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1.1.- Causa: ninguna investigación criminológica acerca de la etiología del delito
niega hoy que ésta sea una de sus causas primarias. La exclusión se expresa –en un análisis
muy sintético- como el conjunto de factores que hacen que una persona o grupo plobacional
se encuentre aislada de la sociedad por carecer de los medios, las oportunidades y los
beneficios que el Estado debe brindar a los habitantes para satisfacer sus derechos humanos
de segunda generación (derechos sociales). Nos referimos a los medios materiales
indispensables para la subsistencia individual y familiar (nutrición, salud, vivienda, trabajo
real, ámbitos poblacionales razonables, etc.) y a los medios inmateriales necesarios para su
desarrollo, tanto como persona como grupo primario de la sociedad (educación en todos los
niveles, capacitación en oficios y promoción de crecimiento de su potencial profesional,
contención familiar y social, etc.).
Así, en base a los estudios estadísticos aludidos, los que genera la Procuración
General de la Nación y la Procuración General de la Suprema Corte de Justicia Bonaerense, el
informe de inspección de la Relatoría de Control de las condiciones de las personas detenidas
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que estuviera en nuestro país entre el 6
y 7 de junio del corriente año y los informes que anualmente producen entidades no
gubernamentales como Unión por la Justicia, el Centro de Estudios Sociales y Legales
(CELS), la Comisión Provincial por la Memoria y la Comisión Provincial contra la Tortura,
CEJA, INECIP, –entre muchos otros- se pueden observar los siguientes datos de interés:
a.) Actualmente existen en la provincia de Buenos Aires 30.132 detenidos de los cuales
tenemos 26.092 alojados en cárceles y 4.040 en comisarías.
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El informe SNEEP 2007 es el último que tenemos. Llama poderosamente la atención que no se hayan
producido ni publicado aún los informes de los años 2008 y 2009, lo que refleja no sólo el incumplimiento del
deber republicano de publicidad de los actos de gobierno sino, en alguna medida, un ocultamiento de
información necesaria para hacer buenos diagnósticos de la realidad…no sabemos el por qué, pero quedan
muchos interrogantes…
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b.) Dentro de esta población, un 40% sufrió problemas de nutrición en edades tempranas
de maduración corporal2.
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Ver los informes que produce al respecto la Fundación CONIG y téngase presente que la falta de nutrición en
los primeros cuatro años de vida genera que el sistema cerebral no se desarrolla completamente lo que incide
posteriormente en la capacidad de valoración y dominio conductual.
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Existen variados planes de asistencia social tanto a nivel nacional como bonaerense, la mayoría de los cuales
no exige al beneficiario ningún tipo de contra prestación lo que convierte aquel en un instrumento de
clientelismo político y de fomento a la vagancia, a lo que si se suma que este tipo de políticas llevan más de diez
años en el país y en esta provincia, al menos dos generaciones de esas personas, tienen destruida la cultura del
trabajo que, no sólo es el primer medio de subsistencia individual y familiar sino, además, un instrumento de
realización personal y para buscar la felicidad.
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De acuerdo con , en la provincia de Buenos Aires, los asentamientos irregulares aludidos han crecido en los
últimos diez años un % . Debemos agregar que los mismos se han establecido sobre tierras fiscales o privadas
mediante usurpación o, lisa y llanamente, desidia cuando no, gestión de funcionarios públicos.
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1.2.- Algunas sugerencias de cómo remediarlo: indudablemente, frente a este
panorama y a la estrecha relación existente entre los problemas sociales, la desigualdad y el
delito, es innegables que las cuestiones de las políticas económicas, de promoción social, de
educación, de nacimiento o incremento de poblados urbanos y prevención en adicciones,
ocupan un lugar importantísimo.
Por ende, sin una Política de Estado que genere salud integral, educación y
capacitación en oficios, empleo real y condiciones dignas de vida para la mayoría de los
bonaerenses, es lógico que las tasas del delito sigan creciendo. Las medidas económicas que
se adoptan, tanto de mediano como largo plazo, deben incluir aquellas acciones integrales
y complementarias entre si sobre la población de riesgo, en el corto plazo.
El poder punitivo –aún legítimo cuando se cumple de acuerdo con la ley vigente-
implica la utilización de la mayor violencia que el Estado puede ejercer sobre los ciudadanos,
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En este sentido parece oportuno señalar que teniendo la provincia de Buenos Aires una baja tasa de ocupación
demográfica frente a su gran superficie territorial, sería interesante pensar en políticas de nuevas
colonizaciones poblacionales, que den lugar al nacimiento de nuevas ciudades con una estructura
racionalmente pensada y mediante políticas de promoción impositiva que estimulen a empresas privadas a
invertir en esas acciones.
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por lo que si se lo ejercita de un modo irracional, genera en sus destinatarios
resentimiento y, consiguientemente, nueva violencia.
Para medir la racionalidad del Poder Punitivo Estatal, tenemos que recurrir a las
normas de nuestra Constitución Nacional y a los tratados internacionales de Derechos
Humanos que, incorporados al texto de la Carta Magna tras la reforma del año 1994 (art. 75
inc. 22) o ratificados legalmente con posterioridad, forman con la primera, el plexo
monolítico de constitucionalidad.
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De acuerdo al reciente informe de la Comisión Provincial por la Memoria, presentado en el pasaje Dardo Rocha
de La Plata ante funcionarios de los poderes ejecutivo y legislativo bonaerenses, por ejemplo, las dependencias
policiales de Quilmes presentaban, en febrero de 2009, niveles de sobrepoblación del 113% ya que alojaban 290
personas en lugares que sólo admitían 138 y las comisarías de Lomas de Zamora, llegaban hasta un 300% de
sobrepoblación. De igual modo es más grave aún dicha situación en el caso de menores y mujeres alojadas en
dichas dependencias cuyos números también se mantienen irrazonablemente altos.
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Ver en especial, el informe de la Comisión Provincial por la Memoria y, sólo a modo de ejemplo, respecto del
departamento judicial Mar del Plata, la sentencia dictada por la Sala I de la Cámara de Apelación y Garantías en
lo Penal, en causa n° 14.355, “Mestrin” del 20/04/2010.
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c.) Insuficiente prevención de hechos de violencia intra carcelaria: los informes ya citados
dan cuenta que en el año 2009 murieron 116 personas alojadas en establecimientos del
servicio penitenciario bonaerense, mientras que el año anterior habían sido 112. Asimismo se
informó que entre las mujeres detenidas en aquel, la enfermedad del HIV es la principal causa
de fallecimientos.
Más allá de otras múltiples causales, en un informe comparativo entre el Servicio
Penitenciario Federal y el bonaerense8, mientras el primero cuenta con 28 cárceles y 10
alcaldías con una capacidad total de 10.093 personas de las cuales ocupa 9.300, contando con
un total de 9.830 efectivos (casi el 1,08 por detenidos), en el provincial existen 48
establecimientos de los cuales hay dos clausurados y la infraestructura edilicia se
encuentra declarada en emergencia desde 2007 (ver leyes, 13.189 13.677 y 13.800); cuatro
establecimientos tienen más de 100 años de antigüedad y el promedio del resto es de 30
años; se cuenta con un número aproximado de 20.000 agentes para atender a cerca de
26.000 detenidos, y con el agravante que de aquellos penitenciarios el 80% cumple
tareas administrativas, por lo que en la práctica hay 10 guardias de seguridad por cada
500 internos.
Debemos añadir que según el informe de la Comisión Contra la Tortura de 2008, en este año
se registraron 5.169 hechos de violencia que dejaron un saldo de 4.800 heridos, lo que revela
una falta de control, mientras que según el SNEEP 2007, el 73% de la población no cometió
infracciones disciplinarias, sólo el 17% tuvo faltas graves, el 76% de la población del SPB no
ha participado en alternaciones del orden y sólo el 5% intervino en hechos de violencia con
heridos o muertos, lo que no explica aquellos números de fallecimientos.
La falta de seguridad intra carcelaria se observa en la falta de personal para 1) la seguridad
propiamente dicha a fin de prevenir y manejar peleas entre internos, motines, fugas, etc., y
2) en la destinada para actividades educativas, formativo-laborales, asistencia y tratamiento,
etc.
d.) Excesiva población detenida sin sentencia firme: en la provincia de Buenos Aires, de
acuerdo con el informe de la C. Pcial por la M. ya citado, el 71 % de los detenidos varones
adultos, 76% de las mujeres y el 70% de los menores encarcelados, no tienen aún
sentencia definitiva.
La prisión preventiva no puede ser asimilada a la pena, en tanto es tan sólo una medida
cautelar para asegurar el cumplimiento de los fines del proceso y no la sanción consecuente
del delito. Además de su carácter excepcional – por el que no debe recurrirse a ella si hay otro
medio menos perjudicial para cautelar aquellos fines- debe ser proporcional a la magnitud de
la pena en expectativa y no debe prolongarse irrazonablemente.
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Ve Informe 2010 del UNIDOS POR LA JUSTICIA www.unidosporlajusticia.org.ar
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Toda prisión preventiva que se extiende más allá de un plazo razonable, sin haberse arribado
a una sentencia de condena es constitucionalmente reprochable (conf. CN 18 y 75 inc. 22,
CADH, 8.1, PIDCyP, 14.3 “c”).
e.1.) Nuestra población carcelaria es relativamente joven, pues según el SNEEP 2007: el 43%
de los presos tiene entre 25 y 34 años de edad, el 26% entre 18 y 24 y 18& entre 35 y 44 años,
es decir que el 69% es menor a 34 años y el 87% menor de 44.
e.2.) Según el mismo informe el 81% de los detenidos no participó en ningún programa de
capacitación laboral, el 56% no tiene trabajo remunerado, el 67% no ha participado en
ningún programa educativo y el 91% sólo tiene actividades recreativas9
e.3.) De acuerdo con los informes ya citados sólo el 20% de la población carcelaria
bonaerense llega a tener algún tratamiento por conductas adictivas y no más del 30%
reciben tratamiento psicológico
a.) Aspirar a no tener más detenidos en Comisarías y, hasta tanto ello sea posible,
reducirlos a la mínima expresión y sólo por un brevísimo plazo.
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Las actividades recreativas, sobre todo los deportes, las actividades culturales, etc., son muy importantes para
la formación de la persona, pero ellas solas no alcanzan a cumplir los fines del tratamiento.
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incluso se pueda incluir a penados por largas condenas con buena
conducta, junto a sus propios grupos familiares.
Asimismo, destacamos que actualmente tienen estado parlamentario, al menos, dos
proyectos de Ley de Cupos para controlar la cantidad de personas que serán alojadas
en establecimientos carcelarios, según pautas racionales que le aseguren condiciones
dignas de habitabilidad.
d.) Concretar políticas de tratamiento penitenciario que cumplan con las disposiciones
constitucionales y legales vigentes, entre las que no pueden faltar, la educación, la
salud integral (física y psíquica, incluyendo el tratamiento de conductas adictivas), la
formación de oficios, la realización de prácticas laborales reales y la promoción de
valores personales para todos los internos alojados en el servicio penitenciario
bonaerense.
El Pode Judicial como integrante de los Poderes del Estado Bonaerense, fue
creado constitucionalmente con el único (y excluyente) cometido de resolver los conflictos
litigiosos que se generen a partir de la conducta de cualquier habitante de la provincia que
resulten violatoria de las disposiciones del ordenamiento jurídico nacional, provincial y
municipal y que se cometan en su jurisdicción territorial, ilicitudes entre las cuales se
encuentran los delitos y contravenciones.
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respecto de ese evento del que alguien ha resultado perjudicado en su persona o
bienes, las políticas de seguridad han resultado objetivamente ineficaces para prevenirlo.
Es evidente que en esta etapa los jueces, en todo caso, nos limitamos a
cumplir con el mandato de “dar a cada uno lo suyo”, restableciendo formalmente –pues en lo
material los daños no son siempre reparables- el desequilibrio generado por el delito y
tratando de reafirmar la vigencia de las normas. Materia en la que, en verdad, la población
puede sentir un restablecimiento de la paz –por la prevención general que genera- pero que
en sí, sólo incide indirectamente en la materia de que tratamos, puesto que ello nunca
asegura matemáticamente que los condenados no volverán a delinquir (ningún juez trabaja
con una boa de cristal ni tiene el poder de adivinar el futuro).
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bonaerense y a la pérdida de confianza por parte de la población respecto de su
decisiones, demérito que no constituye un agravio a la persona de los jueces sino un riesgo
institucional para la República.
Las reformas que se propician dejarían más del 70 por ciento del problema
intacto. En efecto, muchas de las excarcelaciones que allí se mencionan como concedidas a
reincidentes (si fueran el caso del art. 50 CP) bien pueden ser las excarcelaciones llamadas
relegadas de los incisos 4, 5, 6, 7, 8 y 9 o del 11 del art. 169 CPP previstas para situaciones que
obedecen a la falta de firmeza de los pronunciamientos judiciales o a la duración de los
procesos. Estas consecuentemente no podrían modificarse racionalmente sin violar el
régimen constitucional.
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RUD: Registro Único de Detenidos de la Provincia de Buenos Aires. Por ejemplo el del Deparamento Judicial
Mar del Plata arrojó en el año 2009 que se concedieron 466 libertades (condicional, asistida salidas transitorias),
de los cuales, sólo volvieron a delinquir antes del vencimiento de la condena 4 personas (el 1%) y después de
dicho agotamiento 46 (el 10%).
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De cualquier modo que fuere, la discusión se ha trasladado a un ínfimo
porcentaje del problema. En efecto, si lo que preocupa es el de aumento de la delincuencia
en delitos contra la vida y la propiedad donde las detenciones son menos del 10 por ciento de
los ilícitos denunciados, ya que el 90 % de los delitos denunciados son NN; donde a su vez los
delitos denunciados son menos del 30 o 40 por ciento de los delitos cometidos (conforme
cálculos oficiales); estamos hablando de menos del 3 por ciento de los delitos totales.
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II. “La prisión preventiva debe evitar que el sujeto cometa otros delitos”.
FALSO. Eso implicaría darle una función propia del derecho penal cuando se
trata de un instrumento procesal, una medida cautelar tendiente a evitar que
el sujeto se fugue o altere las pruebas de cargo; esos peligros no se presumen
sino que deben surgir de datos objetivos. Es una medida excepcional, según
los tratados de jerarquía constitucional, porque se aplica a sujetos inocentes
que pueden ser sobreseídos o absueltos y que dejarán ese estado sólo cuando
sean condenados mediante sentencia firme.
III. “Hay que cambiar las leyes penales porque son muy blandas”. FALSO. En
especial después de las reformas “Blumberg” de 2004, el Código Penal
argentino es uno de los más duros de la región, habiéndose alterado ciertas
proporciones, al punto que algunas figuras de robo de ganado o delitos
sexuales superan ampliamente la pena mínima del homicidio. La prisión
perpetua permite obtener la libertad condicional recién a los 35 años de
detención, y la pena del concurso de delitos puede llegar a los 50 años.
IV. “El código procesal penal de la Provincia de Buenos Aires favorece a los
delincuentes”. FALSO. Diseña un sistema marcadamente acusatorio como
rige en Europa occidental y en Latinoamérica. Posee una lógica impecable
pues el que investiga no juzga; el fiscal controla a la policía, el juez controla al
fiscal y éste al juez a través de los recursos, al igual que el defensor; y la
población supervisa a todos a través de su presencia en las salas de audiencias
o por la información suministrada por la prensa. Si bien se reglamentan
garantías que ya se encuentran consagradas en el bloque constitucional, su
sistema de valoración de la prueba es mucho más libre que el que regía hasta
1998 por lo que ahora se arriba a condenas antes impensadas, como ocurre
con los delitos sexuales. También se contemplan ahora los derechos de la
víctima, sujeto que antes estaba ausente.
V. “Los jueces de garantías deben actuar como lo piden los fiscales”. FALSO.
Son jueces de control que deben analizar si se dan los requisitos legales para
afectar derechos constitucionales y el grado de sospecha necesario, pues la
investigación criminal es una actividad agresiva. Por ejemplo, debe haber
elementos de cierta seriedad (y no suposiciones o corazonadas) para
sospechar que en un domicilio hay cosas o personas relacionadas con un delito
para acceder a dictar una orden de allanamiento, pues el domicilio es en
principio inviolable según lo prescripto por la constitución, dado que es el
último reducto de intimidad de una persona.
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VI. “Las sentencias de los jueces deben aplicar penas ejemplificadoras”.
FALSO. Los jueces, terceros imparciales, no deben ser amigos ni enemigos de
imputados ni de víctimas, ni simpatizar con unos u otros. La pena debe
adecuarse a los hechos y a la personalidad de su autor conforme ciertas
pautas que indica la ley; debe ser justa y -según sostenemos desde hace
tiempo- nunca superar lo pedido por el acusador que es quien ejerce la
acción.
VII. “Los jueces deben hacer lo que la mayoría de la sociedad les reclama”.
FALSO. El judicial es un poder contra-mayoritario que debe equilibrar y limitar
a los otros poderes que sí tienen su origen en la representación popular,
cumpliendo una función moderadora. La legitimación de los jueces proviene
de su apego a la ley, en especial la constitución, por eso están facultados
para declarar la inconstitucionalidad de las normas que producen las agencias
ejecutiva y legislativa. Si la gente reclamara tortura y ejecuciones sumarias,
los jueces no podrían complacerla. La participación popular en la
administración de justicia debe darse a través de los jurados que la
constitución histórica manda por tres veces.
VIII. “Las garantías penales y procesales son sólo para los delincuentes”.
FALSO. Las garantías protegen a los procesados que aun no pueden ser
considerados delincuentes y los asiste el sagrado derecho de defensa en juicio;
todo ello para evitar condenar a un inocente que siempre es algo más grave
que absolver a un culpable. El sistema judicial penal comienza a actuar una vez
que el delito se cometió o se está cometiendo. Las víctimas también tienen
derechos y facultades que están siendo reconocidos por las leyes procesales,
pero obviamente funcionan luego de cometido el hecho. En la provincia de
Buenos Aires, el particular damnificado ha visto aumentadas
considerablemente sus facultades, al punto que en ciertos supuestos puede
hacer ingresar por sí sólo la causa a juicio (aunque los fiscales no quieran), y
acusar en el debate.
Tal como lo hiciéramos saber hace pocos meses, en diciembre de 2009, cuando
suscribimos, junto a una centena de organizaciones sociales no gubernamentales, el llamado
“Acuerdo para la Seguridad Democrática”, consideramos que el acuciante problema de la
seguridad no se resuelve con medidas espasmódicas, ni demagógicas, sino atacando las
causas –antes y/o junto con los efectos que la generan-, sin pretender réditos políticos, ni
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electoralistas, sino pensando en que la seguridad pública deberá ser una política
permanente del estado bonaerense que comprometa por igual a todos los poderes públicos,
así como a otras instituciones y actores sociales interesados en el bien común y la mejora de
la calidad institucional.
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