Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Es decir, “la literatura maneja matrices de sentido o esquemas de representación, que en cada
sociedad y cada tiempo produce sus propios imaginarios” (Randazzo, 2012: 89). Es en este
todo esto obedeciendo los intereses del poder y sus estructuras materiales y simbólicas. El
canon particular del cuerpo heroico literario para el México Moderno: fuerte, altivo, a caballo
(Muñiz, 2002: 16). El modelo de nación viril se impuso como norma definiéndose por la
negativa: ser un "verdadero" varón implica no ser mujer (y alejarse lo más posible de aquello
considerado femenino), no ser un niño, y por supuesto, no ser homosexual. El ser masculino
es un ser puesto a prueba constantemente, siempre tiene que demostrar que es "bien varón”.
resulta controversial. Fue un espacio idóneo para el diálogo entre las élites de poder,
quienes rehicieron desde las masas el imaginario y construyeron una identidad mexicana
popular no sólo para unificar a México sino para situar al país dentro del concierto global.
1
Durante la primera mitad del siglo XX, tras la Revolución Mexicana, las élites discutieron
Rueda, en la que cuestiona la virilidad de las letras mexicanas. Rueda publica en 1924 el
nuestra literatura debía de ser auténtica y viril o seguir con los modelos europeos
según su retórica, como un proceso de degeneración del cuerpo mismo de los pensadores.
Para 1932 la polémica se replanteó por la voz Alfonso Núñez Alonso quien publicó en El
de vanguardia?” (14 de abril de 1932). El tema quizá en apariencia fuese tendencioso pero
propició otra polémica que desestabilizó los principios de identidad que se dirigían hacia
De estas polémicas acaloradas surgen una serie de obras canónicas que marcaron el
rumbo del ser mexicano para el siglo XX. Entre ellos, Ermilo Abreu Gómez, quien se
literatura propia hasta que logró en 1940 su obra más representativa: Canek. Sus entradas
nacional, con quienes intercambió ideas e impresiones hasta hacerse de una síntesis capaz
2
de dar vida al héroe correspondiente al proyecto nacional cardenista1. Para 1940 la
organizada, ya no como parte de un sistema de explotación casi feudal, sino que fuese de
Canek (1940), y es porque se atreve a enseñar una idílica relación que podría sernos
joven Jacinto Canek, una amistad que se desarrolla en la infancia de valores impecables
nuestros cuerpos, no están tan contaminados por la cultura y se nos permite la ingenuidad
e inocencia, se nos permite ser de otra forma sin ser juzgados. El héroe que construye
desde su etapa infantil, al ser leído como un prototipo de cuerpo nacional, nos permite
observar los quiebres que dan lugar al cambio. Es decir, si se tratara de que los
la literatura de la época, el cambio profundo que trae consigo Canek para la nación
norma, el cuerpo masculino hegemónico tiene quiebres que son necesarios para lograr la
1
Alfonso Reyes fue una de las grandes influencias para lograr el espíritu nacional en Canek. Ambos
escritores intercambiaron grandes ideas sobre el construir al México Moderno a través un extenso
intercambio epistolar (Fuentes y Tapia, 2013)
3
trascendencia de las masculinidades que se convertirán en héroes. Los cuerpos
protagónicos son los de hombres en la intimidad, pero no de cualquier varón, sino de los
que se sacrifican por los suyos y que tienen la puerta abierta para demostrarse afecto
fraternal, digno de quienes pueden forjar la Patria. Los cuerpos masculinos se prestan a
de mujeres, pueden mostrarse sensibles, delicados y hasta afeminados con tal de enmarcar
Abreu Gómez plasma esta interacción homosocial en la amistad que desarrolla en “La
intimidad” donde presenta las bases de justicia para su héroe maya. En este espacio se
encuentran el hacendado y el indio para conciliarse sin ser juzgados. Canek y Guy logran
conectarse en el espacio íntimo por la confidencia que lograron al compartir ideales, se protegen
de los Otros y fraternalizan a partir de la exclusión que los lleva a la intimidad inocente de la
infancia. El niño Guy y Canek representan cuerpos inacabados en este episodio pues se dedican
sensualización del espacio íntimo (Hall, 1998) para lograr la identificación con el lector al
Canek dijo:
–Guy, descúbrete y besa la tierra. Debajo de ella está el cuerpo de Juan José Hoil. Aquí
en Chumayel vivió un tiempo. Fue sabio en las artes de la escritura. De sus abuelos
heredó experiencias y noticias de la historia. (Abreu, 1976: 52)
4
Guy obedece para aprender y al mismo tiempo enseñar con humildad e inocencia, Canek tiene
la oportunidad de ser un maestro que comparte la sabiduría ancestral para un niño, para el
pueblo que también es ese infante. Ambos tienen la oportunidad de aprender y de ponerse en
los zapatos del otro. Si hubiesen sido cuerpos acabados o completamente inscritos a la norma,
es decir, cuerpos adultos que han sido totalmente asimilados por la cultura y la sociedad, la
relación entre Canek y Guy no hubiera logrado la ruptura de un modelo tan dividido. Esta
al oído, se recuestan a ver las estrellas, mientras que Canek encubre travesuras, desobedece e
intercede por el niño Guy. Ellos se unen ante la opresora tía Charo, una villana chapada a la
antigua que no da paz al enfermizo niño Guy con sus juicios retrógradas. Después de que ella
lo reprimía, Canek hacía todo por reconfortar a su amigo en la intimidad: “Ya se habían
acostado los de la casa cuando Canek, de puntitas, temeroso vino a buscar al niño Guy. Le
al cuerpo cultural. Los hombres, al encontrarse a solas, toman actitudes femeninas sin ser
reprendidos, como esas atenciones que tiene Canek con Guy, de cuidados, afectos,
secretos y sensaciones que contagian. Estas actitudes protectoras, cálidas y serviciales que
actitudes que pasarán a formar parte del catálogo de rasgos de un héroe integro. González
flujo de tensiones que revelarían otras formas de ser, es decir, a otros cuerpos (2010: 55).
5
Esta desexualización sucede también entre en Canek y Guy, y trae consigo el cambio en
intimidad donde es posible la transformación del imaginario para el proyecto nacional sin
carga negativa. El estudio fotográfico también fue, como los recovecos de la hacienda o
la soledad del monte, un espacio relativamente libre del enjuiciamiento de las rupturas del
Evocamos el espacio del estudio fotográfico por ser un espacio íntimo que tanto puede
quedarse en lo privado como puede pasar a ser parte de lo público al ser fotografiado y
difundido (entre los amigos, los familiares e, incluso, por la prensa). Este espacio privado
mantiene una dinámica similar a la de Guy y Jacinto Canek evocada en la obra literaria, en la
que hay pocas personas involucradas y el contacto físico es parte de la expresión corporal. Lo
homosocial en lo público el contacto físico entre hombres no era (no es) bien visto (Hall, 1998:
145), pero en el estudio fotográfico la intención de artificialidad teatral permite que los códigos
se replanteen. Por ejemplo tanto las clases populares como las élites podían compartir la
ambientación europeizante que discrepa no sólo con el espacio físico sino también con la
realidad social. Lo mismo sucede en la ficticia relación de los hombres en la intimidad de este
espacio (Velázquez, 2010: 144). Roland Barthes señala que en la situación del retrato son
cuatro imaginarios los que se cruzan, se afrontan, se deforman: “Ante el objetivo soy a la vez:
aquel que creo ser, aquel que quisiera que crean, aquel que el fotógrafo cree que soy y aquel de
quien se sirve para exhibir su arte” (1989: 41). La dinámica del cuerpo en el espacio ensayado
del estudio fotográfico trata de perpetuar la pose, el ensayo constante de quien soy hasta
convertir esta pose en una “máscara” que proyecta la idealización del propio cuerpo o nos
permite jugar con quienes somos. Ese mismo espacio idealizado y ensayado por Abreu Gómez
6
fue referencia para la construcción de sus cuerpos literarios. La imagen de los cuerpos
masculinos en el espacio íntimo homosocial puede ser leída como texto al igual que el cuerpo
literario, para vincular el contexto del autor y analizar las referencias performativas que emplea
coincide temporalmente con los años mozos del autor –la última década del siglo XIX y
primeras del XX– y la obra literaria, en donde expone las percepciones de esa infancia.
masculino se encuentra regulado por tantos ojos que no dan lugar al afecto sutil que sucede en
cambio tanto en la obra literaria como en el estudio fotográfico. Para apreciar la dinámica
homosocial en el cuerpo masculino tenemos “Retrato de una pareja de hombres jóvenes (en
actitud de abrazarse) con vestimenta rural; ambos tienen cotín, el más alto está descalzo. Los
dos tienen sombrero” (Fig. 1). Se trata de dos jóvenes con la vestimenta de jornaleros de
hacienda, vestidos de blanco con el cotín, un faldón largo que iba encima de sus pantalones, un
toque algo feminizante para la imagen del trabajador maya, pues los blancos no hacían uso de
éstos pues eran la figura masculina predominante, es decir, la de poder. Ambos son jóvenes y
se muestran afecto, son de la misma etnia, grupo, clase, pero uno asume una pose más femenina
que el otro. La situación peculiar aquí es la flexibilidad que tienen sus cuerpos para dar lugar a
rasgos no necesariamente masculinos. Por ejemplo la flexión de la cadera de uno de ellos, quien
7
además posa un brazo sobre ella, llevando en esa misma mano un pañuelo blanco, color de la
pureza e inocencia. Estos rasgos femeninos manifiestan una sumisión ante el cuerpo más fuerte,
más alto, más dominante, más masculino. Esta lógica binaria en la que dialogan dos cuerpos
Figura 1: Fotografía Guerra (1902) Sin título (2A01138). Fototeca Pedro Guerra, UADY.
Negativo de vidrio placa seca (gelatina).
El contacto fraternal es la base para la fundación de la Patria. En Canek, el héroe maya vela el
sueño Guy, lo protege porque logran comulgar en la intimidad (Abreu, 1976: 71). Mientras
tanto el espacio fotográfico solía ser útil para festejar entre dos hombres un buen momento,
algún logro o celebración. De ahí la necesidad de conservarlo a través de una fotografía. Ésta,
en sí, es ya una muestra de afecto, por lo que el abrazo masculino asegura el éxito de las
puede cuidar del otro sin represión. En la figura 2 (Registro: 2A01111), dos jóvenes con
vestimenta de jornaleros mestizos posan, uno sentado y otro de pie a su lado, flanqueando a su
compañero. Se acompañan suavemente procurando el contacto no solo con los brazos sino
también con la cadera (del que se encuentra de pie). El que ocupa la silla es la figura central de
8
la imagen, con la mano en la entrepierna enmarcando su virilidad. Sean íntimos o no, por
de confirmar el cuerpo como masculino es una tarea tan normalizada entre varones, que las
dinámicas de poder se expresan sin mayor distinción. El afecto entre varones en la intimidad
no estaba para nada mal vista, siempre y cuando, como menciona Beatriz González Stephan:
Figura 4: Fotografía Guerra (1915) Sin título (2A01111). Fototeca Pedro Guerra,
UADY. Negativo de vidrio placa seca (gelatina). Retrato de dos hombres con atuendo
de mestizos (uno de pie y el otro sentado en una silla). Ambos tienen camiseta de
algodón de manga larga; sombrero y cotín.
Si no fuera por el espacio íntimo, Canek no hubiera conectado con ese lado sensible que
suficiente por sí mismo, completo porque es capaz de ponerse en los zapatos del otro,
pues concibe en sí mismo a los otros, ya sea el cuerpo blanco, el femenino, el opresor.
Entiende cómo funciona el sistema y se adapta para dar esperanza al pueblo mexicano;
9
unifica etnia, clase y género en uno mismo: el cuerpo nacional, esta vez observado en la
Referencias
-ABREU Gómez, Abreu (1976) Canek, Historia y leyenda de un héroe maya. México:
Oasis.
-BARTHES, Roland (1989) La cámara lúcida. Barcelona: Paidós Ibérica.
-FOSTER, David William (2001) “El pacto homosocial en Convivencia de Oscar Viale”
editado por Pelletieri , Osvaldo en Tendencias críticas en el teatro. Buenos Aires:
Galerna.
-FUENTES, María Zulai y Alfredo Tapia Sosa editores (2013) Correspondencia (1922-
1958). Mérida: Secretaria de la Cultura y las Artes de Yucatán (SEDECULTA).
-GONZÁLEZ Stephan, Beatriz (2010) “Héroes nacionales, Estado viril y sensibiblidades
homoeróticas” en Entre hombres: Masculinidades del siglo XIX en América Latina
editado por Peluffo Ana e Ignacio Sánchez Prado. Madrid y Frankfurt: Iberoamericana y
Vervuert. Pp. 23- 58.
-HALL, Edward T. (1998) La dimensión oculta. México: Siglo XXI.
-LE BRETON, David (2011) La sociología del cuerpo. Buenos Aires: Nueva visión.
-MUÑIZ, Elsa Cuerpo (2002) Representación y poder. México en los albores de la
reconstrucción nacional, 1920-1940. México: Universidad Autónoma Metropolitana,
Miguel Ángel Porrúa
-RANDAZZO, Francesca (2011) “Introducción. La irremediable intromisión de lo
imaginario” en Nuevas posibilidades de los imaginarios sociales editado por Coca, Juan,
Jesús Valero Matas, et al. Coruña: Centro de Estudio y Análisis Social de Galicia.
Recuperado 5 Mayo 2014, 20:30 horas de
http://libros.metabiblioteca.org/bitstream/001/449/1/Nuevas%20posibilidades%20de%2
0los%20imaginarios%20sociales.pdf
-SHERIDAN, Guillermo (1999) México 1932: La Polémica nacionalista. México:
Fondo de Cultura Económica.
-VELÁZQUEZ-Zierkova, Valentina (2010) “Imagen y sociedad meridanas: Cien años de
la Fotografía Guerra” en Brújula, revista interdisciplinaria sobre estudios
latinoamericanos. Vol. 8. Pp. 134- 157.
Imágenes recuperadas del Acervo digital de la fototeca Pedro Guerra, 21 de abril de 2016.
http://fototeca.antropologia.uady.mx/index.php Folios 2A01138 y 2A01111.
10