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ACUERDO REPARATORIO Y PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD

Uno de los principales problemas de la Administración de Justicia en el Perú, es la


pérdida de confianza en el sistema de justicia, siendo una de las causas del
mismo, la demora en la resolución de los casos, la que es captada por la
población como sinónimo de ineficiencia y abandono; teniendo como especial
correlato, la elevada carga laboral y los pocos recursos con que cuenta dicho
sistema para afrontarla. De ello, dan cuenta a diario no solo los medios de
comunicación –sea escritos, hablados, audiovisuales o virtuales-, sino también los
abogados y la sociedad en general.

Ante esta problemática y para dar “tratamiento preferente a la víctima y la


consideración de sus intereses”[1], surgieron los denominados Principios de
Oportunidad y Acuerdos Reparatorios, que vienen a ser un remedio para uno de
los síntomas de la crisis de la Administración de Justicia, un mecanismo que se
encuentra normado en el Artículo 2 del Código Procesal Penal o Decreto
Legislativo 957, vigente en Arequipa desde octubre del año 2008.

El PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD permite que el Ministerio Público, a través de


los Fiscales Penales, se abstenga de ejercitar la acción penal pública, evitándose
así el proceso penal y la posterior imposición de una pena, siempre y cuando se
llegue a un acuerdo con la parte imputada. Pero esta posibilidad del Fiscal no es
discrecional, sino que se trata de supuestos específicos en que, de manera
excepcional, se concluirá el proceso penal.

Aquellos supuestos específicos pueden ser resumidos de la siguiente manera: i)


Pena natural; ii) Mínima gravedad del delito; o iii) Mínima culpabilidad.

El Fiscal, una vez que cuente con indicios reveladores de la existencia del delito, si
es que el caso se subsume dentro de alguno de los supuestos antes referidos,
emite una disposición declarando aplicable el principio de oportunidad, citando a
las partes en conflicto (imputado y agraviado), con el fin de realizar la audiencia de
principio de oportunidad. En caso de inasistencia del agraviado a dicha audiencia,
el Fiscal podrá determinar el monto de la reparación civil que corresponda;
pudiendo, la parte agraviada, impugnar, de no estar de acuerdo con el mismo. Si
no se llega a un acuerdo sobre el plazo para el pago de la reparación civil, el
Fiscal lo fijará sin que este exceda de nueve meses. Realizada la diligencia por
principio de oportunidad y satisfecha la reparación civil, el Fiscal expedirá una
Disposición de Abstención. De no producirse el pago de la reparación civil, se
dictará Disposición para la promoción de la acción penal.

De otro lado, el ACUERDO REPARATORIO, es el procedimiento obligatorio en


determinados delitos, por el que el Fiscal debe proponer una fórmula de solución
al conflicto de intereses, la que de ser aceptada, devendrá en la abstención del
ejercicio de la acción penal por parte del Fiscal. Los acuerdos reparatorios están
establecidos en el Artículo 2º, inciso 6, del Código Procesal Penal, en los que no
se podrá emitir disposición de formalización de investigación, si es que
previamente no se propicia el acuerdo reparatorio. Estos casos, son
independientes de los criterios de oportunidad.

Los supuestos de aplicación son taxativos, pues debe aplicarse en todos los casos
de Lesiones Leves, Hurtos Simples y de Uso, Hurtos de Ganado Simple,
Apropiaciones Ilícitas, Sustracciones de Bien Propio, Apropiaciones Irregulares,
Apropiaciones de Prenda, Estafas, Defraudaciones, Fraude en la Administración
de Personas Jurídicas, Daños, Libramientos Indebidos y, también, en los delitos
culposos; excepto, cuando haya pluralidad importante de víctimas o concurso con
otro delito, salvo que, en este último caso, sea de menor gravedad o que afecte
bienes jurídicos disponibles.

El Fiscal de oficio, a pedido del imputado o de la víctima debe proponer un


acuerdo reparatorio y, si ambas partes convienen en el mismo, se abstendrá de
ejercitar acción penal. Si a la cita convocada por el Fiscal, el imputado no asiste,
se le cita una segunda vez. Ahora, si el imputado no asiste tampoco a esta cita o
se desconoce su domicilio o paradero actual, se promueve la acción penal.

Como se puede apreciar, el principio de oportunidad y el acuerdo reparatorio son


instituciones diferentes. Resumiendo, podríamos decir que el Principio de
Oportunidad, es una facultad del Fiscal de promoverla de oficio o a pedido de
parte, y, de concretizarse, abstenerse del ejercicio de la acción penal o, al haberse
formalizado la investigación preparatoria, requerirlo al Juzgado correspondiente
para que, previa audiencia, de ser el caso, dicte el auto de sobreseimiento; SE
SOLICITA AL FISCAL REQUIERA APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DE
OPORTUNIDAD O DIRECTAMENTE AL JIP además, puede realizarse entre el
fiscal y la parte imputada, de asistir la parte agraviada. Mientras que, el acuerdo
reparatorio, será convocado obligatoriamente por el Fiscal y concretizado
con el acuerdo de las partes (agraviado e imputado).

Finalmente, para que estas instituciones sean aplicadas exitosamente, es


necesario que los Fiscales identifiquen los casos en que es posible su actuación, e
inicien el trámite necesario, explicando a las partes las grandes ventajas que
conlleva la aplicación tanto del principio de oportunidad como del acuerdo
reparatorio; pues, se trata de soluciones rápidas a conflictos penales, en el que el
imputado no se verá sometido a un juicio, mientras que el agraviado podrá
hacerse de la misma reparación civil que obtendría en juicio, pero –reitero- de
manera rápida y oportuna. Sin embargo, sin la voluntad conciliatoria de las partes,
todo esfuerzo será en vano; por ello, la importancia de eliminar la cultura del
conflicto

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