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[1952]
TOMO I
1 - PRELIMINARES
2 - PREHISTORIA DE LA DIALÉCTICA
Orígenes de la metafísica
(…) Le correspondió a la genialidad de los griegos comprender en primer lugar la
naturaleza profunda del problema del conocimiento calificativo-identificador, punto de
partida de todo Conocimientoconocimiento, y proponerlo en toda su generalidad. De
ahí nació la Filosofíafilosofía. Acompañémosla en su eclosión y primer desarrollo, y
abordemos así la historia del Conocimientoconocimiento, las vicisitudes iniciales, y los
rumbos que por consecuencia de ellas irá a tomartomará.
La cuestión de la uniformidad en la multiplicidad y de la permanencia en el flujo se
propone ya claramente en las indagaciones alrededor de una supuesta substancia
universal que daría origen a todas las cosas y que las constituye; y que, como se sabe,
representa el problema central del que se ocupan los llamados físicos de Mileto (Tales,
Anaxímenes y Anaximandro), los precursores de la Filosofía filosofía griega. Esa
substancia representaría la uniformidad y la permanencia del postulado calificativo-
identificador. En rigor, no obstante, ella no resolvía el problema, pues sea cual fuera, el
agua de Tales, o el aire de Anaxímenes o esa substancia indefinida que es el ápeiron3
de Anaximandro, el propio hecho de su transformación y transmutación comportaba
multiplicidad y flujo, que era lo que precisamente se trataba de reducir a la
uniformidad y a la permanencia. Una nueva generación más madura de filósofos de la
segunda mitad del siglo VI, percibirá la incoherencia, y abandonará la concepción de
una substancia sensible matriz y componente de todas las cosas, para buscar la unidad
del Universo universo en principios más allá y por encima de los sentidos.
Para esa grande modificación del curso del pensamiento griego contribuyeron
ciertamente concepciones de orden extracientífica y mística cuyo origen es difícil de
precisar; pero que, completamente ausentes en los físicos de Mileto, marcan
profundamente todas las corrientes filosóficas de la segunda mitad del siglo VI. Tanto
los pitagóricos, como Heráclito y los eleáticos, que representan las grandes figuras de la
3
N. de los T.: En en el texto original, consta aparece la palabra escrita en caracteres griegos – ἄπειρον.
época, intermedian su pensamiento con especulaciones acerca de lo sobrenatural; y el
“principio” con el que cada cuál uno busca unificar el Universo universo participa
siempre, en mayor o menor proporción, de fuerzas extra y supernaturales. Pero si ese
factor místico-religioso, que según Zeller es de origen extranjera y proviene de
influencias orientales, contribuyó para darle un carácter específico y original al
pensamiento griego, y acentuar su nueva dirección, resulta sin embargo de la
observación de los hechos, y en particular de su secuencia posterior, que otra
circunstancia constituyó de eso el factor fundamental y decisivo.
La transición del pensamiento de los físicos de Mileto para los filósofos de la
segunda mitad del siglo VI representa, en última instancia, el ascenso del pensamiento
griego del nivel del empirismo rudimental y grosero, para loal del racionalismo, que
entonces hace su entradaentra en la historia de la cultura humana. Del conocimiento
limitado a la simple constatación empírica de los hechos, y de su representación
imaginativa según modelos sensibles de fácil e inmediata identificación (como los aros
de una rueda con los que Anaximandro explicaba los cuerpos celestes, o la propia
“substancia” modelada tal como los materiales comunes), pasan los pensadores
griegos a un plano más abstracto, e irán a ocuparse directamente con el propio
Pensamiento pensamiento en sí y con la sistematización racional del conocimiento,
buscando realizar en su conjunto lo que la Lógica lógica denominaría más tarde de
“coherencia”, es decir, su ajuste armónico de conceptuación; la estructuración
conceptual en oposición al simple registro empírico de representaciones sensibles que
caracterizara la fase anterior.
El propio argumento que la nueva filosofía emplea contra la substancia de los
presocráticos, que mencionamos anteriormente, argumento de naturaleza puramente
conceptual en que se contrastan conceptos, destacando su contradicción, ya muestra
una faceta nueva del pensamiento y la preocupación de encuadrar la conceptuación
empleada en un sistema de conjunto en el que las diferentes partes se ajustaran
armoniosamente unas con las otras, y en el que hubiese siempre entre ellas una
correspondencia y concordancia perfecta. Ahora bien, esa preocupación que
llamaríamos hoy de “lógica”, no constituye sino una expresión de los primeros pasos
del proceso de logificación que señalamos anteriormente. Es lo que veremos en el
análisis al que vamos a proceder, de esta fase brillante de la Filosofía filosofía griega
que se extiende de la segunda mitad del siglo VI hasta la segunda mitad del siglo IV.
(...)
La filosofía – que aún no tenía de hecho ese nombre, que solamente aparecerá con
Sócrates – desplazaba así el centro de sus atenciones para elal Pensamiento
pensamiento y su contenido: la conceptuación; y así se hacía con eso, esencialmente,
el conocimiento del conocimiento. Sin embargo, No no se rompía enteramente con eso,
no obstante, el puente que ligaba a las dos esferas en en que después de los eleáticos
se subdividirá el conocimiento. Ni eso era posible, y la separación rígida en que las
esferas aparecen en Parménides no podía ser mantenida, porque ambas se penetran
mutuamente, y no son en realidad sino dos aspectos del mismo asunto. Tanto más que,
en la raíz de las dos, se proponía aún el problema fundamental que estimulará toda
especulación filosófica y le diera dará razón de ser: la uniformidad en la multiplicidad y
la permanencia en el flujo. Recordemos que no fuera otro en última instancia el
objetivo de los eleáticos, que después de la solución ambigua y oscura dada por
Heráclito, habían desplazado francamente la respuesta para el terreno conceptual. Es
en el Serser, que en realidad no pasa de una proyección de la conceptuación en la
existencia concreta y exterior, que encontraron, como vimos, aquella uniformidad,
unidad y permanencia. Pero esa solución aún era incompleta, pues se separaba con
ella la esfera conceptual de la Realidad realidad de los hechos; se trataba ahora de
restablecer la unidad del conocimiento articulando y adaptando nuevamente aquellas
esferas. Toda la Filosofía filosofía siguiente se esforzará en ese sentido, pero ella
evolucionará para el mismo fin marchando por vías opuestas: de un lado, de la
conceptuación para a la Realidadrealidad; y del otro, inversamente, de la Realidad
realidad para la conceptuación. La primera dirección será la del idealismo; la otra, del
materialismo.
Esas dos direcciones, no obstante, no se afirman y ni distinguen claramente desde
luego, y las encontramos aal principio las encontramos aún confundidas, aunque ya en
vías bien marcadas de diferenciarse. Es lo que se observa particularmente en los
sistemas mixtos, que hoy llamaríamos “eclécticos”, de Empédocles y Anaxágoras; y es
solamente en el atomismo de Leucipo, de un lado, y en el florecimiento idealista del
que resultaron el platonismo y el gran sistema de Aristóteles, del otro, que el
materialismo e y el idealismo de forma respectivamente marcan, clara y
distintamentediferentemente, sus posiciones específicas. No insistiremos en el
materialismo, que por los motivos que pronto veremos, tendrá ense enfrentamiento
enfrentará con su concurrente competidor idealista en un papel secundario en el
desarrollo de la Filosofía filosofía griega; así como, más tarde, en el de la cultura de
Occidente en general; y solamente recuperará su estatuto con el surgimiento de la
ciencia moderna.
Nótese, sin embargo, que, aunque tan divergente del idealismo en lo que concierne
a la concepción general del Universo universo y aún a la naturaleza del conocimiento y
de su elaboración, el materialismo tendrá las mismas raíces racionalistas de su
adversario. Es enEn su mayor parte, es en bases puramente racionalistas que él
estructura y apoya sus concepciones, a saber, en datos y conclusiones de la
Razónrazón, obtenidos a través de especulaciones y simples operaciones lógicas, como
diríamos hoy, del pensamiento. Por supuesto, los materialistas buscan referir tales
conclusiones especulativas a la experiencia sensible, e incluso hacen de eso un
principio esencial de su método de conocimiento. Pero esa posición es mucho más
teórica que efectiva, y constituye antes un simple homenaje a su concepción
materialista fundamental, a saber, que todo conocimiento proviene de los sentidos.
Esto porque de un lado no solamente los recursos experimentales de la época eran
naturalmente muy limitados, prácticamente casi inexistentes, pero sobre todo porque
la propia manera con quecomo se proponía la mayor parte de sus conjeturas
especulativas, y particularmente las fundamentales y de gran generalidad como la
concepción atómica y la de los “simulacros” desprendidos de los objetos y que
afectando los sentidos provocaban las sensaciones, aquella manera tornaba volvía
desde luego imposible la verificación experimental de tales conjeturas.
Lo que de hecho para los materialistas no tenía mayor importancia pues ellos se
contentaban generalmente con la “plausibilidad” de sus teorías y con el hecho de que
ellas fueran racional o lógicamente posibles, es decir, compatibles con su modo
habitual de pensar. Por otro lado, y aún más concluyente en el caso, lo que los
materialistas griegos consideran la verificación experimental es algo muy diferente a lo
que entenderíamos hoy como tal, y no pasa en realidad de una simple y grosero
grosera confrontodisputa, realizadao por la imaginación, entre conjeturas racionales e
hipotéticos modelos sensibles más o menos aproximados. De hecho, todas sus
explicaciones no pasan de tales reproducciones aproximadas y juzgadas plausibles, de
hechos sensibles corrientes y banales, y por eso fácilmente accesibles a la imaginación.
En ese sentido, los materialistas son los continuadores de los físicos de Mileto, y
Aristóteles tiene toda la razón cuando a ellos afilia relaciona a ellos a Demócrito, el
gran materialista de su tiempo. Sin embargo, hay en él algo de nuevo: su racionalismo,
que contrasta vivamente con la ingenuidad y el realismo empírico de los precursores de
la Filosofía filosofía griega, y que los aproxima, desde este aspecto, a los idealistas.
Así el materialismo, en contraste con el idealismo, se caracteriza sobre todo por su
intransigente posición de principio, pero únicamente de principio, en favora favor de
los sentidos como origen universal y único del conocimiento, en oposición a todo lo
que constituyera contribución de un pensamiento puro donde precisamente los
idealistas situaban la fuente legítima de toda verdadera ciencia. (...)
Brecha en la Mmetafísica: elaboración de la matemática
(…) Pero es con la consagración del verbalismo, es decir, con el reconocimiento
expreso y de principio que la Logística logística y la Lógica lógica en general no tienen
otro objeto y no pueden ir más allá de la consideración del lenguaje y formas verbales
– y es esa la conclusión forzada, según vimos, a la que llegaron Russell y toda la
Logística –, que la elaboración lógica alcanza el extremo de su prematura
degeneración. Aquella consagración expresa y erigida en de norma forma fundamental
de investigación es particularmente acentuada por el grupo de lógicos hoy en la
vanguardia de toda la Logísticalogística: el llamado Círculo de Viena, que inspirándose
en L. Wittgenstein, un legítimo discípulo de la tradición russelliana, tiene hoy como
máximo representante a Rudolf Carnap. Éste Este último, sin la menor duda, y
reconociendo además un hecho verdadero relativamente al carácter asumido por la
elaboración lógica más reciente – aunque interpretándolo a su modo, es decir,
favorablemente –, escribe: “El desarrollo de la lógica durante los últimos diez años
[escrito en 1934] mostró claramente que ella solamente puede ser estudiada con algún
grado de precisión cuando está basadase basa no en juicios (pensamientos o contenido
de pensamientos), y sisino en las expresiones lingüísticas, de quedonde las frases
(sentences) son las más importantes, porque es solamente solo con relación a ellas que
es posible establecer reglas nítidamente (charply) definidas”.
¿Qué quiere decir esto? ¿A que corresponde eso? A nadaNada menos que reducir la
Lógica lógica a la consideración y estudio de la forma y estructura del lenguaje,. Eso
limitar los sus horizontes a los de la una Lógica a los de una Gramática gramática
extremadamente tímida, que se recusara sistemáticamente y por principio a considerar
cualquier asunto que fuera más allá de la simple y pura expresión formal y verbal.
Carnap y su Círculo no ven en esto inconveniente, pero por elsino al contrario, una gran
ventaja, porque admiten que existe una forma absoluta del conocimiento que
independe completamente de su contenido y que se puede expresar de forma
separada. a parte de él. El objeto de la llamada Sintaxis Lógica visaría sería esa
expresión; y el conocimiento en ella traducido y de acuerdo con sus normas no
presentaría más duda alguna de la naturaleza epistemológica o filosófica. A propósito,
para Carnap y sus colegas, la Filosofía filosofía no tiene en realidad otro asunto que “la
lógica de la ciencia… que consiste en nada más que la sintaxis lógica del lenguaje de la
ciencia”.
Sin entrar en consideraciones de orden filosófica, a propósito de esa concepción de
una forma absoluta del conocimiento (que no es sino otra manera de presentar la tesis
clásica y esencial de la Metafísica metafísica relativa a la existencia o “subsistencia” de
una esfera de esencias independiente de la Realidad realidad objetiva y empírica, e
inclusive del Pensamiento pensamiento humano) observaremos apenas que Carnap y
su Círculocírculo, pretendiendo pretenden atenerse rigurosa y exclusivamente a la
consideración del lenguaje, y no disponiendo decuentan con otro material disponible
para sus investigaciones sino que el propio lenguaje corriente que ellos buscanque
intentan traducir en un lenguaje libre de vicios, y que sea expresión de la pura forma
absoluta., De hecho, ellos de hecho acaban traspasandoterminan pasándole
inconscientemente para a su lenguaje sintáctica sintáctico ideal todas las concepciones
filosóficas que están implícitas en el lenguaje corriente, tanto en su contenido como en
su forma, y de la cual que solamente solo se podrían podrán librar saliendo de ellaél, a
saberes decir, para elyendo al pensamiento y el al conocimiento que el lenguaje tiene
por objeto traducir. Es de hecho lo que ocurre con los logísticoslógicos; y es iludiéndose
a sí mismos, que ellos juzgan estar librando del lenguaje corriente apenas una forma
ideal. La propia metodología del Círculo de Viena está densamente cargada de
concepciones metafísicas que pasan desapercibidas, porque no hay referencia expresa
a ellas. Pero el encubrimiento no es por eso menos perceptible para quién las quiera
ver. (...)
Y por eso, el esfuerzo de los nuevos lógicos, aunque esté dentro de la tradición y en
los métodos formales de la Matemáticamatemática, tan exitosos en el pasado,
fracasará. Los Russells, Wittgensteins y compañía, serán apenas nuevos escolásticos
que buscan encuadrar el pensamiento y conocimientos vivos de nuestro tiempo en las
formas rígidas y muertas de la Metafísicametafísica. Por eso, así como sus antecesores,
se perderán cada vez más en los laberintos, en las sutilezas y controversias sin fin, que
en su mayoría no pasan de juegos de palabras. Y aunque sembrando por doquier
alguna semilla fecunda – así como los escolásticos que también dejaron algunas de las
semillas de la Ciencia moderna –, acabarán sepultados como ellos en su abundante
verbalismo para el cual no faltarán los títulos latinos que adornaban los grandes tomos
de la Escuela: Principia Mathematica, Tractatus Logico-Philosophicus, Fundamenta
Mathematica y otros naturalmente en preparo…preparación4 Y sobre esa venerable
sepultura no faltará por cierto el epitafio de un nuevo Descartes.…
La logificación lógica del Conocimiento conocimiento moderno vendría por
otras vías y tomaría un carácter bien muy diferente. Es lo que buscaremos
intentaremos describir en la próxima parte de este libro.
4
N. de los T.: Referencia a obras respectivamente de Russell, Wittgenstein y St. Lesniewski.
TOMO II
3 - HISTORIA DE LA DIALÉCTICA
Dialéctica Materialista
(…) En primer lugar, observemos la posición que Marx asume en el análisis de
los factores económicos. En La Miseria de la Filosofía, que es un libro polémico dirigido
contra Proudhon, que recién había publicado la Filosofía de la Miseria, Marx contrasta
sus métodos, que son los de la Dialéctica, con los dos economistas clásicos cuyo
pensamiento estacionó en la Metafísica metafísica, – como también estacionará en la
Economía economía Política política burguesa, hasta nuestros días. Él escribió: “Los
economistas expresan las relaciones de la producción burguesa, la división del trabajo,
el crédito, la moneda, etc., como categorías fijas, inmutables, eternas.… nos Nos
explican cómo se produce en esas relaciones dadas, pero lo que no nos explican es
como cómo esas relaciones se producen, es decir [no explican] el movimiento histórico
que las engendran”. Y llegan así a un “impase” cuando tratan de desvelar sus
categorías, revelar su naturaleza y origen se encuentran con un problema.
Marx muestra porqueafirma: “Desde el momento en que no se busca el movimiento
histórico de las relaciones de producción, de que las categorías no son sino la expresión
teórica; desde el momento en que no se ve en esas categorías más que ideas,
pensamientos espontáneos, independientes de las relaciones reales, se está obligado a
buscar el origen de estos pensamientos en el movimiento de la razón pura.” En otras
palabras, por cierto difícilmente más claras que estas de Marx, no se puede conocer la
naturaleza de las relaciones de producción y explicarlas convenientemente, sino
indagando sobre su origen. ¿Y cuál es ese origen? Los hechos históricos, las relaciones
que las precedieron y el movimiento histórico a través del cual esas relaciones
anteriores se transformaron en las relaciones actuales que son consideradasse
consideran.
Es necesario tomar el movimiento de la historia, su autodinamismo íntimo y
propulsor, su dialéctica, para hacer uso de una expresión más cómoda y consagrada,
que hace con que las relaciones establecidas entre los hombres, y las de producción en
particular – relaciones de empleado y empleador, de comprador a vendedor,
prestamista a acreedor, etc. – estén en perpetuo “devenir” y transformándose
permanentemente – el trueque de géneros transformándose en compra y venta a
dinero; la prestación in natura de parejas, en pagos de renta de la tierra; el
abastecimiento de materias primas del capitalista al artesano que elabora el producto y
devuelve aquella materia prima en la forma acabada al capitalista (como se practicaba
en los inicios del capitalismo industrial), transformándose en pago de salario al obrero
por el capitalista industrial; y así sucesivamente. – Es eso lo que Marx, con su dialéctica,
hace; y es lo que la metafísica de los Economistas economistas no alcanza y no puede
alcanzar, inmovilizados como se encuentran al frente de sus categorías, y se quedan
por eso en la simple constatación y descripción de los hechos económicos, cuyo origen
son así obligados a atribuir a un acto de voluntad, fruto del pensamiento puro de los
participantes de aquellos hechos, acto por lo tanto inexplicado e inexplicable.
La solidaridad de los hechos económicos – solidaridad que se expresa en
primero lugar en aquella filiación y génesis de las relaciones humanas, unas a partir de
las otras, y que necesita ser consideradadebe considerarse para explicarse e interpretar
aquellos hechos – no ocurre únicamente en el tiempo, en la su sucesión de ellos, sino
también en el espacio, en su simultaneidad. Los diferentes hechos económicos, es
decir, las relaciones de producción, como consecuencia precisamente de la génesis en
común en un proceso histórico general, se encuentran interconectadas, articuladas
íntimamente entre si sí y en función de una de las otrasuna en función de la otra:
ninguna existe u ocurre sin las demásla otra, todas y cada una se presuponen recíproca
y mutuamente. La estructura económica, que forma el conjunto de aquellas relaciones,
constituye en resumen un todo único, y no un aglomerado de grupos o sectores
separados de hechos específicos que se reúnen en categorías estanques. Valor,
moneda, capital, salario, crédito, precio, mercancía, etc., todo eso se conecta e
interconecta, condicionándose mutuamente, en una red compleja en la que es
imposible caracterizar un elemento sin considerar a la vez todos los demás, y sobre
todo el conjunto en función del cual que ellos existen. Y es ese conjunto, y solamente
él, quien que explica sus partes o elementos.
“Las relaciones de producción de una sociedad forman un todo”, escribe Marx;
los Economistas economistas consideran las relaciones económicas como otras tantas
fases o elementos autónomos que se siguen unos a los otros, que resultan uno del
otro. El inconveniente que hay en esa manera de considerar el así esta cuestión,
continúa Marx, es que cuando se aborda sólo solo uno de esos elementos, se torna
vuelve imposible explicarlo sin recurrir a todas las demás relaciones de la sociedad;
relaciones que todavía, según la concepción de esa manera de ver, aún no fueron
engendradas. Cuando enseguida se pasa a la consideración de otros elementos, se
consideran como “niños recién nacidos”, olvidando que son de la misma edad que el
primero. Así para llegar a la explicación del valor no es posible prescindir de la división
del trabajo, de la competencia, etc.; pero para explicar esa división del trabajo, esa
competencia, no es posible prescindir del valor. “Construyendo el edificio de un
sistema ideológico [la Economía Política como ciencia], pero categorías de la economía
política, desplazan los miembros del sistema social. Se transforman lLos diferentes
miembros de la sociedad se transforman en otras tantas sociedades aparte y que
vienen una después de las otras”; y se vuelve imposible “explicar el cuerpo de la
sociedad, en el cual que todas las relaciones coexisten simultáneamente y se soportan
unas a las otras”.
Destacamos esos fragmentos, como podríamos hacer con otros, con el único
objetivo único de poner en relieveremarcar el método de pensamiento según el cual
que Marx aborda el análisis de los hechos económicos, el ángulo desde el cual que
llega a ellos. Los hechos no son considerados por él en síNo considera los hechos en sí,
encuadrados en categorías estanques, aisladas del sistema al que pertenecen – como
lo hacía y aún lo hace la Economía economía Política política clásica, anteponiendo
siempre a sus exposiciones una definición, a la indagación “¿qué es eso o aquello?”,
¿de qué se compone?, etc., etc.; buscando así la “naturaleza” o “esencia” de las
categorías económicas –. Lo que Marx busca son relaciones, y considera así los hechos
en su “devenir”, que es su relación en el tiempo y en el espacio dentro de la unidad
del conjunto. Los hechos no interesan sino como expresión de su dinamismo, de su
sucesión o seguimiento, de la posición relativa de sus momentos en el todo de la vida
humana: en su pasado, en su presente, y así pues también en su futuro. Y ahí ya
comenzamos a percibir la proyección normativa de la ciencia dialécticamente
elaborada. Porque aquel “futuro” quiere decir previsión; y previsión significa norma de
acción, y por lo tanto acción también, es decir, nuevos hechos. El conocimiento
dialéctico, por su naturaleza, y no por simple “adivinación”, se proyecta
necesariamente para el futuro. (...)
Marx acude siempre a las relaciones, como acabamos de verlo en unos pocos casos
particulares, y podríamos comprobarlo fácilmente con todos sus trabajos. En particular
y especialmente en El Capital, donde Marx desarrolla y profundiza considerablemente
sus ideas, sin detenerse nunca antes de alcanzar, en cada caso, la intimidad de los
hechos analizados y el fondo de sus pensamientos. Lo vemos por eso apuntar minucias
aparentemente insignificantes, pero observándolasos con atención, verificaremos que
son esas minucias precisamente los pasajes más importantes del texto. ¿Y por qué eso?
Porque en ellas Marx está detallando una relación, revolviendo los hechos hasta sus
raíces más profundas con el fin de desvelar alguna relación que en ellas se oculta. Y es
en esa relación laboriosamente desvelada que se encuentra el sentido verdadero de
muchas y muchas páginas. Verificamos eso desde las primeras líneas de El Capital, en
las que Marx analiza el cambio. Son páginas y páginas de texto en que ese hecho
aparentemente tan simple como el cambio es movido y removido de todas las maneras
posibles e imaginables, en un verdadero esfuerzo bizantino que hace el lector
desprevenido cansar y desesperarse, considerando exageradas e inútiles todas aquellas
acrobacias de pensamiento al que el despiadado autor lo está sometiendo. Es deDe
hecho, es eso lo que torna vuelve la lectura de El Capital muy ardua y fatigante.
Pero arduos y fatigantes también son los trabajos de Mecánica, por ejemplo, donde
sin una pausa, sin el aperitivo de una parada pausa contemplativa, el pensamiento ha
de moverse entre los numerosos términos numerosos y tan complejamente
relacionados por con expresiones matemáticas, que representan el enmarañado de los
hechos físicos. Marx hace con la Economía economía lo mismo que hace el físico con su
Cienciaciencia: está colocandocoloca los hechos que analiza al desnudo,
deshaciéndolos y recomponiéndolos sucesivamente para descubrir la íntima relación
que los estructura. Y es aquel hecho elemental del cambio, cuando introducido y
revuelto por de tal forma, que va a revelar toda la estructura de la economía
capitalista. El cambio es apenas un elemento de esa estructura, pero como elemento
que es de una estructura y por lo tanto de un conjunto, de un sistema, contiene en sí,
en germen, toda aquella estructura.
Toda la obra de Marx, todo el marxismo por lo tanto, es en esencia una
investigación de relaciones, – así como toda verdadera ciencia. Pero Marx lo hace como
que instintivamente. Hasta ahora hemos explicado su método afirmando que es
“dialéctico”, y que se usa la Dialéctica dialéctica que fue a buscar en Hegel. Esa
formulación no es rigurosa, y no corresponde enteramente a los hechos; y la usamos
más para facilitar la exposición. En ningún pasaje pasaje de su voluminosa obra, Marx
dice ser un “dialéctico” en el sentido que usamos el término, y en parte algunaninguna
parte pensó en la existencia de un “método” que sería ese de buscar consciente y
deliberadamente relaciones. La “dDialéctica” para Marx es sólo simple y únicamente el
movimiento, la transformación que se verificada en la Realidad realidad objetiva y que
podemos constatar y observar en los hechos concretos. Al oponer Oponiendo su
concepción filosófica a la de Hegel, en el prefacio de la segunda edición de El Capital,
Marx escribe:
“Mi método dialéctico no distingue solamente, cuanto al fundamento,
del método hegeliano. Es su contrario directo. Para Hegel, el proceso de
pensamiento, que él incluso hace ser un sujeto autónomo – bajo el nombre
de idea –, es el creador de la realidad, que no es de él sino el fenómeno
[manifestación] exterior. Para mí, el mundo de las ideas no es sino un
mundo material transpuesto y traducido en el espíritu humano.”
Quiere decir que lo que Marx llama de su “método dialéctico” en ese pasaje – y es
este el único método que él considera – es el propio mundo material, en su
movimiento y transformación permanentes, que se transpone y traduce en el espíritu
humano, constituyendo con esa “transposición y traducción”, el mundo de las ideas.
(...)
4 - LÓGICA DIALÉCTICA
Teoría Dialéctica del Conocimiento
(...) El individuo pensante actúa en función de su pensamiento, y es para actuar que
él piensa. E inversamente, y como consecuencia, es en la acción que inspira su
pensamiento. Acción y pensamiento forman en él dos aspectos del mismo hecho; y si
acción es exteriorización del pensamiento, pensamiento es interiorización de la acción.
Y no se cite, para argumentar en contrario, el sofisma grosero pero frecuentemente
invocado, del científico que elabora su ciencia completamente absorto de la práctica,
pues sin contar que se trata de casos excepcionales, aún en nuestra sociedad
contemporánea de funciones altamente diversificadas y especializadas, hay que
recordar que si aquel científico ignora o finge ignorar la práctica, esta no ignora su
ciencia. La unidad del proceso de elaboración del conocimiento, que aparentemente se
ha roto rotas por las concepciones particulares y personales de un científico, se
restablece en el plano social. Además, ¿qué sería de ese científico si no lidiara con
datos previos de un conocimiento que no fue por él elaboradolo elaboró, pero que
posee por el único hecho de haberse formado e instruido en una Cultura cultura que
no le pertenece, y sisino al conjunto de la colectividad a la que él hace partepertenece?
¿Y de donde dónde proviene aquella Cultura cultura si no de la experiencia, y por lo
tanto, de la acción de muchas generaciones que lo precedieron y de la propia
generación a la que pertenece?
Dejando aun así de lado esos aspectos más profundos y generales del asunto, y
considerando apenas el trabajo en sí de la elaboración científica, el hecho es que el
científico observa, investiga, experimenta, es decir, : lo que implica siempre acción. Y
acción, como veremos enseguida, de importancia capital para el esclarecimiento
deaclarar la cuestión central que ahora nos ocupa. Lo que sobre todo interesa aquí es
constatar que la experiencia humana, los contactos del Individuo individuo pensante
con la Realidadrealidad, en todas sus tan variadas ocurrencias, y produciendo desde la
más simple impresión sensorial hasta las más complejas experiencias, no solamente
solo constituyen el punto de partida del conocimiento., másMás aún y sobre todo
derivan de un pensamiento que va al encuentro de la Realidadrealidad; de un
pensamiento traducido en acción. Es eso lo que debe capturar nuestra atención, y es
de ahí de donde que parten las consideraciones que siguen. (...)
Consideremos una fase muy primitiva y rudimentaria del individuo pensante: sus
primeros años. Su experiencia sensible es mínima, su contacto con la Realidad
incipiente; y así su estado mental se reduce a muy poco, y presenta un contenido en el
que lo vegetativo predomina francamente sobre el pensante aún sin forma definida. Y
es ese estado mental primario el que condiciona, como vimos anteriormente, su
experiencia sensible y los Objetos objetos de su pensamiento. La perceptibilidad de ese
individuo, su capacidad de aprender y penetrar la Realidad realidad son
necesariamente reducidas, ella se concentra en el pequeño rayo alcanzado por su
psiquis rudimentaria y su elemental estado mental, en el que abultan impulsos
puramente o esencialmente vegetativos: impulsos físicos y gozos materiales
extremadamente simples.
El hambre, la sed, la saciedad, todo lo que anima, lo que inspira su vida sensible y
condiciona sus experiencias. Resulta de ahí que la participación de su Ego ego en esas
experiencias sea necesariamente muy grande. Predominará francamente en ellas la
sensibilidad pura, el Yo yo sensible, en contraste con el pensamiento que aún no existe
o es mínimo y que en un nivel psíquico más elevado constituiría el elemento que se
coloca, como vimos, en frente de la sensibilidad, y considera las sensaciones e
impresiones en general derivadas de la experiencia sensible. Así, pesará casi
nadaPesará así casi nada el condicionamiento de un estado mental que es él mismo
aún, casi sólo únicamente sensibilidad. El Objeto objeto del pensamiento derivado de
tales impresiones sensibles del recién nacido tendrá así una fuerte dosis de
subjetivismo.
Es lo que la observación de la infancia evidencia. El mundo exterior, el objeto
del pensamiento de los niños de temprana edad, que se acentúa mientras sea menor la
edad, constituye como una emanación de ellos propios. Son sus sensaciones, su
sensibilidad lass que habitan aquel mundo infantil. Se nota frecuentemente que los
niños hasta los dos o tres años relacionan el dolor que sienten con el objeto que lo
produjo, tornándose así un “atributo” del objeto; lo que revela la confusión que ellos
crean a sí mismo y al mundo exterior. También vemos a los niños suponer que el dolor
que sienten puede ser “visto” por otras personas. Esa objetivación de las sensaciones e
impresiones no constituyen sino la proyección que el niño hace de sí mismo, de su Ego
ego en la Realidad realidad exterior, configurando por lo tanto un Objeto objeto del
pensamiento de naturaleza eminentemente subjetiva y casi completamente de su
propia creación.
La extrema participación subjetiva del niño en el objeto de su pensamiento se
revela mucho en aquello que se se acostumbrasuele designar como falta de
personalidad, es decir, la ignorancia de su persona, de su individualidad. El hecho es
ampliamente conocido, pero los psicólogos se limitan en general a registrarlo, sin
buscar darle una explicación de conjunto. Además, la propia designación dada al hecho
es defectuosa, porque expresa antes el punto de vista del observador, que el hecho
propiamente. De aquel punto de vista, lo que observamos, es que el niño se confunde
con la Realidadrealidad, no se distingue a si sí mismo de ella. Pero para una
apreciaciónapreciar de forma correcta del el hecho, debemos invertir la observación:
es la Realidadrealidad, que el niño aún mal conoce, que se confunde en él. Para
nosotros, el niño está aún inmerso en el mundo que lo rodea; para él, sin embargo, es
el mundo, del que él hace objeto de su pensamiento, que se encuentra dentro de él,
incluyendo su psiquis. Es esa psiquis la que forma su mundo, y constituye casi todo el
Objeto objeto del que se ocupa su pensamiento rudimentario.
En laA medida en que el niño se desarrolla, va adquiriendo personalidad, es
decir, la facultad de distinguirse nítidamente como individuo a parte en el seno del
Universouniverso. Eso no significa otra cosa que la ruptura progresiva entre su psiquis,
su Egoego, y la Realidad realidad exterior; y la consecuente facultad de constituir un
Objeto objeto del pensamiento libre de su esfera subjetiva, en la medida de de ese
progreso. Tal Este objeto se irá así caracterizando nítidamente para él como exterior,
como una Realidad realidad que no es él y que se le opone. Y al mismo tiempo que el
Objeto objeto del pensamiento se traslada para a la Realidadrealidad, el Sujeto sujeto
se va marcando más acentuadamente. Es la personalidad que se perfila. El proceso de
personalización del niño no es más que esa diferenciación y caracterización progresivas
de las dos esferas del pensamiento: la del Sujeto sujeto y la del Objetoobjeto. En cada
ciclo sucesivo del pensamiento, y ascenso de este, la oposición Sujetosujeto-Objeto
objeto se hace más marcada, más profunda, más nítida. Pero ¿por qué todo esto?
Precisamente porque aquel ascenso del pensamiento significa para el conocimiento del
niño y su estado mental un enriquecimiento de la Realidad realidad exterior que él
puede así contrastar crecientemente con su esfera personal y subjetiva. (...)
FIN