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MARIOLOGÍA

INTRODUCCIÓN (1)
El texto de la Constitución Apostólica Munificenstissimus Deus del 1º de noviembre de 19504, en que
Pío XII define el cuarto dogma mariano, dice así: “La Bienaventurada Virgen María... en virtud de la
encarnación del Verbo es verdaderamente Madre de Dios, misteriosamente unida a Jesucristo desde
toda la eternidad por un solo y mismo decreto de predestinación, fue inmaculada en su concepción,
virgen integérrima en su divina maternidad... conservada inmune de la corrupción del sepulcro... fue
asunta en cuerpo y alma a la suprema gloria celestial.”

1. SIEMPRE VIRGEN
María no es una madre común, su maternidad es virginal. María es la Virgen-Madre.
“Encarnación del Verbo” nos remite al a Trinidad, específicamente a la Cristología. La mariología tiene
que estar muy atenta al estudio de la Cristología. Toda auténtica mariología refiere a la cristología.
El misterio de María recibe toda su luz del misterio de Cristo. Sólo en función de Cristo puede llegarse
a la verdadera comprensión de María. La reflexión teológica acerca de María, si es verdadera, no
terminará en su persona, sino que descubrirá en el fondo la presencia de Cristo.
La Virgen, Άεί παρθένος aeiparthenos, virgen antes-durante-después del parto. Claro caso de
sensum fidelium. El sentir de los cristianos en todo lugar y todo tiempo ha sido creer en la perpetua
y perfecta virginidad de María. Su integridad corporal significa que:
- no tuvo contacto con ningún hombre antes de la concepción
- el parto fue también milagroso, excepcional
- después no tuvo otros hijos. Jesucristo es el Unigénito en sentido absoluto.
La virginidad de María es símbolo de la libertad y apertura de espíritu cuando se está en estado de
gracia.

2. MADRE DE DIOS
Jesucristo es el Hijo de Dios Padre, Dios como el Padre y el Espíritu Santo, infinitamente
παντοκράτωρ todopoderoso en su naturaleza divina, asume la naturaleza humana.
María da al Hijo de Dios la naturaleza humana, mediante la cual se realiza nuestra salvación.
¿En qué sentido se dice que María es la Madre de Dios? No en el sentido que dé origen a la naturaleza
divina del Hijo de Dios, porque esa naturaleza es eterna y anterior a ella, sino en el sentido de que
quien proporciona al Hijo de Dios su naturaleza humana, es Madre de Dios porque lo que sucede a
esa naturaleza humana tiene como sujeto a la única persona divina, la del Hijo de Dios.
En el Concilio de Éfeso, en 431, los santos padres no dudaron en llamar a la Virgen Θεοτόκος, la que
da a luz a Dios, no porque la naturaleza del Verbo o su divinidad hubiera tomado forma en el
principio de su nacimiento de la Santa Virgen, sino porque obtuvo de Ella aquel sagrado cuerpo
perfeccionado por el alma, al cual está unido el Verbo de Dios en persona, que afirmamos que nació
según la carne.
El hecho de que la Virgen sea Madre de Dios, es la razón por la cual ella es Madre de la Iglesia, que
es el cuerpo de Cristo.
Podemos comprender mejor su ser madre, si aceptamos que antes fue “hija de Dios”: θεόπαις.
Θεοτόκος y θεόπαις sería una justa y completa descripción de María. Παις tiene un sentido amable,
tierno, dulce, cariñoso, es el hijo pequeño, chiquito, niñito.
El principio encarnatorio da cabida al sacramento fundante que es la maternidad de la Virgen, en
donde se visualiza la realidad del sacramento del Padre, que es Cristo. Por el misterio de la unión
hipostática Cristo constituye “El” sacramento de todos nuestros encuentros con Dios. A Cristo debe
referirse todo culto a Dios para que en Él se produzca el misterio del encuentro eficaz. En Cristo
encontramos la clave para que toda nuestra vida se vuelva sacramental.

3. CONCEBIDA INMACULADA
En Oriente, ya en el siglo VII se celebraba la fiesta de la Concepción de María. En Occidente, recién
en el siglo XII. Fueron los teólogos franciscanos quienes dieron un decidido apoyo a la convicción de
que María jamás había contraído la triste herencia del pecado de Adán y sus consecuencias, en virtud
de un singular privilegio de Dios que le fue concedido en previsión de los méritos de Jesucristo.
Estuvo libre siempre del pecado original, o sea, la gracia de Dios la santificó desde su concepción en
el seno de su madre, tuvo siempre participación en la vida divina, el Espíritu Santo la preservó.
Mucho tiempo fue una opinión, no se imponía como una verdad de fe. Cuando Trento redactó el
Decreto del pecado original, no se pretendía afirmar que la Virgen lo hubiera contraído. Muchos se
comprometían bajo juramento a defender la doctrina de la Inmaculada concepción.
En 1854, Pío IX proclamó el Dogma de la Inmaculada concepción, desde allí es doctrina revelada por
Dios y que por lo mismo debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles.
Este Dogma es el modo en el cual la Iglesia entiende el saludo del ángel “llena eres de gracia”.
En el caso de la Inmaculada se ve teológicamente una evolución del dogma.

4. ASUNTA EN CUERPO Y ALMA


Hacia el siglo VI aparecen los primeros indicios sobre el misterio de la Asunción de la Virgen María.
El receptáculo de Dios no podía echarse a perder, ser corrompido, manchado, desgraciado. La mujer
que no había estado bajo el poder del pecado, no podía tampoco conocer la corrupción del sepulcro.
En 1950, el Papa Pío XII definió el Dogma de la Asunción, que la Virgen María fue llevada en cuerpo
y alma a los cielos, una vez que terminó, aquí en la tierra, el concurso de su vida.
Una antropología teológica que hace presente el fin de todo ser humano, predomina el “homo capax
Dei”. Tiene una progresión.
Orienta el fin para el cual María existió: por Dios, con Dios, para Dios.
1. DIMENSIÓN ANTROPOLÓGICA

1.1. APROXIMACIÓN FENOMENOLÓGICA (2)


María co-protagonista, la primera de la historia que recibe la invitación de encarnar al Hijo mismo
de Dios. Es un santuario humano. De una persona, mujer, judía se sirve Dios.

1.1.1. ENCUENTRO CON LO SAGRADO


El hombre como homo symbolicus. Todos los datos religiosos tienen carácter sagrado. La gran
función de los símbolos es señalar más allá de sí mismos. Símbolo=sym-ballo “arrojar
juntamente”. Somos lanzados a una realidad que nos trasciende.
La vida humana es toda sagrada y profana. Sin el misterio, la vida sería irrespirable. Hierofanía=
manifestación del misterio a través de los símbolos de lo sagrado del hecho religioso. Lo sagrado
es uno de los ámbitos de la experiencia donde el Misterio se hace presente.

1.1.2. ESPACIOS SIMBÓLICOS


El misterio es lo que hace que la experiencia de lo sagrado exista. Encontramos lo sacro como
potencia misteriosa, ligada a seres, sean personas, lugares, objetos simbólicos, que remiten a una
realidad sobrenatural, trascendente.
El símbolo hace presente otra realidad, no la sustituye. Descifrar el símbolo implica entrar en
comunión con el Misterio que se descubre.

1.1.2.1. Mujer
A la mujer se le identifica por ser el alma y la alegría, la perseverancia y la tenacidad, la
fragilidad, la belleza, la ternura, la dulzura, la misericordia, lo cercano y lo afectivo, la
inteligencia emocional, capacidad de sacrificio y dinamismo operativo de atención a múltiples
necesidades que se dan al mismo tiempo.
Fases del proceso evolutivo:
- María humana: pertenece a nuestra naturaleza y realidad creatural.
- María persona: identidad bio-psico-socio-cultural-moral-religioso, con libertad, brindada.
- María mujer: identidad psicosexual, consciente de ser mujer, corporeidad aceptada.
- María femenina: “nueva Eva” para el “nuevo Cristo”, servidora de los planes divinos, decisión
obediencial, libre condescendencia.
María es espacio personal abierto a la divina trascendencia del Dios encarnado. Con esto, la
mujer es enaltecida. La mujer tiene una vocación de animación, de ser alma, de espiritualizar
la carne y de encarnar el Espíritu.

1.1.2.2. Santuario
Hay espacios que nos rememoran acontecimientos fundantes para nuestra vida. El santuario
es una realidad hierofánica para el hombre religioso. Es puerta hacia una nueva dimensión de
la experiencia, hacia la trascendencia, hacia arriba, puerta abierta al descenso de los dioses y
el ascenso de los hombres. Lo Trascendente se hace inmanente sin perder su trascendencia.
El santuario cobra sentido por el peregrino en camino. Homo viator, inquieto por llegar siempre
al destino. La morada que espera paciente la llegada del peregrino, para experimentar la
cercanía y la ternura que manifiestan la providencia de Dios con nosotros, que cuida y protege
de la intemperie y los peligros de la noche.
1.1.2.3. Los tiempos y objetos sagrados
El peregrino generalmente pasa por el corazón los senderos andados, y recuerda con gratitud
el pasado, y esto lo incita a vivir con pasión el presente y abrirse con mucha confianza a su
futuro.
Existen momentos desérticos: de prueba, tentación, aridez, reencuentro, conversión,
reconciliación, necesidad de alimento, agua y pan.
Tiempo cronológico: medible, materializable.
Tiempo kairós: tiempo de gozo, tiempo del espíritu, de gracia y salvación, de plenitud, para
conversión y cambio interior, escucha, meditación, contemplación, de encuentro con lo
sagrado.
El tiempo de peregrinación invita a descubrir lo definitivo en medio de lo provisional. El
objetivo es el compromiso de ser capaces de disfrutar lo finito y limitado, como transparencia
y parábola de lo definitivo y lo último como tiempo trascendente.
Dimensiones del tiempo:
- Endógeno: vivencia interior inmediata, tiempo cíclico, lineal y místico.
- Exógeno: tiempo del ritmo de la naturaleza, la sociedad y la liturgia.
- Trascendente: tiempo de la experiencia religiosa, mística y profética, tiempo epifánico de la
experiencia de Dios.
La fragancia del aroma del futuro se sitúa ante nosotros. Necesitamos conocer el sabor que
tiene el hoy. El valor y la resignificación de los mojones recorridos y avanzados motivan a
continuar. La espera solo tiene sentido, cuando se sabe de alguna manera lo que se espera, y,
por lo tanto, ya se posee y se ama.
El encerrarse detrás de los muros de un presente sin horizonte, sin mañana, es tan suicida como
el pretender evadir la lucha apasionada del hoy. Nuestra dignidad se construye sobre la tierra
apisonada de la historia presente con todos los avatares del tiempo y el amor a la vida, tal
como es.
El futuro que se espera es presente apasionado, vigilante, vigilia enamorada y apasionante que
se saborea como un tiempo de experiencia mística.
La estructura básica de las hierofanías es la de la transignificación de una realidad mundana.
El objeto hierofánico es separado de los demás objetos de su especie.
El hombre no construye ni elige una hierofanía, no inventa la realidad simbólica, sino que
reconoce en un objeto, un tiempo, un lugar, lo que se le descubre y revela.
El tiempo sagrado ofrece el aspecto de un tiempo circular, reversible y presenta una especie
de presente mítico eterno... El hombre religioso se niega a vivir exclusivamente en el “presente
histórico”.
Los signos son parte de nuestra vida.
1.2. APROXIMACIÓN HISTÓRICA (3)
Hay un “silencio histórico”.

1.2.1. MARÍA ANTES DE NACER Y SU INFANCIA


Con respecto a los padres nada dice la Biblia. La tradición nos dice que se llamaban Joaquín y
Ana. Ya se avizora en el siglo II en el protoevangelio de Santiago. Joaquín significa hombre a quien
Dios levanta, y Ana, gracia o favor. San Andrés de Creta (+740) describe las características de los
padres, el problema de la falta de descendencia para lo cual acudían a Dios con esperanza.
Epifanio también describe la concepción de María en torno a una acción de Dios sobre la
infertilidad de su madre. Guillermo Pons habla que desde antiguo se consideró milagrosa la
concepción de María, y que en Oriente se celebraba el 9 de diciembre. Como para algunos
resultaba difícil conciliar la exención de pecado original de María con una concepción de modo
natural, surgió la idea de una concepción virginal, pero muchos reaccionaron contra esto, los
papas Inocencio XI y Benedicto XIV lo reprobaron en su tiempo.
El nacimiento de María, Dionisio el Exiguo lo calcula alrededor del 21-18 a. C. Algunos afirman
que habría muerto a los 72 años, en el 54 d. C. en Éfeso. El lugar probable es Jerusalén, otros
afirman que Nazaret, lugar vinculado por la Anunciación. Estudios de excavaciones han
encontrado señales de veneración hacia la “casa de María”, ubicada en el actual Santuario de la
Anunciación. En tiempo de las Cruzadas, indican a Séforis, capital de Galilea entonces, como patria
de los padres de María. También algunos creen que pudo haber nacido en Belén.

1.2.2. EL NOMBRE DE MARÍA


El Evangelio dice que era María, que significa Señora. María es Señora nuestra, su nombre es de
omnipotencia suplicante. Se empezó a celebrar la fiesta litúrgica en toda la Iglesia ocho días
después de su nacimiento, como la costumbre judía de presentar al Templo, con Inocencio XI en
1638, para dar gracias por la victoria de Juan Sobieski, rey de Polonia.
Según Epifanio, era el nombre de la hermana mayor de Ana. Llevó este nombre la hermana de
Moisés. En tiempos de Jesús, estaba muy divulgado el nombre, en su forma hebrea de Myriam o
aramea Mariam. En Flavio Josefo aparece de forma elegante: Mariamme. En el NT el nombre
helenizado es Μαρια.
En cuanto a la presentación de María en el Templo, se habla de dos ocasiones, a los tres y a los
siete. Los apócrifos afirman que se quedó a vivir, según el voto a imitación del caso de Samuel.
Esto hizo que pasase en soledad interior y que adquiriese el hábito contemplativo de guardar las
cosas en su corazón. La tradición la vincula a la institución de tejedoras del Templo.
Emparentada con levitas y sacerdotes, ya que su prima Isabel era descendiente del linaje
sacerdotal de Aarón y esposa de Zacarías. Fue una judía religiosa como sus padres. Comprendió
el misterio y se dejó empapar por el misterio.

1.2.3. MARÍA, ESPOSA DE JOSÉ


Fue la esposa de José, un hombre justo según el Evangelio. Estaba desposada con él. José también
vivía en Nazaret. Era carpintero, probablemente complementado con el de albañil.
Con el alborear de los 14 años se designaba al joven apto para el matrimonio, la joven lo era al
comenzar los 13. Generalmente, el joven no se casaba antes de los 18. La muchacha se desposaba
a los 12 años y medio. Continuaba comúnmente en la casa paterna durante un año.
El evangelio nos aclara la virginidad de María con la expresión “no conozco varón”. María dio a
luz a Jesús en Belén de Judá. La Iglesia lo conmemora el 25 de diciembre. Cuarenta días después
presenta en el Templo para la purificación, presentando la ofrenda más pobre, dejando entrever
su condición humilde.
José es el padre nutricio, legal y moralmente considerador padre. Dios le reveló el misterio de la
encarnación en sueños y le dio la custodia del Hijo. Jesús será reconocido como “hijo de José”.
No se sabe cuándo ni dónde murió. Es probable que Jesús a los 30 años ya no tuviera vivo a su
padre, no se menciona ninguna actividad de José durante su vida pública.
2. DIMENSIÓN BÍBLICA
Desconocer a María es desconocer a Jesús. En ella resuena la Palabra de Dios.
El primer objetivo divino es la autocomunicación. Lo hace movido de amor. Los medios de Dios
escapan a nuestra sabiduría, pero sabemos que se nos da a conocer en la Escritura. La escritura es la
ventana para ver el mensaje de Dios. En ella es necesario trascender y ver lo que está más allá de la
misma letra.
Sentidos bíblicos:
- Literal: sentido que tienen las palabras del texto en su significado obvio y conforme con las leyes
ordinarias del lenguaje humano de acuerdo con la lógica, la mentalidad y la cultura del escritor.
Según cómo se expresa se divide en:
o Propio: lenguaje llano y directo
o Impropio: metafórico
- Espiritual: es supra-literal, entra en la intención del autor principal (Espíritu Santo). Puede ser:
o Típico: se expresa mediante figuras o realidades históricas que simbolizan personas,
acontecimientos o sucesos futuros
o Pleno: se expresa mediante palabras, sentido profundo querido por Dios.
2.1. MARÍA EN EL AT (4)
El AT y el NT tienen continuidad, unidad, dependencia. AT anticipa y prefigura, NT completa y
recuerda.
María no aparece por sí misma en los textos del AT . Por eso es necesario la interpretación de la
Iglesia y la posterior revelación del aporte teológico.

2.1.1. MARÍA PREFIGURADA EN GEN 3,15

María en sentido típico es entendida como segunda o nueva Eva.


Eva, la madre de los vivientes, es la que escucha la palabra de Dios y desobedece.
María, madre de los discípulos, escucha la palabra de Dios y obedece.
Eva pierde la inocencia, pierde el paraíso y nos trae el pecado original.
María es preservada del pecado original, y obedece hasta el mayor sacrificio, la muerte de su Hijo.
El mensaje protoevangélico es la victoria del bien sobre el mal, hecho por el Mesías, del linaje de
mujer. “Aplastar la cabeza”, verbo ‫שוף‬, dos sentidos, juego de palabras. María embarazada pisa la
serpiente. No se ubica como diosa, representa la humanidad querida por Dios y redimida por
Cristo.
María es una figura ideal, pero plenamente humana. Cristo, el nuevo Adán, como la nueva Eva
escucha y obedece. En María se mira su humillación, el Hijo es quien se humilló a sí mismo. Modelo
histórico-salvífico: Adán y Eva inauguran para toda la humanidad una historia de pecado y muerte,
Cristo es el fundador de la nueva humanidad participa de su victoria sobre el pecado y la muerte.
María es la mejor colaboradora, la ayuda adecuada más perfecta que Dios encontró.

2.1.2. LA IDENTIFICACIÓN DE MARÍA CON LA JOVEN DE IS 7,14

En primer lugar, el profeta realiza oráculos en referencia a la guerra siroefraimita contra Judá, cuyo
rey es el joven Ajaz. Se menciona como ‫ עלמה‬a la joven esposa de Ajaz, Abí, y como Emmanuel
a Ezequiel, hijo de ambos.
En segundo lugar, alude a la esposa y el hijo de Isaías, viendo la conexión directa entre signo
anunciado y la circunstancia histórica.
En tercer lugar, alude a María y Jesucristo, por la relectura de Mt 1,23 en referencia a la
encarnación. Mateo verá con mayor plenitud, que aquel rey típico, sólo figuración de la perfección
futura, se realizará sólo en Jesús, el Emmanuel cabal.
En la concepción y el nacimiento de la Virgen, Mateo descubre el signo dado por Dios. María es
la Virgen que se vislumbra como la que concebirá y dará luz un Hijo cuyo nombre será Emmanuel.
Emmanuel, citado en Is 8,8 es un rey en la órbita trascendente, dando lugar a la perpetuidad de
la dinastía davídica.
En Mateo, la concepción virginal de por sí está en relación con el Emmanuel, que se refiere a la
operación del Espíritu Santo. En el judaísmo, el mesías no se esperaba de una concepción virginal,
sino de un matrimonio normal.

2.1.3. EL NACIMIENTO EN BELÉN DE MIQ 5,1-3

Miqueas anuncia además del qué (Is 7,14), el dónde, lugar del nacimiento del Mesías. El espacio
geográfico es Belén, la menor de las familias de Judá.
En Mt (2,5-6) los sumos sacerdotes y escribas de Jerusalén citan al rey Herodes ante la pregunta.
En el relato de Mt se ve cumplido el oráculo que precisa el dónde.
2.2. MARÍA EN EL KERYGMA PRIMITIVO (5)
2.2.1. ¿QUÉ ENTENDEMOS POR KERYGMA?
Traducimos por anuncio. Es el primer momento de evangelización, donde se produce el encuentro
básico que suscita la fe entre el que anuncia (kéryx: heraldo, mensajero, pregonero) y quien se
adhiere a la persona de Jesucristo. La finalidad primera era la primera conversión.
Keryma es la proclamación solemne en un ámbito público que un enviado en nombre del rey
realiza para anunciar un acontecimiento de suma importancia y decisivo para los oyentes.
Así como Cristo es enviado del Padre, los apóstoles son mensajeros que proclaman ante los
hombres el mensaje de Cristo, los acontecimientos decisivos de la Historia de Salvación, cuyo
punto culminante es el Misterio Pascual.

2.1.2. MARÍA EN GÁL 4, 1-7


4
Pero cuando se cumplió el tiempo establecido,
Dios envió a su Hijo,
nacido de una mujer y
sujeto a la Ley,
5
para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y
hacernos hijos adoptivos.
6
Y la prueba de que ustedes son hijos,
es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo
Hay un paso de minoría de edad y esclavitud a una situación de filiación y libertad.
Pablo utiliza la alegoría de los dos hijos de Abraham. Agar simboliza la alianza del monte Sinaí, la
Jerusalén actual, madre de esclavitud, cuyos hijos son esclavos. La otra mujer representa a la
Jerusalén de arriba. Jesús nace de una mujer, nace según el Espíritu, por su obra y gracia. Somos
hijos de la libre, en el Hijo de la libre, hijos también de la Promesa.

2.1.3. MARÍA EN MC 3,21.31-35 Y 6,1-4


21
Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: «Es un exaltado».
31
Entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar.
32
La multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: «Tu madre y tus hermanos te buscan
ahí fuera».
33
El les respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?».
34
Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: «Estos son mi madre
y mis hermanos.
35
Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».
1
Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos.
2
Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba
asombrada y decía: «¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos
grandes milagros que se realizan por sus manos?
3
¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón?
¿Y sus hermanos no viven aquí entre nosotros?». Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo.
4
Por eso les dijo: «Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa».
Como pensaban que Jesús estaba loco (ἐξίστημι), fueron a hacerle desistir de su ministerio
público. María sabía quién era su Hijo, no compartía este criterio, pero no dijo nada y acompañó
a sus parientes. Cinco veces en cinco versículos menciona Marcos a la Madre de Jesús. Jesús
traslada el sentido físico de la maternidad al espiritual. Los vínculos con Jesús trascienden los
originados por la carne y la sangre. Como vínculo sobrenatural, María es agraciada. María reunió
los dos vínculos en grado superlativo: madre en orden natural, llena de gracia en el sobrenatural.
2.3. MARÍA LUCANA (6)
2.3.1. SIGNO E INSTRUMENTO DE LA LIBERACIÓN DE DIOS
- Testigo privilegiado: no solo de la vida de Jesús, sino también de su significado teológico. Lucas
nos narra el nacimiento de Jesús con testigos en círculos concéntricos. Las miradas de estos
testigos convergen en Jesús. La luz viene del rostro del Niño.
- Hija de Sión: aparece en el AT en Miqueas (Bat Sión). Hay un paralelo con el relato de la
anunciación, especialmente por la palabra jaire alégrate. María encarna las características
atribuidas a la Hija de Sión: santificada, llena de gracia, presencia de Dios.
- Arca de la alianza: el arca es signo visible de la presencia de Dios, desde un sentido bélico, Dios
como protector. En la encarnación Dios obra bajándose y quedándose con y en María. María
es convertida en sagrario viviente. Lucas explicita que María es la Madre del Señor, porta al
Salvador, lo transporta en su propio vientre. Lucas por el vocabulario se refiere implícitamente
al Arca de la Alianza. El verbo episkiázo “te cubrirá con su sombra” (Lc 1,43) es utilizado en los
LXX solo para indicar la presencia de la nube sobre el arca.

2.3.2. MUJER LLENA DE GRACIA


El término jaris traducido como gracia puede ser entendido como belleza, tanto exterior como
interior. Lucas utiliza como belleza moral. El anuncio del ángel expresa intensidad con el verbo
jaritoo, indica estabilidad María es llena de gracia, así también, gratuidad carisma libre y gratuito
otorgado por Dios. La Iglesia la expresa kejaritomene, dispensa divina de la concepción
inmaculada de María.

2.3.3. POBRE DEL SEÑOR


La pobreza en el AT es apreciada como castigo de Dios, por la idea de retribución. Los profetas
hacen un proceso de espiritualización del concepto de pobreza. En Sofonías aparece el resto
heredero de promesas formado por pobres.
Pobreza en el AT es carencia de bienes materiales, pero con la esperanza en el Dios liberador de
la opresión, que hace suya la causa de los pobres, pobre es aquel que se vacía de sí mismo y
queda total y absolutamente dispuesto, dócil a hacer la voluntad de un Dios que ocupa ese
espacio vacío.
Lucas presenta figuras de los pobres de Yahvé, anawin, los débiles y sencillos, pobres en sentido
amplio, pobres de espíritu, que esperan en Dios: Zacarías, Isabel, pastores, sabios de Oriente,
Simeón y Ana. María aparece como el final del elenco. En el Magníficat, Lucas ubica a María entre
los pobres, sencillos, débiles de Yahvé, está entretejido de salmos, y tiene gran parecido con el
cántico de Ana.
La comparación entre Israel y María hace de ella tipo, imagen y portavoz de la Iglesia. Con el sí
de la Anunciación se da la liberación como cumplimiento de la promesa. La “desdichada” pasa a
ser “bienaventurada”.

2.3.4. GRAN CREYENTE


Isabel llama a María makária bendita, compara la aceptación de María y Zacarías, todo facilita el
sí de Zacarías y dificulta el de María. La fe de María se fundamenta en una confianza en el poder
y la fidelidad de Dios que se traduce en disponibilidad y fidelidad a la vocación. No es que María
no supo nada, tenía gran fe desde el conocimiento de la Anunciación, con dudas quizá, pero fe
madura. Cuando alaban a María por su maternidad, Jesús mismo se muestra como admirador de
la fe de María. María es la tipología de la fe de la Iglesia.
2.3.5. COLABORADORA
El sí de María en la Anunciación era una respuesta esperada por Dios, qué gran espera a tan
pequeña palabra. La encarnación condicionada a una respuesta. María es la nueva Eva ya en la
Anunciación. En la Presentación se destaca la dimensión oblacional. En la profecía de Simeón,
Lucas quiere mostrar una unidad entre la Pasión del Hijo y la compasión de María.

2.3.6. CONTINUADORA DE LA OBRA DE JESÚS EN LA IGLESIA


Se atestigua la presencia de María en la primitiva comunidad luego de la Ascensión y en
Pentecostés, en actitud de perseverante oración. María esperaba con los apóstoles al Espíritu
Santo que ya la había cubierto antes. María, como única presencia femenina en Pentecostés, es
presentada como Madre de la Iglesia.
2.4. MARÍA JOANEA (7)
Considerando el Evangelio, el Apocalipsis y las tres Cartas. Aunque en las cartas no hay referencia,
se tiene en cuenta el modo cercano de expresarse como la experiencia de un hijo con su madre. En
el Evangelio, María es la gran inclusión, aparece en Caná y en el Calvario, quedando dentro la vida
pública, es como un gran abrazo materno desde la inauguración y la consumación de la misión del
Hijo, María es presentada como testigo y actor principal de la vida de Jesús.
En la teología de Juan, María es figura de maternidad y femineidad. Maternidad en tres estadios: del
Hijo, generalizada como madre espiritual, madre del creyente. Es caracterizada como la mujer.

2.4.1. MARÍA EN LAS BODAS DE CANÁ


La presencia de María en Caná se relaciona con la 1-3 1 Días
presencia en la cruz. La sangre del Hijo que nos limpia es Narrativa 2 Caná-discípulos
el vino selecto que remplaza a las aguas de purificación 3 Vino
judía. El buen vino guardado es la llegada del tiempo 4-8 4 Mujer (novia)
mesiánico. Comer y beber es la aceptación de su mensaje. Discursiva 5 Servidoras
El mensaje detrás de la estructura es el esponsorio es 7 Agua
entre María y el Padre. Van a dar a luz al Hijo en la cruz. 9-12 9 Servidores
Juan nunca utiliza el nombre María. La respuesta de Jesús Narrativa 9 Novio
a María “no ha llegado mi hora”, relaciona la misión de 10 Vino
Jesús con María, para Jesús el parentesco humano no 11 Caná-discípulos
puede impedir su ministerio, la obra del Padre. La 12 Días
pregunta podría ser ¿coincide mi preocupación con la
tuya? María tiene una mediación discreta, intercede, a raíz de su perseverancia en la fe, su función
de mujer es la de facilitar el contacto y encuentro de Cristo con los hombres, contribuye a la toma
de conciencia acerca de quién es Cristo.

2.4.2. MARÍA JUNTO A LA CRUZ


Hay un gran cambio de escenario: el huerto del amor esponsal. De Caná a Jerusalén. La imagen
del huerto nos remite al Edén del Génesis y al huerto donde está el amado de Cantar de los
Cantares. Es el único de los Evangelios que nombra la presencia de María al pie de la Cruz. Esa
hora es el nacimiento de la Iglesia, doblemente representada: como Madre de los fieles,
representada en María, y como pueblo escatológico, representada en el discípulo. Como María es
la madre de Jesús, es madre de todos los creyentes, y como todos los creyentes son la Iglesia, ella
es Madre de la Iglesia. La imagen de María de Juan está en estrecha relación con la eclesiología.
María tiene identidad de mujer, ha engendrado un hijo, el discípulo amado. Más que una pobre
mujer confiada a la tutela de un hombre, es el hombre confiado a la tutela de la mujer, en
maternidad espiritual, ha nacido no de la carne ni de la sangre sino de la voluntad de Dios.

2.4.3. MUJER VESTIDA DE SOL


El texto del Apocalipsis requiere, primero una lectura literal, donde “una mujer” se refiere al pueblo
de Dios; una lectura alegórica, donde se interpreta como iglesia; una lectura espiritual, donde
descubrimos a María. La mujer da a luz a una persona concreta, el Cristo, el Mesías. El libro del
Apocalipsis, revelaciones, con género apocalíptico neo-testamentario, orientada a la asamblea
litúrgica en modo de profecía, es una estructura “in crescendo” de la creación a lo nuevo.
En Ap 12 se contraponen dos señales: mujer y dragón. La “gran señal” se desarrolla en dos niveles
simbólicos distintos: “mujer celestial”, “mujer parturienta”. La “otra señal” también se desarrolla
en dos niveles: “dragón rojo”, “cola que arroja a las estrellas sobre la tierra”.
Hay una reciprocidad entre la figura de Iglesia, pueblo de Dios y María. Hay una evolución ya
desde el Evangelio entre “madre de Jesús” y “mujer” del Apocalipsis. La Iglesia descubre,
reflejándose en María, su identidad y función de portadora y gestante de Cristo en la historia. La
Iglesia puede llamarse mujer, teniendo en cuenta a María, es madre moral que favorece el
crecimiento de sus hijos.
3. DIMENSIÓN PATRÍSTICA
Padre Año/Lugar Qué dice Comentario
Gregorio Padres Capadocios Maternidad Justificación teológica
Nacianceno 329-389 Virginidad Entorno al dogma de Madre
Arzobispo Inmaculada de Dios
Constantinopla
Juan Damasceno 676-749 Maternidad Entorno al dogma de la
Último Padres Comparación con Eva Virginidad
griegos Preparación, Padres Más referencias bíblicas
Monje Inmaculada
Virginidad
Epifano, el monje Autor Vida de María Descripción Devocional
Monje bizantino biográfica de María Primera obra que recoge la
Constantinopla tradición sobre María
s. VII
Jerónimo 340 Defiende Virginidad Entra en el misterio de Dios
Traduce la Vulgata de María
Germán de s. VII-VIII Devoción a la Virgen
Constantinopla Piadosos
Andrés de Creta María antitipos de
tipos del AT
Referencia
Inmaculada
G: Anunciación y A:
Dormición
Bernardo Abad Maternidad “Sermón del acueducto”
Francés Concepción virginal Respeto de Dios de la
s. XI libertad de María
4. DOGMÁTICA
Dogma: forma de…
- Expresión vinculante
- Del testimonio cristológico
- Contenido en la Biblia
- Recibido por la Iglesia
- Que se hizo necesaria a través del desarrollo histórico
Dogmas marianos son exposiciones similares a las cristológicas, respuesta de alabanza a las
maravillas que Dios obró en María.
El progreso dogmático consiste en hacer pasar el implícito vivido al explícito conocido.
En la Iglesia se transmite no una serie de dogmas sino la experiencia viva de quienes se han
encontrado con Cristo.
Los dogmas son resultado de investigación y reflexión teológica co-pensada y comunicada
juntamente con la palabra revelada. El hecho de ser co-pensada es buscar la forma de solucionar
aquello que genera un conflicto dentro de la Iglesia. Está el sentido filosófico de la verdad, que se va
descubriendo. Va a terminar comunicándose, va a universalizarla. Eso que era la verdad en un lugar,
la dogmática la amplia y la hace universal. La fe va profundizándose al tiempo que se va alineando a
la profundización de la Escritura.
Hay una diferencia entre la dogmática y la teología espiritual. La dogmática busca la verdad, y la
teología espiritual apunta a la vivencia. Pero no deberían estar separadas. La teología espiritual es el
implícito vivido de lo que la dogmática es el explícito conocido.
En resumen…
Dogma Biblia Liturgia Magisterio Categoría teológica
Divina maternidad Mt 1,20 1/1 Éfeso (431) Profundización
Virginidad perfecta y perpetua Lc 1,27 25/3 2°Const. (553) Sentido de fe
Inmaculada Concepción Lc 1,28 8/12 Inneffabilis Deus (1854) Evolución
Asunción Ap 12 15/8 Munific. Deus (1950) Recepción
4.1. MADRE DE DIOS (8)
De este dogma se desprenden los que siguen. Es el principio primero de la mariología.
María es madre de un Hijo, que desde el instante de su concepción es Dios. Es el único hijo que pudo
elegir a su madre.
La divina maternidad es la relación real, esencial, permanente e intransferible que María tiene con
Jesucristo a causa de la concesión y comunicación de la naturaleza humana por la concepción,
gestación y parto.
Este dogma es una aclaración progresiva de una verdad de fe que no está afirmada directamente en
la Escritura. Se afirma que María es madre de Jesús, y Jesús es la Palabra de Dios hecha carne en su
seno. Jesucristo es hijo de María, ella engendró a Jesucristo. Dios es hijo de María, ella engendró a
Dios. Los textos bíblicos no dicen que María es madre de Dios, pero sí que engendró a Jesús.
Para Dios, hay una concentración descendente: quiere participar de nuestra naturaleza humana, y
una concentración ascendente: para hacernos participar de su naturaleza divina.
La definición dogmática la encontramos en el Concilio de Éfeso en 431. El contexto es una evolución
de la crisis cristológica.
Madre de Dios no quiere decir que dé la naturaleza divina, esa naturaleza es eterna, anterior a Ella,
sino que proporciona al Hijo de Dios la naturaleza humana.
El término griego empleado es theotókos. Empleado por Alejandro de Alejandría. El uso corriente ya
desde el siglo III hunde sus raíces en la oración “Bajo tu amparo”. Padres como Atanasio, Basilio,
Gregorio Nacianceno y Niseno, Cirilo de Jerusalén lo repetirán.
Desde Nicea hasta Éfeso se va desarrollando y madurando el dogma, donde queda explícito.
Sentido de maternidad divina:
- María realmente engendró a Jesús, tomó carne de la persona y substancia de María. Fue
carne de su carne como cualquier embarazo, lo tuvo en sus entrañas.
- María verdaderamente engendró a Dios. No es madre de la divinidad, tampoco es una diosa.
Es madre de la segunda persona de la Trinidad, según la substancia de la carne humana con
su consiguiente nacimiento temporal, acotado en espacio y dimensiones sensoriales.
- María es madre de Dios en sentido propio. No es que después llegó a ser Dios, su Hijo es
Dios, ya desde el primer instante de su concepción.
María engendró una naturaleza humana única, irrepetible y singular. Desde el primer instante de su
concepción fue engendrado por obra y gracia del Espíritu Santo, que hace producir la unión
hipostática. Esta unión no es obra de María, pero depende en alguna manera de María, Dios pide
permiso a María, su libre consentimiento.
En el fruto bendito del vientre de María no se da Dios sin hombre, como tampoco hombre sin Dios.
4.2. VIRGINIDAD PERPETUA (9)
La virginidad de María está en relación a Cristo. Debemos distinguir la virginidad de María como una
consagración personal, consideremos la firme voluntad, consciente, libre y decidida de permanecer
virgen, como fruto de un compromiso abierto sólo a Dios. Hay que interpretar la autenticidad de la
virginidad de María como una posesión absoluta y total de parte de Dios de la persona de María.
En cuanto a la virginidad perfecta, podemos decir que la vida de María estuvo marcada por una
entrega a Dios, la expresión “no conozco varón” describe no solo el pasado y presente, sino también
una opción para el porvenir. Había una costumbre semítica de convivencia de un monje con una
virgen. La virginidad es expresión de un amor que responde a un amor más fuerte, Dios encuentra
en María una persona capaz de entender el lenguaje del amor, en la clave divina, de donación y
gratuidad. María es disponible, como cera blanda en las manos del Todopoderoso o la arcilla
maleable al Alfarero (Jer 18, 1-6).
En cuanto a la virginidad perpetua, encontramos algunas herejías: los ebionitas y Celso proponen
que Jesús es fruto del contacto carnal con José u otro hombre respectivamente, y los protestantes y
ya Helvidio en tiempos de Jerónimo discuten la virginidad perpetua por la expresión
neotestamentaria “hermanos de Jesús”.
En María todo es referido a Jesús y todo depende de Él. El Magisterio reafirma la concepción virginal
de Jesús en el seno de María por obra del Espíritu Santo sin intervención de varón.
El término “hermano” se refiere también a parientes cercanos, se puede traducir como “primo”. Mc
se refiere a Jesús como “el hijo de María”, el artículo indica unicidad. A partir del siglo V es unánime
el pensar y sentir en la Iglesia la perpetua virginidad de María.
Hay verdades fundamentales que desde siempre en la Iglesia se han considerado de fe. Nunca en la
Iglesia primitiva se ha trasgredido o desfigurado esta realidad de fe.
Los Santos Padres piensan que María no fue un instrumento pasivo en las manos de Dios, sino que
cooperó a la salvación de los hombres con fe y obediencia libres (LG 56).
María es imagen de la Iglesia, que también es llamada madre y virgen (LG 63), madre porque
engendra hijos mediante la predicación y el bautismo, y virgen por su consagración especial.
4.3. INMACULADA CONCEPCIÓN (10)
Nos remontamos al Génesis (“pondré enemistad entre ti y la mujer”) y al Apocalipsis.
María es reconocida como la nueva Eva (San Justino, San Ireneo), se remonta a pasajes de la divina
maternidad, que de alguna manera pide una concepción inmaculada de María, de alguna manera
contenida en el saludo del ángel “llena de gracia” (kejaritoméne). Esto nos habla de una evolución
de comprensión del dogma hasta la formulación explícita en la Bula Ineffabilis Deus en 1854 por el
Papa Pío IX.
Mirando negativamente podemos decir que María “no” fue concebida con el pecado original, fue
inmune. Pero positivamente decimos que María tiene una santidad excepcional en cuanto a su
vocación de ser madre de Dios.
Una primera dificultad es el tema de la redención, el redentor supone que nos libra del pecado, ¿cuál
fue el pecado de María? María pertenece a la raza de Adán, es de las que no se salvan más que en
virtud de la redención de Cristo. María es una redimida. Pero María no es una des-graciada, es una
bienaventurada, junto a Jesús hace germinar las primicias de una nueva humanidad.
En el protoevangelio de Santiago, apócrifo, el autor finge una supuesta concepción virginal de María.
De fondo está la santidad de María, pero no podemos permitir una presentación fantasiosa.
El dogma fue desarrollándose progresivamente en la teología. Primero se postuló la “purificación”
del pecado de María. Orígenes propone la santidad de la madre de Dios, incluyendo en ella algún
pecado leve de fe, para que actúe también la redención en ella. San Agustín niega tajantemente todo
pecado personal de María. Después de Éfeso, los padres hablarán de su santidad ya desde su
concepción (ej.: San Andrés de Creta).
En la liturgia se destacan las fiestas de la natividad de la virgen María (siglo VI), y la de la Concepción
de santa Ana (siglo VII).
Si bien algunos teólogos no lograron vencer el obstáculo del pecado original (Anselmo, Bernardo,
Lombardo, Buenaventura, Tomás de Aquino) transmitido por la concupiscencia del acto sexual, la
intuición de los fieles (sensus fidelium) y la devoción del pueblo va reafirmando la tradición.
Eadmero de Canterbury será el primero en defender el dogma, “Dios pudo, quiso y lo hizo”. Guillermo
de Ware y posteriormente Duns Scoto hablarán de redención preventiva, María es dispensada en
función de Cristo, y la redención de Cristo en María es mayor, pues es mayor preservando que
redimiendo.
El concilio de Basilea tiene teólogos de las dos tendencias, instaura oficialmente la fiesta para todo
el mundo. Muchas universidades harán el “voto inmaculista”. El papa Sixto IV prohíbe que se tome
como herética la postura a favor de la fe en la Inmaculada Concepción. El papa Alejandro VII en 1661
afirma en una bula que “ya casi todos los católicos admiten la Inmaculada Concepción” (sentir de los
fieles).
Esto manifiesta el proceso de la revelación divina. No es un dogma nuevo, nos descubre aspectos
que ya estaban escondidos en la Revelación.
La definición dogmática: “la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la
culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios
omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano”.
No dice cómo ha sido revelada esta doctrina. Dan importancia a la revelación no escrita, en la práctica
de la Iglesia.
Se refiere a la gracia dada a María como “singular”, es decir, única en la humanidad.
4.4. ASUNTA EN CUERPO Y ALMA A LOS CIELOS (11)
Es el misterio de la glorificación definitiva de María. María fue llevada en cuerpo y alma al cielo una
vez dejado nuestro mundo terrenal.
Existe una congruencia interna dentro de los misterios de la Virgen: una Madre Inmaculada redimida
del pecado original en virtud de la victoria de Hijo de Dios nacido de sus entrañas, participa de la
resurrección del mismo. Inmaculada concepción y gloriosa asunción son dos aspectos de una misma
verdad: la santidad de la Virgen se confirma al inicio y al final de su vida.
Aquí es importante la recepción del dogma y su evolución. La Tradición va tomando de distintos
medios la comprensión del misterio. Los medios cooperan con el Espíritu Santo. Esta verdad de fe
no está expresada en la Sagrada Escritura. Podríamos decir que está implícita en los textos de la
resurrección de Cristo y los cristianos, pues María es la primera cristiana. Muchos han querido ver en
Ap 12 el fundamento bíblico.
Teniendo como base la unión Madre-Hijo, podemos decir que Ella le concede toda la humanidad, y
el Hijo la plenitud sobre su gloria, esta glorificación sólo sería apropiada si la madre quedara
incorrupta. En el fondo, el misterio de la Asunción lo encontramos en la maternidad divina.
La bula Munificentissimus Deus de Pío XII une la teología patrística de la nueva Eva que asocia a María
con Cristo en la lucha contra el mal y la teología paulina de la victoria de Cristo sobre el pecado y la
muerte.
Si la resurrección es fruto de la redención, María es un privilegio anticipado.
El nombre más antiguo de este misterio es la “dormición”. Podría llevarnos a pensar que María no
murió. La definición dogmática no es precisa: “cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta”.
Juan Pablo II afirma que “para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio”.
María tuvo el mismo destino que su Hijo, murió y resucitó. Su alma es eterna unida a Dios y su cuerpo
es liberado de la corrupción de la muerte.
En Getsemaní se encuentra un lugar considerado el sepulcro de la Virgen, en este santuario se
celebraba la fiesta judeocristiana de la Dormición de María, hasta el siglo IV. En Jerusalén se celebraba
en el siglo IV al mediar el mes de agosto.
Hasta el siglo IV no hay expresión clara de la intuición teológica de la Asunción. Recién el Pseudo
Melitón escribe el Transitus antes del Concilio de Éfeso, afirmando que Cristo resucitó a su madre y
la llevó al cielo. San Epifanio, considerado primer autor asuncionista, pone en duda su muerte.
Algunos tomando la profecía de Simeón proponen el final de la vida de María como martirio.
Zeoteknos de Livia postula la incorrupción del cuerpo de la Virgen, por su santidad de ser Templo
del Dios vivo.
El emperador Mauricio fija la fiesta el 15 de agosto. El Papa Adriano I nombrará como Asunción. Esto
da lugar a la piedad y la persuasión en el pueblo de Dios.
Tomás de Aquino desarrolla la teología de la “lumen gratie”. La gracia elevante es la gracia interna
que da al ser humano participación en la vida divina. La Asunción es una gracia santificante y
elevante, como gracia final, que es la visión beatífica, el “lumen gloriae”, que es felicidad eterna, gozo
pleno y absoluto. Nos introduce en la escatología y es garantía de nuestra participación en la gloria
eterna junto a los santos y santas de Dios, María es la primera del orden de las criaturas que recibe
el don de la gracia elevante que la ubica junto a Dios.
La creencia piadosa en la Asunción, va tomando forma en el sentir común de los fieles (sensus
fidelium), y se va abriendo camino antes que el razonamiento teológico. Sin estar definida ni formal,
ni equivalentemente por la liturgia, se impone a la fe, gracias a la unanimidad del asentimiento
cristiano a este respecto.
Se destaca que la Universidad de La Sorbona empeñó sus mejores doctores en la causa asuncionista.
Ya a mediados del siglo XVIII se empieza a pedir la definición del dogma. Pío XII consulta sobre la
posibilidad de la definición del dogma. La inmensa mayoría responde a favor.
En nuestro caso estamos ante el magisterio extraordinario, el Santo Padre, hablando ex cathedra
ejerce voluntad explícita de dar una definición dogmática. Se dan las condiciones: como cabeza del
cuerpo episcopal, intención manifiesta de obligar, empeñando su autoridad apostólica, tratando
temas de fe y costumbres.
“Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma”: órbita teológica de la definición dogmática, no
una opinión piadosa.
“Divinamente revelado”: naturaleza de verdad revelada. La Asunción está formalmente revelada, pero
implícita.
“La Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María”: engloba los tres títulos anteriormente
definidos: Inmaculada concepción, Madre de Dios, Siempre Virgen.
“Cumplido el curso de su vida terrestre”: queda abierta la cuestión discutida de la muerte de María.
“Fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”: la corrupción del sepulcro no tuvo lugar como en
todos los mortales. “Asunta” ayuda a la interpretación, evita la referencia a desplazamiento o cambio
de lugar. Lo que ocurre en María es un cambio de estado. Se afirma que María posee ya la misma
condición existencial que los bienaventurados después de la resurrección final.
Ilumina el misterio de la muerte. La vida de todo hombre y mujer no termina, se transforma. María
es la confirmación y, en cierto modo, la garantía de nuestra participación en la gloria divina.
También ilumina el misterio eclesial, la Iglesia ha de tener su cumplimiento en la vida futura.

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