La Organización Mundial de la Salud (OMS), en 1998 definió la sexualidad como la
integración de los aspectos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser sexual en formas que enriquecen positivamente y que mejoran la personalidad, la comunicación y el amor. (Caricote, 2012). Para Vasallo (2007) el término sexualidad se refiere a una dimensión fundamental del hecho de ser humano; es más amplio que el de sexo, implica conocimientos bio- psicológicos, socio-culturales, políticos, económicos y religiosos de la relación entre los sexos. Se experimenta o expresa en formas de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades etcétera. En conclusión, la sexualidad se practica y expresa en todo lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos. La sexualidad nace y muere con el individuo. Es una construcción humana; es el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, políticos, éticos y religiosos o espirituales Aunque cabe destacar que, la sexualidad de una persona, es lo que vive y siente cada día; ligada a la autoestima, sentimientos, placer, comunicación, ternura, amor, procreación, vivencias, entre otros; es la forma en que nos vinculamos con los demás. (Caricote, 2012). Según la corriente construccionista (Weeks, 1986; Caplan,1987; Vance, 1991) la sexualidad no es un hecho dado, fijo o permanente vinculado directamente con un impulso biológico natural, las diferencias anatómicas o las relaciones coitales, sino una construcción histórica y sociocultural cambiante que varía de acuerdo con la cultura, la época, la región geográfica, el grupo social, las generaciones y etnias, y es producto de una compleja y diversa red de prácticas discursivas y sexuales en donde las premisas, significados y acciones son partícipes en las percepciones que los seres humanos construyen sobre su conducta sexual, al mismo tiempo que orientan y regulan sus sentimientos, deseos y fantasías eróticas. No niegan la importancia de la biología o los procesos mentales en la conformación de la sexualidad pero rechazan la idea de que éstos sean los responsables de las formas y las prácticas sexuales, ven en ellos una serie de potencialidades que se transforman y adquieren sentido y significados en las relaciones sociales. (Ponce, 2001) En otras palabras, la sexualidad es un aspecto de la vida de todos los seres humanos y está relacionada con nuestra forma de ser, de pensar, de sentir, de actuar y de relacionarnos con otras personas y con nosotros(as) mismos(as) puesto que la forma en que cada individuo vive su sexualidad dependerá de su edad, cultura, familia y la época histórica en que le tocó vivir. (Caricote, 2012). Existe diferencia en la sexualidad en las distintas edades de la vida. Los adultos distinguen los deseos y sentimientos sexuales de otros sentimientos, sin embargo, las niñas y niños aprenden esto poco a poco, mientras que en los adolescentes repercuten con fuerza los sentimientos sexuales; ellos sienten que la actividad de sus genitales es demasiado abrupta, incontrolable y tratan de averiguar si continúan así. (Rodríguez, Oliva, Gil, 2007). Caricote, E. (2012). La sexualidad en la discapacidad intelectual. Ensayo Educere, 16 (55), 395-402 Ponce, P. (2001). Sexualidades costeñas. Revista de Ciencias Sociales,1 (6). Rodríguez, Y., Oliva, A., Gil, A. (2007). La sexualidad en los adolescentes: algunas consideraciones archivo médico de Camagüey. Centro Provincial de Información de Ciencias Médicas de Camagüey Camagüey, 11 (1). Vasallo, C. (2007) Sexualidad. salud sexual. Prevención del VIH-Sida. Revista Habanera de Ciencias Médicas, 6 (5).