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de la antigua India
Hace años, por azar, encontré un libro: The Peacock’s Egg. Love Poems from Ancient India
(North Point Press, 1981). El volumen es el resultado de una reunión afortunada entre un
académico, J. Moussaieff Masson, y un poeta, W.S. Merwin. En la sustancia que compone
el huevo del pavorreal, explica Masson, están ya los graduales colores de sus plumas, de ahí
el título del libro. La lengua original de estos poemas es el sánscrito y las voces de los amantes
que en ellos se deshilan son diversas, como los matices que dan color a las plumas del ave.
El libro se compuso durante un largo intercambio. En resumidas cuentas: Masson entregó
traducciones literales al inglés acompañadas de notas eruditas. Merwin siguió el camino del
poeta que traduce de una lengua que ignora y escogió aquellos que entreveía susceptibles de
convertir en poemas en inglés. ¿Nos dan una visión del amor en la India antigua, una
perspectiva literaria, histórica? Nos dan, me parece, una verdad poética. Cuando es tal, rebasa
el tiempo y los idiomas. Entrego ahora una breve muestra en español de estos poemas que he
traducido a partir de versiones finales de Merwin y a los que he puesto títulos, con el deseo
de haber conservado el soplo inicial que los anima.
Jorge Esquinca
Abril de 2002
Presentación
Ofrezco ahora cuarenta y cinco poemas, un poco más del doble de los contenidos en la
primera edición. El origen de estos es complejo. Moussaieff Masson, quien se encargó de
escogerlos para la edición en inglés, explica que no partió solamente de los textos
considerados canónicos en la tradición hindú, ni de los libros dedicados a la poesía sánscrita
clásica o Kavya, sino que incluso se apartó de ellos para abrevar en fuentes más distantes
como la religión y la filosofía. En su selección cada poema está acompañado del original en
sánscrito y de notas aclaratorias; muchos de ellos son de autor desconocido, otros forman
parte de un cuerpo mayor (el Ramayana, por ejemplo), otros más son de procedencia incierta
y unos pocos tienen un autor claramente identificado. He preferido entonces no abrumar al
lector de poesía, para quien está realizada esta traducción, y omitir estas referencias que
podrían resultar más atractivas para un lector especializado. Éste podrá recurrir a la edición
de North Point Press, cuyos datos aparecen en la nota anterior.
En su apéndice a Vislumbres de la India, Octavio Paz apunta lo siguiente: “El poema
corto (kavya) es muy abundante y variado. Sus temas son los de la vida misma: los dioses, la
moral, la naturaleza, la juventud, la riqueza, la vejez, la pobreza, la muerte y, sobre todo, el
amor y los juegos eróticos. Toda la comedia humana. La extensión de cada poema oscila
entre dos y seis versos. Abundan los de cuatro líneas. Como la griega y la latina, la poesía
sánscrita es cuantitativa (combinación de sílabas largas y cortas) y no usa sino
excepcionalmente la rima pero es rica en aliteraciones, paronomasias y juegos de palabras y
de sentidos.” Más adelante, Paz hablará de tres características, tres cualidades que no podrán
faltar en estos poemas. La primera, rasa, que quiere decir sabor, pero también talante, humor,
estado de ánimo, “rasa es todo eso y algo más: gusto.” La segunda, menos difícil de definir,
es la sugerencia. “No hay que decirlo todo: el poema está en lo no dicho”. Y una tercera: la
impersonalidad. Transcribo la explicación de Paz: “Se trata de un rasgo que comparten todos
los clasicismos, sin excluir el europeo y también la poesía barroca. Para el poeta clásico la
poesía es arte, no confesión. El autor no expresa sus propios sentimientos sino los de los
personajes de sus poemas: el amante, la muchacha abandonada, el héroe”.
Gusto, sugerencia, impersonalidad, todas estas características están presentes, me
parece, en los poemas de esta selección. Se trata, ya lo dice su título, de poesía amorosa y en
ella aparecen, como en un abanico, sus más diversos estados: el despertar del deseo en una
adolescente, la confesión todavía plena de añoranza de una anciana; la mirada inicial que
entreabre las puertas del cielo, el infierno de los celos; la dolorosa ausencia del amante, la
celebración de los cuerpos y la consumación sexual, las delicias de los encuentros secretos…
No se sorprenda el lector, esta poesía tiene una especial inclinación para cantar momentos en
que el deseo surge más allá de las convenciones y las leyes; el tema del viajero solitario, por
ejemplo, al que una mujer casada le ofrece albergue, es recurrente y en poemas como
“Evocación” presenta una estampa delicada en la que el arte de la sugerencia alcanza uno de
sus mejores registros. Otros dos momentos llenos de encanto quedan plasmados en poemas
como “El flechazo” y “Contemplaciones” que describen en unas cuantas líneas y mediante
unos pocos gestos el primer brote del deseo entre un hombre y una mujer, dos instantáneas
no exentas de sutileza y de un fino sentido del humor.
Unas palabras sobre la traducción. Como señalo en la nota a la primera edición, mis
versiones están hechas a partir de las traducciones inglesas de Merwin. Los poemas originales
en sánscrito siguen un esquema formal muy preciso: cada uno está compuesto por una estrofa
de dos o cuatro versos. Las traducciones de Merwin, en las que de manera casi invariable
rebasa el número de versos que plantean los originales, son bastante libres, sin puntuación y
están construidas con base en un verso corto con frecuentes encabalgamientos que le
confieren al poema una agilidad un tanto nerviosa y una solución veloz, como si se tratara de
una sola frase que ha de pronunciarse en una misma exhalación. Un procedimiento que
recuerda algunos libros de este notable poeta, pienso en Opening the hand (1983) y en The
Rain in the trees (1988), ambos cercanos a la época en que Merwin realizó estas traducciones.
Por mi parte, aunque en la medida de lo posible he procurado mantenerme próximo tanto a
la forma como al sentido de la traducción inglesa (no olvido que, finalmente, la mía es una
versión de una versión), quise ofrecer un fraseo y un ritmo propios de la poesía de nuestra
lengua, me tomé la libertad de ponerles títulos a los poemas y en algunas ocasiones me
permití, luego de leer con atención las notas que acompañan al volumen, diferir, si bien
ligeramente, de la interpretación adoptada por Merwin.
Al comentar la traducciones de poesía china realizadas por Ezra Pound, Eliot
Weinberger afirma que “el genio de Pound consistió en descubrir la materia viva, la fuerza
del poema chino –lo que él llamó ‘noticias que siguen siendo noticias’ a través de los siglos.
Esta materia viva funciona un poco como el ADN: produce traducciones individuales que
son parientes del original, no su réplica exacta”. Los lectores de estos Poemas de amor de la
antigua India coincidirán conmigo al descubrir en ellos la energía y la frescura de una
tradición poética milenaria que llega hasta nosotros como la buena noticia de esta mañana.
Abril de 2006
Transmigración
Un ciervo a solas
en la distancia
una cierva lo mira
con tal deseo
que el cazador oculto
entre las hojas recuerda
a la mujer que amó
y deja caer el arco.
Vita brevis
y viento
y nadie.
Después de la batalla
Lentos
lentos ríos en otoño
descubren penínsulas de arena
Tímida
en su primera entrega
una mujer descubre sus muslos.
Amnesia
Recuerdo
que temblé como una vid
él me besó
acarició mis pechos a su antojo
quitó mi collar
eso lo recuerdo bien
pero lo que pasó luego
el abandono
el cuerpo que se vuelve agua
y después
quisiera recordar
pero no puedo.
En la distancia
Cuando él regrese
a mis brazos
le haré sentir
lo que nunca nadie sintió
como agua
en la arcilla de un cántaro nuevo.
En el centro del trueno
Luego te volviste
mi más querido
y yo a quien tú querías más
Ahora
amado señor
eres mi esposo
soy tu mujer
nuestros corazones son fuertes
como el centro del trueno
Dime
ahora
para qué vivir.
Botín del guerrero
Conquisté el mundo
su centro es una ciudad
en esa ciudad una casa
en esa casa sólo una recámara
y ahí sólo una cama
en esa cama la mujer predilecta
la esencia del reino y la dicha
brillando como una joya.
El cielo en la tierra
dichosa abandonas
cielo y vestido.
Jardín interior
Al oír la música
se queda inmóvil
como una cierva encantada
las amigas le han traído
noticias de su amante
ella escucha sin perder detalle
pero vuelve a preguntar
sueña sin estar dormida
y puede decirse que el amor
alimentó en ella
su más pequeña planta.
Reflejos
Después de todo
sus ojos dormidos
su cuerpo amado
no sin significado
Medianoche
estación de las lluvias
estación para el amor
ruedan densas nubes
un trueno
pequeña aldea dormida bajo suave lluvia
un solitario viajero canta entre lágrimas
una muchacha cuyo amado está lejos
oye el canto
cierra sus ojos a lo que ve
es tanto su deseo
mientras sigue la lluvia
cada vez más tarde en la oscuridad.
La divina intimidad
La diosa Lakshmi
ama hacerle el amor a Vishnú
montada en él
cuando mira hacia abajo descubre
un loto en su ombligo
y en el loto al dios Brahma
pero no puede detenerse
y cubre con su mano
el ojo derecho de Vishnú
(que es el sol)
y se hace de noche
y el loto se cierra
con Brahma dentro.
Búsqueda sagrada
Hija de la montaña
mira la luna llena
puedes ver un hombre
que ama a una mujer oscura
la noche
ella es la negra silueta
que yace sobre él
envolviéndolo
él agotado después del amor
ella destilando en él su néctar.
Evocación
Desdeñosa
la gran señora
ofreció al pobre viajero
un lecho de paja
que al amanecer
recoge
llorando.
Desencuentro
Y ella respondió
al dueño de su vida
todas estas cosas
sucedieron sin motivo
y suspiraba al decirlo
dándole la espalda
para dejar caer sus lágrimas.
Crimen y castigo
Lo dejó entrar
no lo abandonó
no hubo reproche en sus palabras
Durante la pelea
ella fingía dormir
hasta que él
temblando de pasión
comenzó a quitarle el vestido
“ladrón” le dijo riendo
y mordió de lleno
sus labios.
Tiempo relativo
En un profundo amor
con su cara en mi cara
hablamos
de cualquier cosa
no importa qué
despacio
así
despacio
nuestros brazos
con fuerza
enlazándonos
Es cierto
hay mujeres que seducen
con un licencioso
caminar
prostitutas
Flor de loto
cuando tu marido
el sol
se oculta
tú te cierras
capturas al abejorro
y lo llevas a la cama
Por qué sorprenderse
si las mujeres
con ojos de cierva
hacen lo mismo.
Mujeres de mi aldea
Insatisfechas
siempre queriendo más
al mirar una carreta
a mitad del pueblo
exclaman:
“bendito sea
el centro de la rueda
con el eje dentro
todo el tiempo.”
Desplazamiento de las aguas
Ahora
las mujeres río
ceñidas con peces de plata
se mueven sin prisa
como la enamorada en el alba
luego de una noche con su amante.
Donde somos uno
Viviendo aquí
tan lejos
soy tuyo
Viviendo allá
tan lejos
eres mía
Amor mío
la vida es siempre incierta
la muerta llega con premura
¿Por qué te enojas?
Cada día que pasa
sin que tú me hables
es como un siglo de los dioses.
En esos días
tengo la regla
y aun mi mejor amiga
harta de mí
se marchó
la cama
es mi único refugio
oh Vishnú señor mío
tú a quien los Vedas alaban
cuídame a lo largo de esta larga noche.
El mejor consejo
No te inquiete la fragilidad
de esta muchacha
¿Acaso has visto la flor de mango
romperse con el peso de una abeja?
La caña de azúcar
en una prensa suave
nunca entregará
todo su jugo.
El fuego del dios
Unido a su amada
Shiva hizo el amor
ciento cincuenta estaciones
como una sola noche
sin agotar su placer
El fuego oculto
en el fondo del océano
nunca se cansa
de sus aguas torrenciales.
El flechazo
Alza la vista
el viajero
y entreabre sus dedos
para dejar correr el agua
que vierte
en sus palmas
la muchacha
ella también
hace el hilo de agua
aún más fino.
Contemplaciones
El joven monje
con la vista siempre baja
sólo le mira
el ombligo
mientras la muchacha
no deja de mirarle
su cara de luna
En aquel entonces
los hombres
eran jóvenes
y el pueblo
tan bonito
y ella
más hermosa
que nunca
Hoy cuentan
esta historia
de otro tiempo
mientras yo
que me he vuelto vieja
escucho
hechizada.
Confesión de una vieja
Cerca de la muerte
junto al sagrado río Tapi
diré la verdad
1
En la tradición poética hindú, la mayoría de los encuentros eróticos (buena parte de ellos ilícitos) se
llevan a cabo entre matorrales, al cobijo de la selva.
La serpiente en el jardín
2
Serpiente es una palabra secreta para nombrar al amante.
Cruce de peatones
Pueblo en la montaña
espeso bosque de carrizos
doblándose en el viento
penumbra de tupidas hojas
para ocultar los amores del célibe
¡la suerte de quienes allá viven!
Lo que vino luego
La abracé fuerte
contra mí
sus pechos apretados
su piel toda
y con el solo deseo
su vestido rodó
hasta los tobillos
No
oh no
dios
no
es demasiado
sí
decía ella
apenas podía escucharla
y después
¿se durmió
se murió ella
se desvaneció en mí
se disolvió completa en mí?
Amada inmóvil
Cualquiera pensaría
que yo sola
he sido infiel
pero qué sintieron
ustedes
muy adentro
cuando escucharon
la flauta de Krishna
y su sonido
al que ninguna mujer
puede resistirse.
Cambio de estación
Oh amiga todavía
juegas en el lodo como niña
tu blusa apenas
te cubre los pechos
tu padre el vaquero
te cree niña aún
y no ha hecho nada
para conseguirte un marido
Márchate
si de verdad lo has decidido
te irás
entonces
por qué apresurarse
quédate un ratito
déjame contemplar
tu cara
vivos
somos agua escapándose
de un cubo
quién sabe
si volveré a verte
y si tú habrás de verme
otra vez.
Final con nubes
Cielo oscuro
negras nubes de humo
tierra oscura
una delgada sábana de hierba