Sei sulla pagina 1di 18

PSICOSIS

Término genérico utilizado en psiquiatría y psicología para referirse a un estado


mental descrito como una escisión o pérdida de contacto con la realidad. Las personas que
experimentan psicosis pueden presentar alucinaciones o delirios y pueden exhibir cambios
en su personalidad y pensamiento desorganizado. Estos síntomas pueden ser
acompañados por un comportamiento inusual o extraño, así como por dificultad para
interactuar socialmente e incapacidad para llevar a cabo actividades de la vida diaria.

EPIDEMIOLOGÍA PSICOSIS

 Edad de inicio entre 15 y 19 años.

 Esquizofrenia de inicio temprano: 13 – 19 años.

 Esquizofrenia de inicio muy temprano: antes de los 13 años.

 El hermano de una persona diagnosticada esquizofrenia tiene entre el 7 y el 8 % de


posibilidad de padecerla.

 Si un padre padece el trastorno, las probabilidades de que el hijo tenga


esquizofrenia es del 10 %.

 1% de la población general.

 1 de cada 3 esquizofrenias debuta antes de los 18 años.

PSICOSIS EN LA ADOLESCENCIA

Nos vamos a encontrar con serias dificultades para diferenciar entre normalidad y
anormalidad en la adolescencia, los cambios repentinos e imprevisibles, las características
del pensamiento y su espectacularidad, hacen que sea difícil hablar de funcionamiento
psicótico. En los adolescentes se dan cambios en relación a la personalidad previa y
aficiones, difíciles de diferenciar de un proceso de adolescencia psicótico. Muchos autores
dicen, como ya se ha señalado, que hasta la psicosis es atípica en la adolescencia y de
difícil diagnóstico por las características del pensamiento psicótico, los cambios repentinos
e imprevisibles que se dan en el adolescente y el impacto emocional que el
funcionamiento psicótico provoca, antes del primer brote psicótico o episodio psicótico,
las personas pasan un largo tiempo sufriendo y con síntomas prodrómicos como
alteraciones del comportamiento, deterioro en las actividades sociales, académicas y
laborales, síntomas afectivos, ansiedad, alteraciones del sueño etc. que les lleva a un
deterioro en su funcionamiento psicosocial.

SÍNTOMAS PRODRÓMICOS DE LA PSICOSIS DE INICIO

• Menor capacidad de concentración y de atención.

• Falta de energía y motivación.

• Estado de ánimo depresivo.

• Inestabilidad emocional.

• Irritabilidad.

• Trastorno de sueño y apetito.

• Ansiedad.

• Retraimiento/Aislamiento social.

• Conductas bizarras

SÍNTOMAS PSICOTÍCOS EN EL ADOLESCENTE

FASE AGUDA:

• Trastornos del lenguaje.

• Dificultad para distinguir el mundo onírico y real.

• Alucinaciones visuales y auditivas.

• Ideas y pensamientos vívidos y extraños.

• Disminución del interés, pensamiento desorganizado.

• Labilidad afectiva.

• Comportamiento extraño, estereotipias, desinhibición.


• Ideas delirantes de persecución.

• Comportamiento regresivo.

• Ansiedad y temerosidad severas.

• Confusión de la televisión con la realidad.

• Dificultad para entablar y mantener relaciones sociales.

Existen factores de riesgo, porque la enfermedad no tiene una única causa. Hemos
detectado múltiples causas que participan en su aparición y que aumentan el riesgo. En
una persona que es candidata a padecerla, la presencia de estos factores eleva la
probabilidad de desarrollarla. Uno de los disparadores que la causa entre la población
adolescente es el cannabis que, lamentablemente, en el entorno de esa edad alcanza
cifras muy altas. Una persona con alto riesgo que quizá no hubiera desarrollado un brote
psicótico si no lo hubiera consumido, lo desarrolla.

Todos los brotes no acaban en esquizofrenia. Entre el 80% y el 85% de las personas
que sufren un primer brote psicótico mantienen trastornos psiquiátricos a medio y largo
plazo. Con un control evolutivo temprano mediante tratamiento se puede controlar. Hay
un porcentaje bajo de casos que tienden a remitir y, tras un seguimiento de un año o año y
medio, no necesitan diagnósticos posteriores; y un mayor porcentaje de pacientes con
brotes psicóticos relacionados que se puede atender con control ambulatorio y
seguimiento a medio plazo.

TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

Personalidad, temperamento y carácter

La palabra personalidad deriva de “persona”. Esta palabra se utilizaba en la Grecia


Clásica para referirse a la máscara utilizada por los actores de teatro durante las
representaciones. Con el tiempo este término pasó a describir las características aparentes
de cada individuo, hasta llegar al concepto que define la Real Academia Española de la
Lengua como “la diferencia individual que constituye persona y la distingue de otra”.
Carácter y temperamento son palabras que se han venido utilizando en el campo de
la personalidad en ocasiones como si fueran conceptos intercambiables. Sin embargo,
existen diferencias importantes entre sí. El término carácter también procede del griego, y
designa la señal o marca que se graba en alguna cosa, siendo utilizado para referirse a las
cualidades psíquicas que dan individualidad al ser humano. El temperamento refleja todo
lo que tiene que ver con lo más constitucional, es decir, la bioquímica, la endocrinología y
la estructura neurológica que subyace a la tendencia a responder a la estimulación en
determinadas áreas. Las características del temperamento son simples y primarias, están
genéticamente determinadas, aunque es posible que no se estabilicen hasta pasados los
primeros años de vida.

Trastornos de la personalidad

Para poder realizar el diagnóstico de trastorno de la personalidad es necesario que


exista una serie de condiciones. La primera es que se presente una forma estable de
comportamiento caracterizado por maneras de percibir e interpretar la realidad,
afectividad y emociones, relaciones interpersonales y manejo de los impulsos apartados
de lo que se espera culturalmente de la persona. Es decir, la conducta no es temporal, ni es
adaptativa a una situación vital individual ni se explica por la pertenencia a un colectivo
cultural distinto del mayoritario en el entorno. Todos los trastornos de la personalidad han
sido diagnosticados con cifras similares en todas las culturas del mundo. Como se ha
mencionado previamente, esta forma de ser, este patrón de conducta, genera malestar
personal importante clínicamente y objetivable por el deterioro del funcionamiento social
o laboral. Los conflictos y dificultades en el manejo de la realidad crean sufrimiento
interno en uno mismo y con frecuencia en el entorno.

El patrón de conducta de los trastornos de personalidad no se restringe únicamente a


un área de funcionamiento del individuo o a una relación interpersonal concreta. Tampoco
se refiere a una forma de ser variable en función del tiempo, de la fatiga o del estrés. Más
bien se trata de un patrón rígido y que afecta a una gama amplia de situaciones personales
y sociales.

El inicio de la conducta y del pensamiento típico de los trastornos de la personalidad


tiene lugar al final de la adolescencia o al principio de la edad adulta. Si bien en edades
tempranas ya existen patrones de conducta estables y disfuncionales, se establece por
consenso no realizar el diagnóstico hasta que no avance la edad salvo en casos
excepcionales.

Antes de realizar un diagnóstico de trastorno de la personalidad hay que descartar


cualquier otra enfermedad que afecte a la personalidad, a la expresión de la persona en
contacto con los demás. En concreto, en función del grupo de trastorno de la personalidad
en que nos situemos tendremos que dirigir nuestra diferenciación hacia los trastornos
psicóticos, con fallos en la verificación de la realidad, hacia los trastornos afectivos,
marcados por la inestabilidad y oscilaciones, o hacia los trastornos de ansiedad. Asimismo
es vital descartar que los síntomas presentes se deban a enfermedades médicas o al
consumo de sustancias. En ocasiones esto es complejo, dado que con frecuencia se
produce en estas patologías un abuso de tóxicos que aumenta y matiza la clínica. La
frecuencia con la que se presentan estas enfermedades es grande. Distintos estudios
consideran que entre un 7% y un 21% de la población presenta alguna de estas
alteraciones. Se dividen en 3 grupos:

GRUPO A: EXCÉNTRICOS

El trastorno de personalidad paranoide se caracteriza por un patrón de conducta


estable caracterizado por la desconfianza y la suspicacia, de forma que se interpreta
maliciosamente la intención de los actos de los demás. La sospecha de ir a ser engañados
se mantiene constante pese a la ausencia de datos que lo justifiquen, así evitan dar datos a
los demás que consideran que serán utilizados en su contra. La percepción continua de
ataques contra su persona o a su reputación genera rencores mantenidos de forma
prolongada en el tiempo. La desconfianza sobre la lealtad o fidelidad de amigos y parejas
ocasiona graves dificultades de convivencia. El diagnóstico diferencial se debe realizar
sobre la esquizofrenia u otra patología de la verificación de la realidad por una
enfermedad o por el consumo de sustancias.

El tratamiento es muy complicado de realizar, dado que muy raramente el paciente va


a solicitar ayuda y con mayor frecuencia desconfiará de la solución propuesta. Las
dificultades graves para poder tener relaciones afectivas con otras personas y responderlas
de forma emocionalmente adecuada es la característica principal del trastorno esquizoide
de la personalidad. De esta forma no se suele desear ni disfrutar de las relaciones
personales, ni siquiera de la familia, por lo que se tiende a elegir actividades solitarias. No
se disfruta de prácticamente ningún tipo de actividad, ni amistad ni relaciones sexuales.
Todo esto se enmarca en un clima de frialdad emocional en el que los halagos o las críticas
de los demás son irrelevantes.

Este trastorno debe distinguirse de otros trastornos de la personalidad, en especial


del evitativo. En éste el rechazo del contacto se produce por el miedo a ser rechazado,
mientras que en el esquizoide simplemente no se desea tener contacto, sin más
motivación. Asimismo debe ser diferenciado del trastorno esquizotípico.

El trastorno esquizotípico de la personalidad agrupa una serie de alteraciones en el


comportamiento, pensamiento y percepción. Entre estas alteraciones destacan las ideas
de referencia, sin llegar a tener carácter delirante, estableciendo una tendencia al
pensamiento mágico que afecta a la conducta y que no se explica por normas
subculturales como la superstición. Se producen problemas sociales e interpersonales
junto a una reducción de las relaciones sociales de comienzo al principio de la vida adulta.
El aspecto en general es extraño, el pensamiento tiende a la suspicacia o a lo paranoide, y
la expresión del lenguaje se hace rara, así como las experiencias perceptivas. El resultado
final es una falta de amigos y de confianza, salvo en familiares de primer grado, generando
una elevada ansiedad social relacionada fundamentalmente con los miedos paranoides
más que con juicios negativos autocríticos sobre sí mismo.

En el diagnóstico diferencial, además de otros trastornos de la personalidad como el


evitatito y el esquizoide, previamente comentado, es importante descartar la fobia social.
En ésta existe una dificultad a la realización de actividades en público, pero enmarcado en
el miedo a la realización inadecuada y la subsiguiente crítica.

GRUPO B: TRASTORNO DRAMÁTICO-EMOTIVOS

Una de las mayores controversias sobre los trastornos de la personalidad consiste en


la aceptación como enfermedad del trastorno antisocial de la personalidad. Si bien es una
de las formas más antiguamente estudiadas (S. XVIII Pinel y Rush), Prichard lo calificó
como locura moral, la falta de repercusión afectiva de sus actuaciones y la sobrevaloración
de las conductas delictivas hacen que esta categoría se halle sobredimensionada en los
contextos forenses, facilitando la creencia y tendencia jurisprudencial a no considerar los
trastornos de la personalidad como patologías de pleno derecho a la hora de aplicar
atenuantes de las penas. La diferencia principal debe hacerse con conductas similares que
se pueden realizar en el seno de un trastorno bipolar, principalmente en fase maníaca, o
en la esquizofrenia. En resumen se trata de personas que desprecian y violan con
frecuencia los derechos de los demás desde los 15 años de edad, con lo que fracasan en
adaptarse a las normas sociales, son deshonestos para conseguir un beneficio personal o
simplemente por placer.

Su actuación se suele enmarcar en la impulsividad, irritabilidad y agresividad con gran


dificultad para planificar el futuro con despreocupación de su seguridad o de la de los
demás. La irresponsabilidad y la falta de remordimientos les hacen justificar su conducta
inadaptada socialmente. El trastorno límite de la personalidad es el diagnóstico más
estudiado desde todos los aspectos en el campo de la personalidad.

la existencia de alteraciones de la función cerebral encargadas de la asignación de


significado emocional a los recuerdos y a los hechos del presente, de forma que se
responde con frecuencia de forma excesiva ante estímulos menores (similar al estrés
postraumático) y con tendencia a la inestabilidad emocional, que repercute en una peor
asignación de emociones (similar al trastorno bipolar). Esta impulsividad e inestabilidad
emocional repercute directamente en impulsividad e inestabilidad conductual. En función
de la predominancia de la impulsividad conductual o de la inestabilidad emocional sobre
los síntomas clínicos, la OMS en su clasificación de enfermedades CIE-10 distingue un tipo
de trastorno límite impulsivo, otro inestable emocionalmente y otro mixto.

Si bien el sentido común avala estas distinciones, la investigación biológica (basada


generalmente en criterios DSM) no parece encontrar alteraciones que sustenten esta
diferenciación. La clínica queda caracterizada por un patrón de inestabilidad en las
relaciones consigo mismo (autoimagen inestable), con los demás en las relaciones
interpersonales, en especial de pareja (esfuerzos frenéticos para evitar ser abandonado,
alterna entre la idealización y la devaluación) y con la sociedad, en especial en los trabajos
(frecuentes cambios de trabajo o de la forma de hacerlo). Además, la impulsividad,
demostrable biológicamente, se evidencia en los actos o amenazas de suicidio o de
automutilación o potencialmente lesivos como gastos excesivos, relaciones sexuales
intempestuosas, uso de sustancias tóxicas, conducción temeraria o atracones de comida.

La hiperreactividad afectiva cursa con episodios de horas y a veces días de duración,


con dificultad para manejar la ira y la confianza en los demás, dejando un poso de
sentimiento crónico de vacío que da un fondo de color al cuadro clínico. El trastorno
histriónico de la personalidad es el paradigma de la emotividad y la búsqueda de atención.
Constituye un diagnóstico que se tiende a evitar por la carga peyorativa que arrastra, pese
a que parece relacionarse genéticamente con el trastorno por somatización. Algunos
autores sostienen que se trata de la variante femenina de un mismo trastorno que en
varones conduciría al trastorno antisocial o al narcisista. Clínicamente se caracteriza por la
búsqueda de la atención de los demás, por lo que tiende a provocar o seducir sexualmente
a los demás, el aspecto físico se utiliza para llamar la atención. Es constante que considere
sus relaciones como más íntimas de lo que en realidad son. La comunicación verbal es muy
subjetiva y le cuesta establecer matices en las opiniones. Las emociones, expresadas de
forma dramática y teatral, suelen ser superficiales y volubles, por lo que es muy
sugestionable.

La relación con los demás carece de empatía, no se generan sentimientos hacia los
demás como personas, pues son considerados como instrumentos para su fin. Es muy
frecuente que se genere un campo de envidias que dirige hacia los demás o que cree que
los demás dirigen hacia él.

GRUPO C: ANSIOSOS

El trastorno de la personalidad por evitación se caracteriza por un patrón de conducta


de inhibición social debido a unos marcados sentimientos de inferioridad e
hipersensibilidad a la evaluación. Por ello se evita relaciones íntimas y actividades o
trabajos que puedan implicar un contacto interpersonal por el miedo a la crítica y la
desaprobación, sólo se implica con la gente si está convencido de que va a gustar. Los
sentimientos de inferioridad le hacen verse socialmente incapaz y sin interés en el terreno
personal. Como se mencionó anteriormente, el trastorno evitativo se debe distinguir del
esquizoide basándose en la falta del deseo de mantener relaciones del esquizoide y en la
inseguridad del evitativo. Para distinguirlo del trastorno dependiente de la personalidad es
importante fijarse en que la inseguridad del dependiente se soluciona cuando es
acompañado en la ejecución de la tarea o en la toma de decisión, mientras que en el
evitativo no. Asimismo es importante distinguirlo de la fobia social, aunque para algunos
autores se trata de dos grados distintos de la misma enfermedad. El trastorno de la
personalidad por dependencia necesita sentir que los demás se ocupan de uno,
desarrollando conductas de sumisión, con miedo a la separación y soledad. Es incapaz de
tomar decisiones cotidianas si no es intensamente asesorado por los demás, que deben
asumir sus responsabilidades y de cuyas opiniones no se puede discrepar. En ocasiones, el
deseo de mantener la “protección” de los demás lleva a realizar tareas desagradables que
nadie más quiere realizar. Por esa inseguridad son incapaces de iniciar o crear proyectos,
de cuidar de sí mismos, lo que genera un miedo intenso a ser abandonado y si eso sucede
buscan urgentemente otra relación que aporte el cuidado y apoyo necesarios.

El trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad es para algunos la forma menor


del trastorno obsesivo-compulsivo. Esta personalidad conlleva una preocupación
patológica por el orden, el perfeccionismo y el control, impidiendo la flexibilidad, la
espontaneidad y la eficiencia. Los detalles, normas, listas y horarios hacen perder de vista
el objetivo principal. Las tareas no se terminan en plazos habituales, por lo que requiere
una dedicación al trabajo y a la productividad que excluye actividades de ocio y tiempo
libre, no puede delegar.

Aparenta avaricia, tacañería, debido a la restricción de gastos económicos para sí y


para los demás, incluso acumula objetos que han perdido la utilidad y carecen de valor
sentimental. Existe un puente entre este trastorno y el trastorno obsesivo-compulsivo del
eje I, así como hacia la depresión. Desde otros enfoques psicopatológicos, como el
psicoanalítico, guarda grandes similitudes con la personalidad anancástica, definidos por
Freud por los rasgos de orden, parsimonia y obstinación. Las características obsesivo-
compulsivas de personalidad se asocian con frecuencia, tal como demuestran múltiples
estudios, a la enfermedad cardiovascular, constituyendo un factor de riesgo para ellos.

RETRASO MENTAL

Variable según los autores y el criterio con que se enfoque su estudio: biológico, psicológico,
pedagógico y social. Una definición clásica y bien expresiva del concepto de oligofrenia es la
expuesta por Alberca como “un defecto de la inteligencia, incurable, congénito o adquirido en los
primeros tiempos de la vida, condicionado por la herencia y debido a una falta de desarrollo del
cerebro”. Este concepto nos habla de su principal manifestación –déficit intelectual–, de su
irreversibilidad, del órgano afectado el cerebro, y del tipo de factores causantes: herencia, causas
genéticas y causas adquiridas precozmente

La inteligencia no es sólo un conjunto de dotes ni una posibilidad sino la realización de


esa posibilidad. Es un hacer y como todo hacer precisa unas fuerzas que la vivifiquen: la
personalidad. Ambas se influyen mutuamente de tal modo que los trastornos de cada una
de ellas repercuten en la otra. Vemos pues que la inteligencia no es una función psíquica
aislada y así es definida por Stern como “la capacidad de resolver de modo adecuado,
independiente y productivo los problemas de la vida. La capacidad de resolver nuevas
tareas mediante la aplicación, en muchos casos, de medios nuevos”. También hemos de
recordar, como expresa Barcia (13) que existen las pre-condiciones de la inteligencia, en
las que asienta. Unas son objetivas, como las sensaciones, memoria, lenguaje,
conocimientos adquiridos, etc.; otras subjetivas, como afectividad, interés, instintos, grado
de fatigabilidad, etc. Prescindiendo de ellas se deduce la esencia de la inteligencia que es:
la capacidad de obtener lo esencial de un proceso, en lo que hay una mezcla de síntesis y
análisis; capacidad de resolver situaciones nuevas, ya que si no son nuevas influye la
experiencia o memoria y la exactitud de las soluciones que produce.

El 15º Informe de la OMS (5), rechaza la clasificación de RM en el límite con CI: 68-85
de la CIE-8 (14), pues según esto el 16% de la población estaría integrada por retrasados
mentales, lo que no corresponde con la realidad, por lo que fija el límite superior del
Retraso Mental en 2 desviaciones típicas por debajo de la media de 100, es decir CI: 70.
Con pequeñas variaciones en los límites, se han mantenido estos criterios en las diferentes
clasificaciones internacionales americanas y en la CIE-10, quedando de esta forma:

—Retraso mental leve: CI 69-50.

—Retraso mental moderado: CI 49-35.

—Retraso mental grave: CI 34-20.

—Retraso mental profundo CI <20.

EPIDEMIOLOGÍA

La OMS, que establece la prevalencia del RM entre el 1-3% de la población que es


un intervalo aceptado generalmente y que sirve de base para diversas estimaciones.
También indica que la frecuencia es mayor en la edad escolar ya que las exigencias de esta
ponen de manifiesto la deficiencia intelectual y facilita la localización de los casos.
Respecto al sexo hay uniformidad en el predominio del masculino (60%) sobre el femenino
(40%) aproximadamente, relación 1,5/1 (19-22). La edad en que suele diagnosticarse con
más frecuencia es la escolar, entre 7-12 años (46%), seguida de la primera infancia (31%) y
en menor proporción la adolescencia (23%), según datos obtenidos en investigaciones
propias (23-25), descendiendo en la edad adulta a un 1% (19). En la edad escolar se
detectan casos leves que han podido pasar inadvertidos antes y que pueden llegar a
conseguir en la edad adulta una mejor adaptación social. En la primera infancia se ponen
de manifiesto los casos de retraso profundo y grave que cada vez son más patentes al
haber una mayor atención temprana en las escuelas infantiles y mejorar el diagnóstico
clínico.

La clase socioeconómica a la que pertenece el retrasado es también una variable


influyente. En España hay diferente prevalencia según la calidad de vida y de asistencia
sanitaria de las diferentes regiones. El RM grave y profundo, de origen biológico, se
distribuye de forma uniforme entre todas las clases sociales pero en las clases bajas
predomina el RM leve, debido a las condiciones ambientales, herencia poligénica,
oligoestimulación, deficiente nutrición, higiene y cuidado prenatal, etc.

ETIOLOGÍA

La mayoría de los casos la etiología del RM es multifactorial o idiopática. Hemos


dividido las causas en función del momento del desarrollo en que aparecen. TRASTORNOS
HEREDITARIOS En la mayoría de los estudios sobre RM se ha documentado un exceso de
varones del 25 al 30% (27), y se ha supuesto que mutaciones de los genes del cromosoma
X justifican una fracción sustancial del mismo, se han identificado 125 entidades ligadas al
X en que el RM es una manifestación constante En muchos casos el RM es una de las
consecuencias fenotípicas de una mutación de un gen ligado al X. Ejemplos de estos casos
se identifican como RMLX sindrómico e incluyen enfermedades metabólicas (Hunter,
adrenoleucodistrofia), dismórficas (Coffin-Lowry), neuromusculares (Pelizaeus-Merbacher)
y de comportamiento (déficit de MAO, Rett). En otros casos, no hay manifestaciones
consistentes somáticas, neurológicas, ni de comportamiento, que sirvan para distinguir
miembros afectados de hermanos no afectados. Para identificar estos casos se han
utilizado los términos RMLX inespecífico o no sindrómico, como es el síndrome X frágil.

ALTERACIONES TEMPRANAS DEL DESARROLLO EMBRIONARIO Tenemos tres


grupos: síndromes de influencia prenatal, donde debemos destacar el síndrome
alcohólico-fetal, que se caracteriza por una deficiencia neurológica y mental, retraso de
crecimiento y desarrollo somático pre y postnatal y dismorfia cráneo-faTRATADO DE
PSIQUIATRÍA 616 TRASTORNOS HEREDITARIOS ANOMALÍAS POR UN GEN ÚNICO
Trastornos autosómicos dominantes: Esclerosis tuberosa, síndrome Apert, síndrome
Crouzon, disostosis mandíbulo-facial, etc. Trastornos autosómicos recesivos: Ataxia-
telangiectasia, sdr. Laurence-Moon-Biedl, enanismo de Virchow-Seckel, sdr. de Marinesco
Sjögren Trastornos recesivos ligados a X: Síndrome de Lesch-Nyhan, sdr. de Lowe, sdr. de
Lorrie, distrofia muscular de Duchenne Errores innatos del metabolismo Síndromes de
anticipación génica por expansión de tripletes repetidos: Síndrome frágil XA, distrofia
muscular de Steiner, enfermedad de Huntington, ataxia espino-cerebelosa tipo I, sdr. frágil
XE ANOMALÍAS CROMOSÓMICAS Autosomopatías: Numéricas: sdr. Down, sdr. Patau, sdr.
Edwards Estructurales: sdr. 5p, sdr. 4p, etc. Por asociación a microdeleciones y
microduplicaciones: sdr. Angelman y sdr. Prader-Willi Alterción del par sexual: síndrome
Klinefelter, síndrome Turner, síndrome triple X, etc.

ALTERACIONES TEMPRANAS DEL DESARROLLO EMBRIONARIO SÍNDROMES DE


INFLUENCIA PRENATAL Síndrome alcohólico-fetal INFECCIONES MATERNAS Enfermedades
de transmisión sexual, citomegalovirus, herpes, toxoplasmosis, rubéola, SIDA congénito,
etc. EXPOSICIÓN A Fármacos, tóxicos y radiaciones OTROS PROBLEMAS GESTACIONALES Y
PERINATALES Malnutrición fetal Alteraciones perinatales ENFERMEDADES ADQUIRIDAS EN
LA INFANCIA Infecciones Traumatismos PROBLEMAS CONDUCTUALES Y AMBIENTALES
Influencia ambiental y familiar Enfermedades psiquiátricas de los niños RETRASO MENTAL.

RETRASO MENTAL IDIOPÁTICO Parece establecido que este RM se trasmite de


forma multifactorial. Según estudios recientes existen grandes índices de anomalías
cromosómicas indetectables y desconocidas y defectos en genes únicos así como otros
agentes causales específicos, pero se necesitan más estudios para aclarar el efecto
genético y el medioambiental. Por tanto el RM idiopático es un grupo etiológicamente
heterogéneo de los que algunos tienen causas genéticas específicas, otros
medioambientales y otros se explican por un modelo multifactorial.

CLÍNICA

Antes de describir las características de cada uno de los grados de RM, queremos
indicar que no en todos los sujetos están afectadas todas las áreas del mismo modo, sino
que pueden tener diversos niveles en cada una de ellas. También que los valores que
damos a los CI propios de cada grado no son fijos ni exactos sino orientativos y nunca se
puede equiparar la EM atribuida a un RM con la de un niño normal.

El retrasado puede tener ventajas sobre un niño normal de semejante EM, por
tener el mayor EC que le confiere más capacidad física, fuerza, velocidad y experiencia,
pero tendrá más dificultad para adaptarse a situaciones nuevas, por estar sujeto a una
serie de hábitos y rutinas y porque el déficit intelectual se manifiesta, sobre todo, en la
dificultad de razonamiento y abstracción, de análisis y síntesis, de establecer
comparaciones y diferencias, de manejar hipótesis, así como en la atención, comprensión
y asociación de ideas. Para la descripción que vamos a exponer nos hemos basado en
nuestra experiencia clínica a lo largo de muchos años de trabajo en contacto directo con
estos niños, tanto en Centros de Educación Especial como en consulta ambulatoria y
hemos revisado numerosas historias clínicas para que los datos consignados fueran lo más
objetivos y reales posibles.

RETRASO MENTAL LEVE

Supone el 85% de todos los retrasados, según la DSM-IV, refiriéndose a CI


comprendido entre 50 y 69, considerándose educables. En la mayoría de los casos no
existe una etiología orgánica, debiéndose a factores constitucionales y socioculturales, por
lo que pueden pasar inadvertidos en los primeros años de la vida ya que su aspecto físico
suele ser normal aunque puede haber algún tipo de retraso psicomotor, haciéndose
patente la deficiencia intelectual al inicio de la escolaridad por la mayor exigencia que esta
supone. Tienen capacidad para adquirir los hábitos de alimentación, aseo, vestido y
control esfinteriano, pero estos aprendizajes pueden retrasarse en la infancia por la actitud
sobreprotectora familiar. Pueden comunicarse verbalmente y por escrito con los demás,
aunque suelen tener defectos específicos de lecto-escritura, cursando la Enseñanza
Primaria en integración con adecuados refuerzos educativos y algunos pueden llegar a la
Secundaria o Formación Profesional, en la que pueden desenvolverse mejor, pero nunca
alcanzarán los niveles normales de aprendizaje. Aunque al principio existan defectos en el
lenguaje, sobre todo dislalias, el vocabulario puede llegar a ser adecuado e incluso
abundante y ampuloso, cuando pertenecen a un buen nivel cultural socio-familiar, pero no
siempre comprenden bien su significado.

La memoria puede ser buena y hasta hipertrofiada para aspectos concretos:


números, datos familiares, música, etc., lo que llega a confundirse con un buen nivel
intelectual. En el carácter suele destacar la terquedad y obstinación como un medio
defensivo ante su deficiente razonamiento y su escasa tolerancia a la frustración. La
afectividad es lábil, son impresionables, emotivos o indiferentes.

La voluntad es débil, incapaz de frenar los impulsos e instintos, con


manifestaciones agresivas, pudiendo ser manejados por personas sin escrúpulos que les
inducen a cometer actos incorrectos y hasta delictivos. Como se sienten rechazados, con
frecuencia prefieren relacionarse con los de menor edad a los que pueden dominar mejor
o alternar con adultos que les hacen más caso aunque a veces, lamentablemente, son
objeto de burla y diversión por parte de ellos. Los de mejor nivel intelectual, al ser más
conscientes de sus limitaciones se sienten acomplejados y se muestran serios, reservados,
tristes e incluso resentidos. De adultos pueden manejarse en la vida con bastante
independencia aun sin llegar al nivel medio de la población. Su adaptación dependerá
también de las exigencias de su ambiente; así en el medio rural pueden pasar
inadvertidos. En el aspecto laboral llegan a realizar con buen rendimiento trabajos
manuales semicualificados en un medio adecuado con cierta protección.

RETRASO MENTAL MODERADO

Representan un 10% de los retrasados, con un CI: 35-49. La etiología suele ser
orgánica por lo que presentan déficits somáticos y neurológicos, aunque algunos tienen
buen aspecto físico, pero siempre el retraso del desarrollo es manifiesto en los primeros
años de la vida. Suelen ser anomalías genéticas y cromosómicas, encefalopatías, epilepsia
y trastornos globales del desarrollo (autismo y psicosis infantil). Pueden adquirir hábitos
elementales que les permiten cierta autonomía en su cuidado personal. Llegan a
comunicarse con los demás verbalmente pero no por escrito. El lenguaje está siempre
afectado, siendo asintáctico, con pobre vocabulario y deficiente pronunciación, con
frecuentes dislalias y disfemias; en los casos mejores tienen buena capacidad de
expresión. La capacidad intelectual es intuitiva y práctica para lo sensorial y concreto, pero
carece de lógica y posibilidad de abstracción.

Adquieren mecanismos simples de lectura, escritura y cálculo, sin perfecta


comprensión de su significado, así como conocimientos elementales de orientación
temporo-espacial y discriminación sensorial. La atención es inestable con fatiga rápida
ante una tarea, necesitando estimulación para mantener su interés. La memoria también
puede estar desarrollada para datos concretos, que ellos cultivan para deslumbrar a los
demás. Son parcialmente educables con programas educativos especiales, pero siempre el
aprendizaje será lento y limitado. Con terapias educativas (logopedia y psicomotricidad)
pueden desarrollar estas funciones deficitarias. En el carácter predominan los niños
inquietos, caprichosos, tercos, con frecuentes rabietas. Son alegres y habladores,
reiterativos, les gusta intervenir en las conversaciones de los adultos y reclaman su
atención. Son observadores de detalles y modificaciones ambientales. La afectividad es
lábil, con distimias, manifestaciones pueriles y exageradas de sus sentimientos, muy
cariñosos y pegajosos o huidizos y tímidos. Al no ser conscientes de su deficiencia se
muestran satisfechos de sí mismos, pero también tienen crisis de cólera y agresividad. De
adultos pueden alcanzar una cierta autonomía personal y de relación social, sin llegar a la
plena independencia pues necesitan siempre protección y tutela, también en el aspecto
laboral, donde pueden realizar actividades sencillas de terapia ocupacional y talleres
protegidos.

RETRASO MENTAL GRAVE

Suponen el 3-4%, con un CI 20-34. La etiología es en su mayoría orgánica,


semejante a la indicada en el RM moderado, pero con mayor afectación tanto somática
como neurológica y sensorial, siendo patente el retraso desde los primeros tiempos de la
vida, incluso desde el nacimiento, por lo que el diagnóstico es más precoz. Adquieren
mecanismos motores elementales y el aprendizaje de hábitos de cuidado personal es lento
y limitado, necesitando siempre ayuda y supervisión. Los de mejor nivel pueden
comunicarse verbalmente con los demás, con frases simples, con defectuosa
pronunciación, respondiendo a preguntas sencillas, otros pueden hacerlo con gestos
significativos.

Pueden adquirir algunos conocimientos simples y concretos de sus datos


personales y familiares, esquema corporal, objetos de uso habitual y nociones temporo-
espaciales que no suelen ser persistentes ya que por su deficiente memoria lo olvidan con
facilidad. En el carácter y conducta destacan las crisis de cólera y agresividad. por su falta
de razonamiento, llegando a las autolesiones. Son frecuentes los trastornos de hábitos
motores: chupeteo, balanceo, bruxismo, así como síntomas psicóticos: estereotipas,
manierismos, ecolalia, etc. Son adiestrables en centros de educación especial, llegando a
un nivel de aprendizaje pre-escolar. En la edad adulta pueden adaptarse a la vida familiar y
comunitaria, siempre con tutela y laboralmente realizan tareas muy sencillas de terapia
ocupacional.

RETRASO MENTAL PROFUNDO

Tienen CI inferior a 20, representando el 1-2% de los retrasados. La etiología es


siempre orgánica, produciendo graves alteraciones somáticas, sensoriales y neurológicas
con importante afectación motórica. También hay cuadros correspondientes a trastorno
autista atípico. Son sujetos que no aprenden nada y no pueden manejarse en la vida. Pero
dentro de este bajo nivel aún podemos distinguir algunos grados: 619 a) Vegetativo: sólo
existen automatismos y reflejos primitivos, correspondiendo a la fase senso-motora de
vida puramente vegetativa. Tienen graves problemas y enfermedades somáticas y su
desarrollo físico suele ser deficiente respecto a su EC. b) Adiestrables: pueden adquirir
algunas funciones elementales motóricas y visuo-espaciales, llegando a andar con gran
torpeza y dificultad. Adquieren algún hábito de alimentación rudimentario. No desarrollan
el lenguaje, se expresan con gritos, sonidos y algún gesto y comprenden alguna orden muy
simple. Tienen memoria elemental de personas y lugares familiares. Siempre necesitarán
asistencia y cuidados de enfermería los vegetativos. Se debe movilizar a todos en lo que
sea posible y a los de mejor nivel el aprendizaje de los cuidados personales básicos. Sólo
estos podrán realizar de adultos, alguna tarea manipulativa sencilla. Sólo describiremos
dos síndromes dada su frecuencia e importancia, el síndrome de Down y el síndrome X
frágil.

Falta psicosis, epilepsia, farmacodependencia, transtornos por estrés, si puedes


completalo sino envía lo que este listo al correo del Dr que es fverdea@gmail.com o no sé
si es fverde@gmail.com

Potrebbero piacerti anche