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ELEGI TU DEPORTE:
Por muy de moda que este el “running” quizás no sea lo tuyo. No te dejes llevar por las
modas. Todo dependerá de tu experiencia con el ejercicio físico hasta la fecha. Ten en
cuenta cómo esta de preparado tu cuerpo para la actividad que te planteas realizar;
márcate objetivos realistas en cuanto la base de preparación de la que partes.
TRX; HIT, Crossfit, Zumba…Las nuevas actividades, practicas indoor o al aire libre,
tienen nombres enrevesados que te pueden llevar a equivoco. Tendrás que informarte
para encontrar lo que estas buscando.
DOSIFICATE:
Empieza poco a poco y da tiempo a tu cuerpo-mente para que se acostumbre a la nueva
rutina. El sobresfuerzo puede ser contraproducente y terminar con tu propósito.
¡PACIENCIA!
PREPARA LA MOCHILA:
Calzado adecuado, ropa cómoda y transpirables. Son cada vez más las opciones que
nos ofrecen las marcas, conscientes de los beneficios que supone la práctica del deporte
en todos los aspectos de la vida. Pero que no le erres, no siempre lo mejor es lo más
caro, compara y equípate con lo necesario para tu nivel.
ACUDE A PROFESIONALES:
Si las molestias comienzan, no dejes que se acumulen. El cuerpo humano es la maquina
más precisa del planeta. Ponte en manos de profesionales para que cuiden tu cuerpo y
así evitar las lesiones. Para bajar de peso la alimentación debe ser supervisada por un
profesional nutricionista. Las dietas rápidas que prometen la perdida de muchos kilos a la
semana, a la larga producen problemas de salud y se recuperan los kilos perdidos. El
consejo de un especialista en nutrición ayuda a marcarse objetivos realistas.
TU COMBUSTIBLE:
Una correcta alimentación: tu cuerpo va a necesitar suficiente para la rutina. Junto con
el descanso, componen el entrenamiento invisible.
Establecer horarios de comidas, respetando las ingestas principales (desayuno,
almuerzo, merienda y cena) puedes sumar 1 o 2 colaciones al día para que no
transcurran más de 3 o 4 hs entre comidas.
Seleccionar los alimentos a consumir, se recomienda mantener una dieta
completa y suficiente, que contenga todos los grupos de alimentos,
favoreciendo el consumo de frutas y verduras, lácteos descremados, legumbres,
cereales integrales, carnes magras.
Cuidar los métodos de cocción de los alimentos, prefiriendo preparaciones al
vapor, a la plancha, al horno, evitar las frituras por su alto aporte calórico y falta
de nutrientes.
Consumir 5 porciones de vegetales al día (verduras en almuerzo y cena y 2 a 3
porciones de frutas diarias)
Disminuir el consumo de sal, evitar alimentos con alto contenido de sal y evitar
agregar sal a las comidas sin haberlas probado.
Evitar el consumo de: fiambres, embutidos y otros alimentos procesados (como
caldos, sopas y conservas)
Evitar el consumo de bebidas azucaradas: azúcar agregada a las infusiones,
golosinas, amasados de pastelería y productos de copetín (palitos, papas fritas,
etc).
Evitar los picoteos entre comida.
Mantener una adecuada ingesta de agua (8 vasos por día) debido a que el
agua interviene en todos los procesos metabólicos del organismo.
Masticar los alimentos tranquilamente. Comer despacio hace que se saboree
mejor la comida y además consigue que se coma menos. El cuerpo reacciona con
señales de saciedad a los veinte minutos de comenzar a comer. Así, se ingiere
solo lo necesario.