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El C.

E y el narcisismo son dos de las grandes nociones psicoanalíticas desde las cuales es
posible la comprensión clínica de toda conflictiva individual inconsciente.

Nociones fundamentales en torno del complejo de edipo en la obra freudiana

También llamado “complejo nuclear de las neurosis”


Puede ser dividido en dos grandes momentos teóricos:
1. Arranca con la presunción de Freud de que la antigua saga edípica refleja una
importante problemática individual universal y comprende, articulando con las
teorías de los sueños, el inc, la sexualidad y el narcisismo, el desarrollo de la
significatividad de este complejo en la normalidad y en la patología.
2. Más difícil de sistematizar, puede recortarse a partir de 1929, con la postulación de
la pulsión de muerte intrincada con la de vida, que incidirá también en la
conceptualización del Edipo aunque de una manera no directa. El estudio de las
identificaciones (1921) y la nueva teoría del aparato psíquico (1923) le permitirá
recoger ideas diseminadas hasta el momento hasta ese momento en su obra e
integrar definitivamente al complejo de Edipo con los restantes axiomas
psicoanalíticos.

Primer periodo:
● Sueños
Descubrimiento de la existencia universal de inclinaciones incestuosas infantiles, que se
mantienen inconscientes. Su interés por los sueños y el inicio de su autoanálisis fueron
realizados de una manera tan entrelazada que, en cierto sentido, Interpretación de los
sueños (1900) es una selección de los contenidos encontrados en sí mismo.
Ya desde 1895, había confirmado que la esencia de una manifestación onírica es la
realización de un deseo oculto (pero ignoraba el carácter del éste).
En la correspondencia con Fliess puede seguirse la forma en que siguió desarrollando la
constitución de este complejo: en relación con la hostilidad “Parece como si en los hijos
varones este deseo de muerte se volviera contra el padre, y en las hijas contra la madre”.
En otra carta de ese mismo año da cuenta de la validez universal del enamoramiento de la
padre y los celos hacia el padre (y visceversa), lo considera un suceso universal de la niñez
temprana.
Este descubrimiento sin duda influyó a su vez sobre la teoría de los sueños: los deseos
(socio capitalista de las producciones oníricas”, tienen su raíz en la infancia. También
advierte que las producciones oniricas expresan la ambivalencia afectiva que caracteriza a
los vínculos tempranos. En una sección de I.S. señala que en los sueños cuyo contenido es
el deseo de la muerte de un ser querido, por lo general no es un deseo actual sino pretérito
y desconocido para el soñante.
Luego, apoya estas ideas en un legado de la antigüedad: la saga de Edipo rey. Edipo dio
muerte a su padre y desposó a su madre Yocasta. Esto no es sino el cumplimiento de
deseo de nuestra infancia que, en tanto reprimido, nos hace espantarnos frente a quien lo
realizó.

En la obra freudiana prima el estudio de la problemática masculina. La psicología de la


mujer se le revela en toda su complejidad mucho después.
● Sexualidad
Estudio de la génesis y evolución de la energía de la pulsión sexual en “Tres ensayos para
una teoría sexual” (1905). Allí surgen, aunque de manera no muy articulada con C.E., las
creencias mediante las cuales los niños tratan de dar respuesta, con las herramientas
conceptuales que poseen, a los interrogantes durante el periodo de investigación sexual.
Teorías sexuales infantiles:
1. Atribución de un pene a todos los seres humanos. Esta teoría en la década del 20’
pasará a ser considerada como un origen del complejo de castración.
2. Concepción de que los hijos nacen por la misma vía por la cual son evacuados los
excrementos (teoría cloacal) Ligada al desconocimiento de la existencia de la
vagina.
3. La convicción (apoyada en el propio sadismo innato) de que el coito consiste en una
actividad sádica.

Otro grande aporte de este periodo es la captacion de que las inclinaciones edipicas
(ademas de tener una presencia univ. y manifestarse en los sueños y en la fantasía) son la
causa subyacente en toda la variedad de síntomas neuróticos.
En 1909, Freud decía que el C.E. es destinado a la pronta represión, pero sigue ejerciendo
desde lo inc. un gran efecto duradero. Resalta su eficacia como complejo nuclear de la
neurosis y también en otros campos de la vida anímica.

Recibe la designación definitiva de “Complejo de Edipo” un tanto tarde, recién en 1910. en


un artículo dedicado al estudio de ciertas cond. de amor requeridas por algunos hombres en
su elección amorosa derivados de la marca indeleble que a su sexualidad dejó el pasaje por
el complejo.

● Hipótesis filogenética
“Totem y tabú” (1913) texto de carácter antropológico basado en estudios sobre el
totemismo y de la hipótesis darwiniana de que los seres humanos vivieron originariamente
en hordas cuyo jefe era un único macho, violento y celoso. Este padre, según Freud, habría
acaparado con exclusividad a todas las mujeres y asesinado o expulsado a los hijos
peligrosos como rivales. Un día los hermanos expulsados de aliaron , mataron y devoraron
al padre, y así pusieron fin a la horda paterna. Los hijos presentaban sentimientos
ambivalentes hacia su padre: era envidiado y temido. En el acto de la devoración
consumaban la identificación con él. El fin de la horda es el comienzo de las org. sociales,
las limitaciones éticas y la religión. Banda de hermanos gobernada, con respecto al padre,
por los mismos sentimientos contradictorios que podemos pesquisar en el complejo
paterno de cada niño y cada neurótico. “Odiaban a ese padre... pero también lo
amaban y admiraban”.
Tras eliminarlo y producirse la identificación con él, nace la ccia de culpa, arrepentimiento
en común. Revocaron la hazaña declarando no permitida la muerte de su sustituto (el
tótem) y renunciaron a sus frutos denegando las mujeres liberadas. Así, desde la ccia de
culpa del hijo varón, ellos crearon los dos tabúes fundamentales del totemismo
(asesinato e incesto), que por eso mismo necesariamente coincidieron con los dos
deseos reprimidos del C.E.

En los años siguientes Freud sigue desarrollando estas ideas. Ej, tesis de que las
instituciones sociales exigen para su surgimiento y existencia la sofocación de las pulsiones
sexuales. También las identificaciones, y finalmente, puede vislumbrarse la instancia que a
nivel del psiquismo individual será el Superyó (encarnación de las normas y las
prohibiciones mediatizadas por los padres).

Segundo periodo
● Superyó y identificaciones
A partir de “Más allá del ppio de placer”.
Antes de “El yo y el ello”(1923), el C.E. aparece en su versión simple: positivo cuando
consiste en deseos amorosos hacia el progenitor del sexo op. y deseos hostiles hacia el del
mismo sexo; o negativo (invertido u homosexual). En “El yo y el ello” introduce la noción de
que es completo, positivo y negativo a la vez.
A raíz del sepultamiento, las cuatro aspiraciones contenidas en el C.E. se convierten en
identificaciones con el padre y con la madre. Se sedimenta el yo, que consiste en el
establecimiento de estas dos id. unificadas entre sí, las cuales se convierten en la instancia
psíquica del superyó (función normativa y prohibidora). Esta instancia es la heredera del
C.E. y se constituye mediante identificaciones. La nueva teoría del ap. psíquico da forma
definitiva a la hipótesis filogenética. El C.E., al sepultarse, se convierte en la fuente de la
eticidad individual.
El acceso, pasaje y represión del CE. (a pesar de sus posibles secuelas neuróticas), presta
al hombre el servicio de evitarle la caída en las psicosis y en las perversiones ya que
permite la instalación del sistema inc diferenciado del prec.cc. de manera relativamente
firme.
Las tres neurosis descriptas por Freud (histeria, fobia y neurosis obsesiva) son estructuras
originadas en las fijaciones producidas en el transcurso del Edipo, más particularmente en
el complejo de castración, que es su centro.
Ante la pérdida de un objeto investido libidinalmente o la necesidad de designar, el
objeto es reconstruido en el yo (se pasa de querer tener a querer ser como el objeto)
El carácter del yo es una sedimentación de las investiduras de objeto resignadas,
contiene la historia de tales elecciones de objeto. La situación edípica ha adquirido,
ahora, en el pensamiento de Freud, una dimensión más estructurante de la personalidad; ya
la represión y/o sepultamiento del C.E. no solo conduce a la consolidación del ap. psíquico
sino que el carácter y el superyó se forman como consecuencia de lo que ocurre en ella.

● El complejo de castración en ambos sexos


A partir de cinco artículos entre 1923 y 1933 quedan establecidas las diferencias para el
varón y para la mujer; el complejo de castración se convierte en el centro del C.E.
Ideas principales
1. El interés y la actividad genital adquieren una importancia poco inferior a la que
logran en la madurez. La diferencia fundamental consiste en que para ambos sexos,
solo desempeña un papel un genital, el masculino. Por lo tanto, no un hay primado
genital, sino un primado del falo. La premisa lógica universal del pene es vista por él
como universal.
El varón cree que todos los seres vivos poseen un genital como el suyo. El deseo de
observarlo en otras personas (curiosidad sexual) lo conducirán al descubrimiento de que
ese órgano tan preciado no es un atributo común de todos los seres humanos. El complejo
de castración tiene su origen en la constatación por parte del niño de la diferencia sexual
anatómica; esto a su vez actualiza las amenazas reales que puede haber recibido el niño.
En un principio, creen que este pene que falta aún sería pequeño y ya va a crecer.
Después, poco a poco, llegan a la conclusión de que sin duda estuvo presente y luego fue
removido. La falta de pene es entendida como resultado de una castración y teme que
le hagan lo mismo.
Queda planteada la hipótesis filogenética según la cual el C.E. debe desvanecerse porque
ha llegado el tiempo para ello; y la ontogenética, más relevante, que postula como motivo el
complejo de castración. Las dos posibilidades de satisfacción que ofrece al niño el complejo
de edipo (completo) son, la primera, la activa, masculina; y la segunda la pasiva, femenina.
Quedan ambas sepultadas porque las dos conllevan el temor a la pérdida del pene. Entre el
interés narcisista por el pene y la investidura libidinosa de los objetos parentales,
incompatibles, triunfa el primer poder.

En la niña Freud advierte que su evolución sexual es mucho más compleja.


● Ligazón-padre muy intensa.
● La niña llegará al C.E. positivo luego de superar una prehistoria comandada por el
complejo negativo (fase de ligazón-madre semejante en intensidad y
apasionamiento y muy prolongada en el tiempo).
● En su camino a la feminidad definitiva, tendrá que operar dos cambios: el de la zona
erógena (del clítoris -órgano análogo al pene- a la vagina -de la que solo habrá
representación en la pubertad-) y el del sexo del objeto (de la madre al padre).
● El factor impulsor de estos cambios será el descubrimiento de la castración en sí y
en la madre, que deja de ser fálica, lo que marcará a este vínculo para siempre con
el signo de la hostilidad. La niña abandona su intensa ligazón con la madre
reprochado el no haberla dotado de un genital correcto.
● Al ver el órgano masculino, la niña sabe que no lo tiene y quiere tenerlo.
● La libido se desliza (a lo largo de la ecuación simbólica pene=hijo) a una nueva
posición. Resigna el deseo del pene para reemplazarlo por el deseo de un hijo, y con
ese propósito toma al padre como objeto de amor. La madre pasa a ser objeto de los
celos, y la niña deviene una pequeña mujer.

Con respecto al nexo entre C.E. y complejo de castración (C.C.), existe una oposición
fundamental entre los dos sexos: en el varón, el C.E. se va al fundamento debido al C.C. En
la niña, el C.E. es posibilitado e introducido por el C.C.

Complejo de castración: es una ofensa narcisista


Hombre -----> angustia de castración, como temor a la pérdida del pene
Mujer --------> envidia del pene, que dejará huellas indelebles en su carácter

En la niña, caminos de salida posibles:


1. Inhibición sexual o neurosis
2. Complejo de masculinidad
3. Feminidad normal. En este caso, la envidia fálica habrá promovido el acceso a la
heterosexualidad al impulsarla a la búsqueda del padre como objeto sexual en
reemplazo de la madre, y luego en la pubertad, a la búsqueda de un sustituto
paterno.

Clasificación de los sexos


Infancia -----> fálico-castrado
Pubertad ----> masculino femenino

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