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9 de Julio de 2017

Hace más de dos siglos nuestro país comenzaba su historia como Nación
independiente y soberana. A menudo, cuando nos referimos a los acontecimientos
históricos, éstos suelen parecernos lejanos y distantes, sin embargo, al recordar las
circunstancias que rodearon los “sucesos de 1816”, tal vez podamos encontrar un
punto en común con nuestra realidad actual. Recordemos que en 1816, nuestro país
no pasaba por un buen momento ni en lo económico, ni en lo político. Por otra parte,
existía la amenaza permanente de una mayor penetración de tropas españolas que
luchaban por mantener su poder
La mañana del 9 de julio de l816, cuando Juan José Paso secretario del Honorable
Congreso, diputado por Bs. As, luego de leer la proposición dentro de un clima de gran
expectativa, preguntó a los diputados si deseaban que las provincias de la Unión
conformaran una nación libre e independiente de los Reyes de España, lo
congresistas, más allá de los desacuerdos, respondieron afirmativamente con una
aclamación cerrada y luego, individualmente, ratificaron la aprobación. Los ideales de
ese momento, el entusiasmo y los proyectos, cobran sentido en la actualidad, si cada
uno de nosotros continúa trabajando sobre esos mismos principios y valores.
Miremos a nuestro alrededor y preguntémonos: ¿Cuál es la meta común que nos
une como argentinos? ¿Qué ideal deberíamos anteponer a nuestros deseos
personales? “Para los hombres de coraje se han hecho las empresas” dijo el General
San Martín. Hoy nuestra empresa ha de ser la de mantener la independencia de
nuestro país, sintiendo orgullo de ser argentinos, defendiendo nuestra historia y
geografía, nuestras raíces y nuestras costumbres.
Este consenso unánime respecto a la declaración de la independencia nos hace
reflexionar respecto a la valentía que tuvieron los protagonistas de nuestra historia
para hacer frente a sus diferencias personales y a las dificultades que se les
presentaban.
¿Qué enseñanza nos dejan los hombres que construyeron nuestro pasado?
Han transcurrido más de 200 años desde que sucedieron estos acontecimientos y
todavía escuchamos decir que somos una nación joven que intenta constituirse a sí
misma.
Lejos estamos de haber alcanzado la madurez necesaria para que todos los
habitantes de nuestro país puedan vivir con dignidad y de alcanzar el modelo de
nación que anhelamos. Pero es fácil responsabilizar a otros de nuestro destino,
pensemos al menos por un momento que cada uno de nosotros somos responsables y
protagonistas del presente y futuro del país. La historia no la hacen solamente los
representantes políticos, sino también las personas comunes, como cada uno de
nosotros.
Aún estamos a tiempo de revisar nuestras actitudes cotidianas y ser verdaderamente
libres. Emulando la valentía de aquellos que decidieron cortar lazos con España para
ser responsables de una historia independiente, podríamos asumir verdaderamente
nuestro propio destino y construir un país solidario, más honesto, más responsable y
justo. Porque la Patria es algo más que un concepto abstracto, es algo que creamos
día a día, entre todos. Como expreso Jorge Luis Borges en su poema:
“La patria, amigos, es un acto perpetuo // Nadie es la patria, pero todos lo
somos..// Nadie es la patria, pero todos debemos ser dignos …//”

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