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GENERACIÓN EMERGENTE JUNIOR

LUCAS 2:41-52
Por Luis Fernando Zabaleta González
Introducción:
Quizá te has sentido un muchacho (o muchacha) incomprendido… jejeje; déjame decirte
que: “no has sido el único”. Todos alguna vez, de pronto, comenzamos a sentirnos
incómodos con el trato de niños, que nos daban en casa y en la iglesia.
Yo recuerdo cuando era adolescente (Auuuuuuuú!!!!), hace ya muchos años; en la iglesia
había una fiesta, se estaba celebrando un aniversario y habían hecho un almuerzo para
todos. Los jóvenes estaban en una mesa; y yo, que ya no era niño, pero aún no era joven, me
mandaron a la mesa de los niños; un lugar donde yo no quería estar. El diácono insistió
tanto que me hizo sentir tan enojado, que sencillamente fingí que me dolía el estómago…
así que me levanté de la mesa y me fui para mi casa, donde hasta lloré de la cólera que
sentía.
Otro día, estaba cerca la fiesta de navidad; y, mi hermano mayor me dijo que me compraría
un regalo. Yo lo llamé esa mañana y le dije: – “cómprame unos audífonos” (en ese tiempo
los audífonos servían para escuchar radio). Mi hermano fue a comprar regalos de navidad y
se le olvidó lo que yo le había pedido de regalo (jejeje), así que me compró una bolsa de
canicas… ya te podés imaginar la cara de frustración que puse cuando vi que no era el
regalo que yo quería. Ya hacía tiempo que yo no jugaba canicas, en cambio quería presumir
con mis amigos mis audífonos.
La adolescencia es muy divertida (cuando ya la pasaste); pero mientras la vivimos hay
muchas adaptaciones a nuestra nueva forma de vida. Estamos dejando de ser niños, para
convertirnos en adultos. Todo comienza con la pubertad; es el inicio de los cambios físicos
que experimentamos en nuestra transición de niños a adultos: crecemos, cambiamos de
voz, nuestro sistema endocrino permite que nuevas hormonas entren en función en
nuestro cuerpo… todo eso nos obliga a adaptarnos a una nueva forma de vida. En la
adolescencia, queremos crear nuestra propia cultura, buscamos nuestra vocación y
propósito de vida, queremos independencia de la autoridad establecida (que
inmediatamente es papá y mamá); nos desarrollamos para funcionar correctamente en
sociedad.
Algunos adolescentes incluso pensarán que Dios no les entiende. Pero quiero decirte que
JESÚS TAMBIÉN FUE ADOLESCENTE. Y si Él fue adolescente, Él es el modelo para vivir la
adolescencia con alegría, sin cometer errores, de tal modo que atravesemos esa etapa con
éxito y nos convirtamos en hombres y mujeres de bien.
Veamos a continuación, las acciones de Jesús y cómo vivió y superó los problemas de la
adolescencia; de tal modo que es nuestro modelo a seguir.
I. Heredando tradiciones (Lucas 2:41-42).
Has visto cómo los adolescentes quieren establecer modas… no les gusta la música vieja de
sus padres, no les gusta la ropa anticuada que sus padres usan, no les agrada la iglesia
porque es cosa de viejos, etc. Los adolescentes, quieren enseñarle a los viejos, cuál es la
música cool; cómo deben vestirse ¡buena onda!; eso de orar, leer la Biblia, cantar o ir a
cultos antiguos, no es atractivo para una adolescente. No es tanto porque esté mal, sino
porque yo quiero crear una cultura nueva.
Ahora bien, es cierto… cada generación debe agregar a la cultura, nuevos rasgos
culturales… así es como ha evolucionado la cultura. Pero los nuevos rasgos culturales se
fundamentan con los rasgos de la cultura de la generación pasada.
Jesús estableció una nueva cultura, la Cultura del Reino de Dios; pero no lo hizo ofendiendo
a la cultura de sus padres… al contrario, Él cumplió con los estándares de su cultura,
practicó la cultura de sus padres… sobre la cual, construyó su propia cultura. La Biblia dice
que: “… cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta”
(v. 51).
¿Qué encontramos en la cultura que han practicado nuestros padres?:
1. Comidas y bebidas.
2. Fiestas y celebraciones.
3. Formas del género.
4. Formas religiosas.
5. Cosmovisión.
Todo eso, tiene un sentido. Para crear una cultura que perdure, tiene que estar
fundamentada en los principios de la cultura anterior. A menos que sea una violación,
contra la dignidad humana, la cultura anterior es útil para dar vida a la nueva.
II. Encontrando mi identidad (Lucas 2:43-50).
Somos seres únicos, en medio de una gran multitud. Algunos nacieron para ser deportistas,
otros para ser artistas, muchos para hacer negocios y otros para crear ideas que hacen bien
a la sociedad (científicos, académicos, etc.). Eso que cada uno trae, se llama “propósito de
vida”… es tu identidad. Por ejemplo: nacemos hombres o mujeres (identidad sexual);
adquirimos ciertos valores de vida (identidad axiológica); tenemos ciertos intereses
profesionales (identidad laboral); nacimos en un espacio geográfico del planeta (identidad
étnica-cultural); nacimos dentro de una familia (identidad familiar). Somos seres humanos
de carne y hueso… pero todos, no somos obra de la casualidad, sino somos creación divina.
Si somos creación divina, no importa cuál sea nuestra identidad… siempre tendremos un
propósito en los PLANES DE DIOS. No importa si deseas ser: abogado, médico, comerciante,
maestro, político, etc.; debés tener la seguridad que Dios te hizo con un propósito más
grande que una simple profesión. Él desea que con lo que sos y tengás, vivás para la Gloria
de su Nombre.
Así se definió Jesús en su adolescencia. Él era hijo de un carpintero profesional, José el
carpintero; Jesús había aprendido un oficio… pero Él sabía, que lo que había aprendido en
el taller, construyendo y reparando muebles, ahora le serviría para construir y reparar
vidas (Juan 6:39).
En la narración bíblica, los padres de Jesús, estaban preocupados por él; porque al parecer
estaba perdido (a veces nuestros padres pueden pensar que estamos perdidos, que no
encontraremos el rumbo a casa)… pero Jesús, sabía quién era; se encontraba en el lugar
correcto. Cuando por fin lo encuentran, pasados tres días, después de su respectiva
regañada (los padres amorosos, siempre se preocuparán por sus hijos y cuando no
entienden qué está pasando, se alteran y a veces nos pueden regañar… pero una vez
entienden que nada malo sucede, entonces se calman y quedan en paz); Jesús les aclara
diciendo: “¿Por qué me buscabais? [no estoy perdido] ¿No sabíais que en los negocios de mi
Padre me es necesario estar?” (v. 49).
¿Qué debemos tener claro en cuanto a nuestra identidad?
1. Quién es nuestra familia.
2. Cuál es nuestra cultura.
3. Con qué sexo y género hemos nacido.
4. Cuáles son nuestras habilidades y talentos, cuál será nuestra profesión.
5. Cuáles son mis valores de vida.
En esa respuesta que dio Jesús a sus padres, está resumida y clara su identidad. Todo lo que
Jesús era, tenía un solo propósito, que Él viviera para agradar a su Padre y vivir para Él
cada día. Recuerdo cuando mi padre me decía: “hijo, nunca te olvidés de Dios”.
III. Valorando la autoridad (Lucas 2:51).
Una necesidad del adolescente es la INDEPENDENCIA. A un adolescente, no le gusta que le
digan qué debe hacer. Le caen mal las tareas que le ponen en la escuela, las tareas en casa…
y hasta le cae mal Jesús, que le dice que hay una tarea por hacer (por eso le huimos a la
lectura bíblica). Los adolescentes se caracterizan por ser rebeldes sin causa. Quieren tomar
sus propias decisiones y no les dejan… quieren salir sin pedir permiso, pero no se puede…
quieren poner sus reglas en casa, pero allí ya hay reglas… es difícil ser independiente en un
mundo donde hay autoridad establecida.
Pero, lo que el adolescente no sabe, es que siempre se vive bajo autoridad… hay que
aprender a vivir en sujeción a una autoridad establecida. Qué sería del mundo sin reglas…
un caos, una anarquía. La sociedad se conserva por las normas de convivencia pacífica;
tenemos leyes civiles que nos ayudan a conservar los derechos. La autoridad es buena, y
hay que saber vivir con ella. La autoridad está allí para protegernos, no para hacernos mal.
Jesús, vivió eso en carne propia. Tenía a un papá que le pedía todos los días que estuviera
con él trabajando en el taller… una madre que le servía la comida y debía comérsela; o que
le mandaba a la cama a dormir, cuando ya era hora. Pero Jesús nos enseña, que se puede
ser adolescente y disfrutar el estar bajo autoridad, sin perder el impulso a ser
independiente. La Biblia dice, respecto a Jesús y su relación de sujeción con sus padres: “Y
descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas
estas cosas en su corazón” (v. 51).
¿Por qué la autoridad es buena para el adolescente?:
1. Te protege de tomar malas decisiones (¿Qué se sentirá estar borracho?)
2. Te protege de los peligros (¿Por qué no puedo ir a esa fiesta con mis amigos?)
3. Te protege de los fracasos (Yo quiero tener novio (a) ahora).
4. Te protege de obstruir tu éxito (Creo que dejaré la escuela, seré un NINI)
La independencia, la encontraría Jesús, cuando alcanzara la madurez… aún así, cuando
llegó a la madurez, Jesús decía: “No puedo hacer nada por mí mismo, según oigo, así juzgo;
y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del
Padre” (Juan 5:30). Así que, no desprecies la autoridad sobre tu vida, ahora que eres
adolescente… aprende que en la vida te es necesario atender las normas, para tener éxito.
Jesús nos enseña que debemos estar sujetos a los que Dios a puesto para cuidarnos y
protegernos.
IV. Desarrollando mi vida integralmente (Lucas 2:52).
La adolescencia, es una época bonita que no debemos malograr. Es una época en la que nos
estamos desarrollando, aún no estamos plenos; pero nos estamos convirtiendo en aquellos
que seremos en la edad adulta. Un error en la adolescencia, nos marca para toda la vida.
Por eso, es importante que en la adolescencia, huyás de cometer errores (no metas la pata);
sino ocúpate en tu desarrollo.
Tu desarrollo debe ser integral. Debés, dejar la ingenuidad de un bebé o un niño y hacerte
más sabio (el principio de la sabiduría es el temor de Jehová). Debés cuidar tu cuerpo físico,
hacer ejercicio, asearlo, alimentarlo y permitir que crezca. También debés aprender a
caminar en la voluntad de Dios, para eso necesitarás congregarte, aprender de tus
hermanos en la fe y practicar las disciplinas espirituales, como la oración, el ayuno y el
estudio bíblico (lectura y meditación). Por último, deberás aprender a convivir con las
demás personas; por ejemplo, debes aprender a tratar a los mayores, también a respetar a
los niños, a tratar con respeto a personas del sexo opuesto… todo lo que tenga que ver con
las buenas relaciones humanas.
La Biblia dice que: “… Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los
hombres” (v. 52). Ese es el desarrollo integral que debe experimentar el adolescente.
¿Cómo puedes ayudarte en tu desarrollo integral?
1. No dejes la escuela, no dejes de aprender. Lee, escucha, observa, aprende.
2. Cuida tu cuerpo. Haz ejercicio regularmente, come bien (evita comida chatarra), no
olvides que tu cuerpo es un templo para que el Espíritu more, mantenlo santo y
sano. Duerme lo suficiente.
3. Aprende a hacer lo que le agrada a Dios. Perdona, ama y vive en justicia.
4. Respeta a tu prójimo. La regla de oro, es suficiente para vivir bien con los demás:
Hacé a los demás todo lo que querás que hagan con vos. Más adelante necesitarás
una buena fama, para que las puertas de la vida se te abran.
Jesús, el adolescente modelo, nos enseñó que en esta etapa de la vida, él se desarrollo como
un muchacho SANO. Le caía bien a todo mundo… su éxito estaba garantizado.

Conclusión:
Jesús también fue adolescente. Disfruta tu adolescencia, aprende de Jesús, a ser un
“Rebelde con Causa”. No te acomodés a este mundo y sus modas absurdas… viví contra la
corriente de este siglo… rebélate contra el mundo, el diablo y la carne, los tres enemigos del
alma (Efesios 2:1-5). Jesús es el mejor modelo de vida: Hereda las tradiciones y construye
la tuya; encuentra tu identidad y vive para la gloria de Dios; valora la autoridad, ella te
protege; desarrolla tu vida integralmente, crece santo y sano.
Si hoy, no aprendes a ser como Jesús, posiblemente tu vida de adulto será infeliz. Pero si
ahora, das los pasos correctos… y te moldeas al diseño de Jesús, tu vida futura, estará
acostumbrada al éxito y poseerá los principios y valores de todo aquel que es feliz y triunfa.
Te deseo lo mejor, seamos como Jesús, un adolescente modelo.

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