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Cueto Rivas Favio CICLO X

BOTRYTIZ

Botrytis cinerea Pers.:Fr. (en la forma anamórfica) o Botryotinia fuckeliana (de Bary)
Whetzel en su forma teleomórfica. Es un hongo patógeno de muchas especies
vegetales, animales y bacterias aunque su hospedador económicamente más
importante es la vid. En viticultura se conoce comúnmente como podredumbre de
Botrytis; en horticultura normalmente se llama moho gris. El hongo ocasiona tres tipos
diferentes de infecciones de las uvas. Por una parte, la podredumbre gris, que es el
resultado de una infección de plantas empapadas o en condiciones de humedad, y
típicamente produce la pérdida de los racimos de uva afectados y contagia con una
forma de rabo o trompa por lo que le introduce veneno. El segundo tipo, podredumbre
noble, ocurre cuando a unas condiciones de humedad le suceden otras de sequedad,
así se producen los característicos vinos de postre dulces, como el Tokaji; así como
las típicas uvas pasas.
Las enfermedades causadas por Botrytis quizá sean las más comunes y más
ampliamente distribuidas de hortalizas, plantas ornamentales, frutales, etc. Son las
enfermedades más comunes de las plantas cultivadas en los invernaderos. Estas
enfermedades aparecen principalmente en forma de tizones de inflorescencias y
pudriciones del fruto, pero también como chanchos o pudriciones del tallo,
ahogamiento de las plántulas, manchas foliares y como pudriciones del tubérculo,
como un bulbo y raíces. Bajo condiciones húmedas el hongo produce una capa
fructífera conspicua de moho gris sobre los tejidos afectados. En este momento, es
uno de los problemas más graves de los cultivos protegidos y al aire libre del litoral
mediterráneo.

1. MÉTODOS DE CONTROL.
Los procedimientos de control de Botrytis son complejos e inciertos en sus
resultados, al menos en condiciones muy favorables para el parásito, pero se
pueden resumir en:

1.1. MÉTODOS PREVENTIVOS Y PRÁCTICAS CULTURALES:


Es uno de los aspectos más importantes para el control de esta
enfermedad y debería de condicionar el dimensionamiento y tipo de
invernadero para las comarcas donde B. cinerea es un problema grave.
Destacan:

 Es importante evitar las siembras demasiado densas en


condiciones de baja luminosidad.
 Desinfección de semillas.
 La solarización es efectiva para el control de esclerocios.
 Manejar la aireación, calefacción y el riego en invernadero con el
fin de reducir la duración de los periodos diarios que combinan
humedad a saturación y condensaciones y temperaturas de 15-
17º C,
 Hacer podas y deshojados a ras del tallo para no dejar tocones
que sirvan al desarrollo del parásito. Aplicación de una pasta
fúngica en las heridas.
 Controlar los niveles de nitrógeno en el suelo, ya que niveles
elevados favorecen el desarrollo de la enfermedad.
 Es fundamental la retirada de restos de cultivo y plantas
afectadas por la enfermedad tanto del exterior del invernadero
como alrededores.
 Aplicación de cubiertas plásticas de invernadero con absorción
de luz ultravioleta ya que reducen la esporulación y la tasa de
colonización epidermal.
 Los órganos almacenados como como es el caso de los bulbos
de cebolla, deben protegerse manteniéndolos de 2 a 4 días a
una temperatura de 32 a 50º C a fin de eliminar el exceso de
humedad y manteniéndolos posteriormente a 3º C en un
ambiente lo más seco posible.

1.2. CONTROL BIOLOGICO.


Se han descrito diversos hongos (Trichoderma spp., Coniothyrium spp.,
Gliocladium p., Mucor spp., Penicillium spp., Verticilium spp.), bacterias
y nematodos como antagonistas de B. cinerea, citando a los primeros
como los más importantes en los cultivos hortícolas. Para el control
biológico del moho gris de las manzanas se ha descrito el hongo
antagónico Trichoderma harzianum. Estos agentes de control todavía
no se aplican de forma comercial en estos cultivos.

1.3. CONTROL QUIMICO.


Se basa en el empleo de fungicidas. El control de Botrytis en los
terrenos de cultivo mediante aspersiones químicas aún no ha tenido el
éxito deseado, especialmente en los climas húmedos y fríos. En el caso
de la pudrición de la lechuga por Botrytis, se recomienda llevar a cabo
aspersiones con diclorán o zineb. Otros fungicidas como el difolatán,
dyrene, maneb-zinc, maneb o el clorotalonilo, parecen ser más
adecuados en cultivos como la cebolla y el tomate. Para el control de
las pudriciones del fruto, como es el caso del moho gris de la fresa, se
recomiendan las aspersiones o espolvoreaciones con captán, thiram o
benomyl.

Sin embargo se han descrito regiones donde la resistencia de Botrytis


cinerea a fungicidas es un hecho, por lo que se recomienda:

 Tratar la parte aérea de las plantas con pulverizaciones a base


de iprodiona, vinclozolina o procimidona en alternancia o mezcla
con fungicidas de amplio espectro, especialmente con los que
tienen una acción anti-Botrytis: tiram, diclofluanida o clorotalonil.
 Tratamientos preventivos durante la floración, o cuando las
condiciones ambientales sean favorables para el desarrollo de la
enfermedad.
 Sobre los tallos donde se inicie un chancro aplicar pastas
fúngicas a base de tiram + iprodiona + éter de petróleo. También
triadimefon.
 El tratamiento químico debe ir acompañado de las medidas
culturales mencionadas anteriormente.
Resumiendo, las materias activas recomendadas para el control de
Botrytis cinerea son benomilo, diclofuanida, clozolinato, iprodiona,
procimidona, tiabendazol, vinclozolina+metiram, metil-tiofanato,
procimidona+dietofencarb, etc.
MOSCA BLANCA

La mosca blanca es un pequeño insecto chupador que puede causar grandes daños en
los cultivos, al sacar alimento de la planta y transmitir enfermedades, igual que los
mosquitos chupan sangre de los animales y de las personas y transmiten enfermedades.
El principal problema causado por la mosca blanca ocurre cuando esta transmite
enfermedades causadas por virus, siendo el daño mayor entre más joven están las
plantas.
La transmisión de enfermedades por la mosca blanca ocurre principalmente en las
tierras bajas y valles, a alturas hasta los 1.000 metros sobre el nivel del mar. En épocas
cálidas y secas, la mosca blanca puede causar daño a mayores alturas.
La mosca blanca ataca a una gran cantidad de cultivos y plantas silvestres, hemos visto
fuertes ataques en tomate, pimentón, berenjena, papa, calabacín, auyama, melón,
patilla, algodón, yuca, repollo, brócoli, vainitas o habichuelas, crisantemo, flor de navidad
y gerberas, por citar algunos de los más escandalosos y puede ser hospedado por
plantas silvestres de las familias de las Solanaceas, Cucurbitaceas, Amarantaceas, y
Leguminosas por citar sólo algunas.

1. MÉTODOS DE LUCHA.
Dada la importancia de la mosca blanca Bemisia tabaci, así como los cultivos
por ella afectados a nivel mundial, son muy variados los métodos de lucha
ensayados y puestos a punto contra la misma. A continuación se hace una
revisión, incluyendo aspectos de umbrales económicos y técnicas de muestreo,
necesarios para un control efectivo racional de dicha plaga.

1.2. TÉCNICAS DE MUESTREO.


Las técnicas de muestreo para esta especie de mosca blanca se pueden
dividir en dos grupos: aquellas destinadas al seguimiento de estados
inmaduros, y las que tienen como objetivo los adultos.

Para el caso de los adultos, las técnicas de muestreo mediante trampas


cromáticas adhesivas han sido ampliamente utilizadas, con buenos
resultados. Para el muestreo directo en planta, de estados inmaduros han
sido desarrollados métodos tanto en cultivos en invernadero como al aire
libre, con estima de la población relativa o para ausencia/presencia
(muestreo binomial). En cultivos en invernaderos del sur de España dicha
técnica está totalmente desarrollada mediante muestreo binomial.
1.3. MÉTODOS FÍSICOS Y AGRONÓMICOS.
En los invernaderos, una serie de prácticas culturales pueden contribuir a
paliar la incidencia de B. tabaci: Antes de plantar se deben eliminar las malas
hierbas portadoras y los restos de cosechas anteriores en el interior y
alrededores del invernadero.

Se debe procurar el empleo de plantas sanas que no vengan contaminadas


del semillero.

Colocación de doble malla en las bandas y cumbreras de los invernaderos y


colocación de doble puerta o malla en la entrada de los mismos. Esto permite
paliar de forma eficaz los efectos de la plaga y sobre todo del virus que
transmite (TYLCV). Mallas de 20 x 10 hilos/cm impiden el paso de los
individuos más pequeños de B. tabaci, siendo muy restrictivas las mallas de
15 x 15 hilos/cm y 12 x 12 hilos/cm., con resultados satisfactorios en
condiciones de campo.

En el caso de tener que prevenir la virosis, es preciso aplicar otros medios


de control complementarios (químicos o biológicos), pues, las condiciones
que crean las mallas en los invernaderos, hacen que las poblaciones
penetradas se multipliquen mejor y puedan extender la enfermedad en el
interior del invernadero. Esta medida tiene mayor interés aún en las
instalaciones destinadas a la producción de plantas, para evitar la infección
precoz y la dispersión de la enfermedad en el material vegetal de plantación.
Se aconseja arrancar y eliminar inmediatamente las plantas afectadas por
virus durante el cultivo y la eliminación de malas hierbas, posibles reservorios
del vector y/o virus.

El empleo de trampas cromáticas amarillas (placas pegajosas) está indicado


para la detección de las primeras infestaciones por la plaga, el seguimiento
de las evoluciones de las poblaciones y para facilitar la toma de decisiones
a la hora de realizar las intervenciones.

1.4. RESISTENCIA Y TOLERANCIA.


La utilización de variedades comerciales resistentes a la plaga o al TYLCV,
no es posible todavía en la mayor parte de los casos. Sin embargo el
descubrimiento de variedades tolerantes o resistentes para el vector y el
TYLCV añade una nueva dimensión en el control de esta plaga y
probablemente sea el camino más eficaz. Las variedades actuales de tomate
no son suficientemente resistentes a TYLCV, pero existen especies
silvestres con diferentes niveles de resistencia.
1.5. MÉTODOS QUÍMICOS.
En los cultivos al aire libre el control se realiza, básicamente, por métodos
químicos. Una amplia gama de piretroides (cipermetrín, deltametrín,
fenpropatrín, fluvalinato, bifentrín, permetrín, alfacipermetrín,
cihelatrínlambda, ciflutrín, etc.) presentan aceptables niveles de eficacia,
siendo recomendados con cierta asiduidad. Los productos reguladores del
crecimiento como el buprofecín o el teflubenzurón capitalizan el control
químico, pues además de presentar aceptables niveles de eficacia, respetan
los enemigos naturales, que en determinadas zonas y épocas del año
resultan bastante frecuentes. Estos productos son alternados con el empleo
de endosulfán para controlar los adultos inmigrantes.

La aplicación de estos productos debe ser la adecuada ya que de ello


depende la eficacia del tratamiento. El hecho de que las poblaciones se
sitúen en el envés de las hojas condiciona la eficacia de los productos que
actúan por contacto, siendo aconsejable la adición de mojantes. Las
aplicaciones se llevarán a cabo cuando se inicie la instalación de la plaga en
los cultivos jóvenes y en épocas propicias para su desarrollo. Cuando el
cultivo esté avanzado y la época no sea la propicia se podrán dilatar las
intervenciones. El tiempo entre tratamientos se verá reducido si las
poblaciones de la mosca pueden ser portadoras de virosis. En este caso,
habrá que seleccionar productos que resulten eficaces en el control de los
adultos, como el endosulfán, citado anteriormente.

La estrategia en la elección de las materias activas habrá de tener en cuenta


la facilidad de la especie para desarrollar resistencia. En cuanto a B. tabaci,
la gama de materias activas utilizables es bastante reducida, dado que el
biotipo B se caracteriza por su alto nivel de resistencia a muchos derivados
organofosforados y carbamatos. Se obtienen controles satisfactorios con
productos como fepropatrín, metomilo, buprofecín, imidacloprid y
endosulfán.

1.6. MÉTODOS BIOLÓGICOS.


En los últimos 20 años han sido abundantes los trabajos encaminados a
buscar enemigos naturales y métodos alternativos para el control químico de
B. tabaci, sobre todo para su aplicación en cultivos protegidos. Esto ha
cobrado mayor importancia con la aparición y expansión de esta plaga. Sin
embargo dentro de los autóctonos almerienses, existen hasta la fecha pocos
enemigos naturales identificados y pocas especies que hayan sido probadas
para el control biológico de esta plaga.

De entre los depredadores, cabe destacar la actividad de algunas especies


de chinches de la familia Miridae que con cierta frecuencia se asocian al
cultivo, tanto al aire libre como en invernadero. Macrolophus caliginosus,
Dicyphus tamaninii, D. errans, Cyrtopeltis tenuis son consumidores activos
de larvas de mosca blanca. De ellas M. caliginosus ofrece las mejores
condiciones para su empleo en el control de la plaga en cultivos protegidos.
Las sueltas en el cultivo deben realizarse al principio de la infestación cuando
las poblaciones de mosca son bajas. Estas especies, junto a Macrolophus
nubilus pueden ocasionar daños a la planta, cuando las poblaciones son
elevadas y los niveles de presa bajos, sin que tengan repercusiones de
consideración.

Distintas especies de Anthocoridae (Orius laevigatus, O. majusculus, O.


niger, O. sauteri, etc.) se nutren, ocasionalmente, de larvas de mosca blanca,
aunque su incidencia en la regulación de las poblaciones parece escasa.

En las plantas que actúan como reservorios naturales, el coleóptero


Delphastus pusillus (catalinae), el díptero Achetoxenus formosus y el
neuróptero Chrysoperla carnea pueden aparecer, en determinadas épocas
del año, en cantidades importantes y limitar el crecimiento de la plaga.

Cuando la humedad relativa es elevada, algunas larvas son afectadas por


hongos entomopatógenos. Verticillium lecanii, Paecilomyces farinosus, P.
fumosorosus o Aschersonia aleyridis han sido aislados de momias de larvas
de mosca blanca. Del primero se comercializa un preparado, indicado para
usar en cultivos protegidos, al requerir de un grado higrométrico elevado para
infectar las larvas.

Varias especies de Himenópteros Aphelinidae parasitan a B. tabaci. Quizás


Eretmocerus mundus es el parasitoide más ampliamente extendido en las
áreas mediterráneas, siendo muy abundante en el otoño. Las temperaturas
y las condiciones ecológicas pueden condicionar la actuación de estos
auxiliares, que ejercen buen control en algunos hospedantes alternativos.
También destacan varias especies de Encarsia (E. formosa, E. lutea, E.
cibcensis, E. deserti, E. reticulata, E. nigricephala, E. transvena, E.
tabacifora, etc.) que parasitan a esta mosca blanca, aunque su eficacia es
menor.

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