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Concursos mercantiles
El "concurso mercantil" es la denominación que la ley mexicana otorga a un proceso judicial que
se le conoce (comúnmente y dependiendo del país iberoamericano en donde nos encontremos)
como una quiebra, concordato, bancarrota o insolvencia.
Entonces, se le llama "concurso" al procedimiento donde deben comparecer todos los acreedores
del comerciante a reclamar sus derechos, que serán pagados conforme a una serie de reglas que la
propia ley establece. Por eso, al procedimiento referido se le conoce también como "concurso de
acreedores". Se le denomina "mercantil" porque sólo es aplicable a los comerciantes, tanto
personas físicas como empresas.
A través de este procedimiento, las personas físicas o morales, pueden tratar de sacar a flote su
empresa cuando se encuentran en una profunda crisis financiera.
Por ello, en México, la Ley de Concursos Mercantiles, señala que su principal objetivo es conservar
las compañías y evitar que el incumplimiento generalizado de sus obligaciones de pago pongan en
riesgo la viabilidad de las mismas y de las demás con las que mantenga relación de negocios.
Dicho de otra forma, cuando una empresa se ve inmersa en una crisis financiera muy grave, es del
interés de todos que salga del atolladero en forma ordenada, permitiendo que se mantengan, en
la mayor medida posible, los empleos existentes y la derrama económica que produce para otras
empresas.
En el peor de los casos, cuando la recuperación del negocio no es posible, con este procedimiento
se pretende auxiliarlo para que cierre sus operaciones de tal forma que ocasione los mínimos
daños a terceros, ya sean empleados, proveedores o clientes y se liquide pagando a sus
acreedores.
El efecto de una crisis financiera mayor, sin la protección de una Ley de Concursos Mercantiles, es
desastroso para la empresa.
En breve tiempo el negocio deja de operar generando graves daños a terceros. Los trabajadores
no cobran sus sueldos por lo que muchas familias quedan desamparadas. Los proveedores de la
empresa en crisis comienzan a vivir afectaciones económicas, por lo que los más dependientes de
ella son orillados a la ruina.
Tomando en cuenta este escenario, la Ley de Concursos Mercantiles es de interés público. Dicho
de otra forma, el empresario está obligado a someterse a un procedimiento judicial de este tipo
cuando enfrenta alguna crisis que encuadre en lo que la ley señala como situaciones de concurso
mercantil. Si no lo hace, también sus acreedores pueden solicitar que se inicie el proceso.
I. Que de aquellas obligaciones vencidas, las que tengan por lo menos treinta días de haber
vencido representen el treinta y cinco por ciento o más de todas las obligaciones a cargo del
comerciante a la fecha en que se haya presentado la demanda o solicitud de concurso, y
II. El Comerciante no tenga activos, para hacer frente a por lo menos el ochenta por ciento de sus
obligaciones vencidas a la fecha de presentación de la demanda o solicitud.
Al recibir la demanda, el juez dictará las medidas precautorias que considere necesarias a fin de
evitar poner en riesgo la viabilidad de la firma con motivo de la demanda o de otras que se
presenten durante el procedimiento para lograr salvaguardar el interés público consistente en que
le empresa pueda seguir operando, causando los menores daños posibles.
Una vez que se agota la primera etapa del procedimiento, consistente en conocer si efectivamente
la corporación está en los supuestos de ley, el juez dictará una sentencia en donde podrá declarar
al empresario en estado de concurso mercantil, si la operación del negocio sigue siendo viable.
Cuando el juez declara que se lleva a cabo el concurso, señala quienes son los acreedores del
comerciante para que comparezcan a juicio a hacer valer sus derechos, efectuando, junto con el
IFECOM, el nombramiento de conciliadores e interventores a fin de que continúen con la vigilancia
de la administración de la empresa.
También ordenará a la empresa suspender el pago de los adeudos contraídos con anterioridad a la
fecha de la sentencia del concurso mercantil, salvo los que sean indispensables para la operación
ordinaria de la empresa. Ordenará también suspender durante la etapa de conciliación, todo
mandamiento de embargo o ejecución contra los bienes y derechos del comerciante, con ciertas
excepciones previstas en la ley.
Si el empresario solicitó fuera declarado en quiebra o el juez considera que la operación del
comercio ya no es viable, la sentencia declarará al sujeto en quiebra, para lo cual se nombrará un
síndico, quien tomará la posesión y administración de los bienes, así como los derechos de la
empresa, con el fin de liquidar a la empresa y pagar a los acreedores.
En esta Ley que se declara de interés público, el concurso mercantil, consta de tres etapas
sucesivas:
La conciliación, que tiene como finalidad lograr la conservación de la empresa del comerciante
mediante el convenio que suscriba con sus acreedores reconocidos; y
La quiebra: cuya finalidad es la venta de la empresa del comerciante, de sus unidades productivas
o de los bienes que la integran para el pago a los acreedores.
Ahora bien, para ser declarado en concurso mercantil se requiere de varios supuestos:
La existencia de un comerciante
Hilasal Mexicana
Hilasal Mexicana, fabricante de toallas, negocia con sus acreedores un concurso mercantil
"pactado".
Las negociaciones con sus acreedores iniciaron desde el 2009, cuando registraba una caída en sus
ventas debido a la crisis en Estados Unidos, su principal mercado.
Entre los acreedores de Hilasal Mexicana se encuentran instituciones como GE, Bancomext,
Banamex, BBVA, Corporación Financiera de Occidente, BCI, Banco del Bajío, Santander y HSBC.
Abengoa
los acreedores de ella están pujando para recuperar sus inversiones, hasta la fecha, el último de
acuerdo, por arriba del 90 por ciento de los inversionistas, ya están aceptando las condiciones
para hacer la renegociación despues de que fué declarada den concurso mercantil.
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