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MITIGACIÓN.
CONTAMINANTES ATMOSFÉRICOS:
Dióxido de azufre
Los efectos para la salud atribuidos a los óxidos de azufre no solo se deben al dióxido de
azufre sino también a su tendencia formar estos aerosoles respirables.
Óxidos de nitrógeno:
Al igual que los óxidos de azufre, los óxidos de nitrógeno, principalmente el óxido de
nitrógeno y el dióxido de nitrógeno, se forman en procesos de combustión de combustible.
Reaccionan con el oxígeno y compuestos orgánicos volátiles en presencia de radiación
ultravioleta para formar ozono. También se combinan con el agua para formar ácido nítrico,
que a su vez se combina con amoniaco para formar nitrato de amonio.
Partículas:
Las partículas, son la forma más visible de contaminación, constituyen una mezcla compleja
y variable de materiales orgánicos e inorgánicos. El polvo puede ser aventado de montones
de mineral de hierro, carbón, coque y caliza, o puede pasar al aire durante su carga y
transporte.
Sus posibles efectos para la salud dependen del número de partículas que se encuentren en el
rango respirable, de la composición química del polvo y de la duración y concentración de la
exposición.
Metales pesados:
Un horno puede emitir metales como cadmio, plomo, zinc, mercurio, manganeso, níquel y
cromo en forma de polvo, humos o vapores, o pueden ser adsorbidos por partículas.
Emisiones orgánicas:
Las emisiones orgánicas de las principales operaciones de fabricación del acero incluyen:
benceno, tolueno, xileno, disolventes, hidrocarburos PAH, dioxinas y fenoles.
Radiactividad:
En los últimos años, se han registrado casos de inclusión inadvertida de materiales radiactivos
en la chatarra de acero.
Dióxido de carbono:
Ozono:
Sólidos en suspensión:
Son los principales contaminantes del agua que se descargan durante la producción de acero.
Su presencia a mayores niveles puede dar lugar a la decoloración de las corrientes, la
desoxigenación y la sedimentación.
Metales pesados:
Las aguas del proceso de fabricación de acero pueden contener altos niveles de zinc y
manganeso, mientras que los vertidos de las áreas de la laminación en frio y revestimientos
pueden contener zinc, cadmio, aluminio, cobre y cromo. Estos metales están presentes
naturalmente en el entorno acuático, pero su presencia a concentraciones superiores a los
normales es preocupante. A diferencia de muchos contaminantes orgánicos, los metales
pesados no se biodegradan en productos finales inocuos y pueden concentrarse en sedimentos
y en los tejidos de los peces y demás vida acuática. Además al combinarse con otros
contaminantes aumenta su toxicidad potencial.
Aceites y grasas:
Los componentes de los aceites pueden contener sustancias toxicas como PCB, plomo y otros
metales pesados. Aparte de la cuestión de la toxicidad, la demanda biológica y química de
oxigeno de los aceites y de otros compuestos orgánicos puede reducir el contenido de oxigeno
del agua, afectando de este modo a la viabilidad de la vida acuática.
PROPUESTA DE MITIGACIÓN:
precipitadores electroestáticos
Tipos de ciclones
Conversión adecuada de los polvos en pelotillas
Enfriadores de gases, lavadores de ventura y separadores
Lavado de los gases de escape
Equipos para recuperar amoniaco, benceno y sulfuro de hidrógeno
Filtros de bolsa
Recuperación y reciclaje de mon6xido de carbono
Recuperación del calor residual
Otra industria que recurre mucho acero es la automotriz, ya que muchas partes de los
automóviles están compuestas por ese material, por ejemplo: el cigüeñal, piñones, ejes de
transmisión de caja de velocidades y brazos de articulación de la dirección.
También es un elemento importante que se utiliza para las estructuras de viviendas comunes
y en gran parte de los edificios modernos. Es utilizado para armar el hormigón, reforzar los
cimientos, transportar agua o gas. Es fundamental para formar el armazón de los edificios,
además es utilizado como revestimiento en fachadas y techos.
Al ser un material de alta intensidad energética, el acero tiene un alto potencial para ser
reciclado. El acero, se puede reciclar técnicamente un número indefinido de veces, casi sin
degradación en la calidad.
Aun así, la oxidación reduce la cantidad de material no oxidado. Mientras que prácticamente
el 100% de los desechos de acero podrían ser re-introducidos en la industria, el porcentaje de
acero reciclado se estima del 46%. Considerando la relativa facilidad con la que el acero
puede ser reciclado y las ventajas obtenidas cuando se utiliza acero reciclado (requiere cuatro
veces más energía producir acero de mineral virgen que reciclarlo), resulta claro que hay
muchas posibilidades de mejora. Las propiedades metálicas del acero son ventajosas ya que
permiten que la separación del acero sea físicamente viable tanto en flujos de desecho como
en plantas de construcción o demolición usando imanes para separar el metal del resto de
residuos. La naturaleza magnética de los metales férricos facilita la separación y manejo
durante el reciclado.
Además, la escoria generada en el proceso de producción del acero, también puede ser
reciclada, y se usa actualmente como sustituto de cemento o áridos en la construcción de
carreteras y muros. Esta utilización es enormemente beneficiosa debido, por un lado, a la
significativa reducción en la emisión de dióxido de carbono que de otra forma seria generado
debido a la calcinación del mineral calcáreo, y por otro lado, a la reducción de escoria
residual. Se estima que la creación de una tonelada de escoria (durante la producción de 3,5
toneladas de metal fundido) ahorra entre 3 y 5 GJ de energía y puede evitar la cocción de
1000 kg de calcárea, que tiene el potencial de generar entre 900 y 1200 kg de dióxido de
carbono.