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INTRODUCCIÓN

La significancia del tema, está basada en la negativa o neutralidad del habla política.
Tomando en cuenta el aspecto comunicativo podríamos decir que se presenta como una
estrategia de captación y persuasión política, pero, siempre a costa de la población y sin
importarle esta, prevaleciendo en primera instancia los intereses personales de lucro y
superación. En composición similar se presenta la terminología logos, haciendo referencia
al engaño, el uso de halagos y falsas promesas con el fin de convencer al pueblo y
convertirlo en instrumento de la propia ambición política. Pero como convencernos de
alguna neutralidad de la demagogia. ¿Es acaso algún instrumento de beneficio a la
población? Obviamente no, debido a la forma negativa del uso del habla y la persuasión
que solo produce engaño, estafa y confusión. Sin embargo cabe la posibilidad de la mínima
existencia de esperanza en el cumplimiento del cual tanto mencionan políticos y
politiqueros.

Entrelazando la terminología podríamos unir su significancia de manera que se convierta en


complementariedad, resultando sucesivamente que la demagogia sería el uso de la
persuasión y convencimiento político por medio de halagos y falsas promesas para obtener
beneficio individual como el lucro, superación etc.

Podríamos comprender entonces el sistema recíproco que se ha establecido para tener una
mejor visión del panorama de la demagogia.
DEMAGOGIA
¿Demagogia o comunicación política?

El tema, fue tocado por su mención incesante en el ambiente electoral el cual destruye la
noble posición del nombre “Política” confundiendo a los sujetos ligados a esta,
históricamente se hizo ejercicio de este desde la antigua Grecia, pero debemos resaltar que
en el Perú se constituyó de una manera muy brusca lo que produjo un notable retraso en la
trascendencia política. Tanto así que se ha llegado a dilucidar el grado al que pueden
arribar los políticos al hacer hábito de esta con la finalidad de llevar a cabo su ambición.

 Tal cual se presenta en nuestra sociedad, es concebido como un tema meramente


estratégico laboral, sin embargo debemos aclarar que eso no es exactamente
correcto, ya que no se toma en cuenta la presencia y la revaloración del sistema
ético y moral en la profesión.

 De este modo se destruye de a pedazos la imagen de la política y propiamente del


político. El sistema axiológico es afectado de tal manera que la probidad y el decoro
de un aspirante a un cargo son mellados al momento del acto de cumplimiento, esto
significa solo un paso a lo que sería largo caminar de destrucción de los valores
profesionales y en general a la ética profesional. Podríamos cuestionar el actuar de
un demagogo de alguna manera intencional y poco fundamentada, pero yendo más
allá podríamos conocer las verdaderas causas que conllevan a una persona caer en la
demagogia y sostener el sentido causal de los intereses por sobre la moral y el
correcto actuar

 Explícitamente se demuestra que quienes están sujetos a la demagogia estimulan en


demasía la subjetividad y la conmoción de las masas atribuyendo falsas promesas y
excesivos halagos, aumentando su torpeza al elegir, y disminuyendo la capacidad de
crítica del individuo.

 El primordialidad de permanecer probo en la política se pierde cuando los intereses


predominan, dejando de lado la conciencia social y el apoyo a estos, el poder se
concentra en el engaño de las masas, destruyendo el significativo sistema de
partidos y a la política misma, esta última ya no es prioridad para el demagogo ya
que se sostiene de la apariencia y la falsedad de su discurso.
 Es muy recurrente que se aplique la demagogia en la política, pero reconociendo el
punto principal se debe a la confusión de los sujetos, ya que estos no diferencian
entre demagogia y la verdadera comunicación política al momento de explayarse
con la población, no medir la consecuencia de su diálogo y poner primero sus
intereses. El intentar convencer a la gente no necesariamente implica falsas
promesas o artilugios para timar y engañar a la gente. La comunicación política
meramente debe ser legítima y no traspasar la línea ética. Si se pone en riesgo la
voluntad de la población y se priorizan los intereses propios con falsas promesas, la
comunicación política se convierte ya en demagogia. Trastocando así el sentido
retórico de la elocución política, y engañando a los adeptos, mellando la propia
imagen política y corrompiendo el sistema electoral.

La demagogia es un tema primordial para todos los estudiantes, pero en mayor medida para
quienes se introduzcan en la política.
Por lo tanto es necesario conocer esta falta, y a lo que se incurre, con el fin de no caer en la
misma y conllevar una carrera de probidad. Así mismo reconocer quienes recurren a dicha
actividad y si es posible recomendarles las condiciones primordiales de un buen
profesional.

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