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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTIN DE AREQUIPA Decenio de la Igualdad de Oportunidades para Mujeres y

FACULTAD DE DERECHO Hombres’.


“Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”

INDICE

1. INTRODUCCION 2
2. CAPITULO I: ANTECEDENTES
3
a. ORIGEN HISTÓRICO DE LAS ARRAS 3
i. LAS ARRAS EN GRECIA
4
ii. LAS ARRAS EN EL DERECHO ROMANO CLÁSICO 4
iii. LAS ARRAS EN EL DERECHO JUSTINIANEO 5
b. ORÍGENES DE LA FUNCIÓN PENITENCIAL DE LAS ARRAS 5
c. II. HISTORIA DE LAS ARRAS 6
3. CAPITULO II: NATURALEZA JURIDICA
6
a. LAS ARRAS. 7
b. LAS DIFERENCIAS CLASIFICATORIAS DE ARRAS
7
4. CAPITULO III :ARRAS CONTRACTUALES
8
a. 3.1. CONCEPTO 8
b. CLASES
8
i. ARRAS CONFIRMATORIAS 8
ii. ARRAS DE RETRACTACIÓN 8
c. LA CLÁUSULA PENAL 9
d. UTILIDAD 10
5. CAPITULO IV: ANALISIS JURIDICO 11
6. CAPÍTULO V: LEGISLACIÓN COMPARADA 19
a. CÓDIGO CIVIL COLOMBIANO
19
b. CÓDIGO CIVIL DE ESPAÑA 19
c. CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE ARGENTINA
21
7. CONCLUSIONES 22
8. REFERENCIAS 23

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INTRODUCCION
Es común entre las parejas de novios, antes de contraer nupcias, que el novio regale a
la prometida como muestra de compromiso un anillo de bodas con el cual solicita la
mano de ella, y posteriormente se prepare el matrimonio. Este anillo es el compromiso
que existe entre la pareja para que en un futuro cercano se pueda celebrar el
matrimonio; pero es de muchos casos y según las circunstancias no se pueda llevar a
cabo la referida ceremonia, sea entre lágrimas y llantos, o en algunos casos risas y
alegrías, la situación desenlaza en la devolución del anillo a quien lo entrego, el novio.
Por lo que siendo a si es necesario entender que significa dicha figura y el trasfondo
que tiene.
Entonces deslindándonos del ejemplo anterior es meritorio señalar que en las
sucesorias líneas de manera sucinta se tratara sobre la figura a la cual se hace
referencia líneas arriba. Institución que tiene notable antigüedad en los focos
civilizatorios de occidente pero en especial de oriente, bien pues hablamos de las
arras; las cuales podrían conceptualizarse como la entrega de una parte del precio o
depósito de una cantidad con la que se garantiza el cumplimiento de una obligación
(…), pero que más adelante se desarrollaran y sistematizaran de mejor manera.

Asimismo, además de conceptualizar también se verán los antecedentes históricos, su


naturaleza jurídica, tipos, utilidades, análisis jurídico en relación a la legislación
nacional y de forma breve se hondara en las distintas regulaciones que dan otros
países.

Metodológicamente, esta investigación se realiza a partir del método bibliográfico,


analizando las diversas fuentes que se han podido recopilar, tanto como lo es doctrina
clásica, autores nacionales y extranjeros que gracias al internet se nos es posible
consultar de forma célere, y de forma principal lo que rige nuestro código y legislación
adjetiva.

Finalmente se considera necesario señalar que como estudiantes de derecho,


debemos conocer y dar a conocer las diversas figuras e instituciones que conforman
nuestro ordenamiento jurídico, que si bien es cierto en muchos casos podríamos
atrevernos a decir ,de manera prematura, que se necesitan muchos cambios e incluso
si somos más atrevidos y extremistas afirmar que necesitamos nuevo código; ya que
la situación que vive actualmente nuestro país es bastante caótica; lo que debemos
hacer es caminar con lo único cierto, que es lo que se tiene, por lo que antes de ir

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pensando en las futuras legislaciones, analizaremos los artículos vigentes para poder
llegar a ese conocimiento que se espera obtener.

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CAPITULO I: ANTECEDENTES

ORIGEN HISTÓRICO DE LAS ARRAS


El término arras, al igual que el instituto jurídico que con tal nombre se designa,
es de origen oriental: constituye ésta una afirmación inicial unánimemente admitida,
que carece de todo contradictor entre los tratadistas de la materia.
Del significado o carácter que esta intervención tenía en el tráfico comercial sólo puede
decirse que se trataba de una garantía, de un instrumento de reforzamiento de
determinados contratos entre las partes, y más concretamente del de compraventa.
Sólo esto puede decirse de la configuración de las arras en estas coordenadas
históricas, ya que, si bien las arras tal y como aparecen en el Derecho griego, cuyo
estudio abordaré a continuación, representan una fusión de elementos griegos y
fenicios, no es posible establecer la medida de las respectivas aportaciones. Aparece
aquí otra constante que puede apreciarse en todo el proceso de evolución de la figura:
la utilización y recurso a las arras circunscrito a un determinado contrato, el de
compraventa. Manifestación de lo cual es de un lado la alusión constante que a la
compraventa se hace en la definición del instituto, y de otro el hecho de que todas las
investigaciones en torno a este tema, desarrolladas por especialistas, son abordadas
desde la óptica del citado contrato. Lo cual ha llevado a algunos autores a decir que la
configuración jurídica de las arras está estrechamente conectada con aquella otra de la
configuración de la compraventa. Ejemplo de lo dicho son las definiciones ofrecidas por
autores como SENN o TALAMANCA. Dice el primero, que las arras son una suma de
dinero u otro objeto, por ejemplo, un anillo, que uno de los contratantes,
ordinariamente el comprador, entrega al vendedor. En el mismo sentido, afirma
TALAMANCA que el contrato arral es un contrato real bilateral, en virtud del cual una de
las partes efectúa la entrega de un anticipo sobre el precio de la futura venta.
De lo dicho al situar históricamente este instituto jurídico en sus orígenes se
comprueba cómo, merced a las relaciones comerciales desarrolladas por los griegos
con los pueblos de la cuenca del Mediterráneo y más especialmente con los fenicios,
este especial instrumento de garantía penetró en el Derecho griego. Los trabajos de
investigación llevados a cabo en este campo no han determinado la época en que se
produce esta penetración, pero sí se ha podido comprobar que ya en los primeros
tiempos de desarrollo de esta gran civilización, las arras aparecen en la vida jurídica
griega. Así lo acredita el conocimiento que de este instituto tienen algunos escritores
griegos de la época, y la gran difusión de las arras entre todos los estatutos locales que
integran el Derecho griego.
Al margen de referencias anecdóticas contenidas en la literatura de la época y
cuyo significado en el campo jurídico quizás carezca de trascendencia o por lo menos
no ha podido determinarse, el conocimiento de las arras en este ordenamiento ha sido
posible gracias a la existencia de un importante documento de la época. Dicho
documento es un fragmento de las leyes de Teofrasto, único texto sobre la práctica de
las arras que se ha conservado del Derecho griego clásico y que permite el
conocimiento del instituto desde el punto de vista jurídico.

LAS ARRAS EN GRECIA


La estructura que el contrato arral tenía en Grecia, según la construcción
mayoritariamente aceptada, era una consecuencia directa del sistema
contractual vigente, de tal manera que, dado que el contrato no nacía del mero
acuerdo de los contratantes, para crear un vínculo jurídico contractual entre
ellos se exigía la celebración de un negocio jurídico previo que nacía con la
entrega de una suma de dinero u otra cosa a cargo de uno de los contratantes.
La celebración de este pacto antecedente, en el que, junto a la entrega de la
prestación arral, se fijaban otras condiciones del contenido del futuro contrato,
engendraba la creación de una relación jurídica entre ambos, cuya naturaleza

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esencialmente revocable se condicionaba a la aplicación de una pena,


consecuencia inmediata del contrato arral, cuya efectividad dependía de la
perfección o no del negocio garantizado, generalmente el de compraventa. En
efecto, las arras, dada la configuración real de la venta -mayoritariamente
reconocida- lo que hacían era dar fuerza obligatoria a simples acuerdos de
voluntades que por sí solos eran insuficientes para crear un vínculo coactivo
entre las partes.
Si esto fue así en el Derecho griego, en cambio en el Derecho Romano
clásico, la naturaleza obligatoria del contrato de venta, determinó una diversa
estructura y función en este especial instituto de garantía. El acuerdo de los
contratantes sobre la cosa y el precio, objeto del contrato, perfeccionaba la
convención y obligaba al cumplimiento de las respectivas obligaciones, sin que
fuese necesario el concurso de ningún otro elemento, de tal manera que la
participación de las arras se resolvía en un puro papel confirmatorio o probatorio
de la perfección del contrato. De lo dicho se deduce que las partes no podían
considerar circunscritas sus obligaciones a los límites de las arras entregadas,
de tal modo que fuera bastante para cubrir sus responsabilidades con que el
comprador incumplidor abandonara lo entregado o en caso contrario el
vendedor devolviera el doble de lo recibido, como arras. Tanto una como otra
parte podían, según los principios ordenadores del sistema contractual vigentes,
pretender de la contraparte el cumplimiento integral de sus obligaciones.

LAS ARRAS EN EL DERECHO ROMANO CLÁSICO


El primer jurista romano que se refiere a las arras fue Gayo. Con base
fundamentalmente en dos fragmentos atribuidos a este jurista (uno en un
pasaje de las Instituciones y otro en un fragmento comentado del «ad edictum
provinciale» del Digesto), y en otras fuentes de la época atribuidas a los
jurisconsultos Ulpiano y Scaevola, se ha llevado a cabo la tarea de
reconstrucción del régimen jurídico del instituto que me ocupa, descartándose,
por carecer del carácter de fuentes válidas para el conocimiento del Derecho
Romano, la utilización de las comedias latinas de la época, en las que se hacen
continuas referencias a esta figura, especialmente en algunas obras de Plauto y
Terencio (alusiones faltas de significación y trascendencia en el ámbito jurídico,
según consideraciones de los más autorizados especialistas, que reconocen en
estas comedias traducciones más o menos literales de los originales griegos.
Jurídicamente la entrega de las arras se configuraba como un «pactum
adiectum», de naturaleza real, es decir, un pacto que se agregaba inicialmente
al contrato de compraventa y que estaba sancionado por la misma ley del
contrato, cuya finalidad era dotar al contrato de un signo de prueba ostensible
de su perfección al mismo tiempo que asegurar indirectamente su ejecución.
El papel probatorio de las arras determinaba, como consecuencia de su
propio carácter, que, ejecutado el contrato, el vendedor restituyese al
comprador lo recibido en tal concepto; ahora bien como en la práctica ocurría
muchas veces que la prestación arral consistía en una suma de dinero, ello
llevaba consigo que se computaran al precio, de tal modo que el comprador, en
el momento de ejecutar su prestación, deducía de la misma cuanto hubiese
entregado como arras, compensando su crédito de restitución con su débito
contractual. Al respecto entiende MASSEI que la aplicación que en la práctica se
daba a la pequeña suma de dinero que se había entregado como arras, era
consecuencia de su acomodamiento práctico, pero que en ningún caso
atenuaba el principio de que las arras debían ser restituidas como consecuencia
de su naturaleza exclusivamente probatoria o confirmatoria.

LAS ARRAS EN EL DERECHO JUSTINIANEO

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El estudio de las arras en esta fase de desarrollo del Derecho Romano se


centra en el conocimiento e interpretación de la discutida innovación
justinianea. Se opera en esta institución, en este momento histórico, una
profunda transformación, que es el origen de los más duros enfrentamientos en
la doctrina y cuya proyección actual es manifiesta, en tanto en cuanto ha dado
lugar a que ordenamientos jurídicos de parecida órbita cultural acojan para la
regulación de las arras unos principios jurídicos u otros, dependiendo de la
fórmula interpretativa que se acepte.
De lo dicho se desprende que un correcto entendimiento y exposición de
las más representativas corrientes interpretativas de la citada transformación
constituya una exigencia cuyo logro facilitará y aportará los elementos y bases
necesarias para abordar en una fase siguiente de este trabajo el análisis de la
institución en su marco actual.
Se habla ahora de innovación respecto del Derecho Romano clásico en
los principios que rigen la cuestión arral, lo cual puede representarse bajo una
fórmula simplificada, en una sencilla formulación. Justiniano consagra
definitivamente, con un esquema que se repite en los ordenamientos jurídicos
actuales, una nueva función arral, de la que no obstante ya se vislumbraron
algunas muestras en ciertos estatutos jurídicos locales griegos y que en el
momento histórico en que esta reforma se introduce es prácticamente común
en las provincias orientales del Imperio: me estoy refiriendo a la función
penitencial de las arras, según terminología acuñada por la doctrina jurídica
posterior de los glosadores y pos glosadores.

ORÍGENES DE LA FUNCIÓN PENITENCIAL DE LAS ARRAS


La determinación de los orígenes de esta función, llamada penitencial en la
terminología acuñada por los estudiosos medievales y la dogmática actual, y que el
célebre Emperador consagra como aportación innovadora en su Compilación,
constituye otro de los muchos problemas sobre los que se debate la doctrina.
De un lado, el planteamiento que podría calificarse de minoritario, por el
reducido número de seguidores que aglutina, ve en la evolución sufrida en la práctica
de la «lex comisoria» del Derecho Romano clásico, la explicación de este nuevo papel
atribuido a las arras en la Compilación justinianea.
De otro lado, la doctrina mayoritaria explica la innovación justinianea como una
recepción en el Derecho Romano de la praxis jurídica arral vigente en las provincias
orientales del Imperio Romano. Los arts. 1589 y 1590 del Código napoleónico, únicos
que se ocupan dentro del Código de la materia, han sido minuciosamente interpretados
por la doctrina francesa utilizando en esta tarea las argumentaciones que acabo de
relacionar como contenido de las tesis conservadora c innovadora.

HISTORIA DE LAS ARRAS


Lejos queda ya el sentido original de esta costumbre oriental, que consistía en la
entrega de una cantidad, fuera una suma de dinero o en especie, que se adelantaba
como garantía del cumplimiento de una obligación, en este caso del compromiso de
unión matrimonial. Por lo tanto, si no se cumplía dicha obligación, se perdía el dinero,
concepto que hoy conoceríamos como una “señal”. Esta tradición fue asumida por
el Imperio Romano, como “arras esponsalicias”. Así, los futuros cónyuges entregaban
bienes o dinero a la familia del otro, como garantía de que cumplirían su promesa de
matrimonio. De hecho, no sólo podían llegar a perderlo si no también tener que pagar
la misma cantidad si había un incumplimiento por su parte, a modo de indemnización.
Estos esponsales dejaban de tener vigencia en el caso muerte de una de las partes, por
mutuo acuerdo, o porque una de las partes perdiese el ius connubium, que era la
aptitud civil para contraer matrimonio (iustae nuptiae) y/o para permanecer en la
unión.

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Fue el Derecho Germánico-Visigodo establecido en España el que introdujo esta


tradición con el apoyo de la Iglesia, regulando esta práctica cada vez más asumida. De
hecho, durante la Edad Media para algunos clérigos, unas de las diferenciaba entre
matrimonio (donatio propter nuptias) y concubinato se establecía a través de esta
dotación.
La cantidad podía variar en función de las rentas y propiedades del novio, y se
establecía entre un 10% y un 50%, según lo que se establecieran las normas del lugar,
así como de regalos que la novia también pudiera entregar. Ya como mujer podía
disponer de estas arras, y sus rentas, hasta que tuviera hijos, que tenían el derecho a
3/4 cuartas partes de ellas. Si enviudaba podía vivir de las rentas hasta volver a
casarse.

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CAPITULO II: NATURALEZA JURIDICA

LAS ARRAS.
Las arras son un contrato privado entre comprador y vendedor, por el cual las
partes se reservan la compraventa de un inmueble a cambio de entregar una cantidad
de dinero, que es lo que se conoce como “arras”. Pese a la importancia jurídica que
puede tener este paso previo ante futuras contingencias de la operación de
compraventa, el contrato de arras como tal no viene regulado en el Código Civil, pero si
hace mención a esta figura en el artículo 1545. Dicho artículo establece lo siguiente:

“Si hubiesen mediado arras o señal en el contrato de compra y venta, podrá


rescindirse el contrato allanándose el comprador a perderlas, o el vendedor a
devolverlas duplicadas”.

De la redacción de este precepto puede vislumbrarse la finalidad que el mismo


esconde, que no es más que establecer un medio para asegurar la formalización de la
operación, esto es, que se firme la compraventa.
El riesgo que tiene no firmar un contrato de arras desde la posición del
comprador, es promesa de compra decaiga, pues no es más que un acuerdo verbal, y
situándose en la posición del vendedor, que finalmente no se venda el inmueble. Se
puede observar que la firma de este acuerdo previo beneficia a ambas partes, pero
fundamentalmente al comprador, pues siempre existe un riesgo elevado de obtener
una oferta mejor de la realizada por el interesado. Firmando este contrato, ese riesgo
se disuelve, pues la no culminación de la operación, da derecho al comprador a exigir
las arras entregadas por duplicado, como penalización por dicho incumplimiento.

Dentro del concepto de las arras, éstas pueden ser de tres tipos:
Confirmatorias: este tipo de arras solo prueban la existencia de un contrato, pero no
facultan a las partes para resolverlo. “En caso de incumplimiento, se imputan al precio,
teniendo así la consideración de mero anticipo o pago anticipado”. Las sumas
entregadas sin especificar en qué concreto concepto, se entienden como
confirmatorias. En caso de que se incumpla el contrato de arras confirmatorias, se
tienen dos opciones: o exigir el cumplimiento forzoso de la obligación, o bien resolver
el contrato con la correspondiente indemnización por daños y perjuicios, pero sin poder
considerarse a dichas arras como el resarcimiento en dicho concepto. Arras penales:
funcionan como “un sistema apriorístico de la liquidación de los posibles daños y
perjuicios derivados de un incumplimiento en el contrato de compraventa, que no
impide reclamar el incumplimiento forzoso de la obligación de pago del precio o de
entrega de la cosa”, actuando de forma similar a la operativa establecida en el artículo
1.454, siendo el Juez competente quien determine el importe a pagar. Las arras
penales en definitiva lo que hacen es establecer una cuantía a pagar como clausula
penal en caso de incumplimiento, con independencia de que se pueda reclamar
judicialmente el cumplimiento del mismo. Arras penitenciales: dentro de los tipos de
arras es en el que mejor encuadra el artículo 1.454 del Código Civil. Pueden ser
consideradas como “el medio lícito para el desistimiento contractual. Son el caso de
lícito abandono de los compromisos adquiridos, de manera unilateral y mediante el
pago de una multa”.

De las distintas tipologías expuestas, las que se usan con más frecuencia son las
arras penitenciales. La razón probablemente radique en la redacción disuasoria del
artículo 1.454 del Código Civil, pues ante el incumplimiento del comprador, éste pierde
todas las cantidades entregadas en concepto de arras y en caso de incumplimiento del
vendedor, éste último debe devolverlas duplicadas.

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La siguiente cuestión sería, ¿qué es lo que debe aparecer o constar en un


contrato de arras? Debe de figurar al menos lo siguiente:
Identificación de las partes intervinientes (comprador y vendedor). Si por
ejemplo es un matrimonio quien figura como parte compradora en el contrato, debe
figurar si están casados en régimen de gananciales o de separación de bienes. En caso
de estar casados en régimen de gananciales, en principio, bastaría con la firma de uno
de los dos cónyuges, aunque debe hacer constar que lo hace en representación de
ambos. En caso de estar casado en régimen de separación de bienes, será preciso que
ambos cónyuges firmen el mismo.
Identificación del inmueble a transmitir. Para ello lo mejor es solicitar una nota simple
al registro, pues en el mismo va a figurar toda la información relativa al inmueble
necesaria para identificar sin lugar a dudas el bien o bienes que se van a transmitir.
Debe identificarse de forma exacta la vivienda (ubicación, propiedad). Puede darse la
circunstancia de que el inmueble se encuentre arrendado o sobre el mismo pese
alguna carga (por ejemplo una hipoteca), por lo que deben quedar perfectamente
identificadas estas cargas.
Condición económica: establecer cuál es el precio global de la compraventa.
Importe de las arras: identificación de la cantidad concreta que se entrega en ese
concepto, que es a cuenta de la compraventa y que se descontará del precio final de la
compraventa. Normalmente puede establecerse como arras un 10% del importe total
de la compraventa, pero al ser un contrato privado entre las partes, puede
establecerse la cantidad que se convenga entre las mismas. Lugar y plazo para
formalizar la compraventa desde la fecha de la firma del contrato de arras.
Generalmente suele darse un plazo a las partes de dos meses. De esa forma, si existen
cargas que cancelar, se puede encargar el vendedor de gestionarlas y así poder
transmitir el inmueble libre de cargas.

LAS DIFERENCIAS CLASIFICATORIAS DE ARRAS


Frente a la escueta regulación del artículo 1.454 del Código Civil, fueron
reconocidos por la doctrina tanto científica como jurisprudencial al amparo de la
libertad contractual consagrada en el artículo 1255 del mismo texto legal, de forma
que las dudas que puedan surgir en cuanto a cuál de ellas es la recogida en cada caso
concreto han de resolverse utilizando las normas de interpretación de los contratos, en
orden a lo que quisieron las partes fuese el alcance y eficacia de dichas arras, siendo
jurisprudencia reiterada que no cabe entender que el empleo de la palabra "señal"
exprese necesariamente la facultad de separarse del contrato, pudiendo ser estimada,
sin error, como anticipo del precio, y que el contenido del artículo 1.454 del Código
Civil no tiene carácter imperativo, sino que, por su condición penitencial, para que
tenga aplicación es preciso que por una voluntad de las partes, claramente constatada,
se establezcan tales arras, expresando de manera clara y evidente la intención de los
contratantes de desligarse de la convención por dicho medio resolutorio, ya que, en
otro caso, cualquier entrega o abono habrá de valorarse y conceptuarse como parte del
precio y pago anticipado del mismo o como pena convencional, teniendo tal precepto
legal un carácter excepcional, que exige una interpretación restrictiva de las cláusulas
contractuales de la que resulte la voluntad indubitada de las partes en el sentido de
que se trata de arras penitenciales, y que, en otro caso, la suma recibida sirve
precisamente para confirmar el contrato celebrado.

Las dudas que puedan surgir en cuanto a cuál de la clase de arras es la recogida
en cada caso concreto, han de resolverse utilizando las normas de interpretación de los
contratos en orden a lo que quisieron fuese el alcance y eficacia de dichas arras.
La interpretación del artículo 1454, en razón a su excepcional y exigente
interpretación restrictiva del clausulado contractual, viene a sentar que no se trata de
derecho necesario, más aún cuando el cliente es un consumidor en sentido estricto,
resultando plenamente aplicable la legislación de defensa de los consumidores y

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usuarios, representada -entre otras- por la Ley General para la Defensa de


Consumidores y Usuarios que en su artículo 10 exige concreción, claridad y sencillez en
la redacción de las cláusulas contractuales, imponiendo en el párrafo 2º que "en caso
de duda sobre el sentido de una cláusula prevalecerá la interpretación más favorable
para el consumidor".

CAPITULO III: ARRAS CONTRACTUALES

Arras: Prenda o señal que se da como seguridad del cumplimiento


de un acuerdo que posteriormente se plasma en un contrato.
Institución del Derecho Civil (C.C. Arts. 1477 al 1483), que puede
ser confirmatoria o de retracción. El incumplimiento de la
operación.
Diccionario Poder Judicial del Perú.

CONCEPTO
Al celebrarse un contrato, las partes pueden acordar la entrega de una señal,
que puede ser un bien o dinero, para evidenciar la voluntad de haberse concluido un
contrato. A esta señal o caparras se le conoce como arras.
Lo más conocido y usual, es cuando se da el acto de venta de un bien inmueble,
en el cual se firmará el contrato-arras al momento de entrega del importe inicial
acordado, mientras se cumple con los diferentes requerimientos, revisiones etc., que
finalizarán al momento de realizar la respectiva elevación a Escritura Pública, éste
documento privado (arras) enfoca también la parte indemnizatoria en los casos de
incumplimiento por ambas partes intervinientes.
Acerca del origen de las ARRAS es pertinente citar a DE LA PUENTE Y LAVALLE,
quien señala lo siguiente: “…se dice que el origen de las arras debe buscarse en las
costumbres de los comerciantes púnicos, encontrándose también en la venta griega,
de donde pasó a Roma. Otro autor, FREUND indica que las arras tiene un origen
semítico, aunque coincide que la institución llegó a Roma a través de Grecia. En el
Derecho Romano clásico y en el Bajo Imperio Ia entrega de objetos o de dinero, al
momento de celebrarse un contrato consensual se consideró solo como medio de
prueba de que el contrato había quedado perfeccionado, teniendo así el carácter de
arras confirmatorias, pero a partir de una constitución de Justiniano del año 528 se ha
creído un reconocimiento de la facultad de retractación con la pérdida de las arras o
con su restitución “in duplum”, con lo cual surge el concepto de las arras
penitenciales”.
De acuerdo a lo señalado por CABANELLAS, las arras son definidas como “Lo
que se da en prenda o seguridad del cumplimiento de un contrato”.
Las arras constituyen una señal entregada por una de las partes contratantes a
la otra para que quede cierta “seguridad” que se celebrará posteriormente un acuerdo
de transferencia, ya sea de bienes muebles o de inmuebles, es una especie de prueba
de buena fe que la otra parte contratante percibe como seguridad en la celebración de
un determinado acuerdo.

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En la doctrina apreciamos que BORDA manifiesta que “…la seña representa un


doble papel: por una parte, es una garantía de la seriedad del acto y tiene el carácter
de un adelanto del pago del precio; por otra, importa acordad a los contratantes el
derecho de arrepentirse, perdiendo la seña el que la ha entregado y devolviéndola
doblada el que la ha recibido. Empero hay un inconveniente en que las partes
atribuyan a la seña tan solo el carácter de garantía del acto, negando la posibilidad de
arrepentimiento”.
Conforme a la revisión de la doctrina nacional observamos que ALDEA señala lo
siguiente “En términos generales, arra significa lo que se da en “señal”,
“manifestación”, “garantía” o “prueba”, usualmente una cantidad de dinero u otro bien
(mueble o inmueble), que una de las partes entrega a la otra como testimonio del
acuerdo contractual. Con el devenir del tiempo las arras pasaron a convertirse en
institución de aseguramiento de derechos, al ser considerado como aquello que se da
en prenda o garantía de un contrato.”.

CLASES
ARRAS CONFIRMATORIAS
Vienen a ser la reiteración material de que las partes han concluido un contrato
y en muchos casos representa un adelanto de la prestación, cuya ejecución aún no se
ha materializado.
Para ponerlo en términos sencillos, las arras confirmatorias funcionan como un
adelanto del precio o retribución pactada en un contrato. Así, por ejemplo, si se celebra
un contrato de compraventa, el comprador puede entregar un monto en calidad de
arras confirmatorias y que será recibido por el vendedor. Este monto, en la medida que
se cumpla el contrato, será aplicado al pago del precio. Pero, si el comprador incumple
con sus obligaciones, por ejemplo, con el pago del saldo del precio, el vendedor podrá
resolver el contrato y quedarse con el monto entregado en calidad de arras, en cuyo
caso dejarán de tener la calidad de un adelanto del precio y constituirán una
indemnización por el perjuicio causado.
Pero, podría ocurrir también que sea el vendedor, que ha recibido las arras, quien
incumpla el contrato, en cuyo caso el comprador podrá exigir la entrega del doble del
monto de las arras. Debe tenerse en cuenta que la parte perjudicada con el
incumplimiento puede optar también por ejercer su pretensión de resolver el contrato y
solicitar una indemnización distinta a las arras, pues puede considerar que el daño
sufrido es mayor al monto entregado en calidad de arras.
De conformidad con lo establecido en el Art. 1477 del C. C., estas arras importan la
conclusión del contrato, y presentan los siguientes efectos:
1. Si se cumple el contrato, quien las recibió deberá devolverlas, o a su elección y
salvo pacto distinto, las imputará como adelanto de la prestación, si ello es
posible.
2. Si se incumple el contrato, por culpa de quien entregó las arras, éste las pierde.
Si quien no cumplió es la parte que las ha recibido, la otra parte puede dejar sin
efecto el contrato y exigir el doble de las arras.
Quien se perjudica por el incumplimiento del contrato, acepta la fórmula
establecida anteriormente o puede pedir alternativamente, la ejecución judicial del
contrato o la resolución del mismo, y en ambos casos el cobro de la indemnización por
daños y perjuicios.

ARRAS DE RETRACTACIÓN
Se utilizan únicamente en contratos preparatorios (compromiso de contratar en
el futuro y contrato de opción), facultándose a una de las partes o ambas, a retractarse
o arrepentirse de celebrar el contrato definitivo.
Lo que debe quedar en claro sobre este aspecto, es que las arras de
retractación solamente pueden ser pactadas en los contratos preparatorios, como los
compromisos de contratar o los contratos de opción, de los que ya hemos hablado. Y

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esto es así porque las arras de retractación cumplen una función distinta a las arras
confirmatorias. Las arras de retractación no son una seña de que se ha culminado la
celebración de un contrato, sino que confieren el derecho a retractarse de un contrato
preparatorio.
El efecto de estas arras es el siguiente:
1. Si se celebra el contrato definitivo, quien recibe las arras las devolverá de
inmediato o las imputará sobre su crédito, de ser posible (Art. 1483 del C.C).
2. Si se retracta la parte que entrega las arras, las pierde en beneficio de la otra
parte.
En cambio, si se retracta quien recibe las arras, debe devolverlas dobladas al tiempo
de ejercitar el derecho.

LA CLÁUSULA PENAL
Es el pacto o acuerdo de pago de una indemnización o penalidad para el caso
de que una de las partes incumpla con el contrato. El Art. 1343 del C.C. determina que
para exigir la cláusula penal no es necesario probar la existencia del daño causado ni
su cuantía, y como se trata de la pena convencional, importa la fijación anticipada del
perjuicio, no siendo necesario que el acreedor alegue y compruebe el daño causado
por el incumplimiento.
Esta cláusula tiene la naturaleza de ser una cláusula accesoria y puede ser
estipulada conjuntamente con la obligación principal (contrato de compraventa,
arrendamiento, permuta, suministro, comodato, donación, etc.) o por acto posterior,
pero en ningún caso después de producido el incumplimiento.

DIFERENCIAS ENTRE LAS ARRAS Y LA CLÁUSULA PENAL


Existen características muy similares que han llevado a ciertos autores a identificarlas,
como por ejemplo:
1. Ambas aseguran una indemnización convenida anticipadamente.
2. Ambas plantean una valorización convencional de los daños ulteriores causados
por incumplimiento del contrato.
3. Ambas suponen que la parte dispuesta a ejecutar su prestación se vea
indemnizada por la retractación o incumplimiento de la otra parte.
Sin embargo, a pesar de que presentan ciertas analogías, su importancia radica en
apreciar y distinguir sus diferencias, tales como:
1. Las arras se entregan a la firma del contrato, en cambio la cláusula penal
contiene una indemnización convenida anticipadamente, que se tiene que
cobrar judicialmente como consecuencia del incumplimiento contractual.
2. Las arras de retractación dan derecho a desistirse del contrato y no supone
incumplimiento. La cláusula penal por el contrario opera siempre en caso de
incumplimiento contractual.

UTILIDAD
La entrega de arras de retractación sólo es válida en los contratos preparatorios
y concede a las partes el derecho de retractarse de ellos, tal como lo establece el
artículo 1480º del Código Civil de 1984. Para que existan las arras de retractación es
necesario que exista un contrato preparatorio, el cual es un compromiso que asumen
las partes para celebrar en el futuro un contrato definitivo. Se debe señalar que el
plazo del compromiso de contratar no será mayor de un año y cualquier exceso se
reducirá a este límite.

Así, si lo que se busca es asegurar la transferencia de un inmueble se


entregarán las arras como una señal que el contrato definitivo se realizará. Al tratarse
de arras de retractación existe la posibilidad que la parte que las entregó se retracte de
la decisión de adquirir el inmueble por lo que se le penaliza perdiendo las arras a favor
de la persona que está vendiendo. Si por el contrario, es la parte que recibe las arras

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quien ya no desea transferir el inmueble tendrá como penalidad la devolución del doble
de las arras entregadas como señal.
En el caso de las arras de confirmación lo que se aprecia es que las partes tiene
la intención de formalizar un acuerdo de transferencia de bienes inmuebles y por ello
se entregan las arras, de este modo el vendedor asume que existe un compromiso
mayor que si se tratara de las arras de retractación. Este tipo de contrato permite
asegurar la adquisición del inmueble.

Capitulo IV: ANALISIS JURIDICO


Mencionamos que tiene respaldo legal, porque éste hecho de entrega, se
encuentra incluido dentro de la redacción del Código Civil Peruano, que establece la
reglamentación de las relaciones civiles entre las personas físicas y las jurídicas y que
para el presente tema, divide y describe de la siguiente forma:

Arras confirmatorias.- Entrega y devolución de las arras.


Art.1477.- “La entrega de arras confirmatorias importa la conclusión del
contrato. En caso de incumplimiento, quien recibió las arras las devolverá ó las
imputará sobre su crédito, según la naturaleza de la prestación”

La primera oración de la redacción del artículo 1477 estipula un primer efecto a


las arras confirmatorias: establece de modo incontestable la conclusión del contrato
principal. Al respecto, debe tenerse presente que nuestro Código Civil, a diferencia de
otras legislaciones, no vincula las arras a un contrato específico (por ejemplo, la
compraventa) sino que deja abierta la posibilidad para que las partes en el ejercicio de
su autonomía privada puedan pactar válidamente este tipo de acuerdo en cualquier

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clase de relación jurídica contractual (típica o atípica), pues no se hace distinción al


respecto.
El segundo párrafo del artículo 1477 del Código Civil establece los efectos en
caso de cumplimiento del contrato principal. Así tenemos que quien recibió las arras
tiene la obligación de devolverlas a la parte que las entregó; o imputarlas sobre su
crédito, según la naturaleza de la prestación. En efecto, en cuanto a la imputación de
las arras sobre el crédito de quien las recibió, habrá que tomar en consideración la
naturaleza de la misma, ya que no siempre podrá aplicarse lo que fue entregado en
arras como pago a cuenta o anticipo; sobre todo, cuando la prestación debida recae
sobre un objeto distinto al que es materia de arras, por ejemplo un servicio o una
abstención.
De lo expuesto se colige que las arras pueden estar constituidas por bienes de
distinta índole, así como las prestaciones pueden ser de distinta naturaleza, ya sea de
hacer, no hacer o de dar. Por lo mismo, en caso de cumplimiento, no siempre se puede
imputar el valor de las arras sobre el crédito. Con relación a los bienes que pueden ser
objeto de arras cabe precisar que el Código no hace referencia y menos aún restringe
el tipo de bien que puede ser entregado. Recordemos que nuestro Código Civil
reconoce dos clases de bienes: muebles e inmuebles. Ante el silencio legal sobre el
tema damos por entendido que cualquier tipo de bien, sea mueble o inmueble, puede
ser entregado en arras, aunque lo más común sea la entrega de sumas de dinero. Sin
embargo, esta libertad crea una serie de problemas para el cumplimiento de los
efectos de las arras. ¿Acaso es posible entregar una concesión minera en calidad de
arras?, ¿letras de cambio?, ¿derechos de autor? Esto teniendo en cuenta lo discutible
que es definir la condición jurídica de los bienes entregados, el destino de los frutos, la
asunción de los riesgos, el régimen para la restitución en caso de cumplimiento, etc.
Por otro lado, al no haber una referencia clara sobre la posibilidad de entregar bienes
ajenos en arras, nos remitimos al artículo 1409 del Código Civil que permite la
contratación sobre bienes ajenos, embargados, en garantía o sujetos a litigio.
Obviamente, en este tipo de contratos, la otra parte debe conocer el carácter ajeno del
bien, pues de lo contrario se estaría cometiendo un ilícito penal (artículo 197 del
Código Penal), deviniendo en lo civil en la nulidad del acto jurídico (artículo 219 inciso
8).
Por ello creemos posibles las arras sobre bienes ajenos, gravados o litigiosos,
siempre y cuando la parte que recibe las arras sepa de la ajenidad del bien, y se pueda
realizar de manera efectiva la entrega del mismo. La doctrina es casi unánime en
considerar posible la entrega de arras a un tercero (designado por el acreedor), así
como la entrega de la señal por parte de un tercero (a solicitud del deudor). En el
primer caso, sería discutible la calificación jurídica del poseedor del bien entregado,
dependiendo dicho calificativo de la naturaleza del bien y de la condición jurídica en
que se reciba, pudiendo las partes acordar el carácter y efectos del compromiso, por
ejemplo, que lo recibe a título de depósito. No existe gran debate en cuanto a la
entrega de un bien en arras por parte de un tercero, pues constituiría una estipulación
a favor de tercero, supuesto completamente lícito en nuestro ordenamiento civil.
Tampoco existen impedimentos para que ambas partes reciban y entreguen de manera
simultánea señales, aunque dudamos del sentido práctico de la reciprocidad. Para
nuestra legislación la entrega de arras confirmatorias puede darse en dos momentos:
al celebrarse el contrato o posterior a la celebración del mismo. En el primer supuesto,
al entregarse la señal se estaría dando por concluido el contrato, siendo el bien prueba
de su celebración. La entrega también puede" ser dada con posterioridad a la
celebración del contrato, constituyendo una prueba de la conclusión del acto. El
artículo 1477 no determina bajo qué título se entregan las arras confirmatorias. Si es a
título de propiedad, posesión, depósito, etc. El Código prusiano establece de manera
expresa que "las cosas dadas en arras pasan en propiedad inmediatamente y en todos
casos al que las recibe".

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No carece de sentido esta salida por cuanto la propiedad conlleva derechos que
facilitan la finalidad de las arras confirmatorias. Sin embargo, al ser la entrega base de
las arras, la transmisión de la propiedad del bien entregado en seña puede variar
dependiendo de su condición de mueble o inmueble. En caso sea un bien mueble, con
la simple tradición se efectúa la transferencia de propiedad, salvo disposición legal
diferente (artículo 947). En bienes inmuebles, la obligación de enajenar (pacto de
arras) conlleva la transferencia de la propiedad salvo disposición legal diferente o pacto
en contrario (artículo 949), por lo que las partes de común acuerdo podrían pactar una
forma de transmisión diferente. En cuanto a la falta de calificación de las arras por las
partes, el Código Civil no se pronuncia al respecto, como sí lo hacía el Código de 1936
(1348), al reputar como arras confirmatorias, a las que eran entregadas sin indicación
de su condición (confirmatorias o de retractación).
Al respecto, coincidiendo con la posición adoptada por la jurisprudencia
española, la simple entrega de una cosa a título de arras sin precisar su condición, en
el marco de la celebración de un contrato, no determina de manera automática la
aplicación del artículo 1477, pues es necesario que conste de manera indubitable que
la entrega se hace por concepto de arras confirmatorias o de retractación; en su
defecto, como expresa De la Puente y Lavalle, coincidiendo con la jurisprudencia y
doctrina españolas, si por su naturaleza es susceptible de aplicación a la ejecución del
contrato, constituye una entrega a cuenta de la prestación debida. Si ello no es posible,
las llamadas "arras" no cumplen función alguna y deben ser devueltas a quien las
entregó. En este caso no cabe la posibilidad tampoco de considerarlas como una
prenda irregular, ya que para la constitución de la prenda también se requiere que en
el contrato respectivo se especifique la voluntad de las partes en el sentido de que la
entrega se efectúa para garantizar la obligación principal.
Sobre éstos dos artículos en cuanto a arras confirmatorias, entendemos que
están dirigidas a reforzar la existencia de un contrato y garantizar su cumplimiento,
afianzando la intención de formalizar un acuerdo. También dispone sanciones y las
indemnizaciones correspondientes para ambas partes.

Art.1478.- “Si la parte que hubiera entregado el arras no cumple la obligación


por causa imputable a ella, la otra parte puede dejar sin efecto el contrato,
conservando el arras. Si quien no cumplió es la parte que la ha recibido, la otra
parte puede dejar sin efecto el contrato y exigir el doble de las arras”

Como ya quedó dicho, las arras penales son consecuencia del incumplimiento
del contrato principal constituido con arras confirmatorias. Por ello, no podemos decir
que tengan una naturaleza jurídica distinta a la de las arras confirmatorias. Ello no
significa que no reconozcamos como característica propia el hecho de que las arras
penales cumplen un rol de determinar convencional y anticipadamente los daños
reclamables en caso de incumplimiento del contrato principal. A lo largo del artículo
1478 se regulan totalmente los efectos de las arras confirmatorias en caso de
incumplimiento imputable de una de las partes. Por sus efectos, en caso de
incumplimiento, las arras confirmatorias toman carácter penal diferenciándose según la
parte que incumpla. Si la parte que hubiese entregado las arras incumple su obligación
por causa imputable a ella, la otra parte puede dejar sin efecto el contrato conservando
las arras entregadas. Si la parte que recibió las arras fuera la que no cumplió por causa
imputable, la otra parte puede dejar sin efecto el contrato y exigir la devolución del
doble de las arras entregadas.
En ambos casos la parte que cumplió el contrato puede "dejar sin efecto el
contrato", no aclarando si la falta de efecto se realiza por resolución o rescisión de
contrato, pues ambas figuras dejan sin efecto un contrato. Por ser el incumplimiento
una causal sobreviniente a la celebración del contrato principal, creemos que el artículo

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versa sobre la resolución (artículo 1371). Por causa imputable debemos entender la
inejecución dolosa o culposa de la obligación (artículo 1321).
De modo que si el incumplimiento se produce por causa extraña a la voluntad
de los contratantes (caso fortuito o fuerza mayor), tan solo procede la restitución de las
arras a quien las entregó, a fin de evitar el enriquecimiento indebido de la contraparte.
Igual criterio se sigue si el contrato no puede ejecutarse por imposibilidad
sobreviniente de la prestación no imputable a las partes (artículos 1138.5, 1156 Y
1160). También opera la restitución en caso de nulidad del contrato o su resolución por
excesiva onerosidad de la prestación. El segundo efecto de las arras penales es el
derecho de la parte fiel del contrato de conservar las arras, si es que las ha recibido, o
exigir el doble de las arras, si las ha entregado.
De esta manera se estarían terminando definitivamente las relaciones entre las
partes, no procediendo la demanda por daños y perjuicios a que se refiere el artículo
1321 y que por el artículo 1479 es posible en las arras. Por su naturaleza, las arras
penales son propias de contratos bilaterales. Y es que la razón importante de la
existencia de las arras es la posibilidad de incumplimiento de ambas partes del cual
buscan protegerse, no siendo posible en los contratos de prestación unilateral, por
cuanto solo una de las partes puede incumplir su obligación, no existiendo la
posibilidad de que las arras cumplan su finalidad contra la parte no obligada,
característica principal de esta institución jurídica.
Existe la posibilidad de que ambas partes incumplan sus respectivas
obligaciones (incumplimiento recíproco), lo cual no está previsto en el Código Civil.
Solución a este problema, y creemos que de manera acertada, la ha dado la
jurisprudencia peruana, la cual mediante Casación N° 1144-98 ha establecido que en
caso ambas partes incumplan con sus obligaciones se deja sin efecto el contrato y
corresponda a la parte que recibió las arras, devolverlas.

Artículo 1479.- “Si la parte que no ha incumplido la obligación prefiere


demandar la ejecución o la resolución del contrato, la indemnización de daños y
perjuicios se regula por las normas generales el artículo 1479 se regula la
indemnización de daños y perjuicios en caso de incumplimiento”

La hipótesis que regula el artículo 1479 del Código Civil en realidad se


encuentra fuera de la disciplina de las arras confirmatorias y de las arras en general,
formando parte de la materia de la resolución de los contratos. Como se ha expresado
en el comentario al artículo anterior, los efectos principales de las arras penales se
encuentran representados por la resolución del contrato seguida de la facultad del
contratante fiel de conservar las arras, si es que las ha recibido, o exigir el doble, si las
ha entregado.
Sobre el particular, Miccio, comentando el artículo 1385 del Código Civil italiano,
refiere que la función concreta de las arras confirmatorias toma cuerpo, "cuando unade
las partes sea incumplidora, porque entonces, como reza el segundo párrafo del mismo
artículo, la seña puede convertirse en la protagonista de la fase patológica de la
relación porque, sea si retenida por el cumplidor que la ha recibido, sea si restituida in
duplum al cumplidor que la ha dado, sea como fuere ella está destinada a sustituir la
norma general sobre la ejecución o la resolución del contrato, y en ambos casos a
resolver el resarcimiento de los daños.
La elección respecto a la aplicación del artículo 1385 en sustitución de la norma
general sobre incumplimiento compete en todo caso a la parte cumplidora sea ella
quien ha dado o recibido la seña, porque debe excluirse que la seña resguarda el
crédito de una de las partes y porque es pacífico que ella es accesoria de los contratos
correspectivos". En tal sentido, entendemos, siguiendo a De la Puente y Lavalle, que
quedan definitivamente terminadas las relaciones entre las partes, no procediendo la
invocación del artículo 1321 del Código Civil.

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Sin embargo, si dichos efectos no se producen, la indemnización de daños y


perjuicios pasa a estar regulada íntegramente por las normas generales contenidas en
el Título IX de la Sección Segunda del Libro de las Obligaciones, así como por las
disposiciones correspondientes (artículos 1428, 1429) del Título VI de la Sección
Primera del Libro de las Fuentes de las Obligaciones, del Código Civil. Siendo estas
precisamente las normas a las que se refieren la hipótesis recogida en el artículo 1479
del acotado cuerpo normativo.
Art.1480.- “La entrega de las arras de retracción solo es válida en los contratos
preparatorios, y concede a las partes el derecho de retractarse de ellos”.

Nuestro ordenamiento jurídico civil no entra a tallar en las clases o tipos de bienes
sobre los que puede recaer un pacto arral, sin embargo, las normas dispensadas a las
arras de retractacíón nos advierten importantes características que estos bienes deben
tener, así nos señala que estos deben ser objeto de "entrega", que las arras entregadas
son pasibles de "pérdida" en provecho del otro contratante, que pueden ser "devueltas
dobladas" o "imputables al crédito", según su naturaleza.

1. Dinero y títulos valores.- El dinero suele ser el bien más común para ser
entregado en calidad de arras de retractación (e incluso confirmatorias). Su
entrega no solo puede ser en efectivo, sino también mediante un título que lo
represente (cheque, por ejemplo). En este sentido, nada obsta para que las
partes contratantes acuerden entregar o recibir títulos valores en calidad de
arras de retractación, mediante el endoso de los mismos. Este tipo de bien tiene
una ventaja evidente, como es su fácil cuantificación. Si quien se arrepiente de
perfeccionar el contrato definitivo es quien recibió las arras, las deberá devolver
dobladas en su monto, en este sentido si se entregó 100 deberá devolverse
200, no existe mayor complejidad en esta operación; asimismo, permite imputar
su monto fácilmente al crédito, sin mayor controversia.
2. Muebles.- Los bienes muebles, en principio, no representan mayor
inconveniente para ser entregados a título de señales de retractación, pues
como sabemos la entrega se consuma con la tradición. Pero, cuando la norma
sanciona con la devolución del doble, es donde empieza a cuestionarse su
validez, dado que si se entrega un vehículo en arras de retractación, ¿deberá
devolver dos vehículos quien los recibió y quien se desiste de firmar el contrato
definitivo? Cómo poder cuantificar el doble de un bien mueble, pues como
sabemos las valorizaciones de bienes suelen ser fuente de innumerables
controversias. En realidad no existe impedimento legal para que las partes se
obliguen a entregar bienes muebles como arras de retractación, por ello la
doctrina predominante apunta a indicar que en caso de tener que devolver el
duplo de las cosas muebles, el obligado deberá restituir el bien más un monto
en dinero igual a su valor.
3. Inmuebles.- Igual que el criterio predominante para el caso de los bienes
muebles, la sanción de devolver el doble de lo entregado se materializa
reintegrando el inmueble más un monto igual a su valor. En términos generales
no habría inconveniente en entregar en arras de retractación bienes inmuebles,
siempre que se proceda a su entrega física como jurídica, siendo en este último
caso que la entrega se materializaría mediante inscripción registral!. Ahora bien,
teóricamente no debería haber objeciones, desde el punto de vista registral,
para la inscripción de este tipo de actos jurídicos modales.
4. Intangibles, derechos y créditos.- Los bienes intangibles y los derechos, podrían
ser dados en arras de retractación en la medida que puedan ser entregados
jurídicamente de manera válida y eficaz. Una marca comercial o un derecho de
concesión, podrían ser consignados en señal de retractación, en la medida que
su entrega jurídica o sin desplazamiento se produzca vía inscripción en los
registros correspondientes. Sobre los intangibles o derechos que no merezcan

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inscripción registral, no pueden ser objeto de arras de retractación, como sería


el caso del know how o algún derecho de suministro exclusivo, entre otros
ejemplos.

Los créditos por sí mismos, están excluidos de ser arras penitenciales, pues en su
mayoría consisten en acreencias que se reportan en contratos o actos
extracontractuales, resultando abiertamente imposible efectuar una entrega a la
contraparte, pues por consistir en obligaciones puras, estas en la práctica pueden ser
prometidas a varios beneficiarios a la vez. Lo cual nos lleva a concluir, que en este
caso, resulta imposible retener o confiscar el crédito, menos afirmar que el cedente los
pierde efectivamente a favor del poseedor. Distinto sería el caso, que este crédito
conste en un instrumento cambiario, para lo cual nos remitimos a los criterios de los
títulos valores.

Suele pasar inadvertida la naturaleza jurídica de la entrega de las arras de


retractación o penitenciales, si bien nuestro ordenamiento civil alude que estas se
entregan, se pierden, se devuelven dobladas o se imputan como pago, no se precisa si
la entrega que hace una de las partes es en propiedad, depósito, garantía o en calidad
de algún otro título jurídico. Debemos advertir que en este caso nuestra posición no
está del todo definida, en principio porque a tenor de los artículos del Código Civil
existen disposiciones contradictorias.
Analizando de este instituto se puede apreciar que la parte que las recibe recién
hará suya la arra, cuando la parte que la entregó se arrepiente de la conclusión del
contrato definitivo y no al momento de la entrega, que resulta ser un acto anterior.
Podría considerarse que opera un depósito sobre los bienes, lo cual no guarda lógica
desde que entregar un bien a título de depósito no impide que el propietario pueda
disponer del mismo, celebrando una venta o un mutuo a favor de un tercero.
En este caso, la parte que entregó las arras de retractación no podría perder la
propiedad del bien, simplemente porque este ya no se encuentra dentro de su
patrimonio, sino dentro del patrimonio de un tercero, con lo cual es fácil advertir que el
depositario no cuenta con seguridad alguna, que es precisamente el verdadero objetivo
de las arras o señales.
En esta situación, podría apuntarse que el título por el cual se entregan las arras es
en garantía (prenda, anticresis o hipoteca), lo cual no sería del todo preciso, más aún,
cuando sabemos que nuestro Código Civil consagra la nulidad del pacto comisario, vale
decir, prohíbe que el acreedor se apropie del bien objeto de la garantía. Siendo así, la
única manera válida por la cual la parte que recibe las arras penitenciales confisque el
bien entregado, es que su transmisión se haya efectuado a título de propiedad, caso
contrario no se justificaría las situaciones en que se devuelven bienes distintos a los
recibidos, como cuando se entrega dinero o cosas fungibles.
Solo transmitiendo los bienes a título a propiedad es que podemos aplicar los
efectos de las arras de retractación. Así también lo ha entendido el Código Civil de
Prusia, el cual en su artículo 216 señala que: "las cosas dadas en arras pasan en
propiedad inmediatamente y en todos los casos al que las recibe". Sin embargo, no
puede afirmarse que exista una transmisión simple de propiedad, razón por la cual
estamos de acuerdo con aquello que esbozara Pothier sobre la entrega en propiedad
bajo condición, en el caso de las arras.

Se afirma que al estipularse un pacto arral de retractación dentro de un contrato


preparatorio, la parte que se arrepiente de celebrar el contrato definitivo no actúa de
manera contraria al contrato, sino que se ajusta a sus términos (por ello no se habla,
en propiedad, de incumplimiento sino simplemente de retractación o desistimiento).
El derecho de retractarse no es resolución del vínculo obligacional, pues esta solo
procede cuando ha mediado incumplimiento de la otra parte, situación imposible de
acontecer, dado que precisamente la otra parte se conduce de manera fiel al contrato,

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vale decir, no hay incumplimiento atribuible de su parte. Finalmente, si bien es expresa


la designación de las arras penitenciales (al ser una característica esencial de esta
institución), no lo es el ejercicio del derecho de retractación o desistimiento. El derecho
a retractarse puede ser manifestado de manera expresa o tácita, conforme a las reglas
generales del Acto Jurídico.

Art.1481.- “Si se retracta la parte que entrega el arras, las pierde en provecho
del otro contratante. Si se retracta quien recibe las arras, debe devolverlas
dobladas al tiempo de ejercitar el derecho”.

Como vemos, las señas penitenciales o arras de retractación son un válido


mecanismo extintivo de obligaciones contractuales, cuando una de las partes
manifiesta a la otra su voluntad de arrepentirse de cerrar o celebrar el contrato
definitivo. En este escenario, el bien dado a título de arras de retractación lo pierde
quien lo entrega y se retracta; o lo tiene que devolver doblado, cuando el que se
arrepiente es quien lo recibió al momento de celebrarse el contrato preparatorio. En
ambas situaciones se habrá provocado la extinción de la relación jurídica obligacional.
Este efecto extintivo, ha llevado a cuestionar si las arras de retractación refuerzan los
contratos o por el contrario promueven su ruptura.
Al respecto debemos precisar que las partes en libre ejercicio de su autonomía
privada pueden establecer las condiciones por las cuales pondrán fin a su relación
jurídica, de tal forma que en la institución que nos avoca, no podemos afirmar que
exista un debilitamiento del contrato, ya que en ningún momento los contratantes se
han apartado del mismo.
a) Si quien se retracta es aquel que dio las arras de retractación. Conforme al artículo
1481 del Código Civil, si el que se retracta es quien las entregó las pierde automática
mente. La parte que recibió el bien en señal se hará definitivamente de la propiedad
entregada, por ello las arras de retractación, bajo ciertas circunstancias, funcionan
como el precio pactado para desligarse de un contrato. En este primer supuesto, la
parte que recepcionó las arras penitenciales se apropia de las mismas, pero se
encuentra impedido de demandar acumulativamente el cumplimiento del contrato. Acá
hay un distingo muy importante con las arras confirmatorias, pues en estas últimas es
viable confiscar las señas y además demandar por la ejecución del contrato.
Imaginemos que una empresa denominada "Modelo S.A." celebra un contrato
de opción de compraventa de un vehículo con la empresa "Inversiones SAC.",
por el cual a la primera se le concede la opción para adquirir el mencionado
bien por el plazo de 4 meses. "Modelo SA" en cumplimiento expreso del
contrato preparatorio hace entrega de SI. 5,000 en calidad de arras de
retractación. Ocurre que a los dos meses de celebrado el contrato de opción,
"Modelo SA" comunica su voluntad de negarse a celebrar el contrato definitivo
de compraventa del vehículo. Ante esta negativa, es decir, ante el ejercicio del
derecho de retractarse corresponde la pérdida de las arras penitenciales
entregadas (SI. 5,000), ipso jure, en favor de "Inversiones S.A.C.", manteniendo
además la propiedad del vehículo.

b) Si quien se retracta es aquel que recibió las arras de retractación. Si la parte que
recibió las arras de retractación es quien decide arrepentirse de celebrar el contrato
definitivo, como sanción tendrá que devolver el doble de lo recibido. La sanción
establecida no solo consiste en reintegrar el bien recibido, sino además en suministrar
un monto igual como penitencia. Como hemos manifestado, la fórmula legal
consagrada por el artículo 1481 ("devolverlas dobladas"), está pensada mayormente
para los casos en que se consigna dinero (S/. 5,000) o bienes fungibles (30 Kg. de
arroz) en calidad de arras penitenciales, de tal forma que resulta correcto referirse a la
obligación de devolverlas dobladas (S/. 10,000 o 60 Kg. de arroz). Pero existen

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supuestos en los cuales es improbable entregar el doble de lo dejado en arras


penitenciales, como en el caso de haberse transmitido un inmueble de determinadas
dimensiones y ubicado en una zona comercial estratégica. Peor aún es el caso de
bienes únicos o en ejemplares exclusivos: resulta imposible entregar el doble de la
obra" a Estación de Saint Lazare" de Monet o de un manuscrito original de Cesar
Vallejo.
En casos como estos últimos, la doctrina se inclina por considerar que la parte
que se encuentra obligada a devolver el doble de lo recibido, simplemente deberá
entregar, en sustitución, el valor dinerario que dichos bienes representen. Siendo que
determinar la valorización de un bien, es un asunto bastante delicado y fuente de no
pocas controversias. Vemos, pues, que el contratante que no se aparta del contrato,
tiene el derecho a que se le devuelva el bien dejado en arras de retractación (más un
monto igual a su valor), en tal sentido puede ejercitar su derecho de reivindicación de
la propiedad. Siguiendo con el ejemplo antes descrito, "Inversiones SAC." al
arrepentirse de celebrar el contrato definitivo y al haber recibido los SI. 5,000 en arras
de retractación, se encuentra obligada a entregar el doble de dicho monto a "Modelo
SA", vale decir, deberá desembolsar SI. 10,000 por haber ejercido el derecho de
desistimiento. En este tipo de arras, es bastante infrecuente, en la práctica,
encontramos con casos en que se hayan devuelto las arras dobladas, pues lo ordinario
es el supuesto de pérdida por arrepentimiento de quien las entrega.

Habrá que ponerse en el escenario en donde todas las partes contratantes


desean ejercer su derecho de retractación en la misma oportunidad. En primer lugar,
tenemos que quien las recibe y se retracta queda obligada a devolver el doble
(segundo párrafo, artículo 1481), y en segundo lugar, el que las entrega está penado
con perder lo transmitido (primer párrafo, artículo 1481). Entonces, si compensamos
dichas prestaciones tenemos como resultado que quien las recibe, deberá restituir el
bien originalmente pactado, generando un efecto parecido así se hubiera celebrado un
mutuo disenso. Tenemos pues, que "Inversiones SAC.", por ejercer el derecho de
retractación, debe entregar a "Modelo SA" S/.1 0,000 (el doble de los SI. 5,000
entregado en arras), pero a su vez, "Modelo S.A." habría perdido los S/.5,000
originalmente entregados, por haber ejercido el mismo derecho. Como la sanción legal
es más gravosa para la parte contratante que las recibe (el doble de lo recibido), luego
de una compensación de las prestaciones resultará que "Modelo S.A." recobrará los SI.
5,000.

Art.1482.- “La parte que recibe las arras puede renunciar al derecho de
retracción”.

Como señalaba Max Arias Schreiber "se infiere (…) que las arras de retractación
favorecen a todos los contratantes, esto es, tanto a quien las entrega como a quien las
recibe. Empero, no existe impedimento para que este último renuncie al derecho de
retractación, en cuya hipótesis el único que podrá válidamente desligarse del contrato
es quien hizo entrega de las arras" (ARIAS SCHREIBER, p. 158). En términos generales
los derechos pueden ser materia de renuncia, expresa o tácita. Así que se puede
renunciar a los derechos ganados como consecuencia del arrepentimiento del otro
contratante (el doble de lo entregado), como también cabe la renuncia al derecho de
retractarse.
Sin embargo, llama la atención que el Código Civil regule únicamente la
renuncia del derecho a la retractación y no a otros derechos derivados de las arras
penitenciales o de arrepentimiento. No solo ello, sino que careciendo de amplitud, solo
consagra la renuncia al derecho de retractación para la parte que recibe las arras
penitenciales, obviando a la parte que las entrega.

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En ese sentido coincidimos con la autorizada opinión de De la Puente y LavaIIe,


cuando indica: "ahora bien, ¿por qué el Código nacional ha concedido la posibilidad de
renunciar solo a la parte que recibe las arras? Pienso que igualmente estaría justificado
que quien entrega las arras pueda renunciar a la retractación, desde que existen las
mismas razones, aunque convengo en que carece de motivación que quien entrega las
arras renuncie al beneficio de esa entrega, ya que estaría entregando algo a cambio de
nada" (DE LAPUENTE y LAVALLE, p. 388).
A lo mejor, la explicación del criterio restrictivo del artículo 1482 del Código Civil
radica en que nuestro ordenamiento trata de eliminar cualquier acto jurídico que quiera
encubrir, en la práctica, una prestación adelantada del contrato definitivo que aún no
se celebra. Pero ello solo se lograría cuando al celebrarse el contrato preparatorio o en
un pacto posterior, todas las partes intervinientes renuncian a ejercer su derecho de
retractación, haciendo inútil esta institución arral y no así cuando la renuncia
solamente involucra a una o algunas de las partes, sean estas quienes reciben las
señas de retractación o quienes las entregan.

Art.1483.- “Si se celebra el contrato definitivo, quien recibe las arras, las
devolverá de inmediato ó las imputará sobre su crédito, según la naturaleza de
su prestación”

Observamos entonces que las arras de retracción son aplicables a los pre-
contratos y de la posible decisión de retractarse ó retirarse de la futura adquisición, por
lo que también se establece las penalidades respectivas. Queda establecido que si se
concluye en forma correcta la operación de adquisición, éstas arras serán devueltas ó
se descontarán del importe mayor dándose por cancelado.
Por lo que hay que tener en cuenta que para estar protegidos por éstos
artículos, se debe tener mucho cuidado de anotar el que corresponda en el contrato-
arras, al inicio del convenio comercial, evitando de ésta manera ser sancionados con
pérdidas y castigos legales.
Si el contrato definitivo se celebra, esto es, no tiene ocurrencia el derecho de
retractarse, las arras penitenciales que hayan sido entregadas deberán ser devueltas o
pueden ser imputadas al crédito, según la naturaleza de la prestación. Las arras de
retractación se entregan al momento de celebrarse el contrato preparatorio o
preliminar, de tal forma que al otorgarse el contrato definitivo, el artículo 1483 del
Código Civil, obliga a devolverlas de inmediato. Alternativamente, a elección del
contratante que las recibió, se puede imputar sobre el crédito, es decir, que lo puede
considerar como parte de la prestación debida, si es que la naturaleza de la prestación
lo admite. ¿Podría el beneficiado, alterar el orden dispuesto en el artículo 1483?, ¿sería
válido que primero las impute sobre su crédito, antes que devolverlas de inmediato?
Consideramos que el orden dispuesto por nuestro Código no es del todo
apropiado, pues lo natural es que primero ocurra la imputación en pago, y si, por
determinadas circunstancias, esta no fuera posible recién se procede a la devolución
postrera. De tal forma que bien harían las partes en pactar convencionalmente un
orden inverso en el destino de las señales de retractación cuando se celebre el
contrato definitivo. Volviendo sobre el ejemplo antes descrito, si el optante "Modelo SA"
acepta celebrar el contrato de compraventa del vehículo, "Inversiones SAC." tiene la
alternativa legal de devolver las arras de retractación a "Modelo S.A." (Lo cual como
hemos explicado no resulta natural) o de imputar los S/.5,000.00 como parte del precio
por la venta del vehículo, quedando pendiente el pago del saldo, conforme a lo
acordado.

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Capítulo V: LEGISLACIÓN COMPARADA

CÓDIGO CIVIL COLOMBIANO


El pacto de arras es una cláusula accidental regulada en el artículo 1859 y
siguientes del Código Civil y en el 866 del Código de Comercio. Arras es la entrega de
una cosa, por ejemplo dinero, que hace la parte de un contrato a la otra, con el
propósito de servir de prueba de la celebración de un contrato, como potestad de

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desistimiento del acuerdo contractual o como indemnización en el evento en que exista


incumplimiento de las obligaciones por alguno de los extremos de la relación
contractual.
De lo anterior se deduce que en la actualidad el pacto de arras puede cumplir
diferentes finalidades, según lo acordado de manera expresa por las partes en el
contrato. La cláusula de arras se emplea usualmente en los contratos de promesa,
compraventa y arrendamiento. El legislador mercantil no estableció alguna restricción
al respecto, toda vez que reguló el pacto de arras en la parte general de los contratos
comerciales; por ende, su ámbito de aplicación se extiende a otras tipologías
contractuales.

Clases de arras señaladas por el legislador y la jurisprudencia:


Arras de retractación o penitenciales: En el artículo 1859 del Código Civil y en
el 866 del Código de Comercio, se regulan las arras de retractación o penitenciales, las
cuales se pactan y se dan con el fin de abrir la posibilidad a cualquiera de las partes de
desistir del contrato a través de una pena.

En ese sentido, si el extremo negocial que dio las arras decide hacerlas
efectivas las perderá, pero si la persona que ejerce el retracto fue quien las recibió,
está obligado a restituirlas dobladas a su contraparte. En cualquiera de los dos eventos
surge el derecho a favor de quien se retracta de no continuar con el contrato y de no
pagar perjuicios. El artículo 1860 del Código Civil establece que el plazo para hacer
efectivas las arras de retractación dependerá del término que las partes acordaron en
el contrato. Si no se estipuló plazo, cualquiera de los extremos contractuales podrá
retractarse dentro de los dos meses siguientes a la convención.

Arras simplemente confirmatorias: El artículo 1861 del Código Civil estipula que
las arras confirmatorias son aquellas que se dan como señal o prueba de quedar
convenidos los contratantes; por ende no conceden la facultad para que estos se
retracten o desistan del contrato. Si el contrato se llega a ejecutar, las arras
confirmatorias deberán devolverse a la parte que las dio o imputarse como pago
parcial o total del precio, según el caso.

Arras confirmatorias penales: Desde la sentencia del 6 de junio de 1955, la Sala


de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia ha señalado que las arras se
clasifican no solo en retractación y las simplemente confirmatorias, que fueron fijadas
por el legislador, sino también en otras que se denominaron como confirmatorias
penales. Sirven como prueba de la celebración del contrato y, a su vez, como garantía
para el restablecimiento de los perjuicios causados en caso de incumplimiento de las
obligaciones del contrato.

La citada clase de arras se regula con las normas de la cláusula penal por su
afinidad; sin embargo, es importante aclarar que son distintas, pues las arras
confirmatorias penales se caracterizan porque existe una entrega real y anticipada de
una cosa, por lo general dinero, y en cambio en la cláusula penal no.

CÓDIGO CIVIL DE ESPAÑA


Las arras en sus diferentes modalidades penitenciales/confirmatoria/penales son la
suma de dinero que, sin constituir el total precio, entrega una de las partes a la otra en
la conclusión del contrato. La importancia de saber diferenciarlas radica en la gran
diferencia que existe entre las consecuencias que genera una u otra tipología.
Arras penitenciales o arras de desistimiento constituyen un medio lícito para
que las partes de desligarse del contrato mediante la pérdida de las arras para el
comprador o la restitución dobladas para el que las recibió. No es necesario probar los

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daños. Es la tipología de arras que a todos nos viene a la cabeza, pero realmente
suponen una excepción y sólo son aplicables cuando de forma expresa y clara
indiquen sus consecuencias o haga referencia directa del artículo del código civil y su
contenido, caso contrario estaremos ante otra tipología de arras.

Artículo 1454 C.C. Si hubiesen mediado arras o señal en el contrato de compra y


venta, podrá rescindirse el contrato allanándose el comprador a perderlas, o el
vendedor a devolverlas duplicadas.

Todas las cantidades entregadas hasta la fecha prevista para formalizar la


compraventa, tienen la condición de arras penitenciales, en virtud de la cual, si la
compradora no cumpliera cualesquiera de las obligaciones de pago que asume o
desistiera de formalizar la compraventa, y por tanto no abonará el precio en los plazos
estipulados, se entendería resuelto el contrato, operando los efectos previstos en el
artículo 1454 del Código Civil y por tanto perdiendo todas las cantidades entregadas
hasta la fecha.
Igualmente, si la parte vendedora no cumpliera los pactos esenciales del
contrato en los términos acordados, o desistiera de formalizar la venta, debería abonar
el doble de las cantidades recibidas hasta la fecha.

Las arras confirmatorias operan simplemente como un anticipo y expresión de la


fuerza vinculante del contrato, no faculta para resolver la obligación contraída. En caso
de incumplimiento no genera la pérdida automática de las mismas. El comprador
perjudicado podrá escoger entre exigir el cumplimiento o la resolución de la obligación,
con el resarcimiento de daños y abono de intereses en ambos casos, daños que deberá
probar.

Artículo 1124 C.C.- La facultad de resolver las obligaciones se entiende implícita


en las recíprocas, para el caso de que uno de los obligados no cumpliere lo que
le incumbe.

El perjudicado podrá escoger entre exigir el cumplimiento o la resolución de la


obligación, con el resarcimiento de daños y abono de intereses en ambos casos.
También podrá pedir la resolución, aun después de haber optado por el cumplimiento,
cuando éste resultare imposible.

Arras penales.- Establecen una garantía del cumplimiento del contrato,


mediante la pérdida de las arras (total o parcial) o su devolución más el importe
convenido en el contrato, y sin perjuicio de la posibilidad de reclamar el estricto
cumplimiento de la obligación pactada. Es un sistema de fijación a priori de la
liquidación de los posibles daños y perjuicios que puedan derivarse del incumplimiento
de la obligación, pero que el juez podrá moderar.

Artículo 1152 C.C.- En las obligaciones con cláusula penal, la pena sustituirá a la
indemnización de daños y al abono de intereses en caso de falta de
cumplimiento, si otra cosa no se hubiere pactado. Sólo podrá hacerse
efectiva la pena cuando ésta fuere exigible conforme a las disposiciones del
presente Código.

Artículo 1153 C.C.- El deudor no podrá eximirse de cumplir la obligación


pagando la pena, sino en el caso de que expresamente le hubiese sido
reservado este derecho. Tampoco el acreedor podrá exigir conjuntamente el
cumplimiento de la obligación y la satisfacción de la pena, sin que esta facultad
le haya sido claramente otorgada.

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Artículo 1154 C.C.- El Juez modificará equitativamente la pena cuando la


obligación principal hubiera sido en parte o irregularmente cumplida por el
deudor.

Si la parte vendedora no cumpliese las obligaciones estipuladas en el presente


contrato, vendrá obligada a devolver el doble (también podríamos poner la mitad o un
importe cierto) de la cantidades recibidas en concepto de indemnización por daños y
perjuicios y en lo menester como cláusula penal libremente pactada entre las partes,
con independencia y sin ser excluyentes de poder exigir el cumplimiento del contrato.
Si la parte compradora incumpliera la obligación de pago que asume y por tanto
no pagara el resto del precio en los plazos convenidos, la parte vendedora hará suyas
las cantidades abonadas hasta la fecha (igual que antes podemos poner la mitad o una
cantidad cierta) del vencimiento del contrato, como cláusula penal libremente pactada
entre las partes. Pudiendo resolver el contrato mediante el envío de notificación
fehaciente o exigir su cumplimiento, aplicando en ambos casos las cantidades
recibidas a indemnización. Los contratantes señalan y ratifican de forma expresa que
son perfectamente conocedores del contenido y efectos de la cláusula penal, y que es
su intención incluirla en este contrato.

CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE ARGENTINA


La seña, señal o arras produce efecto propio en los contratos bilaterales. La
seña o arras es de uso cotidiano en la vida del hombre, cada vez que se sale de
compras puede encontrar algún artículo que le interesa y dejar una seña para luego
volver con el resto del dinero y consolidar la operación contractual de manera total.
Con la seña se persigue dar la seriedad necesaria al acto o negocio jurídico y el
aseguramiento de su concreción final.
Entonces podemos afirmar que la seña o arras es una suma de dinero que una
persona da a otra para asegurar la celebración de un contrato o su cumplimiento, o en
su caso también para permitir el arrepentimiento de cualquiera de las partes perdiendo
el doble de la seña si el arrepentido es quien la recibe y lo dado en seña por quien la ha
entregado en el caso contrario. Lo que se da generalmente es dinero pero puede ser
una cosa mueble o inmueble (sobre los inmuebles existe doctrina polémica). La seña
tiene lugar antes del contrato o bien al celebrarlo para asegurar su cumplimiento.
ARTICULO 1059.- Disposiciones generales. La entrega de señal o arras se
interpreta como confirmatoria del acto, excepto que las partes convengan la
facultad de arrepentirse; en tal caso, quien entregó la señal la pierde en
beneficio de la otra, y quien la recibió, debe restituirla doblada.
La función de la seña va a depender de la especie de la cual se trate. Existen dos
especies de seña o arras en nuestro orden jurídico.
Seña Confirmatoria: que tiene como fin asegurar el cumplimiento del contrato. En este
tipo de señas las partes no tienen posibilidad de arrepentirse salvo pacto expreso en
contrario (Art. 475 Código de Comercio). En el régimen comercial la seña es 'a cuenta
del precio'.
Seña penitencial: en este caso la característica principal es la posibilidad de
arrepentirse de las partes perdiendo el doble de la seña pactada (Art. 1202 CC). En
este caso si las partes no se arrepienten del negocio lo dado en seña será aplicado a
cuenta del precio. Claro que si lo dado como seña no es dinero ni tampoco de la
especie de lo que compra se devuelve la seña y se cumple la prestación completa por
separado.
Como ya se ha establecido más arriba el vendedor al arrepentirse devuelve la
seña recibida doblada y si es el comprador quien se arrepiente pierde lo dado en seña.
El arrepentimiento puede darse dentro del plazo fijado por las partes o si no hay plazo
establecido cuando opera el comienzo o principio de ejecución contractual (principio de
ejecución se considera a la manifestación inequívoca de voluntad de cumplir como

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tomar posesión de la cosa, aportar pagos, mandar hacer arreglos en la cosa, etc.),
cuando se los constituya en mora o hasta la contestación de la demanda.
Debe observarse que la seña en el Código de Comercio (Art. 475) es
confirmatoria y 'a cuenta de precio' y no admite arrepentimiento salvo pacto expreso
en contrario en el Código Civil la señal o arras es penitencial permitiendo el
arrepentimiento. De todas maneras por imperio de la voluntad de las partes se le pude
dar a la seña el tratamiento que se desee ya sea en un contrato civil o en uno
comercial. Esto es porque las disposiciones respecto de la seña e nuestro orden jurídico
no son de orden público y por ende se encuentran disponible para las partes.
Una costumbre muy usada es en la compra venta de inmuebles la cláusula con
la leyenda '... el comprador entrega la suma tal (...) como seña y a cuenta de precio'
aflorando la duda doctrinaria si es 'seña' las partes podrían arrepentirse y si es 'a
cuenta de precio', no, por haber existido un principio de ejecución contractual al hacer
la entrega de dinero a cuenta de mayor valor. Entonces se ha acordado que la cláusula
como seña y a cuenta de precio tiene una doble función: como seña si el contrato no se
cumple y a cuenta del precio si el contrato se formaliza.

CONCLUSIONES
El contrato de arras tal y como se ha visto es un acuerdo privado entre
las partes, en el que se establece una reserva de una compraventa de un
inmueble a cambio de entregar una cantidad económica. No es preceptivo pero
si recomendable pues desde su firma se vincula a las partes a que cumplan con
su obligación, pues en caso de no hacerlo debe resarcirse a la otra con una
indemnización por dicho incumplimiento.
Para la aplicación de las arras es necesario que exista un contrato previo;
que se haya pactado la constitución de las mismas, y que se haya producido la
rescisión voluntaria por una de las partes, por ende concluimos que es
importante determinar bien las cláusulas del contrato a suscribirse para evitar la
disconformidad de una de las partes.
Asimismo es necesario poner énfasis lo que respecta a los bienes que
pueden ser susceptibles de ser incluidos en la categoría de arras, ya que si bien
es ciertos estos pueden ser de distinta índole como lo señala el código y ante
la ausencia de pronunciamiento sobre el tema damos por entendido que
cualquier tipo de bien, sea mueble o inmueble, puede ser entregado en arras,
aunque lo más común sea la entrega de sumas de dinero en efectivo. Sin
embargo, esta libertad crearía un problema para el cumplimiento de los efectos
de las arras. ¿Acaso es posible entregar una concesión minera en calidad de
arras?, ¿letras de cambio?, ¿derechos de autor? Esto teniendo en cuenta lo
discutible que es definir la condición jurídica de los bienes entregados, el
destino de los frutos, la asunción de los riesgos, el régimen para la restitución
en caso de cumplimiento, etc.
Por otro lado, este grupo considera que al no haber una referencia clara
sobre la posibilidad de entregar bienes ajenos en arras, nos remitimos al Código
Civil que permite la contratación sobre bienes ajenos, embargados, en garantía
o sujetos a litigio. Obviamente, en este tipo de contratos, la otra parte debe
conocer el carácter ajeno del bien, pues de lo contrario se estaría cometiendo
un ilícito penal (artículo 197 del Código Penal), deviniendo en lo civil en la
nulidad del acto jurídico

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REFERENCIAS
 https://libros-revistas-derecho.vlex.es/vid/origen-historico-arras-284714
 http://derechoyperspectiva.es/el-contrato-de-arras/
 https://vlex.es/tags/contrato-arras-naturaleza-juridica-269875
 http://venusbridal.es/origen-e-historia-de-las-arras/
 http://diccionario.leyderecho.org/arras/
 https://digitum.um.es/xmlui/bitstream/10201/6524/1/N%203%20Las%20arras
%20confirmatorias.pdf
 http://www.leyaldia.com
 http://habitat-abogados.com/la-ley/arras-penitenciales-arras-confirmatorias-
arras-penales-diferencias/
 http://www.codigocivilonline.com.ar/articulo-1059/
 http://www.oscarlondero.com.ar/Curso/1/Tercero/civil/senas.htm
 http://codigocivilycomercial.blogspot.com/2015/09/la-sena-en-el-nuevo-codigo-
civil-y.html
 https://andrescusi.files.wordpress.com/2014/03/codigo-civil-comentado-tomo-
vii.pdf

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