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Esta semana este blog que lees cumple un año.

Lo que nació como un ejercicio de un curso


para manejar herramientas on line se ha convertido en un espacio semanal en el que expongo
ejemplos de comunicación en Redes Sociales de instituciones culturales, analizo los aciertos y
los fallos para copiarlos o corregirlos, y observo las posibilidades que ofrecen los múltiples
canales sociales a Museos, Bibliotecas, Monumentos, etc.

Hoy aprovecho para reflexionar sobre el medio en el que escribo, el blog,


concretamente sobre los blogs culturales. Existen numerosas investigaciones que
analizan la importancia de tener un blog. Quizá el artículo más importante de los
bloggers culturales sea el de El Dado del Arte en el que anticipa cómo debe de ser el
autor de un blog de arte en el futuro, para lo que hay que comenzar ya, en el presente.
Tener un blog es una gran oportunidad. Un inciso: un blog original, activo,
coherente, bien escrito, que hable para el lector pero que también lo escuche, y
conectado con su audiencia a través de las RRSS.
Para hablar de la importancia del blog, hoy haré una excepción y presentaré el
tema del que menos me gusta hablar: de mí. Soy de la generación del cambio
digital, la que ha nacido entre una generación anterior que no ha conocido las
tecnologías digitales hasta su madurez y otra que son nativos digitales puros. Para
ilustrar este cambio: en los 5 años de Facultad en Historia del Arte en mis clases
pasé de que los profesores utilizaran proyectores de transparencias (en la foto,
para quienes no sepáis de qué se trata) y diapositivas como recurso en los
primeros años, a que trajeran las presentaciones en power point dentro de
memorias USB. Los alumnos íbamos en paralelo: guardo alguno de mis primeros
trabajos de la carrera en Disquette, mientras que en los últimos cursos en aquella
“Santa Casa” también utilizaba Pen Drive.

En este contexto, participar en el mundo académico era también muy limitado. Si


querías presentar una investigación, para un humilde estudiante o licenciado no
había nada más allá que Jornadas de Investigadores, o Premios de Investigación,
en el que había que acudir en persona a exponer los trabajos realizados. Y
muchas veces había que pasar un filtro del jurado u organización para poder
hablar de un pequeño trabajo de investigación. La cultura tiene dos significados
principales:

 La cultura es el conjunto de ideas y conocimiento no especializado que se adquiere


gracias al desarrollo de capacidades en el ámbito intelectual mediante actividades
como la lectura, el trabajo o el estudio.
 La cultura es el conjunto de ideas, tradiciones y costumbres que representan a las
diferentes poblaciones, etnias, grupos sociales, o épocas.
En este post vamos a centrarnos en los diferentes tipos de cultura relativos a la
sociedad y a las personas, como veremos a continuación

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