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Pensamiento y Lenguaje

COMUNICACIÓN ANIMALY LENGUAJE HUMANO


Émile Benveniste.

Las condiciones fundamentales propias de una comunicación lingüística parecen


faltar en los animales.

En el caso plantado sobre las abejas, la abeja recolectora después de hallar una
disolución azucarada que sirve de cebo; vuelve a la colmena e instantes después
se ve llegar al lugar un grupo de abejas, entre las cuales no figura la abeja
marcada. Al parecer la abeja exploradora designó a sus compañeras el lugar de
donde vino. Karl von Frisch observo en una colmena transparente el
comportamiento de la abeja que retorna después de descubrir el botín. En medio
de gran efervescencia, la rodean de inmediato sus compañeras, que le tienden las
antenas para recibir polen del que trae, o ingerir néctar que regurgita. Seguida
entonces por sus compañeras, la abeja ejecuta danzas. He aquí el momento
esencial del proceso y el acto propio de la comunicación.

Hoy por hoy puede uno cerciorarse de que es por cierto la danza, en sus dos
variedades, la que sirve a las abejas para informar a las compañeras de sus
hallazgos y guiarlas mediante indicaciones relativas a la dirección y la distancia.
“Problemas lingüística general México, siglo XXI” (Émile Benveniste, Madrid,
1988: Tomo I; 58, 59).

Las abejas se presentan como capaces de producir y comprender un verdadero


mensaje, que encierra varios datos. Pueden conservarlas en la memoria, pueden
comunicarlas simbolizándolas por diversos comportamientos somáticos.
Encontramos en las abejas las condiciones mismas sin las que ningún lenguaje es
posible, la capacidad de formular e interpretar un signo que remite a cierta
realidad, la memoria de la experiencia y la aptitud para descomponerla.

La situación y la función son las del lenguaje. El sistema es válido en el interior de


una comunidad dada y de que cada miembro de ésta se halla en aptitud de
emplearlo o de comprenderlo en los mismos términos, no obstante podemos
mencionar que las diferencias son fundamentales:

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El mensaje de las abejas consista por entero en la danza sin la intervención de un
aparato vocal en tanto que no hay lenguaje sin voz.

Es de orden físico, se efectúa necesariamente en condiciones que permiten una


percepción visual.

El mensaje de las abejas no obtiene ninguna respuesta de los alrededores sino


una conducta que no es respuesta. Lo que nos dice que las abejas no conocen el
dialogo.

La abeja no construye mensaje a partir de otro mensaje. El carácter del lenguaje


es procurar la experiencia de ser transmitido sin fin en el tiempo y el espacio.

En las abejas el mensaje se refiere siempre a un dato, el alimento. Es imposible


descomponer este contenido en sus elementos formadores. El lenguaje humano
se caracteriza por eso, cada enunciado se reduce a elementos que se dejan
combinar libremente según reglas definidas. Pudiendo apreciarse así la diferencia
esencial entre los procedimientos de comunicación descubiertos en las abejas y
en nuestro lenguaje.

Concluyendo que el modo de comunicación empleado por las abejas; no es un


lenguaje, es un código de señales. Sin dejar de lado lo significativo que es conocer
sobre este código descubierto en animales que viven en sociedad.

Consideraciones para el análisis e


interpretación psicoanalítica del
discurso
En lingüística se denomina discurso al área de los procesos de comunicación
superiores al enunciado o frase, en la que se había detenido la atención de
Saussure. A partir del impacto que causo su tesis, el discurso fue concebido como
un término que podría reemplazar al de habla, que siguiendo la lógica de

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Saussure, se opondría a la de la lengua en tanto que el habla es la puesta en
práctica individual de la lengua.

Al separar la lengua del habla (lanyue et parole), se separa a la vez 1°, lo


que es social de lo que es individual; 2°, lo que es esencial de lo que es
accesorio y más o menos accidental (además… ) la lengua no es una
función del sujeto hablante, es el producto que el individuo registra
pasivamente; nunca supone premeditación (…). El habla es, por el
contrario, un acto individual de voluntad y de inteligencia. (Saussure,
[1916] 1985:40).

Una de las criticas centrales que pueden hacerse radica en cuestionar el papel de
autonomía del sujeto que habla, como si en verdad fuese dueño de su discurso y
este discurso estuviera ajeno a cualquier determinación social y solo fuera el mero
reflejo del uso inteligente, consciente y voluntario del sujeto, al emplear la lengua
para hablar.

Para los lingüistas lengua y habla son objetos distintos, han de estudiarse por
separado (mier, 1990:148). De tal manera que siendo el discurso un proceso
cercano al habla (en tanto que es la puesta en práctica de la lengua) los lingüistas
rechazan la posibilidad de estudiarlo desde su disciplina, argumentando lo
siguiente:

La lengua existe en abstracción con un léxico y unas reglas gramaticales


como los elementos de partida, y frases como producto final. El discurso
es una manifestación concreta de la lengua, y se produce necesariamente
en un contexto particular, en el cual intervienen no solamente los
elementos lingüísticos, sino también las circunstancias de su producción:
interlocutores, tiempo y lugar, y las relaciones entre estos elementos
extralingüísticos. Ya no se trata de frases si no de (…) enunciados
(todorob, 1992: 9).

El lenguaje excede la mera función de comunicación, que la relación que este


guarda con el sujeto es más extensa, si entendemos al lenguaje como algo que

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nos viene dado y el mismo se presenta como la posibilidad de creación de
existencia, como institución social, el mismo se configura como un instrumento
creador de realidades, se nos presenta como imposición, como condición de
acceso al otro, algo a lo que debemos acceder.

Por otro lado la lengua hace referencia a procesos de significación de las palabras
en las frases que estudia, mientras el discurso supone que los enunciados que lo
componen tienen un determinado sentido de acuerdo con el contexto en el que se
escriben (ibídem, 9-11). Las palabras adquieren un sentido particular al insertarse
en un discurso, distinto a la significación que tienen en la lengua.

La frase, cuando se convierte en enunciado dentro de un discurso, no solo es un


conjunto de palabras con funciones y significaciones lingüísticas determinadas,
sino que se convierte en enunciado cuyo sentido depende de la persona, el
tiempo, el lugar y las circunstancias en que se emite en un discurso, dentro de un
contexto específico.

La teoría de la Enunciación- Benveniste

Benveniste es de la escuela de Ferdinand de Saussure, quien siguiendo sus


pasos toma los conceptos básicos que Saussure plantea pero va más allá.
Benveniste plantea que el Aparato formal de la enunciación está compuesto por un
Enunciado, un Locutor y un Alocutario. La intención comunicativa del discurso no
es del todo un acto voluntario y consciente del sujeto, su discurso obedece a
determinantes sociales y subjetivas, siendo una práctica social.

Para Roman Jakobson y Émili Benveniste el discurso es una actividad lingüística


considerada en una situación de comunicación determinada; el sujeto organiza y
se apropia del lenguaje en función de un determinado destinatario. En un sentido
más amplio; el discurso es toda enunciación que supone un hablante y un
oyente, donde el primero tiene la intención de influir de alguna manera en el otro.
(Benveniste, 1983: 71).

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En la Lengua hay, además de elementos simbólicos, elementos indíciales
(pragmáticos, subjetivos) cuyo rol es hacer posible el pasaje de la Lengua al
Discurso.

Los discursos están formados por signos, pero lo que hacen es más que
utilizar esos signos para indicar cosas. Es ese más lo que lo vuelve
irreductibles a la lengua y a la palabra, es ese más lo que hay que revelar
y hay que descubrir. (Foucauilt, 1996: 81).

En tanto el discurso es la forma de manifestación del saber, entendiéndose por


saber aquello que es visible y enunciable…

Un saber es aquello de lo que se puede hablar en una práctica


discursiva (…) los diferentes objetos (…) de que se puede hablar en el
discurso (…) el espacio en el que el sujeto puede tomar posesión para
hablar de los objetos, (…) el campo de coordinación y de subordinación
de los enunciados; (…) en fin, un saber se define por posibilidades de
utilización y apropiación ofrecidas por el discurso (ibídem, #06 ys.).

Foucault considera al enunciado como:

La modalidad de existencia de un conjunto de signos a los que se les asigna una


forma particular de existir, que permite estar en relación con un dominio de objetos
y prescribir un juego de posiciones posibles para un sujeto, en la medida que
pueda situarse en una actuación verbal determinada.

La formación discursiva según Foucault es el conjunto de condiciones que


conforman la articulación de enunciados y construyen el discurso; obedeciendo a
un régimen de condiciones que determinan los objetos de los que puede hablarse,
la forma en que se puede hablar, los modos de enunciación, la distribución posible
de situaciones subjetivas y el sistema que al define y las prescribe.

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En todo discurso hay un no dicho que determina, que es ese régimen general de
condiciones de la formación discursiva a la que han de someteros los sujetos que
producen o reciben el discurso, señala Foucault y sugiere tres características:

1. El discurso pasado lo trata como un momento, preciso describir en su


propio momento.
2. Busca las condiciones de existencia del discurso.
3. Refiere al discurso “no tanto al pensamiento, al espíritu al sujeto que lo ha
prohijado, cuanto al campo practico en el cual se despliega. (ídem).

Los enunciados o actos de habla que son considerados como “verdaderos” por los
sujetos en una forma de condiciones de aceptabilidad. Para Foucault la verdad es
una función socialmente construida y compartida, que conlleva a efectos de poder
en un tiempo histórico determinado.

Verdad… conjunto de reglas según las cuales se discrimina lo verdadero


de lo falso y se liga a lo verdadero efectos políticos de poder (Foucault,
1998: 187ys.)…Verdad es la “solidificación de viejas metáforas (Nietzsche,
1996:35).

Foucault sostiene que la cultura tiene la tendencia de convertir nuestros actos de


habla de la vida cotidiana en “en actos de vida serios” como una manifestación de
una voluntad de verdad, y que caracteriza a las formaciones discursivas de
nuestras sociedades… el eje central del discurso es el poder, y es uno de los
elementos centrales de todo dispositivo; saber, poder y subjetividad.

…el discurso lejos de ser ese elemento transparente o neutro, más bien
es uno de esos lugares en que se ejercen de manera, privilegiada
algunos de sus más temibles poderes. El discurso por más que en
apariencia sea poca cosa, las prohibiciones recaen en él, revelan
rápidamente su vinculación el deseo y el poder. El discurso no es
simplemente aquello que traduce la lucha o los sistemas de dominación,
sino aquello por lo que y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del
que uno quiere adueñarse (ídem).

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Desde el psicoanálisis, Lacan sostienen que en la teoría freudiana existen los
elementos necesarios para establecer la importancia del discurso en la
construcción del sujeto. Afirma que el inconsciente esta estructurado y funciona
como un lenguaje.
“El lenguaje es la función del inconsciente“ y “El inconsciente es un
discurso”.

Signo = Significante (sincrónico)


Significado (diacrónico)

Lacan destaca, el significante se convierte en el elemento constitutivo del


inconsciente porque en muchos casos carece de sentido para el sujeto, (es como
una palabra vacía en busca de un sentido).
Vinculación del inconsciente con la lenguaje; el inconsciente existe a partir de sus
efectos sueños, síntomas, lapsus, juegos de palabras, etc… a estas formas de
existencia Lacan las denomina funciones del inconsciente y las considera como
sistemas que producen determinados efectos.

Los dos mecanismos centrales con los cuales opera el inconsciente son: la
condensación y el desplazamiento; los cuales pueden ser mejor expresados a
partir de los conceptos de metáfora y metonimia de Román Jakobson cuyos
efectos en el lenguaje se asemejan a lo que ocurre en el inconsciente.

La metáfora se asimila a la condensación en tanto que un significante toma el


sentido de otro o de otros, de tal modo que un significante “condensa” varias
significaciones latentes que el sujeto asemeja a partir de su historia y el contexto
que el significante es colocado. La metáfora es el surgimiento en una
determinada cadena significante, de un significante que llega de otra cadena.
La “condensaciones una metáfora donde se dice (…) el sentido reprimido (…)
del deseo”. El síntoma es metafórico en tanto que lo que manifiesta “suplanta” un
contendió latente (polisémico) que se mantiene oculto y que es menester
“descifrar”.

La metonimia es la figura retórica, consiste en usar una palabra en lugar de otra y


designa una parte, un objeto o una propiedad de lo que significa. Para Lacan la
metonimia remite a una ausencia que siempre se desplaza y “se marca aquello
que constituye el deseo, deseo de otra cosa que siempre falta”. Teniendo como
función esencial marcar la ausencia en la cadena de significante. Por tanto el
deseo metonímico implica un desplazamiento constante de un significante a otro.

El discurso obedece al orden simbólico (el orden del lenguaje, los símbolos y la
cultura) y sirve le lugar y expresión de las estructuras que constituyen a todo
individuo como sujeto. El hombre se hace sujeto en la medida que se hace soporte
del lenguaje, de la cultura, de la ideología, del inconsciente (cadena de
significantes) es decir los discursos en que se manifiestan estas estructuras.

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Foucault el discurso debe considerarse como “un dispositivo que constituye
sujetos no solo en una práctica social institucionalizada, que remite a situaciones o
roles en la comunicación, sino también a lugares, objetivos y subjetivos en el
entramado social.
El discurso se analiza a partir de su consideración como un texto (Mier, 1990:159 y
todo texto no puede entenderse sin el contexto en el que se inscribe,; es decir el
contexto es lo que define el sentido del discurso.

Referencia Bibliográfica: “La docencia frente al espejo” (Raúl E. Anzaldúa).

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