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Cibercultura: metáforas,

prácticas sociales
y colectivos en red nomadas@ucentral.edu.co • PÁGS.: 8-20

Rocío Rueda Ortiz*


Se considera la cibercultura como un campo de estudio a partir del cual es posible comprender las transformaciones
culturales ligadas a la introducción de tecnologías digitales en las sociedades contemporáneas y, en particular, en las del
denominado Tercer Mundo, a través de relaciones complejas de entramados tecnosociales, en tres ámbitos, a saber: el ejercicio
del poder, la acción social colectiva y la experiencia estética.
Palabras clave: cibercultura, estudios ciberculturales, tecnologías de la información y la comunicación, capitalismo cognitivo,
movimientos en red, estética.

Considera-se como cibercultura um campo de estudo a partir do qual é possível compreender as transformações culturais
ligadas à introdução de tecnologias digitais nas sociedades contemporâneas e, em particular, as denominas de Terceiro
Mundo, através de relações complexas de enramados tecnosociais, em três âmbitos: o exercício do poder, à ação social coletiva
e a experiência estética.
Palavras-chaves: cibercultura, estudos ciberculturais, tecnologias da informação e a comunicação, capitalismo cognitivo,
movimentos em rede, estética.

Cyberculture is considered a research field where it is possible to understand the cultural transformations that are linked
to the construction of digital technologies in contemporary societies and, in particular, in those of the so-called Third World,
through complex relations of techno-social frameworks in three areas: the exercise of power, the collective social action, and
the aesthetic experience.
Key words: cyberculture, cybercultural studies, information and communication technologies, cognitive capitalism, network
movements, aesthetic.
Dibujo EMBERA : Astrid Ulloa

ORIGINAL RECIBIDO: 15-II-2008 – ACEPTADO: 03-III-2008

* Doctora en Educación, área de teoría, historia y filosofía, Universidad de las


Islas Baleares (España). Coordinadora de la Maestría en Investigación en Pro-
blemas Sociales Contemporáneos del IESCO, Universidad Central, e investiga-
dora de su línea de Comunicación-Educación, clasificación A en Colciencias. E-
mail: rruedao@ucentral.edu.co

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Presentación1 y colectivos sociales y tecnologías de se consolidan en los años noventa y
la información y la comunicación cuya evolución ha estado ligada a los
Manuel Medina, en el prólogo al (TIC), entre unos saberes locales y una respectivos desarrollos tecnológicos
reciente texto de Pierre Lévy, Ciber- acción política que no pasa –exclusi- que dan origen a su vez a nuevas pre-
cultura (2007), plantea cierto consen- vamente– por las instituciones tradi- guntas y campos de investigación2 . El
so en la comprensión de esta última cionales, ni por sus estrategias, primero, o del ciberespacio popular,
como la cultura propia de las socie- programas y políticas de acción, sino de mediados de los ochenta, se ca-
dades en cuyo seno, las tecnologías por una comunicación en red, por dis- racterizó por una profusión de artí-
digitales configuran decisivamente las positivos digitales y móviles, blogs, y, culos periodísticos de carácter
formas dominantes tanto de informa- en general, por los espacios de descriptivo, elaborados con el apoyo
ción, comunicación y conocimiento interacción en Internet. Veamos pues, de expertos ingenieros, y el uso de
como de investigación, producción, de manera sucinta, cuál ha sido la tra- Internet como metáfora de una nue-
organización y administración. Es va frontera civilizatoria. El segundo
decir, en la cibercultura, además de estadio de principios de los noventa,
sistemas materiales y simbólicos, están se centró principalmente en las co-
integrados agentes y prácticas cultu- munidades virtuales y las identidades
rales, interacciones y comunicaciones, on-line (Rheingold, 1996; Turkle,
colectivos, instituciones y sistemas 1997) con una especial participación
organizativos, una multiplicidad de de los académicos de las ciencias so-
contenidos y representaciones simbó- ciales. La cibercultura empieza a ser
licas junto con valores, significados, considerada como un espacio de
interpretaciones, legitimaciones, etc. empoderamiento, construcción, crea-
tividad y comunidad en línea (Boni-
Ahora bien, esta nueva condición lla, 2001; Bonilla et al., 2001). A
–dominante– de las sociedades, si bien mediados de los noventa se popula-
constituye para algunos una línea de riza el uso de las plataformas Netscape
continuidad con el proyecto tecno- y Explorer, se extiende el empleo del
científico hegemónico de Occidente, computador personal y se incre-
para otros representa un golpe a la mentan los índices de acceso y uso
episteme, a la razón moderna y a sus de computadores en general, así
modelos universales y eurocéntricos de como de los estudios del ciberespacio
conocimiento científico y, en conse- en el Primer Mundo. El tercer esta-
cuencia, posibilita una posibilidad de dio, o de los estudios críticos
renovación de sus campos de saber y ciberculturales, que va desde finales
poder puesto que atañe a diferentes de los noventa hasta nuestros días,
niveles ontológicos, epistemológicos Germán Londoño: Libretas de apuntes. expande esta noción hacia las inter-
y metodológicos de producción de acciones, los discursos, el acceso y la
conocimientos (Haraway, 1995; yectoria de este nuevo campo de pes- brecha digital, el diseño de interfaces,
Stiegler, 1998; Latour, 1998; Slo- quisa para las ciencias sociales y cuáles y explora las intersecciones e interde-
terdijk, 2000). Adicionalmente, como son las preguntas singulares para Amé- pendencias entre estos cuatro domi-
han señalado Pierre Lévy (1999 y rica Latina. nios. En este estadio cada vez hay más
2007), Arturo Escobar (2005) y Mar- aproximaciones inter y transdisci-
tín Barbero (2005b), este cambio plinares de los estudios culturales, los
tecnosocial está ligado a las transfor- Cibercultura y estudios estudios sociales de ciencia y tecno-
maciones de la sensibilidad, la ri- ciberculturales logía, los estudios postfeministas y los
tualidad, las relaciones sociales, las estudios de la informática social. A
narrativas culturales y las instituciones Según Silver (2000), se puede partir de entonces, el campo se ha
políticas, que están produciendo una hablar de tres estadios o generacio- desarrollado y transformado creando
novedosa relación entre movimientos nes de los estudios ciberculturales que nuevos tópicos, teorías y métodos

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desde una profusión de prácticas En América Latina es importan- discusión desde la filosofía y las cien-
culturales en diversos ámbitos que pa- te destacar la singularidad de los es- cias en torno a la necesidad de bo-
recen incluso sobrepasarlo. La pro- tudios del campo de comunicación rrar límites disciplinares y renovar
ducción académica inicialmente y cultura y los estudios culturales. Los nociones ontológicas sobre la rela-
estuvo concentrada en los Estados trabajos de Martín-Barbero, Orozco, ción humanos-máquinas con las
Unidos y Europa, pero desde este Canclini y Hopenhayn, entre otros, consecuentes implicaciones en las
tercer estadio hay una creciente par- destacan cómo el lugar de la cultura epistemologías y metodologías de
ticipación de Asia, África y América en la sociedad cambia cuando la investigación, por fuera de las tra-
Latina. Esto responde también a los mediación tecnológica de la comu- diciones disciplinares. Aquí encon-
procesos de masificación y acceso a nicación deja de ser meramente ins- tramos los estudios sociales de
la misma infraestructura tecnológica trumental para espesarse, densificarse ciencia, tecnología y sociedad, los
en los diferentes países y a que las y convertirse estructuralmente en estudios feministas de ciencia y tec-
políticas globales han definido las nología, y las perspectivas de la so-
TIC como centro del desarrollo eco- ciología simétrica y la teoría del
nómico en las agendas de las políti- actor-red, que tienen un origen an-
cas nacionales y regionales. Es terior a los noventa pero que em-
importante señalar que en América piezan a ser incorporados a los
Latina el problema de la “brecha estudios ciberculturales (Haraway,
digital”3 surge en este contexto de Sloterdijk, Law, Callon, Latour).
política y es, de hecho, soportado por Desde estos campos se examina la
dos sub-campos de reciente creación: manera en que las tecnologías per-
la informática social (1999) y la infor- miten a grupos o actores, o grupos
mática comunitaria (2000). Éstos in- sociales relevantes, negociar formas
vestigan los usos sociales (por fuera específicas de poder, autoridad y
de la escuela) de las TIC, a través de representación en la producción de
los telecentros, los centros informá- conocimientos, así como las posi-
ticos comunitarios, las redes comu- bilidades para articulaciones poten-
nitarias, los medios alternativos de ciales entre los seres humanos, la
comunicación, los cibercafés, etc. En naturaleza y las máquinas.
estos campos, la presencia y produc-
ción académica universitaria es me- Por último, se encuentran los es-
nor que la de las ONG y otras tudios que analizan cómo el tipo de
organizaciones sociales de los países diseños tecnológicos configuran pau-
del denominado Tercer Mundo4. Si tas de interacción, allí se mira
bien estos estudios respondieron Germán Londoño: Libretas de apuntes. críticamente, por ejemplo, cómo el
–y aún lo hacen muchos de ellos– a lenguaje de la hipertextualidad
la pregunta por la brecha digital, nuevos modos de percepción y de len- reconfigura el texto, al escritor-au-
cada vez empiezan a señalar otras guaje; en nuevas sensibilidades y tor y al lector. En los años recientes
problemáticas como el ingenuo escrituras; en deslocalización de co- se está abriendo la posibilidad de na-
“etnocentrismo” que permea los de- nocimientos e instituciones del saber; rrativas participativas donde los su-
bates sobre las tecnologías; el carác- en el emborronamiento de las fron- jetos y colectivos juegan un papel
ter incuestionable del inglés como teras entre razón e imaginación, sa- crítico en el diseño de sistemas tec-
lengua franca del ciberespacio y la ber e información, naturaleza y nológicos. En este mismo grupo se
pérdida de lenguas locales; el uso ge- artificio, arte y ciencia, saber experto encuentran los estudios que integran
neralizado y estandarizado de un len- y experiencia profana (Martín-Barbe- tecnologías y arte, los movimientos
guaje despolitizado en los debates ro, 1998 y 2003). de techno-art, net-art, etc., donde se
sobre las políticas de acceso; las realizan novedosas aproximaciones
inequidades de raza, etnia, género y Otra línea de investigación que difuminan los límites entre la
sexualidad on line, etc. crucial en este tercer periodo es la tecnología y el arte en asuntos de

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creatividad y diseño, y se cuestionan Como se puede ver, el campo de objetos de conocimiento de las cien-
las nociones “cultas” de arte y de tec- la cibercultura tiene muy amplios y cias sociales.
nologías “high-tech” en beneficio de diversos ámbitos de estudio. Para
expresiones populares y locales de las América Latina, si bien reconocemos
mismas. En América Latina el movi- que el problema de las desigualda- Capitalismo
miento de net-art cada vez tiene más des en el acceso a una infraestructu- contemporáneo,
fuerza, no sólo en la Red sino en di- ra técnico-tecnológica es un asunto conocimientos y poderes
versos espacios, intervenciones urba- que sigue siendo importante, en tan-
nas y de acción colectiva5 . to configura posibilidades de parti- Como punto de partida, quere-
cipación ciudadana en el escenario mos sugerir aquí la necesidad de com-
Para cerrar este apartado, diremos de producción dominante6 , para prender la cibercultura en su estrecha
que la condición de buena parte de efectos de este número monográfico relación con el actual capitalismo (tar-
Latinoamérica y de otros países del dío, cognitivo) para superar –o al
sur como “apropiadores”, “incorpora- menos atravesar críticamente– la neu-
dores”, “importadores” y “usuarios” tralidad de los discursos hegemónicos
de estas tecnologías dominantes, que sobre la sociedad de la información
no como productores o inventores y el conocimiento y la “novedad” en
de las mismas, nos ubica en un lugar la que tiende a inscribirse la actual
político y cultural subordinado y de transformación económica, cultural
tecnodependencia que los estudios y tecnológica. En particular, nos in-
ciberculturales apenas están abordan- teresa poner en tensión las implica-
do. Estos últimos dirigen sus críticas ciones que tiene reconocer la cultura
hacia la dialéctica entre los más y me- y la economía no ya como campos
nos favorecidos, entre quienes tienen aislados, ni externamente relaciona-
acceso a las TIC y quienes no, y en dos, sino bajo la comprensión de que
cartografiar el mundo en dicha opo- cultura, comunicación, creación lin-
sición, en clave desarrollista, presu- güística, construcción social de
poniendo una sola respuesta: la saberes son medios de producción y
necesidad de integrarnos al modelo productos; es decir, asumir que la cul-
de producción dominante que éstas tura se ha integrado a los procesos
tramitan. Así, la misma crítica termi- de producción y valoración económi-
na proponiendo la superación dialé- ca en las sociedades contemporáneas
ctica en un único modelo por encima y es la fuerza vital del capitalismo ac-
de las singularidades y potencialida- tual (Blondieu, 2004; Virno, 2003).
des de los diferentes contextos. Germán Londoño: Libretas de apuntes. De hecho, mientras en el pasado exis-
Como respuesta a esta perspectiva, tía una fuerte vivencia social de la
empiezan a aparecer los trabajos que de NÓMADAS, y ubicados en los dominación en las relaciones de pro-
analizan las invenciones y creaciones estudios críticos ciberculturales, he- ducción, ahora es más intensa la ex-
que desde abajo, desde la reapro- mos optado por observar tres aspec- periencia de su carácter social difuso
piación y rediseño tecnológicos y tos en los que centraremos nuestra y de su énfasis cultural.
desde las prácticas culturales y los discusión: el ejercicio del poder, la
movimientos sociales, se están plan- acción social colectiva y la experien- Lidiamos con un capitalismo que
teando a dicho modelo, los cuales se- cia estética, en el contexto de un se sustenta en las palabras, los signos,
ñalan la tensión e hibridación de capitalismo contemporáneo que, las imágenes, esto es, apoyado en
prácticas sociales y políticas de digamos por adelantado, ha toma- máquinas de expresión que son la
nuestras sociedades (Escobar, 2005; do una forma decididamente cultu- potencia y el poder de las sociedades
Martín-Barbero, 2005b), en su ral e imaginaria, una configuración de control (Hard y Negri, 2003;
singularidad histórica y en sus reso- político-cultural dominante que Lazzarato, 2006). Se trata pues de un
nancias locales y globales. trastoca categorías conceptuales y capitalismo que signa el desarrollo de

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una economía basada en la difusión el sector de servicios y sus tareas son recombinables y reproducibles
del saber y en la cual la producción profesionales, de ocio y de estudio, con un costo cercano a cero, están
del conocimiento pasa a ser la prin- siempre presentaron fronteras di- planteando un debate donde la cul-
cipal apuesta de la valorización del fusas). Para nosotros, existen dos tura irrumpe con fuerza como un cam-
capital. Ésta se encuentra sustentada problemas adicionales: el manteni- po de batalla y de negociación del
en una nueva división internacional miento de las relaciones de poder poder social. Así, por una parte, en-
del trabajo cuya regulación se apoya entre el conocimiento válido de contramos los movimientos de cul-
en los nuevos cercamientos del saber unos (científico-técnico) y el no-co- tura libre con licenciamientos como
y en la captación de lo cognitivo en nocimiento o doxa de los otros (que el creative commons8 y, de otra, y de
provecho de lo financiero. También deben ser disciplinados o excluidos, manera paradójica, las leyes sobre la
se trata de un nuevo régimen técnico o incluidos segmentadamente), aho- legalidad y los derechos de propiedad
en la producción misma, de una nue- ra mantenidas a través de nuevos intelectual de los “bienes comunes”.
va tecnicidad (Martín-Barbero, 2005) mecanismos de producción de di- En efecto, se trata de bienes (infor-
en la que se sustituye el carácter exte- mación, servicios), cuya circulación
rior y de prótesis de la relación del es difícil de restringir, pero sobre la
cuerpo del obrero con la máquina, cual la legislación actual arremete en
inaugurando una aleación de cerebro sentido contrario. Kavita Philip
e información, a través de tecnolo- (2008), de hecho, cuestiona la nove-
gías del tiempo y de la memoria, que dad de este debate y lo contextualiza
actúan a distancia (Sloterdijk, 2008) históricamente en otras batallas por
sobre los hábitos mentales, las fuer- el poder como un fenómeno que no
zas que los componen, los deseos, los es exclusivo de la globalización del
afectos y las creencias (Lazzarato, capitalismo del siglo XXI. Por ejem-
2006). plo, la ciencia europea del Renaci-
miento no podría haber surgido sin
No obstante, ¿podemos adop- las múltiples apropiaciones de textos
tar sin más esta noción de capitalis- e ideas del saber medieval islámico.
mo –cognitivo– y la novedad que En consecuencia, para ella la manera
nos sugiere? Zukerfield (2008) plan- como hoy se enuncia qué es la “pira-
tea dos limitaciones: desconocer la tería” y quiénes son “piratas” y
centralidad del conocimiento en an- “autores”, las legalidades y contrale-
teriores formas de organización pro- galidades globales y los alegatos a fa-
ductiva a lo largo de la historia de vor y en contra de la propiedad
la humanidad y, en consecuencia, intelectual, mantiene dimensiones
soslayar la importancia de conoci- anteriores a la producción contem-
mientos que subyacen a procesos Germán Londoño: Libretas de apuntes. poránea, donde las historias premo-
productivos manuales y/o físicos; dernas, coloniales y poscoloniales de
y la falta de conceptualización so- ferencias y exclusiones en tiempos piratería y tráfico global de las ideas,
bre el conocimiento que intervie- de globalización (Castro-Gómez, nos dan una percepción más atinada
ne en los procesos productivos y de 2005). Y el dualismo mente/cuer- sobre el papel del conocimiento en
sistematización de los diversos tipos po que la enunciación capitalismo las economías globales y disipan la
del mismo –ya que se asume único “cognitivo” produce7. falacia de la supuesta novedad de la
y homogéneo– (un ejemplo de ello economía del conocimiento actual.
son ciertas formas de producción Ahora bien, cada vez es más evi- Nos preguntamos si la variación se-
ligadas al trabajo musical en grupos dente que los productos propios del ría más bien que el conocimiento
argentinos que nunca produjeron trabajo posfordista contemporáneo, hoy se entreteje con los discursos ac-
de acuerdo con patrones fordistas, sustentados en agenciamientos de in- tuales de terrorismo y seguridad –es-
pues desde años atrás ya eran traba- teligencias humanas y maquínicas, en pecialmente en Norteamérica–. Bajo
jadores inmateriales, laboraban en tecnologías digitales cuyos productos estos discursos, un hacker es en prin-

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cipio un terrorista, los países que américa e India y los programas de ción de la modernidad. No obstante
“piratean” productos informáticos “reciclaje tecnológico”, puesto que y de manera paradójica, en este mo-
atentan contra la seguridad nacional países de África y Asia, y también vimiento dominante se revela la de-
de los países del Primer Mundo y, de Latinoamérica, se han converti- pendencia de actividades de código
más aún, contra la civilización occi- do en “basureros tecnológicos” de de fuente abierto (open source) para
dental, sus valores y libertades. Se los países del Primer Mundo11 . ajustar y crear nuevos diseños tecno-
trata sin duda de un asunto político, lógicos, tanto para controlar la cir-
ya que determina quién tiene el dere- En efecto, podemos decir que hay culación de información, como para
cho de crear y quien tiene el deber una integración de las poblaciones, diseminarla. De hecho, la socializa-
de reproducir. especialmente las del llamado se- ción de la juventud por la vía de los
gundo y Tercer Mundo, dentro de un videojuegos abre una dimensión sub-
Adicionalmente, los que se ubi- régimen global de gobierno pero, versiva por la proliferación de prácti-
can por fuera de los circuitos de como hemos visto, con nuevas caras cas ciberactivistas y hacktivistas, que
producción de conocimientos y tec- estallan en la cultura del software li-
nologías dominantes, se sitúan más bre y se expanden hacia esferas mu-
bien en los de la tecnodependencia cho más políticas, como el creative
y la reproducción “pirata” como su- commons o el copyleft. “Estas prácticas,
cede en los países del Tercer Mun- incluso las de los jóvenes que traba-
do –soportados por una “economía jan produciendo videojuegos y
informal” que a su vez es el susten- programando software, han democra-
to del mismo mercado “legal” capi- tizado, sin saberlo, las capacidades de
talista9 –. Se trata, por una parte, planificación popular y de auto-
de un discurso de doble moral en organización colectiva hasta ahora
el que está bien codiciar los bienes concentradas en manos del capital”
de consumo, mientras se haga de la (Dyer-Whiteford, 2004: 62). En
misma manera como se hace en los suma, la actual forma de producción
países capitalistas avanzados, vislum- nos revela un contexto complejo y
brándose así, como señala Philip paradójico en el que perviven formas
(2008), un augurio de legítima uni- anteriores del capital y de gobierno
formidad, aunque ni los Estados ni en un escenario heterogéneo de in-
las empresas de software están en tensidades y escalas locales y globales.
condición de exigir a la población De hecho, las formas de opresión que
de estos países que adquiera siem- aparecen hoy sobrepasan las relacio-
pre aplicaciones legales, ya que es nes de producción y como señala
prácticamente imposible dado el Boaventura de Sousa Santos (2003),
ingreso de un ciudadano prome- ni siquiera son específicas de éstas y
Germán Londoño: Libretas de apuntes.
dio10 . Y, por otra parte, la noción no alcanzan particularmente a una cla-
de inmaterialidad del actual capita- de dominación y desigualdad, y más se social pero sí a grupos sociales
lismo tambalea, pues éste se basa aún, como señalan los estudios de transclasistas o incluso a la sociedad
también en procesos de pesada ma- Leon Tikly (2004) y los del grupo colo- en todo su conjunto. Intentemos
terialidad. Es decir, el trabajo indus- nialidad/modernidad/decolonialidad pues arañar un poco de esperanza jus-
trial no desaparece, sino que emigra (Escobar, 1999; Castro-Gómez y tamente desde las prácticas de colec-
hacia zonas geográficas donde es Mendieta, 1998; Castro-Gómez, tivos y movimientos sociales en la
posible pagar bajos salarios y en las 2005), bajo una nueva forma de “co- Red, que creemos son la contracara
cuales la legislación no protege el lonialismo occidental”, o bajo el “ros- de este contexto de cambio y que,
trabajo y favorece la libre empresa, tro postcolonial del Imperio”, cuyo paradójicamente, están montados y
incluso en perjuicio del medio am- propósito es la integración mante- potenciados por las mismas condicio-
biente y la sociedad. Un ejemplo niendo exclusiones culturales y nes de producción y por las tecnolo-
de ello son las maquilas en Centro- epistémicas propias de la constitu- gías antes descritas.

RUEDA ORTIZ, R.: CIBERCULTURA: METÁFORAS, PRÁCTICAS SOCIALES Y COLECTIVOS EN-RED N ÓMADAS 13
Cibercultura, prácticas, Frente a esta relación entre movi- Facebook, Flickr, MySpace,
colectivos y mientos sociales y TIC, Valderrama etc.).
movimientos sociales (2008) propone dos aspectos noda-
les: el papel mediador de estas últi- b. Las prácticas sociales se cons-
Entre los académicos de las cien- mas en los procesos comunicativos y tituyen en torno a valores cul-
cias sociales de América Latina existe las profundas transformaciones de las turales, modos de vida y
cierto acuerdo en que los movimien- dinámicas políticas de la sociedad construcciones de sentido
tos y colectivos sociales de resisten- (que pasan por la crisis estructural (más allá de intereses de clase
cia en la Red pueden imprimir un de legitimidad y de las prácticas del o sectoriales) y en oposición a
giro político en el régimen de la pro- ejercicio político tradicional). Así, modos de organización y co-
piedad social y el bien común de la municación verticales, buro-
humanidad (Tamayo, León y Bush, cráticos y rígidos, de ahí que
2005; Escobar, 2005; Finquelievich, se privilegie la adopción de un
2000; Lago et al., 2006). Para noso- tejido organizacional y comu-
tros, la novedad de estos movimien- nicativo en red.
tos sociales está en que no remiten
como antes a la lucha de clases y a la c. La presencia creciente de co-
necesaria toma del poder, sino que lectivos y movimientos socia-
anuncian, como señala Lazzarato les de carácter global en la Red
(2006), que algo ha sido creado en el que no obedecen directamen-
orden de lo posible, esto es, un acon- te a regulaciones estatales.
tecimiento que no es solución a pro-
blemas, sino apertura de posibles; Sin embargo, esto no significa
que se expresaron nuevas posibilida- que no haya acciones off-line, como
des de vida y que se trata de llevarlas lo muestra Lago (2008), sino que
a cabo. Es evidente que han empeza- hay una suerte de continuidad de re-
do a aparecer otras condiciones y lu- laciones virtuales y cara a cara que
gares por donde pasa la experiencia y mantienen y proyectan acciones po-
la acción colectiva que, según Rodrí- líticas sobre centros de toma de
guez (2008), se convierten en nuevas decisiones o en su interior, con in-
formas de capital social y comunida- tervenciones en la calle, en las plazas
des de sentido donde son otras las y, en general, en el entorno urbano.
preocupaciones políticas y sensibles En particular, los movimientos anti-
de las subjetividades sociales. Tal globalización o de resistencia global
postura nos adentra en otra atmósfe- han mostrado formas de articularse
ra social y cultural, donde las tecno- en red y capacidad de redimen-
logías por sí solas no producen Germán Londoño: Libretas de apuntes. sionamiento de sus luchas a nivel
transformaciones políticas sino que territorial, donde la intención no es
son las estructuras, las redes y las prác- son varias las características de este globalizar la experiencia a partir de
ticas sociales en las que éstas se inser- cambio: su unificación, sino recrear formas
tan las que otorgan un significado y de cooperar, y donde cada proceso
configuran tendencias de uso e inno- a. Se matiza la centralidad del local tendrá su propio lenguaje y
vación social, de dominación o de espacio público urbano de forma de coordinación. La popula-
cooperación. No obstante, ¿qué tan- interacción cara a cara, así rización de Internet está provocando
to han cambiado las prácticas de los como la llamada esfera públi- cambios de actitud en los movimien-
movimientos sociales, sus discursos ca, y se promueve una nueva tos, pues se ha comenzado a dar un
y organización al entremezclarse con provista por la inmaterialidad lugar específico a la comunicación
la nueva condición tecnológica, cuá- de las redes electrónicas (ejem- que antes no tenía (Lago et al., 2006;
les son sus formas de agenciamiento? plo de ello son espacios como Tamayo, León y Burch, 2005).

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En efecto, las luchas sociales que considerar cómo la dimensión cultu- instituciones propuestas por el Esta-
en el pasado procuraban una eman- ral y, en particular, la de culturas do– para desde allí proponer cambios.
cipación política, ahora lo hacen políticas tradicionales de muchos Pero también esa multiplicidad que
como una búsqueda personal, social años en países como el nuestro, per- no se agota en el individualismo
y cultural y, por lo tanto, las formas manecen, se camuflan y se hibridan rampante y que nos presenta nuevas
organizativas son también diferentes con las nuevas prácticas políticas co- formas de hacer política, en una suer-
de las que les precedieron. Antes per- lectivas pero también singulares. te de devenir minoritario (Lazarato,
tenecían a una idea de democracia re- 2006), de política menor, que no se
presentativa, hoy ésta es tensionada por Lo anterior nos lleva a plantear adecúa a los modos de operar de las
una idea de democracia participativa. con Valderrama (2008) que el ciberes- organizaciones sociales tradicionales
Los protagonistas de estas luchas ya pacio es efectivamente un campo de o a los conceptos de las ciencias so-
no corresponden al dúo ciudadanía- lucha donde la esfera pública (en ese ciales modernas, sustentadas en tota-
clase social, las luchas ya no son de borroso intersticio de lo privado-pú- lidades y esencialismos de categorías
las clases sociales, sino de grupos so- binarias. Tampoco se sostiene en la
ciales, con contornos más o menos idea de un Estado y de un ciudada-
definidos en función de intereses co- no con “una” identidad cultural.
lectivos, a veces muy localizados pero Como hemos planteado aquí, éstos
potencialmente universalizables. Un han estallado y entrado en una esfera
ejemplo prototípico de lo que pue- global, ambigua y confusa, pero con
den ser estas nuevas formas de acción gran potencial de creatividad social.
colectiva sustentadas en TIC son
aquellas que provienen de colectivos
de contrainformación, de software li- Cibercultura y estética
bre, creative commons, y, en general, de
la cultura libre, porque la descentra- Las transformaciones económicas
lización de la circulación lingüística, y tecnológicas de las que hemos ha-
perceptiva y cognitiva se acopla con blado antes son posibles por los cam-
la descentralización de los medios de bios en las maneras de sentir que les
expresión, con otros regímenes de preceden. Es decir, otras modalida-
signos, que son “potencialmente” des de experiencia social emergen a
más favorables al plurilingüismo, a las través de nuevas formas de socialidad
plurinteligencias (Lazzarato, 2006), y y de acción a distancia, como señala
Germán Londoño: Libretas de apuntes.
se sustentan en el trabajo colectivo y Sloterdijk (2008); de comunicación,
la producción de libre circulación de blico) que de allí está emergiendo, interacción y coordinación de accio-
bienes comunes. No obstante, sería alberga infinidad de ilusiones e inte- nes on-line y off line; de creación y cir-
ingenuo pensar que esto se produce reses y que su control se vuelve estra- culación de obras que posibilitan los
sin fricciones y pujas de poder en el tégico no sólo para el mercado, sino nuevos repertorios tecnológicos. Pues
interior de estos mismos colectivos y también para los colectivos y movi- bien, el arte es una esfera que tradi-
movimientos, o que se rompe total- mientos sociales que siguen invocan- cionalmente ha tomado la delantera
mente con prácticas políticas tradi- do otras formas de vida, otros en la creación cultural –aunque la ex-
cionales. Así, es interesante mirar mundos múltiples. Es decir, en el presión suene un poco paradójica–,
cómo en estos colectivos también se ciberespacio persisten flujos de pues hace emerger complejidades,
(re)producen ciertas dinámicas orga- signos, sonidos, imágenes que se bi- que de otro modo no tendríamos
nizativas autoritarias, la centralidad furcan a partir de una lógica que com- condiciones de considerar. Esto se
de los nodos coordinadores, el lugar bina invención con repetición. O sea, produce en el campo del arte hoy en
del género, la raza y el dominio de una construcción de lo nuevo a par- medio de una transformación del es-
conocimientos y lenguajes en las re- tir de lo viejo, lo viejo repetido para tatuto de lo real y de la diversifica-
laciones de poder y de creación co- renovarse: por ejemplo, usar los ca- ción de las formas de producción de
lectiva. En este sentido, es importante nales establecidos –como las leyes e verdad y de circulación de ideas y

RUEDA ORTIZ, R.: CIBERCULTURA: METÁFORAS, PRÁCTICAS SOCIALES Y COLECTIVOS EN-RED N ÓMADAS 15
obras a través de las redes telemáticas de interfaces entre tecnología, conte- hiperficción se materializa a tal pun-
como lo plantea Adolfo Vásquez nidos emergentes, prácticas artísticas to que es imposible seguir mantenien-
(2008). y comunidades. Estas múltiples for- do las categorías de autoría y autoridad
mas artísticas y culturales creadas co- propias de la modernidad. De hecho,
Los lenguajes de la Red, como la piando y mezclando, en los samplers y Rodríguez (2008) sugiere que la es-
hipertextualidad y las narrativas de la el mixing, muestran usos “transforma- critura posmoderna promueve abier-
hiperficción como apuestas que dores” de los bienes informacionales, tamente la participación del lector,
propenden por la creación y la inven- que inciden tanto en los contenidos la “doble productividad”, ya sea a tra-
ción de modalidades narrativas que por fuera de los originales como en vés del juego o a través de la puesta
rompen con los esquemas comu- los mercados en los que compiten. en marcha de conciencias paralelas de
nicativos tradicionales de la cultura interpretación. No obstante, el reto
escrita y con el logocentrismo, abren en este campo tiene que ver con su-
también posibilidades de expresión perar una primera fase de produccio-
y acción colectiva. Aquí encontramos nes hipermediales, de múltiples
los trabajos de las redes de artistas opciones de lectura, pero que siguen
contraculturales, los movimientos net- manteniendo una “autoría” –aún si
art y digital-art, que están invocando ella está constituida por un equipo
apuestas políticas de creación cultu- amplio– y lanzarse hacia el paradig-
ral desde la integración de arte, fic- ma de la creación colectiva, máxima
ción y tecnologías. Es decir, se trata expresión de la interactividad parti-
de propuestas estéticas y políticas cipativa que abandona definitivamen-
donde emergen nuevas metáforas, te el esquema de la creación de autor
aproximaciones teóricas y prácticas para disponer ahora los medios de ex-
sociales y culturales en el campo de presión grupal, a través, por ejemplo,
los estudios ciberculturales. Quizás del proyecto Narratopedia.
el movimiento más conocido en el
campo de la estética y las TIC es el Por su parte, Lucía Santaella
del net-art que propende por la orga- (2008), desde Brasil, nos muestra
nización de nuevas prácticas micro- cómo tecnologías móviles de punta
políticas y microsociales, nuevas como las de localización (GPS por sus
solidaridades, otros contratos ciuda- siglas en inglés), pueden convertirse
danos, conjuntamente con nuevas en posibilidades de colaboración, in-
prácticas estéticas como una vía po- tercambio y búsqueda de conexiones,
sible para renovar tanto la política Germán Londoño: Libretas de apuntes. a través de prácticas espacializadoras
como el arte. En este campo también y socializadoras, que se ligan con una
se encuentran los movimientos En el campo de la escritura y la tradición estética de activismo polí-
hacktivistas y artivistas que están pro- producción literaria, la interacción tico. Se trata de un renacimiento de
moviendo, a través del software libre con la obra y su intervención es uno la experiencia singular y sensible de
y el creative commons, la creación co- de los planteamientos centrales que las personas con los lugares y sus
lectiva. La verdad del arte se descentra nos propone Jaime Alejandro Ro- historias, una suerte de reterri-
y se propicia la intervención/inter- dríguez (2008), a través de la irrup- torialización posterior a la desterri-
acción del espectador con la obra tam- ción de una nueva figura, la del torialización digital. Sin embargo, es
bién como autor. Andrés Fonseca autor-lector, o el “golpe de gracia” que una relación que no es transparente
(2008) destaca proyectos en Lati- sufre la figura tradicional del novelis- o carente de cuestionamientos. Por
noamérica y España que fomentan ta dadas las posibilidades estéticas y ejemplo, se critica a estas tecnologías
prácticas creativas, proyectos y publi- creativas propias del ciberespacio y de el que inauguren un neo-cartesianis-
caciones sobre cultura libre y digital su lenguaje hipertextual. Se trata de mo por el surgimiento de la especifi-
que animan proyectos off-line y on-line la anunciada muerte del autor de cidad temporal y local, tramitada por
y donde se promueve la generación Barthes y que en las narrativas de tecnologías de vigilancia y navegación;

16 N ÓMADAS NO. 28. ABRIL 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA


y la dependencia de ciencias aplica- maneras como hoy los habitamos. funda su dinámica en la movilización
das que siguen centradas en un La generación que está creciendo, in- constante de este último.
modelo de defensa militar norteame- tegrada a esta cibercultura, los lla-
ricana y de su ideología imperial, así mados nativos digitales (Prenski, Así, en el contexto de exacerba-
como en su ubicuidad comercial pro- 2001), ha entrado en circuitos glo- ción de la socialidad, de la acción a
pia del mercado actual. Estos proyec- bales incluso antes de haber forma- distancia y de la modulación y el go-
tos con tecnologías de localización do una sensibilidad localizada. Este bierno de la libertad, se produce una
toman distancia de expresiones artís- acontecimiento se caracteriza por singularización de los dispositivos
ticas de galerías y museos que, como nuevas formas de socialidad, de tecnológicos de acuerdo con las
señala Vasquez Rocca (2008), man- interacción y de percepción cogni- posibilidades económicas de cada
tienen una función de archivo que fija tiva, mediadas por repertorios tec- quien, donde su consumo representa
la verdad del arte, pauta la cultura y nológicos que posibilitan la acción una opción de participación sim-
administra el gusto. Pero también se bólica, expresión y construcción
distancian de las producciones exclu- de mundos compartidos (Muñoz,
sivas de la Red como el net art y están 2007), y de trabajo liberado como
buscando interfaces sociales, con lu- lo entienden Gómez y González. Pero
gares específicos y dentro de ellos. al mismo tiempo –y en medio de
gozos y desgarres– su contracara es la
dromología o “catástrofe temporal”
La necesidad de (Virilio, 2005) que la velocidad pro-
inventarnos metáforas duce en nuestra experiencia diaria, en
para la multiplicidad función de la aceleración tecnológi-
ca, llevada a cabo en todos los secto-
Quisiéramos plantear aquí que res. Se trata de una regla sumaria que
detrás de las preguntas por el acceso representa, desde subjetividades
a las TIC y de quiénes están exclui- individuales, a países enteros, encua-
dos –que sin duda siguen siendo im- drando, por supuesto, grupos, insti-
portantes y urgentes en sociedades tuciones y corporaciones (Trivinho,
como las nuestras– y de sus metáfo- 2006).
ras sobre la “brecha digital”, hay
otras que aquejan a nuestras nuevas Asistimos pues a la reconfigu-
generaciones, las locales y las globa- ración de las relaciones entre cultura
les, y que están vinculadas directa- Germán Londoño: Libretas de apuntes.
y economía, de las relaciones de po-
mente con la posibilidad de la der y los conocimientos globales y
acción política, la sensibilidad, con a distancia, la interactividad, la si- locales y a la emergencia de subjetivi-
el sufrimiento y la felicidad. Nos en- mulación, la integración de lengua- dades individuales y colectivas que se
frentamos, de una manera desigual jes orales, escritos y audiovisuales. mueven entre las inequidades e injus-
y heterogénea, a una tendencia cre- Pero se trata de un pasaje que está ticias estructurales de vieja data en
ciente y dominante de generaciones atravesado por disturbios, angustias, nuestras sociedades y las seducciones
cuya configuración emotiva y cogni- sufrimientos y patologías (Berardi, del actual capitalismo y sus modos
tiva deriva más de una exposición a 2007) que, como lo señalan Gómez de capturar la fuerza y la vitalidad de
la semiosis de máquinas de expresión y González (2008), las viven en carne nuestros cuerpos-mentes en aras del
y a su lenguaje visual y digital que a propia los jóvenes que están “inte- mercado y el consumo. Pero al mis-
interacciones con el núcleo familiar, grados” o conectados y con capaci- mo tiempo, se están produciendo
y esto, como bien lo ha señalado dad de adquirir estas tecnologías. Y formas de resistencia, de creatividad
Martín-Barbero (2005), no se debe esto en particular porque si la socie- social y de acción política para cons-
a los medios en sí mismos, sino a dad industrial construía máquinas- truir horizontes de sentido desde la
toda una reconfiguración de la ciu- de represión de la corporeidad y el movilización social y la expresión es-
dad y de los espacios urbanos y a las deseo, la sociedad postindustrial tética, que como señala Muñoz

RUEDA ORTIZ, R.: CIBERCULTURA: METÁFORAS, PRÁCTICAS SOCIALES Y COLECTIVOS EN-RED N ÓMADAS 17
(2007), hacen posible la transforma- 6 Para una mirada genealógica crítica
ción de la realidad a partir de relacio- de cómo se constituye en Colombia
Internet como campo, así como cifras
nes horizontales con otros legítimos actualizadas de acceso y conectividad
y la emancipación de agentes cómpli- en el país, ver la reciente investigación
ces de la auto-creación; aunque no sin realizada por Tamayo, Delgado y
Penagos (2007).
paradojas y destiempos en el campo
cultural. 7 Nos referimos aquí a que se manten-
dría la división metafísica entre cuer-
po y mente como si el trabajo mental y
Así, las ciencias sociales y la in- con máquinas de expresión, no causa-
vestigación en el campo de los estu- ra cansancio o no consumiera energía
dios ciberculturales tienen el reto de corporal, por lo que creemos que es
importante considerar si con dichas
desplazar los análisis totalizantes y
metáforas (sociedad de la informa-
molares de nuestras sociedades, he- ción, capitalismo cognitivo, sociedad
redados de las ciencias modernas y los informacional) no estamos invisibili-
diseños tecnosociales autoritarios y zando otras facetas de este nuevo
modo de producción económica, sub-
antidemocráticos que gestionan la jetiva y cultural.
vida para hacerla “útil”. La ciber-
8 Las licencias creative commons o CC es-
cultura requiere pluralidad, una mul- tán inspiradas en la licencia GPL (Ge-
tiplicidad de abordajes críticos y de neral Public License). Su propósito es
metáforas que nos permitan nombrar posibilitar un modelo legal ayudado
formas de vida en donde se hagan vi- Germán Londoño: Libretas de apuntes. por herramientas informáticas para
facilitar la distribución y el uso de con-
sibles los nuevos mecanismos de pro- tenidos para el dominio público. Exis-
ducción de poder (de dominación y ten una serie de licencias creative
de resistencia) a través de máquinas resante el origen doble y opuesto de la commons, cada una con diferentes con-
cibercultura y su espacio, el ciberes- figuraciones o principios, como el de-
semióticas, pero también donde sea pacio, en la contracultura cyberpunk y recho del autor original a otorgar li-
posible articular las potencias y las en la guerra, esto es, en la experimen-
bertad para citar su obra, reprodu-
singularidades en una diversidad tación social y el control de poblacio-
nes y territorios. cirla, crear obras derivadas, ofrecerla
creativa. En suma, no podemos olvi- públicamente y con diferentes restric-
dar que las metáforas que usamos 3 La brecha digital, que hoy en día cons- ciones como no permitir el uso comer-
tituye un índice para medir el desarro- cial o respetar la autoría original. Ver
para describir nuestros objetos de llo de los países, se convirtió en una <http://creativecommons.org/>.
estudio, también lo/nos crean. preocupación oficial a mediados de
los años noventa por el desequilibrio 9 Según el informe de Business Software
entre quienes tienen acceso a las TIC y Alliance (BSA), la asociación de los
quienes no lo tienen, cuando el De- principales creadores y productores de
partamento de Comercio de los Esta- programas informáticos en el mundo
Citas dos Unidos acuñó el término digital entero, entre el 2003 y el 2005, la tasa
divide (Rueda, 2005a). de piratería subió en Bolivia del 78 al
83 %; en Paraguay, el 83 % en los tres
1 En la escritura de este artículo apare- 4 Es importante señalar que de los tra- años; en Guatemala, del 77 al 81 %;
ce un nosotros que constituye este tex- bajos registrados en América Latina en Venezuela, del 72 al 82 %, y en El
to, no sólo proveniente de los diferen- en estos campos, la mayoría de ellos Salvador pasó del 79 al 81 %. Ade-
tes trabajos que hemos realizado en la recibieron algún tipo de financiación más, en Argentina pasó del 71 al 77
línea de Comunicación-Educación del del Centro Internacional de Investiga- %; en Chile, del 63 al 66 %; en Co-
IESCO en la Universidad Central, ciones para el Desarrollo (CIID) de lombia, del 53 al 57 %, y en Panamá,
sino que intenta recoger y dialogar con Canadá, o IDRC –por sus siglas en del 69 al 67%. Con estas cifras, la re-
las voces de otros articulistas del pre- inglés–. Para un estado del arte sobre gión en su conjunto se ubicó apenas
sente número. la apropiación social de TIC en Amé- dos puntos por debajo de Europa
rica Latina, ver Rueda (2005b).
2 Aunque sus antecedentes los podemos Central y del Este, que con un 68% de
rastrear en el movimiento contracul- 5 Para una revisión completa de este mo- copias ilegales fue denominada como
tural de los hackers-hippies en los años vimiento en América Latina, ver los la meca de la piratería informática. Ver
sesenta; en los desarrollos de la ciber- trabajos de los colombianos Andrés <http://www.pergaminovirtual.com.
nética de primer y segundo orden, en Burbano y Jaime Barragán (2002) y ar/revista/cgi-bin/hoy/archivos/
los cincuenta y ochenta, respectivamen- el del Mexicano Damián Peralta 2006/00000 666.shtml>, consultado
te; y en la Inteligencia Artificial, es inte- (2006). en enero de 2007. Como este estudio

18 N ÓMADAS NO. 28. ABRIL 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA


también se encuentran los de la OCDE BLONDEAU, Oliver, 2004, “Génesis y los sociales en el ciberespacio, Buenos
donde se dan cifras de pérdidas en la subversión del capitalismo informa- Aires, Ciccus/La Crujía.
industria del software y el hardware, la cional”, en: Oliver Blondeau et al.,
Capitalismo cognitivo, propiedad intelec- FONSECA, Andrés, 2008, “Política de las
música, etc. No obstante, no encon-
señales. Estéticas y cibercultura”, en:
tramos estudios que permitan com- tual y creación colectiva, Madrid, Trafi-
Nómadas, No. 28, Bogotá, Universi-
prender la otra cara: ¿cómo medir el cantes de Sueños.
dad Central-IESCO.
sustrato que genera la piratería para
BONILLA, Marcelo, 2001, “Las nuevas
acceder en todo caso a bienes informa- GARCÍA CANCLINI, Néstor, 2004, Di-
tecnologías de información y comuni-
cionales de algún tipo?, es decir, ¿cómo ferentes, desiguales y desconectados.
cación (NTIC), herramientas de
ésta favorece el mercado legal? Y, al Mapas de la interculturalidad, Barcelo-
empoderamiento simbólico en Amé-
mismo tiempo, sería interesante con- na, Gedisa.
rica Latina”, en: Cuadernos de Ibero-
frontar estos índices de piratería con américa, globalización y nuevas tecnolo- GÓMEZ y González, 2008, “Tecnología y
los planes y programas nacionales de gías: nuevos retos y nuevas reflexiones, malestar urbano entre jóvenes: la cele-
acceso a tecnologías y ver cómo aqué- Madrid, Organización de Estados Ibe- bración de lo inútil y la emergencia del
lla ha efectivamente aportado a la de- roamericanos para la Educación la trabajo liberado”, en: Nómadas, No. 28,
mocratización del acceso en estos paí- Ciencia y la Cultura. Bogotá, Universidad Central-IESCO.
ses, pues sus estados no logran ofrecer
otras alternativas de cobertura más BONILLA, Marcelo y Gilles Cliche (eds.), HARAWAY, Donna, 1995, Ciencia, cyborgs
amplia. 2001, Internet y sociedad en América y mujeres. La reinvención de la naturale-
Latina y el Caribe, Quito, Flacso, dis- za, Madrid, Cátedra/Universitat de
10 Una muestra es el costo del paquete ponible en: <http://www.flacso.org.ec València/Instituto de la Mujer.
Office de Microsoft (Windows Vista): /html/pub1. php?p_number=LB_
$453.000 (200 dólares aproximada- HARD, Michael y Antonio Negri, 2003,
0000044ç>, consultado en febrero de
mente), comparado con el salario mí- Imperio, Buenos Aires, Paidós/Saicf.
2007.
nimo legal de un colombiano: $516.500 LAGO, Silvia, Ana Marotias, Guillermo
(270 dólares aproximadamente). BURBANO, A. y H. Barragán, 2002, Movia y Laura Marotias, 2006, Inter-
Hipercubo/ok: arte, ciencia y tecnología net y lucha política. Los movimientos so-
11 Ver el reportaje de la BBC “Riesgos de en contextos próximos, Bogotá, Uniandes.
la basura tecnológica” del 28 de no- ciales en la Red, Buenos Aires, Capital
viembre de 2006, donde se señala cómo CASTELLS, M, 2001, La galaxia Internet, Intelectual.
en el mundo se producen aproximada- Barcelona, Plaza y Janés. LATOUR, Bruno, 1998, Pandora’s hope.
mente 50 toneladas de basura electró- Essays on the reality of science studies,
CASTRO-GÓMEZ, Santiago, 2005, La
nica cada año, que son enviadas a los Cabridge, MIT University Press.
países más pobres. En sólo Estados poscolonialidad explicada a los niños,
Unidos, entre 14 y 20 millones de com- Popayán, Universidad del Cauca/Uni- LAW, John, 2004, After Method. Mess in so-
putadores personales son desechados versidad Javeriana. cial science research, Londres, Routled-
al año. El plomo, arsénico, selenio, , y Eduardo Mendieta, 1998, ge/Oxon.
cadmio, cromo, cobalto, mercurio, Teorías sin disciplina. Latinoamerica-
entre otros componentes de los com- LAZZARATO, Maurizio, 2006, Políticas
nismo, poscolonialidad y globalización en del acontecimiento, Buenos Aires, Tin-
putadores, están ocasionando enferme- debate, México, Porrúa.
dades por la inhalación de los tóxicos ta Limón.
que se desprenden de los componen- DYER-WHITEFORD, N., 2004, “Sobre LÉVY, Pierre, 2007, Cibercultura. La cultu-
tes de los computadores que son inci- la contestación al capitalismo cogni- ra de la sociedad digital, Barcelona,
nerados en grandes basureros y en los tivo. Composición de clase en la in- Anthropos/Universidad Autónoma
cuales trabajan niños, jóvenes y adul- dustria de los video-juegos y de los jue- Metropolitana.
tos de estos países. Ver <http:// gos de ordenador”, en: Blondeau et
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Germán Londoño

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Germán Londoño

1. Cibercultura:
teorías y metáforas
RUEDA ORTIZ, R.: CIBERCULTURA: METÁFORAS, PRÁCTICAS SOCIALES Y COLECTIVOS EN-RED N ÓMADAS 21

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