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El Contrato en Venezuela
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El contrato es definido en el Código Civil venezolano C.C. (Art. 1133) como “Una
convención entre dos o más personas para constituir, reglar, transmitir, modificar o extinguir
entre ellas un vínculo jurídico”.
El contrato constituye una especie de convención, puesto que involucra el concurso de las
voluntades de dos o más personas conjugadas para la realización de un determinado efecto
jurídico, que puede consistir en la creación, regulación, transmisión, modificación o extinción
de un vínculo jurídico.
No es necesario que las manifestaciones de voluntad integrantes del contrato sean idénticas,
sino basta con que se conjuguen o complementen y coincidan en la realización del efecto
jurídico deseado. Así se explica cómo las partes de un contrato, no obstante representar a
menudo intereses contrapuestos puedan aunar sus voluntades en la obtención de un efecto
deseado por ambas.
Siendo una convención, no hay duda de que el contrato pertenece a los negocios jurídicos
bilaterales, caracterizados por la concurrencia de dos o más manifestaciones de voluntad que
al conjugarse producen determinados efectos para todas las partes.
Dado que el Código Civil venezolano acoge, por decirlo así, un concepto bastante amplio del
contrato, es difícil llegar a establecer diferencias tajantes con la convención. No obstante, las
diferencias señaladas en relación con el contenido eminentemente patrimonial de las
relaciones jurídicas objeto del contrato, pueden servir de criterio de distinción.
Dentro del negocio jurídico, el contrato es el instrumento más apto y frecuente utilizado por las
personas para reglamentar sus relaciones económicas y pecuniarias.
El carácter eminentemente patrimonial de los vínculos jurídicos objeto del contrato es quizás el
signo peculiar del mismo y lo que permite distinguirlo de la convención propiamente dicha,
reservada para las relaciones jurídicas de carácter extrapatrimonial.
3 El contrato produce efectos obligatorios para todas las partes. Siendo el contrato el
resultado de la libre manifestación de voluntad de las partes contratantes e imperando en el
Derecho Moderno el principio consensualista, es obvio que sea de obligatorio cumplimiento
para las partes, quienes así lo han querido y consentido en limitar sus respectivas voluntades.
El contrato constituye una de las principales fuentes de obligaciones quizás la que engendra
mayor número de relaciones obligatorias. No hay duda de que es una figura desencadenante
de derechos y deberes, de comportamientos y conductas.