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La ciudad de la muerte.
de Martin Heidegger
INTERÉS FILOSÓFICO.
Vida (Jn 14, 6). Y escucho a otros, hombres y mujeres que fueron - y son - sus
(Mt 28, 1). Y que, antes de Ésta, vieron la de Lázaro (Jn 11,1). Que lo vieron salir de
fúnebres que entona el pueblo reunido en torno a las lloronas apostadas en las
par en par y gritan la buena nueva: Él sólo la tomó entre Sus manos y nos la
jugar, dando brincos por doquier, sin siquiera darse cuenta de lo que había
sucedido: ¡En realidad estaba muerta y ahora vive! Vive otra vez, en medio de esta
2
multitud de gentes, aún incrédula, de lo que todos en el pueblo han visto acontecer
silenciosamente.
muerte no puede evitar el miedo. Y es el temor el que guía a los adeptos de la creencia
de la inmortalidad.”1
ilimitada de su propia existencia, puede ser todavía más abrumador que la mera
afección del espíritu temeroso de la muerte. Puede ser una experiencia aterradora.
Este es el grito de Marco Flaminio Rufo, el inmortal recién mudado de Borges. Está
algún modo compromete a los astros. Mientras perdure, nadie en el mundo podrá ser
valeroso o feliz.”2
1 Cioran, E. M., En las cimas de la desesperación, Tusquets Editores, Barcelona, 1996, pág. 50.
2 Borges, J. L., “El inmortal”, en El aleph, Emecé Editores, Buenos Aires, 1957, pág. 15.
3
¿Aborrecible inmortalidad? Vida vacía de todo tono vital. Un más allá de
de sentido.
Entonces, ¿Qué le pido a Cristo Jesús cuando le pido vida eterna para los que
“¡No podrías libar de ese cáliz, no sabes lo que pides!” Me grita la humanidad
representada en Marco Flaminio y en Cioran; esa humanidad que, tantas veces, soy
yo misma.
Que ésta no puede importarle. Que no debe significar nada para él. Que ella no es
más que una cierta modulación del no ser. La nada inefable: En vida, somos. En
existencia es esto que acabará. Y que acabarán también los que amo, los que me
aman, y esos – todos esos otros - que aman y son amados. Intento convencerme de
que con esto me basta. De que la vida es efímera. De que no importa, pues, al fin y
misma. Yo, al menos, ya no puedo insistir en él, pues me asalta, una y otra vez, la
pregunta insatisfecha: ¿De dónde me viene esta pasión por la vida y el deseo de
perpetuarla?
3Cfr., de Epicuro, en Epicuro de Carlos García Gual, Carta a Meneceo, Alianza, Madrid, 1993, pág.
135.
4
Me es imposible “habitar” en la experiencia de la absoluta disolución a la que
como tampoco puedo silenciar mi propio grito, pues, en honor a la verdad, tengo
que reconocer que no sé qué es lo que Cristo me ofrece, y que, en este no saber, me
decirlo, “mías” en algún momento de mi vida y, más aún, ¡Tantas veces las soporto
muerte?
presupone que ya nos hemos enfrentado a ella cara a cara. Sea cual sea la
5
interpretación que hagamos de nuestra propia existencia, ya el hecho de proyectar
nuestro vivir cotidiano en esta interpretación nos obliga a reconocer que nos
Ésta es, también, una de las tesis que Martin Heidegger intenta fundar en su
obra Ser y tiempo. Para Heidegger responder a la cuestión por la muerte se vuelve
siempre algo ineludible, aunque sólo sea para intentar “olvidarla” tenazmente y
restarle dominio sobre nuestra vida. Más todavía, Heidegger agrega que, no sólo
autocomprensión4.
hecho del mundo, susceptible de mostración empírica. Siempre he pensado que las
muertes que leemos en los obituarios son casos del mundo, hablamos de ellos, los
describimos, sí, pero “mi” muerte nunca es un caso, al menos para mí misma. No
una hendidura por donde escapa todo lo razonable, el absurdo siempre acechante
que demuele todos mis proyectos. En ella tiene su piedra de tope cualquier intento
6
consternación, el abismo de la absoluta nulidad.
del mundo, nunca un objeto de nuestro decir denotativo. Comparto con Heidegger
ella parece fundar y fundarnos en un sentido radical. Desde ella se abre nuestra
le atribuye a tal comprensión. Pues bien, la apuesta de Heidegger es que hacer este
palabra Dasein. En su traducción de Ser y tiempo (Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1997) -
que es la que he utilizado para elaborar mi trabajo - Rivera dice: “La palabra Dasein significa,
literalmente, existencia, pero Heidegger la usa en el sentido exclusivo de existencia humana. Se la
podría traducir, pues, por existir o existencia. Pero con esto se pierden todas las alusiones que
Heidegger hace implícitamente a la etimología de la palabra: Dasein significa literalmente “ser el
ahí”, y, por consiguiente, se refiere al ser humano, en tanto el ser humano está abierto a sí mismo, al
mundo y a los demás seres humanos. Pero Dasein alude también, indirectamente, al abrirse del ser
mismo, a su irrupción en el ser humano. Por eso hemos preferido dejar la palabra en alemán, como
lo hacen, por lo demás, hoy día, la mayoría de los traductores”. (Ser y tiempo, pág. 454, nota *** a la
página 30).
7
punto de partida inaugural de cualquier interpretación a la que podemos acceder
fenomenológicamente.
Esto quiere decir que en Ser y tiempo hay una preocupación expresa por
“el modo de acceso y de interpretación debe ser escogido, por el contrario, de tal
manera que este ente se pueda mostrar en y desde sí mismo. Y esto quiere decir que el
estructuras esenciales, que se mantengan en todo modo de ser del Dasein fáctico como
cotidianidad del Dasein como se pondrá de relieve, en una etapa preparatoria, el ser de
este ente”.6
dados”7
8
“De la investigación misma se desprenderá que el sentido de la investigación
nuestro propio ser, pues lo que somos es algo que todavía está oculto para
“El modo de ser del Dasein exige, pues, que una interpretación ontológica, cuya
meta sea la originariedad de la mostración fenoménica, conquiste para sí el ser de este ente
más adelante]. De ahí que el análisis existencial tenga en todo momento el carácter de
la interpretación cotidiana”.10
9
de la coexistencia de tantas y tan, a primera vista, opuestas interpretaciones del
permita constatar que efectivamente todo ser humano ya está siempre instalado
ello que, con Heidegger, puedo decir, sin temor a contradecirme, que mi propio
ser, mi Dasein, es ontológicamente lo más lejano para mí misma11 pues es distinta una
fundamental de las estructuras del ser del Dasein es algo que podemos, quizás, no
emprender nunca.
perspectiva fenomenológica:
Lo óntico dice relación con los seres, mientras que lo ontológico se refiere a
los modos de ser. Me explico: los modos de ser de la entidad se han comprendido
10
o eterno; etc. Vale decir, la comprensión ontológica revela modos “generales” de ser,
“individualizado”.
un “Animal que tiene logos”, cuya esencia es un alma que informa - da estructura y
mí misma como mujer chilena, casada, con hijos, católica, ejerciendo el oficio de
profesora, etc., es algo inesencial, pues todos estos caracteres no son más atributos
Para él, en cada acción, en cada creencia, en cada posibilidad que despliego
ónticamente - en cuanto esta mujer, esta esposa, esta profesora..., etc. - determina
es, el Dasein en su vivir puramente cotidiano, incluso ahí absorto en sus más
de su modo de ser que, a su vez , como posibilidad histórica que es - como pura
“La existencia es decidida en cada caso tan sólo por el Dasein mismo, sea
11
La muerte como problema existencial
Pues bien, una de las notas características del Dasein es que no puede
trayendo a colación la existencia de tantas culturas en las que los seres humanos
¿Quién de entre nosotros podría dar testimonio de una tal experiencia? Heidegger
nos exhortaría a buscar ahí donde sí es posible tener un acceso directo al fenómeno:
el ser que soy cada vez yo misma, usted mismo, cualquiera de nosotros.
12
carácter universal que podemos hallar en cualquier cotidianidad. Este supuesto es
es algo que debo confiar al relato de mis antepasados, a una memoria que no es la
mía.
Pues bien, si observo lo que ha sido mi vida hasta ahora, pienso en esas tantas
este oficio y no otro, esta lengua, esta familia, este país, esta situación social, esta
apropiármelas, se cerraron tantas otras. Todas las otras que no aprehendí. Muero
13
Aclaro que, al referirme a esas tantas muertes pasadas y presentes que he
muerto y muero, no utilizo un recurso del todo alegórico, sino más bien, analógico.
posibilidad emerja como tal, es decir, que comparezca en tanto que posibilidad. Es
Después de todo, es así como solemos entender la muerte en sentido estricto, como
ese acontecimiento que “tarde o temprano” tendrá que ocurrir. Aquella muerte
ahora mismo?
ocurre?
15 He utilizado ya muchas veces el término “posibilidad”. Si bien solemos clasificar los eventos
14
Todo Ser y tiempo se hace cargo de responder a estas preguntas desde una
sección del libro, que abordaré con mayor profundidad en los siguientes capítulos
de este trabajo.
sugerente: Ante la tentación de anticipar lo laboriosa y terrible que podría ser una
vida entera dedicada al seguimiento del Evangelio, Ignacio alejó al Mal Espíritu
Con esta respuesta Ignacio nos hace ver cuán acostumbrados estamos a contar con
el futuro como algo seguro, firme, que poseemos de antemano. Ignacio rompe el
¿Cómo puedo estar segura de que viviré siquiera un día o un segundo más? No
inscrito en la vida humana18, un extraño factum que responde a la rareza misma del
Cfr., De Loyola, I., Autobiografía, cáp. III, número 20, en Obras de San Ignacio de Loyola, BAC,
16
15
modo de ser de nuestro propio ser. La vida humana no es un ente entre otros entes.
Es un ente peculiar al cual no podemos asir a cabalidad pues nunca está delante de
mortales. Somos los que pueden morir. Temporeidad, existencia compartida con
otros, apertura al misterio - rasgos que por lo general comprendemos como notas
finitud.
Si me pregunto qué soy, esta pregunta exige una definición esencial, una
semejante determinación pues, al mismo tiempo que soy ésta que está escribiendo
su tesis, soy también la que irá a casa a ver a sus hijos, que está empeñada reunir
estas posibilidades que no son todavía, están, qué duda cabe, determinando
angustiosamente - no puedo decir a ciencia cierta qué o quién soy - y, por otro
16
indeterminación que le permite proyectarse existencialmente en ése, mi futuro no
acontecido.
mi ser?
tenemos que reconocer que requieren de una fundamentación ontológica que las
del Ser” - así con mayúsculas.19 Sin embargo, aun cuando no se propusiera realizar
19“La analítica del Dasein así concebida [a partir de la cotidianidad] está orientada por entero hacia
la tarea de la elaboración de la pregunta por el ser, que le sirve de guía. Con esto se determinan
también sus límites. Ella no puede pretender entregarnos una ontología completa del Dasein, como
la que sin duda debiera elaborarse si se quisiera algo así como una antropología ‘filosófica’ apoyada
sobre bases filosóficamente suficientes. En la perspectiva de una posible antropología, la siguiente
interpretación proporciona tan sólo algunos ‘fragmentos’, que no son, sin embargo, inesenciales.
17
un ensayo de antropología filosófica, todo Ser y tiempo es el desarrollo de una
antropología, pues Heidegger estaba seguro (en esta obra, al menos) de que el
cuestión por el sentido del Ser, ya que “la comprensión del ser es, ella misma, una
del ateísmo, o del agnosticismo práctico. Pienso que, aunque intentemos bajarle el
práctico de hoy -, ellos desencadenan desde siempre el insomnio que logra suprimir
Persona, Dasein, Animal rationale, Übermench, etc., no nos dicen nada importante
Pero el análisis del Dasein no sólo es incompleto, sino que, por lo pronto, también es provisional.”
(Ser y tiempo, §5, pág. 41)
20 Ser y tiempo, §4, pág. 35.
18
que el Dasein es temporeidad, esto significa, en sentido estricto, que el existente
humano sólo es tal porque puede morir, porque se desarrolla en el tiempo, en tanto
Pues bien, ¿cómo conciliar el hecho de que nuestro ser no tiene fuerzas para
darse a sí mismo el ser en el futuro, pero, por otro lado, en nuestro ser se enquista
Nos urge sostenernos en el ser. Sea cual sea nuestra condición de vida y las
proyecciones que le demos, siempre queremos ver nuestra vida “estando allá
adelante”. Y nos movemos como obligados por una fuerza inexplorada a creer que
para nosotros presente, pues el tiempo de nuestra existencia se abre en una triple
una imagen móvil de la eternidad.22 Por lo que podemos inferir que lo concibió
Sabemos que no hay para nosotros, mortales, un lugar para vivir todos los
21 “Éste es el tiempo originario que se identificará, más adelante, con la existencia: [...] a los
fenómenos de futuro, haber-sido y presente ya caracterizados los llamamos éxtasis de la
temporeidad. La temporeidad no es primero un ente que, luego, sale de sí, sino que su esencia es la
temporización en la unidad de los éxtasis”. (Ser y tiempo, §65, pág. 346).
22 Cfr., Platón, Timeo, 36d-38a.
19
“existencia” de Ser y tiempo el carácter de “eternidad” es intentar concebir algo así
que subyace un envío. Entonces, ¿Hacia dónde nos envían las promesas de vida
noticias. ¿De dónde nos viene a algunos esto de querer asegurarnos en lo que, de hecho, no
nos es, motu proprio, alcanzable? ¿Dónde ponemos nuestros deseos cuando los
Puede ser que esta desesperación por “mi” muerte inminente sea una
cultura. Es perfectamente posible que mi temor a morir no sea más que un legado
20
totalidad del ser. En ella todo afán se comprende como pura ilusión. Para el
totalidad del ser. La salvación del hombre budista no consiste en conseguir que su
budista anhela es romper sus ligaduras, y para ello ya no debe ser un individuo.
fin.
21
finitud”. A juicio de Gadamer - inspirado la analítica del Dasein - la experiencia de
distinción entre sujeto y objeto - que antes que todo hecho, acto, gesto, percepción,
juicio, etc., antes del despliegue de todo actuar, “está” el Ser, “hay” lo que hace ser.
El Ser es el presupuesto de todo decir algo. El Ser es lo que hace aparecer lo ente, es
lo previo, lo fundante y, por ello, inefable para un hablar reificante. Pienso que,
guardando las diferencias, puedo establecer una analogía: el Ser es al ente, como la
nuestro fundamento constituyente, en tanto hace posible que cada uno de nosotros
partida?
23Digo “aparentemente” porque, por lo general, opinamos que la certeza de la propia “mortalidad”
es una cuestión que aprendemos “presenciando” la muerte de nuestros seres queridos. A primera
vista hay un momento de la infancia en el que nuestra comprensión se abre por primera vez a esta
“certeza”. Heidegger lucha en el §49 de Ser y tiempo contra esta hipótesis tan común.
22
fundamental.24
hacia atrás - somos natos -, nada hacia adelante - somos mortales. Silencio absoluto.
Sí, somos mortales, somos los que pueden morir. Y lo sabemos, repito, no con
certeza racional, sino por nuestras afecciones fundamentales, por una condición
etc. - rasgos que por lo general comprendemos como notas esenciales de “lo
“Hacer una experiencia con algo - sea una cosa, un ser humano, un dios - significa que algo nos sale
al paso, nos alcanza; que se apodera de nosotros, que nos tumba y nos transforma". (En De Camino
al Habla, ODÓS, Barcelona, 1987, pág. 143).
25 Cabe preguntar hasta qué punto el silencio del que hablo aquí es una pura metáfora o denota algo
23
sentido de “vida”, “experiencia” o “conciencia” que usamos corrientemente, pero
por nuestra condición afectiva que no articula todavía un discurso, sino que está
ahí, en lo abierto por la muerte misma. Pienso que es la escucha de este silencio lo
que debe inaugurar cualquier pregunta por la muerte. Sin embargo: ¿Podemos
escucharlo? ¿Qué significa que la muerte “nos habla” desde la nada del silencio
especulación. Por ese silencio que abre, que es a la vez indeterminado, que resiste
para ser. Nuestra humanidad, nuestro mundo, lo real, lo venidero, Dios, en fin,
todo, absolutamente todo, parece quedar en pura nebulosa luego de llevar hasta
brecha entre lo que podemos pensar o decir y lo que parece vibrar detrás del
Aunque no se muestre a simple vista, esto que podría parecer una renuncia
expresa a decir algo significativamente filosófico, no lo es. Creo que hay una
posibilidad de ubicarnos ahí donde nace toda expresión con sentido. Antes del
sentido mismo.
24
Tengo la convicción de que Jesucristo asume lo humano, y es Dios verdaderamente
pregunta: "Elí, Elí, ¿Lama sabactani?" (Mc, 15, 34). Abandono. La pregunta de
bien, en la obscuridad de ella -, éste es el más terrible de los silencios y, por ello, el
más radical, porque es el silencio que recoge y refiere a todos los demás silencios.
“expresado” ahí en la Cruz. Dios, hombre y mundo son unidad en la Cruz…, una
Tal vez la palabra que nos quede por decir no sea la palabra capaz de recoger
sobre sí todas las cuestiones del pensar, sino precisamente la que esté dispuesta a
abandonar ese intento, reconociendo que lo último nunca está en nuestras manos.
bien literal, podríamos traducirlo, más bien, como “tranquilidad ante las cosas” o,
25
abandono, la respuesta de Heidegger al apremio de la técnica es abandonar-se pero
todo.
Pero debo reconocer, para ser exacta, que este silencio es abordado en "Serenidad",
no como el silencio de la muerte, sino del Ser. Sin embargo, ¿No es acaso la muerte
que algo se constituye. El fundamento de algo que es, no puede ser algo que no es,
necesidad de tener una patria consistente, una Itaca, un arraigo en el Ser. Cabe
Esto no significa que seamos a priori creyentes en Dios o en unos dioses, sino que
27 Cfr., Zubiri, X., El hombre y Dios, Alianza Editorial, Madrid, 1985, pp. 236 y sgts.
26
podríamos decir que este concepto de Zubiri señala un "existencial", cual es la
para darse a sí mismo su propio ser, por lo que su ser mismo le resulta un misterio
indescifrable.
identifica con la nada sino que es precisamente la presencia de la que primero hay que
apropiarse”.28
nuestra muerte no es la nada de Dios ni la nada del no ente. Parece ser que frente a
27
desolada, y, cuando tratamos de tomarla para traerla al concepto, su ser se nos
oculta.
pleno sentido el intento de Ser y tiempo de realizar una analítica del Dasein que lo
deje intacto en su vivir cotidiano. Heidegger quiere describir lo que el hombre está
diacrónico es el que hace posible ver el hilo conductor que guía nuestra existencia,
como cosas entre cosas. Lo obscuro del tiempo futuro es lo que nos permite habitar
posibilidades de ser aparecen en tanto tales, como posibilidades, sólo desde aquí.
Nuestro qué, si se quiere, es indeterminación, nada real, una pura fragilidad que
30 Esta analogía es de Rivera. Cfr. Ser y tiempo, pág. 486, nota * a la pág. 253.
28
nos hace libres para ser lo que somos. Libres de interpretarnos como hechos del
radical.
Cuando digo que la muerte es inefable, no quiero con ello declarar que
finitud radical, una existencia que vive su tiempo sin fuerza para el futuro. Al menos,
todo tiempo asumido como propiamente31 humano. Este sin fuerza no es adecuado
lo que somos. Sólo en un tiempo eterno nos podemos dar el lujo de no tener
propia muerte podemos decir que el tiempo es algo que no nos toca.
nuestro “esencial ser mortales”. Pienso que esta relación no puede ser enfrentada a
29
inevitable.
Proyecto a seguir
para ser lo que somos, es una de las tesis que Heidegger intenta fundar en la
engañosamente alienante, mucho más que el querer vivir o morir por toda la
eternidad.
Coincidiendo con Heidegger, Max Scheler afirma que este tipo de pregunta
pregunta. Según Scheler, antes que abordar el tema de la perenne conservación del
propio existir, hay primero que hablar de la muerte, aclarar lo que ella significa
describiéndola exhaustivamente, porque sólo puede ser inmortal el que puede morir.
muerte por ella, tan sólo y en la medida en que no tiene ante sí, intuitivamente su muerte,
30
tan sólo y en la medida que no vive ‘en vista de su muerte’; o, dicho más apuradamente, en
la medida en que por su modo de vida y por la clase de sus ocupaciones expele de la
zona clara de su conciencia, hasta dejarlo reducido a un puro juicio de que ‘sabemos
problemática de suyo, de elegir entre los muchos filósofos que han abordado este
tema. Ya han aparecido aquí algunos, Platón y Epicuro, por ejemplo, y, sobre todo,
Xavier Zubiri y Max Scheler, en cuyas obras es también posible hallar una teoría
cuidadosa de la muerte.
En efecto, esta decisión tiene sentido para mí en tanto que Heidegger elabora
-, sino que la deja en libertad para mostrarse in actu exercito, sin recurrir a
32 Scheler, M., Muerte y Supervivencia. Ordo Amoris, Revista de Occidente, Madrid, 1934.
33Aunque es cierto que Heidegger aborda el tema de la muerte en otros escritos, como por ejemplo,
en Qué es metafísica o en las Contribuciones a la filosofía, en ninguna de las obras conocidas por mí
he encontrado un tratamiento tan ni explícito y sistemático como en Ser y tiempo.
31
fenómeno desde el punto de vista de la vida en su transcurrir cotidiano. Heidegger
ser-para-la-muerte de Heidegger.
de la muerte.
preguntan, como decía al comienzo, qué será de ellos, cuál es el sentido último de
32
CAPÍTULO SEGUNDO.
tarea que desborda en demasía los límites del trabajo que me he propuesto llevar a
cabo.34
Existencia
34Dejo sin tematizar, por ejemplo, casi por completo el capítulo primero y gran parte del capítulo
segundo de la Introducción de Ser y tiempo, salvo algunos pasajes de los §§ 4, 5 y 6. Del capítulo
tercero de la primera sección, no tematizo los puntos B - Confrontación del análisis de la mundaneidad
con la interpretación del mundo en Descartes - y C - Lo circundante del mundo circundante y la espacialidad
del Dasein. Tampoco abordaré, de los capítulos quinto y sexto, también de primera sección de Ser y
tiempo, los §§ relativos al lenguaje, e discurso y la verdad. Por último, en la sección segunda de Ser
y tiempo, abordaré explícitamente el capítulo primero y sólo anunciaré el proyecto del segundo
capítulo. Quedan fuera, los capítulos tercero, cuarto, quinto y sexto de la segunda sección. De los
que sólo tomaré algunos pasajes.
33
tan sólo y en cada caso por el Dasein mismo, sea tomándola entre manos, sea
dejándola perderse.35 Esto significa que la existencia, si bien es algo que no está
ser el Dasein.
este ente no, son por consiguiente, ‘propiedades’ que estén-ahí de un ente que está-ahí
con tal o cual aspecto, sino siempre maneras de ser posibles para él, y sólo eso. Todo
ser-tal de este ente es primariamente ser. Por eso el término ‘Dasein’ con que
designamos este ente, no expresa su qué, como mesa, casa, árbol, sino el ser.”36
las que tengo que hacerme cargo. Consecuentemente, decir que sólo el Dasein
existe en sentido estricto, significa afirmar que mientras los demás entes son, sólo
el Dasein “sabe existencialmente” de su propio ser, por lo que puede preguntar por
el sentido de éste, y por el sentido del Ser en general. Al existente humano “le va su
por él -, tiene el Dasein que responsabilizarse por él, haciéndose cargo de sí.
Cuidado
34
Pues bien, la existencia es el modo de ser del Dasein y este modo de ser tiene
"La totalidad del todo existencial ontológico del Dasein debe concebirse, pues,
estando-ya-en-(el mundo)-en medio de- (el ente que comparece dentro del mundo).
despreocupación".38
35
referido ya varias veces. A juicio de Heidegger la existencia se abre
Aclaro, sin embargo, que no todo adelantarme a mis posibilidades tiene que
ver con una decisión discernida o esclarecida, pues incluso cuando no pereciera
posibilidades futuras que se me “abrirán” de todos modos, aunque tan sólo fuera
futuro en mi ahora.
(Da) del Dasein, en la que la misma existencia es vista desde el punto de vista de su
36
existencia es una destinación de Dios o el mero propósito de mis padres, o un puro
con los que ahora me encuentro, lo que actualmente estoy sintiendo, creyendo,
habiéndonos con ellos en la ocupación y la solicitud, que son los modos de relación
Estar-en-el-mundo
de ser unitaria del existente. Unidad que podemos descomponer tan sólo
analíticamente.
39Vocablo poco afortunado, a mi juicio, pues, en su uso frecuente, solemos asociarlo a la condición
fáctica del pecado original asumida por nuestra Fe cristiana.
37
es el Dasein, sino un carácter del Dasein mismo.”40
éste último fuera algo distinto de él mismo. No es adecuado concebir nuestro ser
“objetivado”. No es una cosa o un conjunto de cosas que pueda ser puesto ahí
adelante, sino aquel “espacio”, en y desde el cual, los entes se dan. El Dasein nunca
puede tener frente a sus ojos el mundo, pues el Dasein es el mundo y el mundo
existe referido al Dasein, único ser para el cual el mundo se revela en cuanto tal.
tradicional.
por las cosas y por los demás existentes. El mundo es el ámbito de sentido, en el
que los entes se nos “abren” primariamente como útiles referidos unos a otros,
de ellos: los queremos producir, nos preocupan cuando dejan de funcionar como
esperamos que lo hagan, escapamos de aquellos que nos atemorizan, bogamos por
mirada quiditativa de la ciencia - esa que aísla al ente de los demás y prescinde de
38
su sentido práctico o valórico - es derivada. De hecho, ella tiene que
formal. Como diría Heidegger, la mirada científica debe pasar por alto el fenómeno
sala. Bajo rápidamente las escaleras para ir a la Sala de Profesores donde me espera
un café que podré disfrutar junto a mis compañeros. Quiero aprovechar los veinte
minutos de descanso para abrazar a Marta que está de cumpleaños. En este caso la
situación descrita, no son cosas, sino útiles que me refieren a una circunstancia
dotada de sentido, una totalidad remisional que mira hacia aquello que deseo43: mi
refiere a otros Dasein. El mundo, es, por tanto, también, nuestro mundo, un mundo
compartido.44
abandonada hace siglos, todo lo que hay en ella me refiere a la existencia de unos
39
esos cacharros y utensilios de culto y caza. Ellos se hacen presentes en la patencia
inmersa en el trato con ellas. El ordenador que ahora uso, la mesa que lo sostiene,
encendedor y mi cigarrillo entre los dedos, la silla en la que estoy sentada, y todo
(que, ojalá, no “pierda” el hilo conductor que me he propuesto; que ojalá pueda
temo que el procesador de texto vuelva a detenerse como lo hizo ayer: (¡Por favor,
40
que no me impida seguir escribiendo!) Espero que no se me acaben los cigarros.
Espero que Andrés, mi hijo pequeño, no desordene los marcadores que he puesto
bien entendido, es decir, para indicar que no se trata de una búsqueda y contemplación
esenciales”.46
interrupción del fluir de nuestro vivir cotidiano, puede el ente salir a la luz en
cuanto objeto:
era tan obvia que ni siquiera nos percatábamos de él, es un quiebre de las conexiones
y ve recién ahora para qué y con qué estaba a la mano lo que falta. Una vez más se acusa
menos un algo que está-ahí, que pudiera ser fundante del útil a la mano. Lo
entes, pero ya está abierto cada vez para la circunspección. ‘Abrir’ (Erschlieben) y
41
Lo primero que se nos da es el ser del ente en cuanto su utilidad o en su ser
nos movemos y que ya está previamente abierto para una mirada circunspectiva
Verdad
Esta cuestión es abordada por él, sobre todo, en el §44. Allí nuestro autor
en la verdad, por lo que sólo habrá verdad en tanto haya un existente constituido
de una verdad.48 En este sentido tiene razón Tugendhat cuando advierte que el
42
Condición respectiva
que reconocer que nuestra relación originaria con las cosas y los otros Dasein no es
objetivante, sino respeccional. Para poner al ente frente a mí, debo, como dije ya,
El ente, en tanto es puesto por el observador como un objeto “ante los ojos” y
del cual se quiere saber qué es, es denominado por Heidegger “ser-ante-los-ajos”
“El mundo es, por consiguiente, algo ‘en lo que’ el Dasein en cuanto ente ya
siempre ha estado, y en lo que todo explícito ir hacia él no hace más que volver”.50
dársenos los entes al interior del mundo. Los entes están vueltos hacia otros entes,
“Condición respectiva es el ser del ente intramundano; ser con vistas al cual en
cada caso este ente queda primeramente en libertad. Como ente, él tiene siempre una
condición respectiva. Esto: que con él pasa que queda vuelto en condición respectiva
hacia... es la determinación ontológica del ser de este ente,[...]. Cuál sea la condición
43
respectiva de un ente a la mano, se determina siempre desde la totalidad
para qué que ya no tiene ninguna condición respectiva más, que no es un ente en el
modo de ser de lo a la mano dentro del mundo, sino un ente cuyo ser tiene el carácter
misma.”51
Coestar
libro, o que quiero saludar a Marta que está de cumpleaños, o que necesito dar a
entender cuál es el sentido que la muerte tiene en Ser y tiempo para Heidegger, o
que me gustaría haber conocido a los hombres y mujeres que habitaron en aquella
como útiles o como cosas en sí, ellos no son cosas en sentido estricto. Su existir,
en la relación que mantengo con los útiles o los sucesos. Ellos, los otros Dasein, se
destacan, por así decirlo, de entre otros entes y, a su vez, destacan un componente
44
de mi existencia de manera especial. Hay en mi propia constitución ontológica un
“nosotros” constitutivo. Los otros hombres y mujeres que existen o han existido
sino ontológicamente.
(Fürsorge) - que hasta ahora apenas anuncié al hablar del cuidado. Me parece
entes al modo de la ocupación mientras que con los otros Dasein nos relacionamos
al modo de la solicitud.
un existencial:
Ese mundo compartido al que me referí deja ver que los “otros” no son sólo
propio Dasein, cual es que hay una apertura previa que posibilita todo encuentro
que siempre nos encontramos. Si afirmo que sólo tengo certeza de mi propia
existencia y de las vivencias que ella comporta - tales como “mis” pensamientos,
45
humanos, y de preguntarme cómo podrían establecerse unos puentes que funden
son accidentales, no son esos otros hombres y mujeres que podrían estar o no a mi
originario coestar, y porque “tenemos” - más bien habría que decir “somos tenidos
por” - un mundo en común (Mitwelt). Heidegger expresa esta idea con mucha
Dasein y así también para los coexistentes, tan sólo porque el Dasein es en sí mismo
que yo no estoy fácticamente solo, sino que también están ahí otros de mi propia
especie. Si algo así se quisiera decir con la frase ‘el estar-en-el-mundo del Dasein está
existencial que por su forma de ser, le correspondiese al Dasein desde sí mismo, sino
una condición que surgiría cada vez por la presencia de los otros. El coestar determina
existencialmente al Dasein incluso cuando no hay otro que esté fácticamente ahí y que
sea percibido. También el estar solo del Dasein es un coestar en el mundo. Tan sólo en y
para un coestar puede faltar el otro. El estar solo es un modo deficiente del coestar, su
posibilidad es la prueba de éste. Por otra parte, el hecho de estar solo no se suprime
mí. Aunque todos éstos, y aún más, estén-ahí, bien podrá el Dasein seguir estando
46
solo”.53
mis cosas donde están, él se baja de su silla precipitadamente, cae de bruces sobre
mis pies y rompe en llanto. Hemos armado un “enredo de Padre y Señor nuestro”.
otro de hacer lo que a cada uno apetece. Nos invitamos mutuamente, nos
buscamos para hacernos cariño, o bien, nos alejamos porque nos cansamos el uno
como un modo de ser que se define como una anticipación del poder-ser
47
ontológico, sino que, más bien, nuestra existencia se vuelve problema porque hay
en nuestro ser un existencial poder-ser56 que hace posible que surja la libertad como
aquella piedra angular con la que chocamos cuando queremos tratar a los demás o
útiles o cosas.
posibilidades existentivas propias. [...] Ahora bien, en la medida en que este estar
vuelto hacia el poder-ser está determinado por la libertad, el Dasein puede comportarse
56Aunque la siguiente cita está tomada del contexto en el que Heidegger explica el comprender, me
parece que aquí se aclara perfectamente en qué sentido debemos comprender nuestro ser como
posibilidad: “En el comprender se da existencialmente ese modo de ser del Dasein que es el poder-
ser. El Dasein no es algo que está ahí y que tiene por añadidura la facultad de poder algo, sino que
es primariamente un ser-posible”. (Ser y tiempo, §31, pág. 167). Inmediatamente desarrollaré la
temática del comprender.
57 Ser y tiempo, §41, pág. 215.
48
Comprender
En todo el tratado, sobre todo en los §§ 31 y 32, éste concepto tiene una
49
“Lo que lo caracteriza ónticamente [al Dasein] es que a este ente le va en su ser
este mismo ser. La constitución del ser del Dasein implica entonces que el Dasein tiene
en su ser una relación de ser con su ser. Y esto significa, a su vez, que el Dasein se
este ente el que con y por su ser éste se encuentre abierto para él mismo. La
comprensión del ser es, ella misma, una determinación de ser del Dasein. La
repito, esta comprensión de su ser es, por lo general, de carácter existentiva. Él está
hermenéutica. Es esto lo que Heidegger quiere decir cuando afirma que el Dasein se
técnico de una exegética del sentido de cualesquiera textos, más bien, este es un
Así como en la cita anterior es posible observar que Heidegger sienta las
50
aclara los fundamentos de su teoría existencial de la interpretación (Auslegung).
como conditio sine qua non de cualquier desarrollo interpretativo. Este círculo está
constituido por tres momentos articulados entre sí: un “haber previo” (Vorhaben),
reflexión, por ejemplo, si no nos está abierto ya, de algún modo, aquello sobre lo
comprendido por nosotros in actu axercito. Esto sucede con independencia, insisto,
comprensión:
El ver previo es aquel modo prefigurado o perfilado que tenemos cada vez de
51
aquello en función de lo cual nos comportamos. Vemos una situación desde un
por mí, unas veces, como mi niño pequeño, ese regalo de Dios al que debo cuidar,
lavar, dar de comer, enseñar a hablar y proteger por sobre todas las cosas. Otras
veces, lo miro como a una especie de monstruo insensible e inconciente que quiere
libros, como uno al que debo controlar en sus impulsos. Mi ver previo respecto del
que está abierta desde siempre, por ejemplo, a partir del castellano que he
apropiamos de “lo nuevo” a partir de los conceptos con los que ya contamos. Mi
ser madre, por ejemplo, está ya previamente interpretado de algún modo por mi
encontramos existiendo.
52
Este fenómeno de encontrarnos invariablemente situados en el mundo desde
preconcepción que éste tiene de su existencia, la del mundo y la de los demás seres
formal que nos permite cualquier acción de vinculación con lo ente o el ser que son
estructurado por el haber previo, la manera previa de ver y la manera de entender previa,
horizonte desde el cual algo se hace comprensible en cuando algo. En la medida en que el
que adhiera al ente, que esté “detrás” de él o que se cierna en alguna parte como
“región intermedia”. [...] Por eso sólo el Dasein puede estar dotado de sentido o
desprovisto de él. Esto significa: su propio ser y el ente abierto con éste puede ser
53
vital, interpretando el ente abierto en dicha comprensión y, simultáneamente, por
sólo puede, sino que debe arrancar de nuestra cotidianidad inmediata, pues en ella
Disposición afectiva
tenido Andrés estos últimos días. Me temo que terminará siendo diagnosticada
puedo faltar a mi trbajo y me parece tan injusto que las madres no podamos pedir
54
licencia médica para cuidar personalmente a nuestros hijos pequeños cuando están
enfermos.
nueva emoción: una alegría inmensa. De pronto he recordado qué día es hoy, ¡Es el
día de su segundo cumpleaños! Y, otra vez, una nueva emoción: me siento tan
vergüenza: he dejado pasar la semana entera sin buscar su regalo para dárselo esta
lo que será este día tan lleno de actividades. Y ya llega el momento de despertar a
mi mamá que ha venido del campo a vernos: ahora me descubro, además, un tanto
persona que se disponga en una auto observación de esta índole, estará de acuerdo
con el hecho de que este fluir de una emoción en otra es algo que nos pasa a todos
55
determinada, como en el caso de las emociones. Los estados de ánimo se
grupo de jóvenes del colegio donde hago clases. Al entrar en la sala se “me” abre el
cautivar a los que no se interesan, ya que, de no lograrlo, “sé” que, de seguro, éstos
63Consultar, a propósito de este tema, por ejemplo, Al alba de las emociones, de Susan Bloch,
Ontología del lenguaje de Rafael Echeverría, El fenómeno de la vida, de Francisco Varela o La
objetividad, un argumento para obligar de Humberto Maturana.
56
caminaba rumbo a la sala de clases, me encontraba optimista y segura. La clase es
cada uno de los que hemos participado de la clase describirá de distintas maneras
modulaciones afectivas.
afectividad - para “ser más objetivos”, por ejemplo -, esta supuesta ataraxia es ya un
descubra su ser abierto para él mismo como una especie carga - carga que le ha sido
impuesta - que debe sobrellevar, pues que el Dasein esté siempre en un determinado
situación, teniendo que ser su ser ya abierto originariamente por una disposición
Dasein ya está siempre afectivamente abierto como aquel ente al que la existencia le ha
sido confiada en su ser, un ser que él tiene que ser existiendo. Abierto no quiere decir
57
conocido como tal. Y justamente en la más indiferente y anodina cotidianidad el ser del
Dasein puede irrumpir como el nudo factum de ‘que es y tiene que ser’. Lo que se
Heidegger:
posibilidad arrojada.”65
mundo desde el cual puede comparecer lo que nos concierne. En efecto, desde un punto de
mundo al ‘mero estado de ánimo’. Una pura intuición, aunque penetrase las fibras
más íntimas del ser de lo que está-ahí, jamás podría descubrir algo así como lo
amenazante.”66
58
Caída
En mi ajetreo cotidiano, en la convivencia frecuente con otros que cumplen mi misma función
al interior de mi trabajo, o que caminan, tal como lo hago yo tantas veces, anónimos en medio de esa
muchedumbre indiferente y acelerada del Centro de Santiago, necesito sentirme una persona
“diferente”, necesito existir en relación conmigo misma, alejarme, individualizarme. Pues bien, esta
Cuántas veces hemos oído decir a alguien que habrá que reemplazar al
59
mundo circundante, en medio de nuestro quehacer cotidiano, ocupados, perdidos
en ellos, ocurre que también nos usamos unos a otros y nos “perdemos”, o bien,
que desempeñamos.
Solemos pensar que un ser humano jamás debe ser considerado como algo
que me vende los boletos, más bien, espero que, en mi apuro por llegar luego a
casa, esta persona desaparezca en cuanto tal. Cuánto más práctico me resulta,
cotidiano?"70
individualizarse de los demás para perderse en ellos? No soy yo misma. Más bien
parezco ser nadie, o bien, parezco ser todos y, por tanto, ninguno. Esto que afirmo
enhiesta el ser todos los demás, el ser, por tanto, ninguno en particular. Aunque no me
69La psicología, la antropología, la sociología, la biología, etc., consideran al ser humano como un
ente más, sin asumir que los suyos son meros desarrollos ónticos, que no han alcanzado todavía el
desarrollo de sus conceptos fundamentales a partir de la una ontología fundamental del ser que
tematizan.
70 Ser y tiempo, §27, pág. 151.
60
relaciones interpersonales: Alguien podría cuidar de mis hijos y de mi marido en el
distinguen de mí. Cada uno parece poder entrar en el dominio práctico de los
"El sí-mismo del Dasein cotidiano es el uno-mismo, que nosotros distinguimos del
cada Dasein está disperso en el uno y debe llegar a encontrarse. Esta dispersión
61
Mientras que en la cotidianidad me pierdo a mí misma identificándome con
los entes del mundo y con los otros Dasein, en el modo de ser propio hay un asumir
fragmento antes citado. Pienso que se refiere a asumir cada uno de nosotros su
"El ser que está en cuestión para este ente en su ser es cada vez el mío. Por eso,
género del ente que está-ahí. A este ente su ser le es 'indiferente', o más exactamente, él
Heidegger agrega:
ambigüedad.
62
comunicar auténticamente la comprensión del ente, más bien la imposibilita. En la
habladuría lo que hago es “hablar de todo a propósito de nada”, me dejo llevar por
establecido, al que adhiero, quizá sin darme cuenta. De un modo trivial, puedo
opinar sobre cualquier asunto sin jamás preguntarme si lo que digo es algo que yo
digo o algo que uno dice. Hablo como el uno que soy.74 Es un constante e irreflexivo
son los demás, qué motiva nuestras acciones o qué regula nuestra convivencia.
- ¿Cómo lo sabes?
- ¿Qué estudios?
- ¿..?
- ¡Qué estudios!
- Científicos... , supongo.
- Mmm.
63
de lo que otros me dicen, de lo que “se” dice, también mis acciones y decisiones, mi
encima de los cosas, sin hacerme problema por ninguna, sin poder persistir en
más información - “Internet las 24 horas para que estés informado al instante” -, a
para sentir la suave caída de tu cabello como nunca antes” -, a ver nuevos lugares -
constante en la que uno se encuentra. Fuga del sí mismo, del propio Dasein.
64
posibilidades que me son dictadas por el uno:
“El Dasein sólo puede caer porque lo que a él le va es el estar en el mundo por
nada que flote por encima de la cotidianidad cadente, sino que existencialmente sólo
El fenómeno de la caída no nos da algo así como una ‘visión nocturna’ del
Dasein, una propiedad óntica que pudiera servir para complementar el aspecto inocuo
de este ente. La caída desvela una estructura ontológica esencial del Dasein mismo,
primero. Es ahí donde descubre que sólo es posible la existencia propia en tanto
confundirnos ni con las cosas ni con los demás existentes, pues es una posibilidad
que nadie puede "experimentar" por mí, vale decir, en la que nadie puede
problema que aún me deja perpleja. En el §32 Heidegger afirma que tanto la
65
Primero, ¿Qué entiende Heidegger por “auténtico” (eigentlich) e “inauténtico”
(uneigentlich)?
este entregarse al uno, puede sentirse como en casa, seguro y cómodo, y seguir
actuando en coordinación con otros y con el mundo. Justamente por esta confianza
elija para sí. Mal que mal, en lo público, puede uno, sin destino propio alguno,
encontrar metas, valores y “héroes” o “heroínas” a los que adherir que le permitan
80Cfr., Tugendhat, E., Autoconciencia y autodeterminación, FCE, Madrid, 1993, pp. 155 a 156 y 182
y sgtes.
81 Cfr., Ser y tiempo, §74, pp. 400 y 401.
66
Sin embargo, ¿Cómo puede un Dasein propio actuar inauténticamente?,
asumido su poder ser más propio, se queda aferrado a la angustia que se abre en
tiempo.
es la estructura de ser que le permite sentar las bases para entender al Dasein a
67
CAPÍTULO TERCERO.
PARTIR DE ELLA.
faltante:
cuanto poder-ser comprensor al que en tal ser le va este ser como suyo propio. El ente
que es de esta manera lo soy cada vez yo mismo. La elaboración del fenómeno del
de toda ontología.[...] Sin embargo, la compresión del ser, en cuanto momento esencial
del ser del Dasein, sólo podrá ser aclarada en forma radical una vez que el ente a cuyo
ser ella pertenece haya sido originariamente interpretado en sí mismo por lo que
respecta a su ser.” 83
68
Este “se busca” pone de manifiesto que Heidegger todavía no se siente
satisfecho, todavía no cree haber realizado una interpretación radical del Dasein,
situación hermenéutica garantizada por su adecuación a los fenómenos, sino que debe
asegurarse explícitamente de que ha hecho entrar en el haber previo el todo del ente
temático.[...] La manera previa de ver que apunta hacia el ser debe, más bien,
una falla esencial. Existencia quiere decir poder-ser, pero también poder-ser propio.
interpretación existencial.” 86
69
considerado el hecho de que esta experiencia, la cotidianidad, es ese “espacio” de
existencia “de cabo a rabo” ni siquiera pueda ser penetrado a cabalidad por el
pensar teorético. Puede ser que, precisamente por la forma de ser que define al
Dasein – ser una pura posibilidad de ser - no sea posible poner bajo la mirada
todavía-no, vale decir, nuestra existencia siempre está abierta a unas posibilidades
ontológica fundamental [la pregunta por el sentido del Ser en general] debe llegar a ser
originaria, entonces ella tendrá primero que sacar existencialmente a la luz el ser del
fenomenología de un ente que nunca está del todo ante nuestra mirada, de un ente
que despliega sus posibilidades de ser en cada instante, en tanto está siendo?,
87 Ibidem.
88 Ibidem.
89 Cfr., Ser y tiempo, §46, pág. 257.
70
¿Cómo obviar que nuestro ser es siempre algo inconcluso en tanto está
nuestro poder-ser y que, por tanto, no “entra” de modo alguno en la mirada actual
existiendo.
aniquilación de su ser. Mientras el Dasein, en cuanto ente, es, jamás habrá alcanzado su
‘integridad’. Pero si la alcanza, este logro se convierte en la absoluta pérdida del estar-
mundo - en tanto ella clausura toda posibilidad de ser -, no cabe duda que, para
71
existencial. Por tanto, lo primero que Heidegger se propone hacer en la segunda
de la muerte.” 91
aun cuando en la analítica del cuidado que hiciera Heidegger en primera sección
nuestra existencia, dicho análisis carece aún de la visión integradora que otorga el
72
Heidegger es consecuente en todo momento con su propósito de atenerse
entienda esto como una ironía) una mascota muy querida93. Cuando los “vimos”
morir, nuestros padres nos explicaron que ellos “ya no estarían más con nosotros”,
que “estarían en otro lugar”, que “ya podríamos volver a jugar con ellos, hasta que
nuestro Tata en el cielo nos quisiera llevar junto a él”. Vale decir, por lo general
carne propia” para comprender su sentido. Parece ser que nos basta “enterarnos”
de ella a través de otros, pues, mal que mal, lo primero que se nos presenta es la
De este modo, pareciera que podemos ser testigos de “un llegar del Dasein a
93Cuando murió mi hermano Martín, mi mamá no pudo asistir al funeral de su hijo, pero sí nos
acompañó en el “funeral” del Milarepa, nuestro gato. Mis padres hacían una distinción inexpresa
entre esas muertes, que no alcancé a comprender en aquel entonces.
94 Cfr., Ser y tiempo, §47, pág. 259.
73
Inclusive, podríamos admitir que, al ser cada uno de nosotros también un
sustituto para el análisis de la integridad del Dasein, al Dasein de los otros que ha
otros, no es “mi” muerte en sentido propio. Y tampoco ellos, los muertos, han
experimentado la suya. Pues, para hacerlo – para poder ser sujeto de cualquier
Y ellos ya no están-en-el-mundo.
morir de los otros se puede experimentar ese extraño fenómeno de ser que cabe definir
como la conversión de un ente desde el modo de ser del Dasein (o de la vida) a la del
no-existir-más. El fin del ente qua Dasein es el comienzo de este ente[al modo de ser]
Sin embargo, esta interpretación del Dasein al mero estar-ahí, yerra el fenómeno
en la medida en que el ente que queda no se reduce a una mera cosa corpórea.” 96
el que alguna vez convivimos. Este cuerpo macilento dentro del ataúd es mero
95 Ibidem.
96 Ibidem.
74
símbolo de “eso” que ya no hallamos en él: nos “falta” su vida. Heidegger se
“El ‘difunto’ que, a diferencia del ‘muerto’ le ha sido arrebatado a sus ‘deudos’,
exequias, del culto a las tumbas. Y esto ocurre porque el difunto en su modo de ser, es
Nos negamos a ver ese cadáver como una mera cosa. Sigue siendo para
nosotros un sacramento, un puente entre los que todavía somos y ése que fue, por
rogamos que no nos abandone, que nos perdone el mal que le hicimos, que vuelva
a casa junto a nosotros, que no podemos ser felices sin él. Y, si su agonía fue
mejor que pudo pasarle. Y pasarán los años, y querremos ir a verle en su tumba en
solos sin él. Le contaremos que las cosas no van del todo bien con la vieja Tere que
tiene Alzeihmer, pero que ya nació su tercer biznieto, y le hemos puesto Andrés. Y
abrazarnos como antes. Y recorreremos las calles y lugares en los que estuvimos
juntos para contarle a nuestros hijos cómo eran sus ojos, tan parecidos al color del
sol en el atardecer.
97 Ibidem.
75
Es que han dejado nuestro “mundo” - dice Heidegger -, y desde éste podemos
todavía mantener con ellos una relación solícita, en nada semejante a una mera
idealizar el trato con “nuestros” muertos y, menos aún, afirmar que ésta es una
situación de carácter general. Éste es sólo un caso posible. En efecto, cuántas veces
matanzas en las que los cadáveres no son tratados con ni “solicitud” - en el sentido
usual que damos a esta palabra -, ni con respeto. No es necesario insistir, entonces,
hecho de que esos cadáveres abandonados en medio de campos minados son seres
mano o ante-los-ojos.
Pero, sobre todo, la referencia al morir de los otros como tema sucedáneo para el
76
análisis ontológico de la conclusión y de la integridad del Dasein reposa sobre un
supuesto acerca del cual podría mostrarse que es un total desconocimiento del modo
de ser del Dasein. Este supuesto consiste en la opinión de que un Dasein puede, a
voluntad, ser sustituido por otro, de tal manera que lo que resulta inexperimentable en
y que, como tal, le da a éste su integridad. Nadie puede tomarle a otro su morir.” 99
íntegramente. Nada tiene que ver mi propia muerte con la constatación empírica,
pero “externa”, de que los seres humanos mueren como cualquier ser vivo.
77
lugar, por esencia, ninguna sustitución”.100
En su El ser y la nada, Sartre cree que Heidegger procede con mala fe cuando
dice que la muerte es una posibilidad ontológica cada-vez-mía y que, en cuanto tal,
muerte? En primer lugar, es perfectamente gratuito decir que ‘morir es lo único que
nadie puede hacer por mí’. O, más bien, hay ahí una evidente mala fe en el
subjetiva, acaecimiento que no concierne sino al para-sí, es evidente que nadie puede
morir por mí. Pero se sigue entonces que ninguna de mis posibilidades, tomada según
este punto de vista - que es el del Cogito - sea una existencia auténtica o una existencia
inauténtica, puede ser proyectada por otro que por mí. Nadie puede amar por mí, si se
entiende por ellos hacer esos juramentos que son mis juramentos, experimentar las
emociones (por triviales que fueren) que son mis emociones. Y el ‘mis’ no concierne en
modo alguno a una personalidad conquistada sobre la trivialidad cotidiana (lo que
morir’ para que un amor que experimento sea mi amor y no el amor del ‘Se’ en mí),
sino, simplemente, esa ipseidad que Heidegger reconoce expresamente a todo Dasein -
exista de modo auténtico o inauténtico - cuando declara que Dasein ist je meines. Así,
desde este punto de vista, el amor más trivial es, como la muerte, irremplazable y
único: nadie puede amar por mí. [...] En una palabra, no hay ninguna virtud
100 Ibidem.
78
a menos que me coloque ya en la perspectiva de la subjetividad: mi subjetividad,
101
pensamiento de Heidegger.
que Sartre no reconoce, es que sólo porque nos hemos adelantado a la muerte
lo que yo haga, piense, desee o diga; pues todos estos posibles comportamientos se
han vuelto míos al momento de descubrirlos como posibles modos de ser. Insisto: el
101 Sartre, J.P., El ser y la nada, Editorial Losada, Bs.As., 1976, pp. 652-653.
79
Heidegger ha insistido hasta el cansancio en que el Dasein no es una substancia, ni
una subjetividad, ni una res cogitans. El Dasein es pura posibilidad de ser. Esto
significa que es imposible hablar del género Dasein. Recuerdo el clamor de Miguel
de Unamuno en Mi religión:
hay en nosotros nada que pueda ser fijado como una esencia substancial, salvo la
hipostasear todo lo que “toca”, nos resulta tan difícil denotar significativamente lo
que es puro acontecer, pura posibilidad de ser. El yo, implícito el concepto de para-
coestar del de los demás coestar, se abre un “para-sí”, se abre un “yo soy”. Sólo
102“Y yo no quiero dejarme encasillar, porque yo, Miguel De Unamuno, como cualquier otro
hombre que aspire a conciencia plena, soy una especie única. ‘No hay enfermedades, sino
enfermos’, suelen decir algunos médicos, y yo digo que no hay opiniones, sino opinantes”. De
Unamuno, M., Mi religión, en Mi religión y otros ensayos, Salamanca. 1910.
80
actuando en conformidad con mi posibilidad de no ser, esta vida es mi vida,
modo.
fenómeno de la vida.”104
sino en el cual ya estamos siempre instalados. Hace unos años pude ver en el cine
muertos caminando, pues concibe el morir como un fenómeno existencial del ser-
han producido en el último quinquenio del mismo modo como sabemos que se
perdieron muchas reses producto de una sequía prolongada. Hoy sabemos que el
81
promedio de vida de un chileno es de setenta años, tal como sabemos que una
Como dice Heidegger: “También el Dasein se deja considerar como pura vida”.106
aunque en el ámbito del puro vivir del Dasein se anuncie un sentido ontológico
fundamental - pues en toda interpretación óntica subyace una ontológica. Por esta
razón, es importante distinguir entre fenecer, dejar de vivir y morir. Según Heidegger
muerte - no mueren sino que fenecen. Vale decir, el fenecer es morir sin
anticipación. Es un puro acabamiento, ignorante de sí. Por otro lado, este fenecer es
distinto del dejar de vivir, locución con la que Heidegger se refiere al momento en el
En el cotidiano estar vuelto hacia su fin del Dasein, encuentra Heidegger una
82
posibilidad de morir. En mi óntico estar vuelta hacia la muerte, mi muerte es un
cotidiano vivir. En todo momento puede, y puede no, ocurrir, por esto sigue
“El análisis de la muerte se mantiene, sin embargo, puramente ‘en el más acá’,
en la medida en que su interpretación del fenómeno sólo mira al modo como la muerte
, en cuanto posibilidad de ser de cada Dasein, se hace presente dentro de éste. No podrá
segura qué hay después de la muerte sino una vez que ésta haya sido comprendida en la
plenitud de su esencia ontológica. Quede aquí sin decidir si una pregunta semejante es
desde el más acá precede toda especulación óntica sobre el más allá.”108
83
fenomenológica del fenoménico estar vuelto hacia el fin como dato inmediato, pues
pregunta: ¿Cuál es la estructura ontológica del estar vuelto hacia el fin que es
a-sí-estando-ya-en (el mundo) en medio del ente que comparece (dentro del
mundo)”. Y que existencialidad, facticidad y caída son sus estructuras de ser. Pues
bien:
que hay algo que aún no sucede pero que podemos anticipar, con más o menos
que, por fin, podré abrazarlos. Cuando Germán llega con el ceño fruncido y
84
dinero cuyo solo fin es pagar las cuentas y entra a la casa sin apenas saludar,
amenaza mi propio ser. No amenaza una entre muchas posibilidades de ser, sino la
inminente para sí, como esta posibilidad de sí mismo, queda enteramente remitido a su
poder-ser más propio. Siendo de esta manera inminente para sí, quedan desatados en
él todos los respectos a otro. Esta posibilidad más propia e irrespectiva es, al mismo
existir. La muerte se revela así como la posibilidad más propia, irrespectiva e insuperable.”
111
posibilidad extrema, en tanto que es la última que alcanzaré; irrespectiva, por cuanto
85
me aísla de todos los demás Dasein, destruyendo toda posible convivencia y
concreción” de mi poder-ser.112
de ánimo de la angustia.
teniendo que ser y teniendo, por ende, que padecer - en el sentido de pathos -,
mundo se obscurece totalmente pues nos pone fácticamente frente a nuestro no-
desaparece y, con él, el sentido de mis quehaceres y de mis vínculos con otros. Y, si
propio, la relación más propia de mi ser con mi ser: Me manifiesta que siempre
112Ibidem.
86
estoy en relación con mi existencia en cuanto pura posibilidad de ser. Me ilumina
ser. Carece de un para qué y de un por qué. En la angustia me quedo sin referentes,
[...] El estar vuelto hacia el fin no se produce en y como una actitud que surja de
vez en cuando, sino que pertenece esencialmente a la condición de arrojado del Dasein,
‘saber’ o ‘no saber’ acerca del más propio estar vuelto hacia el fin, que de hecho
que el estar vuelto hacia la muerte no pertenece ‘universalmente’ al Dasein, sino que
sólo prueba que inmediata y regularmente se oculta su más propio estar vuelto hacia la
muerte, huyendo de ella. El Dasein muere fácticamente mientras existe, pero inmediata
emoción que tiene un objeto bien determinado. Puedo temer las reacciones de mi
jefe cuando está de mal humor, puedo temer que mis hijos se enfermen o que
87
que viene a mi encuentro, justamente porque es un “objeto” en el sentido de ser
aparece ningún objeto, sino la absoluta ausencia de ellos. Es por esto, porque a uno
cuidado a partir del estar vuelto hacia el fin, con el propósito de mostrar que es
mero caso. En expresiones tales como “uno se muere” o “la muerte es algo que a
evidencia que uno comprende la muerte como un mero hecho del mundo, como un
puede herirlo a uno”. Pero, uno es cualquiera de nosotros, todos, y, por tanto,
ninguno en especial, por lo que podemos esperar que a uno “todavía no le toque”.
88
diagnóstico médico catastrófico, nos consolamos unos a otros diciéndonos que
probablemente los médicos hallarán la cura oportuna. Que nuestra Fe nos salvará,
que no todo está resuelto de ante mano. Y que, por último, si a uno le “toca” morir,
“uno no puede acobardarse” indignamente, pues sería tan despreciable tal actitud.
cotidianidad cadente del Dasein conoce la certeza de la muerte, y aún así esquiva el
estar cierto. Pero este esquivamiento atestigua fenoménicamente, desde aquello mismo
que él esquiva, que la muerte debe ser comprendida como la posibilidad más propia,
de la muerte, debida a la certeza inadecuada que uno tiene del estar vuelto hacia el
propio ser diciéndonos que “todavía no vendrá”, que “todavía tenemos tiempo”,
porque - ya sea que uno tenga diecisiete o setenta y cinco años - podemos “todavía”
aplazar “un poco más” el momento del fin. Olvidándonos, como dice Heidegger,
89
determinado, puede uno proyectar su ser existentivamente anteponiendo a la
se autoengaña: Uno sabe que morirá, es cierto, pero uno no sabe cuándo, es posible
lógicamente que las estructuras del cuidado - existencia, facticidad y caída- poseen
fin. El Dasein puede estar entero porque está inmediata y regularmente vuelto
hacia el futuro.
muerte, la interpretación existencial del estar vuelto hacia el fin adolecerá de una
esencial insuficiencia”.115
90
Dasein tiene - o más bien, es - un proyecto existentivo. Mientras que el proyecto
comportamiento del Dasein propio ante su poder ser eminente. Heidegger busca
en cuanto tal. Heidegger dice que la estar vuelto hacia el fin, la muerte
ambiguamente, estando ante ella como la posibilidad que es: Estar vuelto hacia la
muerte es estar vuelto hacia una posibilidad inminente del Dasein mismo.
realización de este ensayo. Me apura, me urge, que mi ensayo por fin llegue a fin, y
91
deje de ser una pura posibilidad, para ser realidad concreta. Quiero ver este trabajo
suicidio.
manera reflexiva. Si ahorro cada mes una parte de mi sueldo, podré viajar a
Buenos Aires este verano a ver a mi tío Gabriel, podemos hacer un esfuerzo con los
niños y Germán: calcularemos cuánto dinero necesitamos para quedarnos allá unas
dos semanas; buscaremos la fecha propicia para el viaje - en febrero Buenos Aires
momento en que ella llegará, con quiénes estaré (¡Que no me encuentre sola, por
embargo, en el caso de hacer esto con mi propia muerte, seguiría tratándola como
una posibilidad perteneciente al orden de lo real, por cuanto la pienso como una
tanto que venidera; sin embargo, ese carácter queda debilitado por la voluntad de
posible de su posibilidad.”117
tanto esperar algo es también una forma de traer lo posible a lo real, porque
92
esperamos lo real. Heidegger explica:
que se espera cuando se espera algo. Partiendo de lo real y tendiendo hacia lo real, lo
sobrellevándolo como tal. Ahora bien, este modo propio de comportarnos ante lo
comportarse vital, una actitud de ejecución del acto más radical del más propio
ejecución, relación de ser consigo mismo. En el adelantarse el Dasein está por fin en
ser:
“Estar vuelto hacia la muerte es adelantarse hasta un poder-ser del ente cuyo
118 Ibidem.
119 Cfr., Ibidem.
93
proyectarse hacia el más propio poder-ser quiere decir: poder comprenderse a sí
mismo en el ser del ente así develado, existir. El adelantarse se revela como posibilidad
existencia propia”.120
“La muerte no ‘pertenece’ tan sólo indiferentemente al Dasein, sino que ella
todo estar en medio de lo que nos ocupa y de todo coestar con otros cuando se trata del
poder ser más propio. El Dasein no puede ser él mismo de un modo propio sino cuando,
94
Heidegger nos advierte, un poco más adelante de este párrafo que esta
propio poder-ser, no anula los demás existenciales, sino que los ilumina en su
entes, en el trato cotidiano que coexiste con otros Dasein, arrojada afectiva y
partir de esta apropiación de mi ser, ahora míos, son mis posibilidades, porque ya
no estoy perdida en la desestimación de ellas como las posibilidades que son. Mis
e indeterminada.
Sin embargo, todas estas determinaciones del estar vuelto hacia el fin propio
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propia, porque me pone frente a mi poder-ser radical; es irrespectiva en tanto me
libertad para ella y, con esto, puedo proyectar todas mis otras posibilidades en
a los demás, sino una posibilidad surgida desde mi ser. Y, sólo porque en mi ser
pulsa esta posibilidad, puedo comprender mi coestar como mío propio, lo que, a su
vez, me permite, in actu axercito, reconocer que también en otros Dasein actúa
como sé que ahora puedo morir, sé que mis hijos, mis hermanos o mis cualquiera
cuenta” de esto.
“Las características del proyecto existencial del modo propio de estar vuelto
96
Dasein su pérdida en el ‘uno mismo’ y lo conduce hacia la posibilidad de ser sí mismo
libre de las ilusiones del uno, libertad fáctica, cierta de sí misma y acosada por la
angustia: la l i b e r t a d p a r a l a m u e r t e.
Todos los respectos inherentes al estar vuelto hacia la muerte y que apuntan al
modo propio del poder-estar-entero del Dasein - pero, tan sólo como una posibilidad
ontológica”.124
existentivamente. Pues bien, Heidegger nos advierte que el posible estar vuelto
Ser y tiempo.
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interesa anticipar que Heidegger encuentra, en lo que solemos llamar “la voz de la
y culpa -, sino escuchar el llamado del sí mismo, el llamado del cuidado, en el que
Derivación
y agnósticos:
Heidegger, aceptando los resultados de su analítica del Dasein sin crítica alguna?
98
Comencé este trabajo buscando hallar una nota general, un indicador de
bases desde las cuales nuestras experiencias existentivas son niveladas en su origen
Dasein.
Zoroastro, ni con el de Sidharta en la analítica del Dasein de Ser y tiempo, así como
126No digo posterior en su decurso temporal, sino en tanto los entiendo como ontológicamente
derivados.
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tampoco se habrá encontrado el increyente con una respuesta definitiva en torno a
Aunque, tal vez, sí podríamos hallar en Ser y tiempo una subrepticia sugerencia de
pregunta por lo que “haya” o “no haya” que nos hace ser, es una posibilidad que
posibilidad de proyectar una comprensión propia del morir del Dasein que la deja
“devuelve” nuestro poder-ser como algo apremiante, como algo que debemos en
todo momento sobrellevar. La muerte no tiene otro sentido que mostrar al Dasein
Así las cosas, proponer que “hay” vida después de la vida, o que “no la hay”,
o que “no podemos decir nada de ello”, supone que ya nos hemos apropiado
lo que somos y nos desarraiga por completo de una patria segura en el ser. Ya no
100
podemos contar con el ser.
que hay en nuestro ser algún tipo de determinación substancial que podría
que la proposición del creyente, tanto como la del increyente o del agnóstico, son,
posibilidades de no ser.
subyace una autocomprensión de nuestra experiencia vital, que deja que la muerte
siga siendo “mi” posibilidad. En tanto nos adelantemos a nuestra propia finitud
radical deberemos reconocer que no sabemos nada del “más allá”, pero tampoco
existentivas”.
existentivo fundamental: tengo esta Fe en Cristo Jesús, o más bien, debo decir, esta
Fe desconcertante me tiene agarrado por completo el ser. Por tanto, vuelvo ahora a
Algo se ha transformado.
fuerza de su ser esperanza, vale decir, de su no ser certidumbre. Surge ahora para
mí, sólo y nada más, que como una posibilidad. No puedo asegurarme en nada. No
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puedo lanzar un hilo entre Él y yo.
¿Cómo puedo seguir creyéndole a Éste hombre que me promete vida eterna?
¿Es posible escuchar Su promesa y creer que, por su amor, no moriré? ¿Puedo
Heidegger, que no soy más que lo que fácticamente soy, y que no puedo proyectar
¡Pero esta Fe, esta confianza extraña, se abre en mi propia facticidad! Para mí
pensó que su análisis del Dasein estuviera acabado, por lo que nos deja en libertad
A mi juicio, tanto en las experiencias del agnóstico, como en las del creyente y
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podemos proyectar ontológicamente la apertura a lo “sagrado” como otro de los
existenciales del Dasein.128 Un existencial que no ha sido tematizado por
antes más bien, debiera decir, ligada a aquel Jesús nazareno encarnando su finitud,
entiendo este posible existencial del Dasein que le hace admisible abrirse a la
Admito, sin embargo, que utilizaré este término religación de una manera
“Este hacer que haya existencia no se nos patentiza en una simple obligación de
existir porque previamente estamos religados a lo que nos hace existir. Ese vinculo
128Sagrado lo entiendo aquí en el sentido latino de sacro: secretus, abditus, arcanus. Lo que está oculto,
lo que permanece cerrado, en el misterio, allende nuestra capacidad intelectiva.
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sometidos a algo que, o nos está impuesto extrínsecamente, o nos inclina
más que sometidos; porque nos hallamos vinculados a algo que no es extrínseco, sino
que, previamente, nos hace ser. […]En la religación, más que la obligación de hacer o el
respeto del ser (en el sentido de dependencia), hay el doblegarse del reconocer ante lo
Leibniz: ¿Por qué el ser y no la nada?.130 En este preguntarnos por el ser – sea del
ente que somos cada vez nosotros mismos, o del ente intramundano, o de la
de uno.
sentido de la muerte. Nos dice que ella es la pregunta existencial que funda
129 Zubiri, X., “En torno al problema de Dios”. Publicado originalmente en Revista de Occidente
n°149, Madrid, 1935, pp.129-159. Edición digital de la Fundación Xavier Zubiri, http//
jlgomez@ensayo.rom.uga.edu.
130 Cfr., Leibniz, G.W., Escritos filosóficos, Charcas, Bs. As., 1982, pág. 601.
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cualquier otra pregunta existencial. Por tanto, Heideger nos pone frente a un
espejo para que descubramos que en él no se refleja nada. O, más bien, se refleja la
nada misma.
Y desde este no ver nada más allá de nosotros mismos, puede surgir esta
existencial religación.
muerte, que es la religación, es también sólo una posibilidad de nuestro ser, una
posibilidad en la propiedad.
permite decir todavía nada acerca del “más allá” de mi existencia finita. Si bien
Zubiri piensa que en la religación hay un indicador formal de nuestro ser que nos
estoy absolutamente de acuerdo con él. Sin embargo, no admito que la religación
en lo real.
131 Zubiri, X., El hombre y Dios, Alianza editorial, Madrid, 1984, pág. 326.
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adelantado su poder-ser y lo ha asumido como su posibilidad más propia, muy
totalidad del Ser, a preguntarse por aquello que nos ha puesto en relación con todo
lo que es, y nos ha hecho ser lo que somos, pues tanto a partir de nuestro fáctico
algo, no necesariamente significa que ese algo exista realmente, o que no exista.
Bien podría ser que nuestra religación sea una cuestión dirigida a la nada, y no a
más allá de las fronteras de nuestra existencial finitud, porque sigue presente en
Zubiri. Ella sólo puede surgir si ya hemos puesto en libertad nuestro ser para su
última posibilidad, que es la de no ser. Como decía Scheler, sólo puede preguntar por
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nos abre al Misterio en cuanto tal, no nos permite contar con Dios o con la nada, y,
sé es que Éste, que dijo de sí ser Camino, Verdad y Vida (Jn 14, 6). Sé que es un
hombre que murió. Y sé también que no hizo ficción de esto, sino que murió
absolutamente.
íntegramente: Es Dios teniendo una angustia de muerte (Mc 14, 33-35) como
anonadante finitud:
hombre perfecto, de Cristo, fue la suprema revelación de la muerte, la del hombre que
hombre muere y sólo porque sé que el hombre muere, tiene sentido aún aferrarme
Si “hay” este Dios, si “hay” el Dios que Cristo me enseña, este Dios ha
querido asumir lo que soy, se ha vuelto nada para ponerse en relación con mi
133DeUnamuno, M., Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos, Espasa-
Calpe, Madrid, 1980, pág. 73.
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existencia. Y en esto manifiesta un amor perfecto por cada uno de nosotros. Él sabe
misteriosamente.
Si Él existe, no lo sé. Sólo puedo decir que espero en Él. Que espero y desespero.
Pero, si existe, es, además, Dios verdadero, y no un dios monigote. Porque es Dios
que me obliga a reconocerlo allende mis posibilidades. Que me obliga a dejar que
Él sea Dios, y no algo que yo pueda asegurar, manipular o ganar para mí. Su
promesa es suya. Y es pura gracia. No hay en mi ser nada subsistente, nada innato
rescatará. Y lo espero sólo porque Él así lo quiso, aunque no sé por qué lo quiso, sé
que lo quiso así, que lo quiere así. Tengo que decidirme por Él: puedo arrojarme
Espero en Cristo Jesús, el mismo que permitió a Tomás tocar la heridas que
dejó la muerte en su cuerpo (Jn 20, 27-29), que se presentó resucitado a María de
Magdala (Mc 16,9), aquella mujer que lo vio morir y ungió su cadáver.
espero que esté ahí para rescatarnos, reconstituirnos, a cada uno en lo que es.
108
sentido tiene mi muerte, es dejarme ver yo soy absoluta posibilidad de no ser, y Él,
absoluto Misterio.
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BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Heidegger, M., “La experiencia del habla”, en De Camino al Habla, ODÓS, Barcelona, 1987.
Heidegger, M., Ser y tiempo, traducción y notas de Jorge Eduardo Rivera Cruchaga,
Barcelona, 1994.
Pöggeler, O., El camino del pensar de Martin Heidegger, Alianza Universidad, Madrid,
1993.
Barcelona, 2000.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
Borges, J. L., “El inmortal”, en El aleph, Emecé Editores, Bs. As., 1957, pág. 15.
De Loyola, I., Autobiografía, en Obras de San Ignacio de Loyola, BAC, Madrid, 1965.
De Unamuno, M., Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos,
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De Unamuno, M., Mi religión, en Mi religión y otros ensayos, Salamanca, 1910.
Epicuro, Carta a Meneceo, En Epicuro de Carlos García Gual, Alianza, Ed., Madrid, 1993,
pág. 135.
Heidegger, M., Ser y tiempo, traducción y notas de Jorge Eduardo Rivera Cruchaga,
Scheler, M., Muerte y Supervivencia. Ordo Amoris, Revista de Occidente, Madrid, 1934.
Zubiri, X., “En torno al problema de Dios”. Publicado originalmente en Revista de Occidente
n°149, Madrid, 1935, pp.129-159. Edición digital de la Fundación Xavier Zubiri, http//
jlgomez@ensayo.rom.uga.edu.
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ÍNDICE
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