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ESQUEMA 1

INTRODUCCIÓN
Hoy viniste a estar un momento en la presencia de Jesús Sacramentado. Jesús te
llamó y te animaste a responder a su llamado.
Tratá de hacer memoria de cuándo fue la última vez que te “encontraste con Él”.
¿Habrá sido en alguna misa en la que estuviste presente, pero.... te encontraste con Él?
¿Habrá sido en algún momento de tu vida en que experimentaste más de cerca Su
Presencia?
Como aquella persona que está con quien quiere mucho, con la persona a la que
ama; Él, Jesús, en este momento quiere “ENCONTRARSE CON VOS”. ¿Por qué y para
qué? Porque te ama más que todos y quiere regalarte algo, hoy, aquí, a vos.
Algo parecido le pasó a Zaqueo, era el peor visto en su pueblo: un judío que
trabajaba para los romanos cobrando impuestos. Lucas nos cuenta que Jesús le dijo:
“Zaqueo, baja pronto, que hoy quiero alojarme en tu casa”. Lc 19,1-10. Ni siquiera le pidió
permiso a Zaqueo: Jesús se invitó solo porque siempre Él tiene la iniciativa de querer
encontrarse con nosotros. Hoy Jesús quiere alojarse en tu casa, en tu corazón. Y las
llaves de tu casa y de tu corazón solamente las tenés vos. ¿Te animás a dejar entrar a
Jesús? Nadie lo va a poder ver, es sólo entre vos y Él.
De esto va a depender este momento. “Yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz
y me abre la puerta, entraré con él y cenaremos juntos”. Ap. 3, 20. ¡Qué lindo sería!
Cenar con Él… mirarlo a la cara, a los ojos… hablar con Él. Este momento es para eso.
Tratar de abrirle la puerta a Jesús, para que entre a nuestro corazón, y a través de este
encuentro, poder Adorarlo.

INVOCACION AL ESPÌRITU SANTO


Para que el diálogo con Jesús sea más fructífero vamos a invocar la presencia del
Espíritu Santo. Como dijo San Pablo: “... el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad.
Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el
Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras”.
Rom. 8, 26.
ORACION AL ESPÌRITU SANTO
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles,
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu Creador
y renueva la faz de la tierra.
Oh Dios,
que has iluminado los corazones de tus hijos
con la luz del Espíritu Santo;
haznos dóciles a sus inspiraciones
para gustar siempre el bien
y gozar de su consuelo.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Qué bueno sería dejarme guiar siempre por Tu Espíritu Señor, enséñame a caminar en
tus huellas. En la medida en que camine en el Espíritu, Él gradualmente transformará mi
vida y me dará fuerzas para servir a Dios efectivamente.

MOMENTO DE PERDON
En este momento e inspirado por el Espíritu Santo, quiero pedirte perdón Señor. Perdón
por mis faltas, por mis omisiones, por mis flaquezas, por acordarme de vos tan solo
cuando te necesito, por no tenerte siempre en primer lugar.
Vos en cambio entregaste tu vida por nosotros. Eres el Buen Pastor, que “da su vida por
las ovejas” Jn 10,11 y no vino “a juzgar al mundo, sino a salvarlo”. Jn 12, 47.
San Juan nos cuenta de tu infinita Misericordia “Los escribas y los fariseos le trajeron a
una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos,
dijeron a Jesús: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés,
en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?». Decían esto
para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a
escribir en el suelo con el dedo. Como insistían, se enderezó y les dijo: «El que no tenga
pecado, que arroje la primera piedra». E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en
el suelo. Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más
ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí, e incorporándose, le
preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?». Ella le
respondió: «Nadie, Señor». «Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más
en adelante». Jn 8, 3-11.
Frente a la actitud castigadora de la sociedad, Jesús responde desde el más puro amor.
La condena inmediata por parte del pueblo es reemplazada por la nueva oportunidad que
Jesús regala. Animate a pedir perdón a Jesús con un corazón puro, agradeciéndole
por tantas oportunidades que Él te da.

ORACIONES DE INTERCESIÓN
El Señor habla al corazón y escucha cuando le hablas. En la oración, te comunicas con Él
para agradecerle por lo que te da y para pedir por lo que necesitas. “Esta es la confianza
que tenemos al acercarnos a Dios: si pedimos conforme a su voluntad, Él nos oye” 1 Jn 5,
14. En este momento de petición anímate a poner en sus manos aquellas cosas que
son demasiado para vos, esas cosas que no podés solucionar sin ayuda.
Por eso, hoy te pido Señor.
 Por la Iglesia, de la cual todos formamos parte; para que sea fiel reflejo y
testimonio del amor de Jesús en medio de los hombres.
 Por nuestras familias y amigos; para que siempre sean refugio y compañía en
nuestras vidas.
 Por nuestra comunidad; para que fortalecidos por el Espíritu Santo podamos
seguir creciendo en nuestro camino de FE.
 Por nuestro país; para que aportando lo mejor de nosotros mismos, seamos
capaces de construir una Nación donde vivamos con mayor Justicia y Paz.
 Por los que nos acompañan desde el cielo.
 Por los más necesitados, especialmente por los enfermos; para que
encuentren en su dolor el camino para llegar a Dios.

ORACIONES DE ALABANZA
La alabanza es la oración totalmente desinteresada. Nos dirigimos a Dios para aclamarlo,
exaltarlo y cantar para Él. Es resaltar su gloria, no solo por lo que hizo en la creación, sino
por lo que Él mismo es.
Cántico de San Francisco:
Altísimo y Omnipotente Buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.

ORACIONES DE ACCIÓN DE GRACIAS


La oración de Acción de Gracias es reconocer la bondad de Dios y sacar de nuestro
corazón el agradecimiento por todo lo que Él en su bondad nos concede.
"Por nada estén angustiados, más bien sean conocidas sus peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”. Flp 4, 6-7
"Perseveren en la oración, velando en ella con acción de gracias”. Col 4,2
"Exhorto ante todo, a que hagan pedidos, oraciones, peticiones y acciones de gracias por
todos los hombres, por los gobernantes y por todos los que tienen autoridad, para que
vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Esto es bueno y agradable
delante de Dios, nuestro Salvador" 1 Tim 2, 1-3

LETANIAS EUCARÍSTICAS
Bendito sea Dios
Todos: Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su preciosísima sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar.
Bendito sea el Espíritu Santo consolador.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su santa e inmaculada concepción.
Bendita sea su Gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea san José, su Castísimo Esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

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