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JAUME AURELL

GENEALOGÍA DE OCCIDENTE
Claves históricas del mundo actual

pervódromo [ 21 ]

BIBLIOTECA DE CULTURA HISTÓRICA

Barcelona 2017
| 213

Capítulo 12
Las ideologías:
liberalismo, comunismo, fascismo
LAS IDEOLOGÍAS: LIBERALISMO, COMUNISMO, FASCISMO | 215

Eclosión de las ideologías — Definición — Características — Cuatro


ideologías: liberalismo, marxismo,fascismo, nacionalismo — Tendencias del
siglo XIX: romanticismo, historicismo, positivismo, evolucionismoy
pragmatismo — Los orígenes: la Revoluciónfrancesa — Republicanismo,
socialismo, autoritarismo — Dimensiones del liberalismo: intelectual,
política, económica y social — El librepensamiento — La democracia
parlamentaria — Capitalismo liberal — Socialdemocracia y
estado del bienestar — Fluidez social — Hegemonía del liberalismo El
marxismo — Marx — Teoría y praxis — Lucha social — La respuesta del
cristianismo — Formaspolíticas — Comunismo, nacionalismo e imperio
Expansión global — Desintegración -- Del comunismo
alpopulismo — E/fascismo — Formas políticas delfascismo Fascismo y
nacionalismo — Estrategias: propaganda, ritos, totalitarismo político,
mesianismo — Sustitución de la religión — Crisis de la Modernidad

Poetas y artistas tienen el don de la profecía, aunque muchas


veces lo ejercitan inconscientemente. «El sueño de la razón produce
monstruos», escribió Goya en uno de sus grabados de la serie de los
Caprichos, junto a un hombre sumido en un profundo sueño. El grabado
data de 1799, poco después del colapso de la Revolución francesa. En
efecto, la razón pareció dormirse en la Europa dominada por las
ideologías que ahora analizaremos. Las ideologías totalitarias se basaron
fundamentalmente en las ideas de los mitos políticos divulgadas en el
siglo XIX, pero lo hicieron compatible con una aplicación sistemática de
la razón en la política, lo que les habilitó para
el sueño de la dominación del mundo. Así pues, paradójicamente,
cuando la razón fue la única guía de la política, sin tener en cuenta
otras consideraciones más allá de la dinámica de poder, se convirtió
en un monstruo. Las ideologías causaron terribles estragos entre la
población, sobre todo por los efectos de los estados totalitarios que
las asumieron. El hombre ilustrado moderno maduro, que había
decidido prescindir de la religión, comprobó horrorizado que las
cosas no eran tan sencillas como las previeron quienes se entregaron
a la razón como si fuera una diosa.
Las ideologías se pueden definir como un conjunto de teorías
que constituyen un programa político-social con unos objetivos
específicos y que se divulgan a través de la propaganda de unas
doctrinas con aspiraciones totalitarias. Basan su eficacia en que:
1) Son dualistas, y por tanto basan su argumentación en unas
eficaces simplificaciones de la realidad: buenos-malos,
patriotaextranjero, leal-traidor, amigo-enemigo;
2) son alienantes, es decir, procuran narcotizar la personalidad de
cada uno, hacerle sumiso, para que asuma todas las consecuencias de la
adhesión a una ideología determinada, e incluso se olvide de su
responsabilidad personal;
3) son doctrinarias, ya que exigen una adhesión absoluta a sus
seguidores;
4) son totalitarias, ya que buscan ordenar no solo la esfera
política, sino la de todos los demás ámbitos de la realidad: social,
económico, cultural y religioso;
5) son mesiánicas, ya que buscan una utópica culminación
paradisíaca de la historia si se siguen sus principios;
6) son emocionales, ya que explotan hábilmente los sentimientos
de las personas, dotándoles de una motivación trascendente en momentos
de desequilibrios sociales, crisis económicas especialmente dramáticas o
momentos de baja estima en las naciones —por esto suelen tener también
una fuerte carga nacionalista—.
Estos seis principios son aplicables, en mayor o menor medida, a
las tres ideologías cuyos orígenes y desarrollos históricos vamos a
analizar en este capítulo: liberalismo, comunismo, fascismo. A ellas
habría que añadir el nacionalismo, que emerge con mucha fuerza en la
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escena europea a partir de la unificación de Alemania e Italia en
1870, y encuentra unos aliados formidables en comunismos y
fascismos. En este capítulo analizaremos la época que transcurre
entre el estallido de la Revolución francesa y la Primera Guerra
Mundial, es decir, una especie de «largo siglo XIX».
Antes del estallido de las ideologías, Occidente experimentó la
eclosión de algunas tendencias intelectuales características del siglo
XIX. La primera es el Romanticismo. Desarrollado en las Primeras
décadas del siglo en Francia y Alemania, reaccionó frente al
intelectualismo y racionalismo ilustrado proponiendo una lectura
sentimental y emotiva del pasado, de la literatura y del arte.
COoceptos, como tradición compartida e identidad colectiva se fueron
consolidando en este período, lo que tuvo una gran influencia en el
nacionalismo de la segunda mitad de siglo.
En las décadas centrales del siglo XIX y hasta la Primera Guerra
Mundial, se van consolidando también algunos fenómenos
culturales e intelectuales que, de un modo u otro, tendrán una
notable influencia en estas ideologías: el historicismo (Leopold
von Ranke), el positivismo (Auguste Comte), el evolucionismo
(Charles Darwin) y el pragmatismo (Charles Peirce). Todas ellas
tienen en común el deseo de dar una respuesta secularizada a
cuestiones esenciales cuya explicación había sido dominada, hasta
ese momento, por la religión cristiana, pero sin poder eludir su
fascinación por la providencia, como les sucedió especialmente a
los historicistas alemanes como Ranke y Dilthey. El historicismo
optó decididamente por la experiencia histórica en detrimento de
la estabilidad de la tradicional ley natural, privilegiando así lo
cambiante de la condición humana sobre lo permanente de la
naturaleza, la construcción de lo cultural sobre lo heredado de lo
natural. El positivismo basó su interpretación del conocimiento en
la experimentación científica en lugar de la metafísica o la
teología. El evolucionismo fundamentó su explicación de la
naturaleza en la selección y el progreso de las especies en lugar de
la intervención divina. El pragmatismo redujo la realidad y la
acción humana a unas verdades cambiantes según su aplicabilidad
y sus consecuencias, en lugar de la creencia en unas verdades
absolutas e inmutables.
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El siglo XIX fue tremendamente creativo: es el gran momento
de la novela, de la sinfonía, de la ópera y de sucesivos estilos
intelectuales, artísticos y literarios muy originales tales como el
romanticismo, el realismo, el naturalismo, el simbolismo o el
impresionismo. Además, muchas de sus energías se concentraron en
los debates políticos en torno a la cuestiÓn social y el progreso
material. Por un lado, el empuje imparable de la industrialización
generó unos desequilibrios económicos y unos desencajes sociales
extraordinarios que originaron fuertes tensioneS internas. Por otro,
los admirables avances tecnologicoS pasmoso progreso material de
Occidente le lanzaron ba€ia Gna ;xpansión global: la colonización.
Esto generó una ansiedad {ips;dfyçrsos pueblos europeos que pronto
esta116 en abie fuertes tensiones externas.
Ante este intenso panorama, .Íos frite ¿dicaron a examinar y
justificar la situación a gas Pueyas formas de actuar de los soberanos
más que a crear nuevás fueron generando así las ideologías,
conglomerad", de id as destinadas a: legitimar una situación política
determinada, mqs que rrientes intelectuales que materializan una
mentalidad Compartida por muchos; imponer ideas planificadas desde
arriba, mientras que las mentalidadessegeneran de modo espontáneo
desde abajo; onyertirse en auténticas religiones secularizadas, que
tratae de sustituir las viejas convicciones, ya claramente
desautorgzada» desprestigiadas y deslegitimadas por las oleadas
sucesvas del humanismo, el racionalismo, la ilustración y eliosltivismp
modernos. Las creencias sobrenaturales no parecen tená cabida en uo
mundo donde el progreso material, científico y tecnológico feprpenta
como el nuevo paraíso, sin tener que esperar a la otre vida para
disfrutarlos.
¿Cuál fue el origen de esas ideologías? Liberalismo, comunismo
y fascismo surgieron de los despojos de la Revolución francesa,
Después de la revolucion, todo pareció quedar reducido a una
dinámica de poder. Los gobernantes Se proponen transformar las
sociedades, demoliendo la tradici6n del asado a través de la creaciÓn
de un presente legitimado por 'at ide logias, SI en las sociedades
antiguas y medievales cada no ed d (política, social, económica,
LAS IDEOLOGÍAS: LIBERALISMO, COMUNISMO, FASCISMO

cultural, intelectual, artística) debía cotejarse con la tradición,


ahora era suficiente con generar un discurso, una simbologa o una
retórica que prefigurara la ideología que se quería imponer.
En la Francia revolucionaria se sucedieron, a partir de 1789 el
republicanismo jacobino, a partir de 1796 el socialismo de François
Babeuf y a partir de 1799 el autoritarismo napoleónico. Estos tres
momentos parecen reproducirse, con el tiempo, en las tres Bandes
ideologías: liberalismo, comunismo y fascismo. El republicanismo,
transformado en las diferentes formas del liberalismo democrático
capitalista, sigue siendo hoy día hegemónico entre ellas. El socialismo,
experimentado en las fases finales de la revolución, tuvo su concreción
ideológca a partir de la gan revolución europea de 1848, y se diversificó
en el socialismo utópico, el comunismo,
el anarquismo, el sindicalismo y, ya durante la
segunda mitad del siglo WE, en la moderada socialdemocracia. El
autoritarismo, que en realidad recogía una larga tradición, fue
revitalizado por el Imperio napoleónico, que le dotó de una ideologa (la
revolucionaria) y tuvo su continuidad en los totalitarismos y fascismos
experimentados en el siglo )OC. Para respetar el orden
cronológco en el que se fieron desplegando, vamos a analizar primero
el liberalismo, luego el comunismo y por último el fascismo.
El liberalismo, en su acepción más teórica y fundacional, es una
doctrina que defiende la libertad del individuo y postula una
intervención mínima del estado en la vida social, cultural y
económica. Tiene cuatro dimensiones: la intelectual (el
librepensamiento), la política (la democracia parlamentaria), la
económica (el librecambismo) y la social (las sociedades
mayoritarias de clase media). El propio concepto ha tenido una
compleja evolución desde su formulación ori#nal, de modo que
pensadores

como Spinoza, Locke y Smith, que forjaron sus fundamentos en los


siglos XVII y XVIII, poco tienen que ver con el liberalismo
desarrollado en el sigo XIX en el que los ciudadanos empezaron a
notar el peso antiliberal del Estado, ni con los movimientos
neoliberales de la segunda mitad del Vs. Veamos, sintéticamente,
esos cuatro grandes ámbitos en los que el liberalismo, tal como se
formuló desde sus inicios, se ha ido imponiendo como uno de los
pilares distintivos
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de la mentalidad occidental respecto a otras
tradiciones culturales del mundo.
En primer lugar, se trata de un movimiento
intelectual, fomentado sobre todo por algunos
filósofos como Locke, quien privilegia la
propiedad como derecho inalienable pues es
sinónimo de libertad y vida, y por algunos
activistas de la Ilustración como Voltaire,
quien privilegia la libertad de pensamiento y
de conciencia sobre cualquier otra
consideración. La razón humana es plenamente
fiable como fuente de conocimiento, por lo que es preciso
fomentar todo lo posible su autonomía. y no interferir en su
funcionamiento. Esto suscitará abundantes recelos por parte de las
instituciones más tradicionales, como la Iglesia y
el Estado, y centrará el debate en torno a la
tolerancia reli#osa y frente alas nuevas ideas,
Después de su reacción preventiva inicial,
tanto el Estado cpmO la Iglesia aceptaron el
librepensamiento. El Estado abandonó poçp poco
las prácticas más ostentosas de censura, como la Inquisicióki? hoy
han renacido a través de formas muy diversas
de control; aunqtie sea bajo la bandera de la
preservación de nuestra seguridad y Qutonomía.
La Wesia católica, por su parte, después de
experimentar durante muchos en sus propias
carnes la violencia antirreligiosa, tuvo que
reconocer que en el mundo contemporáneo la
pluralidad confesional o la simpleindiferencia
religiosa era un hecho mayofitario. Esto
fomentó en el seno de la Wesia una reflexión
más a sobre el tema de la libertad religiosa,
sobre todo a raíz de la celebración del
Concilio Vaticano II (1962—1965), lo que le ha
llevado en la actualidad a ser una de sus
principales promotoras de este tema.
En segundo lugar, la versión política del
liberalismo se ha concretado en la democracia
parlamentaria. Este sistema surgió de las
cenizas de las experiencias revolucionarias
norteamericanas y francesas. Alexis de
Tocqueville fue un pensador clave en su
difusión. En La democracia en América mostraba
su fascinación por el sistema político
instaurado en Estados Unidos de América después
de su independencia y postulaba, en particular,
la distinción entre el poder leéslativo, el
judicial y el ejecutivo. El legislativo crea
las leyes, que son ejecutadas por el gobierno
y veladas por los jueces. El respeto por la
autonomía de cada una de ellas es el único
garante de la estabilidad
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política, la igualdad de derecÁos y 'la posibilidad de un desarrollo
económico armónico. La democracia parlamentaria ha asumido un
sistema monárquico o republicano) según hayan sido las
experiencias políticas de cada país y su pok la tradición, pero el
equilibrio de poderes se puede preservar igualmente en ambos.
Basada en la convicción de la Igualdad de todos los súbditos, la
democracia garantiza un gobierno representativo de las
convicciones de sus ciudadanos. El sufragio universal tuvo una
implantación gradual (sobre todo por la falta de recursos técnicos
y por ja resistencia a admitir el voto femenino) pero finalmente se
impuso en todos los países democráticos.
Es obvio que el sistema democrático, tiene sus limitaciones y
sus fallos. En la actualidad, la más preocupante es la tendencia a la
corrupción de los políticos, que es como un cancer para el sistema,
que si no se detiene o por lo menos se ppede pervertir el sistema
entero. Pero la enorme ventaja ja demÓqaCiá respecto a otros
sistemas como el dictatorial o el populista eê reversibilidad, Todos
los cargos políticos tienen establecido ut) tiempo en que se ejercerá
la función, y así se establece prev!amençeu Esto genera
obviamente el problema del sentido de provisiokalidadj df los
políticos, a quienes muchas veces les preocupan más las tigtnentes
elecciones que su tarea de gobierno en el día a día, Pero son muchas
más las ventajas de este sistema que los prejuicios, sobre todo
péque elimina la tentación de la tiranía de los gobernantes.
El liberalismo en lo económico, por su parte, defiçndf el
librecambismo y el desarrollo del capitalismo libre de injerencia
política del Estado. A este .solo le pide que garantice un marco de
estabilidad política, un sistema de reglas, el respeto de propiedad
privada y del derecho de asociación, de garantía df de opinión, de
fomento de la autonomía individual y de creatividad personal. El
capitalismo liberal es hoy día hegerp¿plcot e Incluso ha sido
asumido por naciones orientales comp .RuS1a o China que, por su
tradición y experiencias hist6ncaS, nada háda presagiar que
acabarían adaptándolo como sistema economic¿ En esos países no
se da un capitalismo puro, pues la econpmÍ@tiende a ser
controlada y planificada desde sus respectivo# gobiernos
autoritarios, pero,
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tal como hemos examinado, no parece que hayamos encontrado
alternativas al sistema capitalista, a pesar de las crisis con las que se
enfrenta periódicamente —que han sido particularmente virulentas
en los últimos cien años— especialmente la financiera de 1929, la
energética de 1973 y la especulativa de 2007. Y, lo que es peor, el
capitalismo tiene una extraordinaria capacidad por olvidar los
errores cometidos incluso en su pasado reciente, lo que impide que
se pongan medios realmente eficaces para evitar que esas tremendas
crisis vuelvan a repetirse,
La experiencia histórica demuestra también que el liberalismo ha
sido capaz de generar una clase media hegemÓnica en jos países donde
ha sido implantado. Esto ha permitido a grandes masas de población
gozar de un mayor poder adquisitivo, posibilitándoles a su vez un
acceso masivo a la cultura y, por tanto, yes hecho inás inmunes a la
manipulación ideológica y menos tolerantes ges gobiernos tiránicos,
autoritarios, demagógicos o despótico'. explica también la
retroalimentación entre librepensamreéço,: deni¿çracia y capitalismo.
Sin embargo, también salta ala "Sta que ej Ca Italismo tiende a generar
tremendas desigualdades económicas aunque suelen ser mayores que
las que generan los regímene$ cpmungstas o populistas), sobre todo en
los países donde estó sometlà? ninguna regulación o donde las prácticas
corruptaS predoffinap sobre las legales. Así, notamos que en ia
actualidad la gneta entrf ricos y pobres tiene a hacerse cada vez mayor,
sobre todo ent grandes zonas de Asia, África y Latinoamérica. Pero es
precisamençe ep estas zonas donde no se puede hablar de un verdadero
capitalismo y, donde lo ha habido, ha tenido que cohabitar Fon tistemas
políticos antiliberales (básicamente fascismos, comun19rnos más
recientemente, populismos).
La experiencia histórica ha demostrado que la Introducción de
una cierta regulación de los mercados y de una intervención
parcial por parte del Estado puede paliar en parte estos
desequilibrios. Basado en las ideas del economista británico John
Maynard Keynes y fomentado por políticos democristianos de la
posguerra como Alcide de Gasperi, Maurice Schumann y Konrad
Adenauer, sistema de la socialdemocracia fue experimentado por
los países

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