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DE UN HORIZONTE INCIERTO

Emiliano Galende

DE UN HORIZONTE
INCIERTO
Psicoanálisis y Salud Mental
en la sociedad actual

Paidós
Buenos Aires • Barcelona • México
lhlhllWltl th, OUIILovoMuen ÍNDICE

/(1, 1f(l/oM". 1997

Impreso en la Argentina - Printed in Argentina


Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723

Prólogo 11

(ntroducción.................................................................... 17
© Copyright de todas las ediciones en castellano

Editorial Paidós SAICF L La nueva configuración, de la Salud Mental 29


Defensa 599, Buenos Aires 1. Un nuevo objeto para la Salud Mental.... 29
2. Las prácticas terapéuticas frente a los nuevos
Ediciones Paídós Ibérica S.A. lazos sociales 37
Mariano Cubí 92, Barcelona 3. De la medicina mental a la noción de riesgo 46
Editorial Paidés Mexicana S.A.
4. De un horizonte inesperado 57
Rubén Daría 118, México,D.F.

~, Subjetividad y cultura: el malestar de


lA individuación 63
1. La individualidad actual...................................... 65
2. De la nueva cultura del amor............................... 75
3. Ser empresario de sí mismo 91
La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forma que sea, 41. La subjetividad de la competencia
idéntica o modificada, escrita a máquina, por el sistema "multigraph", mi-
generalizada.......................................................... 95
meógrafo, impreso por fotocopia, fotoduplicación, etc., no autorizada por los
editores, viola derechos reservados, Cualquier utilización debe ser previa- 15.Consumo y realización personal.......................... 98
mente solicitada. H, La nueva nerviosidad moderna 100
7. El nuevo terror a la exclusión sociaL...... 107
H.'lbdos somos jóvenes: el borramiento de
ISBN 950-12-4204-8 las diferencias 117

7
9. Un nuevo espacio para una nueva sociabilidad.. 124 6. Las nuevas demandas en Salud Mental.. 265
10. Las vicisitudes de la identidad............................. 130 1. Pensar la represión y el proceso en la cura 275
2. Las dificultades con la transferencia................... 279
3. De la moderna hipocondría a las enfermedades
3. El Estado: de la solidaridad al individualismo psicosomáticas 287
de mercado 133 4. La mortificación del cuerpo en los tiempos del
1. Del Estado Benefactor al Estado marketing de la salud 296
Economicista 134 5. Matías: del desfiladero de la identidad sexual
2. La protección social: un antecedente en la y el vacío ·.······· 307
constitución de Salud Mental............................... 142 6. Vicisitudes del amor y nuevas depresiones... 324
3. Toda prevención de riesgos se funda en la 7. De un objeto que no objetaliza 336
solidaridad ..... _...................................................... 155 8. Patologías del narcisismo y violencia actual. 346
4. La amenaza de desciudadanización para .
la Salud Mental ::............................... 16t
5. Los límites del seguro frente a la exclusión
social 167
6. Sin integración social no hay horizonte para
la Salud Mental 174

4. La regresión en Salud Mental por el ajuste del


Estado y la caída de lo público 181
1. El cuerpo y la vida como bien público.................. 182
2. Qué "aconseja" el Banco Mundial : 185
3. ¿Fin del sistema de salud en la Argentina? 195
4. Salud Mental: la doble víctima del ajuste. 202
5. Condiciones de empleo y retribución de los
profesionales........................................... 209

5. La subjetividad actual y su patología 219


1. Subjetividad e historia 220
2. De la memoria a la historia 226
3. La producción de subjetividad 228
4. La subjetividad del conformismo y la
adaptación exitosa 240
5. Una subjetividad sin tragedia 252

8 9
PRÓLOGO

En el mes de octubre de 1989 tuve el privilegio de redac-


'tar el prólogo del libro de Emiliano Galende Psicoanálisis y
salud mental - Para una critica de la razón psiquiátrica.
Agradezco a mi entrañable amigo que me brinde, otra vez,
())gran placer y la distinción de estar presente en su obra a
través de este prólogo.
Advertía yo en ese volumen que, en un contexto de
nbundantes referencias bibliográficas, el libro de Emiliano
(lalende se presentaba como una obra de calidad singular.
Hin duda estaba destinado a ocupar un lugar más que des-
t ncado en los ámbitos psicoanalíticos y de la Salud Mental.
Testimonios del acierto de aquella predicción es que va-
1"11)8 miles de ejemplares de dicho libro fueron distribuidos
cm distintos países. Ya son muy frecuentes las citas de su
nbra en múltiples producciones bibliográficas y en diversos
lur08 académicos y profesionales de América latina y Espa-
nu, Además, el libro ha sido incluido en la bibliografía de
dlversas universidades, como texto de referencia y estudio
JlII ro cursos de .grado en las carreras de Medicina y Psicolo-
"lit, osí como también de posgrado de distintas disciplinas
eI.,1 campo de la Salud Mental. Lo mismo puede constatar se
1111 InAtituciones de formación de psicoanalistas y especialis-
I!la" on Salud Mental. Señalo estos hechos para informar al
l"I't,or que comienza a tomar contacto con el presente volu-
",UIl que, en mi opinión, estamos otra vez ante un texto de

11
excelente riqueza y calidad, por lo que nuevamente puedo rías económicas no son meros diseños o estrategias técnicas.
asegurar que tendrá un importante impacto entre aquellos Son, sin lugar a dudas, la expresión de concepciones éticas
a quienes está dirigido. que afectan en su totalidad a la vida humana, a los lazos so-
Debemos comenzar por señalar el título del presente li- ciales y muy especialmente a las relaciones de poder.
bro: De un horizonte incierto - Psicoanálisis y Salud Mental En este sentido advierte el autor acerca de los riesgos
en la sociedad actual. Desde este primer mensaje el autor que conlleva el hecho de que los estados están renunciando
nos alerta acerca del futuro riesgoso de nuestra disciplina y cada vez más a las responsabilidades que hace mucho
de su articulación en el campo de la Salud Mental. ¿Qué ha tiempo comprometieron para sus ciudadanos, como garan-
pasado? ¿Qué está sucediendo en el contexto social en estos tes de la salud, la educación, la cultura y el bienestar so-
últimos siete años? ¿Cómo nos impactan y afectan los com- cial. "Si el Estado se retira de estas funciones, como de he-
plejos fenómenos político-económicosy los cambios de la cul- cho está sucediendo, se retira al mismo tiempo de su
tura? ¿Qué efectos generan los acelerados avances tecnológi- función de asegurar los principios de justicia social, de
cos? ¿Qué transformaciones producen en la vida social yen igualdad y equidad en la cobertura de los riesgos", afirma
nuestras funciones psíquicas? ¿Cómo se inscriben estos he- Emiliano Galende.
chos en nuestras prácticas clínicas y en los programas de Las decisiones y actuaciones en estos campos quedan
atención a la Salud Mental? ahora vigorosamente condicionadas a intereses supraesta-
La renovada investigación con la que nos propone anali- tales o paraestatales y deben someterse a los dictados que
zar las realidades de nuestro campo y de la vida social en marcan inexorablemente las reglas que rigen las políticas
su conjunto nos permite acompañar al autor en la excelen- do mercado. Además, es evidente que las nuevas estrate-
cia de su pensamiento crítico, que utiliza para analizar el Uias de privatización generan múltiples rentabilidades a
contexto histórico-social y que enuncia mediante un discur- numerosas empresas del sector y también a grupos de pro-
so de auténtica estructura transdisciplinar. I'oaionalesdel campo de la medicina y la psiquiatría, alia-
Con su sólida inspiración freudiana, Emiliano Galende dos con propuestas sanitarias de dudosas normas éticas
utiliza su pensamiento psicoanalítico no sólo para obtener e que afectan con severidad a las instituciones y los dispositi-
interpretar datos desde la experiencia clínica operando en vos asistenciales de Salud MentaL
la subjetividad individual, sino también desde los acontece- En la mayoría de los programas de atención a la Salud
res de la vida cotidiana, donde investiga los diversos indica- Mental, la prevención primaria parece haber sido olvidada
dores de la cultura en sus distintas formas de expresión. 11 pesar de las permanentes recomendaciones que en ese
Emprende de esta manera el análisis de la dialéctica de la ". ntido enuncia la Oficina Panamericana de la Salud
salud y la enfermedad mental como un proceso de interac- ()'P8) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). De
IMual manera se observan severas restricciones en la un-
ciones múltiples, donde integra las representaciones de la
realidad humana observada e interpretada desde diversos "l. mentació¡: de programas de prevención terciaria y rein-
campos situacionales y registros complementarios. Nllroiónsocial.
Un primer aspecto que destaca por su importancia es el Desde esta dimensión general, el texto nos invita a refle-
del avance y afianzamiento de las políticas, economicistas .llInar sobre los nuevos problemas en el campo de la Salud
neoconservadoras. En el texto se enuncia con toda claridad Mllotal en términos de una configuración estructural com-
el sustento reaccionario de estas políticas, cuyos sistemas 1'''Un en la que se destacan: los cambios en el Estado Bene-
de valores y fundamentos se intentan encubrir en los últi- Ii,. tor las transformaciones socioculturales de la posmoder-
mos años, al denominarlas como neoliberales. Pero las teo- ulrlnd, los cambios en las formas de organización de las

12 13
patologías individuales, familiares y grupales y los lugares narcisistas, en las que se articulan de diversas maneras,
que ocupan los profesionales en esta dinámica actual, así identificaciones del registro edípico y el registro narcisista.
como también en su desarrollo futuro. Desde esta perspectiva el texto brinda una serie de valiosas
En los capítulos quinto y sexto, Emiliano Galende abor- aportaciones que enriquecerán el amplio debate actual de
da la problemática de la subjetividad actual y su patología esta problemática en el campo psicoanalítico.
y las nuevas demandas en Salud Mental. Comunica sus in- De forma simultánea se margina y excluye a numerosos
vestigaciones, reflexiones y propuestas desde el campo de la grupos de la población, bloqueando el acceso de los pacien-
práctica clínica y la teorización que efectúa de forma conti- tes a prácticas psicoterapéuticas de adecuada y reconocida
nuada desde hace ya mucho tiempo. calidad asistencial.
La perspectiva de las múltiples relaciones entre los suje- Estos hechos acontecen, como dice el autor, "al mismo
tos, la cultura y la vida social sigue siendo objeto de su afán tiempo que crece el número de individuos pertenecientes a
investigador. Desde la teoría y el método psicoanalítico es- los sectores sociales más expuestos a la marginalización, o
tudia minuciosamente los avatares de la subjetividad en a la exclusión lisa y llana de los intercambios económicos y
sus relaciones con las nuevas formas de vinculación social y simbólicos de la vida social [... ] De hecho, y a diferencia del
los cambios en los valores que se instauran en la cultura psiquiatra de la primera mitad del siglo, el profesional de
actual. Otr~ mérito importante de su investigación es que la Salud Mental de hoy está obligado a pensar conjunta-
sus afirmaciones, acorde con la ética que defme al método mente los problemas del sufrimiento mental del individuo y
científico, no pretenden asumir el rango de verdad absolu- las dinámicas de integración-exclusión social". Desde la
ta. Deja abierta la investigación para nuevas aportaciones complejidad de esta óptica, en un marco de producción de
y muy especialmente para continuar produciendo conoci- conocimiento interdisciplinario, se podría definir y com-
miento en relación con las transformaciones futuras de las prender con amplitud su objeto y evitar los riesgos de re-
dimensiones histórico-culturales de la subjetividad. duccionísmos simplistas, que fomentan en algunos sectores
Respecto del tema de las nuevas demandas en Salud profesionales tan ilusorias como omnipotentes pretensiones
Mental, actualiza sus observaciones desarrolladas en otros de resolución de los problemas de la salud y la enfermedad
trabajos y en su libro Historia y repeticion+ Con claros e mental.
ilustrativos relatos de historiales clínicos desarrolla este úl- En abierto contraste con estas realidades, que son hege-
timo capítulo, en el que pone a prueba la coherencia de los mónicas y se pueden constatar en todas las latitudes y los
temas tratados en este libro así como también la excelencia pníses del mundo occidental, es digno destacar que coexis-
de su práctica clínica. 1,(n y se desarrollan algunos programas y proyectos locales
Analiza los aspectos fundamentales del proceso de la cu- y regionales que logran preservar en sus bases conceptua-
ra en sus dimensiones teórico-clínicas esenciales y propone le 14, notables actividades y realizaciones. En estos casos se
nuevos modos de aproximación a las complejidades de la re- puede comprobar la trascendencia que adquieren las políti-
lación psicoanalítica con pacientes que presentan singula- I'tUI de la administración pública y las responsabilidades y
res organizaciones psicopatológicas, sintomáticas y formas In.. compromisos de los grupos profesionales que sustentan
de demanda y transferencias, caracterizadas por el predo- lII>1tos proyectos y sus desarrollos.
minio de estructuras psíquicas de configuración edípico- El Estado Benefactor está en crisis; sus múltiples efectos
nlcanzan cada lugar, cada relación y cada acto <lela vida so-
1'1111. El psicoanálisis y la Salud Mental no pueden ser una
l. Galende, E.: Historia y repeticián; Buenos Aires, Paidós, 1992. exeepcién. Su afectación es obvia y evidente. El autor inten-

14 15
ta transmitirnos en el presente texto la necesidad de exa- INTRODUCCIÓN
minar cada una de las articulaciones en donde los efectos
se producen, investigar sus formas de acción y explorar las
maneras de disminuir los riesgos y los daños que están pro-
duciendo.
Desde estas perspectivas, se acreditan en el texto los re-
cursos del pensamiento crítico para encontrar alternativas
que desalienen y desalienten las prácticas engañosas en la
atención a la Salud Mental. Por estos caminos sería posible
restituir a los grupos y asociaciones de profesionales su re-
levante función de agentes sociales de cambio en el campo
de la Salud Mental. Parece correcto afirmar que sólo así po-
dremos evitar la adaptación ingenua y pasiva, la tentación
y justificación de la transgresión ética, la iatrogenia o la de-
cepción que nos torne impotentes desde nuestros saberes y A fin de introducir al lector en los contenidos de este li-
desde los lugares de nuestras actuaciones profesionales. bro explicitaré los motivos manifiestos que me condujeron
Con el mismo énfasis que puse en mi prólogo antes co- u su escritura. En primer lugar, la vivencia acerca de las
mentado, creo legítimo afirmar que el presente libro tendrá incertidumbres sobre el futuro de la Salud Mental proviene
una acogida notable y un efecto de especial significación pa- de observaciones recogidas en mi práctica psicoanalítica y
ra sus lectores. Es un texto que promueve a la reflexión, en mi experiencia con diversos servicios de atención de sa-
que abre interrogaciones y aborda con rigor los temas cru- lud mental. Estas incertidumbres se acrecientan al dirigir
ciales del psicoanálisis y la Salud Mental en el contexto his- la mirada hacia las relaciones entre las manifestaciones
tórico de nuestros tiempos. Hubjetivas de nuestros pacientes y ciertos fenómenos con-
Es de esperar que este volumen promueva nuevas apor- cordantes presentes en el desenvolvimiento de la cultura
taciones, nuevas investigaciones y muy especialmente es nctual, y más aún al analizar los rumbos que está tomando
deseable que sus efectos potencien las capacidades de 01 sistema de atención de la salud mental, tanto en el sec-
transformación de todos los que se consideren implicados tor público como privado.
en el presente yel futuro de la Salud Mental. Estas observaciones, que son las que dieron motivo a la
Emiliano Galende no postula soluciones fáciles. Sus pu- scritura de este libro, están expresadas a través del análi-
blicaciones, sus investigaciones y sus múltiples actividades ,da de un conjunto de pacientes diversos, en su último capí-
docentes e institucionales convergen de forma sostenida y se Lulo.Este capítulo constituye en verdad mi-punto de parti-
distinguen, a mi entender, como un modelo de pensamiento da y fija a la vez la posición desde la cual trato de indagar
y acción transformadora de las complejidades de nuestro t 11 el conjunto de las problemáticas que convergen para ca-
campo. En estas épocas, y ante el horizonte incierto que nos ructerizar la actual situación. Decidí invertir su posición en
plantea en este libro, es cuando más importa renovar es- 1II texto, situándolo al final, porque deseo que el lector me
fuerzos para afrontar los nuevos desafios que noe convocan. ueompañe en una recorrida previa por las señales de la sub-
[etividad presentes en nuestra cultura actual, por el análi-
VALENTrn BARENBLIT Mla del impacto que las transformaciones de lo público y lo
Barcelona, octubre de 1996 Jwivadoprovocan en las subjetividades singulares y por !as

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características globales de los acontecimientos que están nuevos dinamismos de la política que cuestionan los senti-
determinando los rumbos actuales del sector Salud y Salud dos tradicionales de la representación y aun de los crite-
Mental. Espero despejar con esta recorrida que no se trata rios de la democracia. Esta nueva situación constituye el
de fenómenos que debamos comprender como lo "particu- centro de las transformaciones que sufre en la actualidad
lar" de la clínica singular con un paciente y lo "general" de todo el campo de la Salud Mental. Y es lógico y esperable
la cultura y la sociedad, sino de un campo de fenómenos cu- que así suceda, ya que el conjunto de estas nuevas situa-
yas tensiones y conflictos tienen siempre como lugar de ex- ciones no transitan sólo por los espacios de la organización
presión a los individuos, sus subjetividades singulares, sus del Estado, de la política o de la vida económica, sino que
modos de vida real, requiriendo unabordaje conjunto. Qui- atraviesan centralmente la cultura y se encarnan en la
zás una de las características más sobresalientes de estos subjetividad singular de cada uno de nosotros, producen
pacientes con patologías psíquicas nuevas, la constituya la rasgos nuevos en la subjetividad y modifican aspectos
constatación en ellos de una relación estrecha entre los ras- esenciales de la individualidad, y ambas dimensiones se
gos subjetivos que presentan con las manifestaciones domi- manifiestan en las conductas concretas de los hombres.
nantes de la cultura y la vida social actual, lo cual hace que Entendiendo esta complejidad de la situación en la que
estas personas puedan ser percibidas como verdaderos "pa- ae desenvuelven en la actualidad las prácticas terapéuticas,
radigmas de lo social". y esencialmente el psicoanálisis, me vi llevado a reabrir los
Creo que este procedimiento es el correcto para inteligir Interrogantes que me planteé en un trabajo anterior.l en el
lo esencial de estas nuevas manifestaciones subjetivas en cual había indagado acerca de la constitución del campo de
nuestros pacientes (que no siempre constituyen formas psi- la Salud Mental desde una perspectiva crítica e histórica.
copatológicas definidas), porque es el que puede permitirnos Desde sus comienzos en la década de los años sesenta, las
elevar nuestra mirada desde la microscopía clínica, que es psicoterapias, y de un modo especial en la Argentina el psi-
necesario seguir sosteniendo, hacia la comprensión de as- eoanálisis, habían constituido la vanguardia de las trans-
pectos de la cultura y la vida social actual, en la cual pode- Iormaciones que se produjeron en los valores de la atenci6n
mos desentrañar los valores de una producción de subjetivi- psiquiátrica, y la dominancia de ese rasgo parecía ser defi-
dad que está transitando por grandes transformaciones. Y nitiva en las prácticas terapéuticas y preventivas. Sin em-
este proceder es necesario porque no se trata de rasgos que bargo, esta dominancia esta mostrándonos hoy las señales
denoten solamente la relación de estos pacientes con la cul- 110 una crisis, cuyos efectos duraderos aún no resultan cla-
tura, sino también de los modos como esta cultura impreg- ros.
na obviamente la propia subjetividad de los terapeutas y El campo de la Salud Mental, en sus más de cuarenta
psicoanalistas, en tanto sujetos de una misma cultura. Lo 111'\08, mostraba una expansión caracterizada por esta in-
cual hace más acuciante, dada nuestra posición de analis- (Ilusión de la palabra en lo esencial del lazo social que se
tas, una mirada crítica sobre el desenvolvimiento de ésta. proponía, y un análisis actual de este campo ya no puede li-
Considero que estamos asistiendo al surgimiento de nue- mitarse a las relaciones de poder que instauraban las prác-
vos rasgos en los comportamientos de la cultura, de moda- tlcas psiquiátricas y sus instituciones manicomiales. La
lidades novedosas en los vínculos humanos, de formas de ItKunci6nde las consignas de prevención y promoción de va-
sociabilidad que cuestionan aspectos clave del lazo social
tal como hasta aquí lo habíamos comprendido, de transfor-
maciones en el Estado que han modificado profundamente l. E. Galen:le, Psicoanálisis y Salud Mental, Buenos Aires, Paídés,
la organización de los ámbitos de lo público y lo privado, de 11100.

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lores en salud mental, su inclusión en los criterios de la 108 criterios que hasta allí sustentaba la atención psiquiá-
Atención Primaria de la Salud, la oposición a los interna- Lrica. Esta reformulación implicó un cambio en las teorías
mientos y la creación de redes comunitarias para la aten- sobre la enfermedad mental, abriéndose a comprensiones
ción, fue haciendo necesarios los criterios de un abordaje uportadas desde la sociología, el psicoanálisis, la antropo~o-
qu~ desborda los de una sola disciplina, llevando a que las I{fa,el trabajo social, etc.; se amplió el espectro de profesio-
acciones deban pensarse interdisciplinariamente intersec- nales que podían intervenir en los cuidados de la salud
torialmente, entre diversos profesionales y contando con las mental; la crítica a la institución manicomial dio lugar a la
relaciones y la acción conjunta entre distintas instituciones. t reación de otras modalidades de instituciones para la
Este re ordenamiento no se limitó a la atención pública. To- ntcnción, y de un replanteo de las fuerzas instituyentes del
do e~~po de las prácticas reparadoras y preventivas del ,mjeto de la atención; obviamente las prácticas terapéuticas
sufrimiento mental están comprendidas en los criterios de "' ampliaron, sobre todo por la irrupción de las psicotera-
la Salud Mental, y la tensión entre "lo nuevo" de sus con- plns y el psicoanálisis. Todo esto fue posible porque se con-
signas y "10viejo" de los criterios psiquiátricos asilares se Inba con un Estado que asumía su función prioritaria en la
extiende por el ámbito de la atención en los otros subsiste- nlcnción pública de la salud, a la vez que generaba políticas
mas: los consultorios privados de la práctica liberal la ,lt protección social, que dieron lugar a lo que llamamos
atención que prestan las obras sociales, de los seguros de 'ltlOguridad social", a través de la ~obertura solidari~ de ~os
enferm.e,dad, etc. No podría comprenderse, por ejemplo, la , Ieagoe prioritarios de la existencia: enfermedad, vejez, m-
expansión de las psicoterapias en el ámbito de los consulto- I'"pacidad, desamparo, etcétera.
rios privados, sin el desarrollo que estos nuevos valores en Desde hace unos años, por vía de la llamada transforma-
Salud Mental tuvieron a partir de los años sesenta. En este I I~odel Estado que llevan adelante las políticas neoconser-
conjunto heterogéneo y multifacético de la Salud Mental vndoras, éste abandona sus funciones de garante de la soli-
me interesó especialmente en aquel texto las direcciones ilurldad social, tendiendo a retirarse tanto de la atención
que fue tomando el psicoanálisis, no s610 porque sea yo psi- puhlica en Salud como de la protección social. En el sector
coan_?lista, sino porque, sobre todo en el caso de la Argenti- ,1" la atención pública, ésta se limita a una cobertura de lo
na, este ocupa un lugar central en la vanguardia de los Imprescindible, dirigida hacia los sectores más empobrecí-
cambios que observamos. Debo agregar ahora que las cate- .lu14 de la población. Los programas comunitarios en Salud
gorí~s y los valores del psicoanálisis constituyen también Mllntal, la Atención Primaria y las prestaciones en sus ser-
los mstrumentos de mi lectura de esta nueva situación vlrloB periféricos se dirigen progresivamente a paliar los
porque entiendo que lo esencial en ella es que se trata de la ,,"'etos de la exclusión social (desempleo, marginalidad, mi-
producción de subjetividad y de nuevas relaciones entre el Nmdones, etc.) y a la contención y apaciguamiento social de
individuo y la cultura, sobre las que el psicoanálisis ha da- "'lIIt IItI sectores. Las problemáticas dominantes que deben
do pruebas de la eficacia de sus instrumentos y su proceder ..nlrentar los profesionales en este sector son las de la vio-
crítico a través de todo este siglo. "mola (familiar, juvenil, maltrato a los niños, pero también
¿Qué está sucediendo en la actualidad en el campo de la • \lnA presencia creciente de la violencia en los comporta-
Salud Mental que nos obliga a reabrir estas reflexiones? mlc1ntosindividuales), la adicción a drogas, depresiones y
Recordemos que desde sus orígenes en los años sesenta In,.,\mparos extremos. Pero también se retira de su papel
las consignas de Salud Mental se apo;aban básicamente e~ d. ,,'Irante de la solidaridad, y a través de la privatización
l~('.p~incipi?s ~e l? que se llamó el Estado Benefactor, y se 4. Illtl riesgos promueve el avance de las empresas médicas
dirigían prroritan amente a una reformulación amplia de lml seguros privados de enfermedad. Todo el proceso de

20 21
uf entarse con problemáticas nuevas
privatización está dirigido a hacer entrar a la salud en los H\ones,etc.) deben ~ r ta en sus teorías ni en sus
criterios económicos del mercado (cada uno tendrá la salud para las cuale~ n~ t1e~e,?,fes~ue;amiliar o social, adicciones
que pueda pagar), generando un avance del sector privado m6todos terapeutIcos, VIO, ~,?,cladesamparos y maltratos de
que, como es lógico esperar dada la importancia de los dine- ,t drogas, trasto~nos som~ l~~~unidad sobre situaciones cu-
ros que circulan por este sector, comienza a ocupar un lugar 1111\0S, interv~nclo~es e: d: dimensión subjetiva, etc, En el
importante en el dictado de las políticas en Salud, siendo yo carga SOCIal, ro ~a o ce de los seguros,3 junto a
ya un generador de criterios para la atención médica, El Koctord~ pr~ct1ca ~beJal, el ~:: atención privada, ha lle-
Estado no sólo está restringiendo su aporte económico para In diSmmUCl?~de a em:nlos rofesionales "psi" a desem-
la atención médica sino que también está resignando su pa- vado (y segmra llevando) ~o sus criterios sobre la re-
pel en el dictado de las políticas en Salud y de un modo es- poj\arse en este s~ctor acep:an bién sobre modalidades de
peciallas de Salud Mental, LI'ibucióneconómlca, pero ba~ t y violentan sus propios
En este nuevo contexto, no sólo han cambiado ciertos pa- ntcncíón que p~rt~ban, su ~:~ ::ata de reducir la salud a
rámetros de la Psicopatología dando lugar a nuevas proble- sn6todosterapeutlcos, Yao~~otanto a los valores del merca-
máticas mentales.f sino que, especialmente en el sector de HU valor de consumo, y p ellos que imponen las
" 'micos son aqu
la salud mental, los profesionales han visto modificada en do, los cntenos econo " d los tratamientos, su frecuen-
poco tiempo su situación, En su desempeño en la atención I\snpresas para la dura~l~n '~odo con independencia de los
pública, habiendo recibido una formación dirigida a la aten- lila, y aun en aspectos e m~ te' su atología o la percep-
ción de las problemáticas clásicas (neurosis, psicosis, depre- t.lGmpossingulares del pacten 'cto: rioritarios sobre los
ulónpor el profesional de los ~spet A Pmodode ejemplo: la
di , , e el tratamlen o,
que deb e lrlg¡r~, 1 íteríos clasificatorios del DSM,
2, Además de 10que he señalado acerca de en qué medida estas nue- Imposición de utilizar os cri d a las necesidades de audi-
vas manifestaciones subjetivas constituyen "paradigmas de lo social", ca- "obre todo del DSM N, re~P?~r:ciones y violenta los crite-
be agregar las dificultades para su abordaje terapéutico, Éste muestra torta y contr~l de las a~x:;s de los terapeutas, haciendo
que ciertas dificultades del tratamiento son comunes a manifestaciones rlos diagn6~tIcoS y ~~~~tor~~: clínicas bajo exigencias que
sintomáticas muy diversas: estas personas presentan dificultades con la
representación de palabra en general, mostrando un pensamiento opera- que deban con~trwr "cos metodológicos,
torio que es índice de sus dificultades para la reflexión, y que suele acom- ('ontrarían sus ideales ~:~ s~a nueva situación consiste
pañarse de una dominancia de sus conflictos actuales con la realidad, los Un elemento, esenCl _~: no han surgido, como sucedió
que ocupan toda su vida psíquica, empobreciendo notablemente su capa- 1\1'\ que los cambios que sen estas de los profesionales
cidad asociativa, sus relaciones con el pasado, como si se tratara de una I\nlos años sesenta, de la,s profo~ métodos terapéuticos, si-
memoria que no parece tanto deformada por el pasado (como en los neu- n\ del interior de las teona~ y ia de los segurOs de enfer-
róticos), sino congelada por el presente vivencial, sin capacidad de formu-
1'\0 de las imposicione,s y. eXtlgen~:rustrativos de las Obras
lar sus relaciones con la historia; una dificultad para constituir transfe-
rencia en el tratamiento, dificultad que se extiende a sus vínculos
medad, de los requenffilen os a
cotidianos con los otros, como si sufrieran un impedimento de todos sus
investimientos libidinales; una tendencia al pasaje al acto, correlativa de , s dable esperar se consume sobre las Obras
sus dificultades para un pensamiento reflexivo, que los lleva a buscar, y 3, Avance que también e d to de desregulación que espera
. di al a que el famoso ecre .al fi
a requerir del otro, de un modo compulsivo, respuestas prácticas e inme- HncialesSID e es, Y 1 los medios empresan es y -
t '6 y por el que rec aman
diatas, configurando COD frecuencia un rasgo de carácter pragmático y .
1111 lmplemen aci n, 'al h brá de llevar a las arcas e os
d 1
,
nllncieros naClona es
1 e mternaClon es, a
'U nes de afiliados y los tres
mil qui-
'
operatorio, una actitud superficial y una cierta forma banal de asumir su
arte de los catorce rm o
existencia, Bajo estos rasgos subjetivos, la función de la palabra en la cu- M"gurOS gran P ales que circulan por allí,
ra se halla limitada, "Iontos millones de pesos anu

23
22
Socia~es, aun ~e la situación socioeconómica que otorga a umor en alegorías de libertad, de alcoholistas, de gordos, de
los nusmos pacientes atendidos en los consultorios privados diversos enfermos del cuerpo y del alma. Los refugios de la
de un poder decisorio sobre los criterios del tratamiento Identidad parecen atenuar como nunca los padecimientos
(tiempo, frecuencia, retribución, etc.). Esto provoca también recrudecidos de la alteridad. Lo que los actores de estas
una violencia importante sobre los ideales profesionales nuevas prácticas no vislumbran es que lo esencial de su. a~-
genera en éstos el desánimo, la insatisfacción, el individua- bitud no surge del interior de sus fantasías y deseos, m Sl-
lismo exacerbado de la competencia, con consecuencias im- limera de su imaginación, sino de los desesperados esfuer-
portantes sobre la ética de sus prácticas. v.osde adaptarse a las coordenadas de una nueva situación
Por otra parte, esta situación está llevando a un reorde- social y cultural, que empuja fuertemente a todos, pero es-
namiento de los valores de las diversas teorías y prácticas pecialmente a los más fragilizados por su situación existen-
~u~ se desempeñan en salud mental. Mientras el psicoaná- cial hacia la exclusión y la marginalidad.
l~SISn? se acopla fácilmente a estas exigencias y se disfun- No se trata de reducir esta nueva situación a la maligni-
cionaliza con los valores existentes, dados sus basamentos dad conspirativa de las políticas en curso." Mi pretensión
críticos, existe un conjunto de terapéuticas que se han ido consiste en someter a estos problemas a dos preguntas
adaptando con facilidad a las nuevas condiciones. Asistí- UI:lenciales:¿qué condiciones en la cultura, en la subjetivi-
m~s a.sí a,un reto::no de los ideales biologistas de la antigua dad singular de los individuos y conjuntos sociales, han he-
psiquiatría, por vía de los tratamientos psicofarmacológicos eho posibles estos desarrollos?; ¿en qué medida las nu~vas
y de la nueva esperanza en la genética y en las ciencias patologías que observamos forman parte de estos cambios y
neurobiológicas, para "explicar" la naturaleza de las enfer- "on a la vez los síntomas de una adaptación a las nuevas
m~dades me~tales. Ideales que ya no son sólo los de los psi- oondiciones? Porque se trata de pensar en una relación
quiatras de SIempre sino también los de un imaginario so- compleja, en la que los cambios en el Estado y la refo~ula-
cial nuevo, que se acopla con facilidad a la ilusión de una 1I16n de lo público, los nuevos rasgos culturales y SOCIalesy
respuesta sobre el sufrimiento mental que ponga sus cau- ln subjetividad singular y su patología forman un trípode
sas "afuera" de la responsabilidad y los avatares de la his- Mbre el que se soporta hoy toda la problemática del campo
toria de cada uno. Igualmente avanzan diversas prácticas clo la Salud Mental.
c~rativas, en general basadas (nuevamente) en la suges- La propuesta que contiene este libro, y el desafio que de-
tión, que son funcionales con los valores dominantes en la .0(> que asuma el lector, es la de pensar conjuntamente es-
cultura, ya que enfatizan su éxito en potenciar "la propia 1.118 cuestiones, ya que sólo de la comprensión global de sus
personalidad", por medio del "control" mental, el "dominio"
de la energía, la ensoñación dirigida, la magia de trata-
4-. Esto nos conducirá a un deslizamiento de las cuestiones más am-
mientos florales o el beneficio del aislamiento de los otros 111108 de la globalizaci6n de la economía a los nuevos valores del mercado
para concentrarse "placenteramente" sobre sí mismo. A su mundial, a las necesidades de los dispositivos financieros, que son los que
lado, la oferta de grupos diversos de "autoayuda" alimenta .h"loan incorporar al sector Salud como un producto más del mercado pa-
la ilusión de que, ya que vivimos en una sociedad que nos r.. "ocuparse" de las necesidades del financiamiento, por lo mismo al cues-
a.bandona y se desliga de los valores de la integración so- Iltmamiento de las autonomías nacionales para el dictado de sus políticas,
.duoÉste es el contexto real en que se desenvuelven los problemas actua-
cial, s610los que padecen una situación igual a la nuestra hlll, y sobre el que muchos gobiernos pretenden que la ciudadanía los
podrán comprendernos y ayudarnos: grupos de solos y .,ollptecomo una "naturaleza" inevitable de las cosas e ignore que se tra-
solas, de padres divorciados, de mujeres desencantadas de '" de políticas y de intereses, con beneficios concretos para ciertos secto-
los hombres, de hombres que transforman sus fracasos de '''" en desmedro de otros. ....~C.-\-O-N4..._(
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J~~~,
d d frontarme con mis ignoran-
interrelaciones podremos recuperar un protagonismo que lu'o, los que han ayur ~ o a,conor un ensamiento crítico. A
introduzca mayor racionalidad en las actuales direcciones dlls y a estimular mi mter~s p P - d 1iPsi de
~t
de la Salud Mental, como también defender los valores
esenciales del psicoanálisis para que éste no se vea llevado,
por esta corriente del presente actual, a convertirse en una
mi amigo Valentín Ba~enblit
BHrcelona, que orgamzaron r.
IC:o~o:p:e:~:ni~arios en
Y de un modo especial
que desarrollé partes de est~s 1 e~. almente alimentan mi
técnica más, en una profesión más, en este nuevo mercado ,\ mis pacientes, que son qwene.s .n ib n sin
' .,
,"1 f1exion,
posl'bilitan mis conOCImIentos Y contri uye
.d
de los tratamientos del alma. Ya que no se trata de ningún
contexto que rodee la experiencia del análisis, sino del tex- eluda a mi propio aprendizaje de la V1 a.
to mismo que se presenta en la microscopía clínica cotidia-
na, y de cuya lectura correcta depende hoy que podamos
avanzar en la comprensión de estas modalidades subjeti-
vas, que son a la vez los modos de la cultura actual.
A lo largo del libro mi preocupación consiste en captar
las señales del presente desde las perspectivas de la salud
mental, no para un ejercicio que alimente optimismos inge-
nuos o pesimismos paralizantes. No dudo en asumir cierto
escepticismo en mi posición sobre el horizonte que se aveci-
na, pero este escepticismo no es otra cosa que agudizar la
conciencia crítica, a fm de avanzar hacia una comprensión
más racional y consciente de la situación en que estamos.
Interpretar estas señales del presente no puede consistir en
un ejercicio pesimista de resignación. Por el contrario, se
trata de nuestra posibilidad de continuar apostando a la de-
fensa de la vida, a nuestra confianza en la razón, a nuestra
esperanza en las posibilidades de la reflexión y la imagina-
ción creadora, para desentrañar los atolladeros a los que la
nueva situación social está conduciendo a las posibilidades
de autonomía y libertad de los hombres. Finalmente todas
las acciones en salud mental han estado dirigidas desde
siempre al resguardo y a la afirmación de estos valores.
Si bien soy responsable personal de las ideas contenidas
en este libro, mis deudas con otros autores y compañeros de
debate exceden ampliamente las citas explícitas contenidas
en él. Imposibilitado de dar cuenta de todos ellos, sólo he de
mencionar a mis compañeros del Foro Psicoanalítico de
Buenos Aires, con quienes llevamos casi veinte años de
transitar por estas preocupaciones, y cuyas ideas están sin
duda reflejadas en el texto. A los intelectuales amigos que,
junto a los miembros de Foro, participan de Asociación Li-

27
26

- -------
1. LA NUEVA CONFIGURACIÓN
DE LA SALUD MENTAL

l. UN NUEVO OBJETO PARA LA SALUD MENTAL

l)osde la constitución del sector Salud Mental en la dé-


••uln de los años sesenta, sus valores estuvieron ligados a
IIIU, comprensión de las enfermedades mentales que volvía
" ..ltuar a los padecimientos psíquicos en el seno de las con-
dll iones de existencia de las personas afectadas. El frente
11., transformaciones, que los técnicos llamaron luego "re-
I onversión de los sistemas de atención psiquiátrica", era
.1In\amente amplio, dando cabida a propuestas de distinto
ntvel. A nivel de las comprensiones psicopatológicas se
•lIulitionóla comprensión del sufrimiento mental bajo la ca-
Ittt(oría médica de "enfermedad", por las implicancias de
nnturaleza" y las ilusiones de objetividad que sostenía.ipa-
rA poder restituir en los individuos la complejidad existen-
,htl contenida en estas perturbaciones. En el nivel de las
tlheoiplinas intervinientes, se trataba de cuestionar la hege-
munía de la medicina mental, facilitando que otros saberes
tuvieran su lugar en la comprensión y el abordaje de estos
problemas (psicología, antropología, sociología, psicoanáli-
I'M, etc.), Por lo mismo el panorama de las intervenciones
p"lquiátricas se complejizó, a partir de la presencia de otros
prufesionales que eran portadores de otros criterios de com-
prl nsión, de otros valores, y se proponían otras .prácticas
IIflhre los enfermos. El centro de la crítica lo ocuparon el

29
bl as éste era el de comprender
manicomio y la internación de los enfermos, que abrió lue- 111 ,,,1111 abordar los pro emd i~ d·viduo en el conjunto de
go a una comprensión más amplia de las implicancias de la
institucionalización que promovía la psiquiatría sobre sus
hlll N\dri~ientos ~e.ntales :le: ~ y sociales en un sentido
1m" !'IIlaCIOnes famili~e~ gr Pabsolutode disolver la singu-
pacientes, y desde entonces un abanico de propuestas se 1""IIII(). Pero no se.tr~ a a e~e siem re es de la persona y
ofrecieron como alternativas: los centros de salud mental, Il'rlclllddel padeCImIento, q .p . l: ni tampoco
tóri s en el conjunto SOCIa,
los servicios de hospital general, los hospitales de día, has- .\1" vicisitudes his oricas, . . 1 s el lugar causal de los
ta las estrategias de las acciones comunitarias. Todo este el., hnoer de los din~m~s~os sc;t~~eto de la Salud Mental
giro llevó también a un nuevo panorama de las prácticas Ilnllmlimientosdel mdi~ uO·l . dividuo o los conjuntos so-
asistenciales, que sumó a las específicamente psiquiátricas, tltl 1'11 de un modo exc~uswo e m ermiten pensar conjunta-
las psicoterapias llevadas a cabo por psicoanalistas, psicólo- ,,,./, H, sino las relacwnes que POdad Como resulta obvio,
gos y aun otros profesionales, a los tratamientos en grupos, l i di íd. oy a su comUnL .
",.,,, te' a m wz u actuar sobre los problemas de
comunidades terapéuticas, y aun a tratamientos que se 11111 Huevofocopara observar y ti mulación de los problemas
,--:entraban en la institución misma. Un eje central de las InMllludmental, llevó a .unlar~ or licados: las prácticas asis-
/ ~ransformaciones que se proponían consistía en restablecer e t dos los mve es Imp· °
'11111 lI~ectaa o ...'n diri Odasa las personas singu-
un trato menos jerarquizado de los profesionales con los en- hllllll1\1es y de rehabllitacl~ di'. °dgI en sus relaciones socia-
b pensar a un In VI uo . °
fermos, alertados por el desnudamiento que se había efec- "U'tlH, de en 1as In
. t er vencloonescomunltanas
. mo que
tuado del poder que implicaba la antigua relación médico- h". roa1es, 1o nus 1
. alizan desde e campo e
d Salud Mental deben com-
.. °
paciente, y devolver a los enfermos un mayor protagonismo II"tIHO le .d d las interacciones subjetIvas e in-
en los procesos de reparación. Desde entonces ya no es posi- 1"llt\der a la comunl a en 1 que le dan vida. Por más
ble hablar de las enfermedades como el "objeto" de la salud ,lIvltltlales concretas, qU; :~:~:s consideren sus propias
mental, ya que bajo un mismo término se definía un estado ",,¡(¡nomas que los pro e . tes este contexto de la Sa-
deseable de bienestar mental, los cuidados y las institucio- 111I1J"Ífl.S y prácticas co~ sus ~ac~~ndeÍas prácticas terapéuti-
nes dedicadas a ellos. Lo cierto es que los cuidados de la sa- h,,1 Mental en~loba c~nJu~ encía obligada para su eva-
lud mental, tanto la asistencia en todos sus niveles comola I 1\" que se reahzan y es a re er

prevención y promoción de valores en Salud Mental, dejó de hllllli6n.. . te esta relación en la que se
ser un ámbito exclusivo de los médicos, para pasar a postu- Ahora bien, es Justaml:nsalud mental, de la vida de los
larse su abordaje interdisciplinario, iritersectorial, interpro- IlhUIHaD los probl~mas d~ 1 1 ue se ha tornado crítica en
fesional e interinstitucional. Y, si bien el frente de los cam- Itllllvíduos a la ~lda SOCIa, ~ q na verdadera tensión, un
bios estaba dirigido desde el sector público, éstos afectaron
al conjunto de las prácticas terapéuticas también en los
sectores privados y de obras sociales y mutuales, que incor-
,,"t1ostar profundo, que ~e ~x
111" dedica~as al soste~~:~ado,
1::
11.. 11)'" últimos anos, generan / Ude por todas las institucio-
de estas relaciones: la es-
la justicia, la salud y de
poraron rápidamente estos criterios y valores. Creo que po- , 1IIIIfl en primer lugar, ctor de Salud Mental, ya que todas
cas disciplinas tradicionales sufrieron en tan corto tiempo 1111 modo espeCIal el se l. iento de las relaciones en-
un cambio tan significativo. &llhlK dependen en s~ de;en;.\~nuestro objeto de análisis
La multivocidad de sentidos con los que este término de ¡,'11 lo público y lo priva o·d.I len: nes amplias de este ma-
. nte las rmenSlO .
Salud Mental fue introducido, que se mostró especialmente 1111 son preclsa~e 1dato insoslayable para cualqUler
fructífero al erosionar las creencias y prejuicios con los que 1.. ,,11:\1",. él cons~ltuyehOYberdar esta problemática, ya que el
se abordaban los problemas del sufrimiento mental por par- 1.,lloXlónque lOtente a o tro que el de la relación de
te de la psiquiatría tradicional, generó un nuevo foco desde IIHllro de este malestar no es O

31
30
los individuos con el desenvolvimiento de lo social. La 111111 diversas interpretaciones
referidas a este nuevo contex-
sión existe y se extiende de un modo manifiesto (para 111, mste conjunto de cambios que enumero, sucedidos en un
nes estén dispuestos a atenderla y no se refugien en la 11111\1po real vertiginoso, ha modificado sustancialmente el
matoría de respuestas técnicas o asistencialistas) por \;v",vo,_ pnnorama de la realidad social y de los individuos, y ha ge-
los niveles de la vida institucional en que se ordenan las nurado también no pocas desorientaciones y dificultades
laciones entre las cuestiones globales -de la economía, 1IIII'a construir un pensamiento de estas relaciones que no
salud, el trabajo, la educación, etc.- y las situaciones ~v
......
~c,.,. IlJtoluyani recorte la singularidad que imponen las vidas in-
-el desenvolvimiento de las empresas, la vida familiar, dlvlduales ni la especificidad propia de lo social.
condiciones e incertidumbres del empleo, la indefensión Hemos asistido en estos años, y como rasgos distintivos
te los riesgos de la enfermedad, la vejez, la 11" esta crisis de los saberes tradicionales, a grandes despla-
social, la conformación de nuevos agrupamientos sociales, t.llrnientos entre teorías de lo social cobijadas bajo el ampa-
etc.-. Y creo que debemos estar atentos a esta nueva 111 de las grandes ideologías de este siglo, hacia teorías do-
ción, ya que no se trata solamente de un malestar que minadas por un subjetivismo extremo, amparadas éstas por
transformado casi todas las cuestiones de lo político, 111 creencia ingenua de estar asistiendo a un reflorecimiento
también de una tensión subjetiva que afecta la vida "'U.'V""V~I_ !lo Lasautonomías individuales. La bibliografía actual que
nal, el pensamiento, el cuerpo y la capacidad de acción de "' difunde en los medios de la nueva cultura tiende a legiti-
los individuos. mar la actual desactivación de lo público ignorando los efec-
Sin duda son muchas las circunstancias que han t UN reales sobre los individuos concretos, trata de hallar las
a esta nueva situación ya este malestar. Una enumeraciong ventajas del nuevo individualismo surgido en gran parte de
simple debiera incluir las reformulaciones del Estado y "liLacaída de lo público, los beneficios de las nuevas frag-
.comitantemente la re definición de lo público, la .... 0.......,...........
mentaciones de la subjetividad, como si s6lo estuviéramos
globalización económica, los cambios en la cultura por Irente a un crecimiento de la autonomía individual, la líber-
hegemonía del modelo de vida urbana, cierta crisis en 1,IIdy la creatividad personal. Es probable que sólo sea una
so sobre los criterios de la propiedad, de lo privado y de moda de las lecturas "débiles" sobre la realidad que vivi-
íntimo, y las consecuencias de los cambios sufridos en mos, pero de todos modos han servido para llamar la aten-
países llamados de socialismo real, que en mucho con IIi6nsobre las condiciones antagónicas en que se desenvuel-
yeron a un replanteo subjetivo sobre los proyectos, los sUJ vo la realidad actual: la constatación de la masificación de
tos sociales y los horizontes deseados de transformación los individuos, las hegemonías de los nuevos poderes globa-
las relaciones sociales. Una mirada atenta sobre el conj los, tal como se nos hacen evidentes en la globalización de
to de la cultura actual nos mostrará cómo este conjunto In economía, las nuevas hegemonías culturales y la degra-
cuestiones, que parecieran transcurrir sólo por carriles Ilación de la política que acompañan estos cambios y que
pecíficos, están sin embargo en la base de esta Llenensu correlato en las actuales condiciones de existencia
crítica de las relaciones concretas entre el individuo y lo so- de los ciudadanos, junto a las dificultades de brindar una
cial, entre los problemas globales y las situaciones locales, uxplicación que muestre su racionalidad. Este movimiento
Esta nueva situación es observable también en la crisis que no es ajeno a los problemas del campo de la salud mental.
de unos años a esta parte se refleja en las diversas Por el contrario, en cierto estallido de sus prácticas, con el
que se ocupan del campo social y cultural, evidenciado en el Ingreso de nuevos irracionalismos terapéuticos, en la crisis
número de escritos y actividades académicas dedicadas a actual de las psicoterapias, en el avance del nuevo objetivis-
estas cuestiones, como también por el modo como afectan 1110 médico por vía de los psicofármacos, en la hegemonía de

32 33
los individuos con el desenvolvimiento de lo social. La ""11 diversas interpretaciones referidas a este nue.vo contex-
sión existe y se extiende de un modo manifiesto (para In ICsteconjunto de cambios que enumero, suce?idos en un
nes estén dispuestos a atenderla y no se refugien en la lit mpo real vertiginoso, ha modificado .su~t~nclalmente el
matoria de respuestas técnicas o asistencialistas) por toclOSl. I","orama de la realidad social y.de 10s.mdiVIdu~s, y ha ge-
los niveles de la vida institucional en que se ordenan las uorndo también no pocas desonentaclOnes y dificultades
laciones entre las cuestiones globales -de la economía, 11111'1\ construir un pensamiento de estas relaciones. que ?o
salud, el trabajo, la educación, etc.- y las situaciones tocatt~_ • xeluya ni recorte la singularidad que imponen las VIdas m-
-el desenvolvimiento de las empresas, la vida familiar, .lIviduales ni la especificidad propia de lo social. . . .
condiciones e incertidumbres del empleo, la indefensión I remos asistido en estos años, y como rasgos distintivos
te los riesgos de la enfermedad, la vejez, la gir UA.¿4U.'" .1•• IHitacrisis de los saberes tradicionales, a grandes despla-
social, la conformación de nuevos agrupamientos S V<';1i11O:::¡) , ~IIIl1ientosentre teorías de lo social cobijadas bajo el ampa-
etc.-. Y creo que debemos estar atentos a esta nueva rn do las grandes ideologías de este siglo, hacia te?rías do-
ción, ya que no se trata solamente de un malestar que mlnndas por un subjetivismo extremo, amparadas e~ta~ por
transformado casi todas las cuestiones de lo político, 1I1 .. reencia ingenua de estar asistiendo a un reflorecimiento
también de una tensión subjetiva que afecta la vida errlOCIO'1l. .Iu IHS autonomías individuales. La bibliografía actual que
nal, el pensamiento, el cuerpo y la capacidad de acción ~II fHfunde en los medios de la nueva cultura tiende a legiti-
los individuos. 111M la actual desactivación de lo público ignorando los efec-
Sin duda son muchas las circunstancias que han llev lu" reales sobre los individuos concretos, trata de hallar las
a esta nueva situación y a este malestar. Una ",uU¿¿_''''J. "lllItajas del nuevo individualismo surgido en gran parte de
simple debiera incluir las reformulaciones del Estado y ,,"',11 caída de lo público, los beneficios ?e las nuev.~s frag-
.comitantemente la redefinición de lo público, la J.-<a.¿A.4'''',,,''_ IIl1lntaciones de la subjetividad, como SI sólo estuvleramos
globalización económica, los cambios en la cultura por I~IIlItoa un crecimiento de la autonomía individual, la líber-
hegemonía del modelo de vida urbana, cierta crisis en I11ti y la creatividad personal. Es probable qu~ sólo sea ~n~
so sobre los criterios de la propiedad, de lo privado y de uuula de las lecturas "débiles" sobre la realidad que VIVI-
íntimo, y las consecuencias de los cambios sufridos en IIln~,pero de todos modos han se~do para llamar la aten-
países llamados de socialismo real, que en mucho •l(ltIsobre las condiciones antagónicas en que se desenvuel-
yeron a un replanteo subjetivo sobre los proyectos, los VII In realidad actual: la constatación de la masificación de
tos sociales y los horizontes deseados de transformación 1",. Individuos las hegemonías de los nuevos poderes globa-
las relaciones sociales. Una mirada atenta sobre el 111" tal como se nos hacen evidentes en la globalización de
to de la cultura actual nos mostrará cóino este conjunto ht .' oonomía las nuevas hegemonías culturales y la degra-
cuestiones, que parecieran transcurrir sólo por carriles lindón de Ia política que acompañan estos cambios y q~e
pecíficos, están sin embargo en la base de esta . IIlIlIonsu correlato en las actuales condiciones de existencIa
crítica de las relaciones concretas entre el individuo y lo 11" loe ciudadanos, junto a las dificultades de brinda~ una
cial, entre los problemas globales y las situaciones lV<';,i1ltt::¡). 'Ixplicación que muestre su racionalidad. Este movimiento
Esta nueva situación es observable también en la crisis 1111 os ajeno a los problemas del campo de la sal~d mental.
de unos años a esta parte se refleja en las diversas 1'111' 01 contrario, en cierto estallido de sus prácticas, co~ ?l
que se ocupan del campo social y cultural, evidenciado en IlIweeo de nuevos irracionalismos terapéuticos, en l~ C-?~IS
número de escritos y actividades académicas dedicadas 111 tual de las psicoterapias, en el avance del nuevo obJe:lVIs-
estas cuestiones, como también por el modo como c:u••",,,'c: ... 11111 médico por vía de los psicofármacos, en la hegemonía de

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los seguros de enfermedad que han modificado las condicio- tM1rC¡lU' el sector Salud Mental generó un campo práctico de
nes de trabajo de los profesionales y distorsionado en mu- ,1r1" sobre estas tensiones, haciendo de los problemas de
l. 11I!llgraciónsociocomunitaria del individuo y las vicisitu-
cho~ ca.sos l~ racionalidad de sus métodos terapéuticos, en
e! giro insólito de muchas preocupaciones profesionales ha-
CIa el propio campo corporativo, en desmedro del interés
"l. d,' la cura del sufrimiento mental un mismo problema y
ni' misma estrategia de abordaje. De hecho, y a diferencia
teó~co y práctico por los problemas que enfrentan con sus tt.llltliquiatra de la primera mitad del siglo, el profesional
pa~Ientes, vemos las señales de esta misma crisis en las re- d 1" Salud Mental de hoy está obligado a pensar conjunta-
laciones entre lo público y 10 privado. • nl» los problemas del sufrimiento mental del individuo y
y estas ~uestiones, insisto, no cursan solamente por las h•• dinámicas de integración-exclusión social. Y esto no so-
r~formulacIOnes globales y el reordenamiento político y so- '.""!llle para comprender su objeto, como hemos dicho, sino
cial a ~e dan lugar, sino que están también presentes en el mhlén para fundar una práctica racional sobre él que no
devenir concreto de la existencia de cada uno. Cada vez de ,nll'lnlice o reduzca la complejidad del fenómeno q~e en-
un modo más radical es observable que el individuo, cada "'Mili 11.
uno de los que habitamos el planeta, se ve sometido a fuer- !t, specto de esto último, de lo que habremos de ocupar-
zas qu~ deciden sobre aspectos esenciales y muy concretos "1111 11 lo largo del libro, el problema actual de la exclusión
de s,: VIda -:-sutrabajo, su ingreso económico, su cultura, su Illnl ya no es abordable solamente con los criterios, con los
medio ambiente, su residencia, etc.- a la vez que es exhor- tlUI 111 limamos hasta hace poco a la marginalidad. Esta s~-
tado constantemente a un ejercicio de libertad, afirmación 11111111 mecanismos sociales más simples, ligados a las mi-
personal ~ ?ompetencia con los demás, que carga sobre su .... ,llInos y a la estructura de clases, y actuaba sobre .los
respo~sabIlid~d personal los fracasos, los riesgos (enferme- t ,i'" dusposeídos a quienes finalmente confinaba a territo-
dad, discapacidad, vejez, etc.) y aun los impedimentos que Itl.. lit riféricos de los lugares de vida productiva. Hoy el
encuent~a.para la concreción de su autonomía personal o .,.,,1111 ma de la margina:idad y la"e~clus~ó~ social. no .s~,re-
para decidir sobre las condiciones deseadas de su vida. ..,,,. 11 la existencia de bolsones ru de villas rmseria en
Creo que una de las razones esenciales del desarrollo del I 1".,lforia de las ciudades. La exclusión social es más com-
sector de Salud Mental en los últimos treinta años fue jus- .. 1 1", nfecta a los individuos aun de clas:s que se c~nside-
tame~te esta situación crítica de las relaciones entre las .. tlllll ucomodadas (profesionales, pequenos comerciantes,
cuestiones globales y las situaciones locales, entre el indivi- .. """ otrora calificados, agricultores y pequeños propieta-
duo y las for~as de l~ social. Por una parte porque estos ..., I tc.) y los nuevos territorios ya no son exclusivamente
verdaderos díslocamíentos de lo social modifican rápi- k ,le, laa villas. Los excluidos portan su dramática en el se-
damente la producción de subjetividad y su transcurrir lIel" In vida urbana, transitan los mismos espacios que los
p:áctico (significaciones sociales, interacciones subjetivas ~ IIII\H ciudadanos, pero en su interior ya no sostienen ni
vínculos co~ l.os sistemas clásicos de organización subjetiv~ nthnlentos ciudadanos ni derechos a los intercambios
como la familia, la descendencia, la contención de los VÍncu- ",,1micos, sociales y simbólicos.
los de amistad y de pareja, etc.), exponiendo a todos de un tlh~ entre estos individuos que se producen las nuevas de-
m?do mayor al fracaso personal y al sufrimiento mental. Al tlltlllllHH en salud mental, paradigma a la vez de este nuevo
~smo tiempo que crece el número de individuos pertené- Mt~ .. I,1I que defmíamos para la Salud Ment.al, las relacio~es
c.Ient~~a los sectores sociales más expuestos a la margina- tlj 111 I '1 individuo y lo social. Se ha producido en pocos anos
hzaclOn.' o a la exclusión lisa y llana, de los intercambios "lIn nueva situación por la cual se han redefinido los luga-
económicos y simbólicos de la vida social. Por otra parte "" ..oclales: hay individuos para los cuales no existen los

34 35
d
' s los afecta de modo diferente.
sistemas de reconocimiento social ni la condición de ciuda.. mr\" que a otros, Yque a e~a . or lejos la experien-
danía, ya que habitan un espacio anónimo, un vacío social. lre.,,, experiencia de lo socla~~o ~: ~~ses como el nuestro
Aun cuando transiten por los mismos espacios de la ciudad, {III do toda la gente, sobre. al o yas condiciones de vida
estas personas tienen la palabra y la mirada "vacía": se ha- U" I I que hay sector~~ SOCl ale: ::Clavitud sometidos como
bla de ellos pero ellos no pueden hablar de sí mismos ni con ,,,I"Mables, ~e eXC!USlO~ ~o~a del clima p~licial que los ro-
los otros, sus palabras no los reinscriben en los intercam- ..,,¡ 1 n a la vlolencla. COtdla dicI'onessociales semejantes a
bios sociales (pensemos en la indiferencia y el silencio con I"1', pa dece·n más bien e cond 1siglo diecisiete.
,,.."
que son recibidos sus pedidos de ayuda en la calle), y si bien Hociedadespreburguesas e
son vistos, porque habitan el mismo espacio social de todos,
no son mirados ni ellos miran, sabiéndose excluidos de los
LAS pRÁCTICAS TERAPÉUTICAS FRENTE
sistemas sociales de reconocimiento. Esta curiosa integra-
2. A LOS NUEVOS LAZOS SOCIALES
ción de los excluidos sociales en el espacio social-urbano se
ve facilitada por las características de las interacciones so- - de manera no decidida ni elabora-
ciales actuales y los nuevos espacios en que se desarrolla la I~nno muchos anos, y . t tanto las caracte-
vida de la gran ciudad: shoppings, supermercados, aero- lí it te por sus protagoms as, d
,111 HXp CIame? . . demandan servicios de Salu
puertos, avenidas sobre las que convergen habitantes de to- ,1!lUCaS de los mdiVl,du~sq~e 1 s profesionales dedicados a
dos los lugares. En estos espacios estamos habituados a MI~Tltal como las pract~cas of o d s El reordenamiento de
convivir sin reconocernos, sin interactuar por la palabra o .,11" han sufrido camb~ospro ~o ~ íos cuidados de la salud
la acción, todos somos en ellos un tanto anónimos. Y es la 11111 funciones del Esta o respec sbozamos han contribuido
tendencia de lo social moderno, que suplanta progresiva- y 1111'1cambios en la cultura que f ., Un esquema re-
d .' a esta trans ormaClOn.
mente las interacciones individuales por los sistemas elec- lit' manera ecísiva .' hasta hace pocos años:
trónicos: cajeros automáticos, expendedoras de billetes, tar- 1"llvame~te s~mple tuvo ;~g::~~a atención privada pagada
jetas de créditos, autopistas, etc. Sistemas que, como ha 111111 práctlca liberal, basa d dicina pública de Hospital
sido dicho, permiten a los individuos el sostenimiento de I . te Yun sector e me .
!l0r o paclen , dí demanda de asistencIa a
una cierta ilusión -"se puede estar solo y comunicado con y U ntr~s de S.alud, aten c~~:~: la jerarquizac:ión social de
todo el mundo"-, ilusión que los hace indiferentes a la ex- 1"que diferenclaba en fun bis destinos y las formas de
clusión que nos rodea, a la que se tiende a percibir sólo co- 1""individuos y que marca a de liamente de esa dico-
mo un existente, una posición personal de los otros. Se igno-
ra, además, y lo retomaremos más adelante, que este
¡,IILnmiento.Nos he~?s oC~~:d~
IlImfa entre la atenc~on ~n.
=:re todo basada en las
al'ízacíón psiquiátrica que
. Y la lnstltUCIOn 1
funcionamiento del espacio social, en la medida en que la 1'" Icoteraplas, . "
.'
1 En cierto modo esta dicotomIa
individualidad no puede sostenerse sino basada en la alteri- ul'lll'taba el .secto: ~ubl~co. ráctica hospitalaria de or-
dad, es decir en las interacciones reales con los otros, lleva "IMe práctlca medlc~ libef~ 1? miento de la atención
sin duda a que lo que comienza por la dilución de los siste- 11111\ público c~~ctenz6 e do ~~~i~ente. Las prácticas de
mas de reconocimiento del otro termina siendo una pérdida 1111 dica en practlcamente to 11 con la sola diferencia del
de reconocimiento del propio yo. ",,'ud mental se plegaron a e a
Dejemos también claro desde el comienzo que la descrip-
ción de estos fenómenos, de estas nuevas formas de existen- t l Buenos Aires, Paidós,
cia social, está referida a la tendencia dominante que gene- L E. Galende, Psicoanálisis y Salu d Men a1

ra el modelo urbano, que afecta a ciertos sectores sociales 11)1)2.

37
36
carácter estigmatizante y custodial de la institucionaliza- • '11m las caracterizan se cuenta el de una distribución di-
ción que produce la atención psiquiátrica y especialmente rcm lo de la relación con el saber y el poder en el proceso
el hospital psiquiátrico. ~ In cura. Los pacientes de estas prácticas se sitúan d~ ~
Hoy el panorama es mucho más complejo y amplio, La mullo casi antagónico al del enfermo mental de las ~rac~l-
demanda se amplió por efecto de la estrecha vinculación del • IUliquiátricas de hospital: el individuo no es i~~tltuClO-
sufri~iento mental con las vicisitudes de la vida, y sería ""II"'ldo, no está desprovisto del derecho de decl~r sob::e
abUSIVOseguir caracterizando como enfermos a todos los IU liLe nción y ejerce cierto poder contractual; a diferencia
sujetos que demandan ser asistidos, y la respuesta de aten- di" pneiente psiquiatrizado no pierde sus derechos ciu~ada-
ción se ha diversificado enormemente, ya que los especialis- tUII ",1no que por el contrario solicitar atención cor:~tlt~ye
tas se re.ferencian en diversidad de teorías, escuelas, prácti- un ,ljllfCicio de los mismos, no sufre por su ~tenclO~ mn-
cas ?~SIempre cien.t~ficas y racionales. Se puede decir que 1"111' exclusión del circuito social del trabajo o los ínter-
el regimen de atención responde más a los criterios del con- ,.lIIl>lossimbólicos. Es decir a la comprension de su pade-
trato de una relación de servicios que a aquellos compromi- IlIIlcmto como ligado a los avatares de su historia y su
sos de la ética médica. Entre tanto el hospital ha cambiado "I.t.uncia se sigue una participación activa en el proceso
sus caracteres (aun cuando persista el viejo modelo manico- ,.. ln cura, haciendo que el tratamiento pen~tre de esta for-
mial, éste ya no es hegemónico en la caracterización de la 111" "In violencia en la cotidianidad de su VIda. Por el con-
institucionalidad psiquiátrica) y las condiciones contractua- burlo la relación psicoterapéutica se difunde en la vida co-
les de la práctica liberal van siendo restringidas y modifica- Ucllllna, impregna la expectativa de un lazo ~ocial ampliado
das por el avance de una forma de privatización que pone 1'111' lApalabra y la esperanza de comprensión, la separa-
en manos de empresas de seguros y servicios la gestión de ,I~IIentre sano y enfermo, a diferencia del centramiento
la salud. Entre un sector público desmembrado y empobre- '4"1' producía el diagnóstico psiquiátrico de enfermedad, se
cido, cada vez más volcado a la sola atención médica de los ""uye en la problemática de los conflictos interp~rsonal~s
~ás pobres, y un sector privado en manos de grandes agen- y InH vicisitudes de toda existenci~. Del tratamiento ps;-
cías d: ~eguros que emplean a los profesionales con ingre- 1llll,hl'icoclásico el enfermo.no po?ía hablar con ~os dem~s
sos rmmmos que ellos mismos fijan, el conjunto de los técni- .111 urriesgar su costado estlgmatIzante; de la pSlco~erapla
cos de salud mental ha ido cediendo su poder de orientación "elpuede hablar como del ejercicio .de una c0In:prenslón hu-
y decisión sobre sus prácticas y criterios de atención. I""na más amplia. Las psicoterapias, y en primer lugar.el
¿Qué sucedió en tan poco tiempo con la oferta de aten- IlIlIIt'uanálisis,encontraron un potencial enorme de desplie-
ción y los profesionales implicados para este giro de las MIIII y consenso en la cultura. ., .
prácticas? Recordemos que las psicoterapias cambiaron Para esta expansión influyó también sin duda el contex-
profundamente el rostro visible de la institucionalización lu tlo una vida social urbana y una cultura que, a la par que
psiquiátrica. Ellas se desarrollaron básicamente como IIl(~lbfala expansión de estos valores de la psicoterapia, de-
prácticas privadas al margen de las prácticas hospitala- ,""dose penetrar por ellos, fue asumiendo ella misma un~
nas, aun cuando parcialmente fueron irrumpiendo en la 1 le rta dimensión médico-psicológica, tal como resulta evi-
atención hospitalaria cuando se crearon los servicios de rlunte en la impregnación de términos y valores del psico-
psicopatología en hospitales generales y centros de salud. IlIuUisis en los lenguajes cotidianos y especialmente en los
Su carácter de relación bipersonal y privacidad se asoció mudios de comunicación. La interpretación psicológica pasó
fuertemente con los rasgos de la atención privada y el con- 11 formar parte de la cultura de los sectores :nedios, de s~s
trato de un ejercicio liberal de la profesión. Entre los valo- .1Il\1ogoscotidianos y penetró en toda la SOCIedada traves

38 39
de su difusión en los programas televisivos de cualquier ti- ." privadas. Como es obvio, así como en la década de los
po, en el cine y la literatura. Los individuos y la sociedad en I..",tu esta presencia masiva de psicoterapeut~s e~ los
su conjunto fueron primero aceptando y luego deseando con h 1.. "ltllles públicos generó un conjunto de orgamzaclOnes
avidez la intervención de especialistas sobre los diversos ti II"Icólogos,psiquiatras, psicopedagogos, etc., comprome-
aconteceres de la existencia, con lo cual el campo de las psi- " 111" con estos cambios, a partir de 1975 retorna~on,. aun-
coterapias y la intervención psicológica no parecía presen- ""1' ",In mucha f~erz.a ni co~vicción, las org,an.lzaclOne.s
tar ningún límite a su extensión al infinito. nlflrntivas de pSIqwatras vmculados a la práctica hOSpI-
En 1950 se contaban en la Argentina alrededor de 1800 ,,,Indll y a las cátedras de psiquiatría de las facultades de
psiquiatras y no más de unos cincuenta psicoanalistas radi- ",'lIlklna.
cados en la Capital Federal. Cuarenta años después, con un ",~o esta hegemonía que mencioné y en el auge d~ una
crecimiento de la población de un cincuenta por ciento, los l"u\Hiónindefinida, los psicoterapeutas fue~~n ampli~do
profesionales "psi", en su gran mayoría psicoterapeutas, su- U lt,llllpOde intervención: tratamiento de runos, familias,
man no menos de 40.000. Esta expansión no se distribuyó .rn1us, grupos, instituciones, etc. A la vez que ocuparon
de un modo parejo entre el sector público y el ejercicio libe- "MIII'OI; en otros sectores que guardan inc~m~e~cia s~br~
ral. Mientras en 1950 un porcentaje ampliamente mayori- ~..n"lt mas de salud mental: e,Scuela~poder ~~dIcIal?prácti-
tario de los psiquiatras compartían su consulta privada con
' "1 módicas diversas, etc. Esto hacía tambIe~ pO~lbl~que
una práctica en hospitales públicos, en 1990 las dos terce- t".""11\ ellos mismos, o los criterios de sus msbtuClOnes
ras partes de los profesionales "psi" sólo ejercen de forma IUllt lfíeas o corporativas, los que fijaran los mét~dos ~; sus
privada o contratados por Obras Sociales o seguros. Natu- r"",,11l1:I prácticas y su remuneración '.Hoy esta sltu~clOn se
ralmente, este crecimiento súbito del sector generó al mis- hn lelll modificando. Tanto las sxígencias de la práctica en el
mo tiempo una población de docentes diversos dedicados a t!tllll' público como las condiciones que imponen las obras
la formación ampliada de los nuevos profesionales. La for- lit 1111 8 Ylos seguros privados, han ido mostrando que los
mación, como resulta lógico para un crecimiento acelerado rlllll'los economicistas aplicados a la atención de la salud
de esta magnitud, pasó a ser una práctica en sí misma im- vun imponiendo sobre las consideraciones de necesidad y
portante para el desarrollo y el funcionamiento del sector, y ft{ "da de los tratamientos que fijan los psicoterapeutas.
en algunos grupos psicoanalítico s acaparó la mayor parte \1 'lIJ.{ulaciónsobre aspectos esenciales de los trata~ie~tos
de sus desvelos teóricos y su práctica. I '"11\ ceder ante las condiciones que imponen estas mst1~u-
En la década de los años sesenta, momento clave para IUlle H. A la vez la crítica situación económica, con la calda
este desarrollo, los psicoanalistas en primer lugar, junto a " IIIJ.(resosde los sectores medios particularm~nt~, ~ace
otros psicoterapeutas, promovieron su participación masiva ~lImh¡ónque los pacientes atendidos de forma pnv~da tien-
en el sector público, tanto en los hospitales psiquiátricos co- IIMII 1\ fijar sus propias condiciones para. el tratamIento: El
mo en la situación más favorable que ofrecían los servicios "lIlhll' de los psicoterapeutas, Yen par111cular~e los pSICO-
de hospital general y centros de salud. Bajo la consigna pa- 'UIIIII",lasentre ellos, está en retroceso, debiendo ceder
ra todos los servicios de atención de proponerse cubrir a un h' 1111 a lo que ha ido tomando la forma (muy sufrida por el
mismo tiempo la asistencia, la formación y la investigación ,1111' obrero en estos años) de unaprecarizaci6n de su tra-
local, los psicoterapeutas asumieron una hegemonía sobre 111011 Lo cierto es que son estos factores de la realidad ac-
el sector Salud Mental que parecía defmitiva. A partir de ~ul\l(entre otros más complejos porque hacen parte del ~o-
los afios setenta y cinco, y por razones que no vamos a con- 1.111 do sociedad que se está construyendo) que podrían
siderar ahora, se inicia un nuevo repliegue sobre las prácti- u ,,"¡dorarse exteriores a los criterios de las prácticas psico-

40 41
terapéuticas, los que s h " Imi sociales invalidantes. Cuando se ha sido formado para
muchos de los cambios an constituido en impulsores de
ul ubordaje de ciertas patologías declaradas resulta dificil
del sector de la Salud M!~:t~ervam?~ e~ el desempeño .,IIcontrar modos de responder a una demanda centrada en
a estas innovaciones hay ru t~= tamble~ ~erto que frente
que el proceso de cambio n~ ~ y contrnwdades, es decir
1"" dificultades de vivir en la realidad actual.é
Como cabría haber esperado, estas condiciones que debí-
profesíonalss ni todos los sector omogéneo para todos los 1Il,lI1:on el campo de las psicoterapias racionales, y especial-
un CIerto desafio a la elucida ió e~, ihero ,se va planteando mnnte el psicoanálisis, durante los últimos años se acom-
conformando.s ci n e onzonte que se está
11I.. 'aron del surgimiento de todo un sector nuevo de
Agreguemos que si bien a ti d 1 - "Impias mucho mejor adaptadas para responder y encubrir
inclusión de los psicotera par Ir e os anos noventa la III~padecimientos encerrados en las nuevas demandas. Te-
ido estabilizando existe ~e;:as en, el sector público se ha ,,!tpias de la conducta, guestálticas, de familia, bioenergéti-
to a la atención de las de ~COI~~!le~O entre ellos respec- 1", terapias sexuales, flores de Bach, control mental, etc.,
cios públicos -drogadl'CCl'O,m~ la~ ?mInf: antes en los servi- "It'., se mostraron más aptas para atenuar la soledad, la in-
n, VIO encia amili d '
d e nuevo tipo, trastornos del tré . ar, epresionss ., I{uridad en los vínculos afectivos, los miedos a la reali-
tervención para las cuales
primaria estrategias d
~:r
ticas, etc,- a la vez que son e.s,~es, manifestacíonss somá-
os ,a nuevas formas de in-
" an SIdo formados: atención
IllId, etc, Este desarrollo es congruente con el crecimiento
11" los grupos llamados de autoayuda, que muestran una
marginafuadas etc En e acdcIdone..o~unitaria, poblaciones IIIIHticaespecial, en general centrados en algún líder, en los
, ' ver a asistimos al '11'" se comparten afinidad de problemas de la vida ya que
ner~ de los profesionales del sector saluda =n~ ~tar g~- 1111 K{ntomas o enfermedades (no existen grupos de obsesi-
generas de esta época descol " as exi- YO"', histéricos, depresivos, etc" sino grupos de solos y so-
gemónicos de los años sesent~~:: los pSlcotera~eutas he- IIlH, de padres separados, de desocupados, de gordos, aleo-
numerosas y de sectores pobre~ rent~ a poblaciones más hul latas, fumadores, etc.). Estos grupos, que instauran una
comunitarios de Salud M tal' ~ mar~ados en los centros .111 ldaridad especial a partir de la identidad de un rasgo, se
en , rntervemr más ' id
cazmente en los consultor" . rapi a y efi- IImponen suplir la sociabilidad y comprensión que se pien-
las empresas médicas 1 lOS privados bajo los criterios de
.11 (en general con razón) no existe en la vida social actual,
modificar padecí . tos os seguros y las obras sociales'
muen os en los que el " ' l lu nllí el énfasis, el forzamiento en ocasiones, de la exigen"
rosis infantil no resultan fácilm t ~conscl,ente y la neu- .111 <leespontaneidad, de afinidad como condición del víncu-
rociones de la vida actual en e ere~clables de con- 111, lu comprensión por el que padece lo mismo, solidaridad
ción terapéutica más allá lue no son definibles en la rela-
"lIt,I'O quienes sufren la misma situación vital, escucha y
no de la transfe~encia' tene e que se dé lugar al d~sarrollo o ""lItención mutuas, ya que esto no puede pretenderse en
técnicas, aun en ocasi~nes :e(:é~e~urn~ a modificaciones
dromes orgánicos grav . o o rmsmo, frente a sín-
, es carencias familiares o desampa-
a. R. Castell, en una ironía propia de su aversión por el psicoanálisis,
,11"'111: "Los amigos del psicoanálisiS tienen sobre todo problemas sexuales,
2. Por ejemplo, se hace necesario ens ,hllllllltades en sus relaciones interpersonales y están descontentos de sí
do de nuevas terapias (mal llamad PIar sobre el surgimiento amplia- ,1I1"lI)oa". Pero estas cuestiones, que justamente podrían vincularse a las
lo encierra una expresión de d a~ a ternativas, ya que ese término so-
decir de R Castell resultan eseos que en el caso de la Argentina y al ,llIlllllltades del vivir, sólo son para el psicoanalista un contexto en el que
,.. IlIoga la neurosis infantil. El problema se plantea cuando esos contex-
van do~do la ~scena dee:s:;,:n:~stardos del psicoanálisis": que hlll IU hacen extremos y las condiciones de sobrevida impiden siquiera
un modo u otro forman parte d l ~ entos para "normales" y que de
e conjunto de la Salud Mental. I"'"IIM en los condicionantes neuróticos.

43
los vínculos cotidianos del "afuera", etc. Verdaderos creado- J""lll'imientos que genera la exclusión soci~. Sin embargo,
res de una ~ueva sociabilidad, ligada al rasgo distintivo y ,Mil 11 diferenciarse netamente en cuanto mientras la Salud
no a patología alguna, resultan llamativamente afines a los MUJltlld representa una forma crítica de respuesta, basada
que en la vida social constituyen nuevos movimientos a n unn racionalidad médica y psicoanalítica de restaurar la
partir de rasgos sociales que los caracterizan y diferencian. 'lIIC'idadde acción específica sobre la realidad insatisfac-
Dada la masividad que ha ido tomando la constitución de \ trln las otras propuestas son, en algunos casos una pro-
estos agrupamientos y su consenso y aceptación social, de- P\lu"I," mística de indiferencia u oposició~ a la sociedad, y
beremos pensar en las carencias de la sociedad que estos " lit .'OS meramente la contención adaptativa para una con-
grupos suplen, qué nuevo tipo de sociabilidad se está 'VII licia aceptable con las nuevas condiciones de la vida so-
creando a _partir de estas experiencias, ya que responden a 1.. 1 nosde los años setenta, en que irrumpieron y se desa-
una necesidad o deseo social nuevo, no ligado por cierto al .lInron en Estados Unidos, se habló de una ''industria de
~terés material sino a requerimientos emocionales y afee- 1""l1ponencia", en la medida en que pro~een un tipo de ex-
tIVOSen las formas de investir al otro. No caben dudas de • ru-ncia programada por experto~ en di:ersos acontecere.s
qU,elos sectores medios ur?anos de la sociedad son quienes .... ItI vida. Lógicamente como la VIda SOCIalno responde li-
~as muestr~n su tendencia a estas experiencias, que con- U nlmunte a los deseos, la propuesta de obrar sobre la pro-
J~gan su antiguo amor por las psicoterapias con las nuevas phe pIH'fionay no sobre la realidad exterior a la larga res~l-
?If'icultades p~ra afrontar los sufrimientos que ahora les ~ hll~Li1e ineficaz. Pero en el camino de estas experiencias
Impone la SOCIedaddual, pero el fenómeno se extiende y JeII.ItWan socialidades artificiales que mitigan los dolores
hace pensar que se trata de la gestación de formas nuevas tt In vida, siempre bajo un mismo princi~io ordenador: s~lo
de lazo social caracterizadas por la reducción de una dife- ,,,II,do ser comprendido por quien está Igual que uno mIS-
rencia intolerable en la vida social a una identidad ilusoria '"'' Nnturulmente, la neutralización del actuar sobr~ l~
con el semejante. , "lIdl\d genera la fácil constitución de un "adentro" místi-
Desde el surgimiento del sector Salud Mental todos sus , " 111 par que un "afuera'; sobre el ~ue só~ovale el ~ctuar
criterios fueron los de restaurar la salud mental en los indi- , r",,"I1\tico.Cada uno podrá construrr s~ rudo _proteg¡dodel
viduos afectados y prevenir las diversas amenazas a la mis- j,,1 "ólohabrá que salir para las operaCIOnesmstrumenta-
ma en deten:runadas condiciones de existencia que incre- I '1111 los otros. Sobre el funcionamiento social se actúa así
mentan los nesgos de la enfermedad. A diferencia de estos 1111'I(mdolo a una dimensión subjetiva y personal, al pro-
post,!l~dos mucha~ de estas nuevas terapias están dirigidas ,. "'' '-' '0 pensar diversos problemas q.ue so~ p~od~c~dosso-
explícitamente a desarrollar" o "potenciar" la personalj- IAIII" ute en el solo registro de las vrvencias mdiVIdua~e~.
dad. De allí su habitual énfasis en lo corporal, la expresivi- '" tnmbíén en los individuos se posibilita una subj.etlvl-
dad de las emociones, el contacto liberado con los otros el .tM,lllIdividualista, basada en la ilusión de un potencial de
dominio de los ~ensamientos, etc. Este tipo de propue;ta, .. "nrrnllo personal, que habilitaría la eficacia, la utilidad,
en cuyos contemdos se filtran muchas simplificaciones de I 1"Ill{trlatismoen el vinculo social para el log_:ode una
catego~as del psicoanálisis, dirigida al despliegue de lo que ... ""lución exitosa. Finalmente, como ya ~e ~e~alado re-
se considera normal y existente en los individuos constitu- ,¡,lldll,. veces, se trata de que al menos el individuo acep-
ye hoy la periferia, el borde, que con distinto espesor con- , 11"11 01desarrollo personal es lo único verdaderamente
tornea las prácticas de Salud Mental. En cierto sentido .... ""f'm·mable.
constituye los dos ámbitos en que son asistidos muchos de
los malestares actuales de la vida social, sobre todo de los

44 45
3. DE LA MEDICINA MENTAL A LA NOCIÓN DE RIESGO
linios y del sector salud mantienen aún las acciones muy li-
En la actualidad el e '. . Mudas a la asistencia hospitalaria. Estas tendencias del de-
Mental ha traspasado la::Junto d~ la aSlst~ncia en Salud ." rrollo del sector Salud Mental se han impuesto en todo
gada a la visión positivista ~~ras e una PSICopatología li- OC"'idente, aun cuando muestran características distintas
que se definían desde el a~ e~e~edades mentales, e 11 los diversos países dadas las diferencias del desarrollo
psiquiátrico. Éste aporta~:~~o lDstltuclOna~ de~ hospital ,,,'unómico y de las políticas para la atención de la salud.
esenciales para la psiqu' t. s .caracteres InstItuyentes AMIHtimosasí a la conformación de un nuevo escenario de la
abordaba. Hoy el sector ~:l:~lón de los problemas que ",,,1ud Mental, que obliga a redefinir las relaciones con el
ma mucho más am lia d . e~tal se Ocupa de una ga- "",t.or Salud, ya que esta orientación hizo que desbordaran
vida y de diversos s'~~nm'. e dtolmhenslOnesconflictivas de la 1u" antiguas relaciones con la medicina, y obliga también a
UJ.J len s umanos 1 al .
mente puso en crisis una com ., ,o cu necesana- ,.",onceptualizar las nuevas interacciones con otros sectores
chamente ligada al diagnÓstic~r~nslOn X. una práctica estre- ti Instituciones: derechos sociales, derechos humanos, justi-
rrollo descolocó tambí . aradOJlcamente este desa- tlll, educación, acción social, etcétera.
len a muchos' Ii
una PSicopatología simplificada ps~coana istas que, con
tructuras clínicas simples y h q~e . efine supuestas es- "J La inclusión de Salud Mental en las acciones en salud.
a los mismos criterios de la o~og:ne~s, q~e~aron ligados VIIon un trabajo anterior? había señalado las nuevas for-
desconcertados y faltos d ti pSlqu~?tna clasica, viéndose 1""8 que tomaron las relaciones entre Salud Mental y la
una demanda que present: ~rmaclO~ para la atención de lile dicina llamada social, luego de las transformaciones a
coholismo, violencia familia: ~~s ma.tlces (drogadicción, al- IIIW dio lugar la crítica de una medicina mental que efectuó
perspectiva diferente la dif '., ~reslOnes, etc.). Desde una Itl encubrimiento de las prácticas represivas de los asilos.
sificador provocó lÓgic USlOn el DSM como criterio da- M uchos años de denuncia sobre esta reducción de lo social
ñas tradicionales ya qUaem~nt ~e un es.tallido de las nosogra- .. lo psiquiátrico que efectuó la medicina han permitido hoy
, SI ua sus dife '.
trechamente ligadas a 1 ti renclaclOnes muy es- ""udar una inclusión de la salud mental en los criterios de
llevando a las antl'guaSas torma~ del.sufrimiento humano 1.. medicina social, aportando una mayor racionalidad a la
. ca egonas d ' tí '. '
neurosis, PSicopatía, depresió t) l~gnoS icas (PSICOSIS, I umprensión de los problemas y a las acciones que se em-
ceres cotidianos. Por otra i, el e': mas ~e~ca de los pade- ,.. nden.
comunitarios para la com par~, a ImpOSICIónde criterios Está claro que de ninguna manera esta inclusión de
blemas de la asistencia ~rensIon y,el abordaje de los pro- Hnlud Mental en Salud altera las denuncias y la crítica
consolidó entre las prácti;a~to ;~ ~~10 estrecho que se IIfbctuada. En estos años, a partir de esas denuncias y de la
tración de la protección socia? u en~aly l~ adminis- I rItica realizada, se ha escrito "la historia moderna" de la
clave y determinante de las li~~sO en ~Vldencla el papel luüquiatría y ésta no es alterada por la nueva situación. Y
lución de la demanda de at p~, leas SOCIalespara la reso- " ..to es importante porque se trata aun de afirmar la ruptu-
E ención,
n pocos años este conjunto de he h . . r II de Salud Mental con los criterios de la vieja psiquiatría
pectiva desde una asistencia h 't~ o~hizo ~rar la pers- "Hilar cuando persisten, bajo nuevos ropajes, las antiguas
tación de las acciones a OSpI . ana haCIa una orien- 1"tenciones de un retorno al objetivismo diagnóstico, la es-
riesgos. En la Argentin unat prevencIÓ~ generalizada de los tlgmatización y el encierro manicomial del enfermo. Luego
, a es a perspectiva fu'
y genero consenso entre los té' se e Instalando
sar de que las condicio c~cos y planificadores a pe-
nes partIculares de las políticas so- 4. E. Galende, Psicoanálisisy Salud Mental, ob. cit.

46
47
. . , d 1 médicos etc. Este desarrollo fue
me ocuparé de los caminos por los que se pretende efectuar h'l'lol:l de retnbuClOn. e o~ un re Íanteo global de los cui-
ese retorno. Pero se trata ahora de ubicarnos en la nueva rl1forzandola neceSIdad 1~ las ~uevas tecnologías, de la
situación, comprender el porqué de los nuevos protagonis- lindos de salud, del papei e d 1 función hwnanizante de
tas de la escena de lo mental y analizar el sentido de los ca- IIIlontacióndel ~asto;edIco~t r:da por la sobreespeciali-
minos que se están siguiendo. 111 relación médico-e ermo ~prensión social del proceso
Ya he señalado que la inclusión de lo social como pers- JIHli6n,etc. El retomo a una be la la medicina social, se en-
pectiva para la comprensión de los problemas del proceso .."Iud-enfermedad, ~ue :~~~ ~ con las reivindicaciones que
salud-enfermedad, junto al aporte del psicoanálisis en la t'Clr\tl'Ó así de un ~o. o o ~~:~alud Mental desde la posgue-
exploración racional de la subjetividad y la inclusión de los Illlloteaba el mOVImIento. os un acuerdo sobre los prin-
psicoanalistas en las prácticas en Salud Mental, ha contri- rrn, Lo que fue en ,sus connenz los cuidados de la salud, se
buido fuertemente a la construcción de este nuevo panora- l'Ipios en que debIan basarzet' partir de la difusión de
ma. Pero también conviene tener presente que no son los yll) realizado de man~:a ~r. e ~aa ara la Salud. Los diver-
únicos factores, ya que la definición de este campo discipli- 11111criterios de AtenclOn ~.' fos programas comunita-
nario no es patrimonio exclusivo de los profesionales ni de IUlII centros de Atención!n~an:~ la función de los hospita-
sus usuarios. Sus características son también el resultado rloa de salud, la ~eforro '~~co:de los criterios de la APS,
del vector que marca las relaciones de poder que presiden y 1.11 Y la complejIdad me ario entre esta orientació~ de la
gobiernan la vida social. Más que en ningún otro momento "1 nera un encuen~ro ~ece~e Salud Mental. La inclUSIónde
de su historia los últimos cincuenta años han mostrado de ""Iud y lo~ ~ro~eslOnae:stró entonces necesaria para plani-
manera paradigmática a este sector disciplinario como un lIuestra diSCIplInase ro, 1 bal y racional de los cuidados
campo de confrontación ideológica y teórica, debates y lu- tÍt'a.runa respuesta mas g o
chas en las que la comprensión de lo social en el seno de los .11 la salud.
individuos y las relaciones de poder se han mostrado ab- . d l riterios diagnósticos. Aun cuan-
solutamente intrínsecas al mismo, no contextuales sino /)) La re[01;-mulc:ctó.nel o~~ adores de la psiquiatría persi~-
esenciales para los sentidos que fue tomando. Basten como Ilo los V1eJOS cntenos; 1~:1ti:mpos en los que el criterio PSI-
ejemplo los proyectos de desinstitucionalización psiquiátri- 1,1 n, ya no estamos e d tal función que como hemos
ca, promovidos en todo el mundo a partir de los años cin- IIlliátrico de enfermeda mdie~ m'ental articulaba una de-
I • al a la me cina , .
cuenta, su historia de conflictos entre sectores y poderes dlohoera esenci . _ édica jurídica y socíal-. con-
que se creían ajenos a la Salud Mental, o los más modernos t1nicióncompleta d~l sUJeltdo : llu'gar que le otorgaba la
programas comunitarios que pasan a ser muy rápidamente, I1gurando un. de~~m? so a o a
hechos políticos y sociales. II1I:¡tituciónJ?~lqU1atnc:.al sufrimiento ;mental, que se ~e~-
Con diferencias históricas importantes, un proceso se- La atenclOn prest~, a unitaria del mismo, no se limi-
mejante, no del todo ajeno al de Salud Mental, vivió tam- va de una ~ompr~ns~on~J~\ndividuo en función de su dis-
bién la medicina positivista. En pocos años sus núcleos tu a una dlferencla~lón .e, día nóstica no interrumpe la
más objetivistas se vieron reforzados por la inclusión de cnpacidad y su clasIDcaclOn . g sociale's ni el transcurrir
nuevas tecnologías, sobre todo en el área de los diagnósti- continuidad de sus perte~~nC1as 'dad ni entiende a la
. . la famIlia o eomum ,. . d
cos, al mismo tiempo que las prácticas médicas se reformu- do su eX1stenClaen . a al conjunto complejo e
laban, cambiaron la asistencia centrada en el hospital, se onferm~dad c~monatur~~za :~e:xistencia. Todo esto no es
restringió la práctica liberal de la profesión médica por la HUfunclOnannento men y d finitiva de romper todo el
hegemonía de las empresas médicas, se modificaron los cri- poca cosa, porque se trata en e

49
48
'.
d un lazo SOCIal pa rtiICUar,
1 en tanto esta .
sistema de diferenciación y exclusión que operaba el dis- '1110 la propuesta e t . del dispositivo condiciona y d~ Sl~-
positivo de la medicina mental, oponiendo criterios de in- I',lación con los ager: es d 1enfermo con el conjunto insta-
tegración sociocomunitaria, tanto en la comprensión del "lftcados a las relaCIOnes ~t Este lazo social particular
sufrimiento mental como en su tratamiento práctico, resta- tucional y político d~ su ~ ::individuos con el saber y la
bleciendo continuidad entre la enfermedad y los avatares ,Il~tribuye las relacIOne~ ~ ". con la participación en los
de la existencia. v-tlrdad,con el poder de eC1S10n,ulta obvio el centro de las
_ n Como res , . ,
Al mismo tiempo, esto ha ido permitiendo si no abolir al procesos que 1o a t ane . 1 edicina mental enfatIZO
menos relativizar las connotaciones de incapacidad psíqui- ,Ionuncias efectuadas sobre a mo que instituye al poner
ca o mental que se derivaban siempre del diagnóstico psi- l\lstamente el,l~zo social pe:;.e~:roiniO de la verdad, el ?~-
quiátrico de enfermedad, con todas sus consecuencias para ,It l lado del medico ~l.saber? un sobre la libertad del índivi-
la vida social del individuo. Esta idea de la incapacidad, o ,It r de todas las. d~clslone:l :nfermo a los tratamientos que
de lo que le faltaría a un sujeto para ser "normal", promovi- ,1'\10)y el sometUlnento d . 1permitió comprender la
_al 1 como lazo SOCla .
da desde el inicio por la comprensión psiquiátrica, se exten- Instruye. Sen ar o. 1 nfermo no ya como víctima pa-
dió luego en el dispositivo más amplio de lo mental y en la IlIlrticipación neces~na. ~e .e sino ~omo partícipe necesario
comprensión jurídica y social del enfermo, impregnando ..lva de la ~~ció~ pSlqUlatnc~ se trata de un lazo en el
muchas de las teorías sociales y psicológicas de la enferme- .101 dispOSitIVOmstauraddo.. ealrodadla responsabilidad son
dad mental. Aun en el psicoanálisis, a pesar de la posición que la ar biítrane. da d , la eSlgu, t 1poder. El psicoaná li SIS .
.' t del que deten a e .
freudiana acerca de la relatividad de las diferenciaciones lH'lontarlamen e 'dente cuando los psicoana-
umamente eVI ,
psicopatológicas, cierta conceptualización posterior sobre mlsmo, y es to es s_ el sector público, adema s de repre-
las psicosis, que recayeron en esta vieja idea psiquiátrica listas se desempenan ~n . ta política ligada al deseo
de lo que faltaría al psicótico para un funcionamiento men- tlontar en el plano SOCIal. ~ae~l:~ su propuesta terapéutica
tal normal, genera en los psicoanalistas prejuicios sociales, y onfrentada a la represIOn, ti o antagónico en cuanto a
pesimismos terapéuticos e impotencias prácticas. Este cri- In de un lazo social de nuevo ~p '. t ía Se trata entonces
terio de integración sociocomunitaria es esencial para el MUS valores a aquellos de l~IPSlqunlalosr r~sgos del lazo social
al rt ahora a cua es so . .
desmontaje efectivo de la estigmatización del enfermo men- de estar e as , fcas reventivas Ycomurutanas.
tal y, como señaló F. Basaglia insistentemente, sólo el des- que promueven las prac 1 f de poblaciones de riesgo es-
La postulación del conce~to . s de una cobertura social
pejamiento de los prejuicios y preconceptos psiquiátricos y
_ da por los cn eno . . 1
psicológicos que rodean el trato con estas personas puede Luvoacompana d 11 Desde estos cntenos os es-
permitir la construcción de saberes más racionales acerca n'01~li~Yforma part~e~~alo;~rticipan junto con o~ros sec-
de estos sufrimientos. poclalistas de Salud .ó Justicia Acción SOCIal,Tra-
Lores del Est~do -:-E~UC~~1 :~rtas situ~ciones sociales y su
e) Del ideal de la nomenclatura diagnóstica a la noción de bajo- en el diagnostIC~ d 'bilitar acciones pre-
.alid d togéruca a fin e post ., d'
riesgo. Uno de los vectores clave para la constitución del potencí a p~ .' bre ellas: violencia farmliar, lS0-
sector de Salud Mental fue sin duda la comprensión de que vontivas o de aSlste;cla.~o s desocupación, abandono de
toda forma de relación de asistencia expresa un modo de la- lución de vínculos anu iare ! lenciajuvenil drogadicción,
zo social. Esto es más evidente aún en la relación psicotera- menores, abuso de meno:~s, ~o los especiali~tas en Salud
péutica, que es ante todo un lazo social. Es decir que la etc. No siempre la acciou cue en muchas de estas sítua-
existencia de un dispositivo disciplinario para la atención Mental es preponder~te'la iras intervenciones. Como es
de un sector del malestar de los individuos no es otra cosa clones lo social reqUIere e o

51
50
. ., , tiicas. Por eso
. manente a sus prac
natural, para esta tarea los especialistas de la Salud Men- ,,, .'cllno una dimenSlOnm t' d la conformación del campo
tal necesitan efectuar algún grado de objetivación sobre el Inl"1110 no se trataba, ~ par ar ~e esta política represiva a
comportamiento social adecuado, definir las condiciones dp. 111 Salud Mental, e ~asar 1 ampo de estas supuestas
que estiman necesarias para un desenvolvimiento mental UIIII Irpolític~ q~e despe~a:: t~atCabapor lo mismo de elimi-
satisfactorio, y aun de una media de las emociones y afec- ''''I"II'ezas CIentíficas. N d 1 ocial en el seno de estas
tos que permitan establecer las cualidades de los riesgos a ""r IIIBcuestiones del po ~r y o sneutralidad perdida. Se
que estarían expuestos los individuos o grupos considera- "rl\c'~icaspara rescat~r ;n::V:~ada esta dimensión políti-
dos. Estas objetivaciones suelen estar contenidas en las \,,,I,llhapor el contrano ~' de pensar los problemas del su-
consideraciones generales del riesgo y no siempre de un , v Hocial,fundar un .mo_°r un tipo de intervenciones que
modo explícito. La definición de este objeto de intervención ",,,,,lonto mental y.disen~ Esto llevó rápidamente a
los hace proceder del mismo modo que lo hace el sector '.'Ilnieran estas .~lmensIO:s~ de la Salud Mental con los
educativo respecto de los criterios de normalidad en la ad- UIII,' la conformaclOn del c~ ';::ocracia participativa real, de
quisición de conocimientos. Como no se trata de normas y IIIIlUiPiOS y valores de ~ ~iudadanos y sociales. y esto es
valores escritos al modo de las leyes, son siempre menos \ " clllfensade los derec oSd 1 all'ndividuo y a los con-
'al era evo ver .
precisos y más inestables que aquellos que regulan los cri- ,,"1 porque. o esenCI 'bilidad respecto de su propIO.saber
1
terios normativos de la justicia. Esta situación hace, como IIIIIL()~ socIal~s ~a PO~estituir una participación activa en
resulta obvio, que no sea posible separar estos diagnósticos lIulil'o el sufrlIDlento Y ., Este conjunto de derechos, que
y las intervenciones que se derivan de ellos de cierta políti- hlll procesos de re.parac~~n: tiva expresa y asegura en el
ca, es decir de la búsqueda de determinados objetivos sobre .,iltl la democracIa palr l~ldPalo'meo que fundamenta la no-
'al el núc eo I eo b- •
el funcionamiento deseable de las relaciones sociales, al 1IIIlIIO SOCI ,es. las i tervenciones preventlvas.
menos entre los individuos involucrados. Esta relación en- , 111"de riesgo y onen~ tt~:::al es básicamente un ámbito
tre la intervención técnica del especialista, la búsqueda de lel secto_rde_ Salu. do a revenir, asistir y propender a
una sociabilidad preconcebida y la acción política es inevi- ",,,Wdisplmar:o destina dcimientos mentales, Y lo hace
table y es conveniente estar advertidos de ella. No debiera ,,, I'('habilitacl,ónde ~~s: 1 s lazos sociales deseables, im-
resultarnos novedosa por otra parte, ya que es en nombre ,"'IIrle una comprens~ n das o olíticas dirigidas a la integra-
del develamiento de estas relaciones que fue posible mos- ,,/clmentandodeterm~na.
,f,1n social y comunttarta
le los individuos involucrados.
. nes en los valores de los de-
trar la función política del dispositivo psiquiátrico.f
Desde que fue denunciada la política represiva y de se- IIlHcníbe por otra parte sus acero1 de la democraCla . p artiJ.Cl-
ciales y en os .
gregación que impulsaba la psiquiatría manicomial se mos- "Itlhoshumanos y so t ata sobre todo en las ínter-
tró evidente la dimensión política implícita en la valoración I"IMva.Porque d~ lo ~ue S:rorno ~ólo en ellas, es de saber
de normalidad del comportamiento, y su lugar esencial en YIlc1oiones comumtarlas P 'al se está impulsando.
. i ti o de lazo soct '
el conjunto de acciones que se derivaban del diagnóstico 1/"t1 políttCay.que l,p líti epresiva y custodial que llevo
psiquiátrico. No se trataba, como algunos que entonces no La denuncl~ d~ la po I ~~:rr del lazo social que instituyó
comprendían el problema suponían, de llevar la política a .ulelante la p.slqUlatría a:~ta :olítica puede relanzarse per-
esta disciplina sino de desentrañar la política que ésta ejer- IU)ha conclUldo.Porque , plios desde las nuevas
te on efectos mas am
lIumentemen y .c, Sal d Mental. Sus valores pueden re-
I'III'm~sque asunllOla b'e~ivaciones y natura~zaciones que
5. E. Galende y J. G. Paz, Psiquiatrta y sociedad,Buenos Aires, Gra- Murgu en l~s nuevas 01l, en las psicoterapIas que se va-
nica,1975. IIpora la pSIcofarmaco ogia,

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52
. .' os os. Tampoco se trata ~a-
len nuevamente del fenómeno sugestivo, aun en el psico- .ltlll Hocialdel mdiV1duo0.1 ~~e un solo factor ídentifi-
análisis cuando se repliega sobre los diagnósticos objetivan- hltuulmente de la dete~:ea~~~os factores asociados, ~~-
tes, en las diversas empresas de asesoramiento "psi" que se u,hll) sino de la presencIa d tes de enfermedad fatnlliar,
ádi o (antece en 1
han montado, en las paraterapias (Castell) dirigidas al po- 1\l1~ de orden me IC al h 1 depresiones reactivas a due os
tenciamiento de lo personal, en los gabinetes escolares, en 1lII\I~Umo de drogas, cohe , de orden social: desocupa-
la selección de personal decidida sobre criterios psicológi- 1ll'I,lIales,etc.), pero ~~c os ~onniños violencia social, des-
cos, en las intervenciones de psicoterapeutas en las cárce- ,Ic'ln, desamparo fa~ar e: os recariedad de la vivienda,
les, en barrios marginales, en el tratamiento de la violencia lU.tltecciónde la vejez! fal.: ~ pmarginación, etc. Frente a
o la drogodependencia, etc. No debiéramos olvidar nunca hncinamiento y pro~ls~~
,,"tus situaciones la ImlRaclul°
.~r:
de las solas acciones de Sa-
t 'mportante para el técnico
que el saber médico-psicológicoproporciona y legitima como
vidente. es al· .,
científico un código de objetivación de las diferencias y de lud Menta 1es e . de los límites de su aCClon,ya que
clasificación de los individuos. Y no debiéramos olvidar Ilu S.M. la compren:slón_ón del riesgo se trata siempre, en
tampoco que es justamente esta legitimación por la supues- Ironte a la determmacI . 1individuo o los grupOS,o
ta cientificidad la que ha utilizado siempre el dispositivo de Ilrimer lugar, de no es~igmat1z~ ra sola intervención de los
la medicina mental para ocultar y negar la política que rea- de diferenciar poblaclon: p~r 1 lo cual conlleva al encu-
lizaba en el lazo social que instituye. Cada llamado a la ,)ijpecialistas de Salud . en ~~ientes. De allí que lo inter-
neutralidad social y política encierra siempre un deseo de hrimiento de los factores inte d de lo que se trata es de
ocultar al pensamiento racional crítico lo que en verdad se tlcctorial sea ineludibl~, cuan.~ adecuada o formas de con-
está haciendo. Estas políticas no se expresan solamente en restablecer ~na prote~clo~ ~~CI o los grupos han perdido.6
los efectos prácticos, sociales, de su acción sino también en LenciónSOCIalque el mdlVI tUOt en la determinación del
sus teorías y modos de explicación sobre la enfermedad. Por Debe entenderse que no se ra ~t~a de detección de indivi-
.d .ología pOSIIV
eso es legítimo sospechar siempre de aquellos que nos pro- riesgo, de una epi eIlllbl s para su diferenciación, como
ponen observar neutralidad cuando en verdad se está ac- duos o grupos con pro ema 1 ve' ez como riesgo mayor de
tuando sobre relaciones humanas y sociales. Esto ha surgi- establecer el.d~s.amp~o dee:ad ¿rgánica, y luego derivar a
do con fuerza, una vez más, de la mano del privilegio que depresión, suicidio o e erm
tendrían las técnicas de actuar sobre lo social sin creerse
implicados en lo que operan: por ejemplo, las técnicas de . . de incumbencia del Estado y las in~-
6 La protección sociai es SIempre 1 1 gente de Salud Mental se 11-
evaluación social (en violencia, drogadicción, poblaciones de . d d implementar a, e a . a
tituciones encarga as e . f to s en la causación del nesgo y es
riesgo, etc.), en el manejo de grupos, en las intervenciones mita aquí a la denuncia de es~s a\:C~ón social del problema. To~a la
sobre la escuela, sobre los problemas de la vejez, etc. (Lue- denuncia sirve a los ~es.:ed ao~ es función del Estado, ya que solo él
go retornaré sobre el prestigio de la figura del experto, co- problemática de la solid~ a d s rotección social de los riesgos. Resp~cto
mo paradigma de una tecnificación supuestamente apolíti- puede asegurar una. pobtlca e pen las actuales condiciones, de pérdidas
ca ... de la política.) de la contención .
SOCIal,se trata, . . d contención por los efectos de
.ocomurutanoS e 'l
crravesde los Sistemas SOCl d ti ación de las corporaclOnesY os
Desde la nueva configuración de Salud Mental resulta lO- , 1d
las migraclOneS,e e.semp,
leo la esac J.V
.
• 1b
fé sociedades veClOales,e u es,
imprescindible la noción de riesgo para encarar la acción conjuntos sociales naturales (barrio, ~ "a para la acción preventiva la
preventiva, dada la insuficiencia de todo modelo basado en n este nivel suele resultar priori ante ión en las que se pueden
etc).' E d' les de con nci
la sola asistencia de los enfermos. Ahora bien, la noción de constitución de estas re e~soel; aciones de duelo, desamparo, desem-
riesgo requiere de la evaluación de una complejidad de fac- tramitar socialmente mue as SI u
pleo, vejez, violencia, etcétera.
tores entre los cuales resulta siempre dominante la situa-

55
54

.
lrl\la. de una política dirigida a estos efectos sino de que
la p~rsomiafectada a ' Rociedades capitalistas avanzadas han entrado en una
~?dl~acióno internru!:rontologIa para que le ,.¡<leticade desarrollo a la cual parece necesaria la margi'
cion mtersectorial ento. Se trata de orga . .,.,ón da grandes sectores da sus miembros. EstamoS fren-
protección
.. social adque sea capaz de restableceillzar
ecuado una 1
. r un niv lo 11 la constatación de formas nuevas de la vida social en
a ención mdividual'
t
lidades de efi cacia
. ,SI
' que genere el co t e l••que están surgiendo nuevos problemas de exclusión y
M fuera
h necesaria
' ' con nmayor
exto para
"u"ginalidad, en las que emergen las pobla.cionesde ries'
f:~bólemáticas con'a;~a ~~~rualses centrales atien~:n 111,y que requieren un debate mucho més amplio acerca de
n, pension . . específica . ," IIbordajesocial solidario. Esta situación genera descon·
miciliarios, pro~s~~bsl(hos,etc. l, cuidado~~~onómlca(jubí-
,I",to en los profesionales de Salud Mental cuando deben
riesgos dominant n de vivienda, etc. 1 al asistencia do- lul.rvenir en Centros perifériCOSo programas comunita·
que surge gran es en nuestra sociedade mente para los
,1110, donde la mayor parte de las veces la intervención psi·
desamparados ,rogadi
lPaardte
de la demanda
ió de aetne s~~tores
nC10n' lo de._los IlIlorapéutica se ]inlita a diagnosticar un suftinliento o una
gados comoest . 1 . CCl n juvenil o el d . s mnos .llnación vital, sobre la cual su intervención es sólo ate-
li El desafio an a a violenciafamilia e~empleo,
tan
1 que se enf t r y social I",ante ya que el curso del problema continÚOluego por
a magnitud que han ren a hoy en Salud Ment . 111'0' carriles. Esto, que requiere de una comprensión más
los riesgos derivad tomado el problema de 1 al, frente a .,nplia de las relaciones del individuo con lo social, con el
estos problemas lOSde esta SItuación es 1~s excluidos y ""rrelato de la e.tructuración subjetiva de muchos fenóme·
de ano tí a a confecciónde '. e e no derivar
ho ma as sociales o indi id al una lista de clasificaci , III)S mentales que consideramos patológiCOS, y que requiere
y son los d li Vl u es' ante fu Ion ¡.lImbiénde la agilidad de una intervención que no puede
~~:~~quedm:lt~::a~~e:l~::n~es'11~s dr:~a::C:s~o:o~o:~~ IIKotarseen el caDlPO"psi", suele llevar insólitamente a muo
ona os que s licui a, os deficie t 1 chospsicoterapeutas, sorprendidos por esta nueva comple·
e quidan como "casos sociales"
mo si sólo fu eran un' ~ es, ost niños ¡Idad, a interrOgarse por la posibilidad de sus tratamientos
menos precisos conjunto más exten s ,e c., co- IInestas condiciones o por la eficacia de la palabra {rente a
tela especial . S aqbuelos
emos de la' locura ' pero necesitado
so, ~e contornos
d
casos especiales te . a raíz de esta diferenci .• s e tu- (lstas situaciones del individuo.
peciales". Ade • rrmnan en establecimie t ración .~uelos
frente a aquel':.'as, porque no estamos no. también "es·
miento asila os problemas que sost ~n la actualidad 4. DE UN HORIZONTE INESPERADO
. r, como la nf uvieron el . t
::~:~ grr:;ndesdeficien!:s :or;"."!:: hereditarias:ne;:;:; Hasta aquí he reseñado las direcciones principales en
que se desarrolló Salud Mental en los últimos cincuenta
desf;vora~~~ frente. a condiciones .:~~des. físicas o meno
tarían d . para CIertos individ . ormcaa o sociales años. RecordemoS que las propuestas que se formularon
para la reconversión de la atención psiquiátrica hacia el
va. No ese cuidad .
és I os especiales o deuos
unamcapa ces, que necesi- sistema de Salud Mental fonnaron parte de la consolida·
mas sociale:d: prolble.~amayor. Esta=~~ social selecti- ción democrática de posgnerra y en el marco del diseño de
acciones de a exc usion más vasta ue e~te a proble- políticas muYalllplias de protección social por parte del Es-
ción social s~da espe~fica se aco';'~añ;~,;¡meren que las
tado. Salud Mental y el Estado JJaroadoBenefactor consti·
estar frente aria mas amplia. Taro e una protec- tuyeron una misma política de asunción social de los dere·
r
dirigidas a e a co_nspl~acionesespecial poco pensamos hoy
larlos, como~c1mra ciertos individuoses el poder estatal
ue en los orígenes del pe 19rOSOS y contro-
poder manicomial. No
chos sociales y ciudadanos, de la solidaridad social bajo las

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56
nos años las condiciones de
consignas de universalidad (para todos los l;J·1UUI i::lUi::lHU M 11 ,,, , nlbargo, desde hac~ ~ d sola~ada e inesperada-
igualdad (los mismos cuidados de salud para todos, eh tmrl'ol1ofuer~n caro. la~ o paro en todo Occidente
pendientemente de sus diferencias en la sociedad) y ,_.11'1.4' lCHiatendenCIa nueva, b· a:s sociedades efectuó la
dad (la carga del gasto en salud debe ser repartida en la I ,'uHtructuraci6n que sOd~: 'pidamente generando
ción de la capacidad económica de los individuos bajo I i•• ,'1fI1A {1\ neo,liberal se exten 10 1· ra da de las personas
' y e1
idea de la contribución solidaria). Nada hubiera podido ",11" incertidumbres .sobree~:~ futuro próximo. Es im-
nificarse en la cobertura de riesgos, en las tareas preventi .. ~IIII\IImientode la socledad bi s no parten linealmente
vas ni en el diseño de estrategias de asistencia con partici .. llt,,1 señalar que es~os caro.r~~esionales y usuarios, ya
pación de la comunidad, sin el marco de un Estado q I.h, IUI:I gobiernos hacía l~s p más complejas de la vida
garantizara la protección social de todos los ciudadanos. Se 1111 L,·atade transformaclOnes culturales. Los cam-
contaba entonces con un sector público encabezado por esté Inl que dan lugar a nuevos. rasg°diri~ izidos a una privati-
t d s y sus funclones b- ,
Estado capaz de asumir la solidaridad social juntamente NI &tll 1os E s a os v tenía la categoría de lo pu-
con la defensa de los derechos ciudadanos y sociales, ha- 11'111 nmplia de .t~do lo:~et S~~ajode los profesionales por
ciéndose principal responsable de la cobertura de los ries- kU,,", elo las condi~lon.es .~ r de los rasgos subjetivos nue-
gos de todos los habitantes. Contábamos también con un ~ llll4 de esta pnvatlza~don Y .al constituyen un mismo
sector profesional que operaba un giro decisivo desde los JiII U" la cultura y la VI a SOlCl, ·untarnente. Sólo a los
bligan a pensar os conj . .
modelos asilares y la institucionalización psiquiátrica hacia "1 III'NIO y nos o 1 , los capítulos slgmen-
las psicoterapias y las intervenciones basadas en una com- nlll H elo su abordaje los ~~parared:nos lo siguiente.
prensión comunitaria, repartiendo su dedicación profesio- ",. A modo de introducclO~r~col;amada sociedad dual que
nal entre un sector público en expansión y una práctica li- NI /J)stado, en el plan~ edadeterminadas funciones que
beral de consultorio médico-psicológico abastecido por una """tI! perfilando, se reb~a ~dad social convirtiéndose en
demanda creciente que le permitía fijar sus criterios de """1'11 de soporte a la sohd~n .co y el a~ople a la economía
atención y la remuneración de su trabajo. Y usuarios de los 11'" ,Inio ~el desarrollo ~O~:lempresas que resulta~ via-
cuidados de salud mental que acompañaron los cambios en '"'I)I'tHl.CIOnal de un gr .p . . 1 al mismo tiempo
tencla lnternaClona , .
el sector público, acogiéndose a las ventajas de las diversas hit'" J)nra 1a compe . d " al sector empobreCidopor es-
.,1111 mlrnmls .. t ra "como
. pue e 1 .do de la socieda d que se
psicoterapias y, aunque con dificultades, crearon consenso
para la desinstitucionalización psiquiátrica, y por otra par- h," políticas .0 slmplel~~n~ =~~o;~stionariO que se des!i~a
te, sobre todo en los sectores medios urbanos, desarrollaron aI.l,\ promoVlendo. E tl ~ d generar sus propias condicic-
un amor por el psicoanálisis y sus interpretaciones que fa- lit' 1\1de que cada uno ra e e
cilitaron su rápida instalación en la cultura. Se puede afir- "1'" de vida. d fmición de las funciones del
mar que existía cierta "armonía" de un desarrollo mutuo: lr,stoha neva~o a una re :s li adas a la protección so-
los profesionales acudían a los hospitales y centros de salud I~"I "do: se restnngen aq~ell d gsoporte al desarrollo eco-
para afirmar las direcciones de este desarrollo en el sector ,1,.1, Be refuerzan las que acen eComoparte de estas polí-
público, en gran porcentaje sin remuneración por sus ta- n(lmlcO de las grandes empres~~~s para la comunidad ni de
reas, el que les devolvía la posibilidad de un entrenamiento '!t'IIA ya no trata d~ crear ~ervl~ alud entre otras razones
que luego podían utilizar libremente en su práctica liberal; IIjlll'utar políticas sls~emát1:~ fi::nci~iento del sistema.
los pacientes aceptaron gustosos la propuesta de las nuevas ,,,It'que trata de ret~~arse . lementacion de algunos pro-
formas de atención psicoterapéutica y difundían sus benefi- He Llenepara la necion la rmp tñcos y deriva a las provin-
cios en la sociedad y la cultura. Yl'lllnassobre problemas especl 1

59
58
.,,'un6micos y simbólicos (ya que decayó el prestigio que
ci~s _ " la práctica hospitalaria) en el sector público, se
lejos ydemunicipios la atención
seguir los lin . en salud en un proceso tI Ia,n~ados al mercado privado de prestaciones. Son pro-
duce un desmembra:rmentos d~ la descentralización,
t"llvl\mente las empresas privadas médicas, los seguros,
circunscribir su. acción :~!Op~:!i~ste~a de salud ..Tiende ,ull'ledades de prepaga y las obras sociales sindicales, los
datos sobre el sector teste d 1 cacion y centralización \tI' I~t\n las condiciones de trabajo, las posibilidades de em-
ción (en verdad 1'. an o os efectos de la hUIy la retribución de los profesionales. En un mercado
do normas de fune .aJust~ en el caso de la Argentina)
cionamiento y t 1d ' ,,,,Imüonal caracterizado por la sobreoferta, estas empresas
tuando la derivación d 1 di ~on ro e resultados y
h . e os stintos s ..
acia otras jurisdicciones (provincias ervICI?~~ue prestaba
"*111 1\ abaratar su gasto a expensas del aj.uste hacia abajo en
,,," I'o~ribuciones que pagan a los profeSIonales. Uno de los
fi
de ob~as sociales y privados). En d ~~ClPlOS, sectores 1\111101:1 más notorios de este avance mercantil lo constituye
cada instancia de Salud se . e nitiva se espera que ..\ IlIIchode que los profesionales "psi" , respondiendo a las
presa. Lo cual ha sido ace t;estlOne como l? hace una em- ICllulicionesque fijan estas empresas para sUStratamientos,
portancia de los experto/ ~o y se hac~ evidente en la im- Ill1llt1nasumirse como "técnicos" para responder a los crite-
renciamiento. La anti a en ~ ~~onomla en Salud y el ge- 11014 de eficacia y tiempos de la atención, deteriorando sus
la Argentina, por la q~ ~~~on ldel ~ospital público en
ne un límite a estas p Iíti o e gobierno de Perón po- ,,«mocimientosy su experiencia práctica.
f o 1 teas ya que tinú ' 1..05 usuarios, dentro de esta trilogía de Estado, profesio-
erente principal de la atención ' . con mua siendo el re- II"los y seguroS privados, ven restringida la acción social,
sulta fácil la asimilació 1 pública de la salud, y no re-
d n por os usuario d IInrtlGtidosen la atención de sUSsufrimientos mentales a los
e .sus funciones o de su privati ., s e una restricción 1 t ILerios económicos de mercado (utilidad, eficacia, menor
J t izacion.
Saludun pública
o con esta
se circuns
pr . .,
cnpclOn.del papel del Estado en la 111111.0), acrecentándose la atención técnica operatoria en
. ' omueve un lnc ti . Ilut4rnedrode una relación médico-paciente que sigue recla-
privadas y semiprivadas d d en IVO~ las iniciativas Itll\ndo. por otra parte, una cantidad de problemas que hi-
da ge~tionar su propio f~c~o~~ que cada institución pue- I'Uron de núcleo a las propuestas de Salud Mental (psicóti-
cupaciones en torno a la as' ., ento. En verdad las preo- c'n6. deficientes, drogadicción, alcoholismo, violencia, niños,
han sido dominadas p Ign~ClOI?- de los recursos en salud
or un cnteno eco .. liLe.) no son pasibles de ser abordados por parte de estas
en endo racionaliz 1 nomicista que pre- Impresas médicas de servicios o los seguros de enfermedad,
t di ar e gasto en Sal d '
asegurar la economía para el E u '. no hace más que f\uedando a cargo del Estado su cobertura, o simplemente
pos del ajuste. De allí el ~tado nacional en los tiem- ,¡uadan descubiertos por el desinterés de los privados y el
pansión de los seguros desalud Impulso a lo privado, la ex- ratiro del Estado. En el próximO capítulo nos ocuparemos
cieras, las llamadas re a a cargo de empresas finan- de los rasgos de la subjetividad actual que han hecho no
sociales, que junto a Pla p gas y aun el subsector de obras
, nueva renta emp . obstante posible este giro privatizador de la atención.
grupos económicos tratan d h resana para estos En síntesis, no estamoS en presencia de ninguna "exten-
, d '
ves e la contratación de dive e acer s .
U.p!Opla renta a tra- sión" del modelo que propuso Salud Mental desde los años
proceso, que podemos 11 rsos .se~cIos privados. Este
zación de la Salud d . a:n ar de pnvatización y mercantili-
sesenta, sino de los indicios de un nuevo modelo, heterogé-
neo y discordante, pero cuya característica esencial estará
público hacia los s~c:;~ ;e ~~chos profesionales del sector dada por los efectos amplios que implica el proceso de pri-
Los profesionales, en el ro ros y prepagas. vatización. Asistimos a un cierto retorno del objetivismo
la práctica liberal de consultoi . o de una profunda crisis de médico positivista por vía de los psicofármacos y las teori-
la demanda de atención pri ~o P?r una merma notable de
va a, Junto a la caída de ingre-
61
60

.---_.---
zaciones en tomo a la esperanza del hallazgo de la natura-
2 SUBJETIVIDAD y CULTURA: ,
leza de las enfermedades. Antigua ilusión de la psiquiatría, l~LMALESTAR DE LA INDIVIDUACION
que nuevamente pretende disputar el dominio de las psico-
terapias. Desde el sector público se promueven tecnologías
para la gestión de las poblaciones marginadas, con criterios
que ya no son aquellos de la protección social sino los de un
control y apaciguamiento de las poblaciones, ya que se
trata prioritariamente de políticas de contención social diri-
gidas a atenuar los efectos del ajuste económico. En los
márgenes de este panorama avanzan diversas formas de te-
rapias para la contención de diversos aconteceres de la vi-
da, con propuestas místicas o irracionales de muy viejo cu-
ño, dirigidas ahora a potenciar la realización personal, las
insatisfacciones afectivas o sexuales, las crecientes dificul- . fe l mo objetosde
tades en la vida familiar o en la pareja, los problemas del Cuando los ideales vlen~~a a.~ar~~demanda de
. d l de legLt~macwn,
malestar social o la soledad. De hecho se ofrecen para una creenc~ay mo e os de ella toma por objeto la
investimiento no se sarrr;a,
contención social que los individuos han perdido en la coti- manera de representarlos.
dianidad de la vida urbana. 'Iodo aquello que creó y posibi-
litó Salud Mental aún persiste, pero ahora confundido y é oca en la que las escenas,
mezclado con estas nuevas formas y propuestas que otor- Vivimos un mundo y.un~, Pyotras formas de represen-
'"K
gan a este campo un nuevo carácter polimorfo. ¿Será posi-
ble confiar nuevamente en que las luces de la Razón resta-
blezcan un orden o iluminen un nuevo camino para la
IlIciones,h~ in~adid~,nue: r:
oscenarios, la teatrahzac~on experiencia cotidiana de la
e no se trata sólo de ~~e las
Iunhdad. y digo lllvaslOn;:ed~ndo nuestra percepclOn del
Salud Mental? Sin duda nunca como en estos tiempos el fu- I'Cpresentaclones estén d utonomía tal que la gran
cobra o una a
turo de la salud mental y la organización disciplinaria de Illundo; e11as h ~n. . a ni siquiera se preguntan acer-
sus cuidados dependen de los rumbos del Estado, de la con- tnliyoría de los mdiV1duosy están mirando. O simplemente
formación de 10 público y de la respuesta que la sociedad y en de la realidad de lo ~ued es lo que están viendo. La rea-
la cultura tengan para estas direcciones. Vamos a pregun- Interpretan que la realida . rta estética en la que las re-
tarnos ahora acerca de qué condiciones en la cultura actual IIdad se ha soldado a una ~led '. os a una captación de
. ás que m ucrrn . d J
y en los individuos han hecho posible este giro. \)resentaclOnes,
,
roa
d en en sus proplas
. tramas. Al decir e .-
. .' ., d
nquélla. nos se uc 1 do de una CIV1hzaclOne-
1\'.Lyotard: "La ~stéticales)eE:ao cultiva el placer de repre-
8ertada por sus ldeales ...
aentarlos".2 , . tivó el objetivismo moderno,
Todas las cntlcas que mo 1
París Galilée,
. L t d Moralités posmo d emes, '
1. Jean Fran~Olse yo ar ,
1991, pág. 199.
2. Ídem, pág. 200.

63
62
t~~bién en nuestro caso el que practicó la psiquiatría ~U&1II1,bitamos para inteligir las perspectivas de la Salud
~IVlsta, han perdido hoy su sustento: ya no preocupa el I y las orientaciones de sus prácticas, es preciso, aun
Jeto, ~hora. ha~ que pensar en esta potencia insospsch ...,... 11111" salvedades, que abordemos las formas actuales de
de lo imaginarío. A pesar de que los sufrimientos coti mnnción de la individualidad, la subjetividad que se
nos, l~s fatigas, la tristeza y las alegrías del amor, la dlll'll en estas formas de la cultura y los modos en que
cupación y el goce del cuerpo, sigan sosteniendo n .."1,, o] pensamiento y la acción práctica de los indi-
apego a la realidad. Los nuevos temas que invadieron tUIlI4.
dament~ la e.s~ena intelectual, y a través de los cuales
trata de inteligír lo que podríamos llamar esta nueva
de la real.idad actual, son "las puestas en escena", esa curio- 1. LA INDIVIDUALIDAD ACTUAL
sa capacídad de ~ontar situaciones que, al modo de los
rec~erdos encubndores, hacen ver a los espectadores una J~llonguaje constituye la relación social, al punto de que
reahda? cu!a !inalidad es mantener oculta otra; la "espee- UtI I'mlriamos imaginar a ésta sin la existencia de aquél. y
taculanzaclOn , notable manera de configurar ciertas reali- IIlu YIlZ el lenguaje no podría constituirse y funcionar sin la
d.ades como.meros espectáculos; la "simulación" y la míms- lI'illll neía efectiva y la acción del otro. Como lugar de la pri-
~lS generalíaada, que refleja un no novedoso deseo de los ,"'lI'lI uublimación requiere de esta presencia del otro para
individuos p~r la mas~fi~aci6n~ la hegemonía de los apara- HlIlr4Lltuir las creencias, las ideas, las significaciones, que
tos que pe~te~ sustituir las mteracciones personales por ti! ,,"nizarán la subjetividad individual en el mismo plano
una com~caclOn electrónica; y podríamos continuar la .11111 hace previsible la subjetividad del otro. El proceso de
enumera~ón con todo lo que refleja este giro de los indivi- ,,"rupiación de esta subjetividad, constitutiva de la indivi-
duos c~utIvados por el mundo de las imágenes -narcisismo 11111111 dad, tiene sus momentos clave en la infancia, como de-
hedo~:smo, autorreferencialismo, aislamiento, autocons~ I1lIIl4tróel psicoanálisis, pero no cesa nunca de sostenerse
truccion de la vida-. • 11 IIHarelación con el otro. El individuo es reconocido, nom-
Si~ duda, vivimos en una nueva cultura y asistimos a "I'"do, está en el habla del otro, antes de advenir a una
camb~os pro~undos en las formas de trato y vínculo social. 11I"oienciade sí. Lo cual hace que su experiencia de indivi-
Nos diferencia de otras épocas quizá sólo la velocidad inusi- ,ltmoión sólo pueda sostenerse en esta función de reconocí-
tada de estos cambios. Justamente éste debe hacernos pres- mlonto y decir del otro sobre SÍ. No es sustancia autónoma
tar especial atención a que nuestra perspectiva crítica so- 111110 "res social", y esta dependencia del decir del otro es lo
bz:e l.a cultura actual no se reduzca a la nostalgia por la '1UO genera la posibilidad de su clasificación en el ordena-
p.erdida .de un mundo que, no sé bien por qué, podría haber mlento social como de tal género, de tal origen, de tal gene-
SIdo mejor. No es fácil lograr esto dado que gran parte de rnoión. Su filiación e identidad provienen del decir de otro y
los hombres modernos hemos sido progresistas evidente- n-quieren del reconocimiento para su asunción individual.f
n:-e?~eporque creíamos (y algunos aún creemos) en las po- En los últimos años se ha puesto mucho énfasis en la pa-
slbilidade~ d~l.hombre de buscar racionalmente un hábitat lnbra y lo simbólico como productoras de la individualidad,
y ~a sociabilidad más plena y satisfactoria. Tampoco po-
dríamos s?stener ~oy un ideal de objetividad que rápida- 3. Un análisis más detallado del problema de la individualidad en re-
m:nte s~na reducido al de una perspectiva más, un modo IlIolóncon el enfermo mental fue realizado por mí en "Modernidad, indivi-
mas de interpretar, .un modo más de desear. Sin embargo, dunción y manicomios", incluido en el libro Políticas de Salud Mental,
como nos es rmprescmdible observar la realidad de la cultu- Huenos Aires, Lugar, 1994.

64 65
teoría que por otra parte se ha demostrado eficaz para
comprensión de ciertos fenómenos humanos. Pero no _11.11111. por ejemplo, apostó fuerteme~te ~ ~ue el cultivo
ra olvidarse que la primera forma de reconocimiento de 'lIfl~l'uprivada y la soberanía del mdlvl~uO sobre la
individualidad, de la separación y diferenciación del 'tll ae constituyeran en ideales normativos para el
bre respecto del grupo, está ligada a la institución social 111 de la sociedad. Su confianza en el mercado es se-
la propiedad y, a partir de ésta, la constitución de una ti. "" ideal de lo público reducido a una mer~ competen-
ra de 10privado. Esto es esencial para superar un nivel r'IM''¡'lda por el conjunto de individuos e~ 19uald~d de
generalización abstracta como la de "lo simbólico" y n. 11'111 y síntoma a la vez de la moral que instauró a ~o-
zar la complejidad de las singularidades históricas ,1 lII~derna al estructurarse por la división d~l trab~ti
(forma social, propiedad, rasgos de la cultura, etc.). Para r\"'(lIncno de la exclusión socialno es un aC~I?-ent~ e
experiencia moderna la individualidad no puede ser ~V'~""~- tU "11110 sino que está presente en la co~cep.clOn misma
da sin esta referencia, ya que la propiedad y la privacid '" ",dora pública: el mercado como constlt~tlvo de ~a ex-
caracterizan la cualificación que toma la individualidad en I "a de lo público permite la concurrencia de qUI~nes
los procesos históricos. y se trata, tanto en la propiedad co- , "lit 1
tl\" '1
In condiciones de participar en e , qUle~e
. s se inte' -
mo en la privacidad, de relaciones sociales, es decir, que so- '"" ndquieren el carácter de individuos y CIUdadanos,
lo se sostienen con referenCia a otros: tener lo que otro no I"IIIIIOM pretenden eXIS . tir al mar ge n de él o. simplemente
. .no
tiene o tener más, poder sustraer a la mirada del otro algu- lttlllCllI condiciones de participación, no existen m comodos
na parte de la vida personal. ,1Ivlduos ni como ciudadanos ..Debe~ entonces ser tr~ta 0i~
Un resultado de este anclaje de la individualidad en la '"11 11)público como masa indiferenciada, po~que se an s
propiedad y lo privado lo constituye la dicotomía entre las 1IIIIIIn por fuera del ideal normativo de la ~ocledad. .
esferas de lo público y lo privado, presentes en el ordena- 1,11 individualidad no puede pensarse sin su refe~encla a
miento de la realidad humana. Los individuos sólo pueden , blico Los cambios en una esfera son los cambios de la
representarse 10 propio y lo privado por referencia a la co- 11 II"IJ . . di id alis hanco
111111. En nuestro tiempo privacidad e m, Vl ,u d fO , divi~
munidad, lo público, de la cual depende la legitimación de IlIlItio un sentido positivo en la expenenc~a ~, os m
lo político y el establecimiento de la norma jurídica. La pro- I contiormando una utopía de realización personal
I IIIIH, Y van , 1 El ' .t d 1
piedad y la privacidad son para el individuo la esfera de su 1"11' fuera, con indiferencia, del conjunt.o s.ocIa , ~XI?d e
dominio y la condición de su libertad, mientras que lo pro- uulividuo ya no está ligado al reconoclmlen~o en a VI a y
pio de la comunidad y de la esfera pública se constituye co- 1.. ,. intercambios con los otros sino que consiste ~n l~~~a
mo necesidad y limitación a la autonomía de los individuos. "" rmación personal, La denominada caída, de o ~u lCO,
Desde siempre se trata de dos esferas de competencia, mu- ourno rasgo diis tiIntiIVo de la actual moderrudad, detiene la i disu
tuamente amenazadas: el crecimiento de los valores de la rorrelato en esta forma exacerbada de los valores e a m 1-
individualidad (propiedad, privacidad, autonomía, libertad) vldualidad que llamamos individualismo. El problema c~n~
amenaza con la eliminación de la necesidad comunitaria; el "Ilite para la experiencia personal, en que el proceso ~e ~
desarrollo de lo público (regulaciones sobre los individuos, rlividuación, como hemos visto, depende enteramente e ~s
la propiedad, la solidaridad, las obligaciones con el conjun- Istemas de reconocimiento y trato del otro, por lo que a
to, etc.) es vivenciado Como ataques a las libertades indivi- "ILusiónde esta realización person al no pu ede más que llevar , di
duales y al respeto mismo de la individualidad. Las pro- Id individuo justamente a una pérdida de l~s rasgo~ ~e.m -
puestas políticas de los reformadores sociales quedan vidualidad. Es entonces que el individu~hsmo ?oslbilita la
habitualmente ligadas a uno de los polos que señalo. Elli- masificación. En la afirmación de la singularidad de sus
rasgos individuales padece el aislamiento y se lanza a una

66
67
mímesis con los otros de quienes imagina poseen las propie- .."" ..'" para convertirlo en estandarte público: (La re~ela-
dades que otorgan individualidad y reconocimiento: lo que de vidas privadas es utilizada en los medios de divul-
logra no es más que alienarse en los rasgos comunes de la IÓIIpúblicos como verdadera estrategia de publicidad.)
propiedad de objetos, consumos, modas, turismo, etcétera. IIndividuo actual no parece semejante a aquel que busca-
. ~~ conj.unto de fenómenos ha modificado los rasgos de la ,1 clclsarrollo individual al abrigo y bajo la protección de
mdiVIduahdad. El desarrollo del individualismo como valor ,'tlvMidad; por el contrario, .mue~tra. públi;a_mente. sus
so~ial y la polariz!ción de la vida entre ámbitos públicos y I,,"M narcisistas, se muestra insolidarío y debil, no tiene
pnvados, acompañados por el auge de la valoración del con- n. ultades en hacer público su descreimiento y temor, y
sumo de objetos, fueron llevando a que lo público perdiera UtI 14118 extravagancias o rasgos perversos. Cuenta sin du-
fuert~mente los rasgos de la solidaridad y la cooperación, •• IItI otros individuos que reconocen en esa actitud un
del disfrute del valor del reconocimiento y la mirada de los t.rt.o valor.
otros, para ser vivenciado como el lugar de la masa indife- NI liberalismo nos ha acostumbrado a creer que los valo-
renciada, p~iv~da de !os .rasgos del consumo y el éxito per- , .. cllll individualismo y la privacidad son producidos y de-
sonal. L? publico .se significa con frecuencia por la pobreza, .,m'Clllados por los mismos individuos, con independencia
la necesidad, la VIolencia, la incapacidad. En mucho contri- di Itm procesos sociales históricos. Sin embargo, observe-
buyó la pérdida de la utopía de la revolución como moral de 1111111 que la individualidad sólo puede conformarse en la ex-
realización colectiva, la que generaba el ideal de transfor- '"'1 loncia de las relaciones con el conjunto, n~cesarias para
mación para todos los individuos y también como tarea del "" rmar una diferenciación y un margen de libertad per~o-
conjunto social '.A esto sig~ió un creciente desinterés por nnl, Tndividualidad y libertad tienen solamente el sentido
las transformacIOnes colectivas, relajándose los valores de Ilu una mayor autonomía de lo social, por lo cual es la con-
la solidaridad y la cooperación desligada de los intereses in- funnación de lo social y su funcionamiento lo que posibilita
dividuales. No porque el mundo y la sociedad no se sigan y 11.11\ las condiciones de la individualidad. A tal punto las
trans!ormando; todo lo contrario, ya que los procesos de 'flndiciones de la libertad individual y la autonomía depen-
C~blO son profundos y veloces como nunca, sino que el in- tlclll del conjunto social que justamente se observa en la
dI,:duo se ~Iente ajeno a las transformaciones reales que vnln de las grandes ciudades, en las que los procesos in-
~stan ocurnendo. La moral colectiva que se generaba en las le rpersonales son más dificultosos o anónimos, que el indi-
ideologías del cambio social fue dando paso a un escepticis- vuluo encuentra dificultades en la diferenciación de una
mo, que muchos han asumido como si se tratara de un sano "mñunidad con la que mantiene relaciones escasas, pade-
~ea!i~mo. ~l éxito, ligado en la experiencia burguesa de la I londo el aislamiento y viendo reducidas sus posibilidades
indívídualídad a la participación en la comunidad, a un IIu ra un ejercicio real de la libertad que requiere de la per-
des~a~arse en la esfera de lo público, a una estabilidad t!l)l)ificacióndel oponente.
familiar y laboral, se ha ido convirtiendo en una medida Durkheim, para quien la vida colectiva se opone a la in-
per.sonalizad~, más ligada al sentimiento personal que a la dlvidualidad, pensaba que la vida psíquica constituía lo
acción en SOCIedad.¿Se podrá seguir hablando de las "virtu- [nexpugnable del individuo, valiéndose para esta af!rma-
des públicas" de algún ciudadano? (¡Ión del argumento de que la vida psíquica, por muy inten-
La privacidad ha sido un valor central en el sosteni- HU que sea la vida social, sería siempre si~gular, pro?i~ de
miento de la individualidad burguesa, pero el individualis- cada individuo. Formada por "representaciones, sentimien-
mo moderno ha vuelto más bien sobre la valoración de la tos y tendencias relacionados con el organism~ y co~ los
propiedad, invirtiendo en muchos casos el concepto de pri- listadosdel organismo;es el mundo de las sensaciones inter-

68 69
nas y externas y de los movimientos que a ellas están • _"' rollo capitalista avanzado, toma toda su fuerza en
tamente ligados. Esta base primera de toda indioiduoltda _111 Imlud, en esta nueva cultura, en la que ya no se tra-
~sinalienable y no depende del estado social."4 Esta tesis 111 dI! las especializaciones que produjo el trabajo tecno-
rmpregnado las teorías sociológicas a lo largo de nuestro ,111 In industria sino que ha invadido todas las dimen-
glo. En contraposición a estas ideas, Freud mostró la cllíl hacer del hombre, fragmentándolo en ámbitos
dad de.est.a .oposi~ión clásica entre individuo y sociedad, , tal como lo muestra el modo de vida en la gran
que la rndiVldualidad y el lazo social se constituyen '''u. &LL....
I 1~8asdos figuras notorias con las que Simmel defi-
mente. Recordemos que para Freud la oposición se "O',aU.l. etll\lIicionamiento de la individualidad ("el puente", que
ce ~nt:e. dos modalidades del lazo social yel funci mlle unir dos orillas a la vez que mantenerlas separa-
~o mdI~~ual: aquella de una individuación lograda en " V "tu puerta", aquello que establece una frontera entre
rntegraclOn del lazo social y la apropiación de la cultura Ihlllllbl'e y su entorno, que permite que sea franqueada en
la subjetividad singular ("actos psíquicos sociales") I ,11111 Mentidos) están hoy impedidas. El individuo actual
la exacerbación narcisística de la diferencia con fallas 11 111'10 puentes, no puede mantener diferenciación con lo
laz~ ,social y p~rdida de la autonomía indi~idual por 1111111 ya que su masificación lo confunde y aliena con el
p.aslO~ desll_ledida por el propio yo C'actos psíquicos ,,1111'1:0, y su puerta está impedida, ya no articula su espa-
sístas ). y bien, esta tesis parece hoy más que nunca confir- 1,.
In toríor y lo que esta fuera de sí, ya no tiene libertad de
mada cuando observamos justamente este retiro narcísístí- ,.1111,'111 o cerrarla, sufriendo una cerrazón, un aislamiento
co s~bre el propio yo, el aislamiento de los individuos" la ti 111" fuerte que lo sitúa en relación con una pared divisoria:
pérdida de las forma.s ~l~sicas de sociabilidad, el despliegue IlIlpe,(lidoo indiferente de actuar sobre lo social, se vuelca a
de ~odelos de sensIbIlIdad masivos transmitidos por los 111111 ficción creciente sobre sí mismo."
m~dlOs de comunicación. La esfera de lo personal, tan am- 110 cierto es que la vida social ha cambiado, y con ella los
pliame~te potenciada en la actualidad, no parece haber Individuos. La vida comunitaria de las sociedades más ele-
conduCId? a un mayor de~arrollo de la individualidad y la IIlfIlltales(la aldea, el barrio en la ciudad) descansaba sobre
a~t_onorrua;por el contrarIO, esta potenciación cursa con in- vtnnulos organizados sobre la base de alguna tarea común y
diVIduos masificados, crecientemente dificultados en el de- IIc,lIdaria. Sólo la vida psíquica, las emociones, los afectos,
sarrollo de la identidad, y con un radio de acción cada vez ,,1'IJ.Cularizabanal individuo, constituyendo su ámbito de in-
más delimitado por los poderes globales. umidad. El individuo de la gran ciudad actual, cuyo mode-
. MIentras la "cultura objetiva", según G. Simmals (es de- 1.. do vida se extendió e impuso en todas las áreas, mantie-
CIr I_a pr?ducción técnica de objetos, los productos del arte y '111 una mayor distancia con el grupo social, un anonimato
l~ CIenCIa, etc.) ha c:ecido enormemente y se difunde por IlIILre el conjunto, con la apariencia de una mayor separa-
vía .del consumo masivo, la "cultura subjetiva" (aquella que dún de lo personal. Algunos sueñan con la idea de que una
ennquece .a cada individuo, el hombre "culto") se empobre- nconomía monetaria como equivalente para todos los inter-
ce, se maSIfica, se hace puro espectáculo. Aquella "tragedia unmbíos, y el mercado mismo como lugar de relaciones au-
de la cultura" que Simmel vislumbraba en los comienzos i,ÓJ1omase igualitarias iban a potenciar las singularidades

6. El mismo Simmel señalaba: "Es esencial para el hombre, en lo más


4. E. Durkheím, De la diuision du trauail social París Gallimard profundo, el hecho de que él mismo se ponga una frontera, pero con Iiber-
pág. 175, 1973. ",
tlHd, esto es, de modo que también pueda superar nuevamente esa frente-
5. G. Simmel, La filosofía del dinero, Barcelona, Península, 1987. "H, situarse más allá de ella". (El individuo y la libertad, pág. 30.)

70 71
POl'I'1OJ.ales, las capacidades individuales, la autonomía y la .lI1cación a que son sometidos los individuos institucionali-
llbertad. Pero lo que estamos observando no es precisamen- ,,,dos. Como he señalado en un texto anterior, "Al individuo
Ce este esperado triunfo de la libertad del individuo, sino un hlfltitucionalizado nada le es permitido conservar como pro-
mayor sometimiento, más desconcierto, más angustia por pludad o reconocida ésta como jerarquización; su circula-
la existencia, más constricción, más temor por la vida y el "'c'lncontrolada y la exigencia de hablar ya que todo trato
futuro, más insolidaridad, más soledad. La creación de una n-quiere de esta renuncia a la privacidad; intimidad impe-
mayor independencia de lo social, que prometía la vida de .lIda (el baño sin puertas, las puertas sin su control, las
la gran ciudad, no generó una subjetividad más rica, sino ñmcíones corporales a la vista, el baño en común, etc.) y la
por el contrario su empobrecimiento al parcializar y frag- 1,61'didade su singularidad como individuo (desde. el núme-
mentar su relación con la cultura y con los otros, a la par 111 o el diagnóstico que reemplaza al nombre propio, la pér-
que la esperada igualdad sólo derivó en una masificación e dlda de derechos individuales, etc.)."
indiferencia por las desigualdades reales. Este individuo En el actual proceso de la cultura se pierden, como he-
expresa y contiene en su subjetividad todas las contradic- 1II0S visto, aspectos esenciales de la individualidad por la
ciones que el funcionamiento social actual ha creado. masificación como se alteran a su vez los criterios de lo ín-
Observemos esto desde las formas actuales de relación t.lmo.El cue~o exhibido, constituido en objeto público y pu-
de los individuos con la intimidad. La existencia para la in- hlicitado como el uso público de la intimidad de los líderes
dividualidad de un "interior" subjetivo, creativo, propio de y personajes destacados, muestran a este individuo exhibi-
la singularidad de cada uno, se constituye a partir del ám- do (que ya no es el exhibicionismo perverso, como lo fuera
bito de lo privado. La intimidad, ligada al ocultamiento del pnra la cultura burguesa, dado que los valores.s.on otros)
cuerpo, del sexo y las funciones corporales, requiere de la corno despojado de su intimidad, dispuesto a utilizarla co-
aceptación de la privacidad. Tanto la individualidad bur- 1110 un objeto más de sus intercambios públicos. Pero este
guesa como la aceptación de la privacidad y una esfera de proceso es posible porque la dimensión s.ubjetiv.a del víncu:
lo íntimo son condiciones de la sociabilidad." Observemos a lo se opone crecientemente a su dimensión SOCIal.Como SI
modo de ejemplo, cómo esta relación entre propiedad, pri- 1" necesidad del individuo de relacionarse en sociedad, que
vacidad e intimidad, que resulta esencial para la indivi- obligaba a la preservación de la intimidad, hubiera dado
dualidad y el funcionamiento social, es alterada en las ins- paso a la afirmación de una subjeti.vidad ind~ferenciada,
tituciones de encierro (manicomios, cárceles, hogares de Lransformada en valor de intercambio. El sentido de lo co-
menores, etc.), en las cuales la uniformidad de vestimenta lectívo para esta subjetividad termina siendo la afin:na~ión
el impedimento de la propiedad de objetos y la realizaciód pura de la propia subjetividad. y ésta es uno de los indica-
de las funciones corporales a la vista son muestra de la ma- dores del individualismo actual.
R. Sennett ha señalado a la "ideología de la intimidad
nctual" dominante como una dimensión psicoterapéutica de
7. El psicoanálisis se ocupó exhaustivamente de pensar lo íntimo. La la sociedad: el develamiento, la desnudez, la transparencia
idea de.un. yo como representación de la superficie corporal y lugar de in- liS insertan en un mostrar la intimidad a un otro (amante,
termediacíón entre el exterior y el interior del aparato mental (cap. 1 de
Umigo, psicoanalista) que escucha la confesión y del cual se
El yo y el ello) no es ajena a la idea de Simmel con la "puerta". Las nota-
bles observaciones de Freud sobre el papel que desempeñan las funciones
corporales en la organización de la geografía er6gena y en las formas de
vínculo con el objeto, muestran a la vez la constitución de lo íntimo por la 8. E. Galende, "Modernidad, individuación y manicomios", en Polüi-
inscripción de una alteridad normativa. l'n8 de la Salud Mental, Buenos Aires, Lugar, 1994.

72 73
e~pera el prop!o confort, la liberación del peso de lo íntima. letl'l,Q a los otros de trato y sociedad en enemigos, tal como
~Ice. Sennett: Podemos recordar fácilmente a aquellos indio lit observa en los grupos identitarios (de raza, religión, mís-
~idu_os~ue son incivilizados en estos términos: son aquellos IIt'UM, etc.). El miedo, la inhibición, el halo sensitivo-para-
am_zg.osque necesitan que los demás accedan a los traumas noide el descreimiento o la desconfianza, impregnan la
~otzd~anos de sus propias vidas, quienes demuestran poco luhJotividad de estos individuos en sus comport~mien:os
interés en los demás salvo el tomarlos como oídos para vol. .uc'lales. Al decir de H. Lasch, quien ya hace qumce anos
car en ellos sus confesiones=v El imperativo de la autentici- "ltll'ló sobre el crecimiento del narcisismo social en la socie-
dad, con la qu~ frecuentemente estos individuos argumen- ,llIeInorteamericana: "Nuestra sociedad, lejos de fomentar
tan. sus conf~sIones (es decir, el deseo de ser auténtico, no ,,, oida privada a expensas de la vida pública, ha conuerti-
C?pIa ~e nadie, y que no debe confundirse con el valor de la ,/11 las amistades profundas y duraderas, las relaciones
smcez;da?, muy en mengua hoy), no representa más que ,,"lm'osas y los matrimonios estables en algo más y más di-
~na perdIda. de ~a distancia con el otro, una indiferencia- I't',l de alcanzar. Las relaciones personales se han ido trans-
ción de la privacidad, Se trata del mismo proceso observa- 'firmando en un combate continuo".10
~le e~ los comp?~tamientos pasionales, en los que el decir
todo es expresión d.e un apoderarse del otro, opuesto a los
valores de respeto, distancia, cooperación o solidaridad, va- 2. DE LA NUEVA CULTURA DEL AMOR
lore~ que requieren de la discreción y la ternura. Quizá con
la dIferencIa. respecto de las pasiones tradicionales (de La investigación de la subjetividad consiste básicamente
am~r y de OdIOpor el otro) en que estas formas expresan 1'11 la interrogación de los sentidos, las significaciones y los
hab~t~almente una pasión por el propio yo, ya que el reco- vnlores, éticos y morales, que produce una determinada
nocm~lento por el otro y del otro se funda siempre en las cultura, su forma de apropiación por los individuos y la
cuestiones personales (narcisísticas). Lo que importa final- urlentación-que efectúan sobre sus acciones prácticas. No
«xtste una subjetividad que pueda aislarse de la cultura y
mente e propio, la emoción o la simple afirm aCIOn
d ,. es el afecto
« e SI IDlS~O. omo señalaba Ortega y Gasset respecto a la
.,
1,I vida social, ni tampoco existe una cultura que pueda ais-
personalidad del refugiado", estos individuos necesitan de- lnrse de la subjetividad que la sostiene. Esta mutua deter-
sesp~ra~amente de los demás, pero sólo para afirmar la minación -en verdad, mutua producción- debe ser nuestro
conciencia de su propia existencia y su valía. punto de arranque, ya que la subjetividad es cultura singu-
Estas fon;nas nueva~ de una intimidad exhibida y utili- 111 rizada tanto como la cultura es subjetividad (objetivada
z~d~~desactiva a lo SOCIaly sus requerimientos de diferen- un los productos de la cultura, las formas de intercambio y
ClaCIOne~tre ~opúblico y lo privado. Lo social es supuesto lus relaciones sociales concretas que la sostienen, pero tam-
como:m amblt? u~~ersonal, frío y alienante, de intereses hién en las significaciones y los sentidos que organizan la
ma~en~es. El individuo se forja, frente a ello, de un ideal producción cultural).
de lde~tIdad construido defensivamente, en una singulari- Esto mismo crea problemas para definir en este campo
dad crispada, ~firmando su intimidad al precio de entregar- In pertinencia de lo psicológico y de lo social, ya que las hi-
la como un objeto más de intercambio. Esta identidad con- pétesis desarrolladas desde la perspectiva de lo psíquico
tienen alcance sociológico, lo mismo que las hipótesis socio-

9. R. Sennett, El declive del hombre público Barcelona Península


pág. 328, 1987. '" 10. H. Lasch, "The Culture ofNarcissismus", pág. 69.

74 75
léglcaa no pueden prescindir de la subjetividad puesta rur y la posibilidad de la satisfacción. El amor "patológico",
Juego. Ya a Freud se le planteaba esta cuestión cuando 1.111 ligado a las formas extremas de la pasión, hace de esta
tomar a la represión como uno de los conceptos '"'''~U.'''''~lC''' di pendencia una expresión simbiótica y alienante por la
para .su teoría del inconsciente, no podía dejar de señalar Icloalización desmedida del objeto. Por el contrario, la ter-
su origen en la existencia social de la misma. Formulo estas nura, que sólo es posible por la existencia de la castra~ón y
salvedades de un modo sintético para evitar el prejuicio fre- In conservación de una diferenciación con el otro (el objeto),
cuen~e, de acotar las hipótesis del psicoanálisis, en el cual .u opone a la pasión, siempre paranoica o melancólica, q~e
me SltUO,a una esfera de lo individual, como si lo sociológi- rt niega de toda pérdida (castración) y resist:e l~ ~ere~cla.
co fw::ra lo ge~eral. Ambos, psicología y sociología definen leste esquema freudiano sobre el amor, a rm criterio, SIgue
su obJeto.y lo singular y general de éste, para abordarlo con "iondo válido, pero ya no explica totalmente las formas ac-
pers~e.c~lva.s propias. Nos autoriza a pensar desde el psi- Luales de la relación amorosa. Sabemos del crecimiento del
CO~~lSIS CIertos existentas sociales (sin hacer de esto una número de individuos para quienes la dependencia del obje-
PO~ICI?ndogmática) el hecho de constituir la exploración 1,0, lejos de ser un mal a soportar, se constit~ye ~,n.un fin
mas nguros~ de la subjetividad e individualidad burguesa pulsional. Pero ya no buscan en las formas simbióticas de
de nuestro sIgI~.,Y está ~laro desde el inicio que el proble- In relación con el otro su satisfacción sino en objetos capa ...
ma de la represión y del Inconsciente reprimido no consiste oos de satisfacer estas formas de dependencia. No sólo las
e~ uz: .problema de la naturaleza sino del ordenamiento drogas (de las llamadas drogodependencias) si~o también
slI~bohco y de los procesos en que se desenvuelven las re- c n otras personas o actividades con las que mantienen rela-
laclOne~ entre indi~duos de una cultura y de una época clones adictivas. A diferencia del objeto de amor clásico,
dete~mada. Lo mismo puede decirse de otros conceptos que hacía de soporte a la idealización y a las historias libi-
esenciales como superyó, ideal del yo, censura, el asesinato dlnales del sujeto, se trata de objetos totales que encarnan
d.e}padre y la horda primitiva como teoría de la constitu- un ideal del yo actual, sin historia. . .
cion del pact? social, la teoría del conflicto, etc. Dentro de Observamos en la vida amorosa actual de muchos indi-
e~t~ perspe~tiv: resulta útil la construcción de "indicadores viduos que la dependencia excesiva del ser amado pasa a
clínicos SOCiales, ya que ciertos fenómenos de la vida social lIoruna desarticulación y disociación progresiva del vínculo,
p~ecen ten~r. ~a misma organización que un síntoma psí- por vía del clivaje que producen .en_tre su se~ali?ad y el
qUICO,permItIendonos analizar rasgos dominantes de la nmor, La sexualidad se hace adictiva pero disociada del
cultura actual. Uno de ellos es el amor. umor, El amor tierno, en otros, empobrece (o desmerece) la
E~ el camino de la búsqueda de la felicidad Freud seña- sexualidad. Podríamos pensar que se trata de la experien-
la?a e~ a~~r genital, sexual, en una doble vertiente: per- cia emocional de algunos individuos, y estaríamos en lo
mite al individuo la satisfacción del instinto y del deseo a la cierto. Pero ocurre que se trata a la vez de un modelo de
vez q~e gene~a una dependencia penosa del objeto de amor. ~onsibilidad que constantemente se promueve desde el cine
El sujeto resiste esta dependencia que perturba la búsque- y la televisión. Solapadamente ha"sid? aceptado si? .r~fle-
da de. su satisfacción plena. El amor "sano" situaría a esta xién alguna y constituye "un dato mas de la sensibilidad
dependencia en niveles que no alterasen el dominio del pla- de muchos. y estamosya frente a un nuevo clivaje, más
problemático aún, entre la sex~idad y layroc~:ación. La
existencia de determinadas técnicas de fertilización han po-
1~. s. ~r~ud, El malestar en la cultura, Obras Completas, tomo III sibilitado la reproducción humana por fuera de los cir~ui~os
Madrid, Biblioteca Nueva, 1968. ' del amor y la sexualidad, impactando con una conflictíva

76 77
lI()toriamente d~creci:nte a quienes se acercan a estas bús-
quedas. En vanos ~aIses se ha planteado la posibilidad le- nlección de objeto, comprendiendo a estas modalidades de
gal de proc:ear y cuidar la cría con prescindencia del proge- I j lación con el otro como determinadas y determinantes del
ru~or. Es sm du~a en estos nuevos enfoques que se hace Iuconsciente reprimido, de la historia libidinal del sujeto, de
eVldent~ un SOCIalque da consenso y sustento a esta su- "118 deseos y montantes pulsionales, Los instintos son desde
puesta mdependencia y libertad respecto del otro q 1111 comienzo "trabajados" por la exigencia de representa-
otr ti harí , ue en
. os iempos nos. arra evidente un matiz perverso. Ges- 1'16ny ésta es también desde el comienzo tensionada desde
tión sOCl.alperve~sa de lo genital y del amor, en nombre de 1,1 exigencia de ser representación de palabra, es decir insti-
la~ técn~cas que mvaden todos los registros de la vida al tuyente de la simbólica social. Recordemos que la "expe-
n;tIsmo tiempo qu~ también lo social gestiona la depend~n- riencia de satisfacción" consiste justamente en la transfor-
CIaperversa de objetos adictivos en que los sujetos deterio- mación de las intensidades y cantidades de excitación en
rados se recluyen: consumo desesperado de objetos diet "cualidades" de representación (de un modo genérico de la
drog~s de todo tipo, viajes, etc. El problema no es e'nton:es; "identidad de percepción" hacia la "identidad de pensa-
sencillo: las formas clásicas burguesas del miento"). Por lo mismo, no se trata de modalidades presen-
b " amor parecen
empo re~erse e~ beneficio de otras formas de uso y consu- tos s6lo en los momentos de constitución del funcionamien-
mo de obJ~tos d~versos, con "maravillosos" efectos hipnóti- to mental, sino que cabe entenderlo como un dispositivo
cos y alucmatonos (algo propio del amor intenso) permanente de la sociabilidad del instinto, de la exigencia
cuand '. , que aun
"h o parecen trracíonalas tienden a rellenar todo lo que do transformación de las cantidades eróticas y agresivas en
ace falta". para vivir, creando los deseos que el mismo rualidades de representaciones verbales. El aparato psíqui-
conalsumosatisface: ¿Cómo se vincula esto con los rasgos ac-
t u es del lazo SOCIal?
,'o que Freud conceptualizó trabaja en la transformación de
lns cantidades de excitación en cualidades de representa-
~a so~iolOgía actual ha ido aceptando la noción de lazo 1'16n,para procurar la satisfacción de la tensión de necesi-
social, VInculado a la teoría psicoanalítica de enlace libidi- rlud (del deseo, del instinto, de la necesidad y del anhelo).
nal, para d.ar cuenta de un aspecto clave de la constitución ,.n otro, en todos sus sentidos, es condición para que estos
:e lo cole~tIvo y las instituciones, entendiendo como isom6r- procesos se cumplan. Podemos explorarlo en las formas de
. cos los VInculos sociales con aquellos de la famili 1" luzo social que instituya (vínculos filiales, pareja, grupos,
ja la amist d íbílí a, a pare-
'" a ,POSI 1 ítando pensar una sociabilidad "en ge- utc.), pero sabemos a la vez que se trata de una condición
neral '.Est?s vínculos también conforman instituciones con pura el funcionamiento del psiquismo.
~oder msb~uyente de valores, modelos de sensibilid~d y De esto se desprende que sea posible trasladar a la com-
. o~-,:,ortamIento, y por lo mismo productoras de cierta sub- prensión de los diversos vínculos la exigencia metapsicoló-
jetividad ..Ahora bien, lo que posibilita ese isomorfismo es el j.(lcafreudiana: económica, ya que están en juego intensida-
~or, al que encontraremos como basamento de toda rela- dos en las que el otro es a la vez "causa" de excitación y
CIOn.Estamos e.n la senda freudiana del Eros, pero no al "objeto" de satisfación; dinámica, porque el conflicto subya-
modo especulatIvo de un principio general sino al d rente entre la búsqueda de satisfación libidinal y las defen-
concreto de íntelígir lo que constituye la tendencia hu.::Zn~ "H8 incorporan siempre al otro del vínculo en las formas de
en todos los tiempos a unirse a otro bajo diversas formas vivenciar y manifestar el conflicto; tópicas, ya que el otro se
en las que se expresarán siempre la subietividad q ti ' fiituará siempre en relación con algunos de los sistemas del
M 'ul J ~~.
.esos~? ~s y la cultura epocal que la produce. En el nparato mental (ideal del yo, superyó, yo, inconsciente
pSIcoanalISIs dIferenciamos lazo social, relación de objeto, "oprimido). El mismo vínculo de la relación analítica, que
posibilita la exploración del funcionamiento subjetivo, se

78
79
sostiene justamente en la "transferencia", que es en esencia mo al propio yo. Se trata de una economía psíquica ruin~sa,
transferencia de amor. No amor equivocado en sus direccio- yn que el yo se "despoja" de libido que "entrega" al objeto
nes sino amor verdadero, al que consideramos una condi- tunado (en esto consiste la entrega amorosa), esperando re-
ción necesaria para operar desde este vínculo alguna trans- uuperarla como posesión de aquél. Este narci~ismo "tri~-
formación del síntoma subjetivo. liI" cuando se hacen presentes sus consecuenCIas: los sufri-
Sabemos que no hay una oposición pura y simple entre mientos de la dependencia extrema, el dolor y la desdicha
~arci~ismo y objetalidad, ni entre libido del yo y libido de oh- que el otro "causa". ¡Extraña servidumbre ~~luntaria que
jeto. Esta se ~ace objetal o narcisista según el objeto que in- ,1( contrae con el objeto de amor! Y es también por el lado

VIste (al propio yo u otro objeto) es decir que será horno- o 110esta servidumbre que el poder y la dominación se insta-
~eter.osexual según invista a un objeto en el registro de la lnn en la experiencia amorosa. Se goza y se sufre por ~l.
Identidad o en el de la diferencia. Es quizás uno de los cam- Observemos que desde esta perspectiva surge un pasaje,
bios fundamentales que introdujo la noción de narcisismo en una relación estrecha, una continuidad.jpodría decirse, en-
nuestra comprensión de la sexualidad humana. 12 Hasta es- 11'0 la dominancia del narcisismo, la mujer como represen-
te texto la libido designaba estrictamente la energía sexual tnción de esta idealización extrema, y la llegada de la lucha
como deseo de investir y satisfacerse con un objeto. Se tra- untre los sexos. Es la lucha de Narciso y la imagen, yes
~aba siempre de una sexualidad "buena", ya que servía a los una lucha en la cual la diferencia se resuelve en beneficio
intereses de la satisfacción. A partir de aquí la libido narci- do la identidad. Se trata de una lucha "a muerte" con el
sista implica que el yo es también objeto para la sexualidad litro, al que se intenta suprimir para eliminar una diferen-
abriendo el problema de pensar en una sexualidad "mala". da insoportable. Si el individuo "triunfa" se quedará con su
que no busca satisfacción en el objeto exterior y diferente si- Identidad intacta y sin fisuras, solo y aislado, expuesto co-
no en el propio yo o en objetos idénticos a él, o aun convertir 1110 nunca a la necesidad imperiosa del otro que se ha hecho
al placer en un goce del dolor, como se mostrará con relación Imposible. Hegel lo había señalado ya con ~elaci?n ~ la con-
a las formas del masoquismo. Esta condición de una sexua- l,jonciaI3 y, en verdad, este modelo de la alienación impreg-
lidad "mala", narcisística, estará presente en todo investi- liÓ toda la concepción romántica del amor sobre la cual
miento objetal, haciendo que el objeto no sea nunca para el 1(1,.eud pensó la relación pasional.
yo una objetalidad pura. Es preciso entonces contar con que La diferencia entre los sexos no es precisamente la clave
en el problema del amor el narcisismo es esencial y domi- Ilo1 amor, ni podría hacerse sobre ella una tipología d~ la.
nante sobre la sexualidad, relación que, cuando se postula olocción de objeto. El amor de la mujer, que Freud vm~o al
hoy un crecimiento del narcisismo social, no siempre es teni- lipo de elección narcisista, no es diferente en lo asencial de
da en cuenta. Observemos entonces los destinos de la pasión 11\8posibilidades de amor del hombre. Pie~so que el~a ama
amorosa para abrirnos camino en la comprensión de su fe- tll hombre en el mismo registro de necesidad que tiene el
nomenología actual. hombre de amar y ser amado. No es la diferencia de sexos
El amor pasional, que siempre y equivocadamente se 141que decide las formas del amor, ya que, según creo, no
atribuye al hombre, es un amor desgraciado. La desgracia I xiste una diferencia que sea esencial entre los modos de
parte de que se trata de un amor de sí, ya que el enamora-
do ama a la imagen narcisista que la mujer representa co-
13. En la Fenomenología, véase sobre todo el capítulo titulado "Ind~
Ilondencia y dependencia de la conciencia de sí; dominación y servi-
12. S. Freud, "Introducción del narcisismo", ob. cit., tomo I. dumbre".

80 81
elecció~ de hombres y mujeres, ya que se pasa fácilmente Narciso. Ahora bien, como la experiencia muestra que nin-
de un tipo a otro de elección, por apoyo o narcisística en guno de los componentes de la pareja acepta compartir esta
ambo.s. TaI?Poco puede decirse que es el amor el qu~ ha dimensión narcisista, lo cual la haría de algún modo "im-
cambIa.do s~o más bien los modos de relación entre las per- perfecta", la pareja narcisista es siempre inestable, tiende
sonas, I?~lUldas las relaciones de pareja. En cuanto a esto, 111desequilibrio y la agresividad. Nuestro problema es ver
las posI~lOnes del hOI??re y la mujer son simétricas, por cómo, sobre la base de este narcisismo fundante del amor y
efe~~omismo del narcisrsmn que constituye a ambos en re- del lazo social, se construye la diferencia que permite la
Iación con el amor. Cada uno "se ama" en el otro, cada uno construcción de vínculos de pareja, de amistad, sociales. Pa-
especu~a sobre el amor del otro, sus incertidumbres ignoran Ila ello es preciso interrogarse sobre el amor en la constitu-
el espejo que condicion~ y distorsiona la imagen, sobre todo olón del lazo social.
en cuan~o a la percepción del otro como un otro y a la vez Freud sostiene-" la hipótesis según la cual las relaciones
un semejante. El amor en sí no produce diferencia de sexos' de amor (Liebesbezie) o, empleando una expresión equiva-
po: el.contrario, regido por la búsqueda de identidad tiend~ lente, los "lazos afectivos" forman "la esencia del alma de la
mas bien a neutralizar esta diferencia. En su paroxismo co- masa". El lazo amoroso y libidinal, el sentimiento, el afecto
mo Freud lo mostro.v el amor responde a una homosexualí- y la sexualidad, forman parte de esta misma hipótesis. Es
da~ fundamental, la misma que está presente en la constí- decir que el lazo social está incluido en la perspectiva freu-
tucI~n. del lazo social. Toda elección de objeto implica al diana del pansexualismo. El término "lazos afectivos" (Ge-
narcisismo, como todo lazo social implica a la libido homose- [uhlsbindung), y particularmente el de ligadura (Bindung)
xual, en un proceso en el cual la diferencia (entre sexos en- que forma parte del anterior, por la amplitud que toman a
tre. yo-no.~~, entre los semejantes) se logra en conflicto' con pnrtir del texto de 1920,16 son reveladores de esta com-
l~ lmpo~lclon de la identidad que anhela el narcisismo. La prensión amplia de la sexualidad en la constitución de todo
diferencia hombre-mujer permite analizar la problemática vínculo humano. Desde la ligadura de la energía sexual a
del amor, pe~o no.resulta la más apta para ello, porque rápi- Ilu:I representaciones verbales hasta la formación del colecti-
damente se implica con la diferencia objetalidad-narcisis- VII social, se trataría del mismo dominio de Eros. Constituye
mo, lo cual resulta equivocado. Quizás inversamente el una de las funciones más primarias del aparato psíquico la
amor en el lazo social permita sí, en un segundo tiempo, do ligar los montantes de excitación a representaciones, lue-
c?~pren~e~ l~ naturaleza del amor entre los sexos. Las po- NO a las uniones sociales más complejas, a fin de asegurar el
s~clO~esh?Idmales del hombre y la mujer son, en lo esen- rlnminio del principio del placer. Además de esta función de
cIal,.ldéntIcas, dado que la libido del yo y la libido objetal lltl,adura, al llevar al individuo a la formación de unidades
son mseparables. Esta es, para mí, la conclusión más irn- IIIt'lS complejas, permite la fusión del instinto de muerte (To-
port~~te de la introducción del narcisismo. No existe un "j'~trieb) que, por oposición, constituye una verdadera fuer-
nar.clSIs?IOque no s~a. objetal ni una relación de objeto que ~II de des-ligadura (Entbindung) y de reducción de toda al-
no implique al narcI~Is.mo. El narcisismo pertenece al yo, IClridad. La sociabilidad es pensada de esta manera como
pero se lo encontrara SIempre como narcisismo en las for- 11Il() de los gradientes de complejidad en el dominio de Eros
mas ~e idealización y sobrestimación de algún otro, es decir 1'1)1\10 fuerza de unión: desde el acoplamiento a un objeto, la
son SIempre necesarios dos al menos para constituir un

15. S. Freud, ídem.


14. S. Freud, Psicología de las masas y análisis del yo, ob. cít., tomo 1. 16. S. Freud, Más allá del principio del placer, ob. cit., tomo 1.

82 83
pareja amorosa o la familia, hasta la formación del
Con frecuencia se deja de lado que la alienación inclu~e,
la s~ciedad, el ~stado, etc. En todos ellos la hipnosis, la
1111 basa en las relaciones de dominación y poder. Ha SIdo
gestíon en sentido amplio, la identificación y el amor al
111 ñalado que esta teoría de la alienación sobre e~ amor es-
fo~an ~a secuencia por la cual la unión del grupo, y aun
ll\ oscrita desde cierta posición de esclavo es decir, aquella
SOCIalmismo, se ~ostienen en las relaciones de poder que
en la que el esclavo cree en el na~c~i~mo d~l otro, no "de-
te lazo amoroso mstaura. De allí su énfasis en la •.u·IIJ.uIIJ¡:¡~a'
IIUI\" ver su propia dimensión narC1S1sbc~,evitando recono-
para entender el lugar del amor en la formación del lazo so-
t,.,r que en el narcisismo siempre hay en Jue~o un elemento
cial. ¿Qué sino la sugestión hipnótica permite entender ese
tmaginario, proyectivo, que hace opaco a.l sujeto, que en las
~or por el cual el yo se liga al otro, invistiéndolo de su
rnlaciones de poder no hay maestro ID amo s~, e~clavo.
I?~a~ y renunciando al egoísmo? Paradojas del narcisismo
Quiero decir que el amor y su basamento ~arcIslsbCO de-
libidinal y sus fragilidades: estando dirigido a preservar al
hieran llevarnos a vislumbrar, en las relaciones entre. los
yo, para cumplir su función está necesitado de investir libi-
"óneros, que también los vínculos de poder qu.e el amor m~-
dinalmente al otro; invistiéndolo en esta dimensión ideal se
IHura se hacen isomórficos con las formas SOCIalesde d?ID1-
deja.finalmente sugestionar por amor, sometiéndose a las
unción real. Si bien debemos aceptar que e~ amor tiene
COnsiguientes personificaciones de su ideal. No sólo la rela-
olorta invariante histórica, tanto por la necesidad ?el otro
ción de amor sino aun la ligazón (Bindung) en sentido am-
110010 por la presencia del instinto sexual, la actual~dad ~s-
plio .res~:tan estar atravesadas por relaciones de poder y
dommaclOn. LI1 demostrando las dificultades de ser comp~endldo solo
desde este modelo de la alienación. Los cambios en la cul-
Resulta inú~il pretender eliminar esta dimensión del po-
tura actual, más ligados a la problem~tica d~ las formas
der ~n las relacíonss, de amor y del lazo social, le son consus-
elolpoder y la dominación que a las diferencias en~re los
tanciales. Freud observa en su texto cómo la familia es to-
Mónerosy sus libertades y progresos, acusa~ hoy el impac-
mada como analogía por la comunidad cristiana (o la
empresa, o cualquier institución puede operar lo mismo).
tu mayor de estas dimensiones. En la ~edida.que la con-
rontración del poder en la política y la VId~ socI~1se acom-
Los creyentes se llaman a sí mismos "hermanos" es decir
IIf\ñó de su anonimización creciente, al mIs~o tiempo que
hermanados en Cristo y por el amor de Cristo. Dic~ allí: "No
tll individualismo crispa las formas de su eJerCICIOreal, la
cabe dudar que el enlace (Bindung) que liga a cada indivi-
pareja amorosa se vio impregnada del discur.so sobre el po-
duo con Cristo es también la causa del lazo que los une en-
dor sus diálogos y conflictos se volcaron dommantemente a
tre sí".17En la doble perspectiva de ligar a los individuos en-
Ilofinir estos aspectos de la relación, en ~a l~cha P?r el re-
tre sí por la pues~ en juego de un mismo ideal del yo, y a la
eonocímiento tensionada entre la necesidad rmpen~sa del
vez porque esta ligadura de amor permite neutralizar la
litro y la afirmación de una individuali~ad que reme~a de
agresividad, el amor al jefe (al conductor, al ideal comparti-
toda dependencia. El discurso (y el conflicto) sobre la liber-
do, a las ~r~encias idealizadas y .encarnadas en "los padres
tnd y la autonomía, sobre la independencia y el der~cho a
d~ la patna , etc.) parece necesano. Lo que resulta evidente,
In afirmación personal, se ha hecho cotidiano en la VIda de
SI acordamos con esta posición, es que no hay amor ni lazo
pareja y hace estallar las antiguas servid~mbres amorosas.
soci~ si~ que esté presente esta dimensión del poder y la
liituaciones que se han hecho críticas e lTresoluble~ ~n l~
dommaCIon. Pero volvamos ahora sobre la relación amorosa.
vida social de los individuos, se vuelcan sobre la cotidiani-
dad de la vida amorosa, en la ilusión de encontrar un lugar
17.S. Freud, ídem. un el que ellas sean abordables.
En el amor en la pareja, al menos hasta su forma bur-

84
85
guesa, el lenguaje del amor aceptaba implícita una dimen- lhlaridad, por la vía de las dificulta.des creciel'l;tes de los in-
sión del poder, de servidumbre y dominación, de dependen- dividuos en la gestión de las euestiones relatívas al poder
cia y de sugestión. Es más, fueron condiciones exaltadas IIn la vida social. De hecho es este discurso sobre el poder ~l
para una pasión amorosa verdadera, presentes en toda es- lIue ha infiltrado las relaciones y el lenguaje d~ la pareja
tética del amor. Poetas y filósofos se limitaron a develar la nrt\orosa, de la familia y la amistad, no porque este s~a un
existencia concomitante de la sugestión, la servidumbre o fl cién llegado a estos vínculos sino porque, en la dom_man-
la dependencia extrema de la persona amada, pero no ca- 111" del individualismo, el lazo social se ha hecho cr~clente-
bían consideraciones para su resolución sino los modos y lí- monte incontinente para una tramitación mejor. art~c~ada
mites de su disfrute. El que ama de este modo no quiere su ,,1placer y la satisfacción. Ciertas formas de eJercl~l? del
libertad sino la posesión mutua, no ofrece ni exige igualdad poder en estos vínculos, que estab~n ant~s al servicto de
sino sumisión al otro, no reclama justicia sino placer. Aun una erótica que necesita negar las díferencías para af~a_r
cuando desde el surgimiento de la modernidad el problema 111\ goce de lo idéntico, se hacen intolerables a_una subjeti-
del poder en la constitución y el funcionamiento del conjun- vidad individualista que precisa afirmar cnspa~amen~e
to de las relaciones sociales fue pensado como un obstáculo MIIH rasgos de autonomía e independencia y de dIferencIa
al reinado de la Razón (sobre todo a partir de la Revolución run el otro.
Francesa y sus consignas de Igualdad, Fraternidad, Liber- Los síntomas de estas nuevas situaciones se expresan en
tad), el discurso social sobre los derechos ciudadanos no in- 111vida familiar y en la pareja, pero también muestran su
cluía las relaciones basadas en el amor (parej a, familia, ('orrelato en los individuos. La indiferencia es uno de ~llo~,
amistad). Valores como la igualdad, la justicia o la libertad íunto en su sentido de desinterés por el otro como el.de indi-
eran considerados ajenos y hasta antagónicos con los valo- tUl'enciación. En muchas personas, hombres y mujeres, la
res que regían en las relaciones de amor. Ningún poeta IlIdiferencia es señal de una negativa a compr~m~terse ~n
podría basar sus metáforas del amor en la igualdad o el re- ounlquier relación afectiva. No ~e trat.a de la mdiferencla
clamo de justicia. Es sólo en estos últimos años, y concomi- hilllérica a la que estábamos mas habítuados a ~ec~nocer,
tantemente con el creciente individualismo que señalamos lunto a la angustia y las conversiones. Esta nueva índiferen-
como rasgo cultural dominante, junto al clivaje manifiesto 1'111 cursa solapadamente, acompañada a ~eces por una preo-
y aceptado socialmente entre sexualidad y amor, que estos t'lIpación hipocondríaca difusa, reconocible ~n los ~odos
valores impregnan la experiencia amorosa y los discursos Ilomoestas personas cuidan de ~us cuerpos (dietas, gunn~-
que la sostienen. Pero ... igualdad, justicia, libertad, auto- .Ios, diversas técnicas de relajación, cuidados con las .~oml~
nomía, independencia, surgidos de la vida social, no se aco- tllIS consideradas sanas, etc.). No suele~ mos~rar_pasIOn ID
plan fácilmente a la vida amorosa y de hecho conmocionan .'II'loorfrente a los fracasos de pareja sino mas bl~n expre-
sus basamentos conocidos. Impedidos de ser acoplados a .Iclnes de vacío afectivo, en ocasiones cierta percepción p~a-
los requerimientos del amor y gestionados de algún modo uolde de los sentimientos del otro. Tampoco se trata estnc-
por el vínculo, terminan por convertirse en obstáculos y en uunente de fobias, como frecuentemente so~ catalog~dos.
sufrimientos compartidos. Debe quedar claro que DO se tra- 11:11 las fobias el temor por el otro o el rehusamiente ~ ~cu-
ta de "las causas" del malestar en las relaciones cotidianas 111 deseado se acompañan habitualmente de angustia m~n-
sino de su síntoma, y que este síntoma nos remite a lo que 1111, palpitaciones, manifestaciones en el cuerpo -ahog~s, dia-
en verdad está sucediendo en la escena social. Síntoma de •Inas súbitas, fiebres repentinas, etc.-, de llantos y. t~stezas
una forma de lazo social que ha hecho estallar las intimi- I( 110 no pueden explicarse por la palabra. El narcisismo ~e
dades constitutivas del amor tierno, la cooperación y la so- tItiLaspersonas no se expresa por ninguna fantasía grandio-

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sa, como tampoco se observan idealizaciones en los vínculos yn que curiosamente no suele estar perturbada la relación
o encuentros amorosos, sino en un puro aislamiento, en un con la realidad' se conservan el proceso racional precons-
empobrecimiento general de su vida afectiva y sexual. Son clente y el dominio de la alterid~d. El correlato sociol~gico
individuos en los que la articulación que señalé antes entre dol problema está en las estadístIcas del aum~nto del n~e-
la ternura, el amor y la sexualidad se ausenta o se muestra rn de personas que viven solas (cer~a del vemte p~r CIento
empobrecida, sin que por ello se suprima la relación con el I n las zonas céntricas de Buenos AIres en la franja de las
otro. Suelen tener vínculos amorosos discontinuos, amista- ndades medias' cuarenta y cinco por ciento en Nueva York),
des que involucran esporádicamente sexo, y frecuentemente en el aumento 'de matrimonios fracasados (treinta por cien-
relaciones con personas del otro sexo con quienes el vínculo tI) en la Argentina, el cincuenta en Estados Unidos) '.Pero
parece agotarse en cada satisfación sexual En la cultura ac- ínmbién debemos observarlo en los funcionamientos rmsmos
tual estas formas de vínculo se ven favorecidas por el clivaje lit) muchos matrimonios o relaciones más duraderos, que no
que señalé antes entre sexualidad y amor, lo que permite a CI.. tán reflejados en estas estadísticas. Son muchos lo~ vín~~-
estas personas una satisfacción sexual más cercana a la fan- los, según creo, que transcurren en una suerte de dispositi-
tasmatización perversa. En otros casos, una supuesta liber- vo mental de a dos construido y pactado para contener rela-
tad sexual suele enmascarar el carácter dominante de vín- Ilionesperturbadas y perturbadoras de l~s posib~dades del
culos con una llamativa falta de eroticidad. Este tipo de nmor y la satisfación emocional y ~fectlva. PareJas.~ue se
rasgos subjetivos suelen ser frecuentes en algunos neuróti- .OBtienen en relaciones sadomasoquístas, en la agresión y la
cos obsesivos, en los que el aislamiento afectivo suele acom- lucha cotidianas, mutuamente necesitados del otro hast~ la
pañarse de relaciones sexuales próximas al goce sadomaso- c!clf\esperación,aterrorizados por la posibilid~d de la pérdida
quista. Pero ahora es frecuente observarlos en personas sin y lo.soledad e imposibilitados de un pensamiento y una ela-
manifestaciones de neurosis obsesivas, que no demuestran boración que les impidan el pasaje reiterado al acto.
angustia ni sufrimiento manifiesto, entre otras cosas porque Existe una estrecha relación entre estos vínculos actua-
no reconocen en su actitud ningún deseo. Como característi- le'" y ciertas características de las defensas perversas. Re-
cas dominantes expresan cierta disociación yoica y señas de ourdemos que Freud caracteriza a este modo .~e d~fensa
una identidad fragmentada, lo que las lleva a establecer pOf actuar no sobre el deseo como en la represion smo. re-
vínculos con características semejantes: mantienen re lacio- huaándose el yo a reconocer la realidad de una percepción,
ne~, a veces sólo encuentros esporádicos, con diversos parte- !l0r sus sentidos traumáticos o dísplacenteros.l'' Est~ ~ene-
ruures, en las que se reflejan sus disociaciones en una suer- Nuci6n es particularmente manifiesta en la perc~~clOn ~e
te de yo sin culpa ni conflicto: a la pobreza de sus afectos se lu diferencia de sexos, y el rechazo de la castración actua
suma el desinterés por el otro. Paradójicamente suele ocu- rumo modelo del rechazo de otras realidades. Estas defen-
rrirles de no poder estar solos, pero su búsqueda del otro no _"ti actúan como determinantes del fetichismo y de las ra-
constituye una tendencia a la pareja simbiótica, como si la ,. :Gasy extravagancias de los hombres, y también de un ti-
adicción sólo los condujera a la multiplicación de vínculos pll de disociación particular del yo. En algún grado e~~a
indiferenciados. modalidad defensiva interviene siempre en la relación
Sin duda en estos comportamientos vinculares puede ob-
servarse algo de lo que A. Green llamó "locuras privadas",18
19.Véase especialmente "El fetichismo", ob. cit., tomo l!I, ~ el agre.ga-
,lit 11 "Una teoría sexual", de la edición de 1923, "La organización genital
18. A. Green, De locuras privadas, Buenos Aires, Amorrortu, 1990. IlIlcmW", ob. cit., tomo n.

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amorosa, para permitir al yo la idealizaci6n del objeto, que rlosa. A la vez este mismo objeto adictivo tiene para él cua-
responde a un principio de identidad y renegación de la di- lidades benéficas de protección, completud, amparo y sostén.
ferencia. li}n la pareja adictiva el otro "llena" efectivamente la vida, lo
Ahora bien: existe en la cultura actual, y sobre todo en eual lo convierte necesariamente en un otro amenazant~ y
los modos de conformación de la realidad que promueven pursecutorio. Pero los estados emocionales de estas parejas
los medios de comunicación masivos (TV, vídeos, cine, revis- no son siempre penosos: las intensidades del sexo, de la co-
tas, etc.), una tendencia a la utilización de este mismo modo mida, de la agresión, se inscriben en un re~stro de goce ~x-
de defensa. Ello se expresa en las maneras en que la reali- tremo. El problema consiste en que el objeto de la pasión
dad es "embellecida" al mismo tiempo que las imágenes la ndictiva está investido de un narcisismo extremo, instalado
disocian y fragmentan. La realidad que quieren mostrar en 111\ la fantasía de una posesión absoluta, tiene que prestarse
imágenes y frecuentemente "construyen" es reparada, em- " "lo uso según mi necesidad; lo quiero según mi voluntad".
bellecida o armada de modo tal que el espectador "acepta" IIU contraparte es la angustia catastrófica que invade a cada
que haya múltiples perspectivas. Es posible observar al lutrtenaire cuando surge. la a~enaza del ?b~dono, la s~pa-
mismo tiempo y en un mismo programa modelos de ropa in- rnción amenazas a la integridad del sí-rmsmo. El objeto
terior que erotizan la fantasía del televidente, publicidad ndictivoy el "sí-mismo" se instalan en una lógica sin sali~a,
para la lujuria y el confort cotidiano, imágenes de muertes npresados en vínculos de identificación mutua, que hace Im-
horribles en Africa o Medio Oriente, mezclados con vídeos o posibletodo otro investimiento. En estas parejas el present~
filmes que aseguran que se trata sólo de imágenes. La rea- I~ eterno no hay horizonte hist6rico ni futuro, no son POSI-
lidad mostrada y ocultada en un mismo tiempo ha pasado hlos los p~oyectos. A veces lo intentan frágilmente (mudar-
por el bisturí de la renegación, que es el que verdaderamen- Me, vacaciones, salidas, etc.) como un escape de las conduc-
te termina estetizando la realidad que observamos o vivi- t 1\1:1 auto- y heteroagresivas. Creo que el problema de estos
mos. R. Kaes20 ha señalado recientemente las "negativida- magos en algunas parejas actuales es concordante co~ otros
des de obligación" como constitutivas de las positividades Indicadores clínicos de la vida social actual: la tendencia ~ la
del vínculo. Según este autor, la formación del vínculo re- Ilo'l'l.ductahetero- y autoagresiva, que no se agota en la difu-
quiere de una renegación relativa (sin duda renegación de "16n del consumo de drogas, la facilidad con la que se des-
la diferencia que instaura la castración), destinada a embe- truyen vínculos e identidades, el aument? del s~cidio entre
llecer, completar, idealizar, el objeto de la elecci6n amorosa. Im\ jóvenes, las depresiones severas reactivas, el incremento
De la presencia de esta renegación dependen muchas de las ti. I consumo de cerveza entre adolescentes y de muchas
rarezas y las fetichizaciones de los intercambios de pareja. 1I~I'assustancias destinadas al "bienestar" -estimulantes,
Otro rasgo frecuente de la actual cultura del amor lo nnabólicos, productos dietéticos varios, et~.-. Lo cierto es
constituyen las parejas que podemos llamar adictivas, no 'litO las cuestiones del poder, la competencia desatada y ~l
ajenas a las dominancias que las adicciones de todo tipo han nuindato de "ser uno mismo", se condensan en la pareja
cobrado sobre muchos individuos. Toda adicción entraña la umorosa actual generando nuevos impedimentos.
lucha de una parte del sujeto contra su tendencia a la escla-
vitud de un objeto del cual su necesidad se ha hecho impe-
3. SER EMPRESARIO DE SÍ MISMO

20. René Kaes, El pacto denegatiuo en los conjuntos trans-subjetioos, "No hay más oposición de naturaleza entre democracia y
Buenos Aires, Amorrortu, 1990. IlInpresa, ya que tanto una como la otra han cambiado su

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s'ignificación: el instrumento de dominación sobre las clases
• CIliO invita a cada uno de sus ciudadanos a devenir único
populares ha devenido un modelo de conducta para todos
los individuos".21 Las clásicas oposiciones en que se estruc- .JlClnsablede sí mismo. Y esto transcurre en el s~no d~ un
tur~ba la vida soc.ial (de género, de generación y de clase ,..U,'ode la sensibilidad igualitaria y del compromiso s~li~a-
SOCIal)se ven creclentemente desdibujadas. En particular 111, que ha creado un valor subjetivo .nuevo, el ~e ser dife-
aquell? que identificaba al empresario con el patrón y la ex- lito" es decir simultáneamente único Y semeJ~te, co~o
plotaCIón, y al asalariado con el sujeto colectivo de las .'lc'rn~tiva última de llegar a ser "alguien" en la.VIda s~al,
transformaciones sociales. El empresario emblema del ca- ct" 1\0 ser sólo masa y poder escapar. a ~ destmo tem,Ido.
pitalista, se ha recubierto de los imaginarlos de la eficacia Itcwordemosque la sensibilidad i~ah~a que atraves~ to-
el éxito soci.al, modelo de realización personal, en desmedr~ dA In modernidad hasta nuestro tiempo, Junto con la solida-
de aquella Imagen de agente de la explotación del hombre
ridlld, constituía una manera amplia de pensar y ~esolver la
IIIILradiccióncentral de las sociedades ~emocrátlcas, entre
p~r el hombre. Este giro se corresponde con un desplaza-
miento. lo que antes se esperaba y dependía de la acción so- l. Ij.fualdadde principios p~~ todos los CI~~adanos y las de-
lidaria del conjunto ha pasado a ser vivenciado como del .1f¡(Ullldadesreales. Las políticas dem~cratIcas d~ transfor-
ámbito personal. El empresario se transforma así en UF! hll\Qiónsocial y las ideas revolucionarias se opoman en con-
emblema social de la real profesionalización de la vida que JlIll'to a la competencia entre los hombres porque co~a.b~
en que la solidaridad haría efectiva la igual~ad y la justicia.
sufren gra~ parte de los sectores medios, y la empresa mis-
ma ~s percl~lda como paradigma de toda acción eficaz en la
"u,, 0110se oponían a la figura del empresano que e~plotaba
~~imstracIón de lo que es propio de los individuos. La po- lit desigualdad en su beneficio instaurando, ~l conflicto y la
Iítica, la salud, la jubilación de los viejos la escuela y la lnjusticia entre los hombres. Todas las políticas de.p~~tec-
universidad, adquieren los rasgos de la e~presa y se cree ,I~IIsocial desarrolladas en la posguerra es~aban dirigidas
~ora que la eficacia de sus funciones y el éxito de sus obje- " proteger a los distintos sectores del trabajo de los efectos
tIVOSdependen de que sean administrados con criterios em- ct" desigualdad e injusticia que provoc~ba el mercado so~re
presariales. ¿Qué ha hecho posible este desplazamiento? IlIIe ciudadanos. Se puede decir que los Ideales de una SOCIe-
.. En un mundo marcado por la incertidumbre y la comple-
rlnd sin clases y el llamado Estado benefactor,. fueron las
Jl~ad, en el que cada individuo es víctima de sus propios .Iul'! propuestas modernas más claras para asumir ~sta con-
t rudicción. Pero ambas han caído, de manera parcial y por
miedos (a perder el empleo o el ingreso, a no conseguirlo pa-
ra el.desocupado, a que se terminen los clientes para el co- cllMtintasrazones. . ..
mercl~te, a la violencia ciudadana en los barrios pobres, a Lo cierto es que en pocos años los individuos se e?co.n-
los delincuentes en los barrios acomodados, a la policía por truron ante la situación de tener que inventar por. SI rms-
mOB su presente y el futuro, dentro de la singulandad ~e
pa~e de los jóve~es, a las drogas por parte de los padres ...,
MIIH vidas, justamente a la par que se. ?esar:ollaba con ~as
la lista de los rmedos actuales sería interminable) se cons-
truye .un estilo ?e vida que necesariamente pasa por la luorza que nunca la sobredeterminación soclal.de c~da VIda
asunción de los riesgos personales, facilitado por una cultu- IIIIrticular. Obreros, profesionales, artesanos, :JecutIv~s, de-
"ocupados, comerciantes quebrados, todos estan conVI?ados
11 'Lomar el futuro en sus propias manos, ~ constr.mr sus
proyectos personales, a desarrollar el pot~ncIal propIO,de su
personalidad. En estas condiciones SOCIaleslos mas ~u-
21. Alain Ehrenberg, Le culte de la performance, París, De Calmann-
Lévy, 1991. duces y exitosos tratan de convertirse en el x:nodeloSOCIal
Ill1caz de empresario de sí mismo. En Francia la derecha

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eh nrticularse a una competencia entre individu~s para la
1J()lftlcll acuñó la idea que vendría a resolver las lI11t s610 vale la búsqueda del éxito personal. Esta ~laro que
ciones que generaba la desocupación: que cada cual 0"13'''113,1'4',' 1111 1'10 trata enteramente de una elecc~ónpe~s?nal sino de la
su propio empleo. 1\IU,'za que adquiere lo social en la imposición de ~~ores
La asunción personal de los riesgos (sobre todo salud, ve- IIlIhJetivosy orientaciones prácticas. En ~stas condiciones
jez, incapacidad, desempleo) que se fue afirmando a través 1111" uno mismo", consigna carente de sentido hasta hace no
de diversas leyes que invocan la eficacia de la empresa pri- muoho ha adquirido una fuerza y un consenso notables. 80-
vada para la administración de estas cuestiones, lógicamen- 111'1\ Lodocuando la imagen del individuo pierde toda refe-
te transforma al empresario en modelo social: ¡es aquel que roucia estable en los otros y debe apuntalarla c~nsta.nte-
suele exhibir su patrimonio y su renta como expresión de la 111' tite en los objetos que hacen de emblema de su lden~dad
asunción de los riesgos que afrontó con sus inversiones! Es Individual. y ser uno mismo no consiste en un a~to de líber-
el verdadero héroe moderno, imagen de que en medio de los IlIdque permita elegir una identidad como se elige~ los o~-
riesgos y las luchas erige el triunfo de sus valores: eficacia, 1"los de consumo, ya que en verdad se tr~ta de la imposi-
inteligencia, rapidez, ambición de triunfo, afirmación del po- 1 I~n de una norma, de una exigencia SOCIalen.:l seno de
der personal, etc. Finalmente, si como se machaca todos los unn tensión constante por la amenaza de exclusión, de una
días en todo el mundo y desde hace años, el mercado es en 1IICiAtencia condenada a la nada. El individuo ~s for~a~o a
su funcionamiento el gran jerarca que decide el curso de la 11 " de más en más maestro de su propio deverur sub~et1Vo:
vida de todos, ¿no es absolutamente lógico que los indivi- 11111'0 en el seno de una sociedad que no ofrece nada mas.alla
duos se identifiquen con el empresario que es quien detenta .111 RU propia subjetividad. Adquirir es~a supues~~ capacidad
los emblemas del mayor conocimiento del mercado? 11,\ ser empresario de sí mismo, es decir competítívo y eficaz
No caben dudas acerca de que el porvenir se ha poblado IIIII'aesta suerte de sociedad identificada con el merca~o, ya
de incertidumbres y que éstas invaden la vida de muchos in- 111) os más percibido como un medio de ~xtraer plusvalía ?,el
dividuos. La incertidumbre rodea también a las ideas de hnneñcío del capital sino que es sentido como la solución
progreso, ya que resulta difícil para los individuos identifi- 111(1S justa, eficaz y posible de luchar cont~a la amenaza de
car el progreso económico del que se les habla con la amena- l,t exclusión y de ser alcanzado por las desI~ald~des de to-
za de pobreza que viven. Naturalmente estas incertidum- ,lo orden. Cuando aún hoy se habla de solidarlda.d, para
bres hacen que de forma creciente se vuelquen sobre lo 111 uchos, embarcados en esta cruzada, se trata de la I?ea del
único que pueden dominar: sus vidas personales. ¿Y cómo '1IIIipiritude empresa", que constituye en la actu~lidad la
reinsertarse desde este ámbito personal en la vida social si- l'IHnprensión más frecuente de la única solidaridad que
no por vía de la identificación con las figuras heroicas de la rreen posible.
época, aquellas que pueden mostrar que en la competencia
son los verdaderos triunfadores? El ser empresario de sí
mismo es entrar en la competencia: dado que el éxito es aho- .1.LA SUBJETIVIDAD DE LA COMPETENCIA GENERALIZADA
ra el ser competitivo se trata de asumir la aventura de la
realización personal por esta vía. Pero no es sólo en la vida económica que los valores de la
Los valores de la autonomía personal y la libertad, que 110mpetenciase han impuesto. El alcan~e ~e.l mer~ado es
organizaron para el individuo moderno la gestión de la vida, !lO!' cierto más amplio, produce una subjetividad ligad,a a
han sido desplazados para muchos por la capacidad de com- MUS valores que luego se habrá de expresar en diver~os am-
petencia, es decir una capacidad empresarial de mercado. hiLOSde la vida social. En poco tiempo, nuevos tipos de
Esto hace que la solidaridad pierda sentido, ya que no pue-

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94
héroes se ofrecen a la identificación colectiva: las .LU"".L<::;~ual udíora reconciliar sus antagonismos social.es, han ido de-
los conductores televisivos y los deportistas. Entre ellos . do En el mismo tiempo en
"llIlroclen . - que Justamente los 1
estos últimos quienes muestran mayor éxito para la ,,,dividuos vislumbran los efectos reales del merca.do y a
ficación. Sin duda porque su profesión es la competeneíj 1111potencia en sus vidas personales, este im~ginano de la
misma y también porque ésta, en el área del deporte, nnpetencia deportiva instala ~ e~blema diferente ~obre
tra un rostro más aceptable para los individuos, dado I mismo problema: lo justo, aquitativo, saludable, naclOn~1
sus reglas son justas e igualitarias, el triunfo siempre fl presentativo de todos los ciudadanos, de la com~etencla
merecido, la competencia resulta sana porque estimula el
desarrollo y la estética misma del deporte. Pero ..C:U.UUJLO,..;
'tI 1 1 deporte que permita imaginar un~ compet~ncla entre
I,1I1I10s,en la cual la diferencia en el éxito y el triunfo .es só-
porque estamos en la transición de devenir una sociedad In 1)I'oductodel valor y el esfuerzo ~erso~ales. La ~eslgu~l-
competición generalizada. En poco tiempo, favorecido por la ."ul, la injusticia, la inequidad, la VIOlenCIaen la VIda SOCIal
amplitud de espectadores que genera la transmisión televi- rJlul encuentran en esto un modelo que recubre y un ate-
siva de las competencias deportivas, el deporte, sus lengua. nlll\;')te. y debo aclarar que no creo que se .tra~e, como en
jes y sus objetos invadieron la escena social. Niños y gran .. ' '111 viejas ideas conspirativas, de una orgamza~lón del m~l
des pasaron a vestirse con ropas deportivas, las mismas "M algún poder encubierto. Se trata de W:~lógica compleja
marcas del deporte profesional son accesibles al público co- elll lo social que se sostiene en la producclOn de determ~~-
mún favoreciendo la identificación, el mismo calzado que 1'" Hubjetividad que hace de soporte a los desarrollos prácti-
los deportistas utilizan en sus pruebas es utilizado =aun- .. Se trata de verdaderas ficciones eficaces a la hora de
que disfuncionalmente- por un público masivo, los partidos IlIn, ., d 1 mpe
1"ornover ciertos emblemas para la aceptacíon e a co -
de fútbol acaparan el rating de público televisivo. Deportes 1C\llcia como valor social, de la empresa y .del.c~nsumo, como
que eran exclusivos de sus practicantes, como el tenis o el motores de la realización personal. Los mdlVId~os no pue-
golf o el pato, se han transformado en espectáculos televisi- 111 n prescindir de estos emblemas que les pe~ten encon-
vos para un mundo de telespectadores. El lenguaje cotidia- tr r un lugar imaginario en los procesos colectn~os, ya que
no emplea metáforas con los términos, en general ingleses, I:,:~ositan imperiosamente ser "alguien", es decir, autóno-
del deporte. La ilusión es la de que así todos participamos, "'O!:J participativos, libres. . .,
ya que la práctica deportiva y este lenguaje del deporte han Dentro de una verdadera mitología de la realízacíon per-
penetrado profundamente todos los intersticios sociales, li- "1Illa1, el espíritu empresario, la aventura y los valo~es ~el
gando a sus valores muchos de los principios de la acción de tlllporte han ido forjando una verdadera alma conquista .0-
los individuos. In Los sectores medios lo unen al consumo personal de bie-
Esta moda de la competición generalizada posibilita vis- 11.;8; los sectores populares se quedan fi~ad~s.a la idea de la
lumbrar en qué medida se produce una subjetividad nueva, [usta competencia deportiva. Muchos individuos de todos
que modifica las relaciones sociales cotidianas, cuando los II1Hsectores han entregado sus almas a estos nuevos valo-
modelos políticos instituidos, lejos de procurar soluciones 1111-1 dispuestos a defenderlos. Esta alma es en mucho el re-
creíbles a los problemas mayores que enfrentamos, facilitan MltI'tadode la crisis de la acción públic.a~ qu~ ,genera otros
modelos identificatorios para la heroicidad y el éxito compe- 1 Hpaciospara la identificación y la partícípacion '.Pero no se
titivo. Esta colonización subjetiva tiene eficacia para la im- Irata por cierto de la participación! el ?rota~orusmo de los
plantación y el consenso necesario para el desarrollo del Individuos en la esfera de lo público SIDO. s~mplemente l.a
mercado. Sobre todo en una época en que las utopías mo-
dernas de construir una sociedad más satisfactoria, que
ueaptación de este desvío que supone ~r: CIV~S~O puro, pri-
vndo de las responsabilidades de la accion publica.

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5. CONSUMO Y REALIZACIÓN PERSONAL d.,1 planeta las mismas publicidades, los mismos objetos,
Inl'lmismas marcas, los mismos señuelos, a pesar de com-
Desde sus comienzos el capitalismo industrial a la prudores y entornos tan diferentes.
que producía diversos objetos para la satisfacción de necesi-, I¡¡stamos entonces frente a rasgos nuevos del consumo
dades. de los individuos, produjo también en los hombres 11114 definen nuevas formas de subjetividad. La industria ac-
necesidad de consumirlos. Esto es conocido. Lo 111111, cuyo mercado potencial y real está pensado a escala
tan te de la producción actual de objetos, cuya m~a~gru'J"v't'Uu''''d''''~
plunetaria, lleva con llamativa facilidad a los individuos de
compíeitdad técnica han desbordado cualquier referencia a todo el mundo a la asunción de necesidades cuya satisfac-
n~cesIdades humanas previas para ser satisfechas, y tam- 11(111 procura, como parte de la lógica de la producción y el
blé~ de la subjetividad apta para su' consumo, es que la re. 11111sumo. Nadie se fija en las necesidades imperiosas de la
Iación de consumo se ha convertido en un valor nuevo, ab- producción de asegurar el consumo, porque en general los
solutam.ente independiente de las características de la Individuos quedan pegados a las necesidades que les han in-
P~OduccIón y de las subjetivi~ades. Esto lo conocen muy ducido y piensan en función de ellas. Lo curioso es la creen-
bien los enc~gad?s de marketing: es posible, en cualquier 1 IU de los individuos de que satisfacer estas necesidades con-
cultura preVI_ae, I~dependientemente de las necesidades "IRte en un acto de libertad personal y de diferenciación
reales ~e los mdIVIduos, inducir el consumo de los objetes M,i(,ii,al. No perciben que es el consumo mismo y las necesida-
que le interesa v~~der a la industria. Sólo se trata de los dllti de la industria que lo producen los que en definitiva
C?stos de la publicidad y la estrategia adecuada. Es sufí- mnrcan esas jerarquizaciones sociales y los límites y las ilu-
ciente .ver la escala mundial en que se difunden hoy diver- "Iones de esa libertad.
sos objetos de consumo y sus marcas, la uniformidad que Ellconjunto universal de objetos de la producción técni-
mue~tran los shopping centers en todo el mundo, su misma ru-lndustrial forma hoy parte de nuestra cultura, del mis-
arqUItec~ura, los rmsmos símbolos, los mismos productos 1110 modo que identificamos algunas culturas locales por
con una l:r:dependen~ia casi absoluta del país y la cultur~ 1011 objetos artesanales que producen. Pero a diferencia de
en que se Instalan. SI los cafés de París abrieron lugar a las , IIInB culturas de aldea que unen sus necesidades a los obje-
hamb~guesas ?e McDonald, ¿por qué no consumirían telé- IUH que producen para satisfacerlas, también por cierto las
~on?s ~alámbTIcos en Arabia o alimentos balanceados en 111 cesidades estéticas, en nuestra cultura los individuos se
~c~. El con~lomerado de consumidores es por definición hnn visto crecientemente despojados de su acción personal
anorumo, su diferenciación la establece el consumo mismo lnn to en las necesidades como en los modos de satisfac-
ya que los objetos que se venden llevan la marca del nivel ,'16n. El vector del consumo produce masificación no sólo
sO~lal del comprador. (Como señala una publicidad de ciga- por la uniformidad que genera sino también por este apo-
rnllos acertadamente, consumirlos "marca su nivel".) No duramiento que efectúa sobre los individuos igualándolos
estamo~ ya en las ,épocas en las que el mercado de la plaza 1111 sus necesidades, gustos estéticos, hábitos culturales,
se vestía en los días de feria con los colores, los ritos las vnlores y jerarquías sociales. Este rasgo cultural dominan-
costumbres y los hábitos predilectos de la comunidad l~cal. 1.11 hace ilusorias las expectativas de una autonomía de los
Este nuevo mercado es absolutamente anónimo y defina Individuos respecto del consumo y los valores que expresa,
por ~fecto del consumo ~ismo el sistema de hábitos y predi- YIl que el único que ha cobrado una real autonomía respec-
lec~IOne~ de los consumidoras. Esto mismo es causa de la jo de los individuos es el consumo mismo. Desde ahora
unif?rmIda~ cultural que produce, hasta de la familiaridad tundremos que contar con este rasgo cultural dominante
que unpresiona a los viajeros al observar en cualquier lugar ",u'a reflexionar sobre las posibilidades de libertad y au-

98 99
tonomía individuales. Detengámonos un instante en un l'tIdel progreso en esta coyuntura histórica. La nerviosidad
consumo que nos concierne de modo directo: el de psicofár- nllLual la violencia en la vida social y la depresión genera-
macos. lI~uda'nos están mostrando la otra cara de aquella euforia
dul mercado.
En la prensa de todo el mundo ha comenzado a alertar-
6. LA NUEVA NERVIOSIDAD MODERNA Mll Robrela semejanza del consumo masivo de psicodrogas y
IIlI!otras adicciones más tradicionales. Tranquilizantes, an-
Los apremios de la vida han crecido, sin duda. A pesar "I"líticos, hipnóticos, psicoestimulantes, antidepresivos, son
de las maravillas de la modernización y de los innumera- rt.petidamente mencionados en el cine, la literatura, la
bles objetos para el confort que nos rodean. La aventura de JtrtlDSao la televisión, mostrándonos que su. cons~o ~?r
la competencia en que ha devenido la vida, junto a la des. hUI individuos, muchos de ellos modelos de identificación
protección institucional de los menos aptos (los pobres, 108 lulcctiva, es ya un dato aceptado de la realidad actu~.
viejos, los discapacitados, como desde siempre, pero ahora Ifrllncia ocupa el segundo lugar en el mundo, luego de Bel-
muchos más individuos de sectores sociales medios que "h~a,en el consumo de psicofármacos por hab~t~nte. En
tampoco resultan "aptos" para el acople a las nuevas for- IIIHOse vendieron 61.400.000 envases de tranquilizantes Y
mas de mercado), ha generado nuevos modos de sufrimien- 1\~.000.000de hipnóticos (es decir, alrededor de 2260 millo-
to subjetivo, muchos de ellos englobados en la idea de de- 1"'" de pastillas de psicofármacos); seis años después, en
presión, crisis ansiosas, pánico o inseguridad. Sabernos IUH6, este consumo ascendió a 87,9 millones de envases de
que estamos asistiendo a un consumo masivo de psicotré- lrnnquilizantes y 76,7 millones de hipnóticos.é'' En los paí-
picos para aliviar estos malestares surgidos del peso de 11"" llamados centrales, y creemos que también en las gran-
una presión psíquica inédita y de una crisis identitaria. Lo dClls ciudades de los países periféricos, se calcula un consu-
que puede observarse en esta nerviosidad en los individuos mu de psicodrogas de alrededor de cincuenta comprimidos
y lo que en la sociedad se manifiesta como violencia coti- 1"11' año y habitante. En un artículo periodístico de 1989
diana, ansiedad de los ritmos urbanos y nuevas formas da , ruco jefes de servicio de hospitales de Francia señalan a la
violencia, responden a un mismo proceso. Los liberales, eu- 1IJ1lniónpública su alarma frente a lo que está sucedien?o:
fóricos con la implantación de las políticas de mercado, era.. LII prescripción masiva de tranquilizant~s es una solución
taron durante años de mostrarnos el progreso humano que íundaptada a los problemas de la ansiedad y de las dificul-
implicaría la imposición de los valores de la empresa pri- t,"1os de vivir que asocian múltiples impedimentos perso-
vada (bajo los cuales, como he dicho, está la propuesta da nalus a un debilitamiento de las relaciones afectivas y de
que todos seamos empresarios de nosotros mismos), cómo ,,,I¡c1aridad 'no financieras' entre individuos. Aceptar esta
estos valores elevarían finalmente la responsabilidad índí- dPllondencia sería admitir que el tratamiento de una enfe~-
vidual, haciendo que los individuos fueran más autónomo. ",. dad social consiste en tomar un producto que podría
de la dependencia del Estado asistencialista (aun cuando .aylldar a soportarla".23
en verdad sólo haya asistido eficazmente a las empresa. ~ogún un informe de la Secretaría de Prevención y Asís-
más que a los ciudadanos necesitados de ayuda social), el
desarrollo benéfico de la comunicación facilitada por la es- ~2. CREDOC, ng 34, febrero 1988. Véase allí el informe "Opinions des
cala mundial del mercado y la globalización de la econo It'llIlcoia sur les stupéfiants, consommations associées d'alcool et tranqui-
mía. ¿Pero qué está resultando de todo esto? Hoy hasta lo. 1IIIIInls",D. Rosch, Haeusler et Facy.
mismos liberales muestran dudas sobre el carácter eufórí- \ta. Le Monde, 14 de noviembre de 1989.

100 101
tencia de las Adicciones de la provincia de Buenos Aires, "Ij.!unoscasos. Hoy los psicofármacos están legitim~dos por
venta de ansiolíticos en el territorio bonaerense aumenta IIIH médicos en primer lugar, ya que se trata de IIl:edIcamen-
un 2500 por ciento respecto al año 1970. Durante el lA,,,, por los laboratorios productores que los mar:t~enen en el
1995 se vendieron en la provincia alrededor de veinte '1IIIH\eio de la ciencia y la enfermedad y no del VlCIOcom~ la.s
nes de envases de estos psicofármacos, es decir unos dos Ih'lIgas, y por la misma sociedad que acepta esta ne:vlOsI-
envases por habitante.é? A pesar de que no se cuenta con tI"ll o depresión como una enfermedad leve. Este fenomen?
datos precisos, los psicofármacos representan un veinte por IlImienza también a extenderse hacia el consumo de cocai-
ciento de la totalidad de los medicamentos indicados en el nn; se empieza a vincularla a las exigencias d~ la fam~ o el
país. Ihll.o y se cree que su uso facilita soportar dichas exigen-
Desde antaño y en diversas culturas y coyunturas histó- IItU!. Mientras que en los años sesenta y se.tenta muchos
ricas el hombre ha recurrido a ciertas drogas para evadirse nlllvimientos de protesta, grupos contestatanos o vanguar-
de la realidad, sobre todo cuando ésta resulta dolorosa (alu- IlIlIamusicales consumían cocaína como parte ~e su enfr~n-
cinógenos, opiáceos, cocaína, etc.). Lo nuevo del fenómeno I"miento con la legalidad instituida Yla re~resl~~ de los,m-
actual consiste en que millones de mujeres y hombres recu- dividuos, en la actualidad su consumo se difundi.o entre 'los
rren a nuevas drogas (ahora los tranquilizantes, los ansiolí- Inmosos", aquellos que justamente muestran la ~magen y. ,el
ticos, los hipnóticos, etc.) para soportar ciertos malestares modelo del triunfador en esta sociedad, de una íntegracion
de la vida social que son sufridos en sus cuerpos y sus men- IIIICia! exitosa. . ,
tes, pero efectúan este consumo bajo la presión y el requeri- En este giro al consumo adictivo de pSIcofar~ac~s han
miento imperioso de la integración social y el mantenimien- tUIli.dotambién una responsabilidad mayor los pSIqUlatras.
to de las relaciones con sus jefes, compañeros, maridos, l lurante años fue demostrado por la crítica que su papel se
amantes, etc. Se trata de verdaderas drogas para la vida I!llbia limitado al diagnóstico de enfermedades mentales
social, justamente en una sociedad cuya integración y man- qlle no podían curar, haciendo que los e~erm?s cargaran
tenimiento de las relaciones se han vuelto altamente com- 1'110 el peso de la institucionalización maruconual, ?l estig-
petitivos y amenazantes. Los modelos sociales dominantes IIlU de la enfermedad, la segregación socia~. A partir de los
de los empresarios, las modelos, los deportistas, los artis- IIMs cincuenta el descubrimiento de que CIertas drogas ac-
tas, lo muestran a diario: recurren a las drogas (no sólo a la umban en el mejoramiento de síntomas mental~s, sobre to-
cocaína, sino también a los psicofármacos) para sostener dI)los antidepresivos Ylos tranquilizantes., abnó. el camp?
sus vidas "exitosas", de verdaderos triunfadores sociales. 11I1l"a una interv~nción amplia en las marufestacIOnes p~I-
Un agravante más es preciso tener en cuenta, para com- qulcas de diversos malestares, ~obre todo de l.os.afectos ~s:
prender este giro desde la relación de las drogas con la eva- "Incenteros. La ansiedad, la tnsteza, el ~ecalnnent?, la III
sión hacia su utilización para la integración en sociedad. qutetud, el pánico, el insomnio o la eufona, son p~slb~es de
Las drogas clásicas de la evasión (opiáceos, cocaína, mezca- \11) aplacamiento por vía de los fármacos. Los pSIqUIatras
lina, alucinógenos varios, etc.) eran y aún son utilizados ba- l\lItraron así también en la figura del médico ~apaz de curar
jo el peso de la clandestinidad e imponían al individuo el elortas enfermedades y no sólo de diagnost~carlas. Claro
costo de una cierta marginación social, ya que su uso era que en poco tiempo la amplitud que tomó la ~dea de enfer-
(¿aún es?) censurado socialmente y reprimido legalmente en modad fue enorme, como fue enorme la cantidad de perso-
IIlIS que comenzaron a ingerir medica~e~tos para soportar
1" vida. También fue enorme el recubnnnento que est~ me-
24. Diario Clarín, suplemento Educación, del 8 de mayo de 1996. dicalización de la vida hizo de diversos malestares sociales,

102 103
que fueron y son asumidos por los individuos como de rcaparon
I ... a los valores del consumo, compartieron con
esfera personal. Impedidos de actuar sobre sus causas, o. domas objetos modernos del consumo al reemplazar lo
aun de pensar sobre las causas de la tristeza el ins _IUI en la vida social se fue perdiendo. En Estados Unidos,
la ansiedad o el decaimiento, el consumo de n""H'nT""T\" hllllpre a la cabeza de estos cambios, apareció hace unos
permite ignorar estos interrogantes aliviando sus ,It 11Maños un antidepresivo nuevo, el Prozac, que en poco
taciones objetivas. ~.~ ....."'. W.UIl po ocupó el veinte por ciento del mercado de antidepre-
Ya en el origen mismo de los psicofármacos modernos 'VIII', Al cabo de unos meses su uso se hizo masivo, se lo co-
taba la idea de drogas para la integración social. n.PC'Olrna nCIt'., en la TV, se lo menciona en los periódicos, se le otor-
mos que cuando Laborit descubre los efectos de la ."" ~ítulos de "droga milagrosa", se piensa que es capaz de
macina como tranquilizante mayor (en realidad t'''''.UOC:lUI ItnJ\llar ya no sólo las depresiones manifiestas sino tarn-
para s~ utilización en la anestesiología) y utilizada en hlc\lI los síntomas del decaimiento, la falta de energía, la
tratanuento de la excitación psicomotriz y formas de d."N,ma, la tristeza matinal o nocturna, el desinterés por la
ción psicótic~, se observó que la droga no sólo tranq ........
·....
"'e.u. lelll,La propaganda médica avala estas utilizaciones, y
al enfermo sino que también tenía efectos benéficos sobre "'' H allá de sus efectos reales o imaginarios, lo cierto es que
percep~ió~ de la rea,lid,ad, De allí se comenzó a pensar en unatruye" un imaginario nuevo: estos malestares son de
poten_clahdad resocializants de los tranquilizantes, En 'IIIJlonsabilidad del individuo, y al modo de una enferme-
cos anos los laboratorios medicinales volcaron al ".ul, son tratables con los medicamentos que las maravillas
una cantidad de drogas para el tratamiento de las v"'
1" 1"ciencia y la tecnología actual proveen.
enfatizando esta función de integración social, Es esta .... •• 1')1 contexto social facilita la construcción de estos imagí-
~~ espe:r~a la que se vincula luego a los modernos "Itrios nuevos. Las relaciones de trabajo se han vuelto no-
htlcos! antIdepr~sivos, etc., se espera de ellos que ayuden ,..hlumente ansiógenas. El desarrollo tecnológico en la in-
amortíguar los smtomas. de los, afectos displacenteros y per- 1uNLda requiere de conocimientos y habilidades nuevas,
mitir ~m~ mayor eficacia social de los consumidores, Iru"liformando en inútiles y caducas muchas de las habili-
prescripción desbordó las consultas de los psiquiatras y hoy I"clus manuales obreras adquiridas a veces tras largas for-
se sa~e. que su mayor indicación corre por cuenta de médí- In"dones en los hábitos de la producción. Esto se expresa
cos.chrucos ,y otros especialistas. También por el consejo de " 111 angustia constante de ser sobrepasado por el "progre-
~nllgos, vecinos y otros consumidores que destacan sus cua. Iv" tócnico-científico que deja caducos los conocimientos y
lidades. hUI prácticas adquiridos, y amenaza con el desempleo (que
_ Lo cierto es qu~ en relativamente pocos años, y acompa- IlIdclsamente algunos llaman "estructural", dejando la idea
n_ando est?s cambios profundos en la cultura y la vida so- 11" que se trata de que la estructura actual del trabajo y la
c~al,los psicofármacos se transformaron rápidamente en un '"I1c1uccióndeja afuera a estos individuos); la precariedad
tipo .de,consumo.diri~do a soportar estas nuevas formas del 1..1 trabajo actual, ya no sólo en los sectores obreros y de
sufrimlez:¡to social, integrando la larga lista de paliativo. mploados de la industria, sino también de los sectores me-
que el mlsIl_l~progreso nos estaría ofreciendo: a la ansie- 11111" profesionales o comerciantes, y aun la amenaza del de-
dad, tranquilizantes; a la distracción, Tv, vídeos, para exci- '1I111~'>leo o la desocupación profesional, que agrega un ele-
tarnos y hacernos tolerable (y hasta placentera en ocasíe- "'!lIILo más de ansiedad y angustia cotidiana. El prestigio
nes) la soledad y la pérdida de otros vínculos sociales' a los .tll I~AtadosUnidos del estrés, que no es otra cosa que la
pesos de la realidad, viajes turísticos para situarnos en 1IIIIIIifestacióncorporal de esta tensión crónica, se debe a la
otras realidades más reconfortantes, etc. Los psicofármacos tllulLiplicación de estas causas. Según la Organización In-

104 105
ternacional del Trabajo (OIT), el estrés se acrecienta en 7. EL NUEVO TERROR A LA EXCLUSIÓN SOCIAL
empresas afectando especialmente al personal ;:'UIUé:U.l.t::I
ligado al crecimiento de las exigencias de conocimiente (Jomo antes hemos dicho, las formas actuales de la partí-
formación profesional nuevas. En Estados Unidos e IllUclónsocial dependen crecientemente del éxito in~ivi-
diagnóstico de estrés representa el 15 % de las ..o,...f;." ........,'" lIulll y ya no tanto de la inclusión e~ los diversos col~ctIv~SI....cófl
des profesionales". Sus manifestaciones clínicas ll<1U~"U(1J,aI IIK'lnles.Esto ha generado un cambIO profurtdo en el rma_m-
se confunden con los malestares de muchas personas tUI! lo social queactúa como facilitador del repliegue sobr~ sí
tidas a regímenes de vida tensionantes: agotamiento nlhimo. Podríamos citar diversos ejemplos: el dirigente sin-
poral, fatiga, mal humor, trastornos corporales I.LU\.,H·.'Hi:lUal dh'lIl, el político, el intelectual, etc. El dirige~te sindical de
(diarreas, malestares digestivos, palpitaciones, In primera mitad del siglo representaba los mter~ses cor-
etc.), que en su conjunto semejan a las depresiones IllIrtltivos, dedicaba su capacidad intelectu.al, su tiempo, a
sas. Junto con los accidentes cardiovasculares, los YIII'1I8 su misma vida, a la defensa de los intereses de los
nos del sueño, formas de astenia no explicadas por ,nI! mbros de su corporación, vinculándolos frecue~temente
medades corporales o la alimentación, cuadros de é1J.J.¡~1~'.11:111 .11114 intereses generales del país, con valores Ulli.versales,
y palpitaciones cardíacas, constituyen el noventa por 1111110 Losde igualdad, justicia, equidad, etc. Es ObVIO que re-
de las consultas en medicina del trabajo. Se entiende .'",unba intereses y necesidades per~onales para esta asun-
tonces a partir de qué se construye el éxito del Prozac 11"" de lo colectivo, en la que depositaba el universal deseo
utilizamos para nuestro ejemplo solamente; hay humano de trascendencia. Esto generaba una ética y una
más) y de qué imaginario social se trata. ",urlll en las que los valores lo trascendían, ya que eran los
De estas situaciones nuevas ya no pueden dar Ihll conjunto, a las que debía ceñir sus acciones. I?entro de
los psiquiatras, pero sí tienen mucho que decir los <>v1na ..·fl\. ... I.urepliegue sobre sí mismo el dirigente corporativo actual
de la salud mental, ya que en definitiva se trata de "" vuelca crecientemente sobre sus propias nec~s,ldade.s e
fronteras nuevas entre los individuos y la sociedad. IIIt.oJ'eses,económicos, políticos, de poder o ascensión SOCIal,
nerviosidad moderna y este consumo exorbitante de .. IIIR que trata de satisfacer prioritru.:iamente au;n cuando
fármacos hablan de las formas del lazo social en una '"' nbandone en su discurso 10 colectivo como objeto, pero
dad que es crecientemente una sociedad de individuos ..hora convertido en muchas ocasiones como encubridor de
lados, de una exigencia social que empuja a cada uno de IlIlIorsonal. Obviamente esto supone cam?~os étic~s ~ mora-
individuos a construir su propia libertad, a asumir por 1&,.. , de una ética de lo social a la corrupción econormca que
mismo los riesgos de la vida (enfermedad, vejez, m IW I xpresa en el enriquecimiento personal, d~ una moral del
discapacidad, etc.), a conquistar su identidad social en I,hlll común a otra regida por el solo haneficio personal. To-
lucha cotidiana con los modelos de éxito ajenos a su 1IIIIIt mundo sospecha de esos discurs?s que siguen procl~-
riencia de la realidad, a emprender caminos cada vez mundo el bien común y la moral colectiva, porque con razon
ilusorios e irreales de integración social, de triunfo 111ponen que esos individuos están allí ~or interese.s, per~o-
titivo o de realización personal. El triunfo de los nsicotáre nnlos que ocultan. Pero todo el mundo tiende también a 19-
macos y de algunas drogas como la cocaína es un uuu. ...c:1U'",1', 11111'111' que estas formas de liderazgo resp~nd~n a.l~s nuevos
sociocultural de un nuevo imaginario y una nueva 1J<1<:)U,I.u IllUdelos sociales del éxito y la realización m?I~dual. ~o
social: ser "uno mismo" y a la vez "no ser más que eso". 111 hun.o sucede con la profesionalizacion del político; lo mIS-
11111 puede decirse de su corrupción a partir .de estas nuevas
I"rmas de relación con lo social. Aun en los mtelectuales, de

106 107
quienes se esperaba, y de eso dependía su prestigio IIwn la relación de estos individuos con la realidad. Una
un pensamiento universal y emancipador que . "IIII'nl del resentimiento se observa en muchos de estos
tanto la comprensión del mundo y de la vida como '"" vos colectivos, que con frecuencia se organizan al modo
las acciones prácticas de transformación de ambos, di' lns bandas para asumir y actuar desde cierta marginali-
observa este vuelco hacia un éxito personal que se tlncl social. Como espero resulte claro, estos nuevos colecti-
en su pasión por los medios masivos de comunicación en VII" sociales, establecidos sobre la identidad de rasgos, son
que se asumen como "expertos", cuando no hacia un "',"",,"vl!í" 111 • xpresión más clara del abandono social de los valores_
entre ellos mismos, no ajeno a las nuevas formas del nrestí-
gio social y el éxito. Es que el individualismo y sus
,111 la igualdad y la solidaridad. Se trata en muchos casos
IlI'tlcomunidades,o c~munida~s construidas artiticialmen-
de]
tan antagónicos a aquellos de la solidaridad en el campo
cial, se expresan en todos los aspectos del mundo de la vida.
de
"', reactivas o defensioas, dominadas por el terror la ex-
"'IHiónsocial.
Los grados de corrupción que expresan estos nuevos v Creo que es falso pretender oponer la individuación, co-
del inter~s ~ ~a realiz,ación personal pueden medirse para mo modelo de sujeto verdaderamente autónomo, a la comu-
muchos individuos solo como relativos al grado de poder nldad, según los criterios tradicionales del liberalismo y de
que hayan logrado para hacerlos realizables. y esto es así l'lt rta sociología. Elsujeto conquista su individuación en la
porque la empresa, como vimos, ha devenido en el modelo 1'lIInunidad; ambos, comunidad e individuación, Eerten_ecen
ideal en el discurso político, y se expresa necesariamente en " una ñiisma lógica de producción y son opuestos a la masi-
l~s .prácticas políticas diversas. La singul~ci6n de losjn- üeacién que efectúa tanto el individualismo como la ~~~-
dividuos está ~~metida hoy a es!~ aailud empresarial, es mica de los valores del mercado. La___ygrdadera_Qp-oslclOn
la que posee, a pesar dé! rechazo a la corrupción económica que se está construyendo e~ ~ mi entender la ~~
el mayor consenso social, porque representa para muchoa dualismo exaceroaa.o«íer que hemos hablado) y de nuevas
individuos la respuesta más creíble y aceptable a la incerti- formas neocomunitarias~ Ambas mantienen entre sí una
dumbre, al miedo a la exclusión, al fracaso personal. Para l'iol'talógica de producción y serán los condicionantes en
todos ellos es un modo de salvación y también de inserción 11UQ habrá que pensar la democraci.a a parti~ de ,ahora. P?~-
social en los valores dominantes. que creo que no es cierto que la SOCIedadeste mas desp~litl-
En el mismo sendero es posible observar cómo ciertas ""da como se dice con frecuencia, sino que han cambIado
ideas que organizaban lo social y afirmaban cierta ética Jil'of~ndamente IQS reJerentes para pensar la 'polít~_!::a.
~
son desestimadas y reemplazadas por nuevos valores. Las nxistencia de este individualismo, las nuevas dinámicas de
ideas de Nación, Pueblo, que aseguran la ciudadanía el re- nxclusión social que generan el terror vivéI!_clado indivi-
conocimiento identitario y la cohesión social, han i'do ce- dualmente y los nuevos agrupamientos neo comunitarios
diendo paso a una sociabilidad basada más en determina- oonstituyen nuevos datos de la conformación de lo soc~al.
dos rasgos particulares (de origen, de raza, de género, pero I.os individuos aisladamente no manifiestan preocupación
ahora también de otros rasgos novedosos, como ex alcoho- por este retiro creciente sobre la vida privada y los intere-
listas, punks, villeros, etc.). Estos colectivos nuevos permi- "us personales, porque no vislumbran tampoco cuánto ~e
ten a l~s individuos sentirse reconocidos por el grupo, pero I sto está convirtiéndose en amenaza para los derechos mIS-
al precio de una actitud hostil o resentida respecto de la mos de ciudadanía, así como no perciben las razones ~e es-
Nación, el Pueblo, los intereses generales, etc. Sin duda to supuesto vacío de la política de la solidaridad y la igual-
son pacificadores de lo social, como lo son los psicofármacos ciad. Sólo registran el miedo: éste se extiende por todas las
de los que hablamos para el individuo, pero a la vez media- dimensiones de la vida, en general sin que se piense que se

108 109
trata de un terror nuevo, el de ser excluido de lo social nceptar. La atención médica proporcionada por el Estado es,
p.erder. el reconocimiento en IOSintercam5ioseconómie~s por lo tanto, inevitable.25
srmb6hcos, el de no lograrlos nunca más. ---..
Nuevamente cabe agregar que estos procesos comenza- Creo qu~tfi ubica, aun cuando a desgano, el nue-
ron ya hace algunos años en las sociedades llamadas avan- VII dilema social: ¿s~rá_p..o.sibleque para hacer funcionar la
zadas, sobre todo en Estados Unidos y Europa, con socieda- IIl'()nO~ esta forma ~progres~_~umano haya que sacri-
des .m~s .fra~entadas, que habían exacerbado los valores nl'fU' a una parte importante de los maIviduos que compo-
del indivídualísmo. Nuestras sociedades tienen característi- 11111) estanumanidáa? NO prejüZgü"emos sobre la imposibili-
ca? en algunos a~cto~4.iferentes!..en e!§_s sL manifiestan eI,.d conteniaa eñia opinión de Galbraith ª-c_e~il_ie que
mas cru~ame~te los procesos ~e exclusión social, los mdivi- ulngún país civili~o Jo aceRtará: la humanidad, sobre to-
duos e,stán mas abandon.ados de la protección social que en el" en momentos de cambios civilizadores importantes, re-
~os paises centrales, y m el mercado ni el Consumo se han "IH'riórepetidas veces a. esta solución de la exclusión o la
mstalado en proporciones que puedan atenuar o disfrazar IIIIlGr_!;e.En nuestro campo hemos ~ostrado esta "solució!l:
los pade~imi~nt~s c!~dadanos. De todas maneras, y como es IIut.!ial respecto de los locos; lo mismo puede decirse hoy res-
ya experiencía histórica, estas sociedades avanzadas son las IIC~cto a los derecho-s de ciudadanía en muchos países frente
que han marcado las direcciones de los cambios para todo el 11 111 inmigración masiva o los nuevos marginales.P Detén-
mundo, y es ~ble es~erar la manifestación de estos proce- ul1lnonos un instante en estos dos aspecjos de la exclusión
sos ~on más virulencia en los tiempos que se avecinan. Si- tlocial.
tuacíon que Ignoran aquellos que, apresurados por "entrar El problema de la integración social y la :Q!levacatego-
en el prim~r mund~", ?reen .que se trata sólo de los Supues- Ilit de la exclusión social se produce a partir del abandono
tos beneficios economícos sin considerar el conjunto de si- .111108 valores universales de la igualdad social. Abandona-
tuaclO.nes que esas sociedades están padeciendo. Al respecto ,,,, la pretensión de igualdad de los ciudadanos, se plan-
v~le .cItar a uno de los teóricos más importantes del necea- iwu»losproblemas de la inserción social y la marginalidad,
pitalismo y su ~conomía de mercado, quien al referirse a los 1"'1'0 ahora no como los datos sociales que era necesario re-
mgenuos entusiasmos que despertó en países como el nues- IlIIl.ver con la igualdad sino como 19S problemas de gestionar
tro la caída del Estado, dice: ItIproducción de estos nuevos excluidos sociales. Los lecto-
, ,,11 coincidirán en que el problema tiende a plantearse con
Es ci~rto que el Estado Benefactor no inspira el entusiasmo IflH mismos criterios que se plantearon a propósito de los lo-
y el sentido de realización que inspiraba hace cincuenta años I I/It. Veamos.
en los tiempos del "New Deal". Pero no tendrían que existir
dudas sobre que el Estado Benefactor nunca desaparecerá ...
Est~ no ~s el resultado de la invención de liberales como Gal-
_--
26. John Kenneth Galbraíth, entrevista en el Diario Clarin Cultural,
b~alth, smo parte del impulso de la historia.[ ...l Tómese como IIII0nosAires, 4 de abril de 1996.
e~em~10!a atención sanitaria. La lucha por la atención sanita- 26. De hecho los llamados países centrales están dedicados a hallar
na pública no resulta del hecho de que algunos la quieran y IlUllntivosal problema de la exclusión social, ya que afecta de modo direc-
1.1 ,~ los derechos de ciudadanía. La seguridad social inglesa, en Holanda
otros no. Surge del hecho de que la cirugía y la atención médi-
III"biJstand", el "minimex" en Bélgica, la Sozialbilfe en Alemania y el más
ca avanzaron tanto a un costo tan enorme que hoy debemos 'nIllonte Salario Mínimo de Inserción francés (Revenu minimum d'ínser-
enfrent~os al interrogante de si la gente debería morir por Ilnn, RMI) están dirigidos a garantizar a todos los ciudadanos un ingreso
falta de dinero. Esto es algo que ningún país civilizado puede uunimo que asegure su participación en los procesos de ciudadanía.

110 111
-Jean-Píerre Vernant, analizando la polis griega, mociones, opiniones, que hacen de él un ser singular,
taria y no jerárquica como la ciudad moderna, señala: Mil ntras que el yo, la persona, refiere al conjunto d~ ~ven~
c~efine a._! grupo de quienes la componen situándole Inlil comportamientos, emociones, formas de relación, ~x-
en un mismo plano horizontal. Cu~lquiera que no tenga p"I'¡~ncias históricas, que dan al individuo una din_len_!Hón
ceso a este plano queda fuera de la ciudad7üe'ra dela d.. "Interioridad" Yunicidad,jntimidad en la g~~slenta la
ciedad., en última instancia, fuera de la humanidad, como uU'iencia<le un "sí mismo" como individuo singular. Los
escl~0".27 El individuo sólo es ciudadano si forma parte Lrult aspectos, individuo, sujeto y persona (y~), deben guar-
la vida social de la ciudad, con sus derechos y V""'~6''''''~''''~<¡1II1
En el desenvolvimiento de su vida cumplirá Coñ los consera
""l' cierta coherencia entre sí, lo cua] equivale a que la
t III1Atrucciónde sentidos, la aceptación de Sig~.ifi~a~iones
sos normativos de la sociedad, a la vez que habrá 1llIlHensuales, juega en una dialéctica entre ~lI~dIvI~uo Y
do con ella a formarlos. De lo contrario, aunque sea un IU vivencia de singularidad. Más allá de las slgnificaclOn~s
tente en la ciudad, sólo podrá ser considerado como 1111111\ les y los derechos que implica la ciudadanía, ésta arti-
habitante o poblador, como ocurre actualmente con m 111111 para el sujeto la expe:ienc~a de ser. indi~duo, de poder
inmigrantes. Las formas clásicas de la individualidad ,"unciar en nombre propio (sujeto) Y vivenciar un yo en el
guesa no aceptaban sin embargo que quienes habitaban la ",c'c\nocimiento con los otros. La pérdida de ciudadanía (co-
ciudad no fueran ciudadanos, y es sobre ellos que se exten- "111 bien lo sabían los legisladores que hicieron de ella ';lna
día en primer lugar el reclamo de igualdad (la abolición rlll'lnade pena o de castigo) implica a la vez una desarticu-
la esclavitud, por ejemplo). Tradicionalmente los que no po- I"cllónde esos tres aspectos: el individuo pierde junto a ella
seyendo derechos ciudadanos vivían al margen de la socie- .. 1 .. estén de su individualidad, de enunciar en nombre pr~-
dad, habitaban la periferia de la ciudad, las murallas de la ,,1111 y aun la vivencia de su ident~dad p~rsonal. ~s ~ecIr
ciudad medieval o las villas miseria de las ciudades moder- 11"1 no podrírup.o~ hablar de exclusión SOCIal,m~gmalidad
nas. En la actualidad ya no es siempre así; en muchos casos y "ól'clidade ciudadanía, sin.tener en c.Eenta el correlato de
los nuevos excluidos sociales habitan preferenteme~l .."M ofectos reales sobre la subjetividad. .
cent:o de las ciudades, se integran en los esp~ciPs urbanea La historia dela excIúswri' social del loco nos permite
(cunosamente buscando alojarse en los espacios que osten- llllnasr los problemas ac~uale~ ~e la ~lamada inserción so-
tan algún símbolo de lo público, como plazas, estaciones de 11111. En primer lugar la msercion SOCIal,tan puesta de mo-
transporte, edificios públicos, etc.) mientras que los ciuda- rll\ por las políticas sociales dedicad~s a los ~~oble~as de la
danos prefieren residir en las afueras de la ciudad. I1Kt~lusióndebe diferenciarse de la integración social. .Por-
J.-P. Vernant distingue el individuo stricto sensu como 11"41 la integración social, reclamo más próximo a la e~lgen-
aquel que define su papel y su valor dentro de la sociedad 1 lit de igualdad, pone en juego problemas más amplios: ~e
es decir aquel que siendo gestor de su autonomía la realiza 111 clon psicológico, sociológico, del derecho, de ~a eco~oIDla,
dentr.o de los marcos normativos e institucionales. El sujeto Ilc lApolítica, ya que la integración supone la intención de
constituye un momento singular de la individualidad: cuan- I,,"tituir a quien está marginado de los derechos globales
do el individuo se expresa en primera persona, es decir "111\ ciudadanía plena. Por eso vale recordar que muchas de
cuando hablando en nombre propio puede enunciar rasgos, 1111. políticas sociales de inserción ~ocial se lim~tan en ver-
IllItl a una cierta estética de urgencia para modificar el ros-
I1'0 de la marginalidad, que suele ocultar la inexi~tencia de
27. -Jean-Pierre Vernant, El individuo en la ciudad, Barcelona, Pai- IIIIIl verdadera política de integración social. El ejemplo ~el
d6s,1990.
Ifll'O resulta claro: desde siempre la psiquiatría habló de ID-

112 113

-
serción social del enfermo, o r§_nserción para ser más La acción social misma está situada bajo el signo.de la~-
so. Pero se nombraba así una \';U:<!..k'4I.ULLt.t.ur.~4UlI:W<W.~~11 vnrsión progresiva de la relación entre la oferta (de remSerCl?n
en la reeducación del enf~Dllº,_Su.t:e..a-ªaptaciónpor el IllIcial)y la demanda (grupos o individuos que demandan aSIS-
bajo, ignorando uocultando las verdaderas fuerzas de 1I ncia social) -la primera de más en más estructurante de l~
gregación y marginalización que existe~ enE!. sociedad IIClgunda-,esto es tanto más sen_sible y.dramático en el dOIDl-
que la psiquiatría ha representado a través de sus lll1O::>lllUI ulo de la inserción social de los discapaCItados mentales, de los
tratamientos. Estas políticas de la inserción social del uuales la demanda de inserción, de curación, etc., forma ante
fermo mental son bastante semejantes a aquellas de los ludo parte del discurso y de la lógica de aquellos que no s.on c~-
lonizadores: se trata de insertar en las normas de la lificados de discapacitados; y para los cuales la .oferta se mscn-
dad a aquellos qoo noSon aún ciÜdaaanoS:----- he dulcemente en la puesta en lugar de una socleda~ de dos ve-
Algo semejante ocurre hoy con muchos de los locidades, la sociedad dual, imagen de la humanidad d.e dos
sociales: se les proponen nuevos lazos sociales pero al velocidades que quiere institucionalizar el nuevo orden ínter-
de pequeños guetos, como lasneocomunidaaesque mencio. lIacional o mundial.28
namos (homosexuales, ex alcohólicos, mujeres I!UJLUC'é:1Ué:1lb.
niños abandonados, drogadictos, familiares de enfermo. 110 cierto es que la exclusión social se ha transfo~ado
mentales, ex enfermos mentales, etc.). Esto ha hecho huy, amalgamada a las respuestas que se están produclen~o
nuevas figuras de expertos, verdaderos "ingenieros socia- DII oste camino de la reinserción, en un atollade~o. Su e~s-
les" como se los ha llamado, que se ocupan de reparar el te- ~'llIciano se limita al hecho objetivo ~e una cantidad de ClU-
jido social dañado, reinsertando adictos, ex enfermos, disca- tlllclanosque pierden sutil y progresl~amente e~te de~echo
pacitados, desempleados, etc. Se espera de estos nuevos
'"1 r vía de su marginación real de los mtercambIOS
,
SOCIales,
"trabajadores sociales", que en general llevan adelante sus IwonómicosY simbólicos. Estos se no~ acen VlSl .es en la
h . ibl
tareas con mucho de abnegación portando los viejos ideales vldn de la ciudad. Su existencia se extiende en el miedo que
de igualdad y solidaridad, que sean capaces de reformular hn instalado en cada uno de los individuos este nuevo fenó-
los lazos sociales entre individuos o grupos por medio de mnno: miedo de quien teniendo empleo pue~e perderlo. de
una intervención técnica particular. Lamentablemente ocu- ,tillen habiéndolo perdido teme no encontrar Jamas un nue-
rre que estos individuos "reinsertados" no pueden eludir el VII trabajo, miedo de los profesionales ~e q~e los procesos d~
continuar siendo víctimas de una diferenciación social es- ,,,formulación de las profesiones, que rmpl.lC.anla mono~oli-
tigmatizante. ~llci6ny constitución de empresas d~ servICIOSde todo tipo,
.x Hoy este modo de acción social se ha extendido más allá IIIH convierta en asalariados dependiendo de ser empleados
de los locos, constituyendo todo un reconocimiento de la si- pur ellas, miedo de los comerci~teS a .que el consumo se.d~-
tuación de exclusión social de grandes sectores de ciudada- tnnga, miedo de los pequeños mdustnales a que el ~OmIDl~
nos, a la vez que proponiendo paliativos de inserción que dtl las grandes empresas los deje fuera de la .econonna, y aSl
ocultan la potencia de las fuerzas reales de desintegración tll' seguido. El terror de la exclusión se ha .mstalado entre
social. El aparente éxito de estas acciones sociales parece nosotros; algunos han mejorado sus negOCIOS y sus perfor-
reflejar en cierta medida que la.sociedad está aceptando flwnces por ello, la mayoría está expectante sobre su futuro
que una parte de los ciudadanos, sean excluidos de los inter-
cambios sociales y tratados por el Estado desde la perspec-
tiva de su situación estruqtural. Recientemente, a propósito 28. R. Lourau, "La Psychiatrie, \!8 se Soigne", en "Rapport sur une
de estas políticas en Francia, señalaba R. Lourau: "t.,'ucture íntermédiaire en psychiatrie", París, 1992, ficha rmmeografiada.

114 115
cercano. En la cultur~terror_a 8. TODOS SOMOS JÓVENES:
parte de las din:i.mÍ<;assubieti~as de cada~un~9ll~.~~~~~ EL BORRAMIENTO DE LAS DIFERENCIAS
Esta nueva situación social favoreció también en los
timos años el crecimiento de la figura del "experto". El . La cultura actual exige de los individuos capacidad com-
lectual crítico que reflexionaba sobre las realidades de "II,itiva, por lo tanto es preciso "estar en forma". y para lo-
época fue cediendo lugar al "experto", quien domina un Ml'IIl'loson necesarios ciertos sacrificios, que no obstante se-
ber específico más adaptado a los requerimientos del rl\l\recompensados con la inserción de quien los haga en los
rrollo técnico de la producción. Es justamente el nv ..."' ....... IlItorcambios sociales. Señalé antes a la renegación como el
quien funcionaliza un saber a los requerimientos de las vnrdadero bisturí que hace la cirugía estética de diversas
cisiones prácticas y rápidas, que requieren de conocmnen- rMlidades actuales. Sabemos que en ciertas ocasiones, y pa-
tos especiales técnicos o científicos. A diferencia del intelee- r" muchas personas, hombres y mujeres, éste no alcanza y
tual crítico, el experto se fue rodeando de los valores de d, ben recurrir al cirujano plástico para la renegación de la
cultura actual: pragmático, realista, capaz de poner en rnulidad de sus cuerpos y el restablecimiento de una forma
centro de sus decisiones las cuestiones económicas, se hulla perdida, o la creación de una belleza inexistente. Lo
tiene al margen de las ideologías y de la política. En la Importante es permanecer en forma y cumplir de ese modo
dida en que sus decisiones se situarían más allá de las 1111\ la exigencia cultural de ser competitivo.
prensiones globales del mundo, de las disputas ideológica. Esta exigencia cultural de estar en forma ha provocado
y de los intereses políticos, sus acciones parecen fundadas 1111 cierto estallido de las identidades personales. Estas se
objetivas. En la actualidad su presencia resulta imprescin- .nt~tuvierondurante toda la modernidad en las referencias
dible en la economía, las decisiones de los políticos, y ,,1origen (raza, nación, territorio, etc.), a la filiación fami-
todo de política social, en educación, en salud, etcétera. I"~rque situaba la identidad en la secuencia generacional,
Más reciente es la llegada del experto a los problema. Vi n la pertenencia sociocomunitaria. Las nuevas identida-
de las relaciones humanas y de la existencia, favorecidos: rlt a se soportan sobre rasgos más banales de la cultura
por los efectos sociales del terror a la exclusión. Ya llJ."a.....v.' ,'ompetencia, éxito personal, capacidad de consumo, etc.-,
né a los "ingenieros sociales", ocupados en la inserción huciendo curiosamente que la ilusión individualista de una
cial de los marginados. Es esta misma función la que cum- .hlgularidad plena desemboque en los rasgos masificantes
plen muchos expertos en la administración de diversas rlu los modelos publicitarios que promueven los íconos del
terapias dirigidas a los conflictos relacionales y personales. (I"ito(TV,deporte, revistas, como ya señalamos).
De un modo directo en la administración de tratamientos En las tres diferencias básicas en que se organizó la vida
corporales de todo tipo (gimnasias, relajación, aerobismo, Mlloialmoderna -de clase social, de generación y de género-
etc.), en los conflictos de la soledad (grupos de solos y solas, .11 están produciendo borramientos notables. Recordemos
de recreación, agencias matrimoniales, etc.) y diversas te. 11'10 estas diferencias eran esenciales al ordenamiento so-
rapias individuales (control mental, flores de Bach, bioe- t 1111 establecían una jerarquización de los individuos en
nergética, aprendizajes diversos, etc.). Lo cierto es que una función de su lugar en ellas, y definían los modos de inter-
cantidad muy importante de aconteceres existenciales nrmbio, los conflictos y aun las luchas con relación al poder.
transcurren hoy en diversos gabinetes de expertos en su ,Mvenes y viejos, obreros y patrones, mujeres y hombres sa-
tratamiento, y la ideología del experto ha invadido de un hínn que afirmándose en su identidad de tales accedían a
modo muy particular las actuales demandas de psicote- I"H intercambios, definían su lugar en los conflictos y parti-
rapia. i-lpaban en los procesos de transformación de las funciones

116 117
asignadas. El mantenimiento de estas diferencias ,,~a"'~"Q4I Lnllte de la pareja más joven ... No caben dudas de que el
era un refere~te consistente de identidad personal, pero hllllll que se promueve desde los medios masivos, y que es
debe confundirse esto con ninguna pacificación social. ..lImido socialmente, es el del joven, sobre todo porque es-
el contrario estas diferencias hacían más claros los "v~u.u", l4t modelo condensa exitosamente el borramiento de las tres
tos y generaban un cierto ordenamiento en los 1I1",~iciones(de clase, género y generación). De clase, ya que
por transformarlos. ltue jóvenes se parecen entre sí y atenúan el conflicto de sus
En la cultura actual se tiende a establecer un solo dl1Migualdades,a diferencia, y aun en contraste, con l.~ for-
de cla~e social, identificado, como hemos visto, con el mil más tradicional de la familia obrera en la que el runo se
presano. No se trata por cierto de que no existan aún hlleía rápidamente trabajador sin haber pasado jamás por
ros y patrones con intereses antagónicos, ni de que se 11,condición de joven. De generación, ya que de la jerarqui-
resuelto el conflicto social de esta desigualdad; se trata MH('i6n social que suponía antes la edad de las personas, lo
f~rm~s de renegación por las cuales se hace posible un . ,"nl las diferenciaba respecto del saber y la experiencia
gmario de tolerancia y pacificación, donde la diferencia práctica, se pasó a una idealización del joven por sus cu~-
se carga. del conflicto de la desígualdad, la injusticia y ,Imies de flexibilidad, eficacia, rapidez, movilidad, requen-
exploeacíón. Igualmente, respecto de las diferencias mlontos todos que centran en él la oferta de empleo, el éxi-
género, los iconos de identidad, gestualidad, formas de lu y el valor social. De género, ya que (desesperadame.nte en
timenta, ar~egl? personal (peinados, usos del largo del muchas personas) se trata de evitar o renegar de la diferen-
bello, maquillajes, etc.) y comportamiento social se hacen ,111 tajante que va imponiendo la edad al cuerpo sexuado,
más comunes a ambos sexos, e indiferenciados. En cuanto a tornando la figura del joven como modelo un tanto híbrido
las diferencias de generación es respecto de ellas que más VII que, tal como ocurrió desde siempre con la figura del
se o.bservan estos cambios: el modelo hegemónico es el I"loLescente o del joven, ésta resulta más indiferenciada en
ser Joven. .11 sexo.
La infancia actual parece acortarse, los niños en período La juventud ha marcado muy fuertemente nuestra cul-
de ~~tencia y los púberes toman los modos y costumbres de tura actual, al punto de ser, en el conjunto de sus símbolos,
los Jovenes a los que tienen como modelos de identificación 111 que en verdad la representa. Observemos la moda actual,
La adolescencia comienza así más temprano respecto de l~ 111'" predilecciones por la música, los modelos de estética
edad cronológica que se le asignaba. A los doce o trece años Inrporal, la aptitud para el deporte y el rendimiento físico,
los niños parecen ya ser adolescentes en sus costumbres IUM formas exigidas de competitividad (sobre todo labora-
sus modos de relacionarse, sus consumos, sus vestimentas' l. H), Y aun en el planeamiento urbano y el funcionamiento
sus hábitos sociales. Claro que también esta adolescaneia .le la ciudad en sus ritmos, la conformación de los espacios,
resulta más prolongada, algunos hasta los treinta años con. ,11 transporte y la circulación, es notorio que responden a
servan sus hábitos y vínculos al modo de los adolescentes. !lVI posibilidades de los jóvenes.
en gran parte favorecidos por continuar siendo mantenidos También en esta euforia por lo juvenil está la marca del
por sus padres. Lo cierto es que la juventud ha devenido un t. rror a la exclusión que mencionamos. La amenaza de la
modelo ete~o; los que ya han pasado los treinta, y los cua- uxclusién social constituye un determinante muy fuerte de
renta, r~ahza~ esf~erzos y sacrificios para mantenerse jó. In ansiedad y la angustia con la que muchos individuos se
venes: gImnaSIOS, dietas especiales para mantener el cuer- 'Iforran a estos modelos de juventud. Y ya señalé antes có-
po en las formas juveniles, vestimenta y arreglos similares mo este terror a la exclusión es masificante, ya que empuja
a los modelos publicitarios de juventud, la tentación cona- 11 los individuos a tomar como puedan los símbolos de per-

118 119
tenencia y participación en los intercambios de la cultura ultura, sus rasgos, los modos de producción y. ~uncio~~-
la vida social. De hecho lo que muchos jóvenes, y t.CllllllJll"l h\1t nto de la subjetividad actual sin una valoración ~r~J~-
muchos de los que ya no 10 son pero no pueden dejar de "'Ha respecto de otras épocas, no porque no tenga JWCIO.S
lo, vivencian como expresiones de su libertad de <t:H_~\;,lUII ch' valor acerca de lo existente sino porque creo metodológi-
amplia, no resulta más que un acoplamiento resignado Amenteincorrecto e intelectualmente falso ~bservar la cul-
una sobreadaptación a los modelos culturales, '\I"n actual con el cristal de un pasado que SImplemente ya
por esta angustia de quedar afuera, de ser excluidos de hU ostá. Con esta advertencia tratemos de observar las fo~-
sociedad. Sus formas de acoplamiento e inserción en los nlllA de sociabilidad actual de los jóvenes (de las que h~ d~-
lores y en los sentidos de esta cultura de lo joven se « ho que constituyen modelos culturales para todos los mdi-
crispadas y defensivas, con la creencia de que esto les vtduos), a través de una visita a un lugar de encuentros
gura una identidad social que es sólo imaginaria. hullables. .
identidad anhelada los lleva a una mímesis constante En la entrada del lugar que visité ímpresíona la pre~en-
los modelos que circulan como última forma de 1111 de muchos jóvenes, entre dieciséis y velDtlcuat~o an?s,
la amenaza de exclusión y de vacío. IlllO pasan largo rato en la puerta,. muc?os de ellos sm la ~-
Porque resulta claro que esta cultura ha abolido tención de participar de la fiesta mtenor. Homb~es y mUJ,e-
llos márgenes de lo social desde los cuales muchos rl H permanecen en grupos separados, pocas parejas y al~
duos (jóvenes, principalmente) asumían en el pasado el Mrupomixto. Llaman la atención los arreglos .de la vestí-
vanguardias contestatarias y creativas de nuevas formas monta muy semejantes entre sí, los col?res, el tipo de ador-
culturales. En ellas los jóvenes constituían más bien UllJUIII-' nos personales que ostentan. Algunos Jóvenes llevan el ca-
los de sujeto social transformador de las condiciones h. 110teñido de color naranja o verde, ~uy re~orzado el
les existentes, a la vez que creaban para sí y proponían a la mnquillaje; otros, el pelo rapado, lo cual impresiooe com.o
sociedad nuevos valores culturales. Las ideas mismas de "listos fuertes de diferenciación pero que parecen ma~vert1-
revolución social y la creación de utopías les pertenecían clnB para los demás jóvenes que no les prest~ atención, lo
por derecho propio. En este pasaje a ser modelo de juven- tilia! hace parecer más extravagante a este tipo de arreglo
tud para todos, los jóvenes resultan la expresión misma cle Ilorsonal. Salvo que no estuvieran dírígídos a llamar la
una sociabilidad pacificada, cuyos gestos o actitudes violen- ntención de nadie. Dos hombres que c~.llda.nla entrada
tas sólo están destinados a los pequeños conflictos entre IIpartan a dos jóvenes, a quienes no perullten ingresar allo-
bandas o grupos rivales, perdido el sentido de una transfor- nnl supuestamente porque no .e~t~~an "adec~adamente"
mación global de lo existente. Entre otras cosas porque en VI stidos. Luego repiten la prohibIClon con una Joven cuyos
esta cultura no existen márgenes desde los cuales pudieran I\I\1cOS rasgos distintivos eran una larga trenza de ~~bello
surgir vanguardias, sino solamente individuos que han caí- negro y un vestido largo del mismo colo~ muy ceñido al
do de la pirámide social o no han logrado acceder a ella, y I uerpo. Los demás jóvenes no protestan ro comentan esta
en la condición de marginales en que viven están social, po- "lllección,10 cual me hace suponer que conocen y comparten
lítica y culturalmente neutralizados. algún código implícito para el acceso al lugar.
Quien escribe este texto hace ya tiempo que no es joven, Ya adentro la velocidad se impone de un modo contun-
y teniendo como todos el riesgo de una idealización del pa- dente: todos parecen vestidos de modo semejante, move~se
sado, trataré de evitar contrastar este tiempo actual con un Igual, de una gestualidad parecida; no resulta .claro q~llé-
pasado que no podría escapar a la nostalgia. Mi intención, 1108 son hombres y quiénes, mujeres, lo que obliga a mirar
a la que trato de ceñirme, es la de indagar en esta nueva con cuidado para reconocerlos. Observo que entran en gru-

120 121
pos de chicas o muchachos, algunas parejas ,"11) ser pensada sólo por su falta o su carencia. Se trata
les, algún grupo mixto, y que, ya en el interior "VJL''''',,- eluda de una forma nueva de vínculo y encuentro, en el
el grupo danzando entre ellos mismos. No h~blan u" hombres y mujeres buscan relacionarse con otros del
~llos, lo cual se entiende por la imposibilidad de hacerlo
JOel volumen de la música que se escucha y la I
'.mo género o del opuesto, pero, según creo, caracteriza-
n por esta tensión entre el repliegue sobre sí mismo y la
que produce los cambios constantes de las luces. En ",..,1 Hidad del otro. De allí esta suerte de movimiento brow-
caso, no parecen intentar hablar. Muchos parecen hlltllo de los cuerpos, en el cual es dificil diferenciar cuánto
solos; otros, como si estuvieran acompañando a 111\ dirigido a una seducción erótica del otro y cuánto a un
por lo general formando pequeños grupos, y algunos, ,Inl'or de la imagen corporal de sí mismos. También en la
c~aramente en pareja con individuos del otro sexo. El 1IC'IIlbilidadde estos lugares se muestra un condensado de
CIO de palabras, las miradas lanzadas como a la distancia IU~I{()S culturales dominantes: a la indiferenciación que ya
. la poca diferenciación entre sexos, restan eroticidad al ..""Ié, cabe agregar la velocidad que se percibe rápida-
le; lo erótico se percibe más en alguna chica o algún M"IILe en el ritmo musical y en los cambios de luces, el rui-
chacho que se mueven de un modo más sensual como dll Intenso que provoca una sensación abrumante de lleno
ce~trados en ellos mismos y en sus propios gesto~. .,,111'0el vacío de la comunicación verbal, el anonimato de
mientras bailan, se ~iran en una pantalla muy grande 111111 personas con las cuales se está compartiendo la expe-
la que se proyectan Imágenes de los mismos que están r¡""cia, semejante a los intercambios de la sociabilidad ca-
land? Parecieran así danzar consigo mismos a través Ildlnna, la tendencia a la exhibición y el espectáculo de sí
e~peJo que les provee la pantalla. No parecen existir' 11I1"rno como afirmación de la personalidad (el YO), el con-
cienes de seducción del otro ni intentos de conquista '"111'10 expresado en la adecuación a la moda "que se lleva",
rosa, o, en todo caso, la seducción se manifiesta soiamenta In Inserción social frágil por el lado de una participación
en una cierta exhibición del cuerpo y en movimientos 11111 consiste sólo en "estar allí" o haber estado en los luga-
zados que pueden atraer la mirada, pero de un modo f.,,. U los que concurren los personajes famosos.
general. y. no dirigido. a alguien en particular. Algunos (i} Por otra parte, llama la atención la uniformidad que ma-
no participan del baile, y que permanecen de pie o camí- niüoatan los jóvenes de los sectores medios a través del con-
nando mientras beb~n gaseosas o cerveza, tampoco pare. "1111'10 de objetos, de lugares de diversión, de moda, de mar-
cen especta~ore~ cuno~os de los que sí bailan. Los espacio. IIIH de la ropa que visten, de modos de relacionarse, que
tampoco es~ diferenCIados, se camina o se está de pie, ro. hneon pensar en el valor que ha adquirido cierta igualación
deado de quienes danzan. Al salir, lo hacen del mismo mo- I u Itural producida por los medios masivos de comunicación
do.en que entraron, no parece que la experiencia transcu- " través de la implantación de conocimientos sobre los gru-
rnda ~llí les haya facilitado hacer nuevas relaciones ni IIIIH musicales, los deportistas, los artistas, los políticos de
conquistar nuevos amores. muda (está claro: no conocimientos sobre la música, el de-
Inevitablemente pienso en la función que cumplían an- port.e, el arte o la política, que en general son suplantados
~es lo~ encuentros bailables, como las plazas de las peque. 1'111' sus personajes de moda). Al consumo de objetos comu-
na~ ciudades, en los que la diversión y la sociabilidad se 111 H cabe agregar también el consumo masivo de un tipo de
uman fue.rtemen~e al disfrute de la pareja heterosexual o a rultura que ofrecen los medios y que es incorporada en las
la forma~Ión de vínculos nuevos, al cortejo y la seducción, a C'I'I oncias y comportamientos de los jóvenes como modo de
la conqUIsta del otro deseado. Sin embargo, la sociabilidad IIIMerciónsocial. Este consumo ha venido a reemplazar en
que está presente en estos nuevos lugares de encuentro no "Ito grado las experiencias comunitarias y personales, por-

122 123
que construye imaginarios y estilos de pensamiento n 1,1 plano de la cultura se ha denominado "sociedad de
fuertes que modelan la experiencia personal y grupal. mo", "sociedad de los medios masivos", "sociedad de
trucción de verdaderos modelos de sensibilidad (con lnformátíca".
amor, la amistad, el sexo, etcétera), la experiencia con la Ilit producción estética en su conjunto parece integrarse
Iítica, con el lenguaje, con los modelos de belleza, con pruI{I'osivamente a los criterios de ,l~ producción general de
salud corporal y el bienestar, y también con los prmcipio lahUlt)sformando parte de la frenética carrera para produ-
éticos y morales. Las familias fueron las primeras en Ir (,bj~tos nuevos y siempre diferentes, ~ rit;mos ac~l~rados
bir que ya no era en ellas sino en los medios masivos en •• ronovación. Lo curioso es que los criterios estéticos se
que se producía la incorporación de estos valores por ,"pusieron en todos los niveles: lo que antes estaba reser-
más jóvenes. Hoy también cabe agregar que los medios Atto a cierta elite cultural, que retenía para sí a la vez que
ido suplantando en estas funciones a las experiencias . promovía la producción de objetos. e~té~icos, se fue difun-
personales en los grupos o la comunidad. La identidad dl"lIdo en todos los objetos de la cotidianidad, de~de la ropa
cial se construye así más en relación con los uua6J.ll(U do I1liO popular, los utensilios de la mesa y la cocina, lo~ au-
que promueven la televisión, el cine y las revistas, que 'mllóviles o los aviones. Todos son ahora verdaderos objetos
las experiencias interpersonales de los conjuntos sociales, .t "t.icos, en ellos se vuelcan los esfuerzos de creación y de
IlItlOVaciónconstantes.
/\.la vez esta extensión en superficie que produjo la esté-
9. UN NUEVO ESPACIO PARA UNA NUEVA SOCIABILIDAD "1'11 actual se acompañó de su superficialidad. Sus objetos
pllll'den los sentidos de profu~didad ~~tórica y perm~en-
Es sabido que la organización de los espacios, las 1111 que tenían en la modernidad clásica, para asumir lo
arquitectónicas, la estética presente no sólo en el arte propío de la velocidad de producción, del c?~s~mo y la ren,o-
en los objetos cotidianos, son expresiones esenciales de YIII,lón.Es interesante al respecto el análisis que efectua
cultura. A partir de los años cincuenta en Estados Unidos ttllldric Jamesoné? del contraste entre el cuadro Los zapa-
poco después también en Europa, es observable un "'<UllUJ", IlIIt de Van Gogh y el de los Zapatos de polvo de diamante,
de los estilos arquitectónicos propios de la modernidad dI! Andy Warhol. Su análisis muestra que, mientras que la
cia un cierto collage de estilos, en los que se mezclan plnbura de Van Gogh, los zap~tos cam~e.sinos, remite a una
mas hipermodernas, que parecen desprenderse de 111111posición histórica de sentido, permitiendo al o~servador
quier referencia de época, junto a la reactualización 1.. porcepción de la pobreza, del esfuer~o del.t,rabaJo camp~-
estilos pertenecientes a diversas épocas y culturas. Lo pro. .1110 del dolor y el sacrificio, de esa dimensión de humaru-
pio de este nuevo estilo es justamente la mezcla, sus dlld ~eferida en la obra, los zapatos que pinta Andy Warhol,
de indiferenciación, la libertad con que se construye I"'Il.ó'ticamentebellos e impactantes, no remiten a nada, el
de los ejes de su tiempo, fuera de las tradiciones de la oul- IIhHOl'vadorno puede ir más allá de una contemplación ca-
tura local y fuera de la geografia urbana preexistente. Al. r&lllLe de sentido alguno. Mientras que en el primero do-
gunos lo han denominado "populismo estético", vinculándo- nuna una transmisión de sentido y una exigencia de com-
lo a cierta dominancia cultural en la que, perdida la prunsión histórica, en el segundo se trata del goce de la
cultura de elite, se da lugar a su degradación por el consu-
mo masivo. A cada cual, lo que le guste, con independencia
de los criterios del conjunto (barrial, urbano, nacional,
etcétera). Este populismo estético es concordante con lo que

124
8~nsa~ión. Este pasaje de una estética cargada de .
hist~rlCOa una estética dirigida a la sensación es hoy uhopping», las avenidas, los grandes hoteles, los com-
domlllante cultural. turísticos, los paseos de compras, etcétera- forman
~ajo esta dominante cultural se insiste en que la rle de una modalidad de encuentro acotado y pasajero, no
s?cI.alactual está dominada por lo sincrónico y los que nlizado sino funcionalizado para la experiencia parcial y
sIs~Im~sen la referencia al sentido y a la historia Qll1F.. ;", ... """ima que allí se realiza. A diferencia del espacio moder-
la ~lUSIÓr: ~e una diacronía que ha sido abandonada n 'fue poseía una dimensión histórica muy fuerte, esta
~stllo estético y como actitud del pensamiento E ' ueva disposición se ha autonomizado de toda referencia
JO,a_n~erior30he tratado de mostrar, valiéndo~e ~: 1.¡Mica, es anónimo o extranjero a los lugares en que se
náh~Is, cómo el abandono de las categorías de tiem o Ihmta. Observemos, como ejemplo, que los modos tradicio-
~omlI:ar~n toda l~ modernidad, suplantadas ahora
egorl.as e espacio, es decir, por una dominancia de la
;01' 111111\ de la plaza en los pueblos, el barrio como lugar de in-
rncciones,los clubes barriales, las sociedades de fomento,
perficis y de l~ s~perficial, de lo inmediato, lleva en II'nfó del barrio o el billar, eran lugares muy definidos, en-
t~a .~ un dominio del narcisismo en los individuos y de Wcllluadosen las historias de quienes por allí transcurrían,
p SI?n d~,muerte en lo social. F. Jameson alerta en la ftmwntaban el encuentro y la interacción entre sus habitan-
ma direcclOn: "", fConerabansentimientos claros de pertenencia e identi-
d",1, En estos lugares, en los cuales la gente que concurría
• rnnocía entre sí y contaba a la vez con el conocimiento
unpartido de la historia e identidad del lugar, se tramita-
k,U! los aconteceres esenciales de la vida: los conflictos amo-
'Ulo,",las reyertas familiares o entre amigos, las vicisitudes
d,.1 trabajo, la marcha del país o el deporte; todos ellos te-
.. tIU\ un lugar social de diálogo y sostén, y eran productores
• lit vozde una subjetividad fuertemente historizada.
l.os nuevos espacios, que F. Jameson llama "el hiperes-
f.I",'lo moderno", se configuran, en primer lugar, por la caída
y 111 clesactivación de los espacios comunitarios que mencio-
.'""10ij. Debemos comprenderlos como los nuevos lugares
"1111 vienen a sustituirlos. Algunos rasgos son claramente
'IIIII1Kónicos respecto al espacio moderno tradicional: ya no
"lIIl1lonancomo "cuerpo social", se desprenden de las refe-
""",'Ins de "interior" y "exterior" que organizaban antes la
h1"ntidad social; no requiriendo de esta identidad, la masa
1&111 concurre es anónima y el espacio se organiza como
ti nuaparencia, todo es interior y exterior a la vez; la singu-
,,,tlllad histórica del lugar tradicional se reemplaza por
30. Emiliano Galende H· t . . . 11111' Muerte de totalidad, son espacios que reúnen, y lo in-
1992. ' LBOrla y repeticián; Buenos Aires, Paid6.,
1,,"lfln siempre, al conjunto de lugares sociales (desde el
31. F. Jameson, ob, cit., pág. 33. fJllIWIl de compras, el cine, el restaurante, el bar, los juegos,
IfI~, apectáculos, etcétera); no teniendo que guardar una

126
127
identidad diferenciada con los espacios vecinos, estos ' mte y, una vez instalado, como ocurrió en Estados Uni-
res se muestran ajenos e indiferentes a cualquier conaies ~II" y Europa, consolida una subjetividad amante de la su-
namiento por el entorno, funcionando como verdaderas
dades artificiales autónomas; dado que se trata de ""1""''''''
,.1 ílcialidad, la indiferenciación (de clase, de género, de ge-
IIrllción... y también cultural), la internacionalización, los
anónimos que no sostienen ninguna identidad social, .f\wtos livianos y las intensidades emocionales que sólr son
que la que provee el consumo, estos lugares tienden a "'I",ces de provocar los objetos y el consumo.
rrar. o ignorar las identidades sociales de clase , (jlaro está que en esta nueva subjetividad q"!lese está
origen, raza, etcétera, generando la ilusión de un mformando, muchos individuos, y sobre todo los producto-
social en el que se neutralizan las desigualdades ';:)VI_LCl.I. "'" de cultura, no tienen dónde apoyarse, y se vuelven so-
reale.s, los modos de reconocimiento entre las personas y bre,o] pasado, renuevan estilos muertos, retoman los viejos
conflictos; finalmente, su arquitectura semejante la dhHlursos, los iconos de modas perimidas, los gestos y las
zac~ón.~e sus espacios y transparencias, el mis~o tipo nll\Rcaras imaginarias de una cultura que ya no está. Así
sociabilidad anoruma, los hace semejantes en todo el 11110 otros, bajo la nostalgia de lo perdido, tratan de volver
do, mostrando claramente su independencia de los • lit "naturaleza", de crearse otros modos de vida fuera de
identitarios de Nación, Pueblo, Ciudad y cultura. 1.. velocidad de las ciudades actuales, de recrear idealmen-
Si bien son los rasgos característicos de los Sn(}n.fJL17P.~r_" IAI viejas sociabilidades de aldea en contextos que ya no les
son también las formas dominantes de construcción 11111'Lenecen.
de los espacios públicos, como los hoteles, los hospitales, El proceso de masificación es concomitante al de esta ex-
e.stadios para deportes, los nuevos teatros en los que se pnnsión de la cultura global. Tampoco puede sostenerse, ya
lizan los festivales musicales, los restaurantes, los bares 111111 los individuos acceden a la cultura o permanecen fuera
aun los edificios públicos en todo el mundo. Este nuevo ,lrt olla. De esta cultura tampoco se "entra" o se "sale" para
do de organización de los espacios y de la estética r!llornar a una cierta libertad. La cultura actual ya no pue-
forma parte de la globalización cultural y económica y d. diferenciarse de la totalidad social, de la que ha perdido,
mos comprenderlo como un rasgo dominante también en ,'lIra bien o para mal, toda autonomía. Esta pérdida es, pa-
subjetividad actual. El individuo, desenraizado de sus rnc16jicamente, a la vez una cierta explosión que ha difundi-
rencias de identidad histórica y cultural, transita estos tlella cultura en el todo social y económico, político y psíqui-
res como parte de su sociabilidad actual, encuentros para 111. Como vimos respecto de la estética, todo se ha tornado
consumo ampliado, las sensaciones impactantes de lo UUlCV'U' rultural. Lo cual se corresponde con el diagnóstico de una
la ilusión de "estar" insertado en la cultura y la oV',":""QUI IIm'iedad que ha sido finalmente ganada por el dominio de
real. No se trata, como puede creerse, de que los i In Imagen, el espectáculo o el simulacro, "...de una transfor-
"entran" a estos lugares para luego volver a sus •., a.I:&II:J.
.&",•• " mución de lo real en un conjunto de seudo acontecí-
tradicionales. Esto sólo ocurre en los comienzos del CU.LLU.IU Illlontos"33 o, al decir de Guy Debord, "...la imagen se ha
cultural y es más frecuente en países que, como la runvertido en la forma final de la cosificación para su
na, están asistiendo a sus comienzos. Luego todo se va ha. trnnsformacién en mercancía".34 Ya no quedan espacios que
ciendo familiar y cotidiano. Se trata de un rasgo cultural do-

3$. F. Jameson, oh. cit., pág. 78.


32. Véase al respecto Beatriz Sarlo, Escenas de la vida posmoderna 34. Guy Debord, "La sociedad del espectáculo", citado en Fredric
Buenos Aires, ArieJ, 1994. I ,'"moson, ob. cit.

128 129
puedan ser habitados sin esta presencia y este dominio 110tratado de reseñar. La concurrencia económica gene-
la imagen: el televisor en los hogares, en los restaurants •.. uua ideología de mercado que invade hoy toda la expe-
bares, las grandes pantallas en los centros de compras, enola de la humanidad, obligando a posicionarse a los in-
los negocios mismos, en los lugares de baile, en los lvlduos de todo el planeta: a favor de las imaginadas
en las estaciones de trenes y aeropuertos. ¿No es la uumomías individuales; resistiendo los valores que difun-
de una persona concentrada mirando una pantalla la ti, 1) aun ignorándolos o suponiendo que se trata de una
gen dominante de esta cultura? Inllcln pasajera. Lo cierto es que esto que se llama mercado
1\1111 nbliga a todos a una re definición de lo social mismo. La
luhlotividad que ha producido y lo sostiene es la de la com-
10. LAS VICISITUDES DE LA IDENTIDAD pttt;mcia.De un modo u ?tro todos los.individuos se prepa-
111 un todas las dimensiones de su vida para mantenerse
Las nuevas identidades son frágiles, efímeras; la nnpetitivos, como modo casi único de inserc~ón.s~al y. ba-
mentación es su carácter dominante. La identidad 111 III terror de la caída y la exclusión. Esta mdl.Vldualidad
sa clásica, la que exploró el psicoanálisis y sirvió de 1111.ou definir su identidad por el consumo de objetos. Estos
de toda identidad, se constituía en sus basamentos como tIC M rasgos han modificado profundamente el imaginario
lativa a una historia de filiación y apego; la T",..,..,T\.,.......'OO" 111'1111 de nuestro tiempo, y es el que hay que desentrañar
imponía el atravesamiento de pérdidas sucesivas que ,"U'll hacer inteligibles tanto el.tipo de sociedad (el lazo so-
conformando una subjetividad historizada. La "pérdida h.1 on primer lugar) que habitamos, como los comporta-
objeto" daba cuenta de la asunción subjetiva de los ~', .."'....... ","ltItos individuales.
y de una personalidad (el yo) que se hacía sustancial en II!n este nuevo contexto se ha ido gestando lo que llama-
apego a lo vivido. El individuo moderno no podría ser "'''" un neoindividualismo y un comunitarismo particular.
sado sin esta referencia a la historia de sus duelos [ndlvidualiamo que estableció una nueva valoración del ~n-
vos (del padre, de la infancia, del territorio, de la ju ~Iylduoliviano, superficial, móvil y flexible, autónomo e m-
etcétera) y del apego a las pertenencias de su vida. IIIJlllndiente,capaz de proveerse a sí mismo las necesida~es
Las identidades que se producen en esta nueva dI' In existencia y que puede realizarse por la sola acción
reniegan de la pérdida y del apego, se referencian en ,M1rKonal. Como vimos, el terror.a l~ ~xclu~ióny la masa de
tos del consumo, en su posesión y renovación constante, ...luidos es el correlato de este individualismo y a la vez su
cual produce una ilusión de identidad, ya que estas POf~e8ILO IIIMI,onto real. y un comunitarismo que genera nuevas for-
nes sólo pueden recubrir al Yo de una débil máscara, ' n"I~1de pertenencia y participación en la comuni~ad.sobre
las joyas, la ropa, los objetos para el confort, la presencia In hllHede esta exclusión social: sectas, grupos de mmigran-
los lugares del consumo. La identidad que estas .t""","'"".•v..... ~"", bandas juveniles, grupos de inteligencia, policías ex-
pueden proveer tiene la fragilidad y la duración de esos hudos de su institución convertidos en delincuentes, fun-
jetos de consumo. Al perderse no dejan nada al '"",ontalismos diversos, a los que se han ido agregando
sólo lo devuelven a un vacío que debe llenar nuuvos sectores de excluidos de las relaciones simbólicas
ya que este yo sólo tiene la experiencia de estar "provisto" .111110 las comunidades de autoayuda yautodefensa.
"desprovisto", sin duelo ni identificación. Se trata de . , 1¡:l:Itas
formas comunitarias se van constituyendo por la
dades que mimetizan la velocidad del consumo, el U"""¡O:;GL<:II.'II. JlI aoncia del fenómen,osocial de la exclusió~ y el retiro del
la renovación.
Existe un cambio cultural global, cuyos rasgos "'v,~."' ••'_,
I 'MI11do de sus funciones respecto de la SOCIedad.Tanto el
hullviduelísmo como estas formas nuevas de comunidad fa-

130 131
cilitan una pacificación aparente de la sociedad, ya que 3. EL ESTADO: DE LA SOLIDARIDAD
jos de posibilitar una resistencia o proponer una ' AL INDIVIDUALISMO DE MERCADO
mación de la sociedad que se está creando, permiten
la desintegración social o al menos renegar de sus
reales. Son los mismos criterios de ciudadanía los que se
tán transformando, al asistir a la desciudadanización
muchos de los excluidos sociales, y tanto el .
como estas comunidades son construcciones sociales
sobrevivir en un tiempo de desintegración social. No
por ello de plantear nuevas tensiones y nuevos ,",VJ,LUJL"''''.I0t.1
obligan sin duda a pensar cómo será su coexistencia
una sociedad que aún declara proponerse la construcción
la democracia.

111\ Segunda Guerra Mundial es la verdadera "madrina"


... l,t "revolución psiquiátrica" de los años '50, que llevó a
la Implantación del campo de la Salud Mental, legitimado
" "Ka década por la Organización Mundial de la Salud a
AVÓB de sus Recomendaciones a los Estados miembro, y a
.rUr de los '60, con el aval de casi todos los Estados
lt1rnbrode las Naciones Unidas. El "padrino" fue el Ila-
.do Estado Benefactor, que garantizaría la solidaridad
tRtal, los derechos sociales y la protección social de los
...."'os, para atenuar las desigualdades reales en la vida
1111. De un modo complejo y no homogéneo el actual Es-
dll, insolidario y economicista, devuelve a los individuos
11 loa grupos la asunción de los riesgos, liquidando los
lnelpios de la solidaridad, la igualdad de los derechos so-
.111" y los valores de la protección social. A partir de esto,
dUH los problemas de la Salud Mental, sus valores y sus
trutegias de acción, quedan replanteados. Como he seña-
del 11 nteriormente, los cambios en la subjetividad, en las
rmll" de individualidad, en los valores sociales y las sig-
n"ltOiones culturales, junto a estos cambios en las funcio-
,. d01 Estado y el avance de las formas actuales de mer-
IltI, son parte de un mismo proceso y responden a una
hunn lógica. Veamos entonces el sentido de estos cambios
.., 111 matado a fin de entender las perspectivas para Salud
M.IIII,Ill.

132 133
1. DEL ESTADO BENEFACTOR AL ESTADO ECONOMICISTA I~stado garantizaba un principio de igualdad entre todos
losciudadanos, ya que la cobertura de aquéllos no debía di-
Como en seguida veremos, ya desde el siglo pasado exis- ferenciar entre los individuos según su posición económica
ten antecedentes de la solidaridad social, sobre todo a par- u su ingreso; de equidad y de justicia porque as~guraba
tir de los gremios obreros y de las mutualidades, con algu- también cierta integración social al atenuar las desigualda-
na participación del Estado. Pero es básicamente a partir des en la sociedad real. Estos principios tomaron formas di-
de los años '50, en primer lugar en la Europa de posguerra versas en su implementación por los diferentes países, pero
y luego en Estados Unidos (principalmente durante el go- desde esos años toda evaluación sería del Estado, las críti-
bierno demócrata de Kennedy y el conocido programa de cas o los respaldos a sus políticas eran decididos por ~l pa-
"Guerra a la pobreza" en 1963),1 que se habla del Estado pel que éste asumiera en relación con los derechos SOCIales.
Benefactor. Está claro que su divulgación en los países de Illnpaíses como la Argentina resultaba notable que a~n du-
Occidente pertenecientes a la órbita capitalista tomó for- rante las diversas dictaduras militares que se padecieron,
mas y grados diversos, a tal punto que en países como el catos derechos fueron en general respetados, a pesar de las
nuestro puede cuestionarse si realmente el Estado se orga- violaciones a los derechos políticos y jurídicos.
nizó sobre esos principios.é Las políticas que expresaban El principio de la solidaridad y las diversas formas ~e su
estos principios de Estado vinculadas al sector Salud, con- Implementación por parte del Estado o los grupos SOCIales
sistieron en la creación de ciertas garantías sociales, imple- han estado ligados durante los últimos ciento cincuenta
mentadas a través de la creación de un sistema de seguros años a las formas de la Seguridad Social. Es más: la cohe-
obligatorios, dirigidos a la cobertura de los principales ries- filónsocial misma ha sido considerada como relativa a la
gos de la existencia: enfermedad (asistencia cubierta direc- afirmación de estos principios y valores de la solidaridad.
tamente por el Estado o por la afiliación obligatoria a las Ya se tratara de la mutualización de los riesgos, de los se-
obras sociales de los gremios), vejez (jubilaciones, pen- guros que implementaban las corporaciones obreras o de
siones, subsidios, etcétera), invalidez (asistencia estatal, las acciones directas de seguros de salud a cargo del Esta-
pensiones especiales, rehabilitación a cargo del Estado, do, lo cierto es que era éste quien asumía la gestión de los
etcétera), desocupación (indemnizaciones, seguros de de- riesgos de los individuos y grupos. Lo público como tal era,
sempleo en otros casos, etcétera). Estas políticas asegura- y creo que sigue siendo, la garantía de la ~olida~i,dad. Los
ban que, frente a los riesgos comunes de la existencia, el criterios de la Salud Mental desde su afirmacwn en los
años sesenta, eran inseparables de lo público e inseparables
de la solidaridad que garantizaba el Estado. Aun cuando
1. Como una prueba más de esta relación entre Salud Mental y el Es-
t;US principios y valores se extendían al sector privado y de
tado Benefactor, vale recordar que la reforma psiquiátrica en Estados
Unidos, la implementación de los programas comunitarios y preventivos, mutuales y obras sociales, se hacía sobre la base de trasla-
tuvo lugar durante ese gobierno, como lo desarrollé más detalladamente dar a estos sectores los valores de la solidaridad. Resulta
en el texto Psicoanálisisy Salud Mental (Buenos Aires, Paidós, 1990). claro que para este sector el problema no consistía tanto en
2. Es curioso el caso de la Argentina: habiendo sido esencialmente el el financiamiento del gasto en Salud Mental, como en que
gobierno de Perón en los años cincuenta el encargado de instaurar mu- se requiere de un Estado solidario y de un sector público
chos de los principios del Estado Benefactor, a través de la seguridad so-
cial, los derechos sociales, la intervención sobre las garantías del empleo garante de la integración social, para llevar adelante pro-
y la seguridad social, fue otro gobierno peronista, en los años noventa, el gramas asistenciales o preventivos cuyo eje funda~ental
encargado del desmontaje de estos valores y sus politicas, a fin de insta- consiste en la integración solidaria del enfermo a los ínter-
lar lo fundamental del Estado economicista e insolidario. cambios sociales; o en las acciones preventivas cuyo funda-

134 135
mento consiste en evitar el aislamiento de los individuos O social y acción de lo público, con los cuales planificaba sus
grupos de las dinámicas de los intercambios sociocomunita.. acciones hasta ahora.
rios. Por esto el abandono por parte del Estado de estas Diversas cuestiones prácticas que fueron sucediendo sir-
funciones genera necesariamente una crisis más vasta en vieron de argumento para este cambio de las funciones del
los criterios y las acciones en Salud Mental, ya que se alteo mstado.En primer lugar, los problemas del financiamiento.
ran los fundamentos mismos sobre los que se asentó el de. A partir de los años ochenta se produjo objetivamente un
sarrollo de sus estrategias de acción. desfase entre el crecimiento de las necesidades del gasto en
A partir de los años ochenta el triunfo de las políticas salud y el ingreso público para asistir a su financiamiento.
neoconservadoras generó nuevas políticas de ataque al Este fenómeno fue mundial, pero los gobiernos de cada
conjunto de las "conquistas sociales" que se habían desa .. país respondieron de maneras diversas.P En el caso de Eu-
rrollado des.de el llamado Estado de Bienestar, producien- ropa la mayoría de los gobiernos echó mano, en los comien-
d? un cambio profundo en las condiciones sociales y en la zos de este fenómeno, a un aumento en los gravámenes,
vida de los individuos y grupos humanos, que quedaron tanto de los impuestos como de las contribuciones sociales.
subsumidos en la denominada "crisis del Estado Benefac- En los últimos años ese recurso se va agotando sin dar una
tor", como si acaso esta pérdida de valores solidarios y so- solución final al problema, pero al menos hasta el presente
ciales fuera el efecto de alguna catástrofe natural y no el sus sistemas de salud fueron preservados y mejorados en
resultado de los intereses y acciones de los hombres. Cabe su calidad. En países como la Argentina el recorte se pro-
preguntarse, no obstante, si habrán estado en la concien- dujo por el lado de acomodar el gasto al ingreso, aun redu-
cia de los sectores conservadores los efectos que este reor- ciendo gravámenes en algunos casos (se impuso un princi-
denamiento de las funciones del Estado produciría no s010 pio de "caja": sólo se gasta lo que ingresa, distorsionando
en las relaciones económicas y los derechos sociales sino todos los criterios de salud al someterlos masivamente a
también en la subjetividad y los comportamientos i~divi- las consideraciones de la economía). En menor medida en
?u~l~s. No s?lo se modificó el rol del Estado respecto de los los países europeos, más en Estados Unidos y América lati-
individuos sino el sentido de lo público y, por lo mismo de na, la crisis del gasto en salud no encuentra salida, porque
los ejes esenciales de la cohesión social. Desde entonces' las en 10 esencial lo que se ha roto es la idea misma del princi-
cuestiones de la Salud Mental rompieron toda barrera de pio de solidaridad social y los costos que deben ser asumi-
c?terios de patología individual para convertirse priorita-
namente en los problemas de la integración social: los ex-
cluidos, los desamparados, los marginales, las víctimas de 3. Entre los años ochenta y noventa la salud pública insumió un 16 %
la violencia, los fracasos de la adaptación y aun de las nue- más en Francia; un 7 % en Inglaterra, pese a los controles centralizados
vas patologías del éxito (adicciones, estrés, trastornos de la de la seguridad Social; un 20 % en España, mientras se desarrollaba la
cobertura por el Seguro de Salud hasta un 80 % de la población. Cabe
alimentación, depresiones, enfermedades psicosomáticas nclarar que el crecimiento del gasto obedece en gran parte al costo de la
etcétera). y también la porción de todas estas amenazas tecnología actual, sobre todo para la cirugía y los diagnósticos, y a un cre-
existen~e en todo~ y cada uno de los individuos que, aun- cimiento de la población de ancianos, que insumen mayor gasto en salud.
que socialmente integrados, viven bajo el terror de ser En el caso de Salud Mental el proceso sigue otros parámetros: si bien ha
afectados en algún momento por ellas. Desde entonces sufrido un crecimiento del gasto público en este período, ello se debe a
una ampliación enorme de] sector por un gran crecimiento de la deman-
asistimos a un modo solapado de estallido y fragmentación da, una mayor accesibilidad cultural y geográfica y el desarrollo de pro-
de lo social ~ el sector Salud Mental ha visto dificultados y gramas preventivos, ya que no consume tecnología y los gastos en inter-
aun neutralizados los valores de solidaridad, integración naciones han disminuido.

136 137
~ ción de las funciones socia-
dos para sostenerla y hacerla efectiva. Son los valores de la Este proceso de trans orma n cambio en las men-
economía los que se enfrentaron y triunfaron sobre los de les del Estado fue convergente ~o:~s asistiendo en estos
la solidaridad, y se abandonó progresivamente la idea de talidades .socia!es. Creo áU:o:s :nización profunda de los
que la economía debe planificarse para asegurar la vigen- últimos diez ano~ a ~~a d ~ n ~senciales para las formas
cia de ésta en la vida social. principios de sohdan a ,a . lmente para la compren-
Junto a este crecimiento del gasto, los sectores empresa- de
sión
sociabilidad
de los
moderna
riesgos de e
J espe~a
erme a
d invalidez y vejez, que
'a caída de los derechos
riales, triunfadores de alguna manera en lo político, cobra- . t expresan en un
ron mayor poder para imponer sus criterios y la defensa de necesanamen e se '1 d 1 triunfo de las políticas neo-
sus intereses al Estado. Bajo el argumento de que se des- sociales. Se trata no so uit e dría decirse sobre las con-
confía del papel administrador del Estado y criticando 108 conservadoras y su desqUl e.,po obiernos liberales de rz-
costos burocráticos de su funcionamiento, tratan de impo- quistas sociales logradas bajo 10St~ bién de un éxito más
o d d 1 osguerra smo am o di
nerle sus propios valores empresariales. Se fue deslegiti- quier a e a p , bi ti idad y una forma de m ¡-
mando así la función irreemplazable del Estado para ase- profundo en lograr una ;u ~e l;ono de lo público, bajo la
gurar los valores de la igualdad y equidad en salud, en vidualidad que aliz acepta. , e persona.,
a an 1 A la vez se trata de uno
beneficio de aquellos de la "eficacia", la "utilidad", la "admi- ilusión de la re acion hubo legitimación teórí-
nistración", el buen "gerenciamiento", "la economía sana", cambio de orden filosófico, ya que. di °dualismo como una
d t r este nuevo m Vl o oo
No pocos sectores sociales se fueron plegando a estos argu- ca para fun amen a o t d autonomía para el indivi-
mentos, contribuyendo a esta deslegitimación del Estado conquista de mayor l~ber: ~bliCOsino simplemente re-
solidario. Los sectores medios en primer lugar, profunda- duo ya no enfrentan o a o pu del i dl°vidualismo co-
, '1 D d sta defensa e m .
mente penetrados por los valores de la competencia y el negando de e o es e e d y la vida social, resulta
mercado, dejaron de ver las consecuencias del abandono de mo valor supremo ~e~o~e~~ s~stento de valores tales co-
la solidaridad para la cohesión y el equilibrio social y aun lógico en~nd:r la per 1"~erechos sociales", que fuero~ el
para sus propios intereses. Sectores de asalariados califica- mo la solidandad o los ot oa pública a los excIUldos
dos, y hasta algunas obras sociales gremiales, creyeron que pilar fundamental d~ la aSl~ e~;cos durante el último si-
la solidaridad era costosa e ineficiente y se acoplaron a la de los bienes econ6nncoS y SlID o

idea de que la competencia privada podría mejorar la cali- glo de moderonidad. f d s y sutiles en su implement~-
dad de las prestaciones. Lo cierto es que tras el abandono Los cambios son p~o un o al nos creen sin advertu
de los principios de la solidaridad, en el caso de América la- ción, aunque no caóticos, cO:~ma~ón de lo público que se
tina el Estado fue menguando, a la vez, sus prestaciones en el sentido global de la tradns tira de la cobertUl'a de los
, o d El Esta o se re )
salud, transfiriendo a la esfera de la competencia privada esta propomen o. oez incapacidad, desempleo, e~c. :
cada vez más funciones (al comienzo el gerenciamiento, al- riesgos (enfermedad,. vej 'la esfera de la empresa pnva-
gunos servicios complementarios, luego cierta tecnología transfiere estas funcl~nes a os mecanismos de control. Pe-
diagnóstica ... estamos llegando ya a la transferencia de da, reteniendo para SI al~ al d ofrecidos por las empre- I
equipamientos). El aumento de la desocupación en todo Oc- ro ocurre que los se~roos ~ s ulid ridad son antagónicos;
cidente, agregado en América latina a la creciente margina- sas médicas y los cntenobs e so naa situación que nadie
desem oca en u o
lidad de sectores amplios de población, junto con la crisis fi- en los hec h os se d 1 rivatización de los nesgos \
nanciera de los Estados y la difusión de la ideología puede ignorar: se trata te b:liXad económica, y no de otra
neoconservadora deslegitimadora del Estado solidario, fue-
ron convergiendo para agravar la situación.
con el fin de obtenerdren aal nos países en que el Estado
cosa. Aun como suce e en gu I
139 \
138

\
ejerce un poder cierto de control (que no es el caso de la Ar. prendidos en ella, resulta absolutamente ineficaz para
gentina), la constitución de un sistema de seguro de salud mantener los derechos sociales cuando en verdad se trata
con estas características apuntará siempre a transformar- de una proporción creciente de ciudadanos excluidos de la
se hacia los criterios de lo privado, que no pueden ser otras vida social. , .
que los del mercado, es decir, no solidario y discriminativo, Las implicancias de estos rumbos del Est~do y las ?Oh~l-
Entre otras razones porque se ha perdido en gran parte de cas de ajuste no pueden explicarse ni se limitan d~ n~gun
la sociedad el valor de la relación entre el aporte según el modo a las dificultades financieras para el ñnanciamiento
ingreso real y la cobertura de los riesgos igualitaria,.garan .. del gasto en salud, ni tampoco a las críticas que se h~ he-
tizada por la condición y los derechos de ciudadano. Ahora cho a la ineficacia de la gestión estatal. Estas cuestiones
se trata, de una forma u otra -pero ésa es la tendencia ob- 80n controvertibles, pero no son determinantes del giro ac-
jetiva- de a cada cual la salud (y la jubilación, y la indem- tual. Hay que entenderlo como un cambio decisivo y ,com-
nización por despido, etc.) que pueda pagar. plejo de los criterios de l? social en la actua,l modermd.ad,
De hecho la situación social se ha ido conformando de de allí su carácter extendidc por todos los paises del capI:a-
una manera tal, con la existencia de la exclusión y margi- lismo occidental. Creo que estamos asistiendo a una cruda
nación de grandes sectores de población, que los principias de la individualidad burguesa, como traté de mostrar en el
de los derechos sociales se han ido vaciando de contenido. capítulo anterior, junto a u~a abolición de l~ ~oción de,los
Aun cuando persistan escritos en las constituciones y, en derechos sociales; ambos, pilares de las políticas del libe-
~lgunos casos, persistan en leyes específicas, el Estado de- ralismo burgués desde el siglo pasado. Por ello. no debe,sor-
JÓ de asegurar por esta vía el principio de igualdad de los prendernos que sea la con~ción misma de clU_?adama la
ciudadanos, dedicándose en el mejor de los casos a indem- que está involucrada y en n~sgo,. ya q~e no po~an alter~r-
nizar ciertos riesgos.é Es una disociación buscada entre lo se principios como los de solidandad, Igualdad, mtegrac.Ión
económicoy lo social, ya que se trata de desligar a la econo- socíal y justicia social sin que esto afecte los modos de ejer-
mía de los valores sociales concretos, respondiendo a L<J8 cicio real de la ciudadanía. y éstos han pasado ~ s~r ~osma-
riesgos desde los criterios del gasto y no desde la necesidad tices actuales de muchas de las demandas mdl\'lduales
de la cohesión social y la solidaridad. Esto se refleja con efectuadas a Salud Mental: junto al sufrimiento mental del
claridad en el modo como los derechos sociales se han ido individuo afectado por el fracaso actual y el riesgo .de exc~u-
transformando en compensaciones pagadas por el Estado sión , se hace presente la percepción de una ,sítuacíon social
por la asunción individual de ciertos riesgos (el des emplee, amenazante, que hace difícil hallar los camID~s .que asegu-
la incapacidad, la invalidez, la enfermedad, etc.). Natural- ren una integración social mínima (empleo, vivienda, edu-
mente esta política de las compensaciones, que podría cación para los hijos, etcétera). ..'
cumplir alguna función puntual sobre los individuos com- Este conjunto de riesgos para la cohe~lón soc~al ha SIdo
ndvertido tanto por gobiernos como por diversos IDt~lectua-
les. Los gobiernos que lo asumen intentan alternabvas, de
4. El ministro de Salud de la Nación aseguraba hace unos años en las cuales luego nos ocuparemos; otr?s p~es se s~meten a
una reunión de expertos en Salud en la que participé, que "subsidiando la una lógica de mercado que va expropIando IrreverSIblemen-
demanda" de atención de aquellos individuos que demostraran su indio te a sus gobiernos del poder de dirección sobre estas trans-
gencia se mejoraban los costos y se mantenía la equidad, sin advertir que
estaba proponiendo justamente este giro de la cobertura solidaria para formaciones. P. Rosanvallon, optimista respecto de la re~~-
asegurar la igualdad hacia una indemnización discriminada por la condi- ción de Europa sobre esta cuestión, señala: "La refundac~on
ción de pobreza. , intelectual y moral del Estado Benefactor se ha convertLdo

140 141
en la condición de su superuiuenciaí é Según este autor (jui- por sí solo no alcanza para garantizar la c?hesión ~oc~~ y la
cio que compartimos respecto de los países de Europa), lue- convivencia pacífica, haciéndose necesano un prmcrpio de
go de la crisis de los años noventa "todo el mundo" habría justicia social de aplicación compulsiva para atenuar lo que
reconocido el papel necesario del Estado en asegurar la sa- las relaciones sociales del capitalismo producían en las re-
lud de toda la población, y mantener también por este me- laciones concretas entre los hombres.
dio la cohesión social. "La ideología del Estado ultramínimo Al menos desde los finales del siglo pasado el vínculo so-
pasó de moda", según dice Rosanvallon, refiriéndose princi- cial y su estabilidad son comprendidos sobre la base de esta
palmente a la protección social. El problema que se nos triple dimensión: la del contrato social que garantiza la po-
plantea, aun aeeptando esta tendencia que observamos a lítica la del mercado que asegura la libertad de los inter-
partir de los noventa en Europa, es: ¿cómo podemos pensar cambios económicos y el desarrollo, y la seguridad social
-si es que fuera posible- a la protección social como priori- que permite que ciertos riesgos de la vida sea~ asumid~s
dad del Estado, en el seno de este giro profundo en la cultu- solidariamente a través de instituciones colectivas orgam-
ra y la sociedad respecto de los derechos sociales? zadas desde diversos ámbitos (mutuales, socorros mutuos,
gremios obreros, etc.) como asociaciones de cooperación, vi-
giladas y reguladas por el Estado. En la segu~da mita~ de
2. LA PROTECCIÓN SOCIAL: UN ANTECEDENTE EN este siglo, estas funciones solidarias son asumidas crecien-
LA CONSTITUCIÓN DE SALUD MENTAL teniente por el mismo Estado, concordante con las carac~e-
rísticas que fueron cobrando el mercado y el contrato SOCIal
En el siglo XVII se fundan dos pilares para la compren- por el desarrollo capitalista avanzado. ~l deba~e actual
sión del vínculo social; el del contrato social, como institu- acerca de la protección social sigue los rmsmos ejes de l.os
ción artificial y voluntaria, y el de mercado, institución de comienzos de la seguridad social, pero en un contexto SOCIal
ejercicio por los individuos de una competencia entre sí que y político radicalmente transformado.
ejercen en libertad. Desde sus comienzos fue necesario com- La primera legislación social de envergadura es votada
patibilizar ambas dimensiones. La noción de "Seguridad en Alemania, inspirada por Bismarck, entre los año~ 188~
Social" está desde sus orígenes vinculada a estas cuestio- y 1888. No se trataba, por cierto, de un gesto humanista SI-
nes: deben atenuarse los valores del mercado restando de la no de las necesidades políticas de frenar los reclamos del
competencia entre los individuos, y aun del ámbito de su li- partido socialdemócrata, por entonces en marcha ascenden-
bertad personal, ciertos valores (la vida en primer lugar, la te.6 El 15 de junio de 1883 se aprueba una ley de seguro de
enfermedad, la discapacidad, la vejez, etc.); al mismo tiem-
po el contrato social debe respetar los principios de solidari-
dad e igualdad frente a estos aconteceres de la vida, que 6. Desde los comienzos de su gobierno, Bismarck se confrontó con un
nos son comunes a todos los individuos. Por esta razón los partido socialdemócrata que había asumido el:conjunto d_ela pro~s.ta so-
fundamentos de la Seguridad Social están basados en aque- cial en Alemania. Durante los primeros años Implementó una política de
represión policial sobre sus líderes y dirige?tes p:mcipales,. muchos de los
llos de la Justicia. De hecho la Seguridad Social reformula cuales fueron llevados a prisión. Pero al rmsmo tiempo decide desarrollar
y profundiza al contrato social, ya que entiende que éste una política social amplia, como forma de compensar la crisis social y ate-
nuar el rostro francamente represivo de su gobierno. Sin duda logró algo
de su objetivo, ya que su nombre quedó asociado a la ~reación del ~stado
5. Pierre Rosanvallon, La nueva cuesti6n social, Buenos Aires, Ma- Social en Alemania, y se lo cita como padre de las primeras políticas de
nantial, 1995, pág. 10. seguridad social para todo Occidente.

142 143
enfermedad obligatorio, cuyos principios eran: obligatorie- Gran parte de la legislación social en América latina fue
dad de asumirlo, proporcionalidad entre el ingreso y el inspirada por esta tradición de Bismarck durante la prime-
aporte (y no en proporción al riesgo, como ya entonces pre- ra mitad del siglo. Los debates que motivaron estas leyes,
tendían los seguros privados), cotización compartida entre principalmente entre la izquierda socialdemócrata y los li-
obreros y patrones, gestión tripartita entre los obreros, los berales conservadores, giraban en torno a la posición libe-
patrones y el Estado, prestaciones por variadas institucio- ral de entonces acerca de que el Estado sólo debía interve-
nes médicas controladas por el Estado. Se crearon varias nir en la vida económica y social de un modo circunscrito a
instituciones autónomas para la implementación del segu- la caridad social imprescindible para asegurar el control so-
ro, que eran supervisadas por el Estado y administradas cial de los pobres (trazas de este discurso se hallan aun en
por los usuarios. Tenían tres formas de organización: cajas los discursos conservadores, ahora falsamente llamados li-
por empresa, cajas profesionales y cajas comunales (desti- berales). Se aceptaba la idea de una suerte de beneficencia
nadas a agrupar a aquellos obreros que no pertenecían a pública (las indemnizaciones de los riesgos que antes men-
ninguna profesión en dependencia, como artesanos, inmi- cioné llevan a esta idea), una suerte de caridad laica, pero a
grantes, etc., semejantes a lo que luego se denominó "autó- condición de que no fuera asumida como obligación social
nomos"). Las cotizaciones a cargo del obrero eran desde del Estado. Aceptaban reconocer una obligación moral pero
1,5 % de su salario para las cajas comunales hasta un 4 % nenegaban de la obligación jurídica, que se asentara sobre
para los afiliados a las otras cajas, incluyendo los obreros derechos ciudadanos. Por cierto que, también como suele
agrícolas. En 1884 se aprueba la ley de accidentes de traba- ocurrir en la actualidad, basaban sus argumentos en un
jo. Los patrones deben cotizar obligatoriamente a las cajas discurso falso sobre la libertad y la afirmación de la respon-
corporativas para cubrir las incapacidades resultantes de sabilidad primaria del individuo. De ello se deducía la con-
accidentes sufridos en el trabajo. Y en 1889 se aprueba una signa, también de resonancia actual: que cada uno asuma
ley de jubilaciones e invalidez, como un primer sistema la previsión de sus propios riesgos en la vida (de enferme-
obligatorio de retiros por edad que beneficiaba a todos los dad, de jubilación, de desempleo). Claro que el argumento
obreros de la industria y el campo. Estas tres leyes forma- elemás poder era el de que estas políticas que impulsaba
ron el Código de Seguridad Social de 1911, que constituye Bismarck afectaba a las empresas, que debían aportar a es-
el primer modelo histórico de protección social. Dice al res- Lasolidaridad, desviando dinero de la producción para cu-
pecto P. Rosanvallon: brir la vida de sus obreros. El economicismo de entonces
ora ya tan radical como el de ahora. Llevó muchos años que
Frente al mutualismo inglés de la época ligado al vacío li- l1a llegara a comprender la vida y la salud como un "capital
beral en materia de protección social, el modelo alemán era el social", haciendo incluir los riesgos diversos en los mismos
primero en instituir estos sistemas de protección obligatorios. criterios de cobertura que se tienen con el "otro" capital. El
Teman igualmente por función encuadrar a la poblaciónasala- catolicismo social desempeñó un gran papel en la acepta-
riada. Pero, lejos de extirpar a la socialdemocracia de la clase ción del papel solidario del Estado, sobre todo luego de la
obrera, llevó por el contrario a alimentar las bases de su enrai-
zamiento.? uncíclica Rerum novarum.
Esta tradición de la seguridad social alemana está muy
presente en la legislación argentina, y es en gran parte so-
hre la que se opera el cambio actual. Los empresarios ha-
7. Pierre Rosanvallon, L'écrin. de l'État.prouidence, París, Ed. Seuil, bían aceptado parcialmente los aportes a las obras sociales
1981. (Traducción del autor.) y mutuales, pero siempre resistieron la participación del Es-

144 145
tado en su función de asegurar la solidaridad, la igualdad El régimen de seguridad social que promueve Beveridge
la equidad en salud, a partir de los impuestos generales. ClHtá en ruptura con la concepción de los seguros sociales
muchos casos, aliados a las mismas obras sociales que que se habían desarrollado en Estados Unidos y en Europa
chazan el control del Estado para no ver afectado su " partir de los años treinta. La seguridad social crea una
nio discrecional sobre los fondos que manejan. Lo cierto concepción nueva sobre la noción de riesgo social y respecto
que en la Argentina, lejos de evolucionar hacia un nl"l-l'PO'l'1 del rol del Estado. Se considera "riesgo social" a todas aque-
namiento de la protección social, asistimos a un ...01·..."1'0..... llas situaciones que afectan la capacidad de ingreso de los
que, inesperadamente para muchos, nos ha retrotraído a oludadanos: enfermedad, accidente de trabajo, fallecimien-
viejos argumentos conservadores acerca del valor de la to, vejez, maternidad, desempleo, etc. Frente a esto Beve-
presa y el individuo comogestor autónomo de su rldge propone un sistema global de cobertura que asegure
Más importancia para Salud Mental tuvo la otra litcoherencia de las acciones de cobertura integral de aqué-
ción fuerte de la seguridad social, la iniciada por William llos. El régimen que propone tiene cuatro características
Beveridge en Inglaterra. Keynesiano, Beveridge debe ser principales: a) se trata de un sistema generalizado que .cu-
entendido como uno de los fundadores del Welfare State, hra al conjunto de la población, cualquiera que sea su ruvel
que en su esencia relanza los problemas de la seguridad so. de empleo o ingreso; b) un sistema unificado y simple, sos-
cial desde un reconocimiento de nuevos derechos sociales, tenido con una sola cotización que cubra al conjunto de
no solamente en el plano de las libertades individuales o co- riesgos que puedan entrañar alguna pérdida de ingreso o
lectivas propias de la tradición liberal inglesa, sino en el de Incapacidad (Beveridge mismo lo llama "compensación na-
los derechos adquiridos sobre la sociedad. Derechos sociales cional de los riesgos sociales"); e) un sistema uniforme, ya
a la salud, al empleo digno, a la educación, a la jubilación. que las prestaciones deben ser asegur~das de ~od~ ~nifor-
Es con él con quien se comienzan a acuñar algunos nuevos me cualquiera que sea el estatuto SOCIalde los individuos;
conceptos: el de "universalidad", de "igualdad" en la protec- 11) sistema centralizado, a través de un sistema público úni-
ción social y el de "unicidad" (una misma idea y organiza- co.El Servicio Nacional de Salud (National Health Serví-
ción del Estado para cubrir todos los riesgos de la existen- ce), vigente en Inglaterra y que ostenta el prestigio de ser
cia, especialmente la salud, la vejez y la incapacidad). uno de los mejores sistemas de salud, es producto de esta
El. documento inaugural, conocido como "Informe Beve- política que se implementó en el sector de salud mental; va-
ridge", se difunde rápidamente por todo el mundo. Michel le que nos detengamos, a modo de ejemplo, en la relación
Laroque, director de la seguridad social francesa en la dé- concreta que se establece entre estas políticas de seguridad
cada del cuarenta, afirma acerca de este documento: "Se social y la organización de los cuidados en salud mental.
trata de convertir nuestra democracia política en democra- En 1959 se aprobó en Inglaterra el «Acta de Salud Men-
cia sociar.8 Es decir, un ensanchamiento de la democracia tal" revisada y ampliada en 1983. Esta Acta promueve
hacia los derechos ciudadanos y sociales comouna misma y .....Ios derechos del paciente, la salvaguardia de los indivi-
única cosa. La creación del Instituto de Salud Mental en In- duos y minimizar los cuidados institucionales", encaminada
glaterra, pocos años después de este informe, forma parte a la disminución progresiva de las instalaciones psiquiátri-
de las iniciativas que él promovió. cas. "Se trata de prevenir las internaciones psiquiátricas
asegurando el tratamiento de los pacientes en la 'comuni-
dad y sin ser 'separados de sus familias." A partir de 1962
8. M. Laroque, entrevista en Le Monde, en "La protection Sociale", se cierran Ioshospitales psiquiátricos grandes, planificado
París, 1993. por el Ministerio de Salud, y se crean pequeñas unidades

146 147
psiquiátricas en los hospitales generales. Conjuntamente munidad (formado por representantes de los usuarios del
crean en toda Inglaterra servicios intermedios de rehabilí lIistema de salud).
tación en la comunidad. A partir de esta Acta existen Este modo de funcionamiento de la cobertura en salud
organismos de control e inspección de los derechos del pa mental se hace posible a su vez por: 1) la existencia de una
ciente: 1) inspectores del cumplimiento del uActa de política financiera para los servicios, con la participación
Mental"; 2) servicios de consulta en salud mental, y 3) Con nctiva de éstos; 2) una política de desarrollo y formación del
sejos de salud mental de la comunidad. Para esta política personal, profesionales y técnicos; 3) un compromiso del
se implican centralmente diversas instituciones: 1) las uní conjunto del personal con el sistema de salud para las lí-
dades de salud mental en hospitales generales; 2) equipo. neas de transformación que se llevan a cabo, para lo cual
de salud mental en la red de ambulatorios (unidades sanie existe un régimen de incentivos, capacitación a cargo del
tarias distribuidas en la comunidad); 3) hospitales de día y mstado, reconversión en la aplicación a tareas para el per-
centros de salud mental, dedicados a la contención y el se- aonal que se desempeñaba en los hospitales, etc.; 4) a su
guimiento de pacientes; 4) sistema de atención domiciliaria vez se abrieron centros de formación de recursos humanos
(esta prestación es dominante en la atención de niños, ado- para el personal nuevo que se incorpora a los servicios; 5)
lescentes y personas de tercera edad). Los profesionales im- oxiste una política activa de vincular a los profesionales de
plicados en la atención provienen de distintas disciplinas y los servicios con los usuarios del Consejo de Salud de la Co-
están integrados a la seguridad social: psiquiatras, médieos munidad, el sector público (autoridades sanitarias) y los or-
de familia, enfermeros psiquiátricos (en gran número, afec- ganísmos privados, a fin de discutir las prioridades locales
tados a la atención domiciliaria), trabajadores sociales inte- en salud mental.
grados a los diversos servicios, terapeutas (en rehabilita- La gama de servicios y prestaciones es muy amplia. A
ción y diversas actividades planificadas), psicólogos. las instituciones que ya mencioné se agregan diversos ser-
Es interesante que, al ser una red nacional de servicias vicios sociales: centros de día, camas de hogar para crisis
que funcionan bajo las indicaciones del Acta y coordinada sociales, unidades de técnicas de trabajo y ocio, oficinas de
por el Instituto Nacional, desde una disposición que esta- empleo, hospital de itinerantes (de noche), servicios de en-
bleció el Ministerio de Salud en 1962 y de aplicación obliga- fermería a domicilio, fisioterapia, atención a familias y cen-
toria, la planificación de las acciones es local. Es decir que tros de información. El sector de voluntarios presta a su
cada servicio, hospital general, centro o región sanitaria, vez diversos servicios con apoyo del servicio de salud: clu-
elabora sus propios programas con participación de los or- bes sociales, comedores, servicio de comidas a domicilio
ganismos de la comunidad y atento a las necesidades de ca- (meals on wheels) sobre todo para personas de tercera edad
da comunidad. Esta planificación se realiza de forma con. o discapacitados, servicios de contactos de amistad. Los
junta con diversas instancias: 1) las autoridades sanitarias cuidados de salud mental a los distintos pacientes (año
locales (médicos, enfermeros, psicólogos, médicos de familia 1994) son prestados por el sector psiquiátrico (centros de
que poseen un conocimiento directo de las familias a su car- salud mental, servicios de hospital general, etc.) a unas
go); 2) las autoridades locales del servicio social (asistentes 60.000 personas; los diversos servicios sociales, a unas
sociales, trabajadores sociales, departamento de Vivienda, 25.000, y atención directa por los médicos de familia, a
etc.); 3) los servicios voluntarios (organizaciones privadas unas 5.900.000 personas. Está claro el redimensionamiento
que participan de las acciones en salud); 4) el sector priva- de la atención especializada psiquiátrica, que permite un
do, a través de sus organizaciones (empresarios pequeños, sistema integrado de salud.
propietarios, locadores, etc.); 5) el consejo de salud en la co- Esta racional y amplia cobertura es financiada por el

148 149
servicio de salud, con un costo final no demasiado alejado bajo comunitario y la resolución de los difer~ntes problemas
de los gastos que insume la atención con modelos ineficaces de la inserción social deben ser abordados Juntamente con
y iatrogénicos, como los centrados en la atención asilar. En la atención terapéutica. .'
Ing~aterr~ se gasta unos 100 dólares estadounidenses por Lo cierto es que los ideales de la segundad SOCIals~ ex-
pacle~te mtemado y unos 30 centavos diarios por paciente tendieron rápidamente por la Europa de posgue~a. Michel
atendido en la comunidad. Se considera que un 10 % de la Laroque, que es el equivalente francés de Beve,n~ge,lOafir-
población tiene necesidad de cuidados en salud mental' maba' en la entrevista que citamos sobre el optlIDlsmo de la
alrededor de 6.000.000 de personas. Del total de paciente~ difusión continental de la seguridad social:
atendidos, como vimos antes, 60.000 lo han sido por el sec-
Se ha olvidado el período en el que el accidente,. la enferme-
tor ~si~uiátrico (con internaciones breves y algunos esta- dad, la vejez, eran sinónimos de miseria. De.se~do, la segu-
blecimientos pequeños para pacientes crónicos) y 5.940.000. ridad social ha contribuido largamente al me]orarmento del es-
por la comunidad.? tado sanitario del país: sin ella, los recientes progresos d~,la
Bajo principios cercanos a éstos, en Cataluña (España) medicina habrían sido inaccesibles a la masa de la po~laclOn.
l~ salud mental está organizada sobre la base de tres espa- Éxito también en el dominio de los accidentes de trabajo, sobre
CIOS, a los que concurre toda la demanda de atención, que el plano social y económico: se han podido mejorar las presta-
son paradigmáticos de la unión entre los problemas de la ciones acrecentar la prevención, permitiendo la economía a
integración social y los de Salud Mental: 1) un área de sa- las empresas porque la gestión nacional ha sido menos costosa
lud (hospitales, centros sanitarios, etc.); 2) un área específí- que aquella de las compañías de seguros.ll
ca de salud mental (centros de atención primaria otros si.
milares para niños); 3) área de bienestar social (integración A beneficio de los principios y la aplicación de.esta doc-
de los servicios sociales a la atención primaria). trina de la Seguridad Social, Europa, con modahda~es de
De est:e ~o.do.se t~ata al mismo tiempo, a través de equi- implementación diferente en los diversos países, destmaba
pos multidisciplinarios, tanto la atención terapéutica indi- en los años ochenta un promedio del 7,5 % de su producto
vidual o familiar como los problemas generales de cuidados bruto, para una cobertura social muy ~plia, mientras que
d~ ~a salud y las vicisitudes de la inserción social (empleo, Estados Unidos, más ligado a una política de ~eguros, ?es-
vivienda, sustento familiar, integración escolar, etc.). Igual- tinaba al mismo fin y con una cobertura defiCIente casi un
mente en Sevilla, con la creación de la "Coordinadora de 12 %. En ambos casos el ritmo de crecimiento es similar en
Recursos Comunitarios", que integra las áreas de salud, sa- los últimos años. Muy sintéticamente se puede afirmar que
lud mental y acción social (compuesta por educación servi- mientras Bismarck está ligado a una forma de Estado be-
cios sociales, salud y voluntariado social). Es decir, se trata nefactor por el impulso dado a los seguros, en los cuales las
de reconocer que el sector de salud mental no basta por sí prestaciones son la contrapartida de los aportes que hacen
solo para atender los cuidados de la salud mental en el
marco de la actual desintegración social, por lo que el tra-
10. Fue director general de la Seguridad Social en Francia entre los
años 1944 Y 1951, luego presidió la Caja Nacional de 1953 a 196?, final-
9. Véase el informe-de la doctora Ángela Aspel, directora de los Servi- mente la sección social del Consejo de Est~do de 1.964 a 1980',SlD,dud~
cios de Salud Mental de Walsall (Inglaterra), "El trabajo Comunitario en debe ser considerado el creador de la segundad SOCIalen FranCIa e mspi-
Salud Mental: Planificación de Servicios", editado por la Diputación de rador también de muchas de las reformas que se hicieron en otros países
Barcelona, con el título "Salut Mental i Serveis Socials: L'Espai Comuni- de Europa en la misma dirección. . ,
tari", 1995. ' 11, M, Laroque, entrevista de Le Monde, oh. CIt., pago 87,

150 151
los beneficiarios, Beveridge y la seguridad social se vincu- GASTOS EN SALUD POR HABITANTE
lan de otra manera al Estado solidario, ya que se trata de (AÑo 1990,EN DÓLARES ESTADOUNIDENSES)
un modelo en el que se brindan prestaciones uniformes a
Inglaterra 0,974
todos los ciudadanos, financiados con impuestos y contribu-
Dinamarca 1,054
ciones, es decir prestaciones igualitarias, equitativas e in-
Noruega 1,170
dependientes del nivel de aportes del beneficiario.
Japón 1,171
Observemos en cifras el total de gasto en salud en 108
Bélgica 1,227
países de Europa y Estados Unidos; aquéllos, con una fuer-
Finlandia 1,257
te presencia de políticas de seguridad social, éste, con ma-
PaísesBajos 1,266
yor énfasis en los seguros privados, aun cuando también
Austria 1,394
mantenga programas de seguridad (Medicare, etcétera).
Suecia 1,479
Alemania 1,487
Francia 1,543
GASTO TOTAL EN SALUD EN % DEL PBI AÑo 1990
Canadá 1,730
Estados Unidos 2,566
1960 1970 1980 1990

Suecia 4,7 7,2


y si comparamos estas cifras del gasto en salud con al-
9,5 8,7
gunos indicadores sanitarios, hemos de observar que las
PaisesBajos 3,0 6,0 8,22 8,1
cifras de gasto no se expresan en un mejoramiento de los
Japón 3,0 4,6 6,4 6,5
indicadores sanitarios:
Alemania 4,7 5,5 7,9 8,1
Inglaterra 3,9 4,5 5,8 6,1 TASA DE EXPECTATIVA DE VIDA A
PAÍSES
Bélgica 3,4 4,0 6,6 7,4 MORTALIDAD INFANTIL LOS 60 AÑOS-HOMBRES
Francia 4,2 5,6 7,6 8,4
EstadosUnidos 5,2 7,4 9,2 12,4 Japón 0,46 20 años
Finlandia 0,56 17,1
Datos OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico). Suecia 0,60 19,1
Fuente: Jean-Pierre Dumont, Les Systémes de Protection Sociale en Canadá 0,68 18,9
Europe. Noruega 0,70 18,3
PaísesBajos 0,71 18,3
Alemania 0,71 17,8
Francia 0,72 18,8
Dinamarca 0,75 17,5
Austria 0,78 18,1
Inglaterra 0,79 17,5
Bélgica 0,79 17,6
Estados Unidos 0,91 18,6

Fuente: OCDE, 1990.

152 153
Es decir que, aun desde la sola perspectiva del gasto en la esfera de los individuos, y por lo tanto en el dominio de
salud, resulta claro que los países que como Estados Uni- tiU responsabilidad personal, la idea de la asunción solida-
dos (y la Argentina, que tiene un modelo semejante en ria de aquéllos genera una perspectiva diferente de lo social
cuanto a esto) se volcaron a un sistema mixto con fuerte y aun de los valores y principios de la justicia, comprendida
presencia d,e.los seguros privados, han tenido 'otros argu- en esta dimensión de justicia social. Y esto no surge sola-
mentos pohbco~ para sostener esta dirección, ya que no mente por un efecto de humanismo de las clases burguesas
pueden ser consideraciones ni sanitarias ni de economía de (como sucedió en parte en la Argentina durante el período
la financiación. del '45 al '55, bajo los gobiernos peronistas). El problema
No caben dudas sobre que el debate acerca del conflicto consiste hoy más que nunca, en que se trata en lo esencial
entre responsabilidad individual sobre los riesgos (y la idea del resultado del desarrollo capitalista de la industria, que
de una previsión personal de ellos), versus la asunción co- lleva progresivamente a una masificación del individuo (co-
lectiva y solidaria de los riesgos a través del Estado, matizó mo analizamos en el capítulo anterior), a un considerar al
todas las respuestas en que cada país definió el papel de su individuo como pura fuerza de trabajo objetiva, y por lo
Estado respecto de la seguridad social. Ahora bien: ese de- mismo, a que los riesgos se conviertan en un problema del
bate es inherente a la triple dimensión que mencionamos conjunto social. El Estado Benefactor no hizo más que legi-
siguie.ndo a R~sanvallon, entre contrato social, mercado; timar la objetividad de esos riesgos, ya que comenzaron a
segundad social. Es decir que la situación actual sobre ser mensurables y calculables probabilísticamente, y debía
todo en el dominio de las privatizaciones vía los seguros de responder en función de asegurar la cohesión social e impe-
salud por empresas privadas y todas las formas interme- dir el crecimiento de la marginalidad. Está claro: desenten-
dias que el mercado admite, no constituye en absoluto el derse de los riesgos es a la vez desentenderse de la margi-
punto de llegada a ningún principio nuevo, ni tampoco se nalidad y de las fuerzas que la producen socialmente.
trata solamente de un retroceso a las políticas liberal-con-
servadoras de preguerra. Debemos comprenderla como una
si~ua~i~n nueva .que, aunque enmarcada en estos viejos 3. TODA PREVENCIÓN DE RIESGOS SE FUNDA
prmcipios y conflictos del capitalismo moderno, responde a EN LA SOLIDARIDAD
una nueva complejidad de lo social y a una extensión de los
ries~os, ines.per~~a por el lado de la exclusión social y la El problema de las políticas sociales atravesó toda la
desciudadanización de grandes sectores de población. Nue- modernidad capitalista. Siempre ligadas de algún modo a
vamente observemos: los problemas de salud mental se ven consideraciones de naturaleza jurídica o moral para funda-
desplazados desde las acciones asistenciales y preventivas mentarlas, ya que se trataba de paliar los efectos que las
q.ue se sustentaban en las políticas de seguridad social, ha- relaciones humanas del capitalismo producían sobre los in-
cia estas formas nuevas de exclusión acompañada del reti- dividuos. La creación de los seguros como modalidad de
ro ~el Estado en su condición de garante de la igualdad y cobertura de los riesgos abrió desde el siglo pasado una ma-
equidad en la cobertura de los riesgos. nera más racional de asegurar la solidaridad y la protec-
La inclusión de la seguridad social como responsabili- ción colectiva. Los socialistas del siglo pasado y comienzos
dad p~i~aria del E~tado es lo que funda en nuestro tiempo del nuestro vieron en el seguro social una perspectiva mo-
una uisioti de lo social que no sea meramente individualis- ral y social diferente, ya que a través de éste se afirmaba la
ta. Mientras que una perspectiva de lo social basada en la cooperación, la solidaridad de clase y un principio de justi-
sola idea del contrato situaba los riesgos de la existencia en cia social hacia los que menos poder poseían en la vida so-

154 155
cial. Émile Laurent, uno de los teóricos del mutualismo en Para el capitalismo, entender los problemas de la enferme-
Europa, escribía en el siglo pasado: dad, la vejez, la incapacidad, los accidentes de trabajo y sus
secuelas, bajo la idea de riesgos, permite superar todos los
La misma desocupación, y los progresos de la industria, y utolladeros de las culpas, las responsabilidades y la preví-
las industrias abandonadas o arruinadas; la miseria, en fin, sión personal de aquéllos. La seguridad social, siendo una
combatida en todos sus aspectos, ¡quién sabe adónde pochá reeponsabilidad colectiva y garantizada por el Estado, per-
llegar algún día el genio de la asociación y el seguro! ¡El segu- mite fundar un principio de justicia hacia quienes, sólo po-
ro! Lo hemos colocado, más arriba, en el rango que le eones .. seedores de su fuerza de trabajo, no pueden asumir por sí
ponde en el orden de los remedios sociales ... Incendios e incle- mismos la cobertura de esos riesgos.
mencias, epizootias y granizadas, siniestros marítimos y A tal punto constituyó este ordenamiento una ideología
desbordes de ríos; todas las plagas del mundo físico pueden de lo social, que diversos aconteceres de la vida individual y
ser mitigadas por el seguro; también las crisis industriales y
el mismo ser humano considerado como un verdadero capítal
del desenvolvimiento social de los grupos fueron convertidos
productivo por el uso de sus facultades, y destinado a desapa- n esta noción de riesgo: la enfermedad, la vejez (fundamen-
recer algún día a causa de un acontecimiento siniestro inde- talmente por la incapacidad para el trabajo y el ingreso, en
pendiente de su voluntad: la muerte. El seguro puede pene- las condiciones de la producción capitalista), la invalidez
trar por doquier; por doquier, y fundándose en la ley de lGS parcial o permanente (fuertemente ligada a los accidentes
grandes números, puede hacer fructificar el ahorro, lograr que del trabajo), la incapacidad fisica o mental; pero también el
las posibilidades de éxito prevalezcan con mucho sobre las de desempleo, las migraciones que produjo la industria, las
fracaso y pérdida, introducir el orden en el desorden, suprimir nuevas condiciones de vida urbana (villas miseria, margina-
el azar, regularizar, en fin, la incertidumbre si no hacerla de- lidad, etc.). Ahora bien, las condiciones de la vida social y
saparecer.P .,
las formas del desarrollo capitalista actual han generado
una nueva composición de lo social, como ya vimos. Diver-
Esta idea del seguro está en la base de pensar una for- sos problemas no sólo fueron entrando en la categoría de
ma de pacificación social, y sus evoluciones posteriores riesgo social, sino que fueron adquiriendo las mismas carac-
hacia la seguridad social y otras formas mixtas (entre Esta- terísticas de las incapacidades, la vejez o la muerte: el de-
do, mutuales corporativas y privados) fueron constituyendo sempleo se hace "estructural" y por lo tanto crónico, la ex-
una verdadera ideología de lo social, basada en la noción de clusión social y la marginalidad resultan permanentes para
riesgos sociales y cobertura por políticas sociales de seguro, grandes sectores de población, los inmigrantes forman sus
Constituir una red solidaria de cobertura de los riesgos fue nuevos guetos en las grandes urbes, la infancia abandonada
para el Estado Benefactor la solución a la vez más humana, es un problema permanente, las condiciones de la violencia
más social y más razonable, para asumir los daños que e.l1l social son cada vez más estables y duraderas, etc. El desafio
el tejido social producen las formas de relación social capi- para los criterios y las capacidades de acción de la cobertu-
talista. Su único oponente por entonces eran los Estados sao ra por seguros resulta enorme, y ésta se ve crecientemente
cialistas, otra forma de entender lo social y la solidaridad. desbordada. Ocurrió en Estados U nidos en la era Reagan,
está ocurriendo actualmente en los países de Europa, se va
imponiendo como necesario volver a plantearse los proble-
12. Émile Laurent, "Le Pauperisme et les Associations de prevoyan- mas de la protección social desde estos nuevos rasgos socia-
ce", citado por P. Rosanvallon en La Nouvelle Question Sociale, París, EJIil\ les, agregado y urgido por la crisis del gastó social que han
de Senil, 1995, pág. 24. provocado. No se trata por cierto de abandonar la protección

156 157
social, sino en cambio de relanzarla con nuevas ideas yac. de una cobertura imaginada sobre la base de los seguros
ciones frente a la situación que provocaron las políticas de privados de enfermedad, que ya han com~nzado a trastro-
ajuste del Estado de los '80. Como señala P. Rosanvallon, llar más aún la precariedad de nuestro SIstema actual de
para Europa y Estados Unidos, "la refundación intelectual y "alud. Recordemos que la idea de la seguridad social, aun
moral del Estado benefactor se ha convertido en la condi- bajolas formas que se difundieron en e~p~í~ a pa~ de los
ción de la supervivencia't.P nños cincuenta,15 permite instaurar prmcipios de Igualdad
En el caso de la Argentina asistimos a un retraso consi- y de justicia social, ya que tiene efecto.sre~istributivos del
derable en la asunción de estos problemas, condicionado ingreso nacional. Esto hace que la solidaridad se muestre
por una negación sistemática del gobierno de la existencia on los tres niveles de las oposiciones sociales clásicas: entre
de este nuevo problema social. El riesgo de exclusión y mar- 1(eneraciones, ya que los viejos gastan más en sa:ud que.los
ginalidad es conjunto con el crecimiento de la pobreza, pero jóvenes; entre clases, ya que cierta indepe,n~encl.a del.mv~l
no en sus cifras absolutas, sino en la indigencia de grandes de ingreso respecto de una cobertura mímma Igualit.an.a
sectores que atraviesan fácilmente una línea de pobreza so- efectúa una redistribución del ingreso y asegura un prmci-
cial hacia una forma de exclusión social permanente. El pío de justicia social, y aun de género, ya que la seguridad
desempleo y la pobreza inicial son sólo el comienzo de un social tiende a proteger a la mujer al considerarla men~s
proceso que, instalada la marginalidad, tiene efectos irre- capaz, o con menos posibilidades sociales, de generar patri-
versibles en el marco de la existencia del individuo. Y estos monio. Este avance de las empresas de seguros de salud
nuevos fenómenos ya no son abordables desde una perspec- tiende a distorsionar aún más este sistema mixto con algún
tiva de seguros, se trata de un nuevo problema social cuya basamento de solidaridad, sin aportar ninguna solución a
magnitud no está dada por las cifras de pobreza existente tos crónicos problemas de la cobertura de salud en la Ar-
sino por los destinos individuales de muerte ciudadana y la gentina. Por otra parte, no hará más que crispar el inevita-
amenaza que constituyen para la propia supervivencia de ble debate acerca de una solidaridad entre los aportantes y
la socíedad.v' Se trata de políticas sociales en un sentido los no aportantes a algún sistema de obra s.o~ial, entre
tan amplio que resultan en verdad políticas a secas, es de- quienes "utilizan" el sistema y los que no lo utilizan, entre
cir, asumir que se trata de fenómenos estructurales de la la solidaridad global de la seguridad social y el pasaje a un
organización de las relaciones económicas y sociales que re- criterio de seguro personal que necesariamente fragmenta-
quieren por lo mismo un replanteo de fondo del modelo de rá la ya maltrecha solidaridad, al hacer que cada individuo
sociedad que se está impulsando. En este contexto la apela- reciba finalmente la cobertura de salud que pueda pagar.
ción a las políticas sociales y aun a la idea de los segures Un nuevo problema amenaza a su vez la noción de ries-
puede resultar simplemente enmascaradora de la situación gos sociales como base de una cobert~~ solidaria: lo~ avan-
real que se padece. ces de la genética humana en la medicina actual. DIversos
Pero más grave aún resulta en el sector salud el avance teóricos han alertado sobre las implicancia s de estos avan-
ces para el cuestionamiento de los criterios de la seguridad

13. P. Rosanvallon, ob. cit., pág. 10.


14. Recordemos la cita del cap. 2 de Galbraitb acerca de la condena a 15. El sistema de salud en el país fue desde entonces mixto, con tres
muerte que pesa sobre los individuos si el Estado abandona sus funciones subsectores que se repartían la cobertura. Obras sociales y mutual~s ?r-
en los cuidados solidarios de la salud; esta afirmación es importante por- ganizadas y administradas por los sin~catos obreros, un secto~ público
que se trata de un economista del capitalismo actual que no puede ser con una capacidad de cobertura supertor al 60 % y un sector privado de
acusado de transformador o revolucionario. ejercicio libera] para la población de ingresos altos.

158 159
social.lf El desarrollo de la genética ha reforzado una ideo- titudes solidarias ni comunitarias para la asunción partici-
logía de la naturaleza individual y determinista de las en- pativa de los problemas. Del mismo modo el Estado y la so-
fermedades, al mostrar su causalidad genética. La noción ciedad no tendrían responsabilidad alguna en la promoción
d~ riesgo asegurable para los criterios de la seguridad so- O el sostén de alguna acción solidaria. En el mejor de los ca-
cial, y aun para los seguros privados de enfermedad está sos, y recordemos que éste era ya el argumento de los con-
ase~tada en la idea de poblaciones sometidas al mismo tipo servadores del siglo pasado, la acción solidaria del Estado
de nesgo ~: e~fermeda~. Porque la noción misma de riesgo es una decisión política caritativa de asistir al enfermo o al
es probabílísríca ~ p.roVlene de la estadística, o sea que, por incapaz, pero no ya el resultado lógico de asumir solidaria-
sus mismos pnnCIpIOS, sólo es aplicable a poblaciones. Co- mente, desde los derechos ciudadanos, un riesgo en común.
mo señala P. Rosanvallon, ((... no hay seguro posible cuando Seguramente la genética actual nos replantee el viejo deba-
las determinaciones son individuales, puesto que, hablando te entre lo innato y lo adquirido, que matizaba a la psiquia-
con propiedad; ya no hay azar. Ya no habría nada que mu- tría de comienzos del siglo. Lo cierto es que es difícil no
~uab~arsi los hombres estuvieran en su totalidad fijamente pensar que este desplazamiento -no novedoso, insisto- de
tnscritos en su naturalezaíP El riesgo es un azar que pue- los problemas de la sociedad hacia el individuo que pro-
de afectar a cualquier individuo, y en esta idea se basa el mueve la genética no estén en relación con los cambios cul-
seguro, ya que se trata de la solidaridad de todos frente al turales que resumimos en el capítulo 2, que también han
azar de algo que puede ocurrir a cualquiera de ellos. Este llevado a resituar al individuo como centro de todas las teo-
desarrollo de la genética, al fijar criterios más determinis- rías y todas las prácticas. Los gestos de triunfo de los viejos
tas, innatos en cierto sentido, de una cantidad importante conservadores suenan tras muchas de estas posiciones, ya
de enfermedades, hace que el riesgo sea de esa persona, con que este pasaje del riesgo social al individuo genera espe-
lo cual el seguro también personaliza el daño que debe cu- ranzas reivindicativas. Escuchemos uno de estos gestos, de
brir. Esto ya está ocurriendo con los seguros privados de en- parte de un teórico francés de la medicina:
fermedad, que excluyen la cobertura de ciertas enfermeda-
des preexistentes a la contratación y toman la incidencia La medicina del futuro será individual. Se nos dijo hasta el
genética de enfermedad como condicionante del daño por hartazgo que sería una medicina de rebaño, una medicina gre-
cubrir. garia, colectiva. Lo que ocurre es todo 10 contrario. La medici-
En el campo de la salud mental este desarrollo de la ge- na concierne al hombre, a un hombre, este hombre único, dife-
né~ca ,eStá.siendo utilizado por los viejos criterios de la psi- rente de todos los demás.l8
quiatría asilar pa~a atacar los principios del enfoque comu-
n~tan? y preventivo de los problemas. En la concepción
biológica de las enfermedades mentales, la comprensión de 4. LA AMENAZA DE DESClUDADANrZACIÓN
u~~ causali~ad "natural" o individual hace que la responsa- PARA LA SALUD MENTAL
bilidad del nesgo se personalice, y no caben entonces las ac-
El gran impulso a las políticas de seguridad social en
Europa fue dado por el reordenamiento social que sobrevi-
16. Véanse Daniel Cohen, Los genes de la esperanza. Al descubrimien- no en la posguerra. Era necesario reconstruir el Estado y la
to del genoma humano, Barcelona, Sebe Barral, 1994; Jean Bernard C'est
Ld
de t: homme qu'il s'agit, París, Odile -Jacob, 1988. P. Rosanvallon, Nou.
uelle Question Sociale, París, Seuil, 1995. 18. Jean Bernard, ob. cit., pág. 247, citado por P. Rosanvallon en La
17. P. Rosanvallon, ob. cít., pág. 35. Nouuelle Question Sociale.

160 161
Nación, restablecer los vínculos ciudadanos, aplicar a esta Ya en la década del cuarenta el sistema de seguros pri-
reconstrucción el espíritu solidario de todos los individuos. vados y mixtos, y aun los que implementaban ~as corpora-
El fortalecimiento del vínculo cívico, tal como lo habían re. ciones obreras a través de mutualidades, habla mostrado
querido la guerra y la resistencia, hacía necesario manteo sus límites para resolver las necesidades de igualdad y
ner la cohesión social sobre la base de principios y sentí- equidad en salud y otros riesgos. Estaba planteada ~a nece-
mientos de solidaridad. Así como todos los ciudadanos sidad de una posición solidarista más global y amplia. Esta
deben estar dispuestos a dar su vida por la patria y la de. disyuntiva entre una cobertura amplia y solidaria, a.cargo
fensa de la Nación, ya que en cuanto a esto (como frente a necesariamente del Estado ya que implica una política de
la muerte) todos los ciudadanos son iguales, los mismos va. redistribución de ingresos, versus una política de seguros,
lores debían aplicarse a la defensa de la vida. Las obligacio- que siempre lleva a alguna f?rma de priv~tización, ~e so-
nes igualitarias de la ciudadanía para con la guerra debían bre la que tuvieron que decidirse en los paises de Occlde~te
aplicarse a los derechos sociales en defensa de la vida. Na. la cobertura de los riesgos. Esquemáticamente puede decir-
die cuestionaba entonces un sistema solidario de cobertura se que Europa tomó el camino,de.la se~~ad so~ial; Esta-
de las amenazas a ésta: vejez, salud, incapacidad, desem- dos Unidos y los países de su órbita (Amen ca latma, de un
pleo. El vínculo CÍvicoy el vínculo social eran comprendidos modo especial) siguieron el camino de los seguros, con ma-
entonces como parte de una misma lógica. P. Rosanvallon yor o menor grado de privatización. Est~s polític.as comen-
señala respecto de este cimiento del Estado Benefactor: zaron a mostrar que mientras la segundad SOCIalgenera
una mayor cohesión social, al vincular ~strecham~nte.los
Lo propio de la guerra es instaurar un principio de equiva- derechos ciudadanos con los derechos SOCIales,la p~vatIza-
lencia radical: todas las vidas tienen un mismo peso y puede ción que los disocia, tiene un efecto opuesto de desciudada-
exigirse de la misma manera el sacrificio de cada uno. El Esta- niz;ción.21 Se trata entonces de una disyuntiva clave, aún
do providencia es una versión apaciguada y ordinaria de ese vigente: si se trata sólo de aplicar ~ecanismos asegurado-
ideal, pero está fundado en un idéntico mecenismo.I'' res de los diversos riesgos, en el mejor de los casos el Esta-
do sólo podrá regular pero ya no garantizar la cohesión so-
El mismo Beveridge había insistido sobre la importancia cial, dado que estos sistemas de cobe7tura. no _pueden ser
del momento político y social de posguerra para la creación equitativos, son discriminativos y no l~ual.ltanos" y por lo
de la seguridad social sobre las bases de la igualdad y la so- mismo eximen a los individuos de la solidaridad. Solo el Es-
lidaridad: tado puede garantizar ciertos derechos sociales, .co~o ~oh~-
ce con los derechos políticos, igualitarios y no discriminati-
El efecto más general de la guerra es hacer más importan- vos, yesos derechos sociales, como los políticos, requieren
tes a las personas corrientes. Cada individuo sano de la comu- de instancias concretas e institucionales para asegurar su
nidad, en efecto, se convierte en un capital precioso ... El mo-
mento es propicio para volver a sellar la unidad social de la
nación.20 21. El ejemplo de Cuba es al respecto ilustrativo: la guerra revoluc~o-
naria que comprometió a casi todo su pueblo aportó el e~emento esencial
de ciudadanía solidaria, necesario para concretar una 19u~ldad real de
19. Pierre Rosanvallon, La nueva cuestión social, Buenos Aires, Ma- derechos sociales. Esto fue la base social de su reconocido sistema de sa-
nantial, 1995, pág. 49. lud, que garantiza una cobertura amplia a cargo del Es~do y con fuerte
20. W. H. Beveridge, The Pillare of Security and other War-time Es- participación de la comunidad. El sistema de salud. consti~ye a la vez un
says and Adresses, Londres, 1943, citado por Rosanvallon, ob, cit., pág. 51. elemento esencial en el mantenimiento de la cohesión SOCIal en Cuba.

162 163
implementación. Éste es el lugar de la cobertura de riesgos pios más vastos, de justicia, de derechos, de formas de ciu-
bajo los principios de solidaridad, igualdad y equidad: de dadanía, de cómo sostener la integración social. Salvo que
asegurar la cohesión social al preservar los fundamentos de el sistema político esté decidiendo reconocer y reflejar en
la ciudadanía. las políticas del Estado a la sociedad real, con sus injusti-
El problema de la cobertura de riesgos, especialmente en cias en la distribución del ingreso, con sus flagrantes desi-
salud, desborda hoy ampliamente las cuestiones económi- gualdades de riqueza, de poder y de exposición diferenciada
cas de su financiamiento. Se trata de decisiones políticas a los riesgos. En este caso deberá asumir que el principio de
que necesitan de un replanteo en profundidad de lo esen- justicia será individual, reduciendo la justicia al derecho
cial de los derechos de ciudadanía, ya que lo que en verdad contractual entre los individuos, abandonando entonces la
está afectado para el futuro de la vida social es la capacidad función de asegurar la integración social. Porque sólo la
de mantenimiento de un nivel de cohesión social que re- afirmación de una comunidad de riesgos y de valores de
quiere necesariamente de los principios de igualdad y so- igualdad entre todos los individuos frente a ellos (salud, ve-
lidaridad. Aún más: es evidente que de no mantenerse la jez, incapacidad, etc.) puede asegurar la solidaridad y la
cohesión social a través de la preservación de ciertos dere- igualdad como principios de justicia y requisitos de la cohe-
chos sociales (a la vida, la salud, etc.), esto afectará a los sión social.
derechos políticos y a la larga a la viabilidad misma de la En Salud Mental no pensamos solamente en las desi-
democracia, ya que no es imaginable una sociedad disgre- gualdades reales que se producen por el desenvolvimiento
gada, con desigualdades profundas, con sectores de indivi- social y las formas de apropiación económica; no se trata
duos excluidos de los intercambios sociales (económicos y solamente de las desigualdades entre ricos y pobres, entre
simbólicos) y a la vez capaz de asegurar los principios de la obreros y patrones; se trata también de las desigualdades
convivencia democrática. entre los hombres que responden a otras determinaciones
Se trata, por cierto, de decisiones políticas del Estado ·en (de naturaleza, de comportamiento, de identidad sexual, de
su más amplio sentido, que sólo pueden canalizarse por las azar, de capacidades simbólicas, de habilidades, etc.), ya
instancias públicas. Si el Estado se retira de estas funcio- que la solidaridad debe definirse justamente como una
nes, como de hecho está sucediendo, se retira al mismo compensación de las desigualdades, bajo un principio de
tiempo de su función de asegurar los principios de justicia justicia. Esto es lo que se reclama en la denuncia al trato
social, de igualdad y equidad en la cobertura de los riesgos. social y disciplinario que se aplicó a los enfermos mentales,
Porque frente a éstos sólo el Estado puede garantizar una a los niños, a los discapacitados físicos, a los viejos jubila-
justicia distributiva capaz de asegurar una igualdad ciuda- dos, etc., porque enfrentar racionalmente a las desigualda-
dana como principio de justicia, fundada en una redistribu- des sociales se ha ido convirtiendo en una lucha permanen-
ción del ingreso entre ricos y pobres, según el principio apli- te contra las diferentes discriminaciones que afectan a
cable a la defensa de la vida: "a cada uno según sus nuestra vida social. Estas posiciones son nucleares de los
necesidades". Lo contrario consiste en una mera igualdad criterios de Salud Mental, ya que la sociedad, legitimada
de derecho, es decir, de un contrato privado por el cual cada por el poder político, tiende a discriminar a los individuos
ciudadano recibe como atención de su salud, de su vejez, de por diversos caracteres: el sexo, la vejez, la raza, las disca-
su incapacidad, un equivalente igual a su aporte. De este pacidades físicas o mentales, la pobreza, la enfermedad
modo las prestaciones reflejan siempre y necesariamente la mental, el sida, etc. Se trata de que defender la salud men-
capacidad económica del aportante. Por eso es falso insisto tal de los individuos y mantener una acción preventiva so-
limitar el problema al debate económico. Se trata d~ princi~ bre ellos se ha convertido en algo inseparable de la lucha

164 165
co~tra las diversas discriminaciones que los afectan. Por lo de Salud Mental, desde una posición asistencial, terminan
mismo, la norma de equidad (es decir, de un trato equiva- nceptando las condiciones de esta privatización del riesg~.
lente entre todos los individuos) y una política tendiente a Como vemos, las decisiones políticas respecto a la dIS-
la cor:~cción de estas desigualdades naturales y sociales, yuntiva entre Seguridad Social o seguros tienen consecuen-
son básícas a las acciones de Salud Mental. cias más vastas que las de un financiamiento del gasto. Se
. Gran parte de las nuevas demandas a Salud Mental con. trata de la responsabilidad primaria del Estado de asegurar ..
sisten en individu~s que, por diversas razones, padecen de la ciudadanía y la cohesión social, que son a su vez la base
alguna forma de discriminación, y también los problemas de la nación. Sobre todo en una época en la cual, en los in-
que plantea a los individuos la discriminación social hace dividuos y en la cultura, se difunde un imaginario de los va-
de este grupo una población de riesgo de enfermedad meno lores de lo privado y la realización personal que abre las
tal. Se establece con facilidad una lógica por la cual el he. puertas a las políticas de someter los riesgos a las leyes eco-
cho de padecer la discriminación se va identificando como nómicas y a los valores de la ideología de mercado. P. Ro-
un p~~blema ~ersonal de quien la padece y requiere de sanvallon ha enfatizado sobre estas condiciones sociales co-
atención especial. Si los efectores de Salud Mental se limi- mo un verdadero obstáculo para la protección social:
ta:an a. atender a estas personas desde una perspectiva
aSlste~clal p~a~ podrían estar contribuyendo, a pesar suyo, Por otra parte, tal vez sea eso lo que permite explicar en
a.su ?~ere~~Iacl~n .co~o ~íctimas sociales. Este proceso de profundidad la dificultad de introducir un Estado providencia
dlscn~aclOn,.VlctrmIzaclón y asistencia impregna con fre- en la mayoría de los países del Tercer Mundo. Si es imposible
cuen~la l~,s acciones de salud mental. Y esto responde a la desarrollar un sistema asegurador sin 'desarrollo económico y
c?nstItuclOn de un imaginario social nuevo acerca de las de- generalización del trabajo asalariado, la falta de Estado pro-
videncia solidarista obedece principalmente al carácter super-
sigualdades sociales. Este imaginario se fue construyendo
ficial de la identidad colectiva. Cuando el sentimiento nacio-
c~m~ parte de la caída de los criterios de ciudadanía y la nal se deriva sobre todo de la apropiación individual de
perdida de los derechos sociales. Comenzó en Estados Uni- símbolos valorizan tes (según el modo de la identificación con
do~ hace y~ años y luego ha tendido a extenderse a otros deportistas o uedettes, por ejemplo) o cuando procede de una
paises: el SIstema funciona como exigencia al Estado o a las simple oposición a terceros, no permite fundar obligaciones
empresas ~e una "reparación" económica (o indemnización) recíprocas. La nación sólo se comprende entonces según el
por un dano causado al individuo por la discriminación modo de un bloque idealizado, al que se presupone unificado y
Muchos mo~entos sociales en Estados Unidos y tambié~ homogéneo.V
en algunos paises de Europa han defendido el criterio de
considerar víctimas a aquellas personas que padecen de al-
~na disc~minación (por identidad sexual, por raza, por 5. LOS LiMITES DEL SEGURO FRENTE
origen nacional, por discapacidad, por enfermedad mental, A LA EXCLUSIÓN SOCIAL
e~c.), aba_ndonando la idea del reclamo por los derechos so-
ciales y CIUdadanos conculcados. Estas personas entran lue- Como ya he señalado, en los últimos años la irrupción
go "natur~lme~~e" en la idea de ser víctimas, y el derecho en las sociedades capitalistas del fenómeno de los exclui-
que :st~ situación les otorga de recibir una compensación dos sociales, que hizo girar todo el problema de la margi-
economica por el daño. También "naturalmente" su reclamo
de asistencia queda pegado a su condición de víctima ce-
rrando un círculo dentro del cual el individuo y el téc~ico 22. Pierre Rosanvallon, ob, cit., pág. 69.

166 167
nalidad h.acia un nuevo horizonte, plantea nuevos proble-
mas y obliga a un nuevo pensamiento sobre la complejidad que, aun cuando no desaparezcan totalmente los seguros
de lo social. Desde entonces todos los debates sobre la inte- privados y mixtos, la idea de una solución a los riesgos por
gracíón socia~y todas las políticas ligadas a la protección vía de los seguros ha perdido vigencia, dando cada vez más
social se analizan en relación con este nuevo fenómeno. El lugar a una forma de solidaridad global, urgida por la nece-
problema es más vasto y más complejo, en tanto cuestiona sidad imperiosa de afirmar una ciudadanía social. Las
los fundamentos mismos de la sociabilidad que se está tensiones sociales se han agudizado, haciendo acelerar el pro-
construyendo. En esta nueva complejidad de la sociedad ceso por el cual se hace necesario pasar de un financia-
comienzan a visualizarse los efectos de dos situaciones miento basado en los aportes individuales a otro sostenido
nueva~: por un. l~~o l~ fragilización general del trabajo por los contribuyentes (es decir, los impuestos). El desem-
asal~ado (flexíbílízacíon laboral, desempleo, ingresos in- pleo, que se generalizó en todos los países, hace necesario,
suficientes para las necesidades básicas, trabajo en negro, según los "expertos" en cuestiones laborales, bajar el costo la-
etc.); por otra parte, el crecimiento y la crisis concomitante boral, lo cual agudiza la crisis de ingresos de los seguros de
d~ las clases medias urbanas, que las han convertido en un obras sociales y los aportes a los sistemas privados. Si no
pivote de las políticas fiscales y de ordenamiento social, a se quiere dejar caer el sistema de salud y la cobertura, se
la vez ~':l?han lleg~do hasta ellas la misma fragilidad en hace necesario cubrir esos aportes con impuestos. Es lo
su ~oslcIOn económica y la misma amenaza de exclusión que hace Francia desde 1990, adoptando la CGS (Contri-
SOCIalque pesan sobre los asalariados. Como ya señalé en bución Social Generalizada), un gravamen sobre los ingre-
el capítulo 2, el problema no se reduce a la pobreza de sos destinado a financiar la Seguridad Social. Lo mismo
grandes sectore~~ ni ~un al fenómeno acotado de los que está sucediendo en Alemania. España sigue esa política
sufren la excl'usión, sino que cobra dimensiones extensas desde hace diez años. Los problemas de la Seguridad So-
por la instalación en la subjetividad de todos los individuos cial24 en su conjunto escapan al ámbito de los gremios
del terror que provoca esta fragilización global de la exis- obreros, y la insuficiencia de los seguros privados es noto-
ten~ia y q~e actúa como una fuerza importante de disgre- ria (salvo en la complementación de cobertura, que es lo
gación soc~al.Porqu~ la exclusión social es un proceso y no que están haciendo). El tema es ahora de la incumbencia
sólo un eXLsten~esocial dado, y los cambios en los empleos de los parlamentos y las decisiones deben tomarlas los re-
y en las profasionas, que se produjeron a partir de la nue- presentantes políticos.
va situación social, se constituyeron en una amenaza a to- Como ya vimos, desde hace cien años en toda Europa se
dos los individuos de todas las capas sociales.23 En estas plantea acordar una protección social contra los riesgos de
nuevas condiciones las políticas de la privatización en sa- enfermedad, vejez, incapacidad, accidentes de trabajo, de-
lud y los seguros privados de enfermedad se encuentran
con obstáculos.
24. Se ha generalizado la expresión "Seguridad Social", que se utiliza
En todos los países de Europa se discute hoy sobre el fu- con diversas acepciones. En sentido estricto debiera reservarse esta locu-
turo de la protección social. En general, con la tendencia a ción, según su mismo origen, para los sistemasque procuran una cobertu-
"a automática y global de todos los ciudadanos, sin que haya relación en-
tre los aportes económicos y las prestaciones, y sin discriminar respecto
del financiamiento, entre los impuestos, gravámenes especiales, contribu-
. 23. Vé~e al respecto Robert Castal, La déstabilisation de la condi- ciones con fines determinados, etc. Es inherente a la seguridad social la
tion:salariale, París, Alternatives Economiques, febrero de 1994 y Sylvia Idea de un sistema de salud nacional, independientemente de los niveles
Bermann, Trabajo precario-y salud mental, Córdoba, Narvaja, 1996. de descentralización que se propongan para sus efectores o su adminis-
tración.

168
169
socupaci_ón. La cobertura de esos riesgos dependió durante lización en un 100 % en España, Dinamarca, Inglaterra y
mucho tiempo de las iniciativas privadas y de la previsión Portugal; entre el 100 % y un mínimo del 80 %, el resto de
q,:e tomaban las familias, ya que cada persona debía asu- los países de la Comunidad Europea. El resto de la atención
mir sus responsabilidades respecto de los riesgos. Surgie- ambulatoria a 1991 (OCDE, 1991) está cubierto desde un
ron así las sociedades mutuales y de socorros mutuos más lOO % en Irlanda y Portugal; 88 % en Inglaterra y Luxem-
tarde las obras sociales sindicales, con fines no lucrativos, burgo; un 80 % en Austria, Bélgica y Dinamarca; un 73 %
q.ue proponen contratos de cobertura para los diferentes en Italia, y un 59,5 % en Francia.é'' De los gastos totales en
nesgos. T~bién la empresa privada vio allí una oportuní- salud los países que adoptaron sistemas de Seguridad So-
dad, y surgió la oferta de seguros de enfermedad, que en cial (Inglaterra, Noruega, Suecia, etc.) sólo entre e14 y e15
general eran contratados por los sectores no asalariados. % lo soportan privadamente los individuos, en general a
Cabe agregar a los seguros sociales privados, por convenios través de seguros privados complementarios a la cobertura
ent_re empleadores y personal de las grandes empresas, no de la Seguridad Social. En Japón, con un sistema de Seguri-
oblígatorios, para la cobertura de enfermedad, jubilación, dad Social muy amplio, la participación de los individuos en
a~clde~tes, etc. Hago este recordat.orio para señalar que la el gaste es un.poco superior al 10 % del total, igual que en
sItuaclOl1;actual de los sistemas de protección social man- Alemania. En estos últimos países el sector público estatal
tiene algún nivel de esta heterogeneidad de origen, produc- soporta alrededor de un 5 % del gasto. Por el contrario en
to de ~a larg~ evolución, resultado de políticas diversas y Estados Unidos, con su sistema mixto de alto costo como vi-
expresión ~e difere~tes relaciones de poder a lo largo de la mos en el gráfico anterior, muestra respecto de 1990 (OC-
primera mitad del SIglo. También producto de las tradicío- DE, 1991) que el sector público aporta un 25 % del gasto,
ne~ .y los comportamientos culturales de cada país que han los enfermos un 30 % en forma directa, y los seguros priva-
facilit~do al~a~ tendencias y detenido otras. El actual gi- dos, un 28 %, quedando para los diversos seguros sociales
ro hacia las políticas de Seguridad Social es producto de es- poco más del 10 %. Mientras que en toda Europa los segu-
ta historia y contiene gran parte de Jos elementos de ella ros privados han ido ocupando la franja de cobertura com-
así como también de los requerimientos que impone la nue- plementaria (servicios de especialistas, internación, etc. de
va situación social. una calidad o confort mayores que los que posee la Seguri-
. , En los año,s.ochenta se extendieron por Europa, en oposi- dad Social), en Estados Unidos y -como veremos luego en
cion a las políticas de Reagan en Estados Unidos, las cober- detalle- en la Argentina, la expansión de los seguros priva-
turas de riesgos independizadas de los aportes personales: dos no'ha hecho más que derivar al sector público estatal la
99 % de los individuos está asegurado en Francia' 95 % en demanda de quienes, los más pobres o indigentes, no tienen
España; !:)2% en Alemania La mayor parte de los países de recursos para el pago personal de su asistencia, aumentan-
Em:opa han adoptado regímenes universales de Seguridad do el gasto directo del Estado. Está claro: no se trata de un
SocI~I, que cubren al 100 % de la población: Inglaterra a ahorro económico del Estado sino de ofrecerles un negocio
partir de 1948; en 1960,.Dinamarca; Suecia, en 1962' Lu- rentable a las empresas privadas.
xemburgo! en 1964; Italia, desde 1979, igual que Gre~ia y Es discutible el tema de cuál es el mejor sistema de sa-
Portugal. 20 La Seguridad Social cubre los gastos de hospita-

26. Informes de la OCDE (Organización para la Cooperación y el De-


25. Véase Jean-Pierre Dumont, Les Systémes de Protection Sociale en sarrollo Económico). Véanse los gráficos ilustrativos en Jean-Pierre Du-
Europe, París, Ed. Económica, 1995, 38. ed. mont, oh. cit.

170 171
ludo Lo que ha ocurrido en los países del Tercer Mundo es ce, respondiendo a una pregunta de su entrevistador
que no se discute sobre las perspectivas sanitarias o socia- respecto de qué depende una reinserción social exitosa:
les de la salud, pretendiendo que la elección del sistema de
salud responda sólo a las perspectivas económicas en el ¡De la crisis económica! es la primera respuesta. No hay
marco de la globalización de la economía. Desde criterios que desestimar la coyuntura, habrá siempre un RMI. Co~o ~a
habido siempre un desocupado friccional habrá un RMI friCCIO-
sociales, que siguen vigentes en Europa, Japón y Canadá, nal. Habrá siempre personas que, un día, estarán sin autono-
un buen sistema es aquel que cubre igualitariamente a to- mía económica, sin ingreso, porque tienen problemas existen-
dos sus ciudadanos de todos los riesgos de enfermedad, ase- ciales muy pesados; ellos salen de prisión, son alcohólicos, son
gurando un financiamiento solidario. La perspectiva social toxicómanos, salen de un hospital psiquiátrico, están en los
agrega a la consigna de "buena salud" la de un buen costo márgenes de la salud mental, son personas cansadas, d~sgas-
económico, es decir de proteger con la mayor calidad y el tadas por la vida. Usted tiene también los azares de la Vl~a.de
menor costo. Pero se trata de poner el costo económico en pareja. Toda una parte de la retribución del RMI es reclbl~a
función de los criterios de la salud y no al revés, la salud so- por mujeres que están sin actividad profesional y p~r.a qu~e-
metida a las exigencias del costo. Jean-Pierre Dumont, uno nes, de golpe, la vida de pareja se rompió. El RMI esta inscrito
de los mayores especialistas en Seguridad Social, señala: en nuestra protección social de manera suficientemente du-
"...un liberalismo sin freno resulta muy costoso, sin despren- rable.29
derse de ello buenos resultados sanitarios".27
. El argumento de la asunción personal de los riesgos, el Está claro cuáles son los nuevos sujetos de la protección
Impulso a la privatización en salud, la hegemonía que to- social a partir de lo que sigue llamándose la crisis económi-
man las empresas aseguradoras no constituyen soluciones ca: la franja de los excluidos, pero no ya de los que se mar-
para los problemas existentes; se trata sólo de rentabilida- ginalizaban por su indigencia sino (y por eso he preferido el
des pasajeras sobre las cuales no podrá estabilizarse nin- ejemplo de los países de Europa, ya que el desarrollo de sus
guna política ni ningún sistema de salud, como lo ha mos- economías hace más evidente el nuevo carácter de los pro-
trado suficientemente la situación de Estados Unidos. La cesos de exclusión) de estos nuevos sujetos sociales que ad-
tendencia en Europa, con todas las dificultades que se pre- viene a su condición marginal por los mismos avatares de
sentan, parece marcar la apertura de un debate sobre cómo la organización de la sociedad.
pensar la protección social en esta nueva situación social y
cuáles son los límites de una política restringida a la anti-
gua noción de riesgos. De hecho ese debate no podrá llevar-
se a cabo sin tener en cuenta los nuevos fenómenos de la
e~clusión. En una entrevista que le realizó el diario pari-
siense Le Monde a Bertrand Fragonard, delegado intermi-
nisterial del RMI (Revenu Mínimum D'Insertion),28 éste di- a cargo del Estado, que pueden cobrar los desempleados que no r~ciban
otro ingreso, u otros individuosque por diversas razones hayan ~r~do un
ingresosuficientepara su subsistencia,o no cuenten con él. El cnteno de la
27. Jean-Pierre Dumont, ob. cit., pág. 116. leyes asegurar a todoslos ciudadanos una condicióneconómicapara la in-
28. El RMI fue creado por ley en 1988y reformado para ser ampliado serciónsocial,contraprestando algún tipo de actividad comunitaria ~ue les
e~ 1992.Consiste en asegurar a todoslos ciudadanosfrancesesque por dis- brinda a su vez una forma digna de inserciónen losintercambios sociales.
tintos motivos(drogadicción,jóvenes sin formaciónprofesional,ex deteni- 29. Bertrand Fragonard, entrevistas en Le Monde, París, Le Monde
dos,enfermos mentales en procesode reinserción,etc.) un ingreso mínimo Porche, 1993.

172 173
6. SIN INTEGRACIÓN SOCIAL NO HAY HORIZONTE tos policiales que autorizan la detención de los individuos.
PARA LA SALUD MENTAL En situación próxima a esta legislación s~ encuentrru: tam-
bién los enfermos mentales, con las conocidas denuncias so-
Vale recordar que, al menos desde la Revolución Fran- bre su maltrato institucional y social. Lo cierto es que des-
cesa, la modernidad concibió al Estado principalmente co- de siempre hemos sabido que la exclusión soci,al ~s a la v~z,
mo reductor de las incertidumbres y productor de seguri- aun cuando tenga tiempos diferentes, una perdid~ de. ~IU-
dad para los individuos y conjuntos sociales. Aun en los dadanía. Esta lógica de diferenciación social, margmacion y
momentos en los que la lucha de clases y las demás luchas desciudadanización, se impuso a lo largo de toda la moder-
por el poder ponían en jaque los principios del Estado y nidad, y no debieran sorprendernos sus manifestaciones ac-
sus funciones (sobre todo en cuanto los gobiernos 'autorita- tuales. Quienes trabajamos vinculados a la salud mental
rios o las dictaduras), el Estado no se despojaba de estas estuvimos entre los primeros en mostrar la acción de esta
funciones de seguridad para la sociedad. Los ciudadanos, lógica en el imaginario social y en el poder institucional y
en períodos de crisis o convulsiones sociales, suelen ser disciplinario, respecto de los enfe~os ~entales,.y nuestro
portadores de este reclamo a los gobernantes para que ase- saber sobre ella nos alerta en dos direcciones: pnmero, sa-
guren esa función del Estado. y vale recordar también que bemos de la capacidad patogénica que esta diferenc~aci?~-
desde la Revolución Francesa y para toda la modernidad exclusión social produce en la subjetividad de los indivi-
occidental, se vincularon fuertemente los derechos ciuda- duos; segundo, sabemos también que los pro~es.o~ de
danos con determinados valores del individuo: tienen dere- exclusión no dejan indemnes a la cultura y la subjetividad
cho pleno de ciudadanía aquellos individuos que sean autó- de los integrados socialmente. .
nomos, no dependientes o esclavos, dueños de su voluntad. Quizá lo excepcional de la situación actual sea su magru-
Por lo mismo, la ciudadanía estuvo restringida hasta no tud, y la aceptación que la sociedad parece m~strar frente a
hace mucho para ciertos sectores: los pobres sin oficio ni este fenómeno. Por eso he elegido recorrer prunero (cap '.2)
empleo, la servidumbre, las mujeres, los niños, los enfer- los cambios en la cultura y las subjetividades que han Ido
mos mentales. La conquista de su derecho ciudadano al su- acompañando a la transformación de la sociedad y las fun-
fragio, en el caso de las mujeres y los pobres, costó muchas ciones del Estado. La crisis del Estado Benefactor afecta. al
luchas sociales, y aún les es negado en varios países a los conjunto de la vida social y la cultura, no s~ reduce de n_~-
enfermos mentales. gún modo a un reordenamiento de su~ ~CIO~~s burocráti-
Sobre la base de estos valores de la revolución burguesa, cas, su papel en.la economía o la administración ~el po~:r.
la sociedad discriminó siempre a aquellos individuos que Como ha sido dicho, esta crisis tiene una nueva dimensión,
mostraban su no integración a la vida social en algunos de antropológica, que se corresponde con una nueva ~ra d~,la
los espacios legitimados: la razón, el acatamiento a la ley, el sociedad marcada por el individualismo y la masificación.
trabajo. La vagancia y la mendicidad no sólo han estado En estas condiciones se hace necesario pensar en los proce-
censuradas socialmente, y sus sujetos excluidos de la vida sos de exclusión, dado que en el imaginario social mismo se
social, sino que distintas legislaciones la condenaban, o la ha instalado como un riesgo natural, la posibilidad de la
continúan condenando, penalmente. En Francia sólo en exclusión, ya' que se ha ido aceptando desde hace tiempola
1994 se modificó esta legislación, que persiste en varios disociación entre la economía y la sociedad. En esta dISOCIa-
países de Europa y en la mitad de los estados de Estados ción entre lo económico y lo social se basan casi todos los
Unidos. En la Argentina y en general en toda América lati- argumentos de la política, que parece ~recientement~ diri-
na aún se mantiene, en algunos casos con la forma de edic- gida a la administración de la economia y no a la orienta-

174 175
ci6n de la sociedad La mi .
que aloja la acepta~i6n de sr;:: ~de~ de.l~ "sociedad dual", poco aseguran al individuo su derecho a vivir como un ciu-
al margen de la vida social q ti a~ mdiVIduos que quedan dadano completo.
la economía como si ellas .' stifiun a en las necesidades de Sin embargo, con estas carencias, se observa en los paí-
de la exclusión, JUS caran esta lógica perversa ses centrales una política activa para la inserción social de
Los países europeos m ho ma , los excluidos, sobre todo a través de estos programas de
Unidos o América 1atin'a ~c °fim~s sensIbles que Estados trabajo subvencionado o promovido por el Estado, lo cual
ten tan atenuar su lógi a os enomenos de exclusión, in- equivale también a aceptar la exclusión social como un
cluidos, En pocos años ::fuPerversbaindemnizando a los ex- existente concreto. A diferencia de países como la Argenti-
e apro ando una le . 1 ' ,
ra establecer diversos s b idí gIS acion pa- na, que no sólo no cuentan con políticas activas de reinser-
, di ' U SI lOSY compens '
m víduos que quedan afu d Ia vi , acronas a los ci6n sino que ni siquiera reconocen la producción social de
te dirigidos a dos ámbito ' ef~ lí a VIdasocial. Básicamen_ la exclusi6n y su existencia real. Mientras que los países
ra quienes han perdido un in e mgreso de ~ubsistencia pa- centrales, Europa y Estados Unidos básicamente (que con
mita subsistir y el de 1 ' gre~o económICOque les per- frecuencia son los que dictan las políticas sobre el Estado
, as mcapacldad L"
legislaci6n no está dirigid ' es. ogIcamente esta que siguen nuestros gobiernos), promueven la creación de
sión sino sólo l'I atenua a a corregíj-los procesos de exc1u- empleos subvencionados en el sector de los servicios públi-
. '"". r sus consecuen' al '
víduos. Esto puede beneficiar a al cías en , gunos mdi- cos para atenuar la desocupación, en América latina el sec-
ha hecho siempre la caríd d . ~os excluIdos, como 10 tor público es uno de los causantes mayores del desempleo,
ningún modo para restabl:c PrI~a ~,.pero no alcanza de al despedir agentes del Estado en nombre del ajuste, de la
democrática fundada sobre l:ri Pfl~~IPlOS,~e una sociedad eficacia, de la economía del gasto.
miento de los ciudadanos gua ad CIvily el reconoci- Igualmente, a pesar de estas políticas de compensación
los discursos de esta legisl~o~o po~a~o.res de ?erechos, En económica de la exclusión, el Estado Benefactor, tal como se
s~rción social, como funciónc~~ ~ egítima la Idea de la in- lo construyó a partir de los años cincuenta, ya no existe,
solo de un derecho a vivir sino st~?O, ya que se trata no Aquellos fundamentos que dieron lugar a su difusión en
vir insertado socialmente tamblen de un derecho a vi- Occidente -la igualdad, la equidad social, solidaridad, justi-
' ,aun cuando está lící ,
eh a mserci6n no modíñ 1 a imp CItOque di- cia social distributiva, protección colectiva de los riesgos,
ca o sustancial d ti
como socialmente excluid ( 1d que e me al sujeto derechos sociales de los ciudadanos, etc.- ya no existen. Pe-
adicto, de ex enfermo me~t~ desempleo, l~ condición de ex ro no sólo porque se han producido cambios ideológicos y
pacidad, la pérdida de 1 ' de ex ~coho.lista, de tal inca- políticos importantes, sino también porque, frente al nuevo
funcionalidad entre sus ~gar , e reSIdenCIa, la pérdida de problema social de la exclusión, una política de derechos so-
rales etc) 30 S' bi apacldades y las exigencias labo- ciales encontraría sus límites en la sociedad actual. Como
, ', I len no Son líti d
. po cas e tutelaje social, tam- han señalado varios autores 31 el Estado Benefactor estaba
organizado para atender solidariamente los problemas de
30. A diferencia de la política de subsidi '
do Benefactor estas indemru" os que unplementaba el Esta-
id " zaClOneso compe' ,
1 ea de la Inserción social est bl . nsaclOnes, sostenIdas en la 31. Véase Chantal Nicole-Drancourt, "L'lnsertion professionnelle des
duo recibe de ayuda y la ~b1i a ,:cen una relación entre lo que el indivi- jeunes", CNRS-INSEE, París, 1991. El informe del Grupo Técnico Cuan-
solicitado por las ínseaneí gaci n que contrae de prestar algún trabA;o
. las comunales Así fun . "" titativo sobre la Perspectiva de Exclusión, bajo la dirección de Philippe
tamblén el WOl'kFare de Est d U'd' Clona el RMI francés y Nasse, Exclus et Exclusions: connaUre les populations, comprendre les
tacíén laboral-social del bene:ci °ans.ro os, que establece una contrapres- processus, París, editado por Commissariat general du Plan, enero de
o.
1992; Robert Castel y Jean-Francois Laé, La diagonale du pauure, París,

176
177
la protección de poblaciones homogéneas organizadas sobre del proceso económico, los cambios tecnológicos en el traba-
las oposiciones de clase, una marginalidad acotada a secto- jo que excluyen a los que no logran acoplarse, los cambios
res periféricos de la sociedad y un tipo de riesgos mensura- en los valores culturales que modificaron en poco tiempo el
bles. El Estado actual debe encarar un problema de exclu- prestigio de ciertas profesiones, etcétera.
sión que afecta a individuos con alguna independencia El hecho de que la situación de los excluidos mantenga
respecto a su pertenencia de clase social, ya que provienen esta heterogeneidad de problemas, que, insisto, obliga a un
de diferentes estratos y jerarquías sociales, con poblaciones análisis particular de la complejidad de la exclusión, ya que
en riesgo más vastas y heterogéneas, que hacen necesarias no puede remitirse a la sola pertenencia de clase, hace que
acciones más particularizadas. Estos "nuevos sujetos socia- los excluidos no conformen estrictamente un sector social
les", de los que hablan distintos autores, son justamente los capaz de organizarse y resistir las políticas que alimentan
individuos producidos por estas nuevas formas de lo social el proceso de exclusión. No existe una movilización global
en el seno de una cultura que acompañó estos cambios y ge~ de aquéllos, porque no constituyen estrictamente un sector
neró nuevas formas subjetivas. social sino un conjunto heterogéneo de individuos y fami-
Puede observarse en la Argentina: es notable que los lias que refieren su propia exclusión. a historias más o me-
nuevos excluidos sociales ya no son, como antes, poblacio- nos particularizadas, siendo dificil que se identifiquen con
~es,con característ~cas identificables (villeros, inmigrantes, un interés común y, con frecuencia, ni siquiera con un des-
indígenas, etc.), sino un conglomerado heterogéneo, que tino social común. Ya no se trata solamente de los villeros
sólo puede entenderse por historias y aconteceres particula- de antes, ni de los despedidos de una empresa, ni de un
res. Provienen de sectores sociales variados, de diverso ori- grupo étnico especial. Son cada vez más como los restos de
gen geográfico, distintos niveles de capacitación profesio- los disfuncionamientos sociales, se los acepta como si se
nal, diversos grados de desarrollo intelectual, .relaciones tratara no de políticas sino del proceso natural del desarro-
variadas con la cultura, etc. La exclusión que padecen ya llo de la economía de mercado, lo que permite a los mismos
no puede referirse a su pertenencia a un sector de la pobla- que ejecutan estas políticas, lamentarse de sus resultados.
c~ónde riesgo (por ejemplo: pequeños comerciantes, profe- Son también la muestra del proceso de desocialización al
sionales, artesanos, obreros calificados, junto a los desocu- que he aludido anteriormente, ya que son el síntoma mani-
pados de la industria, los inmigrantes de países vecinos fiesto de una descomposición de lo social. Viviendo al mar-
también los que provienen del interior del país y tratan d~ gen de los procesos de producción, en los márgenes de los
hallar lugar social en las ciudades, etc.), obligando a una intercambios económicos, afuera de la producción y apro-
consideración particularizada. Clásicamente las teorías so- piación simbólica, sus rasgos individuales (su historia fa-
ciales, sobre todo las de izquierda, pensaron a la exclusión miliar y personal, sus habilidades, sus conocimientos, su
estrechamente ligada a las diferencias de clase social (como pensamiento sobre la sociedad y la cultura, etc.) quedan
ellumpen-proletariado), pero el análisis actual, partiendo subsumidos por el carácter de la exclusión. Cuando se in-
de esta heterogeneidad, obliga a pensar en los procesos de cluyen en los tenues programas de reinserción laboral, ya lo
exclusión: las condiciones de precariedad y vulnerabilidad hacen teniendo que asumir esta condición de marginalidad
que afectan a individuos o familias por las características y exclusión.
De ellos proviene la mayor parte de las demandas que se
efectúan a Salud Mental. Entre ellos es relativamente fácil
L'Harmattan, 1992, Y P. Rosanvallon, La Nouuelle Question Sociale, Re. identificar toda una gama de nuevas formas patológicas de
penser l'Etat·prouidence, París, Ed. Seuil, 1995. malestar y sufrimiento mental, de las que me ocuparé más

178 179
~d~lante. ~l problema es que ahora no contamos con las po- 4. LA REGRESIÓN EN SALUD MENTAL
líticas aC~Iv~s.del Estado para asumir la reparación social POR EL AJUSTE DEL ESTADO
de estos individuos, y sabemos, por otra parte que la sola Y LA CAÍDA DE LO PÚBLICO
respuesta asistencial desde nuestro sector además d
.
msu ficienci ,e
ICIenCIanoton~ para atender la magnitud su
de estos
p.roblemas, corre el nesgo de contribuir al ocultamiento so-
cial de este nuevo problema.

Los médicos deberán llegar a este concepto: la me-


dicina es también una rama del Estado. Hasta ahora
los colegas lo entienden como mecanismo puramente
asistencial.

A partir del análisis de los cambios en las funciones del


Estado que realizamos ElO el capítulo anterior, es posible
marcar ciertas tendencias que se perfilan para los países
europeos. Al decir de Jean-Pierre Dumorit, la experiencia
de la protección social de estos últimos años, y su análisis
comparativo con lo sucedido en Estados Unidos, permite sa-
car algunas conclusiones: "...un liberalismo sin freno resul-
ta muy costoso, sin desprenderse de ello buenos resultados
eanitorios'? Los sistemas de salud en Europa han ido acep-
tando cierta heterogeneidad, que tratan de armonizar entre
la responsabilidad primaria de los Estados y la participa-
ción en algunos sectores de coberturas de seguros (en gene-
ral de cobertura complementaria, como vimos) y una cada
vez más escasa atención médica en la práctica liberal. En
líneas generales, el Estado retiene sus funciones de fiscali-
zación y garante del sistema de salud, tiende a una reforma

1. R. Carrillo, Obras Completas, Buenos Aires, EUDEBA, 1974.


2. Jean-Pierre Dumont, ob. cit., pág. 237.

180 181
de las jubilaciones para un replanteo de su financiación, dada y protegida solidariamente por el conjunto de la socie-
alienta las coberturas complementarias por la vía de las dad a través del Estado. El derecho público, por otra parte,
convenciones colectivas de trabajo y la participación de mu- considera a ciertos aspectos de la vida individual y del cuer-
tuales y seguros privados, tiende a asegurar un ingreso mí- po de los ciudadanos como parte de lo público, negándoles a
nimo de inserción social a todos sus ciudadanos, establece los individuos su autonomía decisoria sobre aquéllos. Por
garantías de sobrevivencia para los desocupados, a la vez eso, en nuestra legislación, los ciudadanos están obligados
que asegurala cobertura de vejez y enfermedad a los más a arriesgar su vida, o entregarla, en caso de guerra, para .la
pobres. En el conjunto de estas políticas está presente la defensa de la nación, También les está negado por ley dis-
preocupación por los cuidados de Salud Mental, que están poner autónomamente de su vida, y no les es permitido
recibiendo un fuerte impulso de los Estados hacia políticas darse muerte (el suicidio está penado y extiende las respon-
de atención primaria y prevención, y que se plasman en sabilidades penales a quien, estando en condiciones de im-
programas y acciones concretas. El resumen que señalé de pedirlo, lo permitiera). Igualmente una cantidad de a~tos
Inglaterra (en el punto 2 del capítulo 3) sirve de ejemplo de que son privados en su ejecución y comprometen la VIda,
estas políticas y su implementación. Lo mismo cabe obser- son también de incumbencia pública, de acuerdo con la ley:
var respecto de los valores y criterios de los tratamientos tomar de forma adictiva ciertas drogas, alcoholizarse, deci-
psicoterapéuticos y psicoanalíticos especialmente, que fue- dir sobre algunos modos de satisfacción sexual, etc. Y no se
ron progresivamente incorporados a las prácticas de la Se- trata, insisto, de que esos actos tengan consecuencias d~ñi-
guridad Social sin alterar los rasgos esenciales de sus méto- nas para terceros, sino de que lo público considera a la vida
dos y la duración de los tratamientos que los profesionales como un valor propio de su ámbito, y por lo tanto negada a
estiman necesarios, En Inglaterra la mayor parte de los ia decisión arbitraria de los individuos. Los cuidados de la
psicoanalistas llevan adelante sus tratamientos en los con- salud y la protección de las enfermedades, como es obvio,
sultorios particulares o en las clínicas con la cobertura de la forman parte de este valor de la vida, y ésa es la razón fun-
Seguridad Social, al igual que en los demás países de Euro- damental para que el Estado asuma su responsabilidad so-
pa. Si bien han cambiado las funciones del llamado Estado lidaria sobre ellas.
Benefactor y la concepción de lo público, se puede observar Las reformas en los sistemas de salud en América latina
que el Estado no desestima sus responsabilidades en la pre- en los últimos años tienen como pivote la propuesta de pri-
servación de ciertos valores de lo público ni resigna su pa- vatización de los riesgos y la introducción consecuente de la
pel de asegurador de la solidaridad. Cosas muy distintas salud y la enfermedad en los criterios y valores del merca-
están llevándose a cabo en América latina en general y en do, Esto implica un cambio filosófico profundo acerca de lo
la Argentina en particular. público, ya que según esta óptica de la privatización se c~n·
sidera al cuerpoy a la vida de los individuos como un bien
personal que debe ser cuidado bajo la re~po,!,s?,bilidady la
1, EL CUERPO y LA VIDA COMO BIEN PÚBLICO capacidad económica de cada uno de los md,tutduos. Lo ~u.e
estas propuestas realizan entonces, a traves de sus políti-
Como ya he señalado, las políticas de protección de los cas concretas no es otra cosa que la transformación de lo
riesgos que se implementaron a partir de la posguerra en público a la que asistimos. Ésta es una muestra más de lo
Europa, luego parcialmente en Estados Unidos y América que trato de mostrar a lo largo del libro: los cambios del Es-
latina, estaban basadas en concebir a la vida de los indivi- tado , las transformaciones en la individualidad y la nueva
.
duos como un valor público, que debía por lo mismo ser cUÍ- subjetividad y SU cultura actual, forman parte de un mismo

182 183
uene solamente la atención de los problemas de los po~r~s,
proceso, responden a una misma lógica que requiere, por lo ~. t' a una selección de cobertura notonamente
I!lOC u ., . condicio-
.
tanto, de un desentrañamiento conjunto. nada por esta condición de pobreza (atención pnm~r~~, va-
Este cambio es profundo y afecta no sólo a los dispositi cunas, programas especiales para plag~s o de pr~,?slOn de
vos de atención médica, el financiamiento del gasto y la. eiertos elementos de salud o alimentación, atención d: ~os
formas de la práctica de los profesionales implicados, sinO Indigentes, etc.). En el caso de salud mental, esta pohtíca
que responde también a un cambio global de las mentalida- para los pobres mantiene algunos programas com~tanos
des. Una atención que tenía como pivote al hospital público, locales pero se vuelca crecientemente a una at~ncIón res-
cuyo modelo de medicina y cuidados de salud se extendía kingid'a sobre la base de la prescripción de medicamentos,
hacia las demás prácticas (de obras sociales, sanatoríes, desentendiéndose de los problemas globales de la salud
consultorios privados, etc.), garantizaba a los enfermos ser mental de los individuos y conjuntos sociale~. .
atendidos en sus dolencias como parte esencial de sus dere- No deja de ser sorprendente que l~ SOCIedadhaya Ido
chos ciudadanos. La misma legislación penaba severamen- uceptando en gran medida estos ~ambl~s. de valores. So~re
te a los médicos, en cualquier ámbito que fueran requeridos todo porque lo público lo determma basIca~e~t~ la SOCIe-
(aun en sus consultorios particulares) y a los centros sani- dad misma al decidir sobre valores éticos e hi~toncos que la
tarios, independientemente de que fueran públicos o priva- llevan a aceptar una responsabilidad solida~la. sobre ello~,
dos, que negaran su atención a cualquier persona que los en oposición a estos nuevos criterios de restricción de lo pu-
requiriese. La mentalidad que estaba presente, tanto en los blico por vía de la acción de políticas llevadas adelante ~or
médicos como en los enfermos y el conjunto de la sociedad, gobiernos entregados al furor.privatista. E~ cuerpo y la vida
era la de unir la atención de su enfermedad a sus derechos se tornan crecientemente privados, carecH~ntes de lo que,
como ciudadano, bajo la idea de una solidaridad que asegu- por su condición de bien social y derechos clUd~danos, ase-
raba la ley y garantizaba el Estado. La actual privatiza- guraba su protección solidaria. Much_o más aun, la. s~lud
ción, a partir de la llamada medicina prepaga, y la maraña mental de los individuos, su preservación o restableclIDlen-
de contratos entre centros de diagnóstico, sanatorios, pres- to, está regresando al ámbito de lo pe~so~al, del q~e la Sa-
tadores y obras sociales, etc., que en general son nombra- lud Mental de los años sesenta la habla libe.rado. 6Vol_vere;
dos y asumidos como "los trámites" que hay que realizar mos también a las políticas de la ben~ficencla ~ la can~ad.
frente a cualquier necesidad de atención, ha generado para Es muy posible. Lo cierto es que las Ideas de mtegralIdad
médicos, personal auxiliar y enfermos, la mentalidad y el de la asistencia, universalidad de la cobertura p~a la pro-
trato del "cliente". Y, como es lógico, bajo estos valores mer- tección de la salud y el riesgo de enfermedad, bajo los va-
cantiles, la estratificación y jerarquización de los individuos lores de la igualdad y la equidad, el derecho social a .la
resulta inevitable. No se trata de cuidar médicamente de protección de los riesgos como p~te de los derechos de ClU-
quien está enfermo, sino de que quien está enfermo es un dadanía, son lo que se está perdIendo.
cliente que compra y paga por lo que consume.
Esta estratificación y jerarquización afecta a los indivi-
duos en la calidad y nivel de la empresa que eligen para su 2. QUÉ "ACONSEJA" EL BANCO MUNDIAL
seguro de salud, en la obra social a la que pertenecen o en
el acceso a la práctica liberal de algunos especialistas, y Que los bancos, mundiales y locales, discutan y propon-
también en la calidad de pobres que asumen en su atención gan políticas de salud debe entenderse como parte del pasa-
en los centros de salud periféricos o en los hospitales públi- je que señalé antes, desde un pensamiento de la salud que
cos. Porque el Estado, en este proceso de privatización, re-

185
184
requiere del fmanciamiento del gasto, hacia una economía ciarlugar a ganar un espacio más del desenvolvimiento eco-
que somete a sus valores los criterios de los cuidados de la nómicopara la gestión y la renta de las empresas.
salud. El Banco Mundial en su "Informe sobre el Desarrollo Pasaje a la privatización no significa por cierto un retor-
Mundial" de 1993, en un documento que titula "Invertir en no, ni un aval, a la práctica liberal de los consultorios pri-
Salud",3 propone una serie de criterios para el diseño de la. vados. Lejos de ese modelo liberal, lo que se propone es la
políticas de salud de los Estados (obviamente, América lati- Incorporación a la atención de la salud de un modelo em-
na es su destinatario principal) adecuadas a las política. presarial, y por lo mismo, de un dominio de las empresas de
neoliberales de privatización, por un lado, y a los requeri- seguros privados de enfermedad. Para llevar adelante esta
mientos del ajuste fiscal y el reordenamiento del gasto pú- política partede tres premisas, que estaban previamente
blico de los Estados, por otro. Dado que este documento fija Instaladas en el imaginario social y político de los últimos
una doctrina a seguir en Salud, que es muy tenida en cuen- nños: 1) la gestión empresarial es el modelo prioritario de
ta por nuestros gobiernos, vale que nos detengamos un mo- Kcstión y eficiencia; 2) el mercado y la competencia entre
mento en su comentario. di.versosprestadores constituyen el mejor sistema de regu-
Ignorando la consigna que había proclamado UNICEF lación de los costos en salud; 3) el Estado es un mal admi-
poco tiempo antes, de un "Ajuste con Rostro Humano", y nistrador del gasto, y esto se agrava cuando los recursos
aun las decisiones de la XXXIX Asamblea Mundial de la públicos son insuficientes. Con estos argumentos se trata,
Salud (1986) y las críticas de la Oficina Sanitaria Paname- en definitiva, de que sean las personas y no el Estado quie-
ricana (OPS), el Banco Mundial piensa que el Estado y los nes asuman la responsabilidad de sus cuidados de salud,
gobiernos sólo deben ocuparse de los problemas de salud sobre todo para que se hagan responsables individualmen-
cuando los sectores privados no quieran o no puedan hacer- te del costo y la forma de financiamiento.
se cargo. Concordante con lo que señalé antes acerca del gí- Los distintos actores sociales en salud son comprendidos
ro privatista sobre los cuerpos y la vida, el Informe asevera: por su posicionamiento económico respecto al gasto: a) los
a... lo que las personas hacen con su vida y la de sus hijos individuos y las familias que cuentan con ingresos suficien-
importa mucho más que cualquier cosa que hagan los go· tes para atender los gastos de sus problemas de salud; b)
biernos". El Estado sólo debiera intervenir regulando aque- las diversas instituciones privadas que actúan en Salud con
llas deficiencias que muestren las iniciativas privadas del modelos de financiamiento solidario del gasto, sin fines de
mercado, sobre todo en cuanto a la cobertura, haciéndose lucro (las obras sociales sindicales, de personal jerárquico,
cargo prioritariamente de los problemas que por su natura- mutuales, algunas Organizaciones No Gubernamentales,
leza misma no podrían ser atendidos con criterios económi- otc.): c) las empresas de medicina prepaga, seguros priva-
cos de mercado: las epidemias, plagas diversas, programas dos, etc., que intervienen en el sector con la expectativa de
de vacunación, provisión de alimentación a los carecientes, la obtención de renta económica. En definitiva, se observa
catástrofes, etc. También, obviamente, debe brindar cober- que lo que ordena a estos actores no es otra cosa que su re-
tura a la población indigente sin ningún recurso para aten- lación con la economía de la salud, criterio que ya estaba
der su salud por medios privados. Como se ve su núclee propuesto en la "Agenda para la Reforma" en Salud de
esencial consiste en profundizar la caída de lo público para 1987. En este documento ya se proponía que, dado que los
servicíos médicos son consumidos por los individuos, según
necesidades y grados de utilización diferentes (como cual-
3. Véase Banco Mundial, "Informe sobre el Desarrollo Mundial 1995. quiera otro servicio), deben ser considerados como bienes
Invertir en Salud", Washington De, Ed. BancoMundial, 1993. privados. Al tratarse de bienes privados, consumidos de

186 187
manera diferenciada por individuos, se desprende la falacia tina contención social adecuada. Esta mercantilización de
de que no sería lógico pagarlos con fondos públicos que son 1" salud no puede menos que hacer estallar esos valores, re-
aportados con otros criterios (o sea los impuestos, que haría duciendo la salud a una simple oferta de mercado, como si
que los sectores de mayores ingresos terminaran pagando lns personas utilizaran o consumieran, comodicen estos do-
solidariamente los servicios consumidos por los más po- cumentos economicistas, las prestaciones de salud no como
bres). Resulta clara la propuesta de abandonar todos loa una necesidad real de vida, sino con los mismos criterios
criterios de solidaridad que sustentaron las políticas de sa- que acceden a otros consumos.
lud y seguridad social de estos años. ¿Cómo es posible esta hegemonía del discurso económi-
Otro ejemplo de la desigualdad que se reinstaura en la co, asumido en este caso por una institución de la econo-
atención de la salud por la caída y la desactivación de lo púo mía, para dar cuenta de los problemas de salud y los crite-
blico que surge de estas propuestas, lo constituyen los lla- rios de su abordaje? Se trata de hacer desaparecer de la
mados servicios discrecionales. Se considera así a las preso escena de las acciones y de la mentalidad de los individuos
taciones que no son básicas, según los criterios del Banco El. la salud como un bien para cuidar solidariamente y como
Mundial (prestaciones de alto costo en general y bajo bene- un derecho social de los ciudadanos a su protección, funda-
ficio en términos generales, aun cuando sea absoluto para mentos no ya del Estado Benefactor sino del Estado mo-
el individuo): cirugías especiales, trasplantes, alta comple- derno mismo. Se dice que es necesario promover la "com-
jidad, etc., y que entonces quedarían fuera de la cobertura petencia" y la "diversidad" de la oferta, para articular el
(comoya lo hacen muchos seguros privados). Está claro que financiamiento con la "producción" de los servicios médicos,
se trata de ordenar la atención por criterios económicos y como si se tratara de proteger meros bienes económicos.
no de salud, ya que en los hechos se trata de la premisa de Del mismo modo se argumenta sobre la pobreza del Estado
"a cada uno la salud que pueda pagar". Como parte de estas para actuar en salud, como si no se tratara de las políticas
propuestas se habla en la Argentina de promover para las que deciden del sentido de la utilización del gasto. Igual
obras sociales unas Prestaciones Mínimas Obligatorias que se habla de la "insuficiencia" del sector público, como si
(PMO) que, a no dudar, profundizarán más aún estos crite- se tratara de una naturaleza extraña a las decisiones de
rios selectivos. Como es lógico,varias de las prestaciones en quienes gobiernan. Lo no dicho, aunque explícito en la le-
Salud Mental están en esta categoría y son motivo de ex- tra del documento, es que se trata de la aplicación de los
clusión de cobertura en los seguros de enfermedad, agrega- criterios de empresa al sector Salud, tendiente al desarro-
do a la exclusión por enfermedad preexistente al contrato llo de las empresas privadas de seguros de salud, dejando
del seguro y a las restricciones que todos imponen en el al Estado el papel de regulador y de la atención de los más
grado de cobertura y la duración de los servicios. pobres por los profesionales más pobres. Además se espera,
Lo cierto es que esta aplicación de la privatización y los como sucede en la Argentina con el Decreto de Desregula-
valores de mercado a los cuidados de salud, que lleva a de- ción de las obras sociales, que estas empresas puedan
cidir las prestaciones según la ecuación costo-beneficio,pre- avanzar en la captación de los aportes obligatorios de los
tende someter a una racionalidad económica simple valores individuos a las obras sociales sindicales, como ya sucedió
que son históricamente complejos: los significados de la vi- con los aportes jubila torios, del mismo modo que lo hacen
. da, la enfermedad y la muerte se deciden en el interior de las empresas en busca de un ensanchamiento de su partici-
una simbólica cultural histórica, en vínculos afectivos entre pación en el mercado económico. .
médico y enfermo, bajo ansiedades muy primarias que re- En el caso de los países de América latina, el sector pú-
quieren de, además de la atención técnica especializada, blico en Salud se identificó desde siempre con la atención

188 189
de los pobres; éstos vivenciaron siempre al hospital come su que está en la base del imaginario social de la salud. Por-
lugar lógico de cuidados de salud. La dedicación de los mé- que este "mercado", a diferencia de los bienes de la indus-
dicos y del personal y el prestigio de que gozó siempre el tria y los demás servicios, no está regulado por la demanda
hospital para la formación de profesionales hicieron que, de prestaciones (situación enmascarada con el término eu-
p~se a los magros recursos económicos y técnicos, su presti- femístico de "mercado cautivo"), ya que todo el poder se
g_1O se mantuviera a lo largo del 'tiempo. Estas políticas concentra sobre la oferta de aquéllos. El poder del saber
tienden a su desprestigio, limitándolos a las prestaciones médico, que decide qué es lo que el enfermo necesita, y el
mínimas para la supervivencia de los más desprotegidos. poder de las empresas que, dueñas de los médicos y de los
Los servicios más complejos, más caros y con más confort medios tecnológicos de atención, sólo tienen que dirigir su
los venderán las empresas y los seguros, ya que el pago de oferta según el nivel económico de los individuos que de-
los usuarios los harán rentables. Es la consecuencia lógica sean asociar como clientes del seguro: a mayor cobertura,
de la aplicación de los criterios de mercado, ya que se trata mayor costo; cada uno recibirá lo que pueda pagar.
de clasificar los servicios como se hace con los productos del Otra de las consecuencias de estos criterios en salud la
consumo: las prestaciones se ordenarán según el poder ad- constituye la reestructuración de la inversión médica, diri-
quisitivo de los usuarios. Porque una de las claves de las giéndola hacia la adquisición de alta tecnología y el equipa-
recomendaciones de "Invertir en Salud" consiste en trasla- miento de alto costo, ya que la inversión estará orientada
dar la "ganancia" en salud a la "ganancia" económica. Esta por criterios de renta. Esto comenzó a suceder en los últi-
transferencia al sector privado no puede sino abolir los cri- mos años con la tecnología de alta complejidad para el diag-
terios de igualdad, equidad y solidaridad, es decir aniquilar nóstico: la instalación de empresas privadas que invirtieron
el derecho social a la salud que sólo puede garantizar lo pú- en el equipamiento técnico de estos centros de diagnóstico
blico, introduciendo mecanismos de diferenciación pura- siguió una política de mercado en su oferta de servicios,
mente económicos que decidirán respecto de la exclusión o modificando además las condiciones de trabajo de los médi-
inclusión de los individuos en función de la rentabilidad de cos, a quienes emplearon como asalariados y sin regulacio-
las empresas. nes gremiales de las retribuciones. Ya en esta experiencia
Lo curioso es que esta política ya fue ensayada en Esta- se nota claramente que la consigna a la que responden es
dos Unidos durante la gestión de Reagan, donde sus nefas- más la de una optimización de la ganancia, para la cual las
tas consecuencias, tanto sobre el crecimiento del gasto co- mismas empresas proveedoras de estos equipamientos ase-
mo sobre el deterioro de la situación sanitaria, motivaron soran a sus compradores, sin mucha relación con la satis-
que el debate sobre la reforma del sistema de salud en ese facción de las necesidades sociales en salud.
país fuera retomado por el gobierno de Clinton. Como la Por otra parte, estas empresas de salud y las compañías
misma OCDE lo muestra en el informe que citamos en el que venden los seguros de enfermedad, muchas de ellas
capítulo 3, estas políticas, aun bajo consideraciones econó- transnacionales, son parte de grupos económicos poderosos,
micas, aumentan el gasto total en salud, sin producir nin- que, instalados sus intereses en el sector de la Salud, tra-
guna mejoría en el acceso a los servicios, en la calidad de tan de imponer sus propios criterios e intereses a las políti-
las prestaciones ni en la eficiencia de la atención. Resultan cas del gobierno. Porque está claro que no vienen a ocupar
más inequitativas, más restrictivas y discriminatorias a- este espacio social con fines humanitarios sino sólo por su
quidando los restos de solidaridad que muestran los asegu- rentabilidad. Se trata de un 8 a 10 % del PBI que la socie-
ramientos de obras sociales y mutuales. Además, y es lo dad gasta en salud, y sería ilusorio pensar que, tratándose
más importante, subvierten toda una cultura de lo público de emprendimientos económicos, no tratarán de imponer

190 191
sus propios criterios acerca de cómo debe gastarse ese díne- tor de bajos recursos, atendidos por el empobrecido sector
ro. La producción y el financiamiento de los servicios de sa público, se trata de acotar la asistencia a una demanda
lud son considerados por este informe, y se difunden por la. roatringída y con los recursos más económicos (que hoy son
gobiernos de América latina como un elemento puramente tus tratamientos psicofarmacológicos), ya que los proble-
económico, como ya lo fueron los fondos de jubilación. D.
alli el novedoso interés de los bancos por la salud, que no
privan desde entonces de ordenar sus consejos sobre lo que
s. mas del malestar o el sufrimiento mental de los individuos
no entra en estas consideraciones de la economía. Si ade-
más contamos con la sobreoferta de prestadores del campo
debiera hacerse en este terreno. "psi" existentes en países como la Argentina, es obvio que
En definitiva, lo que se está proponiendo es la transfe- 11\ecuación que se impone es la de una atención restringida
rencia de los recursos económicos dedicados a los servieios hrindada por profesionales escasamente remunerados.
sociales hacia el sector empresarial, como parte del llamado Bajo estas ideas es dificil imaginar las acciones comuni-
ajuste fiscal, y que en los hechos es la redefinición de las tarias en Salud Mental, que surgieron como estrategias do-
funciones del Estado respecto de lo público. La única razón minantes en la década de los setenta. La idea de comunidad
de estas políticas, más allá de los argumentos sobre la formó parte de una política en Salud amplia, ligada a la se-
ineficacia del Estado, es que el conjunto de los servicios 80- I{Uridadsocial y al surgimiento de malestares de la vida so-
ciales representa actividades económicas de gran importan- eial de nuevo tipo. El espíritu de las estrategias comunita-
cia. Como ya vimos, los recursos destinados a Salud repre- rias se hizo carne en gran parte de Occidente, formando
sentan en los países desarrollados entre el 8 y el 12 % del Krandes contingentes de trabajadores sociales enviados a
PBI, y entre el 5 y el 7 % en los del denominado Tercer utenuar los efectos sociales de la injusticia y la desigualdad.
Mundo, o sea, una de las actividades con mayor concentra- Se hacía preciso restablecer niveles aceptables de conten-
ción de recursos. Se trata de que una actividad económica ción social, en momentos en que la sociedad tendía a una
que importa tal masa de dinero no escape a las lógicas capi- desarticulación progresiva. Dado que se comprendía que los
talistas de mercado, que necesitan ampliar los ámbitos de problemas de Salud Mental estaban estrechamente ligados
intervención y ganancia lucrativa.' Il esos nuevos problemas de la vida social, los profesionales
Como no escapará a la intuición del lector, los proble- de la Salud Mental constituyeron una cierta vanguardia en
mas de la Salud Mental, tan próximos a las condiciones de las estrategias comunitarias, aceptando ayudar a la gente a
la existencia, no son siquiera considerados en estas políti- mejorar sus vidas sin cuestionar demasiado las causas del
cas, fundamentalmente por dos razones: para los sectores malestar. Sin embargo, cabe comprender que estas políticas
de ingresos altos, que pueden pagar una cobertura por los que propone el Banco Mundial no son ajenas a las formas
seguros privados, la atención de Salud Mental es de costos que fue tomando el malestar en Salud, ya que en poco tiem-
inciertos para las empresas aseguradoras, por el halo de po se sumaron problemas más ligados a las causas sociales
cronicidad de las patologías severas y por la borrosidad de de enfermedad, que cambiaron el perfil de la demanda a los
los límites de los tratamientos en las patologías leves, que servicíos, haciendo girar las políticas humanistas de la
se confunden con los problemas existenciales; para el seco atención comunitaria hacia formas de contención y control
de los conjuntos sociales. Lo que se propone es una restric-
ción de la oferta de atención, llevándola nuevamente a cri-
4. Véase A. C. Laurell, La l6gica de la privatizaci6n en salud, México, terios médico-asistenciales de menor costo, a la vez que se
Ed. Memorias del II Seminario Latinoamericano de Política Sanitaria, desplaza hacia el trabajo social la contención de las pobla-
1993. ciones. Un sanitarista catalán decía respecto a este cambio:

192 193
"Estamos en un período en el cual es bien ostensible que el de los servicios discrecionales (yen la Argentina la idea de
patrón de morbilidad general ha experimentado caml!JiQ, lns Prestaciones Mínimas Obligatorias). Lejos de avanzar
marcados por el predominio de una patología de larga euo- hacia una mayor equidad en salud, significarán un agrava-
lución, cada vez más asociada a los estilos de vida y a lo. miento. de las iniquidades que ya existen en tanto. la aten-
patrones socioambientales y demográficos, con los cenei- oién no. podrá otorgar, frente a una igualdad de necesidades
guientes efectosen la expresión de la demanda y en el perfil en salud, un acceso. igualitario. a la utilización de los servi-
de las necesidades de los colectivosafectados".5 oiosen un mismo nivel de calidad.
Es preciso aclarar que no se trata simplemente de uaa
transferencia de funciones del Estado al sector privado, ,I>or
consideraciones de la economía que reseñamos, que dejar' 3. ¿FIN DEL "SISTEMA" DE SALUD EN LA ARGENTINA?
'a éste pasivo frente a las nuevas condiciones. Lejos de esa
pasividad, el Estado toma un rol sumamente activo, nada El sistema de salud en la Argentina funcionó hasta hace
más que en una dirección opuesta a la que seguía en las po· poco tiempo manteniendo. un cierto. equilibrio. entre los tres
líticas de salud pública, ya que ahora su función es debla: Mubsectores que lo. componían: el Estatal (Nación, Provin-
asegurar el vuelco al mercado empresarial de toda la cober- eías, Municipios); Obras Sociales y Mutuales, y 'un subsee-
tura de aquellos sectores con capacidad económica para tor privado de atención médica liberal. El sector estatal da
atender con recursos personales sus necesidades de salud; cobertura aproximadamente a un 30 % de la población, las
asumir la atención y el control social de quienes, sin recur- obras sociales en conjunto cubren un 50 % de la demanda
sos económicos ni capacidad de consumo, requieren pres't'a- de atención y el sector privado, alrededor de un 20 %. A
ciones mínimas de subsistencia. Los servicios de las empre- partir de estos últimos años la situación ha ido cambiando
sas privadas, como es obvio, no tienen menor costo, sino sensiblemente. El Estado, por un lado, bajo. la idea de una
todo lo contrario, por lo que el gasto en salud seguramente descentralización que en los hechos no. ha sido. más que un
aumentará, como ya sucedió en Estados Unidos. Ni siquie- desprenderse de servicios y responsabilidades en Salud, se
ra cabe esperar una economía de gastos para el Estado, ~a fue retirando de sus funciones y, por otro. lado, las crisis de
que deberá atender con recursos propios a una población financiamiento en las obras sociales fueron convergiendo.
cada vez mayor de pobres e indigentes. No se trata de reda- para abrir más espacio al subsector privado. Éste, a su vez,
cir gastos sino de que los gastos en Salud produzcan renta fue cambiando. su carácter de prácticas liberales de consul-
al estar en manos de las empresas privadas. torio y sanatorios privados, hacia un dominio de empresas
Como se ve, todo lo contrario de lo que se está promo- médicas que tratan de ampliar su participación en el mero
viendo en el debate actual en los países centrales de Europa, cado, empleando a Ios médicos bajo. diversos contratos de
Japón, Canadá, etc. De estas políticas no cabe esperar mejs- dependencia laboral.
res condiciones de salud, menos aún respecto de la salud En realidad ha habido. una larga lucha acerca de las fun-
mental. El actual malestar de los usuarios con la atención eíones del Estado. en Salud en la Argentina, frente a distin-
se agravará, sobre todo por la exclusión que provoca la idea tos avances de las políticas privatizadoras. En el centro. de
esa lucha ha estado. siempre la defensa de los valores de
universalidad, equidad, igualdad y solidaridad, que sólo.
5. José García González, "Salut Mental i Serveis Socials: L'Éspai {Jo- pueden asegurarse por un sistema de salud garantizado.
munitari", Simposium de Cerdanyola del Valles, 1993, Ed. Diputación dé por el Estado. El ataque a estos valores se canalizó a través
Barcelona, 1994, pág. 209. de diversas políticas, siempre dirigidas a alterar la idea

194 195
misma de un "sistema de Salud": las diversas "descentrali- de unas obras sociales ineficaces o dominadas por la corrup-
zaciones" dirigidas al desmembramiento del sistema al oión. Sólo sobre la base de esta triple derrota (del sector pú-
transferir los servicios y las responsabilidades de la N ación blico, de las obras sociales y de los médicos liberales) era po-
a las provincias, de éstas a los municipios y de éstos a la co- sible liquidar los valores que sostenían al sistema de salud:
munidad; más actual, la desregulación de las obras socia- la solidaridad como fundamento de los cuidados en salud, la
les, dirigida a favorecer la entrada del sector empresarial Igualdad como derecho ciudadano y social, la equidad como
en sus prestaciones. principio de justicia. Sin la liquidación previa de estos valo-
Estas políticas no han sido caóticas ni irreflexivas, ya res, que dominaron nuestra percepción de los cuidados de
que han ido favoreciendo una lógica de transformación del aalud en los últimos cincuenta años, no era posible llevar
sistema de salud: el Estado empobrece la calidad de SU8 ndelante el proceso de privatización empresarial que propo-
servicios, restringe las prestaciones, se retira de algunas nen los grupos económicos y el Banco Mundial. Lo cierto es
coberturas; el espacio que deja vacío lo ocupan las obras so- que lo que tiende a desaparecer en el país es la idea misma
ciales y el sector privado; luego el Estado interviene arbi- de "sistema" de Salud, en beneficio de una gestión empresa-
trariamente sobre las obras sociales para forzarlas a que rial de los dineros que circulan por este sector.
acepten compartir con los seguros privados su cobertura. Al En la situación actual el Estado va a ir acordando con
mismo tiempo el sector 'privado se reestructura: de peque- Ins empresas privadas de seguros su papel de regulador y
ños grupos médicos sanatoriales y consultorios privados de eontralor de las prestaciones en Salud. Por otra parte se
práctica liberal hacen irrupción (sobre todo a partir de fina- propone ir focal izando su responsabilidad en salud en la
les de los años setenta y comienzos de los ochenta, favoreci- ntención de los más pobres, para lo cual tiende a diversas
dos por las políticas de la dictadura de entonces) las empre- formas de privatización de algunos servicios, sobre todo a
sas médicas que invierten en tecnologías y equipamientos y través de la llamada descentralización, que deriva hacia la
contratan a los médicos como asalariados, y finalmente los comunídad el financiamiento de sus prestaciones. Con ca-
seguros privados, que se concentran en grupos económicos racterísticas diferentes de acuerdo con las distintas regio-
poderosos y convierten a las pequeñas empresas médicas nes geográficas del país, seguramente se ha de acentuar el
de los ochenta (sanatorios, laboratorios, centros de diagnós- papel del sector público en el sostenimiento de la atención
tico, etc.) ya los médicos (que imaginaban su consultorio médica del primer nivel de complejidad (en atención prima-
como un ámbito de práctica liberal) en empleados de estas ria), y el financiamiento de algunos programas nacionales
empresas. uspecíñcos (Chagas, materno-infantil, alimentario, etc.), de-
Este proceso requiere de una lectura conjunta, ya que rivando al sector privado la mayor complejidad y los servi-
sus tendencias son coherentes y planificadas. La reestructu- eios.que requieren mayor nivel de equipamiento, tal como
ración del sistema de salud en la Argentina no se produce MC:l desprende de las sugerencias del informe del Banco
por una ley o un acto único, es el resultado de políticas pau- Mundial. En los centros urbanos grandes, sobre todo en la
latinas que han ido desmembrando el sistema estatal, ata- Capital Federal, se mantienen los hospitales públicos, con
cando la, capacidad y el prestigio de las obras sociales, domi- tliversos grados de privatización parcial, sostenidos por una
nando a los médicos y las pequeñas empresas médicas para vieja tradición médica hospitalaria y una conciencia social
convertirlos en empleados de las grandes aseguradoras, fa- que aún otorga prestigio a estas instituciones.
cilitando el surgimiento de un imaginario social sobre salud El subsector de obras sociales en la Argentina tomó fuer-
que acepte a la empresa y su eficacia para la gestión como 1J8 juntamente con el crecimiento del sector sindical en el
reemplazo de un sector público empobrecido y maltratante y primer gobierno peronista. Cada gremio formó su obra so-

196 197
cial y unió su funcionamiento al del sector sindical. En la para esta atención, otras instalaron sus propios servicios de
actualidad existen unas 300, sumando a las organizadas y psicopatología con profesionales en relación de dependen-
administradas por los gremios obreros, algunas estatales cia. En los últimos años fueron extendiendo esta cobertura,
(provinciales, del poder judicial, etc.), otras de administra- siempre con algunas exclusiones y limitaciones, pero puede
ción mixta gremial y privada, de personal jerárquico, de nfirmarse que desde las obras sociales en la Argentina no
fuerzas de seguridad, etc. Brindan cobertura a unos dieci- Ae han brindado cuidados satisfactorios en salud mental.
séis millones de personas y sostienen un gasto en salud de En general el modelo restrictivo hizo que la atención se re-
alrededor de tres mil millones de pesos." Su participación dujera a la administración de psicofármacos y algunas psi-
sobre la población total es cercana al 50 %. Estas obras so- coterapias limitadas, abandonando cuidados preventivos y
ciales son muy heterogéneas entre sí, ya que cuentan con de promoción. Lógicamente esta cobertura (se trata de la
diferentes niveles de ingresos por el número de afiliados y mitad de la población del país) restrictiva derivó las patolo-
por el gremio profesional al que pertenecen, reflejando en foI'{as
leves, en general tratadas con psicoterapias, al sector
sus prestaciones su capacidad económica. Desde hace ya privado, y las patologías graves (psicosis, alcoholismo, de-
unos años sufren problemas de financiamiento originado mencias, oligofrenias, etc.) al sector público, que en general
principalmente en el crecimiento de los costos en salud y las aborda con criterios asilares. En los últimos tiempos al-
también en la disminución de aportes y número de afiliados gunas obras sociales de mayor capacidad económica han
por la recesión económica. Por esta razón se detuvo el creci- realizado contratos de atención en Salud Mental con insti-
miento de su capacidad instalada y en otros casos se achicó, tuciones privadas, que a su vez se organizan como peque-
cediendo a través de contratos al sector privado algunas de ñas empresas de servicios que contratan a psiquiatras, psi-
sus prestaciones. Existe por ley el ANSAL, organismo que cólogos,psicoanalistas y otros psicoterapeutas, que aceptan
regula y ejerce el control normativo de las obras sociales, una remuneración escasa para atender a estos pacientes en
administrando un Fondo de Redistribución constituido con RUS consultorios privados. Como es lógico, la administra-
parte (un 10 %) del aporte de las mismas obras sociales, al ción de recursos escasos para la cobertura y el desinterés
que redistribuye entre ellas para facilitar una cobertura que se ha tenido respecto a los problemas de salud mental
más equitativa y homogénea. han hecho que esta atención sea pobre en calidad yen ex-
Las obras sociales en la Argentina han seguido criterios tensión, y pobre también en cuanto a los profesionales im-
muy distintos respecto a la organización de las prestacio- plicados, que han tenido que amoldar su práctica a estas
nes. En Salud Mental hasta los años ochenta prácticamen- condiciones.
te sólo brindaban cobertura a patologías severas, limitadas Por su parte, el sector de atención privada está sufrien-
en el tiempo, excluyendo las patologías leves y por cierto la do grandes cambios, favorecidos por estas políticas. Hasta
prevención. Algunas contrataban psiquiatras y psicólogos hace unos años lo conformaban los consultorios privados
en los que los médicos atendían a sus pacientes percibien-
do honorarios, según el modelo liberal tradicional. Esta
6. Fuente: FIEL, 1995, las obras sociales sindicales tenían 17.000.000 modalidad es la que experimenta el mayor retroceso, en
de afiliados, manejan un presupuesto de 3100 millones de pesos. La8 vías de quedar reducida a muy pocos especialistas califi-
obras sociales de personal jerárquico a su vez cuentan con cerca de cados, dedicados a la atención de un sector pequeño de la
1.000.000 de afiliados, con un gasto de 800 millones de pesos. El PAMI,
población de altos ingresos. Existen instituciones que se
que funciona como una obra social pero con características mixtas, cuen-
ta con 4.200.000 de afiliados, administrando un presupuesto de 3000 mi- forman por la asociación de inversores y médicos, con equi-
llones de pesos. pamiento y tecnología moderna, en general destinadas a la

198 199
realización de diagnósticos o tratamientos de mayor loa países del primer mundo, como vimos en el capítulo an-
plejidad, o a la formación de clínicas o sanatorios. toríor).?
señalé antes, muchas de estas instituciones se En realidad, la tendencia es la misma que ensayó el go-
como pequeñas empresas de servicios médicos que LllC:U"~ bierno de Reagan en Estados Unidos, y tiende a provocar
nían el prestigio de la profesión liberal y la atención pri Iguales efectos a los que se vieron en ese país: anarquiza la
da, pero en la actualidad se multiplican y crecen por oferta de servicios, desalienta la optimización de la calidad
avance de la privatización al mismo ritmo en que son con médica por el predominio de los criterios económicos, gene-
tratadas por los seguros privados o las obras sociales rll muchas dificultades para la atención oportuna y adecua-
adoptando cada vez más un rostro empresarial. da aun de los mismos abonados, y, lo que es más esencial,
existen, en la Capital y las grandes ciudades del I stablece una discriminación y selectividad de los indivi-
sanatorios y hospitales ligados a distintas comunidades duos según su capacidad económica. En síntesis, como vi-
inmigrantes (con mucha tradición en la Argentina, 1110S apoyados en las cifras de la OCDE en el capítulo 3,
todo las comunidades de españoles, italianos, ingleses numenta el gasto total en salud que realiza el país, dismi-
franceses). Estos sanatorios, que en su origen fueron nuyendo los indicadores sanitarios de buena salud, y acen-
nizados sin fines de lucro y destinados a la cobertura de lo. Lúa la desinserción social por vía de liquidar uno de los pi-
miembros de sus comunidades, sufrieron un gran cambio lnres de la solidaridad. Lo que se produce como ganancia
bajo el proceso de privatización, tendiendo a funcionar co· económica para las empresas privadas se pierde en salud. lO
mo empresas de servicios médicos y organizando en mu Al momento de escribir esto se ha vuelto sobre el decreto
chos casos sus propias empresas de seguros de enfermedad (lo desregulación de las.obras sociales, reclamado por las
o prepaga. Y quien crece a ritmo más acelerado en esto. empresas de seguros de salud y apoyado por los organismos
años son los seguros privados. De no más de unas 500.000 flnancieros internacionales que presionan sobre el gobier-
personas aseguradas hace quince años se pasó en el año 1\0. Se dará así un paso más en la liquidación del principio
'95 a unos dos millones, y se manejan fondos de más de do. do universalidad, al apuntar a que ingrese a esta medicina
mil millones de pesos.? do los seguros privados la franja de trabajadores con mayor
Es notable que este subsector privado, a pesar de no Ingreso y capacidad de pagar personalmente por los cuida-
brindar cobertura a más del 8 % de la población.f posee caal dos de su salud. Como ya vimos, se concentrará más el po-
la mitad de la capacidad instalada para la atención médica, der de decisión de estos grupos económicos sobre Salud y el
concentra el mayor porcentaje del equipamiento de alta
complejidad (el 70 %) y es el sector que muestra mayor ca-
pacidad económica para el financiamiento. De esta manera, 9. En el año 1994, según datos de FIEL, el sector público gastó en Sa-
dando cobertura a este pequeño porcentaje de la población, lud 12.000 millones de pesos. Si se agrega el gasto directo de las perso-
11118 unos 7000 millones de pesos, el gasto total en salud por habitante en
efectúa el 25 % del gasto en salud, a un costo per cápita de 111 Argentina ronda los 450 dólares por año, esto es la mitad de lo que gas-
alrededor de los mil pesos anuales (cifra semejante a la de tnn los paises europeos.
10. Según datos de FIEL del gasto total en salud en la Argentina, el
22 % está a cargo del sector público, un 37 % lo cubren las obras SOCIales
7. Véanse datos FIEL de 1996, sobre gastos en salud en la Argentina. y el sector privado (incluyendo gastos directos de las personas) suma un
8. Unos dos millones de personas, según cifras de FIEL, aunque este Ji 1 %. Si se compara con la población cubierta por cada uno de estos tres
porcentaje nacional se incrementa en la población de la Capital y ciuda- subsectores, se observa que, mientras que las obras sociales tienen un
des grandes del interior, entre las cuales los seguros reclutan su cliente- costo mensual per cápita de 15 pesos, en el sector privado el gasto es de
la. En la Capital Federal llegan a alrededor del 20 %. 80 pesos.

200 201
Estado perderá a su vez la capacidad de orientar con más severas como las psicosis y luego aun a las formas más
políticas ~ este sector. Este desarrollo, como espero que )Qves-como formas diferentes en las que los individuos, en
sulte ObVIO,es lo opuesto a la idea de un sistema función del desarrollo de sus historias personales, fracasan
de salud, ya que necesita justamente eliminar del '~''''6'''_ In su integración a la cultura y la vida social, ya sea por di-
rio social a la salud como un derecho social y al Estado Ilcultades de sus capacidades simbólicas o por modalidades
mo un garante del mantenimiento de lo público. nctivas de rechazo a su integración. Por lo mismo, los pro-
Salud Mental es, en los tres subsectores, el socio más cesos de curación estuvieron también evaluados y dirigidos
bre.ll Pero las políticas de privatización no sólo redefinen hacia la reinserción social de los enfermos y a su integra-
aplicación de financiamiento para esta cobertura sino oi6neficaz en las simbólicas culturales y los intercambios
ahora avanzan también sobre el conjunto de sus valores '1 socíales. Recordemos también que toda la lucha llevada a
criterios de atención. cabo contra las políticas de la psiquiatría manicomial se
apoyaron en la denuncia de los circuitos de internación, se-
gregación y exclusión social del enfermo psiquiatrizado,
4. SALUD MENTAL: LA DOBLE VÍCTIMA DEL AJUSTE proponiéndose diversas formas de reintegración a la vida
social. ¿Cómoenfrentar entonceseste dobleproblema de una
La salud mental es doblemente víctima de estas palíti [mgilizacián. de la vida social, que cobra sus víctimas en la
cas, porque, por otra parte, se ve enfrentada a un crecí- salud mental de las personas, provocando nuevas patolo-
miento de la demanda de atención y a una complejidad ma ¡{{asmás complejaspor su imbricación mayor con las condi-
. yor de los problemas que debe encarar, y al mismo tiempo, ciones de vida, junto con un retorno a criterios puramente
el proceso de privatización en salud que analizamos modifí- asistencialistas y restrictivos de la atención, condicionados
ca todos los criterios de cobertura en el sector privado ha. por consideraciones de la economía sin ninguna relación
ci~ndola más restrictiva y discrecional, junto al empob~eci. conla racionalidad médico-psicológicasobre los problemas
miento del sector público que ha modificado los valores y quedebemos abordar?
criterios de la atención. Como hemos visto, el proceso de privatización modifica
. Los cambios en la cultura que analizamos, la fragmenta. todos los valores y criterios que hemos sostenido sobre la
ción de lo social, el crecimiento de la masa de excluidos de cobertura en salud y especialmente en salud mental. El
los intercambios sociales, simbólicos y económicos,sumados sector público tiende a focalizar sus acciones de salud sobre
a las transformaciones de lo público, han generado, como los sectores de la población más pobres e indigentes. El
era lógico esperar, nuevas formas de fracaso y sufrimiento sector privado, con los nuevos rasgos empresariales que
mental. En el próximo capítulo me he de ocupar en detalle comentamos, se hace cargo de una cobertura restringida y
de los rasgos subjetivos de esta nueva demanda. Recorde- ordenada por criterios y valores económicos. Los funda-
mos por ahora que desde los comienzos del siglo se fue com- mentos de una atención comunitaria de la salud mental,
prendiendo a las enfermedades mentales -primero a las que hace de pivote a la racionalidad con la cual se constru-
yeron las alternativas a la atención psiquiátrica- desde los
criterios de salud mental, han sido puestos en crisis por es-
11. A ~odo de ejemplo solamente, observemos que en la provincia de tas tendencias.
~uenos Aires, la mayor del país y la que cuenta con el mayor número de
mternados en hospicios y colonias, se dedica a Salud un 4 % del presu-
puesto general. De este magro 4 %, sólo un 0,05 % lo forma el gasto total El sector público. Lo público fue desde los orígenes de
en salud mental. Salud Mental el referente principal de todas las políticas de

202 203
atención que se propusieron, las que unían su carácter d. de los individuos y en la preservación de su salud mental
globalidad a los mismos rasgos existentes en lo pública. En en la medida que sean a su vez facilitadores de una inte-
la actualidad lo público es sólo un sector en Salud, y en pro gración al sistema social global y a su cultura.P De este
ceso de achicamiento y redefinición de sus funciones. La modo se requiere siempre de estos dos aspectos para el fun-
idea de la comunidad, como criterio general para el aborda- cionamiento comunitario: las interacciones interpersonales
je de los problemas de salud mental, y su participacién en directas para la integración social de los individuos y la in-
los procesos de reparación, no podría pensarse si no se Gen. teracción de la comunidad (sus rasgos culturales locales,
tara con políticas públicas para su realización. Porque este sus valores sus normas de comportamiento, etc.), al siste-
"descubrimiento" de la importancia esencial de la comuní- ma social global. Las políticas limitadas a la inserción so-
dad para las acciones de salud mental obedeció a que se ha- cial de los individuos discriminados por cualquier rasgo
bía comprendido que los procesos de integración social de- (homosexuales, sidóticos, enfermos mentales, discapacita-
sempeñaban un papel determinante tanto en la produccíén dos, etc.) no alcanzan si no están dirigidas a una integra-
de patologías mentales como .en los procesos de reparación. ción social real (que en ningún caso debe confundirse con
Se pudo entender que la emergencia de las diferentes fer- capacidades de adaptación resignada, ya que s~ trata de c~-
mas de sufrimiento mental de las personas estaban estra- pacidades de acción en la sociedad!, que reqU1ere. de abohr
chamente ligadas a los sistemas locales que cada comuni- la discriminación por una integración del rasgo diferente a
dad pone en juego para las significaciones culturales, la la simbólica en que se desenvuelven las interacciones de la
creación de consensos acerca de las normas que regulan la. sociedad como ya vimos en el capítulo 1 a propósito de los
conductas de los individuos y las formas de reconocimiento enfermos mentales. Como señalaba Salvador Giner en un
en las relaciones interpersonales, esenciales para la constí- Simposio reciente, en la parte optimista de su reflexión:
tución de la identidad social de los individuos. Este conjun-
to de funciones de la comunidad constituye para el indiví« Según los sociólogos del siglo diecinueve todo .se alcanza~a
duo un "actual" sobre el cual debe reinscribir los sentido. en comunidad y el ser humano fuera de la comunidad no podía
que provienen de su historia personal y familiar. Privas al encontrar ese equilibrio y esa mínima plenitud, o casi plenitud.
individuo de ese "actual" comunitario implica despojarlo de Si no reforzamos la comunidad no es posible que lo que se TIa-
. con un rmmmo
roa el alma humana exista " de au ton orm'a.14
los recursos que el grupo de interacciones directas prevee
para la elaboración de lo histórico vivencial de cada perso-
na. Por lo mismo se desprende el papel esencial que tiene el
grupo comunitario en el proceso de curación del sufrímíen-
to mental, y sobre todo en la prevención del surgimiente de
éste. 12 13. J. Habermas ha enfatizado sobre esta diferencia entre la integra-
olón social función propia de las comunidades locales, y la integración so-
También cabe comprender que los sistemas de integea- cial en sistema, que incluye a las condiciones culturales y sociales globa-
ción que pone en funcionamiento una comunidad local, s610 l\)8 (de la economía, de las políticas de seguridad social, de las ideas de
cumplen este papel en el mantenimiento de la sociabilidad Nación y sus valores, de las leyes y el derecho, etc.). Sigo a este autor en
cuanto esta diferencia permite analizar en la actualidad el surgimiento
de un divorcio creciente entre las culturas y los sistemas locales de inte-
12. He realizado un desarrollo más exhaustivo de la importancia de la J(l'acióny el sistema social, que está en la base de muchos comportamien-
comunidad para Salud Mental en el último capítulo de la tercera Eldición 1108 de los individuos respecto de la ley, d~ la vio~encia, etcé~ra.. .
de Psicoanálisis y Salud Mental, para una crttica de la razón psiquiá~rl 14. Salvador Giner, "La transformacIón social del alma, Simposium
ca, Buenos Aires, Paidós, 1993. . do Cerdanyola del Vallés, ob. cit., pág. 204.

204 205
y en su pasaje más reflexivo y pesimista, el mismo autor pobreza, la exclusión social y sus vicisitudes. Al .mismo
nos dice, refiriéndose a la nueva situación social sobre la tiempo asistimos a un cierto retorno del modelo ~~ilar, .no
que se están volcando las acciones comunitarias: ya por vía de las inter?~ci~~es ma.si~as en hOSPICIO~sino
por el modelo de relaclOn aSlstenclalista que se va Impo-
. Hoy en día la sociedad corporativa manda sus grandes ejér- niendo en las instituciones de salud del Estado, que, aban-
CItospara resolver los problemas de la llamada masificación y donadas las premisas de la prevención y los prin~ipi.<:sco-
por su parte, esa masificación sigue su ritmo al margen de 108 munitarios, responden a la demanda con la prescrrpcion de
programas políticos y los planes de nuestros príncipes elegi- medicamentos.
dos, y entonces recrea comunidad. Esa recreación de comuni-
dad que se produce hoy en día es una retribalización que tiene El sector privado. Ya no está constituido, como señalé
signos muy diversos que, como suele decirse, unos son positi- antes, por los consultorios y las pequeñas empresas mé-
vos y otros negativos. Por un lado hay una retribalización peli- dicas. Ahora tiende a ser hegemonizado por las grandes
grosa -que yo no eliminaría del todo porque hay que darles un empresas, que realizan su inversión en Salud bajo la expe~-
sustituto- con bandas y tribus urbanas, o sectas como las que
tativa de la ganancia económica, y sobre tod~ por el c~ec~-
he señalado antes, semisectas y movimientos sociales más O
menos fragmentados que hacen que la gente ~ncuentre esa al-
miento de los seguros privados. Como es ÓbVlO,los prmci-
ma que hemos negado al hombre y que las ciencias socia le. pios de su participación en salud son ajenos a las ideas de
contemporáneas han ido socavando poco a poco, a través del lo comunitario y la prevención de riesgos. Sólo resulta fun-
tiempo, hasta convencernos de que sólo somos un grupo de fac- cional a sus fines la asistencia a los que demandan ser
tores sociales y anímicos, nada más. atendidos. En el caso de Salud Mental, que por una cues-
tión de mercado incluyen en su oferta de cobertura, tr~ta~
Si agregamos que, para el caso de América latina, a la de abordarla con criterios de gasto médico y no con prmci-
masificación se añade la miseria, la reflexión de Giner no. pios de salud. No pudiendo ignorar el prestigio ~ue en la
sirv~ para ubicar la nueva dirección que están tomando la. Argentina tienen, sobre todo entre las clases medias urba-
acciones comunitarias. nas los tratamientos de los padecimientos psíquicos sobre
Como parte de esta tendencia a focalizar las acciones d. la base de las psicoterapias, y el psicoanálisis en particular,
lo público sobre los conjuntos sociales más empobrecido. los incluyen en su oferta pero los limitan y restringen en la
las acciones de las políticas comunitarias, subvirtiendo lo~ práctica. .
principios que las fundaron, son dirigidas crecientementl Una serie de factores, que fueron esenciales para el pro-
hacia funciones más ligadas a la contención social y al apa ceso de reconversión de los sistemas de atención psiquiátri-
ciguamiento de los sufrimientos provocados por el ajuste ca hacia los criterios de Salud Mental, son molestos para
De este modo la integración de las acciones de Salud Men los principios económicos de esta cobertura privada. En pri-
tal con otros sectores, premisa que estaba dirigida a una mer lugar la comprensión comunitari~ de los problemas. de
cobertura y una prevención de riesgos más racionales, •• salud mental, que exigiría reflejar en la oferta de a~enclón
va transformando en una política de control social de la. la complejidad de la determinación de las patologIas ~ la
poblaciones carecientes: los hogares de menores, los juzga utilización de estrategias comunitarias para los tratamíen-
dos de menores, la escuela careciente, los programas socia tos; la participación de los propios pacientes y las fam.ilia&
les, la violencia social, las adicciones, el maltrato familiar. n los tratamientos; el desarrollo de acciones preventivas,
etc. Cada vez más el rostro de la Salud Mental pública en que obligaría a intervenciones so~iocom~~tarias más ~m-
las acciones comunitarias se confunde con los rostros de la plias; los principios del método psicoanalítico, que requiere

206 207
de SUStratamientos, retribución escasa (en general sucede
traspasar la demanda ex eÓ»

que el pago que la empresa hace al psicoanalista es del mis-


~~st~atamiento, la frecue~~~~e d:1 paciente y sensibilizar
lempos del inconsciente N es~ones y su duración 8 mo monto del que el paciente efectúa con el ticket modera-
ra por la racionalidad de ~st o ptdiendo guiar la cobertu. dor, pero está intermediado por la empresa). Algunas em-
~:~stan los seguros se apoya e~sm:ctores, ~a.atención que presas han avanzado más aún, tratando de imponer ciertoS
as que, aparentemente re . delos medico asistencia- criterios sobre las modalidades mismas de la atención, aje- I
~~:o entonces que el probiem~~ere~ menos costos. Resulta nas a los principios del método que aplican los profesiona-
1 n no afecta solamente al fin e ~s e ~roceso de privatiza- les. Es claro que este encuentro entre los requerimientos de
las empresas aseguradoras y los psicoanalistas no proviene
\
~o se trata solamente de quié anCla~1llentode la atención
rast~~ca principios y conocí ~ y como se paga, sino u¿ de una libre decisión de éstos de participar con sus trata-
sas disciplinas que intervi ímientos. propios de las diver- mientos en estas instituciones (como sí ha ocurrido en algu-
tamientos, de los criterios de sui de sus métodos en los tra nos países de Europa, especialmente en Inglaterra), sino
Este desarrollo d 1 sus profesionales - que resulta de la pérdida de la demanda de atención que
. . e sector pri d . sufren los consultorios de los psicoanalistas, la que es apro-
en e eje de un ca bi rrva o se va constit
l
lud mental. Facilr::a10 en las prácticas del campold~YlendO vechada por las empresas para imponer sus condiciones.
sobre 1 b una acentuación d 1 asa- Resulta curioso cómo la ingeniosidad y el poder de estas
ha per~.tdse de la prescripción de med~ as prestaciones empresas, aprovechando la sobreoferta existente de profe-
1 1 o un retorno di" ícamentos, lo cu 1
fre la naturaleza de las e:f:s vldeJasideas biologistas s~- sionales del campo de la salud mental, han constituido una
os valores de ciertas . rme ades mentales 1m oferta diversificada de servicios para todas las preferencias
prácticas tenían poco o p.slc~terapias cuyos post~la:one de la demanda, pero a la vez neutralizada, aplanada y ma-
nales del campo de lo m=~n prestigio,entre los profZ:i;' sificada por la banalización de sus diferentes principios.
~as por I~s consecuencias de ia° ¡~ hablan sido cuestiona-
Ios ~nseJos directivos. Este av';: I ización de la sugestión o
o e ecto de que los métodos a eso~ tratamientos es sé- 5. CONDICIONES DE EMPLEO Y RETRIBUCIÓN
nales con los requeri que practican son más tiunCI0-
. DE LOS PROFESIONALES
S rimientos ec ' .
as~1eficacia superficial sobr ~nomlcos de estas ernpre-
r~s tados sobre los síntom e a demanda, rapidez de En los últimos cincuenta años cambiaron los modos de
pros terapéuticos as, pragmatismo en los pri . ejercicio profesional de los médicos y las formas de retribu-
E' rm~ ción. Los sistemas de seguridad social contribuyeron en
:::r . n el caso particular de Ios osi
'i'cl~ión por los segur:s ':;/:~CO::Calistas, los efectos de
t t a o erta, como dije antes) ti u por razones de mejo-
mucho a este cambio. Hasta los años cincuenta la atención
se ejercía en el sector público y en consultorios privados, y
t ar:- es.para esta experiencia y lenena10nsecuencias impor- la retribución consistía en un salario fijo en el hospital y el
rmarios que son esenciales a que teran elementos doc- pago por el enfermo de un honorario que el médico fijaba en
?eneral, estas empresas im onpara el psicoanálisis. En su consultorio. Los primeros psicólogos y psicoanalistas to-
maron de esta modalidad del ejercicio liberal de la medici-
~~:;~r:n~ol;.s f~!rCouSePr?feSiO~aleeS~
c~e~~~t:~~:~oash'p Satas'lal na sus propios criterioS de empleo y retribución. Pero tam-
it d' . ncia seman 1de sesi ra os bién se copiaron para sus prácticas específicas muchos de
~~~ a del,tiempo de tratamien:o ~~eslOnes, duración lí-
nas chmcas que son su .' O gatoriedad de llevar los rasgos que la caracterizaban: se vinculó el trabajo en el
algunos casos necesidad de ;:~sadas por l~ institución, en hospital (entonces sólo de mañana) a la atención de los más
. ar evaluaciones periódicas

209
208
necesitados de la sociedad, y el confort, la privacidad, el do- se mantienen algunos de ellos pero en franco proceso de
minio y el prestigio personal del especialista, como criterio reestructuración.
de selección de los honorarios que se fijaban y, por lo mis- El gran factor de cambio sobre el tradicional ejercicio li-
mo, del nivel económico de los enfermos que atendían. Tan- beral' en que se arraigaron las prácticas de Salud Mental,
to en el hospital como en los consultorios privados bajo es- lo constituyó la seguridad social en todo el mundo. Uno de
tas características, la jerarquización parecía natural: la los temas más debatidos, el de la libre elección del médico
mayor experiencia y capacidad de los profesionales merecía por parte del enfermo, fue un elemento de la resistencia !l
reconocimiento en el hospital, muy ligados como estaban a los criterios de este sistema solidario e igualitario, que hori-
la docencia y formación médica, y merecía también recono- zontalizaba las prestaciones según el modelo que se había
cimiento en el monto de honorarios que cobraba a sus pa- seguido en la atención de hospital. No he de detenerme en
cientes privados. ello ahora, pero sólo destacaré que esta cuestión tiene espe-
Cuando las obras sociales incorporaron a médicos y psi- cificidades en el campo de la atención psicológica y psi coa-
cólogos en sus prestaciones, siguieron también estos mis- nalítica que no han sido tenidas en cuenta hasta ahora. Los
mos criterios: salario y relación de dependencia en algunos países que implementaron sistemas de seguridad social
casos, pago de honorarios por prestación, esta vez a cargo fueron orientándose hacia una organización de los cuidados
de la misma institución o de forma mixta entre la obra so- en salud que parte del "médico generalista". Esto supone el
cial y el paciente. En la medida en que el Estado comenzó a pasaje obligatorio para cualquier enfermo por este médico,
restringir sus prestaciones y la demanda de atención en sa- antes de acceder a la atención del especialista. En estos
lud mental creció en los hospitales, junto al aumento nota- países (Inglaterra ~n primer lugar, al cUB:lsigui~ron Espa-
ble del número de profesionales "psi", se difundió el trabajo ña Italia, Grecia, Austria, Dinamarca, Fmlandia)
) . el
, .siste-.
llamado adhonórem, es decir una asignación de tareas en el ma nacional de salud dispone que cada usuario este mscri-
sector público de la salud sin retribución al profesional que to en la cápita de algún generalista, como contrapartida
las asumía. Este sector de obras sociales y mutuales gene- para la obtención de la totalidad de los cuidados .en salud
raba un cambio en los valores y criterios tradicionales, ya gratuitos. El generalista puede atender a sus pacIente~ ~n
que la atención tomaba algunos rasgos de lo público pero su consultorio o en alguna institución médica del servicio.
bajo criterios del consultorio liberal. Los cambios en las re- No es un asalariado del sistema, sino que recibe una retri-
tribuciones también modificaron los criterios de reconoci- bución de acuerdo con el número de personas que tiene en
miento profesional y jerarquización. Los médicos más reco- su lista, y el valor de la cápita varía de acuerdo con la eda~
nocidos no se incorporaron a esta atención, que retribuía de aquéllas, ya que se considera que una mayor edad equi-
con un mismo honorario y con pocas diferencias salariales a vale a una mayor utilización de los servicios de salud. ~n el
profesionales de distinta experiencia y antigüedad. En el caso de España y otros países, estos mismos generalistas, o
caso de psicólogos y psicoanalistas, las exclusiones de los especialistas de la seguridad social, pueden atender a
cobertura en salud mental de estas instituciones, o las res- otros pacientes privadamente en sus consultorios si son re-
tricciones que se imponían, hicieron que sólo las que conta- queridos para ello. La derivación a los especialistas puede
ban con mayor capacidad económica incorporaran profesio- ser hacia un centro del mismo sistema de salud, en cuyo ca-
nales de esta especialidad, en general jóvenes en formación so es absolutllmente gratuito, o a algún especialista elegido
y escasamente retribuidos. Este panorama caracterizó a por el paciente, en cuyo caso éste paga un honorario regula-
muy grandes rasgos el trabajo y las remuneraciones de los do por el Estado. En algunos países se ha impuesto el lla-
profesionales "psi" hasta hace unos años, y en la actualidad mado ticket moderador, es decir que el paciente paga una

210 211
parte de los honorarios del especialista, en general dirigido cial, ya que se integran a la atención primaria pero en ge-
a conservar algunos rasgos del ejercicio liberal, como son el neral tratan de mantener la práctica liberal o contratados
pago directo y la libre elección del médico. Esto es predomi- por los seguros complementarios, que están avanzando mu-
nante en Francia. Los psicólogos, psiquiatras y psicoanalis- cho en la oferta de esta cobertura. En Francia se está pro-
tas, junto a otros profesionales "psi", se desempeñan con es- duciendo una inclusión creciente, a pesar de la difusión y el
tos mismos criterios, reciben sus pacientes derivados para prestigio que allí tienen el ejercicio liberal y... el "ticket mo-
tratamiento o en consulta por un médico generalista y per- deraúor" (a 1994, la Seguridad Social cubría un 73 % de la
ciben remuneraciones iguales a las de otros especialistas. población). Para un cálculo de las remuneraciones que per-
Es muy interesante cómo se fue instalando en la con- ciben los profesionales, entre ellos los psicoanalistas, siga-
ciencia social la idea de la salud y su atención bajo este sis- mos un informe de la OCDE de 1994, calculado sobre la ba-
tema solidario, lo que facilita la instalación de una "transfe- se de los salarios medios de cada paíS:15
rencia" (en el sentido psicoanalítico del término) de los
individuos hacia el sistema de salud, no siempre fijada a su Un profesional recibe en Alemania 4 salarios promedio
médico personal. Esto es observable en los discursos de los en seguridad social y 5 salarios promedio en práctica libe-
pacientes, pero también en los medios masivos, en los que ral. En Estados Unidos; 3 salarios en seguridad social y 4
se habla con pasión, amor u odio, de la "Seguridad Social", en práctica liberal.
Esto facilita en mucho que el tema del dinero ocupe un lu- En Canadá, 2,8 en seguridad social y 4 en práctica li-
gar mayor en el debate social y político y un lugar menor en beral. .
la relación entre médicos y enfermos. Según un informe de En Francia, 2,5 en seguridad social y 3 en práctica li-
la OCDE, si se excluyen los pagos de seguros complementa- beral.
rios, los gastos a cargo de los enfermos, en su atención en En Inglaterra, 3 en seguridad social y 2,7 en práctica li-
salud (en general, insisto, por la libre elección y el ticket beral.
moderador) son en Francia de un 40 %; en Italia, de un
27 %; en Alemania e Inglaterra, de un 10 %; en Suecia, de Es notorio que, para un especialista, las diferencias en-
un 8 %. Es decir que el tema de la retribución de los médi- tre desempeñarse en la seguridad social o en la práctica li-
cos sale de la esfera de las relaciones con sus pacientes pa- 'beral de consultorio privado, a los fines de la retribución, no
ra difundirse en las cuestiones más amplias de la política y superan el 20 %. De todas maneras, siendo en Europa altos
las decisiones sociales. Los psicoanalistas ingleses, que son los salarios promedio respecto de la Argentina, se observa
quienes más antigüedad tienen en estas formas de aten- que los especialistas no suelen traspasar un ingreso cuatro
ción, no manifiestan mayores dificultades en el desarrollo veces mayor al ingreso promedio de los asalariados.
de la transferencia en sus tratamientos. En la Argentina el rumbo seguido por las retribuciones
La inclusión de los psicólogos y psicoanalistas en estos ha sido más heterogéneo que éste que resumimos. Las
sistemas ha sido variable según los países. En Inglaterra ea obras sociales primero, luego los seguros privados y las lla-
predominante, se tiende a la formación de consultorios
múltiples o clínicas (como la misma Tavistock, que pertene-
15. Inf. OCDE,véase Jean-Pierre Dumont, Les Svstémes de Protection
ce al servicio de salud), en las que los psicoanalistas llevan Sociale en Europe, París, Ed. Económica,1995,3a. ed. Además de los da-
adelante sus tratamientos pagados por la seguridad social. tos de la OCDE, Dumont muestra en gráficos las relaciones entre las re-
En España es variable: en algunas regiones llegan a una tribuciones de generalistas y especialistas, en un análisis comparativoen-
inclusión del 80 %, y en otras, como Cataluña; es más par- tre los díferentes países europeos y Estados Unidos.

212 213
madas prepagas, han generado una nivelación hacia abajo sobre la base de cuarenta horas semanales, es decir de em-
de los honorarios promedio de la práctica liberal, que se pleo pleno, como sí lo hacen los análisis de l~ OCDE, dado
unen a las bajas retribuciones (o ninguna, en casi la mitad que existe un subempleo de la oferta profesional. Este s~-
de los profesionales que se desempeñan ad honórem) en el bempleo, como es lógico, encarece los costos totales de retrí-
sector público. No contamos con la precisión de los informes bución. .
de la OCDE para el caso de nuestro país, pero siguiendo los Lo cierto es que la situación de las retribuciones profesio-
~mismos parámetros de confección, para la población profe- nales en el caso de Salud Mental es atípica, cre~do un te-
'sional de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires rreno muy fértil para el avance de los seguros pnvados, que
(50 % del total del país) se observa que un profesional que pueden captar la demanda privada derivándola desde los
se desempeñe 40 horas semanales-f recibe en el subsector consultorios liberales hasta sus coberturas, para la cual em-
de seguros $ 2000 mensuales; en el sector público, $ 1200, y plean profesionales con retribuciones tres o cuatro veces
en la práctica liberal de consultorio, $ 8000. Esto equivale, más bajas que la que esos mismos pro~esionales ,co?ra~ en
según los salarios promedio de esta misma región, a unos 3 sus consultorios. y además, al mismo ruvel de practica libe-
salarios promedio en los seguros y 11 en la práctica liberal. ral de consultorios privados y el confort de la privacidad. Ob-
Como hemos visto respecto de Europa y Estados Unidos, se viamente la situación de los profesionales "psi", y de los psi-
trata de una desproporción notable. Un condicionante más coanalistas en particular, respecto de sus retribuci~nes se
de este cambio que produce el proceso de privatización em- irá haciendo más insostenible, ya que los seguros pnvados,
presarial de la salud lo constituye el hecho de que, a dife- alentados además por la desregulación de las obras sociales,
rencia de los países de Europa en que la derivación tiene irán vaciando de pacientes el mercado liberal para captarlos
carácter de sistema por el médico generalista, en este siste- con una cobertura que podrán brindar con los mismos cara~-
ma esa función suele ejercerla un admisor de la misma ins- teres de los consultorios privados. En un mercado (para uti-
titución con carácter más de regla institucional. lizar sus términos) sobreofertado de profesionales y sin nin-
Si desestimamos al sector público, que en el caso de la gún respaldo corporativo, dispu~stos por lo tanto ~ adecuar
Argentina requeriría un análisis muy particularizado y difi- sus retribuciones con la expectativa de no ser excluidos de la
cil de comparar con los países centrales, podemos observar profesión y a aceptar los criterios de estas instituciones so-
que si lo hacemos con España la retribución de los seguros bre los tratamientos, los seguros tienen todo a su favor para
privados en la Argentina es apenas (en dólares de Estados esta ampliación de mercado que se proponen. Nuevamen~e,
Unidos) de un 20 % menos, un 25 % menos que en Inglate- la salud mental, esta vez también la de los mismos profesio-
rra, y un 40 a 50 % menos que en Francia y Estados Unidos. nales "psi", será la víctima de estos desarrollos.. .
Pero la práctica liberal en la Argentina supera muy amplia- La situación del psicoanálisis merece una consideración
mente la retribución comparada con los seguros en todos especial. Como es sabido, éste tuvo una difusión muy am-
esos países. ¿Qué es lo que ocurre? Que en la Argentina el plia en la Argentina, y su relación co,: el c~po de la Salud
ingreso profesional no puede establecerse homogéneamente Mental fue muy estrecha desde los anos cincuenta en ade-
lante, hegemonizando el campo de las psicoterapias. ~ con~-
tituyendo la alternativa más fundada de la atención ps~-
16. En la Argentina la tradición impone el criterio liberal médico do
fijar los honorarios por la atención de un paciente por hora de trabajo, lo quiátrica tradicional. Como lo .he señ~lado e~ un trabajo
cual ha dejado de ser en parte un criterio válido. A los fines de lo que que- anterior,171a inclusión de los pSIcoanalistas, pnmero en las
remos resaltar, he seguido el criterio según el cual cuarenta horas equiva-
len a cuarenta prestaciones semanales. 17. E. Galende, Psicoanálisis y salud mental, ob. cit.

214 215
prácticas hospitalarias y los centros de salud mental, y lue- de que pueda tomárselos como guía para el acceso a la
go en los diversos momentos de las prácticas comunitarias, neurosis infantil, un operacionalismo en los vínculos que
resultó muy fecunda en ambas direcciones: para el psicoa- dificulta el despliegue y la utilización de la transferencia,
nálisis, que probó su eficacia en estos terrenos, y para la etc. De hecho el psicoanálisis se disfuncionaliza respecto
Salud Mental, que amplió el campo de las intervenciones de los valores de esta cultura, dejando más lugar a las psi-
individuales y grupales bajo la racionalidad psicoanalítica. coterapias sugestivas, a los ideales de la mística, a la ad-
La situación que he descrito lo afecta en varios sentidos. ministración de la energía, al dominio de la mente, al con-
En primer lugar, por el cambio de problemas que deben en- sejo o la imposición directiva franca. No es que los nuevos
frentar los psicoanalistas en el sector público. El psicoaná- pacientes se sometan a las diversas baterías de estas nue-
lisis mostró su mayor eficacia en el terreno de las neurosis vas psicoterapias.P más bien las desean, y este deseo res-
y luego su extensión hacia el tratamiento de niños y psicé- ponde a la cultura de la época, a sus ideales y a sus simbó-
ticos amplió sus posibilidades de intervención. Las ideas de licas particulares,
lo comunitario tuvieron un foco de convergencia con sus te- El cambio, en las condiciones de los tratamientos 'que
sis fundamentales, ya que se trataba de avanzar sobre la está introduciendo el proceso de privatización, se apoya
base de la palabra, más allá de las demandas de atención también en estos factores, encontrando un campo psicoana-
explicitadas por los individuos hacia una determinación in- lítico tan extendido como extenuado, demorado en el análi-
consciente, en la que el valor de la palabra y el manejo de sis de las nuevas condiciones que le toca enfrentar, tanto
la transferencia eran afines a las estrategias de interven- las que provienen de las nuevas cuestiones clínicas como
ción comunitaria. En la actualidad su ubicación en el sector las que están modificando sus criterios en la dirección de
público los limita a las intervenciones asistenciales de una los tratamientos por la imposición de las empresas de segu-
patología de nuevo tipo: depresiones, violencia familiar, ros. Es de temer que la fuerza conjunta de estos factores
maltrato infantil, sintomatología corporal inespecífica (difí- empujen al psicoanálisis, al menos en el terreno de los tra-
cilmente acotable bajo la idea de las enfermedades psicoso- tamientos, a su emparejamiento con las otras psicotera-
máticas), adicciones, alcoholismo, etc., frente a las cuales pias, tal como parece insinuarse en la oferta diversificada
sufren dificultades para su abordaje con ei método psi- que algunos seguros de enfermedad están promoviendo.
coanalítico. Más aún en las condiciones que, como hemos También vale recordar que el psicoanálisis ha salido airoso
visto, se imponen en la actualidad al desempeño en los hos- de varias batallas que en diversos momentos de su historia
pitales y centros de salud. lo empujaron hacia distintas desviaciones: los intentos de
Este cambio de las problemáticas clínicas también suce- Jung y Adler, el activismo terapéutico después, aun en vida
de en la práctica privada. En ésta converge, además de lo de Freud, el culturalismo y los intentos positivistas de los
novedoso de las manífestacíones clínicas, el peso' 'de una años cincuenta, Cuando asumió los principios y valores de
cultura que se ha hecho ajena a los valores e ideales del
psicoanálisis. La velocidad de los ritmos que impone esta
cultura para todos los ámbitos de la vida, el prestigio de 18. Que en verdad no son muy ajenas a las que configuraban el campo
las intensidades y la fugacidad de las experiencias afecti- que encontró Freud a comienzos del siglo, Algunos métodos energéticos
semejan al mesmerismo de entonces, el control de la mente tenia sus re-
vas opuestos al valor de la reflexión y la profundidad, el presentantes en las pedagogías alemanas, de las cuales el padre de
reclamo de mayor pragmatismo en la vida social ajeno a Schreber no es lejano, la sugestión formó parte de la escuela de Nancy,
los tiempos y las vacilaciones del deseo inconsciente, 'el re- para no extendernos sobre los tratamientos florales y la mística de los
clamo de un acallamiento rápido de los síntomas que impi- grupos que comparten algún sufrimiento,

216 217
la Salud Mental; las iniciativas de la antipsiquiatría ingle- 5. LA SUBJETIVIDAD ACTUAL Y SU PATOLOGÍA
sa (Laing, Cooper y muchos psicoanalistas más), la direc-
ción de varias experiencias de comunidades terapéuticas o
las inquietudes sociales y políticas de los años setenta,
mostró que no sólo no se perdía lo esencial de su experien-
cia clínica sino que ésta podía potenciarse en el ensancha-
miento de la comprensión de la complejidad subjetiva sobre
la que interviene. Claro que, en todos estos aconteceres de
su historia, el psicoanálisis conformaba una cierta van-
guardia, junto a otros intelectuales dispuestos a la defensa
de un pensamiento crítico, bajo los valores de la palabra y
la reflexión, los ideales de la verdad, la autonomía y la li-
bertad del individuo. Valores e ideales que estaban fuerte-
mente arraigados en la experiencia de la cultura moderna
y especialmente en sus vanguardias críticas. rgar Para conocer y juzgar una sociedad es preciso lle-
Pero hoy no estamos en tiempos de vanguardias críticas hasta su sustancia profunda, el lazo humano del
y la cultura no acompaña mayoritariamente los valores e cual está hecha y que depende sin duda de las rela-
ideales del psicoanálisis. Si queremos mantener algún opti- ciones juridicas, pero también de las formas del tra-
mismo acerca del futuro de esta disciplina, éste deberá pro- bajo, de la manera de amar, de vivir y de morir.
MERLEAUJ. PON;rvl
venir de la capacidad que tengan los psicoanalistas, junto
con otros intelectuales críticos, de resistir la época, de pre-
servar lo esencial de su experiencia, para lo cual deberán, Hemos pasado del infierno de los otros al éxtasis
de lo mismo, del purgatorio de la alteridad a los pa-
del mismo modo que lo hizo Freud en los años treinta, utili-
raísos artificiales de la identidad. -
zar su capacidad de análisis crítico de la cultura, de la sub- JEAN BAUDRILLARD2
jetividad epocal que ésta produce y de estas nuevas psicote-
rapias adaptadas a los tiempos actuales.
Siguiendo el objetivo de comprender la nueva situación
en Salud Mental, hemos visto ya la emergencia de nuevos
rasgos en la cultura y en las formas de sociabilidad, algu-
nos de cuyos indicadores reseñé en el capítulo 2, juntamen-
te con las transformaciones del Estado que han dado lugar
a una reformulación profunda de lo público y de las relacio-
nes de los individuos con él, lo cual ha ocasionado nuevas
formas de individualidad que ponen en crisis los sentidos

1. M. Merleau-Ponty, Humanismo y terror, Buenos Aires, La Pléyade,


t068.
2. Jean Baudrillard, La transparencia del mal, Barcelona, Anagrama,
1991.

218 219
con los que hasta aquí habíamos comprendido la noción de un superyó con funciones libidinales, de los conflictos del
individuo y, correlativamente a ello, el abordaje de los cuí- yo con la sociabilidad, de la presencia de lo negativo y la
dados en salud mental. En este nuevo contexto vamos a in. tendencia compulsiva a la repetición en el psiquismo hu-
terrogarnos ahora acerca de los rasgos dominantes de la mano. Lo que proviene de la sociabilidad y la función del
subjetividad actual para avanzar en la comprensión de laa otro empujan fuertemente hacia la historización de la sub-
nuevas patologías. jetividad, y pueden englobarse en la postulación de un
Eros que lleva al individuo a permanecer ligado a sus ob-
jetos internos (al conjunto de sus experiencias infantiles
1. SUBJETIVIDAD E ffiSTORIA de amor y de odio con los otros) y al investimiento sucesi-
vo de los nuevos objetos que sostienen su sociabilidad. Por
Vale recordar Qu4sde sus comienzos el psicoanálisis el contrario, lo que proviene de los instintos de muerte, de
fundó sus hipótesis 1ibre la subjetividad en las distintas las fuerzas de la repetición compulsiva, de los imperativos
formas de alteridad. El papel del otro, y del objeto en su del superyó y del narcisismo regresivo empuja a la fusión
sentido más amplio, resulta esencial para la estructuración alienante con los objetos del pasado, al desligamiento de
de lo mental y su funcionamiento. La teoría psicoanalítica los objetos del presente y al aislamiento consiguiente del
del "aparato psíquico" sitúa a su funcionamiento en la en. individuo, bajo una economía de la autopunición superyoi-
crucijada por la cual su singularidad, lo que es más propio ca, de los sacrificios .autoimpuestos a la subjetividad, la
de los procesos mentales del individuo, resulta y es definí- agresividad sobre sí mismo o su proyección sobre los otros
da por su sociabilidad esencial. Sin duda, con el psicoanáli- o la simple destrucción de aquello que en la realidad del
sis, la función del otro en la constitución de la subjetividad sujeto le requiera su investimiento libidinal o solamente
y la problemática amplia de la alienación alcanzan su ma-
yor grado de complejidad y determinación. Como traté d,
BU interés. r
No caben dudas acerca de que~s procesos mentales do-
desarrollar en un trabajo anterior.s éstees e costado hege- minados por Eros se sostienen necesariamente en alguna
liano y dialéctico de Freud, sobre el cual se apoyaron muo forma de alteridad, ya que el objeto es obviamente impres-
chos de los desarrollos posteriores, especialmente los mo- cindible para la satisfacción del instinto, es constitutivo del
mentos estructuralistas de Lacan y, en sus antípodas el deseo y está presente en el vínculo soc~l Esta presencia
positivismo de las relaciones de objeto de Melanie Klein, del otro es más compleja respecto del instinto de muerte.
Pero existe un otro costado, quizá más borroso pero no me. En el libro que he .citado sostuve la necesidad de pensar
nos potente, del psicoanálisis freudiano: el que proviene d, también a este instinto en relación con el objeto, ligado a
la influencia del romanticismo, sobre todo del alemán, y formas regresivas del funcionamiento narcisístico, ya que
más tardíamente de Nietzsche. la presencia del otro se hace por vía de su fusión primaria
A este costado, que el romanticismo había mostrado con el propio yo. Lo cual permite pensar en las modalidades
tan trágico y oscuro como potente para el hombre, es al de presencia de esta fuerza de muerte en la clínica, sobre
cual debemos la comprensión de las fuerzas del instinto, todo en los estados pasionales, así como también en las for-
especialmente del instinto de muerte, de un Ello imperso- mas más sutiles y atenuadas de muchas de las patologías
nal que hunde sus raíces en el cuerpo y de la existencia de psíquicas actuales. He de retomar luego esta relación, que
considero esencial para comprender cómo la pérdida de las
categorías temporales de lo histórico y el nuevo dominio de
3. E. Galende, Historia y repetición, ob. cit. las categorías de espacio y superficie tienen su correlato en

220 221
una subjetividad en la cual es más visible el dominio de lo. ,.itúa aquello que excede a toda subjetividad singular, lo
rasgos del instinto de muerte. lnestructurado pero activo en los procesos mentales, ya que
iComo entender la subjetividad, fijada como está al pla "laja tanto a lo reprimido organizado sobre la base de for-
cer que le provee la reiteracián de la experiencia hist6rica di mas de la representación (representaciones cosa) junto con
sus relaciones,sometida a las exigencias del goce de lo UMn la fuerza desestructurante de los instintos (como represen-
tico que le impone la repeticióncompulsiva y a la vez necesl tantes de éstos, pero obligados a ligarse a representaciones
tada de un vínculo con lo actual del cual dependen su crea para acceder a la conciencia). Se trata de un mismo lugar
tividad y su potencia transformadora de la realidad 611 psíquico en el cual se alojan ciertos universales de especie
funci6n del cumplimiento de sus deseos? La relación de l. (vinculados a la organización biológica del individuo ya los
subjetividad con la historia está tensionada entre estos do. instintos) y también de cultura (como el Edipo y la castra-
grandes ámbitos del funcionamiento mental que he señala ción) que forman su esencia. Su distinta relación con la
do, que a modo de una especulación sintética podemos cir temporalidad histórica es evidente, ya que en tanto inva-
'cunscribir como la lucha entre esas dos grandes fuerzas que riantes de especie (universales, no singulares de ese indivi-
Freud denominó Eros y Tánatos. A su vez, para todo indívl duo) no son determinantes de la clínica psicoanalítica, que
duo existe una relación esencial entre lo inercial de esa his- se orienta por lo reprimido, aun cuando estén en la base de
toria estructurada en su subjetividad y las determinaeiones las fuerzas con las que debe enfrentarse el trabajo de las
que provienen de las circunstancias de la época que le toca representaciones. De un modo sintético puede decirse que
vivir. Esta doble tensión, de lo histórico en la subjetividad y para la experiencia psicoanalítica se trata siempre de las
de esa subjetividad con su presente cultural y social, es ne- determinaciones de lo inconsciente reprimido, o sea, de la
cesariamente constitutiva de la experiencia humana. Con historia de la sexualidad infantil, de las vicisitudes singula-
este enfoque el psicoanálisis logra superar las viejas oposi- res del narcisismo, apropiadas por esa subjetividad singu-
ciones en las que la psiquiatría encierra esta problemática lar pero trabajadas a su vez por los universales de instinto
(entre lo innato y lo adquirido, entre naturaleza y cultura o y de cultura. Esto da a la clínica psicoanalítica una notoria
entre la herencia y la experiencia del individuo). La filogéne- peculiaridad: estando basada en teorías que recogen ele-
sis como la ontogénesis, 10 arcaico y lo infantil, en sus rela- mentos de la tragedia griega u otras metáforas que provie-
ciones con lo actual, pueden comprenderse sobre la base do nen de mitos de la antigüedad (Narciso, Nirvana, el Edipo
esta dialéctica entre lo histórico vivencial y las fuerzas del mismo, el Falo, etc.), se orienta en definitiva por las fanta-
instinto y entre la subjetividad historizada y su actualidad. sías y las formas de vínculos (amor, pareja, familia, amis-
La temporalidad histórica en la subjetividad tiene así di- tad) que son siempre de época. El Edipo mismo puede pen-
versos órdenes que es posible diferenciar. Por ejemplo, la sarse en este entramado de una historicidad diversa, ya
función del otro respecto de la escisión constitutiva de la que nos permite dar cuenta de las formas más primarias
subjetividad, y la formación de un inconsciente reprimido, del encuentro conflictivo con el otro y su resolución, y como
pueden ser considerados como una invariante histórica ya tal, función estructurante más atemporal, a la vez que
que, esencialmente ligada. a esta presencia del otro para la orienta hacia formas de familia y de crianza enraizadas en
constitución de lo psíquico humano, guarda cierta indepen- una cultura y una época determinadas.
dencia respecto a la época y a las variaciones de la cultura, Este despeje de una temporalidad histórica que respon-
No así la represión, cuyas formas están ligadas a la exis- de a diversos órdenes es importante para comprender que
tencia de la misma en la vida social. Otra temporalidad te- "lo nuevo", de época, se enfrenta siempre con niveles iner-
nemos que pensar aun respecto del Ello, en el cual Freud ciales de la subjetividad, que actúan como un "fuera del

222 223

,
tiempo" y que matizan a la subjetividad en la con
de temporalidades distintas. Por ejemplo, los cambios a El modelo de "las series complementarias" de Freud
tuales en la conformación y los valores de la familia, y 101 recogía ya estas diferentes temporalid~des para ~ar cuen.ta
bre todo en las funciones del padre, están sin duda nr~!AaIU de la formación del síntoma (la herencia filogenética, la his- J
tes en los rasgos de la subjetividad, pero a la vez f'n'nv,,,.... toria sexual infantil y la situación actual), pero int~n~o.des-
de un modo conflictivo con anhelos respecto de las fullClClt tacar ahora que se trata de elementos de la subjetividad
nes y significados más tradicionales y aun arcaicos del p.,. que responden a diferentes temporalidades, ~ue todos so~
dre. Igual debemos pensar respecto de las diferencias de ... estructurantes de la subjetividad y que mantienen entre SI
xo, vinculadas para el psicoanálisis a la problemática de l. tensiones y conflictos. Este modelo de las series comple~en-
castración, desde la cual se desprende una comprensión de tarias tiene para mí un alcance más va~to que el de expl~car
la homosexualidad como perversión, que hace problemátiaa la formación del síntoma, ya que penrute comprender co~o
la comprensión de una subjetividad que ha desdibujado l. las diferencias y los antagonismos entre las representacio-
nitidez de las identidades sexuales sin que pueda afirmar •• nes de estas diversas temporalidades son generado~es muy
que ha renegado de la castración. Sorprende en la experien importantes de formas nuevas de di~ociación~~~jebva, que
cia clínica la permeabilidad que tiene para muchos indivi Freud comenzó a vislumbrar a partir del análisis d~ la .r~-
duos la frontera de la castración, lo cual les permite exp.. negación, del fetichismo y las extrav~gancias de l?s .~dIVJ_-
riencias eróticas homosexuales sin que sientan afectada BU duos, y que crecientemente caracten~an ~ la subjetividad,
identidad de género, y por lo mismo, sin angustia. Y es in.. tensionada entre esos niveles más primarios de su orgam-
ludible vincular estos funcionamientos singulares con l. zación y las exigencias de la realidad actual.
presencia en la cultura de un desdibujamiento similar re. Creo que es por esta vía que puede com~renders: ~
pecto de los símbolos, comportamientos y gestos que tipift rasgo dominante de la subjetivi~ad actual, cual es,la perdi-
can la identidad sexual. da de las determinaciones históncas y la hegemorua que ~o-
De un modo esquemático podemos diferenciar tres órdo bra la adaptación a la época, que se corresponde con el mIS-
nes de temporalidad histórica presentes en la subjetividad: mo rasgo en la cultura de un collage de diversos rasgos del
pasado haciendo una superficie diversifica~a, extravagante,
1) la que se impone como filogénesis, que ordena el funcio heterogénea. Esta dominancia de lo espacial sobre !a.t~m-
namiento de las organizaciones libidinales, gran parto poralidad histórica, de lo superficial .sobre ~as sensibilída-
de la erogenidad, la satisfacción sexual, la reproducción, des profundas, de la velocidad y lo inmediato ~o~re todo
etcétera; proyecto temporal, es a la vez ~ carácte~ ~egemomc~ d: l_a
2) aquella que pertenece a ciertas invariantes de la cultu- cultura urbana y del funcionamiento subjetivo de los mdi~-
ra , sobre todo en relación con las funciones del otro para duos. El problema que se plantea, más allá de l~s valoracio-
la estructuración del psiquismo (Edipo, castración, in- nes que nos merezcan lo histórico y lo superficial, es que la
consciente reprimido, represión, etcétera); pérdida de las referencias temporales que enhebr~n y dan
3) y una temporalidad más epocal, ligada a las formas so. consistencia a la identidad individual lleva necesaname?-~e
ciales y culturales, como la organización de la familia. a una liberación y dominancia de los efectos de la pulsión
los modos de crianza, la valoración y el comportamiento de muerte: narcisismo de muerte, aislamiento, egoísmo,
de las identidades sexuales, los valores morales, lo. agresividad, ritualización de 10 cotidiano, etc. Pe~o,.a?-tes
ideales, las formas de sociabilidad, etcétera. de ocuparnos de estas nuevas vicisitudes de la subjetividad
actual, detengámonos un instante en el ~ape~ del recuerdo
y la memoria para la constitución de la histona. ~1I-C.iO,¡/.,(

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2. DE LA MEMORIA A LA HISTORIA 1",. sentidos del pasado, a reinstalarlos en su existencia y
I\llIción para el presente, a otorgarles nuevos sentidos. De
Tanto en la singularidad subjetiva del individuo tillo depende la capacidad creativa y transformadora sobre
en l~ subjetividad presente en la cultura es preciso ln realidad presente. Sólo hablamos de una subjetividad
r~nclar entre el recuerdo, la memoria y la dimensión hlatorizada cuando ésta es capaz de dar cuenta de los senti-
rica. El recuerdo (insisto, tanto en el plano del ind ¡J()~ de su presente utilizando la experiencia de su recuerdo
com? en lo s?cial). está sometido a una relación con el V HU memoria, y sólo bajo estas condiciones la palabra ad-
do simple e inercial, expuesto a las distorsiones que i quiere su función plena tanto para el individuo como para
n.~n las defensas, y especialmente la represión, por su una sociedad.
cion c0!l los deseos .. En cierto sentido todo recuerdo De este funcionamiento de la dimensión histórica depen-
e~cubrIdor~ ya que vincula al sujeto a algo acontecido do la articulación de los instintos o las fuerzas de lo social,
VISt~y lo oído), pero a la vez sometido a la recomposí dal cuerpo de los individuos en tanto lugar de inscripción
que rmpone el deseo, la ilusión y las defensas que inte do lo vivenciado, de los anhelos y los deseos ligados a sus
ne el yo. recuerdos, para un funcionamiento pleno de la alteridad.
~a memoria constituye un dispositivo mental más ca.". Así como para la disciplina histórica (la historia que es-
pIeJO, -Y? que po~ ~ lado puede permanecer limitada a 1& criben los historiadores) se trata siempre del desafío de
evocacl.on de lo VIVIdoo permitir al individuo o al grupo ua comprender el presente desde el cual se piensa y se escribe,
abordaje del presente en función de sus experiencias con 11 necesitando interpretar y construir para ello la verdad his-
~asado. Una forma de memoria se detiene en la evocación térica del pasado, también para la subjetividad singular el
tienda a una reiteración ritual de lo ya acontecido con,.. pasado actúa como fuerza que late, se distorsiona o se re-
l~ndo l~s sentidos del pasado en el acto recordatorio. E_ti prime, sometido al olvido o al desplazamiento de sus senti-
dimensión se vincula siempre al acto: sus modos pueden dos, y requiere de la construcción de la verdad histórica pa-
verse en los. mo~umentos destinados a esta evocación, lo. ra recuperar su fuerza de acción sobre el presente+ Y esto
recuerdos ritualizados de los aniversarios, la apelación. os importante, ya que si en la vida social se empobrece esta
los documentos que ~oagulan el sentido de lo evocado. En dimensión histórica se produce concomitantemente una
esta :orma de memorra la interpretación está coagulada en subjetividad deshistorizada en los individuos. Cuando los
los sl_mbolos que la ~epresentan. Por el contrario, exis'" grupos sociales tratan de afirmar las verdades históricas
también otra memoria que es productiva, ya que utiliza el que dan cuenta de su presente y de su identidad, lo hacen
recuerd.o como exp.eriencia para abordar el presente. En en la certeza de que aportan así a la construcción de una
ella la mter.pretacl~n forma parte de la construcción d, subjetividad historizada en los individuos. Por el contrario,
nuevos sentidos, abiertos por las exigencias de lo actual y de esto nos ocuparemos más adelante, una sociedad que
Ambas memorias están presentes en la dimensión histo .: por cualquier circunstancia evita la dimensión histórica de
zante d~ toda su~jeti~dad, y del dominio de una u otra :~.
penderá que la historia se haga productiva en los acontecí-
míentos del presente o que se ritualice en el congelamiento
4. Véase al respecto Moisés y el monoteísmo, en el cual, según creo,
de ~osrecuerdos del pasado. Cuando la historia se hace evo- Freud parte de esta certeza de que la verdad histórica del pueblo judío es
cativa congela el sentido y anula la palabra como diálogo esencial para la subjetividad singular de cada judío en su presente. Sobre
sobre los modos de la presencia del pasado en el presente todo en el presente de ese pueblo en el tiempo en que Freud elaboró su
Por el contrario, cuando se hace productiva, tiende a libera; ensayo.

226 227
su presente tiende a hacerse puramente evocativa ~AC""\"',""" mación de valores ideales y morales por las instituciones
de su pasado, y produce una subjetividad más superficial pedagógicas, los procesos de represión y subjetivación ~e
banal en los individuos.f las normas sociales y las simbólicas culturales, etc. A partir
de estos procesos de subjetivación y singularización, el indi-
viduo adquiere los recursos mentales y el conjunto de signi-
3. ~ PRODUCCIÓN DE SUBJETIVIDAD ficaciones que le permiten actuar sobre determinados sec-
tores de su vida social y su cultura. Se puede decir que, de
Como ya hemos visto, el proceso de individuación p. un modo simultáneo, su subjetividad es producida por la
quica consiste básicamente en un largo pasaje desde ciertot cultura, a la vez que el individuo resulta productor de ésta,
universales de especie y de cultura, a través de las media dando vida a la forma social. No se trata de "lo social" o "lo
ciones que introducen las formas de crianza, hasta la cultural" de modo abstracto, ya que el proceso de individua-
gularización en que estos elementos de la historia son apJ'Qa ción y de singularización subjetiva se realiza siempre en re-
piados por el mismo devenir del individuo. El psicoanál~81. lación con una región de lo social y cultural y con une época
se ha ocupado prioritariamente, porque en ellos está basa (formas sociales, vínculos familiares, valores y significacio-
da su experiencia clínica, de esas mediaciones: las primer .. nes culturales, etc.) a la que pertenece, es decir en relación
organizaciones libidinales que habrán de conformar la gao con la cual define su propia identidad. Respecto de los pro-
grafía erógena corporal y su correlato fantasmático, las for- cesos de individuación, es preciso tener claridad sobre este
mas de organización de los vínculos familiares, la confor- punto, en el cual he insistido a lo largo del texto: es la rela-
ción social lo que habrá de constituir la individualidad, no
se trata de individuos preexistentes que «se relacionan".
5. Valga el ejemplo de la sociedad argentina luego de la dictadura mi Ahora bien, para que la individualidad se sostenga, son ne-
litar de 1976-1983, y su relación con los ciudadanos secuestrados y aso.1 cesarias las relaciones sociales concretas, es decir la pre-
nados, que son denominados "desaparecidos", congelando el sentido inl sencia del otro en el lenguaje y la acción.
cial del acto como resistencia a aceptar su destino ulterior. Los obstáculOl Esta singularidad subjetiva no se constituye por apro-
que se interpusieron para un debate pleno de ese pasado, para abordar piación "particular" de un "general" previo, como si la sub-
los sentidos y las vías de acción que se tomaron, para asumir las respon
sabilidades particularizadas de sus actores, para saldar en definitiva e••
jetividad individual fuera un "resto", como a veces se des-
capítulo trágico de la historia nacional, no han hecho más que impedir ., prende de las concepciones evolucionistas que enfatizan lo.s
análisis de esos conflictos del pasado en la actualidad, empobreciendo l. procesos de desarrollo y crecimiento, en los cu~es se adqui-
comprensión de nuestro presente. Es curioso al respecto el mito que •• rirían los caracteres generales de la cultura, díferencíados
acuñó durante el período alfonsinista, según el cual había que dar por por el género, la raza, la clase social u otras diferencias. es-
concluido el debate sobre ese pasado violento (punto final, obediencia do-
pecíficas previas. La subjetividad sólo puede reconstrurrse
bida) bajo la amenaza de que las fuerzas de aquél retomaran (golpe mili.
tar, guerrilla de izquierda), permitiéndose solamente los actos evocatives post factum, es decir comprendiendo los sistemas de pro-
y el recuerdo de los aniversarios. El juicio a las juntas militares, respon- ducción de subjetividad y deslindándolos (familia, escuela,
sables visibles de la matanza, y el libro Nunca más, testimonio central do valores sociales, etc.) para luego establecer sus relaciones
lo acontecido, que fueron el inicio de una memoria productiva dispuesta Il entre ellos. De este modo es que podemos acceder a las re-
encarar el presente saldando la verdad histórica de su pasado inmediato, laciones entre la función de los complejos de Edipo y castra-
se fueron transformando para la memoria social en símbolos evocatívoa
de ese pasado. Queda por investigar cuánto de este proceder respecto dol
ción, de la conformación de las zonas erógenas y las domi-
pasado es responsable de los rasgos de superficialidad, banalidad, miedoa nancias de las organizaciones libidinales, de las diversas
y violencia del presente. modalidades de relación de objeto, en el proceso de confor-

228 229
mación de lo que llamamos identidad individual a la vez en la cultura, es decir que aun el "polimorfismo" de la se-
.
que nos SItuamos '
en la referencia a los sistemas instituidos xualidad infantil está presente en las significaciones socia-
de producción de subjetividad: las modalidades de vínculos les sobre lo reglado del sexo y sus transgresiones; el otro
d.e familia, las instituciones de la pedagogía, los valores so- de trato y sociedad es "investido" desde alguna de las ins-
c~ales y formas dominantes de relación social, las partícula- tancias psíquicas (el inconsciente, el ideal del yo, el super-
ridades culturales o las mismas formas del Estado y la or- yó, etc.); igualmente que el otro en la elección de objeto
ganización de lo público. amoroso, y en las dinámicas del anhelo de reconocimiento ,
En la tradición de la modernidad, el individuo mismo en se significa y se valora en la resonancia de los rasgos del
el proceso de acoplamiento progresivo a la vida social debía pasado infantil.
di~ociar un espacio subjetivo interior, "lo íntimo" (que deli- Procediendo de este modo es que podremos comprender
mita lo que le es propio, singular, de un interior privado y las relaciones esenciales entre los cambios que se operan en
secreto que constituye, por vía de lo que denominamos nar- la cultura y la vida social y su obligado correlato en los ras-
cisismo libidinal, la fuente de vivencias, recuerdos, sensibi- gos de la subjetividad. Por ejemplo: desde el psicoanálisis
lidad, etc.), de "lo público", espacio en el cual se definen su hemos enfatizado siempre la dominancia de ciertas regio-
per~enencia y. parti~ipación en las simbólicas culturales y nes tradicionales de lo social para la producción de subjeti-
los intercambios SOCIalesreglados. Esta separación entre lo vidad, como son la familia edípica, la institución escolar, las
ínti~o y lo público, cuya nitidez objetiva es sólo aparente, relaciones con la ley, la función de la religión, etc. Ahora
requiere de un proceso mental de disociación que el sujeto bien, son precisamente estas regiones tradicionales las que
debe asumir para la dialéctica de su vida social. Pero esto están sufriendo cambios profundos, multiplicándose y di-
no debe confundirnos acer.ca de restringir la subjetividad a versificando, de modo tal que en la actualidad resulta difi-
lo íntimo y atribuir objetividad a lo público, viejo error de cil hablar de "la familia" como una sola forma de vínculo fi-
alguna sociología. Lo público es también una instancia del lial, de "la escuela" y su valor en la formación como un
individuo, un existente en su economía psíquica, tanto co- territorio coherente y homogéneo, de la "sexualidad" nor-
mo la subjetividad forma parte de la realidad social, es la mal como una normatividad consensuada acerca del com-
base de los desenvolvimientos de la cultura, y constituyen- portamiento sexual cuando más bien observamos la diversi-
te de la vida pública. . dad y el polimorfismo aceptados socialmente, de "la ley" de
Si observamos desde el ámbito de la cultura veremos forma abstracta cuando su funcionamiento se ha convertido
que ésta sólo es captable en relación con las interacciones en campo de lucha, o aun de "la religión" cuando sus varia-
entre individuos de una época y lugar determinados, que ciones han hecho estallar el sentido tradicional de ésta. Asi-
conservc:m entre sí alguna tradición en sus intercambios y mismo nuevas instituciones sociales han ido tomando un
producciones, en las formas de significación (morales éti- papel dominante en la producción de subjetividad, como los
c~~, estéticas.' etc.), en los modos de producción y apr~pia- me~ios masivos de comunicación, en especial la televisión,
cion del sentido. Y estos procesos son indiscernibles de la el eme, y en estos tiempos la informática. Esto genera que
subjetividad que los sostiene y que es producida por ellos. la producción subjetiva esté menos ligada a las funciones
El psicoanálisis ha explorado esto mismo en las relaciones tradicionales de la familia, produciendo cierto caos o disper-
~ntrí~secas entre el "otro" en la relación social y los "otros" sión, pero también nuevas e insólitas posibilidades para el
interiores de la estructura psíquica y los dinamismos sub .. ser humano.
je~ivos: el objeto presente en la vida erótica pertenece al Observemos esto en relación con las funciones del pa-
mismo campo semántico ~n que se significa la sexualidad dre, una de las más importantes en la producción de subje-

230 231
tividad. Uno de los ejes de la problemática del poder en la tiende a exaltar los sentimientos de identidad y de aniqui-
vida social y en los individuos está ligado a las funciones lación de los diferentes. Este rasgo subjetivo está hoy más
del padre. Freud había mostradof la función esencial del que insinuado en la vida social.
padre para la constitución de la identidad y la sociabilidad Por otra parte, el padre idealizado (padre muerto), que
del individuo, tanto en su ensayo sobre la horda primitiva da lugar a la formación del ideal del yo, es condición en el
como en otros trabajos que le sucedieron. Ésta no se re- individuo para la formación del lazo social. Y también de
duce a una teoría antropológica, sino que señala cómo en los proyectos colectivos, sociales, de las utopías que impli-
cada sujeto se inscribe la imago de un "padre primitivo", li- can a cada individuo y al conjunto en la búsqueda de la
gado a las figuraciones más arcaicas del poder. Pero tam- transformación social. Porque siempre los proyectos colecti-
bién en las figuraciones actuales de esa tragedia constitu- vos de transformación son a la vez proyectos de lucha con-
tiva de las relaciones con el poder (del padre); de ese padre tra el poder opresivo, autoritario o arbitrario, que impone
primitivo, tanto en la subjetividad singular como en la vi- la dominación, identificados con algún tirano, con una cla-
da social (el déspota, el dictador, el amo, el rey, etc., por el se, con una etnia, con otro pueblo, con una religión. Vale re-
que tanto anhelo como temor muestran los niños en sus cordar que la función del ideal del yo, que puede extenderse
juegos), y, por vía de la mediación del vínculo con el padre a la formación de los ideales colectivos, no es la de anular la
en el conflicto edípico, la constitución de un "padre muer. agresividad o la violencia ligada al padre primitivo, pero sí
to", subjetivado como "ideal del yo-superyó", que estará en la de efectuar cierta pacificación por vía de organizar sus
la base de la formación del lazo social y en todas las for- sentidos para el individuo o el grupo. La pérdida o el debili-
mas en que el individuo se relaciona con el poder en la vi- tamiento de las funciones del padre, que, además de su or-
da social. Ambas dimensiones del padre (que se unen y se denamiento simbólico, requiere en algún momento del de-
diferencian en la dupla ideal del yo-superyó) se alojan en venir del individuo de su ejercicio real por el adulto, no
la subjetividad singularizada, la del padre primitivo y la puede sino afectar los modos del lazo social y la conforma-
del ideal. Mientras que el primero sostiene las formas pri- ción y los valores de los colectivos sociales. Por eso no debie-
marias de dominación y sometimiento, el segundo sostiene ra sorprendernos observar que los cambios en las funciones
la formación de la fratría y el lazo social. paternas se acompañen de vínculos sociales de nuevo tipo
Ahora bien, la experiencia psicoanalítica nos enseña que que, debilitados los sentimientos fraternos (ya que la fra-
cuando se relaja o debilitan aspectos de la función del pa- tría y los sentimientos que genera entre hermanos sólo sur-
dre, éstos se reflejan en la formación del ideal del yo, ha- gen en relación con su unión frente a quien quiere dominar-
ciendo que paradójicamente no se amplíe el campo de liber- los), resurjan formas de fundamentalismo, religioso o
tad del individuo sino que cobren más dominio sobre él 108 político, que buscan restablecer la identidad a través de un
aspectos regresivos del "padre primitivo", que remiten en 10 grupo primario violento.
inconsciente a un padre temido y anhelado al mismo tiem- No caben dudas acerca de que asistimos a cambios im-
po (nuevamente, como en los niños), pero que facilitan tam- portantes en las funciones paternas en.el modelo de vida
bién en la vida social la formación de agrupamientos, al urbano. Desde diversos ámbitos disciplinarios se señala el
modo de la horda, en torno a un líder fuerte y violento, que crecimiento de las "familias monoparentales" (¿es posible
seguir hablando de familia cuando sólo existe "un" padre o
"una" madre?); desde el derecho se han modificado los dere-
6. S. Freud, Tótem y tabú, Psicología de las masas y análisis delyo, Jj)l chos de la "patria potestad" que iguala a ambos progenito-
yo y el ello (ob. cit., tomo ll), entre otros ensayos. res; se menciona el aumento de los "hogares unipersona-

232 233

J
les", formas de denominar a quienes viven solos por deci- inmediato: las relaciones familiares, de pareja, vecinales,
sión personal y que están modificando los hábitos cotidia interiores a la convivencia. Se trata de una violencia social
nos de las grandes ciudades; otros muestran el desarrallo pero de localización progresivamente d~méstica.. .
de las tasas de divorcios y de hijos que crecen alejados de Resultaría difícil hacer un compendio exhaustivo de los
uno de sus progenitores, que en algunos conglomerados m- nuevos rasgos cultur'ales y de la subjetividad con~omitan-
banas de Estados Unidos han sobrepasado la tasa de casa- te sobre todo porque algunos de ellos apenas comienzan ~
mientos (es decir que no sólo se neutralizan los casamien- insinuarse y su fenomenología es rápidamente desactuah-
tos que se producen en la actualidad, sino que se deshacen zada. Diversos sociólogos y ensayistas contemporáneos
matrimonios más antiguos), hasta las curiosas estadísticas han advertido sobre el avance del individualismo y la ma-
sobre natalidad, que en varios países de Europa han madi- sificación en la vida de los individuos. Paralelamente se ha
ficado el paisaje urbano y la organización de la cotidianidad hecho común hablar de un narcisismo social, que curiosa-
por el reemplazo progresivo de los ambientes de niños JH)r mente cursa sus manifestaciones junto a una subjetividad
otros de ancianos, y que vienen a mostrarnos que no s610 más fragmentada, manifestada en el polimorfismo de estos
cambian los modos de ejercicio de la paternidad sino que nuevos comportamientos, a los que les atribuimos ~uchas
también estamos frente a una nueva posibilidad de su Fes" de las actitudes auto y heteroagresivas que se,marnfiestan
tricción. en el consumo de tóxicos, las adicciones, la destrucción del
Como es obvio, estos fenómenos se acompañan también medio ambiente, la violencia social, etc. Algunos de estos
de rasgos subjetivos nuevos en relación con estas funcíones rasgos de la vida social actual los he~os a~ordado en el ca-
de la familia, y sobre todo respecto del padre. Esta situa- pítuló 2. Me detendré ahora en el señalamiento de algunos
ción ha abierto dos problemas que estamos comenzando a caracteres subjetivos, a sabiendas de que se trata de fe-
observar: por un lado, el vacío que deja en la subjetividad nómenos que no tipifican a la sociedad en su c?njunto, ya,
este debilitamiento de las funciones de la familia es ocupa- que se trata de rasgos que se insinúan predommantemen-
do por las instituciones massmediáticas, que se hacen pre- te en sectores medios de las grandes CIUdades, pero cuya
ponderantes en la generación de identificaciones ideales y importancia radica en que están estrechamente liga?os a
modelos de sensibilidad, por lo que "lo social" ha cobrado la emergencia de las nuevas demandas que se efectuan a
una mayor preponderancia en la producción de subjetivi- Salud Mental.
dad; por el otro, los cambios en el lazo social, por la pérdida
o atenuación de las identificaciones ideales con el padre, 1. Pasivización de los individuos, respecto de la cultu:a y
que, insisto, no abolían la agresividad pero la organizaban la vida social. El dominio de lo que ha dado en llamarse so-
\ en sus sentidos colectivos e históricos, genera una violencia ciedad del espectáculo" transita a nivel de la subjetividad
más flotante, inespecífica, que tiende a buscar su organiza- en un reforzamiento de la condición de "espectador", entu-
ción con la forma de colectivos de nuevo tipo, como bandas, siasmado por la contemplación de imágen~s y cre~ient~-
grupos de "autoayuda", neocomunidades, agrupamientes mente dificultado en la distinción entre reahdad y virtuali-
religiosos o místicos, nacionalismos xenófobos,fundamenta- dad. Esta misma pasivización se refleja en la tendencia a la
lismos políticos o terrorismo. Al mismo tiempo que se insta- dominación de las "intensidades" eróticas y agresivas, ya
la progresivamente el imaginario de un poder anónimo que se debilitan la función de la palabra y el diálogo, como,
(transindividual, transnacional, transempresarial) contra parte de una caída más amplia del valor de las aC~l~d~des
el cual los individuos no pueden actuar, desplazando la lu- reflexivas. Este proceso se acompaña de una subJetIv~dad
cha y la violencia hacia lo que perciben comoidentificable e más volcada hacia sí misma, que lleva ,a formas de aisla-

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miento del individuo. En algunos casos la pasión y la activi- ciona con el aparato, lo que debiera orientarnos acerca del
dad resurgen en este contexto subjetivo como pasión por el papel que juega esta era tecnológica en la producción de
propio yo, a través de los cuidados del cuerpo, la salud, la subjetividad.
estética personal, etcétera.
4. Superficialidad en los afectos, de una cualidad subje-
2. Saturación del yo, que se hace posible por esta pasivi- tiva que parece realista por lo desapasionada, que parece
zación, en la que el individuo está sometido a diversas es- práctica en su relación con los otros por la ausenci~ de ~~m-
trategias de información, consumo, pornografía, etc., que promiso emocional y que parece eficaz por el manejo utilita-
generan la sensación subjetiva de un "lleno" sobre la viven. rio e insolidario de sus relaciones con los demás. Rasgos
cia de un vacío de relación con los otros. Es realmente lla- que ya no podemos vincular exclusivamente a las psic?pa-
mativo cómo opera la saturación subjetiva por la pornogra- tías o a las personalidades esquizoides. Esta modahdad
fía, ya que el exceso de excitación, la sobreabundancia de subjetiva se expresa frecuentemente en relaciones intensas
imágenes, la oferta de una sexualidad libre con las mismas pero fugaces, que generan confusión en el.partenaire n? ad-
condiciones del consumo de objetos, termina aplastando al vertido, ya que semejan en mucho los tiempos del vLd~o-
deseo por su saturación. Esta sexualidad de espectáculo in- clip, el ritmo acelerado de los programas de TV o el zapptng
vade la vida cotidiana a través de la sobreabundancia de de la televisión como modalidades de encuentro con los
sus imágenes, al mismo tiempo que empobrece la sexuali- otros.
dad en las relaciones entre los individuos de distinto sexo.
5. Sensibilidad impostada, adquirida no en las vivencias
3. Maquinización, y en algunos casos robotización, de lo. emocionales de la relación con otras personas, sino en los
vínculos con el otro, por vía de una operacionalización utili- modelos de sensibilidad que aportan los programas televisi-
taria de las relaciones sociales (amistad, pareja, relacienes vos y los vídeos. Si bien siempre las imágenes han de-
de influencia, etc.). Otro de sus modos es la sustitución lisa sempeñado un papel importante en la identificación con
y llana de la relación con el otro por el vínculo que se esta- modos de la sensibilidad (por ejemplo, las novelas de amor,
blece con los diversos aparatos para el goce: fetiches vario. las revistas sentimentales, etc.), esta identificación con la
para el goce sexual, vibradores, aparatos de energía, gim- sensibilidad que modelan los personajes televisivos tiene la
nasias con aparatos especiales, teléfono erótico, realidad particularidad de su profusión veloz en imágenes y gestos
virtual destinada al goce sexual, etc. Es interesante esto que no tienen consistencia emocional, más que la .que p~o-
avance de las técnicas del goce a través de los diversos apa- voca la contemplación, no enriqueciendo el vínculo emocio-
ratos, goce maquínico, que activa núcleos perversos sin 10. nal real con los. otros, o trasladándolo a éste de un modo
sentimientos de transgresión y culpa, ya que no está impli- discordante y disociado. Por estas características es que ge-
cado ningún otro. Suele comenzarse el recurso a estos apa- neran la impresión de falsedad o impostura.
ratos como complementario a las relaciones sexuales, pero
es frecuente su deslizamiento hacia la sustitución del otro 6. Compulsión a hacer, que cursa a veces concomitante-
por el aparato. Estos dispositivos desempeñan un papel im- mente con la pasivización que he señalado. Esta compul-
portante en la vivencia subjetiva de una forma instrumen- sión está ligada a los ritmos que impone el ñmcíonamíento
tal de vínculos con los demás, ya que así como el aparato en la ciudad actual, la planificación del ocio, los ritmos de
reemplaza al otro para el goce, también el sujeto pretende trabajo, el transporte, la pedagogización de los juegos de los
tratar al otro con la misma disponibilidad con que se rela- niños. Se trata de un rasgo subjetivo que presenta los ca-

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racte~es de la ansiedad compulsiva, por la cual el individuo Pero no se trata solamente de la virtualidad de las imáge-
n.eceslta de una actividad constante y planificada: gimna nes y las voces que se pueden percibir en la pantalla televi-
SlOS,programas para el deporte, planificación del tiempo li siva, sino también de que el sujeto actual se mueve en
bre y el fin de semana, etc. Mucho tiene que ver en ello 01 espacios públicos sin necesidad alguna de hablar o relacio-
reemplazo de las habilidades personales por la función d, narse con otras personas: autopistas, aeropuertos, cajeros
expert~s de diver~os tipos: desde las técnicas y los aparato. automáticos, computadoras para información, etc., le per-
en l~ VIdadoméstica, hasta los variados aparatos que "ocu miten la virtualidad de un estar en el mundo que es sólo
p~n la mente todo el tiempo (el televisor, el equipo de au ficcional. El impacto subjetivo mayor no consiste solamente
dio, la co~pu~a.dora personal, los videojuegos, etc.), de 10. en este efecto de desdibujamiento de la realidad, sino tam-
cuale~ ~! l~d~VI~UO no conoce habitualmente más que el biénen que modifica profundamente la relación del indivi-
mru:eJo magreo de sus botoneras. y se trata de la misma duo con los demás. Ha sido señalado, por ejemplo, cómo du-
ansIedad que provoca diversas conductas adictivas (no sola. rante la Guerra del Golfo todos los horrores de la guerra y
mente,.a~~que está presente, la adicción a los ansioüticos), la destrucción, las heridas y la muerte de otros seres huma-
y ~aadicción al consumo como una conducta y un fin en 81 nos desaparecieron para muchos televidentes (en este caso,
~lsmo. Nuevamente se trata de un carácter subjetivo que prácticamente todo el mundo, que sólo supo de esta guerra
tiende a l~grar una vivencia de "lleno" sobre las sensacio- por las imágenes televisivas) por la presencia de imágenes
nes de vacIO. ficcionales que eran imposibles de' discriminar de aquellas
de los videojuegos de guerra, Resulta muy sutil el pasaje de
7. Dominio del valor de cambio sobre el valor de u esta habitualidad de lo virtual y lo ficcional frente a reali-
tanto en los objetos cotidianos del consumo como en el tr::~ dades de violencia y muerte hacia las propias conductas
con las dem~s personas, que suele orientarse bajo este ras- violentas, ya que el Yomismo se va percibiendo como ficcio-
go por l~s ~smas coordenadas. Recordemos el señalamien- nal. Esta subjetividad, que podemos denominar de lo vir-
to de Wmmcott al respecto, cuando destaca la importaneia tual, tiene los caracteres de lo esquizoide, de una afectivi-
que ~l_uso de la madre tiene para el desarrollo emocional dad disociada, de una sensación de irrealidad frente a los
del ~o, y que e~tá presente en la obtención del placer en componentes emocionales de las relaciones con los otros.
los vínculos afectIvos posteriores. El dominio del cambio y
la
dI' sobrevaloración
, de "lo nuevo" y "lo último" , tan propIos
. Éstos son algunos de los rasgos que caracterizan la sub-
e a renova~IOnpermanente de los objetos de la técnica y jetividad actual, con distinta incidencia según se trate de
el consumo, ~pregnan. las relaciones afectivas, haciendo individuos pertenecientes a las culturas urbanas de los paí-
del otro un objeto sustItuible y renovable alejado de los ses desarrollados o a las culturas maltrechas de los países
procesos de pérdida y duelo. ' periféricos; según se trate de individuos pertenecientes a
las clases sociales dominantes o a los sectores medios o asa-
. .8..Irrealida~ por dominio de la imagen, en la que la sub- lariados, de los desocupados o de los marginados de la vida
jetividad pen;-erte su percepción y su análisis de la reali- social. Sin embargo, su presencia debe alertarnos acerca de
dad ree~plazandolos por la virtualidad de aquélla. Lo vir- tendencias que se van difundiendo y que conforman moda-
t~ q~~ mtro~uc~ la imagen no es otra cosa que inducir en lidades de funcionamiento mental diferentes de las neuro-
:lmdivlduo slgmfic~ClOnesque no tienen necesariamente sis clásicas que el psicoanálisis trató desde los comienzos
.eferen.tes e? la realidad. Es decir que todo puede ser posi- del siglo, de emociones y comportamientos que plantean
ble de imagmar en la "realidad virtual" de una pantalla. nuevos interrogantes y que requieren de nuevas investiga-

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ciones, ya que no podemos conformarnos con la idea de que Este mismo proceso de acoplamiento pasivo al nuevo or-
sólo se trata de nuevas patologías de lo mental que vienen den social había sucedido ya respecto a la globalización de
a ensanchar nuestras categorías diagnósticas. Cabe recor- la economía y la cultura. La imposición de valores, produc-
dar, sin embargo, que estos rasgos, aunque dominantes en tos, modas y significaciones culturales de las metrópolis a
algunos individuos, no constituyen la totalidad de la vida las culturales locales, que en gran parte de los casos produ-
social y la cultura. Se trata sólo de otras manifestaciones jo un aplastamiento de los rasgos culturales propios, no só-
de los conflictos y las contradicciones que animan la vida lo transcurrió sin mayor resistencia, sino que se observan
social, que generan nuevos problemas en el desarrollo de la señales de un extraño deseo de ser colonizados por esta cul-
cultura y cuyo resultado dependerá (como siempre, ya que tura metropolitana que se presenta bajo el rostro de univer-
la historia continúa) de la fuerza subjetiva, los valores y las sal. La televisión y los demás medios masivos de los países
acciones de los hombres. centrales penetraron rápidamente en los hogares de los si-
tios más remotos de la tierra, y junto a ellos se fue impo-
niendo esta cultura de los medios que hemos analizado,
4. LA SUBJETIVIDAD DEL CONFORMISMO abriendo las puertas a la aceptación de los valores de mer-
y LA ADAPTACIÓNEXITOSA cado, individualismo, consumo, modas, etc., aunque fueran
absolutamente discordantes de los rasgos de la vida social,
Una de las características más sorprendentes de esta la economía y la cultura del lugar. Y este proceso de pene-
producción de subjetividad que analizamos consiste en que tración y dominación cultural no se limita por cierto a la
los individuos, lejos de oponer grandes resistencias, repro- vieja y conocida explotación económica de los países perifé-
ducen con extraordinaria facilidad los mecanismos sociales ricos, de sus recursos y su mano de obra esclava, de su
y económicos que han llevado al individualismo y la masifi- transformación en consumidores por las necesidades de la
cación. Valores como los de mercado, que genera el imagi- industria de escala. Se trata de un proceso más amplio que
nario de una competencia generalizada, o como el de priva- genera una subjetividad concordante con los valores y las
tización, ligado a una desactivación global de lo público, son significaciones que instaura, y que extiende sus efectos a
asumidos y reproducidos por los individuos en sus propias áreas más vastas de los intercambios y modos de relación
vidas, sin intentar torcer sus sentidos o dominar sus conse- entre los hombres, y a los sentidos más básicos de su cultu-
cuencias. Este acoplamiento en cierto modo pasivo al nuevo ra. Se transforman, por ejemplo, ordenamientos simbólicos
ordenamiento de lo social, se acompaña de una subjetividad muy primarios en relación con los valores de la vida y la
enamorada de lo meramente reproductivo (sustitución in- muerte, por lo cual se pierden los rituales y las ceremonias
terminable de los mismos objetos, apego a las modas glo- que encarnaban ese ordenamiento simbólico, que son susti-
bales, acoplamiento a los ritmos impuestos, pasión por el tuidos por las tecnologías y los valores de la medicina occi-
consumo masivo, etc.), empobreciendo notablemente sus ca- dental. O las mismas religiones locales, muy ligadas a las
pacidades creativas (fantasías, capacidad de imaginación. etnias y a la vida de aldea, son sustituidas por la penetra-
ilusiones, anhelos y proyectos utópicos, etc.). En la vida so- ción televisiva, a través de la forma espectacular de las mi-
cial esto se observa como homogeneización de las costum- sas por televisión, los predicadores electrónicos, el folclore
bres y los hábitos, y una cierta monotonía en los temas y de otras culturas procesado por los "estudios centrales".
las preocupaciones sociales; en el desenvolvimiento subjeti- Insistamos en la importancia, para todos los individuos, no
vo singular percibimos el achatamiento y la opacidad de sólo para los pertenecientes a las culturas alejadas de la
una subjetividad aferrada a lo superficial. propia, de que se trata de transformar en espectáculo cues-

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tiones de la vida que obligaban a la creación simbólica local
(a las ceremonias colectivas, en las que se procesaban cues- la cultura actual todo ha devenido subjetivo y a la vez sin
tiones ligadas a la muerte, la enfermedad, el casamiento, sujetos singulares que puedan expresarse por sus diferen-
los n~cir~li?ntos, las amenazas de la naturaleza), en las que cias. Algo semejante ocurre respecto del objeto de deseo,
ca~a individuo era protagonista y partícipe de esta creación, que también muestra estos rasgos de masificación e indife-
mientras que para esta cultura massmediática el individuo renciación. Como si los sujetos diluyeran su singularidad en
sólo existe como espectador, limitando su participación a l. una subjetividad de rasgos comunes, a la vez que sus deseos
emoción de ver reflejadas en la pantalla, con recursos de l. parecen causados por los mismos objetos del consumo masi-
tecnolo~a que i~ora, ceremonias que ya no puede ligar con vo. Todo parece así estar en superficie: la subjetividad pue-
s~s. propias ansiedades. Curiosamente, sin embargo, los in de percibirse en esta situación de estar mimetizada con los
dividuos tienden a vivenciar este acceso a las producciones mismos valores de los objetos del consumo. Esta subjetivi-
de la cultura central, que los hace espectadores a -eosta de l. dad pierde los rasgos de singularidad que le aportan los
destr~cción de muchos de los valores propios de la cultura objetos de su historia y que la vinculan a su pasado y, al
que VIven, como si participaran de esa cultura. Esto los ll.. asemejarse la subjetividad a los objetos inmediatos del con-
va en muchos casos a un anhelo de "estar presentes" (prl sumo, tiene como efecto quedar caracterizada sólo por su
s~nciar) en los espectáculos de esta cultura, con la convio masificación.
CIÓ~~e q~,e así participan de ella. Este rasgo, ligado a l. Quizás es en la estética del pop art donde esto se mues-
pasrvrzacion que ya mencioné, ha generado este fenómenO tre paradigmáticamente: no existe una realidad para ser
de espectadores que tienen la vivencia emocional de al' representada imaginativa y creativamente por el artista de
, .'
participantes del hecho y la producción cultural, que genera igual modo que la obra de arte no intenta dar ningún senti-
una forma de identificación superficial y transitoria (al mo- do nuevo a la realidad." Representación y realidad son una
do de las identificaciones histéricas) en desmedro y con em misma cosa. Y esta diferencia, tan cara al psicoanálisis, fue
pobrecimiento de las identificaciones en que se sustenta ." la que organizó gran parte de la subjetividad burguesa clá-
identidad personal y cultural. sica, que requería de la singularidad de los sujetos, de sus
Como es obvio, la subjetividad, el afecto y la emoción deseos, sus ilusiones, en relación con lo cual actuaba sobre
presentes en los individuos que participan de un baile rk la realidad. Esta subjetividad superficial y masificada deja
tual, es muy distinta de aquella que se .experimenta frente sin sustento a los sujetos para actuar sobre la realidad des-
al mismo acontecimiento que otros, anónimos, , de la subjetividad de sus deseos, sus ilusiones, sus anhelos,
e~ la pantalla de un televisor. Pero lo mismo podríamos sus ideales o sus fantasías, llevándolos ~ la sola reproduc-
cir respecto de los bailes de los clubes barriales o del DueblAl ción automática de la realidad que habitan.
en su sustitución por las discotecas actuales o los Se trata también de una subjetividad que ha modificado
festivales. La tendencia de estos procesos es la de COI.lsti.tull', sus relaciones con el cuerpo. Éste tiende a desprenderse de
una subjetividad pasiva, superficial, capaz de bana su valor de imagen, o a fusionar la imagen y el cuerpo real,
cualquiera de los rasgos trágicos de la existencia humana convirtiéndolo en una suerte de máquina que debe "funcio-
que tiene más bien efectos de desidentificación en los' ' nar". De allí que estos individuos se ocupan del cuidado del
viduos.
Una particularidad de esta subjetividad superficial ella
?e ~u.extensión e indiferenciación, ya que presenta, como t1 7. M. Duchamp señalaba respecto de esto si era posible aceptar obras
individuo, los rasgos de la masificación. En este sentido, IQ do arte que no son de arte, sino sólo copias de objetos reales: una puerta,
una herramienta, una mesa.

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cuerpo no como el lugar en que habita el yo, que hace posi- garía a su singularización por la fantasía y el deseo. Por es-
ble la realización del placer en el vínculo tierno o erético to se posibilita al individuo una equivalencia general: su
con el otro, aun el disfrute de lo vital que requiere el cuida- cuerpo puede ser tratado como lo harían los mejores exper-
do de la salud, sino como "mecanismos" que deben cuidarse, tos que saben mantenerlo "en forma"; la otra persona de la
conservarse "en forma", hacer funcionar adecuadamente relación sexual sólo debe tener los rasgos de valoración y
Como si el cuerpo, así tratado, se desprendiera de sus een moda, ya que no están estrictamente "objetalizados", es de-
diciones pulsionales, y aun en cuanto a la sexualidad" ésta cir, no están investidos desde una historia que los sitúe en
dejara de ser gobernada por su dimensión erótica para ser relación con ningún objeto perdido.
vivenciada como automatismos instintuales. Esto se 'hall. Sin embargo, no se trata de manifestaciones de una sub-
en la base de muchos comportamientos sexuales actuales, [etividad psicótica, sino más bien solamente de lo que An-
en los que el objeto (es decir, elpartenaire sexual) es abso dré Green llamó "locuras privadas"." Recordemos que en la
lutamente contingente y vinculado a los valores del consu- relación pasional, tal como Freud la describió a propósito
mo o la moda, por lo tanto sustituible. En estas condicienes de la melancolía pero sin duda con alcances más vastos, el
la palabra se ausenta o se hace puro medio instrumental, objeto, "su sombra", cae sobre el yo frente a la vivencia de
ya que se habla del cuerpo propio como cosa (estética, obra su pérdida. En ese mismo instante cae también como objeto
de arte o máquina, su funcionamiento y rendimiento, etc.) y investido por la fantasía y el deseo. Lo particular de la rela-
del cuerpo del otro como un objeto más de apropiación, ción pasional consiste justamente en que, aun no tratándo-
cambio y consumo. ee de una pérdida de 'objeto en lo real (cosa que por otra
Sabemos cómo la subjetividad se sostiene sobre un régl parte sucede también en la melancolía, en la que aun cuan-
men de diferencias: entre las representaciones de palabra y do el objeto esté perdido en lo real el yo reniega de esta pér-
las representaciones inconscientes (cosa), porque justamen dida y actúa fusionándose con él a fin de impedir 'el duelo),
te la prevalencia de las palabras, en el sentido freudiano, lo que se pierde es el investimiento sexual desde la fanta-
permite que el sujeto acceda al placer y a la satisfaccién de sía, haciendo devenir al objeto á una posición de pura reali-
sus pulsiones. También las palabras intermedian al cuerpo, dad. La sexualidad en estas circunstancias toma formas
hacen "presente" a éste a través de sus representacíones, cercanas a lo autoerótico, maquínico, como una sexualidad
haciéndolo devenir de "cosa" a su dimensión de imagen y que pierde los caracteres de la ternura para hacerse pura
objeto de la fantasía. Así como en el "proceso primario" que descarga de excitación, en ocasiones con matices franca-
domina el funcionamiento del inconsciente, las palabra, mente perversos. En esto podemos observar la acción de las
son tomadas como cosas, el cuerpo, en este funcionamienta fuerzas de desinvestimiento y desligadura, es decir las fuer-
subjetivo, es tomado como "cosa", identificando la palabra. zas de la pu1sión de muerte. El objeto deviene "sombra" pe-
la cosa misma e impidiendo su funcionamiento en la fanta ro ésta no es representación de él, sino una propiedad de su
sía. En estas condiciones la cosificación reemplaza a la rala ser "cosa", y en la identificación que produce el Yo con ella,
ción de objeto, empobreciendo la fantasía y el deseo. Lógica- ambos devienen cosas, como observamos eh el funciona-
mente no se trata de una ausencia de palabras. Se sigue miento del melancólico: aplastamiento de la fantasía y el
hablando, pero se lo hace de un modo particular, se habla deseo, agotamiento de la capacidad imaginativa, empobre-
"en general", vacío de los contenidos singulares de la histo- cimiento de la palabra y pérdida de la vitalidad. Porque ya
ria libidinal y la fantasía. El cuerpo propio y los otros de la
relación sexual también se sitúan en este "en general", ya
que no se inscriben en la historia sexual infantil" que oblí- 8. André Green, De locuras privadas, Buenos Aires, Amorrortu, 1990.

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ni el objeto ni el sujeto pueden situar su relación en una "el mercado", que logra imponer condiciones imperiosas a la
economía libidinal regulada por la historia sexual infantil, vida de los individuos, sin que pueda estrictamente ser re-
quedando desactivada la diferencia de sexos (castración), presentado por ninguna figura real) se fusiona fácilmente
perdidas las dinámicas de la represión y la transgresión con el sometimiento a los imperativos del superyó, lo que
imposibilitados de las fantasías y el deseo que resulta ag~ genera una adaptación irreflexiva y repetitiva en la conduc-
tado por su "realización" en el vínculo pasional. ta. El superyó social, del cual habló Freud eh El malestar
Ahora bien, esta subjetividad superficial, si bien díferen- de la cultura, ya no está tan referido a la multitud social si-
te de la que está presente en el narcisismo de la pasión ex. no representado hoy por este poder anónimo y amenazante,
trema, presenta muchos de los rasgos de estas relaciones: con los rasgos tan frecuentes del poder mágico que observa-
la cosificación que semeja al dominio de los "procesos prí- mos en los juegos infantiles, de tener las cualidades de ser
marios", el vaciamiento de la palabra, el apego maquínieo a "mundial", "planetario", "global". Y se trata para el indivi-
los objetos, la pobreza de la fantasía y la imaginación la fa duo de una forma de poder a la que se adapta sometiéndose
cilidad de la somatización, la desvitalización. Luego' he d, a sus imperativos, bajo el miedo de que la no adaptación a
ocuparme de la relación más específica de estos rasgos sub sus reglas de funcionamiento se paga con la marginalidad o
jetivos con las enfermedades llamadas psicosomáticas. la exclusión. .
~eñalé antes el anonimato que rodea a las actuales figu Solamente a modo de ejemplo, y a fin de enfatizar lo que
raciones del poder, en relación con los cambios en las fun creo que constituye la producción de un rasgo subjetivo nue-
ciones paternas. Agreguemos ahora que la respuesta adap vo e inquietante, ya que surge justamente como una res-
tativa de muchos individuos a esta forma de la autoridad y puesta adaptativa en la subjetividad singular, recordemos
del poder consiste en la adquisición de cierto automatismo la vivencia de algunos psicóticos respecto a estas figuracio-
Cuando la relación con el otro de la autoridad cae fuera dol nes del poder. El equivalente en las psicosis de estas formas
campo sensible, es decir, no transita en ninguna relación anónimas y automatizadas del poder lo constituye el "apa-
interpersonal, el individuo tiende a responder como lo naco- rato de influencia" de los esquizofrénicos. La vivencia de es-
mos frente a las señales del tránsito: se acatan sin refl .. te aparato de influencia es la de un poder incoercible que se
xión, de modo automático. De este modo lo que en el campo impone y manda; respecto del cual el individuo se siente
social ha ido surgiendo como una automatización crecientt privado de su voluntad y sólo puede actuar automáticamen-
de las figuras de la autoridad 9 se corresponde en los indiví te. Uno de los rasgos de estas vivencias consiste en que el
duos con un automatismo de la conducta. individuo tiene la certeza de que se trata de un poder de do-
Recordemos al respecto las observaciones de Freud ace~ minación que se ejerce sobre él y que decide su vida por fue-
ca del funcionamiento del superyó, la "voz impersonal" d. ra de su voluntad, pero no puede dar cuenta de qué poder se
la conciencia, expresión también de la "multitud innomina trata y de las razones de su dominación. La diferencia entre
da", que representa para el sujeto las formas imperativa. esta vivencia psicótica y la subjetividad que estamos anali-
de la autoridad. La subjetividad adaptada a estas forma. zando consiste en que el individuo psicótico percibe deli-
impersonales de la autoridad (el más reciente lo constituy, rantemente esta influencia sobre sí como "una cosa" que se
impone a su cerebro, elaborando para su explicación argu-
mentos irracionales, mientras que el individuo "adaptado" a
. 9. Notablemente percibido en los juegos actuales de los niños, 80b,.
todo en ciertos dibujos animados, en los que la autoridad suele figuro ....
estas formas de dominación sólo percibe, y asume como pro-
por el robot impersonal, la máquina poderosa y secreta, o algún objeto de pia, la necesidad de acatar estas señales a fin de mantener
la técnica con cualidades mágicas. un cierto "orden" entre él y su medio social.

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Esta subjetividad de la adaptación social exitosa, que he- señaló respecto de "la felicidad administrada" como expre-
mos caracterizado bajo su rasgo dominante de la superficia- sión de la patología del conformismo, la subj:t~vidad ~e es-
lidad, muestra un realismo que es sólo expresión de su po- tos individuos parece purificada de todo vestigio de mitolo-
breza imaginaria. Es más, la adaptación exitosa puede tener gía, dado el realismo de sus percepciones y 'pens~entos,
como condición esta pérdida relativa de lo imaginario, empo- pero en verdad están impregnados por la mitología del ob-
brecimiento de la capacidad de fantasía, ausencia de la nos- jetivismo tecnológico (que muestran en s~ ~~ces~te anhe-
talgia por el pasado, vacío del registro de los duelos, indife- lo por los nuevos aparatos para ver: televisión, VIdeos, etc.;
rencia del apego a lo histórico vivencial y desinterés por el escuchar: audio, equipos sofisticados para el hogar; el auto-
vínculo emocional con los semejantes. Esta adaptación se móvil, el transeúnte mientras marcha, etc.; y el pensar, co-
instala en el sujeto sutilmente, constituyendo un rasgo de mo los ordenadores personales y toda su gama de usos), en
carácter que se manifiesta por ese apego pragmático a la el que sustentan todos sus esquemas de adaptación. Mu-
realidad y esa aparente renuncia a la fantasía, la ausencia chos adolescentes adoptan estos rasgos cautivados por el
de ilusión, la pobreza del vínculo del placer con los demás. 10 sentido de ignorar la realidad que les ofrecen. Desde una
Permanece como área de interés para el individuo lo <que perspectiva psicopatológica pueden ser comprendidos como
considera la realidad, y nada más. Realidad de los mecanis- sobreadaptados, dado su pensamiento op~:atorio, su pr~g-
mos y de las estrategias útiles en la relación con los seme- matismo, su énfasis en la eficacia y la utilidad, su desplie-
jantes, realidad de los intercambios y la competencia, que el gue de estrategias diversas de relación ~o~ l~s dem.ás. .
deseo, la fantasía o la imaginación, sólo pueden perturbar. Esta subjetividad promueve una cotidianidad ntualiza-
Como es dable observar en el paisaje urbano actual, lo. da sin demasiada reflexión sobre su existencia ni crítica
individuos que padecen los rasgos dominantes de esta sub sobre lo existente, sin sospecha sobre el sentido de la vida,
jetividad tienen la compulsión de estar con los demás, y los ve lo que caracteriza el devenir de estos individuos como repe-
remos en las distintas aglomeraciones de los shoppinge titivo y monótono. Recordemos que la repetición, que car~c-
o los supermercados, en los restaurantes y en las autopis teriza al deseo , a la fantasía, al placer y a la transferencia,.
tas, en los mismos lugares de turismo o los consorcios para no suprime lo nuevo ni anula la sorpresa; por el contrano,
el fin de semana; a la vez su pobreza emocional y la indife constituye el secreto de todo placer y de to~o jll;ego. P:ro .es-
rencia frente a las relaciones afectivas, los lleva frecuente ta forma de repetición requiere de la experiencia de perdida
mente a vivir solos, a veces con un marcado aislamiente de objeto para asegurar su relación con el deseo y la fanta-
emocional y afectivo de los demás, que en general sobrella sía, ya que es sobre este objeto perdido que se podrá produ-
van con sentimientos de vacío pero sin sentimientos de an cir el desplazamiento sobre nuevos objetos y nuevas expe-
gustia. Aislamiento, soledad y aglomeración, parecen se1'\. riencias. A diferencia de la "felicidad administrada" de la
lar uno de los rasgos dominantes en el carácter de la vid. que habló Marcuse, la felicidad posible es la de la creación
actual en la gran ciudad. Semejante a lo que H. Marcuse 11 de nuevos objetos y experiencias emocionales en el seno del
apego y la nostalgia por lo vivido en el pasado. Diferente de
la repetición compulsiva que gobierna la pulsión d: muerte,
10. Freud premonitoriamente había señalado ya en su ensayo El mil
lestar de la cultura, cómo la adaptación de los instintos del individuo l' l. que impide la felicidadporque fija al sujeto al objeto ~ll;~a
vida social y a las formas de represión o censura generaba en las porlo pérdida ha resultado insoportable. Un~ forma de repeticíón
nas lo que llamamos un rasgo de carácter, cuya naturaleza defensivo 'Ir. está ligada a Eros y es la que caractenza la exper:;ncla ~e
a la vez signo de su capacidad de adaptación a las exigencias sociales, las neurosis. La otra, lo vimos respecto de la relación pasio-
11. H. Marcuse, Psicoanálisis y política, Buenos Aires, Alianza, 19A8 nal, es más próxima de las psicosis o los estados pasionales

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(sobre todo de la paranoia y la melancolía, y en grados me. sexuales estaría hoy más determinado por la vivencia en
nores en toda pasión intensa). los individuos de una compulsión a pertenecer a algún lu-
La repetición en esta subjetividad nueva es diferente de gar social, a ligar al otro y ligarse en cualquier forma de
ambas: no existe el apego por lo perdido, ni podemos obser- vínculo, a formar sociedades, grupos, instituciones, iglesias,
var un duelo renegado. Esta repetición parece más próxima sectas, corrientes de ideas hechas iglesia. La cuestión es lu-
a la monotonía de la indiferencia, al ritual vacío del en- char contra la exclusión y pertenecer. Dice Sibony:
cuentro con objetos fugaces, que no parecen investirse des.
d.e ninguna experiencia previa ni ligarse a ninguna hiato- [...) aglutinamientos más que rivales, pequeñas totalidades
?a. ~os he ~amado "objetos inertes", tanto por el rasgo hostiles, islotes narcisísticos engrampados, mundanamente
inercial del vínculo que con ellos mantiene el sujeto como irreductibles, no comparables, buscando no obstante compa-
rarse, arrancarse reconocimientos, aliviar esta tensión donde
por el hecho de que su presencia y relación para el indivi-
cada una de ellas se identifica al Secreto, a lo Sagrado, al In-
duo no genera resonancia en ningún apego pasado. Luego consciente, a la Ley más allá de las leyes [...] Ahora bien, si la
he de volver sobre la presencia de este modo de objeto en cuestión fundamental es la pulsión del lazo se comprende la
algunas patologías actuales. inmensa variedad de formas que ella toma: repliegues narci-
. ~ emocional y afectivo de estos individuos, y aun lo cog. sísticos (donde se es el objeto de su lazo), clanes, sectas, lazos
nitívo (en su relación con la investigación sexual infantil) tóxicos, instituciones, exasperaciones solitarias, inserciones-
parece
.. desplegarse. .""en superficie", como un "siempre ahí"
sin mnguna rermsion al pasado, lo que facilita el "da 10
. desinserciones, ciclajes-reciclajes, enraizarse-desenraizarse,
etc. La misma cuestión busca sus metamorfosis, sin cesar.14
mismo" de cualquier objeto. El objeto sólo es para el indivi
~uo lo ~ue es, es decir su realidad césica, lo que permite ser Es decir, la verdadera patología de esta subjetividad es-
mdefimdamente sustituido. La dialéctica que se instituye tá dada por la necesidad imperiosa de la pertenencia social
en estas relaciones de objeto ya no es la que caracteriza 01 y los vínculos instituidos, y a la vez por la imposibilidad de
pasado infantil y la pérdida de objeto, sino la presencia, éstos. El individuo precisa estar con los otros para ser reco-
"está" o la ausencia, "no está". S. Ali, refiriéndose a esto. nocido y tener la vivencia de existir (instituciones, grupos,
r~sgos de la indiferencia como propios de lo banal y a su ca.
racter de atemporalidad histórica, señala: (CEsoes lo que
[...] Sustraido al devenir, lo banal goza de una eternidad
e. etc.), a la vez que se enfrenta con la amenaza constante de
un no lugar social. Se trata de que el lazo social mismo está
bajo la amenaza de su fragilidad creciente y su pérdida, ha-
que es negación de la uiday eternidad de lo fáctZcO".12 ciendo que los modos de integración con los otros en la vida
. Hemos señalado la aglomeración, la soledad y el aisla. social se haga crispada y necesitada de la cohesión y la
miento como caracteres dominantes de esta subjetividad fuerza de los fundamentalismos.
que semeja la existencia de iguales formas en la vida social. Porque bajo las condiciones de la competencia generali-
Agreguemos ahora un rasgo más de esta subjetividad su zada cada individuo deviene la encarnación real de las
perficial, que constituye lo que Daniel Sibony ha llamado leyes del mercado, debe asumirse sólo en la competencia y
"la compulsión del lazo social".13 Para este autor el males el enfrentamiento, luchando contra otros individuos que se
tar cultural que Freud situó en relación con las pulsiones presentan como otras "pequeñas totalidades hostiles". Esto
genera que los individuos deban asumir una enorme depen-

12. Sami-Ali, Le Banal, París, Editions Gallimard, 1980, pág. 24.


13. Daniel Sibony, Peroersions, París, Ed. Bemard Grasset, 1987. 14. Daniel Sibony, ob. cit., pág. 263.

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dencia de lo social como determinante de sus vidas y, a la Walter Benjamin que "todo acto de cultura es al mismo
vez, que acepten que están solos y enfrentados con sus se. tiempo un acto de barbarie", Adorno decía, refiriéndose al
mejantes. Iluminismo: "Haperseguido siempre el objetivo de quitar el
miedo a los hombres para convertirlos en amos. Pero la tie-
rra enteramente iluminada resplandece bajo el signo de
5. UNA SUBJETIVIDAD SIN TRAGEDIA una triunfal desventura". 15 La naturaleza, la muerte, la se-
xualidad, para el Freud de El malestar de la cultura, obli-
Un otro rasgo subjetivo se va haciendo evidente en el in. gan al hombre a este encuentro continuo con lo que no tie-
dividuo actual, del cual dependen, si no la existencia do ne resolución en su vida social. Sin embargo, se están
una nueva patología específica, ciertos rasgos de carácter gestando nuevos rasgos culturales que, pretendiendo abolir
que la expresan. Se trata de la abolición, por vía de su rene. esta condición trágica del hombre, han llevado doblemente
gación, de todas las expresiones en las que pueda manifes- a un incremento mayor del terror y la inseguridad de la
tarse la condición trágica del hombre. existencia, a la vez que proponen por todos los medios la
Recordemos que esta condición de la existencia fue desmentida de su presencia y la ilusión de que todo ya está
esencial para el pensamiento psicoanalítico: de una con. o estará bien.
ciencia descentrada, orbital respecto de las determinacio- Limitémonos a indagar sobre dos de estos rasgos cultu-
nes de su vida psíquica, que relativiza su voluntad y el do. rales dominantes y la subjetividad que producen: 1) diver-
minio de sus acciones, de un sujetamiento a la naturaleza sas razones han hecho que la realidad sea en la actualidad
exterior y a su propia naturaleza instintual que lo obliga 8 más amenazante, activando niveles muy primarios de vi-
un trabajo mental constante para conjurar el terror por vencias de terror, al mismo tiempo que domina la escena
medio de la palabra, de una relación con los otros que 10 si política, intelectual y cultural un discurso del embelleci-
túan siempre en conflicto entre sus intereses egoístas y miento (todo puede ser hermoso), acerca del bien (todo está
sus necesidades de amor, de una relación temprana COB el o estará bien) y la estabilidad (todo está bajo control); 2) co-
terror, la dominación y el sometimiento (al otro adulto, al mo hemos visto, las formas del poder actual han generado
poder de los padres y al superyó, condensado finalmente nuevas relaciones de sometimiento a él por los sentimien-
en la castración y la inevitabilidad de la muerte) que obli tos de indefensión e impotencia, a la vez que se produce so-
ga a la represión y condiciona sus estrategias de vida, de cial y culturalmente un valor del hacer sobre sí mismos
una tensión ineludible entre sus necesidades de lazo social que genera la creencia de que "todo puede ser cambiado".
y sociabilidad y los anhelos del reposo del Nirvana y la ani- En la subjetividad singular se trata de un ignorar todo lo
quilación del otro, Freud no vaciló en ahondar en la €on.. negativo para sostener una positividad superficial, gene-
dición trágica del hombre y basó la propuesta de la cura rando un afán de embellecer la realidad y embellecerse a sí
psicoanalítica en la asunción plena de esta condición irre- mismo, a la vez que los individuos se vuelcan hacia un ha-
soluble. Esta es la subjetividad que los psicoanalistas ex cer sobre sí mismos marcado por esta renegación de la im-
ploramos en las neurosis y tratamos de comprender en loa potencia que los invade.
cortocircuitos de la locura, es lo que sugerimos cuando de- Ya he señalado los motivos de la precarización de la vida
finimos al psicoanálisis como una psicología profunda y ea bajo las condiciones actuales, y el terror de la exclusión que
la que está presente cuando debemos asumir los límites de
la cura.
En la misma línea de pensamiento que hizo afirmar a 15. T. Adorno, Dialéctica del iluminismo, Buenos Aires, Sur, 1969.

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afecta a grandes sectores sociales.Jf Recordemos lo dicho
respecto a la precarización del trabajo, que afecta no sólo a de todo lo negativo. Los lectores y televidentes contemplan
los sectores asalariados sino también a los sectores medios imágenes y escuchan discursos acerca de la corrupción y
y.profesion~es, que gozaban hasta hace poco tiempo de una sus personajes identificados con nombres y apellidos, junto
CIerta segundad de su empleo. A las vivencias angustian tea a los símbolos de su poder, su riqueza y su impunidad pe-
provocadas por la incertidumbre respecto del ingreso econé- nal; al lado de noticias de moda, guerras, modelos femeni-
nuco, Junto al tener que hacerse cargo individualmente do nas y deportistas modelo, muertes por desnutrición, imáge-
los riesgos que antes protegía el Estado (vejez salud edu- nes de la vida privada de personajes de moda, etc. Esto,
cación, incapacidad), cabe agregar lo referido a ia existencia ~ue podemos vincular a esta suerte de universalización y
de una mayor violencia social, que afecta a la seguridad de neutralización de la información, que transparenta y exhi-
t~~os y cada uno de los individuos: de los jóvenes con la po- be las imágenes de "todo junto y a un mismo tiempo", logra
licía, de los pobres con la represión, de los ricos con los de- aniquilar los sentidos de lo mismo que informa, generando
lincuentes, etc. Y además las incertidumbres acerca del fu- en los individuos el sentimiento de un superficial atem-
turo, que si hasta no hace mucho permitían pensar que se poral.
estaba atravesando una crisis, por lo mismo de efectos aco- El efecto es similar al que produjo el incremento de la
tados en el tiempo, cada vez más invade la sensación do pornografía en los últimos años: como una verdadera estra-
que se trata de situaciones más permanentes que afectan tegia de saturación, el sexo transparentado por la porno-
de modo global las condiciones sociales de existencia. grafía, desactiva el deseo por vía de su saturación. Pero
La presencia de este verdadero "miedo social" no es aje- tanto esta cultura dé "todo es espectáculo" como la de la
na al crecimiento de una renegación colectiva del mal, por pornografía ya no habitan solamente los ámbitos del secre-
la c~l se produce. una banalización de todo lo negativo. El to de la noche o los lados oscuros de la vida; ahora se insta-
conjunto de la SOCIedad,y no sólo sus dirigentes más frívo- lan también en los personajes de la política, en sectores de
los y superficiales, ha evolucionado hacia una cierta ruptu- la estética "popular", en la vida cotidiana, simulando a la
ra. con t?do lo ~egativo, o hacia la simple negación de su mirada de los televidentes y lectores, es decir de todos, la
existencia. Cunosamente se ha ido instalando en la vida so- imagen de un hombre sin sombra ni tragedia. En el conden-
cial y política una suerte de transparencia casi una exhibi- sado de estas imágenes y discursos no existen contradiccio-
ción, de ciertos males morales (como la corrupción económi- nes ni conflictos, sólo la información plana de las imágenes.
ca, el engaño político, la picardía, etc.) que funciona como Esta verdadera euforia de los medios que vivimos está diri-
una si~ulación destinada a una positividad extravagante, gida a amputar de la vida real de los individuos todos los
es decir, a una neutralización de sus sentidos. Este fenó- rasgos negativos, de presentarlos remodelados en el espec-
meno, muy evidente respecto de los delitos económicos de táculo de "da lo mismo", "todo es bello", "todo está bien". Se
corrupción, es a la vez parte de un proceso cultural más trata de conformar una imagen de lo social quirúrgicamen-
amplio. Los programas de televisión, algunos vídeos las re- te17 transformada en apacible, estable, segura, regulable.
vis~a~ ~e divulgacién masiva, sostienen una estra~gia de Como es obvio, no todos los individuos responden a estas
positivízación mediante la exhibición, banal y superficial, estrategias de banalización de un mismo modo, entre otras

16. Véase el capítulo 2, especialmente lo referido al terror de la exclu- 17. Por medio del verdadero bisturí de las modernas técnicas de la te-
sión. levisión y los vídeos, que permiten que, a partir de imágenes de la reali-
dad, se pueda configurar la realidad que se quiere construir para mostrar.

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255
cosas porque la eficacia de las imágenes tiene sus límites. por estos medios la ilusión de una participación en la vida
Pero son muchos quienes, con apatía o también euforia, se pública, desde el mismo lugar, no consciente, de mero es-
van acoplando a estos valores que transmiten las imágenes. pectador, con el frecuente desconocimiento de que su hacer
De este modo han ido "conociendo"y aceptando que la iden- real, al menos de los habitantes de las grandes ciudades,
tidad sexual puede ser relativa, ya que puede cambiarse, co- está altamente dirigido y maquinizado, desprovisto de sus
mo la cirugía estética cambia el rostro o embellece el cuerpo; afectos, robotizado en parte, por los ritmos y modelos de
se puede neutralizar el envejecimiento mediante las técnicas funcionamiento que imponen a su cotidianidad diversos
médicas o quirúrgicas destinadas a "rejuvenecer", se pueden dispositivos mediáticos.
cambiar los órganos enfermos, combatir la fatalidad de la vi· Varios ejemplos de la vida cotidiana muestran estos pro-
da, anular los conflictos y dolores que provoca la alteridad, cesos de hacer sobre sí mismo, mediatizados en general por
etc. Del mismo modo que en el desarrollo social se muestra diferentes "expertos": el tiempo libre (sobre todo el de los
un dominio cada vez mayor de la naturaleza, cuand~ a la vez niños), el ocio, la soledad, la pareja, la comunicación con los
unos se dedican a su destrucción sistemática por las necesi- demás, son gestionados con programas de acciones condu-
dades del progreso y otros, defensores y especialistas del me- centes a su contención o resolución. El goce en el sentido
dio ambiente, tratan de salvarla o reconstruirla. amplio de la sexualidad, que clásicamente tuvo su posibili-
Respecto del segundo punto, también la impotencia de dad de realización en la relación con el otro o su represen-
los individuos frente a las nuevas formas del poder ha lleva- tación, es posible en la actualidad a través de distintos dis-
do a un hacer sobre sí mismos que en muchos casos resulta positivos tecnológicos-que "lo producen" con prescindencia
un hacer compulsivo. Quizá la frase lanzada hace pocotiem- del partenaire. Igualmente estos aparatos para el goce
po por uno de los líderes más notorios del Mayo francés del (además de los diferentes dispositivos destinados al sexo de
'68, Cohn Bendit, resuma paradigmáticamente este rasgo un modo directo, incluyo también a los aparatos de gimna-
subjetivo: "...cuido a mi cuerpo como antes a la reuolucién", sia, los videojuegos, los juegos en los ordenadores, etc.)
Es decir, pasaje que refleja lo sucedido con muchos indivi- sustituyen lo que antes suponía la lectura o el teatro, expe-
duos, desde la construcción colectiva de un sujeto histórico riencias en las que el individuo disfrutaba de la identifica-
transformador de las relaciones de clase y de poder en la so- ción con los personajes de la ficción, que les permitía si-
ciedad, hacia la sola transformación de sí mismos. tuarse en un orden humano de relación con el semejante,
Bajo este reinado de una pasivización creciente de la vi idealizado o temido. Igualmente en el plano del deporte y
da real de los conjuntos sociales, en gran parte como efecto la gimnasia corporal, las actividades en las cuales el indivi-
del dominio del espectáculo por la acción de los medios ma duo se relacionaba con los otros para la realización de los
sivos, el valor del "hacer" sobre uno mismo ha ido dominan ejercicios físicos, se pueden sustituir por los aparatos, diri-
do todos los ámbitos de la existencia: hacer producir con ra. gidos por un experto, y en los últimos tiempos la llegada de
pidez y eficacia a la producción económica, hacer pensar. "nuevos" aparatos que mueven diferencialmente los múscu-
través de las inducciones de los programas de televisión, los del cuerpo sin ocupar el deseo ni la voluntad de quien
las revistas, los diarios, hacer consumir a través de lo. realiza el ejercicio, estableciendo por sí mismos las normas
mandatos de la propaganda, hacer hablar a las personal de ritmo, la forma deseada, los rendimientos que la misma
comunes a través de los medios (que muchos repiten que máquina informa.
representan su única manera de ser escuchados), hacer go Sin duda los individuos ofrecen sus cuerpos a estos apa-
zar a través de sofisticados medios tecnológicos, hacer SI ratos y a los expertos en la ilusión de que son quienes po-
ber por la información universal. Los individuos obtienen nen el cuerpo "en forma" de acuerdo con los modelos estéti-

256 257
693 893

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e e2an ou .lOpelOadsa 13 'oml!.l oms!m un e 'odwaH om J90et{ alsa ap SOlUa!mlPual SOle.Ied· sOlnoYlsqo omoo sop
-s!m ~ ua 'saua2yUl! sews!m sel ofeq 'oms!m 01ap ele.Il as ",u.zap!suoo.las e uapuan anb 'u9!xaua.I er Á OmS!UIJS a.lqos
anb eÁ 'sa.lelno!ped sop!luas sns ua opezTIe.llnau Á OP!q!t{ O~l.Ia!UIesuadla '.I0IOPlap Á oasap lap pep!A!lafqns el .IH
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°
sou anb 'B.I.Iau,el ap oueO.lao oU'BfaIl'B2nl u~le ap sonp el ua leuo!saJ0.ld elS!1.Iodap la anb somaSuad 'salua2!A sao
ticas actuales consiste en que la víctima ya no está histori- lencia transita a favor de un debilitamiento de los vínculos
zada por el agresor, ya que se trata de cualquiera porque se humanos. Aquella alteridad de las pasiones, que señalé res-
propone solamente provocar el terror y la víctima es sólo un pecto de las formas modernas de la violencia, que daba lu-
medio para ello. Terrorismo llamado político, pero también gar a una vivencia fuerte del otro (de la otra raza, del otro
algo de estas cualidades del uso del terror se extienden a sexo, del pobre o del loco), ha cedido lugar a una alteridad
'otros ámbitos: es el terror al desempleo que antes analiza- más débil, gobemada por la ley del mercado: oferta y de-
mos y que practican muchas empresas sobre sus obreros manda capturan casi todas las diferencias, el cambio como
para mejorar los costos o la eficiencia, es el terror de las in.. valor supremo atenúa la pasión al precio de liberar la vio-
timidaciones de los países más fuertes sobre otros menos lencia dirigida a aniquilar los efectos del otro sobre uno
poderosos, son las amenazas de la hiperinflación o el caos, a mismo. La violencia se atenúa, o el individuo cree sustraer-
fin de contener los reclamos sociales, etc. Lo cierto es que Bede ella, bajo el aislamiento y la búsqueda de la supresión
los individuos aceptan estas estrategias del terror, se some- de los padecimientos de la alteridad. Un ejemplo de esto es
ten a ellas y también a veces las practican. observable con las actuales redes informáticas (la de Inter-
También nos hemos acostumbrado, ante esta pérdida de net es muy demostrativa), que permiten que los individuos
los sentidos históricos y sociales de la violencia, y esta di- Resientan conectados unos con otros a través de una cone-
mensión emocional-contemplativa que la ha disociado de xión entre sus máquinas. Como es obvio, estos ordenadores
toda pasión verdadera, a convivir con una interpenetración personales no tienen alteridad alguna, sólo interactúan co-
permanente dela violencia de los que delinquen y la de 108 mo máquinas "inteligentes", aunque su inteligencia sea la
que tienen a su cargo la seguridad y la aplicación de la ley. de un hombre despersonalizado. Como señala Baudrillard,
Policías que protagonizan espectaculares asaltos o secues- "en esta homeostasis de lo mismo con lo mismo, la alteridad
tros, o de quienes se sospecha mantienen relaciones con ha sido confiscada por la máquina. "19
bandas de delincuentes, agentes de la seguridad militar Esta subjetividad empobrece sus afectos, debilita la alte-
que participan de secuestros "por cuenta propia", servicios rídad por el aislamiento y la sustitución del otro por las
de inteligencia a los que casi todos tememos porque no se máquinas de comunicarse y convive con una violencia por
sabe a quiénes protegen y a quiénes persiguen, y que apa- la cual se siente a la vez amenazado y extrañado de sus
recen tejiendo una red con servicios de otros países, con sentidos. Más espectador que protagonista, la realidad de
empresas o bandas de narcotraficantes, el tráfico local o in- los otros, la realidad social y lo real de la violencia, se impo-
ternacional de armas, etc. Lo cierto es que también la vio- nen a su experiencia confundidos con lo virtual. Es impor-
lencia para preservar la ley y la de los de afuera de la ley tante insistir en que estos rasgos subjetivos, que se insi-
parecen situarse en un mismo plano, contribuyendo a que núan o son dominantes según las respuestas personales a
aceptemos convivir con la violencia como un "en sí" indis- cstos caracteres de la actual cultura, son a la vez expresio-
cernible en sus orientaciones y dificultando a los individuos nes de una adaptación a los requerimientos de la vida so-
el situarse en su propia implicación en ella. cial actual y resultado de un acoplamiento del individuo a
En el plano de las subjetividades singulares está instala- los símbolos dominantes de su cultura. Es decir que no po-
da esta forma de violencia sin sentidos precisos, se mimeti- demos comprenderlos solamente comomodalidades patoló-
zan sus formas, genera modos de trato y relación violentos
con los otros, bajo una afectividad que podríamos llamar es-
quizoide si no se tratara de un fenómeno subjetivo-tan am- 19. Jean Baudrillard, La transparencia del mal, Barcelona, Anagra-
pliamente extendido. En este plano de la alteridad, la vio- ma,199l.

260 261
gicas de aislamiento, rasgos esquizoides de carácter, co~. vincularon esta incapacidad al metabolismo de la dopa y los
ductas fóbicas o manifestaciones histéricas. Es necesario neurotransmisores, pero a la vez estaban realizando la fe-
poner entre paréntesis algunas categorías psicopatológicas nomenología de los rasgos subjetivos individuales de estas
para poder comprender la producción de estos rasgos subje- dominancia s culturales. Se trata de individuos en general
tivos desde las dominancias culturales. Entre ellos debemos exigidos por las obligaciones de su trabajo, muy exigentes
admitir que estamos frente a cambios importantes en el consigo mismos, mecanizados en sus comportamientos, ri-
plano de la afectividad y la experiencia emocional, que van tualizados en sus ritmos de vida, que expresan muy poca
más allá de lo observable respecto de la violencia. En el afectividad en sus intercambios. Y observaron también que
próximo capítulo me ocuparé de algunas de sus formas pa- estos rasgos de la afectividad se acompañaban muy fre-
tológicas, pero a modo de introducción anticipemos alguno. cuentemente de trastornos psicosomáticos.
aspectos. Cabe aclarar que se trata de individuos muy adaptados
En la vida social se ha instalado la sospecha de Una díso- a los requerimientos de la vida social actual, que no son
ciación entre lo que los individuos sienten y lo que hablan. justamente los de la afectividad y la palabra desplegadas.
Sospecha acerca de los compromisos emocionales y afectivo. Se trata de individuos en los que es observable la dominan-
que el individuo nombra en el amor de la pareja, en la vida co.. cia de un pensamiento de tipo operatorio, muy próximo a
tidiana con los otros. Existe un malestar social por los afec- los modelos que funcionan en la actual racionalidad tecno-
tos y la capacidad de hacerlos verdaderos por la palabra. La lógica, y de una relación con su propio cuerpo caracterizada
televisión y el cine, por el contrario, nos muestran intensi- por cierta maquinizacíón de éste. Subjetividad y cuerpo, so-
dades emocionales, eróti~as y agresivas, disociadas del metidos ambos a los requerimientos de adaptación y confor-
amor tierno y la. palabra. Esta es reemplazada por el gesto, midad al conjunto de estos rasgos nuevos en la cultura, el
el grito, la acción violenta, la onomatopeya, que pasa~ a la individuo que se acopla exitosamente a estos valores de
velocidad de los ritmos del uideoclip, Está siendo dominan- una ausencia del sentir en sus palabras que trata de suplir
te en la cultura esta dificultad en confiar en un sentir ver con la sola intensidad de sus actos, parece que debe tam-
dadero. Las intensidades fugaces de los efectos emocionales bién pagar los costos de entrada a esta cultura: pagar sub-
del gesto, al modo del uideoclip, no alcanzan para ocultar jetivamente con la dominancia de la superficialidad en su
un debilitamiento de las pasiones de los individuos. Y esto carácter, una banalización de sus conflictos con la realidad,
no supone que los individuos no tengan afectos o que hayan una pérdida de su capacidad de ensoñación y las posibilida-
perdido su capacidad emocional, sino que encuentran diñ des de la imaginación; pagar también con el cuerpo, deberá
cultades crecientes en los modos de ligarlos a las palabras y exponerse más que cualquiera a la hipertensión arterial, a
a la experiencia emocional con los demás. la obstrucción coronaria y el infarto, a la colitis ulcerosa o
Hace unos años Sifneos y Kristall propusieron, desda la gastritis.
una perspectiva más cercana a la neurología, la existencia
de lo que denominaron "alexitimia't.P? Se trata de indivi
duos que tienen una incapacidad para describir sus estado.
afectivos a través de la palabra. Estos neurólogos de Boston

20. De a = "sin", lexis = "palabra", timia = "afectividad". O sea, una


afectividad sin palabras.

262 263
6. LAS NUEVAS DEMANDAS EN SALUD MENTAL

Los pacientes que hoy consultan a los diversos especialis-


tas de salud mental expresan en los caracteres de su sufri-
miento psíquico muchos de los nuevos rasgos culturales que
hemos analizado. Sin duda persisten las patologías que po-
dríamos denominar clásicas, sobre todo en las formas más
graves de las psicosis, pero los neuróticos de siempre ya no
nos hablan tanto de sus vicisitudes con el amor y el odio, con
la duda y la pasión, con la transgresión y la culpa. Nos ha-
blan más de sus dificultades para enamorarse verdadera-
mente, de sus infortunios con la vida depareja, de sus dudas
y desconfianza para con las personas del otro sexo, frecuen-
temente de la insatisfacción más general que sienten por sus
vidas actuales, del fracaso y la frustración con sus anhelos e
Ilusiones en la profesión o el trabajo, de la soledad y las difi-
oultades para relacionarse plenamente con otros, de una
cierta violencia que perciben en la vida social y que atravie-
sa sus relaciones más íntimas. Repetidamente manifiestan
conflictos intensos con la realidad en que viven, con su situa-
ción social actual; acompañados de sentimientos de depre-
sión, de vacío y ansiedad. En ocasiones contienen :una agresi-
vidad que suele estallar en sus relaciones cotidianas. Suelen
ostar a disgusto con el cuerpo que habitan, obsesionados poi"
los cuidados que les requiere (dietas, gimnasias, etc.) y al
que a la vez intoxican con la ingestión habitual de tranquili-
zantes, aspirinas, drogas o alcohol, que son muestra de sus

265
tendencias adictivas, cuando no padecen de algún trastorno momento de gran eficacia ya que dieron lugar a giros im-
funcional revelador de su vulnerabilidad psicosomática. Si la portantes en la disciplina de lo mental, vemos resurgir
consulta transcurre en un centro de atención pública en muchos de estos ideales de la mano de la psiquiatría bioló-
Salud Mental se harán más frecuentes las demandas de gica y de la nueva investigación genética. Pienso que este
atención por algún episodio de violencia o maltrato físico o modo de ver los nuevos problemas subjetivos se limita a un
mental, sufrido en su mayor parte por niños o mujeres. mero ensanchamiento de la psicopatología ignorando lo
Antes de introducirnos en el análisis de estas nuevas e~al acerca de sus condiciones de producción.
demandas debo precisar algunas cuestiones/Las ideas po- I Desde la perspectiva psicoanalítica los diversos sufri-
sitivistas que orientaron desde sus comienzos a la psiquia- mientos mentales son siempre relativos a las cuestiones
tría clásica llevaron a ésta a pensar los sufrimientos men del ser y la existencia, por lo mismo a las dimensiones his-
tales según el modelo médico de la enfermedad física. Má. tórico-culturales de la subjetividad. Si bien define una
allá de los desaciertos que aun en la misma medicina pro nosografía, lo hace en el seno de fronteras permeables, re-
vocó esta comprensión de la enfermedad como naturaleza, lativas a los tiempos del sujeto, y destinada no a la clasifi-
y por l~~ ahistórica, en la psiquiatría generó la ilusión cación diagnóstica de enfermedades sino a su relación con
de que las enferm:eaades mentales eran preexistentes a su la transferencia y dirigida a los fmes de orientar su clínica.
conocimiento, es decir que estaban allí a la espera de qUI Se trata siempre de oposiciones relativas a la experiencia
los avances de la ciencia médica las descubriera y las olasí de su tratamiento: entre psiconeurosis de transferencia y
ficara para su diagnóstico "correcto". La nosografía, es d... neurosis narcisistas; entre actual neurosis y neurosis
cir la diferenciación de las enfermedades y su clasificación infantiles, etc. Freud se mantuvo dentro de estas diferen-
diagnóstica, ocupó en verdad el lugar de la teorización psi ciaciones, que permitían situar los ejes centrales del pade-
quiátrica, que consistió, al menos en su vertiente más o.... cimiento mental y anticipar los cursos posibles de la trans-
ganicista, en la construcción de una nomenclatura exhau .. ferencia durante el tratamiento. Melanie Klein, que definió
tiva de las distintas enfermedades mentales. De allí el dos estructuras básicas de la subjetividad, la esquizo-para-
despliegue del ideal nosológico de las "entidades pura." noide y la depresiva, también situaba estas posiciones con
que permitiría construir una "clasificación etiológica" d. relación al desarrollo infantil y a su surgimiento en el cur-
las enfermedades. Por cierto no se trata de las condícionea ~Q del tratamiento. En los últimos años, diversos autores se
propias del momento analítico del pensamiento, gue Beee han ocupado de problemas clínicos nuevos, dentro de un in-
sita proceder por diferenciaciones para aproximarse al 0011 terés cercano al queI
desarrollo en este libro, como son los
nocimiento, ya que en.el caso de esta psiquiatría se tomó el pacientes fronterizos (es decir, no situables en las fronteras
proceso de conocer por el conocimiento mismo de su objeto. conocidas de nuestra clínica), los estados narcisistas pato-
Para esta forma de pensar los sufrimientos mentales, elt6 lógicos,las llamadas "personalidades como si", las "locuras
claro que no estaríamos frente a nuevos modos de enr. privadas", etc. En todos estos desarrollos se han mantenido
mar psíquicamente sino solamente ante un ensanchamien- ciertos criterios para el abordaje de la subjetividad en las
to de nuestros conocimientos que nos habría permitido coordenadas de época y cultura. Porque el psicoanálisis ha
agregar a nuestra nosografía nuevas entidades. Pese a l•• mantenido su vigencia por la capacidad que ha mostrado
distintas críticas a este pensamiento positdvista.! en .~ para una exploración rigurosa de la subjetividad que, en
los procesos de desentrañamiento del síntoma en el curso
1. Sobre todo las efectuadas por K. Jaspers, Husserl, Heidogg.r del tratamiento, genere a la vez en el paciente la posibili-
J.-P. Sartre. dad de su modificación por medio de la transferencia, de-

266 267
jando abiertas las clasificaciones nosográficas para que en fre hoy un problema de fronteras, ya que muchos pacientes
cada época sea posible abordar las formas complejas y cam- no "entran" fácilmente en nuestros modelos teóricos de las
biantes de la subjetividad y el sufrimiento mental. Entre neurosis y a la vez desbordan y hacen impotentes nuestros
otras razones porque el inconsciente reprimido contiene las recursos técnicos. Recordemos al respecto algunos de los in-
formas de relación con el otro que hace que sus produccio- dicadores en la' vida social actual que, a mi entender, pue-
nes sintomáticas sean siempre expresión de una historia den ser considerados a la vez como indicadores clínicos en
que trasciende lo meramente individual. Por ello lo que me nuestra experiencia del análisis.
propongo en este capítulo no consiste en forzar las nuevas Ya hemos señalado al individualismo como rasgo domi-
realidades psicopatológicas para que "entren" en nuestras nante en la vida social actual, sobre todo en el modelo ur-
teorías previas sino más bien en poner a prueba nuestra. bano hegemónico. Pues bien, el aislamiento que' padecen
teorías para dar cuenta de las nuevas realidades subja ciertos pacientes, no .necesariamente obsesivos, los senti-
tivas.f mientos de vacío, una afectividad de tono esquizoide, son
Creo que el conjunto de estas nuevas demandas en salud verdaderos indicadores de este individualismo y no siempre
mental han planteado al psicoanálisis nuevas dificultad •• enraizados en la historia de su neurosis infantil: La fre-
que es preciso reconocer. La experiencia psicoanalítica su- cuencia en las nuevas demandas de padecimientos psicoso-
máticos, u otras formas de somatizaci6n, trastornos funcio-
nales vinculados al estrés, tan ligados como están a hábitos
2. De hecho, en el campo del psicoanálisis los cambios han ido 8UQtt de vida y a los ritmos del trabajo, son concordante s con la
diendo, tanto en los pacientes como en los analistas y en las formas do lIJo masividad que han tomado las preocupaciones hipocondría-
var adelante los tratamientos. Ya la extensión del psicoanélisís al tl'uLl
miento de niños, de pacientes considerados psicóticos, al tratamiento d.
cas por la salud, los hábitos dietéticos, el cuidado del cuer-
familias, parejas y grupos, impulsó modificaciones y generó nuevos con" po, como si en una extraña disociación se viviera bajo la
cimientos. En los últimos tiempos también se generaron cambios en l. sensación de "lo peor" y se generara la ilusión de estar a
modos de llevar adelante los tratamientos, en general sin mucha expU resguardo del tiempo y las condiciones reales de existencia,
tación ni análisis sobre sus implicancias dado que fueron provocados par alimentando la ilusión de una suerte de juventud eterna.
la situación socioeconómica más que por razones psicoanalíticas, como"
frecuencia de sesiones, encuadres más laxos, duración de las se8ion';'
Igualmente he señalado la debilitación y pérdida de lazos
utilización del diván, forma de pago de las sesiones, etc. Todo esto tra .... sociales, no sólo de solidaridad, lo cual se expresa bajo la
curre en el seno de cambios culturales y sociales que, como es obvio, ,... forma de rasgos de desconfianza paranoide con los "extra-
plican no sólo a los pacientes sino también a los analistas como parte ños", el temor frente a todo vínculo profundo y comprometi-
esta cultura: los cambios en las conductas sexuales y su valoración do o las fobias que llamo "de encuentro", que no son las de .
los cambios en las funciones de la familia, en las formas del lazo Juanito con el transporte realizado por caballos, sino las fo-
etc. Cambios que en la inmediatez de su experiencia de la cultura
viven son opacos a la conciencia tanto de pacientes como analistas. bias escolares, las de la violencia, de pareja, etcétera.
conjunto de situaciones han hecho críticas ciertas diferenciaciones qUI Ahora bien: ¿qué caracteriza la clínica de las psiconeuro-
sostenían: ¿siguen siendo válidos los criterios de analizabilidad?; ¿cómo sis? La clínica psicoanalítica está orientada fundamental-
sostiene hoy la diferencia entre el análisis en sentido estricto ver8U, mente por la represión, es decir por la problemática del in-
psícoterapiasj: ¿cómo fijar en la actualidad 'los'criterioa de un análisl. consciente reprimido. En.funci6n de ello nos guiamos-por
sico, si es que fuera posible seguir sosteniendo su existencia? Creo
lo que se trata para los psicoanalistas es de pensar sobre lo que
las vicisitudes del placer-displacer y de la angustia, en su
te ha desbordado muchos de los límites en que se desarrollaba su funci6n de señal de angustia, la cual nos orienta sobre los
para inteligir los sentidos de los cambios y asumir racionalmente 111 síntomas. Ya se trate de aquellos síntomas en los cuales el
rección. cuerpo se hace lenguaje de lo reprimido, como en los sínto-

268 269
mas histéricos conversivos, o en los que el afecto reprimido las psiconeurosis, se vinculan tanto a la catástrofe de las
encuentra, desplazándose de una representación a otra, la representaciones como a la reconstrucción delirante de la
forma obsesional. Es decir, tanto el afecto como lo reprimi- realidad abolida, en composiciones no ajenas al lenguaje y
do se hacen lenguaje en el síntoma y permiten nuestro la palabra pero dificultada su dialéctica de composición. El
abordaje por la palabra. El conflicto implica siempre una tratamiento se hace dificultoso por la sola intervención de
dimensión de la sexualidad reprimida en una dinámica de la palabra, haciendo que se esperen los momentos en que lo
oposición-transacción con las fuerzas del superyó y la reali- neurótico sirva de apoyo al abordaje desde una interven-
dad exterior. Su terreno de expresión son los problemas de ción más cercana a la transferencia.
la prohibición, la transgresión, la culpa inconsciente, la an- Entre estos dos grandes polos de la clínica, el psicoanáli-
gustia neurótica. El objeto, presente en la fantasía como sis aprendió a reconocer que el narcisismo tenía su expre-
"producto de sangre mixta", es siempre un objeto de susti- sión tanto en las psiconeurosis como en las neurosis narci-
tución, ya que su dimensión de "pérdida" es constitutiva, sistas, aun cuando de modos muy diferentes, y que aun la
tanto del objeto como de la capacidad de producir fantasías. transferencia podía ofrecer una modalidad psicótica, justa-
Luego me detendré en esta relación del objeto con la pérdi- mente por situarse en un plano de realismo identifica torio
da. Y la cura cursa en transferencia, es en ella que se hace y no en la creatividad del deseo y la sustitución. Creo que el
posible el poder de la palabra para levantar represiones y desafio que mencionamos con relación a los nuevos proble-
dar lugar a la "acción específica". El psicoanálisis opera así mas clínicos consiste en que estas manifestaciones subjeti-
desde lo reprimido hacia las capacidades reflexivas del indi- vas, tanto respecto del destino del afecto como de las moda-
viduo. Cuenta con la palabra en transferencia, con la fanta- lidades y dinámicas de la representación, es que impiden la
sía y el deseo, con las capacidades creativas del instinto pa- eficacia del método analítico, obligan a procedimientos téc-
ra romper el circuito de la repetición neurótica. Desde estas nicos de nuevo tipo, modifican los modos de intervención
perspectivas pueden pensarse los valores de su cura como del analista yen su conjunto plantean nuevos interrogan-
proyecto de autonomía y libertad para el individuo. tes teóricos. De hecho los analistas hace tiempo que han
Su extensión al tratamiento de niños, a las neurosis nar- modificado criterios clásicos como el tiempo de sesiones, la
cisistas y las psicosis, hizo surgir dificultades del método, frecuencia de éstas, sus intervenciones, la relación de la cu-
replanteos de su metapsicología, nuevas modalidades de in. ra con la transferencia y, sobre todo, la ecuación que hacía
tervención. Pero lo esencial fue sostenido, más alla de los avanzar la cura desde el síntoma en transferencia hacia
fracasos a los que se expuso frente a estas problemáticas la constitución de la neurosis de transferencia como acceso a
más complejas de la subjetividad. En primer lugar porque la resolución de la neurosis infantil.
el objeto no aparece en una dimensión de pérdida y sustitu- ¿Cuáles son los 'rasgos clínicos de estos nuevos proble-
ción sino de objeto de identificación, como lo muestra para. I mas? Sin duda los síntomas han variado, sin que por ello de-
digmáticamente la melancolía. No sólo por la imposibilidad saparezcan necesariamente los de las psiconeurosis, Como
del duelo, como vivencia y elaboración de la pérdida, sino I rasgo general suelen estar más ligados al cuerpo y a la ima-
también por el empobrecimiento de la fantasía y la creativi- gen de SÍ: se trata de adicciones (a drogas, pero también de
dad. En estas condiciones domina la angustia catastrófica, una conducta adictiva amplia, como lo ha señalado Joyce
la excitación, la desesperación ansiosa. Freud señaló, y si- McDougall),3 formas de anorexia y bulimia en las que los
gue siendo válido, que el conflicto dominante es con la rea-
lidad exterior, por lo tanto compromete prioritariamente al 3. Joyce McDougaU, Teatros de la mente, Madrid, Tecnipublicaciones,
yo y al superyó. Los síntomas, no transaccionales como en 1992.

270 271
cuidados del cuerpo y la vida se someten a modelos estéti- constitución de la realidad para estos sujetos. Desde estos
cos que niegan las necesidades biológicas y, según creo, no funcionamientos mentales no es dable descubrir la fantasía
siempre anclados en las historias sexuales infantiles o que los sostiene. sino solamente diversas racionalizaciones
dinámicas familiares específicas; como ya he señalado, so- que no admiten interpretación. Asimismo no se instala
matizaciones de diverso tipo en las que no circula represen- transferencia y aun el mismo vínculo con el analista toma
tación alguna y sin sostén en la fantasía, lo cual hace difi- la forma operatoria de un hacer, de un consumir, esperando
cultoso su abordaje ya que se presentan en el tratamiento de él respuestas eficaces y rápidas más que interrogantes o
como pura mortificación corporal (lo que nos hace pensar incertidumbres,
en la presencia del silencio de la pulsión de muerte); mani- Respecto del objeto, del que luego me ocuparé, señale-
festaciones ansiosas o estados de excitación, sin depresión mos algunas observaciones. No cabe duda de que en las
manifiesta, que cursan con síntomas de displacer corporal y neurosis la dimensión de pérdida que caracteriza al objeto
atenuantes medicamentosos; síntomas característicos del posibilita tanto la fantasía, la transferencia, como la ela-
llamado estrés (similares en muchos casos a los de la actual boración por la construcción histórica; El analista se presta
neurosis), con disfunciones sexuales pasajeras; compulsio- a ser usado en transferencia para que el objeto viejo-nuevo
nes de consumo o viajes (que en otros tiempos constituían oriente hacia la elaboración de lo perdido. En las neurosis
el diagnóstico de dromomanías leves) con rasgos similares a narcisistas el objeto surge siempre más en la dirección de
los de las fobias, etc. En el plano de los afectos observamos un consumo, como observó Freud sobre la oralidad y la in-
sentimientos de vacío, de indiferencia, de queja hipeoen- corporación canibalística de la identificación melancólica.
dríaca, lejos de la angustia señal de las fobias o del aísla- Si el objeto remite siempre a una historia en la transferen-
miento obsesivo, que se corresponden con estilos del tipo ea cia neurótica (neurosis infantil mediante), en las neurosis
quizoafectivo. Suelen acompañarse de desconfianza hacia narcisistas el objeto puede ser considerado como presencia
toda forma de vínculo, sobre todo de pareja, cierta violencia de esa historia, apego al objeto que, al no ser reconocido y
en la relación con los otros y aislamiento.' Esto es asimis aceptado en su dimensión de pérdida sufre las vicisitudes
mo correlato del aumento de personas que en el terreno do de la identificación regresiva. Ahora bien, en las manifesta-
los vínculos de amor transitan con soledad sus relaciones ciones que exploramos, ligadas a esta modalidad denegato-
transitorias y ambiguas de pareja. Asimismo es dable ob ria de la defensa, el objeto que sustituye no surge en el so-
servar una fetichización creciente de muchos de los objeto. porte de ninguna fantasía, ni se inscribe con relación a
con los que entran en relación: objetos parciales raros (ya oinguna historia, ni aparece cercano a una transferencia.
no las trenzas que con la erotización de la angustia perver- Tiene los caracteres del objeto narcisístico como presencia
sa cortaba el fetichista clásico, sino pequeños aparatos on idealizada, pero no proviene de ninguna historia de ideali-
los que se sostiene una realidad renegada), objetos de con zación previa sino del funcionamiento sociocultural. Hace
sumo, favorecida su cualidad fetichista por las sofisticada. de soporte de la identidad por su valor de consumo y se
publicidades actuales. Esto debe orientarnos hacia una do- agota en las dimensiones de la pura presencia-ausencia, de
minancia de la renegación (VerleugnenJ freudiana en l. la constatación imperiosa de su presencia para ser consu-
mido o de la desesperación de su ausencia insoportable, ge-
nerando sensaciones de lleno-vacío concomitantes. Llamo a
4. El tema de la violencia familiar y maltrato a niños y mujeres hu IlA este objeto "objeto inerte", en el doble sentido de que no se
sado a ser un tema prioritario en las prestaciones de Salud Mental, en inscribe en ninguna historia libidinal previa, su sustitución
tiempos de una mayor igualdad y libertad entre géneros. no está determinada por la historia, y tiene a la vez la iner-

272 273
cia de un transcurrir, de un deslizarse indefinidamente. Su sista de estas personas parece también desprenderse del in-
prototipo lo encontramos en los objetos típicos del consumo, vestimiento libidinal al otro, como una expresión más de la
ya sea la droga, el alimento, los vídeos, las diversas panta- fuerza de desligamiento (Entbindung) propia de la pulsión
llas en las que la soledad se adormece. Pero también es el de muerte, y cuya consecuencia es la tendencia compulsiva
otro quien, capturado en esta dimensión de objeto inerte, a deshacer el lazo social con los demás. Este tipo de mani-
es consumido literalmente sin fantasía ni creatividad, festaciones ya no permite ser explicado por los celos, la ri-
reemplazado rápidamente cuando ha dejado de entretener validad o la competencia, propios del conflicto edípico, ya
o de llenar el vacío. En estas condiciones no asistimos al que marcan más bien algo del orden del rechazo, del no
reinvestimiento de un objeto nuevo desde una dimensión querer saber nada con el otro, con todas las implicancias
histórica sino a su pura presencia, sin afecto, salvo la de- que esto tiene para los procesos de identificación y sociabi-
sesperación o compulsión por la necesidad de impedir su lidad. La presencia de estos rasgos de la pulsión de muerte
pérdida y negar su dependencia. Desde estos nuevos rasgas puede observarse también en la tendencia que estas perso-
la cuestión de la función objetalizante propia del objeto y el nas tienen a la fijeza de sus actos, a la ritualización de sus
problema de los límites que encuentra la representabilidad conductas, a ciertas formas de automatismo en su pensa-
y la palabra en estos nuevos problemas clínicos, como fun- miento, a un permanente "retorno de lo mismo" indemne a
.ciones psíquicas esenciales, se han constituido en une de los intentos de interpretación o modificación por la inter-
los problemas críticos para el psicoanálisis actual. vención de otros.
Ya en un texto anterior+ he señalado la relación entre es-
tas nuevas manifestaciones de la subjetividad con lo que
Freud teorizó como pulsión de muerte. Porque este tipo de 1. PENSAR LA REPRESIÓN y EL PROCESO EN LA CURA
rasgos parece mostrar algo que se sitúa "más allá" del jue-
go de las representaciones y "más allá" del dominio del pla- El desafio que enfrentan el psicoanálisis y los psicoana-
ceroComo es fácil constatar para el psicoanalista, su expe- listas ante estos nuevos problemas clínicos, además de su
riencia con estas problemáticas le plantea siempre algún capacidad de elaboración teórica, consiste fundamental-
grado de fracaso en su proceder interpretativo y en las difi- mente en poner a prueba la factibilidad del método analíti-
cultades para generar transferencia que restan eficacia a l. \ co para un abordaje de estos pacientes con algún grado de
palabra. En muchos de estos nuevos síntomas (las adiccío- ~ eficacia sobre su sintomatología. Por eso nos detendremos
nes, los trastornos psicosomáticos, ciertas conductas pero eñ'"recordar sintéticamente algunos aspectos esenciales del
versas, las anorexias, etc.) parece insinuarse la fuerza de la proceso analítico y en particular la transferencia.
repetición compulsiva, como un goce que hace fracasar a la La experiencia del análisis, si bien no consiste en el de-
palabra, impide la consigna metodológica de hacer CO:l. sarrollo de un proyecto terapéutico y es ajeno al despliegue
ciente lo inconsciente (que requiere del trabajo de las repre- de una intencionalidad consciente, se propone la descons-
sentaciones de palabra) y parece cursar sin transferencia, trucción de los síntomas del paciente guiado hacia la cons-
es decir sin ligazón al analista. En estas condiciones un psi. trucción de la verdad histórica, en un proceso que requiere
coanálisis dirigido por la interpretación se encuentra rapl- continuidad y trabajo. El tiempo de esta continuidad y la
damente limitado en su eficacia. El funcionamiento nardo organización de los encuentros con el analista constituyen
un espacio y tiempo que va más allá del tiempo cronológico
de las sesiones, y está fundamentalmente ligado a los dina-
5. E. Galende, Historia y repetición, ob. cit. mismos inconscientes y a la transferencia. Este modo de re-

274 275
lación con el analista subvierte el orden de los diálogos so- son, por eso no da lo mismo cualquier analista para esa
ciales, para justamente facilitar la transferencia y posibili .. persona, ni todos los pacientes son lo mismo para el analis-
tar el levantamiento de represiones. Esta necesidad de con- ta. Es posible aceptar el valor de una experiencia clínica
tinuidad y transferencia para el despliegue del proceso por parte del analista para llevar adelante el tratamiento,
analítico es opuesta a la idea de una eficacia limitada a un pero siempre se tratará de su disposición a ver comprometi-
punto, a una intervención única en que algo se ilumine y se dos sus afectos, a poner a prueba su capacidad de entender,
transforme, ya que la transferencia como condición de la a aceptar sus resistencias, a aceptar confrontarse con los
eficacia exige de un trabajo de elaboración sostenido. valores y significaciones de su cultura tal como sean expre-
El proceso analítico transcurre en un tiempo que no es sados por cada paciente. El trabajo del análisis tiene siem- .
lineal ni coherente; su línea de avance está hecha de idas y pre esos dos aspectos: el del paciente para verbalizar sus
retornos, de sorpresas y detenciones, singulares de cada emociones, asociar en torno a la angustia y los conflictos; el
tratamiento, lo cual hace difícil la transmisión de esta ex- del analista para vencer las resistencias que se oponen, en
periencia. Además de los desplazamientos y repeticiones en él mismo y en el yo del paciente, para el avance de ese tra-
la representación que caracterizan a la transferencia, ésta bajo de elaboración. Si el analista no tiene la vivencia" de
es fundamentalmente emociones y afectos con los que el pa- ese compromiso y de un trabajo psíquico propio de repre-
ciente inviste al analista, el que r.esponde con su propio ae- sentación y elaboración, no se instituye el proceso de análi-
tual histórico, sus afectos y sus vivencias (transferencia re- sis, y la asociación libre y la atención flotante pueden per-
cíproca). En ambos, paciente y analista, existen "zonal manecer en la sola divagación. Este trabajo de elaboración
mudas", aspectos emocionales resistidos, significacione .. estaba para Freud ligado a vencer el displacer que provoca-
que son rechazadas. Sí pueden fijarse ciertos tiempos que ba en el yo y al rechazo de la conciencia que tiende a repri-
resultan necesarios al proceso y a la cura analítica: la ins mir el deseo y la fantasía que motivan la angustia en su
talación de la transferencia, primero como ligamen emocio proceso de retorno al preconsciente. Y este displacer puede
nal afectivo para luego facilitar el desplazamiento y la repe expresarse en el yo del paciente, sobre todo bajo la forma de
tición; producción de una neurosis de transferencia, en la la angustia, pero también puede manifestarse en el analis-
cual los síntomas de la neurosis infantil se hacen síntoma. ta como angustia, fastidio, desinterés, distracción, desgana.
de transferencia; elaboración de estos síntomas por el esta Cabe recordar que los síntomas neuróticos equivalen a
blecimiento de nuevas ligaduras de palabra (recuerdo" las "acciones inespecíficas", en el sentido de que, constitu-
simbolizaciones, reinscripciones de lo arcaico, etc.); elimina yendo una satisfacción sustitutiva de deseos, lo estancan en
ción de las fijaciones que mantienen los síntomas; liquida su fijación a los objetos primarios, congelando la fantasía y
ción finalmente- de la neurosis de transferencia, es decir do la creatividad. De la cura analítica cabe esperar que la re-
los síntomas neuróticos (no de la transferencia al analista soiución_del síntoma neurótico permita al sujeto la "acción
como ligamen emocional afectivo). específica", es decir una capacidad de descarga de sus ten-
Pero no todo es solamente repetición y afectos retenido •. siones de necesidad por la vía de transformar su realidad
El proceso analítico supone también creatividad y no sólo displacentera y adecuarla a su deseo. Es decir que el proce-
repetición. En el seno del lazo social que establecen se sin so analítico no se limita a una elaboración de lo neurótico
gularizan las posibilidades de. ambos respecto de su racio infantil, es preciso una recuperación de la capacidad de "ac-
nalidad, sus afectos, sus deseos y su relación con la búsqua ción específica" que debe expresarse en la relación del suje-
da de la verdad. Tanto el paciente como el analista no -dejan to con la realidad exterior, en una acción ..sobre ella en fun-
de ser en la experiencia del tratamiento las personas que ción de sus deseos y necesidades. El psicoanálisis es ajeno a

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toda experiencia mística del inconsciente, no se propone lle- los parámetros conocidos para el desarrollo de un proceso
var al sujeto a ninguna sublimación ni a la sola experiencia . analítico: el paciente permanece en la descripción repetida
vivencial de sus miserias neuróticas, se dirige al mismo de aconteceres intranscendentes, en ocasiones satisfecho de
tiempo a un restablecer en el sujeto las capacidades reflexi- ser escuchado; en otras, indiferente y desganado, haciendo
vas y de acción sobre la realidad en función de asegurar su recaer sobre el solo deseo del analista la posibilidad de que
autonomía y mayor libertad. haya tratamiento.
La sublimación no guarda ninguna relación con la
acción específica en el sentido amplio ~n que la describo.
Esta consiste sólo en un desplazamiento de la libido y del 2. LAS DIFICULTADES CON LA TRANSFERENCIA
deseo a ciertas actividades "espirituales", la religión sobre
todo, pero también los grupos fanatizados, las idealizacio- Como sabemos, el aspecto esencial de la transferencia
nes corporativas, etc., en los que la neurosis encuentra un está ligado al amor. Este amor de transferencia, que como
refugio que protege de la realidad displacentera. La' satis- toda demanda de amor se dirige a subrogados del incons-
facción que procuran estas actividades sublimatorias, "espi- ciente, está destinado a permanecer insatisfecho, dada la
rituales", cursa sin modificar las fijaciones libidinales arcai- regla de abstinencia que se impone a los dos miembros de
cas ni los síntomas de la neurosis infantil. No son en cuanto la experiencia, paciente y analista. Pero la transferencia en
a esto muy diferentes de las somatizaciones: en ambos ca- su relación con el amor no está limitada a la experiencia
sos el individuo no tiene una representación mental del del tratamiento analítico; guarda también una función
afecto penoso, del displacer o del sufrimiento, por lo que esencial en la constitución del lazo social.
tampoco tiene conciencia del conflicto neurótico, de las de- Puede decirse que el núcleo de todo vínculo humano es
fensas que interpone ni de la necesidad de elaboración: el amor, que acompaña a todo enlace libidinal. Es esto lo
Si me detengo para señalar este desvío de la sublima- que Freud postula con las pulsiones de vida, no al modo es-
ción es porque, frente a las dificultades que plantean mu- peculativo de un Eros como principio general de unión de
chos de los pacientes actuales, es frecuente observar que todo lo viviente, sino como la tendencia y la necesidad im-
permanecen en análisis pero con la sola expectativa de "ha- periosa del hombre de unirse al otro, de sostener su propio
cer una experiencia", de pertenecer a una suerte de grupo funcionamiento mental en esa alteridad fundamental. El
"especial" de los que se analizan, sin esperar verdadera- psicoanálisis diferencia el lazo social de la relación de obje-
mente que el análisis modifique algo en sus modos de rela- to y de la elección de objeto en la relación amorosa, pero en
ción con la realidad en la que se expresan sus tensiones y todas las modalidades de relación con el otro, el individuo
conflictos. Cuando esto sucede, en realidad se ha suspendi- "actualiza" aspectos del inconsciente reprimido (que son de-
do la demanda de análisis, no hay demanda porque no hay terminantes del enlace libidinal), pone en juego montantes
el registro de un conflicto o de un malestar que le exija al instintuales que buscan su satisfacción (la sexualidad en
individuo su elaboración. El proceso analítico se detiene, sentido amplio) y la expectativa del reconocimiento por el
aun cuando el paciente continúe concurriendo a sus sesio- semejante (narcisismo). Sobre este fundamento común po-
nes, y si el analista no es complaciente con esta situación demos diferenciar la dominancia de la fantasía en la rela-
acompañándola con sus resistencias, experimentará un ma- ción de objeto, como la del ideal del yo en la elección de ob-
lestar y se sentirá impotente respecto a cómo intervenir. Lo jeto o la del padre en el caso del lazo social, y en las tres
mismo sucede cuando el analista, requerido por personas estará presente el inconsciente reprimido.
con estas características psicopatológicas, intenta imponer Ahora bien, en la relación analítica están presentes las

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tres dimensiones: la del ideal y la economía narcisista, la del La relación analítica, bajo la presencia del amor de
objeto propio de la fantasía, y los aspectos del poder y sus fi- transferencia, constituye un lazo social caracterizado por el
guraciones características del lazo social, La transferencia: espacio abierto al retorno de los rasgos emocionales de las
está presente y muda en el lazo social y se hace palabra en relaciones primarias, edípicas (madre, padre, hermanos).
la relación analítica, desde la cual el analista facilita el <fes.. Todo amor, por esta relación con los objetos primarios, está
pliegue de las fantasías para dirigir la experiencia de la cu- regido por la idealización y también por el exceso, o sea el
ra hacia lo reprimido. Ésta es 'esencial porque constituye el exceso de satisfacción esperada y el exceso de frustración,
medio del cual nos valemos para acceder a la neurosis infan- oscilando siempre entre la pasión franca y la ternura. 0,
til. Justamente uno de los valores inestimables de la cura desde otro punto de vista, desde la psicopatología de la vida
analítica consiste en que en el amor de transferencia se mo- cotidiana, en la que el amor y el odio deciden sus vicisitu-
difican las fijaciones del amor infantil neurótico, ligadas al des sin perder la distancia con el otro y preservan la posibi-
síntoma y expresadas en él, liberando al sujeto para Un lazo lidad de la ternura, hasta la psicopatología a secas, en la
social más amplio con sus semejantes. Todo el trabajo de re- que la pasión amorosa se convierte en enfermedad eroto-
presentación necesita del otro para realizarse, en el deseo, maníaca, melancolía o paranoia. Porque la experiencia de
la fantasía o 'el trato social." Y todo vínculo con el otro debe la pasión amorosa se aproxima siempre a la exaltación y a
ser pensado bajo la triple exigencia metapsicológica: eC0n6- la locura, como la del amor tierno se rodea de nostalgia y de
mica (el otro es causa de excitación y objeto necesaria patio tristeza. Pero no se trata, en sus diferencias, de un gradien-
la satisfacción); dinámica (en el conflicto siempre es "otro" te de sufrimiento o felicidad sino de una forma de .relación
quien reprime, rechaza, censura, condena), y tópica (el o1)ro con la realidad, o más precisamente con los grados de su
siempre se situará por identificación con relación a algunee pérdida. Se trata de la misma cuestión con la que Freud
de los sistemas del aparato psíquico, el yo en el enlace líbídl- trató de establecer la diferencia entre neurosis y psicosis."
nal y en el trato, el superyó e ideal del yo en el recenocí- Mientras el afecto de ternura se sustenta en la aceptación
miento, el inconsciente para la fantasía y la relación de obje- de una diferenciación y una distancia con el objeto de amor,
to, etc.). Como ya hemos visto, y podemos ahora unirlo a lo cual permite conservar un juicio de realidad acerca de la
estas consideraciones sobre la transferencia, los modos en relación con él, la pasión pretende siempre la posesión ab-
que la vida social y la cultura valoran y significan el lazo 80· soluta del otro o su aniquilación, bajo las formas caniba-
cial, su funcionamiento en la pareja, la familia, la-amistad o lísticas de la melancolía o la paranoia, o la más alegre de la
la relación social amplia, son decisivos para la experiencia posesión del erotomaníaco, con la pérdida de realidad consi-
que los sujetos hacen del amor, y también para el amor pre- guiente.
sente en la transferencia. El psicoanálisis no habría exisMdo ¿Qué relación guardan estos dos polos del amor con la
sin la experiencia burguesa del amor, de la cual se val~d transferencia? En ésta también juegan ambas polaridades,
Freud para desarrollar su método terapéutico. en la mayor parte de las experiencias en mezclas.de propor-
ción diferente. Pero a los fmes de una diferenciación clínica
Freud observaba que mientras en los pacientes neuróticos
6. Justamente por ello no es posible el autoanálisis, porque se Iiequl. la transferencia se hace posible porque anhelan encontrar
re siempre de un otro en una relación afectiva, a través del cual se hu".
posible que el pasado infantil reprimido retorne y haga síntoma en esu ro
lación misma'. No es nunca suficiente un otrorínterior", como sola ro" ....
sentación; es necesario ese otro (el analista), que deviene objeto on lA 7. Véase S. Freud, "La pérdida de realidad en neurosis y psicosis", oh.
transferencia, investido por el deseo y la fantasía. cit., tomo 11.

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en el analista el objeto perdido y la propia completud, bús- tes momentos, cabe agregar una tercera posibilidad, que
queda que hace de motor a la fantasía, en las neurosis nar- aun cuando suele manifestarse en momentos de amor de
cisistas la transferencia es resistida o anulada, ya que el transferencia o pasión negativa, habitualmente lo hace con
"hambre" por el objeto real los aleja de la fantasía o los pre- rasgos propios que caracterizan a muchas de las patologías
cipita en las formas psicóticas de la transferencia. Si en los actuales. Me refiero a aquellas personas en quienes el amor
análisis que cursan bajo el amor de transferencia su efica- parece no desempeñar ningún papel en su relación con el
cia se vincula a la facilitación para el retorno de lo reprimí- analista, manteniendo un vínculo desafectivizado, indife-
do (levantamiento de represiones) qué permita al sujeto ali- rente, en ocasiones con la dominancia de un sentimiento de
viar la formación de síntomas, en las neurosis narcisistas la vacío cuyas palabras no suelen traspasar el solo hecho de
imperiosidad, la compulsión, el acting out transferencial, la nombrarlo.f Estas personas presentan dificultades análogas
falta de juicio de realidad, el realismo de sus demandas a las de las neurosis narcisistas respecto a la posibilidad de
impiden la transferencia amorosa y con ello también la ef'i~ la palabra en transferencia, pero a la vez suelen presentar-
cacia del tratamiento. Cuando surgen durante el curso de se bajo la apariencia de un discurso y una actitud neuróti-
un tratamiento, esta presencia del narcisismo en la transfe- cos. Son personas en quienes los recuerdos de su infancia, si
rencia da ocasión a la reacción terapéutica negativa y en los refieren, resultan desgajados de todo contexto afectivo,
general a su fracaso, ya que si estos rasgos se hacen pre- ya que no permiten generar ninguna transferencia, como si
sentes se termina "el juego del análisis" (Winnicott), porque se tratara de un relato puramente anecdótico. Sucede como
se produce una pérdida o un estallido delirante del sentido, si la infancia, que en los neuróticos sirve para hacer cons-
frente al cual todo análisis interpretativo está condenado al ciente la transferencia (recuerdos, asociaciones, sentimien-
fracaso. tos actuales, etc.), fuera ajena a quien la relata, y la trans-
Nuevamente vale recordar la relación de estas forrnaa ferencia, que habitualmente sirve para hacer consciente la
clínicas de las neurosis narcisistas con los caracteres de 18 infancia, se limita a una relación educada. Para tratar de
pulsión de muerte, sobre todo con lo señalado por Freud en inteligir estas formas de vínculo terapéutico, retornemos so-
uno de sus últimos ensayos.f En éste señalaba dos formas bre algunas cuestiones de la pulsión de muerte.
de manifestarse la pulsión de muerte: la primera ligada 8 Hasta el texto de Más allá del principio del placer no ca-
los dinamismos. del superyó, bajo la forma de los sentimien- ben dudas de que la transferencia es comprendida como re-
tos inconscientes de culpa, el masoquismo, las modalidades
de autocastigo evidentes en la melancolía y en algunos neu
róticos obsesivos; la segunda, no ligada, que vinculaba la 9. Cabe aclarar, vinculado a estas formas de vínculo terapéutico en
defusión instintual, como pura fuerza que lleva al sujeto a que se ausenta el afecto, que justamente la transferencia no podría defi-
nirse solamente por el modelo de ella que Freud describe en su libro sobre
aferrarse a la enfermedad repudiando el vínculo con el ana- los sueños. Allí la transferencia designa el desplazamiento del afecto de
lista, a la agresión franca y ala repetición compulsiva, bajo una representación a otra. Si se tomara ese solo sentido para describir la
las formas de los rituales o las figuras del destino. transferencia analítica (el afecto de la representación inconsciente es des-
En esta polaridad clásica entre neurosis de transferencia plazado sobre la representación del analista, por el lugar que éste ocupa-
y narcisistas, que creo que deben ser comprendidas oomo ría en el interés del paciente, como sucede con los restos diurnos) se limi-
ta la transferencia a los efectos de este desplazamiento, no captando el
gradientes de dominación en todo análisis y en sus diferen conjunto afectivo emocional y los anhelos y deseos con los que el paciente
inviste al analista, que, aun siendo subrogados del inconsciente, generan
una experiencia nueva, compleja, creativa, con cursos abiertos a la sor-
8. S. Freud, "Análisis terminable e interminable", ob. cit., tomo 111, presa de lo inesperado, y de lo cual depende la eficacia terapéutica.

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sistencia, ligada a la repetición. Se repite para no recordar; ¿Cómo intervenir frente a estos pacientes que no dan
Suprimir las resistencias a recordar permitiría suprimir la muestra de desplegar transferencia, ni positiva ni negati-
repetición, lo cual equivalía a levantar represiones. A partir va, y cuyo rasgo principal parece ser el apego a una pala-
de ese texto, la repetición (Wiederholung) es comprendida bra vacía de contenidos afectivos y emocionales? Ya señalé
al servicio de Eros, al empuje del amor en transferencia, ya antes que el analista, en el proceso terapéutico, está nece-
que se trata de reiterar en el curso del tratamiento las cua- sariamente implicado con sus sentimientos y ocurrencias
lidades afectivas de los vínculos primarios.' Todo el peso .de en el desarrollo de la cura. Agreguemos que si en la expe-
la resistencia, si no del impedimento mismo del tratamien- riencia .analítica, regida por la búsqueda de la verdad his-
to, se carga ahora sobre la repetición compulsiva (Wiederho- tórica, la experiencia de la palabra no resulta verdadera
lungzwang), ésta al servicio de la pulsión de muerte. Esta para paciente y analista, el análisis simplemente no se pro-
repetición compulsiva pertenece a los estratos inconscien- duce. El problema que se plantea con estos pacientes, que
tes del yo y resulta ajena al amor (y al Eros en general, ;ya demandan ayuda pero no estrictamente análisis, en los que
que es más bien su oponente) tanto como a la transferencia. la transferencia es resistida o simplemente no se produce,
A partir de estas observaciones clínicas e innovaciones teó- consiste en que las sensaciones, las emociones y ocurren-
ricas, surge una"aparente contradicción: ¿el fenómeno de la cias del analista resultan esenciales, ya que aportan la Iibi-
transferencia puede comprenderse como una resistencia, do necesaria para que se constituya el lazo social terapéu-
como una repetición destinada a impedir el recuerdo y su tico. El analista se ve enfrentado a tener que generar por sí
elaboración por el proceso secundario; o, al revés, la trans- mismo las condiciones para que sea posible el análisis, y
ferencia, como fenómeno del amor, es lo resistido por el yo, debe hacerlo preservando lo esencial del métodoanalítico
que desea mantener compulsivamente las fijaciones neuré- (asociación libre, atención flotante, abstinencia y neutrali-
ticas? Si la transferencia es el motor de la cura, lo es par su dad valorativa). Señalar, explicar, sugerir al paciente estas
relación con las pulsiones de vida, y por lo mismo las for- dificultades emocionales resultan claves para que registre
mas compulsivas de la repetición no pueden pertenecer al el tipo de vínculo y los afectos que genera en el otro. Un
mismo orden de fenómenos. Racker-? postuló que en todo analista silencioso, en espera de las asociaciones libres del
análisis existe la presencia de estas dos dimensiones: de un paciente o de la demanda de análisis por parte de éste,
lado la transferencia es resistencia, dado que trata de reite- puede quedar impotente frente a un paciente que no de-
rar el deseo y el objeto de la fantasía, pero invistiendo nue- manda aunque pida ayuda, que no.asocia aunque hable y .
vos objetos (de allí que pueda comprendérsela CO:ql.O "motor que no se vincula transferencialmente aunque no sea psicó-
de la cura"); por otro lado, la transferencia es lo resistido, tico ni melancólico.
en tanto negativa dominada por Tánatos, a investir nueves En general se trata de personas que muestran un buen
objetos de deseo o a aceptar subrogados del 'objetode la fan- grado de adaptación, superficiales y banales en sus juicios,
tasía. Ahora bien: la ausencia del amor de transferencia en sin síntomas neuróticos manifiestos (en el sentido de las
la relación terapéutica debiera hacernos suponer en el suje- transacciones sintomáticas) y no obstante perturbadas' por
to la presencia de esta resistencia, de este «no querer saber su adicción a diversos tóxicos, por las tendencias y los com- .
nada" con investir un nuevo objeto y de impedir por lo mis- portamientos de su sexualidad, por sus trastornos orgáni-
mo la fantasía. . cos, por las 'preocupaciones hipocondríacas, los' síntomas de
anorexia o la ansiedad constante. El analista debe generar
10. Heinrich Racker, Estudios sobre técnica psicoanalítica, Buenos Al. en sus primeras entrevistas con estos pacientes, previo al
res, Paidós, 1960, comienzo estricto del análisis, una percepción de sí mismos

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que amplíe la comprensión de su malestar. No se trata en 3. DE LA MODERNA HIPOCONDRÍA A
absoluto de mostrar una comprensión benévola de su situa- LAS ENFERMEDADES PSICOSOMÁTICAS
ción o de expresar elementos de la vida afectiva del pacien-
te que suplan su propia verbalización, sino de tender a pro- Nuestras vivencias corren el riesgo de permanecer
vocar que el paciente pueda hablar de su malestar desde un como elementos beta (pensamientos no pensados). y
registro afectivo y emocional, para lo cual el analista se entonces otros deben pensar por nosotros, o será
"ofrece" a ser usado por el paciente en su percepción del nuestro cuerpo el que piense en nuestro lugar.
W. BION
malestar, sus registros afectivos, emocionales y reflexivos.
Se trata de una tarea dirigida a incitar el desarrollo de La representación psíquica del cuerpo está com-
transferencia en el paciente, contando con las primeras ma- puesta de palabras y dominada por las palabras. Lo
nifestaciones de la transferencia recíproca en el analista que hemos hecho con las palabras, y el modo en que
(que en estos casos son habitualmente anteriores a la las utilizamos para comunicarnos con nosotros mis-
transferencia en el paciente), para ir generando un vínculo mos y con los otros, es lo que determina la clase de se-
que pueda sostener una experiencia analítica. Con algunas res humanos en que nos hemos convertido y qué tipo
premisas: no se trata nunca de "confesarle" al paciente es- de vivencias psicoanaliticas nos esperan.
tados emocionales del analista, ni de "comprender" lo que el JOYCE MCDOUGALL
paciente le provoca (culparlo, por ejemplo, o reprocharle su
indiferencia) sino de incitar la relación de transferencia; es El psicoanálisis ha' mostrado suficientemente cómo el
necesario mantener desde el inicio la regla de abstinencia, ser del cuerpo está afectado por el lenguaje y que esta afec-
ya que no se trata de satisfacer al paciente (o quedar bien tación forma parte de la condición humana. La enfermedad
con él, o hacerse valorar por él, etc.) sino de señalar aque- y la muerte tienen siempre cualidades de algo extraño que
llos aspectos del vínculo que llevan a una relación impro- sorprende al individuo (o producen el efecto de lo siniestro
ductiva; debe cuidarse de no utilizar la sugestión ("Usted por su relación con lo familiar). y esta condición de ser afec-
siente que...n, "Usted piensa que...", etc.) para tener presen- tado por el lenguaje hace que el cuerpo forme parte del lazo
te por el contrario la autenticidad y la relación emocional social, haciendo que el aislamiento de los otros o la pérdida
verdadera. No se trata por cierto sólo de que el paciente ha- de su representación psíquica lo conviertan en un extraño
ble (se puede hablar sin decir absolutamente nada, hablar mortífero. Pensemos en una manifestación popular o en la
con desgana y sin lazo social, o divagar para evitar el con- .fiesta colectiva, en la que los cuerpos acompañan con sus
tacto emocional, o simplemente hablar para entretener al expresiones las manifestaciones colectivas de protesta o de
analista) sino de que las palabras creen el clima emocional felicidad, cuerpos livianos que saltan o danzan, que acom-
y afectivo verdadero del vínculo con el analista. Estas for- pañan con sus gestos y movimientos lo que el grupo trata
mas de intervención pueden encuadrarse en el orden de las de comunicar y comunicarse. Por el contrario en las condi-
estrategias (que cada analista elabora según su experien- ciones de soledad o aislamiento del depresivo, su cuerpo con
cia, sus conocimientos y su propia vida emocional y afecti- inhibición motora, cuya pesadez arrastra en silencio, o con
va) que, teniendo en cuenta las dificultades o las resisten- el dominio que el dolor ha cobrado como su forma de repre-
cias del paciente, el analista se propone a fin de vencerlas y sentación mental, es señal para los otros del sufrimiento
generar las condiciones para el surgimiento de una deman- que lo aqueja. Los niños, más elocuentes en esta relación
da de análisis. del cuerpo con el lenguaje y el otro, suelen enfermar cuan-
do se sienten privados de la presencia y el afecto de aque-

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llos adultos a quienes aman y de los cuales depende su bie- un sufrimiento psíquico, cosa que suelen sugerir los demás
nestar. Joan Manuel Serrat, en su canción "Utopía" lo ex- y ante lo cual, además de rechazarlo, se muestran molestos.
presa con una metáfora notable: "La vida solos no es más Su vida emocional no se caracteriza por la angustia sino
que un ensayo para la muerte". por la ansiedad, las sensaciones de inquietud o excitación,
La tesis que ya adelantáramos es que, en las condicio- en general ligadas a las exigencias de las tareas por cum-
nes de la vida social actual y en ciertos valores culturales plir. Su vida afectiva suele mostrar una ausencia notable
nuevos, se han generado condiciones para un funciona- de intimidad con las personas allegadas. Cualquier relación
miento subjetivo que incrementa la perturbación de la rela- íntima, si es buscada por el otro, les provoca ansiedad, te-
ción de los sujetos con el cuerpo y su representación, pro- mor o confusión, mostrándose inhibidos en sus respuestas.
duciendo un mayor riesgo de enfermedades psicosomáticas. Cuando viven situaciones reales, que en general son pensa-
A esto hay que agregar que, desde el análisis de estos tras- das por los demás como vinculadas al padecimiento que su-
tornos psicosomáticos, es observable que suelen remitir a fren en el cuerpo (como fracasos profesionales o de su em-
las condiciones de la vida actual de esas personas (menta- pleo, duelos, o insatisfacción por algún conflicto que viven
les, fisicas y sociales), más que a las historias de su neuro- en su trabajo), éstas son renegadas en su sentido, disocia-
sis infantil (aunque éstas existan bajo diversas formas, no das, por lo cual pueden hablar de esa situación pero ésta no
explican habitualmente el trastorno corporal). Esas condi- tiene para ellos ninguna significación mental ni ninguna
ciones de vida han sido caracterizadas por diversos autores relación con sus malestares corporales.
como la sobre adaptación, es decir un acoplamiento a 108 Con cierta frecuencia las personas con estas característi-
ritmos y exigencias de la realidad laboral o social sin resis- cas muestran un incremento de sus síntomas corporales
tencia, protesta o reflexión. Suelen ser personas superficia- frente a ciertas situaciones vitales (fracasos, duelos, decep-
les, prácticas, con pensamiento operatorio, cuya ansiedad ciones, etc.) que se acompañan de consumo de alcohol, dro-
sigue el ritmo de su acople a las exigencias que tratan de gas o ansiolíticos de forma adictiva. Existe una estrecha re-
cumplir siempre. lación entre el padecimiento psicosomático y las adicciones,
Los síntomas psicosomáticos no suelen estar vinculados los rasgos de personalidad suelen ser semejantes y mucho
a ninguna fantasía en sentido amplio y el análisis, cuando de lo descrito hasta ahora podría aplicarse a la personali-
se hace posible, no encuentra relación con ninguna fantasía dad del adicto. Estas personas suelen ser adictas al trabajo,
inconsciente. Son en general personas que muestran una pero ocasionalmente ese mismo rasgo se expresa en la de-
pobreza notable de los "retoños" del inconsciente que tanto pendencia con otras personas o en la ingesta de alcohol,
caracterizan el funcionamiento neurótico: sueñan pocoy, re. drogas o medicamentos. Suelen expresarse bajo la forma de
cuerdan menos lo soñado, no sufren lapsus ni síntoma. acting out sin posibilidad de elaboración, con lo que a poste-
neuróticos. Se muestran extraños a todojuego de la fanta- riori se incrementan los síntomas corporales.
sía, son realistas y prácticos, y sus malestares corporales No caben dudas acerca de que ciertos síntomas psicoso-
no ofrecen ningún sentido más allá de su percepción como máticos, por la gravedad del compromiso corporal, su per-
"dispositivos descompuestos", o su afirmación de que SUI sistencia, su resistencia a las terapéuticas aplicadas, pare-
síntomas "son lo que son", que el analista suele confirmar cen contar con una complacencia somática mayor, que suele
ya que estos síntomas no constituyen ningún texto que él hacer prioritario el tratamiento médico antes o acompañan-
pueda descifrar. Habitualmente cuando llegan a pedir ayu- do el tratamiento psicológico. Pero existen también grados
da, enviados por su médico o un familiar, rechazan cual. menores de trastornos que se muestran en el cuerpo acom-
quier idea que vincule sus síntomas a un conflicto mental o pañando situaciones vitales (taquicardia, náuseas, sudor,

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epigastralgias, diarreas súbitas, etc.) y que, impedida la prometido en la respuesta. El ejemplo más importante es
persona de su elaboración en el registro de la emoción y el respecto al aparato cardiovascular, el único aparato cerra-
afecto, suelen desembocar en trastornos estables por modi- do, sin salida exterior (a diferencia del respiratorio, del
ficación patológica del funcionamiento corporal. Es el capí- digestivo, la piel, los otros aparatos más frecuentemente
tulo de lo que los médicos denominan enfermedades fun- comprometidos) cuyas respuestas a la tensión crónica se
cionales, sin compromiso anatómico. En estas personas transforman más rápidamente en trastornos estables: la hi-
cuando la situación que viven, o sus hábitos de trabajo, o pertensión arterial, la enfermedad coronaria y el infarto.
los conflictos emocionales se prolongan (parejas insatisfac- Las situaciones más frecuentes en que surge el trastorno
torias, conflictos o enfermedades prolongadas con los hijos, psicosomático son las pérdidas narcisistas, como los duelos
conflictos con las relaciones de trabajo, etc.), la tensión se por la pérdida de un ser querido, las heridas narcisistas de
hace crónica y se acompaña de síntomas corporales que se los fracasos de amor, las decepciones con los ideales del em-
hacen estables. Como si esta situación vital, que viven sin pleo o la profesión, la pérdida de patrimonio o posesiones
posibilidad de elaboración mental y sin capacidad de reso- que se sienten parte de sí mismo, etc. Esto nos orienta ha-
lución real, fuera generando un cierto equilibrio psíquico cia una equivalencia entre trastorno psicosomático y depre-
con su situación a costa de la persistencia del síntoma cor- sión. Estos síntomas son lo opuesto a los de la elaboración
poral. Es necesario tener en cuenta que la denegación exi- de un duelo, que compromete también al cuerpo en el can-
tosa del conflicto, del duelo o el fracaso, que se acompaña sancio, el insomnio, la inhibición, la inapetencia, etc. Se
del síntoma somático, puede ser vivida por el paciente como suele tener la impresión de que estas personas logran a tra-
una solución a su problema vital. vés de sus síntomas somáticos anular toda vivencia de due-
Creo que es necesario distinguir siempre entre el corre- lo, fijando toda la tensión del afecto sobre el cuerpo, como si
lato corporal de las emociones y los afectos de los trastornos sus malestares somáticos, únicos malestares que reconocen
psicosomáticos en sentido estricto. Justamente las personas y de los que aceptan hablar, les permitieran evitar todo do-
que tienen una mayor sensibilidad afectiva o emocional lor psíquico. Cuanto mayor peso tiene en el sujeto la econo-
suelen acompañar sus momentos de intimidad, de placer mía narcisista (no se trata del investimiento libidinal del
afectivo, de odio o de rabia, de violencia frente a situaciones propio yo, sino del ideal y del superyó) más frágil resulta el
que viven, con manifestaciones corporales de taquicardia o yo, menos capaz de integrar la percepción de la pérdida, de
palpitaciones, de ahogos o de llanto, en las que el cuerpo elaborar el dolor y de contar con el otro para el alivio de la
parece acompañar la -elaboración mental de la situación tensión. En esas condiciones la vulnerabilidad psicosomáti-
que enfrentan. Distinto de estas personas con perfil psico- ca se acrecienta.
somático que en general tienen pocas respuestas corporales Como en seguida veremos a través de un material, en
funcionales al afecto, haciendo que el silencio mental de sus estas personas, cuando aceptan someterse al análisis, des-
emociones se acompañe de cierto silencio corporal. También cubrimos que detrás de esos duelos congelados, que sólo
es importante recordar que si bien cada persona suele tener sienten como enfermedad corporal, surgen ideas de afectos
un órgano o aparato electivo para esta manifestación emo- incontrolables, de un no soportar lo vivido que los haría es-
cional (los que se "ahogan" en su falta de aire, los que vomi- tallar, romperse, con sensaciones persecutorias intensas,
tan o tienen diarreas, los que se "ponen rojos" por la vasodi- por la amenaza qu~ sienten sobre su integridad corporal fá-
latación, sudan o les ataca el prurito, los que tienen lica. Frecuentemente estos pacientes, que no sienten ni
palpitaciones, etc.), la persistencia de estas manifestaciones piensan mucho porque están como amurallados en una ar-
no tiene la misma gravedad según el órgano o aparato com- madura banal que los contiene frágilmente, evitan todo

290 291
contacto emocional íntimo y reemplazan esta carencia de dose aislada por el control a que la sometía su marido, muy
vínculo con el otro a través de los cuidados del cuerpo y por celoso de cualquier contacto de su mujer con otros h~mbres.
la mediación de los síntomas. Se dejan cuidar por el otro en Jorge había sufrido la muerte de sus padres ~ac~a .u.nos
el suministro de los medicamentos, en los cuidados del años en un accidente, su hermano menor ~e ~abla SUI.clda-
cuerpo, en la preparación y el suministro de sus comidas do hacía tres años y el mayor atravesó var~.as mte.rnaclOn~s
especiales, etcétera. psiquiátricas en los últimos años con un diagnóstico de PSI-
cosis paranoica. Las promiscuid~d.es sexuales. de esta pare-
Jorge e Irene acudieron a la consulta porque estaban en- ja remitían a estas fijaciones edípicas anguseíantes, que se
frentados y encerrados frente a una decisión que no podían mostraban en una repetición defensiva, reactiva, del am-
tomar. Jorge, un empresario exitoso, de 43 años, quería que biente familiar de ambos. Irene se ocupaba de destacar que
la familia se mudara a una ciudad del interior en la que es- su situación "no es la misma que la de mi mamá", porq~~ a
taba radicada su empresa y a la que debía viajar semanal- diferencia de su padre militar, "Jorge es un hombre ~atohco
mente, aduciendo su mayor comodidad y eficacia para el muy superado y liberal", que gozaba de que no hubiera se-
manejo de sus negocios y también por razones de economía cretos entre ambos, ya que requería que se hablara natu-
en el mantenimiento doméstico. Irene, de 40 años, resistía ralmente del sexo entre ellos y frente a los hijos, en una ac-
esta decisión dado que la obligaría a interrumpir sus activi- titud que resultaba francamente reactiva al clima de celes
dades sociales en Buenos Aires y a un cambio en los cole- y control paranoide de su padre ..Sin eI?bar~o, ~o ~e perca-
gios de sus dos hijos de 9 y 11 años. Llevaban más de un taban de una angustia que les impedía l~ lDtrmld.a~ y la
año con discusiones continuas que siempre giraban alrede- proximidad afectiva, recubierta por ~oshabituales viajes de
dor de esta decisión, con amenazas de divorcio que en gene- él y el precario equilibrio que les brindaban las peleas per-
ral profería él. Desde las primeras entrevistas mostraban manentes. .
su organización familiar como una fachada edípica muy "su- Por supuesto también hablaban de sexo en l~s entrevis-
perada" de los celos y las rivalidades que mostrarían "otras tas conmigo. Como sucede con estas personas, que ha?lan
parejas", y que ocultaba cierta promiscuidad en sus confe- naturalmente" de su sexualidad entre ellos y con sus ~lVer-
siones mutuas de amantes y también en un cierto exhibicio- sos amantes, describían su conducta sexual c~mo satIs~ac-
nismo de su sexualidad ante los hijos. Tenían una vida so- toria, frecuente y sin conflictos. Tanto por lo que de~lan
cial tan superficial como intensa, sin amigos muy cercanos, como por 'el 'lenguaje que utilizaban, r~sultaba ~la~atl~a-
pero relataban que solían tener curiosidad por observar las mente una sexualidad de tipo pragmático (no existían dife-
reacciones de otras parejas con las que salen cuando ellos rencias cuando contaban sobre una comida con amigos, un
hablan "sin inhibiciones" de los temas del sexo. conflicto con personal doméstico o las relaciones que h.abían
En sus historias familiares previas surgían rasgos simi- mantenido el día anterior), instrumental, con notoria au-
lares. Irene tenía un padre, de profesión militar, que "siem- .sencia de los componentes emocionales de la pasión o la ter-
pre tuvo amantes" en cada destino al que lo llevara su ins- nura. Fue a partir de mi señalamiento de cóm? ~sta "natu~
titución, y una madre melancólica, muy sometida a esta ralidad" en la que tanto insistían, era percibida por rm
situación que conocía y parecía aceptar. Jorge venía de una como ex~resión de una indiferencia afectiva entre e~los, que
familia con fuertes rasgos paranoides. Su padre, "un gran relataron su "verdadera pasión". Jorge padecía hiperte~-
luchador", había tenido éxito en los negocios y era cruel y sión desde los 35 años, con episodios agudos.' y estaba bajo
déspota con su mujer y sus tres hijos. Su madre, muy de- tratamiento permanente, cumpliendo prescripciones de me-
presiva, limitó su vida al cuidado de estoshijos, mantenién- dicamentos y dieta que Irene cuidaba rigutosamente. Irene

292 293
a su vez era asmática desde niña, y, además de los cuidados 'de sus viajes, Irene no quiso tener relaciones sexuales, con
que la hacían depender constantemente de los broncodila- lo que no lo ayudaba a "descargarse" ("Pasé varios días en
tadores, debía hacer baños de vapor y humidificación del el campo y venía cargado, está todo muy mal allí, y yo ne-
ambiente, además de una gimnasia respiratoria diaria, cui- cesito tener relaciones para descargarme y relajarme, ella
dados que estaban a cargo de Jorge, quien regulaba sus lo' sabe y se negó ..."). Este discurso pragmático era el mis-
viajes según las necesidades de estos cuidados hacia Irene. mo en todos sus diálogos, "ella no me sirve, me deja solo
Las escenas que relataban de esos cuidados eran los únicos con la mudanza ...", "Jorge es muy necesario y útil en la
contactos afectivos tiernos entre ellos. El hijo menor de am- casa, pero no está nunca ... ". La supervivencia psíquica de
bos también padecía de asma, sobre la que estos padres ha- ambos parece depender de este rechazo constante del afec-
blaban "muy naturalmente" en la familia, como si ella no to. Es más, da la impresión de que no tuvieran otras pala-
fuera motivo de angustia ni en el niño ni en ellos. bras para hablar del afecto entre ellos y con los demás, ya
Todos los intentos hechos por mí para relacionar estos que en ciertos momentos de la sesión vacilaban confundi-
padecimientos corporales con sus duelos recientes (la muer- dos cuando yo nombraba algún sentimiento que creía re-
te inesperada de los padres de Jorge, el suicidio de su her- gistrar en sus palabras. Por ejemplo, en un momento en
mano) motivaban perplejidad en ambos, que no "veían" nin- que le digo a Jorge que él parece poner cierta ternura ha-
guna relación en eso, ya que "lo único" que arruinaba su cia Irene (me estaban contando de un ataque de asma en
felicidad, porque se consideraban una buena pareja y exce- la noche anterior y del baño de vapor que él le había pre-
lentes padres, era el tema de la mudanza. Más que las neu- parado), dice: "El vapor es bárbaro, dilata el bronquio y
rosis infantiles de cada uno, seguramente presentes en este disuelve el moco ... lo puede hacer cualquiera porque es
funcionamiento familiar, ellos consideran haber "superado" sencillo ..." y, poco después, cuando la interrogo acerca de
las dificultades que vivieron sus padres, sobre los cuales no sus sentimientos hacia Jorge por estos cuidados, Irene
tienen ningún juicio crítico ni condenatorio, ni atribuyen responde con el mismo tono: "Me alivia mucho el vapor ...
responsabilidad alguna en sus problemas actuales. Parecen cuando no está Jorge se lo pido a la chica porque así uso
manejar estas historias familiares del mismo modo que lo menos el vaporizador ... ", En momentos en que Irene le re-
hacen con su sexualidad o sus enfermedades, "se habla na- clama por su indiferencia hacia los chicos, él exclama:
turalmente" de ellos. Sin embargo, interrogado Jorge por el "... Me quiere hacer reventar ... me sube la presión cuando
suicidio del hermano o el estado actual del otro hermano empieza con esto". Lo cual era literalmente cierto, ya que,
. pa:ano~co, se muestra inquieto y confuso diciendo, "¿Qué imposibilitado de pensar en ese reclamo de afecto despla-
mas quiere que le cuente?", con una mirada desafiante y zado a los chicos, se transformaba en furia y presión en
bajo un clima de tensión frente al cual repetidamente Irene sus arterias. Ella devenía a su vez peligrosa para su su-
lo calma desviando la atención a otros temas, de un modo pervivencia a tal punto, si reclamaba algo de él respecto
muy superficial e ingenuo. del afecto, porque Jorge tenía idea, y cierta certeza deli-
Los cuerpos de esta pareja mantenían una relación rante, de que los reclamos de afecto que la amante le ha-
muy primaria en la que lo erótico y la enfermedad resul- bía hecho a su hermano fueron los que lo habían llevado
t~b.an enlazados. Se seducían mutuamente, para que él le al suicidio. Esta idea creía confirmarla con la situación de
hiciera vapor en la habitación, para que Irene le prepara- su hermano paranoico, quien permanecía encerrado en su
ra un baño caliente para relajarse y bajar la presión arte- casa en el campo, aislado, sin ningún contacto con nadie
rial, en una suerte de fisiología erótica. Del mismo modo que no fuera la persona de servicio, aislamiento al que
Jorge se quejaba de que la noche anterior, al llegar de uno atribuía el mantenimiento del equilibrio y la ausencia de

294 295
crisis. No quería visitarlo, ni que nadie lo visitara, porque
"se vuelve loco cuando alguien va". Aunque estaba presen- existencia de dicho cuerpo, y así una idea que niega
te cuando verbalizaba estas ideas, Jorge nunca aceptó su la existencia de dicho Cuerpo es contraria a nuestra
miedo a volverse loco. Las manifestaciones hipocondríacas Alma, etc. Q.E.D.ll
SPINOZA12
suelen ser organizadoras del afecto disociado y temido.
Como observamos en este hombre, el cuidado de los órga-
Como ya dijimos, el cuerpo, afectado como está por el
nos, la preocupación por la enfermedad y su presencia en
lenguaje, forma parte del lazo social y está por lo mismo so-
los diálogos con los otros, alojan y contienen el terror a la
metido a los valores estéticos de la moda. Además de las
destrucción con que es vivenciado todo contacto emocio-
nal. Cuandose logra alejar la vivencia de terror por este modalidades primarias en las que se construye su represen-
tación mental para cada individuo, de la dependencia que
medio (que es siempre terror sin nombre, como lo llamó
esta representación en el yo le crea para su sometimiento al
Bion, sin significación posible), se generan sentimientos
ideal del yo, y su inclusión obligada en los.diversos juegos
de vacío frente al objeto y al afecto ausente. La hipocon-
imaginarios, las formas de concebir su función en los inter-
dría permite un equilibrio con el terror y evita la catástro-
fe de la paranoia psicótica. Las fantasías sádicas de matar cambios sociales es decisiva de los modos de cuidarlo. Ya he-
al otro o los terrores de ser muerto por los otros (Jorge de- mos señalado la omnipotencia cultural actual sobre la capa-
cidad de dominio sobre el cuerpo, el envejecimiento y la
cía que los hijos le hacían subir el colesterol, que esto po-
muerte. El embellecimiento estético por la cirugía, forma
día ser mortal porque podía provocarle un infarto, cuando
suprema de denegación de las señales del tiempo y l~ nat~-
éstos hacían barullo y debía intervenir), seguramente de-
seos edípicos de liberarse del agobio de una relación pri- raleza, permite someter al cuerpo a los dictados del unagi-
nario estético de moda. Al mismo tiempo que las diversas
maria asfixiante con su madre melancólica, se coagulaban
en su hipertensión arterial. Desde esta fijación en el cuer- gimnasias a fin de remodelarlo alimentan la ilusión de po-
po, él podía controlar y vigilar la muerte. der sustraerlo de su fisiología y de la inercia natural que le
impone el paso del tiempo. En los últimos años esta misma
ilusión es perseguida por el lado de los alimentos que regu-
4. LA MORTIFICACIÓN DEL CUERPO EN LOS TIEMPOS lan su metabolismo. Pero aquí entraron también a jugar
DEL MARKETING DE LA SALUD fuertemente los intereses empresariales del consumo, que
aprovechando esta subjetividad de 'moda, se lanzar~n me-
No puede darse en el Alma una idea que excluya diante la publicidad a potenciar los anhelos de una VIdasa-
la existencia de nuestro Cuerpo, puesto que le es con- na y un cuerpo en forma. Es probable que desde siempre las
traria. diversas culturas hayan construido sus modelos de salud
Demostración: corporal, y así como preservaron sus predilecciones gas-
Lo que puede destruir nuestro cuerpo no puede tronómicas también hayan valorado cierto modelo estético
darse en él, y la idea de esta cosa no puede darse en de delgadez o gordura. La diferencia consiste en que en es-
Dios, en cuanto tiene la idea de nuestro Cuerpo; es ta cultura del consumo masificado, la alimentación ya no
decir la idea de esta cosa no puede darse en nuestra
Alma, sino al contrario, puesto que la idea del Cuer-
po existente en acto es lo que constituye en primer lu- 11. "Q.E.D.": Quod erat demonstrandum, que es.lo que se quería de-
gar la esencia de nuestra Alma; lo primero y princi- mostrar.
pal en nuestra Alma es un esfuerzo para afirmar la 12. Spinoza, Ética, Buenos Aires, Aguilar, 1969, Parle III~ proposi-
ción X,

296
297
guarda la autonomía familiar que antes tenía, y es una más dijo: "No quiero que enferme de anorexia, como sus ami-
de las áreas en que el mercado puede funcionar producien- gas". En verdad Gabriela hace dos años que vive entre un
do ganancia. Asistimos así a toda una cultura "liviana" que comer compulsivo y desesperado, provocándose vómitos, ad-
publicita como comida sana el alimento "liviano". Algunos ministrándose laxantes por las noches, acompañándose de
acertadamente la han llamado "cultura light" aludiendo a modo ritual para dormir con una botella de agua mineral
esta doble situación. Lo cierto es que la exitosa insistencia ya que supone que su ingestión cada dos horas la desintoxi-
de las publicidades de los alimentos dietéticos juntamente ca, agobiada por el control de las calorías que ingiere y la
con la potenciación que logra a través del prestigio de la preparación meticulosa de sus alimentos, pero dispuesta a
identificación con las modelos de éxito (naturalmente delga- ser la "única dueña", según dice, de su cuerpo.
das y jóvenes eternas) han logrado instalar en el imaginario En los últimos meses ha decidido comer "nada", según
social, sobre todo en las mujeres adolescentes yjóvenes su madre, lo que le ha valido adelgazar ocho kilos. Tres mé-
(aunque no sólo en ellas), la necesidad de la dieta para dicos nutricionistas a los que la llevó su madre no lograron
mantenerse "en forma", tanto en cuanto a la salud como en encauzar su conducta alimentaria. Ambas dudaron mucho
los requerimientos actuales de juventud y belleza. Nunca en solicitar esta consulta con un psicoanalista ya que, de
como en este tiempo se ha mostrado cuánto pueden perver- acuerdo con su madre, Gabriela "no tiene problemas psíqui-
tirse los instintos de autoconservación como erotizarse las cos". Es alegre, aunque a veces irritable y peleadora, tiene
funciones corporales a través de la acción del Otro. muchas amigas, esporádicamente "amigovios", cursa bien
Quizá no debiera sorprendernos, dadas estas condicio- 'su colegio secundario, y es entusiasta de un grupo de rock
nes, el crecimiento de las nuevas patologías de la alimenta- al que sigue en todas sus actuaciones.
ción, la anorexia y la bulimia en primer lugar, ni la llamati- Sus padres se separaron cuando ella tenía 5 años, ahora
va disposición que muestran muchos individuos de someter acaba de cumplir 17. Su padre fue a vivir lejos de la ciudad
sus cuerpos a diversas prácticas mortificantes. Sin duda y pasan meses o años sin verse, aunque la llama periódica-
que importan y condicionan estas conductas las neurosis o mente por teléfono. Su madre, que la acompañó durante la
perversiones previas de cada uno, pero es insoslayable pen- primera entrevista, es una mujer joven, muy delgada y ele-
sar en esta megalomanía cultural para inteligir el destino gante, dirige una empresa dedicada a la publicidad de mo-
de muchas de ellas. La seducción estética sobre 10 que hay das femeninas, por lo cual tanto ella como Gabriela, que
que hacer para lograr ser igual a los modelos vigentes y va- suele ayudarla con algunas sesiones de fotografta y desfiles,
lorados, hace llamados en todos los medios y por todos los están muy vinculadas a varias modelos de moda. Gabriela
medios. Seguramente no todos los individuos tienen la mis- relata esta amistad con las modelos de nombres muy famo-
ma predisposición psíquica para responder a ellos ni la mis- sos como su mayor galardón. Luego de la separación de sus
ma ansia de protagonismo para someterse a sus encantos. padres, y dadas las ocupaciones de la madre, estuvo por
largos períodos al cuidado de su abuela materna, que murió
Gabriela, en su deseo omnipotente de "ser única", aun- cuando ella tenía once años, de quien guarda recuerdos
que para lograrlo tuviera que "morir de hambre", es una de muy tiernos. Por el contrario su madre parece una mujer
quienes se sometieron a estos encantos de la moda corporal de gestos duros, y según Gabriela indiferente con ella, más
y las dietas. Sin duda su historia edípica y su contexto fa- allá de los cuidados por la ropa y los estudios; muy poco ca-
miliar ayudaron a este desenlace. Fue traída a mi consulta riñosa. Dicho esto en la entrevista con la presencia de la
por su madre, preocupada, aunque no mucho, por los desór- madre, ésta reaccionó primero con enojo, reprochando la
denes permanentes de la alimentación de su hija, quien me crítica de Gabriela, pero luego, mirándome, me dice que' es

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algo que siempre dicen de ella y que atribuye a que su vida el tratamiento. De la madre dice que quiere ayudarla, pero
fue muy dura y que tiene constantemente que saber man- que está muy ocupada y que le parece injusto que sólo pien-
dar al personal, y agrega: "No se olvide que Gabriela no tu- se en ella para saber qué y cuánto comió, si vomitó o no, si
vo padre, la crié yo sola". vino a su sesión, etc. Además, en los períodos en que comía
Gabriela parece toda ella un exceso, cuando come o permanentemente y luego vomitaba, la llamaba todo el
cuando decide no comer nada, cuando se propone adelgazar tiempo "gorda cerda" para provocarla, pero ella piensa (y
"aunque me muera de hambre", cuando se provoca cólicos muestra en esto su desafío y venganza hacia la madre) que
intestinales por el uso repetido de los laxantes. Pero tam- cuando estaba gorda la madre la odiaba ya que "tiene una
bién cuando se siente "un ser especial" ante los demás, po- . obsesión con ser flaca". En la escena de estas dos mujeres
bres esclavos de sus necesidades y de sus cuerpos. No tiene existen los hombres, siempre bajo la afirmación de que no
mucho que decir de estas conductas, que sólo atribuye a se depende de ellos. Gabriela confía más en sus amigas; a
que si no se controlara de esta manera "sería un desastre", "los chicos" según ella, "los manejo como quiero". La madre
porque engordaría "comouna loca". Cuando relata, a mi pe- tiene un novio, con el que por períodos convive en la misma
dido, cómo prepara sus comidas, es notable en sus palabras casa que con Gabriela, pero con el cual ésta no tiene más
y en sus gestos la autoadoración que tiene por los rituales que un trato cordial e indiferente. Dice no querer encari-
de la preparación de la comida y de su ingesta. La llama ñarse ya que "mamá cambia dos por tres13 y yo después
"mi comidita", parodiando el alimento de los bebés, con los quedo enganchada ... prefiero no ilusionarme". Todo su as-
que se identifica en la necesidad de controlar qué, cuánto y pecto de delgadez; de autosuficiencia, de negativismo con
cómo se le debe administrar de comida aun bebé. Pero en sus necesidades, son expresión elocuente de que ciertamen-
ella está ausente el comer "por amor a mamá o a papá" que te no está dispuesta a ilusionarse con ningún padre. Pero
se les pide a los niños; en ella se trata más bien de una cier- esta ausencia y este rechazo del padre, sin duda ligados a
ta desesperación de alimentar a su mismo ideal maníaco y la emergencia de su conducta anoréxica, y que nos indica
omnipotente, que es idéntico al ideal de moda corporal. Sus un camino edípico de su conflictiva neurótica presente en
amigas no pueden ayudarla con su anorexia, aunque lo in- su posición respecto a no "tragar" nada, no son sin embargo
tentan a través de consejos o criticando "el escándalo que suficientes para explicarnos la complejidad de la posición
está armando con sus dietas", ya que Gabriela las escucha subjetiva que 'ha asumido.
y amenaza con abandonarlas como amigas si insisten con Gabriela presenta algunos rasgos que son típicos en las
eso. Secretamente piensa que le tienen también algo de en- anorexias y en las bulimias, como cierta megalomanía de
vidia, ya que ella conoce a estas modelos famosas y sus se- base, que le permiten renegar de los llamados de la necesi-
cretos sobre cómo mantienen la línea corporal. Tampoco dad, en su caso tanto del hambre como del amor. A ella le
pueden ayudarla porque casi todas ellas (a las que la ma- son ajenos los equilibrios biológicos del cuerpo y la alimen-
dre llama "anoréxicas") están haciendo constantemente al- tación. Luego de un año de su menarca está amenorroica,
guna dieta, como si el ser anoréxica se tratara solamente de pero no lo percibe comoun problema: "Eso le preocupa a mi
una línea que puede atravesarse por la exageración de ella. médica, que siempre me pregunta y me quiere dar hormo-
Del padre no tiene nada que decir, casi no lo conoce, no tie-
ne recuerdos de él siendo pequeña y los pocos encuentros 13. Comentario bastante revelador de la ambigüedad en que se de-
que ha tenido han sido sólo formales y superficiales. Sabe senvolvía el Edipo de GabrieJa, ya que siempre el triángulo edípico, que
que se ha vuelto a casar y que está bien, y que cuando su sin ninguna duda actuó en ella, se acompañó de una relación casi exclu-
madre le informó de este trastorno, él se ofreció para pagar siva con la madre.

300 301
nas ... ". Más bien cree haber tomado en sus propias manos entre los adolescentes (aunque no exclusivamente), ya que
las leyes biológicas del cuerpo y la necesidad de alimenta- es el momento de la vida más crítico para el ingreso en los
ción. Como los perversos que hacen la ley en beneficio de su intercambios sociales y que obliga siempre a definir el lazo
goce, ella cree construir su ley biológica, pretende que el social. Momento de definición de la identidad, preponderan-
cuerpo acepte los ritmos de funcionamiento que ella le fija. cia del deseo narcisista de "ser alguien" para los demás, y
Por otra parte esta ley está hecha de los retazos de los idea- también asunción del duelo de no tener los dos sexos, de
les que difunde la publicidad sobre los beneficios de lo die- aceptación de sus límites e imperfecciones y de ser mortal.
tético y del éxito de las "modelos flacas", cuyo secreto últi- Entre la percepción de sí mismo y el ideal, entre la iden-
mo es el dominio que han logrado sobre sus cuerpos para tidad imaginada y la identidad que se define en los inter-
ajustarlos estrictamente a la imagen más deseada por to- cambios sociales reales, suelen generarse choques y desen-
dos. Esta pretensión de imponer su voluntad al funciona- cantos. También es el momento de reflorecimiento de los
miento de sus necesidades corporales (la ingesta de alimen- conflictos edípicos y de la castración, que remodela los pro-
tos y el control y dominio de las excretas) está regido por un pios imaginarios y la realidad, las pertenencias a determi-
narcisismo de muerte (A. Green), que somete hasta el ex- nados grupos, los celos y rivalidades y los afectos que van
tremo el cuerpo a su imagen ideal. oríentándose en función de la identidad sexual. De allí la
En estos casos no se trata ya de las viejas preocupacio- importancia que tienen en ese período de la vida los ami-
nes femeninas por el arreglo del cuerpo. Estrictamente Ga- gos, en el seno de cuyas relaciones suelen tramitarse aspec-
briela, con sus 42 kilos, no se propone asegurar ser deseada tos clave del lazo 'social y las identificaciones: cómo soy,
por alguien en particular, sino ser el modelo mismo de lo quién soy, para quién, en qué condiciones, etc., crispan el
deseado: el cuerpo flaco y dominado a voluntad. A diferen- lazo social y le dan en ocasiones el tono de una vivencia
cia del antiguo corsé, de la incómoda ropa de otros tiempos, traumática. Es también el tiempo de la diferenciación y del
de los zapatos como aquel que tanta felicidad trajo a la vida desafio a los padres -especialmente de la madre- para am-
de Cenicienta y que muchas mujeres imitaron con menor bos sexos. En Gabriela esto surgía en el gesto de enfrenta-
suerte, Gabriela impone la moda a su carne misma, como miento que mostraba hacia su madre a través de su negati- ..
en las cirugías llamadas estéticas, con una ignorancia o de- va con la comida, como si expresara: "Ya no depende de ti ni
sinterés llamativos por la conservación de la vida. Ejemplo de tu deseo, ya no como tu comida, soy el amo absoluto de
sin duda de hasta dónde es posible pervertir los instintos mi cuerpo y mi necesidad". El desafio y la rebelión son tam-
de conservación (y por lo tanto, de los fines del narcisismo bién contra los dictados del propio cuerpo y sus necesida-
libidinal) en beneficio del goce de esta forma insólita de des, que son sometidos al dominio de la mente como ocurre
alienación al otro de la moda. En sus períodos bulímicos, la en otras adicciones. Uno de los grandes placeres de la dro-
contracara de su situación actual, decía "comerse todo", re- ga, del alcohol, de los fármacos es el de sentirse dueño de
velador de este "todo" en que ha devenido su cuerpo ideal. las sensaciones del cuerpo, que pueden ser provocadas des-
Sin duda Gabriela tiene sueños e ilusiones, aunque es noto- de el deseo o la voluntad. La angustia sobrevendrá siempre
ria su falta de fantasías y su pobreza imaginativa, pero es- en los otros, a los que el adicto o la anoréxica des afian como
tán absolutamente subsumidos en el ideal hecho realidad esclavos de sus necesidades y sus angustias de muerte, lo
del cuerpo, generando una irrealidad llamativa: aun frente que refuerza en ellos la sensación de ser amos absolutos de
a la imagen de una delgadez catéctica, decía "me veo gor- sus cuerpos, estar más allá de las leyes que rigen la vida y
da", con la sorpresa y la violencia de quienes la oían. la muerte. Gabriela, en las ocasiones en que su madre la
Como es sabido, este tipo de problemas es más frecuente amenazaba con que si no comía se iba a morir, denunciando

302 303
con esto su angustia, le respondía: "¿No era que querías anorexia y lazo social. Recordemos que el lazo social está
que estuviera flaca?", devolviendo la amenaza con ese "to- íntimamente ligado a los rituales de la alimentación, ade-
do" del deseo de moda, también el de su madre. Creo que el más de la postulación de su origen en la comida totémica.P
problema mayor y más dificil de abordar consiste en que no Las celebraciones colectivas suelen realizarse con comidas
se trata estrictamente de la comida o de la ausencia de especiales en las cuales ya no está presente ninguna necesi-
hambre, sino de un enfrentamiento extremo con el Otro, dad de alimentarse sino el gusto del banquete mismo. Co-
con los otros cercanos y aun con el propio yo tomado como mo sucede en las fiestas, la comida muestra siempre esta
otro. relación intrínseca con el lazo social, ya que transgrede las
Gabriela no tenía hambre porque era tan implacable eon imposiciones de la necesidad y el hambre para ligarse a los
su yo como lo era con casi todos los demás, principalmente placeres del vínculo mismo con los otros. En nuestra cultu-
su madre. Ella percibía muy bien que lo que los otros que- ra la comida acompaña a casi todos los rituales de una
rían saber siempre de ella era si comía o no comía; con lo puesta en acto del lazo social, y.así como decimos de algu-
cual su guerra se desenvolvía en ese mismo terreno: los do- nos alcoholistas que son "bebedores sociales", deberemos
mina con su gesto de muerte y su negativa, los desaira con decir que también los hay por la comida, y lógicamente
el silencio, los vomita a su voluntad cuando le imponen C0- existe en ambos casos la patología del exceso. La anoréxica
mer, como si dijera "No ven que no soy yo, son ustedes los crea en cuanto a esto una doble transgresión: la de no some-
que fracasan". Su madre vivió quejándose de que su padre terse a la necesidad vital del alimento y la de un ponerse
no le pasaba "alimentos" para ella.14 A raíz de su estado ac- por encima del lazo social instituido. Cuando finalmente
tual, este padre la llamaba ahora con frecuencia y se ofre- quienes pretenden curarla de esta absurda rebeldía le im-
cía para pagar su tratamiento. Su madre vivía siempre OB- ponen la obligación de ser alimentada por otro para que ce-
sesionada con las dietas y la gimnasia para mantenerse se su rebelión y la vigilancia para que "vuelva" a la ley de
delgada, todas sus amigas tenían iguales rituales con el pe- todos, ella triunfa en su deseo de ser reconocida como dife-
so corporal y los alimentos, era tema habitual entre las mo- rente y tratada de un modo especial, asegurando que la vi-
delos famosas que conocía. Ella, anoréxica, encarnaba jus- da y el lazo social son una angustia que padecen los demás.
tamente de modo loco estos ideales, denunciando a la vez la y suele tener además la sensación de un triunfo, porque
hipocresía de su madre y de su padre, que "adoran a las siempre los otros se abalanzan sobre ella en nombre de es-
modelos", en estos deseos de que se alimentara. En los mo- tas necesidades vitales, las mismas de las que ella les
mentos en que surgía mayor odio hacia todos ellos (el pa- muestra que puede renegar, ya que no necesita nada. Sin
dre, la madre, las modelos que la habían tiranizado siem- duda que se puede enfermar en el cuerpo por esta conduc-
pre imponiéndole las dietas y los controles de su peso) tema ta, pero la verdadera enfermedad es la guerra que la anoré-
cierta fantasía de que podía despreciarlos a todos, hacién- xica ha desatado con los otros por esta elección involuntaria
dose ella la sola dueña de todos sus actos, como si a través de renegar de los demás-de expulsar de sí misma toda ten-
de esta derrota del hambre y la necesidad pudiera final- sión que el otro quiera imponerles.
mente engendrarse a sí misma como una nueva Gabriela. Quienes atienden a estas personas observarán siempre
No debiera sorprendernos esta estrecha relación entre que la desesperación es de los otros (los padres, los amigos,
el médico, etc.), los que no pueden evitar el peso de las ne-

14. Se refiere a la cuota de dinero que habían establecido en el mo-


mento de la separación, y que según parece este padre no cumplía. 15. Véase S. Freud, Tótem y tabú, ob. cit., tomo II.

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cesidades del cuerpo, las exigencias de la vida social, las vi- yo le veía) me dice: "...Está bien ... ya no importan ... así co-
cisitudes de toda relación con los semejantes. La anoréxica, mo estoy... las cuentas están saldadas ... son muchas decep-
como el alcohólico, el drogadicto, y algunos perversos, pre- ciones... pero yo no tengo la culpa ... con todo lo que me hi-
tende estar al margen de estas necesidades, se siente fuera cieron". Tuve la impresión de que esta vez Gabriela
del circuito de responsabilidades para con su cuerpo, el comenzaba a estar afectada ella misma por su guerra y es-
mantenimiento de su vida o las exigencias de su relación taba dispuesta a hablar de lo que hasta ese momento sólo
con los demás. En el espacio aislado de su narcisismo suele se imponía como conducta. A través de estos recuerdos Ga-
refugiarse, arrogante de no ser alcanzada por la angustia briela fue asociando con sus viejos sentimientos edípicos las
que los demás padecen. Si, como en los tiempos actuales, en ambivalencias con estos padres, los duelos y las decepcio-
la vida social se instala esta angustia colectiva por las die- nes sufridas con ellos, oscilando entre un "ya no me impor-
tas y los valores estéticos de la delgadez, paradójicamente ta" y un recrudecimiento de sentimientos de soledad y de-
los asume en su extremo y, sin angustia, muestra que ella samparo. La relación de su conducta con los alimentos y su
misma ostenta el triunfo de la realización de estos ideales peso comenzó a mejorar francamente a partir de la acepta-
mortíferos. ción de una propuesta del padre de que fuera a vivir con él
Gabriela había tensado al extremo la historia vivida con y su mujer, a quienes Gabriela imaginaba estar afuera de
sus padres a través de su enfermedad. Ambos se sentían "ese ambiente de las modelos" que tanto le encantaba y por
molestos, acusados, cuestionados, avergonzados por la con- las que sentía tanta adoración como sólo sentía por su mis-
ducta de su hija. Conversé con su padre en una ocasión en ma anorexia.
que me solicitó una entrevista, y tuve la impresión de que
por un costado inesperado por mí -el de Un padre que se
sentía culpable de haber dejado a esta hija sola con una 5. MATÍAS: DEL DESFILADERO DE LA
madre a la que acusaba a la vez de "no servir nunca como IDENTIDAD SEXUAL Y EL VACÍO
madre, siempre estuvo en lo suyo"-, asomaba una posibili-
dad de salida del encierro en que nos tenía a todos la anore- El pansexualismo freudiano y sus descubrimientos acer-
xia de Gabriela. Sus amigas fluctuaban entre la sorpresa y ca del carácter polimorfo y perverso de la sexualidad infan-
el miedo, ya que podría pasarle a cualquiera de ellas precio til parecen ser no sólo aceptados por la cultura actual sino
pitarse sin saberlo en esos extremos, pero se habían ido ale mostrados como los rasgos dominantes de su funcionamien-
jando de Gabriela impotentes de prestarle ninguna ayuda. to. El sexo ya no está recluido en la intimidad de las alco-
Ante un señalamiento mío acerca de cómo nos engañaba a bas, en el secreto de las transgresiones, en los lugares mar-
todos pareciendo comer "para que la dejaran tranquila" pe- ginales de la prostitución o en aquellos de las clandestinas
ro luego a escondidas vomitaba y tomaba laxantes por si al- orgías de los perversos. Ahora está en todas partes. Los psi-
gún resto había permanecido dentro de ella, me miró con coanalistas ya no enfrentamos las' resistencias que encon-
un gesto arrogante de desafío diciéndome "¿Y qué?", a lo traron los pioneros para levantar las represiones sobre la
que respondo "Y ¡qué... gran venganza!" y, ante su silon sexualidad infantil en su carácter perverso polimorfo, sino
cio, continúo: " tu papá que se borró y según vos 'no exis- que estos rasgos inundan la escena cotidiana, la publicidad,
te', tu mamá con sus modelos, tus viejos odios, el inútil do el cine , los vídeos,
. las crónicas periodísticas. Sexo que cu-
tu acompañante que todo el tiempo quiere que comas... fi· riosamente pierde fuerza erótica al mismo ritmo que su di-
nalmente todos sufrimos por vos... ¿tendrás alguna raz6n fusión pública le quita el carácter transgresivo que sostenía
de querer esto?". Con una sonrisa (creo que la primera que su represión. Y esta extensión se da en todos los sentidos: a

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su presencia en la seducción y la tentación en la pantalla, adulta y las distintas formas de indiferenciación son a la
se agrega la crónica de violaciones, la prostitución de meno- vez aproximaciones a la perversión. La desviación puede
res, niñas y niños, ofrecidos por nuevas empresas de pros- afectar al objeto de la satisfacción sexual: la homosexuali-
titución a los turistas, la oferta extendida para todos los dad, la paidofilia, el bestialismo, etc. A la zona erógena, ya
gustos de las perversiones menores a través del nuevo mar- que "lo normal" sería el genital: la satisfacción y el orgasmo
keting de la sexualidad. Como si el gran velo de la repre- a través de partes no genitales del cuerpo serian modos
sión y la tentación se hubiera corrido y todos asistiéramos a perversos. A las metas de la satisfacción: el orgasmo a tra-
un espectáculo de la sexualidad en el que estamos involu- vés del dolor como en el masoquismo y el sadismo. También
crados, ya que afecta a nuestros propios comportamientos otras desviaciones ligadas a la renegación de la realidad de
eróticos, que nos seduce, nos excita todo el tiempo y a la vez la castración, como el fetichismo, el voyeurismo, etc. Estas
nos priva de los "viejos encantos" de la prohibición y el se- desviaciones dan por supuesto que la sexualidad normal es
creto. Se trata de la conformación de un imaginarío social heterosexual (respecto al objeto), en una relación genital (la
contemporáneo, que no debiera sorprendernos si recorda- satisfacción por medio del coito), limitando los polimorfis-
mos que en todos los momentos de la historia las relaciones mos y pequeñas desviaciones a los juegos "preliminares",
de los individuos con la sexualidad han sido matrizadas por siempre que estén dirigidos a la satisfacción final por el coi-
los ideales y valores de la cultura, como lo mostró ejemplar- to genital. Obviamente esta "tolerancia" con los juegos- pre-
mente el psicoanálisis, y debiera advertirnos para no preci- liminares, que se vinculan siempre al polimorfismo perver-
pitarnos en juicios valorativos y morales sobre los modos so de la sexualidad infantil (diversidad de zonas erógenas y
actuales de ella, que inevitablemente harían que nuestras de objeto), es a fin de asegurar la primacía de la sexualidad
represiones e ideales ocuparan el lugar de la observación y normal como la del adulto sometido a la represión. Los ca-
el análisis reflexivo. racteres de la sexualidad infantil obviamente están conser-
En el capítulo 2 nos hemos ocupado de los rasgos nuevos vados en el adulto, pero sometidos a este régimen de la ge-
de indiferenciación entre las oposiciones que clásicamente nitalidad, que no es otro que el régimen de la normativa
organizaban la jerarquización, los intercambios y los com- social sobre el comportamiento sexual que no debe alejarse
portamientos sociales (de clase, de generación y de género). demasiado de su función reproductiva. Desde Freud resulta
Señalábamos lo observable en la vida social de un doble claro que lo que mantiene la conducta sexual en este régi-
rasgo respecto al género: se modifican los símbolos externos men de la genitalidad heterosexual, normal y adulta es la
de la identificación y los comportamientos de hombres y represión social, y su correlato en el individuo. Aliviada es-
mujeres y ambos se someten al imperativo ideal del joven ta represión social la genitalidad se acompaña con la "libe-
como modelo para seguir. Este mismo resulta un cierto sím- ración" de los caracteres de la sexualidad infantil, perversa
bolo de la atenuación de los rasgos fuertes de la identifica- y polimorfa.
ción sexual, por 10 que contribuye a su indiferenciación. Como resulta obvio la sexualidad no admite "normaliza-
Nos vamos a ocupar ahora, a través del historial del joven ciones"; lo que se "normaliza" es sólo el comportamiento se-
Matías, de analizar los efectos en la subjetividad singular xual de los individuos. El primero y gran "normalizador" de
de este nuevo panorama cultural. la conducta sexual es el complejo edípico, principalmente el
El psicoanálisis ha pensado las distintas' formas de la padre, la función de la amenaza en el complejo de castra-
perversión como desviaciones respecto a las modalidades ción, y sus figuras incorporadas en la estructura subjetiva
consideradas normales de la sexualidad del adulto. La dife- como superyó. Es por esta vía que el padre edípico, la acep-
rencia hombre-mujer es el basamento de esta sexualidad tación de la castración, los imperativos del superyó y la

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función de los valores y represiones de la cultura sobre el matizada por estos elementos, con los conflictos y las hipo-
sexo, actúan en un mismo nivel para "normalizar" la con- cresías conocidos. Pero sabemos que el deseo como tal no se
ducta sexual. Nuestra teoría de las perversiones es clara- somete a ninguna diferencia de género, por lo mismo ca~rá
mente edípica, ya que las sitúa como'una re negación de la bajo la represión en cuanto no se acomode a la norn:atIva
"realidad" de la castración, una caída de la función del pa- cultural y edípica, que sólo acepta el deseo sexual bajo este
dre y un debilitamiento del superyó, que permitiría al suje- orden de diferencias.
to esta forma de situar su conducta sexual al margen de la En la cultura actual es evidente la existencia de un cam-
censura y la valoración social, transgresión que al mismo bio en las funciones del padre sobre la cual mucho se ha di-
tiempo perpetúa su encuentro permanente con ellas, como cho, que inevitablemente se acompañan de un cambio en.el
lo muestran las vicisitudes de la vida de los llamados per- lazo social, en la constitución de los ideales y valores SOCIa-
versos. En este complejo que lleva a la identidad hetero- les. Es probable que estos cambios en las funciones pater-
sexual, se destaca la función del padre, tan ligada-a la for- nas hayan contribuido a la modificación de la represión y a
mación del superyó como a los valores y las normativas este borroneamiento de las identidades sexuales de las que
sociales, que son los que mantienen la represión sobre el hablamos, como parecen denunciarlo los moralistas que re-
carácter perverso polimorfo de la sexualidad. claman por la necesidad de la "mano dura" de algún padre
La madre permanece ligada a ciertas funciones prima- absoluto para evitar este "desborde" (siempre algún militar
rias: fuente de excitación para el niño, sobre ella recaerá la o líder autoritario, ya que el dictador es quien más se acer-
primera exigencia de sublimación. La prohibición del inces- ca a este lugar de padre absoluto en la subjetividad singu-
to (que no debiéramos olvidar que constituye una exigencia lar). Pero mucho más ha cambiado en los últimos años el
cultural y un factor esencial de la subjetividad singular) y imaginario social de la mujer y la madre, que ha modifica-
esta primera sublimación hacen de la madre un objeto sa- do profundamente esta relación de la mujer con lo sagrado
grado para la adoración. Nuevamente: para el sujeto y para' y su sumisión a la pureza idealizada. Por muchas razones.
la cultura. 'lbda mujer, tanto para el varón como, de forma Ya no todas las mujeres aceptan ser preservadoras de lo sa-
más conflictiva, para la niña, cargará con estos rasgos de lo grado, puro y limpio, que las identifica comomadres y co~-
sagrado, de lo puro y limpio de sus deseos, ya que alojará triñe su sexualidad a estos parámetros. Mucho han contri-
en sí misma esta condición de madre. Las mujeres, por esta buido a la liberación de esas funciones los movimientos
relación intrínseca con la madre, son "normalizadas" en su femeninos, los reclamos por los derechos reproductivos, las
sexualidad porque el niño (que todo hombre o mujer sigue campañas respecto al aborto, etc. Las mujeres reivindican
siendo) desea conservar este carácter, su sexualidad "bue- los mismos derechos a las conductas sexuales activas que la
na" debe servir a la reproducción y no al placer, la satisfac- sociedad sólo aceptaba en los hombres, igualando los com-
ción sexual que obtengan es admitida siempre 'que no "re- portamientos sexuales de ambos sexos, liberándolas del pe-
nieguen" enteramente de este deseo profundo de ser so de lo sagrado y asumiendo una sexualidad cuyo goce no
"madres", y por lo tanto de asumir lo sagrado y puro de la esté limitado a la reproducción. Esto se acompañó en la cul-
mujer. El hombre burgués dividió sus deseos entre las mu- tura de una revalorización de la sexualidad en el sentido
jeres puras y sagradas (la madre, la hermana, la esposa amplio y de un derecho al disfrute de su polimorfismo. Qui-
"madre de sus hijos") y las prostitutas. La mujer frecuente- zá lo más novedoso en el imaginario social de la cultura ac-
mente sueña con escapar de esta sumisión a lo sagrado de tual sobre la sexualidad sea este desprendimiento de la
la madre, identificando lo mayor del goce erótico con esta mujer respecto de lo sagrado de la madre, que ha pe~ti-
condición de prostituta. La vida sexual burguesa estuvo do, entre otras cosas, la acentuación de sus rasgos de objeto

310 311
res sociales, lo que no se limita solamente a s~ actitud ante
constantemente excitante. Como lo evidencian el cine, la los valores de la sexualidad genital. Resulta rmportante no
pintura, los vídeos y la publicidad, su desnudez es utilizada ignorar que la sexualidad human~ es p.~mar~amente ;a~-
como un llamado a la excitación sexual, desplazada al mis- toerótica, es decir que busca su satisfacción bajo ~l dominio
mo tiempo sobre cualquier producto que quiera promoverse de sí mismo y que sólo secundariamente constlt~ye a ~
cargándolo con los mismos atributos del deseo; los hábitos otro para su satisfacción. Este carácter autoerótico actúa
de su vestimenta se han ligado como nunca a esta función como una fuerza del deseo sexual que está presente aun en
de excitación; la conducta sexual exhibida en los medios la los investimientos eróticos del objeto exterior, homo~e:,u~
sitúan constantemente en ese lugar de objeto de excitación o heterosexual manteniendo siempre un CIerto equilibrio
para todos: hombres, mujeres y niños. En contraste con los inestable ya que no se somete totalmente a los im?erativos
tiempos en que los pintores la figuraban con imágenes de de su satisfacción por intermediación del semejante. La
santidad y pureza, o la literatura la identificaba con las pa- masturbación puede servir aquí de ejemplo de esto ~u~
siones imposibles de Madame Bovary, o el cine la hacía ver afirmo, ya que, aunque no sea la única conducta autoe~oti-
como la ocasional heroína que lograba traspasar sus funcio- ca observable en los individuos, ha tomado en la actuall~ad
nes "naturales" en la familia, su imagen social actual es, este carácter ejemplar por su reivindicación, como ~ CIer-
por el contrario, desnudez, incitación a la pasión de probar to derecho "natural" a su práctica, por hombres y mujeres.
"la aventura", desafío a lo instituido, rebelión del placer Naturalmente el debilitamiento del lazo social no puede si-
frente al sometimiento del deber. Lejos de su identificación no reforzar los dominios del autoerotismo. . .
con la madre, en nuestra cultura la mujer ha devenido en Por otra parte la agresividad no esea.pa. a este recu~r~-
vehículo de todos los mensajes del placer y la transgresión, miento por la pulsión sexual. Este recubnml?n~o no se limi-
pero no ya del pecado. Y, como es obvio, su imagen publici- ta a su manifestación en las conductas sádicas o maso-
tada está destinada a identificar en ella los valores del con- quistas, las que, encuadradas en la psicopatología ~a~ían
sumo con los del placer. posible, y tranquilizador a la vez, .pensar esta ~~esIVlda~
Sabemos cómo la idealización de la maternidad y la sa- como una patología del goce erótico. La agresividad esta
cralización de la mujer-madre vuelcan sobre las mujeres presente también y contenida en las rel~clOnes sexual~s
toda la fuerza de la represión, que recae sobre su sexuali- con el otro homo o heterosexual, y se marufiesta en los dis-
dad, sirviendo también al ocultamiento del odio y las riva- tintos gradientes que establece y' permite la repr~si~n. So-
lidades que, desde el Edipo en adelante, resultan víctimas lamente cuando estos gradientes traspasan los Iímites de
de la censura y la represión, y que en mucho contribuyen al agresividad y dolor aceptables socialmente (~a q~e no sue-
carácter femenino. Del mismo modo que la censura social len ser los límites del individuo de esa experiencia), habla-
ha mantenido tras un velo el carácter intrínsecamente per- mos de sadismo o masoquismo, sobre todo cuando esta for-
verso de las pulsiones sexuales. del hombre, carácter que el ma de satisfacción sexual se independiza del coito genital.
psicoanálisis contribuyó a mostrar descorriendo el velo de Ahora bien observemos que también en la cultura actual
la hipocresía y la represión, y que sin duda contribuyó al se ha hecho frecuente, cuando no dominante, esta relación
carácter masculino. Y no sólo de las pulsiones sexuales, ya del goce erótico con la agresividad, como lo muestran nota-
que, como vimos respecto a la anorexia, las pulsiones de blemente las imágenes del cine o los vídeos en los que sexo
autoconservación sufren también esta posibilidad. Es jus- y violencia se presentan como modos de exaltación del goce
tamente este carácter perverso de la sexualidad humana el que pretenden mostrar (y provocar) al espectador; ~~ el au-
que resulta clave para comprender el carácter y la con- mento del número de violaciones, en la mcorporacion, que
ducta de los individuos tanto como la formación de los valo-

313
312

J
ya mencionamos, de los niños a la prostitución, etc. Lo que vos valores culturales sobre la sexualidad. Las dos actitu-
transcurre en las pantallas del cine o la televisión no es que des son frecuentes en estas personas, que tienden a expli-
induzca a su imitación por los individuos, sino que refleja car sus tendencias sexuales, con la insinuación seductora
los modos del deseo y la fantasía de los teleVidentes, a los -de incluirnos, y son el argumento de "porque así es en to-
que da por realizados. dos, sólo que los otros lo reprimen y yo no", o se asumen co-
En la homeostasis narcisista de los individuos de esta mo víctimas de la excitación constante a la que los someten
cultura ocupan un lugar importante estas formas de la los intentos de seducción de algún otro. Suele ser notable,
sexualidad, entre otras razones porque la identidad de también como un valor muy de moda, la tendencia a "pro-
hombre y mujer y la sola genitalidad heterosexual ya no bar" nuevas modalidades de la experiencia sexual, con lo
constituyen un motor suficiente para la represión de la se- que encubren el carácter adictivo que toma en su sujeción
xualidad, que paralelamente ha relajado también las iden- erótica al otro, la imperiosidad a veces compulsiva en la
tificaciones edípicas, dejando un mayor espacio en la subje- búsqueda del objeto para la satisfacción, y la ansiedad que
tividad para una identificación con los modelos sociales de en general rodea todas sus experiencias. En una época en
moda. Estos están sustentados en ciertos valores que se la que la consistencia de la identidad ha devenido dificul-
han difundido juntamente con los cambios en las relaciones tosa para muchos individuos, como en el caso de muchas
entre los sexos; por eso suelen ser percibidos bajo las con- adicciones a drogas, esta moda de "probar" a través de la
signas de la liberación sexual, la afirmación de una igual- experiencia homosexual o perversa es en verdad un poner a
dad de los comportamientos sexuales de hombres y muje- prueba la seguridad de la propia identidad, la fuerza del se-
res, y el desprecio por la castración como exigencia para la xo y del deseo, y aun la fuerza de la misma ley.
diferenciación de sexos y su normativa sociaL Lo cierto es En su conjunto el comportamiento respecto del sexo ha
que lo que el individuo recrea frecuentemente en su vid~ cambiado en nuestra cultura. Entre los jóvenes se ha difun-
sexual ya no está regido exclusivamente por la escena PrI- dido un comportamiento sexual, con los individuos del otro
maria edípica sino que resulta invadido por la nueva exci- sexo pero con frecuencia del mismo sexo, que consiste en
tación que le aportan estos modelos sociales que contempla una cierta fijación en los juegos amorosos preliminares (to-
encarnados en la vida sexual de los personajes famosos, a carse, caricias, besos, fellatio, etc.) sin que conduzcan a la
través de las imágenes del cine, los vídeos, la publicidad, penetración, aun cuando pueden tener orgasmo. Suelen lla-
etcétera. mar a esto con apelativos tales como "apretar", "franelear",
Obviamente no se trata del comportamiento sexual de etc. Es dificil, sobre todo cuando se trata de individuos del
todo el mundo, ni mucho menos. Se trata de algunos indivi- mismo sexo, calificar simplemente de perversión a estos
duos que, en el cruce de lo que aporta esta cultura con las comportamientos, cuya comprensión los ubica más bien del
vicisitudes de su propia infancia, ven llevado su equilibrio lado de los juegos preliminares de la relación erótica. Ahora
psíquico y su búsqueda de satisfacción por estos caminos. bien, en esta cultura, como hemos visto, existe una incita-
Cuando escuchamos los argumentos con los cuales estas ción constante a la excitación erótica bajo el rasgo de lo po-
personas tratan de explicar las tendencias de su sexu~li- limorfo (en sentido estricto, a la oralidad, la analidad y mu-
dad , o nos describen sus hábitos sexuales, tenemos la im- cho más lo fálico, revelado en la potencialidad de la imagen
presión cierta de no estar solamente frente a una .proyec- del cuerpo femenino para representarlo), a fin de llevar a
ción hacia los otros de un drama interior, ni tampoco los individuos a "probar" lo nuevo con las consignas de
tenemos en general la ingenuidad de considerarlos como "atrévete", "anímate", "libérate" y otros sucedáneos del mis-
víctimas en las que se ha hecho carne la presión de los nue- mo contenido. Lo social, en su nivel comunitario, no puede

314 315
reflexionar ni censurar linealmente esta inducción, ya que en tratamiento médico; palpitaciones con crisis de taquicar-
ésta implica a todos a través de su misma constitución de- dia que lo asustan mucho. El cardiólogo ha diagnosticado
seante, respondiendo con la ambigüedad (que al igual que un prolapso de la válvula mitral, sin importancia clínica, no
en el caso del alcoholismo, se refugia en eslóganes como la obstante lo cual lo ha medicado. Cuando sale', acompañado
propaganda de su consumo por los pueblos fuertes, a la vez por su padre, tiene mareos y sudoración fría, estados Iipotí-
que las campañas para su prevención) a la que sólo escapa micos que apresuran su regreso a casa, sin desmayos, a pe-
la reacción de los moralistas. Cada individuo queda más so- sar de que lo describe como "inminente desvanecimiento".
lo frente al único recurso de su represión, sin contar con la Ha dejado de estudiar hace meses, no se ve con amigos fue-
"ayuda" (que no es más que la represión en Su nivel social) ra de casa y ha fracasado en varios intentos de trabajar en
que brindan los otros para la contención, "normalización" y la empresa del padre, ya que no soporta estar mucho tiem-
"regulación" del polimorfismo perverso de sus pulsiones se- po allí. Por las mismas razones abandonó un tratamiento
xuales. analítico que realizaba desde hacia un año, coincidiendo
Por otra parte, estos modos de la sexualidad, no estricta- con el diagnóstico del prolapso mitral.
mente nuevos sino "liberados" por estos cambios culturales A los 12 años comenzó un tratamiento psicoanalítico, lle-
y sociales, no podrían comprenderse por fuera de los esta- vado por sus miedos y dificultades para relacionarse, que '
dos psíquicos más complejos, en los que las ansiedades que duró unos dos años. Con otro analista a los 16, también por
provoca el debilitamiento del lazo social, las inhibiciones tres años. El último comenzó hace poco más de un año,
por la mayor soledad, la depresión latente en algunos casos, cuando aún no tenía estos' síntomas, y el motivo era sus di-
y las perturbaciones narcisistas que' acompañan a estas ficultades con el estudio y sus inhibiciones para relacionar-
manifestaciones de la sexualidad, confluyen para dirigir las se. En la primera entrevista, y aun con la presencia de su
tendencias del comportamiento sexual hacia estas formas padre, vincula sus síntomas actuales a los conflictos que le
polimorfas y perversas. Este complejo de sentidos, quevíe- plantea la madre, a lo cual el padre parece asentir. La ma-
nen de las historias edípicas y los valores de la cultura, ha- dre es una mujer joven y muy atractiva, que ejerce su pro-
ce que la actividad sexual sea para ciertos individuos el lu- fesión a la par que colabora con el padre en su empresa. Me
gar prioritario de descarga de estas ansiedades y, por lo dice que la madre "es loca", que lo tiene dominado y lo
mismo, que su sexualidad tome un carácter compulsivo. vuelve loco al padre, le requiere continuamente, y pretende
Creo que no es posible seguir encuadrando al conjunto de hacer con él lo mismo que ya hizo con el padre: someterlo,
estas manifestaciones en la categoría de las "perversiones encerrarlo, estar siempre presente. Frente a esto Matías
sexuales", aun cuando contengan modos de renegación de respondía con una suerte de huelga de palabras, que la ma-
la castración, salvo que extendiéramos esta categoría a la dre no soportaba reclamándole continuamente por sus si-
valoración de la cultura en que estos fenómenos existen y lencios, hasta que Matías decidió "no hablarle nunca más",
se reproducen. actitud que sostuvo hasta la decisión de irse a vivir solo.
Seducción, impotencia e indiferencia parecían caracterizar
, Matías, de 23 años, solicita una entrevista a la cual con- el relato de su relación con la madre, pero también algo de
curre acompañado por su padre. Es un joven alto, delgado, eso se hacía presente en la entrevista.
un tanto desgarbado, con una mirada angustiosa que dirige Hace unos tres meses una hermana de su madre, que vi-
alternativamente a su padre y a mí. Desde hace un mes vía en una ciudad del interior, hizo un intento de suicidio, y
Matías evita salir de su casa, en la que vive solo desde hace ambos viajaron para acompañarla. En el hotel en el que se
unos meses. Padece de diarreas repetidas, por las que está alojaba con su madre, ésta, muy angustiada por el intento

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de su hermana, viene a la cama de él a dormir, porque no hablarle. Tampoco tenía mucho para contarles, salvo sus
puede hacerlo sola. Matías acepta esto, que no era nuevo en temores y desganas con las mujeres, cuya relación evitaba,
su relación con ella, pero según dice, tenía la sensación de y su curiosidad sexual por los hombres. "Desde siempre" se
estar con su tía y su madre como dos locas que "podían ha- masturba regularmente, sin demasiada emoción. Dice que
cer cualquier cosa". Retornó de este viaje con diarreas, vó- ni siquiera eso lo apasiona "como antes" (en la adolescen-
mitos y calambres musculares, y recomenzó su huelga de cia). Me cuenta de una "novia" con la que salió durante
palabras con la madre, a la que dice no quiere ver nunca unos meses, con la que mantenía relaciones sexuales sin di-
más. Desde entonces no sale de su casa y se niega a ir a la ficultades, más por iniciativa de ella, ya que a él no le inte-
empresa porque allí está también su madre. Su situación resaba demasiado, y que la compartía con un amigo, el mis-
actual es confusa: es estudiante pero hace dos años que no mo con quien suele tener actualmente juegos sexuales.
rinde materias ni concurre a clase, y piensa que la carrera También refiere interés y alguna erotización con otros ami-
no le interesa. Es director en la empresa de su padre, igual gos varones, pero sin que hasta ese momento hubiera man-
que su madre, pero no sabe bien en qué consiste un trabajo tenido según dice "relaciones homosexuales", ya que consi-
que por otra parte nunca le asignaron. En este contexto sus deraba que sus caricias, besos y contacto corporal no
síntomas parecían ser 10 único que le pertenecía a él y el "pasaban de allí, porque a mí no me gusta que me pene-
único indicio de angustia por su situación. De hecho eran tren". Dice que siempre sintió estas relaciones eróticas con
los que lo habían motivado para venir a verme. Pero muy los amigos como "más complicado aún que con las mujeres",
pronto desde el comienzo de su tratamiento se fueron esfu- pero que no tuvo relaciones no por cobardía sino porque no
mando, sin saber yo bien por qué, y dieron paso a una acti- lo atraían demasiado. Se dice si no será homosexual, pero
tud de indiferencia y desinterés por todo lo que lo rodeaba, esto sólo parece importarle a fin de saber "qué es", no por-
que, según él, era "el Matías habitual". Parecía como si en que sea para él un conflicto serlo o no. Las experiencias que
este carácter indiferente y apático, que no definía ningún narró consistían en reuniones que hacía en su casa con
proyecto para su vida, la crisis histerofóbica hubiera permi- amigos de su misma edad (a veces concurrían mujeres tam-
tido reconectarlo con los conflictos de su historia edípica, bién amigas) en las que se fumaba y se consumían drogas.
inscrita en este cuerpo que anuda la excitación y el dolor Se acariciaban en grupo, a veces en pareja de varones por
contenidos en esa historia. un lado y de mujeres por otro, un amigo asumidamente ho-
Los padres de Matías, jóvenes y modernos, parecen no mosexual danzaba desnudo para ellos y "elegía" a su com-
haber tenido inhibiciones de ningún tipo respecto de este pañero sexual. Él esperaba con ansiedad ser elegido, pero
hijo único. "Eternos militantes", como él los llama, habla- luego trataba de "controlar" la relación para que este amigo
ban con él "de todo" respecto del sexo y los negocios. Duran- "no se pasara".
te sus sesiones, Matías habla de la sexualidad de su madre Durante el primer año de tratamiento, tenía la impre-
o de su padre, de las relaciones sexuales entre ellos (que ha sión de que yo era un mero espectador de este trío que él
visto varias veces, según dice, pero no le importó mucho) relataba (él, su padre y su madre) y de la erotización pues-
con total naturalidad. Cuando le señalo esto me dice qae ta en estas relaciones con sus amigos, de las que hablaba
sus padres son libres de prejuicios y que él siempre pudo en sesión aparentemente sin esperar nada de mí. A lo su-
hablar libremente de sexo con ellos. Su madre le pregunta mo esperaba que yo escuchara y acordara con sus juicios
por sus relaciones sexuales del mismo modo que le cuenta sobre la familia y la empresa, y descontaba que yo "enten-
sobre sus amantes, y él no tiene inconveniente en hablar de día" estas relaciones con sus amigos que "no tienen nada
ello, al menos hasta la crisis del último año en que dejó de de anormal". No era escéptico, decía él, sino "simplemente

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indiferente". Su interés por el tratamiento parecía consis- Matías trataba de asociarme silenciosamente a su pro-
tir en tener un lugar en el que podíamos vigilar que no pio rechazo de las escenas sexuales que describía en su re-
reaparecieran sus síntomas histerofóbicos. Para eso yo de- lación con la madre.lf para que entonces yo "no viera" su
bía estar alerta a lo que le hacían sus padres, en especial participación en ellas. El análisis de esta imposición que
su madre. A veces, aludiendo a mis silencios, pensaba que hacía sobre mí, silenciando no sólo mi palabra (no tenía na-
sus relatos seguramente me erotizaban, y otras me "inter- da que decir) sino también mis pensamientos (me era dificil
pretaba" mis celos por quedar excluido del triángulo con entender qué estaba pasando), y su relación con la reitera-
sus padres. Yo replicaba que tenía la impresión de que to- ción insistente acerca de que "no hacía nada" en ese tiempo
dos los personajes de los que él hablaba, incluido él mis- fuera de venir a sesión, nos llevó a entender que él trataba
mo, estaban excluidos, porque yo no escuchaba que él me así de inhibir todo deseo referido a la madre, reiterando
hablara de relaciones sino sólo de actitudes de cada uno, que él no hacía nada, mostrando que todo 10 hacían el pa-
que luego él compaginaba para creer o hacerme creer que dre o los amigos. Trataba de inducirme pensamientos de re-
estaban relacionados y significaban algo. Le señalaba que chazo a su madre, por lo que yo entendía era eso lo que él
él parecía cómodo en esta situación pero que yo me sentía trataba de sentir, no lo que sentía, ya que ésta lo provocaba
molesto de estar "desocupado" del trabajo analítico y con y excitaba todo el tiempo. Su indiferencia parecía formar
la sensación de un vacío en el que todo daba lo mismo. A parte de ese ocultamiento: no siento nada, no tengo ningún
veces se iba de sesión diciéndome con ironía que la próxi- compromiso, todo me es ajeno. Sólo a partir de que pudimos
ma me traería algún síntoma para que yo trabajara. Ma- vincular su vacío a este vaciamiento de los sentimientos por
tías pasaba su tiempo rodeado de aparatos con los cuales su madre, su pasividad con esta actividad de rechazar todo
se entretenía. Sobre todo la PC, en la que jugaba y progra- acto que pusiera en juego sus deseos por ella, comenzó a
maba juegos. También tenía un dispositivo para reprodu- surgir una diferencia entre el hablar conmigo en sesión y
cir vídeos y mezclar filmaciones, en general películas por- aquello de lo que me hablaba de la relación con sus padres.
nográficas sobre relaciones homosexuales entre hombres o Luego de una interrupción de las sesiones, dice haberme
entre mujeres, con las que "construía su propia película". extrañado porque no tenía con quién hablar y "si no habla
En estas actividades no aceptaba que otros participaran, de la madre es la madre la que puede llamarlo y hacerlo
aun cuando a veces las mostraba. Pero no era ése su inte- hablar". Nos reímos un tanto de esta ocurrencia, en la que
rés, no servían para complementar ninguna relación ni se yo "lo cuidaba" de los "ataques eróticos" de la madre, que
proponía con ello ninguna actividad productiva; parecían me despertó cierta simpatía y afecto, porque sentía que a
transcurrir como juegos en aislamiento y tanto las pelícu- través de esa fantasía paterna él trataba de relacionarse
las como los aparatos parecían subrogados inertes, que conmigo. Su mundo de vida oscilaba entre la erotización
más bien sustituían su relación con los demás. Durante
mucho tiempo le decía que a veces yo era como su PC o sus
vídeos, me trataba como un objeto para ser. manipulado 16. Esta madre joven y bonita parecía no registrar la erotización que
por él pero no para jugar juntos a algo. Muchas' sesiones provocaba en Marias, lo que hace pensar en su propia relación con la se-
resultaban así, que mientras él hablaba corrido yo me xualidad. Hablaba con su hijo como "una compañera más", según le dijo
aburría, y esto no parecía alterar su disposición a- venir a respondiendo a un reproche que él le había formulado sobre esto, con lo
que lo ignoraba en sus sentimientos de hijo. Además, en la casa familiar
la siguiente sesión. Decididamente el problema del vacío se realizaban reuniones de amigos de sus padres en las que el consumo
parecía "mi problema" ya que él no mostraba preocupación de drogas y sexo eran similares a las que luego realizaba Matías en su
por esta monotonía. departamento.

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que le producía la madre y la que le producían sus amigos; da con ello, provoca que poco a poco el análisis mismo sea
aparentemente en sesión su hablar de sexo no le hacía co- también inauténtico. Es muy importante, desde mi punto
rrer esos riesgos. Híbrido, indiferente, indiferenciado, ni de vista, comunicar al paciente esta sensación, señalarla
hombre ni mujer, se ponía a salvo de todo acto que lo impli- cuando está presente, pero sólo tiene eficacia si lo podemos
cara.l? Quejándose del "acoso" que los padres le producían hacer desde la propia sensación de inautenticidad del ana-
(del sexo), mantenía a raya su deseo de actuar en esa esce- lista frente a estos relatos, ya que el paciente lo reproduce
na. En una sesión en la que me era particularmente moles- sin conciencia pero también sin tener una sensación de lo
to el relato que hacía de una conversación con la madre, en verdadero. Él ya había transitado por algunas experiencias
la que ésta le había dicho que su padre era el hombre que de análisis, de las que al menos la última parecía haber caí-
mejor le hacía el amor, le digo que me es dificil reconocer en do en esta situación. Frente a esto yo tenía la preocupación
esa conversación a una madre y que no podría decir nada de tratar de entender por qué el paciente se comportaba de
de lo que me cuenta, él me contesta: "Menos mal que no ha- este modo, por qué aceptaba este ritual de sesiones vacías y
blás de ella, si la conocieras sería peor; mi viejo dice que es continuaba viniendo. Creo que en estos casos el analista no
una histérica seductora pero que está muy buena, como que puede permanecer en atención flotante, esperando que lle-
es una loca pero está fuerte. ¡Cómo no voy a tener yo este gue la asociación y la palabra plena; es necesario que tome
quilombo en el mate!". Le digo que tampoco parece un pa- una posición diferente de la del paciente, mostrando que no
dre quien le habla así, y que si él me habla tanto de este ca- está dispuesto a sostener el tratamiento de ese modo. Se
rácter de ellos, debe de ser también para que yo piense que trata de hacer no sólo que el paciente hable (Matías habla-
los padres todo lo han colmado, como si nada les hubiera ba todo el tiempo), ya que el paciente puede hablar con des-
faltado ni a él ni a ellos. Frente a esto Matías parece elegir gana, charlar para no decir nada, para entretener, para con-
la parodia de hablarme todo el tiempo del Edipo, la que trolar lo temido, para evitar el contacto emocional, etc. Se
también representa conmigo en sesión como un juego inau- trata de lograr que las palabras se encarnen en el decir del
téntico, porque una relación más verdadera lo enfrentaría paciente y en la relación emocional con el analista. y esto, a
con ese vacío. mi entender, requiere de un analista activo, dispuesto a
La inautenticidad era sin duda un elemento presente en buscar y provocar la transferencia, es decir el lazo libidinal
la relación con sus padres como en todo su comportamiento auténtico, en el que las palabras sean asociaciones y las
sexual, y era lo mismo que yo sentía frente a muchos de sus ocurrencias del analista provengan de su atención flotante.
relatos. Ahora bien, lo inauténtico, si el analista no hace na- Esto no siempre se instaura fácilmente, el asunto es no ac-
tuar como si ya estuviera porque de ello dependen el senti-
do y la eficacia del análisis. En el caso de Matías, mi insis-
17. La observación de estos rasgos hace pensar al observador que el tencia acerca de esta inautenticidad y falta de contenido
sujeto padece de confusión sobre su identidad, dudas o incertidumbres emocional en su relación conmigo llevaba sus asociaciones
acerca de sus deseos. Sin embargo, Matías no tenía estos sentimientos, hacia la ambigüedad y la falta de diferenciación de su clima
simplemente porque no discriminaba entre sus sentimientos y los otros. familiar, en parte reflejado en esta sexualidad permanente-
No existían en él contradicciones ni conflictos acerca de su identidad se- mente exhibida cuya única naturalidad era la de suplantar
xual. A diferencia del neurótico, no existe en estos casos la angustia de
estar frente a sentimientos contradictorios o diferentes, sino que coexis-
todo vínculo afectivo entre ellos, o hacía lo que comenzó a
ten estos aspectos de la identidad y la tendencia sexual, sin que configu- llamar "el refugio", el que buscaba en sus amigos con los
ren contradicciones o dudas, lo que cuestiona el papel de la represión so- que el contacto emocional y afectivo, las caricias y los besos,
bre ellos. la búsqueda de ternura, solían naufragar en las aguas de

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un erotismo sin satisfacción de su sexualidad. Pero Matías de la subjetividad de los goces y sufrimientos de esa triple
no conocía otro mundo; los mismos rasgos de ambigüedad, alteridad. Desligar al sujeto del sometimiento que le impo-
de indiferenciación, de vacío afectivo, estaban presentes en nen los requerimientos de su sexualidad; desligarlo de las
su ambiente familiar, en sus relaciones con los amigos, en relaciones con el otro exterior para anular así la dependen-
las mujeres que conocía. Esta relación entre "su modo de cia que le impone su reconocimiento como semejante y dife-
ser", según decía, y su mundo marcaba constantemente un rente; desligar al yo de los imperativos morales, de los valo-
límite a su análisis, ya que en esta relación no existía con- res e ideales que sostienen su ser de cultura y sociedad. En
flicto sino adaptación exitosa. su extremo, fuerza de muerte y de silencio, la pulsión de
muerte es a la vez la pulsión de destrucción del otro. Quie-
nes se dejan llevar por este dominio del Nirvana no hallan
.6. VICISITUDES DEL AMORY NUEVAS DEPRESIONES la paz anhelada sino que se instalan en la gu~rra, psicótica
o melancólica, con los otros. Sartre decía que "el otro es el
La subjetividad no es nunca autónoma; su dependencia infierno", pero no existe la vida más allá de esta relación
del otro no permite nunca su estabilidad definitiva, salvo la con el otro, salvo en las fantasías narcisistas extremas, en
soñada por la experiencia mística y las fantasías narcisistas las que habitualmente se trata de cómo dar muerte al otro o
extremas que regula el principio del Nirvana. Esa alteridad dársela al propio yo.
esencial, que es doblemente la del otro con el que nos rela- Lo que denominamos "depresiones" son siempre formas
cionamos y las formas interiorizadas por las que el otro re- diversas de este sufrimiento por el otro o, más precisamen-
gula y decide el funcionamiento de nuestro aparato psíqui- te, de los sufrimientos de su posesión y su pérdida. Se trata
co, constituye a la vez el motivo central de la "alteración" de quizá de la forma de enfermedad más cercana al modo ha-
lo mental. Existen al menos tres formas en las que esta al- bitual de funcionamiento subjetivo. La psiquiatría reunió
teridad esencial constituye y perturba nuestro funciona- bajo este diagnóstico clínico una variedad de formas muy
miento mental: en nuestra sexualidad, que tiene su base en disímiles entre sí, desde las depresiones menores, reactivas
el instinto, es siempre otro quien erogeniza nuestro cuerpo, a una pérdida significativa para el yo y en las que el proce-
lo altera, generando con su excitación la tensión de necesi- so del duelo normal y los síntomas depresivos forman una
dad y la búsqueda de su descarga por vía de la satisfacción; continuidad, hasta la melancolía, en las que la imposibili-
en las relaciones de trato y sociedad, que exigen el investi- dad del duelo caracteriza sus síntomas, haciendo que sea
miento libidinal del otro, la tensión subjetiva se instala en más bien la muerte del objeto y la del mismo yo las que sin-
cuanto este otro, siempre diferente, escapa a los dominios gularizan sus manifestaciones, como lo muestran sus for-
de nuestro deseo de satisfacción y nos altera el sufrimiento mas estuporosas y la frecuencia del suicidio. ¿Qué tienen en
de la dependencia; y estamos sometidos a ese otro interior, común estos cuadros clínicos tan diferentes en sus manifes-
el superyó e ideal del yo, que observa nuestros deseos, los taciones sintomáticas? Se trata de la referencia común a las
valora o los condena. La triple servidumbre del yo, de la que vicisitudes del duelo, es decir a la vivencia de la pérdida de
Freud hablaba, es a la vez una servidumbre a los dominios un objeto significativo para el sujeto, sea un ser querido u
del otro en nuestro mismo ser. Es contra esta función de] odiado, la pérdida de un ideal o aun de posesiones imagina-
otro en nuestra vida mental que se rebela la pulsión de rias del yo. Naturalmente las formas del duelo y las formas
muerte, cuyo principio del Nirvana anhela el silencio y la de depresión son subsidiarias de las modalidades de rela-
quietud tan propios de la experiencia mística, porque no ción que mantiene el sujeto con estos aspectos del otro. Des-
pretende otra cosa que liberar locamente el funcionamiento de la tristeza y el decaimiento que sobrevienen frente a la dO~
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pérdida de un ser querido, hasta el estupor, el odio, la con- hasta que dos años después de haber comenzado, "descu-
fusión del melancólico que, imposibilitado de efectuar un brió" que la analista era separada y no tenía hijos, situa-
registro psíquico de la pérdida, permanece en una lucha a ción que no pudo soportar, y abandonó el tratamiento en el
muerte con su objeto. Formas diferentes de la pasión, desde medio de una discusión con ella, ya que "j ...cómo iba a ayu-
la relación de ternura hasta la pasión extrema del melancó- darme a mí si ella era estéril ... !, ¡solterona!, ...yo estoy ro-
lico o paranoico, las depresiones ponen siempre en juego las deada de mujeres así, son resentidas ... peor que yo porque
vicisitudes del amor y sus destinos. Así como en el amor es más grande ...". En silencio la acusa de haberla llevado a
tierno el sujeto acepta una cierta dependencia de su objeto, "manejarse" mal con los hombres, para frustrar sus relacio-
sin confundirse con el yo que soporta que sea un "otro" dife- nes, "...por envidia ... yo sé cómo son estas cosas ... ". Desde
rente de sí, en la pasión amorosa, bajo los dominios de la in- hace quince años vive sola, "obsesionada" por la seguridad
tensidad del odio y del amor, el otro se confunde con el pro- de su departamento, ya que teme "...que me pase algo ... ", y
pio yo (ideal), y cada gesto de su autonomía precipita en el con dudas obsesivas sobre quiénes saben o no de su condi-
sujeto la amenaza de una pérdida insoportable. Lo que el ción de soltera, ya que teme que esto la exponga a ser asal-
psicoanálisis agregó al conocimiento de la pasión, de la que tada. Su intenso anhelo de relacionarse con un hombre y su
siempre hablaron literatos, poetas y psiquiatras, fue que es no menos intenso terror a que esto suceda conviven en ella
propio de ella la tendencia del yo a confundirse con el obje- desde hace tiempo, aunque los cambios que según piensa
to, dado el intenso anhelo de fundirse con él, lo cual es ex- han sufrido los hombres en esta época junto a sus cuarenta
presión a la vez de la fuerte ambivalencia afectiva entre el años, han agravado su angustia. Lo manifiesto de sus ras-
odio y el amor, que lleva fácilmente de la posesividad a la gos neuróticos obsesivos se expresaba en los conflictos ac-
destrucción del objeto. Del beso tierno a la devoración cani- tuales con su feminidad y en los avatares de las relaciones
balística hay sin embargo un largo camino, y no todo sujeto amorosas frecuentes en esta época.
es libre de recorrerlo. Pero así como invista al otro en sus Roxana es exitosa en su profesión, con mucho reconoci-
relaciones de amor, así serán las vicisitudes de sus duelos y miento de sus colegas, ejerciendo la docencia desde los trein-
la posibilidad de sus depresiones. ta años. Hija de inmigrantes, desde muy pequeña el tema de
los hombres y los extraños está asociado a los peligros de lo
Roxana, cerca de sus cuarenta años, vino a verme preo- desconocido. Su madre, que parecía sufrir por la supuesta
cupada por permanecer soltera, lo cual sentía que amena- debilidad de su hija mujer, ya que siendo muy bonita estaba
zaba frustrar sus deseos de tener un hijo. Había estado en "expuesta a los deseos de los hombres", solía advertirle de
tratamiento analítico por estos motivos, sin poder resolver- no dejarse "tocar" por ningún extraño. Su odio por esta ma-
lo, ya que expresaba "No sé si soy yo, si tengo mala suerte, dre no ha tenido atenuantes hasta hoy. Su padre, también
si el análisis no da resultados conmigo ... ", que escondía a la dedicado a la docencia, parece haber preferido no interferir
vez un cierto rencor y decepción con los analistas. A los entre su mujer y su hija, y se divorció cuando ésta era ado-
veintiún años permaneció en tratamiento con un analista lescente. Sin embargo, mantiene un interés tierno por su
que, según dice, "aunque era muy católico, y me llenó de hija, lo cual no ha alcanzado para evitar que Roxana, que
ideas sobre la virginidad, yo ¡que estaba muy asustada por reconoce esa actitud, no lo acuse permanentemente de su in-
el sexo ... l, me ayudó a irme a vivir sola ya tener relaciones diferencia. Este hombre se casó nuevamente, con otra mujer
sexuales Pero en esa época era distinto, los hombres eral') que, según Roxana, es "parecida" a Su madre. El miedo y la
distintos yo era más joven y tenía otro tiempo ...". Retomó angustia que la invaden frente a cualquier relación de inti-
con una analista mujer cuando tenía treinta y cinco años, midad con UD hombre no le impidieron tener varias relacio-

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nes de pareja con diferentes duraciones, pero desde hace miento alternante de desesperación, con imposibilidad de
unos años se han ido reduciendo a encuentros esporádicos. concentrarse y pensar, que agravaba su angustia dado que
Las experiencias parecen semejantes entre sí: conoce a al- le impedía la preparación de sus clases. Por momentos se
gúnhombre que le gusta, comienza a sufrir por la expectati- sumía en una actividad rumiadora, con dudas, reproches y
va de llamar su atención y luego por la espera de sus llama- acusaciones, una divagación seudodelirante alrededor del
dos, en esos períodos se incrementan todos sus síntomas daño que le habría infligido su madre, que recubrían de un
obsesivos (dudas, rituales de limpieza, temores con la segu- barniz obsesivo su desesperación. Estos síntomas eran un
ridad de su departamento, etc.); luego, si sale con él y sobre tanto novedosos en ella. Habíamos visto en el análisis có-
todo si mantiene relaciones sexuales, comienza la declina- mo en otras relaciones con hombres que cursaron en los co-
ción de su interés y el crecimiento de la desconfianza. Tiene mienzos de su tratamiento, su desesperación estaba ligada
sus argumentos para racionalizar sus temores: si es separa- a la desconfianza y a la desesperanza de ver "realizados"
do seguramente no fue un buen marido, o lo dejó la mujer sus deseos de tener un hijo. Cuando fallaba en hacer pre-
por alguna razón que él le oculta, o puede ser que sólo la lla- sente a su compañero, su ausencia la sumía en un vacío to-
me para no estar solo y no porque la ame, quizá tenga sólo tal y catastrófico, que llenaba atribuyéndole engaños o in-
un interés sexual y si ella acepta tener relaciones segura- fidelidades, realizaba ciertos acting destinados a hacer
mente él se marchará; si es soltero la preocupa mucho más, presente a quien la había abandonado (salía compulsiva-
ya que seguramente es prueba de sus defectos para la pare- mente con otros hombres cercanos, tomaba somníferos jun-
ja; si tiene hijos no ha de querer tener uno con ella, pero si to con alcohol haciendo que él se enterara para que acudie-
no los tiene es prueba de que no los desea, etc., etc. Final- ra a auxiliarla, etc.). Esto no hacía más que prenunciar la
mente arriba la separación, con frecuencia provocada por separación, ya que, no pudiendo representarse las ausen-
ella, lo cual la alivia y le confirma lo que piensa sobre los cias de él sino bajo las fantasías de un ataque, el hombre
hombres. Resulta curiosa la forma en que "teoriza" sus per- se le hacía sumamente poderoso y perseguidor, con lo que
cepciones y desconfianza con los hombres a través de sus ob- entraba en una dependencia absoluta e insoportable.
servaciones sociológicas sobre la situación actual de las pa- La dependencia que Roxana adquiría en su relación con
rejas, los comportamientos machistas de los hombres frente los hombres impedía todo intercambio afectivo. En la mis-
a las mujeres que tienen su profesión y son "independien- ma medida de su desesperación por "encontrar" una pareja,
tes", aunque evita vincularse a grupos feministas (que en cuando estaba con un hombre se producía la sensación de
varias oportunidades le proponen alguna participación, rela- una dependencia intolerable, un "lleno" (ella solía decir en
cionada con sus actividades en la Universidad), ya que con- su doble sentido que fulano "me tiene llena ..." aludiendo al
sidera que "... de ser feminista sería como resignarme a no fastidio y cansancio por sus requerimientos y a la vez a su
tener 'nunca más' (sic) un hijo ...". necesidad imperiosa de él), que le resultaba desquiciante y
A poco de comenzar su tratamiento, Roxana comenzó a la precipitaba en el dilema de una expulsión que la retorna-
presentar síntomas que pueden ser considerados depresi- ba a su "vacío". Este dilema en su relación con el hombre
vos, y que vinculamos a una situación de "enamoramiento" parece un drama obsesivo, ya que está presente la duda, la
que estaba viviendo. Además de un decaimiento corporal ambivalencia, la rumiación sobre aquello que no logra cons-
que le hacía penoso asumir sus actividades diarias y de un truir como pensamientos, pero no se trata de un modo de
insomnio rebelde a los ansiolíticos que tomaba en ese tiem- pensamiento en el que el afecto esté desplazado, sino de
po, mostraba todo un cortejo sintomático corporal: dolor de una imposibilidad de representar mon'tantes de afecto y
cabeza, sensaciones de vacío que oscilaban hacia un senti- cualidades del objeto que le posibiliten construir una rela-

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ción con el otro.l" Desde pequeña la relación con su madre Esta dificultad con la negación hacía que, respecto de su se-
se anudaba alrededor de una cierta fobia sexual, que se ex- xualidad y los deseos de ser madre, no pudiera entrar en
presaba en la pregunta inquisidora acerca de si algún hom- una dialéctica entre ella y los hombres con quienes se rela-
bre la había tocado. Ella no comprendía bien esto y solía cionaba. Por lo mismo fracasaba la fantasía y quedaba li-
vacilar en las respuestas a su madre, hasta que habiendo brada al terror. Esta paciente resultaba ilustrativa de que
sido "tocada" por un compañero varón que intentó abrazar- los problemas de la negación, para el psicoanalista, no
la, fue a confesarle a su madre, presa de la angustia y tam- constituyen un problema de lógica sino de la dificultad que
bién de la curiosidad, que un "chico la había tocado", frente conlleva para una transferencia que requiere del juicio de
a lo cual su madre la condujo a un médico para que la exa- la realidad y de la distancia, para que sea posible el juego
minara. Roxana tenía dieciséis años, y sólo entonces parece de la fantasía.
haber entendido que lo que su madre temía era qúe ella Sin duda que estas dificultades de la identificación con
quedara embarazada. Su terror con el sexo y la penetración su madre y otras vicisitudes de sus conflictos edípicos, de
venían de antes de este episodio, pero necesitó buscar en su las que no me ocuparé ahora, eran determinantes de su se-
madre la negación de esto, como "¿No es verdad que fui to- xualidad actual y de los aspectos más neuróticos de sus
cada pero no estoy embarazada?". La madre falló en esta conflictos con los hombres. A esto se agregaba un reencuen-
negación, porque estaba fallada la discontinuidad entre tro constante con estas angustias, por lo que ella denomina-
una y la otra y, al menos respecto a la sexualidad, estaban ba "el carácter" de "los hombres de ahora", queriendo aludir
fusionadas por un mismo terror. El médico al que asistieron con ello a ciertas características de las relaciones que le ge-
juntas supongo que intentó, frente a tan extravagante con- neraban miedo e inseguridad. Los hombres que podía cono-
sulta, aliviarlas con su dictamen, pero esto mismo lo dejó cer estaban escépticos o decepcionados de la vida amorosa; .
en la posición de un juez, en una relación nuevamente dual existía el riesgo de que sólo les interesara (como siempre
en la que Roxana no podía establecer su propia negación.l? había casi delirantemente creído su madre) el sexo y que,
una vez obtenido esto de ella, la abandonaran, era "típico"
que no desearan una familia, ni estuvieran dispuestos a un
compromiso "con mis locuras" ya que en seguida "se dispa-
18. Vale recordar al efecto lo que señala Winnicott respecto de lo "po-
tencial" para el niño, en el que la presencia-ausencia del objeto en el espa- ran", ella no podía soportar la "autonomía", la "libertad" y
cio transicionalle posibilitan la construcción de representaciones y los el "egoísmo" con que todos defendían sus intereses perso-
procesos de pensamiento. En nuestra paciente la presencia-ausencia no nales. Tras una ciet:4l máscara de pasividad femenina y
evocaba nada transicional, como si "las cosas son lo que son", o está o no complaciente racionalidad, Roxana tenía percepciones par
está, y sobre esto ya no cabía ni el juego transferencial ni el pensamiento ranoides del otro, vivía bajo un estado de alerta constante,
elaborativo que requiere del desplazamiento, la sustitución y la fantasía.
19. Recordemos que el "juicio de atribución" bueno/malo es previo al sospechando siempre de "las verdaderas intenciones" de
"juicio de existencia", existe/no existe, necesario para la constitución de la aquellos con quienes se relacionaba. .
realidad. Si el juicio de atribución es confuso, como parece haber sido en El nuevo acontecimiento, ya que no se trataba estricta-
esta madre en todo lo relativo al sexo, queda afectada la existencia y la mente de una relación, consistía en lo siguiente: en un viaje
realidad: sucedió/no sucedió, me tocó/no me tocó. Roxana no podía negar encuentra a un hombre que creía conocer de antes sin po-
estrictamente porque en cada negación referida al Otro (objeto total) se
producía para ella un riesgo de entrar en confusión. No podía pensar: "mi
der recordarlo y que le resultó atractivo, con el que mantie-
deseo no es el deseo de él, necesario para la diferencia", ya que se trans- ne una breve conversación cuando arriban a Buenos Aires.
formaba en: "mi deseo (de penetración) es el deseo de él de romperme", En ella confirma que se trata de un intelectual conocido,
con la respuesta de terror consiguiente. del cual ha leído algunos trabajos. Éste le deja su teléfono

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ofreciéndose para un encuentro "si necesita algo en que él agregaron los síntomas corporales. La renegación de aque-
pueda servirle". Luego de ese encuentro es presa de una an- llos aspectos más conflictivos e inaceptables de los hombres
siedad notable y comienza una conducta que parece obsesi- estaba en la base de esta realidad "bizarra y extravagan-
va: llama a este hombre por teléfono repetidas veces y te"20en la que se ha instalado. En ella logra el dominio del
cuando él atiende hace silencio y cuelga el auricular; co- otro y su distancia, evitando la confusión y el terror que le
mienza a concurrir a unas clases que él está dictando en un producía todo encuentro íntimo. Por fin tiene "un novio"
instituto sólo para verlo, se sienta al fondo de la clase y tra- que, siendo inasequible, le garantiza que su permanencia
ta de que él no perciba su presencia. Ambas conductas son sólo depende de ella. Por fin "vive" un amor duradero que
repetidas convirtiéndose en un cierto ritual. A veces piensa no puede ser perturbado por el otro, ya que el otro de este
en que tendría que hablar con él , pero como él podría dar- amor le pertenece. La angustia y la excitación que siente en
se cuenta de que es ella quien llama por teléfono sin res- la realización de este ritual le brindan un goce semejante al
ponder, no se atreve a hacerlo. Desde su encuentro en el ae- del fetichista, y como éste, defiende "su secreto", el que per-
ropuerto nunca más volvió a hablar con él y, como en los manece disociado de los demás aspectos de su vida. Ya no
antiguos amores románticos, él no está enterado de la ex- desespera esperando que la llamen, llama ella cuando lo
traña pasión que ha despertado en ella. Solía decirme en- desea. Sabe cuándo y cómo ir a "su encuentro", para el que
tonces que este enamoramiento mostraba "todo lo antigua se prepara especialmente aun cuando está segura de cui-
que ella era", ya que esos amores "puros", como era el que darse de no ser vista por él ni descubierta por otros.
sentía por este hombre, "ya no existen más". Tengo la impresión de que esta solución bizarra que Ro-
Esta idealización amorosa de un objeto "a distancia", xana ha encontrado a un antiguo conflicto no proviene sola-
que no le resulta peligroso porque no está "encima" de ella mente de su historia edípica ni de las vicisitudes de su
como otros hombres, parece haberle servido para atenuar identificación con la madre, aun cuando no dudo que éstas
su odio y su terror a los hombres. En esta relación con al- constituyen el "material" con el que la ha construido. Pro-
guien que siente inasequible, su yo logra ignorar el resenti- viene también de la puesta en juego de una defensa extre-
miento que puede producirle esta no disponibilidad del ma y a la vez gozosa sobre su realidad, como si con el solo
objeto, comohabitualmente le ha ocurrido con otras relacio- golpe de la renegación hubiera podido sobrepasar las penu-
nes "más reales" en las que su compromiso afectivo le resul- rias a las que la sometía su desesperado anhelo por los
taba catastrófico. Observemos que, si bien ella relata en se- hombres. Ya no tenía que "poner el cuerpo" y exponerse a
sión estas vicisitudes, su síntoma consiste en un acto que relacionarse con un deseo por el cual sentía que era daña-
realiza al modo de un ritual, configurando una nueva reali- da, y de paso, se aseguraba de que, no siendo vista por él,
dad en la que desde entonces vive. No se trata de la repre- lograba impedir que pudiera usarla para su goce. Hay sin
sión ni de la angustia señal de un retorno de 10 reprimido; duda en su posición un halo de omnipotencia maníaca, pero
estrictamente no hay una lucha contra representaciones de no padece una manía, salvo que comencemos a comprender
deseos en el yo, sino más bien una falla, una dificultad, en bajo ese nombre muchas de las pequeñas y grandes rarezas
los modos de vivenciar y representar los deseos que la ani-
man y su relación con la realidad. Aunque esta actividad le
20. Recuerdo a propósito estos rasgos que fueron señalados por Freud
ocupa casi todo su tiempo, conformando un seudodelirio al como consecuencias de la renegación, ya que considero que es este modo
modo en que lo hacen las erotomaníacas, Roxana no está de la defensa el que -domina la producción de este tipo de síntomas que se
psicótica ni se trata de proyecciones o vivencias persecuto- manifiestan siempre en la conducta del individuo, el que suele desenten-
rias; su estado era solamente de ansiedad hasta que se derse de interrogarse por su significación.

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que observamos hoy en los comportamientos de pareja. Por- alguna del individuo. Quizás el rasgo más característico de
que también hay, como solía recordarme Roxana cuando yo estas depresiones sea, como en los niños, el aburrimiento,
señalaba algo respecto de su omnipotencia, negación ma- el aislamiento social, el empobrecimiento emocional y afec-
níaca en esos hombres que transcurren su vida amorosa en tivo. Todos estos caracteres estaban presentes en Roxana,
los esporádicos encuentros sexuales con mujeres con las quien no dejaba de cumplir sus tareas docentes, pero espe-
que, según creen, sólo los une "el placer del encuentro", co- raba la noche para llegar a su casa, preparar una bandeja
mo si fuera posible a un mismo tiempo relacionarse y per- con comida "rica", según decía, e instalarse frente al televi-
manecer indemne de todo compromiso afectivo. Esto consti- sor sin que supiera decir muy bien qué es lo que realmente
tuía para ella "la realidad" del amor y sus posibilidades había visto la noche anterior. Por las mañanas debía hacer
actuales; contra esa realidad estaba dirigida su sintomato- grandes esfuerzos para iniciar el día, en parte porque no
logia. dormía bien durante la noche y se sentía cansada, en parte
Su depresión posee muchos de los caracteres de las de- porque la desgana y el desinterés le hacían sentir como una
presiones que observamos en la actualidad, muy marcadas imposición las tareas que debía enfrentar en su trabajo, del
por la presencia de defensas renegatorias de aspectos de la cual dependía no sólo económicamente para su sustento, si-
realidad. Se manifiestan por el estado ansioso, la disper- no que a la vez la tarea intelectual constituía su única
sión mental, la falta de interés por lo cotidiano, los malesta- fuente de satisfacción. Los fines de semana pasaba largas
res corporales migrantes, los trastornos del dormir. Resulta horas en su ordenador personal, a veces preparando clases,
dificil referirlos a una vivencia de pérdida y por lo mismo a con frecuencia prolongando este tiempo en juegos que la
los síntomas del duelo. En algunos pacientes semejan al misma máquina le proveía, "sin darse cuenta" de las horas
cuadro clínico de la actual neurosis, sobre todo por su sola que allí transcurría. En estos estados rechazaba salir de su
referencia a un conflicto o a una insatisfacción actual, sin casa o llamar a sus amigas o compañeros de trabajo, justa-
que se desplieguen contenidos asociativos. Tampoco tienen mente con la justificación de que estaba "deprimida" y que
los caracteres de las depresiones melancólicas, aunque en ese estado nadie querría estar con ella, además de que
comparten con éstas las dificultades para el pensamiento, lastimaba su amor propio "rebajarse" a llamar porque se
los sentimientos de vacío, la ansiedad y en ocasiones cierto sintiera sola. Roxana no lograba saber por qué se sentía de
grado de agitación. La fantasía en estas personas está em- este modo, no encontraba explicación alguna, salvo una in-
pobrecida; suelen tener un pensamiento operatorio, abor- satisfacción por su vida, sentimiento que por otra parte la
dando sus ocupaciones prácticas con un automatismo que había acompañado siempre. La "depresión" y la "vida", el
muestra la carencia emocional y afectiva. Y, rasgo que con- cambio de una es la condición del cambio de la otra, y esto
sidero esencial, es observable que, a diferencia de las depre- suele llevar al sujeto más allá de la elaboración de algún
siones clásicas que siempre están referidas a un objeto duelo puntual, para constituirse en una reformulación de
marcado por su dimensión de pérdida, estos pacientes se las relaciones del sujeto con su realidad que le permitan
rodean de objetos, que denomino "inertes", muy similares a restituir el dominio del deseo y el placer. Roxana sólo sentía
los del consumo, con los que mantienen una relación de tipo la agitación de la vida en este encuentro ritual con "su ena-
adictivo. Frecuentemente su depresión cursa en el aisla- morado"; todo lo demás de su realidad había devenido mor-
miento de los otros, expresado en su repliegue solitario so- tífero, vacío, habitando un cuerpo que sólo le brindaba las
bre el televisor, el ordenador personal, los videojuegos o la señales del dolor y el cansancio. Pero, ¿en qué consiste esta
adquisición adictiva de objetos técnicos que son adorados realidad y cuál es la dimensión del objeto que posibilita el
sólo por su cualidad de ser novedosos, ajenos a necesidad deseo y el placer?

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7. DE UN OBJETO QUE NO OBJETALIZA objeto para su madre, con más precisión, de tomar el lugar
de ser el sustituto del pene del que la madre está privada.
Freud había señalado= que la realidad no puede ser co- La "madre" como tal se constituye a través de la inscripción
nocida por el sujeto más que por la deducción de lo verda- en la subjetividad de la mujer de esta falta de pene y del de-
dero a través de la complejidad de lo que percibe y las in- seo de que "un niño" ocupe ese lugar.22 Es a partir de que el
terdependencias entre esto percibido y los deseos y las niño asume esa significación de ser el pene de la madre, es
fantasías del sujeto que provienen de la historia de sus in- decir desde esa posición de objeto, que adviene a los inter-
vestimientos libidinales. Esta postulación marca el predo- cambios subjetivos con sus semejantes. Además, como lo
minio para el hombre de lo simbólico, y es también el corre- muestra el gráfico que Freud desarrolla en ese artículo, es-
lato de que para el sujeto toda verdad es "verdad histórica te niño-pene intermedia la relación que la mujer establece
construida". Ahora bien, un rasgo común a todas estas for- con el hombre. Pero no se trata solamente del aspecto cons-
mas de depresión actual es la dominancia de formas de re- titutivo y estructurante de la subjetividad, ya que este niño-
negación de la realidad. Renegación de aspectos de la reali- pene ha de estar siempre presente en las relaciones amoro-
dad social que vive el individuo, renegación del cuerpo y sas entre el hombre y la mujer adultos. Ya sea como deseo
sus funcionamientos biológicos, renegación de la ·diferencia de la mujer de recibirlo del hombre, el que queda investido
de sexos, junto a otras formas menores. Además de las ex- de los antiguos deseos por el padre, ya sea bajo el deseo de
travagancias y rarezas que caracterizan a estos comporta- que el hombre mismo sea el objeto-niño que le falta. Y esta-
mientos, el precio de la renegación es también la depresión rá presente del lado del hombre como deseo de "completar"
sin duelo, los dominios de la sensación por sobre la expe- a la mujer que ama a través de la satisfacción de ese deseo,
riencia del afecto y la emoción, el empobrecimiento de la lo cual es causa frecuente del temor que sufre frente al de-
fantasía y la imaginación, la carencia de la transferencia y seo de la mujer. También este niño-pene se hará presente
los sentimientos de vacío. en la pareja amorosa, en los deseos del hombre y la mujer
La división sujeto-objeto, tan esencial para la construc- de "recuperar" el niño que alguna vez fueron, a través de los
ción de conocimientos en las ciencias naturales, no tiene el juegos eróticos del amor, de la ternura y los cuidados que
mismo sentido para el psicoanálisis. Como ya hemos visto, mutuamente se dispensan. Hay que agregar que el niño,
tanto el objeto como el sujeto se constituyen mutuamente y desde este lugar de objeto con relación a la falta en la ma-
es importante insistir en que también los destinos de uno dre, por un lado "objetaliza" a la madre y al padre otorgán-
marcan indeleblemente los destinos del otro. No se trata doles la dimensión de objeto ("una madre", "un padre") y,
por cierto de una confusión o indiferenciación del sujeto res- por otro, al ubicarse en las coordenadas de los ideales del yo
pecto del objeto, como tampoco de su diferenciación plena, de ambos, facilita el despliegue de su economía narcisista,
sino que la diferenciacióny la autonomía, que son esencia- que en mucho contribuye a las significaciones del padre y
les para el sostenimiento de esta diferencia entre sujeto y de la madre en la cultura.
objeto, es siempre problemática para el hombre. Recorde- Según Freud lo que denominamos "objeto fetiche"23 es
mos que Freud postuló que el niño sólo advendrá a su lugar aquel que ocupa el lugar del falo de la madre, y está signifi-
de sujeto pasando necesariamente antes por el lugar de ser
22. Véase S. Freud, "Sobre las transmutaciones de los instintos y es-
pecialmente del erotismo anal" (1917) y su ensayo sobre "La femineidad",
21. Véase uno de los últimos trabajos de Freud, Esquema del psicoa- ob. cit., tomo 11.
nálisis (1939), ob. cit., tomo IlI. 23. "El fetichismo" (1927), ob. cit., tomo n.

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cado para el sujeto por la renegación de esa falta o, lo que de modo constante la tensión de necesidad a representacio-
es lo mismo, por la renegación de la realidad de la castra- nes, en las que el sujeto podrá hacer circular sus deseos y
ción. La realidad de la castración no sólo afecta al falo, ya buscar su satisfacción. Este dispositivo, que transforma
que la inscripción de esa falta se extiende a las sucesivas "cantidades" de excitación en "cualidades" de representa-
pérdidas que el niño debe atravesar: el destete, el control ción, es vital para el funcionamiento subjetivo, porque el
de los esfínteres, las sucesivas separaciones de la madre, sujeto no posee otra posibilidad que la del lenguaje para
hasta el reconocimiento de la castración y la diferencia de transformar sus sensaciones internas y los montantes ins-
sexos. Todas las experiencias posteriores de pérdida cursa- tintuales, de vida y de muerte, para transformarlos en per-
rán bajo estas mismas coordenadas, teniendo que asumir cepciones y pensamiento. Bajo la "identidad de percepción",
en su propio yo la pérdida del objeto (identificación), lo cual al modo de la "alucinación primitiva", el objeto se hace pre-
posibilita que se abra en la fantasía (yen la transferencia) sente en su valor de cosa; su representación no permite
el deseo de un "reencuentro" con e1objeto perdido a través ningún juego de significación ya que permanece fundido a
de aceptar su sustitución. 0, por el contrario, si frente a la esta dimensión "cósica". Sólo la "identidad de pensamien-
experiencia de la pérdida responde con la renegación de su to", bajo la cual el objeto está en la representación, permite
realidad, abrirá la posibilidad de construirse objetos fetiche el juego de los sentidos, su desplazamiento, los desplaza-
que exigirán de él la repetición continua de esa renegación mientos y sustituciones que la imaginación y la fantasía
de la realidad. En estas condiciones, su deseo, la fantasía, hacen posible al sujeto. Y este pasaje al pensamiento, a las
el investimiento transferencial de nuevos objetos, su capa- fantasías de deseo, a la transferencia y el despliegue de la
cidad de "acción específica" para actuar sobre la realidad en imaginación, sólo es posible por la inscripción subjetiva de
función del placer, se verán empobrecidos. Esta renegación esta dimensión de "pérdida de objeto". El papel fundante
está en la base de formas compulsivas de repetición, ya que de esta dimensión de pérdida de objeto para la "objetaliza-
en el lugar de una pérdida y de una falta estará necesitado ción" de los objetos, es decir para que se constituyan con re-
de colocar siempre un objeto presente, cuya función princi- lación al deseo, es también la que posibilita al individuo la
pal es suturar esa falta y negar su pérdida. Esta actividad relación con los otros en el sentido más pleno de su dimen-
repetitiva del yo, que caracteriza el funcionamiento feti- sión objetal.
chista, es lo que otorga esa cualidad bizarra y extravagante A. Green sostiene la hipótesis de que las pulsiones de vi-
del yo, de las que hemos hablado a propósito de la paciente da aseguran una "función objetalizante" de los procesos psí-
Roxana. quicos. Es decir, función de crear relaciones de objeto o
Se trata de que es la dimensión de pérdida de objeto la transformar en relaciones de objeto estructuras previas,
que fuerza al sujeto a representar, y es esta actividad de por el cual el sujeto efectúa el investimiento significativo de
representar la que intermedia la relación del sujeto consigo un otro. Incluso si este objeto es el mismo yo o el sí-mismo
mismo, con la realidad de su cuerpo, con sus emociones, (self). Inversamente, las pulsiones de muerte tendrían como
afectos y sensaciones, y aun la que permite su relación con perspectiva una "función desobjetalizante", que se cumpli-
el mundo social. La "experiencia de satisfacción" que Freud ría esencialmente por sus fuerzas de desligadura. Lo que
ubica como fundante de esta actividad de representación, esta desobjetalización atacaría no es sólo la relación con el
ya que fuerza al niño, frente a su separación del pecho, a objeto, hecho que había señalado Freud, sino también todas
construir su representación alucinatoria, no consiste sola- las sustituciones posibles y aun el hecho mismo del investi-
o mente en un momento evolutivo. Por el contrario, se trata miento 1ibidinal, ya que la pulsión de muerte tiene como
de un verdadero dispositivo mental que en el hombre liga función propia la del desinvestimiento de objeto. Esta fun-

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ción desobjetalizante podemos observarla en la melancolía, ciación, "puedo dominar bien este asunto". Desde su sepa-
en el autismo infantil, en algunas formas de psicosis, en las ración vive solo, más allá de que esporádicamente y por pe-
anorexias nerviosas y, como ya vimos, en las patologías psi- ríodos cortos, alguna mujer "se instala en mi casa ... hasta
cosomáticas. Dice este autor: que aguanto". Refiere no estar muy entusiasmado con el
trabajo que hace e imagina que en algún tiempo más se re-
[...] me ceñiré a una sola precisión, pero fundamental: la ten- tirará, sin saber bien qué querría hacer luego. Lo mismo
dencia objetalizante de las pulsiones de vida o de amor tiene sus viajes han dejado de interesarlo y se limita a cumplir
por consecuencia principal cumplir, por mediación de la fun- las tareas que los motivan, ya que "no hay nada nuevo que
ción sexual, la SIMBOLIZACION (Bion, Winnicott, Lacan).
Tal cumplimiento es garante de la intrincación de los dos
pueda conocer". Habla de su vida como si se tratara de un
grandes grupos pulsionales cuya axiomática sigue siendo a mi transcurrir automático, con una cotidianidad ritualizada,
parecer indispensable para la teoría del funcionamiento psí- sin sorpresas ni sobresaltos. Durante las primeras entrevis-
quicO.24 tas que tuvimos me aburría frente a la monotonía y la falta
de contenido emocional de lo que me contaba, que no me
Creo que muchos de los caracteres bizarros y extrava- despertaba ningún interés y creo que a él tampoco. Sin em-
gantes 'que observamos hoy en la conducta de nuestros pa- bargo continuaba viniendo. Al cabo de un tiempo me dice,
cientes, cuyos rasgos fetichistas se expresan más en las mo- respondiendo a un señalamiento mío acerca de que por pri-
dalidades de los objetos con los que se relacionan, además mera vez lo notaba preocupado, que "... me fue mal con una
de la relación señalada con las formas de renegación de la chica con la que estuve anoche, me armó un escándalo en
realidad, muestran su relación con la pulsión de muerte a una galería, sin sentido ... se puso loca porque fue a ver si
través de las características de relaciones de objeto en las estaba con N., seguro que por algún chimento del ambien-
que parece empobrecerse su dimensión simbólica, la fanta- te ... tuve que sacarla a los empujones ... le pegué una cache-
sía y la capacidad de imaginación, y que generan dudas tada, no quería parar de gritar ... y bueno ... al final dijo que
acerca de las modalidades de investimiento que las sus- iba a la comisaría a denunciar que le había pegado ... quería
tentan. que una persona que estaba allí le saliera de testigo ... un
escándalo ... estoy esperando a que me citen de la policía ... ".
Raúl no sabía precisar por qué había venido a consultar- Luego fui sabiendo que no había sido su único episodio de
me, salvo que una amiga se lo había sugerido y a él le pare- violencia con las mujeres. Mantenía relaciones con varias
ció "razonable" hacerlo. Estaba próximo a cumplir cincuen- mujeres, y sabía que era conocido (y valorado, según él) en
ta años. Se ocupa de comercializar obras de arte, por lo cual su ambiente por esto. Estaba siempre "alerta" de conocer a
debe viajar con frecuencia al extranjero. Tiene dos hijos de alguna mujer que fuera bonita o llamativa, en la galería, en
un matrimonio "de juventud" con una mujer de la que se las exposiciones, en las muchas horas en que concurría a
separó hace ya dieciséis años y con la que sigue mantenien- un bar próximo a su -trabajo. Su "verdadero" trabajo era
do una relación cordial y amistosa. Consume regularmente ése: conquistar mujeres y "acumularlas" o "coleccionarlas"
cocaína, sin considerarse un adicto ya que, según su apre- como hacía con las obras de arte. Aunque, al igual que con
el consumo de cocaína, decía que esto le hacía bien y no lo
inquietaba porque "... puedo dominar bien la situación ...".
24. André Green, "Pulsiones de muerte, narcisismo negativo, función
desobjetalizante", en "La pulsión de muerte", simposio organizado por la De allí su perturbación cuando una de estas mujeres le hi-
Federación Europea de Psicoanálisis, en Marsella en 1984. Publicado en zo esa escena de celos imprevista para él. Él asumía esta
Buenos Aires, Amorrortu, 1990. "actividad" de conquistar mujeres como una parte natural

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del transcurrir de su vida, ya que su interés eran "las mu- No llegué a saberlo, porque luego de "un mes", tiempo má-
jeres", pero, una por una, no sentía ningún interés por nin- ximo que soportaba a una mujer, me anunció que se iba de
guna. Me repetía que "no me hago lío con las mujeres" ya viaje e interrumpió sus entrevistas durante seis meses.
que nunca salía con una más de dos o tres semanas. Tam- Es dificil establecer si había fantasías de deseos con es-
poco tenía demasiado interés sexual, ya que lo que más lo tas relaciones, que me parecían ser indiscernibles del com-
atraía, y a lo que se dedicaba era a la conquista; en varias portamiento del fetichista. Quizás el análisis hubiera mos-
ocasiones me dice que "si se da la cama bien ... pero no es lo trado la existencia de algún conflicto neurótico, edípico, en
que más me interesa ... porque ahí empiezan a veces los pro- la singularidad de alguna relación, pero de su discurso du-
blemas ...". Tenía la certeza de que traspasado el mes, y so- rante las entrevistas= no se desprendía que sintiera con-
bre todo si las dejaba permanecer en su casa, "comienzan tradicciones o complejos por la simultaneidad de relaciones,
los problemas". Pero no tenía en absoluto la sensación de ni dudas o dilemas (el "ésta o aquélla" del obsesivo), ni cul-
que se tratara de "sus" problemas de relación con las muje- pa por los engaños, ni ningún rasgo de ambivalencia (amor-
res, sino de los problemas naturales de estas relaciones. Me odio o atracción-rechazo), ni mostraba angustia, ya que no
convencí de que justamente no tenía la sensación de conflic- parecía haber ningún deseo imposible o impedido, sino más
to con ellas porque nunca llegaba a relacionarse. Su víncu- bien una falta notable de emoción o afecto por sus encuen-
lo era como lo expresaba en sus relatos de las relaciones: "... tros. Aun su sexualidad, de la que habló siempre en térmi-
anoche la llevé a L. a casa, funcionó bien [...] vino M. al ne- nos de "funcionar" bien o "funcionar" mal, no parecía referi-
gocio el dispositivo fue perfecto ... estoy seguro de que me da tanto a la búsqueda de placer sino a una parte más de
llama ". En una oportunidad en que no tuvo erección es- sus dispositivos de acompañamiento. Lo que sí él tenía que
tando acostado con una mujer muy joven, me dice "No sé asegurar que "siempre haya al menos una", presencia que
qué fallá.... está muy buena ... debe de haber sido que salí co- le garantizaba su dominio sobre la soledad. Sin embargo,
rriendo de la galería para ir a su casa y no me condicioné tengo la impresión de que esta vida amorosa tan singular
mentalmente ..." A diferencia del Don Juan de la literatura no hacía de Raúl una especie extraña en el jardín de la cul-
moderna, este Raúl posmoderno era "un hombre de nego- tura actual. En su historia familiar, de la que sólo me rela-
cios" eficiente, práctico, veloz en el manejo de su empresa, tó algunos recuerdos como respuestas escuetas a preguntas
lo que le había permitido reunir un patrimonio importante. mías, hubo un padre, profesional muy exitoso, a quien Raúl
Su actividad le dejaba mucho tiempo libre, el que llenaba recordaba como severo, formal, con el que siempre tuvo una
con esta dedicación a: las mujeres. Se mostraba €onvencido sensación de distancia. Una madre, ama de casa, a quien
de que el ser un hombre solo lo convertía en una suerte de recuerda tierna, afectuosa, y a quien cuidó los últimos años
candidato permanentemente deseado por las mujeres. Pa-
recía pasar de una a otra actividad sin que se notaran cam-
bios; en ambas vendía o "se vendía" bien, lograba engañar 25. El paciente concurría a mi consulta una o dos veces por semana
con el valor de un cuadro o engañar con la promesa de una en horarios que íbamos combinando en cada encuentro. Entendía que no
relación que no deseaba; "la cotización" de obras que poseía se daban condiciones para formalizar un análisis, que tampoco él quería,
había subido lo mismo que había logrado "cotizarse más" a argumentando que, dado el estilo de sus tareas y la frecuencia de sus via-
jes, no iba a poder tener continuidad. En general mi actitud es la de no
los ojos de su nueva conquista. Una de sus mujeres lo había hacer diferencias entre las entrevistas y el tratamiento; suelo esperar que
enviado a mi consulta y durante un tiempo sospeché si no éste vaya surgiendo en el mismo tiempo en que se establezca una deman-
concurría a verme como parte de alguno de sus "dispositi- . da de análisis, pero periódicamente él necesitaba aclararme que "no que-
vos" de conquista ya que se trataba de una mujer analista. fía analizarse", y esto parecía ser necesario para seguir viniendo.

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de su vida, desde su viudez hasta su muerte, hacía diez estaba dado porque tenía el carácter de algo expulsivo que
años. La escena primaria que podía reconstruir con estos producía en él la sensación de alivio.
recuerdos parecía un hogar amable, sin conflictos y sin de- Él ignoraba la dependencia que tenía de estas relacio-
masiadas pasiones. Era difícil saber si esta escena estaba nes, como ignoraba su aspecto compulsivo, ya que "mien-
teñida por el estilo afectivo actual de Raúl, o si era verda- tras hubiera una", cosa que siempre aseguraba, el objeto te-
deramente una relación poco afectuosa o indiferente. Nada nía para él "presencia" que conjuraba la angustia. Con el
surgía de ella que ayudara a comprender los rasgos actua- beneficio secundario de "hacer creer" y creerse él mismo
les de mi paciente, que refería cada señalamiento mío a al- que era "un hombre sumamente independiente". Raúl siem-
gún aspecto de la realidad actual, diciéndome "sí, de acuer- ,pre sospechaba y temía terminar haciendo lo que los otros
do, pero es así... no quiero hacerme problemas ...". querían de él, pasando con notable facilidad, y violencia ha-
Raúl era un hombre reconocido y con prestigio en su ofi- cia el otro, de sentirse el actor principal que manejaba la si-
cio. Mantuvo siempre una relación cercana con sus dos hi- tuación, a ser una víctima de lo que el otro le hacía. Cual-
jos, atendiendo sus necesidades prácticas y su educación. quier interpelación que le hiciera una mujer era vivida
Se consideraba un "buen padre", ya que nunca los había como amenazante, paralizante, ya que lo exponía al riesgo
descuidado, "como sucede con las separaciones". Desde ha- de "ser invadido" por ella. Frente a estas demandas él se
ce quince años forma parte de un grupo "de filosofía orien- atenía a sus actos "yo soy así, otra cosa no puedo hacer",
tal", con el cual se reúne una noche fija por semana, ade- afirmando siempre su independencia: "yo no quiero nada,
más de hacer jornadas de fin de semana mensuales, en las no necesito nada-de vos".
que se trasladan a una casa de campo y conviven durante Las personas como nuestro paciente suelen tener' como
cuatro días. Él consideraba que este grupo era "su familia", rasgo una notoria falta de intimidad. No sólo que no pue-
ya que con ellos tenía la intimidad, la confianza, la sensa- den generar intimidad en los demás, ya que les resulta
ción de lo verdadero, que no podía vivir en ninguna otra re- amenazante por el riesgo de invasión, sino que tampoco la
lación. Junto a estas formas de relación con la mujer, for- tienen con ellos mismos ya que viven defendiéndose de su
mar parte de este grupo parecía otorgarle a Raúl una forma propio interior, angustiante, paralizante, sobre el que no
de identidad, la que afirmaba en que él era "diferente" de pueden pensar. Estas vivencias determinan que suelan afe-
otros hombres respecto de la mujer (como una suerte de sa- rrarse a un pensamiento práctico y operatorio, ya que son
biduría especial), y el grupo era "diferente" de todos los de- incapaces de reflexión. Raúl afirmaba que el único sitio en
más, que no entienden las cuestiones clave de la existencia. el que él podía pensar era en su grupo oriental, pero curio-
Sin duda la identidad de Raúl era frágil, vivenciada como samente las reuniones de este grupo se dedicaban priorita-
disociada y débil, para lo cual necesitaba de sus repetidos riamente a escuchar a un maestro y a meditar. Tenía un
acting con las mujeres para afirmarla, lo mismo que el gru- gran apego a la realidad práctica, también a la realidad de
po le aseguraba en este "ser diferente" un cierto aniquila- las mujeres que decía conocer muy bien, que bien podía pa-
miento de los otros diferentes. Necesitaba siempre hacer al- recer obsesivo por el control que ejercía, pero a la vez mos-
go con las mujeres, porque era a través de esos actos que él traba una ansiedad catastrófica cuando algo de esa reali-
podía lograr una vivencia de identidad (decía que era por dad quedaba fuera de su dominio. En el caso de las mujeres
ese rasgo "conocido en el ambiente"). De esta forma conju- esto desencadenaba agresiones y huidas.
raba también todo sentimiento de vacío o soledad. Su hacer La dificultad para pensar es también característica de
con las mujeres no parecía en absoluto el hacer de la sexua- estas personas. Raúl era sin duda inteligente para percibir
lidad hacia el placer y la satisfacción; su sentido de acting situaciones y encontraba respuestas adecuadas. Peso (lALO

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pensamiento operatorio puede coexistir con una gran difi- Esto nos orienta hacia esa relación, en la que insistió Mela-
cultad para la reflexión. Es demasiado abstracto hablar en nie Klein, entre la envidia y la pulsión de muerte, ya que
cuanto a estos rasgos de un déficit simbólico. Estas perso- muchos de estos rasgos muestran formas de envidia des-
nas suelen ser muy racionales para pensar cuestiones espe- tructiva hacia el otro y también hacia el propio yo.26
cíficas de la realidad y tener al mismo tiempo una notable Ciertos aspectos de la realidad social, y sobre todo el do-
dificultad para elaborar un pensamiento sobre ellos mis- minio que tomó la economía sobre la vida de los individuos,
mos, sobre todo por esta dificultad con la intimidad que han generado nuevas exigencias que ponen a prueba la ca-
mencioné. Mi percepción de estas dificultades del pensa- pacidad de enfrentarlas y, por cierto, generan también for-
miento en Raúl surgió a través del aburrimiento que me mas nuevas de fracasos. En éstos es la economía narcisista
producía escucharlo, ya que se limitaba a un relato monóto- la primera en anunciar las dificultades del yo con la reali-
no, sin afecto, que denotaba no sólo la falta de contacto con dad. Sabemos que el investimiento libidinal sobre sí mismo
sus sentimientos sino un modo de evitar la intimidad con- y sobre los otros de trato y sociedad forman parte de una
migo. No se trata, como en algunos neuróticos, de que los misma economía psíquica, necesaria para el sostenimiento
afectos no logren expresarse por inhibición o represión, sino de lo que llamamos salud mental. Lo hemos visto en el ca-
que estrictamente parecen faltar las vivencias subjetivas de pítulo segundo a propósito de la individualidad. Es justa-
sus emociones, haciendo que sólo puedan nombrarlas por mente en la tensión entre el individualismo actual ylas
relación a situaciones que han vivido y relatan. Pero ese re- exigencias de la realidad que se producen las llamadas pa-
lato, por la falta de esta vivencia subjetiva, resulta inautén- tologías del narcisismo, en las que mucho han insistido los
tico para quien lo escucha. psicoanalistas en los últimos tiempos, aludiendo a una per-
turbación específica del funcionamiento narcisístico que
diagnostican bajo diversos rótulos: perturbaciones narcisis-
8. PATOLOGÍAS DEL NARCISISMO Y VIOLENCIA ACTUAL tas de la personalidad, trastornos narcisistas del carácter,
patología narcisista, etc. La bibliografía existente es tan
Es la búsqueda del amor, la satisfacción de necesidades, profusa como variada y parece ser reveladora de un cierto
la sed de vida la que conduce al individuo hacia el objeto, a malestar de los psicoanalistas frente a un tipo de proble-
su relación con el deseo y la demanda de amor, a la fantasía mas clínicos que no encuentra respuesta en la teoría ni en
y la imaginación'. La realidad sólo es investida si ésta posi- los criterios de eficacia del método analítico.
bilita alguna forma de placer y satisfacción. Por el contra- Muchas de estas personas a las que rotulamos como per-
rio, la tendencia a desprenderse del otro, a aniquilarlo en
su vida psíquica, aun a riesgo de destruir el psiquismo pro-
26. Para muchos psicoanalistas la pulsión de muerte quedó limitada
pio ya que éste es percibido y se experimenta como la repre- 1I un mero complemento teórico, una especulación sobre las fuerzas de la
sentación del otro.rsobreviene cuando la realidad se ha he- vida, o como el nombre de la agresividad, la destrucción, etc. Esto a pesar
cho traumática para el sujeto, fuente de frustraciones y de lit! que toda la clínica freudiana, y sobre todo los escritos posteriores a
odios. Estos procesos son los que se manifiestan marcada- 1020 (El yo y el ello, que es un texto sobre las implicancias -para la subje-
mente en las depresiones melancólicas, y reconocemos SUB Ilvldnd de la pulsión de muerte; "El masoquismo", hasta los escritos 50-
síntomas como relativos a esta relación insoportable con la IIr.. 111cultura en. 1930), no dejan de insistir sobre los efectos de la exis-
tllllolll do In puleión de muerte para la vida mental. A esta comprensión
realidad de una pérdida. Son estos mismos procesos, en di- 11111111111 du In puJeión de muerte en relación con' problemas de la cultura
versos grados, los que observamos en la actualidad presen- Iwl,lIlIl, mu ho refcrído en un libro anterior, Historia y repetici6n (Buenos
tes en la microviolencia de muchas relaciones cotidianas. AI",", I'lIielÓ". J 992).

346 ,14"
turbados narcisistas, viven en estados de ansiedad constan- cohol, en el consumo de drogas, en el adormecimiento logra-
tes, y suelen vivenciar las demandas de la realidad exterior, do a través de las imágenes del televisor y, sobre todo, en su
y especialmente cuando éstas provienen de su relación con aislamiento, en su instalarse en un neomundo propio donde
otras personas, como una amenaza permanente para su debe cuidar que el otro no perturbe. En ocasiones compren-
frágil equilibrio psíquico. Su tendencia al aislamiento es demos su situación como una defensa que se interpone
por esta razón vivenciada como protección de un medio que frente a la vivencia de un riesgo de depresión grave.
sienten hostil y al que reaccionan también hostilmente. En En verdad esta oscilación entre el retraimiento narcisis-
muchas ocasiones debemos comprender que, en las circuns- ta sobre sí mismo y el investimiento libidinal d~ los objetos
tancias que viven con su realidad, en un primer momento consiste en una lucha interior entre la angustia, el dolor y
este reforzamiento del narcisismo parece servirles para la el odio. En general no se trata de que hayan perdido las po-
defensa de una integridad yoica que sienten amenazada. sibilidades del investimiento libidinal del otro, sino que lo
Estas perturbaciones narcisistas cursan superpuestas a las insoportable de la realidad que habitan los lleva a vivenciar
manifestaciones neuróticas preexistentes en el individuo, a los otros también como parte de esta realidad insoporta-
pero su especificidad suele estar dada no por las vicisitudes ble. Creo que lo esencial de estas personas no consiste en
de sus historias infantiles sino por la posición del individuo que sean "más narcisistas" que otras sino que el funciona-
frente a los aspectos traumáticos de su realidad actual. No miento libidinal de su narcisismo está perturbado, y esta
se trata de que estas manifestaciones que caracterizamos perturbación obedece a situaciones existenciales actuales
como narcisistas no asienten sobre la organización neuróti- del individuo, que han llevado a vivenciar toda alteridad
ca previa, sino de enfatizar que su carácter esencial consis- bajo su solo carácter traumático. La pérdida traumática de
te en las respuestas a ciertas situaciones actuales de su algún objeto idealizado, de alguna posesión valorada o de la
existencia, y los nombramos así por la dominancia de este propia autoestima, amenaza destruir el funcionamiento
rasgo, como hacemos cuando decimos de alguien que es ob- yoico, sobre todo cuando el individuo ha perdido la posibili-
sesivo, histérico o adicto. Quiero enfatizar con esto que no dad de un otro que lo contenga en vínculos de intimidad,
se trata de "nuevas enfermedades" sino de ciertos modos de seguridad, confíanza.F La reacción puede serentonces se-
respuesta de la subjetividad a su relación con una realidad mejante a las angustias de la fusión devoradora del otro, y
que se ha hecho insoportable, y en la cual el narcisismo en ambas circunstancias (la no contención o la desespera-
desempeña un papel central.
Como veremos a propósito de nuestro paciente Orlando,
el problema con el que se enfrentan estas personas que 27. Seguramente en estas personas existen fallas tempranas en la
rotulamos de narcisistas consiste en tener que asimilar al- constitución narcisista del yo y los ideales, porque el narcisismo libidinal
encuentra su equilibrio en la dinámica de los procesos psíquicos, cuando
gún aspecto de su realidad exterior que cuestiona o amena- ha integrado, en primer lugar, la separación del cuerpo de la madre y de
za fuertemente su identidad o su autoestima, con la viven- los otros, y luego, por efectos del complejo de castración, ha asumido tam-
cia de un riesgo de deshacerse en la relación con los otros, bién su propia incompletud. Esta doble separación permite al yo la regu-
de quedar desguarnecido, indefenso y expuesto a una situa- lación de la autoestima y el necesitado investimiento libidinal del otro, el
ción sobre la cual han perdido su dominio. La reacción nar- que es considerado como parte del sí mismo. Estas fallas tempranas no
pueden sin embargo tomarse como "causa" de la perturbación actual, ya
cisista puede mostrarse en los comienzos, en el desarrollo
que se trata siempre de una puesta a prueba del sujeto por las.condicio-
de una sensibilidad paranoide y un incremento de la pro- nes de su realidad. Una realidad más protectora o una sociabilidad más
yección al exterior de su furia y de su odio, o sus impulsos continente permiten a muchos individuos que estas fallas tempranas o no
destructivos, en el atontamiento buscado por medio del al- se manifiesten o evolucionen hacia una resolución favorable.

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ción devoradora) el sujeto terminará construyendo defensas sarrollado con mucho éxito su profesión, formando un estu-
narcisistas por el pánico que vivencia frente a una amena- dio junto a otros abogados, dedicándose prioritariamente a
za tangible a su sentimiento de identidad. En algunas cir- la atención de un grupo de empresas relacionadas. Hace
cunstancias, como hemos de ver en seguida, la violencia unos años una de esas empresas, de la que él era síndico,
emerge como señal de que toda contención ha sido abolida. tuvo una quiebra judicial que afectó a todo el grupo. En po-
co tiempo su situación cambió bruscamente, ya que al de-
Orlando, un abogado de 45 años, acudió a mi consulta rrumbe del estudio por la pérdida de esos clientes, se sumó
traído por un amigo, luego de un episodio de violencia con una serie de juicios que debió afrontar como síndico de la
su mujer. Puso fin a una discusión, cuyos motivos no re- empresa quebrada. Siendo síndico quedó ligado a irregula-
cuerda bien, golpeándola furiosamente, y le provocó con sus ridades de la empresa, teniendo que responder con sus bie-
golpes diversas heridas. Luego de esto ella lo ha abandona- nes personales. Se queja amargamente de que mientras el
do y desde entonces vive solo, consumiendo alcohol y tran- dueño principal salvó su patrimonio y se radicó en el ex-
quilizantes, recibiendo solamente la visita de un amigo, an- tranjero, él tuvo que vender su casa en un country, su auto-
tiguo socio de su estudio, que es quien lo decidió a efectuar móvil y las oficinas del estudio, para responder a deudas de
esta consulta, acompañándolo. Durante la primera entre- la empresa, quedando aún con una deuda bancaria impor-
vista pidió que este amigo estuviera presente. Entrecortado tante. Desde entonces, además de una inhibición sobre sus
por accesos de llanto y momentos de una cierta arrogancia bienes y sin ingresos, se dedicó a atender varios juicios que
paranoide, me dice que está "fundido", que hace dos años le entablaron por avales y garantías que había firmado, pa-
que no trabaja y que ha perdido todo. Le pide a su amigo ra lo cual debió contratar a abogados que lo ayudaran en el
asentimiento acerca de la descripción que hace de su estu- trámite judicial. Me dice que "...lo que pasa es que caí des-
dio y los logros que habían compartido. Días antes de la de muy arriba [...] ellos decidieron liquidar una de las once
agresión a su mujer, había recibido la notificación de que, empresas a espaldas mías ... me traicionaron [...] sabían
en un juicio que le seguía un banco por el cobro de una deu- que yo no estaba preparado y que iba a caer...", etc. Sin du-
da, el juez había dictado sentencia de quiebra, de la que di- da Orlando parecía describir un pasado de gloria que hacía
ce "es mi muerte civil", "se acabó todo". El amigo, conmovi- de telón de fondo a sus vivencias de caída, comparándose
do, trata de calmarlo diciendo que pueden apelar este fallo, con los héroes trágicos del boxeo o del fútbol. Sus días
contándome cómo Orlando no había podido reponerse desde transcurren en el aislamiento en su casa, ha dejado que su
que cerraron el estudio que tenían junto con otros aboga- amigo concurra a Tribunales para los trámites de sus jui-
dos, y que, desde que recibió esta notificación de la quiebra, cios ya que siente temor de que 10 vean sus colegas, espera
había caído en una fuerte depresión, por la que ingería al- las llegadas a la casa de Carolina resentido y envidioso por
cohol y tranquilizantes durante todo el día. su profesión y cuando ésta llega no puede evitar acusacio-
Orlando tuvo un primer matrimonio del que tiene dos nes y reproches que terminan en alguna discusión violenta¡
hijos de 18 y 20 años. Uno de sus sufrimientos es que desde no logra concentrarse para leer, por lo que pasa largas ho-
hace dos años no puede cumplir con la cuota de alimentos, ras frente al televisor, por la noche toma sus pnsti11tul trun
por lo que su primera esposa le ha iniciado un reclamo judi- quilizantes pero sólo logra dormir intermitontcmento. Hu
cial. Desde entonces ha dejado de ver a sus hijos. Hace 9 descripción, junto a ciertos rasgos de descuido en Sil ropu y
años se casó nuevamente con Carolina, ocho años menor una actitud corporal de decaimiento, genera ciertamente en
que él, quien ejerce la medicina y mantiene los gastos de la mí la imagen de un héroe abatido, y también de un hombre
casa desde el cierre de su estudio. Hasta entonces había de- agobiado.

350 351
Al comienzo de esta débticle Carolina lo acompañaba en había sabido desenvolverse con mucha habilidad y profesio-
la angustia por los juicios que lo acosaban, además de asu- nalismo en el desarrollo de su estudio. Había negado siem-
mir la economía doméstica, para lo cual incrementó su tra- pre ante sus socios lo que éstos le señalaban acerca de los
bajo haciendo guardias nocturnas en una clínica. Cuando riesgos que implicaban ciertos negocios turbios del grupo
se disolvió el estudio y vendió sus oficinas, intentó instalar- económico para el que trabajaban. De hecho fue el único del
se en su casa para atender sus expedientes y en la esperan- grupo de abogados que quedó vinculado judicialmente a la
za de recuperar algunos clientes. Pero ya entonces comenzó quiebra. Según refiere él mismo, su matrimonio con Caroli-
a tomar alcohol a cualquier hora del día, primero para esti- na lo había hecho muy feliz, luego de una separación de su
mularse, luego para mantener un atontamiento que lo ali- primer matrimonio, que le había sido muy penosa. Coinci-
viaba del peso de los trámites judiciales. Así fue también dió con el momento de su mayor crecimiento profesional, y
invalidando sus posibilidades de reordenar su trabajo pro- motivaba su reproche actual de que, mientras él había ayu-
fesional. Durante el primer año se refugió en la expectativa dado a Carolina a recibirse de médica y al comienzo de su
de cobrar un monto muy importante de honorarios que le profesión, ella ahora lo abandonaba ante su fracaso. Como
adeudaba una empresa por un antiguo juicio, lo cual, según ocurre con cierta frecuencia, su exitosa profesión, debida en
pensaba, le permitiría pagar las deudas que le reclamaban gran parte a su relación con el mismo grupo económico que
y concluir con los juicios que lo acosaban, y le quedaría pa- lo arrastró en su caída, le había servido de soporte a una
ra vivir y reiniciar su profesión. Por alguna razón este jui- fragilidad narcisista evidenciada justamente en la "fortale--
cio se perdió y los esperados honorarios se esfumaron, con za" paranoide de su seguridad profesional, su actitud de
lo que tal solución a su vida no llegó. Junto a esta nueva "triunfador", su negación de la verdadera situación de debi-
pérdida perdió también la única ilusión "grandiosa" que le lidad en la que estaba en relación con sus clientes.
quedaba. En las noches que Carolina no estaba en casa por Existe cierta consigna psicoanalítica acerca de que "de-
su guardia tomaba mucho más, mezclando el alcohol con trás" de la fortaleza del narcisismo está la "fragilidad" del
somníferos, ya que no lograba dormir. Cuando ella final- yo. Pero no fueron sólo consecuencias de esta fragilidad yoi-
mente llegaba, la celaba, acusándola de engaños, de inten- ca las que llevaron a Orlando a este derrumbe: inesperada-
tos de abandonarlo, de haberse aprovechado de él cuando mente toda su realidad de éxito y completud había cambia-
era rico y ahora "que estaba en la lona" querer desprender- do, esto lo sumió en una impotencia extrema, tensando al
se de él. Su metáfora boxística se acompañaba de escenas límite su capacidad de respuesta y evidenciando las dificul-
de cierta violencia, al comienzo verbal y, en los últimos tades del yo para asumir esta suerte de castración "brutal"
tiempos, también fisica. Sus percepciones paranoides de las (era el término con el cual describía estos cambios); se au-
ausencias de ella se realimentaban dado que Carolina co- sentaron también sus antiguas relaciones con los amigos y
menzó a tener miedo de estar a solas con él, de volver a su los socios, que se apartaron de él sin explicaciones, derrum-
casa, impotente de que Orlando aceptara sus pedidos de bándose en una crisis de dolor y violencia para la cual no
hacer algún tratamiento. La ausencia de relaciones sexua- contaba con ninguna contención. Puede pensarse más bien
les incrementaba en él sus celos y sus acusaciones. La si- que sin nada en su vida social y familiar que pudiera prote-
tuación entre ellos era ya de mucha violencia cuando llegó gerlo, contenerlo frente a esta pérdida masiva, quedó libra-
la sentencia temida de su quiebra judicial, la cual sentía co- do doblemente a los dominios acusadores del superyó y a
mo definitiva para sus esperanzas de volver a ejercer como las exigencias de una realidad que escapaba a todo control
abogado. de su parte. Se trata de las condiciones en las cuales, acen-
Orlando, como decía su amigo, era "un triunfador" que tuadas al extremo las servidumbres del yo, ejercen su domi-

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nio las fuerzas de la pulsión de muerte. Creo que la medida tanto de su patrón como de su mujer. Lejos de esta vivencia
de este derrumbe melancólico no está dada solamente por de dependencia, de cuyos riesgos quisieron alertarlo los so-
las fallas narcisistas, sino también porque esta "realidad" cios del estudio, Orlando vivenciaba un interior "grandioso"
evidenció que no contaba con una contención en sus relacio- de su imagen de profesional exitoso, en una identificación
nes más próximas que la hicieran soportable. imaginaria con "su majestad, el bebé". Ahora no podía fre-
U na de las paradojas más inquietantes del funciona- nar sus impulsos destructivos y estaba abocado a la des-
miento narcisista consiste justamente en que cuando se trucción de su realidad, a una agresividad con Carolina que
pierden las posibilidades de ser contenido por el objeto o llevó a que ésta se marchara, y a una destrucción de sí mis-
por el entorno de la realidad, las ansiedades y los anhelos mo que sólo la intervención de este conmovido amigo había
del individuo lo llevan a un permanecer "fijado" al otro O a logrado detener. Pero cabe que nos preguntemos: ¿en qué
la realidad frustrante o traumática. Curiosa respuesta, ob- medida estas condiciones nuevas de la realidad social y eco-
servable en sus extremos en los niños y en los melancólicos, nómica, que han hecho de la competencia y el éxito el solo
por la cual el terror frente a la pérdida insoportable no pro- valor de la realización personal, no han conducido hacia es-
voca la huida sino la fusión con el objeto o la situación ame- tas crisis narcisistas a muchos individuos que en condicio-
nazante. Conocemos cómo la regresión en los psicóticos lle- nes de una realidad más solidaria y continente hubieran
va al sujeto a este dominio absoluto del otro, a través de la logrado tramitar sus vidas sin los síntomas de estos fraca-
identificación alienante. Como ocurre' en casi todas las pa- sos?, o, más aún, ¿en qué medida esta nueva realidad social
siones extremas. No es contra esta fusión alienante que el y económica no ha "fragilizado" el yo de todos nosotros, po-
sujeto se defiende sino que trata a través de ésta de lograr tenciando sus desequilibrios narcisistas? Es dificil respon-
un cierto dominio desesperado sobre el otro o la realidad der a esto. Lo cierto es que ya no podremos pensar nuestra
amenazante.P En esto suele jugar un rol la predilección clínica sin tener en cuenta estas nuevas referencias.
por la:oralidad, se trata de aquello que Freud mostró en la La agresividad de Orlando, su violencia con Carolina, la
melancolía como el canibalismo del deseo de incorporar al violencia sufrida por él con la crisis de su estudio, la violen-
otro devorándolo para renegar de su pérdida. Orlando, cia que ejercía sobre sí mismo en la adicción y el aisla-
mientras rumiaba con odio y resentimiento acerca de lo vi- miento, permiten utilizar nuestras herramientas teóricas y
vido, "se tomaba" todo, alcohol, tranquilizantes, cigarrillos, clínicas, aplicar nuestros diagnósticos, intentar nuestros
como parte de esta desesperación oral por incorporar y do- tratamientos. Todoesto es cierto y necesario de seguirlo ha-
minar los objetos idealizados y frustrantes, ya fuera su an- ciendo, ya que se trata siempre de una persona, con sus
tiguo "patrón" que lo había traicionado, ya sea su mujer propias historias, que requiere de nuestra ayuda. Pero de-
que amenazaba abandonarlo o los amigos que se olvidaron bemos saber también que frente a la singularidad plena de
de él por su fracaso. Sin duda que este desenlace podría ha- la situación de Orlando nuestra mirada clínica puede servir
berse supuesto en la autosuficiencia de Orlando, exhibida también para ocultar la dimensión compleja en la que se
en su triunfalismo en la prófesión y aun en la idealización instala hoy la violencia en los intersticios de todas las rela-
de Carolina, que le permitían ignorar su real dependencia, ciones humanas.
Al decir de un notable historiador, respecto de esta mi-
croviolencia cotidiana:
28. Recordemos que es justamente lo que Freud introdujo al comienzo
de su ensayo Más allá del principio del placer, a la pulsi6n de dominio co- La lógica de una economía global transfiere la producción
mo una de las expresiones de la pulsión de muerte. de los países de salarios altos a aquellos con salarios bajos, de

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la industria organizada a la industria sin sindicatos. Es una BIBLIOTECA DE PSICOLOGÍA PROFUNDA
economía edificada sobre la base de la inseguridad humana
-inseguridad que también genera- y el debilitamiento de la
capacidad de los gobiernos para contrarrestarla mediante la ÚLTIMOS TÍTULOS PUBLICADOS
seguridad social. Las políticas neoliberalistas de mercado libre
que están en boga producen un incremento asombroso en la
brecha entre ricos y pobres.29

¿Habrá relación entre esta situación global y el episodio


de violencia familiar de Orlando y Carolina? A lo largo del
libro mi intención ha sido hacer posible un pensamiento so-
bre estas complejas relaciones, a fin de intelegir que la vio-
lencia en los vínculos cotidianos, la que existe en las rela-
ciones callejeras, la que invade las relaciones entre países y
razas, no transita sólo por espacios exteriores de la vida so-
cial sino que se hace carne en la subjetividad de las perso-
nas reales que son parte y tienen que desarrollar sus vidas
en esta nueva realidad.
104. F. Dolto. La imagen in- 119. P. Bercherie, Génesis de
consciente del cuerpo los conceptos freudianos
105. H. Racker. Estudios sobre 120. C. G. Jung. Psicología de
técnica psicoanaittica la demencia precoz ..Psico-
106. L. J. Kaplan. Adolescen- génesis de las enfermeda-
cia. El adiós a la infancia des mentales 2
108. M. Pérez Sánchez. Obser- 121. J. B. Pontalis, J. Laplan-
vación de niños che 'y otros. Interpreta-
110. H. Kohut. ¿Cómo cura el ción freudiano. y psicoa-
análisis? nálisis
113. C. G. Jung. Aion. Contri- 122. H. Hartmann. La psicolo-
bución a los símbolos del gía del yo y el problema
sí-mismo de la adaptación
114. C.G. Jung. Las relaciones 124. L. Salvarezza. Psicogeria-
entre el yo y el inconscien- tría. Teoría y clínica
te 125. F. Dolto. Diálogos en Que-
115. C. G. Jung. Psicología de becoSobre pubertad, adop-
la demencia precoz. Psico- ci6n y otros temas psicoa-
génesis de las enfermeda- naliticos
des mentales-I 128. J. Puget e 1. Berenstein.
117. M. Ledoux. Concepciones Psicoanálisis de la pareja
29. Erie Hobsbawn, "La amenaza está adentro", Revista 50~Aniversa- psicoanaUticas de la psi- matrimonial
rio de Clarín, Buenos Aires, agosto de 1995. cosis infantil 129. H. Mayer. Volver a Freud

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