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Entre 1818 y 1819, cuando Schopenhauer se encontraba de viaje por Milán,

recibió la noticia sobre la quiebra del banco Muhl de Danzig, en donde


estaba depositada parte de la fortuna recibida como herencia de su fallecido
padre. Para subsanar los futuros problemas económicos, Schopenhauer
solicita un puesto como docente en la Universidad de Berlín que logra
obtener en 1820.

En la Universidad, en vez de mejorar, la situación empeora. La atmósfera


de la filosofía no lo recibe con los honores que él cree merecer y un hecho
en particular termina por sumirlo en un fuerte desánimo: su seminario
coincide con el de una estrella de la filosofía en ascenso, Hegel. Dieciocho
años mayor que él, los cursos del autor de la Fenomenología del Espíritu
son muy taquilleros mientras que los suyos sólo le llaman la atención a seis
alumnos entre los que se encontraban un dentista y un cuidador de
caballos.

Molesto por la situación —y algunos dicen que por envidia—, Schopenhauer


no desperdicia oportunidad alguna para criticar a Hegel, a quien tacha de
“charlatán de mente obtusa, insípido, nauseabundo, iletrado, que llegó al
colmo de la audacia garabateando y narrando las cosas más alocadas,
mistificadoras y carentes de sentido.”

En 1831 Hegel murió víctima de una epidemia de cólera de la que Arthur


logró escapar a tiempo.

Compartimos algunas obras del pesimista favorito de todos:


-El mundo como voluntad y representación I y II.
-El amor, las mujeres y la muerte.
-Las ciencias ocultas.
-Notas sobre oriente.
-La cuádruple raíz del principio de razón suficiente.
-El amor y otras pasiones.
-Sobre la visión y los colores. Correspondencia con Goethe.

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