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I. CINCO ESCUELAS FILOSOFICAS TRADICIONALES
A. Idealismo:
El Idealismo afirma que detrás de cada objeto físico hay una idea. La idea
es más importante y verdadera que el símbolo de su existencia, el cual vemos
como un objeto físico. Platón, el originador de este concepto, pensaba que si
pudiéramos juntar todas las ideas que están detrás de todos los objetos que
vemos, entonces poseeríamos la realidad última y abstracta.
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Segundo, Jesús, como el maestro ejemplar, es el modelo último, digno de
ser imitado. Tercero, hay otros modelos en la historia de la iglesia y en la
actualidad, que son dignos de ser imitados. Cuarto, muchos maestros, en la clase
bíblica dominical, dan conferencias de conocimientos especiales que tienen.
C. Realismo:
La ciencia moderna ha modificado esta teoría, para decir que todo lo que
sucede en este mundo ocurre por causa de leyes naturales que descubrimos a
través de la ciencia. Por lo tanto, el realista compararía el cosmos a una máquina
enorme cuyos movimientos son controlados por leyes físicas. Nuestro lugar en tal
universo es el de espectador delante de la máquina. Con la inteligencia humana
uno puede conocer más y más acerca de cómo funciona la máquina.
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Por su énfasis en la naturaleza, los cinco sentidos son importantes en el proceso
de enseñanza-aprendizaje.
Los métodos para enseñar este currículo serían múltiples, pero siempre
serían métodos que le ayuden al alumno a absorber datos e información
cuantitativamente. La mente del alumno se considera como una receptora de
información, la cual debe llenarse con datos. Los métodos de evaluación más
comunes son los que requieren que el alumno responda a preguntas o
actividades, devolviendo datos específicos al profesor que éste le ha dado durante
la enseñanza.
E. Neo-Tomismo:
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XIII. Se podría decir que, básicamente, es el Realismo desde una perspectiva
religiosa. Es la filosofía que gobierna la educación de la Iglesia Católica Romana.
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que vivimos en Latinoamérica, en países predominantemente católicos, podemos
ver estas influencias en la educación estatal, con su énfasis en la memorización, la
repetición y otros métodos disciplinarios.
G. Pragmatismo:
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El currículo pragmático consiste más en la solución práctica de problemas
que en un juego de datos y hechos. La psicología y la ética serían buenos
ejemplos de materias en un currículo pragmático. Una materia no es válida para el
currículo sino se adapta a una situación real en la experiencia en la cual se puede
poner en práctica lo aprendido. El método más conocido para el aprendizaje es el
llamado método científico o de resolución de problemas. Es un método en el cual
uno identifica un problema, procura todos los datos relacionados, busca
soluciones posibles al problema, escoge la mejor solución y actúa para resolver el
problema.
I. Existencialismo:
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Educacionalmente, uno puede aprender en dos esferas, según el
existencialista. La primera tiene que ver con la conciencia del mundo existencial.
Es una educación no formal y no tradicional. Es difícil que se haga en un aula de
clase. Es más una educación que se hace en la experiencia de la vida, mientras
uno refleja y actúa sobre su existencia en el mundo. Es una filosofía que
concuerda con los movimientos como la llamada teología de la liberación, que
busca la libertad del individuo.
El Educador funciona, lo sea o no, según una filosofía educacional, bien puede
ser que el lector siga una de las filosofías arriba descritas o una combinación de
dos o más de ellas. Es más probable que sea una combinación de más de una
filosofía, porque no hay muchos “puristas” educacionales.
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Queremos ahora sugerir otra filosofía que puede considerarse apropiada para
la educación en la iglesia. Al hacerlo, se toman en cuenta algunas ventajas de las
filosofías clásicas y se toman muy en cuenta la teología educacional del
discipulado y de relaciones interpersonales.
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interpersonal, estas filosofías niegan que el alumno tenga experiencias de vida
aplicables a lo que está aprendiendo en su instrucción bíblica.
Al analizar bien todo esto, nos damos cuenta que las filosofáis tradicionales
ponen su énfasis en uno de tres lugares en el proceso de enseñanza-aprendizaje:
en la persona del maestro, en la persona del alumno o en el contenido de la
instrucción.
Estas tres cosas son de suma importancia: el maestro, como el ejemplo de uno
que ya ha tenido experiencia en la vida cristiana, el alumno, como uno que
necesita ayuda en su peregrinaje de fe; y un contenido inspirado por Dios, que
encontramos en las Sagradas Escrituras. Pero, por otro lado como las tres cosas
son de tanta importancia, no se debe dar más énfasis a una y excluir a las otras.
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