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Psicomotricidad en el Jardín Maternal

En el Jardín de infantes y en salas maternales, conocen la importancia de darle el


niño pequeño un ámbito para desplegar sin restricciones sus vivencias más profundas, para
decir con el cuerpo lo que muchas veces no puede decir con palabras, incluso porque el
lenguaje no se ha terminado de construir aún.

Los niños de maternal piensan actuando. “Actúa el cuerpo”, cuerpo vivido, placer
sensorio-motor, emoción que se corporaliza. La acción del otro invita a imitar y de esta
manera ser un poquito el otro.

Sabemos que los primeros cinco años son determinantes en la formación de la


personalidad del niño y en los aprendizajes, considerándose esta etapa como la edad de
oro de la Psicomotricidad.

La Psicomotricidad es una disciplina cuyo objetivo es el apuntalamiento de los factores de


maduración del niño por la vía sensorio-motora.

afectividad

motricidad inteligencia

Considera la globalidad del ser humano manifiesta por la acción que lo liga
emocionalmente al mundo, hacia el logro de objetivos tales como la comunicación,
creatividad, construcción de la identidad, operatividad y fundamentalmente enriquecer la
expresividad motriz, es decir la manera de ser y estar, particular y original de cada niño en
el mundo.

Entonces ¿Qué mejor que generar en el jardín maternal, un espacio para esta
práctica que permita pasar del placer del movimiento al placer del pensamiento? La
práctica psicomotriz parte de un concepto básico … búsqueda del placer. El adulto deberá
aceptar al niño tal cual es y no como nos gustaría que fuera, manteniendo una atmósfera
de seguridad, transformándose en ley.

La sala deberá estar equipada con material de distintas características…colchones y


prismas de polyfon, telas, pelotas, todo de distintos colores y formas. También es necesario
un espejo y espaldar.

La modalidad de trabajo considera algunas pautas inviolables, como el respeto de


ese mágico momento en el cual una vez iniciado el encuentro nadie puede interrumpirlo.
Hay un ritual de entrada, a cargo del psicomotricista, luego viene la sesión,
finalizando la actividad con un ritual de salida a cargo de la maestra del grupo. Los rituales
se convierten en espacios de transición entre la sala clase y la sala de psicomotricidad,
entre el adentro y el afuera.

En el ritual de entrada se conversa con los niños del cuidado del cuerpo y del otro,
señalándose las reglas…lo que se puede hacer y lo que no está permitido…
no nos podemos lastimar,
no romper el material,
no destruir lo que el amigo hizo sin pedirle permiso
si se puede JUGAR

Se trabaja descalzos, posibilitando crear en la sala un espacio para


vivir el placer sensorio-motor, posibilitar la maduración tónico emocional y
la movilización de la vida imaginaria, tres principios básicos de la Psicomotricidad.
Los tres objetivos de la Psicomotricidad son la comunicación, la creatividad y la
descentración.
La observación juega un rol principal, permitiendo conocer el estilo psicomotor de
cada niño, su relación con el espacio, el tiempo, el material, el otro, su tono muscular…su
manera de ser y estar. Este lugar de la psicomotricidad educativa y preventiva posibilita
buscar estrategias para cada niño, enriqueciéndolo desde lo que es y puede, sin
plantearnos objetivos generales, por el contrario, es la individualidad de cada personita lo
que nos señala la manera de organizar esta tarea…asegurando que el niño disfrute con su
cuerpo, creciendo y construyéndose desde la libertad del movimiento.

Adaptación del artículo de la psicomotricista Adriana Visnivetski


“Psicomotricidad en el Jardín Maternal”

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