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De esta manera, los autores que escribían para esos medios se hicieron famosos y ejercieron una
gran influencia en la opinión pública. Destacaron entre estos, José Joaquín Fernández de Lizardi,
Juan Nepomuceno Troncoso y Rafael Dávila.
Surgieron, a mediados del siglo, periódicos que defendían el liberalismo, como El Siglo XIX y El
Monitor Republicano, donde colaboraron personajes de fuertes convicciones liberales, como
Ignacio Manuel Altamirano y Guillermo Prieto. Asimismo, en las capitales de los estados se
comenzaron a editar periódicos donde escribían los intelectuales y políticos de cada región.
Debido a la importancia de la prensa, los diferentes gobiernos intentaron controlarla, ya fuera por
la vía legal, mediante leyes de censura o de manera informal, al presionar a los editores para que
evitaran criticar al gobierno e incluso con sobornos para favorecer sus políticas.
Durante el Porfiriato, los principales periódicos eran oficialistas, es decir, partidarios del gobierno,
como El Partidario Liberal, El Universal y El Nacional. Sin embargo, persistieron medios de
oposición de todas las tendencias, como El Diario del Hogar, La Oposición y El Porvenir. Algunos
fueron censurados y prohibidos, como Regeneración, periódico anarcosindicalista publicado por
los hermanos Flores Magón, y El Hijo del Ahizote, de corte satírico.
Para finales del siglo XIX, con la invención de la fotografía y los progresos en las técnicas de la
impresión, los periódicos cambiaron: se comenzaron a publicar más imágenes y grabados y se
favorecieron las noticias espectaculares (incluida la nota roja) sobre las opiniones políticas.
También aumentó la circulación de los medios, algunos de los cuales pasaron de tirajes de 10 000
ejemplares a más de 100 000.
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ASOCIACIONES E INSTITUTOS DE CIENCIAS Y ARTES
Las asociaciones culturales mexicanas del siglo XIX fueron heredados de las
que se habían formado desde el siglo XVIII en el mundo occidental siguiendo
las pautas de la ilustración.
Historia
Hacia 1867, para ingresar a la Escuela Nacional Preparatoria bastaba con que
el aspirante presentara examen o mostrara la carta de un maestro público de
primeras letras, certificando que el candidato contaba con aptitudes en
lectura, escritura, elementos de gramática castellana, estilo epistolar,
aritmética, sistema métrico decimal, moral, urbanidad, nociones de derecho
constitucional, y rudimentos de historia y geografíanota491.
Fundamentalmente, el egresado de este establecimiento se prepararía
después para cursar en una carrera profesional.
Durante el siglo XIX y las primeras décadas del XX, en las instituciones
mexicanas de educación superior con una estructura escolar completa, se
mantuvo el requisito de haber concluido la primaria para formar parte de
ellas; por sus orígenes sociales, destrezas académicas y capital cultural, era
casi seguro que el estudiante que llegaba a esos establecimientos terminara
una carrera o un oficio, si se limitaba a especializarse para el trabajo sin
haber cursado previamente la preparatoria. La Ley que dio origen al Instituto
Literario del Estado de Morelos (1871) precisó que no era indispensable ésta
para ingresar a las escuelas profesionales de instrucción primaria, comercio y
administración, artes y oficios; pero sí se requería para las restantesnota492.
Payno publico la novela Los Bandidos del Rio Frio que narraba entre muchas
otras cosas las aventuras de una cuadrilla de bandoleros que asolaron los
estados de México y Puebla. Así mismo escritores como Vicente Riva Palacio
publicaron obras históricas como Monja y Casada, Virgen y Mártir que
describía de manera critica el periodo colonial y los excesos de la Inquisición
a fin de demostrar que la independencia había traído grandes mejoras para el
país.
Los modernistas se hicieron escuchar durante la última década del siglo XIX y
criticaron a los románticos al proponer una literatura más cosmopolita. Entre
ellos destacaron Manuel Gutiérrez Nájera, Luis G. Urbina, Salvador Díaz
Mirón, Federico Gamboa y Manuel José Othón. También favorecieron un
nuevo tipo de realismo que describía la vida social sin la idealización del
romanticismo. En esta línea destaca la novela Santa, Federico Gamboa donde
se narra la vida de una chica de gran belleza que se enamora de un militar
que la engaña y después la abandona. Tras el rechazo de su familia se ve en
la necesidad de emplearse como prostituta.
PAISAJISMO EN LA PINTURA
A principios del siglo XIX, muchos europeos viajaron a México, atraídos por
sus riquezas naturales y culturales.
La ropa que usaba la gente de la clase alta en tiempo de Porfirio Díaz era
traída de Europa y, en su mayoría, era traída de París.
Usaban mucho las alhajas; entre las más famosas estaba el pendiente, que
viene de una palabra francesa que se refiere a “lo colgante”.
Entre las diferentes prendas que se usaban en aquellos años, destaca mucho
el corsé.
Se debe mencionar que los corsés son muy incómodos y se comentaba que
las mujeres llegaban a desmayarse por lo apretados que los usaban, pues la
delgadez de la mujer era tomada como signo de elegancia.