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LA BURGUESIA INDUSTRIAL

NACIMIENTO ORIGEN Y EVOLUCION


RESUMEN
Inicio » Historia Antigua » La burguesia Industrial Nacimiento Origen y evolucion Resumen

ORIGEN , FORMACIÓN Y CONSOLIDACIÓN DE LA


BURGUESÍA EN EL SIGLO XIX
La Comuna de París Revoluciones Liberales El Cartismo Revolución de 1830
Esta clase social, cuyo origen se remonta a la Europa feudal, se convirtió
en germen de un nuevo mundo con el desarrollo del capitalismo. Dicha
transformación culminó entre los siglos XVII Y XIX, por medio de las
revoluciones burguesas.
En el mundo moderno de los siglos XVII y XVIII fue cada vez más
evidente la relación entre los cambios en la organización económica de
una sociedad y los cambios en su organización política.
A lo largo de su historia, cada sociedad va realizando diferentes
actividades económicas y el trabajo de los hombres se va organizando
en forma también distinta. Siempre, en las sociedades antiguas y
también —aunque por medios distintos— en las del mundo moderno, fue
necesario que la autoridad política asegurase la realización de las
actividades económicas, la producción de un excedente y la acumulación
de una parte de las riquezas producidas. Por esto mismo, los grupos
sociales que tienen el poder económico en cada sociedad se proponen
asegurar que la autoridad política garantice sus intereses.
A partir del siglo XVII, con el desarrollo de las nuevas actividades
económicas, como el comercio y la industria, los burgueses adquirieron
poder económico y acumularon riquezas. Por primera vez, tuvo poder
económico un grupo social —los burgueses— diferente del que durante
siglos ejerció el poder político: la aristocracia terrateniente. Desde
entonces, para los burgueses quedó planteada la necesidad de producir
cambios en la organización política de la sociedad para asegurar sus
intereses económicos.
Su Formación
Originalmente, el término burguesía calificaba tan sólo a los habitantes de
las ciudades (burgos) de la plena Edad Media, derivando más tarde hasta
englobar a una clase social caracterizada por su actividad económica no
agrícola. Para los marxistas, esta clase social era la dominante en el
modo de producción capitalista, poseedora de los medios de producción,
gracias a lo cual podía acumular las plusvalías generadas por el trabajo
asalariado de los proletarios.
La teoría sociológica, desde M. Weber y W. Sombart, contempla a la
burguesía como la clase social que, animada de un espíritu nuevo,
donde priman el individualismo, el esfuerzo personal, la innovación y el
afán de lucro, transforma el mundo feudal en el que nace, hasta lograr
la plena implantación del capitalismo y el estado liberal.
De todas formas, esta clase social no constituye un grupo homogéneo,
sino se dan grandes diferencias entre una alta burguesía, compuesta por
los capitalismo dueños de los medios de producción, que rigen la vida
política y económica er estados liberales, y una pequeña burguesía de
profesionales liberales, funciona empleados medios y pequeños
propietarios y comerciantes que, aunque como muchos rasgos
ideológicos y culturales con la anterior, se encuentra mas cerca
proletariado por su renta y su posición social y política. El hecho es que
el cono de burguesía es muy amplio, y ha tenido distintos significados y
matices a lo largo de la historia, y según las perspectivas desde las que
se ha analizado.
Nacimiento y consolidación de la burguesía
Aunque ya en la Antigüedad existieron hombres de negocios dedicados a
las, actividades mercantiles y manufactureras y vinculados al mundo
urbano, el importante papel de los aparatos públicos en las actividades
económicas no solía mucho margen para la iniciativa privada, por lo que
no podemos hablar de burguesía propiamente dicha. En Europa
occidental, el crecimiento económico y demográfico experimentado a
partir del siglo XI permite el asentamiento de una población cada vez
más numerosa en las ciudades, tanto antiguas como de reciente
fundación (burgos).
Estos burgueses se especializan en actividades artesanas y, cantiles,
que pronto les proporcionan una fuerza económica suficiente para
presionar sobre los señores feudales, de los que obtuvieron libertades
jurídicas, autonomía administrativa y protección para sus actividades.
Sin embargo, no consiguieron distinguirse jurídicamente de la mayoría
campesina de la población, y el esquema social feudal, basado en la
división en tres órdenes o estamentos (nobles, eclesiásticos y
trabajadores o estado llano) se mantuvo inalterado. Esto no impidió que
dentro del mismo grupo burgués se produjera una creciente
estratificación, sobre todo Partir del siglo XIII, diferenciándose las
oligarquías de grandes comerciantes y banqueros que normalmente
controlaban los gobiernos municipales, del «común», integrado por
artesanos, sirvientes y pequeños comerciantes.
La oposición de intereses entre ambos grupos dio lugar a la aparición de
conflictos durante la baja Edad Media. Además, esa oligarquía burguesa
se asimila progresivamente a la nobleza terrateniente, cuyo estilo de
vida copia y cuyo estatus social codicia. Desde fines de la Edad Media y
durante toda la Edad Moderna, muchas familias burguesas entroncan
con la nobleza (mediante matrimonios con familias aristocráticas
empobrecidas), o acceden a esa condición mediante la compra de
cargos o tierras vinculadas a títulos, convirtiéndose en rentistas y
asumiendo los valores conservadores de la clase noble. otra forma de
ascender socialmente era mediante el servicio en la creciente burocracia
estatal que las monarquías autoritarias de la Edad Moderna estaban
desarrollando Los monarcas preferían emplear en su administración a
letrados procedentes de la clase media burguesa, en lugar de a los
miembros de la alta nobleza, susceptibles de desafiar su poder.
De todas formas, los burgueses no ennoblecidos siguieron perteneciendo
estado llano, y normalmente eran ellos los que acaparaban su
representación Cortes y otras instituciones representativas de origen
medieval, a las que los rey Antiguo Régimen recurrían lo menos posible,
sólo cuando estaban necesitados financiación extraordinaria.
La expansión mercantil europea desarrollada a partir del siglo XVI, con
el descubrimiento y colonización de nuevos y vastos territorios
ultramarinos y la apertura nuevos mercados, proporcionó unas
inmensas posibilidades de enriquecimiento burguesía. Pero el
mantenimiento de las estructuras tradicionales le impedía un papel
social y político acorde con su poder económico.
A partir del siglo XVI sé produjo también un cambio de mentalidad, con
la difusión de nuevas ideas: el humanismo, el racionalismo e incluso la
ética protestante (especialmente en su versión calvinista),
transformaciones ideológicas, filosóficas y culturales que encuentra
culminación en la Ilustración, que tuvo en la burguesía a su principal
valedora beneficiaria. Se santificó el afán de lucro y el éxito en los
negocios, como signo del divino y como contribución a la prosperidad
general. El individualismo y la igualdad entre los hombres se elevaron a
la categoría de dogmas, contradiciendo el si de privilegios estamentales
que impedía a la burguesía desempeñar un pape destacado en la vida
pública.
Por último, el apoyo al progreso científico y técnicas a la mentalidad
racionalista, también en la economía, se oponían a las viejas estructuras
productivas (gremios) y comerciales (mercantilismo), que constituían
una para el pleno desarrollo del capitalismo, el nuevo sistema
socioeconómico que ido gestando con las actividades de la burguesía.
EL ASCENSO SOCIAL: Uno de los resultados más importantes de la
doble revolución de fines del siglo XVIII fue abrir las carreras al talento.
Había cuatro caminos (para nada fáciles) para desarrollar estas carreras.
• El estudio universitario permitía iniciar un ascenso en la sociedad de la
época. Sin embargo, la educación no era generalizada y, por lo tanto, no
estaba al alcance de todos y no generó la sociedad abierta que todos
esperaban. Al contrario, surgió una sociedad cerrada en la cual se
conformó una élite intelectual y profesional. Pero para aquellos que
alcanzaban la educación universitaria -médicos, abogados, ingenieros,
arquitectos, profesores, funcionarios de carrera, sacerdotes y pastores
religiosos- estaba garantizada cierta reputación social, bienestar
económico e incluso la posibilidad de acceder al poder político.
• La carrera de los negocios era el camino de ascenso social por excelencia
en una economía abierta y en rápida expansión. Era también la vía más
limitada y minoritaria, pues no cualquiera podía acceder al mundo de los
negocios: exigía condición mental, sentido de la oportunidad y, por
supuesto, recursos económicos, requisitos que la mayoría no poseía. No
todos podían seguir el camino de Robert Peel.
• El ejército ofrecía la más vieja de las carreras abiertas al talento. En sus
filas habían progresado socialmente muchos hijos de campesinos y
pobres urbanos que obtuvieron -cuando sobrevivieron a las guerras- un
prestigio social y una posición económica que de otra manera habría
sido impensable. Esta vía de ascenso social se había potenciado después
de la Revolución Francesa y durante las guerras napoleónicas, pero se
redujo sensiblemente durante el período de paz.
• El arte era el cuarto camino de reconocimiento social. Escritores,
pintores, actores, músicos y cantantes gozaban -en un mundo de
valores burgueses- del prestigio que otorgaba el solo hecho de poseer
talento, un atributo que en las sociedades nobiliarias y aristocráticas era
escasamente tenido en cuenta.
Las revoluciones burguesas (más en este sitio)
Todas esas estructuras económicas y sociales anticuadas encontraban
su mar expresión en el sistema político de las monarquías absolutistas.
La burguesía utilizaba, en su beneficio el descontento de gran parte del
estado llano, el estamento no privilegiado, que incluía desde los más
pobres jornaleros hasta los banqueros o comerciantes más ricos. La
serie de revoluciones iniciada en Inglaterra (1642-48 y 1688)
Norteamérica (1773-83) y Francia (1789), y extendida durante el siglo
XIX al re Europa, significó la abolición del Antiguo Régimen y la
instauración del estado General burgués, la sociedad de clases y el
capitalismo industrial.
Esta transformación social, económica y política sirvió especialmente a
los intereses de la gran burguesía capitalista, convertida en clase
dominante. En efecto, la revolución Industrial iniciada en la segunda
mitad del siglo XVIII en Inglaterra había lugar al desarrollo de un nuevo
sector económico. Los capitales acumulados por el comercio fueron
invertidos en las nuevas fábricas, donde se empleaba a la mano de obra
que una transformación agraria orientada al mercado había dejado sin
tierras y si bajo. La nueva economía industrial, cuyos medios de
producción están en manos de la burguesía capitalista, se transforma en
el motor del desarrollo de los estados occidentales.
El poder económico se convierte en la pauta que marca las divisiones y
jerarquías de la nueva sociedad de clases. Se produce entonces la clara
separación la burguesía y las clases trabajadoras, que no tienen acceso
a los bienes de producción ni al reparto de la riqueza generada por su
trabajo. La recompensa que obtiene el proletariado por haber apoyado
las revoluciones burguesas es el pago de un salario por su trabajo,
privado de voz en los mecanismos económicos y políticos.
El fin de la burguesía revolucionaria
A partir de ese momento, la antigua burguesía revolucionaria se
convierte en una clase conservadora. Se priman los valores del orden
(además de los de la familia, el trabajo y el ahorro), se defiende a
ultranza la propiedad privada, y se intenta restringí acceso de las clases
populares al poder político (sufragio censatario). De vez en cuando, la
presión popular en los movimientos revolucionarios (Babeuf en 1797, las
revoluciones de 1848, la Comuna de París de 1871), y corrientes como
el socialismo intentan despertar la conciencia de clase del proletariado y
organizarlo para luchar por mejorar su posición.
Ante esto, la burguesía responde con concesiones que intentan integrar
a las clases populares en el sistema, instaurando el sufragio universal,
extendiendo su ideología mediante la educación nacional, y creando el
mito según el cual, en una sociedad de clases «abierta», cualquier
individuo es capaz, por mérito esfuerzo, de mejorar su condición. En el
siglo XX, la evolución económica y social de los países más desarrollados
ha dominado la aparición de una amplia clase media o pequeña
burguesía, que no está definida tanto por la propiedad de los medios de
producción como por su formación cultural y técnica, que le permite
desempeñar los puestos intermedios de la administración pública y
empresarial. Por otro lado, se ha producido también una elevación del
nivel de vida y formación de las clases trabajadoras, cuyos miembros
más cualificados se confunden con los estratos inferiores de la clase
media («aburguesamiento» de la clase obrera).
Al mismo tiempo, la difusión de unos hábitos culturales y de consumo
homogéneos por parte de los medios de comunicación ha propiciado
aparición de una «sociedad de masas» o de consumidores, que pretende
desdibujar las fronteras entre clases.

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