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INTRODUCCIÓN (1)
El texto de la Constitución Apostólica Munificenstissimus Deus del 1º de noviembre de 19504, en que
Pío XII define el cuarto dogma mariano, dice así: “La Bienaventurada Virgen María... en virtud de la
encarnación del Verbo es verdaderamente Madre de Dios, misteriosamente unida a Jesucristo desde
toda la eternidad por un solo y mismo decreto de predestinación, fue inmaculada en su concepción,
virgen integérrima en su divina maternidad... conservada inmune de la corrupción del sepulcro... fue
asunta en cuerpo y alma a la suprema gloria celestial.”
1. SIEMPRE VIRGEN
María no es una madre común, su maternidad es virginal. María es la Virgen-Madre.
“Encarnación del Verbo” nos remite al a Trinidad, específicamente a la Cristología. La mariología tiene
que estar muy atenta al estudio de la Cristología. Toda auténtica mariología refiere a la cristología.
El misterio de María recibe toda su luz del misterio de Cristo. Sólo en función de Cristo puede llegarse
a la verdadera comprensión de María. La reflexión teológica acerca de María, si es verdadera, no
terminará en su persona, sino que descubrirá en el fondo la presencia de Cristo.
La Virgen, Άεί παρθένος aeiparthenos, virgen antes-durante-después del parto. Claro caso de
sensum fidelium. El sentir de los cristianos en todo lugar y todo tiempo ha sido creer en la perpetua
y perfecta virginidad de María. Su integridad corporal significa que:
- no tuvo contacto con ningún hombre antes de la concepción
- el parto fue también milagroso, excepcional
- después no tuvo otros hijos. Jesucristo es el Unigénito en sentido absoluto.
La virginidad de María es símbolo de la libertad y apertura de espíritu cuando se está en estado de
gracia.
2. MADRE DE DIOS
Jesucristo es el Hijo de Dios Padre, Dios como el Padre y el Espíritu Santo, infinitamente
παντοκράτωρ todopoderoso en su naturaleza divina, asume la naturaleza humana.
María da al Hijo de Dios la naturaleza humana, mediante la cual se realiza nuestra salvación.
¿En qué sentido se dice que María es la Madre de Dios? No en el sentido que dé origen a la naturaleza
divina del Hijo de Dios, porque esa naturaleza es eterna y anterior a ella, sino en el sentido de que
quien proporciona al Hijo de Dios su naturaleza humana, es Madre de Dios porque lo que sucede a
esa naturaleza humana tiene como sujeto a la única persona divina, la del Hijo de Dios.
En el Concilio de Éfeso, en 431, los santos padres no dudaron en llamar a la Virgen Θεοτόκος, la que
da a luz a Dios, no porque la naturaleza del Verbo o su divinidad hubiera tomado forma en el
principio de su nacimiento de la Santa Virgen, sino porque obtuvo de Ella aquel sagrado cuerpo
perfeccionado por el alma, al cual está unido el Verbo de Dios en persona, que afirmamos que nació
según la carne.
El hecho de que la Virgen sea Madre de Dios, es la razón por la cual ella es Madre de la Iglesia, que
es el cuerpo de Cristo.
Podemos comprender mejor su ser madre, si aceptamos que antes fue “hija de Dios”: θεόπαις.
Θεοτόκος y θεόπαις sería una justa y completa descripción de María. Παις tiene un sentido amable,
tierno, dulce, cariñoso, es el hijo pequeño, chiquito, niñito.
El principio encarnatorio da cabida al sacramento fundante que es la maternidad de la Virgen, en
donde se visualiza la realidad del sacramento del Padre, que es Cristo. Por el misterio de la unión
hipostática Cristo constituye “El” sacramento de todos nuestros encuentros con Dios. A Cristo debe
referirse todo culto a Dios para que en Él se produzca el misterio del encuentro eficaz. En Cristo
encontramos la clave para que toda nuestra vida se vuelva sacramental.
3. CONCEBIDA INMACULADA
En Oriente, ya en el siglo VII se celebraba la fiesta de la Concepción de María. En Occidente, recién
en el siglo XII. Fueron los teólogos franciscanos quienes dieron un decidido apoyo a la convicción de
que María jamás había contraído la triste herencia del pecado de Adán y sus consecuencias, en virtud
de un singular privilegio de Dios que le fue concedido en previsión de los méritos de Jesucristo.
Estuvo libre siempre del pecado original, o sea, la gracia de Dios la santificó desde su concepción en
el seno de su madre, tuvo siempre participación en la vida divina, el Espíritu Santo la preservó.
Mucho tiempo fue una opinión, no se imponía como una verdad de fe. Cuando Trento redactó el
Decreto del pecado original, no se pretendía afirmar que la Virgen lo hubiera contraído. Muchos se
comprometían bajo juramento a defender la doctrina de la Inmaculada concepción.
En 1854, Pío IX proclamó el Dogma de la Inmaculada concepción, desde allí es doctrina revelada por
Dios y que por lo mismo debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles.
Este Dogma es el modo en el cual la Iglesia entiende el saludo del ángel “llena eres de gracia”.
En el caso de la Inmaculada se ve teológicamente una evolución del dogma.
1.1.2.1. Mujer
A la mujer se le identifica por ser el alma y la alegría, la perseverancia y la tenacidad, la
fragilidad, la belleza, la ternura, la dulzura, la misericordia, lo cercano y lo afectivo, la
inteligencia emocional, capacidad de sacrificio y dinamismo operativo de atención a múltiples
necesidades que se dan al mismo tiempo.
Fases del proceso evolutivo:
- María humana: pertenece a nuestra naturaleza y realidad creatural.
- María persona: identidad bio-psico-socio-cultural-moral-religioso, con libertad, brindada.
- María mujer: identidad psicosexual, consciente de ser mujer, corporeidad aceptada.
- María femenina: “nueva Eva” para el “nuevo Cristo”, servidora de los planes divinos, decisión
obediencial, libre condescendencia.
María es espacio personal abierto a la divina trascendencia del Dios encarnado. Con esto, la
mujer es enaltecida. La mujer tiene una vocación de animación, de ser alma, de espiritualizar
la carne y de encarnar el Espíritu.
1.1.2.2. Santuario
Hay espacios que nos rememoran acontecimientos fundantes para nuestra vida. El santuario
es una realidad hierofánica para el hombre religioso. Es puerta hacia una nueva dimensión de
la experiencia, hacia la trascendencia, hacia arriba, puerta abierta al descenso de los dioses y
el ascenso de los hombres. Lo Trascendente se hace inmanente sin perder su trascendencia.
El santuario cobra sentido por el peregrino en camino. Homo viator, inquieto por llegar siempre
al destino. La morada que espera paciente la llegada del peregrino, para experimentar la
cercanía y la ternura que manifiestan la providencia de Dios con nosotros, que cuida y protege
de la intemperie y los peligros de la noche.
1.1.2.3. Los tiempos y objetos sagrados
El peregrino generalmente pasa por el corazón los senderos andados, y recuerda con gratitud
el pasado, y esto lo incita a vivir con pasión el presente y abrirse con mucha confianza a su
futuro.
Existen momentos desérticos: de prueba, tentación, aridez, reencuentro, conversión,
reconciliación, necesidad de alimento, agua y pan.
Tiempo cronológico: medible, materializable.
Tiempo kairós: tiempo de gozo, tiempo del espíritu, de gracia y salvación, de plenitud, para
conversión y cambio interior, escucha, meditación, contemplación, de encuentro con lo
sagrado.
El tiempo de peregrinación invita a descubrir lo definitivo en medio de lo provisional. El
objetivo es el compromiso de ser capaces de disfrutar lo finito y limitado, como transparencia
y parábola de lo definitivo y lo último como tiempo trascendente.
Dimensiones del tiempo:
- Endógeno: vivencia interior inmediata, tiempo cíclico, lineal y místico.
- Exógeno: tiempo del ritmo de la naturaleza, la sociedad y la liturgia.
- Trascendente: tiempo de la experiencia religiosa, mística y profética, tiempo epifánico de la
experiencia de Dios.
La fragancia del aroma del futuro se sitúa ante nosotros. Necesitamos conocer el sabor que
tiene el hoy. El valor y la resignificación de los mojones recorridos y avanzados motivan a
continuar. La espera solo tiene sentido, cuando se sabe de alguna manera lo que se espera, y,
por lo tanto, ya se posee y se ama.
El encerrarse detrás de los muros de un presente sin horizonte, sin mañana, es tan suicida como
el pretender evadir la lucha apasionada del hoy. Nuestra dignidad se construye sobre la tierra
apisonada de la historia presente con todos los avatares del tiempo y el amor a la vida, tal
como es.
El futuro que se espera es presente apasionado, vigilante, vigilia enamorada y apasionante que
se saborea como un tiempo de experiencia mística.
La estructura básica de las hierofanías es la de la transignificación de una realidad mundana.
El objeto hierofánico es separado de los demás objetos de su especie.
El hombre no construye ni elige una hierofanía, no inventa la realidad simbólica, sino que
reconoce en un objeto, un tiempo, un lugar, lo que se le descubre y revela.
El tiempo sagrado ofrece el aspecto de un tiempo circular, reversible y presenta una especie
de presente mítico eterno... El hombre religioso se niega a vivir exclusivamente en el “presente
histórico”.
Los signos son parte de nuestra vida.
1.2. APROXIMACIÓN HISTÓRICA (3)
Hay un “silencio histórico”.
En primer lugar, el profeta realiza oráculos en referencia a la guerra siroefraimita contra Judá, cuyo
rey es el joven Ajaz. Se menciona como עלמהa la joven esposa de Ajaz, Abí, y como Emmanuel
a Ezequiel, hijo de ambos.
En segundo lugar, alude a la esposa y el hijo de Isaías, viendo la conexión directa entre signo
anunciado y la circunstancia histórica.
En tercer lugar, alude a María y Jesucristo, por la relectura de Mt 1,23 en referencia a la
encarnación. Mateo verá con mayor plenitud, que aquel rey típico, sólo figuración de la perfección
futura, se realizará sólo en Jesús, el Emmanuel cabal.
En la concepción y el nacimiento de la Virgen, Mateo descubre el signo dado por Dios. María es
la Virgen que se vislumbra como la que concebirá y dará luz un Hijo cuyo nombre será Emmanuel.
Emmanuel, citado en Is 8,8 es un rey en la órbita trascendente, dando lugar a la perpetuidad de
la dinastía davídica.
En Mateo, la concepción virginal de por sí está en relación con el Emmanuel, que se refiere a la
operación del Espíritu Santo. En el judaísmo, el mesías no se esperaba de una concepción virginal,
sino de un matrimonio normal.
Miqueas anuncia además del qué (Is 7,14), el dónde, lugar del nacimiento del Mesías. El espacio
geográfico es Belén, la menor de las familias de Judá.
En Mt (2,5-6) los sumos sacerdotes y escribas de Jerusalén citan al rey Herodes ante la pregunta.
En el relato de Mt se ve cumplido el oráculo que precisa el dónde.
2.2. MARÍA EN EL KERYGMA PRIMITIVO (5)
2.2.1. ¿QUÉ ENTENDEMOS POR KERYGMA?
Traducimos por anuncio. Es el primer momento de evangelización, donde se produce el encuentro
básico que suscita la fe entre el que anuncia (kéryx: heraldo, mensajero, pregonero) y quien se
adhiere a la persona de Jesucristo. La finalidad primera era la primera conversión.
Keryma es la proclamación solemne en un ámbito público que un enviado en nombre del rey
realiza para anunciar un acontecimiento de suma importancia y decisivo para los oyentes.
Así como Cristo es enviado del Padre, los apóstoles son mensajeros que proclaman ante los
hombres el mensaje de Cristo, los acontecimientos decisivos de la Historia de Salvación, cuyo
punto culminante es el Misterio Pascual.