos. ño absoluto de enormes sumas colocadas en los Ban-
-Ya es hora de alimentarlo -dijo-. · El niño tiene cos de Suecia; Suiza, Brasil y hasta en los Estados
hambre ... Unidos, a través de testaferros. Bormann no olvida-
-¡ Que espere! -gritó Rolff-. ¡ Cierre la puerta! ba los favores ni las· .acciones contra él. Anotaba
-Sí; pero... -comenzó a decir Helmuth. Rolff se todo lo que de un modo u otro se relacionaba con
levantó, se acercó rápidamente a la puerta y la cerró V Hitler; lo anotaba hasta en sus pañuelos, pero nunca
en las narices del soldado. nada referente a él mismo: lo conservaba en la me-
-Bien, .. Me interes·a una cosa. Hemos sabido que _moria para siempre. Por eso Müller quería jugar solo
usted conoce a su jefe. la partida con Stirlitz, que había telefoneado a Bor-
-Ya expliqué que ... mann y se entrevistaba con él. Era su partida y no
-Conozco sus explicaciones. Las leí y las oí gra- podría equivocarse. Todo habría resultado sencillo e
badas. Me parecían satisfactorias hasta hoy. Pero intrascendente si Stirlitz no hubiera llamado a Bor-
desde esta mañana, estas explicaciones han dejado mann ni se hubiera entrevistado con él. El círculo
de satisfacerme. se había cerrado: Stirlitz, el mensaje de Berna, la
-'-¿Qué ha pasado hoy por la mañana? radista rusa. Y el círculo se apoyaba sobre una base
-Ha pasado algo. Esperábamos que esto se pro- sólida: Bormarin. De modo que al derrotarlo, Müller
dujera, lo sabíamos todo desde el principio, pero obtenía acceso a los asuntos más secretos de Bor-
necesitábamos pruebas. Ahora las tenemos. No po- mann para una investigación y esta perspectiva tam-
demos detener a nadie si no tenemos pruebas, hechos bién se le antojaba posible; o en caso de que las
o testimonios de dos personas. Pero ya tenemos prue- condiciones lo permitiesen, se haría imprescindible
bas. a Bormann corop el hombre que había descubierto la
-Desde el principio no he negado que ... conspiración de Stirlitz con los radistas rusos. Ambas
-Deje ya ese. juego.. No me refiero a usted. Sabe salidas conducían al último éxito o a la última caída.
perfectamente de quién se trata ... Por esta razón, ni él ni sus colaboradores más ínti-
-No sé de quién se trata. Le suplico que me per- mos habían dormido en toda la noche, ya agotados
mita alimentar ál niño... . de orgánizar emboscadas, y preparándose para el
-Primero me dirá dónde y cuándo se citaba cori su duelo d_ecisivo. ·
jefe y después alimentará al niño.
-Yo le expliqué al señor que me detuvo que no
conozco el nombre del jefe ni su dirección. -No diré nada más -dijo Katy-. Estaré callada
..:...Escuche .-dijo Rolff-, deje de hacerse la tonta. )\. hasta que se me permita alimentar al niño .
Ponga 'las cartas sobre la mesa. Usted ha perdido. 1-,a lógica de una madre tiene poco eri común con
Estaba muy cansado, porque como todos los ayu- la de un verdugo. Si Katy no hubiera mencionado al
dantes de Müller, no había dormido esa noche, vigi- niño, no habría tenido ella que enfrentarse a la hora
lando el automóvil de Stirlitz por toda la ciudad. amarga de la tortura. Pero movida por la naturaleza
Habían dejado vigilantes erl su casa y en los restau- empujaba a Rolff a una decisión que no se le había
rantes donde habitualmente almorzaba, pero Stir- ocurrido antes de entrar en el apartamento. Él cono-
Iitz había desaparecido como si se lo hubiera traga- cía la firmeza de los agentes rusos, sabía que prefie-
do la tierra. Müller había prohibido informar a Kal- ren la muerte a la traición_ y que a_unque los obliga-

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sen á «colaborar», siempre encontraban medio para mantener a su .IJijo tre_s .o cinc<> minutos desnudo en
continuar su trabajo con métodos más refinados y .esta mesa, morirá; .A usted le corresponde decidirlo.
astutos. · . -¡ Usted no lo hará! -empezó a gritar Katy has
De repente una idea pasó por la mente· de Rolff. c1endo esfuerzos por levantarse-. ¡ Usted no lo ha-
-Bien -dijo-, no perdamos más .tiempo: Sé todo rá! i Máteme a mí! ¡ Máteme a mí! ¡ No c:1-l niiio! ¡ Usted
fo que usted sabe-- y trata de callar. Pronto estará no puede hacerlo! . · ·
fre~tf; ;ª s~ jefe. Sinti~ que -se aproximaba su fin y -:-Sí, parn mí ..va a s~r ter;ible- tener que hacer-
dec1d10 -hmr al extran1eré>, pero ha fracasado. Con-· lo -:eontestó Rolff~. Sí, soy humario no una bestia·
taba con. su automóvil ..;._Rolff miró atentamente a también. a mí. me ha parido· una· _inadfe. ¡ Pero lo. haré
Katy, cuya cara. se había' torhado bianca---, tiene un en n,ombre de _todas las rríadres alemanas! ¡ En nom-
coche muy bueno, ¿no es verdad? Pero se ha equi- bre de tod9s los. nifios del Reich qué mueren bajo
vocado: nuestros .coches no son inferiores, son ·me- las bombas lo ·haré! · · ·
jores. En todo éste lío, us.ted no nos interesa. Nos Katy cayó. de la siHa, rodó ·por el suelo y comenzó
a besar sus botas suplicando: . • . - : . -.
intel'.esa él. Y ust_ed nos d_irá todo sobre él: Todo
-repitió-i Hasta ef minimó ·detalle. -Usted tiene ün corazó_n: Usted no puede hacer
-No tengo naélc:1- que decir. eso. ¡ No lo creo! · ·
Entonces Rolff se levantó, se fue a la ventana y, -¿Dó?de, e~tá el niño? -gri~ó · J;lolff-:-,· ¡ Tráiganlo
al abrirla, se encogió por el aire helado. para aca, rap1do!. . . ·
-Hace frío de nuevo ......:dijo....:. ¡ Cúándo llegará la -Usted es _madre -dijo Barbar~_:. Üsted tiene que
pr:imavera! Ya estamos cansados del invierhó. ser razonable. · ·· .
Cerró la ventana, se -acercó a Katy. Helmuth entró .con ·el niño eri los ::brazos. Rolff le
,-Las manos, por favor. ·· . q?itó el_ niño, lo colo~ó encima. de·· la mesa y empe-
Katy extendió las marias· y lás esposas se. cerraron zo a quitarle los pañales. Katy dio un grito terrible
en sus muñecas. · · como de animal herido. . . '
-Los pies también, por fávor -dijo Rolff. -¡ Habla! ,........{!hilló Rolff-. ¡ No eres .madre! ¡Eres
-¿Qué q~iere hacer? -preguntó Káty-. ¿Qué ~e una asesina estúpida! ¡ Habla! .
propone? El niño comenzó a. gritar con su voce~ita enron-
Cerró las esposas en sus· tobillos ·y grjtó: quecida y la. boquita estirada en un chillido de eno-
jo; ya había pasado la hora de: comer y todos pare-
-¡ Hehtiuth! ¡ Bárbara! · ·
Nadie respondió. Abrió la puerta y gritó: cían haberlo olvidado. . ·· . ,
-¡ Barbara! ¡ Helmuth!
Ambos entraron corri_endo. No estaban· acostum-
brados a este tono de voi en Rolff: histérico, alto, Al señor Cadicelli. Vaticano. ·
jadeante. Pero . Rolff tenía motivos para gritar así. Querido amigo: · .
Müller le había ordenado que. hoy, precisamente .· Comprer.zdo y aprecio la atención con que las auto-
hoy, debería obligar a la rusa a decir la verdad dé ridades del Vatica~o, que tanto valor mostraron en
modo que para e1 momento de 1a captura de stir- los días de la resistencia aniinqzi, estudian en estos
litz, la carta principal estuviera en el bolsillo dé momentos las posibilidades de ayudar a la Humani-
Müller. · · · ·· · · dad en lt,1. obtención de la paz tan necesaria en esta
--:Traiga al niño -dijo Rolff. tierra... ·
Cuando Helmuth · salió, Rolff acercó a la ventana He , comprendido perfectamente las. razones por
una pequeña mesa donde estaba el florero con flo- · las cuales el 11aticáno, organizó con ·tal generosida{l.
res artificiales. Después· abrió fa ventana · y dijo: el co,ntacto entre M.üller ( que representaba al desa-
-No le he mencionado el frío por· gusto. Con sólo _ fortunado almirante Canaris y demás heroicos gene-

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rales que ofrendaron sus vidas en la lucha contra 1d . el que tiene ?ios para v~r, vea; y en segundo, noso-
barbarie hitleriana) y los representantes oficiales tros, los ~ervzdor~s .de Dzos, no debem·os poner nues-
del Gabinete británico. · tros propzos sufrzmzentos en primer plano. Sabíamos
Los hombres representados por el doctor en Fila- lo que nos esperaba al escoger nuestro camino · ·
sofía Müller poseían las virtudes que le permitieron La situación me parecía difícil y sin salida ·hasta
a usted ejercer su influencia sobre el Gabinete bri- que el pastor Schlag llegó a Berna. Usted debe acor-
tánico en busca de una paz razonable y honrosa. Sin darse de este h~mbre n_oble q~e. siempre luchó por
embargo, después de la desaparición dé los patrio- la paz y en varias ocaszones vzsztó Suiza,· el Vaiica·
tas en el verano del añó pasado, se produjo una pau- no Y Gran Bretaña antes de 1933, cuando la salida
sa funesta en la búsqueda de la paz. de Alemani':l no estaba todavía afectada por las di
También comprendo los motivos de su escepticis- ficultades policíacas que _comenzaron desde que Hit·
mo ante las cautelosas proposidones que ha some- ,/ ler llegó al poder. ·
tido a su consideración el general Karl Wolff. Yo sé El pastor Schlag ha venido -de acuerdo con sus
que usted. ha sufrido la ocupación nazi y ha visto propias palabras- para estudiar todas las posibili-
con sus propios ojos las flagrantes violaciones de la dades reales de una paz rápida y justa. Dice él que
· ley perpetradas por los hombres de la SS subordi- viene enviado por hombres preocupados por la evi-
nados directamente a quien ahora está buscando la "· dente coincidencia de puntos de vista sobre el mun-
paz, al general1 Wolff. Esto me lleva ·a evaluar su po- do del futuro de dos figuras tan opuestas como Wolff
. sición n.o como un compás de espera, sino más bien y Dulles .
como una negt¡tiva: no se puede confiar en un hom- Considera que su miszon es evitar la posibilidad
bre que hace el mal con una mano y el bien con la de las neg~ciaciones ulteriores. entre Wolff y Dulles,
otra. La contradicción y la dualidad comprensible ,en ya que esta profundamente convencido de que Wolff
un simple hijo de Dios, no puede ser justificada en no busca la paz, sino que se encuentra explorando el
quienes determinan la política de un Estado o están tetreno para preservar el régimen de los nazis a cam-
investidos del poder militar o político. bio de algunas concesiones por parte de los SS, que
Sin embargo, después de que sus proposiciones son los que ahora poseen el único poder real en
fu erar¡ rechazadas por el Vaticano, el general W olff Alemania.
tuvo dxito_ en sus planes al lograr una entrevista ·,· Considera que su misión también es ayudar a que
aquí, en Berna, con el señor Dulles, representante se establezca_n contactos entre los hombres que arries-
del honorable presidente Roosevelt. Los informes que. garon sus vzdas para sacarlo de Alemania, y los re-
han llegado a nosotros nos permiten concluir que las presentantes de los aliados. Los hombres que dice
negociociones de Wolff y Dulles están desarrollán- representa consideran un deber _ineludible colaborar
dose aon mucho éxito. en la liquidación áe todo cuanto estuvo relacionado
Confío en que se comprenda mi posición: si pre- con la' SS y ·el NSDAP o pueda estarlo en el futuro.
vengo una véz más al señor Dulles sobre futuros con- Quisiera solicitar su consentimiento para sostener
tactos con el general Wolff, nuestros amigos norte- con-i:ersaciones más sinceras con el pastor Schlag.
americanos pudieran formarse una idea errónea so- Posiblemente, sea útil que le informemos más am-
bre los motivos que nos mueven: los politicos· no pliamente de todo lo que está sucediendo en Berna
siempre lÍegan a comprender la política de ·los ser- en estos momentos.
vidores de Dios. Mientras no pueda ofrecer al pastor Schlag prue-
Carecería de sentido hablarz.e al ·señor Dulles sobre _ bas tangibles de nuestra sinceridad, no podemos es-
la perfidia del general W otff y los crímenes que han pera~. que él hable abiertamente o nos ofrezca infor-
cometido los nazis, de acuerdo ·con sus órdenes, en maczon compl~t~ sobre sus compañeros que están
la tierra de .nuestra bella Italia. ·En primer lugar, esperando notzczas suyas en Alemania.

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Presumo que .sus compañeros en Alemania no son
tan fuertes como lo quisiéramos. El pastor Si:hlag El mayor Waibe1, que .se encontraba allí, había orde-
nunca ha sido un verdadero político, sino un guía ho- na~o a su gente que trabajaba con los guardas f~on-
nesto de su parroquia. Sin embargo, dirigiendo la tenzos, que dejaran pasar a Airey independientemen-
vista hacia el futuro, veo una gran ventaja en que te de cualquier respuesta que diera a las preguntas
un pastor, precisamente un pastor, un servidor de de control. ·
Dios, sea el hombre puro y noble que busque la paz Cuando Airey se estaba secando con mano temblo-
arriesgando la vida, pero sin doblegarse ante el na- rosa la frente fría y sudada, se le acercó Waibel ves-
zismo. . tido de civil, y le entregó dos boletos para el' tren
Probablem·ente este gran ejemplo del valor czvzco que salía hacia Berna. Allí los esperaba un autom~
de un hijo y servidor de Dios nos ayudará para sal- vil que condujo a Waibel y a los dos generales a una
var a -los alemanes del bolchevismo cuando el pue-
blo martirizado de Alemania tenga que elegir sú fu-
\/ calle tranquila donde habían alquilado .un aparta-
mento por medío de intermediarios. Allen Dulles los
turo. Alejado por Hitler del Vaticano, el pueblo de esperaba aquí. Durante dos días . discutieron ta ela-
Alemania. tarde o temprano volverá al seno del cato- boración de la plataforma común que debía adoptar-
licismo y. el pa~tor Schlag, o su luminosa imagen, se para proseguir las negociaciones con el general
ayudará a nuestros pastores en el futuro a llevar la SS Karl Wolff. .
luz a los lugares donde reinaba la oscuridad nazi. -Tenemos poco tiempo ..,.,.dijo Pulles- y todavía
Espero ·su respuesta en el tiempo más breve po- bay mucho que hacer. La posición de, los aliados debe
sible. ser segura Y· bien fundamentada en lo principal y en
Suyo, los detalles. · · ·
· .Nórelli ... -La posici.ón de los aliados angloamericanos ..,.,.dijo
el general Airey con un tono que podía encerrar -lo
mismo una pregunta que una mera confirmación.
Dulles . había recibido instrucciones' del .iefe de la -Angloamericanos y americanoingleses en· este caso
dirección de servicios estratégicos, Donovan, de que es una distinción P\li"amente formal que no cambia
en adelante las negociaciones con Wolff deberían co- la esencia gel asunto -contestó Dú.lles.
dificarse con el n·ombre «Sunrise Crossword». Para Así, por primera vez desde el comienzo de la gue-
reforzar las negociaciones, dos generales· fueron en- ,y· rra, en el co~cepto «los aliados» se había perdido
viados a Suiza: el suplente del jefe del Estado Ma- uña sola palabra: «soviéticos». En lugar de los «alia-
yor de las tropas aliadas en Itaiia, general británico dos anglosovieticoamericanos», había aparecido en
Airey y el norteamericano Lemnitzer.
0 Berna un nuevo término: «los. aliados angloamerica~
Los generales, usando los uniformes de simples nos».
soldados del Ejército norteamericano, fueron lleva-
dos de Nápoles a la frontera suiza. Debían cruzarla _
con documentos falsos elaborados por los hombres . Eismann entró en el despacho de Müller vestido
de Dulles; donde se decía que eran soldados que via- con la misma ropa sucia: las botas salpicadas de
jaban por. Europa en busca de sus familiares. barro,. la guerrera empapada. Había andado durante
El general- Lemnitzer tuvo que contestar en la adua- mucho tiempo por Neustadt bajo la lluvia, buscan-
na suiza a numerosas preguntas sobre Norteamé- do a la hermana del p.astor Schlag. No ocupaba la
rica. El general Airey, UII inglés que nunca había casa .cuya dirección se consignaba en el expediente.
visitado los Estados Unidos, comenzó a cometer ·equi- Había averiguado en la sección local de la Gestapo,
vocaciones en sus respuestas. La operación «Cross- pero tampoco allí tenían información alguna sobre
word» amenazaba· con el fraq.1.so ·desde el principio. los familiares más cercanos de Schlag.
Sin embargo, _los vecinos le dijeron que' noches
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antes, muy. tarde, habían oído el ruido del motor Al jefe de la Dirección de Seguridad Imperial
de un automóvil. Pero nadie sabía quiéri había venido Qbergruppenführer SS Kaltenbrunner. ' '
ni en qué auto ni qué le había pasado a la señora
Anna y a sus hijos. Praga. Dos copias.
Había desaparecido del mismo modo misterioso Mi estimado Obergruppenfiihrer:
que el pastor. Durante los dos últimos días, agentes Después de haber recibido la orden del Führer de
de la Policía criminal, por orden de Eismann, habían hacer de cada ciudad y cada casa una fortáleza inex-
estado buscando al pastor o a su hermana éon los pugn":ble, estudié_ nuevamente la situación en Praga
hijos, sin que pudieran hallar pista alguna. que,.1unto con Viena y los fuertes alpi_nos, debe con-
Müller recibió a Eismann con una sonrisa. No dijo· vertirse en el centro de la batalla decisiva contra el
nada después de escuchar el informe del Obersturm- bolchevismo o, en caso de un final trágico, en tierra
bannfü1'11'er. Sacó de la caja fuerte una carpeta y co- arrasada.
gió una hoja de papel. Al recibir su instrucción de seleccionar a los hom.
-¿Y qué haremos con esto? -preguntó alargan- bres que estuvieran dispuestos a destruir a P~aga:
do la hoja a Eismann. . · no sólo entre los arios, sino entre los que hayan de-
Era el informe donde Eismann expresaba su con- mostrado su buena voluntad en la colaboración con
fianza absoluta en el Standartenführer Stirlitz. . "'·. nosotros durante varios años éle lucha común contra
D.espués. de un largo silencio, Eismann suspiró pe- el bolchevismo, he elegido algunos candidatos. No
nosamente y pronunció una frase terrible: voy a nombrar aquí a todos estos hombres para no
-¡ Malditos todos mil veces! distraer sti atención de asuntos verdaderamente im-
-Así es mejor -convino ·Müller y pus9 el .infor~ poytantes que. esperan sus decisiones. Mandaré a su
me. en. la carpeta-. Es una buena lección para usted, secretariado una lista de 421 hombres. Entre nues-
am1gu1to. tros colaboradores hay personas de las más diversas
-¿Quiere usted que le escriba un nuevo informe? nacionalidades. ·
-¿Para qué? No hace falta ... Me ayudó en este trabajo él coronel Berg, de la
-Pero considero un deber rectificar mi opinión an- inteligencia del Ejército, que, como supe en Cracovia
terior. · usted lo conoció personalmente en relación con eÍ
-¿Cree usted que eso sería bueno? -preguntó Mü- '.f caso del enemigo de la nación Canaris. Me está pres-
Her-,-. Siempre huele mal cuando alguien se retracta tando una ayuda valiosa porque c_on · él trabaja un
de sus puntos de vista. . ruso reclutado por nosotros, un tal Grishanchikov.
-¿Qué debo hacer en este. caso? A propósito, este Grishanchikov fue· altamente reco-
-Confiar en que ·no le mostraré a nadie su infor- mendado por el Standa:rtenführer Stirlitz durante su
me anterior. Nada más. Continúe su trabajo. Sepa visita a Cracovia como barbero y masajista de pri·
que muy pronto deberá marcharse a Praga. Tal vez mera clase. En realidad es un agente muy eficaz que
desde allí . vuelva al pastor y a su amigo fiel que me ayuda en la selección de los candidatos entre los
estuvo a . su lado bajo las bombas en Smolensko. , rusos que sirven en et ejército del general Vlasov.
Ahora, puede retirarse; No se preocupe. En el con- _ e,'\ Como todas las personas que deberán participar en
traespionaje, como en ningún· otro trabajo, todo el · los preparativos de la liquidación de los centros más
mundo debe saber que en estos tiempos no se pue. importantes de la cultura eslava deben ser someti-
de creer en nadie, ·a veces ni en uno mismo. · d?s a un~ investigación ·especial de la Gestapo, qui-
siera pedirle que ordene al Obergruppenführer Mü-
ller que efectúe una (nvestigación adicional del' co-. ·
ronel Berg y, si es posible, del ruso Grishanchikov.
Me permito suplicarle que se me comunique even-

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En- Alemania tenía miedo de escuchar la radio m-
tualmente todo· lo relacionado con mi trabajo aquí, .glesa y se limitaba a leer· la verdad entre las Hne~s
aunque comprendo que mis tareas de ningún modo de la rimbombante propaganda de Goebbels. Hab1a
pueden compararse con su gigantesco trabajo en pre- aprendido este arte. Leía los partes de gu~rra y los
parar nuestra victoria defintiva. artículos del Volkischer Beobachter, segma con la
Heil Hitler! vista las noticias victoriosas y luego, apartando toda
Suyo, . Krüger. aquella escoria verbal, coloc·aba imaginariamente. e~
un mapa sus banderitas rojas con estrellas. N~ces1-
taba uri mapa, los nombres de las ciudades y una re-
Ka.ltenbrünrier Jeyó la carta y escribió la siguien- gla. Estos componentes básicos le permitían contem-
te nota: «A Müller. No conozco ningún Berg, menos plar la verdad. Aq~í, en , Suiza: .había c~mp~obado
aún a Grishanchikov. Organice u~ted le! investigación hasta qué punto tema razon alla, en Berlm. Siempre
y no. me moleste más con esta clase de detalles. Kal- considero que el triunfo del fascismo significaría el
tenbrunner.»,.
; fin de la civilización y, en último término, la deca-
dencia de la nación alemana. Desde que los hombres
que puebian el mundo comen~~ron a s:r divididos t:n
Ahora Müller nece&itaba urgentemente al ho¡:nbre esclavos y señores,· en la nac10.n de senore~, apare.cm
que habja llevado a .:Serná el mens.aje de . su Jefe de la putrefacción: La antigua ~º?1ª' sucumbm precisa:
Berlín. Había decidido. alter.ar la' operación de sus mente por pretender el domm10 del mundo y · cayo
hombres que est~ban e~perando en el apartamento bajo los golpes de los bárbaros. Por r:~gla general, re-
de los rusos: Ya no ·era. necesaria la vigilancia del flexionaba Pleisthner, todo Estado antiguo que se pro-
.enlace, . lo que: .necesitl:lba'' eran pruebas inmediatas. ' pu'so dominar al mundo estuvo· condenado: a la des-
La operación par,a descubrir toda la red era un plan trucción final en el mismo apogeo de su aparente po-
de Schellenberg, dejarle organizar un _nuevo esque- derío. Y ello ocurría porque a toda fuerza siempre
ma; era un. asuritci suyo. A juzgar por los datos reci- la acompaña el ~rguHo que degener~ en a~bición,
bidos, el enlace . que apareció en Berna era un afi- y ya es ,sabido que nada resuha, tan c1eg':l _e, 1mpote~-
cionado un hitelectual, uno a quien se podría obli- te 'a la hora de las' pruebas-corno la amb1c10n. Los h-
gar. a «~antan, rápidamente porque· no son resiste?· deres· de Grecia, Roma y, antes, de E~ipto y Babi-
tes. J!l le diría quién le· había entregado el .mensaJe lonia, embriagados por las victorias, dejaron de pen-
cifrado. Entonce¡, M.üller. tendría· •pruebas irrefuta- sar el Estado como conjunto de hombres,, movidos
bles, así -podría· .vencer:. · · ·· ·
por aspiraciones diferentes. Las _victorias _en el ex-
Envió una. orden a Berna: «Cesen la vigilanda del .tranjero fascinaban tanto. a los tiranos, a.nt_1guos que
· enlace._ Orgttri)ceri ·.seéi.u:stro y envienfo •en el .·mal_e- olvidaban · el sordo descontentq ·de. S!,lS' esclavos, las
tero del a_ütcirnqvit" de fa Empajada a través de la murmuráciones hds'tiles de los' éortes~t;ids' que no ha-
frontera del 'Reich. _dirigido personalmente .. al Obe'r- bían sido condecorados; y la eterna jnsatisfacción con
gruppenfü/:lr~r Miiller, .. » - . - este mundo de pensadores y filósofos que vivían so-
ñando con · un radiante futuro. Las victorias sobre
los enemigos visibles hadan _sentirse seguros a los
Pleischne/·estaba del mismo humor -alegre de la emperadores, faraones, tribunos, tiranos , y cónsules.
víspera. Fue a la
ciÚÍ a· ,a hora. ~ndicada. Hab_ía ·1~a- Pe~saban que si Estados, extranjerós · habían caído
bajado animosamente, sólo saho de su hab1tac10n bajo sus golpes, sería muy fácil vencer a sus propios
para comer: vivía de la dicha y la esperanz? del c~:- súbditos descontentos. No tenían ·en cuenta que en
.cano fin de Hitler.. Compraba ahora todos los peno- el Ejército, que inevitablemente tendría que conver-
dicos y no le era difícil imaginar el futuro, pues te- tirse en fuerza principal para aplastar a los desean-
nía una· mente analítica y conocía bien la Historia.·
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·tentos, estaban los hermanos, los hijos o simplemen- entre Este y Oeste, entre señores y esclavos, sino en-
te Jos amigos de quienes deberían ser aplastados. -En tre adultos y niños. En esta división están madurán-'
esta desunión de gobernantes y súbditos se ocuHaban dose grandes procesos y tenemos que aprender a
los elementos del progreso que Pleischner definía · influir en ellos para que los niños no repitan los
con sus propios términos como «levadura de la ci- errores de los adultos. Tal vez ésta sea la tarea prin-
vilización». Comprendía que Hitler había planeado cipal de la Humanidad después que finalice la gue-
un experimento diabólico, calculando qiae el triunfo rra.»
del Reich sobre el resto. del mundo aseguraría una Entró en el café, se sentó en un rincón y pidió un
prosperid~d material palpable para cada alemán sin helado de frutas. Los niños se reían de las bromas
importarle la posición que tuviera en la sociedad ale- - de su maestro. Él les hablaba como a iguales, sin con-
mana. Hitler había pretendido hacer a todos los .ale- graciarse con ellos, sino tratando de ganar su con-
manes dueños del mundo y a los demás hombres de fianza con mucho tacto.
la tierra, sus súbditos. Es decir, quiso excluir la -po- «Si Hitler hubiera dominado a este país, los niños
sibilidad de que surgiera la «leviidura de la ci'viliza- estarían sentados en silencio, ·atentos únicamente a
ción », por lo menos en un futuro previsible. Si Hit- los labios de su preceptor, o más probablemente su·
ler hubiera vencido, la nación alemana habría sido preceptora, y marcharían por las calles en forma·
completamente militarizada. Hitler habría desarma- ción y saludarían con el grito idiota de "Heil Hitler!"
do a todos los demás pueblos y despojado de orga- Tal vez sea terrible desear la derrota de .mi propia·
nismos estatales, de modo que cualquier intento de patria, pero yo deseo de todos modos que mi patria
rebelión por parte de los vencidos estuviera condena- sea derrotada rápidamente.»
do al fracaso. Con los alemanes armados sólo podría Pleischner comía sin prisa su heládo, escuchando
entonces rivalízar· una poderosa organización nacio- sonriente las voces infantiles.· El maestro dijo:
nal. Habría costado años o docenas de años para que -Le daremos las gracias al dueño de este mara-
dentro de la nación de los señores madurasen los villoso rincón que nos ha dado una bienvenida cálu-
«conflictos de renacimiento»; además, no existía nin- rosa y helados fríos. ¿Le cantamos nuestra canción?
guna garantía de que esto pudiera producirse. -Sí -contestaron los niños.
, Pleischner consultó el reloj: aún tenía tiempo. Al -¡Vamos a votar! ¿Quién está en contra?
lado se. encontraba un pequeño café. A través de los -Yo -elijo una niña pelirroja, pecosa, con enor-
cristales por los que resbalaba la lluvia, pudo. ver a mes ojos azules-. Yo estoy en contra.
niños sentados y comiendo helados. Evidentemente, ~¿Por qué?
su maestra los había traído. En ese momento la puerta del café se abrió y en-
« Estoy pensando con los clisés del Reich ..:...acom- tró el hombre alto y de ojos azµles con quien Plei-·
prendió Pleischner cuando vio al hompre que estaba schner se había entrevistado en la casa de contacto.
frente a la mesa: era joven y reía con los niños-. Sacudía la lluvia de su capa. Venía acompañado por
En mi país sólo hay maestras porque todos los hom- un hombre trigueño y vivaz, de anchos hombros y
bres aptos para ·el servicio pelean en el frente. Real- cara expresiva y_, fuerte de pómulos salientes. Plei-
mente en las escuelas deberían trabajar. sólo hom- schner quiso levantarse, pero recordó las palabras
bres: como en Esparta. La mujer puede consolar, · del hombre: «Yo. me acercaré a usted», ,de modo que
pero no· educar. El hombre debe preparar al niño empezó a mirar el periódico, escuchando Jo que de-
para el futuro; así les evitaría las ilusiones innece, cían Íos niños.
sariás, porque nada hay más cruel que el choque -Explícame, ¿por qué estás en contra? -pregun-
de las ilusiones infantiles con la realidad de los tó el maestro a la niña-. Debes. defender tu punto
adultos. Nunca nadie ha analizado al mundo desde de vista. Puede ser que tengas i:azón y que nosotros.
_el punto de vista de su división ·universal... Pero no estemos equivocados... Ayúdanos a decidir.
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:-Dice mamá que no, se debe cantar después de ño de la casa de contacto y llamarlo a un lado· para
haber comido helados, porque puede afectar la gar- advertirlo, o salir a la calle para verificar si andaban
ganta. · . juntos, o· levantarse primero y mar~harse· a la cas~
-Tu mamá tiene razón. Por supuesto que si can- para prevenir al hombre que babia quedado a~h,
tamos o gritamos en la calle, nos podemos afectar decirle que deberían colocar. en la ventana la sena)
la garganta... Pero aquí... no. Creo que aquí no le de alarma, porque se acordaba haber oído la voz
puede ocurrir nada malo a tu garganta. Pero si no . de otra persona la vez que visitó la casa.'
quieres cantar, no cantes. No nos enojaremos con- «i Espera! -repentinamente la idea golpeó su men-
tigo. te-. ¿Qué había en la ventana anteayer cuando me
El maestro entonó una alegre canción tirolesa y acerqué a la casa? Allí estaba el florero de que me
los niños se unieron a él. El dueño del café salió de la habló Stirlitz. ¿O no? No, no puede ser, porque en-
barra aplaudiendo a los niños, que con ruidos de \V tonces este compañero... No, estoy otra vez per-
alboroto salieron del café. Pleischner los observó pen- diendo la cabeza. ¡ Espera! ~rimero tengo que tran-
sativamente, mientras luchaba por recordar dónde quilizarme. Espera.» .
habría visto a este otro hombre. El hombre alto que f!O miró hacia Pleischner ni
«En algún sitio he visto a ese hombre trigueño una sola Nez salió con su acompañante trigueño y
_:se dijo-. Estas caras no se olvidan. ¿Estaría tal fuerte. Pl~ischner pidió la cuenta y entregó el dine-
vez conmigo en el campo? No ... Allí no lo vi. Pero ro, su último dinero. El dueño no tenía cambio su-
me acuerdo de él. Me acuerdo perfectamente de él.» ficiente y corrió a la tienda de enfrente. Cuando re-
Debió haberlo observado con demasiada atención, gresó y le entregó el dinero a Pleischner y _lo acom-
porque el hombre trigueño lo notó y sonrió rápida- pañó hasta la salida, ya la calle estaba desierta. No
mente. Pleischner recordó aquella sonrisa como si pudo ver a ninguno de los ho_m?res. , .
la hubiera visto en la foto fija de un filme. Oyó hasta «Quizá se trate de otro Stirhtz -penso Ple1sch-
su voz: «¡Y que firme este papel respaldando al ner-. Tal vez esté combatiendo a los nazis desde den-
Führer en todo! ¡ En todo! Que después no tenga tro.»
la posibilidad de señalamos a nosotros diciendo: Este pensamiento lo tranquilizó. Aunque recor?a-
ellos son los culpables, yo estaba al margen. ¡ Nadie ba la cara del hombre trigueño, su modo repulsivo
. puede estar al margen ahora! Fidelidad o muerte: de hablar y sonreír, repentinamente y con malicia,
ésa es la única alternativa para un alemán que haya Pleischn·er trataba de convencerse de que simpfe-
salido de un campo de concentración.» .Esto bahía mente se había dejado llevar por los nervios.
ocun-ido al segundo año de la guerra. Lo habían lla- Se acercó a la casa. Miró hacia la ventana y des-
mado a la Gestapo para ia entrevista de turno. Lo cubrió a los dos hombres: al alto y al trigueño. Esta-
llamaban anualmente, casi siempre en la primavera, ban conversando y eritre ellos pudo ver un gran flo-
y esté hombre trigueño entró en el despacho mien- rero: la señal de alarma. El agente ruso había colo-
tras él conversaba con el oficial que habitualmente cado esta señal de peligro. al detectar la vigilancia
realizaba estas entrevistas y le había gritado con ra- y los . hombres de la Gestapo no pudieron averJguar
bia, con histeria, las palabras que Pleischner siem.- si este florero significaba «todo bien» o «pehgro».
pre recordaría. Cuando se lo contó a su hermano Estaban convencidos de que el ruso ignoraba que
Hugo, que todavía era el médico principal y nadie estaba siendo vigilado. Como Pleischner había en-
pensaba que moriría un año más tarde, éste le dijo:· trado confiadamente en la casa, se habían conven- .
«Es su estilo habitual. Quieren amarrarte y compro- cido de que todo marchaba perfectamente.
meterte... » Los hombres en la ventana vieron a Pleischner. El
Pleischner sintió que sus manof temblaban. No sa- alto, sonriendo, le hizo una señal con la cabeza. Por
bía qué hacer: si hacercarse al compañero alto, due- primera vez Pleischner vio aquella sonrisa en su

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19 - DIECISIETE
bib. estrella roja khalil.rojo.col@gmail.com INSTANTES. DE t:NA PRIM.\\"ER~
cara, lo que le ayudó a comprenderlo todo. También adultos son las almas mutiladas y los cuerpos de los
sonrió y empezó a cruzar la calle, pensando que en niños.»
la acera opuesta no lo verían desde arriba y podría Stirlitz cerró los ojos y vio surgir perfectamente
marcharse. Pero al volver la cabeza, advirtió que dos· delineado· y palpable el rostro de Sashenka. Uno re-
hombres caminaban a cien metros de él, contem- - cuerda las caras de las mujeres queridas sobre todo
piando las vidrieras. en los instantes de las despedidas y encuentros. Tan-
Pleischner sintió que las piernas le flaqueaban. tos años ·habían pasado, tantos hombres habían
«¿Qué hago? ¿Gritar? · ¿Pedir socorro? Éstos lle. muerto, habían surgido nuevos Estados, cambiaba la
garían primero y sé qué harían conmigo. Stirlitz me política, aparecían y desaparecían amigos, pero Stir-
dijo cómo ellos narcotizan a un hombre . o lo hacen litz contin1,1aba viendo el pálido, asustado rostro de
aparecer como loco.» Sashenka cada vez que cerraba· los ojos. Surgía de
En momentos de mayor peligro, si el hombre no golpe, como desde un resonante vacío violeta y ver-
ha perdido la capacidad de lucha, sus percepciones de y siempre era su cara de los últimos minutos de la
se agudizan y el cerebro trabaja con más tensión que despedida.
nunca. «Las emociones de las mujeres son más fuertes
Pleischner vio un pedazo de cielo azul y bajo en que las de los hombres. Su modo de razonar es dis-
el vestíbulo del edificio de apartamentos donde, ha- ~ tinto al de nosotros, están guiadas por un instinto
bía entrado dos días antes.
«Por allí hay una salida al patio -pensó-. Tengo 1 antiguo e incomprensible -pensó Stirlitz-. Le pro-
metí que la vería dentro de un año,. pero ella movía
que entrar en el vestíbulo.» la cabeza y acariciaba mi cara como una ciega, ce-
Entró con las piernas· rígidas, con las ro4illas tem~ .1 rrando los ojos.»
blorosas. En su cara gris se hal;>ía congelado una son- -Sashenka -'Susurró Stirlitz-, Sashenka ...
risa triste. La puerta principal ya estaba abierta. «Qué difícil habrá sido para ella estar sola con
Arriba lo esperaban los ho·mbres que habían apre- nuestro hijo... En nuestra infancia nunca tuvimos
tado el bcitón para abrirla. ·· estos patines zumbantes y la bicicleta era vista como ·
Pleischner cerró la puerta y se dirigió hacia una un milagro. Nos habíamos adelantado al mundo en
salida que conducía al patio, con una pequeña ven- las ideas, pero, ¿cuándo lo sobrepasaríamos en pati-
tana en lo alto. La empujó con la mano y compren- nes y bicicletas ... ? En lugar de un padre, de patines
dió que estaba ,cerrada. La empujó fuertemente con y bicicleta, nuestro hijo sólo ha tenido a mi Sashcn-
el hombro, pero la puerta no cedía. ka y libros y nada niás ... »
Antes de entrar en el edificio de la Dirección Im- Stirlitz lo recordaba todo lentamente con un sabor
perial .de Seguridad, Stirlitz dejó su coche junto a la dulce y amargo en la boca, porque le quedaba poco
acera y fue a sentarse en un banco, que no había para pensar en Sashenka y en su hijo: sólo escasos
sido pintado desde hacía mucho tiempo y estaba minutos. Después tenía que entrar en el edificio, ba-
cuarteado por las lluvias y los fríos nocturnos.· Los· jar un piso, tocar a la puerta de Müller y allí ya no
niños patinaban sobre el pavimento, evitando los ba- podía pensar sobre lo más querido que tenía en esta
ches con destreza. Patinaban concentradamente y en vida que no le pertenecía. Allí abajo tendría que com-
silencio. Stirlitz notó que sus caras infantiles estaban batir, y un combatiente es derrotado si antes de.
húmedas de sudor: era el sudor del· hambre. comenzar ·la batalla no ha logrado apartar de su
«Acabarán enfermándose del corazón con estos pa- mente todo aquello que no esté vinculado a ella.
tines -pensó-. El terror de los bombardeos por la «Ya verás, Katiusha -pensó al levantarse-, toda-
noche, los patines durante el día y un deseo constan- vía seguiremos peleando, te sacaré de aquí y todo
te de comer: pan, embutido, patatas, pero hasta har- terminará bien y criarás a tu chiquillo.» .
tarse. Lo · más terrible de las. guerras que hacen los Stirlitz avanzó lentamente hacia su coche, sonrien-

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do ~ los niños pálidos y sudorosos que se perseguían
patmando y compr_endió que pensar en Katy era un · l
modo de prepararse para el combate.
1'{ j\~\cohai:n~~~!ºa!~\:
·.Q.
:"::ciad~f:1q~~n.i;,,:
Gestapo trab~jaría. con· el físico como coq cualquier
detemdo: un mvestlgador nunca podría comprender a
«Pero no puedo engañarme a mJ mismo -se dijo
entrando en el automóvil-. Me hago esta idea de
r un físico teórico, obsesionado fanáticamente por su
i idea y por lo mismo histérico e irracional en las cues-
un f!10do_ excesivamente categórico. Hay que creer en tiones de la vida cotidiana. Una vez, conversando con
la victoria para obtenerla, pero !ii uno se engaña el Schellenberg, Stirlitz había abordado con mucha cau-
!;
fracaso es casi. inevitable.» · ' tela el tema de la amenaza atómica por parte de los
Puso en marcha el motor, que empezó a gruñir. .1 Estados Unidos. Y tal como lo esperaba, Schellenberg
Como de costumbre, Stirlitz dijo: . _ : se quejó del atraso de Alemania y supuso que los
«Bueno, vamos, maquinita... A dar una vuelta '\J l
más por las calles, a ver las caras de la gente, a
to- ·r·,.
enemigos astutos y malvados del otro lado del océa-
no tramaban un complot para impedir que el Reich
mar este aire en el que ya se siente la primavera y y resolviera rápidamente el problema del «arma de la
después de ver a Müller. .. » ·
·¡ venganza». Aunque Schellenberg no mencionó al de-
l,._ btei:iido 1Runge, 1Stirdlitz _sug1irió que se podría descu-
ENTRE AMIGOS i·f-""
· nr es e comp ot e mte ectuales con ayuda de los
mismos f~sicos, porque en el aparato de Müller sólo
, trabajaban matones. A Schellenberg le interesó saber
Cuando Müller supo que Stirlitz andaba por el 1 en qué medjda el Standartenführer estaba al tanto
pasillo de la Dirección de Seguridad por un instan- !
te . se sintió desconcertado. E;staba s~guro de que su \ de las nuevas corrientes en Física. Stirlitz le respon-
dió en su forma habitual,· ligeramente .sombría, que
dete~ción se produciría en aigún otro lugar. No podía
explicarse el porqué, pero en ningún momento lo
abandonaba el presentimiento del triunfo. Por su-
1
. ·..
no dejaba traslucir si hablaba en serio o bromeaba.
. -,-Lo que mdás dme preo~ul?a efs' ~l problema de saber
s1 con 1a ayu a e 1a qu1m1ca 1s1ca se puede .detener
puesto, Müller sabía dónde estaba su error. Recorda- i el procesó . de idiotización de las masas... Se hace
ba_ s~ reacc,ión cuando vio-' a Holtoff ensangrentado.
St1rhtz habia comprendido que la visita de Holtoff
! dificil trabajar con muchos imbéciles alrededor que
~,t . _
había sido un plan suyo. Por esta razón Milller creía
que· Stirlitz se había escapado. Pero la noticia de su ·r·f dicen palabras _corr~clas... .
-Usted termmara en un campo de concentración
-dijo sonriente Schellenberg-. Pero no, Müller no
aparición en la Dirección Imperial de 'Seguridad v lo detendrá, usted sabe demasiado; a gente como
que marchaba lentamente por los pasillos saludando · j . usted se le entierra con honores después de un acci-
a todos cuantos conocía, dejaba a Müller perplejo

l -.
) dente automovilístico. , ·
y la seguridad del éxito comenzaba a flaquear. Gracias -dijo Stirlitz-. Pero yo quisiera colo-
El cálculo de Stirlitz era sencillo: coger al adver- .. carie primero la corona sobre su ·tumba.
sario desprevenido significaba ya el primer triun- ' ·\ -Müller e·s inmortal... No puede morir com:o no
fo. Estaba seguro de que el duelo con Müller ·sería
complejo, porque Holtoff continuaba qando vueltas . /lt:\ puede morir en este mundo la exploración y la
_búsqueda, porque lo principal en el hombre es el
al_rededor_ de los puntos más vulnerables que él há- deseo de buscar. Los que han tenido suerte buscan
b1a maneJado en el ~~so de los físicos. Sin embargo,
su f?lta de preparac1on adecuada y su desprecio por )' lo nuevo en la F1.'sica y los que nacieron tontos coino
nosotros lo buscan en el contraespionaje ...
los mtelectuales no le permitieron· a Holtoff formu- J -Müller no le perdonaría estas palabras ...
!ar ~u. _acusación· Y. cada punto que tocaba -más por
- mtmc1on que por conocimiento- podía ser refuta-
do, o por Io'menos tenía varias interpretaciones. Stir- J[I
Í .· -¿ Y por qué debe perdonarlas·? -Schellenberg se
encogió de hombms-. Son sus p,opfas palab,as ,:~

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este bávaro tuviera más educación, no estoy seguro I
t}· La segunda vez que Stirlitz sacó a rel~cir el asun-
to de Runge fue durante una velada solemne en
-·de dónde estaría ahora: si en nuestro edificio o en _ \ honor del ~umpleaños del .führer: Después del dis-
otro, más cerca de -las puertas de Brandeburgo. ·l curso de ~IJ??Iler, se ofreció un concierto y luego
-¿Por qué Je odia tanto a usted? ~~ todos se d1ng1eron a una gran sala donde estaban
-Por dos razones -contestó Schellenberg. Ni si- · ·1· las mesas. Según su costúmbre, el Reichsführer tomó
quiera hizo una pausa para contestar. Ya en su mo- gaseosa Y sus subordinados coñac a chorros. En
mento había pensado mucho sobre este tema-. En aquel momento, Stirlitz le dijo a Schellenberg que
primer lugar, porque soy dos veces más joven que 1

él...
· -Casi dos veces -rectificó Stirlitz. .
-En este caso el «casi» no tiene importancia. De
l los hombres de Müller trabajaban de modo poco ra-
zon.able co':1 el físico detenido tres meses atrás.
-'-Para b~e? o para mal, me he graduado en la es-
cm,la de FlSlca y Matemática -dijo-. No me gusta
hecho, él estaría cóntento de poder decir que es tres ~i recordarlo, porque casi me reduce a la impotencia
veces mayor que yo: no soy mujer ni él un gallo sal- ( pero .e,s un hec~_o. Además, Runge tiene relaciones:'
vaje. En segundo lugar, todo hombre que tiene que ,. estud10. Y trabaJo en los Estados Unidos. Sería más
dejar los estudios para ganarse el pan cop su traba- '·. conveme?te que nosotros. nos ocupáramos de él.
jo no se siente inclinado a admirar mucho al dichoso ' Despu_es df: haber su_gen~o esta idea a Schellenberg,
que después · del colegio y la Universidad hace una co~enzo a contar historias divertidas que hacían
carrera en tres años.· Él ha dedicado toda su vida reir. a Schellenberg a carcajadas. Luego se alejaron
a la suya; Creo que hay una tercera razón... Se me ·hacia la vent:ma y discutieron la operación que Sche-
ha ocurrido ahora mismo: sabe, la vida es muy llenberg ha~1a encomendado a un grupo de sus cola-
extraña; algunos hombres lo planean todo y otros ' bor~dores, - mcl~ido Stirlitz; Era un gran plan de
lo realizan.. Creo que Müller me envidia porque he envio de falsa información destinada a provocar dis-
tenido que realizar muy poco. La mayor parte del . _ gus~os entre_ los a.liados. Ya desde entonces Stirlitz
tiempo la he pasado planeando y él siempre reali- . ~ab1a adye,rt.1do como Schellenberg mantenía su· lí-
zando órdenes, fusilamientos, acciones punitivas. 1 ~ea ~e d1v1dir a los aliados occidentales y al Krem- ·
¿Sabe?, esto daña el amor propio. Varias veces me · 1 · hn, s1~ demasiada insistencia, con mucha cautela y
he acercado a él para arreglar. nuestras relaciones... _ a~egurand~s~ ,en cada paso. Su golpe principal iba
Pero no, tiene celos de mí como una campesina bá· 'lp' siempre ~1ng1do contra el Kremlin. Con este fin
vara: . celos de mi relación con el Reichsführer, con .~abía eqmpado a las tropas alemanas estacionadas
el difunto Heydrich, con ... ·en el muro del Atlántico con armas automáticas in-
-Está claro -sonrió Stirlitz-, lo demás está ,,glesas. Ést~s habían s~do compradas por los alema-
claro... . nes a traves de los _pa1ses neutrales y eran transpor-
.;._Para usted todo resulta claro -Schefü:nberg son· tadas a. través _de Francia sin tomar las medidas de
rió levantándose-. Bueno, que Dios lo juzgue. Al fin 1 precaución habituales. ~ue un juego profesional: tan
y al cabo luchamos por la misma causa y debemos ' p_ronto como los. guerrilleros con;iunistas robaron va•
soportar l<;> que ninguno de nosotros quisiera ... Y, por l, nas metralletas mglesas de los almacenes alemanes
otro lado, ¿quién aceptaría dirigir este barco lleno Ar·· fue cursada_ una ~rden que amenazaba con fusilamien~
de inmundicias que es la Gestapo? ¿Qué hombre que .to por neghgenc1a en el cuidado de los almacenes de
se respete? \ armas. La orden fue editada en grandes cantidades y
Había pasado un mes y medi0 de esta conversación. .lº; agentes de Schellenberg, que trabajaban en la
Stirlitz nunca precipitaba los acontecimientos: con· ~usqueda de l~s. guerrilleros, encontraron la posibi-
sideraba a la espera como la otra· cara de la impetuo- hdad ~e «sum1mstrar» una de estas órdenes a los
sidad. La proporción es el factor determinante de comumstas de Thorez en la Resistencia. A la luz de
todo: el arte, la inteligencia, el amor, la política.
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estos datos secretos se podía llegar a la conclusión ximos. La propos1c1on que inicialmente tal vez había
de que los aliados occidentales no tenían ninguna sido hecha de forma incidental, adquiría tanto brillo
intención de desembarcar en Francia. u Holanda: ¿si y se relacionaba de modo tan exacto .con los demás
no, para qué vender armas al enemigo? Schellenberg problemas que se planteaban ante el Reich, que nadie
elogió el trabajo de Stirlitz, que se ?cupaba de_ la hubiera podido· sospechar que no era suya.
parte organizativa del problema y babia sido pre~1~a- Stirlitz lo había calculado todo con exactitud. A las
mente Stirlitz el que había formulado las propos1c10- dos semanas Schellenberg le pidió que se quedara
nes sumamente interesantes para coordinar esta cuando todos los funcionarios del departamento aban- .
operación con los departamentos de Goebbels y Rib- donaron su despacho después de una reunión opera-
bentrop. Schellenberg no abandonaba su despacho. tiva.
Esperaba la explosión del Krernlin, e~peraba el fra- .....:stirlitz, veo que· el problema de la supremacía
caso de la coalición de Stalin, Church11l y Roosevelt. técnica será el momento determinante, sobre todo
Stirlitz trabajaba día y noche y sus ideas encontraban ·· después de que los científicos hayan descubierto el
el apoyo .total de .Schellenberg. Pero nada había su- secreto del núcleo atómico: Creo que en el Oeste y
cedido.· En la Dirección Imperial de Seguridad se en el Este los científicos lo han comprendido, pero
devanaban los sesos pensando en qué había fallado. que todavía no lo han captado sus poHticos. Noso-
Stirlitz propuso varias versiones, cada una de las tros ·seremos testigos de la degradación del político
cuales era audaz e interesante. Naturalmente, entre profesional, en el sentido a que nos hemos acostum-
ellas no estaba la verdadera: que él había comunicado brado durante diecinueve siglos de Historia. La cien-
a Moscú todo lo que sabía sobre esta operación des- cia le dictará el futuro a la política. No es una tarea
de el comienzo y había advertido que Londres nunca de hoy, es una tarea de un futuro lejano, pero hay
había vendido armas a los nazis y que todo había sido que comprender cuáles son las causas primeras de
un: juego, una hábil maniobra de despiste. que estos hombres de ciencia estén abordando este
Al hablar con Schellenberg el día de la celebración futuro, hay que ver quién inspira a estos hombres
del cumpleaños del Fiihrer, Stirlitz no mencionó en sus búsquedas. Por esta razón us.ted tiene que
intencionalmente el asuntco del físico Runge. La con- trabajar con ese físico detenido... No recuerdo el
versación se había limitado al fracaso del juego con nombre ...
el Kremlin. Consideraba a Schellenberg un jefe inte- "·· ,.· Stirlitz comprendió que era una prueba. Schellen-
ligente y un analista nato que algunas veces se per- r · berg quería saber si el suspicaz Stirlitz reconocía el
mitía olvidar determinados detalles, pero nunca per- orígen de su monólogo, quien le había dado la idea
día de vista los momentos claves de cualquier conver- a su debido tiempo. Pero Stirlitz guardó silencio con-
sación aunque. fuese con su jardinem: el profesiona- templándose sombríamente los dedos. Después de u.na
lismo imprime su sello en las formas que el hombre pausa exac'tamente . calculada, echó una mirada de
tiene de percibir el mundo. Stirlitz veía en Schellen- incomprensión al Brigadenführer. Así comenzó su- tra-
berg a un rival duro y en los problemas de la estra- bajo con Runge. De este modo había eliminada la
tegia muy difícil de vencer, si no imposible. _Pero posibilidad real de que ya en 1944 -de haber triun-
contemplándolo, había notado un detalle curioso: fado el punto de vista de Runge- Alemania se hu-
Schellenberg al principio no hacía caso a las propo- biera acercado a la creación de la bomba atómica.
siciones interesantes de sus colaboradores y empe- Sin embargo, después de haber. pasado muchos días
zaba a hablar de otros ternas. Sólo en el transcurso al lado de Runge, se convenció de que el destino mis-
de día~. semanas y meses, proponía la misma idea, mo había impedido a Alemania obtener la bomba.
pero como suya, pensada, imaginada y descubierta Después de la batalla de Stalingrado, Hitler se negó a
por él. Agregaba a la idea su comprensión personal: financiar investigaciones para ·Ja defensa si los cien-
posiblemente se aconsejaba arriba, con los jefes má- tíficos no le prometían un resultado real, concreto,
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en un término de tres o seis meses como máximo. -Sí -convino Scholz.
Cuando Himmler se enteró de las discusiones y ·riñas -e-Entonces,. ¿ahora?
entre distintos grupos de físicos atómicos que tra- Scholz abrió la puerta de par en par y dijo:
bajaban en los laboratorios de la dirección de arma- -Por favor, Standartenführer ...
mentos, del instituto del Kaiser Guillermo, en el El despacho de Müller estaba a media luz: el
instituto de medicina y en el Ministerio -de Comuni- Gruppenführer, sentado en el sillón junto a la mesita,
caciones, se interesó en el problema de las armas escuchaba la BBC. Transmitían un artículo antiale-
atómicas y creó el Fondo Unifitado de Investigacio- mán de Alexaríder Wert. En las rodillas tenia una
nes Militares y Científicas. Pero Goering, responsable carpeta con documentos que revisaba atentamente,
de la organización de investigaciones científicas en mientras trataba de mantener sintonizada la onda
el Reich, exigía que la obrá de Himmler estuviese que se iba. Müller se veía cansado, con el cuello de
subordinada a él. El mezquino amor propio de cada su guerrera negra desabrochado; las volutas de humo
uno chocaba con el del otro. De este modo los ge- gris de los cigarros flotaban en. el despacho como
niales físicos alemanes quedaron marginados de los nubes en un desfiladero.
jefes. Por otra parte, ninguno de los Führers de Ale- -,-Buenos días -dijo Müller-. Sinceramente, no lo
mania era graduado universitario, con excepción de • esperaba tan temprano.
Speer y Schacht ... Todo esto Stirlitz lo comunicaba a - Y yo tuve miedo de que me regañara por el
Moscú. Además, también él ponía su grano de arena retraso.
en las querellas entre partidarios y adversarios de -Todos ustedes temen que el viejo Müller les
Runge: todo lo que hacía daño al enemigo, automáti- regañe... ¿He regañado alguna vez a alguien? Soy
camente favorecía a los suyos ... un viejo bondadoso, pero la gente chismea demasia-
Ahora debía ganar la próxima etapa del combate: do... Su apuesto jefe es mil veces peor que yo. Sólo
demostrar que tenía razón en este asunto. Había que él aprendió a sonreír y a hablar en francés en sus
analizado bien su posición. Tenía una posición fuer- Universidades, mientras que yo aún no sé si la man-
te. Debía vencer a Müller y lo vencería ... Stirlitz no zana se corta para comerla o se come entera como
entró en su despacho. En la antesala le dijo al ayu- hacemos en casa. ·
dante Scholz: Se levantó, se abrochó la guerrera y dijo:
-Dígale a su jefe que me disculpe: prometí volyer -Vamos.
a las nueve y he vuelto a las nueve y doce minutos ... Al notar la mirada perpleja de Stirlitz, sonrió:
¿Qué instrucciones tiene? ¿Me recibirá inmediatamen- -Le he preparado una sorpresa.
te o puedo dormir media hora? Salieron del despacho. Müller dijo a Scholz:
· -Le contestaré en seguida -dijo Scholz y desapa- ., -Volveremos pronto ....
reció detrás de la puerta. Estuvo ausente dos minu- -Pero no he avisado al coche ...
tos-. Como quiera -dijo al volver-. El jefe está -No vamos en coche.
dispuesto a recibirlo ahora o a posponer la conversá- Müller bajó pesadamente las escaleras hacia el
ción hasta la tarde. sótano. Allí había varias celdas ~a los criminales
«Una opción complicada -pensó Stirlitz-. ·Quiere ··:' más importantes. En la entrada estaban tres hom-
averiguar a dónde iré. No hay que aplazar nada. De . bres de la SS. Eran de estatura· enorme y las peque-
todos modos esta partida estará resuelta en una hora, ñas pistolas en sus cinturas parecían inofensivas y
o a lo sumo dos. Incluso si tenemos que llamar a los hasta cómicas. ¿Para ·qué necesitaban pistolas estos
expertos del instituto de Schumann.» gigantes? De un puñetazo podían derribar a un ca-
-Como usted ·prefiera -dijo Stirlitz-. Temo que ballo.
por la tarde vaya a. ver a los jefes y tenga que espe- .Müller sacó del bolsillo trasero su «Walter» y lo
rarlo hasta la madrugada. ¿No le parece lógico? ~ alargó a los guardianes.

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tres para dar oportunidad cie pe11sar. No co~tar~
. Stirlitz miró interrogativamente a Müller y éste le hasta tres·. Simplemente abriré la ventana y quitare
hizo una señal imperceptible con la cabeza. Stirlitz 12 frazada de tu hijo. ¿ Está claro? _Tú · cumples tu
entregó su «Parabellum» y el guardián se lo metió en deber ante tu pueblo y yo ante el mio. .
el bolsillo. Müller cogió una manzana que .estaba en Katy ,;intió súbitamente una enorm~ hgereza t:n ei
la mesita de la guardia y dijo: cuerpo, y todo en torno suyo se lleno de. zumbidos.
-Es incorrecto presentarse sin un regalo. Aun cuan- Cayó- al suelo inconsciente. . ·
do ambos seamos par-tidarios del amor libre, sin Rolff se sentó en la esquma de la mesa Y dijo:
ninguna obligación, siempre hay que traer un regalito -Hdmuth, coge al niño ...
a los viejos amigos. El soldado cogió al niño y, cuando se marchaba,
Stirlitz tuvo que reír. Comprendía por qué Müller Rolff lo detuvo. .
había hablado así. Una vez sus hombres habían tra- -Ne te. vayas. Ella recobrará pronto .el conoci-
tado de reclutar a un diplomático de América del miento y vov a continuar ... Barbara, traiga agua, por
Sur; le habían mostrado varias fotos: el diplomático fa,·or. Para· ella y para mí. Si tiene algunas gotas
había sido fotografiado en la cama con una rubia para el corazón, ~chelas en el vaso ..
que trabajaba· para Müller. Le dijeron: «Mandaremos --¿(,uántas gotas debo darle a ella?
estas fotos a su mujer si usted se niega a ayudar- -No son para ella, son para mí.
nos.» El" diplomático contempló las fotos durarite -:-Bíen. ¿Cu.ántas? . . · .
largo rato y después preguntó: «¿Podría acostarme --¿Cómo voy a saberlo? Diez·:· o tremt~ ...
con ella una vez más? A mi _esposa y a .mí nos encan- Se mclinó sobre Katy y le dio palmaditas en las
ta ·la pornografía.» -Esto había sucedido después de mejillas .
que Himmler había ordenado prestar una atención ...:.¿Qué tiempo durará esto? -preguntó Rolff a
especial a la vida familiar de los agentes alemanes. Helmuth.
Stirlitz protestaba: «Hay que practicar el amor libre -No sé. ¿Qué tiempo le duraría a la madre de
sin obligación alguna, así no Jo pueden agarrar a uno usted? , .
con tonterías.» Cuando le contó el caso del peruano, -Sí ... A ,mi madre ... Estos canallas qmeren _ser
Stirlitz se encogió de hombros: limpios, pero a mime encomiendan una porquena ...
-Creo que el preruano actuó muy astutamente: te- Deme fósforos, por favor... ·
nía miedo a su esposa, pero no lo demostró y jugó -'-NO fumo. . ')
como un actor y_ ustedes lo creyeron. _¿Usted no se -Barbara -gritó Rolff-. ¿Por qué tar?a tanto.
habría asustado de que su esposa se hubiera entera- Barbara trajo los · dos vasos. Rolff tomo el agua
do? ¡ Por supuesto! A mí no me lo pueden hacer, me turbia, un poco azulosa. ·
temo a mí mismo, por-que no tengo que darle cuentas -Qué asco -dijo haciendo una mueca,
a nadie. Lo único malo es que nadie me traería rega- Encendió un cigarrillo y un instante después vol-
litos a la cárcel. vió a inclinarse sobre K,aty y Je levantó un párpado.
.::.Müller se detuvo junto a la celda número 7. Duran- Vio su pupila dilatada. · ·
te varios segundós observó a través de la mirilla. -¿Habrá muerto? -preguntó-. Barbara; mírela ...
Después dio la señal al guardián y éste abrió la pe- Barbara tocó Ta cabeza de Katy.
sada puerta. Müller entró en la celda primero. Lo :_No. Respira. ·
siguió Stirlitz. El guardián quedó junto a la puerta. -Haga algo. No tenemos tiempo... Me están espe-
La celda estaba vacía. rando... . . ..
Barbara comenzó a golpear suavemente las me11-
llas de Ka.ty .. Luego sorbió un trago de agua fría Y
-Dígalo ,-continuó gritando Rolff-. Sólo en pelí- sopló en la cara pe Katy, que exhaló un· profundo
culas se producen milagros y la gente cuenta hasta·
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suspiro y ·contrajo varias veces los músculos facia- qué eres tan fuerte? ¡ Rómpete! O párate simplemen-
les. El niño continuaba llorando desgarradoramente. te. No puedo más ... »
-¡ Haga algo! -gritó Rolff-. ¡ No lo puedo so- Rolff colgó el teléfono.
portar! ;-Creó que ya se ha recobrado -dijo.
-Tiene hambre -contestó Helmuth. ·Barbara se arrodilló de nuevo junto a Katy y le
-¡ No lo repita más como un papagayo! ¿Cree que entreabrió un párpado con los dedos.
sólo usted tiene corazón? -gritó Barbara. -Sí -dijo Barbara-, ya volvió en sí.
-:-He pedido permiso para llevarlo al otro cuarto ... -Dele agua.
. Sonó el teléfono. Rolff tomó el auricular. Katy trató de fingirse inconsciente, pero su cara
-Habla Rolff. ¿Quién? Sí, dígame. la traicionaba. Se había reanimado sin obedecer a
El niño gritaba casi ahogándose con un grito agudo su voluntad, movida por el llanto del niño en la
y penetrnnte. La carita se tornó azul, los párpados se habitación contigua.
le hincharon y sus labios. estaban ahora blancos. -Basta -dijo Rolff- Sé que se desmayó verdade-
-¡ Lléveselo! -gritó Rolff, haciendo una seña con ramente, pero no pretenda utilizar ahora estos tru-
la mano y Helmuth salió. Pero el grito del niño se cos de mujeres. No convencen. Se ha metido en un
oía también desde el cuarto contiguo-. Sí -contes- oficio de hombres y aquí no valen sus astucias. Bar-
tó Rolff-. Todavía no ... ¿Cree que es tan sencillo? bara, ayúdela a sentarse. A ver, ¡ abra los ojos!
¿Sí? Podemos intercambiar, los papeles. ¿Cuándo co- Katy no se movió ni abrió los ojos.
menzó él a interrogarlo? ¿No habla? Ah, conversan «Si pudiera no sentir nada -pensaba-. ¿Por qué
como amigos... Que hablen entonces con esta amiga tanto horror?» .
mientras yo descanso... · . -Bien -dijo Rolff-. Ahora llama'ré a Helmuth y
Katy volvió en sí poco después de que Helmuth se abriré la ventana. Entonces ella abrirá los ojos, pero
había llevado al niño, pero aun en su terrible in- ya será demasiado tarde.
consciencia ella sentía el llanto de su hijo a su lado, Katy no pudo aguantar más y comenzó a llorar.
en esta habitación silenciosa y horrenda. El niño gri- -Bueno -,-preguntó Rolff-. ¿Lo ha pensado ya
taba en algún lugar cercano, pero en la habitación no bien?
hacía frío, lo que significaba que la ventana no había Rolff mismo la levantó y la sentó en la silla.
sido apierta. ¿De qué hablaba Rolff? ¿A quién inte- -¿Va usted a hablar de una vez?
rrogaban? ¿Quién rehusaba hablar? «Él» rehusaba -Tengo que pensarlo.
hablar. «Ellos». conversaban como amigos. ¿Sería -No tenemos tiempo ...
posible que hubiesen detenido a Stirlitz? Si ella les -No sé qué decirle ... Usted no querrá que le mien-
dijera · en este momento lo que querían obligarla a ta, ¿no es así?
·decir, lo que esperaban de ella, empezarían a golpear -No quiero que me mienta. Quiero que me diga
y a torturar a Stirlitz. Ella lo habría traicionado. Y la verdad.
esto era imposible. Pero tampoco era posible que el -Le dije todo lo que sabía.
pequeño estuviera en aquella mesa desnudo junto -Yo la ayudaré -dijo Rolff.
a la ventana, con las manitas enrojecidas y los piece- Y sacó del bolsillo una fotografía de Stirlitz y se la
citos encogidos y sin uñas, expuesto al frío que mostró a Katy de modo que la cara del Standarten-
llenaría la habitación. El niño no podría salvarse, führer no fuera vista por Barbara.
gritaría hasta el último aliento de vida. -¿Está claro ahora? ¿Qué sentido tiene que calle?
«Mejor me hubiera muerto -pensó Katy con tris- Hable.
teza-. Hu.hiera sido la salvación para todos. Para el Katy permaneció en silencio.
pequeño, para Justas y para mí. Una salida maravi- -¡ Habla! -gritó súbitamente Rolff. Era un grito
llosa, la mejor salida para mí... Corazón mío, ¿por estridente y terrible. Golpeó con el puño en el borde

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de la mesa con tal fuerza que el florero de .flores
artificiales dio un salto-, ¡ No _te quedes callada!
¡Helmuth!
Entró Helmuth con el niño y Katy extendió los
brazos, pero Rolff se lo arrebató a Helmuth abrió
la ventana y le quitó la frazada. Katy intentó '1anzar,
se sobre Rolff, pero las esposas la hicieron caer y
rodó por el suelo lanzando un grito horrendo. llolff
lanzó otro grito. Y de repente sonaron dos disparos
secos.

13-111-1945 (11 h 09 min)

-Es lógico -dijo Müller después de haber escu-


chado a Stirlitz-. Su posición en el caso de Runge
es inobjetable. Puede considerarme_ su aliado en este
caso.
-La vigilancia del «Horch» negro del diplomático
sudamericano, ¿estuvo relacionada con este caso?
-¿Sintió usted que lo vigilaban? ¿Siente usted el
peligro inmediatamente?
-Cualquier imbécil en mi lugar hubiera sentido
·que lo. vigilaban. En cuanto al peligro, ¿qué peligro
podría amenazarme en casa? Otra cosa sería en el
extranjero ...
-¿No le duele la cabeza? · .
-¿Por las preocupaciones? -sonrió Stirlitz.
-Por la presión alta -contestó Müller y levan-
tando el brazo izquierdo comenzó a frotarse la nuca.
«Quería mirar el reloj. Está esperando algo -pensó
Stirlitz-. No habría comenzado este espectáculo· si
no tuviera reservada alguna sorpresa. Pero, ¿sobre
quién? ¿El pastor? ¿Pleischner? ¿Katy?»
..,...Le daría un consejo. ¿Por qué no practica usted
los ejercicios respiratorios yogas?
-No creo eri esas ccisas... Pero, de todos modos,
dígame cómo son. Una vez me los enseñaron, pero me
cuesta trabajo creer en ellos.
-Póngase la mano izquierda en la nuca. No, sólo
los dedos. La derecha debe estaF en la cabeza. Eso
es. Ahora empie.ce a frotarse la cabeza al mismo tiem-
po. Pero cierre los ojos.
--Cerraré los ojos y usted me golpeará la cabeza
como a ,Hbltoff.

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20- DI.EClSlET.E INSTANTES DE 1.'NA PRIMAVERA
-Si me propone que traicione a la patria, lo haré ... de haber una noticia.
Obergruppenfiihrer, usted . ha consultado el reloj: se Stirlitz se encogió de hombros.
atrasa en siete minutos. Estamos sentados aquí des- -¿Para qué me ha traído aquí? ¿No hubiéramos
de hace r:nuchas horas. Me gustan los juegos claros, podido hablar en su despacho?
por lo menos, con los· suyos. -Aquí hay más tranquilidad. Si todo acaba como
-Hum, siempre lamenté que usted no trabajara en deseo yo, volveremos juntos y todo el mundo sabrá
mi aparato -dijo Müller-. Hace mucho tiempo que que estábamos resolviendo problemas en mi depar-
lo habría hecho mi suplente. tamento.
-No me gustaría, · -¿Lo sabrá también mi jefe?
-¿Qué es lo que no le gustaría? -¿Teme a sus. celos o a los míos?
-Ser su suplente. -¿Que cree usted? .
-¿Por qué? -Me gusta que usted actúe directamente.
-Usted es celoso ... Como una esposa fiel v devo- -No me queda otra alternativa. Además, siempre
ta. Es la forma más terrib,le de celos ... Son celos me ha gustado la claridad. .
tiránicos ... -La claridad es una de las formas de la oscuridad
-;Usted me comprende bien. Bueno, estos celos total... Ya lo conozco a usted, al muy astuto.
tiráAicos pudieran llamarse de otro modo: preocupa- Entró el guardián.
ción por los compañeros, digamos, pero esto es, como -Dken que allí nadie contesta.
quien dice, un problema técnico. Müller apretó los labios con asombro. «Seguro que
Müller consultó el reloj . nuevamente. Ahora lo ha- ha salido sin llamar -pensó-. Mi teléfono pudo
cía sin ocultarlo. «Es un profesional de primera cla- estar ocupado y él decidio salir para ,ah9rrar ,tiem-
se -se dijo--. Lo entiende todo más allá de las po. Muy bien. Quiere decir que dentro de diez o
palabras, por los gestos y el tono. Muy bien. Si ha quince minutos Rolff la traerá.». . . .
trabajado contra nosotros, me sería difícil determi- -Bien -dijo Müfü;r-. Como dice la Bzbl1a: «:Tiem-
nar el daño que le ha hecho al Reich. Un artista así po de allegar las piedras, y tiempo de esparcir las
I',, vale miles de nuestr-os desgraciados soldados ... » piedras.» . ., ..
-Bien -dijo Müller-. Jugaremos abiertamente. -En su escuela enseñaban mal la rehg1on -dIJo
"'
Espere un momento, amiguito ... Stirlitz-. El libro del Eclesiastés dice: «Tiempo de
Se levantó y abrió con facilidad la pesada puerta esparcir las piedras, y tiempo de allegar las piedras;
de la celda. A pesar de su solidez blindada cedió tiempo .de abrazar, y tiempo de alejarse de abra-
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fácilmente, con un dedo. Se dirigió a uno de los 1
zar.»
guardianes que se limpiaban perezosamente las uñas 1, Müller preguntó:
con un fósforo. -¿Estudió tan bien la Biblia con su protegido, el
-Llame a Scholz y pregunte si hay noticias -dijo. pastor Schlag? .
Müller calculó que en dos o tres horas Rolff haría -Leo la Biblia a menudo, Para vencer al enemigo
hablar a la rusa. Después la traerían para un careo hay que conocer su. ideología, ¿ no es así? Si uno la
con Stirlitz. Tenía una retirada: la revisión de los estudia sólo durante la batalla, será derrotado.
hechos es un deber del contraespionaje. Había ela- « ¿Habrán detenido al pastor en el ext~~jero? E~
borado con mucha exactitud el guión del interroga- posible. Aunque, cuando volví a . la estac10n, no v1
torio de Stirlitz. En cuanto Rolff triunfara con la ningún automóvil. Pero ellos pudieron adelantarse y
rusa, Müller abriría sus cartas, observaría la conduc- esperar en el puesto fronterizo, y en estos momentos
ta de Stirlitz y después lo enfrentaría cara a cara se acercan a Berlín. Si es así, exigiré inmediatamente
con la pianista. una entrevista con mi jefe. ¿Y si Müller me pregunta
-Espere. -Volvió la cabeza hacia la celda-. Debe dónde se encuentra el agente Klaus? En mi casa debe

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. nido, comuníquemelo oficialmente. Contestaré a sus
estar su carta.· Una: .coartada demasiado evidente, pre'guntas como uti detenido. _De otro modo, no le
pero, ¿quién podía adivinar que los acontec:imientos contestaré nada. · :· ·
los llevaran directamente '.al· pastor?- El. asunto de -No· le contestaré :.,-Müller repitió las palabras de
Klaus no presenta probleQlas y el. tiempo trabaja en Stir!Ítz con la misma entonación-. No le contesta-
mi favor.» ré. . . . . . . - '
Müller sacó.;lentamente del bolsillo:de . .la guerrera . Miró el' reloj. Si Rolff entrase ahora, comenzana
un sobre azµI_., Mii;-ó fijamente a los ojos pe Stirlitz,. a hablar del transmisor, pero Rolff tardaba. ·
«Al fin y_al. cabo, he cumplido todo lo que me había •...:..Por favor, trate de· recordar con toda exactitud,
propuesto· ~ontinuó pensando Stirlitz--:. Este ~onto por minutos, ¿.qué hizo usted después de ha~lar de~d?
cree· que .me -hipnotizará con su lentituct y que me la oficina de· teléfonos estatales, donde esta proh1b1-
pondrá nervioso. Que se divierta. Gn1cias. a. que jue- da la entrada a todo el mundo? ·
ga al hipnotismo tengo veinte segundos. pt:ira razo- -Después de hablar desde fa ofic~na de teléf?nos,
nar. Puede .que el pastor ,hable, pero no-es tan terri. que por• cierto sus operad~res · ?efüan- ser ~nv1a~os
. ble. Lo principal es que -P!ejsc:hner haya comunicadq á los· tribunales •por ·la negligencia ·y cobard1a de h~-
a nuestra gente en Berna la aetenciQn d.e Katy y que ber dejado lá llave· en· -la·. puerta y correr. al. refugio
Wolff haya comenzado las- negociaciones. O ias ~sté tomo conejos,· me entrevisté con: el Parteigenosse
comenzando.: en e!ite i:nqmento. Mis . compañeros del ·Bormánn. · Converse· con él 'más de dos, norns. De lo
Centro tendrán que organizarlo todo ~si·. es que ha que hablamos, naturalmente, ·no le .·.di_ré nada.
llegado el. final. Ya saben a lo que tienen que prestar ·-Eso en el ·caso de que no estuviera ...
máxima atención. Mi clave no la podrá Jeer Müller ' ..:.:.:No lo estoy ...
jamás. Nadie la conoce .. .Sóh mi .je.f_e .del. Centro y ...cNo se precipite,• Stirfüz; mucho cuidado.,. Soy
yo. Y de mí no. obtendrán na.da. Estoy seguro.» más viejo que usted y mi ran~o _es ~ayor.,.
Müller al:Jin había sacado del bolsiÍlo las copias , '«Me invita · al ·pacto -adv1rt1ó rap1damente Stir-
de tres impresiones· dac:tiloscópkas. .· . · ,. litz-. Habla así para darme a· entender que no estoy
-Mire qué cosa tan curiosa -dij9--:·· Estos d«;!cii- detenido. Quiere decir' que· no ·tiéne···pr-uebas, pero las
tos -acercó ,a Stirlitz, la. primera hoja--:· 1os hemos esperan: También las espetan de•: iní. Es decir, que
descubierto en el vaso; qµe-,usted µti,li;zó ,para darle todavía· tengo _úha oportunidad.» .
agua a Holtoff, al desgraciado, tontq_y cÓnfiado.Hol- · .'.-Le pído· perdón,· Gtuppenfiihrer: . · .
toff. Y estos deditos. ,--Müller ·. Hró l;,i. segunda: hoja ..:.:..:.E's mejor así.· Entonces, ¿de que hablo usted con
como la carta .de u ria baraja--: los hemos encqritrado ... Bormann, con el Parteigenosse Bormann.,;?
¿dónde ... ?, ¿en qué lugar imagina .-usted? -Sólo -en su presencia podré responderle esta pre-
-Mis deditos· se pueden . encontrar . en Holanda ·gunta; Quiero que·us'ted me entienda correct~mente.
-dijo 'Stiditz--:, en Madrid,. en Tokio, e_n, Ank.;1rá. -Si quisiera contestarme' sin él, tal vez evitara la
-¿ Y dónde más? . necesidad de 'responder a la tercerá pregunta ...
-Puedo· r,ec;oraarlo, pero necesito, por lo menos, Müllet · consultó el reloj una vez: · más. Rolff ya .
qufoce horas, .y entonces. no sólo. perderíamos el al- debía estar bajando la escalera. Müller siempre est~-
muerzo, sino• la cena... .·.. . . .. ba seguro de p·oder determinar con ·absoluta preci-
-No importa. Estoy dispuesto a pasa¡;. un poco de sión el tiempo transcurrido. · ·.
hambre. A propósito, sus·. yoguis consideran . que el -'-Estoy dispuesto a .contestar su tercera preg~nta,
hambre es upa de las medicinas más.. eficaces y pre- si sólo se refiere a mí· personalmente, no a los mte-
dicen que en el futuro la gonorrea no se curará .con réses del Reich y de1' Führer.
antibióticos, sino con ,una semana ae .hambre ... · Y -Se refiere a usted personalmente. Estas huellas
bien, ¿yil ha podido uste,d recordarlo? digitales son sus huellas.· Mis hombres lás encontra-
-Esta conversación no tiene sentido. Si estoy dete- . . - . ' . . '. . ~.
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ron en la maleta de la radista rusa, Stirlitz... Le va
a ser muy difícil contestar a esta pregunta.
-¿Por qué? Precisamente esta pregunta no es difí- A la dirección de la Gestapo en· Praga,
cil de contestar. Examiné la maleta de la radista en Querido Krüger:
el despacho de Rolff. Llámelo y lo confirmará.
-Ya lo ha -confirmado. Por orden del Obergruppenführer SS Kaltenbrun-
-Entonces; ¿cuál es la razón de su pregunta? ner, mis hombres se dedicaron a buscar información
-Sus huellas digitales fueron tomadas en la sec- sobre el coronel Berg. Parece que, por error, usted
ción local de la Gestapo antes de que la maleta hu- ha creído que el jefe de la Dirección de Seguridad
biera sido llevada a Rolff.. Imperial lo conocía persona'lmente. A instancias del
-¿No habrá un error? general Neubuth nos hemos- ocupado de Berg, sin
-No. · que hayamos podido encontrar · prueba directa '!l-
-¿No púede tratarse de una casualidad? guna que permitiera culparlo de mantener relacio-
-Probablemente: Pero es una casualidad que debe nes eón Canaris. Sin embargo, tampoco hemos en-
·ser verificada. ¿Por qué entre veinte millones de ma- ,contrado razones para que se le enconiiende un tra-
letas que se encuentran en las casas de Berlín, sus bajo tan responsable. Desde mi punto de vista, dado
huellas fueron encontradas .precisamente en aquella que el .corone{ Berg ha empezado a actuar, sería poco
en qué la pianista rusa· había guardado su trans- prudente recf~t:zar su colaboración operativa. Si, por
misor? el contrario, usted le encomendara problemas com-
-Hum ... Verdaderamente· es difícil explicarlo o plejos, pero locales, podría vigilarlo de modo más
casi imposible. En su lugar yo no confiaría en nin- minucioso. Como usted sabe, Canaris se encuentra
guna explicación que yo pueda darle. Lo comprendo, en el campo de concentración de Flossenburg y para
Gruppenführer ... Lo comprendo ... nósotros tienen importancia los datos más insigni-
-Me gustaría recibir una respuesta convincente, fícantes ·sobre sus actividades traicioneras. Por esta
Stirlitz. Le doy mi palabra de honor de que siem- razón, si Berg pudiera presentarse como testigo de
pre le he tenido' simpatía. acusación o incluso como testigo de defensa, estoy
-Lo creo ... convencido de· que los jefes se lo agradecerían. Le
-Ahora Rolff traerá a la radista rusa y ella nos diré sinceramente que después del fracaso de la ope-
ayudará a descubrir, estoy seguro, la opártunidad y ración de Cracovia, en que la ciudad cayó intacta en
el lugar en que pudo usted dejar sus huellas en la manos de las hordas rusas,· este. trabajo con Be,·g,
maleta del transmisor. sin duda alguna, le permitiría lograr un serio éxito
-¿La radista rusa? -Stirlitz se· encogió de hom- y una completa rehabilitación .... Me doy cuenta per-
bros-. ¿Aquella que saqué del hospital? Tengo una fectamente de que .el puesto de suplente del jefe de
absoluta memoria visual. Si la hubiera visto ante- la Gestapo en Praga en ninglJn momento correspon- .
riormente en algún lugar, recordaría su cara. No, de a su experiencia, ni a sus posibilidades. .
ella no puede ayudarnos ... En lo que se refiere al colaborador r:uso Grishan-
-Ella nos ayudará -replicó Müller-. También nos cltikov, que fue altamente evaluado por el Stan~ar-
ayudará... -empezó a hurgar de nuevo en el bolsi- tenführer SS Stirlitz como especialista en masa¡es,
llo de la guerrera- esto ... mis hombres se ocuparán de él. Le ruego que me en-
Le mostró ¡;¡ Stirlitz el mensaje cifrado que Pleisch- tienda bien: no· se trata de ninguna manifestación de
ner llevó a Berna. desconfianza hacia usted.
«Es el fin ..c.;.pensó Stirlitz-. Es· la derrota. Mi La situación aquí, en Berlín, me obliga a tomar esa
gente no sabrá nada y soy un idiota. Pleischner es un . decisión. Espero que usted le prestará su apoyo en
cobarde, un tonto o un provocador.» todo a mi ayudante, que le entregará esta carta. Us-

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ted lo conoce: es Eis1~ann, hombre extraordinario,- · «Llamaré a este Ulm -decidió Pleischner-,-. Le
fiel al Führer, im. funcionario del contraespionaje a · diré que tengo un prindpio de infarto. Tengo los de-
toda prueba, inteligente· y agradqbfo. EstoY_ conven- dos helados y mi cara debe estar blanca. Que llame
cido de que arnbr¡,s enco11trarán un lengua¡e . en co- al médico. Que me disparen ellos en presencia de
mún. alguien, tal vez tenga tiempo para gritar algo.»
Heil Hitler!' Pleischner tocó el timbre. Oyó el sonido prolonga-
Miiller. do detrás de la puerta.
«No importa que el doctor m~ pregunte dónde
vivo. Que me detenga la Policía suiza. El fin de Hit-
Pleischner··empüjó la puerta una vez más, pero es--
taba cerratfa. Tampoco · era posible · salir por 'ª
queña ventana a través de la. que había visto un pe-
pe-
ler está cerca y entonces podré decir quién soy y de
dónde vine.»
Apretó nuevamente el botón, pero nadie contestó.
dazo de cielo. · · . «Este Ulm estará sentado ahora en un café comién-
«Adémás, ·esto no es· una película ~pensó . de sú- dose un helado. Sabros_o, con frambqesas y galletas
bito con cansando e 'indiferencia-: Un viejo eón. len~ -pensó Pleischner-: Leerá un periódico y no que-
tes que hace esfuerzos para salir por _la ventana y rrá saber nada de mí.»
queda trabado con los pies al· aire. Ellos me. saca- Se acercó a otra puerta y tocó. el timbre. El so-
rían por los pies.» . nido era diferente. Una vocecita infantil preguntó:
Subió un piso más, pero la ventana por _donde hu- -¿Quién es?
biera podido saltar . estaba a tres metros del :¡>avi- Sin poder· explicárselo, . Pleischner se arrodilló y
mento, sobre la. calle· desierta y tranquila por la que susurró:
caminaban· lentamente aquellos dos hombres . con -Ábreme, mi amor ...
sombreros. Observó que ya no cé:mtemplaban las. vi- . -¿Quién es'? -repitió la voz infantil.
drieras ni fingían desconocerse. Subió ·corriendo un -Ábre'me, por fé1vor -dijo Plei_schner más _alto y
piso más: la ventana que daba al patio había sido su ·voz le pareció trnnante y qi,i.«;: podría oírse en to-
cubierta con · una· planclta de madera. Tal vez los dos los apartamentos del edificio. . .
cristales estaban rotos ci era un lugar en vías de re- -¿Pero quién eres tú? Mi mamá, dijo que Mickey
paración: se v~ía "un~ egcalera vieja y la pintura Mouse no vendría hasta dentro de un año.
desconchada en varios siti'os. . . -,-No soy Mickey Mouse, soy_ su hermano, .. Te trai-
«Lo más terrible es cuando· ellos ·hos desnudan y go _un regalito.... .
nos miran la boca, uno se siente como un insecto. En -¿Y qué has traído? ,
Roma simplemente mataban: · ma'ravillosos · tiem_pos -Abre -susurró Pleischner levantá.ndose. Pegó su
de la antigüedad venerable. Pero éstos te humillan. frente a la puerta-'-. Te he ·traído. una motocicleta de
antes de mandarte a la· horca... Por supuesto, no cuerda ...
aguantaré sus Jorturas. Aquella vez, cuando no te- -Con estas motoc.icletas juega mi hermano ... A mí
nía nada. que ocultar; no las aguanté y dije todo lo me gustan las muñe_cas... Soy una niña ...
que .ellos querían que dijera y escribí todó lo que -También tengo . una muñeca. Grande, con ojos
ellos me exigieron. Y entonces era. más joven. Pero .que· se abren y se cierran y sabe hablar.
cuando· empiecen a torturarme· otra vez, no lo so- -¿Tiene _el pelo blanco? ·
portaré y tracionaré la memoria de mi hermano.· Es -Sí. .
peor que la muerte, traicionar la memoria de un her- --Ya· tengo una muñeca así... Quiero una con pelo
mano. Lo mejor es irse sin traicionarla.» · negro... .
Se detuvo .junto a una puerta. Leyó la placa don- -Te traigo también una con pelo negro -,-dijo
de estaba escrito: «Franz Ulm, doctor en deí·echo.» Pleischner y rogó-: ¡ Abre, rápido!
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Oyó cerrarse la puerta abajo:. habían entrado aque- taban a su cabeza y· a su experiencia.
llos dos. hombres. Oyó sus pasos, luego la voz de la «Un cura nunca puede llevar a cabo una reforma
niña. en su religión :.....había dicho Müller en una oportu-
-Mi mamá me ha encerrado, pero viene pronto ... · nidad-. Los reformadores siempre vienen de fue-
Lá niña continuó habla.ndo, pero Pleischner ya no ra. Para que los futuros reformadores no me despla-
la oía. Corrió hacia arriba pensando que podía lla- cen tengo una reserva de. viejos. Ellos y sus expec
mar a la puerta que estaba frente a la casa de con- riendas .me ayudan de cuando en cuando a organi-
tacto, pero esta puerta se abrió sin que él tocara y zar algo.»
el hombre alto y rubio salió al descanso de la es- -¿Nada? -preguntó Müller-. ¿Absolutamente
calera . nada? ¿Ninguna huella?
.:.....se ha equivocado de número, camarada. En este -Nada en absoluto -contestó un viejo canoso y
piso sólo vivimos nosotros y abajo la familia donde de cara terrosa.
usted ha· llamado. Los demás están de viaje. De . Müller había olvidado su nombre, pero se tutea-
modo que puede sentirse aquí totalmente seguro. ban desde 1926.
«Mi manuscrito quedó sobre la mesa. Me quedé -Se parece al asesinato q1-1e tú investigaste en
en la mitad de una página y estaba trabajando tan Munich.
bien. Si no hubier.a venido a Berna, estaría en Ber- ' -¿El de Egmontstrasse?
lín sentado, escribiendo, y cuando todo hubiera ter- -Sí. Aquél de la casa número nueve, creo.
minado; reuniría mis ensayos en un libro. ¿Quién sé -La número ocho. Él los· mató en la acera de
preocupará ahora por, mis escritos? Ni siquiera en- números pares.
tenderán mi letra.» -Buena memoria.
Abrió la ventana y saltó.· Quiso gritar para que la -¿Te quejas de la tuya?
gerite lo oyera y viera, pero no pudo gritar. Su co- -Estoy tomando yodo."
razón se detuvo en cuantt> su cuerpo sintió debajo el -Y yo vodka.·
vacío escalofriante .. · -Tú eres general, puedes tomarla .. Pero nosotros,
¿de dónde podríamos sacar dinero para vodka?
-Acepta -sobornos -sonrió Müller.
· .-¿Para caer después en las garras de tus mato-
Müller estaba sentado en una silla junto a la puer- nes? No, mejor sigo tomando· yodo.
ta observando constantemente el trabajo de los ex- -Está bien -convino MüIJer-. Está bien. Hablan-
pertos y el fotógrafo que tomaba una foto tras otra do sinceramente, . con mucho gusto .desearía cambiar
de Rolff y de Barbara tendidos en ·el suelo. mi -vodka por tu yodo.
-Nada -dijo uno de los miembros del grupo ope- -¿Demasiado trabajo?.
rativo-, ninguna pista. -Por ahora sí -contestó Müller-. Pn.mto no ten-
Müller había llegado al lugar del asesinato junto dremos ninguno. Bien, ¿qué haremos?
con sus mejores sabuesos: había llamado a los viejos -Que revisen en tus laboratorios las balas con
que solían ayudarlo a capturar a· los bandidos, a los que fueron despachados estos dos.
nacionalsocialistas de Hitler y a los comunistas de -Claro que las van a revisar -convino Müller-.
Thalmann en los años veinte. Acudía a estos hom- No te preocupes ...
bres en muy contadas ocasiones. No los admitía en Entró el otro viejo, acercó una silla y se sentó jun-
la Gestapo para que no se echaran a perder: cada in- to a Müller.
vestigador de la Gestapo contaba con la ayuda de «Es un diablo viejo -pensó Milller al mirarlo-,
peritos, agentes, grabadoras. Mülle;:r era un admira- creo que se tiñe el pelo. Estoy. seguro de que tiene
dor de Capek: los sabuesos de este escritor se lini.i- el pelo teñido.»

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ta. Los expertos d!;! la Gestapo y el fotógrafo se ha-
-¿Y tú? -preguntó Müller-. ¿Tú qué tienes, Gün- bían marchado. Había quedado con sus viejos y ha-
ther? · blaban del pasado ·interrumpiéndose los unos a los
-Algo .tengo. "tros. Miiller los eseuchaba y, de cuando en cuando,
-Oye, ¿con qué te tiñes el pelo? le salían lágrimas. Los viejos recordaban los años de
-Con alheña. Mi pelo no es canoso ni negro; es su juventud cuando todo ·era sencillo y claro, cuando
de un color indefinido. llse ha muerto y Ias joven- no estaba obligado a espiar á los _amigos y dormía
citas prefieren a los soldados jóvenes y no a los vie- sin pastillas y hacía el amor sin recurrir a medica-
jos sabuesos. mentos excitantes.
-Los soldados están en el frente. Tomó nuevamente el auricular. Marcó un número:
-¿Y los inválidos? Se divierten mucho ... -Oiga -dijo MüHer-. Envíe varios hombres a
-Pero no· tienen piernas. la casa de Stirlitz. ·¿Qué tiempo? El que sea necesa-
-Para ese trabajito ·las piernas no .. son obligato- rio... Digan · que Stirlitz r-egresará dentro de media
rias -dijo Günther sonriendo..,..., .Oye, una,_.vieja de. la .hora. ¿Quién? Digan que habla su chófer.
casa de enfrente vio a una mujer y a un soldado, «He perdido -reflexionó. Müller tranquilizado por
hace una hora. La mujer llevaba un niño y ambos la charla de sus viejos compañeros-, pero tengo aún
tenían mucha prisa. en reserva Berna. Naturalmente,. •allí .todo es más
-¿Cómo estaba' vestido el .soldadO? complejo, la Policía y los guardas · fronterizos son
-¿Cómo? Claro que con uniforme .. , hostiles. Pero he perdido, desde mi punto de vista,
-Comprendo que. no iría en calzoncillos, ¿El uni- la, carta principal. Tomaron un. ómnibus, lo que quie-
forme era: negro? . re decir que la operación no había sido planeada .. Si
.:....Naturalmente, negro. Ustedes nunca ·confían. en hubiera sido planeada, habrían encontrado un auto-
los uniformes· verdes para· estos asuntos. móvil. No, es · una tónteria: no hubo ninguna acción
-¿En qué vehículo montaron? premeditada. Los r:usos, por supuesto, defienden a
-En un ómnibus. su gente, pero no mandan a la muerte a varios hom-
Müller se. levantó asombrado. bres sólo para intentar liberar a esta pianista ... No
-¿Que tomaron un ómnibus? lo creo. Claro,· ellos saben, que el niño es su punto
-Sí. El número diecisiete. débil. Tal vez ésta sea .· la· éáusa · de . que se hayan
-¿Hacia dónde fueron? , arriesgado tanto. ¿Pero qué digo? No fue planeado
-Por allí •-dijo ·Günther señalando hacia .el Oeste. · ·ningún riesgo: ella tomó el ómnibus; ¿qué riesgo es
éste? Es una idiotez, no un riesgo ... »
Y cogió de nuevo el teléfono.
Müller empujó ;la silla, cogió• el teléfono y marcó -Habla Müller. Avise a la Policía de todas las lí-
rápidamente un número. neas de Metro y tranvía. Que busqueñ a una mujer
-¡ Scholz! ¡ Rápido! Jl.1ande las patrullas a lo lar- con un niño. Envíele .su descripción y dígale a la
go de la ruta del ómnibus diecisiete. Se trata de la Policía que es una ladrona y una asesina, que la de-
pianista y su ·guardián. ¿Qué? ¿Cómo voy a saber el tengan. Que si se equivocan y detienen a otras mu-
nombre? Revise su expediente: quién. es, de dónde, jeres, no importa: los perdonaré. Pero que no se les
dónde están los familiares. Envíeme su hoja de ser- escape la que me interesa.
vicio ahora mismo. Si comprueba que ha.estado aun-
que haya sido una sola vez en los mismos lugar.es
en que ha estado Stirlitz, comuníquemelo inmedia- Stirlitz volvió a mirar el reloj. Müller había e!,tado
tamente. ¿Qué? No" importa dónde: ¡ en el frente, en ausente dura.nte tres horas.
un burdel, en la playa! · «Katy no dijo nada -pensó Stirlitz-. ¿O habrán
Müller volvió a sentarse en la silla junto a la puer-
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hecho un careo con . Pleischrier? Nó tiene importan- demoro, . todo esiará perdido.»
cia. No ·se · conocen. Pero algo · ha pasado. Algo ha -Está bien -dijo el guardián-, lo reportaré inme-
pasado y el tiempo que tengo debo emplearlo bien.» _; l diatamente, Standartenführer .. :
Caminaba lentamente por· la celda, tratando de es-
coger una solución posible. Lo recordó todo en torno
a la maleta. Sí, efectivamente, la había cogido en el
bosque, cuando Envin había resbalado y estuvo a
punto de caer. · Fue la noche antes del bombardeo.
Una sola vez. «¡Un momento! -pensó Stirlitz-. Fue
antes del ·bombardeo.-.. Y después del bombardeo es-
r En el orfanato para lactantes entró un soldado alto.
Se detuvo junto a una ventanilla blanca pintada de
un· esmalte brillante. Mordía nerviosamente un ciga-
rrillo sin encender. Evidentemente, estaba muy apu-
rado, porque a cada rato consultaba su reloj. Cuan-
tuve allí en mi coche... Había muchos coches. Hubo
un embotellamiento, porque estaban trabajando los
J do la ventanilla se abrió, se asomó tímidamente.
--Perdone, quisiera pedirle ... -dijo ..
.bomberos. ¿Por qué estuve allí? Porque en mi cami-
no hacia Kudammstrasse se- había derrumbado un
r·'- -Ahora no podemos atenderle -:-eontestó una mu-
jer de gorro blanco-. Están dando de comer a los
edificio. Puedo exigir que llamen il los policías de niños y todo el mundo está ocupado ...
tránsito que estaban de servicio esa mañana. Enton- 1 -Entiendo, pero pe llegado del frente con un per-

t
ces, estuve allí, porque lá Policía no me había dejado miso de doce horas. Debo marcharm_e ya.
pasar. En el expediente aparece la fotografía de las -Lo lamento mucho, se(ior, pero ahora todos están
maletas que fueron rescatadas después del bombar- ocupados. .
deo. Hablé con un policía, me acuerdo de su cara -¿No podría ver a alguien de la dirección ... ?
y él debe rec_ordar mi botón del SD ... Lo ayudé a lle- -No hay nadie en la dirección. Unos se fueron al
var la maletá. Que lo niegue si puede. No lo negará 1 frente y .otros están con los niños. Perdóneme. -La
mujer cerró la ventanilla, .
y exigiré el careo. Diré que ayudé a llevar un co-
checito ccin un niño a una mujer que lloraba. Ella 1 ~¿Cuándo terminarán de dar de comer a los ni-
también lo confirmaría, porque fue cierto y estas ños?
cosas no se olvidan.» La mujer contestó sin abrir la ventanilla.
Stirlitz empezp a dar fuertes golpes con los puños -Dentro de media ·hora. Venga, por favor, den-
· en. la puerta y ésta se abrió. No estaba cerrada, pero tro de media hora y entonces podremos ayudarle, ..
en el umbral vio a dos guardianes. -El tercero acom- El soldado salió del orfanato, cruzó la _calle y bajó
pañaba a uri hombre que avanzaba por el pasillo con aI sótano de un edificio destruido. Allí, entre cajones
un cubo en la mano. La cara del· hombre estaba des~ rotos, estaba sentada Katy dándolé. el pecho al niño.
figurada, pero a Stirlitz le bastó ese instan.te· para -¿Qué ha pasado? -preguntó. . .
reconocer en aquel rostr9 deforme la cara del chó- -Muy mal -contestó Helmuth~. Hay que esperar .
fer personal de Bormann que no era confidente de media hora.
la Gestapo, el que conducía el" automóvil durante su -Esperaremos -lo .tranquilizó Katy-. Esperare-
entrevista con el jefe de la oficina deí, Partido. mos ... Ahora no puede ocurrir nada malo .. ¿Cómo
Stirlitz sintió que todo su cuerpo estaba tenso. pueden averiguar dónde estamos?.
Lo principal era· no perder tiempo. -.-Sí, pero hay que salir rápidamente de la ciudad,
-Oiga, amigo, llá_meme urgentemente al Gruppens pueden encontrarnos. Sé muy bien cómo buscan. Si
führer Müller. ¡ Dígale que lo he recordado! ¡ Lo he quiere, váyase. Yo la alcanzaré después, si todo
recordado todo! ¡ Ruéguele que baje ·inmediatamente! sale bien. ¿Quiere? Pongámonos de acuerdo dónde
«Pleischner aún no ha sido traído. De Katy no han la encontr~ré después.
obtenido nada. Tengo una sola oportunidad para _salir -No -dijo Katy-. No hace falta. Esperaré... De
de este lío: el tiempo. El tiempo y Bormann. Si_ me todos modos, no tengo adonde ir en esta ciudad ...

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-Vuelves a confundirte -contestó Müller sali~ndo
de la casa-. Siempre confundes los números pares
Scholz llamó a MüUer al departamento de radios. e impares. La casa tiene el número siete. _
-Stirlitz le manda a decir que se acuerda de todo. -La calle es muy común y corriente -dijo el ca-
-¿Sí? -dijo Müller animado. Hizo una seña con noso-, nada particulai-. Allí podemos hacer una
la mano a los detectives para que no siguieran rién- bonita operación: todo estará en calma y nadie mo-
dose tan alto-. ¿Cuándo?
lestaría. Pero los números los confundo desde la in-
-Ahora mismo.
fancia. Cuando en eJ· aula explicaron· los pares e
-Bien. Dígale que voy. ¿Nada nuevo? impares yo estaba enfermo.
-Nada importante .. Rió y todo el mundo rió con él y, en ese instante;
-¿ No averiguaron nada sobre el guardián? parecían todos cazadores que tuvieran cercado a un
-Nada, sólo pequeñeces ... venado.
-¿Cuáles? -preguntó Müller maquinalmente, más
bien por rutina, tomando su abrigo de la silla.
-Datos sobre la esposa, niños y familiares.
No Helm.uth Kalder no estaba relacionado con
-No sÓn pequeñeces -dijo Müller con irritación-.
Stirl¡'tz. Sus caminos no se habían cruzado jamás.
No hay pequeñeces en este asunto, amiguito Scholz.
Peleaba desde el año .40. Creía que luchaba por su
· Vengo en seguida y veremos los datos ... ¿_ Ya ha en-
patria, por la vida de su madre, de tres hermanos
viado a alguien a casa de la mujer'
v una hermana. Creía que luchaba por el futuro de
-Hace dos meses que su esposa lo abandonó.
Alemania contra los eslavos inferiores, que se ha-
-¿Cómo?
bían apoderado de tierras enormes sin sab~r labrar-
-Él estaba en el hospital -convaleciente y ella lo
las· contra los "ingleses y franceses vendidos a la
abandonó. Se marchó a Munich con un comerciante. plu,tocracia; contra los judíos que oprimían_ al pueblo
-¿Y los hijos? .
trabajador aprovechándose de las desgracias huma-
-En seguida se lo digo -contestó Scholz, ho.1ean-
nas. Consideraba que el genio del Führer, comproi:ie-
do el expediente-. A ver dónde están sus hijos ...
tido en la difícil tarea de dar la felicidad a la nación
Aquí lo encontré ...
germana, sería glorificado por los siglos.
-Hable menos, Scholz. Hable menos y haga más.
"-.:. Así pensaba hasta el otoño del 41 en que marchaban
-Tiene una niña de cuatro meses. Ella la .dejó en
por el.,mundo cantando y el aire embriagador de la
un orfanato.
victoria los había convertido a él y a sus compañeros
«La rusa tiene un hijo. recién nacido -recordó Mü-
de tropas de tanques SS en juerguistas alegres y de~-
ller repentinamente-. Él necesita una mujer que
preocupados. Pero, después de la batalla de ~oscu,
pueda ocuparse de su niña. ¡ Seguro que Rolff se exce-
dió con el niño!» · cuando comenzaron los combates con los guernlleros
y recibieron- órdenes de matar a los rehenes, quedó
-¿Cómo se llama el orfanato?
desconcertado. Era un campesmo y el culto a la
-No indican su nombre. Un orfanato en Pankow,
madre era para él superior a todos los demás cul-
Schillerstrasse, 7. Ahora sobre la madre ...
íos. Su madre lo había criado a él, a sus hermanos,
Müller no quiso oír nada de la madre. Tiró el
a su hermana. Traba jaba desde la madrugada hasta
teléfono. Su lentitud había desaparecido por comple-
to. Se puso el abrigo. por la noche desde qi:ie murió el padre y ,no le permi-
tió que abandonara la escuela hasta el d1a en que su
-Muchachos -dijo-, pronto habrá un gran tiro-
enfermedad la había vencido.
teo, preparen las pistolas. ¿ Quién conoce el orfanato
Cuando su pelotón recibió por primera vez la orden
de Pankow? .
de fusilar a cuarenta rehenes en las afueras de Smo-
-¿Schiller:strasse ocho? -,-preguntó el canoso.
lensko ( los guerrilleros habían descarrilado un con-
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21- IJIECISIETE INST.\NTES UE l'N,\ PRl,\I.\\EI{\
voy militar), Helmuth comenzó a beber. constant.:- había ahorcado. Dejó la nma a los vecinos y le puso
mente. Todo el tiempo recorda a las inujeres y a los en la· cama el retrato del padre y las conservas. Peto
ancianos. Las mujeres apretaban· a lcis niños contra Luise, militante de las Juventudes Hitlerianas, aria
su pecho, les cerraban los ojos y suplicaban que se les verdadera y no una eslava salvaje, había abandonado
matara rápidamente ... a su niña en un orfanato como la última ramera.
Había comprobado qúe tanto en Rusia como en Helmuth .visitaba el orfanato semanalmente y a
Alemania, las madres daban a sus hijos . hasta la veces le permitían pasear con la niña. Jugaba con
última patata: y cuando lós miraban cm11erla ·sus ojos· ella, le cantaba canciones y su amor se volvió histé-
se llenaban de .lágrimas. rico y lastimoso. Al ver cómo la radista rusa mecía a
Después del p,rimer fusilamiento, Helmuth no pudo su niño, se preguntó por primera vez: «¿Qué hemos
recobrarse durante largo tiempo. No sólo él se em- hecho todos nosotros? ¿Por qué debemos ser tan
borrachaba. Muchos de sus compañeros tomaban malvados? Son humanos como nosotros y quieren
vodka · directamente de las botellas, en silencio, y también a· sus hijos· y están- dispuestos a morir por
nadie más contó historias divertidas ni tocó el acor- ellos.»
deón. Pero cuando comenz.aron otra . vez los comba- · Cuando vio lo que Rolff hacía con el niño, tomó
tes y enfrentamientos furiosos con los rusos, foe· aquella decisión emocional que no había sido movida
desplazado el recuerdo de aquella pesadilla. por ningún .razonamiento. En Rolff, y eh Barbara que
De regreso a su casa por unas cortas vacaciones, lo observaba en su intentó de rriatar a una· criatura
conoció a Luise, hija de una vecina de su madre. Era de dos semanas, veía a Luise que para él era. el· sím-
bonita, muy cuidadosa y limpia.· Todas las noches bolo .de la traic:ión.
Helmuth soñaba con ef!a. La invitaba al cine y pasea-
. ban·_hasta .la madrugada. Et era diez años mayor y
sent1a hacia ella una gran .te·rnura. Soñaba con el · Volvió al orfanato media hora más tarde. Se detu-
momento en que sería esposá:y madre. Helmuth siem- vo. junto a la ventana de rria:déra pintada con esmal-
. pr7 pensaba que· en su casa, junto a la pt:Íeha, ten- te' blanco.. y paulát:inamente fue desapareciendo aque-
dnan que estar muchos zapatitos de niño. Amaba los lla terrible y persistente angustia que·_ ló había inva-
niños. ¿Cómo no quérerios si peleaba por su felici- dido al ver el. cuerpecito enrojecido del niño ruso en
dad, por su futuro? · las manos de Rolff. Sintió que algo se había destrui-
En las vacaciones siguientes Luise se. convir-tió en do en él, .un creciente escalofrío recorría .su cuerpo y
su esposa y, cuando él marchó al frente, ella lo extra- la. parte. contusionada sé tornó fría. y al 'triismo 'tiempo
ñó durante .dos meses, y al percatarse de que estaba . insensible al frío. ' ·. .. . . ' ' ! • .. .

encinta, ~inti? angustia y tedio. Se fue á la ciudad y -Buérios días ~ijo_ a' la rrÍujer. que se ha pía aso-
en la pnmei"a noche (no había habitaciones en el mado a la ventanilla_:; Ursulá 'Kakiet. .. Mi hija... A
hotel Y la casa donde vivían los conocidos de.· Hel- m(~e permiten... ' ; ,:, '" : ' .
muth había sido bombardeada) se acostó con un · -Si. i..o sé. Pero ahora la niña· debe dormir... ·
oficial de la Luftwaffe. · ar
_:_Me marcho, me m~tcli.ó · frente. 04iero pasear
Cuándo nació la niña, ella la entregó a un orfana- ,con ella, dormiría e11 mis brazos.:.. Ct.iándo sea la
to. Helmuth entonces estaba en el hospital reéupe~ hora dé cambiarle l_os pañalé's 'ia traeré.,.·
rándose de una fuerte contusión. Volvifr a la casa y ~Tein~ que el .rriéd,iéé{ nb ló"áti~orice, $eñor ...
le dijeron que .Luise se había marchado con otro. ,-Me voy ..al frente· -repi'tió. Hélmuth-, usted no
Recordó, a· las mujeres rusas. _Una vez un amigo· suyo puede., q·uitárme. esta bporti.ínidad de vú a mi hija.
se acosto con una maestra de treinta años por cinco . .""""'.Está bien .... Lo· .énÜ~rido... Tril:taré de lograrlo.
la tas de conserva. Ella era madre de una niña . v ·no . Espere un momento; pqr favor: .
tenía comida que darie.. Al otro día la rusa se Tuvo qµe 'espe"rar·'\ diez. minutos. Estabá · temblando.
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-Es mejor que :vayamos juntos -dijo Katy.
Los dientes le castañeteaban. -Vuelvo en seguida -contestó_ Helmuth parándose
Se abrió la ventanilla y .le alargaron _un envoltorio u·n instante en la puerta-. Ellos tienen sus fotos, pero
blanco. La cara de . la ni_ña estaba tapada con un las mías son de antes de la guerra y yo era totalmen-
pañal de una blancura deslumbrante. te distinto. Espérame aquí. ·
:......¿Usted quiere salir a la calle? Echó a andar hacia la parada. La · calle estaba.
-¿Cómo? -preguntó Helmuth sin entender. desierta.
Las palabras le llegaban de lejos como a través de «Si evacuan el· orfanato puedo perder a, la niña.
una puerta fuertemente cerrada.' Así le. ocurda des- ¿Y cómo la encontraré después? Si nuestra suerte es
pués de la contusión cada vez que se ponía nervioso, morir bajo las bombas, es mejor que estemos jun-
En varias ocasiones había perdido el conocimiento" tos. Esta mujer puede amamantarla con el suyo co-
en la calle, cuando veía los hospitales y los orfana- mo ·mellizos ... Dios me lo perdonará todo, incluso fo
tos totalmente destruidos por los bombardeos. de aquel día en las afueras de Smolensko.»
· .-Si quiere salir a pasear cori la niña, le daremos Comenzó a lloviznar. Sintió mucha humedad y frío,
el cochecito. pero pensó que la lluvia primaveral siempre es augu-
-iPara qué? rio de buen tiempo. ·
-Para que no la tenga en los brazos. todo el tiempo. «Las enfermeras del orfanato no deben vernos · es-
-No. gracias, para _mí es rnuy agradable tenerla perar al ómnibus. Tenemos · que ir hasta_ la . parada
así. del zoo, allí podremos coger un tren. O irnos con los
-'-Es mejor que vaya a nuestro jard.ín. ,Allí siempre refugiados. Es fácil perderse entre la multitud. Ella
hay tranquilidad y si comienza el bombardeo, podría amamantará · a· la niña hasta qµe lleguemos a Mu,
bajar rápidamellte al refugio. riich. Allí nos ayudará mamá. Podremos encontrar a
-Está bien, Sólo quiero ver si ha llegado. et auto- una nodriza. Aunque ellos me buscárán por todas
móvil. Después entraré en la casa ... partes... No podemos ir a casa de mi madre. No
-¿En qué casa? importa. Hay que salir de esta ciudad. En. cuanto
-El jardín ... Perdóneme ... Quise decir el jardín ... veamos los campos y los bosques,' todo· cambiará.
-¿Se siente mal? También podemos ir al Norte, hacia el mar. A casa
-No, ¿por qué? de Hans. ¿Quién va a imaginar que me he ido. a la
-Está muy pálido ... casa de un compañero del frente?_·
-No, no -,-dijo Helmuth y salió a, la cal.le. Helmuth Se ·caló· el sombrero hasta las orejas. Los
De repente _oyó el chirrido .de los frenos a su e~pal- escalofríos fueron cesando paulatinamente. El lado
. da. Un chófer militar detuvo el automóvil a dos izquie'rdo del cuerpo había recobrado el calor.
pasos de Helmuth- .y: asomándose -poF la ver:itana, «¡Qué bueno· que esté· lloviendo ·-pensó-. Esto es
gritó: ya un acontecimiento ... Cuando se espera algo y todo
-¿Estás ciego? ¿Qué le pasa, no ves eJ coche? está tranquilo, uno se pone nervioso. Pero si nieva
Helmuth apretó la niña contra el .pecho y, murmu- o llueve, no se siente uno tan solitario.»
rando algo, se encaminó hacia la entrada del sótano. La lluvia continuaba cayendo, pero las nubes desa-
Katy esperaba de pie junto a la puerta. El niño parecieron :repentinamente dejando- ver en lo alto
estaba dormido sobre un cajón, y se movíé\. en su el cielo lejano y azul y el borde radiante del sol.
sueño. Helmuth entregó la niña a Katy. «Ya llegó la primavera ~pensó Helmuth-. Ahora
-Yo voy a la parada. Cuando el ómnibus se _acer- crecerá la hierba ... »
que, le avisaré. Vio a lo lejos el ómnibus y decidió volver a las
Al ver a Xaty tomar a su n1ña con tanto cuidado, ruinas de la casa donde es_peraba Katy, pero adelan-
sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas. Echó a tándose al ómnibus salieron dos enormes automóvi-
correr hacia la calle.
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les · como enormes pestias. Violando todas las leyes oficina. Ya les han mar.dado el segundo coche, ya ha
de tránsito se dirigieron al· orfanato. Helmuth sintió c,;alido ... ¿Y cómo pudo la niña montar en e~ vehícu-
que le flaqueaban las piernas y que su brazo izquier- lo? -preguntó volviendo la cabeza, ya en la puerta-.
do estaba helado. Eran los coches ·de la
Gestapo. Su ¿Qué coche era? · · ·
primer deseo fue correr, pero comprendió que al ha- -Uno grande.
cerlo se haría sospechoso. Era mejor quedarse donde -¿Un camión?
estaba y huir después a través de los patios trase- -No, un coche verde ...
ros. «Les dirán que he sacado a la niña hace pocos· -¿No se fijó en la matrícula?
minutos y empezarán a buscar por ~odas partes. En- -No presté atención;
contrarán a la rusa en el sótano. Pero ella no dirá -Todo esto es muy raro -dijo Müller y abrió la
que tiene a. mi hija. Ella no les . dijo nunca nada.» puerta-. Registren las casas cercar.as. Esto es · muy
No podía saber lo que ocurriría después a su niña. raro.
Temió que pudiera sufrir: un nuevo ataque y lo .pudie- -Alrededor sólo hay ruinas.
ran ,coger inconsciente. Después se llevarían a la -Registren allí también -dijo-. Todo es tan. es-
niña, le quitarían la frazada y. la acercarían a la ven- túpido y tan falto de profesionalismo. Es _imposible
tana. La prima:vera •apenas comenzaba ahora y faltaba trabajar así. No se puede entender la lógica de un
mucho tiempo aún para que cesara el frío .....«La rusa aficionado. . .
lo oiría todo y lo comprendería. Es imposible que no -¿No .será un profesional muy astuto? -pregunto
sea una buena persona ... No pueae ser que ... » .. . el canoso mientras encecdía un cigarrillo.
Helmuth. bajó de la acera y agarrando la pistola · -Un profesionai astuto no hubiera veni<;l.o al orfa-
hizo varios disparos ·contra el parabrisas del primer nato -contestó Müller y salió. .
automóvil. Lo último que pensó después de oír la Minutos antes había llamado a Scholz. este le m~
ráfaga de la metralleta y antes c!,e sentir el último formó que la casa de contacto en Berna· había _,sido
dolor de su vida, .fue: «No· le. dije el nombre de la ocupada por la Policía suiza porqu~ el :~lace ruso
ni...» que llevó el mensaje cifrado se hab1a smc1dado. .
Fue un instaritáneo tormento más antes de morir.

El pastor Schlag er.vió a Stirlitz una tarjeta con la


-No, señor. -respcmdió la enfermera qu<:: había vista de Lausana, tal com:o-h,abían acordado, y vol-
. entreg1;tdo. la . n.iña , a Helmuth-. No ·han pasado ni vió ·a la casa. Vivía junto a la iglesia de San Loren-
. diez minutqs .... , . . . . . _, · .. · , . zo. Cuando Stirlitz le enumeró los lugares dond~
--¿Y dónde e~t(I la :niña? -preguntó ·s.ombríame,lte podía encontrar albergue, le dijo qu~. la Ge~tapo. di-
el canoso, procurando.:no .mtrar el cadáver de, su fícilmente · lo encontrarí& allí. El cuarto era pe<¡ue-
compañero del pelo teñid.o. Estaba tepdido. junto. a ño, con un techo alto y abovedado, Este tech~ above-.
la puerta y se v~ía viejo: se; h!!bíateñido .hacía mu- dado y blanco, demasiado bJanco, era lo Úf:ICO que
cho tiempo, y su me~ena tenía. do.s; colores: ca11osa en indicaba que estaba en un monasterio: los muebles
las raíces, ,y ,de. un. castaño .fuerte en los extien.ios . eran mullidos, tapizados con una tela afelpada de
. -Creo que se fueron. en un vehk,ulo . :-:-:-dijo la Úri insólito color rojo vino.
otra enfermera-:-,,, {)n };ehículo se detuv_o :a s1:1, lado. A Séhlag le habían explicado que e~te. cuarto esta-
-¿La niqa subió al_ coche? . ., . ba destinado a extranjeros que por d1stmtas razones
-No -:-'qm~estó .la. Iilt¡Jer. seriamente-:-. Nq ,pudo no podían o no querían alojarse. en hotel~~- Subra-
montar sola .a,l ¿oche, .Tiene cuatro m~ses,· yaron que tales extranjeros veman en m1s1ones de
Müller dijo: , . ., paz para salvar a los europeos del aniquilamiento
-,-Miren bien todo por aquí, tengo que volver .a .la colectivo.
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· Schlag se sentó junto a la ventana· y contempló un político que ha perdido la influencia. Hablamos
largo rato la ciudad. Las ventanas aquf no se tapa~· idiomas distintos y¡ sin duda alguna, les parezco un
ban con cortinas para que no se vieran las . luces y aficionado: nadie pierde tan rápidamente la capa-
las vidrieras en las tiendas y las entradas de los cidad profesional como un político desprovisto. de
cines estaban adornadas con bombillas multicolo- poder." A mi pregunta de quién en este caso podría
res. Schlag no se cansaba de observár a la gente. considerarse un político se_rio en Alemania. después·
· Hacía muchos años que no veía. tantas caras jóve- de que Hitler eliminó a· los mejores representantes de
nes. En la Alemania ·de los ·últimos tiempos le pare- la oposición, Brüning contestó: "Himmler." Cuando
cía que el mundo .había envejecido. comencé a impugnarlo aduciendo que esta afirmación
Alguien llamó a la puerta. suya pudiera responder a un arrior propio ultraja-
-Entré,. por favor. . . .. do, al cansancio, al escepticismo o a la separación pro-
-¿Desearía: una taza de café? -preguntó un criado longada de la· patria, . Brüning me · dio a leer un
viejo. documento. Además, luego me permitió copiar algu-
-No, gracias. nos párrafos. Al principio me desconcertó el con-
-Si quiere café, té ó agua, puede llamarme por tenido de este documento y supuse que podría ser
teléfono. falsificado por lós nazis. Brüning me contestó que se
-Gracias. . sentiría feliz -de poder estar de acuerdo conmigo si
· -Entonces me retiro. Buenas nochés, pastor... . no creyera· en la veracidad de este documento. Pre-
-Buenas noches. Ah, quería pi:-eguntarle: ¿no ten- gunté hasta -qué punto los -agentes a-lemanes que par-
drá 1,JSted alguna pastilla para: dormir? ¿O algún ticipan en las negociaciones podían considerarse re-
sedahte? No puedo conciliar el sueño. presentativos. Brüning contestó que cualquier res-
-Lo averiguaré en seguida. puesta categórica sería incorrecta, . ya que en las
Después de la conversación que había sostenido condiciones de la dictadura de Hitler, sólo el Füh-
ese día con ·el ex canciller de Alemania, Brüning, a ¡ rer podía tomar decisiones o aquellos de sus más
quien el pastor conocía desde los años veinte, tuvo la cercanos colaboradores que se decidieran a derro-
l
1
impresión de que no podría dormir-sin tomar alguna cario y a tomar · todo el poder en sus manos. Brü-
pastilla .. No pudo sentarse. a la mesa de_ inmediato .· ning considera q':1e es~os ~10mbr:s serían, D~:1 pri-
para apuntar sus impresiones. ~ran tan sorprenden- t_.·.'.tr? mer lugar, eJ mariscal Oermg O Ormann. IJO que
tes y terribles que _el pastor- quería tranquilizarse an- · no creía que Himmler pudiera asumir el poder efec-
tes, para procurar · nuevamente hacer el análisis de 'tivo. "Lo ·desean algunos círculos en Occidente, pero
todo lo que· había díchó Brüning. ·Sólo después po- creo que la opinión pública mundial nunca se con-
dría confiarlo a un papel. formaría con el hecho de que las democracias se
«Al principio· de .la conversación ~mpezó a escri- j sentaran a la mesa de negociaciones con Himmler,
bir lentamente, deteniéndose en cada palabra-, el ex que personifica el horror del nacionalsocialisrpo. A pe-
canciller Btjining se interesó por el destino de _nues-
tros amigos comunes y expresó su admiración por
:t sar de que Himmler -es la figura más fuerte_ de la
Í\·. Alemania de hoy, es difícil, imaginar la posibilidad
el hombre que me ayudó a escapar sin ninguna con- ..lit:.~~,. seria de negociaciones con él."· Pregunté si conside-
dición previa ni posterior; · me preguntó sobre los 1· rába serias las intenciones de los aliados de buscar
presos que yo había visto en la cárcel. y en el campo ' caminos verdaderos hada la paz con Alemania. Brü- ·
de concentración. Cuando llevé la conversación ha- ning contestó que esas negociaciones ya _habían alean-
ciá el .tema que nos .interesa; . Bri,ining dijo: "Los ! zado en estos instantes su punto culminante o se
ausentes nunca tienen razqn. Dejé de interesar a la . ¡ acercaban ·a él. Nl:> pudo decirme con quién ni dónde
Casa Blanca y a White Hall, porque ellos son p~líti- J se llevaban a cábo. Le ·pregunté si sus datos eran
cos que tienen una fuerza real, mientras que yo soy f.;,,. exactos. Brüning contest_ó que un político que vive
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~y!
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.J.29
."0.
en el exilio utiliza, por regla general, los rumores <<Estos oficiales de la Gestapo y la SD podrían en
bien confirmados: Cuando le. dije que mis amigos mayor o. menor grado informar sobre los problemas
que se habían quedado · en Alemania me habían en- claves de lá política exterior del Reich, no en las
comendado sondear la posibilidad de serias negocia- cuestiones principales, sino en los. detalles secunda-
ciones eón los aliados · para que cesara el derrama- rios. Indiscutiblemente, cada. uno de ellos, sin saber-
miento de sarigre y se diera a la Humanidad la paz lo, constituye parte de un mosaico, sin valor indi-
y la tranquilidad deseadas, Brüning preguntó quié- vidual alguno; pero valiosísimo en su conjunto to-
nes eran estas. personas. No obtuvo una respuesta lo tal. Por consiguiente, estos hombres pudieran servir
suficientemente precisa y· me propuso releer p.ueva- a los enemigos del · Reich interesados en compro-
mente la conversación del americano y. del alemán meter los ideales del nacionalsocialismo, revelando
para que yo, en mis búsquedas ulteriores de paz, ]as prácticas de su aplicaciori. D'esde este punto de
estuviese preparado para una divergencia posible vista, las actividades de cada uno de los oficiales
de puntos de vista. EI1vío adjunta a esta carta la mencionados, sumadas a las de los demás, pudieran
conversación mencionada ... » crearle al Reich una difícil situación. Desgraciada-
mente, en este caso es imposible s~parar rigurosa-
mente la política del partido y la práctica de los SS,
Schellenberg fue llamado· por el grupo que traba- ya que todos estos oficiales- son veteranos del movi-
jaba con el archivo de Bormann. miento que ingresaron en las filas del partido nacio-
-Ya ha aparecido algo -le dijeron-, si quiere nalsocialista en el período de 1927 a 1935. Por lo
venir, le podríamos preparar algunos documentos, tanto, el aislamiento de estas personas se nos presen-
Brigadenführer. ta como conveniente y lógico.»
-Iré en seguida -contestó brevemente Schellen- «Está claro -pensó repetidamente. Schellenberg-.
ber:g. Este líder nuestro es muy ladino. Nosotros le' llama-
Al llegar, sin quitarse el abrigo, se acercó a la mos "liquidación" a lo que él llama "aislamiento".
mesa y tomó varias hojas de papel. De modo que a mí hay que aislarme y a Müller con-
Leyó los. documentos, enarcó las cejas con asom- servarlo. Bien; lo esperaba, sería ridículo suponer
bro, y después se quitó el abrigo, lo puso en el res- otra cosa. Es curioso que haya dejado a Kaltenbrun-
paldo de la silla y se sentó. Los documentos eran. ner en la lista. Aunque se puede comprender: Müller
realmente muy interesantes. El primero decía: «El siempre permaneció en la sombra, pero Kaltenbrun-
día X deben someterse al aislamiento Kaltenbrun- ner hace tiempo que pende de un hilo, pues -~s
ner, Pohl, Schellenberg, Müller.» El apellido Müller ampliamente ~onocido en el mundo. Lo perderá su
había siqo tachado con lápiz rojo. Schellenberg anotó vanidad, yo siempre lo pensé .. A mí · me perdió· el
· el hecho en una pequeña tar.jeta de las que siempre deseo de ser necesario al Reich. Pude ser necesario,
tenía en el bolsillo y en su mesa para hacer notas, y pero averiguando los secretos en nuestro país y en
le añadió · un gran signo de interrogación. «Debe el extranjero. Aquí radica la paradoja de . nuestro
admitirse -se agregaba en el documento sin firma y Estado: mientras más le quieres ser útil, más te
sin destinatario- que el aislamiento de los mencio- . arriesgas; las personas como yo no tienen derecho a
nados dirigentes de la Gestapo y la SD sería una llevarse a la tumba fos secretos que ya se han con-
acción especial para desviar la atención; La búsque- vertido en secretos personales. Entre la vida y lá
da de los dirigentes aislados. que tierien responsabili- muerte natural se formaría una extensión de tiem-
dades específicas, ocuparía las mentes de todos los po en que yo pudiera comunicarle· a alguien esos
interesados · desde un punto de vista operativo y secretos. A las personas como yo ·hay que cortarles
estratégico.» la vida de modo repentino y rápido... Como a Hey-
Luego seguía una lista de 176 personas. drich ... »
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Releyó con mucha atención los ·apellidos de los
hombres incluidos en la lista· de «aislamiento». En-
contró a muchos colaboradores suyos. Bajo el nú:
mero 142 estaba el Standartenführer SS Stirlitz.
El hecho de que. Mi.iller hubiera sido borrado· de la
lista y Stirlitz permaneciera en ella evidenciaba la
terrible prisa y caos que reinaban durante la evacua-
ción del archivo del partido. Las instrucciones de
alterar la lista habían llegado de Bormann dos días
antes; pero, al parecer, el apellido de · Stirlitz no 13-111-1945. (17 h. 02 min)
había sido encontrado ·o tal vez habían sido revisa-
das sólo las primeras páginas de los documentos
donde se señalaban los hombres más conocidos. Esto ,-¿Qué ha pasádo? -preguntó Stirlitz cuando Mü-
había salvado a Stirlitz, no del «aislamiento» en el ller regresó al sótano.-..Estaba preocupado... .
futuro· a manos de los hombres de confianza. de -Correcto -convino Müller-. También yo estaba
Bormann, sino de la «liquidación» -por los hombres preocupado.
de Scheilenberg. Ellos lo hacían mejor y más rápida- -Ya he recordado -dijo Stirlitz.
mente: era su oficio ... -¿Qué precisamente?
-Por qué mis huellas pudieron aparecer en !a
maleta de la rusa ... Por cierto, ¿<;lónde está? Pensaba
que usted quería hacernos un careo ...
-En el hospital. La traerán pronto.
-¿Pero qué le ha pasado?
-A ella nada. Simplemente que para hacerla ha-
blar, Rolff se excedió con el niño ...
«Miei1te -comprendió Stirlitz-. No me habría me-
tido en este sótano, si Katy hubiera hablado. Se acer-
ca a ia verdad, pero miente.»
-Bueno, no hay prisa por el momento ...
-¿Por qué -«por el momento»? -preguntó Mü-
ller-. Tenemos tiempo.
-Por el momento -repitió Stirlitz-. Si le intere-
sa realmente esta historia de la maleta, lo he re-
cordado todo. Me ha ·costado algunas canas mas, pero
la verdad siempre triunfa, lo creo sinceramente.
-También lo creo así y me alegra nuestra coinci-
dencia de convicciones. Háblame de los hechos.
-Debe usted llamar ·a · todos los policías que for-
maban un cordón . en Bayoreterstrasse. Me detuve
allí y no me dejaban pasar, no obstante mi botón del
SD. Entonces di la vuelta por Kopenickstrasse. Allí
también me pararon. Había un embotellamiento. Fui
a ver lo que estaba pasando y dos policías, uno jo-

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-¿Le han dado algo de comer? -,-preguntó Müller
ven, al parecer seriainerite enferirio, es· probable que
al regreso-. ¿Le parece bien· que comamos algo?
de tuberculosis, 'y su compañei;o, ' cuya cara', no ' re-
-No estaría mal --convino Stirlitz. ·
cu,e:do porqu~ estaba _cubierta de hollín, no me per- -He pedido que nos traigan algo de arriba.
m1t1eron pasar al telefono para llamar a Schellen-
-Gracias. ¿Ha llamado a la gente?
berg. Le mostré mi botón del SD y me encaminé al -Sí. . .
teléfono. Allí se encontraba una mujer con su hijo y
-Tiene mala cara ...
le ayudé a sacar de las i;uinas un cochecito. Después -Ah -Müller hizo un ademán-. Teng~ que ale-
~.lejé del fuego varias maletas .. Recuerde la fotogra- grarme de que esté vivo todavía. ¿Y por qué dijo
. f1a de la maleta que está en el· expediente, en primer que «no había prisa por el momento». ¿Por qué?
lugar. Segundo: compare el lugar donde la· encontra-
Hable, diga algo... ·
n:m con la dirección de la casa donde vivía la pia- -Después del careo -contestó Stirlitz-. Atiora no
n~sta .. Tercero: llame a los policías del cordón que tiene sentido. Si :mi.s palabras no se confirman, no
vieron cómo yo ayudé a esti;,. pobre gente a llevar sus
tiene sentido decir nada.
maletas. Si . cualquiera de estas circunstancias men-
cionadas resultara mentir~. deme una pistola. con una . Se abrió la puerta y el guardián entró con una
bandeja ~ubierta con una blanca servilleta almidona-
bala. No tengo otra salidá y no puedo demostrar mi
coartada con nada más. · da. En la bandeja había un plato con carne hervida,
pan, mantequilla y dos huevos en platillos azules.
-"-:-Hum -sonrió Müller-. ¿Por qué no? Vamos a
intentarlo. Todo 'parece muy lógico. Primero escucha- · :-En una celda así, en el sótano, me gustaría dor-
mir uno o dos días. Aquí no se oyen los bombar,
ríainos a nuestros alemanes y seguidamente conver-
saríamos con su rusa. · deos.
-Puede dormir un rato ...
· -Con .nuestra rusa -sondó. también Stirlitz-. ¿O
usted realmente cree que soy · un agente ruso? -Gracias ... -dijo Stirlitz sonriente.
-¿Y .por qué no? -dijo Müller....:.. Lo digo en se-
-Está bien, esta bien -dijo Müller.:_, ·no me coja
la palabra... · · · · · rio ... Me gusta como está portándose. ¿Quiere be-
Salió para llamar al jefe de la Escuela de Policía ber?
. -No, gracias.
· Obersturmba1111führer SS doctor Helwig, que vivía e~
Charlotenburgo; en la Schlosstrasse, en el mismo -¿Nun~a toma nada?
-Creo que usted sabe hasta el nombre de mi
local de la escuela. Stirlitz seguía analizando la situa-
coñac preferido. ·
ción: «l~cluso si hu_bieran obligado a hablar a Katy,
· -No se considere una figura parecida a Churchill.
porque el me ha dicho que han torturado al niño
Sé que él prefiere el coñac ruso a todos los demás.
Katy no lo habría soportado. De todos modos, algo h~
Bien .... Si no quiere, no ·tome, pero yo voy a beber.
pasado y no han logrado nada. No la han llevado a .
Realmente no me siento bien. · ·
ningún hospital, la habrían traído a este sótano si
todo hubiera salido como ellos querían ... Pero si ella
les dijo que me conocía, no puede ser· nada concre-
to. No conoce · 1:1i nombre y es ridículo que ignore
que_ soy ~n oficial de la SS: estuvo en mi despacho.
¿Donde vivo? Lo sabe. Pero yo hubiera podido decír-
selo. Conoce tni dirección, pero nunca estuvo en mi
c~sa. ·~espués yo tendría que mencionar a Bormann.
S1 hubieran detenido a Pleischner, no habrían espe-
rado tanto: en estos _casos la demora es. el fracaso
porque se pierde la iniciativa.» '

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¡BUSQUEN A LA MUJER!

Al oír los disparos, Katy comprendió en seguida


que había ocurrido algo terrible. Corrió a la salida,
se asomó y vio a Helmut'h que se contorsionaba eñ
s:.1, medio de la calle. Regresó al instante: su hijo estaba
· sobre un caJón y s,e movía constantemente. La niña,
· l . que mé;lntenía en sus brazos, parecía ·más tranquila.
! ;
Katy la acostó junto a. su hijo. Sus movimientos se
hicieron apresurados, le temblaban las manqs. « ¡ Tran-
) quilízate! -se ·dijo-. Silencio. ¿Por qué "silencio"?
1 - -pensó mientras corría hacia el fondo del sótano-.
No he gritado nada ... »
1 Caminaba en una completa oscuridad extendiendo
l las manos y chocando con las piedras y las vigas.
r Así jugaba a la· guerra en su casa. Los muchachos
.l siempre la aceptaban en sus juegos: tenía fama
'i'f;/ de ser una niña. valiente. Al principio era enferme-
\ ra, pero después Talik Tuter, del apartamento 6, se_
( había enamorado de ella. Él siempre era el coman-
: dante de los rojos y primero le dio el cargo de en-
1 . fermera, pero después ·ordenó que la llarparan «mé-
dico militar». Su estado mayor estaba en el sótano
¡ del edificio. Una · vez que se apagaron las luces en
·"- aquel sótano enorme, · parecido a un laberinto,. el
. _J;.,1:{:,,. jefe del estado mayor _empezó a llorar de miedo. Se
T" llamaba Igor y Talik lo había aceptado. en el desta-
. 1 · camento sólo porque tenía .buenas notas. «Para que
·· ¡ no nos digan- anarquistas -explicaba Talik-, necesi-
• 1· tamos por lo menos un alumno bueno. Además, lo
··1¡ he nombrado je(e del estado mayor. ¿Qué importan-
, cia podrá tener en nuestra guerra? Ninguna -dijo
. Talik-. Se sentará en el sótano y escribirá mis órde-
fJ
iil·- : 22·- DIECISIETE _INSTANTES
bib. estrella roja khalil.rojo.col@gmail.com DE UNA PRIMAVERA .
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nes. Los estados mayores tenían importancia para hierro frío y a<;:analado. Le llegaba un sonido extra-
los blancos, pero para los rojos una sola persona es ño que Katy había oído por primera vez en un des-
importante:· el comisario.» Cuando lgor se echó a filadero de montañas por donde corría un riachuelo
llorar, se hizo silencio en. el sótano y Kati~ sintió tempestuoso, límpido y a:tuL Al principio Katy pen-
que Talik estaba _realmente turbado. Lo .oía resoplar só que el ruido procedía: de· su propia cabeza por
sin decir nada. lgor lloraba desgarradoramente. Al- el fuerte golpe que se·· había dado, pero cuando la
guien más . del estado mayor comenzó a sollozar. levantó, el ruido cesó o más bien se transformó. Re-
«Silencio -gritó Talik-. Ahora los sacaré de aquí. pentinamente lo comprendió: había caí~o contra I:3
-¡ Quédense donde están; no se dispersen!» Vo!vió a tapa qúe cubría la entrada del alcantarillado. Desli-
los diez minutos cuc;tndo ya se había encendido la zó las manos sobre el hierro acanalado para cercio-
luz. Estaba cubierto de polvo y se había roto la rarse de que tenía razón. Envin le había hablado
nariz. «Apaguemos la luz -dijo-, hay que aprender sobre el poderoso sistema de alcantarillas de Berlín.
a salir sin luz: para el futuro, cuando comience la Katy dio un tirón a la tapa: no cedía. Comenzó a
verdadera guerra.» «Cuando comience la verdadera tantear el piso alrededor y encontró . 1:1n pedazo de
guerra -dijo el jefe del estado mayor Igor-, pelea-. hierro herrumbroso. Con la ayuda del hierro logró
remos afuera y no en sótanos.» «Tú te callas la al fin mover la tapa y apartarla. El sonido, que an-
boca. ¡ Estás destituido! -contestó Talik-. Las. lá- ,;;.;..., tes se oía remoto debajo de la tapa metálica, ahora
grimas en la guerra son una traición al pueblo. ¿Lo ·:-:Í/1·:·· se escuchaba perfectamente desde la profundidad.
comprendiste? ¡ Eres un cobarde!» Cuando los sacó · Aquel desfiladero azul en las montañas por donde
a todos. de aquel sótano oscuro, Katia lo besó por L caminaban Georgui Smetankin, Mijail Velikov, _Er-
primera vez. ·· 1 win y ella, cantando una y otra vez aquella canción:
«Él· nos condujo a lo largo de la pared -pensaba . / «-Lejos; muy lejos, más allá de los mares una pared
ella-, todo el tiempo tocaba la pared con las ma- 1 de oro encontrarás ... » .
nos. Pero él tenía fósforos. No. No los tenía. ¿Cómo 1 Hacía calor en el desfiladero invadido por el fuer-
iba a tenerlos? Tenía 9 años, no fumaba.» 1
te olor de las agujas de pino. Los bosques allí eran
Katy volvió la cabeza. Ya no veía el cajón donde ! azules, de pinos solamente. Ellos iban sedientos por
estaban los niños y delante se extendía la misma / la abrupta s~tbida entre guijarros grandes y agudos
oscuridad impenetrable. La sobrecogía el temor de •;~}, y no había agua. El desfiladero debía conducir a
perderse, de no encontrar el camino de regreso, y '; ( un lugar cubierto de nieve, de modo que por allí
los niños estaban sobre un cajón y su hijo a punto : tenía que recorrer uri río, pero no había agua, sólo
de llorar, porque ya seguramente tendría los paña~ : \ viento estremeciendo los pinos con un suave ruido
les mojados y despertaría- a la niña y sus voces se 1 · que el gran silencio dilataba y después guijarros ya
oirían en ·la calle. Comenzó a llorar en su desampa- i no blancos y secos por el sol, sino negros, y a los
ro, sintiéndose extraña e inútil eri este· mundo. Se · ! diez minutos · oyeron un rumor lejano y vieron un
volvió y decidió regresar apretándose contra la pa- .: riachuelo entre las piedras Y- después caminaron a
red todo el tiempo. Quiso apresurarse un poco más, .--~ fo largo de un río azul y furioso que tronaba en todo
pero un ·pie tropezó con un tubo y perdió el equili.,,A,);~, el ámbito y sintieron frío en los pies; allí estaba la
brío. Extendió los brazos y cayó cerrando los ojos, }f nieve. Y cuando -continuaron la subida, volvió a ha-
Por un instante vi,o surgir ante ella miles .de luceci- __,- . cerse el silenció, porque el río surgido de la nieve
tas verdes; despues un agudo dolor en la cabeza le · 1 derretida estaba debajo, y a medida que ellos su-
hizo. perder el· conocimiento. · ·-¡· bían cada vez más alto hacja la quietud· de las nie-
No podía recorda_r el· tiempo que estuv_o _tendida·_··.· ves, los invadía un sentimiento desconocido, solem-
en el piso; si un minuto o una hora. Abrió" los ojos ne y elevado, en medio de este silencio de nieve, sol y
y oyó un ruido extraño. Su oreja izquierda sintió un -JJ¡,,, vacío... ·
338 .if 339
.'j .
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. ~f}'
El detective canos0 encendió la linterna y su rayo ,]<.ai:y escuc.haba las voces de los policías que es-
agudo atravesó ia: oscuridad 'del sótano. taban arriba, sq.bre su cabeza. Np entendía lo que ha-
blaban porque allí bajo sus pies retumbaba el agua .
.~i:i.
-Dígame; ¿los dos SS fuerón · matados con- una:
,
'f' . Es~aba ~obre un. tubo con los niños en los brazos y
la mv8:d1a un miedo. mortal a perder. ~l equilibrio y
caer. con ellos en esta. agua suc.ia 'y tµrbulenta. Pero
misma pistola o tiraron dos persoti'as? -preguntó
a uno de sus .acompañantes. · . · mientras escuchaba las voces .sqbre. su cabeza lo de-
-He llamado al laboratorio -,-contestó alguien.;_. cidió: «Si abren la tapa, m~ tiraré allí abajo. Así
Todavía rio 'están listos los datos. . • ·· · será mejor para todps.,1. Sintió. que el. niño comen-
za_ba a, moverse.,. Pronto comenzaría á, llorar. y ella
-Y luego dicetr qrie en la Gesiapo todo se hace
en un minuto. Que ·charlatanes sori. A: ver, que af- no . pod1a hacer nada p_ara ·calmarlo.. Tenía que man-
guien mire, tengo mala vista, ¿son' huelia.s o no? tener el equilibrio. ' . . '.'
~Hay poco polvo.:. Si esto hubiera ocurrido en.
verano... . , ..
-Si hubiera ocurrido en' .verano y ··si tuviéramos r -l)iaJ;>l<;>s -dijo el can,osc,:i-, los fósforos están hú-
i _medos. ·
un perro y el perro tuviera el guante de esta müjer
que se ha escapado a los SS, la encontraría en segui- -:-Tengo ún encend~dor..
da ... ¿Y esta colilla? · · -Gracias ... La pi~dra de mi mechero se gastó y
-Es viejá. ·Observe qÍ.te ·está como una piedra. un pedacito se ,trabó debajo de la, tuerca y no puedo
-Tóquela, tóquela. Una cosa es· ver y· otra tocar, sacarla. La vist.a me falla.
pero en nuestro oficio hay que toéárlo todo. Gracias -Déselo a un mecánico.
a Dios que Günter vhría solo. ¿Cómo !'e hubierán . -Lo he buscado por t¿das partes· -contestó el ca-
podido comunicar. á mi Mária · que ·estoy · tendido noso dévolvién.dole. el .encendedor-, en tocio Berlín
muerto y frío en el piso de la· morgue? · nó ha quedado ninguno. Todos están en 'el frente.
El tercer detective. se acercó. Había revtsado todo -Si quiere, yo puedo hacerlo.
el sótano' buscando otras salidas. ~racias, amigo ... .Me hará un gran favor.
-¿Hay algo? -preguntó el canoso. -¿Seguimos buscando? · ·
-Allí había dos salidas, pero están obstruidas. -Sí. Hay que v~rlo . P.ara qué después no nos re-
-¿Con qué? · muerda la conciencia. ·
-Con ladrillos. Echaron a andar de nuevo.
-¿Hay mucho polvo?
-No. Igual que aquí, piedras rotas, ningún polvo.
··-Entonc·es, · ¿no ha\i huellas? El niño comenzó a llorar, al princ1p10 con uri llan-
-¿Huellas en las p·iedras rotas? to apenas perceptible, pero a Katy le pareció tan fuer-
-Vamos a revis.ar otra vez, por si acaso. Estos ca- te que todo el mundo habría podido oírlo. Entonces
nallas son muv astutos. ...,~, se inclinó sobre él cuidadosamente y empezó ~ su-
Echaron á ~ndar todos, hablando en voz baja y ,Á;,: ;,{'f, surrar una canción de cuna, pero el niño continua-
alumbrando con la linterna los más oculto·s _rincones :¡ · ba llorando _cada v~z más al~o ..
del oscuro ,sótano Heno de ladrillos y vigas. El cano- ¡ -Calla, m1 amor -susurro .Katy-, por favor, no
so se detuvo y sacó un cigarrillo.
1 ¡
llores... ·
«Tiene hambre -se dijo-. Seguirá gritando has-
-Espere --dijo-, vov a encender el cigarro.
Estaba. parado encin{a de la tapa metálica.
l
¡
ta que.~e dé. el_ ;pecho, pero! ¿cómo puedo dárselo?»
La nma contmuaba dormida y allí abajo, en la re-
,.Z? mota oscuridad, retumbaba el agua.
'y 341
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.~JI
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o'iJ
«En algún momento tendrán que irse de aquí -No, no lo vi. Si lo _hubiera visto me, habría acor-
-pensó Katy-. Ayúdame, Dios mío.» ,1 dado. . .
\ El_ segundo policía tam,poco reconoció a nadie; El
"'~ séptimo era e.l policía enfermizo y joven, posible-
Müller, Scholz y Stirlitz ""estaban sentados en el des-
pacho vacío del investigador Holtoff en sillas ali- ·· · !
'y mente tuberculoso qlle había visto a -Stirlitz.
; «Si _Müller creyera éonvenieníe acabar conmigo 0
nea.das a lo largo de la par<::d. E,l Obersturmbann- s1 ~uv1era pruebas. e~actas y directas, de Katy y de
führer Eis.mann abrió la puerta e hizo pasar a un j Ple1schner, se habna portado de modo. diferente.
policía. i Se encuentra en una escrucijada. Está buscando. No
-¡ Heil Hitler! -gritó el policía al ver a Müller j tiene un plan premeditado. Eso está a favor mío.»
con su uniforme de generaL ,1 -¿Ha visto usted alguna vez a estos hombres?·
Müller no contestó. Apenas disimuló una sonrisa. ~;?' -preguntó Eismann .
. En el experimento de identificación no podía invitar 'º ~No, creo que no ... ,
a .otros funcionarios de la Gestapo para no arrojar Í -¿Estaba usted en un cordón en Kopenickstrasse?
la sombra de una sospecha anticipada sobre Stir- / ....;.Ah, sí, sí -dijo eL policía alegremente-, este
litz. Por esta razón, había decidido llevar a cabo I señor .me mostró su botón del SD. Lo dejé pasar a
los careos, o más exactamente, la identificación con f'\ las rumas.
fos tres hombres que estaban al tanto de lo ocu- ' -¿Le pidió que lo dejara pasar?
rrido. \ -No... Simplemente me mostró su botón. Iba en
-¿No conoce a ninguna· de est~s tres personas? i coche Y yo no dejaba pasar a nadie ... A él lo dejé: ..
-preguntó Eismann al polida. , ~e:-º· ¿qué pasa~ -;dijo súbitamente asustado el po-
. -No -contestó el policía echando una mirada te- / hc1a-. ¿N? pod1a el hacerlo ... ? Sé que hay· una or-.
merosa a ·1as medallas y la Cruz de Caballero en la 1 den de deJar P,asar a todas partes a los miembros
guerrera de Mülier. /I del SD y la Gestapo. . ·
-¿Nunca ha visto a ninguna de estas personas? -Podía hacerlo -dijo Müller, levantándose-, no
-No recuerdo haberlas visto jamás. 1, . ~s un enemigo, no se preocupe... Trabajamos todos
-¿No pudo haberlas vi'sto de pasáda, durante los . , Juntos ... ¿Buscaba. él a una mujer recién parida?
bombardeos, cuando formabl:\ parte del cordón al-. :'h:, -No ... A la mujer ésa se la habían llevado la no-
rededor de las casas destruidas? '.If.i/ che antes y él vino por la mañana.
· -Mucha geríte uniformada venía a ver las ruinas: J -¿Buscaba él las pertenencias de esta infeliz?
No puedo acordarme de nadie ert particular... ¡' _¿Usted lo ayudó?
-Gracias -dijo Eismann-, diga al siguiente que 1 -No .. -El policía frunció la f~ente-. Recuerdo
pase. 1 que ayudó a una mujer a llevar un cochecito... Un
Cuando el policía hubo salido, Stirlitz dijo: cochecito de niño ... Yo estaba cerca ...
-Así :,OJamente reconocerán al Reichsfi.ihrer. Su 11 -¿Ella estaba junto a sus maletas?
uniforme los confunde. ., -¿Quién?

-Entonces dígales por lo menos un lugar concre-


i"' .
-No importa, no confundiré a nadie -contestó ,j; '~(!;. -La mujer.
Müller-. ¿Quiere que esté sentado aquí desnudo? -No recuerdo._ Creo q.ue allí había varias maletas,
pero. no recuerdo exactamente. Me acuerdo del co-
to -pidió Stirlitz-. Les es difícil recordar algo. checito, porque estaba roto y este señor ayudó a po-
Est~n en las calles diez horas diarias y para ellos i nerlo en la acera opuesta. · .
todos los hombres tienen la misma cara. 1 -¿Para qué? -preguntó Müller.
-Está bien -convino Müller-, · puede ayud;u- . 1 -Allí había más seguridad, porque los bomberos
los ... ¿Se acuerda de éste? .L estaban en nuestra acera. Tenían mangueras y hubie-
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,_:1tL··
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ran podido estropear el cochecito _Y el nm~ se h~:
bría quedado sin lug~r donde do~m1r. ~ muJer, baJo ~1a mesa del Reicllsfüh,·er después de que Schellen~
él cochecito al refug10 y acomodo al mno Y alh dor- berg las haya: visto .. Entiendo que usted debe cum-
mía. Yo lo vi... plir las órdenes del Reichsführer. Incluso si están
-Gracias -dijo Müller-, usted nos ha ayudado inspiradas por su amigo y mi jefe. Me gustaría creer .
mucho. Puede retirarse. que el chófer de Bormann fue de.tenido por la Gesta-
Cuando el policía se marchó, Müller le dijo a Eis- po según una or;-den superior directa. Estoy seguro
mann: de que a usted le ordenaron detener a ese hombre.
-Diga a los demás que se vayan. Müller miró perezosamente en los ojos de Stirlitz·
-Debe haber otro más viejo -dijo Stírlitz- que y sintió que se le había hecho un nudo en la .gargan-
también podría confirmar. ta. Esperaba cualquier cosa· menos esto.
-Está bien, esta bien -dijo Müller haciendo una -¿Por qué cree usted ... ? -comenzó a decir, pero
mueca-. Es suficiente. Stirlitz lo interrumpió.·
-¿Y por qué no han llamado a:Ios del primer cor- -Obergruppenführer, le han ordenado que me
dón, cuando me prohibieron pasar? comprometa. Con cualquier método,· con. cualquier
-Eso ya fue aclarado -dijo Müller-. Scholz, ¿ha gente, con cualquier combinación, para que yo no
coincidido todo? pueda ver más al camarada Bormann. Vi cómo us-
. ~Sí, Obergruppenführer. Los datos .de Helwig, que ted planeó el día de hoy: hubo de todo menos· su
ese día hizo ·1a 'distribución de las patrullas en coor- entusiasmo, porque usted ha comprendido perfecta-
dinación con el servicio del tránsito, ya han lle- mente a quién le sería conveniente y a quién no el
garlo. . . . . poner fin a mis entrevistas con Bormann. ¿Por qué?
· -Gracias ~dij9 · Müller-, pueden retirarse tod~s. Podré responderle, pero a mi regreso. Ahora no ten-
Scholz y Eismann se dirigieron a la puerta. Stir- go tiempo. A las cinco me espera Bormann. No creo
litz los siguió. que le sea provechoso eliminarme.
-Stirlitz -dijo Müller-, le ruego que se quede -¿Dónde se entrevista ustecl. con Bormann?
un momento. -Junto al Museo de Historia Natural.
Esperó que Eismann y Scholz se alejaran, ;encen- -¿Quién va a conducir? ¿El· otro chófer? .
dió un cigarro y se acercó a la . mesa. Se babia sen- -No. Nosotros sabemos que ha sido reclutado
tado en el borde. To<ios los funcionarios de la Ges- por Schellenberg a través de la Gestapo.
tapo imitaban esa costumbre. -¿Qué quiere decir con «nosotros»?
-Está bien, los detalles coincide.n Y yo creo en -Nosotros: los patriotas leales a Alemania y' al
los detalles -dijo-,-. Ahora dígame una cosa: ¿dón- Führer.
de está el pastor Schlag, querido Stirlitz? -Irá a la entrevista en mi coche para su propia
Stirlitz .se volvió a Müller con cara de asombro. seguridad _;_dijo Müller.
-¡ Tendría que haber empezado con esa pregunta! 1 -Gracias. .
-exclamó bruscamente. . ;-.. -Lleve una grabadora en el portafolio, grabe toda
-Sé muy bien por dónde tengo que empezar, Stir- ...4\)4-)a· conversación con Bormánn y discuta el destino
!itz. Comprendo que usted ha pasado un mal rato, '·¡·' del chófer. Tiene razón: me obligaron a detenerlo
pero no debe olvidar su tacto... y aplicarle el interrogatorio de tercer grado. A su re-
. -Obergruppenführer., me permito hablar con us- ·1 greso escucharemos la grabación juntos .. El coche lo
ted abiertamente. esperará allí mismo,. junto al museo.
_:_¿Usted se lo permite? ¿Y yo? -· -Es poco razonable -contestó Stirlitz, pensando
-Obergruppenführer, comprendo que todas las I rápidamente en el giro que pudiera tomar la situa-
conversaciones telefónicas de ·Bormann se ponen en ,t ción-. Vivo en el bosque. Tome mi llave. Espéreme

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f,f allí. Bormann me llevó a casa la otra vez; si el _chó-

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t:l
. 19 h~b-ietá 'toA_{esacio, ·. ,jo 'imagi°'o qué'. tisted rt<:f no-a~eri~anos, germano-ingleses, · germano-brasiléii.os
ha Sido detenido. Himmler no podría' desvanecerse
me hat,rüi. rna,ftfr.i~ado durante estas .siete horas .•. '.
· ~Nuncl;i ~¡:( .s,*be, a_ lo mejor hubiérá t~nido ·que . en este mundo. Bormann sí. Piénselo también. y ex-..
. cumplir una <>i:den y Ím m.ártfrio habríá' 'terÍnirtado pJíquele, hágalo con muchó tacto, que de los profe-
hace ·siete_ h9tas ~jo.MüUer. . ·._ ·• ·_· ·. . .·...·· • .• s1onales, cuandc;> tod9, y muy pronfo, termine en una
+-Si ·estó hubiera. ocµrrido, •Obergrup'perzführér, 'U~~·· derr?~ª· no podrá prescindir. La mayor parte de 'los
ted habría' quédi:\do cata a' cara con muchos eném:i~- depos1tos hechos en l~s Bancos extranjeros está. -
gos, a,quí,'~ñ' este_edifiéio, y no esi:oy seguro' de ·que controlada por los ·aliados. Bormann tiene cien ve-
hubiera vencidq.' : . · · .•· . ..· . .' -•- · ces ·más y nadie lo sabe. Al. ayudarlo a derrotar aho-
Cuando ya estabá.junto a la puerta, ·Stirlitz pre-. ra a sus enemigos, pídale garantías para su futuro
guntp:. .•. • . · ._ · , · . · ~!irlitz. El oro de Himmler es una:. tontería y un~
. ..,,-A_ própó,sito, en el plan que he preparado nece~ rnsensatez. Es la cobertura del oro de Bormann
sito· a la rusa,· ¿Por ·qué no la' ha ttáíclo? Además; - _Hitler sabía perfectamente que el oro de Hiininle;
. ¿pói: qué ese _truco tan extraño con el mensaje ci- no podía someterse a ningún control y que serviría
frado?. . . .. ' . . .. . . . . . ª. fmes .inmediatos y tácticos. Pero el oro del par-
.::.:.No es tari exti:año cóino cree. V~mo~ a interca~- t1_d?• el o~o de Bormann, no será para los agentes
' biár. impresiones en su.,casa en Babelsberg después p101osos m para los chóferes reclutados que les traen .
de su conversación con. Bcírmann .. · · a las mujeres. bajo las cámaras fotográficas de Sche-
• ..;.;;.¡Heil'Hitler! ~ijo Stirlitz. llenberg, sino para cientos de miles ·.de intelectuales
.....a.Basta ~gruñó~ Müller-,. ya ine zuinban los oídos;,. que a medida que pase el tiempo comprendan que
~No· entiendo.~: -Si:irlitz Se. detuvo como si hu- e!l ~}mundo no .hay otrocamino que el naciÓnalsó-
biera -t:hocádó ' contra .un obstáculo. Tenía· la niano cuihsmO', El oro del partido es el puente hacia el fü.
en la sólida aldaba de· cobre inscrustada en ta· ma~ turo, es la llamada a nuestros 'liijos, que ahora de-
dera negra de -la puerta, · nen ll:1 mes, un año o. tres años. Los que ahora tie-
-Vamos, vamos, que usted entiende todo perfec- nen diez años no nos necesitan ni a nosófros ni· a
tamente. El Führer no es capaz de tomar decisiones nuestras ideas. Ésos no nos perdonarán el hambre
y no hay que mezclar los intereses de Alemania con Y los bombardeos. Pero los que todavía no tienen
la figura de Adolf Hitler. uso de razón, hablarán de nosotros como de una
-Se da usted cuenta de que... . leyenda y una leyenda debe alimentarse, deben crear-
-Sí, sí, sí. ¡ Me doy cuenta! Aquí no hay grabado- se los narradores que empleen nuestras palabras de
ra,s y µadie lo creería si repitiera mis palabras; otro modo, el modo en. que vivirá la Humanidad
además, 9sted no se .atrevería a reptirlas. Pero us- dentro de veinte años. Tan pronto en .algún sitio eri
' ted mismo, si rio está llevando a cabo un juego más vez de decir simplemente «Buenos días» se comien-
sutil. que el que quiere imponerme, debe darse cuen- ce a decir «Heil», agregando algún nombre; ésa será
ta. Hitler ha llevado a Alemania a la catástrofe. No la señal .de que allí nos esperan y . por alíí comeríza-
le \reo salida a la situación creada. ¿Entiende? ¿No? i;emos nuestro gran renacimiento.. ¿Qué edad tend:rá
Siéntese, siéntese,; Le· quedan veinte minutos y. el usted en 1965? ¿Cerca de setenta? Es usted un homa
viaje durará cinco o siete minutos a lo sumo. ' bre dichoso, vivirá y jugará su partida: setenta años
¿Cree usfod que Bormann tiene su propio.plan .de es la edad flo~ida de los políticos. Pero entonéés yo·
salvación? ¿Este plan· es diferente de los ·planes .del . ya t:ndría casi ochenta ... Por. eso. me preocµpan los
Reichsfilhrer? Piénselo;;. Todos.los hombres de Him- ·_ próx~mos diez años y si usted -quiei::e hacer su. apues-
en
rrilét el ·extrarijéro· están vigilacfos; Siempre les ta sm temerme, contando.·. conmigo,: acuérdese de
esto: Müller, .de_ la Gestapo, és un hombre viejo y
há exigido acc~ones, pero no los ha ~uidado. Sin eni-
. bai:go; . nf urt . solo miembro ·.de. los institutos ge:rma, cansado. No . he acumulado din,ero sentado •. en este ·

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vayan. Y que 110 fornen en.. los cuartos ,ni quemen
~µa
siHón.• ·Quierp. v1v1r .i;ni vejez .;n algtín~ lugar, en alfomt>rn.s; con. stis cigarros. ·Transinitá .ª J:Odéls
pequeña finc:a con una· piscina azut y para.lograrlo /fas éstaciones 1 que deber1 deferier• a :cualquier mujer
estoy dispúesto a mostrarm,e activo. Otra cpsa: · por
supu~stc.< 119 debe dedrsdo a Jlorinann; pero se l.o
joven que lleve un. niño en lC>~ brazos Cualquiera, sin
excepciones. En cuánto vean 'a uria'· mújet con· un
digo. a ustécl: para mar~har de :Berlín a µna peque- . riiñd. redén nacido en los brazos, que la lleven a la
ña finca en el trópic;ó . no hay que apresurarse, Mu- · Policía, ¿Han 1J1ándado las,· fotps? ·
chos aduladores del . Führer huirán muy · pronto y .:..::..'SL . . . ·.... ._
no se escaparán .. , .. Pero cuandoen Berlín true,ne11. los
cañones rusos y los S?lclados péieen casa por casa;
Müller aptobo' con la Célbe:z:a; entró 'eii sudespa-
chó; abrió H.1. caja fuerte, saéó uná botella con vodka
·entonces•.·· uno. podrá •. marcharse ..(ranqi:Iilai;nente si.n campesina de Bavierá y bebi6dbs grandes tragos
tirar la púerfa ... Marcharse y llevarse el secret9 cl~l . directamente de la botella.,
oro deLpartido que sólo conocen Bormann y el Füh-
rer. Cuando el Führer pase al otro mundo, habrá
que hacerse indi!'¡pensable . a Bormann, . porque éste Kafy ·sintió qúe sus pies cómeriz.ahán a. entúmecer-
•se>convertirá én el Montecristo del siglo xx. En es- se. La níña había despertado y ahora lloraba con el
tos momen.fos sé desarrolla la lucha por la pacien- Estaba segura de que arriba:· en el sótano, no ·
. cia,. Stirlitz,. pern la base . es la_ misma... Una !:>ase ·los oído;·· Recordó.· que sólo- pudo éscuchar .el
humana y maravillosa ... Váyase, Scholz le entrega- ruido del agu,a cuando cayó sobre la tapa de hierro.
rá.la grabación junto al coche ... Y bien, ,¿qué dice? Pero. el miedo le impedía abrirla. y salir. Imaginaba
No le creer,ía si me dijera, que está. convencido de hasta los ínfimos detalles de cómo émpujaría la
qtie Hitler vencerá. Piense en mis palabras durante tapa con la cabeza, cómo colocaría a' los niños sobre
el trayecto. Y advierta que. lo he reclutado en cinco las piedras y cómo extendería las manos y ·descan-
· minutos y sin truco alguno, De Sc:hellenberg habla- saría por lo menos, ún minuto anles de salir. Pero
remos hoy con más calma. ,Pero debe decirle a Bor- decidió posponer la m,aniobra un poco más, obli-
mann que sin mi ayuda directa no triunfará en Suiza. gándose a contar hasta setentá. Cuando comprendió
-En tal caso -contestó Stirlitz lentamente-, lo que empezaba a apresurarse y a engañarse a sí mis-
necesitará a usted y yo me convertiré en un estorbo ... ma, se detuvo y empezó a contar d~ nuevo. En su
-Bormann comprenderá que, sin usted, yo no po- primer año en la Universidad asistió a un curso es-
dría hacer nada. No tengo mucha gente en el depar- pecial: «Revisión del lugar del suceso.» Recordaba
tamento de su jefe ... a los investigadores de Pelrovka ( 1) que les enseña-
Cuando Stirlitz se hubo marchado, Müller estuvo · ban cosas en la práctica y exigían que se prestara
largo· rato solo sentado en el despacho de. Holtoff. a cualquier pequeñez. · Instintivamente, como un ani-
Estaba enc9rvado, la cabeza inclinada contra el pea mal astuto, ella cubrió la tapa metálica con piédras
cho las manos colgadas a . lo largo del cuerpo. Mo- antes de colocarla en fa· boca de entrada de la al-
me~tos después·. se levantó- pesadamente y se dirigió cantarilla. Lo ·hizo dificultosamente; con la mano
a-su oficina. -.Al pasar por la mesa de Scholz, le derecha, mientras mantenía agarrados a los niños
guntó:• con la. izquierda. ·
'-'-¿Qué hay? «¿Qué tiempo habrá pasado? -pensó-. · ¿ Una
-Han peinado todo el barrio sin encontrarla ... hora? No, más; O tal vez menos; Ya no entiendo- nada.
~¿Qué· dice11 los hombres desde la casa de Stir- Lo · mejor es 'abrir y si todavía están ahí o han de-
·litz? . .
~Nadie llamó, nadie vino ... (1) 1.:a calle donde se cncUentra la Dirección de Inves-
-Que se queden un rato más. Cuando el automó- tigación Criminal de; la URSS. -"f:I. del T.
vih de' Bormann se dirija= a Babels_berg, dígales que
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jada a .alguien, daré. un paso hacia abajo y todo .ne,cocida con hierbas. buenas. ¡Ají! ¡Col! ¡Nabos!
habrá terminado de una vez.» Así la eternidad entrará .en ustedes. ¡ Yo .puedo vi-
De pronto,. como si fuera en una fotografía, vio vir un millón de años! Sí, sí, yo sé que ustedes me
de nuevo el cuarto y el charco de sangre junto al creen ·.un charlatán.. No,· simplemente me permito
cúello de Rolff y sus dedos moviéndose lentamente, · razonar cori m·ás audacia que sus médicos conserva-
tratando de arañar el piso y cerca de aquellos dedos dores. ¡ Las enfermedades no existen! ¡ Es ridículo
lentos que se movían extrañamente había visto la curar las úlceras o lá tuberculosis! ¡ Hay ·que curar
negra funda de la pistola... Pero . entonces no pen- las ,células!· El fundamento de la eterna juventud es
saba en esa funda negra, solamente pensaba en el Ia dieta, la respiracióri y . la psicoterapia. Si usted
niño que estaba en la mesa, junto a la ventana abier- alimenta bien la célula, base de todo lo vivo, y Ie
ta. «¿Y de qué me .serviría una pistola? Con sólo da oxígeno y la mantiene con un entrenamiento sa-
dar un paso hacia abajo, todo terminaría también bio, la hará su aliada en sus ·conversaciones con
rápidamente. La pistola. no me hace falta ahora.» ella y con los demás miles de millones de células que
Empujó la tapa con la cabeza, pero no cedió ni determinan . su sustancia. Entiéndalo, ningunó de ·
un milímetro. Hizo otro esfuerzo . tensando las pier- nosotros· es un ser débil 1sometido al poder de la ca-
nas y empujó una vez más. «Ellos estuvieron pa- sualidad y de las circunstancias, sino el líder de uno
rados encima ,:...pens~. por eso ahora es tan difícil de los Estados rriás razonables qué existen bajo el
abrirla. No importa. El hierro es viejo y herrumbro- Sol: el Estado de miles de millones · de células. ¡ De
so, lo empujaré con la cabeza y, si no cede, liberaré sistemas estelares! ¡ Galaxias! ¡ Acaben de saber quié-
la mano izquierda, la dejaré descansar un. poco, nes son! ¡ Abran los ojos! Aprendan a respetarse a .
mientras . mantengo a los niños con la derecha y sí mismos· y no teman a nada .. Todos· 1os miedos de
después usaré la izquierda para empujar. Claro que este mundo son ridículos si uno entiendé el destino
lograré abrir. Ahora lo mejor es cambiar la niña para del hombre: ¡ ser hombre!»
la mano derecha. No la soltaré, no puedo soltarla. Katy trató de hablar con sus dedos. Pero los niños
$i es necesario, sostendré la frazada con los dien- gritaban cada vez con más fuerza y comprendió que
tes, pero sólo en último extremó. Así podré descan- no le quedaba tiempo para conversar con su ejérci·
sar mi mano izquierda.» to de células. Levantó la mano izquierda que toda-
Desplazó cuidadosamente a la mna que lloraba vía estaba insensible y comenzó a empujar la tapa,
hacia el lado derecho y cuando intentó levantar la logrando al fin moverla un poco. Después, empujó
mano izquierda, comprendió que le era imposible: la con la cabeza y la tapa cedió. Sin mirar siquiera si
mano, entumecida, ya no la obedecía. había alguien en el sótano, Katy colocó a los niños
«No importa -se dijo Katy-. No es tan terrible. en el piso, salió y se acostó junto a ellos, exhausta,
Pronto se calentará y podré manejarla. Con la mano en ese límite de la persecución que tranforma a una
derecha sostendré a los niños. Son ligeritos. Pero si persona en un animal acosado ...
la niña no se moviera tanto; es más pesada que el
niño, más grande y pesada ... » . .
k.aty empezó a mover los dedos con mucho. cui- -La muerte sólo difiere de la vida en dos aspec-
dado. Se acordó de Un viejo vecino de la casa de cam- tos: volumen y movimiento. · El ser viviente habita
po. Alto, flaco, con un extraño brillo en los ojos un espacio cerrado mucho más· grande que un ataúd
azules. Venía a su terraza y miraba con de.sdén, mien- y tiene la posibilidad de ·abandonar de cuando en
tras ellos comían pan y mantequilla. «Es una locu- cuando ese espacio cerrado que puede llamarse casa,
ra -decía-, el salchichón es un veneno. ¡ El queso hogar, clínica para enfermos mentales, burdel o par-
también es veneno! ¡ Son los residuos nocivos de los ·1amento. O, al contrario, puede visitarlos. E.sa es ·
organismos! ¿Pan? ¡Es masilla! Hay que comer car- toda la diferencia que existe -le dijo al pastor el
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italiano alto y enjuto. Posiblemente· áa · muy viejo, corre peligro. Está en un país neutral.
pero se comportaba de un modo ostentosamente -¿Cree usted que en un país neutral no trabajan
joven-~ No temo parecer un cínico. La sinceridad· los agentes de la Gestapo? Pero es un detalle que
es la suprema, razonable y determinada sustancia del no tiene nada que ver con nuestra conversación. No
cinismo. Nunca he pensado en formular ideas, siem- soy norteamericano. Tampoco soy inglés ...
pre he creído en impulsos y emociones. -Lo he notado por su inglés. Lo más probable es
-Es triste escucharlo -dijo el pastor-, porque que sea usted italiano.
en estos momentos cada minuto en Alemania sig- -Sí, de nacimiento: Pero soy ciudadano de los
nifica fa muerte de más mujeres hambrientas y de Estados Unidos, y por esta razón puede hablar con-
niños indefensos que perecen bajo las bombas. Se _migo con entera sinceridad si tiene usted confianza
pueden hacer deducciones ilógicas en los días de en los señores que han organizado esta entrevista.
paz-, pero en los días en que se está sufriendo una El pastor recordó la copia de la conversación que ·
guerra, es terrible... Es cruel. le había mostrado Brüning. Dijd:
-Otra vez estoy en desacuerdo con usted: cada -Mis amigos que están en J\lemania consideran
día de paz está preñado de la guerra y, por el· contra- (y yo comparto su punto de vista totalmente) que la
rio, las horas terribles de la guerra demuestran que rápida capitulación de todos los ejércitos alemanes
se acercan los días de paz. Estamos viviendo en una y la liquida<;ión de todas las unidades SS salvaría a
parábola misteriosa. En la base de la historia se millones de vidas. Mis amigos quisieran saber con
encuentran las formas geométricas incognoscibles y qué Fepresentantes de_ los aliados debemos entrar en
hasta la diplomacia, esta profesión mentirosa, me contacto.
atrae ·por la sutileza de sus razonamientos matemá- -¿Se trata de la capitulación simultánea de todos
.ticos, cuando la contemplamos a una distancia de- los ejércitos del Reich en el Oeste, Este; Sur y Norte?
terminada. -¿Quiere usted proponer otro camino?
-Es ·difícil hablar- con usted sobre problemas vi- -N1:1estra conversación ha tomado un ·rumbo ex-
tales y para discutir problemas abstractos no tene- traño: son los alemanes, no nosotros, los que se
mos tiempo. Los señores que me prometieron ayu- interesan por las negociaciones. De modo que las
da, me informaron que usted tiene de algún modo condiciones debemos pon1::rlas nosotros también, ¿no
la posibilidad de ponerme en contacto con las per- es así? Para que mis amigos puedan conversar con
sonas de quienes depende el destino de millones de ustedes concretamente, debemos saber, como nos
alemanes. Si .pudiéramos acercar la paz, tan ansia- enseñaron los antiguos, ¿quién?, ¿cuándo?; ¿cuán-
da, aunque fuese un solo día, mucho se nos habrá tos?, ¿con ayuda de quién? En caso contrario, pu-
perdonado en el futuro. diéramos creer que usted, simplemente, es un agen-
-Primero quisiera hacerle varias preguntas~ te de la Gestapo, o un hombre desprovisto de ga-
-Con mucho gusto. Estoy dispuesto a contestar rantías suficientes, o un instrumento utilizado para
todas sus preguntas. . la información falsa.
-No hace falta que las conteste todas. Dejaría de -No soy político. Tar vez, tenga razón... Pero
creerle si me contestara todas las preguntas. ruego que crea en mi sinceridad. No conozco a
-No soy diplomático. He venido con una misión ... quienes apoyan al grupo· que me ha enviado a Sui-
-Sí, sí, lo sé. Ya me han hablado de usted. Mi pri- za, pero sé que el hombre que representa este gru-
mera pregunta: ¿A quién representa usted? po tiene una influencia considerable.
-Perdone, pero deseo preguntarle también: ¿Quién -=-Es w1 juego de ratón y gato. , En política todo
es usted? Yo hablaré con usted en nombre de gente debe acordarse desdt: el principio. Sólo las personas
que aún está allí, en el país de Hitler. La muerte -que leen crónicas sociales piensan que los políticos
los amenaza a ellos y a- sus familiares. Usted ·no se hacen trampas, ocultan lo más importante, fingen

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23- DIECISIETE INSTANTES DE UNA PRIMAVERA.
y mienten. Los políticos regatean porque para ellos norteamericanos con los SS, todo cuanto le había
no hay secretos. Lo sopesan todo, pre.guntan por la mostrado Bri,ining. El pastor se sabía incapaz de
mercancía y lo_ qué cuesta. Si regatean mal, los·· des- mentir: su cara siempre lo traicionaba.
truyen sus compañeros si representan a un Estado · El italiano, que era. uno de los funcionarios de la
totalitario, o no son electos en las próximas eleccio- oficina de Dulles, regresó a su casa: y estuvo· senta-
nes si pertenecen a las ·democracias parlamentarias.· do durante largo rato reflexionando antes de em-
Quisiera aconsejarle, y puede transmitirlo· a sus ami-. pezar a escribir .el informe sobre esta conversación.
gos, que no hablaremos· con ellos hasta que no se- «O este hombre no· es nadie -pensó el italiano-,
pamos a quién representan y su programa ideoló- y no •representa a nadie en Alemania, o es un agente
gico, en primer lugar, así como los planes que quie- muy fino. No supo regatear, pero tampoco me dijo
ren llevar a la práctica en Alemania si. les ofrecié- nada. Es. posible que. entienda más de lo que que-
ramos nuestra ayuda. ramos nosotros, que yo de lo que pued;m dese¡ir
· -El programa ideológico es muy claro: se ·basa ellos. Pero sus últimas pa_labras demuestran que algo
en el antinazismo. · saben ellos sobre las negociaciones con Wolff.»
-Es la primera etapa de una ideología. ¿Cómo
ven sus amigos la futura Alemania? ¿ Qué camino
cogería? ¿Qué consignas ofrecerían a los alemanes?
Si no me puede contestar por sus amigos, me gusta-
ría oír su punto de vista.
· ...:..Mi punto de vista será subjetivo -contestó el
pastor-. En todo ·caso, si temen a la orientación co-
munista, se equivocan. Pero en igual medida ·consi- ·
dero monstruosa la idea de la conservación de los
aparatos represivos del pueblo que existen ahora en
Alemania; aunque adopten una nueva forma.
-Entonces debo preguntarle: ¿Quién podría man-
tener al pueblo alemán en los límites del ordeh si
Hitler se fuera? ¿Los dirigentes de la Iglesia? ¿O los
comandantes reales de las unidades policiales que de-
cidieran romper con el hitlerianismo?
-Las fuerzas policiales están subordinadas en Ale-
mania al Reichsführe.r SS Himmler ...
-Lo sé ...
--:Entonces, ¿se trata. de mantener el poder de los
SS, ): .. que como usted cree, son los únicos que pue-
den evitar la. anarquía e imponer orden en el pueblo?
-Pero, ¿quiéri ha hecho semejante proposición?
Creo que ·:ese problema no ha sido discutido· todavía
en ningún lugar -contestó el italiano y echó una
mirada atenta al pastor sin sonreír: por primera vez
durante toda la conversación
El pastor se asustó. Comprendió que había habla-
do demasiado. Este italiano astuto podría sacarle
todo lo que sabía sobre las negociaciones de los

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13-111-1945 (20 h 24 min)

Katy no tenía dinero'pára el Metró y debía encon-


trar algún lugar con calefacción donde pudiera ali-
mentar. a. los niños y cambiarles los pañales. De no
lograrlo podrían morir, ya que durante muchas ho-
ras habían estado expuestos al frío.
«Hubiera sido mejor haber terminado con todo
esto por la mañana ~pensó Katy como si estuviera
muy lejos-. O ahí en el sótano»
La sensación de peligro .se había embotado en ella.
Salió del sótano y sin volver la cabeza se dirigió a
la parada del ómnibus. No sabía bien adónde iría ni
cómo compraría el boleto ni dónde· dejaría a los ni-
ños por .algunos minutos. Dijo al conductor que no
tenía dinero, que todo el dinero había quedado en su
casa bombárdeada. El conductor le aconsejó gru-
ñendo que se mirrchara a la oficina de refugiados.
Katy se sentó al lado de la ventana y sintió que se
hundía en la inconsciencia. Aquí era menor el frío
e inmediatamente tuvo ga·nas de dormir. «No dor-
miré ..;..ge . dijo=-.. No tengo derecho a dormirme.»
y se durmió al instante.
Katy sentía que la empujaban y la sacudían por
el hombro, pero no pudo abrir los ojos. Se sentía
abrigada y dichosa, y el llanto de los niños le llegaba
también desde·m1,1y lejos. ·
Veía sueños raros y en colores. Inconscientemen-
te protestó contra su sentimentalismo desprovisto
de gusto. Entraba con el niño en una casa· por una
alfombra azul, gruesa y mullída; ·el niño ya camina- _
ba solo, llevaba un muñeco vestido de rojo y los re-
cibía Erwin,. su mamá y el vecino de la casa de cam-

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po que pensaba vivir un millón de años ... se apoderaron de ella. Era un cambio rápido de co-
-íSeñora! -Al.guíen la había empujado tan fuer- lores: azul, blanco, rojo y negro, que fatigaban sus
. te que le hizo rozar· la cara con el cristal · frío-. ojos. Ella observaba atentamente este cambio impe-
¡Señora! tuoso de colores. «Seguramente mis ojos se mueven
Katy abrió lÓs ojos. El conductor y un policía debajo de los párpados -pensq--. Y esto se ve,
estaban a su lado en el ómnibus oscuro. como decía el cororiel Suzdalzev en la. escuela.» Se
-¿Qué? -preguntó Katy en un susurro, apretan- levantó asustada ·del banco. Todos dormían, las bom-
do a los niños-. ¿Qué ocurre? . bas caían en algún lugar lejario y el ladrido de los
-Alarma aérea -le dijo el conductor también en cañones antiaéreos y el trueno de las. bombas se oían
un susurro-. Vénga ... como a través de una gruesa capa de algodón .
-¿Adónde? .«Debo buscar a Stirlitz», se dijo y le asombró que
-Al refugio -dijo el policfa-. La ayudaremos a estuviera pensando tranquilamente, con. claridad y
llevar a ·los niños. lógica. «No -le advirtió una voz interior-, no pue-
-No -dijo Katy, apretando más a los niños con- des verlo. Ellos te han. interrogado sobre él». · «Sí,
tra su pecho. Yo los llevaré. pero ¿adónde ir? Lo mejor entonces es ir a la. Ges-
El conductor se encogió de -hombros, sin decir nada. tapo. 20ué haré en Berlín? Tengo que. buscarlo.»
El policía la tomó por un brazo y _la acompañó al re- «Así lo traicionarás a .él y te traicionarás a ti mis-
fugio. Dentro estaba cálido y oscuro. En algún lugar ma. Lo echarás a perder todo.» .
lloraban niños. Katy se encaminó hacia un · rincón. Katy durmió de nuevo media ·hora. Cuando abrió
Dos muchachos se levantaron del banco, y le dieron los ojos, ya se sentía mejor. Se tocó la frente: esta-
el asiento, · ba caliente. «Claro que me he resfriado. Tengo fie-
Katy colocó a los niños en el banco y se dirigió a bre .. Por ·eso tuve pesadillas. Pero ho es nada gravé.
una joven de las juventudes hitlerianas que hacía Nadie muere de un resfriado.»
guardia en el refugio. . De repente surgieron ante sus ojos aquellos nú-
-Mi casa ha sido destruida, no tengo pañales. meros: 42 7455 Empujó con el codo al joven ador-
Ayúdeme, por favor. · milado que estaba a · su lado.
La muchacha asintió con .la cabeza y se alejó ha- -Dígame, por favor, ¿hay aquí cerca algún te-
cia un rincón ·oscuro donde estaban sentadas muje- lófono?.
res con niños pequeños: debía ser· el lugar más segu- -¿Qué? -preguntó el muchacho, levantándose de
ro. La muchacha volvió en seguida con los pañales. un. salto.
-Tome, por favor -dijo-, hay cuatro. pañales y ,-Tranquilícese, no ,pasa nada -le susurró Katy-. ·
pueden servirle por el momento. Le aconsejo que Le pregunté si hay algún teléfono cerca.
mañana .por la mañana se dirija a la sección más cer- La muchacha de las juventudes hitlerianas debió
cana de avuda a los damnificados. , escucharlos. Se acercó .a Katy y le· ,preguntó:
Cuando -les dio de comer· a los niños, inmediata- -¿Necesita ayuda?
·mente quedaron. dormidos. Katy se apoyó contra la -No; no -contestó Katy-. No, gracias, todo está
pared y decidió dormir una media hora. «No puedo bien.
pensar claramente -se dijo..c-..:., tengo fiebre, creo En ese momento comenzó a aullar la sirena que
que me he resfriado en el sótano... Menos mal que indicaba el fin de la alarma aérea. .
ellos no se resfriaron porque estaban envueltos en -Ella preguntaba dónde .había un teléfono -dijo
las frazadas. Tienen· los piececitos calientes, bien el joven. ·
abrigados. Dormiré un poco y después pensaré lo que ' -En la estación del Metro --dijo la muchacha-.
debo hacer.» Está aquí cerca, al doblar fa esquina.
.- Nuevamente los sueños, pero ahora incoherentes, Katy le pidió a la muchacha de las juventudes hit-

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lerianas que cuidase a los mnos un momento y co-
rrió a la estación de Metro más cercana. Chispeaban
los charcos helados en la acera, junto a la cabina
abierta del teléfono publico. La luna llena era de un ·
azul pálido, rodea9a de un halo iridiscente.
-Los teléfonos no funcionan -le dijo un policía-.
Se han echado a pen;ler por la onda explosiva.
-¿Dónde podría encontrar uno que funcione?
-En la próxima estación... ¿Tiene· mucha necesi-
dad de llamar? ·
_;_g¡_ LO ABSURDO DE LA LóGICA
~venga. '
Elpolicía bajó con Katy a la estadón vacía del Me-
tro y abrió la pm:rta del. departamento policial. Stirlitz sólo veía su cuelio. Fuerte, con el pelo cui-
---'Llame desde aquí, pero, por favor, sea breve. dadosamente cortado, sin cambio alguno remataba
Katy se sentó en un alto sillón vienés y marcó el en la nuca de Müller. Sólo dos pliegues transversa-
42 7455. Era el numero del teléfono de Stirlitz. Al les separaban la cabeza del ·cuerpo vigoroso y pulcro
escuchar los tonos intermitentes la:r;gos .y cortos no que se parecía infinitamente a todos los cuerpos ·Y
reparó de inmediato en la fotografía grande que es- cabezas que habían rodeado a Stirlitz dutante los ul-
taba colocada debajo de un cristal junto a la lista tirilós doce· í;!ños. A veces a Stiriitz lo cansaba el odio
impresa dé teléfonos. Era su propio rostro. El po-. que sentía por esta gente con quienes había trabaja-
Iicía estaba sitüado detrás de ella, fumando. do en los. ultimos años. Al principio era un odio
consciente y claro: .un enemigo e·s un enemigo. Mien-
tras más cumplía el trabajo mecánico y rutinario
del aparato SD, mayores posibilidades obtenía para
ver el proceso desde dentro, desde lo más secreto
de la dictadura fascista. Su idea inicial del hitleria-
nismo como una fuerza unida y dirigida se había
transformado paulatinamente en incomprensión to-
tal de lo que estaba sucediendo: así. eran de ilógicas
y criminales fas medidas de los dirigentes con respec-
to a su pueblo. Era el tema de conversación, no sólo
de la gente de Schellénberg o Canaris, sino también
·de los hombres de la Gestapo, los colaboradores de
Goebbels y los funcionarios de la Cancillería del
Reich. ¿Valía la pena atraerse el odio de todo el
mundo encarcelando sacerdotes? ¿Eran tan necesa-
rias las torturas de los comunistas en los . campos
·de concentración? ¿Eran acaso razonables los fusi-
lamientos masivos de judíos? ¿Estaba justificado
el trato inhumano a los prisioneros de guerra, so-
bre todo los rusos? Estas preguntas no sólo se las
planteaban los simples funcionarios del aparato, sino
también los dirigentes como Schelienberg y, en los

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últimos días; romo · Müller: Pero, al plantean;e . es> ,,.·r·. no pocos obse.-vado<es ;nteligerttes que sabfan mua,
· tas preguntas, comprendiendo hasta qué punto era . a los ojos y entender. el silencio. .
·suicida la política de Hitler, ellos, sin embargo,. la Daba gracias al cielo de haber comenzado a hablar
servían con excesivo esmero y celo y algunos virtuo- 'le;• a su debido ti~mpo de la enfermedad de sus ojos,
samente, aportando gran número de ideas curiosas. · de modo que siempre llevaba lentes ahumados, aun-
Eran. ellos los que convertían las ideas del Führer . que al. principio esto le producía dolores de cabeza
y sus ayudantes más íntimos en una política real, en e irritación en los ojos: su vista siempre había sido
todos aquellos actos que. justificaban el odio del perfecta. ·
mundo. · .· . 1·. «Stalin tiene razón -pensó Stirlitz-. Los Hitler
Sólo después de verificar su convicción de que· .}a . van y vienen, pero los alemanes se quedan. Per-0,
política del Reich era· llevada a cabo por los mis: ~.~ ¿cuál sería su vida cuando Hitler dejara de existir?
mos hombres que criticaban las ideas fundamenta; ·¡ No podemos cifrar las esperanzas solamente en que
les de esta política, Stirlitz había comprendido que . . los tanques nuestros y norteamericanos. impidan que
era otro el odio que sentía por este Estado; no como el nazismo renazca en Alemania. ¿Esperar que mue·
su odio de antes, sino un odio feroz ·y a veces ciego. ra de vejez la generación de. mis "compañeros" de
En la base de este odio ciego estaba el amor al··pue- ,\- trabajo? Antes de morir, esta generación tendrá tiem•
blo alemán, con el que había vivido estos doce lar• ··.¡;J· po de cotTOmper a la juventud, a sus hifos, de enve•
gos años. «¿La implantación de las cártillas de· ra- nenarlos con los gérmenes de la ~ntira y sembran-.
cionamiento? Es culpa del Kremlin, de Churchill, de do el miedo en corazones y cabezas. ¿Acabar con
los judíos:. ¿La retirada de Moscú? Es culpable el in- una generación .entera? El 4erramamiento de sangre
vierno ruso; ¿La derrota en Stalingrado? La culpa provoca nuevos derramamientos. Hay que dar. ga~
es de los generales traidores. ¿Que fueron destruí- ·rantías a los alemanes. Deben aprender a hacer uso
das Essen, Hamburgo. y Kiel? El culpable es este de la libertad. Sin ·duda esto es lo más complejo:
bárbaro Roosevelt, manejado por la plutocracia nor- ·¡ enseñar a un pueblo, un pueblo entero, a usar lo más
teamericana.» El pueblo creía en estas respuestas valioso que pueda ofrecerse: la libertad gara·ntizada
preparadas por hombres que no creían en ninguna por una firme ley ... » .
de ellas. El cinismo se había convertido en norma
de la vida política y la mentira en atributo nece-
1, . Ad Stirlitz le parecía que el descontento masivo y
.sor o del aparato represivo, unido a la ceguera ab-
sario de la vida cotidiana. Había aparecido un nue- soluta ·del pueblo y del Führer, amenazaba frecuen-
vo concepto hasta entonces desconocido de «verdad- temente con un putsch de la burocracia del partido,
mentira» cuando, al mirarse a los ojos, los hombres de la Gestapo y los militares. Si no se había produ-
que sabían la verdad, decían mentiras, sabiendo cido · era porque cada uno .de estos grupos de buró-
exactamente que el interlocutor aceptaba esta men- cratas perseguía sus prQpios inter,ses, sus propias
tira· necesaria relacionándola con la verdad que co- ventajas personales y sus propios objetivos mezqui-
noda. Stirlitz. comenzó a odiar .en aquel tiempo el , nos. Igual que el Führer, Himmler y Bormann, todos
cruel refrán francés: «Cada .pueblo tiene el Gobier- ,f':, ellos declaraban su amor al Reich y· a la nación ale-
no que merece.» Se decía: «Es un nacionalismo al .,1,~ mana, pero su único interés eran ellos mismos, su
revés. Es la justificación de la esclavitud y de· 1os propio «yo». Mientras más se sep~raban de los inte-
crímenes. ¿Qué culpa tiene el pueblo que fue lleva- reses y las ne.cesidades del puebJo, más abstractas
do por el tratado. ·de Versalles al hambre, la miseria se hacían para ellos estas nece.s1dades e intereses.
y la desesperación? El hambre engendró a sus ·"tri- · El pueblo permanecía mudo y á menudo Stirlitz oía
hunos": a Hitler y su banda.» decir a sus «colegas»: «Cada nación tiene el Gobierno
Algunas veces Stirlitz se asustaba de su odio ca- que se mere~.» Y lo d.ecían con humor, tranquila-
Hado y profundo a sus «colegas». Había entre ellos. ~ mente, a veces con burla.

- r
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-Esto es asunto mío, Stirlitz. Pongámonos de
· «Son ,como los. favoritos .de las reinas, viven su acuerdo: lo que deba saber lo sabrá por mí. No me
momento, no se interesan por ,el pueblo. No -pen- gusta que me miren ·a través de la cerradura.
saba Stirlitz-, no organizarán ningún putsch. No son -¿De qué lado? -preguntó Stirlitz con· dureza-.
hombres, ·son ratas. Y inorirán como ratas: cada No me gusta. que me tomen por idiota. Yo soy un
uno en su madriguera ... » . . jugador verdadero y no un imbécil.
Müller, que estaba sentado en el sillón preferido -¿Siempre? -sonrió Müller.
de Stirlitz, junto a la chimenea, preguntó: .. · -Casi siempre.
...,-¿Y dónde está la conversación sobre el chófer? -Está bien. De ·estas cosas · hablaremos· después.
-No alcanzó Iá cinta. No pu,de decirle a Bormann: Ahora quiero· oír otra vez la grabación.
«Espere un momento, tengo que cambiar. la cinta, -Como guste. ¿Quiere que haga más café?
Parteigenosse Bormarm.» Le dije que había averigua- -Si.
do .que usted, exactamente usted, había hecho d má- -¿Coñac?
ximo esfuerzo para salvar la vida del chófer. -No lo soporto. Una vez tomé el coñac de Kal-
-¿Qué contestó? tenbrunner, no era malo, pero prefiero vodka. El
. -Dijo que seguramente · el chófer había sido. tor- coñac tiene tanino, que daña los vasos. Pero la vodka
turado en los sótanos de la Gestapo y que ya no po- simplemente calienta, la verdadera vodka campe-
dría .éonfiar · más · en él. No me pareció que tuviera sina.
gran interés en el asunto. Así que puede actuar a -¿Quiere anotar el texto?
su antojo, Obergruppenfüh,rer. Por· si acaso, man- -No. Lo recordaré. Aquí hay cosas curiosas ...
tenga al chófer en su cárcel y que. le den buena co- »Bormann: ¿Sabe Dulles que Wolff representa a
mida, y después, veremos. Himmler?
-¿Cree usted que él no preguntará más sobre el »Stirlilz: Creo que ·puede suponerlo.
chófer? »Bormann: "Creo" no es una buena respuesta en
· -¿Quién? este caso. Si hubiera yo recib~do pruebas exactas
-Bormann. de que éi considera a Wolff un representante de
-¿Qué sentido tendría? El chófer és un capítulo Himmler, entonces podríamos hablar en serio sobre
cerrado. Yo, en su lugar, lo mantendría vivo. ¿Y dón- el inminente derrumbe - de la coalición. Si ellos es-
.de está la pianista rusa? Nos haría mucha falta en tán de acuerdo en negociar con el Reichsführer, no
estos momentos. ¿Cómo está? ¿Ya la han traído pudiéramos predecir cómo se desarrollarían los. acon-
del hospital? tecimientos ulteriores en el Kremlin, Londres y la
-¿Para qué la necesitamos? Ella hará lo que se Casa Blanca.
le ha dicho que debe hacer en sus transmisiones de »Stirlitz: ¿Y aquí, en Berlín?
radio, pero, por otra parte ... »Bormann: Esto se sobreentiende. Y no me preo-
-Correcto -convino Stirlitz-. Indudablemente, cupa por ahora. Quiero decir, que· esto no es lo
todo es muy correcto: Pero imagínese que . de al~n único que me p'reocupa. ¿Puede conseguir la gra-
modo pudiéramos relacionarla con .Wolff en Suiza. bación?
· -La trasladé a otro lugar. Rolff trabaja con ella. »Stirlitz: Primero debemos tener la seguridad de
Creo que ya no podrá servirnos. que Wolff se ha presentado como un emisario de
-¿Se ha excedido Rolff? Himmler.
-Sí, un poco ... »Bormann: ¿Por qué cree que no se haya presen-
-¿Y por eso lo mataron? -preguntó Stirlitz en tado como tal a Dulles?
voz baja. Se había enterado cuando cruzaba los pa- »Stirlitz: No es que lo crea, es una simple supo-
sillos de la Gestapo para ir a la entrevista con Bor- sición. La propaganda del enemigo ha presentado
mann.
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siempre al · Reichsführer como un engendro del in- -Sí -contestó Stirlitz-'-. Dígame, . Parteigenosse. ·
fierno... Ellos tratarán, seguramente, de olvidarse ¿Dónde debo esperarlo? .
.de este problema y de a quién representa Wolff. Su . ~Soy yo -repitio Katy.
principal interés es a quién representa en el plano -¿Dónde se end1entra? ~dijo Stirlitz ayudando
militar. ª. Katy y señalando a Müller la grabadora para in-
,;Bormann: Necesito que ellos descubran a quién smuarle que hablaba con Bormann,
él representa, per9 a través del mismo Wolff. Pte- -Estoy en el Metro.:. En el local de la Policía ...
-¿Cómo? · ·
cisamente a través de Wolff.
»Stirlítz: Para llevar a éabo una operación, ten- -Entré para utilizar el teléfono.
go. que entender el verdadero. motivo que está detrás. · ~¿Dónde? Salgo inmediatamente, ¡Parteigenosse!
»Bormann: ¿Cree usted que Stalin se alegraría si . ~:cuchó .la dirección que le había dado Katy, re- .
le permitiéramos averiguar que los aliados occiden- pitio de nuevo «Sí, Parteigenosse» y colgó. No le que-
tales llevan a· cabo negociaciones, no con un nazi daba tiempo para pensar. Si· su teléfono estaba in-
· cualquiera, sino con el líder de la SS Himmler? terc~ptado, Müller obtendría la informacíóri al día
»Stirlitz: Creo que Stalin no se alegraría al sa- siguiente por la mañana. · Mientras · tanto, tendría
berlo ... tiempo de pensar lo que debería hacer.
»Bormann: Stalin no lo creería si yo se lo co-
municara. ¿ Pero si se lo comunica un enemigo del
nacionalsocialismo? Por ejemplo, SIJ pastor. O cual- 1:(aty colocó con cautela el auricular y recogió lá
quier otro ... boma con que había tapado el lugar del escritorio
»Stirlitz: Evidentemente, los candidatos para ·el tra- bajo cuyo cristal estaba la fotografía de ella. Fue
bajo deberíamos elegirlos de acuerdo con Müller.. hacia lá puerta respirando apenas, temiendo que el
»Bormann: Sí, sí... Eso lo hablaremos después. policía .· pudiera gritarle. Pero la. Gestajo había in-
Son detalles. Lo principal es lo siguiente: su tarea formado a la Policía que debían ·detener a una mu-
c~msiste ~n no contribuir· a que fracasen las negocia- jer de 25 años, y con un niño en los brazos. Y en el
c10nes, smo en ayudarlas. Tampoco debe ocultar las local de la Policía ~abía entrado una mujer canosa,
relaciones de los conspiradores de Berna con Him- que parecía tener 40 años, siri nada en los brazos y
mler, sino revelarlas. Debe revelarlas de tal forma aunque sus ·ojos se pareciesen a los de la foto, ¿no
que comprometan a Himmler ante el Führer a Duc había· acaso .ojos .parecidos en el mundo? ·· ·
lles ante Stalin y· a Wolff ante Himmler. ' ·
· »Stirlitz: Si necesito ayuda práctica, ¿con quién
puedo mantener contacto? Media hora más tarde Stir]itz recogió a Katy.
»Bormann: Cumpla todas las órdenes de Schellen- Des~ués estuvo otra media hora dando vueltas por
berg, és la premisa del éxito. No excluya a la Em- la. cmdad para asegurarse, de que no lo vigilaban,
bajada, esto pudiera irritarlos. El consejero en asun- mientras escuchaba a Katy cµie le contaba, sollozan-
tos del partido tendrá informaciones sobre ust'ed ... do, todo lo que le había ocurrido. Escuchándola él
»Stirlitz: Comprendo. Pero posiblemente necesite trataba de adivinar si su asombrosa liberación 'era
ayuda para luchar contra Schellenberg. Esta ayuda parte del juego diabólico de Müller o había ocurrido
me la puede prestar sólo una persona: Müller. ¿En una de esas casualidades que todo agente sabe que
qué medida puedo apoyarme en él?» · no suceden más que una vez en la vida.
De pronto sonó el teléfono. Stirlitz advirtió que Stirlitz detuvo el coche en las afueras de Berlín.
Müller se había estremecido. De allí a Rubinerkanal habíá tres kilómetros.
Stirlitz descolgó el teléfono y oyó la voz de Katy. -Pasa al asiento de atrás, pequeña -diJo.
-Soy yo -dijo;-, Yo ... . -:- ¿ Qué ha· pasado?

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-Nada.· Todo va bien, pequeña. _Ahora todo saldrá -¿Tiene pluma? .
bien. Ahora los hemos vencido. Baja las cortinas de -Es mejor que. escriba con la suya.
las ventanillas y duerme. No quitaré la calefacción. _ · Schellenberg se frotó la cara con la mano y dijo
Voy a cerrar el. coche. Aquí nadie te molestará. forzando una sonrisa:
-¿Y adónde vamos? · · · . -Lo que pasa es que aún no me he despertado.
-Cerca -contestó Stirlitz-. No. muy lejos. Duer-
me tranquila. Debes dormir. Mañana habrá mucho
trabajo y problemas ... Stirlitz conducía a toda prisa su automóvil rum-
Había parado el automóvil a tres casas. de la villa bo a la frontera. En .el bolsillo llevaba dos pasapor-
de Walter Schellenberg. tes: uno a su nombre y -otro a nombre de su esposa,
«Ojalá esté en casa -se dijo Stirlitz, repitiendo · la señora lngrid von Kirstein.
como un conjuro-,-; que no se haya ido . a ver a Cuando el puesto fronterizo de Alemania quedó
Hiinmler en Nauen o a Hebhardt en Hohenlichen, atrás, se volvió a Katy. ·
ojalá esté en casa.» ....:Bien, pequeña. todo ha terminado.
Schellenberg estaba en su ·casa. Aquí,· en Suiza, el cielo era deslumbrante y alto,
-Brigadeführer ---comenzó a decir Stirlitz sin A varias docenas de metros detrás de ellos el cielo
quitarse el abrigo. Se había sentado en el borde era también insondable y se adivinaba el disco ama-
de una silla frente a Schellenberg, que llevaba una rillo de la luna, borroso por la luz :matinal· y en este
bata enguatada y pantuflas. Stirlitz observó que la cielo amarillo y azul volaban las alondras y era un
piel de sus tobillos era muy delicada-. Müller sabe cielo igualmente maravilloso, pero era el cielo de
algo sobre los· contactos de .Dulles y Wolff en· S.uiza. Alemania donde a cada momento podrían aparecer
..:....¡ Se ha vuelto . usted loco! -exclamó Sé:héllen- los blancos aviones ostentosamente bellos de· los
berg-. No puede ser: .. aliados, arrojando bombas. que llevaban la muerte
-¿Cómo pude averiguarlo yo? . a la tierra. En el primer -instante, bajo los :rayos.
Schellenberg sé envolv.ió en su bata. Dominándo- del sol, estas bombas parecerían blancas como el
se, al instante le preguntó: · aluminio y para aquellos que se ocultaban de ellas
-Bueno, ¿cómo lo pudo averiguar usted? en la tierra, les parecerían directamente lanzadas
...:..Müller me ha ,propuesto trabajar para él. contra sus caras y después desaparecerían en un
-¿ Y por qué Müller lo ha propuesto a usted pre- surtido de fango levantado por ellas en la carrete- .
cisamente? ra primaveral, porque lá velocidad. de esos cuerpos
-Es posible que su gente haya descubierto al pas: mortíferos las. arrancaba del campo visual del .ojo
tor: es nuestra salvación; debo ir a Berna. Dirigiré humano, aún vivo, pero ya indefenso y conden.ado ...
al pastor. Usted debe comprometer a Wolff. después Katy lloraba.
que reciba noticias mías. . -¿Por qué? -preguntó Stirlitz.
Stirlitz siempre hablaba con precisión y Schellen- -Por nada -contestó-, simplemente que yo he
berg todo lo cogía. al vuelo. ,:.-á. visto la .paz y él nunca la verá ....
-Váyase a Berna sin perder tiempo ... }i\~ -Pero para, tu hijo ha terminado ya .todo lo malo
-¿Y los documentos?, ¿O debo utilizar mi «ven- · ~·1<,,· -dijo Stirlitz- y también para la niña ...
tana»? Quiso decirle a Katy algo muy cariñoso y tierno,
-Sería estúpido. Lo atraparían los suizos del con- ···¡ pero no sabía cómo expresar esta sensación que lo
traespionaje, ellos quieren ganarse a los norteameri- invadía. Tantas veces había dicho · estas palabras
canos al final de la .pelea... No, vaya a. nuestra ofi- tiernas, delicadas, .vehementes, a Sashenka... Pero .
cina y escoja documentos seguros. Yo llamaré. 1 en sus adentros. L. a palabra no pronunciada y que
-No. Mejor escríbalo. .:~ se repite mlle,; de veces debe convertirse en verso
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t.J 24- DIECISIETE


bib. estrella roja khalil.rojo.col@gmail.com INSTANTES ·DE UNA PRIMAVERA
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o morir transformada· en una carga interna, que se
siente constantemente y nunca estallará. ·
-Debes pensar únicamente en el futuro -dijo Stir-
litz y comprendió de inmediato que había dicho una
frase torpe e innecesaria. .
..:..No hay futuro sin pasado -contestó Katy y se
secó los ojos- Perdóname... Sé lo difícil que es
consolar a una mujer que llora.;.

LAS BUENAS INTENCIO~ES

Después de entrevistarse con el pastor Schlag y

T. i}) .•
recibir de él los materiales sobre las negociaciones
de Dulles con el general Wolff, Stirlitz comprendió
su enorme equivocación · cuando le dijo a Katy que
todo ya había quedado atrás, que todo había termi-
nado. Nada había terminado .. Al contrario, todo po-
dría comenzar precisamente ahora ...

De Justas al Centro:
J. Según mi opinión, Dulles no está dando · una
información completa a su Gobierno.· sobre los con-
tactos con la· SS. Supongo que esté informando a su
Gobierno sobre contactos con los «adversarios» de
Hitler. Wolff no pertenece a éstos.
2. · ~oosevelt ha declarado reiteradas veces que
el objetivo de Norteamérica, igual que el de todos
• los miembros de la coalición antihitleriana, es la
capitulación incondicional de Alemania. Sin embar-
go, Dulles ha hablado de un compromiso, y fiasta
del man.tenimiento de determinadas instituciones del
hitlerianismo.
3. He analizado también la idea de que Dulles
se ha lanzado a una provocación contra los alema-
nes. Pero en la Prensa de Suiza lo llaman el repre-
sentante personal del presidente. ¿Es posible que el
· representante personal de Roosevelt se dedique c¡,
organizar una provocación?
Conclusión: Determinados círculos de Occidente
han comenzado un doble juego o Dulles está traicio-
nando los intereses de los Estado's Unidos como país

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miembro de la coalición antihitleriana. Salió y tomó un taxi. Entonces decii:lió pasar por
Recomendación: Es necesario comunica·r a los alia- la calle donde se encontraba la casa de contacto.
dos que nosotros estamos inf armados de las nego- Afü estaba la flor eri la ventana: la. señal de peligro.
ciaciones que se llevan a cabo en Suiza. EsperQ que Stirlitz lo comprendió todo. «Y yo pensaba que era
próximamente podré transmitir, a través de un en- _11n cobarde -se dijo-. Pobre Pleischner, bondadoso
lace, todos los detalles de las conversaciones que . ·y fuerte... Perdóname, viejo.»
tienen lugar entre Wolff y Dulles. De repente imaginó al profesor Pleischner tirán-
dose. de la ventana: un hombre pequeño, flaco y
JUSTAS. apacible. Pensó en el horror que debió de haber ex-
perimentado en sus últimos instantes cuando deci-
dió suicidarse aquí, en libertad, después de haber
Stirlitz fue a la «Pensión Virginia» donde se afo- esca.pado de Alemania... Por supuesto, la Ges tapo lo
. jó el profesor. Le había escrito en la tarjeta que «el habría vigilado. O ellos mismos lo habían obligado
tabaco de Virginia es aquí muy bueno». · Acordaron a suicidarse, al comprender que nunca hablaría ...
que todo lo referente al lugar donde residiera Pleísch- Al centro de la ciudad, por favor -dijo. Stirlitz
al chófer del taxi-. Preferiblemente a un lugar don-
ner debería relacionarse -de un modo u otro..:.. con
el tipo de tabaco. Por ejemplo, si hubiera residi-
1 de pueda alquilar un automóvil por algunos días ...
.:~
do en «Gran Hotel» le escribiría a Stirlitz: «Ni en
el "Gran Hotel" 'pude encontrar lo que usted me ha-
bía pedido: todo el tabaco es de importación y no
hay del tipo "ánfora".» . En ,cuanto Katy se durmió junto a los nmos en
En «Virginia» (Stirlitz localizó fácilmente esta pen- la habitación del hotel, Stirlitz tomó dos tabletas de
sión) no había nadié. Casi todos los inquilinos se ha- cafeína (casi no había dormido durante todos estos
bían marchado a las montañas. Terminaba la esta-
. ción de esquiar y éstas eran semanas en que el sol
tostaba la piel de un peculiar rojo bronce que tar-
·¡ día's), y se marchó a la segunda entrevista con el
pastor Schlag, a quien telefoneó antes anunciándo-
le su visita.
. daba en desaparecer. De modo que todos los que te-. El pastor le dijo:
nían la _mínima posibilidad marchaban a las mon- t -Esta mañana no me atreví a hablarle de mis fa.
tañas donde aún había nieve. " ~;~ miliares. Pero .ahora tengo que preguntárselo: ¿Cómo
=Quisiera entregar varios libros al profes~r sue- está mi hermana?
co -dijo Stirlitz al portero-, pero he olvidado su -¿Se acuerda de su letra?
nombre. -Por supuesto.
-El profesor sueco ya no existe. Se lanzó de una Stirlitz aiargó un sobre.' Schlag comenzó a leer la
ventana y . murió. pequeña nota: «Querido hermano, te agradezco tu
-¿Cuándo? preocupación por nosotros. Estamos viviendo con ·
...:..Hace dos días, por la mañana. Salió de aquí muy . . · una familia campesina, los niños me ayudan a cui-
alegre, pero no volvió. ,.{'.} dar las vacas. Tenemos comida ·Y nos sentimos en
,-Qué lástima... Un amigo mío, también científi- ""''-'él'·completa seguridad. Ruego a Dios que acaben pron:
co, me pidió que le entregara estos libros... Y que to las desgracias que has sufrido: tu Anna.»
· le llevara los que tenía· el profesor-... -¿Qué desgracias? -preguntó el pastor-. ¿De
-Llame a_ la Policía... Ellos recogieron todas sus qué habla? . ·
pertenencias. Se las devolverán todas si usted tiene -Tuve que decirle que usted había sido detenido.
modo de ,probar·que ·allí estaban también sus libros. Fui a visitarla no como Stirlitz, sino como uno de
-Gracias -dijo·· Stirlitz-, así mismo lo haré. sus · feligreses. Áquí. tiepe su dirección. Cuando todo

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haya terminado, usted ·1os encontrará. Mire sus fotos: ··1·•· •Dulles: De acuerdo coo nuestras informaciones,
esto .. lo convencerá definitivamente. Kesselring fue llamado a Berlín con motivo de· su
Stirlitz alargó al pastor una pequeña foto. Había nueva designación como comandante del frente oc-
tomado varias en las montañas, pero era un día nu- .~ cidental.
blado y la · calidad de la foto era muy deficiente. »Wolff: He oído hablar de eso, pero la noticia no
El pastor la contempló durante largo rato y des0 ha sido confirmada.
pués dijo: · »Dulles: Se confirmará muy pronto.
-De todos modos, lo habría creído sin necesidad »Wolff: En este caso, pudiera usted quizá decir-
de esta foto .. : ¿Por qué está usted tan demacrado?, me el riombre de su sucesor.
-Dios lo sabrá ... Estoy un po~o cansado. ¿Qué »Dulles: Sí. Puedo decírselo. Es el teniente coro-
otras novedades hay? nel Wittinhof.
-Hay otras, pero no puedo evaluarlas. O no hay '~f »Wolff: .Conozco a ese hombre.
que creer en nadie o hay que convertirse en un cí- »Dulles: ¿Cuál es su· opinión?
nico. Dulles está negociando con la SS. Confía en »Wolff: Cumple las órdenes con mucha· eficacia.
Himmler. . »Dulle,s: Creo que podría decirse lo misnio sobre
la mayoría de los generales del Wehrmachi:.
't,: »Wolff: ¿También sobre Beck y Rommel?
«Wolff: Buenos días, señores. ·;1 »Dulles: Eran verda,deros patriotas alemanes.:·
»Voces: Buenos días. »Wolff: En todo caso, no he· tenido contactos di-
»Dulles: Mis colegas han venido para encabezar rectos o íntimos con el general Wittinhof.
las negociaciones, »Dulles: ¿Y Kesselring?
»Wolff: Me alegro de que nuestras conversado- . ·· ·»Wolff: Como sustituto de Goering en la Luftwaffe,
nes se lleven a cabo con representantes de tan ,alto · el' mariscal de campo tenía contacto directo con casi
nivel. todos los generales del Reich del rango de Wittinhof.
»Gaevernitz.: Me es difícil traducirle. H.able más »Dultes: ¿Cómo contemplaría usted nuestra pro-
despacio por favor. · posición de que fuese usted a ver .a Kesselring a pe-
.»Wolff (rjéndose): Es un hecho notable que el .se- dirle su capitulación en el frente occideqtal después·
ñor-Gaevernitz desempeñe el papel .de traductor en : de q4e haya logrado el acuerdo de Wittinhof sobre
esta entrevista. . . . · ll una capitulación simultánea en Italia?
»Dulles: Puedo decirle que a mis amigos Y a mí · »iWolfj: Es un paso arriesgado.
nos ha producido la más grata impresión el hecho »Dulles: ¿Acaso nosotros todos no nos arriesgamos?
de que un alto oficial de la SS comience las nego- »Una voz desconocida: ~n todo caso su contacto
ciaciones con el adversario sin hacer ninguna peti- con Kesselring en el frent~ occidental pudiera .ayu-
ción para él personalmente.,. darnos a saber de modo daro y preciso si él con-
» Wolff: Mi petición personal es la paz para los' sentiría una capitulación o no.
alemanes. · i,, »Wolff: Como él estuvo de acuerdo en Italia, po-
»Una voz desconocida: ¡ Bravo! i Es la respuesta,.;,,,:demos pensar que no cambiará su decisión en Es-
de un verdadero soldado! •:;,'".trasburgo. .
»Dulles: ·¿Nos trae algunas noticia.s? . »Gaevernitz: ¿Cuándo podría usted visitarlo en el
»Wolff: Kesselring fue llamado al Estado Mayor frente occidental? .
del Führer. Es una noticia desagradable. »Wolff: Kaltenbrunner me ha llamado a Berlín,
»Dulles: Usted lo supone ... · ' pero yo he aplazado el viaje en vista de que esta
»Wolff: No espero nada bueno de llamadas ur- entrevista ya había sido concertada., .
.gentes al Estado Mayor del Führer. »Dulles: ¿ Quiere decir que usted puede salir· para

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Berlín inmediatamente después de . que regrese a en Italia se encuentran varias decenas de miies de
Italia? prisioneros.
· »Wolff: Sí. En principio es posible. Pero... \ »Dulles: ¿Qué pudiera ocurrirles en un futuro in-
»Dulles: Lo comprendo. Verdaderamente, usted se "[!/..,, mediato?
arriesga mucho, posiblemente más que todos naso- »Wolff: Hem_os recibido órdenes de eliminarlos.
tras. Sin ernbatgo, no. veo otra salida en la situación »Gaevernitz: ¿Éstas órdenes pueden ejec;utarse en
actual. su ausencia?
»Una voz desconocida: Existe una salida.
»Gaevernitz: Usted ha iniciado las negociaciones, . ·
'I »Wolff: Sí.
»Dulles: ¿Se podrían tomar algunas meoidas para
pero seguramente tendrá un apoyo determinado en: evitar el cumplimiento de estas órdenes? .
Berlín. Esto le permitiría buscar un pretexto para ,:;;, 0 »Wolff: El coronel Dollmann queda en lugar mío.·
visitar a Kesselring. . o/ Creo en él corno en mí mismo. Le doy mi palabra
»JJulles: .Si lo que le preocupa ante todo es el des- ( de .honor de ·que esta 01:den no se cÚmplirá.
tino de Alemania, ·entonces, ·ep. este caso, hast.a cier- · . «Gaeverni~z: Señores, vamos a la terraza. Veo que
to punto, ese destino está en sus manos. . •. 1 la mesa ya está lista. Ser~ más agradable continuar
»Wolff: Por supuesto, su argumento no puede de- , la conversación allí que en este cuarto donde hace
jarme indiferente. · .}·':-· demasiado calor ... »
»Dulles: Entonces, ¿podernos confiar en que usted ::yl
. irá al frente occidental a ver a Kesselring? ¡ · Esa. noche Katy y los mnos marcharon a París.
,.W-olff: Sí.
»Dulles: ¿Cree que pueda convencer a Kesselring Ella llevaba un mensaje cifrado de· Stirlitz.. La esta-
de capitular? ción estaba desierta y tranquila. Katy se despidió de
» Wolff: Estóy seguro. Stirlitz en el hotel: él no pudo acompañarla para
,JJulles: ¿Y que el general Wittinhof seguirá su evitar el riesgo de ser visto por los espías de la Ges-
ejemplo? tapo. Ella miró el andén vacío. Llovía. La locomo-
»Wolff: Después de ·que yo ·vuelva a Italia ... tora resoplaba lentamente. En el · asfalto húmedo
»Gaevernitz: ·¿Si. Wittinhof flaqueara, cree que us- serpenteaban borrosamente los reflejos de los faro-
ted podría influir en el curso de los acontecimien- les, como exóticas guirnaldas indias. Los ojos de Katy
tos aquí? . estaban llenos de lágrimas, porque sólo ahora, cuan-
»Wolff: Si. Por supuesto, en caso necesario usted do la terrible tensión de estos días había desapare-
deberá entrevistarse con el ·. general Wittinhof, aquí . · cido, tenía ante sus ojos constantemente la imagen
o en Italia. de Erwin .. Lo veía igual que siempre: en la esquina,
»Dulles: Si le parece conveniente, podemos esta- junto al piano, .con sus radios y tocadiscos. que tanto
blecer este contacto con Wittinhof. ¿Cuándo pode- le gustaba arreglar en los días en que no tenía que
mos esperar que regrese de su entrevista con Kes- establecer comunicación con Moscú.
selring? . .}1:,
»Wolff: Si todo marcha bien, volvería dentro dt¾'ef•;-;..,, .
una semana y le traería a usted y a Wittinhof la fe-<.· Stirlitz no pudo. evitarlo. Fue a la estación. Que-
cha exacta de la capitulación de las tropas del Reich ría ·ver, aunque fuese de lejos, cómo se alejaba el
en Occidente. Para este momento capitulará también tren en que iba Katy rumbo a un país maravilloso,
nuestro grupo en Italia. · Francia, donde estaría segura con sus niños, de don-
»Gaevernitz: Dígame, ¿cuántos prisioneros están de llegaría un enlace d~ confianza y adonde tal vez
sufriendo ahora en sus campos de concentración?

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:Wol//c En los campos de ooncentración del Reicñ r:. también él pod_ría, viajar algún díá.
Sfülitz se sentó en el pequeño café de la estac::

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junto a una gran ventana desde donde podía ver
todo el tren. .
-¿Monsieur? -dijo sonriendo una camarera go~da. ·
-Por favor, crema de leche y una taza de cafe. ·__ "·;f\'j: ·Molotov citó ·al embajador de Gran Bretaña, Sir
-¿Con leche?, Archibald Clark Kerr en el Kremlin para las ocho
-'-No, café solo, por favor. . de la noche. No invitó al embajador de los Estados
La camarera le trajo una crema de leche batida
y café. . . bl l · Unidos, Harriman; sabía que Kerr era un agente se-
creto británico con experiencia y de carrera y po~
-Sabe. -dijo Stirlitz con una sonrisa culpa. ~-, ...· día h_ablar :con él sin aquella dosis de superflua emo·
no . como . crema batida desde la infancia. Qmsiera . . Üvidad .que habitualmente · introducía Harriman y
crema de leche común, corriente, medio vaso. <~· que tanto irritaba al comisario del pueblo.
-Oh, perdone, Monsieur -dijo la camarera to- f Apretando con el pulgar y el índice el filtro de
mando la lista de precios· y hojeándola apr~surada- cartón de su cigarrillo kazbek, Molotov comenzó a
mente-,-. Tenemos crema .de ocho tipos: batida, con fumar: tenía. fama· de fumador inveterado, aunque
dulce de frutas y con queso, pero no tenemos cre1?~ · igual que Stalin, nunca· aspiraba ·el humo. ·
corriente. Por favor, le pido disculpas. Le pedire \. En la entrevista con Kerr se mostró especialmente
al cocinero que invente algo para usted. No come- ~:\· seco y sus ojos. oscuros y agudos brillaban debajo
mos crema corriente, pero tr~taré de hac~r a~g~. · · rl de lo. s lentes sin montura, cautel?sa y sombríamente.
«Ellos no comen crema corriente -penso Stirhtz-. La charla fue corta. Kerr leyo la nota que le ha-
Pero allá sueñan con un simple pedazo de pan. "Allá": bía entregado él traductor Pavlov y dijo que trans-
en Rusia, en Alemania, en todos lo~ países el ~am: · mitiría inmeditamente el texto al Gobierno de Su
bre es igual. Pero aquí hay neutrahdad: ocho tipos .¡. Maj~stad. El texto decía:
de crema y \a prefieren batida. Qué buena debe ser «Al acusar recibo de su carta sobre las· negocia-
esta neutralid~d. Para el hombre Y para el E st ~do. 1 dones que .se están llevando a. cabo .en Berna- entre·
Pero cuando pasen los años, pu_ede resultar ,que mien- ·. el general alemán Wolff y los oficiales del Estado
tras tú mantenías tu neutrahdad Y com.ias crema · ·. Mayor del mariscal · de campo Alexánder, debo co-
batida, . lo fundamental de la vida habrá P';1-sado de -~- municarle que el Gobierno soviético considera este
largo sin que lo notaras. ·N?, esto . es terri~~e: . ser <;) a.sunto no como un simple malentendido, sino como
siempre neutral. ¡ La neutrahdad! Si no hub_ieramos ' algo peor.
vencido a Hitler en Stalingrado, habría ocupado 5 · »El general alemán Wolff y sus acompañantes
también Suiza. ¿ Qué habría p~ado entonces con la ; · fueron a Berna para llevar a cabo las negociaciones
neutralidad y la crema batida?» : · con los representantes. de la comandancia anglo-
~Monsieur aquí tiene una crema sencilla. Costa- americana sobre la capitulación de las tropas alema-
rá un poco ~ás caro porque no. está en el menú. nas en Italia del norte. Cuando el Gobierno sovié-
Stirlitz comenzó a reír de repente. , . . tico declaró que creía necesaria la participación
-Está _bien -dijo-. No tiene importancia. G;a_cias. )~ .. en estas negociaciones de los representantes de la
El tren se puso en marcha lentamente. Él_miro ha,..:;,;;::'."''-comandancia militar soviética, le fue negada esta
cia todas las ventanillas, pero n~ vio el rostro._ de _ posibilidad.
Katy. Seguramente se había metido c~n sus mnos · »Esto significa que durante dos semanas, en Ber-
en su compartimiento como un ratoncito Y e staría na, a espaldas de la Unión Soviética, que lleva el
sentada esperando ver a los suyos... . peso principal de la guerra contra Alemania, estuvie:
Siguió con los ojos el tren que se aleJaba Y s<: le- ron negociando los representantes de la comandan-
vantó. No había comido la crema, pero se tomo el cia militar alemana por un "lado y los repres~ntantes
café. ,; l de la comandancia inglesa y americana por otro. El

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379.
Wolff, según mis datos, ha traicionado la causa del
Gobierno soviético lo considera totalmente inadmi- Reichsführer. Le rogaré que no diga nada a mi ami-
sible. go Himmler para no traumatizarlo inútilmente. Pero
»V. Molotov.» le ordenaré que detenga a Wolff y que le haga ha-
blar. ·si ellos lo saben hacer con extraños, que apren-
dan también a trabajar asÍ' con los suyos. Después
La reacción de Bormann ante el informe de Stir- de que. Wolff haya confesado y tenga sobre mi mesa
litz sobre las negociaciones de Wolff y Dulles fue sus confesiones bien anotadas, traídas por Kalten-
inesperada: se alegró. Él mismo se s_intió asombra- brunner personalmente, las mostraré al Führer y ha-
do por su reacción. Berlín estaba siendo bombar- bré acabado definitivamente con Himmler. Me que-
deado por los ingleses, en Francfort tronaban los .., .. daré solo al lado de Hitler. Goebbe1s es un histéri-
cañones rusos todo se derrumbaba en el Reich, pero. \¿;' co, no se le puede tomar en' cuenta, además no sabe
él había sentido una vengativa sensación de alegría. i lo que sé yo. Tiene muchas ideas, pero ningúII din e-·
Como tenía una mente analítica, comprendió qu~ ro. Yo me quedaría con sus ideas y con el dinero del
su gozo se parecía al que sienten. las mujeres envi- partido. No repetiría sus errores y vencería. No im-
diosas que van entrando en la veJ:z. · , . porta cuándo obtendremos ·1a victoria: la lucha mis-
· «Es mejor que sepa la verdad ma~1cdru~fl sdobre mi :~ ma ya encierra la felicidad y la victoria no hace.
mismo -pensó-. Así será más fáci e en erme y "? ·más que coronar la lucha.» .
atacar: conociendo mis puntos más vulnerables.» . · 1 Como todos los funcionarios que habían trabaja-
Bormann creía. en la psicoterapia. Casi nunca to- do durante muchos años bajo el mando del Führer,
mab·a medicinas. Se desnudaba, se esforzaba en .caer Bórmann cometía un solo error en sus deducciones,
en trance y dirigía una carga de voluntad hacia la generalmente muy exactas: pensaba que lo podía
parte enferma del cuerpo. Podía curarse un fuerte todo mejor que sus rivales. Bormann se consideraba
dolor de garganta en un día, ningún resfriad'? .lo el organizador ideológico del movimiento nacional-
i
1,

obligaba a. guardar cama. Sabía superar la envidia, socialista y esto le hacía contemplar con cierto des-
vencer la angustia. Nadie sabía que desde su ~do- dén algunos pequeños detalles: es decir, a todo lo que
lescencia era propenso a terribles ataques de ~ipo- · integra el concepto de «profesionalismo».
condría. De la misma forma, sabría curar la dicha ;r_ '- Ribbentrop, Goering y Himmler lo temían y tenían
innnoble que ahora había surgiq,o en él. '.~f,:.) que estar atentos a sus opiniones, pero los pequeños
Contuvo las ganas de descolgar el teléfono. ~ lla- funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores,
mar a Himmler: Imaginó el efecto que producina en .·.·! del Ministerio de Aviación y los colaboradores del
el Reichsführer.' Se pondría a buscar febrilmente una coritraespionaje se reían de 'las instrucciones del lí-
salida. . . . .¡· · der .del partido. Conocían todos los engranajes de sus
«Pero en la búsqueda de esa salida -pensó ~o~- aparatos y eran ellos. los que preparaban las operacio-
mann- inevitablemente. cometería errores Y se 1na nes en la diplomacia, en los servicios secretos, en la
a ver 'a Schellenberg. Y es imposible imaginarse 1 industria. y en el Ejército. El diletantismo de los· sa-
lo que sería capaz de . inventar ·ese maldito inteiec-j{i~"'- bihondos como Bormann les provocaba una sorda pro-
tual... » te!)ta y al final un desprecio condescendiente.
· -Aquí Bormann -dijo el Reichsleiter-, buenos Precisamente fue este diletantismo el que hizo fra.
días, Kaltenbrunner. Le ruego que venga a verme casar a Bormann. Kaltenbrunner, desde luego, no dijo
inmediatamente. nada a Himmler. Cumplía instrucciones del Reichs-

J
«Sí -continuó pensando Bormann-, hay que ac- leiter. Sólr¡> había ordenado qµe se llamara nuevamente
tuar con mucha prudencia, a través de Kaltenbrun- al genera• Wolff de Italia. En el enorme aparat? de
~er. No le diré mucho tampoco .. Sólo le pe~ir~ que la Dirección General de Seguridad Imperial, nada po-
::me a Wolff nuevamente a Be'1ín. U drre que
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lista la coartada de Wolff. Él debía introducirse en las
día suceder sin que llamase la atención de dos rivales· filas de los conspiradores que efectivamente estabán
poderosos: Müller y Schellenberg. El radista de Kál- busc~ndo la paz por separado en Berna. Podemos
Lt:nbn.¡nncr, reclutado por los hombres de Schellen~ 1.
~~- disc1;1tir todos los ·pormenores. Aquí mismo, ahora,
berg, comunicó inmediatamente que .un cable estric- le .dictare a Wolff un informe dirigido al Führer so-
tamente confidencial había sido enviado a Italia:

r
bre estas neg~ciaciones con los norteamericanos que
«Vigilar vuelo de Wolff a Berlín.» Schellenberg com- hemos descubierto nosotros, la inteligencia de la SS.
prendió la señal de peligro. El testo no ofrecía di- Schellenberg tuvo la posibilidad de organizar un ac-
ficultades. El contraespionaje averiguó de un modo cidente ~e aviación ~ara liquidar a Wolff. Pero igno-
sencillo la fecha exacta de la llegada de Wolff. En el raba que datos .tema Kaltenbrunner. Posiblemente
aeropuerto de Tempelhof le esperaban dos coches: uno 1 fu~ra alguna información general; de otro modo, ha-
con puertas blindadas y con tres· matones del cuerpo
de guardia de la cárcel subterránea de la Gestapo; el
<w
·. "ji
bna detenido a Wolff en Italia. El escándalo de u'n
accidente aéreo no era en estos momentos convenien-
otro ocupado por el Brigadenführer SS, jefe de los te. Bormann, a través de Kaltenbrunner, podía apro-
· servicios secretos políticos del Reich, Walter Schellen- r
-berg: A la escalerilla del avión se encaminaron· tres
¡ ve~har la ?portunidad de mostrar sus datos, que ha-
1 . bnan podido comprometer a Himrriler, aunque fue-
hombres vestidos de negro, con carás viciosas de car-
celeros profesionales, y Schellenberg, gallardo y cor- -~~ sen muy generales.
. Los informes enviados por Stirlitz desde Berna· so-
tés, que para esta ocasión se había puesto su unifors
me de general. La escalerilla fue llevada a la puerta
r, b;e las negociaciones de· Schlag con los aliados oc-
cidentl¡l_les y la historia inventada por él mismo aña-
del avión «Dornier» y, en lugar de las esposas, fue-· diénd?le varios n~mbres del Ministerio de Relationes
ron los fuertes dedos de Schellenberg los que apre0 Exteriores Y.. la Luftwaffe, p~rmitían a Schellenberg
taran las frías manos de Wolff. asust~r al Fllhrer con un posible complot. · .
Los carceleros no se atrevieron a detener a Wolff; Y si Wolff, un «soldado fiel· del Führer, miembro
se atrevieron únicamente a vigilar el coche de Sche- de la SS y colaborador de Himmler», no se hubiera
llenberg. El Brigadeführer SS llevó a Wolff al apar- adelantado y tomado la iniciativa en las negociacio-
tamento del general Fegelein, representante personal nes. (de acuerdo con instrucciones de sus superiores),
de Himmler en el Estado Mayor del Filhrer. Fegelein t<?,do lo cual precisamente informaba ahora al Reichs-
estaba casado con la hermana de Eva Bralin y esto fuhrer, nadie hubiera podido predecir el desarrollo
lo convertía .en un familiar directo de Hitler.
. de los acontecimientos en el futuro. ·
Cuando Himmler, Schellenberg y Wolff salieron del
desp~cho del Führer, Bormann comprendió que había
Después de haber puesto la radio a todo volumen, perdido. · Intercambiando un apretón de manos con
Himrp.ler comenzó a gritar. Wolff_ Y agradeciéndole su «valor y lealtad», pensó si
-¡ Wolff, usted ha hecho fracasar la operación y valdna la pena llamar a Stirlitz a Berlín y enfrentar-
me ha puesto en peligro!, ¿me entiende? ¿Cómo ~or- lo a este canalla de faz muy blanca que había trai-
mann y Kaltenbrunner supieron de sus negociaciones? cionado al Führer en Berna. Lo siguió pensando in-
¿Cómo los sab!,lesos de Müller pudieron enterarse- de cluso después de que Himmler se había llevado a
todo? t_o~a la pandilla tranquilizado por su victoria sobre
Schellenberg esperó a que Himínler cesara de gri- el, Bormann.
tar y luego, en voz baja y extremadamente calmado, . · No_ p~do tomar ninguna decisión. Repentinamente
le dijo: 1magmo la cara de Müller .
.,.-Reichsführer, usted recordará que todos los deta- «Sí -decidió-, debo llamar a este hombre. No
lles de este asunto debía prepararlos yo, ¿no es así? puedo actuar a. medias. No sólo necesito hombres
La operación de cobertura fue bien elaborada. Tengo
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como Stirlitz .. Me hace falta una persona fiel en la divisiones del frente oriental para ayudar a sus tro-
dirección. De otro modo, no podré acabar con Him- -pas en. el frente occidental. Sin embargo, los alema-
mler. Discutiré con Müller todas las posibilidades, tam- nes no lo han hecho ni lo están haciendo. Continúan
bién le hablaré de Stirlitz. Podrían sonar bien en el peleando encarnizadamente con los rusos por Zemle-
tribunal del partido, que habrá de juzgar a Wolff.» nice, una estación casi desconocida en Checoslova-
-Aquí Bormann -dijo con voz apagada la telefo- quia que la necesitan tanto como un· muerto a un mé-
nista-. Dígale a Müller que quiero verlo. dico, pero entregan sin resistencia alguna ciudades
tan importantes en el centro de Alemania, como Qsna-
bFilck,. Mannteim, Kassel. ¿No cree usted que esta
«Confidencial y personal. conducta de los alemanes es más que extraña e in-
»Del primer ministro l. V. Stalin al presidente F. D. comprens.ible? · .
Roosevelt. »3. En lo que se refiere a inis informaciones, qui
»l. ... Nunca he dudado de su honestidad y serie- siera decirle que son personas muy honradas y mo-
dad, así como de la honestidad y seriedad del señor destas que cumplen sus deberes de un modo_ preciso
Churchill. Quiero decir tan sólo que en el transcurso y no tienen intenciones de ofender a nadie. Estos hom-
de nuestra correspondencia hubo de revelarse una di- bres han sido realmente probados ... »
ferencia de opiniones acerca de lo que pudiera per- .
mitirse un aliado respecto · al otro aliado y lo
que no debiera permitirse. Nosotros, los rusos,
creemos que en la actual situación en los frentes, Stirlitz recibió orden de Schellenberg de ·volver al
cuando el enemigo se encuentra ante la capitulación Reich. Era necesario su informe personal al Führer
inevitable, en cualquier ~ncuentro de los represen- sobre el trabajo que él había llevado a cabo para
tantes de uno de los aliados con ·1os alemanes sobre hacer fracasar «las negociaciones solapadas de trai-
los problemas de la capitulación, debe asegurarse la dores como Schlag» en Berna. ·
participación del otro aliado. Esto es necesario, so- Pero Stirlitz no podía regresar a Berlín. Estaba
bre todo, cuando este aliado ha manifestado interés esperando el enlace del centro. Le era imposible con-
en dicha participación. Sin embargo, los norteame- tinuar su trabajo sin tener una comunicación segu-
ricanos y los ingleses 'piensan de otro modo, conside- ·ra. Compraba periódicos soviéticos y se asombraba
rando que el punto de vista· ruso es incorrecto. Por de que allá, en su patria, todo el mundo creyera que
esta razón negaron a los rusos el derecho <;le parti- Alemania ya se había acabado, que los días· del. Reich
cipar en el encuentro con los alemanes en Suiza. Ya estaban contados y que no se podía esperar nada im-
lo he ·escrito a usted, y no creo que sea superfluo re- previsto.
petirlo, que los rusos, en urÍa situación análoga, de Sin embargo, Stirlitz sentía que podían producirse
ningún mo<;lo habrían negado a los americanos y los sorpresas, conociendo como nadie, desde dentro, el
ingleses el derecho a participar en tal encuentro. Sigo poderío potencial del Ejército alemán y de . la in-
considerando correcto el punto de vista ruso, ya que dustrfa, sobre todo ahora, después de haber penetra-
excluye cualquier posibilidad de sospechas mutuas y do en el · secreto de las negociaciones con Occidente.
no ofrece ninguna posibilidad al enemigo de sembrar Mientras más tiempo pasaba, más temía esas sorpre-
la desconfianza entre nosotros. sas. Ignoraba si sus mensajes cifrados, enviados con
»2. Es difícil admitir que la falta de resistencia Katy, habían llegado al centro y al Comité Estatal
por parte de los alemanes en el frente occidental se de Defensa.
debió sólo al hecho de que fueron derrotados. Los Sabía que si Himmler llegara a enterarse de su
aleman·es tienen 147 divisiones en el frente occidental. papel en el fracaso de las·· negociaciones, o Bormann
Sin perjuicio alguno hubieran podido retirar 15-20 conociera su juego doble, o · todos ellos pudieran

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25.- DIECISIETE
bib. estrella roja khalil.rojo.col@gmail.com INSTANTES DE UNA PRIMAVERA
conocer una milésima parte de la verdad sobre él, su
destino sería terrible ...
Stirlitz tampoco ignoraba que al regresar a Berlín,
se ponía l~ soga al cuello. Volver a Alemania simple-
mente para morir era absurdo. Él había aprendido
a pensar en su vida desde afuera, como una catego-
ría que existiese separada de él. El único sentido de
volver a Alemania era asegurándose una comunica-
ción que garantizara un contacto inmediato con Mos-
cú y él. necesitaba urgentemente este contacto inme-
diato y seguro con Moscú .. En caso contrario, podía 17-111-1945 (22 h 57 minl
abandonar el juego: él ya había hecho lo suyo.
Su conciencia estaba limpia. Estaba mortalmente
cansado, pero esto no tenía importancia. Lo funda- Se encontraron en un bar nocturno, como estaba
mental era que él había cumplido su misión. previsto. Una muchacha alocada trataba de seducir
a Stirlitz. Estaba borracha y era algo gruesa y bo-
nita a su modo peculiar y vicioso. Todo el tiempo
le susurraba: «Dicen que nosotras, las matemáticas,-
somos frías. ¡ Mentira! ¡ También nosotras inventamos
en la cama! ¡ En _el amor soy un Einstein! ¡ Soy re-
lativa y absoluta! Te quiero a ti, bello canoso!»
Stirlitz no encontraba modo· de librarse de ella.
Él ya había reconocido a su enlace por la pipa, el
portafolio y la billetera. Debía establecer contacto,
pero no lograba separarse de la muchacha. Un escán-
dalo era lo menos conveniente en este momento.
-Vete a mi coche -dijo Stirlitz-. Saldré en se-
guida, ·Einstein. ·
· -¿Verdad?
-Sí, sí. ..
-Júralo ...
-Lo juro... -sonno Stirlitz-. Saldré pronto. No
te preocupes, iré. Vete. Y escríbeme alguna fórmula
nueva mientras esperas.
El enlace. le dijo que el · centro no insistía en su·
regreso a Alemania, pues comprendía que esto sería
muy complejo ep. la situación creada y ,que se expon-
dría a un gran peligro. Sin embargo, si Justas se sen-
tía con fuerzas, naturalmente, al centro le interesaba
su regreso a Alemania. El centro dejaba la decisión
· final al camarada Justas, a quien comunicaban que
ya se. había solicitado al Comité Estatal de Defensa
y al presidium del soviet supremo de la URSS el tí-
tulo de héroe de la Unión Soviética para él por su

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dar todo, y las luces que entran de la calle me alum-
trabajo en· Ia operación «Sunri~e Crossworél»'. s( Jus- brarán ... » . . .
tas cree posible volver a Alemania,. ·dispondrft de. co- Cuando léyó estas líneas, Stirlitz lloró por segun-
muriicaciórt, con .dos radistas, uno en Potsdarn y otro da ·vez en su vida. La primera vez fue cuando, al re-
en Wedding, a si.i ·disposición. Eran seguros,· pues ha- greso de su primera misión al extranjero~ vio la. tum-
bían sido «c9ngelad9s» dos años antes. ba de su padre. Lloró a solas, lloró de manera infan-
Stirlitz . preguntó al enlace: til son sollozos lastimeros, pero no se avergonzaba
-¿Dispone de algún tiempo to,;lavía? de' ello, simplemente creía que su pena _debía vivir
-¿Por ·qué? .· en él como memoria. Su padre pertenecía a mucha
-¿Dispone de tiempo? -repitió Stirlitz fnmden~ gente, pero el recuerdo de «papá» le perte::neda sólo
do el ceñ_o-: Si tiene diez minutos, escribíré una pe- a éi y era un recuerdo único y Stirlitz no quería ni
queña nota. podía admitir que alguien se ac~rcase a sú recuerdo.
~Tengo diéz .minutos, puedo tomar el tren de Pa- Pero en aquel momento, en Pans, en la margen del
rís. Pero... . río donde estaban lós libreros, .había comenzado. a
-Escribiré en francés -dijo Stirlitz sonriente..:..., llorar inesperadamente para sí mismo. En estas lí-
con la mano izquierda· y sin dirección. En el. centro . neas había encontrado el sentimiento que tanto ne-
la conocen ..... cesitaba y que no había experimentado ni sentido
-Tengo miedo de hablar cor¡ usted -:-dijo el en- en toda· su vida. En estas líneas había visto todo
lace-, es un clarividente. cuanto imagiiiaba tan claramente, todo lo que. so-
Stirlitz quería escribirle a su mujer que aún. re- ñaba, y no había podido tener ni un solo instante .
. cordaba aquella noche en la taigá; eri que ella estaba . Cómo escribir a Sashenka que el · 17 de octubre
sentada junto .a una pequeña ventana y· _la enorme.· dél 40 (recordaba perfectamente el día y Ja hora);- al
luna hacía· aparecer los arabescos de hielo atercio- cruzar la Friedrichstrásse, la vio a ella repentina-
pelados, agradables y ·tiernos. Nunca antes había mente y sus manos ·se helaron y .que empezó a ca-
sentidO aquella sensación de quietud que el destino minar. hacia ella, olvidando que nó podía hacerlo pero
le había deparado e::n aquella noche angustiosa y ·trá- al oír su voz y comprender que no era ella, siguió,
gica .... ·. .· .. . . . . · .. sin embargo, a esta mujer hasta que vo.Ivió dos veces
a
Quería decirle que menudo trataba de dibujar su la· cabeza, al principio _asombrada y' !~ego con en-
cara con lápiz y acuarela. Que una vez i~teni:ó. pin- fado.· · · _
tarla al óleo, pero acabó por rompe!" el henz~. por- Cómo ·escribirfe que había pedido' tres veces al
que la esencia de Sashenka contradecía el óleo cate- . centro que le permitieran volver a Moscú, pero había
górico · y espeso · que en un retrato n<;>, sólo supon_e ·
comenzado la guerra ...
el parecido, _sino la necesaria perfecc10n. Y qu~ el . ¿Cómo expresar en palal;>ras todo esto que ima-
· la descubría nuevamente con cada día de separación. gÍnaba ahora? ·
1 Recordaba sus palabras de joven de 17 años. A pesar
·En aquella ocasión empezó . ~ traducir al francés
del· tiempo transcurrido, aún lo asombraban la pro- lbs versos de Pasternak y los anotaba en forma de
fundidad y ternura de sus palabras y su respeto tí-
prosa, pero luego comprendió que no debía hacerlo,
mido hacia él. Entonces le había dicho a los gendar- porque un enemigo inteligente hubiera podido con-
mes: «Me _avergüenzo de ustedes, sefj.ores. Sus sos-
vertir estos versos en una prueba contra él, que apa-
pechas son inmorales.» , recía como un hombre que tomaba jugo de naran-
Quería contarle la ve_z que en París, en los estable- - jas y fumaba su cigarrillo como lo dictaba la II10da
cimientos de libros junto al Sena, había leído casual- en el lugar donde vivía. Se metió la hoja en el bol-
mente en un librito manoseado: «Quiero irme a casa, sillo (pensando maquinalmente que sería más có-
a la vastedad del apartamento que atrae la tristeza.
modo quemarla en el coche); a las palabras con que
Entraré, me quitaré el abrigo, lo empezaré a recor-

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empezaba su carta agregó: «Creo que esto ocurrirá
en un futuro ,cercano.»
¿Cómo contarle sobre el encuentro con su hijo,
en Cracovia, en el verano del año anterior? ¿Cómo 18~fll-1945 (16 h 35· min)
decirle que el muchacho estaba ahora en Praga y
que su corazón anhelaba verlos a ella y al pequeño
Sasha que se había convertido en Sasha adulto sin El motor del «Horch» gruñía. uniforme y podero-
que él ·pudiera verlo? ¿Cómo expresarle su amor y samente. Un letrero sobre fondo azul junto a la ca-
la desgracia de que ella no esté a su lado, y que es- rretera indicaba que faltaban 247 kilómetros para
peraba el día ei;i que al fin pudiera verla? Las pala- Berlín. Entre las nubes bajas se veían los lagos azu-
bras son poderosas únicamente cuando son muchas les de un cielo cercano. Lá nieve ya se había derre-
y se transforman en la Biblia o en Pushkin ... De otro tido y la tierra estaba .cubierta con hojas de rob.le
modo, no son más que escoria verbal. del color de la herrumbre. Desde el bosque se veía
Stirlitz terminó la carta con un «Te quiero y te el cielo azul, reinaba el ·silencio y se olía a humedad.
beso». Por radio transmitían una canción de Marika Rokk:
El enlace miró el reloj.
-Sí, sí -dijo Stirlitz. Diecisiete instantes de una primavera
-Tengo un par de ~inutos más. quedarán cautivos en tu éorazón. ·
« ¿Cómo puedo expresar con palabras mi angustia · Sé que siemp1·e habrá música alrededor,
y mi amor? -continuó pensando-. Mis palabras. es- que giratán los árboles bailando,
tán gastadas como viejas monedas, Ella me qmere y sólo la gaviota atrapada en la corriente.
y cree también en mis monedas gastadas ... No puedo se· ahogará sin que tú puedas ayudarla.
escribirle de este modo. Estuvimos juntos muy poco
tiempo y ella vive de aquellos días en que estuvimos Stirlitz frenó bruscamente. No había ·tránsito en
juntos. Me quiere comci a aquel ser lejáno y diferen- la carretera y él salió del coche sin apartarlo de la
te. ¿~caso puedo escribirle de este modo?~ vía. Entró en el bosque de pinos y se sentó en la tie-
-Sabe -dijo Stirlitz, guardando las hqJas. en su rra; donde renacía la primera -hierba tímida y de un
bolsillo- tiene ústed razón, no vale la pena arras- verde brillante. Stirlitz acarició suavemente la· tie-.
trar· esto 'a través de tres fronteras. Tiene razón. Per-- rra. Durante largo ·rato estuvo allí s.éntado, acari-
done que le haya robado tiempo. · . dándola con las mános. Sabía lo que le esperaba cuan-
do aceptó volver otra vez a Berlín. Tenía derecho
a estar sentado mucho tiempo en aquella tierra pri-
maveral y fría y a acariciarla con las manos ...

~,.~~.
A
Moscú-Berlín-Nueva. York.

FIN

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