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Rev. Asoc. Esp. Neuropsiquialrfa. Vol. V. N. o 12. 1985
FREUD (7) plantea el suicidio como una como la posibilidad de una unión definiti
conducta sobredeterminada por el deseo va con la figura materna (FREUD, CARMA,
de agredir a objetos externos con los que CARUSO), como realización de fantasías
el sujeto se ha identificado previamente y de omnipotencia (HENDIN), etc.
por la necesidad de autocastigo. Incluso En todas las interpretaciones, tanto si
el medio utilizado para matarse lo consi se trata de sujetos melancólicos como si
dera expresión de deseos inconscientes. no, el suicidio es la consecuencia de la in
terrelación de objetos internos, lo que lo
RADO complementa en algunos aspec
convierte, desde el punto de vista dinámi
tos esta interpretación (12, 13, 14). Seña
co, no en la muerte del sujeto, sino de
la el carácter reparador que puede poseer
partes del mismo. La destrucción de esos
la depresión y el suicidio, posible gracias
objetos internos es vivida como el medio
al aprendizaje de la relación «culpa-ex
para el logro de un deseo: la obtencion de
piación-perdón». De este modo el suicidio
perdón, la reparación de un daño, el logro
se convierte en un acto masoquista, aun
de otros objetos, etc.
que también posee aspectos narcisistas
(el sujeto «no se mata; cree en su inmor
talidad»). Para este autor la finalidad del 3. ASPECTOS SOCIALES DEL SUI
suicidio es obtener el perdón (de la ma CIDIO
dre). Por otra parte, la agresión al objeto
no es al objeto total, sino que éste es es Es sobradamente conocido que la pri
cindido como consecuencia de la ambiva mera gran aportación al tema del suicidio
lencia, en partes «buenas» y «malas», la hizo un sociólogo, DURKHEIM, a finales
siéndole así posible «matar» las partes del siglo pasado (3). Con algunas preci
«malas». El suicidio también puede apare siones ulteriores, sus conclusiones si
cer como el castigo al objeto mediante el guen siendo válidas: en general se acepta
abandono del mismo, merced a la identi que el suicidio es más frecuente en áreas
dad de significados entre «haberse ido» y urbanas que en zonas rurales; la riqueza
«morir». favorece su presentación; los hombres se
FENICHEL (5), desde el punto de vista tó suicidan más que las mujeres y éstas lo in
pico, considera el suicidio del depresivo tentan más que ellos; entre los varones, el
como la resultante de la relación entre un suicidio es directamente proporcional a la
Yo debilitado por la pérdida del objeto edad (el doble de suicidios a los 40 años
que trata de agraciar a un Super-Yo sádi que a los 20), proporción que no se da en
co. También llama la atención sobre los tre las mujeres; los solteros y divorciados
aspectos narcisistas del suicidio, patentes se suicidan más que los casados; tener hi
en muchas fantasías de suicidas que vi jos preserva del suicidio; los protestantes
ven el hecho de estar muertos o de morir tienden más al suicidio que los católicos;
como el logro de un gran placer. En la ma la guerra y las calamidades sociales hacen
yor parte de los suicidas no melancólicos disminuir el índice de suicidios; la prima
no aparece la dinámica sado-masoquista; vera es la estación del año preferida para
en estos casos la dinámica puede ser va suicidarse, etc. Se han estudiado profe
riada: realización de la fantasía de reu siones en relación con la conducta suicida
nión con una persona ya fallecida con la y, entre los médicos, por ejemplo, se sui
que el sujeto se ha identificado previa cidan más los psiquiatras y los dentis
mente (G. ZILBOORG), la posibilidad de tas (16) y menos los pediatras. El uso de
abandonar a alguien que rechazó al suici drogas favorece la aparición de suicidios.
da (RADO, HENDIN), como paso previo a En Canadá, por ejemplo, estudiando el
un renacimiento (HENDIN), como una con suicidio (junto a la cirrosis hepática y el
ducta erótica en la que la muerte se iden cáncer de pulmón) entre 1950 y 1976, su
tifica con el logro del orgasmo (REICH), índice entre las mujeres se aproxima al de
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traducir en mayor o menor seriedad: chis una relación de objetos internos (imáge
tes, alusiones jocosas, etc.) van a jugar nes todos ellos de objetos externos con
un papel decisivo en el suicida y en los los que se mantiene una dinámica de
que le rodean, condicionando su conduc identificación-proyección). De este mo
ta posterior al suicidio. do, por ejemplo, la depresión puede ser
No es posible ahora un tratamiento ex entendida como la consecuencia de una
haustivo de las conductas que acompa crisis de identidad acaecida tras una pér
ñan al duelo ni de su interpretación psi dida o un fracaso. Pero la melancolía es
coanalítica. Sí considero necesario re una conducta y, por tanto, una relación
cordar la importancia que M. KLEIN (10) encaminada a recuperar la identidad per
concedió a la idealización en todo el pro dida o no alcanzada: necesita ser amado,
ceso. La ambivalencia hacia el objeto para lo cual se humilla (2). El suicidio sur
perdido se resuelve, entre otros dinamis ge en este contexto y frecuentemente
mos, mediante la escisión del objeto en cuando la inhibición empieza a ceder, es
partes «buenas» que lo convierten en ob decir, cuando reanuda sus relaciones con
jeto ideal y en partes «malas» que, sepa objetos externos. En este momento se le
radas del objeto, son vividas como perse hace más accesible al sujeto el fracaso de
cutorias. En otras palabras, el difunto es su búsqueda de una nueva identidad y el
despojado de sus connotaciones negati suicidio se constituye en un intento de
vas que son vividas de forma paranoide restitución de la autoestima.
corpo culpa por parte del doliente. De es
Esta restitución es imaginable gracias a
ta forma se «hace realidad» la inmortali
la creencia en la inmortalidad, que posee
dad fantaseada y, además, se consigue,
una cierta base real puesto que la <<ima
merced a la idealización, una identidad
gen» del suicida permanece entre los que
«revalorizada». Más adelante me exten
lo conbcían. Pero el suicida no desea sal
deré sobre las características del duelo
var todo de sí, sólo sus partes «buenas»:
por el su icida.
lo inmortal ha de ser un self fantaseado y
no logrado (o su self perdido). La estruc
tura cultural que permite conseguir y pre
4. SUICIDIO E IDENTIDAD servar esa identidad es el trabajo de duelo
y la idealización que conlleva. La idealiza
El concepto de identidad, como he se ción, como he señalado antes, comporta
ñalado, es un modelo teórico adecuado una escisión entre partes «buenas» y
para integrar datos sociológicos y psicoló «malas» y una paranoidización.
gicos. En este modelo la finalidad última El duelo por los suicidas contradice las
de la conducta no se interpreta en el sen condenas morales al suicidio y la catalo
tido de logro de placer consecuente a la gación del suj~tQ c9mo cobarde, peca:
descarga de una pulsión, tal como postu dor, etc. Este tipo de condenas son más
la el psicoanálisis clásico. Su finalidad se frecuentes en personas ajenas al mundo
interpreta como el logro y/o manteni del suicida (15). Para los que han mante
miento de una determinada identidad. Este nido relaciones significativas con el muer
concepto está próximo a la Teoría de las to la culpabilización suele ser la norma y la
Relaciones Objetales que, tras las aporta exculpación toma, por lo general, uno de
ciones de FAIRBAIRN, considera el placer estos tres caminos: 1) El suicida ha sido
como el correlato al logro de objetos (4). víctima de alguien, al que se instituye en
Por lo tanto, las interpretaciones psi «chivo expiatorio» en compensación a la
coanalíticas han de ser traducidas a térmi sobrevaloración del suicida; en este caso
nos de búsqueda o defensa de una identi el logro para este último ha sido doble: lo
dad. Ambas exigen una relación que, en grar una identidad que de otro modo no
última instancia, se puede concretar en hubiese alcanzado y agredir a objetos
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es el héroe. Con frecuencia se imagina lo que buscaba. Estos dos grupos estaban
que se ha suicidado y sus conocidos co tristes por mi muerte. Un tercer grupo lo
mentan la pérdida que ha supuesto su formaba gente extraña, yo los recuerdo
«marcha» y lo poco que en vida se le re como personajes grotescos, con caretas y
conocieron sus méritos). Otras veces son gestos crueles, era como si estuviesen
vividas como amenazas al Yo provenien vestidos de carnavales; yo les recuerdo
tes de deseos considerados inaceptables como personajes de la pintura negra, ellos
(un paciente de 54 años, que consulta por se reían y hacían gestos feos; es como si
sus síntomas depresivos, cuenta que «a ellos sí supieran que no estaba muerta y
veces me acuerdo del cordelillo, no quiero aprovechaban el hecho de saber que yo
pero no puedo evitarlo, me da mucha pe no iba a revelar mi verdadero estado para
na pensar que después de todo lo que he insultarme. Yo sentía deseos de hablar y
trabajado pueda matarme»). En ocasio decirles a mi familia que eso era lo que yo
nes la fantasía aparece íntimamente liga quería y que no debían estar tristes. Tam
da a una situación frustrante, que se pre bién deseaba hablar con aquellos hom
tende superar de ese modo (una chica, de bres y decirles que estaban equivocados y
25 años, consulta por sus repetidos inten que yo jamás hubiese conseguido lo que
tos de suicidio, unos 15 en los últimos quería. Pero me callé, porque tenía miedo
nueve años. Siempre se plantea el suici de toda aquella otra gente que se reían de
dio tras mantener relaciones sexuales in mí en tono de burla».
completas, en las que se vive ultrajada
porque considera que los hombres sólo la La misma paciente dio la siguiente res
requieren para la relación erótica. El suici puesta a la lámina 15 del T.A.T.: «Parece
dio se lo imagina como una forma de ven una especie de juez que está reprochán
ganza contra sus amantes y su familia, a dole a alguien la causa de la muerte que
la que responsabiliza de todas sus desgra ha tenido, pero parece ser que la otra per
cias). También la fantasía puede acompa sona, la que está enterrada, no se arre
ñarse de sentimiento de culpa, ser recha piente de ella y por eso está tan enfadado,
zada, intentar negarla, etc. porque no consigue del otro que se re
tracte de que fue bueno morirse».
Otra vía de acceso al significado del sui
cidio pueden ser los sueños y las respues Característica común a todas las fanta
tas a las láminas de los tests proyectivos. sías es que el mundo interno del sujeto se
La joven de 25 años, que he citado antes, escinde en una parte «buena» y otra «ma
soñó en una ocasión que «estaba en mi la». A veces es la parte «mala» la que ma
habitación - pero no era como la mía ta a la «buena» y otras es a la inversa.
había mucha gente, daba la sensación de Cuando el «asesino» es la parte «mala», la
que yo estaba muerta y todos ellos alrede crisis de identidad subyaciente suele ser
dor mía me velaban. La gente estaba vivida de forma paranoide (la incompren
agrupada en tres grupos distintos de per sión, las injusticias, etc., obligan a matar
sonas. En uno estaba mi familia -lo sé, se; o bien los deseos suicidas aparecen
pero sólo veía a mi padre -, ellos lloraban como ajenos al Yo e indeseables). Por el
y se reprochaban no haberme podido dar contrario, cuando es la parte «buena» la
lo que yo quería. El otro grupo lo forma que mata, la crisis de identidad suele ser
ban hombres, eran jóvenes, no recuerdo vivida de forma depresiva (el sujeto es
que lloraban pero estaban muy afectados; «tan moral» que no puede seguir viviendo
ellos decían que yo había hecho eso por con sus culpas). El papel estabilizador de
ser impaciente y no esperar a conseguir lo la identidad que cumple la fantasía suicida
que deseaba, pero hablaban de forma que se deriva, en gran medida, del aislamiento
me dieron la sensación de que ellos pen de esa parte «buena», precisamente la que
saban que de esperar hubiese conseguido se pretende que sobreviva tras el suicidio.
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La forma elegida para morir es también sin ningún signo de identi'ficación, para
indicativa de la identidad buscada y de que su familia tarde en enterarse y mien
cómo se fantasea que ésta pueda ser lo tras tanto piense que se ha marchado pa
grada. En este sentido, son interesantes ra abandonarlos).
los llamados suicidios «encubiertos», en Hasta ahora no he diferenciado entre
los que el suicida pretende que su muerte fantasía, intento o suicidio consumado.
aparezca como «natural»: suelen ser los En mi opinión los tres tienen la misma di
sujetos en los que los aspectos narcisistas námica, su diferencia radica en la situa
del suicidio se aprecian más claramente ción a la que responden. Como señala
(un profesional joven, que consulta por su CASTILLA DEL PINO (1), las fantasías y el in
inhibición para la relación erótica, secun tento responden a amenazas de crisis de
daria, según cree, al tamaño reducido de identidad y el suicidio a crisis consu
su pene, se ve obligado a detener el co madas.
che en los frecuentes viajes que realiza SULLlVAN, que se integra en la teoría
por los deseos que le asaltan de matarse freudiana del suicidio como auto-asesina
simulando un accidente: «Me da miedo to, considera <da idea de que el mero he
pero lo veo como una solución, nadie se cho de suicidarse dejará una huella per
podrá imaginar lo que me pasa»). Otras manente en otro es en sí misma fantás
veces el suicidio se reviste de característi tica» (17). En realidad la dinámica suicida
cas exhibicionistas que permiten el logro es psicótica, puesto que está operando
inmediato de notoriedad (una chica con con los contenidos fantásticos como si
sulta por su bloqueo para estudiar y, so fuesen objetos externos. Por otra parte, la
bre todo, para examinarse. Hace tres expectativa de superación de una crisis de
años que entró en la universidad y cada identidad mediante el logro de un self
vez ha vivido con mayor resentimiento idealizado, le confiere al suicidio un carác
sus dificultades para destacar intelectual ter expansivo, maníaco.
mente, al contrario de lo que le ocurría en En resumen, pues, el suicidio se plan
~l bach\llerato: «A veces me dan ganas de tea como un intento de solución a una cri
tirarme de la torre e, incluso, joder a unos sis de identidad (presente o futura) a tra
cuantos». La «torre» es el edificio de la fa vés del logro de la inmortalidad para un
cultad donde estudia y cree que su suici self idealizado por el suicida. Esto es posi
dio llamaría la atención sobre el ambiente ble gracias a. la subversión de los patrones
de competitividad «inhumana» que consi culturales que operan entre nosotros para
dera predominante entre sus compañe aliviar la culpa frente a la muerte de los
ros). Otras veces la forma de suicidio está demás. El suicidio es fundamentalmente
encaminada a intensificar la culpa de los un acto narcisista, en el que domina el
demás (un varón, de 34 años, que consul mundo fantástico revistiéndolo de carac
ta por varias crisis delirante-alucinatorias, terísticas psicóticas expansivas, ma
fantasea en suicidarse lejos de su casa, níacas.
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SUMARIO
SUMMARY
Suicide is a search for identity. The origin of this search is a state of cris·is. Crises,
and suicide, may be lived in a paranoid or depressive way by the subject. Suicide is the
attainment of identity by means of the subversion of the social values which accom
pany death: a belief in inmortality and the work of mourning. In its dynamics, fantasies
of suicide, attemts and accomplished suicide are put on the same level.
PALABRAS CLAVE
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