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Etimología popular

Según la RAE es la interpretación espontanea que se da vulgarmente a una


palabra relacionándola con otra de distinto origen. La relación asi establecida
puede originar cambios semánticos o deformaciones fonéticas.

La etimología popular es como un cruce de palabras procedentes de un error


de interpretación respecto de una de ellas; el que habla cree equivocadamente
que entre ellas hay una conexión etimología.

La acción de la etimología popular se percibe en los errores de la atribución


etimológica que muestran algunas palabras, sea en su forma, su significado,
sus connotaciones o las ideas con las que se les asocia.

La razón de esos cambios suele darse por préstamos de otras lenguas. Que el
hablante no percibe como familiares, o bien en otras palabras autóctonas, que
por su evolución no dejan ver a qué familia léxica pertenecen.

En algunos casos actúa relacionando palabras de forma parecida, pero de


sentido distinto, por lo que el significado que podría deducirse del termino
alterado es inadecuado. Pero en ocasiones el propósito de la etimóloga popular
es proporcionar motivación a los signos de la lengua, que son arbitrarios y
convencionales. El hablante quiere dar una explicación, una motivación
psicológica a todo lo que sea opaco en la lengua, y lo hace basándose en
asociaciones fonéticas, semánticas o en el contexto extralingüístico que no
tiene nada que ver con la verdadera derivación de las palabras.

Elipsis

El objeto de este trabajo es ofrecer una visión clara y coherente posible sobre el
papel de la elipsis en la formulación del mensaje, para lo cual, en primer lugar,
tomaremos en consideración los puntos de vista de algunos de los especialistas
o corrientes lingüísticas más relevantes en este campo.

Dentro de la tradición logicista que se inicia en la Antigüedad clásica, el tema de


la elipsis se erige en el núcleo de la teoría gramatical del humanista extremeño
Francisco Sánchez de las Brozas, quien deslinda en su Minerua (1587) la elipsis
consistente en la ausencia de un elemento necesario para la recta construcción
gramatical de la elipsis como figura retórica.

En este planteamiento logicista de la elipsis según el cual la oración es concebida


como una unidad articulada en dos miembros, sujeto + predicado, y en su interior
las partes de la oración contraen diferentes tipos de relaciones de índole
gramatical de acuerdo con su naturaleza conceptual (sustantivo —> adjetivo;
nombre-nominativo <-> verbo; verbo transitivo —> acusativo), la tradición
gramatical española encontró ya algunas limitaciones que fueron puestas de
relieve principalmente por Andrés Bello en su teoría de las proposiciones al
admitir más de un esquema oracional.

El Brócense enmarca la elipsis dentro de los límites de la oración, la unidad


básica de estudio y análisis, en relación con las reglas lógicas que organizan la
sintagmación de los elementos oracionales. Según el autor, el recurso a la
elipsis, exigido por la necesidad de mantener la gramática, el sistema de reglas
a que se ajusta la gramática y que equivale a la estructura lógica del
pensamiento, restituye los elementos latentes en el uso defectivo de la lengua.
El Catedrático de Salamanca considera que la elipsis es resultado de la
economía lingüística y que la brevedad de los decursos elípticos en numerosas
ocasiones les confiere un valor estético y expresivo, pudiendo producir la
reposición de los elementos elididos ambigüedad y hacer dudoso el sentido. La
teoría de la elipsis del Brócense, mantenida, en esencia, en sus mismos términos
en la tradición logicista francesa de los siglos XVII y XVIII, ve ampliado su campo
de aplicación a medida que se va pasando en el análisis sintáctico de la
consideración de la oración simple a la de la oración compuesta. Al mismo
tiempo, al ser matizada la dicotomía sintaxis natural / sintaxis figurada por la
basada en la división sintaxis / construcción y perder las figuras de construcción
su carácter unitario, el concepto de elipsis se aplica a las funciones no
actualizadas que han de ser completadas en el análisis sintáctico para
restablecer la estructura lógica de

. En la Gramática del Texto (Casado Velarde, 1995: 21-25), se suelen distinguir


dos tipos de elipsis, telegráfica y contextual. La elipsis telegráfica se da sobre
todo en los textos de los telegramas, anuncios, titulares periodísticos, señales
indicadoras o anotaciones informales. En ella, las supresiones de elementos
afectan principalmente a los determinantes, morfemas verbales, preposiciones y
conjunciones.

La elipsis contextual, también denominada dependiente del contexto verbal o


anafórico, dada su función cohesiva, es la que aquí nos interesa. De acuerdo
con la categoría de los elementos a los que afecte, hablaremos de elipsis nominal
o verbal. La elipsis nominal se produce dentro de los límites del sintagma
nominal, el cual, al no expresarse el núcleo, queda representado por los
restantes términos (adyacentes), disponiendo, en el contexto o en la situación,
de la información necesaria para llenar la laguna:

Ejemplo:

La casa de Lucía tiene jardín. La de Sergio, no.

El sintagma nominal elíptico retoma del sintagma nominal antecedente al menos


el núcleo, como en el ejemplo anterior: casa; pero puede retomar también otros
elementos, como en El verano pasado, Pedro tenía dos perros mastines que
había comprado en Guadalajara. El otro día, vendió uno, donde el sintagma
nominal uno retoma, no sólo el núcleo (perro), sino también los adyacentes
nominales que lo acompañan: mastín y que había comprado en Guadalajara.
Como se ve, el sintagma nominal elíptico aporta algún dato informativo nuevo,
llegando a veces el énfasis fónico a poner de relieve el rechazo de un elemento
del sintagma nominal antecedente, especialmente en las réplicas de los
diálogos: A:

Es una construcción elíptica figura retórica que consiste


en omitir voluntariamente elementos de la oración. La Elipsis tiene la función de
dar un mayor énfasis a la parte de la oración que no se omite a la vez que
proporciona a la expresión una mayor fluidez, energía y poder sugestivo. La
Elipsis pertenece al grupo de las figuras de dicción. Etimológicamente proviene
del griego "élleipsis" (omisión o insuficiencia).

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