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ÍNDICE

LITERATURA

Capítulo Pág.

I. La generación peruana del 50: Poesía ..............................................................................


107

II. Generación del 60 .......................................................................................................... 113

III. El boom latinoamericano I .............................................................................................. 119

IV. El boom latinoamericano II ............................................................................................. 125

V. El boom latinoamericano III ............................................................................................ 131

VI. El boom latinoamericano IV ............................................................................................ 135

VII. El post boom y la poesía actual .......................................................................................


147

B la cka m es
La generación peruana
del 50: Poesía

Capítulo I
Los años del 40 al 50 nos anterioridad, junto con blasfema. P
llevan, en medio de la algunas colecciones total o
Segunda Guerra Mundial, o parcialmente inéditas. e
a una nueva Su novela El cuerpo de s
preponderancia del campo Giu-lia-no (1955-1957) í
poético y acercamiento a anticipa algunas a
lo que podría llamarse un innovaciones técnicas de
nuevo modernismo. la nueva narrativa e
Vallejo y Neruda influyen peruana. En s
en algunos casos, pero se 1988 apareció su segunda c
nota algo así como novela: Primera muerte de r
retomar el carácter de la María. Sus creaciones i
poesía peruana de los plásticas, telas anudadas t
años 20, con insistencia con fondo de color fuerte a
en la retórica. Los poetas acrílico (quipus), le han
de la década del 40 abierto las puertas de A B C D
vuelven en su mayoría a bienales nacionales e E F G H
la búsqueda de la belleza, internacionales. I J K L
al cultivo de una poesía LL M N Ñ
pura, con evidentes Para él, todas esas O P Q R
lecturas de Mallarmé (una manifestaciones de su S T U V
poesía de palabras), creatividad son formas de W X Y ZA
Rimbaud, Rilke, Eluard y hacer “poesía”, un arte B C D E
los últimos poetas que se puede escribir, F G H I
franceses. A partir de decir, pintar, montar, J K L LL
1950, los neomodernistas exhibir, ocultar (como MN Ñ O P
del Perú continúan hace con sus “esculturas Q R S T
creando una poesía subterráneas”) o U V W X
ajustada, serena, en que simplemente idear. Por Y ZA B C
se descubre una similar eso, cuando recogió sus D E F G
línea. libros poéticos les puso H I J K
como título general L LL M N Ñ
Poesía escrita, de la cual O P Q R
Jorge Eduardo hay varias ediciones. S T U V
Irónicamente, ese título W X Y ZA
Eielson (Lima, 1924) aludía a la existencia de B C D E
otra poesía, la que no se F G H I
Representante de la escribe, la que se vive. J K L LL
MN Ñ O P
poesía pura, su obra se Gran parte del efecto que Q R S T
producen sus versos U V W X
considera como derivan del exacto Y ZA B C
una de las más equilibrio entre la D E F G
significativas de la intensidad de las H I J K
modernidad peruana. Sus imágenes y la sutileza de L LL M N Ñ
experimentos nacen de la su música: una alquimia O P Q R
desconfianza en la verbal que crea sonidos S T U V
escritura tradicional y líquidos y visiones W X Y Z
tienden a crear un nuevo mágicas. Los varios
espacio verbal. Intentó poemas y colecciones que
alejarse de la palabra siguen en la misma
para emplear formas década del cuarenta T
cercanas a la poesía muestran un progresivo e
concreta. Sus abandono del lenguaje x
producciones poéticas opulento de Reinos, pero t
más significativas son: estéticamente oscilan o
Canción y muerte de entre textos como el
Rolando (1943), Reinos insólito poema “Primera p
(1945) y Mutatis mutandis muerte de María”, en el a
(1967). En Poesía escrita que adopta la voz de San r
(1976) reunió poemas José para contar una a
publicados con parábola a la vez mística y
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LITERATURA
s AÑO

m
i

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Blanca Varela (Lima, 1926) lágrimas que la luz arrebata y
fecunda. Muerte llena de oro.
Poetisa peruana de valor reconocido. Las notas Todo es posible
dominantes de su producción son la rebeldía contra las en ese activo sueño.
condiciones inhumanas de la vida y la mezcla de tristeza
e ironía con que se expresa en obras como Ese puerto
existe (1959), Luz de día (1963), Valses y otras falsas Alejandro Romualdo Valle (La Libertad, 1926)
confesiones (1972) y Canto villano (1978). En 1986
publicó Canto villano. Poesía reunida 1949-1983. Hijo del ya fallecido actor cómico nacional Alex Valle.

Varela pertenece a la misma generación peruana “del Poeta


‘50”, pero es interesante observar que su poesía tiene – plural, fecundo, dinámico. Su verso se mueve entre la
por sus rasgos intelectuales y emotivos, por la endecha y la proclama. Empezó líricamente romántico;
naturaleza de su aventura interior- semejanzas más se transformó en románticamente oratorio y
profundas con Orozco, Vilariño y Vitale. Sobre todo con revolucionario; ahora alcanza una controlada violencia.
la primera porque ambas comparten una herencia: el
surrealismo. Por cierto, Varela está muy lejos de poder Obras:
ser llamada una “poetisa surrealista”, aunque su obra,
especialmente al comienzo, la presencia de lo La torre de los alucinados (1949), Cámara lenta (1950),
subconsciente puede notarse. Pero de esa estética le ha El cuerpo que tú iluminas, Mar de fondo (1952),
quedado una actitud espiritual, una “moral de la pasión” España elemental, Poesía concreta (1954), Edición
–la frase es de Sartre- que ha mantenido a lo largo de extraordinaria (1958), Poesía de emergencia (1960),
los años. Ese es el origen de ciertas cuestiones Como Dios manda (México,1967).
fundamentales que Varela se plantea: conciencia y
sueño, razón y sensibilidad, mentira y autenticidad, amor Alejandro Romualdo es un poeta abiertamente social,
y soledad. Hay un tono de profunda insatisfacción y que puede usar el verso para arengar o denunciar a
angustia, a veces de rebeldía, a veces de sutil humor los adversarios de su ideología revolucionaria. Al menos,
cuando la situación se ve intolerable. A las ésa es la imagen que su obra proyecta y por la que él
contradicciones de la vida opone una especie de quisiera ser reconocido. Pero Romualdo fue, al comienzo,
conocimiento sensible, una forma de razón pasional que un poeta de muchas voces –algunas del todo ajenas a
supera a la habitual. ese concepto de la creación- que mostraban su
indudable talento y versatilidad. Varios libros incluidos
en el volumen Poesía nos recuerdan que este militante
Bodas poeta marxista cultivó formas tan refinadas y subjetivas
como Eielson o Sologuren. Poesía concreta –que nada
Perdidos en la niebla tiene que ver con la “poesía concreta” brasileña- puede
el colibrí y su considerarse el arranque de su actitud crítica ante la
amante realidad social. Romualdo mostró su destreza en el
dos piedras lanzadas por el manejo de las formas clásicas del verso español y para
deseo se encuentran en el aire. llenarlas con contenidos que eran, en principio,
La retama está contradictorios, usando clichés coloquiales y series de
viva, arde en la deslexicalizaciones con la intención de “darle vuelta” al
niebla, habitada. lenguaje y hacerlo decir otra cosa.

Invierno y fuga Canto coral a Túpac


Amaru que es la libertad
Nieve, labios rojos,
una gota de fuego, Autor: Alejandro Romualdo
un grito que nadie
escucha. Este es el día en Lo harán volar
que llega con dinamita. En masa,
la ácida primavera, lo cargarán, lo arrastrarán. A golpes
en que es dulce la le llenarán de pólvora la boca.
herida de estar vivos. Lo volarán:
Alto horno del cielo, ¡y no podrán matarlo!
fulgor de plumas,
adiós que el aire quema Lo pondrán de cabeza. Arrancarán
en pleno vuelo. sus deseos, sus dientes y sus
En aire, tierra y cielo, gritos. Lo patearán a toda furia.
en mí, en ti, Luego
en nosotros muere el lo sangrarán:
invierno. Diamantino estertor, ¡y no podrán matarlo!
irritada claridad,
Coronarán con sangre su cabeza; no aparecía en el lenguaje de ningún poeta de
sus pómulos, con golpes. Y con clavos entonces. Luego, realmente, es descubierto cuando
sus costillas. Le harán morder el publica ¡Oh Hada Cibernética! (1961), donde crea una
polvo. Lo golpearán: voz a partir de la incongruencia retórica y la disonancia
tonal.
¡y no podrán
Otras obras:
matarlo! Le sacarán los sueños y los ojos.
Querrán descuartizarlo grito a grito. El pie sobre el cuello (1964), Por el monte abajo (1966),
Le escupirán. Y a golpe de Sextinas (Santiago, 1970), En el restante tiempo
matanza lo clavarán: terrenal (Madrid, 1988), ¡Ave, Spes! (Lima, 2000). Su
más reciente y comprehensiva antología se titula
¡y no podrán adecuadamente Trechos del itinerario (1958-1977)
(Bogotá, 1998).
matarlo! Lo pondrán en el centro de la plaza,
boca arriba, mirando al infinito.
Le amarrarán los miembros. A la Poema
mala tirarán.
¡y no podrán Frunce el feto su
matarlo! frente
y sus cejas enarca cuenco
Querrán volarlo y no podrán volarlo. pasa del luminoso vientre
Querrán romperlo y no podrán al albergue terreno
romperlo. Querrán matarlo y no podrán do se truencan sin
matarlo. tasa
la luz en niebla, la sisterna en
Querrán descuartizarlo, triturarlo, cieno;
mancharlo, pisotearlo, desalmarlo. y abandonar le duele al fin el
claustro, en que no rugen ni cierzo ni
Querrán volarlo y no podrán volarlo. austro,
Querrán romperlo y no podrán y verse aun despeñado
romperlo. Querrán matarlo y no podrán desde el más alto risco,
matarlo. cual un feto no amado
Al tercer día de los sufrimientos, por tartamudo o cojo o manco o
cuando se crea todo bizco.
consumado, gritando ¡libertad!
sobre la tierra ha de volver.
Juan Gonzalo Rose (Lima, 1928-1983)
¡y no podrán matarlo!
Poeta y dramaturgo. Sus ideas políticas lo llevaron al
Carlos Germán Belli (Lima, 1927) exilio en México. Representó una de las más puras voces
poéticas, pureza sin desmedro de intensidad: “Caído, sin
Ha sido considerado la voz poética más torturada, caída, / puente nuestro, / cadáver del tamaño de la
original y extraña que ha surgido en el Perú desde vida... / bajaremos a ti, pero llevando / una flor del
Vallejo y uno de los poetas más importantes del jardín con que soñaste...”. Se piensa que ese dejo
continente hoy. La gran cuestión que Belli se planteó es romántico que está presente en Vallejo, Neruda, y aun
la de cómo transmitir una experiencia de la vida que, Eluard con todo su intelectualismo, es lo que hace la
siendo indecible, es al mismo tiempo borrosa y común a auténtica poesía. Lo demás es proclama, panfleto, o
muchos individuos de la clase media, perdidos en la prosa versificada o poesía prosificada. Su obra Simple
masa anónima y mediocre de los asalariados. Sus dos canción fue también saludada con grandes elogios por
primeras obras son dos pequeños libros: Poemas (1958) los críticos. Su libro Las Comarcas fue sometido en
y Dentro y fuera (1960), cuyos textos desconcertaron por cambio a dura crítica; pero muestra, por encima de
su rareza. Belli había estado asociado con actividades aquella y de cualquier otro motivo circunstancial o
marginales de un pequeño grupo de surrealistas y anecdótico, una alcanzada voz lírica que lo singulariza
parasurrealistas peruanos, a los que pocos prestaron entre los poetas sentimentales del Perú. Su libro
atención; su juvenil vanguardismo se nota sobre todo en Informe al Rey fue otra nota de su alta calidad. También
el segundo libro, con sus juegos letristas o fonéticos y contribuyó a dotar de un lenguaje poético a la música
otros extraños rasgos verbales. El sentido de urgencia y popular peruana.
de patético clamor de sus poemas producía, tras el
desconcierto, una auténtica conmoción, una sensación Publicó los poemarios La luz armada (1954), Cantos
que desde lejos (1956), Simple canción (1960), Las comarcas
(1964), Obra poética (1974) y Camino real (1980). Entre
sus piezas teatrales se cuentan Operación maravillosa
(1961) y Carnet de identidad (1966).
Marisel Quizás
otros vientos de sal
Yo recuerdo que tú eras querrán a mi puerto arribar
como la primavera trizada de las rosas, pero en mí no hay mareas ni
o como las palabras que los niños luz, y no pueden llegar
musitan sonriendo en sus sueños. los navíos de amar

Yo recuerdo que tú eras esperaré porque soy un lugar del


como el agua que beben silenciosos los mar y el mar es eterno esperar
ciegos, o como la saliva de las aves y eterno regresar
cuando el amor las tumba de gozo en los aleros. así te esperaré.

En la última arena de la tarde tendías Exacta dimensión


agobiado de gracia tu cuerpo de
gacela y la noche arribaba a tu pecho Me gustas porque tienes el color de los
desnudo como aborda la luna los patios de las casas tranquilas ....
navíos de vela. y más precisamente:
me gustas porque tienes el color de los patios de las
Y ahora, Marisel, la vida pasa casas tranquilas cuando llega el verano ....
sin que ningún instante nos traiga la alegría... y más precisamente:
me gustas porque tienes el color de los
Ha debido morirse con nosotros el patios de las casas tranquilas en las tardes
tiempo, o has debido quererme como yo de enero cuando llega el verano ....
te quería. y más precisamente:
me gustas porque te
De: Simple canción amo.

Las manos
Manuel Scorza (Lima, 1928 - 1983)
Primero en mi país fueron las
manos, las manos alfareras,
Poeta, narrador y político, nació en Lima en 1928.
las manos de maíz que
Estudió en el Colegio Militar Leoncio Prado y luego
construyeron vasijas de sol
ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad de San
y la oración
Marcos en donde formó con Gustavo Valcárcel, Marco
que nos llevó
Antonio Corcuera y otros, el grupo "Poetas del Pueblo"
a despertar.
bajo el amparo ideológico del Aprismo. A raíz del golpe
militar encabezado por el general Odría estuvo preso
Las manos que en la luna se
nueve meses. Desterrado, luego, se asiló en México.
mojaron tejieron el amor,
Rompió con el Apra a través de una carta titulada:
hicieron con el barro y con el
"Good bye, Mr. Haya".
tiempo murallas de dios
murallas son
Insurge en México como un gran poeta rebelde cuando
en la canción
gana un premio con su Canto a los mineros de Bolivia
que nunca más
(escrito en 1952 y publicado en El viento del pueblo,
se apagarán
México,
1955. Después formaría parte de su libro Las
Manos que se fueron hacia la mar
Imprecaciones
han vuelto en estos días para
Lima, 1959 y reeditado en 1960 en los Festivales del
sembrar con amor el mismo sol
Libro).
con amor el mismo amor
un amor que hizo ver a los dos.
A su regreso a Lima, en 1956 organiza, como editor, las
famosas Ferias del Libro o Populibros, a través de los
que se dieron a conocer muchos autores peruanos y
latinoamericanos y se difundieron agotados títulos de la
literatura universal.
Opuesto a Las Imprecaciones, de corte social y
El mismo revolucionario, se encuentra el libro Los Adioses, más
puerto bien lírico, de silueta amatoria, de gran registro
Mirar subjetivo; poemas que invitan a ser memorizados.
en las yerbas el mar
y ver otras aguas crecer Con respecto a su innegable vena poética se podría
sentir que te alejas de mí decir que Manuel Scorza mantiene con una voz de
y que el mar no me deja morir altura sus grandes dotes, tanto en Los desengaños de un
mago (Lima,
1961), como en Requiem para un gentil hombre (Lima Y no como el guerrero
1962). Pero luego de sus últimos poemas a Túpac que las manos moja
Amaru, decide continuar su vida literaria como narrador en la espuma bermeja de la guerra.
y concibe y realiza su famoso quinteto bautizado como
"La Guerra Silenciosa": Redoble por Rancas (Madrid, ¡Varones hermosos que conocí!
1970); Historia de Garabombo en invisible (Barcelona, ¡Alexander extraviado en la espesura!
1972); El jinete insomne (Caracas 1977); El cantar de ¡Gabriel amarrado a los torrentes!
Agapito Robles (Caracas, 1977) y La tumba del ¡Eugenio deshojado a la aventura!
relámpago (México, 1979). Acerca de los cuatro primeros ¡Amaro, que un día solo con tu fusil partiste!
libros Tomás Escajadillo ha dicho con justa razón: "El ¡Os envidio, jóvenes vehementes,
juicio crítico en torno a la novelística de Scorza ha a quienes no bastándoles los
estado oscurecido o deformado por "las simpatías" (y crepúsculos, por mirar llamaradas
sobre todo) por las "antipatías" que suscita la persona incendiaron su propia edad florida!
del narrador (...) Y esta antipatía ha estado presente en
la crítica literaria, sea en forma de evaluación negativa Yo, miserablemente
de la narrativa de este autor, sea en la forma más perdí mi juventud;
habitual de un silencio en torno a su obra. aguardando que cumplieras la cita de los
parques, gasté los veloces años.
La danza inmóvil fue la última novela publicada por ¡Oh, cafés humosos donde fingí
Scorza, poco antes de su muerte, en diciembre de 1983. leer los diarios de mi feroz melancolía!
Su obra narrativa fue traducida a más de 35 idiomas.
Esperándote perdí la
La cita juventud, y me pesa.
Son las siete:
Son las siete; y estoy solo.
la calle está oscura;
ya no vendrás.

Aunque llegaras
todas las tardes
a la orilla de esta cita,
y aguardases, inmóvil,
las largas horas que en el mundo
faltan, no me hallarás,
porque esperándote perdí mi juventud.
Generación del 60
C Aunque comenzó debe evitarse un sol Del
publicando dos breves fuerte sobre los ojos de la libro:
a cuadernos muy a muchacha, tampoco la Agua
p comienzos de los sesenta, sombra es buena si el que
su tercer libro señala su lomo no
í primer momento de del amante se has
t madurez: Comentarios achicharra de
Reales (Lima, 1964) es un para hacer el
u hábil intento de amor.
bebe
r
l reescritura de la historia Los pastos húmedos son
o colonial y presente del mejores que los pastos
Perú basado en los textos amarillos pero la arena
del Inca Garcilaso, de gruesa es mejor todavía.
I quien se presta hasta el Ni junto a las
título mismo. Cuatro años colinas porque
I después obtiene el Premio el suelo es
Casa de las Américas –y, rocoso ni cerca
Anto por primera vez, una de las aguas.
nio audiencia Poco reino
Cisn hispanoamericana- por su es la cama
eros Canto ceremonial contra para este
(Lima, un oso hormiguero (La buen amor.
Habana, 1968), donde es El cielo debe ser
1942)
muy visible su intención azul y amable,
de crear una poesía limpio y redondo
Fue una de las voces
“objetivista”, que tiene como un lecho y
más reconocida,
algunas semejanzas con entonces
prestigiosa y
el “exoterismo” de la
característica de nuestra
Cardenal, pero sobre todo mucha
poesía en los años
con la poesía de Brecht cha no
sesenta. Su obra tiene
por su sarcástica visión de verá el
todas las marcas que
la burguesía. Entre otras dedo
distinguieron ese de
momento e influyeron en obras tenemos: Agua que
no has de beber Dios.
las siguientes Los cuerpos
generaciones: el tono (Barcelona,
1971), Como higuera en discretos
coloquial e irónico, la pero nunca
andadura narrativa del una campo de golf (Lima,
1972), El libro de Dios y en reposo,
verso, la revisión crítica los pulmones
de la historia y la de los húngaros (Lima,
1978), y su libro de abiertos,
sociedad burguesa, la l
reactualización de figuras recopilación Por la noche
los gatos (México, 1989). a
míticas o tradicionales s
(desde las bíblicas hasta
los héroes instantáneos f
de la cultura popular), P
r
etc. Así se convirtió en a
a
uno de los más notables r
s
practicantes de la poesía a e
conversacional o s
“comunicante”, como la h
llamó Benedetti. Sus años a c
europeos (en Londres y c o
Niza), sus contactos con e r
la Revolución de Cuba, r t
su radicalismo ideológico y a
su innata rebeldía e s
contribuyeron a definir su l .
perfil intelectual en un Es difícil
contexto histórico sujeto a a hacer el
profundos cambios que él m amor
acogía en su obra. o pero se
r aprende.
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su barba y no e tam
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a negr s
para robarse el
pellejo. n as
Negociantes de o higu
cruces y eras
d entr Javier Heraud (Lima,
aguardiente,
c e e
ban 1942 – Puerto Maldonado,
o
m 1 cas
e 5 y 1963) Poeta de la
n 2 altar
z 6 es, generación de los ’60.
a en los tejados
r d unos gorriones le Estudió en las
o e cerraban el pico a universidades Católica y
n r las campanas. San Marcos. En 1961 ganó
r Después en el Perú el primer premio
l u nadie fue dueño (compartido con César
a m de mover sus zapatos Calvo) en el Concurso “El
s b sin pisar a los muertos, Poeta Joven del Perú” con
o sin acostarse junto su poemario El viaje (Lima,
c s a las blancas sillas Imp. Minerva Miraflores,
i e o pantanos sin 1961). Un año antes había
u compartir el lecho publicado su libro El río,
d l con algunos cuyo poema titulado
a a parientes cancerosos. igual, ha venido a
d Cag constituirse en pieza
e l ado antológica obligada.
s l s
u por Heraud desempeñó la
c v arañ docencia en el Colegio N.
4
LITERATURA AÑO
Nuestra Señora de Se convirtió en un mito de P
Guadalupe y en G.U.E. su generación por la o
Melitón Carvajal. También pureza de su voz –en la r
realizó estudios de que había ecos de q
cinematografía en Cuba, Machado y Eliot-, su u
donde, partidario de la apasionada entrega a la e
lucha por la revolución poesía y por su trágica
social, se enroló en el muerte en un remoto m
castrismo. Es así como el rincón de la selva i
15 de mayo de 1963, a los peruana. Su primer libro
21 años de edad muere, (un poema extenso) se p
acribillado en la selva de titulaba El río –como ya a
Madre de Dios, en Puerto anotamos-, (en alusión al t
Maldonado, cuando lugar donde lo r
regresaba al país como ejecutaron) su brevísima i
integrante del Ejército de vida empezó de inmediato a
Liberación Nacional. a ser vista como
predestinada a ese fin, lo e
que contribuyó a su s
leyenda. Lo único cierto
es que esa trágica muerte h
cortó una obra apenas e
comenzada que contenía r
una enorme promesa. m
o
Póstumamente se publicó s
su poemario Estación a
reunida, con el cual ganó
los Juegos Florales de San c
Marcos. o
m
o
Balada escénica
sobre la revolución u
cubana n
a
Personajes: un
norteamericano y un e
miliciano cubano. s
Aparece un funcionario p
yankee mascando a
chicle.- Habla: d
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y m
a
p r
a las montañas y los pájaros.
Hablo entre las lunas (Sale)
llenas de comunistas. (1961)
Han ocupado el Caribe
hemos perdido una El río
isla.
Pero con nosotros no se atreven. 1
¿Recuerdan todavía que Yo soy un río,
hicimos hervir a 300 mil voy bajando por
japoneses, já? las piedras anchas,
voy bajando por
Pero ay, la libertad, las rocas duras,
la democracia, la justicia, por el sendero
la igualdad entre los hombres dibujado por el
han sido victimados por tanques rusos. viento.
Hay árboles a mi
Castro, ah sí, es un barbudo alrededor sombreados
loco, debe morir en la cámara de por la lluvia.
gas, Yo soy un río,
¿por qué no se afeita? bajo cada vez más
furiosamente,
Debemos poner a Cuba de rodillas, y más violentamente
por eso yo también me arrodillo, bajo
porque mi nuevo presidente es cada vez que un
católico, cree en el dios único puente me refleja
existente, en sus arcos.
y tiene además una esposa bonita y hacendosa.
2
(aparte): Yo soy un
me perdonan ustedes por un río un río
instante, pero me han venido ganas un río
de orinar. cristalino en la
mañana.
(aparece una puerta portátil que lleva un letrero: A veces soy
tierno y
«For white men only» bondadoso. Me
(A lo lejos se escuchan voces. Se van acercando. deslizo suavemente
Aparecen funcionarios de diferentes países por los valles fértiles,
latinoamericanos y periodistas a sueldo vestidos de
saltimbanquis. Se ponen en fila y repiten a coro lo dicho
por el yankee).
Salen.

Aparece un miliciano con su uniforme verde olivo y un


fusil.-
Habla: doy de beber miles de
veces al ganado, a la gente
dócil.
Los niños se me acercan Y mi furia se
de día, torna apacible,
y y me vuelvo
de noche trémulos amantes árbol,
apoyan sus ojos en los y me estanco
míos, y hunden sus brazos como un árbol,
en la oscura claridad y me silencio
de mis aguas fantasmales. como una piedra,
y callo como una
3 rosa sin espinas.
Yo soy el río.
Pero a veces soy 5
bravo Yo soy un río.
y Yo soy el río
fuerte, eterno de la
pero a veces no respeto ni dicha. Ya
a la vida ni a la siento
muerte. las brisas cercanas,
ya siento el viento
Bajo por las en mis mejillas,
atropelladas cascadas, y mi viaje a través
bajo con furia y con de montes, ríos,
rencor, lagos y praderas
golpeo contra las se toma inacabable.
piedras más y más,
las hago una 6
a una pedazos Yo soy el río que viaja en las
interminables. riberas, árbol o piedra seca.
Los animales yo soy el río que viaja en las
huyen, orillas, puerta o corazón abierto
huyen huyendo yo soy el río que viaja por los
cuando me desbordo pastos, flor o rosa cortada
por los campos, yo soy el río que viaja por las
cuando siembro de calles, tierra o cielo mojado
piedras pequeñas las yo soy el río que viaja por los
laderas, montes, roca o sal quemada
cuando yo soy el río que viaja por las
inundo casas, mesa o silla colgada
las casas y los pastos, yo soy el río que viaja dentro de los
cuando hombres, árbol fruta
inundo rosa piedra
las puertas y sus mesa corazón
corazones, corazón y puerta
los cuerpos y retornados.
sus
corazones. 7
Yo soy el río que
4 canta al mediodía y a
Y es aquí cuando los hombres,
más me precipito. que canta ante sus
Cuando puedo llegar tumbas,
a el que vuelve su rostro
los corazones, ante los cauces sagrados.
cuando puedo
cogerlos por la
sangre,
cuando puedo
mirarlos desde
adentro.
8
César Calvo (Iquitos, 1940 - Lima, 2000)
Yo soy el río
anochecido. Ya bajo por
Ausencias y retardos (1963)
las hondas quebradas,
por los ignotos
I. Nocturno de Vermont
pueblos olvidados,
Me han contado, también que allá las noches tienen
por las ciudades
ojos azules y
atestadas de público
lavan sus
en las vitrinas.
cabellos en ginebra.
Yo soy el río,
¿Es cierto que allá en Vermont, cuando sueñas, el
ya voy por las praderas,
silencio es un
hay árboles a mi alrededor
viento de jazz
cubiertos de palomas,
sobre la hierba?
los árboles cantan con
¿Y es cierto que allá en Vermont los geranios inclinan al
el río,
crepúsculo,
los árboles cantan
y en tu
con mi corazón de pájaro,
voz, a la hora de mi nombre, en tu voz, las tristezas?
los ríos cantan con mis
o tal vez, desde Vermont enjoyado de otoño, besada
brazos.
tarde a tarde
9
por un idioma
Llegará la hora
pálido sumerges en olvido la cabeza. Porque en barcos
en que tendré que
de nieve,
desembocar en los
diariamente, tus
océanos,
cartas no me llegan. Y como el prisionero que sostiene
que mezclar mis
con su frente
aguas limpias con sus
lejana las estrellas: chamuscadas las manos,
aguas turbias,
diariamente lo busco entre la
que tendré que
niebla.
silenciar mi canto
Ni el galope del mar: atrás quedaron inmóviles sus
luminoso,
cascos de diamante
que tendré que acallar
en la
mis gritos furiosos al
arena. Pero un viento más bello amanece en mi cuarto
alba de todos los días,
un viento más
que clarear mis ojos
cargado de
con el mar.
naufragios que el mar.
El día llegará,
(Qué luna inalcanzable desmadejan tus manos en tanto
y en los mares inmensos
el tiempo temporal
no veré más mis campos
golpeando como una puerta de silencio suena).
fértiles,
Desde el viento te escribo. Y es cual si navegaran mis
no veré mis árboles
palabras en los frascos
verdes,
de nácar que los sobrevivientes encargan al vaivén de
mi viento cercano,
las sirenas.
mi cielo claro,
A lo lejos escucho el estrujado celofán del río bajar por
mi lago oscuro,
la ladera
mi sol,
(un silencio
mis nubes,
de jazz sobre la hierba).
ni veré nada,
Y pregunto y pregunto:
nada,
¿Es cierto que allá en Vermont las noches tienen ojos
únicamente el
azules y lavan
cielo azul,
sus cabellos en ginebra?
inmenso,
¿Es cierto que allá en Vermont los geranios otoñan las
y
tristezas?
todo se disolverá en
¿Es cierto que allá en Vermont es agosto y en este mar,
una llanura de agua,
ausencia...?
en donde un canto o un poema más
sólo serán ríos pequeños que bajan,
ríos caudalosos que bajan a
juntarse en mis nuevas aguas
luminosas,
en mis nuevas
aguas
apagadas.
Aquel bello pariente de los - Por arriba.
pájaros d
o
Aquel bello pariente de n
los pájaros que escondía d
su sombra de la lluvia e
mientras tú dirigías,
sobre ardientes cuadernos, el vuelo de n
su mano. El niño aquel -¿recuerdas?- u
que subía n
por el estambre rojo de c
verano para contarte a
ríos de perfume,
cabellos rubios y país p
de nardos. Tu niño u
preferido (¡Si lo e
vieras!) d
es el alma de un ciego que pena entre a
los cactus. Es hoy el otro, el sin reír, el n
pálido,
rabioso jardinero de otoños enterrados. v
e
¿Y sabiendo esto lo quisiste tanto? r
l
¿Lo a
acostumbraste al ,
mar, al sol, tu señal,
al viento, jardinero de cizaña
para que hoy ande -
respirando asfixias en un
pozo de náufragos? y
a
¿Para esta pobre condición
de niebla defendiste su luz v
de enamorado? i
e
Poesía, no quiero este camino n
que me lleva a pisar sangre e
en el prado cuando la luna n
dice que es rocío
y cuando mi alma jura que es espanto. t
r
¡Poesía, no quiero este destino! a
¡Llévate tus sandalias! s
¡Devuélveme mis manos!
d
El final de la historia lo dirán las e
estrellas
y las hojas que cubran mi sueño t
sepultado. i
.
P
r
Luis Hernández
o
n
Orilla
t
o
Jardinera de Cizaña
,
por arriba tu señal.
¿Quién soy yo, ser
sin forma que el
océano roe?
Francois
Mauriac
1

Cielo nuevo
que por un momento del alma al
corazón creímos nuestro.
Desvanecido ya, triste es tu
huida, intento, afán amado,
florecido...
Donde uno, una vez quiso
llamarte
rostro, corazón, luz y silencio, suyo
serás, no serás nuestro, perdida así
toda tu vida.

Hemos vuelto a vivir lo mismo


de ayer y de mañana.
El agua sube ya, cubriendo
los días
y las horas;
de mí
ya sólo queda
el mar claro y naciente, de mí
ya sólo queda
el mar, triste, apagado.

Poniente sol, perdida tu


belleza, oculto ya, no hallado tu
destino.
Solo serás, siempre; infinito en
su ocaso, inmenso tu silencio.
Estarán en ti tan solo las rosas
muertas, canciones sumergidas,
tinto en el mar,
inmóvil en tu vida, ignorado
tu cielo.

Aunque nada hubiera


llevado al mar con mi alegría, no sentí
nunca
el sonido de las ondas, la espuma
en la ribera.
Ahora
el amor a las playas es
demasiado lejano.
Sin el soplo 6
fugaz de la arena,
brota el mar El agua al fondo
desde el fondo cortada
sin hallazgo. en la línea de las algas.
Yo pensaba en el mar
5 como cuando leía
y el mar sonaba igual:
Cerrado, adormecido cauce de No es posible sentarse,
todo lo que aún quisimos los bancos están mojados,
deshecho ya, deshecha vida los bancos están mojados,
cerrada hacia poniente la sonrisa y podridas las maderas.
. Porque ahora han
Poniente sol, que no llegado el mar y los
regresa a cubrir de luz senderos
lo ya apagado, no a la proa en la noche
vivido, tan limpio de sobre ondas azules
recuerdos. y no puedo tomarlos.
Legiones de senderos No es posible sentarse.
inconstantes que el mar y lo viven aún como arena
ignorado las luces de la calle.
cierran juntos.
Sabemos ya el final,
aún así inmenso es el fracaso,
muertos ya, cerrada la sonrisa.
El boom latinoamericano I
C funerales de la Mamá
Su obra la podemos Grande (1962), colección
a dividir en dos etapas. En de cuentos. Cien años de una historia integral es al
p la primera, hay una soledad, novela escrita en mismo tiempo una síntesis
marcada oscilación entre dieciocho meses durante y un riguroso
í las dos opciones su exilio en México. Para ordenamiento de la
t estilísticas y entender bien la enorme misma. Por último (y en
ambientales, cada una empresa narrativa que
u con su modelo este libro presenta hay
esto reside gran parte de
su encanto), que teniendo
l característico. Los que tener en cuenta por una densidad y riqueza de
o primeros perfiles de lo menos tres aspectos: niveles casi inagotables y
Macondo aparecen en La Primero, que es el fruto de susceptibles de diversas
Hojarasca, novela imágenes obsesivas interpretaciones, es
I bananera que no se ciñe provenientes de la infancia también un relato
a la fórmula habitual del y mantenidas vivas en la accesible a cualquier
I género, y en tres cuentos fantasía del autor durante lector, pues transcurre
I de Los funerales de la largos años. En segundo con una incomparable
Mamá Grande, entre ellos lugar, que siendo una simplicidad y presenta
G el que da título al obra que cuenta situaciones reconocibles
a volumen. Estos textos y disfrutables para
tienden a ser cualquiera.
b
barroquizantes,
ri fantasiosos, elaborados en Otras obras: El otoño
el un estilo metafórico, cuyo del patriarca (1975),
G más visible influjo es Crónica de una muerte
a Faulkner. Pero hay otros anunciada (1981), El amor
relatos, como El coronel en los tiempos del cólera
rc
no tiene quien le escriba, (1985), El general en su
ía La mala hora y el resto de laberinto (1989), La
M Los funerales..., que se increíble y triste historia
á distinguen por un estilo de la cándida Eréndira y
r elíptico, escueto, lacónico, de su abuela desalmada
cuyos ritmos en “staccato” (1972), Doce cuentos
q filtran una realidad casi peregrinos (1972).
u puramente objetiva a la
e manera de Hemingway y
z de los libros que Graham Génesis de
Greene escribió sobre Cien año de
Gabriel García Márquez México. Esos lenguajes soledad
nació en 1928 en corresponden a dos muy
Aracataca - Colombia. distintos espacios ficticios: “Muchos años después,
Constituye uno de los por un lado, Macondo, una frente a la solemne
genios de la novelística tierra donde la realidad no colección de académicos
latinoamericana tiene fronteras y todo es sucesos que le otorgaban
contemporánea. El posible; por otro, el el Premio Nobel de
notorio éxito de Cien años anónimo pueblo, un lugar Literatura, Gabriel García
de soledad su obra polvoriento y Márquez habría de
galardonada, le abrió el abandonado donde los recordar aquella tarde
camino de la fama y el personajes meramente remota en que despachó
máximo reconocimiento sobreviven más allá de por correo los originales
de la crítica. Le valió el toda esperanza. La de Cien años de soledad.
Premio Nobel y ha traído segunda etapa empieza Había tardado 18 meses
por tierra la afirmación de con Cien años de en escribir la novela en
que la novela es un soledad, la cual México y, cuando por fin
género por extinguirse o explicaremos cuando la la terminó, era tan pobre
que hispanoamérica citemos más adelante. que no pudo mandarla en
carece de novelistas. un solo envío. Mercedes
Obras: La hojarasca Barcha, su mujer, había
Obtuvo el (1995), novela; El coronel administrado con
Premio Nobel no tiene quien le escriba parsimonia de hormiga el
de Literatura (1961), novela; La mala cada vez más menguado
en 1982. hora (1962), novela; Los presupuesto, mientras
4
LITERATURA AÑO
Gabo terminaba la novela.
Pero ya quedaba poco en
la bolsa. Mercedes vendió
la licuadora de la familia;
dividió en dos el paquete;
por error, remitió a
Editorial Suramericana, en
Buenos Aires, la segunda
parte, y no la primera; y,
cuando reunió algún
dinero más, echó al buzón
el resto.

-Ahora no falta sino que


esta puta novela sea
mala- suspiró Mercedes al
salir de la oficina del
correo. No fue así
evidentemente. Desde el
momento en que
apareció, el 30 de mayo
de 1967, Cien años de
soledad fue un éxito
instantáneo. Desde
entonces no deja de
imprimirse y venderse en
más de 27 idiomas y
decenas de países del
mundo, hasta el punto
que ya es sin discusión, la
novela más famosa de la
lengua española después
de El Quijote.

Da
Sam
Piz
CIEN AÑOS DE SOLEDAD

LOS BUENDÍA

José Arcadio primos y esposos Ursula


Buendía Iguarán

esposos hijos

Rebeca José Arcadio Coronel Amaranta Remedios


Montiel (primogénito) Aurealiano Moscote

engendran esposos
en engendran
Pilar
Ternera 17 hijos
Aurelianos
a a

Arcadio Arcadio
José
engendra en

Santa Sofía
de la Piedad

Remedios Aureliano II José Arcadio II


la bella
casado con Petra
comparten a
Cotes
Fernanda
del Carpio

hijos

José Arcadio Amaranta


Meme Gastón
Ursula
Mauricio Babilonia engendran a
esposos

Aureliano El último
engendran a
Aureliano

La dinastía de LOS BUENDÍA, según José Miguel Oviedo


Cien años de soledad Melquiades y los suyos y sus descendientes, herederos
de secretos alquímicos, llevan maravillas al pueblo, tales
Género : Narrativa como el imán que arranca clavos de las paredes: “Fue
Especie : Novela de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos y todo
el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas,
Argumento las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las
maderas crujían por la desesperación de los clavos y los
“Muchos años después, frente al pelotón de tornillos tratando de desclavarse, y aun los objetos
fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde
recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a más se les había buscado, y se arrastraban en
conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de
veinte casas de barro y caña brava construidas a la Melquiades”; una lupa que concentra los rayos solares,
orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban un telescopio, una alfombra voladora. Su mujer, Ursula
por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes Iguarán, llegó a los ciento quince años de edad, y él en
como huevos prehistóricos”; así comienza la novela más su vejez se vuelve loco y muere atado a un castaño en
importante del escritor colombiano Gabriel García el patio, delirando en latín y discutiendo de teología con
Márquez, nacido en Aracataca el 8 de marzo de el cura.
1928, y que fuera laureado con el Premio Nobel de
Literatura Su hijo, el coronel Aureliano Buendía, “el miembro más
19 82 , su má nd os e as í co mo e l cu ar to e destacado de la segunda generación, que hizo treinta y
sc ri to r latinoamericano ganador del Nobel; y el octavo dos guerras civiles y las perdió todas”. En el curso de su
de habla hispana. Con Cien Años de Soledad, vamos a vida aventurera, Aurealiano Buendía engendró diecisiete
conocer ese pueblo creado por García Márquez llamado hijos naturales que murieron todos en una masacre
Macondo. La historia de ese pueblo va a ser conocida en política. Él se salvó inexplicablemente del pelotón de
función de la familia fundadora: los Buendía, que fusilamiento y murió orinando orgullosamente en su
enredan un tanto con su tradicional costumbre de patio. García Márquez da en esta novela vida a una
repetir los nombres propios. Para aquel país “el mundo ciudad mito, como Comala de Juan Rulfo en Pedro
era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre Páramo, o Yacnapatawah de Faulkner, quien fue la gran
y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”; fuerza impulsora de la obra de García Márquez (García
pero pronto llegan los gitanos errabundos con Márquez lo llama su maestro en la ceremonia de la
fantásticos objetos; imanes poderosos, lupas gigantes y entrega del Nobel). Dos obsesivas notas predominan en
un pedazo de hilo en medio de aquel ambiente Cien años de soledad: la soledad del hombre; y la
tropical. Poco después se organizará una expedición crítica social que brota entre jocosa y seria, entre burla
para buscar un galeón hallado en plena selva, a doce escéptica y afirmativa esperanza. Aurealiano, el primer
kilómetros del mar. A partir de este hecho, la acción se ser que nació en Macondo lloró en el vientre de su
convierte en una gran crónica de un lugar donde ocurren madre y, luego, cuando al nacer le cortaban el ombligo,
cosas fabulosas. El surrealismo aflora en muchas partes él miraba fijamente al techo de palma que parecía iba a
de la novela: lo tenemos en el galeón irguiéndose en derrumbarse bajo la lluvia. Esto está en la condición
medio de la selva; en el mundo de los gitanos triste del hombre. En cuanto a la condición de la
irrumpiendo en la primitiva vida de Macondo; en la cola sociedad, hallaríamos la patética escena de la matanza,
cartilaginosa en forma de tirabuzón con una escobilla de cuando José Arcadio Segundo grita a los soldados:
pelos en la punta de uno de los José Arcadio Buendía; “Cabrones: les regalamos el minuto que falta...” y el
en la peste del insomnio, con la amnesia suficiente que capitán ordena fuego. Miles de trabajadores morirían.
obliga a marcar con su nombre objetos y seres; y aun a Esta obra, la más grande de Gabriel García Márquez,
ponerles carteles para memorizar los objetos y su donde se da el tiempo ficción y el mundo ficción
utilización; en la lluvia de los pájaros muertos que mereció en 1972 el premio Rómulo Gallegos.
inunda el pueblo; en el monstruo híbrido macho cabrío
y ángel; en el burdel zoológico, etc. En los cien años de
historia hay cuatro José Arcadio Buendía y tres Lo Real Maravilloso
Aureliano Buendía. De los José Arcadio, el más
importante fue el primero, el fundador de Macondo, un A partir de los grandes frescos narrativos de Alejo
joven patriarca que en su época llegó al lugar a través Carpentier, que teorizó sobre este estilo en el prólogo a
de la sierra con su briosa mujer, y con la vida de un El reino de este mundo, y los sucesivos aportes de Juan
hombre en la conciencia. Era amante de los pájaros; Rulfo en Pedro Páramo o Gabriel García Márquez en Cien
construía trampas y jaulas para llenar el pueblo de años de soledad, la presente forma de reflejar el
sus amigos emplumados. También tenía algo de mestizaje cultural hispanoamericano y su ambiente
científico e inventor loco y había trabado amistad mágico, se ha convertido en la actualidad en uno de los
imperecedera con la banda de gitanos ambulantes códigos más en boga.
capitaneada por el visionario Melquiades, un mago,
trotamundos, que en sus diversas transformaciones Aparte de la sensualidad rítmica y la simbología que
había sufrido todas las plagas del universo posee, lo real maravilloso sorprende y seduce al lector,
-el escorbutro, la pelagra, el beriberi- y sobrevivido además de exigir en el alumno que acepte el reto de
milagrosamente. crear una
historia según sus claves, una competencia narrativa evocar sin estremecerse el olor de espliego de Pietro
suficiente para lograr esa atmósfera, indefinida entre la Crespi al atardecer, y rescatar a Rebeca de su salsa de
realidad y la fantasía. Del equilibrio de ambas, depende miseria, no por odio ni por amor, sino por la comprensión
el éxito de la anécdota contada en esos términos. sin medidas de la soledad. El odio que advirtió una noche
en la palabras de Meme no la conmovió porque la
“Nadie se dio cuenta en la casa de que Amaranta tejió afectara, sino que se sintió repetida en otra adolescencia
entonces una preciosa mortaja para Rebeca. Más tarde, que parecía tan limpia como debió parecer la suya, y
cuando Aureliano triste contó que la había visto que, sin embargo estaba ya viciada por el rencor. Pero
convertida en una imagen de aparición, con la piel entonces era tan honda la conformidad con su destino
cuarteada y unas pocas hebras amarillentas en el que ni siquiera la inquietó la certidumbre de que estaban
cráneo, Amaranta no se sorprendió, porque el espectro cerradas todas las posibilidades de rectificación. Su único
descrito era igual al que ella imaginaba desde hacía objetivo fue terminar la mortaja. En vez de retardarla
mucho tiempo. Había decidido restaurar el cadáver de con preciosismos inútiles, como lo hizo al principio,
Rebeca, disimular con parafina los estragos del rostro y apresuró la labor, una semana antes calculó que daría la
hacerle una peluca con el cabello de los santos. última puntada en la noche del cuatro de febrero, y sin
Fabricaría un cadáver hermoso, con la mortaja de lino y revelarle el motivo le sugirió a Meme que anticipara un
un ataúd forrado de peluche con vueltas de púrpura, y concierto de clavicordio que tenía previsto para el día
lo pondría a disposición de los gusanos en unos siguiente, pero ella no le hizo caso. Amaranta buscó
funerales espléndidos . Elaboró el plan con tanto odio entonces la manera de retrasarse cuarenta y ocho
que la estremeció la idea de que lo habría hecho de horas, y hasta pensó que la muerte la estaba
igual modo si hubiera sido con amor, pero no se dejó complaciendo, porque en la noche del cuatro de febrero
aturdir por la confusión, sino que siguió perfeccionando una tempestad descompuso la planta eléctrica. Pero al
los detalles tan minuciosamente que llegó a ser más que día siguiente a las ocho de la mañana, dio la última
una especialista, una virtuosa en los ritos de la muerte. puntada en la labor más primorosa que mujer alguna
Lo único que no tuvo en cuenta en su plan tremendista había terminado jamás, y anunció sin el menor
fue que, a pesar de sus súplicas a Dios, ella podía dramatismo que moriría al atardecer. No sólo previno a
morirse primero que Rebeca. Así ocurrió, en efecto. la familia, sino a toda la población porque Amaranta se
Pero en el instante final, Amaranta no se sintió había hecho a la idea de que se podía reparar una vida
frustrada, sino por el contrario liberada de toda de mezquindad con un último favor al mundo, y pensó
amargura, porque la muerte le deparó el privilegio de que ninguno era mejor que llevarles cartas a los
anunciarse con varios años de anticipación. La vio un muertos.
mediodía ardiente, cosiendo con ella en el corredor,
poco después de que Meme se fue al colegio. La La noticia de que Amaranta Buendía zarpaba al
reconoció en el acto, y no había nada pavoroso en la crepúsculo llevando el correo de la muerte se divulgó en
muerte, porque era una mujer vestida de azul con el Macondo antes del mediodía, y a las tres de la tarde
cabello largo, de aspecto un poco anticuado, y con un había en la sala un cajón lleno de cartas. Quienes no
cierto parecido a Pilar Ternera en la época en que las quisieron escribir le dieron a Amaranta recados verbales
ayudaba en los oficios de cocina. Varias veces Fernanda que ella anotó en una libreta con el nombre y la fecha
estuvo presente y no la vio, a pesar de que era tan real, de muerte del destinatario. “No se preocupe”.
tan humana, que en alguna ocasión le pidió a Amaranta Tranquilizaba a los remitentes. “Lo primero que haré al
el favor de que le ensartara una aguja. La muerte no le llegar será preguntar por él, y le daré su recado”.
dijo cuándo se iba a morir ni si su hora estaba señalada Parecía una farsa. Amaranta no revelaba trastorno
antes que la de Rebeca, sino que le ordenó empezar a alguno, ni el más leve signo de dolor, y hasta se notaba
tejer su propia mortaja el próximo seis de abril. La un poco rejuvenecida por el deber cumplido. Estaba tan
autorizó para que la hiciera tan complicada y primorosa derecha y esbelta como siempre. De no haber sido por
como ella quisiera, pero tan honradamente como hizo la los pómulos endurecidos y la falta de algunos dientes
de Rebeca, y le advirtió que había de morir sin dolor, ni habría parecido mucho menos vieja de lo que era en
miedo, ni amargura, al anochecer del día en que la realidad. Ella misma dispuso que se metieran las cartas
terminara. Tratando de perder la mayor cantidad posible en una caja embreada, e indicó la manera cómo debía
de tiempo, Amaranta encargó las hilazas de lino y bayal colocarse en la tumba para preservarla mejor de la
y ella misma fabricó el lienzo. Lo hizo con tanto cuidado humedad. En la mañana había llamado a un carpintero
que solamente esa labor le llevó cuatro años. Luego que le tomó las medidas para el ataúd, de pie, en la
inició el bordado. A medida que se aproximaba el término sala, como si fueran para un vestido. Se le despertó tal
ineludible, iba comprendiendo que sólo un milagro le dinamismo en las últimas horas que Fernanda creyó que
permitiría prolongar el trabajo más allá de la muerte de se estaba burlando de todos. Ursula, con la experiencia
Rebeca, pero la misma concentración le proporcionó la de que los Buendía se morían sin enfermedad, no puso
calma que le hacía falta para aceptar la idea de una en duda que Amaranta había tenido el presagio de la
frustración. Fue entonces cuando entendió el círculo muerte, pero en todo caso la atormentó el temor de que
vicioso de los pescaditos de oro del coronel Aureliano en el trajín de las cartas y la ansiedad de que llegaran
Buendía. El mundo se redujo a la superficie de su piel, y pronto, los ofuscados remitentes la fueran a enterrar
el interior quedó a salvo de toda amargura. Le dolió no viva. Así que se empeñó en despejar la casa,
haber tenido aquella revelación muchos años antes, disputándose a gritos con los intrusos, y a las cuatro de
cuando aún fuera posible purificar los recuerdos y la tarde lo había conseguido. A esa hora Amaranta
reconstruir el universo bajo una luz nueva, y acababa de repartir sus cosa entre los pobres, y sólo
había dejado
sobre el severo ataúd de tablas sin pulir la muda de Cien años de soledad
ropa y las sencillas babuchas de pana que había de (fragmento)
llevar en la muerte. No pasó por alto esa precaución, al
recordar que cuando murió el coronel Aureliano Los niños habían de recordar por el resto de sus vidas la
Buendía hubo que comprarle un par de zapatos augusta solemnidad con que su padre se sentó a la
nuevos, porque ya sólo le quedaban las pantunflas que cabecera de la mesa, temblando de fiebre, devastado
usaba en el taller. Poco antes de las cinco, Aureliano por la prolongada vigilia y por el encono de su
Segundo fue a buscar a Meme para el concierto, y se imaginación, y les reveló su descubrimiento:
sorprendió de que la casa estuviera preparada para el
funeral. Si alguien parecía vivo a esa hora era la serena - La tierra es redonda como una
Amaranta, a quien el tiempo le había alcanzado hasta naranja.
para rebanarse los callos. Aureliano Segundo y Meme
se despidieron de ella con adioses de burla, y le Ursula perdió la paciencia. “Si has de volverte loco,
prometieron que el sábado siguiente harían la parranda vuélvete tú solo”, gritó. "Pero no trates de inculcar a los
de la resurrección. Atraído por las voces públicas de que niños tus ideas de gitano”. José Arcadio Buendía,
Amaranta Buendía estaba recibiendo cartas para los impasible, no se dejó amedrentar por la desesperación
muertos, el padre Antonio Isabel llegó a las cinco con el de su mujer, que en un rapto de cólera le destrozó el
viático, y tuvo que esperar más de quince minutos a que astrolabio contra el suelo. Construyó otro, reunió en el
la moribunda saliera del baño. Cuando la vio aparecer cuartito a los hombres del pueblo y les demostró, con
con un camisón de madapolán y el cabello suelto en la teorías que para todos resultaban incomprensibles, la
espalda, el decrépito párroco creyó que era una burla, y posibilidad de regresar al punto de partida navegando
despachó al monaguillo. Pensó, sin embargo, aprovechar siempre hacia el oriente. Toda la aldea estaba
la ocasión para confesar a Amaranta después de casi convencida de que José Arcadio Buendía había perdido
veinte años de reticencia. Amaranta replicó, el juicio, cuando llegó Melquíades a poner las cosas en
sencillamente, que no necesitaba asistencia espiritual su punto. Exaltó en público la inteligencia de aquel
de ninguna clase porque tenía la conciencia limpia. hombre que por pura especulación astronómica había
Fernanda se escandalizó. Sin cuidarse de que no la construido una teoría ya comprobada en la práctica,
oyeran, se preguntó en voz alta qué espantoso pecado aunque desconocida hasta entonces en Macondo, y
habría cometido Amaranta cuando prefería una como una prueba de su admiración le hizo un regalo
muerte sacrílega a la vergüenza de una confesión. que había de ejercer una influencia terminante en el
Entonces Amaranta se acostó, y obligó a Ursula a dar futuro de la aldea: un laboratorio de alquimia.
testimonio público de su virginidad. -Que nadie se haga
ilusiones -gritó, para que la oyera Fernanda- Amaranta Para esa época, Melquíades había envejecido con una
Buendía se va de este mundo como vino. rapidez asombrosa. En sus primeros viajes parecía tener
No se volvió a levantar. Recostada en almohadones, la misma edad de José Arcadio Buendía. Pero mientras
como si de veras estuviera enferma, tejió sus largas éste conservaba su fuerza descomunal, que le permitía
trenzas y se las enrolló sobre las orejas, como la muerte derribar un caballo agarrándolo por las orejas, el gitano
le había dicho que debía estar en el ataúd. Luego le parecía estragado por una dolencia tenaz. Era, en
pidió a Ursula un espejo, y por primera vez en más de realidad, el resultado de múltiples y raras enfermedades
cuarenta años vio su rostro devastado por la edad y el contraídas en sus incontables viajes alrededor del
martirio, y se sorprendió de cuánto se parecía a la mundo. Según él mismo contó a José Arcadio Buendía,
imagen mental que tenía de sí misma. Ursula mientras lo ayudaba a montar el laboratorio, la muerte lo
comprendió por el silencio de la alcoba que había seguía a todas partes, husmeándole los pantalones,
empezado a oscurecer. pero sin decidirse a darle el zarpazo final. Era un fugitivo
-Despídete de Fernanda- le suplicó- Un minuto de de cuantas plagas y catástrofes habían flagelado al
reconciliación tiene más mérito que toda una vida de género humano. Sobrevivió a la pelagra en Persia, al
amistad. escorbuto en el archipiélago de Malasia, a la lepra en
- Ya no vale la pena- replicó Alejandría, al beriberi en el Japón, a la peste bubónica
Amaranta. en Madagascar, al terremoto de Sicilia y a un naufragio
Meme no pudo no pensar en ella cuando encendieron multitudinario en el estrecho de Magallanes. Aquel ser
las luces del improvisado escenario y empezó la segunda prodigioso que decía poseer las claves de Nostradamus,
parte del programa. A mitad de la pieza alguien le dio la era un hombre lúgubre, envuelto en un aura triste, con
noticia al oído y el acto se suspendió. Cuando llegó a la una mirada asiática que parecía conocer el otro lado de
casa, Aurealiano Segundo tuvo que abrirse paso a las cosas. Usaba un sombrero grande y negro, como las
empujones por entre la muchedumbre, para ver el alas extendidas de un cuervo, y un chaleco de terciopelo
cadáver de la anciana doncella, fea y de mal color, con la patinado por el verdín de los siglos. Pero a pesar de su
venda negra en la mano y envuelta en la mortaja inmensa sabiduría y de su ámbito misterioso, tenía un
primorosa. Estaba expuesto en la sala junto al cajón del peso humano una condición terrestre que lo mantenía
correo. enredado en los minúsculos problemas de la vida
cotidiana. Se quejaba de dolencias de viejo sufría por
Cien Años de Soledad los más insignificantes percances económicos y había
Gabriel García Márquez dejado de reír desde hacía mucho tiempo, porque el
escorbuto le había arrancado los dientes. El sofocante
mediodía en que reveló sus secretos,
José Arcadio Buendía tuvo la certidumbre de que aquél triste, -vete al carajo, le gritó José Arcadio Buendía-.
era el principio de una grande amistad. Los niños se Cuantas veces regreses volveré a matarte. Prudencio
asombraron con sus relatos fantásticos. Aguilar no se fue ni José Arcadio Buendía se atrevió a
arrojar la lanza. Desde entonces no pudo dormir bien.
Aureliano, que no tenía entonces más de cinco años, Lo atormentaba la inmensa desolación con que el
había de recordarlo por el restó de su vida como lo vio muerto lo había mirado desde la lluvia, la honda
aquella tarde, sentado contra la claridad metálica y nostalgia con que añoraba a los vivos, la ansiedad con
reverberante de la ventana, alumbrando con su que registraba la casa buscando el agua para mojar su
profunda voz de órgano los territorios más oscuros de la tapón de esparto. “Debe estar sufriendo mucho”, le decía
imaginación, mientras chorreaba por sus sienes la grasa a Ursula.
derretida por el calor. José Arcadio, su hermano mayor,
había de transmitir aquella imagen maravillosa, como un “Se ve que está muy solo”. Ella estaba tan conmovida
recuerdo hereditario, a toda su descendencia. Ursula que la próxima vez que vio al muerto destapando las
en cambio, conservó un mal recuerdo de aquella ollas de la hornilla comprendió lo que buscaba, y desde
visita, porque entró al cuarto en el momento en que entonces le puso tazones de agua por toda la casa.
Melquíades rompió por distracción un frasco de bicloruro
de mercurio. Una noche en que lo encontró lavándose las heridas en
su propio cuarto, José Arcadio Buendía no pudo resistir
- Es el olor del demonio -dijo más. Está bien Prudencio -le dijo-. Nos iremos de este
ella. pueblo lo más lejos que podamos y no regresaremos
jamás. Ahora vete tranquilo”.
- En absoluto -corrigió Melquíades-. Está comprobado
que el demonio tiene propiedades sulfúricas, y esto no
es más que un poco de solimán. Representantes del Boom
Siempre didáctico, hizo una sabia exposición sobre las - Vargas Llosa (Perú)
virtudes diabólicas del cinabrio, pero Ursula no le hizo - García Márquez (Colombia)
caso, sino que se llevó a los niños a rezar. Aquel olor - Cortázar (Argentina)
mordiente quedaría para siempre en su memoria, - Fuentes (México)
vinculado al recuerdo de Melquíades. - Roa Bastos
(Paraguay)
Una noche en que no podía dormir, Ursula salió a tomar - Sábato (Argentina)
agua en el patio y vio a Prudencio Aguilar junto a la - Cabrera Infante
tinaja. Estaba lívido, con una expresión muy triste, (Cuba)
tratando de cegar con un tapón de esparto el hueco de - Amado (Brasil)
su garganta. - Lezama Lima (Cuba)
- Donoso (Chile)
No le produjo miedo sino lástima. Volvió al cuarto a
contarle a su esposo lo que había visto, pero él no le
hizo caso. “Los muertos no salen”, dijo “Lo que pasa es Contexto histórico
que no podemos con el peso de la conciencia”. Dos
noches después, Ursula volvió a ver a Prudencio Aguilar - Revolución cubana
en el baño, lavándose con el tapón de esparto la sangre - Desprestigio estadounidense
cristalizada del cuello. Otra noche lo vio paseándose bajo - Movimiento hippie
la lluvia. José Arcadio Buendía, fastidiado por las - Desarrollo del mercado editorial
alucinaciones de su mujer, salió al patio armado con la español
lanza. Allí estaba el muerto con su expresión
El boom latinoamericano II
C narra la época de la las diversas capas sociales
dictadura odriísta; del mundo que narra y
a Pantaleón y las describe. En cuanto a Héroes
p visitadoras (1973), su técnica narrativa, y
esperpéntica sátira esta nos sorprende por antihéro
í anticastrense con sus su novedad, limpieza y es en la
t observaciones sobre la penetración, sin narrativ
vida de las guarniciones concesiones, a la
u en la zona de la selva; La “literatura” de adorno o
a de
Vargas
l tía Julia y el escribidor de artículo. Llosa
o (1977), con recuerdos de
su vida moceril y su En octubre de 1982, Por:
primer amor con una Vargas Llosa figuró entre Rey
I mujer madura, la tía Julia los candidatos al Premio nald
(él, 18 años; ella, 32) y Nobel de Literatura, al o
V que dio lugar a la lado de Octavio Paz Sant
respuesta literaria de la (mexicano), Jorge Luis a
Mario protagonista, la boliviana Borges (argentino) y Cruz
Vargas Julia Urquidi en la vida Gabriel García Márquez
Llosa real, su primera esposa, (colombiano); al final, ¿En
(Arequipa, 1936 con su polémica novela Lo quedó el premio en qué
-) que Varguitas no dijo (La manos del autor de Cien momen
Paz, años de soledad. to se
Niño aún, fue llevado por 1983); La guerra del fin jodió el
su madre a Cochabamba del mundo (1981), Perú?
(Bolivia). En 1945 volvió a ambientada en
su patria, un año en Brasil; Contra viento y Esta pregunta patética y
Piura, para luego residir marea (1983), y La fiesta paradigmática a la vez,
en Lima. Ingresó al del chivo. que aparece en
Colegio Militar Leoncio Conversación en la
Prado en Vargas Llosa también ha Catedral se ha
1950. Después, a la producido certeros convertido en la piedra de
Universidad Mayor de San ensayos literarios: García toque de toda
Marcos donde se graduó Márquez: historia de un aproximación al tantas
de Bachiller en Filosofía y deicidio (1971), Historia veces aludido pesimismo
Literatura. Por aquella secreta de una novela de nuestro galardonado
época publica su obra (1971), La orgía novelista. Sin embargo,
primigenia, Los jefes perpetua: Flaubert y muy pocas veces la
(cuentos) y viaja a madame Bovary (1975), reflexión ha pasado de las
Francia, en 1958. En así como obras especulaciones de c ie rt
donde había ganado el dramáticas: La señorita os l ec to re s in ic ia
Premio de la Revue de Tacna (1981), Katy do s y se h a in cl in
Francaise con su cuento y el hipopótamo (1983), ad o mayoritariamente
“El Desafío”. La chunga (1986). hacia el aspecto social
Mario Vargas Llosa es el de la citada expresión.
Es en España donde novelista y escritor de
comienza su meteórica y mayor resonancia y Debemos recordar,
triunfal carrera literaria renombre en la actual empero, que ese tópico
con la publicación de su literatura peruana. Su de la obra vargallosiana
primera novela La ciudad narrativa se conoce en el se manifiesta primero de
y los perros (1962), mundo entero. De los una manera individual y
acerba crítica al régimen peruanos, es el autor que más que proponer
castroeducativo de un ha alcanzado una difusión generalidades pretende
colegio militar, y a la que no antes realizada. llegar a ellas a través de
seguirán La casa verde personajes que
(1965), con sus vivencias Para no parecerse a los representen por lo mismo,
en Piura. “Los cachorros” indigenistas, Vargas arquetipos sociales. De
(1967), ameno relato de Llosa incursiona en los este modo podemos
las aventuras de una temas urbanos y logra su percibir cómo Vargas Llosa
pandilla de muchachos cometido, dándonos la se esmera en construir
miraflorinos; Conversación visión de las calamidades figuras humanas, si bien
en la catedral (1969), que espirituales que padecen contradictorias, al mismo
tiempo, utópicas y férreas, directriz del colegio, que
lo que las impele a destaca a Gamboa a una
convertirse en modelos, guarnición lejana y oscura
proponiéndoselo o no. como represalia y que
chantajea al Poeta con las
Las motivaciones de novelitas pornográficas
estos héroes no son que éste ha escrito.
siempre las mismas, pero
revelan en su interior la
ingenuidad que las hace
aún más trágicas. Tal es
el caso de Zavalita, y su
inicial pugna por
rebelarse al sistema,
representado en primer
lugar por la opresiva
presencia paterna, que ve
a Santiago como el
sucesor de sus propios y
discutibles valores, y
después por la dictadura
de Odría, que viene a ser
la versión amplificada, de
los mismos conceptos de
absolutismo, represión,
verticalismo y corrupción.

Paulatinamente, esa
postura de francotirador
de Zavalita, se transforma
en un terco escepticismo
y culmina con la derrota
total al revelársele de
golpe la homosexualidad
de su padre.

En la trama de La ciudad y
los perros, el poeta y
Gamboa se enfrenta
tenazmente a la estructura
militar cuando quieren
desentrañar el asesinato
del Esclavo y se oponen
así a dos esquemas
autoritarios y herméticos:
el del círculo, liderado por
el Jaguar, y el de la cúpula
castrense que dirige al
“Leoncio Prado”. A pesar
del esfuerzo casi
desesperado que realizan 4
LITERATURA
el cadete y el teniente por AÑO

llevar a cabo un acto de


justicia, son vencidos
inexorablemente por las
dos instancias de esa
tiranía despótica. Primero
por el círculo, porque el
homicida y sus cómplices
son absueltos sin
consecuencias posteriores,
y luego por el grupo
En la “Historia de Mayta”, el héroe abatido es el capitán Garrido, personificación del sistema; el teniente
militante trotskista que aspira a desarrollar una escalada Huarina, el burócrata; el teniente
guerrillera, con un ejército que está conformado en
gran parte por escolares. Estos adolescentes, rebeldes,
pero también confundidos entre la prédica revolucionaria
de Mayta y sus propias convicciones contestatarias, no
sólo se presentan como un dramático símbolo de la
precariedad de medios de los subversivos sino incluso de
la ironía política del autor. Mayta, naturalmente, es
doblegado, antes por su personal incapacidad que por la
estrategia represiva del poder, y concluye
aparentemente como un vendedor de helados en
Barranco.

Pero es en “Los cachorros” donde el prototipo cae


espectacularmente: Cuéllar es un destacado estudiante,
hábil jugador de fútbol, cortés y apuesto, y se erige, por
lógica, como un miembro descollante en el grupo, hasta
que la castración de que es objeto, al ser mordido por
un perro, lo convierte repentinamente en un “Outsider”
total. Sus compañeros no se percatan - o no desean
hacerlo - de su nueva situación, y lo arrastran a un
modus vivendi supuestamente normal y por lo
mismo postizo, que forzosamente lo conduce a su final
definitivo.

Sin duda, otros personajes como el consejero de La


guerra del fin del mundo o Fushía de La casa verde
podrían ubicarse al lado de los ya mencionados, pero
como un acercamiento a la evolución héroe - antihéroe,
los ejemplos propuestos nos parecen los más
representativos y se expresan en ese ámbito al que
Balzac llamó certeramente, “La historia privada de las
naciones”.

La República, Lima, domingo 29 de setiembre de


1996.

La ciudad y los perros

Bajo el primitivo título de Los Impostores, La ciudad y


los perros obtuvo el Premio Biblioteca Breve 1962, y el
de la crítica de ese mismo año. La novela, según el
miembro del jurado, José María Valverde, “es la mejor
novela de lengua española desde Don Segundo Sombra.
La ciudad y los perros narra la vida del colegio Leoncio
Prado, y los perros son los alumnos del primer año de
ese internado militar; es el apodo despectivo que les dan
los alumnos de cursos superiores. El régimen que sigue el
colegio, con sus disciplinas autoritarias, crea una tensión
atmosférica precipitada por el hecho de que el colegio
es un gran crisol donde se amalgaman muchachos
provenientes de todas las clases sociales; hijos de
obreros que ingresan gracias a una beca, hijos “de papá”
internados para corregir sus tendencias delictuosas, etc.
Pronto comienzan los choques de las individualidades, y
a poco todas son tragadas por el ambiente férreo y
disciplinario; apenas si se reconocen los protagonistas:
Alberto, de buenas intenciones pero hipócrita; el Jaguar,
hijo de obreros y matón, encarnación de las leyes
salvajes del hampa. En oposición, y al mismo tiempo en
complicidad con los muchachos, están las autoridades: el
Gamboa, honrado pero metido entre los piñones del reconoce, tal influencia es sólo
engranaje. Y sobre todo el cadete Arana, a quien todos
llaman “el Esclavo”: “Es una naturaleza intimidada,
inhibida, pacifista”. En ese ámbito ha de surgir la
tragedia, la acción: Cavá, uno de los cadetes más serios,
cumple el código de su asociación, denominada Círculo,
robando unos exámenes antes de la fecha en que han
de celebrarse. Pronto se descubre el delito y el colegio
queda acuartelado; el que más sufre las consecuencias
de este acuartelamiento es el Esclavo, que tiene la novia
en el centro de la ciudad. Rápidamente es identificado
Cavá como autor del robo y todos sospechan del
Esclavo. El Jaguar se vengará de él durante unas
maniobras disparándole un tiro en la cabeza. Los
responsables del colegio temen el escándalo. Se procede
a una investigación y termina declarándose el asesinato
accidente para no perjudicar la reputación del colegio.
Alberto, que conoce perfectamente las desfiguraciones
mentales del Jaguar lo acusa; pero la investigación se
ha cerrado y todo el mundo trata de apagar los
rumores; amenazado por las autoridades con unos textos
escabrosos que enseñarían a sus padres, Alberto cederá
en sus exigencias de justicia. El teniente Gamboa
también deja de apoyarle, porque pone en peligro su
carrera. Este mundo de muchachos tiene su círculo y
también su código, un código infinitamente más riguroso
que el que emana de la estructura oficial; en él, cada
joven queda aprisionado por sus instintos perversos; el
sadismo, y todas las formas anómalas de sexualidad:
onanismo, bestialismo, homosexualidad. El Boa, uno de
los amigos de Jaguar, es un personaje que ofrece un
ejemplo de sadismo gratuito, tiene relaciones sexuales
con una perra, la Malpapeada, a la que tortura con
fruición hasta romperle una pata; la crueldad es para él
una afirmación de cariño. Otra de las características de
La ciudad y los perros es la tensión de violencia que
corre por toda la novela.

Esta violencia no es algo peculiar a la adolescencia, sino


algo pandémico común a toda la sociedad; Vargas Llosa
asegura que no es sólo un factor condicionante, sino
determinante de la vida humana. Lo sabe, según él, por
experiencia personal, tomada durante su estancia en el
Leoncio Prado. Su padre... “pensó que el Leoncio Prado
haría de mí un hombre. Para mí fue descubrir el horror,
una desconocida realidad, la cara contraria de la vida. Me
marcó de una manera terrible. A mí en casa nadie me
había tocado nunca un pelo. Los militares nos pateaban,
se pateaban entre ellos. Lo que contaba era la fuerza
bruta y la astucia. Supongo que eso me ha fijado en
cierta forma una imagen del hombre de la que no me
voy a librar fácilmente... La ciudad y los perros es el
testimonio de esa época, de ese ambiente, y de ese
estado de espíritu. Desde que estaba en el Leoncio Prado
yo pensaba ya escribir algo sobre él”. En este universo
de muchachos tanto la casa paterna como la escuela,
el internado, son infiernos. La grandeza de La ciudad y
los perros está en la amplitud que desborda el marco
cerrado de su escenario. Vargas Llosa ha logrado contar
de manera excelente unas observaciones agudas sobre
la naturaleza humana. Relata, en gran medida al modo
tradicional en la novela, pero existen saltos en el tiempo
y en la acción, formas de diálogo y detenimiento en la
descripción. Influido por Faulkner, según él mismo
metodológica, pues desconfía de la sutileza psicológica y llamaba Bolas. Como son
de la subjetividad: “Lo que ocurre en Faulkner -dice- es
que el interés primordial de él no es nunca una realidad
exterior, sino siempre la interior. El problema
fundamental de él está situado siempre en la
conciencia o en el alma: es el sentimiento de culpa, el
sentimiento de responsabilidad ante la divinidad, ante un
más allá. Es el mundo de la interioridad. A mí la realidad
que me interesa fundamentalmente es la exterior. Por
eso admiro tanto al primer escritor moderno, el que creó
los mejores instrumentos de descripción de esa realidad
exterior, que el Flaubert”.

La crítica acogió La ciudad y los perros como obra


maestra. Así, Salazar y Bondy la califica de “una de las
novelas más valiosas creadas durante los últimos años
en América Latina”, y continúa: “Un cuadro viviente de
nosotros mismos. El lenguaje de Vargas Llosa, sin
embargo, no se deja engañar por la falacia del
verismo. De rica fuerza metafórica, describe
recurriendo el arsenal de la imaginación, narra
superponiendo y encabalgando los planos, evoca y
prevé sin trabas puristas, pero también sin descuidar la
eficacia literaria”. Y José María Valverde, miembro del
jurado que otorgó a la novela el Premio Biblioteca
Breve, escribe “El libro de Mario Vargas Llosa hace que,
en comparación con él, la mayoría de las novelas
escritas en nuestros días parezcan pobres y faltas de
vigor. Pues, para resumirlo en una palabra clave, se
trata de una novela “poética” en que culmina la
manera actual de entender la prosa narrativa entre los
hispanoamericanos. Cada palabra, cada frase, está dicha
y oída en un poema... En algunas ocasiones y
precisamente para velar episodios de especial crudeza,
el lenguaje se musicaliza, se pone en trance hipnótico
hasta las palabrotas se convierten en elementos
rítmicos, se depuran en función de su sonido, de
creación de atmósfera, confusa y sugerente a la vez, en
que importa más el estado de ánimo que lo que pasa”.

La casa verde

Publicada en 1965. La casa verde ha sido galardonada


con varios premios internacionales además del que
concede la crítica española al mejor libro en lengua
castellana del año. “Es la historia de un burdel que había
en Piura, que recuerdo mucho de cuando yo estaba en
quinto año de primaria. Era una casa verde, una cabaña,
en medio del arenal en las afueras de la ciudad, en
pleno desierto, al otro lado del río. Para nosotros los
niños esto tenía un carácter fascinante. Naturalmente yo
no me acerqué jamás allí. Pero es una cosa que se me
quedó muy grabada. Cuando volví a Piura en quinto año
de media, o sea, seis años después, existía todavía.
Entonces ya fui allí ....

Era un burdel muy especial, un burdel de ciudad


subdesarrollada. Era simplemente una sola habitación
muy grande donde estaban las mujeres, y había una
orquesta de tres personajes, un viejo ciego que tocaba
el arpa, un guitarrista que le decían el Joven y un
hombre muy fuerte que parecía catchcanista, un
camionero, que tocaba los platillos y el tambor y que se
personajes un poco míticos para mí los he conservado de las medidas de emergencia
en la novela con sus nombres. Entonces entraban allí
los clientes y salían a hacer el amor a la arena, bajo
las estrellas. Es una cosa que no he podido olvidar
nunca”. Otras experiencias de Vargas Llosa se mezclan a
esta inicial como un viaje a la selva que hizo el autor en
1958, donde conoció a Tushía, un japonés que ha
pasado a la novela con el hombre de Fushía. Así pues, la
acción ocurre en dos lugares: en Piura, y en plena
selva, en Santa María de Nieva, pueblo visitado por la
expedición. La historia es triangular los puntos
cardinales son Piura, la avanzada misional de Santa
María de Nieva y la cabecera municipal de Iquitos, a
través de los médanos, y montado en un asno, aparece
un día en Piura un misterioso forastero de oscuro origen
selvátivo: lacónico, hirsuto, curtido por la intemperie.
Nadie llega a saber de dónde viene ni quién es. Un día
causa la sorpresa de todos comprando un terreno en
pleno arenal donde pronto se sabe que piensa edificar
una casa: “La arena devoraría aquella mansión en poco
tiempo, se la tragaría como los viejos árboles podridos o
a los gallinazos muertos”. El hombre desdeña los
consejos y eleva su casa. La construcción es como una
lucha que todos los piuranos contemplan. Ya es “don
Anselmo, el hombre que hace trabajar a los albañiles
durante el día, mientras el desierto por la noche trata de
destruir lo hecho; en la noche, el desierto englutina los
cimientos y enterraba las paredes, las iguanas roían las
maderas, los gallinazos armaban sus nidos en la
incipiente construcción y cada mañana había que
rehacer lo empezado, corregir los planos, reponer los
materiales en un combate sordo que fue subyugando a
la ciudad”. El forastero triunfa, levanta la casa y la pinta
totalmente de verde. Casa de extraño color y no menos
extraña la disposición de sus habitaciones: un espacioso
salón en el piso de abajo y seis cuartos minúsculos en el
de arriba. La expectación crece. Van llegando muebles,
media docena de camas, seis lavabos, seis espejos, seis
bacinicas. Brotan las sospechas que expresa en voz alta el
padre García en la misa de doce de un domingo: “Se
prepara una agresión moral en esta ciudad”. Pronto
llegan las habitantas y don Anselmo se enriquece y se
pavonea orgulloso por la ciudad. Pese a las diatribas del
padre García, la casa verde, especie del monumento
fálico al inconsciente colectivo, sobrevive a los
anatemas. Hasta aquí, la casa verde es una narración
lineal, mesurada, de prosa distante, casi incolora,
tensión baja y tonalidad mayor.

Los contrastes comienzan cuando llega al pueblo la


desventurada Antonia, hija de unos viajeros asesinados
por bandidos una mañana en las dunas. Se la encuentra
tendida en la arena, más muerta que viva, con la lengua
y los ojos arrancados por los buitres. Hija de la
desgracia, se convierte en el capricho del pueblo, todos
la miman y compadecen. Una lavandera la recoge y
hospeda, hasta que un día desaparece. Los rumores
circulan: ¿Ha sido asesinada?
¿Ultrajada? Todo el pueblo se conmueve al enterarse,
andando el tiempo, de que la ha raptado don Anselmo,
quien, enamorado de ella, la ha instalado en un
apestoso cuarto privado del burdel donde
alternativamente la ama y la viola. La tragedia se
produce cuando Antonia queda embarazada, y a pesar
tomadas por el doctor Pedro Zeballos, muere en el peruanos no permiten esas
parto. El cura instiga al pueblo, lo enardece, y
capitaneándolo, incendia la casa verde. Don Anselmo,
arruinado, perdonado por el mismo barrio que había a
comenzado a lapidarle, arrastra su miseria por tabernas,
tocando un arpa en juergas noctámbulas, hasta que una
mujer que ha reconstruido la casa verde le da cobijo en
ella. Contar que esa mujer es su hija, la Chunguita, el
fruto de sus amores con Antonia, da un tono de folletín
al argumento que no corresponde a la realidad. Hasta
aquí la saga piurana: pero también sabemos la historia
de “las habitantas” con lo cual Vargas Llosa nos traslada
a otros mundos: al de Santa María de Nieva, por
ejemplo: la india Bonifacia, arrancada de niña por las
monjas a la vida salvaje, que un día se escapa, se casa
con un militar y vive tranquila y feliz. Pero el
sargento se ve mezclado en una muerte, y Bonifacia va
a parar al prostíbulo. Otros personajes claves de mundos
distintos al piurano. Son Fushía, monstruo de la
naturaleza que ronda por las profundidades de la selva
como aventurero y que termina contrayendo la viruela
negra y pudriéndose; pierde su virilidad y con ello su
harén. Jum es otro personaje episódico de gran fuerza,
que lucha contra los caucheros, enemigos de su pueblo
indio; apresado y torturado, se alía con las fuerzas de
Fushía, aunque inútilmente; su poder va menguando
hasta que desaparece. La estructura de la novela se
justifica por los diversos mundos de los personajes que
se mueven por ella.

Vargas Llosa no ha querido exagerar la nota y habla


desde la visión interna de los indios o las monjas.
Tampoco ha forzado la relación de los pobladores de su
novela con la casa verde. Hay como unos hilos que unen
este mundo con el otro que nos presenta, con el de la
selva amazónica, las niñas de la misión, los prácticos del
río, un mundo oculto de negocios y crímenes en los que
tienen parte el comercio y el caucho. Todos los
personajes están ligados al mismo núcleo que forman
entre todos, pero eso no quiere decir que todos se
relacionan entre sí. Una prosa robusta, copiosa y
ondulante mezcla las corrientes de muchas conciencias.
La selva atraviesa el libro como un hálito; las técnicas
son deslumbrantes, porque no se trata de líneas que
avanzan, sino de círculos concéntricos que giran en
espiral. Vargas Llosa evita deliberadamente toda
subjetividad para fijar la atención en la realidad objetiva
“Digamos” - comenta el crítico José Domingo- que la
lectura de La casa verde - como antes de La ciudad y
los perros requieren un esfuerzo del lector, pero
apresurémonos también a afirmar que tal esfuerzo será
compensado con creces. El final de la lectura la dejará la
profunda impresión de haber leído una obra de
extraordinaria calidad, de una exuberancia de bellos
elementos capaces de saldar con creces la atención
previamente exigida”.

Diatriba contra el deportista

Entiendo que usted corre tabla hawaiana en las


encrespadas olas del Pacífico en el verano, en los
inviernos se desliza en esquí por las pistas chilenas de
Portillo y las argentinas de Bariloche (ya que los Andes
rosqueterías), suda todas las mañanas en el gimnasio ya so s
haciendo aeróbicos, o corriendo en pistas de atletismo,
o por parques y calles, ceñido en un buzo térmico que
le frunce el culo y la barriga como los corsés de antaño
asfixiaban a nuestras abuelas, y no se pierde partido de
la selección nacional, ni el clásico Alianza Lima versus
Universitario de Deportes, ni campeonato de boxeo por
el título sudamericano, latinoamericano,
estadounidense, europeo o mundial, ocasiones en que,
atornillado frente a la pantalla del televisor y
amenizando el espectáculo con tragos de cerveza, cuba
libres y whisky a las rocas, se desgañita, congestiona,
aúlla, gesticula o deprime con las victorias o fracasos de
sus ídolos, como corresponde al hincha antonomásico.
Razones sobradas, señor, para que yo confirme mis
peores sospechas sobre el mundo en que vivimos y lo
tenga a usted por un descerebrado, cacaseno y
subnormal. (Uso la primera y la tercera expresión como
metáforas; la del medio, en sentido literal).

Sí, efectivamente, en su atrofiado intelecto se ha hecho


la luz: tengo a la práctica de los deportes en general, y
al culto de la práctica de los deportes en particular, por
formas extremas de la imbecilidad que acercan al ser
humano, al carnero, las ocas y la hormiga, tres
instancias agravadas del gregar ismo a nimal.
Calme usted sus an sias cachascanistas de
triturarme, y escuché, ya hablaremos de los griegos y
del hipócrita mens sana in corpore sano dentro de un
momento. Antes, debo decirle que los únicos deportes a
los que exonero de la picota son los de mesa (excluido
el ping pong) y de cama (incluida, por supuesto, la
masturbación). A los otros, la cultura contemporánea
los ha convertido en obstáculos para el
desenvolvimiento del espíritu, la sensibilidad y la
imaginación (y, por tanto, del placer). Pero, sobre todo,
de la conciencia y la libertad individual. Nada ha
contribuido tanto en este tiempo, más aún que las
ideologías y religiones, a promover el despreciable
hombre-masa, el robot de condicionados reflejos, a la
resurrección de la cultura del primate de tatuaje y
taparrabos emboscados detrás de la fachada de la
modernidad, como la divinización de los ejercicios y
juegos físicos operada por la sociedad de nuestros días.

Ahora, podemos hablar de los griegos, para que no me


joda más con Platón y Aristóteles. Pero, le prevengo, el
espectáculo de los efebos atenienses untándose de
ungüentos en el Gymnasium antes de medir su destreza
física, o lanzando el disco y la jabalina bajo el purísimo
azul del cielo egeo, no vendrá en su ayuda sino a
hundirlo más en la ignominia, bobalicón de músculos
endurecidos a expensas de su caudal de testosterona y
desplome que su IQ. Sólo los pelotazos del fútbol o los
puñetazos del boxeo o las ruedas autistas del ciclismo y
la prematura demencia senil (¿además de la merma
sexual, incontinencia e impotencia?) que ellos suelen
provocar, explica la pretensión de establecer una línea de
continuidad entre los entunicados fedros de Platón
frotándose de resinas después de sus sensuales y
filosóficas demostraciones físicas, y las hordas beodas
que rugen en las tribunas de los estadios modernos
(antes de incendiarlas) en los partidos de fútbol
co nt em po rá ne os , do nd e ve in ti dó s pa
desindividualizados por uniformes de colorines, Hay otro caso, más remoto todavía para el ámbito
agitándose en el rectángulo de césped detrás de una cultural nuestro (no sé por qué lo incluyo a usted en
pelota, sirven de pretexto para exhibicionismos de esa confraternidad, ya que a fuerza de patadones y
irracionalidad colectiva. cabezazos futboleros, sudores ciclísticos o contrasuelazos
de karateca se ha excluido de ella) en que el deporte
El deporte, cuando Platón, era un medio, no un fin, tiene también cierta disculpa. Cuando, practicándolo,
como ha tornado a ser en estos tiempos municipalizados el ser humano trasciende su condición animal, toca lo
de la vida. Servía para enriquecer el placer de los sagrado y se eleva a un plano de intensa espiritualidad.
humanos (el masculino, pues, las mujeres no lo Si se empeña en que usemos la arriesgada palabra
practicaban), estimulándolo y prolongándolo con la “mística”, sea. Obviamente, esos casos, ya muy raros,
representación de un cuerpo hermoso, tenso, de los que es exótica reminiscencia el sacrificado
desgrasado, proporcionado y armonioso, e incitándolo luchador de sumo japonés, cebado desde niño con una
con la calistenia pre-erótica de unos movimientos, feroz sopa vegetariana que lo elefantiza y condena a
posturas, roces, exhibiciones corporales, ejercicios, morir con el corazón reventado antes de los cuarenta y a
danzas, tocamientos, que inflamaban los deseos hasta pasarse la vida tratando de no ser expulsado por otra
catapultar a participantes y espectadores en el montaña de carne como él fuera del pequeño círculo
acoplamiento. Que estos fueran eminentemente mágico en el que está confinada su vida, son
homosexuales no añade ni quita como a mi inasimilables a los de esos ídolos de pacotilla que la
argumentación, como tampoco que, en el dominio del sociedad posindustrial llamada “mártires del deporte”.
sexo, el suscrito sea aburridamente ortodoxo y sólo ame ¿Dónde está el heroísmo en hacerse mazamorra al
a las mujeres -por lo demás, a una sola mujer-, volante de un bólido con motores que hacen el trabajo
totalmente inapetente para la pederastia activa o pasiva. por el humano o en retroceder de ser pensante o débil
Entiéndame, no objeto nada de lo que hacen los gays. mental de sesos y testículos apachurrados por la
Celebro que la pasen bien y los apuntalo en sus práctica de atajar o meter goles o destajo, para que
campañas contra las leyes que los discrimina. No unas muchedumbres insanas se desexualicen con
puedo acompañarlos más allá, por una cuestión eyaculaciones de egolatría colectivista a cada tanto
práctica. Nada relativo al quevedesco “ojo del culo” me marcado?
divierte. La naturaleza, o Dios, si existe y pierde su
tiempo en estas cosas, ha hecho de ese secreto ojal al Al hombre actual, los ejercicios y competencias físicas
orifico más sensible de todos los que me horadan. El llamadas deportes, no lo acercan a lo sagrado y
supositorio lo hiere y el vitoque de la lavativa lo religioso, lo apartan del espíritu y lo embrutecen,
ensagrienta (me lo introdujeron una vez, en periodo de saciando sus instintos más innobles: la vocación tribal, el
constirpación empecinada, y fue terrible) de modo que machismo, la voluntad de dominio, la disolución del yo
la idea de que haya bípedos a los que entretenga alojar individual en lo amorfo gregario.
allí un cilindro viril me produce una espantada
admiración. Estoy seguro de que, en mi caso, además No conozco mentira más abyecta que la expresión con
de alaridos, experimentaría un verdadero cataclismo que se alecciona a los niños. “Mente sana en cuerpo
psicosomático con la inserción, en el delicado conducto sano”.
de marras, de una verga viva, aun siendo esta de ¿Quién ha dicho que una muerte sana es un ideal
pigmeo. El único puñete que he dado en mi vida lo deseable?. “Sana” quiere decir, en este caso, tonta,
encajó un médico que, sin prevenirme y con el pretexto convencional, sin imaginación y sin malicia, adocenada
de averiguar si tenía apendicitis, intentó sobre mi por los estereotipos de la moral establecida y la religión
persona una tortura camuflada con la etiqueta científica oficial. ¿Mente “sana”, eso? Mente conformista, de beata,
de “tacto rectal”. Pese a ello, estoy teóricamente a favor de notario, de asegurador, de monaguillo, de virgen y de
de que los seres humanos hagan el amor al derecho o al boyscout. Eso no es salud, es rara. Una vida mental rica
revés, solos o por parejas o en promiscuos contubernios y propia exige curiosidad, malicia, fantasía, y deseos
colectivos (ajjjj), de que los hombres copulen con insatisfechos, es decir, una mente “sucia”, malos
hombres y las mujeres con mujeres y ambos con patos, pensamientos, floración de imágenes prohibidas,
perros, sandías, plátanos o melones y todas las apetitos que induzcan a explorar lo desconocido y a
asquerosidades imaginables si las hacen de común renovar lo conocido, desacatos sistemáticos a las ideas
acuerdo y en pos del placer, no de la reproducción, heredadas, los conocimientos manoseados y los valores
accidente del sexo al que cabe resignarse como a un en boga.
mal menor, pero de ninguna manera santificar como
justificación de la fiesta carnal (esta imbecilidad de la Ahora bien, tampoco es cierto que la práctica de los
Iglesia me exaspera tanto como un match de básquet). deportes en nuestra época cree mentes sanas en el
Retomando el hilo perdido, aquella imagen de los sentido banal del término. Ocurre lo contrario, y lo sabes
vejetes helenos, sabios filósofos, augustos legisladores, mejor que nadie, tú, que, por ganar los cien metros
aguerridos generales o sumos sacerdotes yendo a los planos del domingo, meterías arsénico y cianuro en la
gimnasios a desentumecer su líbido con la visión de sopa de tu competidor y te tragarías todos los
los jóvenes discóbolos, luchadores, maratonistas o estupefacientes vegetales, químicos o mágicos que te
jabalinistas, me conmueve. Ese género de deporte, garanticen la victoria, y corromperías a los árbitros o los
celestino de deseo, lo condono y no vacilaría en chantajearías, urdirías conjuras médicas o legales que
practicarlo, si mi salud, edad, sentido del ridículo y descalificaran a tus adversarios, y que vives neurotizado
disponibilidad horaria, lo permitieran. por la fijación en la victoria, el récord, la medalla, el
podium, algo que ha hecho de ti, deportista profesional,
una bestia mediática, un antisocial, un nervioso,
un histérico, un psicópata, en el polo opuesto de ese ser apocalíptico final, ni siquiera por el elevado propósito
sociable, generoso, altruista “sano”, al que quiere aludir artístico que presidió el incendio de Roma por el poeta
el imbécil que se atreve todavía a emplear la Nerón, sino para que su Club cargue una copa de falsa
expresión “espíritu deportivo” en el sentido de noble plata o ver a sus once ídolos subidos en un podio,
atleta cargado de virtudes civiles, cuando lo que se flamantes de ridículo en sus calzones o camisetas
agazapa tras ellas es un asesino potencial dispuesto a rayadas, las manos en el pecho y los ojos encandilados
exterminar árbitros, achicharrar a todos los fanáticos ¡cantando un himno nacional!
del otro equipo, devastar los estadios y ciudades que
los albergan y provocar el Los cuadernos de Don Rigoberto
El boom latinoamericano III
C en el campo de la Cortázar también cultivó
literatura fantástica, quizá la poesía: Presencia
a por el inevitable influjo de al azar o la fusión del (con el seudónimo de
p Borges. Sin embargo, sueño con la realidad), si Julio Denís, 1938), Los
Cortázar no es Borges y sabemos verlo. reyes (poema dramático,
í no podemos confundir sus 1949), Pameos y
t respectivos mundos Obras: Bestiario (1951), meopas (1971), Salvo el
u imaginarios. Si Borges colección de cuentos crepúsculo (póstumo,
trama sus fantasías bajo donde se pueden 1985). Tras su muerte se
l la sospecha de que el desglosar sus contactos y publicaron las novelas El
o mundo real es una ilusión, fuentes, así como su examen (1986) y
Cortázar casi nunca se técnica y el resultado de Divertimento (1988).
separa de la realidad tal complejo: su visión del Buenos Aires, Buenos
V física: lo que hace es mundo y de la actividad Aires (1968), Viaje
demostrar que, bajo su literaria. Cortázar alrededor de una mesa
Julio apariencia “normal” y proviene de cierto (1970), Prosa del
Cortázar cotidiana, se esconde un surrealismo tardío observatorio (1972), La
(Bruselas, 1914- mundo monstruoso, (Raymond Roussel, Blaise casilla de los Morelli
París, 1984) maravilloso, aterrador o Cendrars) y se relaciona (1973), Silvalandia
una cocina o una casa con autores coetáneos: (1975), Fantomas contra
entera. La operación André Breton, Vladimir los vampiros
cortazariana es sugestiva Nabokov, Michel Butor. internacionales (1975),
y de grandes Entre sus novelas Territorios (1978), Los
consecuencias: lo que tenemos: Los premios autonautas de la
llamamos “realidad” es (1960), Rayuela (1963), cosmopista (en
apenas una apariencia donde transforma la colaboración con Carol
fenomenológica; lo “real” extrañeza en exilio y Dunlop, 1983), Nicaragua,
está debajo de ella y cuenta la historia de tan violentamente dulce
contiene lo fantástico, que Oliveira, un argentino que (1984), Argentina: años de
puede emerger en se marcha a París y, al alambradas culturales
cualquier momento a retornar a Buenos Aires, (1984).
través de vasos reproduce su situación de
comunicantes, poros y extranjería; 62 / modelo
galerías –“él habla de para armar (1968), tal vez Continuidad
pasajes”- que llevan su novela más compleja, y de los
secretamente de un lado el Libro de Manuel (1973), parques
a otro. donde trató de dar una
¿Literatura neofantástica? dimensión social y política Había empezado a leer la
¿Realismo mágico? No a sus inquietudes novela unos días antes.
podemos entrar en esta personales. La abandonó por
cuestión, que es negocios, volvió a abrirla
interesante pero que nos Otras obras: Final del cuando regresaba en tren
llevaría muy lejos. Basta juego (1956), Las armas a la finca; se dejaba
decir que hay una muy secretas (1959), Todos los interesar lentamente por
A pesar de sus lugares de
coherente teoría de lo fuegos el fuego (1966), la trama, por el dibujo de
nacimiento y muerte,
imaginario detrás de la Octaedro (1974), Alguien los personajes. Esa tarde,
Cortázar, por su
obra cortazariana y que que anda por ahí (1977) y después de escribir una
formación y desarrollo,
esa visión no es muy Queremos tanto a Glenda carta a su apoderado 4 y
pertenece a la literatura LITERATURA
diferente de la (1981): todos libros de discutir con el mayordomo
AÑO
argentina. Profesor de
concepción surrealista: lo cuentos. una cuestión de
literatura francesa en
maravilloso está en aparcerías, volvió al libro
institutos de la provincia
cualquier lado (gracias De clasificación más difícil en la tranquilidad del
de Buenos Aires y en la
Universidad de Cuyo, hizo son los textos de ficción estudio que miraba hacia
sus primeros viajes a París incluidos en Historias de el parque de los robles,
en la década del cronopios y de famas Arrellanado en su sillón,
cincuenta, instalándose (1962), Un tal Lucas de espaladas a la puerta
luego en dicha ciudad, (1979) y Deshoras (1983) que lo hubiera molestado
donde desempeñó tareas o los imaginativos ensayos como una irritante
de traductor para la de La vuelta al día en posibilidad de intrusiones,
UNESCO. ochenta mundos (1967) y dejó que su mano
Último round (1969). izquierda acariciara una y
Cortázar tiene sus raíces
otra vez el tercipelo y se puso a leer los últimos mañana,
capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y
las imágenes de los protagonistas, la ilusión lo ganó
casi en seguida. Gozaba del placer casi de irse
desgajando línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez
que su cabeza descansaba suavemente en el tercipelo
del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance
de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el
aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra,
absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes,
dejando ir hacia atrás las imágenes que se concertaban
y adquirían color y movimiento, fue testigo del encuentro
en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer,
recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada de la cada
por el chicotaso de una rama. Admirablemente
restañaba ella la sangre con sus besos, pero él
rechazaba las caricias, no había venido para repetir las
ceremonias de una pasión secreta, protegida por un
mundo de hojas y senderos. El puñal se entibiaba contra
su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un
diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo
de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido
desde siempre. Hasta caricias que enredaban el cuerpo
del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo,
dibujaban admirablemente la figura de otro cuerpo que
era necesario destruir. Nada había sido olvidado:
coartadas azares, posibles errores. A partir de esa hora
cada instante tenía su empleo minuciosamente
atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía
apenas para que una mano acariciase una mejilla.
Empezaba a anochecer.

Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los


esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella
debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la
senda opuesta él se volvió un instante para verla correr
con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los
árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva
del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los
perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo
no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres
peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopenado
en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer,
primero una sala después una galería, una escalera. En
lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación,
nadie en la segunda.

La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la


luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de
tercipelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo
una novela.

Casa tomada

Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y


antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más
ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los
recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno,
nuestros padres y toda la infancia.

Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo


que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho
personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la
levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un
dejaba a Irene las últimas habitaciones por repasar y zaguán con mayólica, y la
me iba a la cocina. Almorzábamos al mediodía, siempre
puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos
platos sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando en
la casa profunda y silenciosa y como nos bastábamos
para mantenerla limpia. A veces llegábamos a creer que
era ella la que no nos dejó casarnos. Irene rechazó
dos pretendientes sin mayor motivo, a mí se me murió
María Esther antes que llegáramos a comprometernos.
Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea
de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de
hermanos, era necesaria clausura de la genealogía
asentada por nuestros bisabuelos en nuestra casa. Nos
moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se
quedarían con la casa y la echarían al suelo para
enriquecerse con el terreno y los ladrillos; o mejor,
nosotros mismos la voltearíamos justicieramente antes de
que fuese demasiado tarde.

Irene era una chica nacida para no molestar a nadie.


Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del día
tejiendo en el sofá de su dormitorio. No sé por qué tejía
tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han
encontrado en esa labor el gran pretexto para no hacer
nada. Irene no era así, tejía cosas siempre necesarias,
tricotas para el invierno, medias para mí, mañanitas y
chalecos para ella. A veces tejía un chaleco y después lo
destejía en un momento porque algo no le agradaba;
era gracioso ver en la canastilla el montón de lana
encrespada resistiéndose a perder su forma de algunas
horas. Los sábados iba yo al centro a comprarle lana;
Irene tenía fe en mi gusto, se complacía con los colores y
nunca tuve que devolver madejas. Yo aprovechaba esas
salidas para dar una vuelta por las librerías y preguntar
vanamente si había novedades en literatura francesa.
Desde
1939 no llegaba nada valioso a la
Argentina.

Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa y


de Irene, porque yo no tengo importancia. Me pregunto
qué hubiera hecho Irene sin el tejido. Uno puede releer
un libro, pero cuando un pullover está terminado no se
puede repetirlo sin escándalo. Un día encontré el cajón
de abajo de la cómoda de alcanfor lleno de pañoletas
blancas, verdes, lila. Estaban con naftalina, apiladas
como en una mercería; no tuve valor para preguntarle a
Irene qué pensaba hacer con ellas. No necesitábamos
ganarnos la vida, todos los meses llegaba plata de los
campos y el dinero aumentaba. Pero a Irene solamente
la entretenía el tejido, mostraba una destreza
maravillosa y a mí se me iban las horas viéndole las
manos como erizos plateados, agujas yendo y viniendo y
una o dos canastillas en el suelo donde se agitaban
constantemente los ovillos. Era hermoso.

Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El


comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres
dormitorios grandes quedaban en la parte más retirada,
la que mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo
con su maciza puerta de roble aislaba esa parte del ala
delantera donde había un baño, la cocina, nuestros
dormitorios y el living central, al cual comunicaban los
puerta cancel daba al living. De manera que uno queríamos. Mis libros de literatura francesa, por
entraba por el zaguán, abría la cancel y pasaba al living; ejemplo, estaban todos en la biblioteca. Irene pensó en
tenía a los lados las puertas de nuestros dormitorios, y una botella de Hesperidina de muchos años. Con
al frente el pasillo que conducía a la parte más retirada; frecuencia (pero esto solamente sucedió los primeros
avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de días) cerrábamos algún cajón de las cómodas y nos
roble y más allá empezaba el otro lado de la casa, o mirábamos con tristeza.
bien se podía girar a la izquierda justamente antes de la
puerta y seguir por un pasillo más estrecho que llevaba -No está aquí.
a la cocina y el baño. Cuando la puerta estaba abierta
advertía uno que la casa era muy grande; si no, daba Y era una cosa más de todo lo que habíamos perdido al
la impresión de un departamento de los que se otro lado de la casa.
edifican ahora, apenas para moverse; Irene y yo
vivíamos siempre en esta parte de la casa, casi nunca Pero también tuvimos ventajas. La limpieza se simplificó
íbamos más allá de la puerta de roble, salvo para hacer tanto que aun levantándose tardísimo, a las nueve y
la limpieza, pues es increíble cómo se junta tierra en los media por ejemplo, no daban las once y ya estábamos
muebles. Buenos Aires será una ciudad limpia, pero eso de brazos cruzados. Irene se acostumbró a ir conmigo a
lo debe a sus habitantes y no a otra cosa. Hay la cocina y ayudarme a preparar el almuerzo. Lo
demasiada tierra en el aire, apenas sopla una ráfaga se pensamos bien, y se decidió esto: mientras yo
palpa el polvo en los mármoles de las consolas y entre preparaba el almuerzo, Irene cocinaría platos para
los rombos de las carpetas de macramé; da trabajo comer fríos de noche. Nos alegramos porque siempre
sacarlo bien con plumero, vuela y se suspende en el resultaba molesto tener que abandonar los dormitorios
aire, un momento después se deposita de nuevo en los al atardecer y ponerse a cocinar. Ahora nos bastaba con
muebles y los pianos. la mesa en el dormitorio de Irene y las fuentes de
comida fiambre.
Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y
sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en Irene estaba contenta porque le quedaba más tiempo
su dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se para tejer. Yo andaba un poco perdido a causa de los
me ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el libros, pero por no afligir a mi hermana me puse a
pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y revisar la colección de estampillas de papa, y eso me
daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando sirvió para matar el tiempo. Nos divertíamos mucho,
escuché algo en el comedor o en la biblioteca. El sonido cada uno en sus cosas, casi siempre reunidos en el
venía impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre dormitorio de Irene que era más cómodo. A veces Irene
la alfombra o un ahogado susurro de conversación. decía:
También lo oí, al mismo tiempo o un segundo después,
en el fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas -Fíjate este punto que se me ha ocurrido. ¿No da un
hasta la puerta. Me tiré contra la pared antes de que dibujo de trébol?
fuera demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el
cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado Un rato después era yo el que le ponía ante los ojos un
y además corrí el gran cerrojo para más seguridad. cuadradito de papel para que viese el mérito de algún
sello de Eupen y Malmédy. Estábamos bien, y poco a
Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de poco empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin
vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene: pensar.

-Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado parte Cuando Irene soñaba en alta voz yo me desvelaba en
del fondo. seguida. Nunca pude habituarme a esa voz de estatua o
papagayo, voz que viene de los sueños y no de la
Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos garganta. Irene decía que mis sueños consistían en
cansados. grandes sacudones que a veces hacían caer el cobertor.
Nuestros dormitorios tenían el living de por medio, pero
-¿Estás seguro? de noche se escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos
oíamos respirar, toser, presentíamos el ademán que
Asentí. conduce a la llave del velador, los mutuos y frecuentes
insomnios.
-Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que
vivir en este lado. Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De día
eran los rumores domésticos, el roce metálico de las
Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó agujas de tejer, un crujido al pasar las hojas del álbum
un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que me tejía filatélico. La puerta de roble, creo haberlo dicho, era
un chaleco gris; a mí me gustaba ese chaleco. maciza. En la cocina y el baño, que quedaban tocando la
parte tomada, nos poníamos a hablar en voz más alta o
Los primeros días nos pareció penoso porque ambos Irene cantaba canciones de cuna. En una cocina hay
habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas que demasiados ruidos de loza y vidrios para que otros
sonidos irrumpan en ella. Muy pocas veces permitíamos
allí el silencio, pero cuando tornábamos a los dormitorios
y al living, entonces la casa se ponía
callada y a media luz, hasta pisábamos despacio para posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada
no molestarnos. Yo creo que era por eso que de noche, uno de estos peldaños, formados como se ve por dos
cuando Irene empezaba a soñar en alta voz, me elementos, se situá un tanto más arriba y adelante que
desvelaba en seguida. el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya
que cualquiera otra combinación producirá formas quizá
Es casi repetir lo mismo salvo las consecuencias. De más bellas o pintorescas, pero incapaces de transladar
noche siento sed, y antes de acostarnos le dije a Irene de una planta baja a un primer piso.
que iba hasta la cocina a servirme un vaso de agua.
Desde la puerta del dormitorio (ella tejía) oí ruido en la Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de
cocina; tal vez en la cocina o tal vez en el baño porque costado resultan particularmente incómodas. La actitud
el codo del pasillo apagaba el sonido. A Irene le llamó la natural consiste en mantenerse de pie, los brazos
atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no
lado sin decir palabra. Nos quedamos escuchando los tanto que los ojos dejen de ver los peldaños
ruidos, notando claramente que eran de este lado de la inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando
puerta de roble, en la cocina y el baño, o en el pasillo lenta y regularmente. Para subir una escalera se
mismo donde empezaba el codo casi al lado nuestro. comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la
derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o
No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente
hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte,
volvernos hacia atrás. Los ruidos se oían más fuertes que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte
pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero
golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no que no ha de confundirse con el pie antes citado), y
se oía nada. llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta
colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste
-Han tomado esta parte -dijo Irene. El tejido le colgaba descansará el pie, y en el primero descansará el pie.
de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles,
perdían debajo. Cuando vio que los ovillos habían hasta adquirir la coordinación necesaria. La
quedado del otro lado, soltó el tejido sin mirarlo. coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil
la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al
-¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? -le pregunté mismo tiempo el pie y el pie).
inútilmente.
Llegado en esta forma al segundo peldaño, basta repetir
-No, nada. alternadamente los movimientos hasta encontrarse con
el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un
Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se
pesos en el armario de mi dormitorio. Ya era tarde moverá hasta el momento del descenso.
ahora.
Historia de cronopios y de famas
Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once
de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo
creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Instrucciones para dar cuerda al reloj
Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de
entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo.
algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la
la casa, a esa hora y con la casa tomada. llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se
abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las
Bestiario barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va
llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de
la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
Instrucciones para subir una escalera
¿Qué más quiere, qué más quiere? Atelo pronto a su
Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El
suelo se pliega de manera tal que una parte sube en miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo
ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del
siguiente se coloca paralela a este plano, para dar reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en
paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes
en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente y comprendemos que ya no importa.
variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en
una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal Historia de cronopios y de famas
correspondiente, se está en
El boom latinoamericano IV
C Cultura en México casi todos los idiomas. Ha día del
(director), El Espectador sido miembro del
a (redactor 1959-1960) y en Woodrow Wilson
p las principales International Center for
publicaciones de E. U., Scholars en Washington,
í Europa y Latinoamérica. D. C.; profesor y rector en
t Becario del Centro las universidades de
Mexicano de Escritores, Pennsylvania, Columbia,
u de 1956 a 1957; ingresó Cambridge, Princenton y
l al SNCA, como creador Harvard.
o emérito, en 1994. Su
obra ha merecido los
siguientes premios y L
V reconocimientos: Premio a
Biblioteca Breve 1967, por r
I Cambio de piel. Premio e
Xavier Villaurrutia g
C 1976 y Rómulo Gallegos i
a 1977, por Terra nostra. ó
r Premio Internacional n
l Alfonso Reyes 1979; m
o Premio Nacional de á
Ciencias y Artes, en s
s Lingüística y Literatura, t
1984; doctor Honoris r
F Causa por la Universidad a
u de Cambridge, 1987; n
e obtuvo el XIII Premio s
Miguel de Cervantes, p
n 1987; Medalla de Honor a
t de Literatura del Club r
e Nacional de las Artes de e
s E. U., 1988; recibió la n
Orden de la t
Nació en México, Distrito Independencia Cultural e
Federal, el 11 de Rubén Darío, otorgada por (
noviembre de el Gobierno Sandinista en F
1928. Novelista, ensayista 1988; Premio del Instituto r
y guionista de cine. En El Italolatinoamericano, a
Colegio Nacional desde el 1989, por Gringo viejo; g
4 de abril de 1972. Estudió Medalla de Oro de la m
la licenciatura en Derecho organización Casita María e
en la UNAM. Realizó por la comunidad hispana n
cursos de economía en el de Nueva York en 1991; t
Instituto de Altos Estudios Medalla rectoral de la o
Internacionales de Ginebra, Universidad de Chile, )
Suiza. Trabajó en la como creador y crítico,
Secretaría de Relaciones por su aporte al desarrollo « Mi nombre es Ixca
Exteriores y fue de la literatura en América Cienfuegos. Nací y vivo en
embajador de México en Latina y el Caribe, 1991; México D.F. Esto no es
Francia (1972-1976). condecorado con la Orden grave. En México no hay
Dirigió, junto con Octavio al Mérito de Chile, en tragedia: todo se vuelve
Paz, la Colección Literaria grado de Comendador, afrenta. Afrenta, esta
Obregón. Fundador del 1993; Premio Príncipe de sangre que me punza
Movimiento de Liberación Asturias 1994; Premio como filo de maguey.
Nacional del Comité Internacional Grizane Afrenta, mi parálisis
Nacional de Auscultación y Cavor, 1994; Premio desenfrenada que todas
Organización. Ha Picasso otorgado por la las auroras tiñen de
colaborado en Revista UNESCO, Francia, 1994; coágulos. Y mi eterno
Mexicana de Literatura Doctorado Honoris Causa salto mortal hacia
(fundador y codirector con por la UNAM, 1966. Su mañana. Juego, acción,
Emanuel Carballo), La obra ha sido traducida a fe; día a día, no sólo el
a bufete de abogados y
posteriormente fue
premio o del castigo: veo n funcionario. Dirigió
mis poros oscuros y sé o numerosas revistas, entre
que me lo vedaron abajo, s ellas Orígenes (1944-
abajo, en el fondo del t 1956), que influirían
lecho del valle”. r mucho en la vida cultural
a cubana. Con el triunfo de
Z ( la Revolución Cubana,
o f desempeñó diversos
n r cargos relacionados con el
a a mundo de la edición,
g aunque terminaría
S m aislándose y dedicado por
a e entero a su obra literaria,
g n a partir de 1961 y hasta
r t su muerte. Su primer libro
a o de poemas fue Muerte de
d ) Narciso (1937), y con él
a emplaza al lector frente a
( “Increíble el primer animal una situación límite de la
f que soñó con otro animal. realidad de cuyo
r Monstruoso el primer desmantelamiento surge
a vertebrado que logró otra realidad
g incorporarse sobre dos artísticamente potenciada
m pies y así esparció el y reconstruida dentro de
e terror entre las bestias una fascinante y barroca
n normales que aún se mitología. Siguen, entre
t arrastraban, con alegre y otras obras poéticas,
o natural cercanía, por el todas influidas por el
) fango creador. estilo rico en metáforas y
Asombrosos el primer lleno de distorsiones de
“Es domingo y todo el telefonazo, el primer Góngora, Enemigo rumor
pueblo está reunido en la hervor, la primera canción (1941), Aventuras sigilosas
playa, viendo a los y el primer taparrabos. (1945), Dador (1960) y
muchachos jugar fútbol. Hacia las cuatro de la Fragmentos a su imán,
Pero tú tienes mirada para mañana de un catorce de publicado póstumamente
otras cosas. Las islas están julio, Polo Febo, dormido en 1977, en las que sigue
muy cerca: conoces su en su alta bohardilla de demostrando que la poesía
leyenda. Las señalas con puerta y ventanas es una aventura
la mano y me cuentas lo abiertas, soñó lo anterior arriesgada. En 1966
que no sé. Son las islas de y se disponía a publica la novela
las sirenas que vigilan la contestarse a sí mismo.” Paradiso, donde
ruta a Capri. Dices que su
canto puede escucharse,
pero exige un riesgo. Y José
Ulises era el prudente. Leza
¿Qué habrán sido esos
ma
rumores? No sé si en
realidad te escucho. Los Lima
jóvenes de Positano, (1910-
gamberros y estudiantes, 1976)
cargadores y camareros
(¿gigolós estivales?), Poeta, narrador y
juegan con esa fuerza ensayista cubano, es uno
nerviosa, esa rapidez de los escritores de mayor
muscular. ” significación de la
literatura latinoamericana
T del presente siglo. Nació
e en La Habana, en cuya
r universidad estudió
r Derecho. Trabajó en un
4
LITERATURA AÑO
confluye toda su trayectoria poética de carácter barroco, cantidad hechizada (1970). Oppiano Licario es una
simbólico, iniciático. El protagonista, José Cemí, remite novela inconclusa, aparecida póstumamente en 1977,
de inmediato al autor en su devenir externo e interno que desarrolla la figura del personaje que ya
camino de su conversión en poeta. Lo cubano, con aparecía en Paradiso y de la que toma título. Lezama
sus deformaciones verbales, desempeña un papel Lima ha influido inmensamente en numerosos escritores
fundamental en la obra, como ocurre en su colección hispanoamericanos y españoles, algunos de los cuales
de ensayos La llegaron a considerarle su maestro, como es el caso de
Severo Sarduy.
Poesía

Muerte de Narciso

Dánae teje el tiempo dorado por el


Nilo, envolviendo los labios que
pasaban entre labios y vuelos
desligados.
La mano o el labio o el pájaro
nevaban. Era el círculo en nieve que
se abría.
Mano era sin sangre la seda que
borraba la perfección que muere de
rodillas
y en su celo se esconde y se divierte.

Vertical desde el mármol no miraba


la frente que se abría en loto
húmedo. En chillido sin fin se abría la
floresta
al airado redoble en flecha y muerte.
¿No se apresura tal vez su fría
mirada sobre la garza real y el frío
tan débil del poniente, grito que
ayuda la fuga
del dormir, llama fría y lengua alfilereada?

Rostro absoluto, firmeza mentída del


espejo. El espejo se olvida del sonido y de
la noche
y su puerta al cambiante pontífice
entreabre. Máscara y río, grifo de los
sueños.
Frío muerto y cabellera desterrada del
aire que la crea, del aire que le miente
son
de vida arrastrada a la nube y a la
abierta boca negada en sangre que se
mueve.

Ascendiendo en el pecho sólo blanda,


olvidada por un aliento que olvida y
desentraña. Olvidado papel, fresco agujero al
corazón saltante se apresura y la sonrisa al
caracol.
La mano que por el aire líneas
impulsaba, seca, sonrisas caminando por
la nieve. Ahora llevaba el oído al caracol,
el caracol
enterrando firme oído en la seda del estanque.

Granizados toronjiles y ríos de velamen


congelados, aguardan la señal de una mustia hoja
de oro,
alzada en espiral, sobre el otoño de aguas tan
hirvientes. Dócil rubí queda suspirando en su fuga ya
ascendiendo. Ya el otoño recorre las islas no cuidadas,
guarnecidas islas y aislada paloma muda entre dos
hojas enterradas. El río en la suma de sus ojos
anunciaba
lo que pesa la luna en sus espaldas y el aliento que en halo convertía.
Antorchas como peces, flaco garzón trabaja noche y
cielo, arco y cestillo y sierpes encendidos, carámbano y
lebrel. Pluma morada, no mojada, pez mirándome,
sepulcro.
Ecuestres faisanes ya no advierten mano sin eco, pulso desdoblado:
los dedos en inmóvil calendario y el hastío en su trono cejijunto.
Lenta se forma ola en la marmórea cavidad que mira por espaldas que nunca me preguntan, en
veneno que nunca se pervierte y en su escudo ni potros ni faisanes.

Como se derrama la ausencia en la flecha que se


aísla y como la fresa respira hilando su cristal,
así el otoño en que su labio muere, así el
granizo en blando espejo destroza la mirada
que le ciñe,
que le miente la pluma por los labios, laberinto y
halago le recorre junto a la fuente que humedece el
sueño.
La ausencia, el espejo ya en el cabello que en la
playa extiende y al aislado cabello pregunta y se
divierte.

Fronda leve vierte la ascensión que asume.


¿No es la curva corintia traición de confitados
mirabeles, que el espejo reúne o navega, ciego
desterrado?
¿Ya se siente temblar el pájaro en mano terrenal?
Ya sólo cae el pájaro, la mano que la cárcel
mueve,
los dioses hundidos entre la piedra, el carbunclo y la
doncella. Si la ausencia pregunta con la nieve desmayada,
forma en la pluma, no círculos que la pulpa abandona sumergida.

Triste recorre -curva ceñida en ceniciento


airón- el espacio que manos desalojan, timbre
ausente
y avivado azafrán, tiernos redobles sus extremos.
Convocados se agitan los durmientes, fruncen las olas
batiendo en torno de ajedrez dormido, su insepulta tiara.
Su insepulta madera blanda el frío pico del hirviente
cisne.
Reluce muelle: falsos diamantes; pluma cambiante: terso atlas.
Verdes chillidos: juegan las olas, blanda muerte el relámpago en sus venas.

Ahogadas cintas mudo el labio las


ofrece. Orientales cestillos cuelan agua
de luna.
Los más dormidos son los que más se apresuran,
se entierran, pluma en el grito, silbo enmascarado, entre frentes y
garfios. Estirado mármol como un río que recurva o aprisiona
los labios destrozados, pero los ciegos no oscilan.
Espirales de heroicos tenores caen en el pecho de una paloma
y allí se agitan hasta relucir como flechas en su abrigo de noche.

Una flecha destaca, una espalda se ausenta.


Relámpago es violeta si alfiler en la nieve y terco rostro.
Tierra húmeda ascendiendo hasta el rostro, flecha
cerrada.
Polvos de luna y húmeda tierra, el perfil desgajado en la nube que es
espejo. Frescas las valvas de la noche y límite airado de las conchas
en su cárcel sin sed se destacan los brazos,
no preguntan corales en estrías de abejas y en secretos
confusos despiertan recordando curvos brazos y engaste de la frente.

Desde ayer las preguntas se divierten o se cierran


al impulso de frutos polvorosos o de islas donde
acampan los tesoros que la rabia esparce, adula o
reconviene.
Los donceles trabajan en las nueces y el surtidor de frente a su
sonido en la llama fabrica sus raíces y su mansión de gritos
soterrados.
Si se aleja, recta abeja, el espejo destroza el río mudo.
Si se hunde, media sirena al fuego, las hilachas que surcan el
invierno tejen blanco cuerpo en preguntas de estatua polvorienta.
Cuerpo del sonido el enjambre que mudos pinos claman,
despertando el oleaje en lisas llamaradas y vuelos
sosegados, guiados por la paloma que sin ojos chifla,
que sin clavel la frente espejo es de ondas, no recuerdos.
Van reuniendo en ojos, hilando en el clavel no siempre ardido
el abismo de nieve alquitarada o gimiendo en el cielo
apuntalado. Los corceles si nieve o si cobre guiados por
miradas la súplica destilan o más firmes recurvan a la mudez
primera ya sin cielo.

La nieve que en los sistros no penetran,


arguye en hojas, recta destroza vidrio en el
oído,
nidos blancos, en su centro ya encienden tibios los corales,
huidos los donceles en sus ciervos de hastío, en sus bosques
rosados. Convierten si coral y doncel rizo las voces, nieve los
caminos,
donde el cuerpo sonoro se mece con los pinos, delgado
cabecea. Más esforzado pino, ya columna de humo tan agudo
que canario es su aguja y surtidor en viento desrizado.

Narciso, Narciso. Las astas del ciervo asesinado


son peces, son llamas, son flautas, son dedos mordisqueados.
Narciso, Narciso. Los cabellos guiando florentinos reptan
perfiles, labios sus rutas, llamas tristes las olas mordiendo sus
caderas.
Pez del frío verde el aire en el espejo sin estrías, racimo de
palomas ocultas en la garganta muerta: hija de la flecha y de los
cisnes. Garza divaga, concha en la ola, nube en el desgaire,
espuma colgaba de los ojos, gota marmórea y dulce plinto no ofreciendo.

Chillidos frutados en la nieve, el secreto en geranio


convertido. La blancura seda es ascendiendo en labio
derramada,
abre un olvido en las islas, espadas y pestañas vienen
a entregar el sueño, a rendir espejo en litoral de tierra y roca
impura. Húmedos labios no en la concha que busca recto hilo,
esclavos del perfil y del velamen secos el aire muerden
al tornasol que cambia su sonido en rubio tornasol de cal
salada, busca en lo rubio espejo de la muerte, concha del
sonido.

Si atraviesa el espejo hierven las aguas que agitan el oído.


Sí se sienta en su borde o en su frente el centurión pulsa en su
costado. Si declama penetra en la mirada y se fruncen las letras en el
sueño.
Ola de aire envuelve secreto albino, piel arponeada,
que coloreado espejo sombra es del recuerdo y minuto del silencio.
Ya traspasa blancura recto sinfín en llamas secas y hojas
lloviznadas. Chorro de abejas increadas muerden la estela, pídenle
el costado.
Así el espejo averiguó callado, así Narciso en pleamar fugó sin alas.
(1937)
Cuento el ayuda de cámara le salía al paso, Sofonisco estaba
convencido de que el filólogo tenía que hacer por la
mano
Cangrejos, golondrinas de su ayuda de cámara los pagos que engordaban los
días domingos. Para él, cobrar en monedas era
Eugenio Sofonisco, dedicaba la mañana del domingo a mantener la eternidad recíproca que su trabajo
las cobranzas del hierro trabajado. Salía de la incesancia necesitaba. Mientras trabajaba el hierro, las chispas lo
áurea de su fragua y entraba con distraída oblicuidad en mantenían en el oro instantáneo, en el parpadeo
la casa de los mayores del pueblo. No se podía saber si estelar. Cuando recibía las monedas, le parecía que le
era griego o hijo de griegos. Sólo alcanzaba su plenitud devolvían las mismas chispas congeladas, cortadas
rodeado por la serenidad incandescente del metal. como el pan.
Guardaba un olvido que le llevaba a ser irregular en los
cobros, pero irreductible. Volvía siempre silbando, pero Agudo y locuaz, le gustaba aparecer como lastimero y
volvía y no se olvidaba. Tenía que ir a la casa del sollozante. El domingo que fue a casa del filólogo se
filólogo que le había encargado un freno para el caballo entró al ruedo, oblicuo como de costumbre, y al
joven del hijo de su querida, y aunque atravesar el largo patio que tenía que recorrer antes de
tocar la primera
puerta, vio en el centro del patio una montura con la Quizás
inscripción de ilustres garabatos aljamiados. Ilustró la
punta de sus dedos recorriendo la tibiedad de aquella
piel y la frialdad de los garabatos en argentium de
Lisboa. Apoyado en su distracción avanzaba convencido,
cuando la voz del mayordomo del filólogo llenó el patio,
la plaza y la villa. Insolencia, decía, venir cuando no se
le llama, nos repta en el oído con la punta de sus
silbidos y se pone a manosear la montura que no
necesita de su voluptuosidad. Orosmes, soplillo malo. No
vienes nunca y hoy que se te ocurre, mi señor el filólogo
fue a desayunar a casa del tío de un meteorólogo de las
Bahamas que nos visita, y no está ni tiene por qué
estar. Usted viene a cobrar y no a acariciar la plata de
las monturas que no son suyas. Empieza por hacer las
cosas mal, y después acaricia su maldad. Un herrero
con delectación morosa. Te disfrazas de distraído
amante del argentium, pero en el puño se te ve el rollo
de los cobros, las papeletas de la anotación cuidadosa.
Te finges distraído y acaricias, pero tu punto final es
cerrar el pañuelo con arena aún más sucia y con las
monedas en que te recuestas y engordas. No te quiero
ver más por aquí, te presentas en el instante que sólo a
ti corresponde, alargas la mano y después te vas. No
tienes por qué acariciar la plata de ninguna montura. La
voz se calló, desaparecieron los carros de ese Ezequiel, y
Sofonisco saltó de su distracción a una retirada lenta,
disimulada.

El domingo siguiente se levantó con una vehemencia


indetenible para volver a repetir la cobranza en casa del
filólogo. Se sentía avergonzado de los gritos del
mayordomo, vaciló, y le dijo a su mujer la urgencia de
aquel cobro y el malestar que lo aguantaba en casa. La
mujer de Sofonisco se cambió los zapatos, se alisó,
mientras adoptaba la dirección de la casa del filólogo.
Se le olvidó acariciar la montura antes de que su mano
cayese tres veces en el aldabón.

No le salió al paso el mayordomo, sino la esposa del


filólogo. Insignificante y relegada cuando su esposo
estaba en casa si éste viajaba adquiría una posición
rectificadora y durante la ausencia del esposo presumía
de modificar y humillar al mayordomo. Le había
mandado que ayudase a fregar la loza, que abandonase
el plumero y sus insistentes acudidas a la más lejana
insinuación a su presencia, llenada con mimosas
vacilaciones. Había visto la humillación de la noble
distracción de Sofonisco, anonadado por la crueldad y
los chillidos del mayordomo. Y ahora quería limpiarle el
camino, reconciliarse.

A la presencia del deseo de cobranza, contestó con


muchas zalemas que su esposo continuaba las visitas
dominicales al meteorólogo de las Bahamas, ya que
tenían mucho que hablar acerca de la influencia de la
literatura birmana en el siglo II de la Era Cristiana. Ella
no tenía dinero en casa, pero se afanaría por hacer el
pago en cualquier forma. Sorprendió una indicación
lejana. Ah, sígame, le dijo. La traspasó por pasadizos
hasta que llegaron como a un oasis de frío, estaban en
la nevera de la casa. Le enseñó colgada una buena
pierna de res. Es suya, le dijo, se la cambio por el
recibo. No tengo por ahora otra manera de pagarle.
el domingo siguiente el mayordomo le entregue unas dinamita aceitada su pelota desaparecerá, no
cuantas monedas que le envía mi esposo el filólogo. desaparecer, va hacia dentro buscando
Pero no, dijo como iluminada, prefiero pagarle yo ahora
mismo. Es suya, llévesela como quiera, pero no la
arrastre, requiere un buen hombro. Vaya a buscar a su
esposo. Las puertas quedarán abiertas para que no se
moleste. Dispense, adiós.

Al llegar a su casa el herrero descansó la pierna de la


res cerca del baúl, indeciso ante la situación definitiva del
nuevo monumento que se elevaba en su cámara. Tenía
unos fluxes que nunca usaba, esperando una solemnidad
que nunca lo saludaba, los empapeló y los llevó hasta
una esquina donde fueron desenvueltos en un
cromatismo xántico. Izó la pierna y la situó en el respeto
de una elevación que no evitase la tajada diaria al
alcance de la mano, y salió a airearse, el olor
penetrante de la res le había comunicado una
respiración mayor que necesitaba de la frecuencia de los
árboles en el aire que él iba a incorporar.

La esposa se desabrochó, esperando el regreso del


herrero para hacer cama. Desnuda se acercó a la pierna
de la res, la contempló, acariciándola con los ojos desde
lejos. La pierna trasudó como una gota de sangre que
vino a reventar contra su seno. No reventó, al golpe
duro de la gota de sangre en el seno sintió deseos de
oscurecer el cuarto antes de que regresase el herrero.
Sintió miedo de verse el seno y miedo de ver el esposo.
El sueño, uno al lado del otro, los distanció por dos
caminos que terminaban en la misma puerta de hierro
con inscripciones ilegibles. Cierto que ella era analfabeta;
él, había comenzado a leer en griego en su niñez; a
contar los dracmas limpiando calzado en Esmirna y
había hecho chispas en los trabajos de la forja colada en
la villa de Jagüey Grande. Cuando dormía después que
había penetrado con su cuerpo en su esposa
diversificaba su sueño, ocurriéndosele que recibía un
mensaje de Lagasch, alcalde de Mesopotamia,
comprando todas sus cabras. Al terminar el sueño,
soñaba que estaba en el principio de la noche, en el
sitio donde se iniciaba la inscripción de los soplos
benévolos.

Al despertar la esposa tuvo valor para contemplarse el


seno. Había brotado una protuberancia carmesí que
trató de ocultar, pero el tamaño posterior la llevó a
hablar con Sofonisco de la nueva vergüenza aparecida
en su cuerpo. El no le dijo lo que tenía que hacer. Se
sintió tan indeciso, después consideró la aparición de
algo sagrado, luego respetaba más que nunca a su
mujer, pero no la tocaba ya. Todos los vecinos le
hablaron del negro Tomás, cuyo padre había alcanzado
una edad que los abuelos del pueblo en su niñez ya lo
recordaban como viejo. Había curado viruelas, andaba
con largo cayado de rama de naranjo, cuando se
tornaban negras, abrazándose con blancas. Allí fue y el
negro le habló con sílaba lenta, de imprescindible
recuerdo: me alegra el herrero y me voy a entretener en
devolverle a su esposa como un metal. Hay que hacer
primero túnel y después salida. Yo tengo el aceite del
túnel, no preveo la salida que Dios tiene que ayudar.
Hay un aceite de nueces de Ipuare, en el Brasil, que es
caliente y abre brecha e inicia el recorrido. Con esa
una salida. Se lo pone una semana, dejando caer la se
gota de aceite hirviendo a la misma altura donde cayó la
gota de sangre. Después, vuelva. Algo tiene que ocurrir.
Ya no se espera que algo ocurra. Antes, cuando tocaban
la puerta, se sentía que podía ser Dios. Ahora se piensa
que sea un cobrador y no se abre. Mientras se aplica el
aceite hirviendo, tiene que tocarla su esposo todos los
días. Ya tiene túnel, ahora espere salida.

Se sentía penetrada, la penetración estaba en tan


mínima dosis en su recorrido que no sentía dolor. El
topo seguido de la comadreja, el oso hormiguero
seguido de una larga cadena la recorrían. Buscaban una
salida, mientras sentía que la protuberancia carmesí se
iba replegando en el pozo de su cuerpo. Un día
encontró la salida: por una carie se precipitó la
protuberancia. Desde entonces empezó a temblar,
tomar agua -orinar- tomar agua, se convirtió en el
terrible ejercicio de sus noches. Estaba convencida que
había sanado ¿acaso no había visto ella misma a la
protuberancia caer en el suelo y desaparecer como una
nube que nunca se pudo ver? Tuvo que ir de nuevo a
ver al negro Tomás. Hubo túnel y salida, le dijo, ésta la
ganó usted. Yo no podía prever que una carie sería la
puerta. Ahora le hace falta no el aceite que quema, sino
el que rodea la mirada. Yo no podía ver a una carie
como una puerta, pero conozco ese aceite de calentura
natural que se va apoderando de usted como un gato
convertido en nube. Vaya a ver al negro Alberto, y él,
que ya no baila como diablito, le ofrecerá los colores de
sus recuerdos, las combinaciones que le son necesarias
para su sueño. Usted fue recorrida por animales lentos,
de cabeceo milenario. Ahora salga, siga con sus pasos
la lección que le va a dictar su mirada. Tiene que
convertir en cuerda floja todo cuanto pise.

Fue a ver al negro Alberto. Vivía en una casa señorial de


Marianao, la casa solariega de los Marqueses de
Bombato había declinado lentamente hacia el solar. En
1850, los Marqueses daban fiestas nocturnas,
maldiciendo la llegada de la aurora. En 1870, se había
convertido en una casona gris de cobrar contribuciones.
En 1876, era el estado ciudad de un solar de Marianao.
Ahora se guardaba una colilla para ser fumada tres
horas después, en el blasón de una puerta de caoba. La
pila bautismal recibía diariamente la materia que hace
abominables a las pajareras. El negro Alberto estaba
sentado en una pieza que tenía la destreza de trabajo
de un sillón de Voltaire con la destreza simbólica de un
sillón Flaubert. Al verla se levantó para otorgarle las
primeras palmatorias.

Ya hubo túnel, le preguntó con una solemnidad


jacarandosa. Con una elasticidad madura que guardaba
la enseñanza de sus gestos.

Lo hubo y la carie sirvió de puerta. Pero a pesar de que


yo vi, estaba muy despierta, rebotar la bolita contra el
suelo que todos los días brillantó, no me siento bien y
sufro.

Alberto había sido diablito en su juventud. Cuando era


adolescente bailaba desnudo, a medida que recorría los
años iba aumentando su colección de túnicas. Cuando
retiró mostraba sus colecciones a los enviados por el
negro Tomás con fines curativos. Transcurría
diseñando los vestidos que ya no podía ponerse para
ninguna fiesta, y su mujer costurera copiaba como si en
eso consistiese su fidelidad. Algunos se complicaban en
laberintos de hilos, sedas y cordones, que rememoraba
a Nijinsky entrevisto por Jacques Emile Blanche. Otros
se aventuraban en el riesgo sigiloso de dos colores
contrastados con una lentitud de trirreme. Los fue
entreabriendo en presencia de la esposa de Sofonisco.
Las correas con campanillas que ceñían sus brazos y
piernas estaban invariablemente resueltas siguiendo las
vetas de oro en el fondo verde oscuro del cobre. Las
más retorcidas combinaciones dejaban impávidas a la
mujer del griego. Parecía que ya Alberto tocaría el final
de su colección de túnicas y ni él se intranquilizaba
ni la visitante mostraba la serenidad que había ido a
rescatar. Por fin, mostró entre las últimas túnicas, la lila
que mostraba grabada en sus espaldas una paloma. Los
collares que ceñían sus brazos y sus piernas ya no eran
circulares. En la boca de la paloma no se observaban
ramas de trigo o aceitunas, sino muy roja, mostraba su
boca en doble rojez. Alberto anotó fríamente en su
memoria: blanco, lila y rojo. Como quien vuelve del
sueño aparta los pañuelos que se le tienden, la esposa
del herrero dijo: ya estoy en la orilla.

Fue a pagarle los servicios suntuosos del negro Alberto.


Recordó lo horrible que era para ella cobrar, llevar a su
casa aquella enorme pieza de res. Pensó que pagar era
como lanzar una maldición a un rostro que no la había
provocado.

No busque, le dijo Alberto, coja el hueso de la pierna y


entiérrelo. Recuérdalo, pero no lo mire. La ironía del
túnel es la paloma, siempre encuentra salida. Yo creí
que había que despertarla, pero su propia sangre la
llevaba a poner la mano en un cuerpo blando. La paloma
blanca y la lengua roja colocan su mirada en lo
cotidiano de la mañana.

Sin embargo, le contestó, el negro Tomás me


aconsejaba que Sofonisco me tocara y yo comprendía
que él me tenía miedo. Me pasaban cosas extrañas y él
huía. Me abrazaba, pero mostraba en el fondo de sus
averiguaciones carnales una indiferencia, como si me
hubiese convertido en una imagen desatada de la carne.
Ahora me recordará con más precisión y podré caber
de nuevo dentro de él sin atemorizarlo. Entonces se
sacó del seno un hilo que el negro Alberto, siempre
avisado, fue tirando, cuando todo el hilo estaba
desconcertado por el suelo, lo cogió y lo lanzó en la
saya de su mujer que seguía cosiendo, recorriendo
mansamente sus diseños.

Habían pasado los años que ya mostraba el hijo de


Sofonisco y el pitagórico siete se mostraba con el ritmo
que golpeaba la pelota contra el suelo. Su frenesí lo
llevaba a golpear tan rápidamente que parecía que en
ocasiones la pelota buscaba su mano como si fuera un
muro, con la confianza de ser siempre interrumpida.
Otras veces, después de tropezar con el suelo la pelota
se levantaba como si fuese a trazar la altura de un
fantasma imposible. La madre contemplaba
con una lánguida extrañeza aquel frenesí de su hijo.
Crecía, se volvía roja como cuando el padre martillaba Entonces, dijo ella, tengo que buscar tu salud y aunque
las chispas. Parecía estar ciego en el momento en que le estoy ya convertida en cristal, tengo que girar para que
pegaba a la pelota contra el suelo y luego casi con tus ojos no se oscurezcan.
indiferencia no recobraba el orgullo de la mirada al ver la
altura alcanzada. Al alcanzar una altura increíble para el De pronto, cuando llega el cangrejo, dijo el herrero
golpe de su pequeña mano, alcanzó una altura tiritando, me veo obligado a retroceder y ya no puedo
misteriosa que ya más nunca podría rebasar. La pelota tocarte. Cuando tú luchas con esas contradicciones
vaciló, recorrió una canal invisible y al. fin se quedó que te han sido impuestas, me asomo y veo que lo
dormida en la pantalla de grueso cartón verde que que me transparentaba se borra, que es necesario
cubría el bombillo. La madre del nuevo Sofonisco, se reencontrarlo después de un paréntesis peligroso.
movilizó jubilosa para entregarle a su hijo la alegría del Aunque ya tú no tengas curiosidad, me es necesario
reencuentro. Como si hubiese resuelto la invención de comprender una destreza, la forma que tú adquieres
poblar el aire de peces, fue al patio y cogió la vara que para caer en tu separación de mi cuerpo. Esa
alzaba a la tendedora lo más alto posible de las monotonía que tú esbozas, esa impertinencia para
manchas de la tierra. Le dio un golpe muy ligero a la comprobar tus deseos, revela un endurecimiento que yo
pelota para ver que rodase por la pantalla. No pudo disculpo, pues en los caminos que te van a imponer,
prever la velocidad devoradora que adquiriría la pelota, requieres una gran opacidad, ya que la luz te iría
muy superior a la huida de sus piernas. Le cayó en la reduciendo, descubriéndote en un momento en que ya
nuca. El niño escondió la pelota para que llenase el tú no puedes ser conocida por nadie.
mismo tiempo que le estaba dedicado al día siguiente.
El herrero se fue a dormir, sus músculos estaban muy Ah, tú, silabeó la esposa, ahora es cuando surges y ya
espesos por su ración diaria de martillazos y necesitaba no necesitas tocarme. Cuando surge ese escorpión
del aceite flexible del sueño. El niño necesitaba sobré mi cuerpo te entretienes con los esfuerzos que yo
esconder algo para dormirse. Ella ocupó su lugar: hago para quitármelo de encima. Cuando veas que ya
dormir sin despertar al que estaba a su lado. Soñó que no puedo quitármelo entonces empezará tu madurez. Al
por carecer de piernas, circulizada, se movía, pero sin día siguiente, con la flor del aretillo sobre el seno, fue a
poder definir ningún camino. Con una lentitud secular ver al negro Tomás.
soñó que le iban brotando retoños, después
prolongaciones, por último, piernas. Cuando iba a Atravesó la bahía. El negro la situó entre una esquina y
precisar que caminaba se encontró la entrada de un un farol que se alejaba cinco metros. Precipitadamente le
túnel. Ya ella sabía, el sueño era de fácil interpretación dejó el frasco con aceite y el negro se hizo invisible. La
llevado por sus recuerdos y se sintió fatigada al sentirse esposa del herrero distinguió círculos y casas. El
la más aburrida de las aburridas. semicírculo de la línea de la playa, el círculo de los
carruseles que lanzaban chispas de fósforo y latigazos, y
Dejó el sueño en el momento en que entraba en el más arriba las casas en rosa con puertas anaranjadas y
túnel, pero al despertar se llevó la mano a la nuca y allí las verjas en crema de mantecado. Negros vestidos de
estaba de nuevo la protuberancia carmesí. Ya está ahí, diablito avanzaban de la playa a los carruseles y allí
dijo, como quien recibe lo esperado. se disolvían. Empezaban desenrollándose acostados en
el suelo, como si hubiesen sido abandonados por el
Viene como siempre, contestó Sofonisco despertándose, oleaje. Se iban desperezando, ya están de pie y ahora
a hacer su mal y lo peor es que tenemos que salir con lanzan gritos agudos como pájaros degollados. Después
él. Cualquiera que se quede sin el otro hasta el solemnizan y cuando están al lado de los carruseles las
último momento, hasta entrar, es el que no podrá voces se han hecho duras, unidas como una coral que
recordar. tiene que ser oída. Los carruseles como si mascasen el
légamo de ultratumba cortan sus rostros con cuchilladas
Hay que averiguarlo, seguirlo, dijo ella, ya es la segunda que dejan un sesgo de luna embadurnada con hollín y
vez y ahora viene a destruir como quien trabaja sobre calabaza. La calabaza fue una fruta y ahora es una
un cuerpo relaxo que no tiene prolongaciones para máscara y ha cambiado su ropa ante nuestro rostro
atraer o rechazar. Puerta, túnel, carie, la paloma como si la carne se convirtiese en hueso y por un rayo
encuentra salida, todo eso está ya desinflado, Y no sé si de sol nocturno el esqueleto se rellenase con almohadas
el negro Tomás al surgir el nuevo hecho en la misma nupciales. Aquellas casas girando parecen escaparse,
persona no se distraerá, fingirá que se pone al acoso y golpean nuestro costado. Es lo insaciable; los diablitos
para descansar. Yo misma he borrado la posibilidad de avanzan hasta los carruseles y éstos lo rechazan otra
la sorpresa que mi cuerpo recién lavado puede ofrecer. vez y otra hasta la playa. Los soldados momificados
Me veo obligada a recorrer un camino donde los deseos soportan aquella lava. Uno saca su espada y surge una
están cumplidos. nalga por encantamiento y pega como un tambor. Un
negrito de siete años, hijo de Alberto el de las túnicas,
Sí, dijo Sofonisco, que ya no se rodeaba de un halo de vestido de marinero veneciano, empina un papalote
chispas, pero eso sucede delante de mí y no puedo para conmemorar la coincidencia de la espada y la
contemplar un espectáculo tan terrible sin ver las nalga. La esposa, portadora del cangrejo, acostumbrada
contradicciones que recibo cuando estoy dormido y a las chispas del herrero griego, retrocede
siento que te acuestas a mi lado.
de la esquina hasta el farol. Cuando los diablos son monturas
botados hasta la playa, ella avanza cautelosamente hasta
la esquina. Cuando los diablitos llegan hasta los bordes
del carrusel, ella retrocede hasta el farol. Sintió pánico y
la voz le subía hasta querer romper sus tapas, pero el
cangrejo que llevaba en la nuca le servía de tapón.
Las grandes presiones concentradas en los coros de los
negros se sintieron un poco tristes al ver que nada más
podían trasladarla de la esquina hasta el farol. Y a la
limitación, a la encerrona de su pánico oponían la altura
de sus voces en un crecento de mareas sinfín. Después
supo que un poeta checo que asistía para hacer color
local, acostumbrado a los crepúsculos danzados en el
Albaicín, había comenzado a tiritar y a llorar, teniendo un
policía que protegerlo con su capota y llevarlo al
calabozo para que durmiese sin diablos. Al día siguiente,
las páginas de su cuaderno lucían como pétalos idiotas
entre el petróleo y la gelatina de las tambochas,
devueltas por los pescadores eruditos a las aguas
muertas de la bahía.

Y más allá de los carruseles, las casas pobladas hasta


reventar, con las claraboyas cerradas para evitar que la
luz subdivida a los cuerpos. Bailándole a las esquinas, a
los santos, al fango tirado contra cualquier pared, en
cada casa apretada se repite la caminata de la playa
hasta el carrusel. De pronto, un cuerpo envuelto en un
trapo anaranjado es lanzado más allá de las puertas. Los
soldados enloquecidos lanzan tiros como cohetes. Pero
las casas cerradas, llenas hasta reventar, desdeñan el
fuego artificial. «Aquí te encontré y aquí te maté». Y la
cuchillada... Ah... La esposa del herrero siente que le
clavan la cabeza y retrocede hasta el farol. Pasan por
encima de ella, como en un asalto, todo el botín de la
fiesta. Recibe una claridad, la mañana comienza a
acariciarla. Empieza a sentir, a recuperar y sorprende
que el frasco de aceite del Brasil hierve queriendo
reventar. Cree que aún separa a los grupos, pide
permiso y nadie la rodea. La lancha que la devuelve
como única tripulante, le permite un sueño duro que
galopa en el petróleo. Sale de la lancha con pasos
raudos, como si la fuese a tripular de nuevo. Cuando
llega a su casa percibe a su esposo y a su hijo
respetuosos de las costumbres de siempre. Y lleva el
aceite hirviendo hasta su nuca. Ya encontró camino, le
dice de nuevo el negro Tomás cuando lo visita, y saldrá
más allá del túnel. Por la mañana lanza de nuevo la
protuberancia carmesí. Ahora ha saltado por el túnel de
la cuenca del ojo izquierdo. Pero la zozobra que la
continúa es insoportable. El esposo alejado de ella, en
una soledad duplicada, se lleva de continuo el índice a
los labios. Y aunque está solo y muy lejos de ella, repite
ese gesto, que la vecinería a su vez comenta y repite. Y
el hijo, más huraño, antes de entrar en el sueño, se
obstaculiza a sí mismo en tal forma que la pelota rueda
como si fuese agua muerta o una cucharada
despreciada cuyo vuelo es seguido con indiferencia.

¿Qué les pasa a ustedes?, dice después de la


sobremesa, lanzándole la pelota a su hijo que la deja
correr, importándole nada su desenvolvimiento.

Estás en vacaciones, ahora se dirige al esposo, para ver


si tiene mejor suerte, no quieres hacer nada y las
de hierro van formando por toda la casa una negrura recuerdos, entremezclándolos y separándole después
que será imposible limpiar cuando nos mudemos. sus pinzas,

Nos mudaremos, le contesta casi por añadidura, y los


hierros se quedarán, ya con ellos no se puede hacer ni
una sola chispa. Me gusta más ver una luciérnaga de
noche que arrancarles una chispa a esos hierros de día.

Ahora, le decía días más tarde el negro Tomás, no


puedo predecir el combate de la golondrina y la
paloma. Ni en qué forma le hablarán. Sé que la
golondrina no puede penetrar en la casa y conozco la
sombra de la paloma. Sin embargo, una golondrina se
obstinará en penetrarla y la paloma le hará daño.
Siempre que pelean la golondrina y la paloma se hace
sombra mala.

Buscaba la huida de su casa. Con un paquete a su lado,


por si tenía que permanecer en los parques a la noche,
mostraba aun sobre su seno la flor del aretillo. En varias
ocasiones la flor rodaba, queriendo escapársele, pero su
indiferencia aun podía extender la mano y recuperarla.
Su atención fue indicando los carros de golondrinas que
borraban las nubes. No era su intención, hasta donde
su mirada podía extenderse, poner la mano en el cuello
de ninguna de ellas. El verso de Pitágoras, domésticas
hirundines ne habeto que aconseja no llevar las
golondrinas a la casa, existía para ella. Observaba sus
perfectas escuadras, sus inclinaciones incesantes y
geométricas. Apenas pudo hacer un vertiginoso
movimiento con la mano derecha para ahuyentar a una
golondrina que se apartaba de la bandada y había
partido como una flecha marcada a hundirse en su
rostro. Rechazada, volvió un instante a la estación de
partida como para no perder la elasticidad que la lanzaba
de nuevo, como el rayo se hace visible mientras la
nube retrocede. Aterrorizada asió a la golondrina por el
cuello y comenzó a apretarla. Cuando sintió la frialdad de
las plumas, asqueada abrió las manos para que se
escapase. Entontada, el ave ya no tenía fuerza para
alejarse y la rondaba a una distancia bobalicona. Le
hacía señas y gritos a la golondrina para que huyese,
pero ella insistía, idiotizada como en las caricias de un
borracho. Tuvo que huir volviendo el rostro para
asegurar que el ave ya no tenía fuerza para perseguirla.
A la otra mañana, como sucede siempre en la
vergüenza de la conciencia, repasó aquel sitio donde se
había manifestado el conjuro. Al lado del paquete, la
golondrina lucía con sofocada torpeza la última frialdad.
Pudo oír los comentarios de las esquinas que le
indicaban que la golondrina había hecho esfuerzos
contrahechos para acercarse al paquete. Esa misma
noche soñó, mientras el herrero y su hijo guardaban
de ella una distancia regida por la prudencia: la
golondrina era de cartón mojado; el rocío había
traspasado los papeles del paquete y algodonado los
cordeles que lo custodiaban. Dentro, un niño gelatinoso,
deshuesado en una herrería que manipulaba con
martillos de agua, ofrecía su ombligo con una
protuberancia carmesí para que abrevase el pico de
caoba de la golondrina.

Después de tanto guerrear había ido volviendo a sus


paseos del crepúsculo. Tuvo deleite de atar dos
irónicas. Creían que la habían dejado serena, no la 1840), de quien se ocupó en la segunda, hasta la guerra
huían, pero ya a su lado nada se le ponía en marcha del Chaco y los tiempos más recientes. Diversas
para su destino. Creía recordar las cosas que pasaban a colecciones de relatos conocidos y nuevos completan la
su lado con una dureza de arañazo. Alejaba tanto el producción de Roa Bastos: Los pies sobre el agua (1967),
rostro que se le acercaba o la mano que se le tendía Madera quemada (1967), Moriencia (1969), Cuerpo
que los gozaba como una estampa borrosa. Podía reducir presente y otros cuentos (1971), Antología personal
el cielo al tamaño de una túnica y la paloma que le (1980), Contar un cuento y otros relatos (1984). También
echaba la sombra a la otra inmovilizada con su lengua ha dado a conocer una nueva pieza teatral, Yo el
de rojez contrastada en la túnica lila. Gozaba de una Supremo (1985), que aprovecha un episodio de la
sombra que le enviaba la paloma que no se acerca novela del mismo título. En 1992, con ocasión del
nunca tanto como la golondrina cuando está marcada. Quinto Centenario del Descubrimiento de América, dio a
La luz la iba precisando cuando ya el herrero y su hijo no conocer Vigilia del Almirante, novela sobre Cristóbal
sentían el paseo del cangrejo por su nuca o por el seno Colón, iniciando un nuevo periodo de gran creatividad
que había impulsado con levedad acompasada la flor del que ya ha dado las novelas El fiscal (1993), Contravida
aretillo. El cangrejo sentía que le habían quitado aquel (1994) y Madama Sui (1996). Con ellas Roa Bastos ha
cuerpo que él mordía duro y que creía suyo. Le habían insistido en la recreación de momentos y personajes de
quitado aquel cuerpo que él necesitaba para lo propio la historia de su país, enriquecidos a veces con
suyo, semejante al enconado refinamiento de las ingredientes autobiográficos y, como ya había hecho en
alfombras cuando reclaman nuestros pies. obras anteriores, referencias complejas a la condición del
propio discurso narrativo. Desde los artículos reunidos en
La Inglaterra que yo vi (1946), fruto de su primer viaje a
Augusto Roa Bastos (1917) Europa, son numerosos los ensayos que ha publicado.
También ha escrito varios guiones cinematográficos.
Escritor paraguayo, uno de los grandes narradores
latinoamericanos contemporáneos. Fue testigo de la El trueno entre las hojas
revolución de 1928, trabajó como voluntario en el (Fragmento)
servicio de enfermería durante la etapa final de la guerra
del Chaco (1932-1935) contra Bolivia, y, sin afiliarse a “El ingenio se hallaba cerrado por limpieza y
partido alguno, fue poniéndose al lado de las clases reparaciones después de la zafra. Un tufo de horno
oprimidas de su país. En 1947 tuvo que abandonar henchía la pesada y eléctrica noche de diciembre. Todo
Asunción, amenazado por la represión que el gobierno estaba quieto y parado junto al río. No se oían las aguas
desataba contra los derrotados en un intento de golpe ni el follaje. La amenaza de mal tiempo había puesto
de Estado, y se estableció en Buenos Aires, donde tensa la atmósfera como el hueco negro de una
sobrevivió con trabajos muy diversos y dio a conocer campana en la que el silencio parecía freírse con
buena parte de su obra. Otra dictadura lo obligó en susurros ahogados y secretas resquebrajaduras.
1976 a abandonar Argentina para trasladarse a Francia y
enseñar literatura y guaraní en la Universidad de (...)
Toulouse le Mirail. En 1982, tras un breve viaje a su
país, fue privado de la ciudadanía paraguaya, y se le Cuando se apagó el murmullo de las voces, se pudo
concedió la española en 1983. En 1989 obtuvo el Premio notar que el acordeón fantasma no sonaba ya en la
Cervantes. El estreno de su pieza teatral La garganta del río. Sólo la campana forestal siguió
carcajada, en 1930, señala el comienzo de su carrera tañendo por un rato, a distancia imprecisable. Después
literaria. Sólo o en colaboración, escribiría después otras también el pájaro calló. Los últimos ecos resbalaron
piezas, como La residenta y El niño del rocío, fechadas sobre el río. Y el silencio volvió a ser tenso, pesado,
en 1942, o Mientras llegue el día, estrenada en oscuro. Los primeros relámpagos se encendían hacia el
1946, a la vez que trabajaba como administrativo de poniente, por detrás de la selva. Eran como fugaces
banca o como periodista para El País, diario de Asunción párpados de piel amarilla que subían y bajaban
que le facilitaría los primeros viajes a Europa. En 1937 súbitamente sobre el ojo inmenso de la tiniebla. El
tenía escrita la novela Fulgencio Miranda, nunca acordeón no volvió a sonar esa noche en el Paso.
publicada, y en 1942 apareció El ruiseñor de la aurora y
otros poemas. En 1944 Roa Bastos formó parte del grupo (...)
Vy’a Raity (El nido de la alegría), decisivo para la
renovación de la poesía y la plástica en Paraguay. Las ruinas también lo miraban con ojos ciegos. Se
Con esos antecedentes llegó a Buenos Aires, donde dio a miraban sin verse, el río de por medio, todas las cosas
conocer un nuevo poemario en 1960, El naranjal que habían pasado, el tiempo, la sangre que había
ardiente (Nocturno paraguayo), pero sobre todo corrido, entre ellos dos; todo eso y algo más que sólo él
consolidó su condición de narrador con los relatos El sabía. Las ruinas estaban silenciosas entre los helechos y
trueno entre las hojas (1953) y El baldío (1966), que se las ortigas. Él tenía su música. Sus manos se movían con
acercaron a los problemas sociales y políticos de su país, ímpetu arrugando y desarrugando el fuelle. Pero en el
y con sus novelas Hijo de hombre (1960) y Yo el rezongo melodioso flotaba su secreto como los camalotes
Supremo (1974), que le permitieron el análisis de y los raigones negros en el río.
episodios decisivos de la historia paraguaya, desde la
dictadura inicial de José Gaspar Rodríguez de Francia (...)
(1814-
La recordaba como entonces y aunque estuviera lejos o jóvenes que, juntamente con los de «Arco y Flecha» y
se hubiese muerto, la esperaría siempre. No; pero ella «Samba», desempeña un papel importante en la
no estaba muerta. Sólo para él era como un sueño. A renovación de las letras bahianas. Comandados por
veces la sentía pasar por el río. Pero ya no podía verla Pinheiro Viegas, figuran en la «Academia de los
sino en su interior, porque la cárcel le había dejado Rebeldes», además de Jorge Amado, los escritores Joâo
intactos sus recuerdos pero le había comido los Cordeiro, Dias da Costa, Alves Ribeiro, Edison
ojos. Estaba acompañado y solo. Por eso el acordeón Carneiro, Sosígenes Costa, Válter da Silveira, Aidano
sonaba vivo y marcial entre las barrancas de Paso Yasy- do Couto Ferraz y Clóvis Amorim.
Moroti, pero al mismo tiempo triste y nostálgico,
mientras caía la noche sobre su noche.” Está casado con Zélia Gattai -autora de Anarquistas,
graças a Deus (1979), Um chapéu para viagem (1982)
Yo el Supremo -un libro de sus memorias junto a Jorge Amado-, Senhora
(Fragmento) dona do baile (1984), Jardim de inverno (1988),
Pipistrelo das mil cores (1989) y O segredo da Rua 18
“Quiero que en las palabras que escribes haya algo que (1991)- y tiene dos hijos: Joâo Jorge, sociólogo y autor
me pertenezca. No te estoy dictando un cuenticulario de de piezas de teatro infantil, y Paloma, psicóloga, casada
nimiedades. Historias de entretén-y-miento. No estoy con el arquitecto Pedro Costa. Es hermano del médico
dictándote uno de esos novelones en que el escritor neuropediatra Joelson Amado y del escritor James
presume el carácter sagrado de la literatura. Falsos Amado.
sacerdotes de la letra escrita hacen de sus obras
ceremonias letradas. En ellas, los personajes fantasean En 1945, es electo diputado federal por el Estado de San
con la realidad o fantasean con el lenguaje. Pablo, teniendo participación de la Asamblea
Aparentemente celebran el oficio revestitdos de Constituyente de 1946 (por el Partido Comunista
suprema autoridad, mas turbándose ante las figuras Brasileño) y de la primera Cámara Federal para el Estado
salidas de sus manos que creen crear. De donde el Nuevo, siendo responsable de varias leyes que
oficio se torna vicio. Quien pretende relatar su vida se beneficiaron a la cultura. Viaja por todo el mundo. Vive
pierde en lo inmediato. Únicamente se puede hablar de exiliado en la Argentina y Uruguay (1941-
otro. El Yo sólo se manifiesta a través del Él. Yo no me 42), en París (1948-50) y en Praga (1951-
hablo a mí. Me escucho a través de Él....... Con los 52).
mismos órganos los hombres hablan y los animales no
hablan. ¿Te parece esto razonable? No es, pues, el Escritor profesional, vive exclusivamente de los
lenguaje hablado el que diferencia al hombre del animal, derechos autorales de sus libros. Recibe en el
sino la posibilidad de fabricarse un lenguaje a la medida extranjero los siguientes premios: Premio Internacional
de sus necesidades. Lenin (Moscú,
¿Podrías inventar un lenguaje en el que el signo sea 1951); Premio de la Latinidad (París, 1971); Premio del
idéntico al objeto? Inclusive los más abstractos e Instituto Ítalo-Latino-Americano (Roma, 1976); Premio
indeterminados. El infinito. Un perfume. Un sueño. Lo Risit d’Aur (Udine, Italia, 1984); Premio Moinho, (Italia,
Absoluto. ¿Podrías lograr que todo esto se transmita a la 1984); Premio Dimitrof de Literatura (Sofía, Bulgaria,
velocidad de la luz? No; no puedes. No podemos...” 1986); Premio Pablo Neruda (Asociación de Escritores
Soviéticos, Moscú,
1989); Premio Mundial Cino del Duca de la Fundación
Jorge Amado Simone e Cino Del Duca (1990); y Premio Camôes
(1995). En el Brasil recibe una docena de premios más,
Jorge Amado, periodista, novelista y escritor de entre ellos: Premio Nacional de Novela del Instituto
memorias. Nació en la Fazenda Auricídia, dedicada a la Nacional del Libro (1959) y el Trofeo Intelectual del Año
recolección de cacao, en Ferradas, Itabuna, Bahía, (1970). Además recibe una decena de títulos honoríficos
Brasil, el 10 de agosto de 1912. Es hijo del coronel Joâo en Brasil y en el extranjero. Es miembro de la Academia
Amado de Faria y de doña Eulália Leal Amado. Al año de de Letras de la República Democrática de Alemania, de
edad lo llevan a Ilhéus, donde pasa la infancia y aprende la Academia de las Ciencias de Lisboa, de la Academia
sus primeras letras. Cursa el secundario en el colegio Paulista de Letras y miembro especial de la Academia de
Antonio Vieira y en el Gimnasio Ipiranga, en Salvador Letras de Bahía, Obá do Axê do Opó Afonjá, en Bahía,
(ciudad que acostumbra a llamar Bahía), donde vive, donde vive, rodeado del cariño y la admiración de todas
libre y mezclado con el pueblo, sus años de las clases sociales e intelectuales.
adolescencia. Allí toma conocimiento de la vida popular
que iría a marcar fundamentalmente su obra de Ejerce actividades periodísticas desde joven, cuando
novelista. Hace los estudios universitarios en Río de ingresa como reportero en el Diario de Bahía (1927-29),
Janeiro, en la Facultad de Derecho, donde se recibe de época en que también escribe en la revista literaria
Bachiller en Ciencias Jurídicas y Sociales (1935). bahiana «A Luva». Después, en San Pablo, actuando
Jamás ejerció la abogacía. simpre en la prensa, es redactor jefe de la revista
carioca «Don Casmurro» (1939), y colaborador, en el
A los 14 años, en Bahía, comienza a trabajar en exilio en Argentina (1941-42), en periódicos porteños
periódicos y a participar de la vida literaria, siendo -Crítica, Sud y otros. Al retornar a su patria, dirige la
uno de los fundadores de la «Academia de los sección «Hora de Guerra», en el periódico O Imparcial
Rebeldes», grupo de (1943-44), en Salvador, y, mudándose a San Pablo,
dirige el diario Hoje (1945). Años después, participa, en
Río, de la dirección del semanario «Para Todos» (1956-
1958).
Debuta en la literatura en 1930, con la publicación, por Tiene libros adaptados para el cine, teatro, radio,
una editorial de Río, de la novela Lenita, escrita en televisión, incluyendo cómics, no sólo en Brasil, sino
colaboración con Dias da Costa y Édison Carneiro. también en Portugal, Francia, Argentina, Suecia,
Publicó su primera obra en 1931, cuando tenía sólo 19 Alemania, Polonia, Checoslovaquia, Italia y los Estados
años. Con Cacao, publicada en 1933, su público Unidos.
comienza a aumentar, y actualmente sus primeras
ediciones en Brasil alcanzan los
120.000 ejemplares como tirada inicial. Ha publicado Capitales da Areia
unas (Fragmento)
40 obras, solo y en colaboración, entre las que destaca
Tieta de Agreste , genial epifonema literario cuyos “Solamente los dos vigilantes de la policía bahiana que
inolvidables personajes son manejados diestramente en se lustraban las botas frente al puesto policial fueron
un mosaico dinámico. En Uniforme, Frac y Camisón de fusilados por los cangaçeiros, pero fue antes de haber
Dormir, una de sus novelas más paradigmáticas, Jorge descubierto el carrusel en la plaza central. De lo
Amado abandona el paisaje bahiano, que caracteriza a contrario, quizá hasta a los vigilantes de la policía
casi todas sus obras, para ensanchar su horizonte bahiana hubiera perdonado Lampiâo en esa noche de
toponímico y su universo de creación, tendencia que suprema felicidad para su banda de cangaçeiros.
ahondará en su obra siguiente, pero sin abandonar los Entonces se portaron como niños, gozaron de una
referentes de su país, tanto a nivel social como felicidad que antes nunca habían gozado, ni en su
simbólico. Todos sus libros, que a lo largo de 36 años infancia de hijos de campesino: montar en el caballo de
(de 1941 a 1977) fueron editados por la Livraria Martins madera de un carrusel, mientras sonaba la música de
Editora, de San Pablo, integraron la colección «Obras una pianola y las luces ofrecían todos los colores: azules,
Ilustradas de Jorge Amado». Actualmente, las obras de verdes, amarillas, violetas y rojas, como la sangre que
Jorge Amado son editadas por la Distribuidora Récord, sale de los cuerpos de los asesinados.”
de Río. Publicados en 52 países, sus libros fueron
traducidos a 48 idiomas y dialectos, también en Braille.
Autor comprometido con lo social, Amado refleja
además en sus obras la situación política de su país.
El post boom y
la poesía actual
Capítulo VII
Alfredo Bryce Echenique (Lima, 1939) en la Sorbona. Vivió en Italia, Grecia y
Alemania. Desde 1968 ejerció la docencia
Narrador que marcha a Europa en 1964 y trae aires en universidades francesas dictando
nuevos a la literatura hispanoamericana con la novela cursos de Literatura y Civilización
Un mundo para Julius (1970). En ella se retratan, con Latinoamericanas.
una abundante carga de ironía, humor y oralidad, el Importancia
ambiente de la vieja
oligarquía limeña y las clases pobres, entre las que vive estudios
como un ser marginado el niño protagonista.

Bryce Echenique se había dado a conocer con un


anterior volumen de cuentos titulado Huerto cerrado
(1968), donde ya se anunciaba el ambiente de su
primera novela.

Hay que advertir, de antemano, que este autor bien


puede ser considerado como uno de los más
“tradicionales” del grupo, fascinado –como los cronistas
modernistas- por el mundo europeo como un ámbito
todavía propicio para las aventuras y los placeres
cosmopolitas. Lo singular está en la actitud irónica o
autoirónica con la que el autor contempla la validez
existencial que esa opción tiene para personajes
latinoamericanos que, como él, han perdido su rumbo
en Madrid o París.

Sin negar que autores como Hemingway, Scott y otros


han dejado huella profunda en él, es importante
subrayar que la esencia de su arte narrativo está en la
“oralidad” –como ya lo apuntamos- que se respira en
sus textos, dominados por la pasión de contar una
historia cautivante y capaz de generar otras subhistorias
de manera proliferante. Él mismo ha dicho que no es un
novelista, sino un “contador”, que escribe lo que
conversa con sus amigos o lo que inventa a partir de
eso.

Otras obras:

La felicidad ja, ja (1974), Tantas veces Pedro (1977), La


vida exagerada de Martín Romaña (1981), El hombre que
hablaba de Octavia de Cádiz (1985), Magdalena peruana
y otros cuentos (1986), La última mudanza de Felipe
Carrillo (1988), Dos señoras conversan (1990), compuesta
por tres novelas breves: “Dos señoras conversan”, “Un
sapo en el desierto” y “Los grandes señores son así”. A
vuelo de buen cubero y otras crónicas (1977), Crónicas
personales (1988), Muerte de Sevilla en Madrid y La
amigdalitis de Tarzán.

Un mundo para Julius

Autor: Alfredo Bryce Echenique. Nació en


1939.
Cursó estudios primarios y secundarios en
colegios norteamericanos e ingleses. Se
graduó de abogado y Doctor en Letras en
la Universidad Mayor de San Marcos.
En 1964 viajó a París donde realizó
de su obra: Un mundo para Julius goza de gran aprecio
en las esferas literarias.
Pablo Neruda afirma: “Con esta novela
Bryce Echenique entra al ruedo
elegantemente vestido de luces, con una
espada muy fina y con un corazón tan
grande como el Perú”. Gabriel García
Márquez dice: “Por la inteligencia de su
factura, la ciencia de su lenguaje, la
mezcla sutil de ironía, de nostalgia, de
humor, de ternura y la aguda visión de lo
real que conforman su esencia, este libro
de Bryce Echenique es una de las novelas
jamás escritas por un autor
latinoamericano. Bryce Echenique ha
escrito, para mi gusto, la novela más
novela de todas las que han aparecido
con firma de autor peruano”.
Mario Vargas Llosa expresa: “Es una de
las novelas más diversas, más sutiles, de
la literatura americana.
En ella Alfredo Bryce Echenique describe a
través de la sensibilidad de un niño, el
mundo refinado y ciego de la oligarquía.
La crítica es profunda, pero al mismo
tiempo se halla como amortiguada por un
humor delicioso, una discreta ternura, una
dulce nostalgia”.

Tema: Es la crítica de una sociedad signada por


las características de una antigua y
nueva burguesía.

Argumento: Julius, el personaje central es un niño


inteligente, hijo de una familia adinerada
que vive con gran comodidad y todas las
sutilezas de una clase que se ocupa sólo
de sus fiestas y compromisos sociales. A
través de Julius, el menor de cuatro
hermanos, vemos desfilar una serie de
personajes empezando por su madre,
Susan, su padrastro Juan Lucas, los
familiares, amigos; la servidumbre
compuesta por el ama, el jardinero, el
chofer, el mayordomo, la cocinera, etc.
Cada uno de ellos nos muestra al detalle
su comportamiento con toda precisión
y f id el id ad : Su sa n, s u el eg an
ci a y superficialidad; Juan Lucas su
vivir de hombre de mundo,
despreocupado, rico, dueño de todo;
Santiago y Boby, hermanos 4
LITERATURA AÑO
de Julius la soberbia y la un campeonato internacional: tenía que atenderlos
prepotencia de los adinerados; y tenía que practicar porque él también iba a
Celso, Vilma, Nilda que son parte de tomar parte, que lo dejaran, pues, tranquilo;
la servidumbre, sus nada de primera comuniones otra vez.
preocupaciones, sencillez y
limitaciones. Susan sí vino a la repartición de premios y no
Por ser menor, Julius casi no es supo qué decir, ni mucho menos qué para poner
considerado importante en la al enterarse de que Julius era primero de su clase
familia pues aún no entra en y que por eso lo estaban llamando a cada rato
“Sociedad” (entiéndase para colgarle otra medalla. Le llenaron el uniforme
compromisos sociales), eso hace blanco de medallas. Las monjitas le tocaban la
que casi esté confiado al chofer cabeza cada vez que venía por una más. Susan
para que lo lleve en el lujoso pensó que una que la miraba odiándole podría ser
automóvil al colegio, a la cocinera la mamá de Lange
para que le dé la comida a la hora,
al jardinero para que no fastidie a
los padres y hermanos; lo que
contribuye al conocimiento y
cercanía del niño con una clase
social diferente a la de su familia, la
cual pasa su vida en el Contry Club,
el Golf, la piscina, las partidas de
canasta, y las fiestas, Julius a pesar
de su corta edad capta las
diferencias y percibe la privación, el
dolor, las humillaciones y
sinsabores de sus sirvientes;
comparte su sinceridad, su
espontánea alegría, su falta de
“mundo”; puede ver que existen
otras situaciones muy diferentes a
la suya.
Julius es principalmente el pretexto
para darnos a conocer el modo de
vida de la aristocracia en
contraposición con el mundo de los
marginados; realidad patente en
América Latina.

Frag
ment
o

“Las útlimas semanas de ese año escolar las pasó


Julius muy dedicado al repaso de las lecciones y a
preparar su preludio de Chopin para la repartición
de premios, anduvo medio preocupado el pobre
porque a lo mejor salía primero de la clase y eso
era cosa de chancones, sobones, y mujercitas;
además, Lange uno medio alemán y bien
chancón lo iba a odiar para siempre si le
arrebataba el primer lugar. Tal vez por eso le
dedicó más tiempo al piano en los últimos días.
La monjita de las pecas, los nervios y los olores
sobre las teclas estaba feliz con él y se pasaban
tranquilamente de la hora con tal de verlo tocar
un ratito más su preludio. Lo malo es que Juan
Lucas no podría venir este año tampoco, a la
repartición de premios. Susan le había pedido que
la acompañara, pero él tosió tres veces, se
arregló el nudo de la corbata y dejó bien
establecido que eso no era para él, además
acababan de llegar golfistas de varios países, para
y deseó que la tía Susana estuviera a su lado para
acompañarla en tan difícil trance, pero estaba sola y
todos allí sabían que era la madre de Julius y la miraban
sonrientes, esperando encontrar en ella una mujer llena
de orgullo. Por supuesto que no faltó quien pensara
hasta se comentó en voz baja, que no se merecía un
hijo como Julius, que era frívola y casada dos veces, la
segunda con un donjuan que a lo mejor, hasta la
engañaba. Pero la verdad es que muchas allí hubieran
querido ser la esposa de Juan Lucas; Susan miraba a
su alrededor y veía esa escenita de repartición de
Premios llena de mamás bien vestidas y de papás
sufriendo con el calor de diciembre; sentía el alivio de
no tener a Juan Lucas a su lado. Ella nunca hubiera
podido querer a un hombre que sabe el día y la hora de
una repartición de Premios o que viene un día a la hora
de la siesta o del coñac dormilón en el golf, a escuchar
a un chico tocar un preludio de Chopin, un hombre que
sabe quién es la zanahoria y se preocupaba porque
pellizca a su hijo, no es un hombre. Cosas así pensaba y
sentía Susan, linda y mejor que todas porque hablaba
realmente el castellano mezclándolo con palabras en
inglés.... No veía las horas de estar nuevamente en el
palacio bebiendo una Coca-Cola helada, único medio de
ella de librarse de la pesadilla en la que se iba
convirtiendo la tarde sin siesta y sin conversación
perezosa al borde de la piscina del golf ... Uno a uno
fueron desfilando los niños genios del Inmaculado
Corazón, uno a uno se fueron equivocando y uno a uno
recibieron los aplausos que los salvaban cuando se
atracaban a la mitad de la pieza y miraban a Madre
Mary Agnes que mordía su rosario y se moría de nervios.
Cuando Julius se acercó a tocar su preludio; la monjita
lo detuvo con el brazo, lo hizo voltear hacia el público y
lo tuvo así un ratito para que todos vieran que además
de premiado era pianista. Luego lo llevó hacia el piano y
le dio la señal para que empezara...

Dos semanas después abandonaban el palacio y se


iban a vivir al Contry Club hasta que el nuevo palacio
estuviera listo. Juan Lucas le señalaba a Susan las
ventajas del hotel: no tendría que ocuparse de nada,
tendría decenas de mozos a su disposición y podría
olvidar sus quehaceres domésticos por una temporada.
De esa manera podría dedicarse íntegramente a la
selección y adquisición de los muebles que faltaban (la
mayor parte venía de Europa) y en general de todo lo
que pudiera ser necesario para instalarse en el próximo
otoño en el nuevo palacio. Los cuatro se trasladarían al
hotel. De la servidumbre, sólo Carlos vendría con ellos
para que no les faltara chofer. Los demás podían
tomarse unos meses de vacaciones y la selvática esa,
desaparecer. Susan casi se desmaya cuando Juan Lucas
le dijo lo de Nilda, creyó que sería imposible lograr que
se fuera.

Hacía siglos que formaba parte de la cocina, con su


cuchillo para la carne siempre en la mano, y no veía la
manera de deshacerse de ella. Hasta empezó a darle
pena. Recordó y quiso explicarle a Juan Lucas lo que el
padre de la parroquia les decía acerca de la
servidumbre, son seres humanos, hay que tratarlos
como tales, cuando ella asistía a esas aburridísimas
reuniones.
Lo recordó pero Juan Lucas andaba en pleno torneo pensador. En Los hijos del limo había tratado de explicar
de golf, rodeado de argentinos casados con Miss algo lo que era la “pasión crítica”: “Amor inmoderado,
siempre y norteamericanos que habían jugado en Calcuta pasional por la crítica enamorada de su objeto, crítica
y Londres... Además él le prometió encargarse del
asunto en persona. Y una tarde Nilda lloró abrazando a
los cholos de la casa, hablándoles de usted y de cosas
que tienen que ver con la conducta del pobre sobre la
tierra, y supo tener dignidad al fingir creer que no se
cocinaría en la nueva casa, que la comida vendría
diariamente del Hotel Bolívar y que por eso, Ud.
comprenderá señora, ella tendría que marcharse, ya
verá adonde señora, dinero no le va a faltar, la señora
le dará algunas direcciones, y volverá a visitar, cuando
usted guste mujer, porque en esta casa deja amigos, es
lo lógico mujer, tantos años... Amigos que también
fingen creer que en la casa nueva no se cocinará nunca
y que participan de su pena y la abrazan ofreciéndole
ayuda, ofreciéndole llamar al taxi y cargarle las maletas
hasta la calle y llamando a Julius para que se despida
ahora también de Nilda”.

Octavio Paz (México, D.F., 1914-


2000)

En 1931, a los diecisiete años, publica su primer poema:


“Cabellera”. Colabora con las siguientes revistas:
“Barabdal”, “Cuadernos del Valle de México”, “Taller” y
“El hijo pródigo”. En 1933 aparece su primer
poemario: Luna silvestre, tributario de la poesía
barroca, como lo serán los sonetos de Raíz del hombre,
de 1937. Ese mismo año se casa con la escritora Elena
Garro y participa en el II Congreso de Escritores
Antifascistas en Valencia; y así empieza a entablar
amistad con muchos escritores.

El reconocimiento de su obra fuera del ámbito hispánico


le llega en 1963, al recibir el “Gran Premio Internacional
de Poesía”, otorgado por la Maison Internacional de
Poèsie de Bruselas, galardonado luego con el Premio
Cervantes en
1981, y culmina dicho reconocimiento en 1990 con la
concesión del Premio Nobel de Literatura.

La amplitud, profundidad y variedad de sus


preocupaciones es asombrosa: es más fácil decir qué
tema no trató Paz que cubrir todos los que escribió.
Esos miles de páginas configuran una especie de
enciclopedia de todo lo que él sabe, pero sobre todo de
lo que quiere saber, cumpliendo así una de las
condiciones del ensayista según Montaigne: el hombre
que avanza más allá de los terrenos que conoce y
descubre para sí y para otros terrenos nuevos. Hay en su
prosa crítica una doble belleza: interna, porque guarda
una correspondencia exacta con el movimiento de las
ideas; externa, porque otorga a esas ideas una forma
imborrable que identificamos con la verdad. Prosa
elástica, dialéctica, hecha de puros nervios que nos
lleva, entre iluminaciones y destellos, a través de una
serie de contrastes y homologías, síntesis y
ampliaciones que provocan una poderosa convicción.
Su elegancia es mental, no retórica, hecha mediante
despojamientos y condensaciones. Paz pensó con la
sensibilidad de un poeta e hizo poesía con el rigor de un
apasionada por aquello mismo que niega”. Paz viento. Agua,
sintió esa pasión y dejó vivo testimonio de ello viento, piedra.
tanto en su obra poética como ensayística. Con
ella se definió a nuestro siglo: es difícil que El viento esculpe la
alguien pueda superar u olvidar esa gran lección. piedra, la piedra es
copa del agua, el
O agua escapa y es
b viento. Piedra,
r viento, agua.
a
s El viento en sus giros
: canta, el agua al
andar murmura, la
Bajo tu clara sombra y otros poemas sobre España piedra inmóvil se
(1937), con la que cierra el ciclo de aprendizaje calla. Viento, agua,
en el barroco español, la poesía medieval y la piedra.
tradicional del siglo XVII; Libertad bajo palabra
(1949), poemario; El laberinto de la soledad
(1950), ensayo; ¿Águila o sol? (1951), el desborde
en imágenes oníricas, la inmersión en las
profundidades del yo, la visión alucinada en
inconexa de la realidad, la reconciliación de
antinomias y la ruptura de las barreras que
establece la razón; Semillas para un himno
(1954), donde recogió los principales “haikuz”. En
Blanco (1967) y Ladera este (1969), desarrolla
su afinidad con el pensamiento oriental.
Libertad bajo palabra y El laberinto de la soledad
son las primeras obras fundamentales en su
itinerario poético y ensayístico. Desde
entonces, y especialmente con la publicación de
El arco y la lira (1956) y Piedra de sol (1957), ha
recibido la atención de la crítica internacional.

Entre otras obras tenemos: Discos visuales


(1968), Topoemas (1971), Renga (1972), El mono
gramático (1974), Pasado en claro (1975), Árbol
adentro (1987), Conjunciones y disyunciones
(1969), Traducción: Literatura y literariedad
(1971), Las peras del olmo (1957), Cuadrivo
(1965), Puertas al campo (1966), Corriente
alterna (1967), El signo y el garabato (1973),
In/Mediaciones (1979), Sombras de obras (1983),
Hombres en su siglo (1984), Los hijos del limo
(1974), Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas
de la fe (1982), reconstrucción de la vida de Sor
Juana; La otra voz: poesía y fin de siglo (1990),
Convergencias (1991), colección de ensayos; Al
paso (1992), colección de ensayos. Además
existen otros libros de ensayos sobre historia,
política y convulsiones sociales de nuestra época: El
ogro filantrópico (1979), Tiempo nublado (1983)
y Pequeña crónica de nuestros días (1990).

Viento, agua,
piedra
A Roger
Caillois

El agua horada la
piedra, el viento
dispersa el agua, la
piedra detiene al
Uno es otro y es Mario Benedetti (Paso de los Toros, Uruguay,
ninguno: entre sus 1920)
nombres vacíos pasan y
se desvanecen agua, Narrador, dramaturgo, poeta, ensayista, humorista y
piedra, viento. crítico, es uno de los escritores uruguayos más
polifacéticos. En su obra pueden distinguirse al menos
dos periodos marcados por su circunstancia vital, así
Decir: Hacer como por los cambios sociales y políticos ocurridos en
Uruguay y el resto de América Latina.
1
Entre lo que veo y digo, En el primero, Benedetti desarrolló una literatura
entre lo que digo y callo, realista, de escasa experimentación formal, alrededor
entre lo que callo y sueño, del tema de la burocracia pública –a la cual él mismo
entre lo que sueño y pertenecía- y el espíritu pequeño burgués que la
olvido, la poesía. anima. Ubicamos las si gu ien te s obr as : P oe ma s
Se desliza de l a oficina (1 95 6), Montevideanos (1959),
entre el sí y el no: colección de cuentos; El país de la cola de paja (1960),
dice ensayos; La tregua (1960), novela; Gracias por el fuego
lo que callo, (1965), novela. Canciones de amor y desamor, poesía.
calla
lo que digo, En el segundo periodo, sus libros se hicieron voceros
sueña tanto de la angustia como de la esperanza de amplios
lo que olvido. sectores sociales por encontrar salidas socialistas a una
No es un decir: América Latina subyugada por represiones militares. La
es un hacer. literatura se hizo formalmente más audaz: escribió una
Es un hacer novela en verso, El cumpleaños de Juan Ángel (1971);
que es un exploró el cuento fantástico en La muerte y otras
decir. La poesía sorpresas (1968); y trató el tema del exilio en la novela
se dice y se oye: Primavera con una esquina rota (1982). También
es real. escribió los siguientes libros de poemas: La casa y el
Y apenas digo ladrillo (1977), Vientos del exilio (1982), Geografías
es real, (1984), y Las soledades de Babel (1991). En teatro,
se disipa. denunció la institución de la tortura con Pedro y el
¿Así es más real? capitán (1979); y en ensayo se ha dedicado a leer la
literatura contemporánea en libros como Crítica
2 cómplice (1988), y a reflexionar sobre problemáticas
Idea palpable, culturales y políticas en El desexilio y otras conjeturas
palabra (1984), libro que recoge su labor periodística desplegada
impalpable: en Madrid. Recopiló poemas amorosos en El amor, las
la poesía mujeres y la vida (1996).
va y viene
entre lo que es
y lo que no es. IV - Viceversa
Teje reflejos
y los desteje. Tengo miedo de verte
La poesía necesidad de verte
siembra ojos en la página, esperanza de verte
siembra palabras en los ojos. desazones de verte
Los ojos hablan, tengo ganas de hallarte
las palabras miran, preocupación de hallarte
las miradas piensan. certidumbre de hallarte
Oír pobres dudas de hallarte
los pensamientos, tengo urgencia de oírte
ver alegría de oírte
lo que decimos, buena suerte de oírte
tocar y temores de oírte
el cuerpo de la idea. o sea
Los ojos resumiendo
se cierran, estoy jodido
las palabras se abren. y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.
Te quiero
(de una
Tus manos son mi canción de
caricia mis acordes Carlos Puebla)
cotidianos
te quiero porque tus
manos trabajan por la
justicia

“si te quiero es porque sos


mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que
dos”

tus ojos son mi conjuro


contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.

Tu boca que es tuya y


mía tu boca no se
equivoca
te quiero porque tu
boca sabe gritar
rebeldía

“si te quiero es porque sos


mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que
dos”

y por tu rostro
sincero y tu paso
vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te
quiero.

Y porque amor no es
aureola ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola.

Te quiero en mi
paraíso es decir que en
mi país la gente viva
feliz
aunque no tenga permiso

“si te quiero es porque sos


mi amor mi cómplice y
todo y en la calle codo a
codo
somos mucho más que dos”.

Hagamos un trato

Cuando sientas tu herida


sangrar cuando sientas tu voz
sollozar cuenta conmigo.
Compañera usted sabe t s
que puede contar conmigo e
no hasta dos o hasta diez sino s
contar conmigo d i
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si alguna vez advierte j
que la miro a los ojos y una veta de o m
amor reconoce en los míos no alerte i
sus fusiles f
ni piense qué delirio a pesar de la veta r r
o tal vez porque existe usted puede e e
contar conmigo n s
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si otras veces me encuentra huraño e u
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no piense qué flojera igual puede a s
contar conmigo l t
pero hagamos un trato yo quisiera contar m a
con usted a
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es tan lindo saber que usted o
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y cuando digo esto quiero decir contar e a
aunque sea hasta dos aunque sea hasta s
cinco no ya para que acuda presurosa en c t
mi auxilio sino para saber i e
a ciencia cierta f
que usted sabe que puede contar conmigo. r d
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Chau número tres d o
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Te dejo con tu vida tu trabajo t s
tu gente e i
con tus puestas de sol y tus amaneceres n
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sembrando tu confianza te dejo junto al m
mundo derrotando imposibles segura sin s i
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mi estrategia es
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