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EMPRENDIMIENTO

Concepto y definición de emprendimiento

El emprendimiento es un termino últimamente muy utilizado en todo el mundo. Aunque


el emprendimiento siempre ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad,
pues es inherente a ésta, en las últimas décadas, éste concepto se ha vuelto de suma
importancia, ante la necesidad de superar los constantes y crecientes problemas
económicos.

La palabra emprendimiento proviene del francés entrepreneur (pionero), y se refiere a la


capacidad de una persona para hacer un esfuerzo adicional por alcanzar una meta u
objetivo, siendo utilizada también para referirse a la persona que iniciaba una nueva
empresa o proyecto, término que después fue aplicado a empresarios que fueron
innovadores o agregaban valor a un producto o proceso ya existente

En conclusión, emprendimiento es aquella actitud y aptitud de la persona que le permite


emprender nuevos retos, nuevos proyectos; es lo que le permite avanzar un paso mas, ir
mas allá de donde ya ha llegado. Es lo que hace que una persona esté insatisfecha con lo
que es y lo que ha logrado, y como consecuencia de ello, quiera alcanzar mayores
logros.

Importancia del emprendimiento.

El emprendimiento hoy en día, ha ganado una gran importancia por la necesidad de


muchas personas de lograr su independencia y estabilidad económica. Los altos niveles
de desempleo, y la baja calidad de los empleos existentes, han creado en las personas, la
necesidad de generar sus propios recursos, de iniciar sus propios negocios, y pasar de
ser empleados a ser empleadores.

Todo esto, sólo es posible, si se tiene un espíritu emprendedor. Se requiere de una gran
determinación para renunciar a la “estabilidad” económica que ofrece un empleo y
aventurarse como empresario, mas aun sí se tiene en cuenta que el empresario no
siempre gana como si lo hace el asalariado, que mensualmente tiene asegurado un
ingreso mínimo que le permite sobrevivir.

En muchos países (Casi todos los países Latinoamericanos), para muchos profesionales,
la única opción de obtener un ingreso decente, es mediante el desarrollo de un proyecto
propio. Los niveles de desempleo, en gran parte de nuestras economías, rondan por el
20%, por lo que resulta de suma urgencia buscar alternativas de generación de empleo,
que permitan mejorar la calidad de vida de la población.

Los gobiernos han entendido muy bien la importancia del emprendimiento, tanto así,
que han iniciado programas de apoyo a emprendedores, para ayudarles en su propósito
de crear su propia unidad productiva.

Casi todos los países, tienen entidades dedicadas exclusivamente a promover la creación
de empresas entre profesionales, y entre quienes tengan conocimiento específico
suficiente para poder ofertar un producto o un servicio.
La oferta de mano de obra, por lo general crece a un ritmo más acelerado de lo que
crece la economía, por lo que resulta imposible poder ofrecer empleo a toda la
población. Teniendo en cuenta que nuestros estados, no tienen la capacidad de subsidiar
el desempleo como sí lo pueden hacer algunos países europeos, la única alternativa para
garantizar a la población el acceso a los recursos necesarios para su sustento, es tratar de
convertir al asalariado en empresario.

Ante estas circunstancias económicas, el emprendimiento es el salvador de muchas


familias, en la medida en que les permite emprender proyectos productivos, con los que
puedan generar sus propios recursos, y les permita mejorar su calidad de Vida.

Sólo mediante el emprendimiento se podrá salir triunfador en situaciones de crisis. No


siempre se puede contar con un gobierno protector que este presto a ofrecer ayuda
durante una crisis. El emprendimiento es el mejor camino para crecer económicamente,
para ser independientes, y para tener una calidad de vida acorde a nuestras expectativas
lo cual implica desarrollar una Cultura del emprendimiento encaminada a vencer la
resistencia de algunas personas a dejar de ser dependientes.

La cultura del emprendimiento debe ser un compromiso del estado

La cultura del emprendimiento debe ser una política y un compromiso de estado, como
lo es la educación en general.

El emprendimiento debe estar dentro de los programas educativos de la población,


desde los primeros años hasta la educación superior.

El emprendimiento es la única forma de salir del atraso en el que nos encontramos, de


modo que resulta incomprensible que el estado no le haya dado importancia a este tema.

Así como se ha introducido la educación sexual en los pensum académicos, debe


también incorporarse la cultura del emprendimiento.

Las personas, desde su más temprana edad, deben ser formadas con ese espíritu
emprendedor que les permita en un futuro ser empresarios, generadores de riqueza y de
empleo.

El sistema educativo tiene como objetivo el formar las mentes y las habilidades de la
población, así que porque no formar la población con una mentalidad emprendedora,
empresarial; sería la solución definitiva a nuestra problemática económica.

Históricamente, el sistema educativo ha sido diseñado para formar asalariados,


empleados, pero no para formar empresarios, generadores de riqueza…que gran
falencia.
Para solucionar esta falencia, debe existir primero un convencimiento de los
gobernantes de la importancia del emprendimiento, y luego asumir un compromiso serio
que permita el diseño y la implementación de las estrategias encaminadas a fomentar la
cultura del emprendimiento en la población.
El problema, es que en el gobierno no hay emprendedores ni empresarios, solo hay
políticos que lo único que saben y pretenden, es vivir del estado como un asalariado
más, o peor aún, como un parásito, por lo que hay muy poca probabilidad de que
comprendan la importancia de la cultura del emprendimiento, puesto que carecen de
ella.

Mientras el estado sea manejado por políticos y no por empresarios o emprendedores,


será muy difícil que alguna vez el estado le dé importancia a la cultura del
emprendimiento, a la cultura empresarial, algo que los políticos ni entienden ni les
interesa.

Cultura del emprendimiento

La cultura del emprendimiento es una manera de pensar y actuar, orientada hacia la


creación de riqueza, a través del aprovechamiento de oportunidades, del desarrollo de
una visión global y de un liderazgo equilibrado, de la gestión de un riesgo calculado,
cuyo resultado es la creación de valor que beneficia a los emprendedores, la empresa, la
economía y la sociedad.

Origen del emprendimiento

El emprendimiento tiene sus orígenes en el inicio de la historia de la humanidad, puesto


que ésta en toda su historia ha luchado por superarse, por encontrar mejores formas de
hacer las cosas y mejorar su calidad de vida. El emprendimiento es algo innato en la
humanidad, algo que siempre ha estado presente en el hombre, aunque claro está, el
emprendimiento no se ha desarrollado en todos los hombres. Quizás el emprendimiento
ha sido la diferencia entre el hombre y los demás seres vivos, pues éstos últimos
prácticamente no se han superado en miles de años, contrario al sorprendente progreso
de la humanidad, y todo gracias el espíritu emprender que el caracteriza.

Acción emprendedora

Emprendedor es una persona con posibilidades de innovar, o sea con la capacidad de


generar bienes y servicios de una forma creativa, metódica, ética, responsable y
efectiva. Acción emprendedora es toda acción innovadora que, a través de un sistema
organizado de relaciones interpersonales y la combinación de recursos, se orienta al
logro de un determinado fin. La acción emprendedora tiene que ver con la capacidad de
crear algo nuevo y con la creación de un nuevo valor.

Cultura del Emprendimiento

Es el conjunto de valores, creencias, ideologías, hábitos, costumbres y normas, que


comparte un grupo de personas hacia el EMPRENDIMIENTO, que surgen en la
interrelación social, los cuáles generan patrones de comportamiento colectivos y
establece una identidad entre sus miembros y lo identifica y diferencia de otro grupo.
Formación para el Emprendimiento
La formación para el emprendimiento, busca el desarrollo de la cultura del
emprendimiento con acciones basadas en la formación de competencias básicas,
laborales, ciudadanas y empresariales dentro del sistema educativo formal y no formal y
su articulación con el sector productivo.
Principios para el desarrollo de la cultura del emprendimiento

1. Formación integral en aspectos y valores como: el desarrollo integral del ser humano
y su comunidad, autoestima, autonomía, sentido de pertenencia a la comunidad, trabajo
en equipo, solidaridad, asociatividad, desarrollo del gusto por la innovación, el estímulo
a la investigación y el aprendizaje permanente.
2. Fortalecimiento de procesos de trabajo asociativo y en equipo, en torno a proyectos
productivos con responsabilidad social.
3. Reconocimiento de la conciencia, el derecho y la responsabilidad del desarrollo de las
personas como individuos y como integrantes de una comunidad.
4. Apoyo a procesos de emprendimiento sostenibles desde las perspectivas: social,
económica, cultural, ambiental, regional y local.

Fomento de la cultura el emprendimiento

Para fomentar la cultura del emprendimiento es preciso que se inicie un proceso desde
los primeros años de vida de las personas. Este proceso debe contemplar estrategias
encaminadas a llevar a la persona al convencimiento que mediante la creación de
proyectos productivos se puede a llegar a triunfar tanto personal como económicamente.
Lamentablemente nuestro sistema educativo se ha enfocado a formar empleados y
asalariados más no empresarios. Y no solo el sistema educativo, también la misma
estructura familiar y social llevan a las personas a ser empleados y no emprendedores.

El emprendedor debe estar informado sobre actualidad y cultura general

El emprendedor debe tener un amplio domino sobre cultura general, y sobre todo, sobre
temas de actualidad.

En este contexto, en la cultura general o en los temas de actualidad no deben ser


incluidos el ocio y la farándula, por ejemplo, aunque dependiendo del sector de
emprendimiento, estos temas serán necesarios.

En este caso, se debe entender como cultura general y temas de actualidad, la economía,
la política nacional e internacional, fianzas, bolsa, tecnología, clima, infraestructura, la
misma cultura de las diferentes sociedades en las que se pretende emprender, etc.

En un mundo globalizado, cualquier aspecto no considerado puede tener un gran efecto


negativo o positivo en un proyecto de emprendimiento o en cualquier empresa.

El emprendedor debe tener por ejemplo, una idea general del comportamiento del precio
del petróleo, puesto que es un elemento que tiene gran incidencia en los costos de
producción e inclusive en las costumbres de consumo de sus potenciales clientes.

El emprendedor debe comprender el comportamiento del dólar y su efecto en su


proyecto, puesto que dependiendo del comportamiento del dólar, el proyecto podrá
verse afectado o beneficiado.
Lo mismo sucede con la realidad política de un país determinado. Hace unos meces
vimos como el conflicto con nuestros vecinos Ecuador y Venezuela afectó a muchas
empresas, situaciones que deben ser previstas por el empresario para minimizar el
impacto negativo y para idear alternativas de solución.

El aspecto político por ejemplo, es muy importante para anticipar reformas legislativas
que pueden de una u otra forma tener un impacto en un determinado sector de le
economía.

Los avances tecnológicos pueden significar también un alto en el camino en muchos


aspectos, e inclusive grandes cambios en el comportamiento del consumidor o en el
proceso productivo.

No basta con estar informados sobre lo que pasa en la ciudad o en el país; hay que estar
pendiente de lo que sucede a nivel mundial, puesto que en un mundo globalizado,
cualquier desastre en un lejano país se puede globalizar. Prueba de ello ha sido la crisis
hipotecaria en los estados unidos o las crisis que hace un tiempo se presentaron en las
bolsas asiáticas, crisis que de una u otra manera se sintieron en nuestro país.

Por estas y muchas razones más, el emprendedor debe ser un asiduo lector de periódicos
especializados, televidente de noticieros, asistente a conferencias y seminarios y lector
de libros que le permitan estar al tanto de los aspectos más importantes de la realidad
nacional y mundial.

El emprendedor debe aprender a delegar

Por la naturaleza del emprendedor, este no acostumbra delegar, prefiere hacer todo por
sí mismo, tener el control de todo, lo cual en un principio pude no causar problemas
pero en la medida en que el proyecto crece la situación se puede complicar.

Por muy hábil que sea el emprendedor, por muchas competencias que tenga, llega el
momento en que querer hacerlo todo puede entorpecer el desarrollo de un proyecto.

Cualquier proyecto, por sencillo que sea, tiene áreas o dependencias muy diferentes que
requieren de habilidades y competencias específicas, y no se puede esperar que una sola
persona las pueda desempeñar con una calidad que garantice el normal desarrollo del
proyecto.

Dos cabezas piensan más que una, dice el adagio popular, y si cada cabeza es
especialista en su campo, el resultado será mucho mejor.

De allí la importancia de conformar un equipo de trabajo cualificado, de manera que


cada tarea o proceso del proyecto sea desarrollada por el más competente, y eso
significa delegar.

En nuestro medio, los pequeños empresarios no delegan, y si lo hacen, lo hacen en


personas de la familia o amigos cercanos, y claro, la delegación no la hacen con base a
competencias y capacidades sino por lazos familiares o de amistad, lo cual no es una
buena decisión.
Esto nos dice que no basta con delegar, sino que hay que saber delegar, de manera tal
que la delegación recaiga sobre la persona más idónea, pues de lo contrario no tendría
sentido la delegación, puesto que el objetivo de esta es que cada tarea sea ejecutada por
la persona más competente que se pueda hallar, y si no lo hacemos, el resultado será el
mismo que si nosotros mismos lo hiciéramos y ese no es el objetivo

¿Emprendedor es lo mismo que empresario?

Existe una eterna discusión sin solución final respecto a si un emprendedor es lo mismo
que empresario. ¿Emprendedor empresario? ¿Empresario emprendedor?

Nos inclinamos a creer que hay una diferencia elemental entre ser emprendedor y ser
empresario aunque los dos conceptos tengan aspectos en común y en casi todo sean lo
mismo, pero hay elementos que sólo el emprendedor tiene y que lo hace único, especial.

Básicamente el emprendedor es esa persona a la que se le ocurren las ideas sin ser
empresario. El empresario es generalmente quien ejecuta las ideas, quien gestiona el
negocio, la empresa, lo que no quita que el empresario tenga ideas de negocios y que el
emprendedor gestione su propio negocio.

El emprendedor innato, gusta de generar ideas, implementar y luego delegar para


embarcarse en otro proyecto, ese es su pasión, su razón de ser y de existir. Un
empresario encuentra una gran idea de negocio y con ella se queda por mucho tiempo.

El emprendimiento es riesgo y aventura, mucho más riesgo y aventura que ser


empresario. Buscar ideas y tratar de echarlas a andar conlleva mucho más riesgo y más
adrenalina que seguir un plan de negocios de una misma empresa por largo tiempo. Ese
espíritu de aventuras quizás es lo que marca la diferencia entre el emprendedor y el
empresario.

Hay emprendedores empresarios y hay empresarios emprendedores, pero también lo


contrario, esto es, emprendedores que no son empresarios y empresarios que no son
emprendedores, y por eso cada uno suele dedicarse a lo suyo: El emprendedor a
generar ideas y el empresario a ejecutarlas y administrarlas, a no ser que una misma
persona tenga los dos perfiles, o cuanto menos se siente cómo haciendo los dos papeles,
pero en todo caso serán personas sin muchos proyectos en su historial.

De otra parte, se puede decir que es posible aprender a ser empresario, y básicamente
eso es lo que hacen las escuelas de negocios o las universidades con su programas de
administración de empresas y similares. En cambio, aprender a ser emprendedor no es
tan fácil. El gusto por el riesgo y la aventura no se aprende yendo a una catedra o
leyendo un par de libros. Es algo que simplemente está en cada persona. Sentirse
cómodo ante la incertidumbre constante no es algo que puede dominarse con facilidad.
Ni la capacidad para generar grandes ideas se puede aprender. Hay personas a las que
simplemente se le ocurren cosas y a otras no por más títulos que cuelguen en su pared.
Hay quienes pueden leer informes financieros y tomar grandes decisiones con base a
ellos, pero son incapaces de generar una idea de negocio.
¿El empresario nace o se hace?

Siempre me ha inquietado saber si el empresario nace, o se hace o se forma. Es un


interrogante que aun no tengo claro aunque me inclino por creer que el empresario nace
y no se forma.

Antes de estudiar contaduría pública, estudié un semestre de Administración de


empresas. En principio elegí esa carrera por el convencimiento de que eso me ayudaría
en el proceso de ser empresario y no asalariado, una inquietud que siempre he tenido.
Pero una vez en la universidad, tuve algunas experiencias negativas que me hicieron
creer que el hecho de estudiar una carrera administrativa no me haría empresario, razón
por la cual decidí cambiar de carrera.

Desde ese momento he creído que el empresario no se forma, no se hace en un aula de


clases. Considero que una persona por naturaleza nace con ciertas cualidades que le
permiten ser creativos, emprendedores, visionarios, etc., cualidades que difícilmente se
desarrollan en un establecimiento educativo, que son propias de la personalidad de cada
ser humano.

Si observamos a los grandes empresarios del mundo, la gran mayoría de ellos no


tuvieron formación universitaria, lo único que tuvieron fue una gran idea y el valor y la
verraquera para sacarla adelante.

Los profesionales de la administración egresados de las más prestigiosas universidades


del mundo, por lo general no son grandes empresarios, sólo son grandes
administradores de las grandes empresas ajenas, lo que lleva a concluir que en las
universidades no se enseña a crear empresa sino a administrarlas. La razón quizás sea
porque que no se puede enseñar a una persona a que tenga ideas brillantes y mucho
menos que tenga las agallas para hacerla realidad.

Grandes administradores existen muchos. Grandes empresarios no tantos. Parece que no


todo el mundo tenemos la capacidad de idear negocios y empresas exitosas, novedosas.

Paso a creer que al empresario le pasa lo que al cantante; se nace con la voz. Una buena
voz no se crea en una escuela de música, lo mas que se consigue es dominar o educar la
voz (formación), pero no se puede crear de la nada una voz exitosa.

Las universidades colombianas sacan a la calle cada año a miles de administradores de


empresas, y sin embargo, si por ejemplo, se observan las estadísticas del Sena, los
emprendedores que esta entidad patrocina, no son administradores sino personas sin
formación profesional pero con una muy buena idea de negocio. La gran mayoría de las
grandes, medianas y pequeñas empresas del país no han sido creadas por profesionales
de la administración, lo cual lleva a considerar que definitivamente es muy difícil
formar a un empresario si la persona no tiene vocación emprendedora, empresarial.

Ser buen emprendedor no significa ser buen empresario

Una de las fallas en el emprendimiento, es llegar a creer que si se es buen emprendedor,


también se puede ser buen empresario, lo que no siempre resulta cierto, y puede costar
el éxito de un proyecto.
Un cosa es emprender (idear un negocio y desarrollarlo) y otra cosa muy distinta es ser
empresario (gestionar el proyecto luego de implementado). Cada uno requiere
habilidades diferentes y específicas, y es difícil que una sola persona las tenga todas.

Hay personas muy hábiles para emprender nuevos negocios, pero una vez el negocio es
establecido, no tienen la habilidad requerida para expandirlo o siquiera mantenerlo.

Una de las razones por las que un emprendedor no suele ser buen empresario, es por la
naturaleza misma del emprendimiento, que exige innovación constante, dinamismo y
casi adicción al riesgo, y buena parte de estos elementos desaparecen una vez el
proyecto se ha consolidado, ya que en cierto modo se vuelve monótono, sin mayores
expectativas desapareciendo los grandes retos personales que supone implementar con
éxito una nueva idea.

El emprendedor nato, es inquieto. Amante de los nuevos proyectos. De allí que una vez
implementa una idea de negocio, deja su gestión a un tercero e inicia un nuevo
proyecto.

No se razonable esperar que el emprendedor esté siempre al frente de un proyecto. Es


necesario delegar funciones, o en algunos casos, ceder su gestión completamente a un
tercero, porque la naturaleza del emprendedor no es la adecuada para administrar un
proyecto maduro.

Este es uno de los errores más acentuados en las pequeñas empresas de familia, donde la
difícilmente se cede la administración del negocio un tercero experto en el tema, y
prefiere dejarse la gestión en la familia, aunque en ellos no haya una persona lo
suficientemente competente, razón de peso para que estas empresas no puedan
expandirse ni en décadas de funcionamiento.

El fracaso puede ser necesario para forjar un buen emprendedor

El fracaso puede ser un necesario, indispensable en el proceso de formación de un


emprendedor.

El fracaso es tan importante como elemento formativo, que algunas entidades de capital
de riesgo valoran mucho que un emprendedor haya tenido fracasos previos, para invertir
en sus proyectos.

El fracaso en un proyecto no significa para nada que se sea un mal emprendedor o que
no se sea emprendedor. Caso contrario, se es mal emprendedor o no se es emprendedor
cuando se fracasa y no se vuelve a intentar.

Una persona que ha fracasado, con seguridad habrá aprendido una gran lección que le
evitará cometer los mismos errores en nuevos proyectos. Es tan importante aprender lo
que se debe hacer como aprender lo que no se debe hacer, y esto último se aprende
fracasando.

Una persona que tiene en sus antecedentes algunos fracasos, además de haber aprendido
mucho de sus errores, ha ganado algo también muy valioso, y es el haber actuado bajo
presión, haber caminado sobre terrenos difíciles, de modo que cuando en sus nuevos
proyectos tenga que pasar situaciones similares, podrá enfrentarlas con más calma, con
la serenidad y sabiduría de quien tiene experiencia.

Un emprendedor que nunca ha fracasado, con seguridad que sabe hacer las cosas muy
bien, pero significa que en caso de presentarse problemas, los que son casi inevitables
sin duda alguna, no tiene la experiencia en la toma de decisiones en terreno negativo, lo
que puede conllevar un riesgo de fracaso, aunque esto suene paradójico.

Todo emprendedor tiene en su historial por lo menos un fracaso, por lo menos un


intento fallido de iniciar un proyecto de emprendimiento, algo que definitivamente no es
negativo, sino por el contrario, enriquecedor y hasta necesario.

Por eso, si usted intentó un proyecto y fracasó, no debe preocuparse por ello, puede
seguir intentándolo, y claro, en sus nuevos intentos debe evitar comentar los mismos
errores, puesto que si no tenemos la capacidad de aprender de nuestros errores, ahí si
tenemos un problema.

Emprender no significa trabajar menos

Contrario a lo que muchas personas consideran, emprender no significa que se debe


trabajar menos, y por el contrario, al iniciar un proyecto de emprendimiento es cuando
más se debe trabajar.

Algunas personas al ser consultadas sobre su deseo de emprender, manifiestan como


razón importante el hecho de estar cansados de trabajar muchas horas en la empresa y
que por eso aspiran a ser sus propios jefes, como si con ello debiera dedicar menos
tiempo a trabajar.

Para desilusión de muchos, ser emprendedor implica más dedicación y esfuerzo, y por
tano mucho más tiempo de trabajo.

El asalariado solo se debe preocupar por cumplir su horario, y luego se puede dar el lujo
de irse a su casa y dejar el trabajo en la oficina. El emprendedor no. El emprendedor
tendrá que cargar con su trabajo a cuestas literalmente durante las 24 horas del día y los
7 días de la semana.

Así las cosas, el deseo de trabajar menos no puede ser una razón válida para iniciar un
proyecto de emprendimiento, pues el resultado esperado será todo lo contario, y eso
inevitablemente llevará al emprendedor a una desilusión y frustración.

Es por eso que un emprendedor que quiera tener éxito, debe trabajar en algo que en
realidad le apasione, pues en la medida en que se sienta identificado en lo que hace,
podrá disfrutarlo y además hacerlo bien.

No debemos olvidar que emprender no es fácil. Los primeros años es puro trabajo y
poco dinero, por lo que hay que estar lo suficientemente motivado y comprometido para
no desfallecer a mitad del camino, y si su objetivo al emprender era tener más tiempo a
disposición, que gran decepción habrá de llevarse, y seguramente esa será la causa de un
anunciado fracaso.
Así que si está cansado de trabajar mucho, antes de pensar en ser emprendedor es mejor
que intente ser empleado público, porque como emprendedor lo único que conseguirá es
más y mas trabajo que es precisamente de lo que pretende huir.

La crisis no puede ser una excusa para no emprender

La actual crisis que se está experimentando a nivel global, no puede ser una excusa para
no emprender.

Si bien es cierto que estamos en tiempos de crisis, que mucha gente y empresas se han
vuelto conservadoras a la hora de gastar o de invertir, no podemos utilizar eso como una
excusa para no iniciar nuevos proyectos de emprendimiento.

Precisamente son las crisis las que deben despertar la capacidad innovadora del
emprendedor, para buscar alternativas de solución a los problemas que originaron la
crisis y a los problemas nuevos causados por la crisis.

Han sido los problemas y los momentos difíciles los que sirvieron de inspiración a los
grandes inventos; desde comienzos de la humanidad, los problemas han sido el motor
del crecimiento y el desarrollo, de modo que ahora no puede ser la excepción.

La gente se preocupa porque al presentarse una crisis económica, muchos pierden su


capital, su riqueza, pero ya hemos visto que el dinero no desaparece por arte de magia;
que por lo general cuando alguien lo pierde, alguien más lo gana; lo que alguien ha
perdido alguien más lo ha ganado, así que por qué no intentar ser nosotros los ganadores
de esta crisis.

Son muchas las oportunidades que se presentan en una crisis, y el verdadero


emprendedor con seguridad que las descubre.

Claro que para ver y aprovechar las oportunidades que trae una crisis, naturalmente que
se tiene que ser visionario y arriesgado, pero esto no es posible ni no se tiene un amplio
conocimiento del mercado, de la economía, de la realidad de una sociedad.

Sin estos requisitos básicos es recomendable no tomar decisiones, puesto que lo más
seguro es que el final resultemos ser uno de los perdedores.

De allí la importancia de que el emprendedor esté siempre informado, puesto que en la


medida en que conozca su medio, tendrá más y mejores elementos de juicio para tomar
decisiones.

En conclusión, si se está bien preparado, la crisis no puede ser un obstáculo para


emprender, puesto que la solución a cualquiera de los problemas causados por la crisis,
es una gran oportunidad que no se puede dejar pasar.

Eligiendo el sector para emprender

Cuando se decide emprender, la elección del sector donde se va a invertir, es un


elemento de gran importancia para el éxito de cualquier proyecto.
La idea de negocio, naturalmente que es de gran importancia, por no lo es menor el
sector en el cual se pretende implementar esa idea.

Hay sectores económicos que son difíciles de dominar o mantener, por lo que invertir en
ellos requiere de un gran esfuerzo en recursos financieros y técnicos.

Existen sectores que son muy competidos, en los que queda poco espacio para nuevos
competidores, por lo que invertir en este tipo de sectores, supone un gran esfuerzo, y la
necesidad de un proyecto muy bien estructurado, y eso sólo para entrar en el mercado,
puesto que sostenerse es otra historia.

Otros sectores ofrecen una mayor facilidad para que nuevos competidores ingresen,
pero por lo general son sectores que ofrecen baja rentabilidad, que es precisamente la
razón por lo que no está saturado de ofertantes.

Hay unos sectores en especial, que son muy rentables, pero ingresar en ellos es
complicado, debido a que se requiere una gran inversión inicial para por arrancar con el
proyecto como en el casos de los sectores de alta tecnología.

Existen sectores económicos que nunca crecen, lo que los convierten en uno de los
perores sectores para invertir. Invertir en una sector en el que no hay posibilidades de
crecer o expandirse no es la mejor decisión. Ya en otro documento se había tratado de
las bondades de invertir en un sector en crecimiento, puesto que el mercado del futuro
aun no es propiedad de nadie, por lo que no será tan difícil apoderarse de el.

Quizás el sector mas importante es aquel sector que conocemos. Si conocemos


profundamente una actividad, sobrevivir a las dificultades será más probable a que si
nos embarcamos en un sector del que tenemos poca idea, aun en el caso que se trate de
un sector rentable y en crecimiento.

Aunque es viable aventurarse en un negocio desconocido y tener éxito recurriendo al


apoyo de asesores, supondrá en todo caso dificultades a la hora de encontrar soluciones,
fijar estrategias, y sobre todo, será difícil tener el control del proyecto, puesto que
siempre se dependerá de opiniones de terceros, que tal vez no tengan el mismo nivel de
compromiso con el proyecto, con se consecuencias que este hecho puede acarrear.

La elección correcta del sector adecuado requiere de un trabajo de investigación análisis


profundo, el cual debe hacerse teniendo en cuenta la idea misma, le emprendedor y sus
capacidades, y la estructuración del proyecto.

En un proyecto de emprendimiento, deben tenerse en cuenta todos los elementos


integrantes del mismo, con uno que no sea estudiado o que no sea adecuado, el futuro
del proyecto estará comprometido.

10 Pasos para emprender un negocio exitoso

Cada año cientos de empresas deben cerrar, mientras que solo algunas pocas sobreviven
a los primeros 3 años de vida y una cantidad mínima supera los 5 años en el mercado.
No existe una fórmula mágica que garantice el éxito en los negocios, sin embargo, hay
ciertos puntos en que expertos del mundo empresarial y emprendedores exitosos,
coinciden como claves para que un emprendimiento logre convertirse en una gran
empresa rentable y sostenible.

A continuación te comparto 10 pasos clave que debes seguir para lograr que tu negocio
no sea uno más de los muchos que cada año fracasan.

1. Define las razones para iniciar tu negocio

Muchos emprendedores inician su negocio solo con la idea de hacer dinero y ante el
primer obstáculo se rinden. Los más grandes emprendedores de la historia coinciden en
que el dinero no era su prioridad al iniciar, y las razones que los guiaron eran pasión,
deseos de superación e ideales de cambiar el mundo.

Toma una hoja e identifica al menos 3 razones (además de ganar dinero) por las cuales
aventurarte a abrir un negocio y asumir los riesgos que ello conlleva, una vez hayas
encontrado estas razones tendrás siempre motivos para seguir adelante aunque las
ganancias del negocio al principio no sean las esperadas.

2. Escoge una idea de negocios sencilla

Las ideas de negocio perfectas no existen. La mayoría de los emprendedores se quedan


toda la vida esperando un negocio rentable y sin riesgo, y finalmente nunca emprenden
porque no tienen “la mejor idea”.

No te quedes estancado tratando de reinventar la rueda, busca una idea sencilla y


empieza, ya luego le iras dando forma a medida que avances.

3. Plantea un modelo de negocio rentable

Luego de haber elegido tu idea sigue uno de los pasos más importantes: Definir el
modelo de negocios. Esta labor requiere de toda tu concentración, debes tomar una hoja
y responder:

¿Cuál es mi producto o servicio?

¿Voy a fabricar el producto o solo a comercializarlo?

¿A quién voy a venderle?

¿Qué medio voy a utilizar para llevar mi producto a manos del cliente?

¿Qué tiene mi producto que no tenga el de la competencia?

Y toda pregunta relacionada con el cómo vas a desarrollar tu idea de negocios.

4. Elabora un buen plan de negocios


El plan de negocios es un gran paradigma empresarial, la mayoría de los emprendedores
los elaboran sin siquiera tener la menor idea de su utilidad.

Un plan de negocios te permite organizar tu idea y simular su rendimiento en el


mercado, pero OJO, no pierdas demasiado el tiempo elaborando un plan, solo trata de
organizar un buen documento (lo más corto posible) y pasa del plan a la acción sin
pensarlo dos veces.

Además el plan de negocios es indispensable cuando no cuentas con capital propio para
emprender, la mayoría de fuentes de financiación querrán conocer detalladamente tu
negocio.

5. Arma un buen equipo de trabajo

“Si puedes cumplir todas tus metas solo, tal vez estas no sean lo suficientemente
grandes”.

Encontrar un equipo de personas que se comprometan y se apasionen igual que tú por tú


proyecto no es fácil, pero es indispensable que cuentes con el apoyo y el complemento
de un buen equipo.

Los expertos recomiendan buscar personas complementarias, con ideales y


pensamientos distintos a los nuestros. Los miembros de tu equipo deben ser positivos y
darte fortaleza y animo cuando sientas ganas de echar todo por la borda.

6. Financia tu negocio adecuadamente

Evita caer en el error del “sobre endeudamiento”, al principio tendrás que minimizar los
gastos lo más que puedas. En caso de tener que recurrir al mercado financiero en busca
de dinero, compara las diferentes tasas de interés y toma las más bajas y aquella que te
brinde facilidades de pago.

Recuerda que con un buen plan de negocios te será fácil acceder a capital proveniente
de programas de apoyo gubernamental o inversionistas privados.

7. Empieza de una vez por todas

Ya tienes la idea, el plan, el equipo y el dinero… pues empieza de una vez por todas, no
le des más vueltas al asunto y salta al vacío. Este momento crucial es llamado “De la
Idea a la cruda realidad” por Andy Freire.

Es el momento de poner a prueba tu capacidad como emprendedor, ya no es el papel o


un simulador, es la vida real y tendrás que enfrentar toda clase de retos y desafíos.
Siempre recuerda: “Cuando el camino se torne difícil es porque vas hacia arriba”.

En este momento debes ser especialmente cuidadoso con el tema legal, un asunto que
muchos emprendedores ignoran.

8. Promueve tu negocio de todas las formas posibles


Ya tienes tu negocio, es hora de que todo el mundo lo sepa.

Prepara toda clase de publicidad ingeniosa para atraer los clientes a tu negocio. Flayers,
pendones, perifoneo, publicidad en medios de comunicación, etc. Todo es válido cuando
se trata de promocionar tu negocio.

No olvides crear tu propio sitio web y cuentas en redes sociales, el Internet es un medio
muy económico y sencillo de atraer clientes.

9. Aprende todo acerca de tu negocio

Conocer a tus clientes, proveedores y competencia será fundamental para hacer


competitivo tu negocio. Debes escuchar a tu entorno, dale a tus clientes lo que quieren,
crea relaciones mutuamente beneficiosas con tus proveedores y analiza la estrategia de
tu competencia.

Asistir a ruedas de negocios y ferias empresariales es otra buena idea de capacitación,


además de los libros y seminarios que te permitan adquirir estrategias para implementar
en tu negocio.

10. Establece tu estrategia de crecimiento

La mayoría de los negocios se quedan estancados con una pequeña porción del mercado
que les genera dinero suficiente para subsistir y mantener a su dueño, sin embargo, un
verdadero emprendedor no es conformista y siempre está buscando maneras de ampliar
su negocio.

Existen diferentes formas de hacer crecer un negocio, pero es muy importante tener
definida la estrategia de crecimiento. ¿Vas a abrir nuevos locales, o tal vez venderás
franquicias, harás adquisiciones, crearás alianzas, etc.?

Es importante que determines estos, así tu crecimiento será sostenible y planeado.

Recuerda que en el mundo de los negocios crecer no es una opción, o creces o tu


negocio desaparece.

Acerca del autor:

Javier Díaz

Soy un joven estudiante de administración de empresas apasionado por el mundo del


emprendimiento y los negocios. Te invito a visitar mi blog

Innovación para emprender

No basta con tener una maestría, hablar inglés o ser el número de uno de la clase, hay
dos claves indispensables en la forma de plantear nuestra carrera profesional que son: el
ser consiente del coste de oportunidad de nuestro tiempo y el estar atento, hay muchas
becas, ofertas y muchas veces las dejamos pasar.

A la hora de hacer un proyecto, además del business plan hay algo muy importante que
es hacer el Networking.

La sociedad de la información, la competitividad de las naciones enfatiza cada vez más


en nuestra capacidad para generar ideas innovadoras. La creación de empresas es la
principal fuente de creación de riquezas, solamente hay una forma de generar riqueza, y
es trasladando las ideas en algo que funcione.

Se dice que en nuestro entorno de país subdesarrollado no está suficientemente


incentivada la innovación. Hay modelos de innovación brillantes como el de Silicon
Valey, allí encontramos una fuente de creatividad constante, empresas que nacen de
pocas ideas, pero las personas creen en sus ideas e invierten tiempo en ellas. ¿Somos
capaces nosotros de invertir dos años de nuestra vida en algo que creemos?; podemos
seguir afirmando que el modelo de sociedad en nuestro país normalmente no fomenta la
innovación, pero el problema del “modelo” es que la innovación tiene que estar
fomentada desde las estructuras inferiores, es decir con la capacidad de iniciativa de un
modelo social bien visto, no un modelo por innovación por el cual nos vayan a pagar.

La fuga de talentos se da a que sino hay trabajo en nuestra región y estamos preparados,
sabemos idiomas, tenemos magísteres, entonces nos marchamos al extranjero, a países
desarrollados, aquellos que importan talento y entonces nosotros seguiremos
exportándolo y propendiendo a que nuestro país pierda capital.

El incentivar la innovación no es algo que se deba esperar del gobierno, hay que dejar
de esperar que los estamentos públicos nos financien como única solución para
emprender y crear empresa, si esperamos que las entidades públicas nos mantengan,
pues estamos en nada, el gobierno no da abasto, éste debe encargarse de incentivar más
bien que los capitales privados ayuden a financiar las pymes, el gobierno puede ser
mediador para que se generen este tipo de inversiones en las empresas sólidas.
Perfil de un emprendedor

Para ser un emprendedor se requiere tener cierto perfil, ciertas aptitudes y ciertas
características de personalidad. No es una tarea fácil identificar con claridad cual debe
ser el perfil de un emprendedor, pero muchos autores coinciden que los factores mas
importantes a tener en cuenta, son los siguientes:

• Personalidad idealista y astuta, preocupada por hacer dinero pero no obsesionados

• No les interesa demasiado el poder sino la autonomía, les gusta ponerse a prueba,
enfrentar riesgos pero no a lo loco, sino planificados;

• Les gusta demostrar y demostrarse lo que saben, pueden y valen;

• tienen capacidad de concentración para la resolución y búsqueda de salidas exitosas a


problemas, tienen cierto carisma o mística y esperanza respecto a su emprendimiento,

• No tienen todo absolutamente claro, tienen miedos como todo ser humano, pero a
pesar de ello se animan;

• Son capaces de sacrificarse por su obra pero sin perder la cordura, son ansiosos y
buscan ofrecer un producto o servicio de calidad superior, distinto, destacado;

• Les gusta dejar su marca en la vida a través de su emprendimiento, están convencidos


de que el éxito es 99% transpiración y 1% inspiración,

• Saben que se pueden equivocar pero también saben que el fracaso es no intentarlo de
nuevo.

Otros aspectos a tener en cuenta

Autoconfianza. La autoconfianza es la capacidad del individuo en creer en sí mimo, y


en la posibilidad de conseguir sus metas personales.

La persona emprendedora tiene que tener confianza absoluta en su proyecto y en que


está preparada para sacarlo adelante. Va tomar decisiones y lo tiene que hacer de manera
decidida, sin miedo y confiando en sí misma, aunque puedan ser erróneas o el resultado
no sea el esperado.

La confianza debe extenderse también a las personas que van a formar parte de la
empresa. Y es que esta capacidad (estrechamente relacionada con la autoestima
personal) se relaciona directamente con algunas habilidades de liderazgo como la
motivación.

Orientación al logro. Se entiende como la persistencia para conseguir metas y


objetivos personales, en este caso, emprender un negocio.

El emprendedor tiene que saber dónde quiere llegar y estar en disposición de realizar
todo lo necesario para lograrlo. Por eso, esta capacidad se relaciona con otras como la
voluntad de finalizar correctamente las tareas que se comienzan, y con la energía vital y
con el entusiasmo, necesarios para conseguir logros de largo recorrido.

Asunción de riesgos. Supone una predisposición a no evitar situaciones que impliquen


incertidumbre o riesgo potencial.

La persona emprendedora va a asumir riesgos, pero éstos deben ser calculados. El


proceso de creación de una empresa no se acomete (o, al menos, nunca debería hacerlo)
de manera aleatoria. El emprendedor ha analizado el entorno, ha diseñado su producto o
servicio, ha analizado la viabilidad de su negocio y ha establecido unos resultados
previsibles para su actividad.

Resultará contraproducente asumir demasiados riesgos si la realidad lo desaconseja, o


trabajar en un ambiente de total inseguridad. Por tanto, es necesario calcular los riesgos
de cada decisión que se tome y, por supuesto, evitar los que sean innecesarios.

Expectativa de control. Se relaciona con la capacidad de la persona para asumir la


responsabilidad de sus propias acciones.

En ocasiones, la persona emprendedora puede culpar de sus propias decisiones a otras


personas o circunstancias. Esto sucede porque su expectativa de control es externa, esto
es, considera que el resultado de sus acciones se debe a la suerte o a causas no
relacionadas con su conducta.

Pero realmente es necesario que su expectativa de control sea interna y asuma la


independencia de sus acciones con respecto al entorno y la relación entre su conducta y
el resultado.

Tolerancia a la frustración. Puede definirse como la capacidad de persistir en la


conducta encaminada a obtener un resultado, a pesar de las dificultades o retrasos que
hayan de enfrentarse.

Esta es una cualidad fundamental en la persona emprendedora, porque va a tener que


enfrentarse a retrasos, dificultades o imprevistos que le pueden llevar al desengaño y al
fracaso. Es normal que no todo salga bien a la primera y tropezar varias veces, pero es
necesario saber afrontar los obstáculos que se pueden interponer en el camino y
perseverar.

Orientación comercial. Tiene que ver con la preferencia por las relaciones
interpersonales laborales, lo que incluye la capacidad de comunicación y de obtención
de la información adecuada para lograr los objetivos que se persiguen, o para la
generación de relaciones de colaboración.

Las habilidades o competencias más directamente relacionadas con este rasgo son las
que tienen que ver con las habilidades de comunicación interpersonal, negociación y
venta.

El emprendedor no actúa aislado: el desarrollo de su proyecto, su puesta en marcha y su


crecimiento y éxito van a depender de las relaciones que establezca en diferentes
ámbitos, por lo que conviene que tenga facilidad para las relaciones personales, para la
comunicación y para la negociación. Por supuesto, debe tener habilidades para la venta
y una fuerte orientación al servicio a su cliente.
EL FRACASO PUEDE SER NECESARIO PARA FORJAR UN BUEN
EMPRENDEDOR

El fracaso puede ser un necesario, indispensable en el proceso de formación de un


emprendedor.

El fracaso es tan importante como elemento formativo, que algunas entidades de capital
de riesgo valoran mucho que un emprendedor haya tenido fracasos previos, para invertir
en sus proyectos.

El fracaso en un proyecto no significa para nada que se sea un mal emprendedor o que
no se sea emprendedor. Caso contrario, se es mal emprendedor o no se es emprendedor
cuando se fracasa y no se vuelve a intentar.

Una persona que ha fracasado, con seguridad habrá aprendido una gran lección que le
evitará cometer los mismos errores en nuevos proyectos. Es tan importante aprender lo
que se debe hacer como aprender lo que no se debe hacer, y esto último se aprende
fracasando.

Una persona que tiene en sus antecedentes algunos fracasos, además de haber aprendido
mucho de sus errores, ha ganado algo también muy valioso, y es el haber actuado bajo
presión, haber caminado sobre terrenos difíciles, de modo que cuando en sus nuevos
proyectos tenga que pasar situaciones similares, podrá enfrentarlas con más calma, con
la serenidad y sabiduría de quien tiene experiencia.

Un emprendedor que nunca ha fracasado, con seguridad que sabe hacer las cosas muy
bien, pero significa que en caso de presentarse problemas, los que son casi inevitables
sin duda alguna, no tiene la experiencia en la toma de decisiones en terreno negativo, lo
que puede conllevar un riesgo de fracaso, aunque esto suene paradójico.

Todo emprendedor tiene en su historial por lo menos un fracaso, por lo menos un


intento fallido de iniciar un proyecto de emprendimiento, algo que definitivamente no es
negativo, sino por el contrario, enriquecedor y hasta necesario.

Por eso, si usted intentó un proyecto y fracasó, no debe preocuparse por ello, puede
seguir intentándolo, y claro, en sus nuevos intentos debe evitar comentar los mismos
errores, puesto que si no tenemos la capacidad de aprender de nuestros errores, ahí si
tenemos un problema.
10 Mitos Empresariales
En este post voy a comentar algunos de los mitos empresariales,
sobre los emprendedores y empezar un negocio. Hay ideas
erróneas que limitan a gente interesada en iniciar su negocio.

1. Se necesita mucho dinero para empezar un negocio

El más conocido de los mitos empresariales es creer que se


necesita mucho capital para los negocios exitosos. Este mito se
debe a que vemos muchos negocios como franquicias, que están
bien diseñados en su organización y establecimiento, y creemos
que el capital es la razón de su éxito. Sin embargo, un buen
negocio no depende una gran inversión inicial. Al contrario, es más
recomendable empezar pequeño, y crecer poco a poco. Por
ejemplo, Henry Ford inició su empresa en su garage, y había
quebrado 3 veces antes de tener éxito. Después de muchos años,
su negocio creció y se volvió el gigante de la industria automotriz.

2. Sólo puedo conseguir el capital con un banco

Es cierto que los bancos son una fuente de financiamiento para


empresas. Sin embargo, este mito del empresario que requiere
exclusivamente dinero de la banca es un error. Hay muchas otras
fuentes de financiamiento que son incluso más recomendables que
ir a un banco. Por ejemplo, la familia, amigos y socios, representan
la mayor parte de la fuente de capital para una microempresa.
Además, existen los ángeles inversionistas, o personas que están
interesadas en invertir su dinero en negocios, para obtener un
mejor rendimiento que el banco le da en ahorros o fondos de
inversión.

3. El plan de negocios es un trámite innecesario

Este es uno de los más grandes mitos empresariales que he


tratado con los años de sacarle de la cabeza a mis clientes. El plan
de negocios es un requisito para empezar un negocio, no porque
necesite el producto final visto como un “plan de negocios”, sino
por el proceso de investigación, pensamiento, imaginación y
creación que desarrolla cuando hace su plan. La segunda ventaja
del plan de negocios es que aumenta la probabilidad de éxito al
doble, contra empresas que no tienen hecho un plan. Finalmente,
la tercera ventaja es que puede determinar si su negocio va a
tener éxito o no en base a un análisis financiero, antes de invertir
un solo centavo.

4. Soy bueno para x (por ejemplo, cocinar), entonces pongo y (un


restaurante)

El cuarto de los mitos empresariales es el siguiente: la gente cree


que por ser hábil en una actividad específica, tiene la capacidad
de empezar un negocio. Esto es erróneo. Un negocio requiere de
habilidades que se pueden desarrollar con el tiempo, pero muy
distintas a ser experto en un campo. Por ejemplo, imaginemos
McDonalds. A pesar de que tienen empleados que, probablemente,
se volvieron expertos en hacer hamburguesas en 1 minuto, estos
carecen de las habilidades administrativas del gerente, quien es el
encargado de inventarios, proveedores, servicio al cliente, etc. Por
lo tanto, es recomendable que si no sabe nada de poner un
negocio, tome un curso para empezar negocios.

5. El cliente siempre tiene la razón

Entre los mitos empresariales siempre ha existido el dicho “el


cliente siempre tiene la razón”. En su libro 4 Day Hour Workweek
(Trabajo de 4 horas a la semana), Tymothy Ferriss comenta la
forma de trabajar menos en su negocio, y tener iguales o mejores
resultados. Una forma es encontrar el 20% de sus clientes que
generan el 80% de sus ingresos (esto se llama la Ley de Pareto), y
centrarse en ellos. Esto significa que clientes que probablemente
le den más problemas, son aquellos que menos le compran. Y en
vez de darles la razón… les deja de dar servicio.

6. Tuve una buena idea y todos le van a gustar (o entender)

A mi me pasó lo mismo cuando empecé a poner negocios, y es uno


de los mitos empresariales más duros de aprender. Una buena idea
es buena idea… para usted. A menos que pueda leer el
pensamiento, nunca ponga un negocio basado en una buena idea.
La forma correcta es primero, encontrar la oportunidad de
negocios, y después determinar la idea de negocio que aproveche
a oportunidad, y se alinee a sus gustos e intereses. Puede ver este
video para encontrar ideas y oportunidades de negocios, donde le
voy a enseñar con las herramientas adecuadas cómo hacerlo.

7. Tengo buenos amigos. Ellos van a ser mis socios

En los mitos empresariales se encuentra pensar que los amigos


son socios. La verdad es que un socio tiene que ser una persona
que lo complemente en el desarrollo del negocio, en términos de
sus habilidades, capacidades y recursos. Por ejemplo, si usted
estudió cocina, es más probable que tenga éxito con alguien que
conoce el negocio restaurantero, que hacerlo con su amigo de la
carrera. Otro problema es que van a existir roces por el dinero.
Siempre pasa eso. Por ello, tiene que ser profesional cuando pone
una idea de negocio emprendedora y saber que existen las
relaciones de trabajo y las amistades, y que finalmente hay que
separarlas una de la otra.

8. El fracaso es malo

Este mito del emprendedor nos dice que desde niños, nuestros
padres y la escuela nos enseñan a que fracasar es malo, y el éxito
es bueno. Claro que el éxito se siente bien, pero de él no se
aprende. El fracaso es el gran maestro que nos enseña nuestra
verdadera cara. Si eres una persona que se rinde fácilmente, o que
persiste ante la adversidad. Si respondes con enojo y depresión, o
eres capaz de levantarte y seguir adelante. Una historia de un libro
que estoy leyendo llamado “Moneyball” de Michael Lewis, habla de
un beisbolista de Estados Unidos, Billy Beane. Él era un gran
jugador de beisból, hasta que fracasó. Y nunca se pudo levantar a
ser el gran jugador que todos veían en él. ¿Qué aprendió? Uso su
experiencia 15 años después como General Manager de los A´s de
Oakland, para ser el 2do. equipo con la capacidad financiera más
baja, pero el 5to. mejor de la liga. (Da Clic para checar tu
probabilidad de ser emprendedor)

9. Las utilidades es lo único que importa


Las utilidades son fundamentales, pero algo más importante de lo
que nadie habla es el flujo de efectivo. Entre los mitos de
empresarios está el hecho de enfocarse en generar utilidades. Sin
embargo, se descuidan otros aspectos como el flujo de entradas y
salidas de dinero, con el cual la empresa sobrevive o no a sus
deudas.

10. La razón de una empresa es vender

El último mito de negocios es creer que la misión de una empresa


es vender. Lo que las empresas que han durado más de 50 años
nos enseñan es que la razón real es solucionar un problema o dar
un servicio. Por ejemplo, empresas como Walmart, han tenido éxito
por saber lo que la gente quiere comprar, al precio que los
incentiva a hacerlo.
15 mitos sobre los empresarios y
los emprendimientos
enero 13, 2010 por Juan Carlos Valda

4 Votes

Es muy comun escuchar conceptos erroneos acerca de la


creacion de empresas, empresarios y emprendedores, lo mas gracioso de la situacion es que
quienes crean estas falsas ideas son personas que poco o nada tienen que ver con el mundo
empresarial, por eso he hecho esta recopilacion de algunos mitos para que los que esten
pensando en emprender no caigan en el error de fiarse en estas mentiras.

El proceso de creación de empresas y el ejercicio de la profesión empresarios son, una práctica


que como la medicina o la ingeniería exigen conocimientos, habilidades, actitudes aptitudes y
atributos, pero sobre todo trabajo para lograr la formación y el desarrollo que el proceso exige.

Igual que en cualquier otro campo de la acción humana existen una serie de mitos y
concepciones erradas, que con gran frecuencia salen a relucir cuando se excusa de no tener la
decisión o de no querer hacer el trabajo que el proceso empresarial exige o cuando se quiere
desestimularlo o desprestigiarlo.

MITO 1. Los empresarios no analizan.


Esta concepción es muy generalizada e incluso, con gran frecuencia, los mismos empresarios
plantean un desprecio por los métodos de análisis formal cuando dicen: “Yo para mis negocios,
no hice nunca un estudio”. Esta posición de la idea de que el empresario es un loco, a quien le
plantean o identifica una oportunidad y sin ningún raciocinio o consideración se lanza y se
pone en riesgo, y peor aún, pretende ilustrar esta conducta como la que conduce al éxito.

La verdad es distinta, los empresarios exitosos por una largo período, no juegan a la ruleta
rusa, no se arriesgan por corazonadas o por impulsos emocionales. Ellos analizan muy bien la
oportunidad, la miran por todos lados, la evalúan con un software mental que ya tienen
estructurado y que recibe datos por todos los sentidos; calculan cuidadosamente sus
movimientos antes de actuar.

La verdad es que ese software mental y esa lectura sensorial de datos forman parte del
desarrollo del empresario, en muchos casos logrado a tropezones, y casi siempre es muy
particular para ciertos tipos de negocio en los cuales él tiene experiencia.

Es iluso pedirle a una persona que sólo va a hacer sus primeros intentos en el mundo
empresarial que actúe de ese modo y, por tanto, es necesario darle un primer esquema de
análisis que le permita iniciar su proceso de desarrollo.

Pero también es verdad que existen muchas personas que analizan y analizan y nunca toman la
decisión de actuar. El fracaso de este esquema, en términos empresariales, no se debe a los
análisis, obedece básicamente a la falta de algunos atributos empresariales.

El verdadero empresario, con análisis formales o informales, tiene la habilidad para pensar y
evaluar la situación y actuar en el momento oportuno, bien sea para realizar el proyecto, si está
convencido de que éste pueda salir adelante, o para rechazarlo, si cree que sus oportunidades
son muy escasas.

Para el amante de este mito, una sugerencia: pregúntele a un empresario de verdad cuántas
veces ha dicho no a una propuesta de negocio y cómo hizo para llegar a esa conclusión, y se
dará cuenta fácilmente, de que sí efectúa análisis y muy profundos, tal vez no en el papel, pues
no fue así como aprendió a analizar, tal vez no en la forma en que los académicos lo hacen,
pero sí en forma consciente y racional.

MITO 2. Los empresarios nacen, no se hacen.


Esta frase ha sido repetida muchas veces pero no sólo para el caso de los empresarios, sino
también para políticos, diplomáticos, artistas, gerentes, deportistas, etcétera, y en todos los
casos se ha demostrado errada.

Existe evidencia clara de que muchos empresarios no tienen ancestro empresarial, entendido
esto como hijos de padres empresarios, y muchos de los que no son empresarios provienen de
padres empresarios.

El ser empresario implica unos atributos y unos conocimientos que son adquiridos y
aprendidos. La verdad es que los empresarios se forjan mediante aprendizaje y experiencias
educativas que combinan en proporciones diversas lo formal y no formal. Nadie va a negar que
se requiere salud, energía, un poco de inteligencia, características biológicas necesarias pero no
suficientes; tampoco se va anegar que se precisan conocimientos y habilidades que no se dan
al nacer sino que se desarrollan en función del ambiente en que se viva: iniciativa, toma de
decisiones, capacidad de riesgo, creatividad, etcétera.

Drucker indica cómo hace 40 o 50 años nadie pensaba que un gerente era formable, hoy, la
mayoría de la gerencia proviene de las escuelas de administración de empresas. En el mundo
moderno se producen artistas, deportistas, políticos, diplomáticos, y pueden producirse
empresarios, como lo atestiguan muchos casos documentados, aun en comunidades
deprimidas económica, social y educativamente.

MITO 3. El empresario clásico o puro.

Existe la creencia de que sólo es empresario quien cumple todos los requisitos que se puedan
formular sobre los procesos empresariales o sobre las características empresariales, y esto lleva
a posiciones ingenuas como aquella que afirma que quien no parte de una invención o de alta
tecnología no es empresario. La verdad es que existen empresarios que cumplen todas las
características del modelo ideal, pero también hay muchas excepciones. Lo que define a un
empresario es su perspectiva empresarial, y por esos tanto el empresario rural como el de alta
tecnología lo son, no por la tecnología o mercados que manejan, sino por su perspectiva
empresarial.

Igualmente, no puede pensarse que sólo es empresario quien con frecuencia empieza una
empresa, pues, parte de la función del empresario es el crecimiento y la supervivencia a largo
plazo de la empresa. Además, es importante entender que la perspectiva empresarial no
depende del sector económico, de la tecnología que se maneje, de la finalidad o no del lucro o
del tamaño de la egresa.

Este mito es tan fuerte que incluso hay empresas consultoras y universidades que antes de
aceptar un participante en un curso de espíritu empresarial le hacen un chequeo de sus
habilidades y conocimientos y si los tienen lo aceptan; de lo contrario lo rechazan. La verdad es
que ese empresario que ya tenía todas las características no necesitaba ese entrenamiento, y
que los indicadores de éxito de esas organizaciones son apenas obvios, pues so empiezan con
empresarios es muy difícil terminar si éstos. La misión del proceso educativo es proveer y
despertar las competencias necesarias para que una persona que no ha actuado como
empresario, empiece a hacerlo.

MITO 4. Todo lo que se necesita es dinero


Esta es la disculpa más frecuente de quienes no son empresarios para explicar su falta de
creatividad, decisión e iniciativa. A veces en esta disculpa hasta el gobierno cae. Una de las
habilidades empresariales, es identificar y conseguir recursos, y entre ellos recursos
financieros. Otro aspecto suficientemente documentados en investigaciones a nivel mundial es
que, en genera, la mayoría del dinero que se invierte para empezar una empresa proviene de
ahorros personales, de los familiares y de los amigos. Incluso muchas veces la abundancia de
dinero más que una ayuda es un perjuicio, pues no se valoran las decisiones y se cometen
grandes desperdicios económicos.

En general, la falta de de dinero es más un síntoma que la causa del problema. Muchas veces la
gente quiere que le den dinero para una idea general, o para una idea de negocio que no ha
sido evaluada ni analizada y en la cual el presunto empresario no tiene experiencia, y claro en
ninguna parte del mundo esta persona va a conseguir lo necesario. Igual ocurre con los
problemas de garantías, en que todos queremos que las entidades financieras nos suelten
dinero sin ningún respaldo; esto es imposible, pues éstas manejan recursos de otros y tienen el
compromiso de responder por ellos.

Existen muchas formas de hacer un proyecto y la tarea del empresario es identificar la forma
que es funcional para su nivel de recursos.

MITO 5. El empresario es falto de preparación.

Este concepto se escucha y hay evidencias como estas: “Si usted mira a los empresarios
famosos de hay, que tal vez empezaron sus negocios en 1950, se da cuenta de que ellos no
fueron a la universidad y tal vez ni siquiera al bachillerato”; y, claro, uno puede continuar y
afirmar: “Si usted mira los empresarios de 1900, ellos no fueron ni siquiera a la escuela
primaria”.

Indudablemente, esto es falaz, pues se olvida de las características de la población del país; en
1950 el porcentaje de ciudadanos latinoamericanos que terminaban bachillerato era mínimo,
el número de empleos disponibles también era mínimo. Por tanto, lo normal era que los
empresarios tuvieran como característica no haber ido a la universidad.

Las condiciones actuales en los países desarrollados son muy distintas; la mayoría de los
empresarios de la década del 80 son personas con títulos universitarios, y esto de nuevo no es
más que un fenómeno ambiental.

Cada día en Latinoamérica, más y más empresarios son personas con educación superior, pues
indudablemente esos conocimientos no pueden perjudicar el ejercicio empresarial. Es fácil
también apreciar que los empresarios todos los días mejoran su calificación y tratan de
remediar su falta de conocimientos.

Todos los programas de apoyo empresarial exitosos por la capacitación de los empresarios,
pues esta es la única forma de mejorar su habilidad de gestión y elevar la probabilidad de
supervivencia y crecimiento de la empresa.

El empresario no juega al avestruz, cuando él se mete en un negocio es porque o ha estudiado


conoce los pros y los contras, sabe cuáles son los puntos débiles y tiñe una estrategia para
resolverlos; es consciente de que cuando actúa no tiene todas las respuestas, pero no porque
no las quiera tener, no porque rehuya el conocimiento o la información, sino porque no las
puede conseguir.

El empresario del futuro tiene que ser un empresario educado, formal o informalmente, de lo
contrario, sus posibilidades de éxito y/o crecimiento son nulas. Por otro lado, el empresario
conoce su negocio detalladamente y sobre éste requiere conocimiento y formación.

MITO 6. Los empresarios son los fracasados


En Latinoamérica existe una tendencia muy marcada a asociar factores de degradación con una
persona de éxito, y esta pasa con los empresarios: despido del trabajo, bajo rendimiento
académico, divorciados, revolucionarios, etcétera; pero no se acostumbra mirar los factores
positivos o las razones por las cuales se dieron los factores negativos.

Una persona pudo haber sido un mal estudiante, porque estudió algo que no le gustaba, que le
fue impuesto o que fue su única alternativa, pero un día encontró la forma de desarrollar su
verdadero potencial y lo hizo. ¿Qué sentido tiene analizar que fue mal estudiante?

La gran mayoría de las personan empleadas son despedidas o renuncian a sus cargos más de
una vez en su vida; ¿querrá esto decir que son malos o incapaces? No, la mayoría de las veces
son conflictos de poder, o procesos de modificación organizacional, o discrepancias con el jefe,
o simplemente insatisfacción con el trabajo.

Además ¿quién ha dicho que todos tenemos que ser buenos para todos ¿ Es perfectamente
válido que uno sea muy bueno para empleado y muy malo para empresario o viceversa.

En cualquiera de los grupos de empresarios y de no empresarios se encuentran personas


brillantes y mediocre en sus estudios académicos, habilidosos e incapaces en sus actividades
sociales, casados y divorciados, estables e inestables, malgeniados y sosegados, etcétera.

Por otro lado, ¿qué es ser fracasado? ¿Acaso un empresario con una empresa con 20
empleados y con unas buenas utilidades es un fracasado? Obviamente que no, y es más, ese
empresario puede ser más útil a la sociedad y más exitoso que la persona exitosa que se jubila
sin haber generado un empleo extra y dependiendo solo de su pensión de vejez.

MITO 7. Todo lo que se necesita es suerte.


En este se escudan lo que no son empresarios, pues no entienden que hay personas que
estuvieron en el lugar indicado en el momento apropiado y fueron capaces de captar la
oportunidad que se les presentó. La suerte es la capacidad de ver apreciar las oportunidades,
es el trabajo serio que se hace en búsqueda de algo, es aprovechar y maximizar las épocas
buenas y minimizar el impacto de las épocas malas. La idea es crearnos la suerte y no esperar a
que ella nos llegue, o sea; crear la empresa y no esperar a que alguien nos la traiga.

Es importante que es empresario tenga conciencia de que siempre habrá resultados no sujetos
a su control, que él trabaja con información incompleta y que por tanto, hay riesgo; pero que
esos riesgos se aminoran a medida que se prepare para enfrentarlos y no a medida que
simplemente confíe en que la buena suerte lo protegerá.

Para estar en el lugar apropiado, en el momento oportuno y captar la oportunidad que circula
ante nosotros, se necesita un proceso de análisis de factores; en resumen, se necesita espíritu
empresarial y no suerte.

MITO 8. Con el primer negocio me enriquezco.


Con gran frecuencia las personas esperan identificar un negocio que en poco tiempo les
resuelva sus problemas económicos, y rechazan mientras tanto ideas de negocios porque no
muestran todo el potencial que ellos esperaban; la mayoría de las personan con esta idea
mueren sin encontrar ese Dorado, y obviamente mueren frustrados.
Como se anotó, el proceso empresarial es un proceso continuado en el cual se establecen
permanentemente oportunidades de negocio y por lo cual lo importante es iniciar el camino,
aunque de pronto las primeras acciones no sean tan rendidoras económicamente pues éstas
tienen la importancia de dar aprendizaje y acceso a negocios cada vez mejores.

Este principio, denominado el principio del corredor, es que maravilla de algunos empresarios
maduros, a quienes con gran frecuencia se ven en nuevos negocios, y los novatos le preguntan:
¿Cómo lo hacen? ¿De dónde sacan tantas ideas? La respuesta está en que cada negocio genera
múltiples nuevas opciones, y eso le facilita a ese empresario su expansión.

El ser empresario requiere práctica, requiere un inicio y es muy probables que algunos de los
intentos no sean exitosos. Muchos empresarios famosos han tenido varios fracasos y de ellos
aprendieron nuevas técnicas y procedimientos que luego los hicieron exitosos.

MITO 9. La mayoría de los negocios fallan rápidamente


Muchas personas no entran en el mundo empresarial por el temor a las fallas, pues se dice que
la mayoría de los negocios fallan antes de los cinco años. Obviamente, con esta perspectiva
nadie quiere meterse en esta aventura.

¿Cuál es la verdad? La realidad es que toda inversión tiene riesgos, y que actos 100% seguros
no existen en el mundo. La verdad también es que en el proceso empresarial hay negocios que
no son exitosos, igual que ocurre en el proceso de empleo en que no todo el mundo
permanece y asciende.

Hay que definir muy bien qué son fallas empresariales y sobre todo si la falla fue productiva o
no. En varias investigaciones se ha encontrado que muchos de los empresarios exitosos o,
tuvieron fallas, pero que de éstas aprendieron lecciones útiles en sus actividades posteriores y
constituyeron la base del éxito empresarial.

Sin embargo, es necesario revisar las estadísticas, pues parecería que muchos de los
enunciados que se emiten no son comprobables, y muchos de éstos se basan en un concepto
de falla que puede ser errado.

Por ejemplo ¿es una falla un cierre de un negocio por muerte o enfermedad o traslado o
cansancio de un empresario? ¿Es falla una empresa que estaba en operación pero como su
dueño encontró otra oportunidad usó los recursos de la anterior para la nueva organización?
¿Es una falla el cierre de una empresa que estaba orientada a resolver una necesidad humana
que se prevé desaparecerá el año entrante?

Indudablemente hay una manera de no fallar: nunca intentar. Este principio también garantiza
que nunca se logrará el éxito. Es mejor equivocarse por intentar que morir virgen
empresarialmente.

MITO 10. Solo los experimentados pueden ser empresarios


Muchas personas siguen creyendo que únicamente las personas con mucha experiencia y con
mucha edad están en condiciones de ser empresarios, pues sólo ellos tienen los conocimientos
y los recursos para producir eventos empresariales.
Existen múltiples evidencias en todo el mundo de que esto no es verdad y que muchísima
gente joven, aun gente que nunca ha sido empleada, aun estudiantes de universidad o colegio,
están creando empresas exitosas.

Si se observan los negocios de e-business y muchos de los negocios establecidos en los últimos
años, sus empresarios son personas muy jóvenes. Bill Gates, famoso empresario de software
testimonia: “Cuando tenía 19 años percibí un camino para mí futuro y basé mi carrera en esa
percepción. Resultó que ella era un buen camino”.

La Nacional Federation of independent Business, NFIB, en un estudio realizado en Estados


Unidos en 1997 encontró que el 76% de los empresarios estadounidenses iniciaron su empresa
cuando tenía menos de 44 años, el 11% cuando tenía menos de 25 años y sólo el 8% inició su
empresa cuando tenía más de 54 años.

MITO 11. La situación del país no permite crear empresas


Con mucha frecuencia se plantea cómo la situación socio-económica, política, legal y , en
general, ambiental es muy difícil o poco favorable para el proceso empresarial.

Sin embargo, en Latinoamérica, con todos los problemas ya indicados, y a pesar de ese entorno
macroeconómico tan difícil de los últimos 40 años, se ha dado todo un proceso empresarial
vibrante que en gran medida ha evitado el hundimiento total de la economía regional.

No es exagerado afirmar que la acción de empresarios, tanto en la economía formal como en la


informal, ha impedido mayores disturbios sociales.

Lo importante es identificar aquellos mecanismos y circunstancias que limitan la actividad


empresarial y que valdría la pena encontrarles una solución viable.

MITO 12. Para formar empresas hay que ser inventor o trabajar en tecnología avanzada
Aunque muchas empresas ejemplares implicaron una invención o un trabajo en tecnología
avanzada, la realidad es que una mínima parte de las empresas que se constituyen, aun en los
países desarrollados, tienen como base estos elementos. La gran mayoría de las empresas
nuevas se basan en tecnologías convencionales y conocidas.

Se requieren muchas empresas competitivas, que atiendan nuevas necesidades o mercados no


atendidos, y si para ellos se necesita tecnología avanzada hay que conseguirla o desarrollarla y
aquí la formación avanzada en ciencia y tecnología y el desarrollo de mecanismos de apoyo,
como las incubadoras de base tecnológica, son fundamentales. Pero, igualmente, si las
soluciones pueden darse con tecnologías tradicionales y/o con tecnologías apropiadas a los
recursos disponibles, estas empresas no deben despreciarse; hay que apoyarlas.

MITO 13. Mi estatus profesional se rebaja por ser empresario.

Se oye con mucha frecuencia críticas a una persona porque no ejerce el oficio normal de su
profesión, e incluso hay movimientos para formular leyes que impidan que alguien que no
tiene un título, pueda ejercer un oficio.

Se llegó a pensar que la función del sistema educativo era producir personas para desempeñar
oficios concretos, lo cual conduce a la súper especialización desde la secundaria, a enfatizar el
cómo hacer cosas, a desechar las bases científicas y tecnológicas por considerarlas no
prácticas, etcétera.

Por otro lado, el éxito profesional se mide por el cargo que la persona ocupa y el tamaño de la
empresa a la cual está vinculado el profesional, sin tener en cuenta otros valores importantes
en la vida profesional.

Hay que entender que las profesiones son un medio de desarrollo personal y no un fin en sí
mismo, y por tanto, lo importante no es el ejercicio de una profesión u otra, sino la
contribución que al desarrollo económico y social brinda el profesional.

Es perfectamente válido, incluso deseable, que esa contribución se haga en una actividad que
genere trabajo, riqueza y valor agregado.

La realidad es que un empresario exitoso tiene más estatus profesional que un empleado de
nivel intermedio.

MITO 14. El empleo es seguro, los negocios no lo son.


Este mito se ha arraigado a tal punto que los profesionales viven asustados por el fantasma de
la pérdida del empleo. Lo cual los obliga a no tener posiciones ideológicas o conceptuales
firmes, sino a ceder en sus principios como una manera de sobrevivir organizacionalmente.
Este mito le indica al profesional que no debe correr riesgos y que en ese sentido debe buscar
algo estable y de por vida.

Los últimos años, tanto en los países desarrollados como en vías de desarrollo, adquirir un
empleo no es garantía de poder conservarlo de por vida, pues las organizaciones con gran
frecuencia toman decisiones de despido de personal, y en ese momento las personas quedan
cesantes y sin organización para jubilarse, no encuentran en sus pensiones de jubilación,
normalmente el capital del empleado, unos ingresos que le den seguridad en su vejez.

Realmente existen riesgos tanto en el empleo como en las empresas. A corto plazo es más
arriesgado el mundo empresarial; a largo plazo es más arriesgado el empleo. Por tanto, este
mito hay que cuantificarlo adecuadamente y no darlo por válido sin analizar las consecuencias.

MITO 15. Mi profesión no es para formar empresas.


La noción de dependencia lleva a creer que las profesiones son para ocupar cargos o empleos.
Se las ha mirado siempre con una óptica muy estrecha, pues toda persona, y mas el
profesional, tiene la posibilidad de múltiples caminos de acción, y de identificar entre ellos el
que más le satisfaga.

Toda profesión tiene la opción de ser creadora de empresas, y al diseñar los perfiles de los
egresados debe tenerse en cuenta este concepto básico de formación. Como se anotó: hay que
formar a la gente para el trabajo creativo bien sea en una organización propia o en una
organización para la cual se emplee, y no sólo para empleos burocráticos.
Si haz llegado hasta aqui muy bien por que eso demuestra que realmente te apasiona el
emprender y eso es un punto a tu favor, si haz caido en alguno de estos mitos no te preocupes
que el primer paso para el exito es afrontar los problemas, identificarlos y hacer lo posible por
cambiarlos, entonces te invito a que en una hoja apuntes los mitos en los que crees que haz
caido y añadas tus propios mitos, para que te pongas a trabajar en ellos y des tu primer paso
en el camino del exito.

Fuente: http://negociosyemprendimiento.blogspot.com/2009/02/15-mitos-sobre-los-
empresarios-y-el.html

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QUE SON LAS HABILIDADES EMPRENDEDORAS

¿Qué son las habilidades emprendedoras?


Existen diferentes definiciones que intentan englobar el concepto de habilidad: Es el
grado de competencia de un sujeto concreto frente a un objetivo determinado. Es
decir, en el momento en el que se alcanza el objetivo propuesto en la habilidad. Se
considera como a una aptitud innata o desarrollada o varias de estas, y al grado de
mejora que se consiga a esta/s mediante la práctica, se le denomina talento.

Es la destreza para ejecutar una cosa o capacidad y disposición para negociar y


conseguir los objetivos a través de unos hechos en relación con las personas, bien a
título individual o bien en grupo.

Tipos de habilidades

- Destreza manual: hacer o reparar cosas con las manos.


- Mecánica: habilidad para entender las leyes mecánicas en la vida cotidiana y así
comprender el funcionamiento de distintos aparatos.
- Científica: habilidad para realizar investigaciones. Entender las leyes científicas y
realizar actividades científicas.
- Visualización: imaginar posibles soluciones o alternativas para un problema o
situación.
- Uso del lenguaje: facilidad para redactar y expresarse de manera escrita.
- Creatividad: Expresarse a través de alguna actividad artística.
- Conocer gente: interactuar con personas.
- Ayudar a otros: ayudar a la gente con problemas o decisiones.
- Liderazgo y administración: liderar y organizar a las personas para que alcancen una
meta en común.
- Gestión de proyectos: organización y administración de recursos para cumplir con
un objetivo o meta.
- Convencional: organización de información, elaboración y seguimiento de
procedimientos y reglas.

Emprendedor

Un emprendedor es una persona que enfrenta, con resolución, acciones difíciles.


Específicamente en el campo de la economía, negocios o finanzas, es aquel individuo
que está dispuesto a asumir un riesgo económico. Desde este punto de vista, el
término se refiere a quien identifica una oportunidad de negocio y organiza los
recursos necesarios para ponerla en marcha.

Es habitual emplear este término para designar a una «persona que crea una
empresa» o a alguien quien empieza un proyecto por su propia iniciativa. Se ha
sugerido que el “ser emprendedor” es una de las cualidades esenciales de un
empresario, junto con la innovación y la capacidad de organización y gestión.

Habilidades de un emprendedor

- La pasión por su empresa: Si uno no cree en lo que hace como emprendedor


entonces bajará los brazos tras el primer revés (que es normal y llega siempre) o si no
unos cuantos después.

Si uno no cree en lo que hace como emprendedor ¿cómo puede esperar que lo crean
los demás? Esto es especialmente importante a la hora de conseguir clientes, si
nosotros mismos no tenemos pasión difícilmente la podremos infundir en un posible
cliente, nuestro marketing será probablemente gris y poco efectivo, marchito, igual
que nuestro trabajo y nuestro producto en cuanto pase un poco el tiempo.

- Alta autoestima: Para lograr superar los obstáculos y cumplir con todos los objetivos
planteados, la persona necesita tener confianza en sí misma. Apenas comienzan a
surgir problemas sigue adelante; pues cree que sus capacidades podrán hacerle
frente a las dificultades.

El emprendedor también es consciente de todas sus cualidades, las cuales intenta


mejorar y aprovechar al máximo, pero al mismo tiempo conoce sus limitaciones, lo
que le permite recurrir oportunamente a una ayuda externa.

- Asume riesgos: El emprendedor debe calcular los costos de la puesta en práctica de


su proyecto de negocio; con la finalidad de plantearse nuevos retos y desafíos que le
permitan adaptarse a los cambios del mercado. También, verifica la viabilidad de sus
ideas y, en base a ello, se arriesga con prudencia a invertir sus recursos.

- Piensa positivamente: Tiene una actitud ganar - ganar con todas las personas
involucradas en la realización del proyecto. Asimismo, cada problema es visto como
una oportunidad para aprender y corregir los errores que se hayan cometido. Todo
emprendedor exitoso es optimista y ve siempre el lado bueno de las cosas, sin caer
en una visión distorsionada de la realidad.

- Desarrolla el liderazgo: Son personas que tienen la habilidad de ejercer influencia


sobre los demás para lograr objetivos comunes. Son fuente de inspiración, respeto y
credibilidad para su equipo de trabajo; hace que ellos se identifiquen, no sólo con él,
sino con las ideas, proyectos y negocios que decide emprender.

También, tienen la capacidad de motivar a otras personas para que lo sigan por
voluntad propia y de transmitir entusiasmo a los demás para optimizar la realización
de sus actividades diarias.

- La habilidad del marketing: Es decir la de llevar el nombre de nuestra empresa hasta


donde están los clientes y hacerlo de manera suficientemente atractiva como para
que nos elijan o se interesen.

Considero la habilidad de venta como ese momento en que tienes que realizar el
último acercamiento y cerrar el tema de manera audaz, sin embargo como bien dice
Peter Drucker “El marketing tiene como función hacer superflua la venta”, es decir,
que si eres lo suficientemente bueno llevando un mensaje que atraiga y exponiendo
una oferta atractiva que despierte interés no hará tanta falta habilidad de venta final.

- Contabilidad: Tú no vas a llevar las cuentas de tu empresa, pero no puedes confiar


algo tan importante a una gestoría. Aplicar según qué criterios contables puede
marcar la diferencia entre tener una empresa con un balance saneado o una situación
de quiebra, así que te interesa seguir de cerca lo que hace tu asesoría, conocer las
alternativas y establecer tú los criterios.

- Protocolo: Podríamos llamarlo “educación”, o “buenas maneras”. Aunque parezca un


concepto anticuado, sigue siendo (y será) imprescindible seguir unas normas de
cortesía y buen trato, aunque esas normas se apliquen ahora al uso del correo
electrónico y no a las cartas manuscritas. Demostrar que eres un zafio patán es la
mejor manera de que nadie confíe en tu capacidad para manejar algo tan delicado
como una empresa.

- Organización del tiempo: Identificar tareas prioritarias de las menos importantes,


buscar estrategias para realizar las actividades de manera rápida y efectiva y saber
controlar las interrupciones. Esta habilidad les servirá para cumplir sus objetivos.

- Visión de futuro: La visión de futuro es el requisito imprescindible para mantenerse


en carrera y una cualidad necesaria para ganarla. Para ello se necesita innovar en
forma permanente, analizar prospectivamente el mercado, comprender que los gustos
y necesidades de los consumidores cambian e identificar esas corrientes.

Un emprendedor con una buena visión de futuro es lo que diferencia a un negocio


regular de uno exitoso.

Fuentes: es.wikipedia.org / decidetucarrera.ses.sep.gob.mx / jcvalda.wordpress.com /


wiki.ideas.org.ve / desencadenado.com / ideasenmarcha.com
10 Habilidades de un emprendedor exitoso
Un emprendedor es aquel que tiene una idea y es capaz de convertirla en realidad
mediante el uso pleno de sus potencialidades. Esta persona identifica las oportunidades
en el entorno y organiza todos los recursos necesarios, con el fin de dar pasos firmes
para llevar a cabo un plan que se proyecte en el tiempo con resultados exitosos.

A continuación, se expone una serie de características que debe poseer todo


emprendedor:

1. Tiene alta autoestima

Para lograr superar los obstáculos y cumplir con todos los objetivos planteados, la
persona necesita tener confianza en sí misma. Apenas comienzan a surgir problemas
sigue adelante; pues cree que sus capacidades podrán hacerle frente a las dificultades. El
emprendedor también es consciente de todas sus cualidades, las cuales intenta mejorar y
aprovechar al máximo, pero al mismo tiempo conoce sus limitaciones, lo que le permite
recurrir oportunamente a una ayuda externa.

2. Asume riesgos

El emprendedor debe calcular los costos de la puesta en práctica de su proyecto de


negocio; con la finalidad de plantearse nuevos retos y desafíos que le permitan
adaptarse a los cambios del mercado. También, verifica la viabilidad de sus ideas y, en
base a ello, se arriesga con prudencia a invertir sus recursos.

3. Piensa positivamente

Tiene una actitud ganar - ganar con todas las personas involucradas en la realización del
proyecto. Asimismo, cada problema es visto como una oportunidad para aprender y
corregir los errores que se hayan cometido. Todo emprendedor exitoso es optimista y ve
siempre el lado bueno de las cosas, sin caer en una visión distorsionada de la realidad.

4. Desarrolla el liderazgo

Son personas que tienen la habilidad de ejercer influencia sobre los demás para lograr
objetivos comunes. Son fuente de inspiración, respeto y credibilidad para su equipo de
trabajo; hace que ellos se identifiquen, no sólo con él, sino con las ideas, proyectos y
negocios que decide emprender. También, tienen la capacidad de motivar a otras
personas para que lo sigan por voluntad propia y de transmitir entusiasmo a los demás
para optimizar la realización de sus actividades diarias.

5. Administra sus recursos


Un buen emprendedor invierte sabiamente el dinero y optimiza los procesos operativos
para obtener mayor rentabilidad económica. De igual manera, controla sus gastos y
asigna presupuestos reales a las actividades que se van a llevar a cabo, para poder hacer
realidad su idea de negocio.

6. Actualiza sus conocimientos

El emprendedor tiene inquietud intelectual, pero al mismo tiempo es una persona


pragmática que realiza acciones para llevar a la práctica sus ideas. Para ello, invierte en
su formación y capacitación, con la finalidad de especializarse y desarrollarse
continuamente, tanto en el área profesional como en lo personal. De igual manera,
procura estar al día con las tendencias actuales, los cambios en el entorno, los avances
tecnológicos y las nuevas técnicas e innovaciones en las herramientas empresariales,
para sacar de ellos el mayor provecho posible.

7. Posee información de su entorno

Antes de iniciar cualquier idea de negocio el emprendedor debe tener un conocimiento


general del mercado, de los clientes, de la competencia y del sector productivo donde se
va a posicionar la empresa, con el fin de identificar y aprovechar las oportunidades que
se le presentan.

8. Se adapta a los cambios

En un mundo donde lo único constante es el cambio, es imprescindible que el


emprendedor tenga la flexibilidad necesaria, que le permita guiar a su negocio o
empresa, de tal modo que pueda hacerle frente a las situaciones que se presentan para
utilizarlas a su favor.

9. Es creativo e innovador

Son personas dispuestas a experimentar nuevas maneras de hacer las cosas. Para ello,
identifican y transforman los problemas en oportunidades. Un emprendedor, está abierto
a pensar más allá de los límites tradicionales y usa su imaginación para ver el mundo
desde una óptica diferente, para crear nuevos productos y servicios o rediseñar y
mejorar aquellos que ya se ofrecen en el mercado.

10. Es proactivo

Un emprendedor es aquel que tiene la libertad de decidir y la facultad de elegir su


respuesta frente a las circunstancias del entorno. Esta persona toma la iniciativa de
actuar con determinación para anticiparse, prevenir y prever las posibles eventualidades
o problemas que puedan suceder en un futuro.
Varias de estas capacidades son innatas en el ser humano, otras pueden desarrollarse a
través de la práctica continua; el único fin es que estos valores se conviertan en
comportamientos y aptitudes habituales de la personalidad del emprendedor.

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