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La Espiritualidad en la familia

Lo primero que tenemos que hacer es definir “que es espiritualidad”; Esto


vivir según el espíritu de Jesucristo, es decir, asumir en nuestra vida
personal y familiar las motivaciones e inquietudes de Jesús, sus ganas de
luchar por una vida cada vez más digna, su convicción de amar y servir por
encima de toda dificultad humana.
La espiritualidad familiar no es otra cosa que la vivencia de la presencia
vivía de Dios en la vida familiar. Es evidente que solo desde Dios vamos a
poder expresar lo mejor de nosotros mismos, sin perder el encanto de lo
nuestro, de lo personal, de lo cristiano. Romanos 8:11

Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita
en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos,
también dará vida a vuestros cuerpos mortales por medio de su Espíritu que
habita en vosotros.

La biblia dice: “Porque ¿quién de entre los hombres conoce las cosas del
hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie
conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos
recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios 1Cor.
2: 11 -15

Esto es para que sepamos lo que Dios nos ha concedido De estas cosas
hablamos, no con palabras enseñadas por las abiduría humana, sino con las
que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el
hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque
para él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente En cambio, el espiritual juzga todas las cosas, sin que él sea
juzgado por nadie

La Biblia dice: “Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de


hecho y en verdad”El que no ama a su hermano permanece en muerte.”1ª.
De Juan 3: 18

No olvidemos que la vida cristiana insiste en que busquemos primero el


Reino de Dios y su Justicia. Nuestra relación con Dios esta primero y por
encima de toda otra relación. Así que a nuestra vida matrimonial debemos
aplicarle todas las normas de convivencia cristiana. Además del amor
humano que nos profesamos no olvidemos que el amor de Dios debe regir
nuestra relación.
ELEMENTOS PARA UNA ESPIRITUALIDAD FAMILIAR

LA ORACION

Santiago 4:8. Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. Purifíquense


las manos, pecadores; santifiquen sus corazones, indecisos.

Una vida de Oración


El primer elemento nutritivo de la fe es la oración. Sin vida de oración no
hay garantía de que pueda crecer nuestra fe; la fe se irá enfriando, se irá
deteniendo.
Hay diversas formas de orar, de manera personal y comunitaria. De forma
personal uno pide la gracia de Dios para que sea responsable y generoso en
la vida.

Filipenses 4: 6-7 antes bien, en toda ocasión presenten sus peticiones a


Dios y junten la acción de gracias a la súplica. Y la paz de Dios, que es
mayor de lo que se puede imaginar, les guardará sus corazones y sus
pensamientos en Cristo Jesús.

Nosotros podemos realizar oración de forma comunitaria, en nuestros


hogares con nuestra familia, grupos, parroquias; uno se reúne para
celebrar la FE; cada uno tiene su espacio y sus formas de oración
en nuestros hogares veces queremos imponer a los hijos
formas de oración, cuando lo que debemos hacer es educarlos en la
capacidad de apertura a la presencia de Dios, y que ellos hagan su oración
desde su propia realidad existencial.

Lo importante no es que les hagamos orar, sino que nuestros hijos vean en
nosotros personas orantes. Además de la oración personal y de la oración
comunitaria familiar, hemos de participar en la oración ritual de la Iglesia,
que es la liturgia. Participar, en ella, de manera consciente, plena y activa

UNA VIDA EUCARISTICA.

No puede haber vida cristiana sin vida eucarística. Es que la eucaristía no es


un rito que lo cumplimos de cuando en cuando, sino que es una realidad
que marca, debe marcar, toda nuestra vida. La eucaristía es un sacramento,
como una estación. Un punto de llegada y un punto de partida.
En la eucaristía participamos de la oración por excelencia, la oración de
Cristo como acción de gracias.

la Familia Franciscana se remite al propio Francisco de Asís. Él no buscó fundar


tres órdenes de manera deliberada, sino que se dejó más bien guiar por el
Espíritu Santo en la organización de su familia religiosa, sin seguir ningún
proyecto preestablecido.

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