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LOS ORÍGENES DEL TEATRO

Para dar una introducción al libro, el autor plantea la idea de uno mismo frente a
muchas personas contando lo ocurrido en otro momento otro lugar; para esto nos
explica que básicamente existen dos maneras de realizar dicha tarea: limitarse a
solamente referir lo ocurrido sin repetir las mismas palabras ni ademanes de
quienes participaron en el hecho (los protagonistas) o bien identificarse con ellos
hasta el punto de repetir sus palabras (los diálogos). Esto da como resultado un
proceso narrativo y un procedimiento mental respectivamente, en conclusión se
habrá realizado teatro, comenta el autor, ya que se ha compenetrado con los
personajes hasta el punto de hacerlos revivir, de esta forma se ha realizado una
actuación de manera aún muy primitiva. Siempre he creído que la actuación es un
proceso mental muy fuerte el cual lleva mucho tiempo para ser dominado; así mismo
pienso que es como un juego: como cuando uno es niño y juega a policías y
ladrones, realmente aparecen pistolas de fuego aunque sea una figura hecha por
las manos, realmente aparecen joyas que robar aunque sean piedras dentro de una
bolsa de plástico, lo que el autor da como una simple introducción a los orígenes
del teatro me reafirma las ideas que tengo a cerca del teatro.

“Sin embargo, de no existir la necesidad de contar lo ocurrido a alguien, a ninguno


de nosotros se nos ocurriría reconstruir esos ademanes o diálogos”. Con esto el
autor da un punto clave para cualquier disciplina artística, el espectador. El arte no
es arte sin alguien que lo aprecie, que lo observe, escuche o contemple, de ahí el
instinto como artista de crear para alguien que está dispuesto a escuchar. El autor
menciona que aparentemente el ser humano se encuentra realizando teatro todo el
tiempo al querer revivir un hecho acaecido; no obstante, sigue siendo una manera
muy elemental de hacer teatro para lo cual se establecen ciertos puntos: El teatro
(y el arte en general) no puede existir sin el interés de comunicar lo que acontece
en el entorno. Debe existir un instinto de sintetizar lo que ocurre alrededor. Esta
síntesis ha de ser representada, y en ella se moverá y actuará el (los) personaje(s).

A continuación el autor muestra la manera en cómo se deriva todo el vocabulario


del teatro a partir de las raíces griegas: “Teatro” sustantivo derivado de “Théatron”
y este del verbo “theodomai”, que significa “ver, mirar, ser espectador” (del latín
“spectare” del que se deriva “espectáculo, espectador”). Actualmente la palabra
Teatro cuenta con dos acepciones: Teatro como lugar en el que se desarrolla el
espectáculo como la misma representación y teatro como texto, la obra, el guión.

El teatro resulta ser una de las formas artísticas más públicas pues necesita de un
cierto número es espectadores o se puede leer a solas cuando así se desee;
adentrándose con el autor y con lo que éste narra. Comparando al teatro con la
cinematografía o la fotografía el autor concluye en que el teatro incluye una

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interacción física con el espectador ya que se encuentran en el mismo ambiente y
de cierta manera están rodeados por los mismos factores. Sin duda es una de las
razones por la cual el arte escénico me llama más la atención (sin descalificar las
demás artes). Logran poner al artista y al espectador en un mismo punto, en donde
se puede llegar a un reflejo al instante pero sobre todo palpable y efímero. Pienso
en que el cine y la fotografía se han comercializado tanto que si el espectador no se
logra sumergir de la manera deseada por el autor, se vuelve algo muy cotidiano;
además de ser algo que en la actualidad nos rodea, se encuentra tan al alcance de
las manos que los videos y las fotos se han prostituido inmensamente.

Para el estudio de sus orígenes se tendrá que remontar a muchos años atrás; sin
embargo no existirá, con seguridad, algún documento que hable de la primer
manifestación del teatro, por lo que el autor se remonta en los siglos VI – V a.C. de
donde datan los primeros dramas griegos. Las manifestaciones de este entonces
se relacionan muy estrechamente con los ritos, naciendo en las fiestas en honor a
algunas deidades como Dionisio o Ceres. Ahora bien, no se sabe con exactitud
cómo se pasa de un rito a la forma típica del teatro. Tespis –autor y actor del siglo
VI a.C. – da pie a que el teatro comenzó de manera ambulante para más tarde ser
representada en un edificio propio. En primera instancia el teatro muestra dos caras:
La tragedia y la comedia, como fue dicho anteriormente, la primera se deriva de los
cultos a sus seres divinos, en las que el vino era vínculo entre el hombre, los dioses
y su naturaleza. En dichas fiestas un coro cantaba himnos en honor al dios, los
cuales reciben el nombre de ditirambos. Con la necesidad de pasar de la
celebración al diálogo, el coro se divide en dos y surge un capitán para cada coro,
el corifeo, con lo cual se puede suponer que el actor nace como consecuencia de la
oposición de ambos coros, llegando al punto en el que el dios que invocado por los
mismos fue representado por uno de los corifeos o alguien cualquiera.
Tragedia deriva de “tragodia”, o “el canto al macho cabrío”, quizás porque se
sacrificaban un cierto número de ellos o porque los coristas (coreuti) se cubrían con
pieles de macho cabrío. Por otro lado el término comedia se deriva del griego
cómos, es decir “banquete, festín o jolgorio”, teniendo orígenes profano y así
limitando su influencia en el desarrollo del teatro a comparación de la tragedia. La
comedia se ve debilitada por la falta de conflicto entre dos o más partes en
comparación con la tragedia, conflicto que más tarde sería llamado drama (del verbo
griego dráo “actúo o hago”. Siendo también el mimo y el drama satírico de orígenes
griegos, no eran más que géneros inferiores compuestos por los dos principales.

CARACTERES DEL TEATRO


Todo aquello que constituye al drama moderno no nace de manera espontánea sino
más bien de una manera gradual y colectiva. Además de que no existe, como tal,

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un creador del teatro. El teatro, el drama nace de una necesidad física y espiritual.
Además de establecer que el teatro no surge de un chispazo, el autor me hacer ver
que esa es una de las principales funciones (sino es que la principal) de la historia,
ver que el ser humano no ha llegado hasta aquí de la nada, darme cuenta que lo
soy y lo que hago es producto de algo que se ha ido desarrollando a lo largo del
tiempo y sobre todo que soy parte de esto. De alguna manera el mundo en el que
vivimos es una creación colectiva en la que cada quien aporta algo, para bien o para
mal, y que con el trabajo de cada uno, lo que esté por venir será en ascenso o
descenso, dependiendo del ahora. Desde este punto se plantean dos semillas
importantes para el futuro teatro: la necesidad de actuar, relacionada con lo físico,
y la necesidad de hablar, concerniente a la parte espiritual. Por lo tanto el Teatro se
une al concepto de fiesta, representando lo excepcional respecto a las necesidades
cotidianas. Dicha fiesta tiene lugar en el teatro por medio de la acción. El teatro no
existe si no se apoya en la acción y ésta deberá influir en algo exterior, implicando
un conflicto. “Actuar significa influir sobre la realidad, sobre las cosas tal como son,
y participar en ellas”.

¿Qué es aquello que hace distinto al teatro (drama) a la poesía? Sin duda alguna
ambas reflejan los sentimientos, fenómenos y cosas del hombre y se valen de la
palabra como elemento básico; sin embargo con el drama sucede algo distinto que
en la poesía o la novela. La relación entre el autor (dramaturgo) y los hechos son
distintos. El dramaturgo nunca hablará en primera persona como puede ser el caso
del poeta o novelista, tampoco contará hechos a través de un relato personal, sino
que los interpreta por personajes. Como autor se mantiene ajeno a la obra, no se
hace presente. Por lo tanto sus sentimientos deberán hacerse presentes por medio
de los personajes. El dramaturgo hablará a través de la boca de los actores. En
clase de literatura hablamos de las características de cada género literario y algo
que marcaba una gran diferencia entre el dramático y los demás es que la finalidad
de éste es la representación, si bien, puede ser solamente leído cuando se desee,
la virtud de dicho texto es que puede llevarse a escena y así llegar a una mayor
cantidad de espectadores a la vez.

PALABRA Y ACCIÓN
En este apartado el autor hace hincapié a que la palabra y la acción son
básicamente el esqueleto del drama (la tragedia y la comedia principalmente). Si
bien la representación de texto dramático se vale de muchos recursos escénicos y
técnicos, en el teatro actual el autor se puede valerse simplemente de un escenario
y cuatro trapos o incluso prescindir de ellos. Lo único indispensable serán estas dos
semillas: la palabra y la acción. Siempre y cuando estás semillas sean escuchadas
por un público, ya que sin este no tendría sentido alguno o no sería propiamente
teatral. Siendo así, el público, el tercer elemento indispensable. El autor menciona

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que los hechos teatrales, los conflictos y las palabras que nacen en el escenario
pertenecen y reflejan sentimientos colectivos, es por eso que los espectadores se
encuentran, de cierta manera, participando en la obra. Lo cual da la conclusión de
que el teatro llevado a cabo hace miles de años atrás no está muy lejano al que
presenciamos hoy en día, todo gracias a estos elementos que forman parte
indispensable de una obra.

TEATRO GRIEGO
Se puede observar que el teatro (como edificio) también ha tenido su evolución,
desde algo muy rudimentario como el carro de Tespis hasta el teatro a la Italiana
que conocemos hoy en día. La tradición dice que para el siglo VI a.C. ya existían
teatros fijos, de madera, pero al parecer después de un incendio es cuando se
construye el primer teatro de piedra, el cual era muy distinto al teatro moderno. Se
encontraba al aire libre, excavado en el centro de una roca formando gradas,
construidos en una hondonada, de manera que las colinas sirvieran como caja de
resonancia portándose así de una acústica natural.

MÁSCARAS Y SÍMBOLOS
Dadas las dimensiones del Teatro y su estructura construida en las colinas, el actor,
para lograr ser reconocido, tenía la necesidad de parecer más alto, para lo cual se
empleó el uso de un calzado especial (coturnos) y de pelucas especiales, con ayuda
de esto el actor se transformaba en un gigante. Al ser tan gigantesco, e actor,
tomaba la importancia de un símbolo de la situación dramática que representaba,
éste simbolismo era aún más acentuado con la ayuda de la máscara y la mímica.
Todos los actores griegos empleaban máscaras, en cuanto al movimiento, dependía
de las cualidades de las obras que representaban. Las máscaras caracterizaban al
personaje, incluso antes de actuar; también tenían una función puramente técnica,
servían de megáfono para ampliar la voz del actor.

LOS TRAJES Y EL ESCENARIO


Los actores se presentaban vistiendo túnicas más o menos cortas (quitón, clámide)
y mantos, los cuales eran distintos de color para los efectos de representación y así
reconocer los personajes.
En el centro de las gradas había un espacio circular llamado orquesta en donde se
sentaba el coro, el proskénion, correspondiente a nuestro escenario y la skené, el
“decorado” formado por un edificio de piedra que era como escenografía. Más tarde
con el desarrollo de la técnica se fueron agregando diferentes elementos que
ayudaban a la verosimilitud de lo representado. Las obras siempre eran
representadas con acompañamientos musicales que subrayaban determinados

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pasajes o que incluso influenciaban rítmicamente la interpretación de los actores,
no siendo raro que se llegaran a cantar.

EL CORO
¿Cómo se desarrollaba el espectáculo? Se empezaba con un prólogo, que servía
para poner al corriente al público de los hechos, al terminar entraba el coro y
posteriormente sucedían diversos episodios (actos). Entre cada episodio había un
intermedio en donde el coro, acompañado por la música, cantaba estásimos. El
espectáculo cerraba con el exodio que de igual manera es cantado. A pesar de
permanecer separado del actor, el coro, intervenía en la acción, sirviendo de
comentario con valor moral, o como resumen de los hechos, algunas veces se
asumía como canto. Servía para comprender el simbolismo de la obra. El coro
funciono principalmente para la comprensión de la tragedia y se encuentra presente
en diversas obras griegas a pesar de sus modificaciones.

TEATRO Y LA “POLIS”
El teatro tuvo una gran importancia en la civilización helénica gracias a su completo
carácter de rito. La polis era una ciudad-estado con un gobierno independiente y
leyes propias, en la que el teatro se convirtió en una celebración de toda la
existencia hasta formar parte del mismo ritmo de vida. En dicha celebración se
realizaba una especie de fusión entre los espectadores, el coro y los protagonistas;
así es como el teatro es la prueba de la existencia basada en ideales. Dado el placer
y la fusión con el espectáculo que se trataba de prolongar lo más posible por lo que
se presentaban trilogías con personajes en común, por eso la representación
duraba de la salida del sol hasta la puesta del mismo. Posterior a la trilogía, solía
representar de un drama satírico. Su importancia era nacional al igual que las
Olimpiadas.

GRANDEZA DE LA TRAGEDIA
La grandeza del teatro fue gracias a tres dramaturgos: Sófocles, Esquilo y Euripides,
quienes a pesar de ser tan distintos contribuyeron de igual medida a la formación
de teatro. El desarrollo de sus obras fue muy similares, primero, a medida en que
avanzaba el tiempo, estos tienden a aumentar el número de actores que toman
parte de la acción, a medida que la evolución surgía, la tragedia perdía su condición
sacra y con ello sus características simbólicas, para adquirir otras más realistas. El
autor señala que las condiciones de las obras dramáticas corresponderán a las
condiciones de la época en las que sean creadas. La idea del estudio del teatro
griego es porque serán las bases del teatro europeo y americano que se hará en
nuestros días. A pesar de tener pocos registros de diversos teatros que surgieron
por todo el mundo son cosas muy alejadas de nuestras concepciones. El teatro

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primitivo tiene dos características particulares, la primera es que la palabra no
siempre forma un auténtico diálogo, se limita al grito y procura una emoción
inmediata. El segundo que es más sencillo reconocer son los elementos folklóricos
que se vuelven más lujosos cuando la civilización se encuentra más cerca de una
forma mágica de comprender la existencia. Es por eso que la etnia se interesa más
esta forma de estudio del teatro que de una más manera más auténtica como en
nuestros días.

LOS GRANDES TRÁGICOS


ESQUILO (525 – 456 a.C)
Escribió alrededor de noventa tragedias y ganó varios concursos teatrales en los
que compitió al lado de Sófocles. De toda su obra se conservan solamente siete
tragedias: Agamenón, Las Coéforas y Las Euménidas, que corresponden a una
trilogía. La orestiada; Los siete contra Tebas, Los persas, Las suplicantes y
Prometeo encadenado. Introdujo en el desarrollo dramático al segundo actor con el
cual se creó la situación de conflicto, indispensable para todo desarrollo teatral.
Llamado el creador del teatro griego, ya que fue quien le dio a la tragedia algunas
de sus leyes fundamentales. Nunca se limitó a la escritura de las obras, sino que
también a la “puesta en escena” de las mismas por lo que también se le considera
creador de las máscaras y coturnos. Mostró un avance muy significativo en sus
obras hasta el punto de obtener un desarrollo escénico muy complejo como el de
Las suplicantes.

LA ORESTIADA
Las tragedias que hasta ahora se obtienen de Esquilo son casi todas fragmentarias,
cuando originalmente formaban parte de trilogías; la única que se puede leer
completa es la Orstiada, la cual marca un punto culminante en el mundo dramático
de Esquilo. Aquí el autor da una reseña de lo que sucede en cada una de las tres
obras que componen la Orestiada: Agamenón, Las Coéforas y Las Euménidas y
deja ver como se entrelazan una con otra

EL MAL ENGENDRA MAL


La Orestiada es la síntesis del teatro de Esquilo. Dentro de ella se encuentran los
conflictos entre distintos personajes, lo humano y lo divino. El humano movido por
sus pasiones aún se encuentra en las manos de los Dioses, pero sobre todo por el
Hado, el destino. El Hado es una reacción en cadena. El hombre al cometer el delito
es perseguido por las furias como ocurre en Orestes. Dentro de las obras de Esquilo
(y los demás trágicos) el conflicto se sitúa siempre entre el hombre y los dioses, por
lo cual yo creería que los griegos se sentían rodeados por sus dioses, que

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pertenecían a una misma dimensión en la cual podían convivir. Algo que Esquilo
deja claro en sus obras es que el humano no debe de crear juicios sobre lo que
sucede en su entorno y mucho menos sobre sí mismo, de esta manera, Esquilo
logra que sus personajes no sean completamente buenos o malos, ya que él creía
que el humano era una combinación de estos dos extremos.

VIOLENCIA Y PROTESTA
En este punto se logra demostrar lo que el autor plantea desde un principio, el arte
existe por la necesidad de comunicar lo que sucede en el alrededor. Esquilo
encarnaba en sus protagonistas esa protesta contra el mal, el delito y la sangre
derramada. Esquilo lograba señalar en sus obras algo como: “el mal, el delito y la
violencia hacen imposible un ideal de vida de acuerdo con la justicia”; sin embargo
para combatirlos hay que conocerlos y para conocerlos se necesita representarlos.
Esquilo culpaba al hombre pero sobre todo a sus dioses llegando a defender al
mismo humano ante el Hado. Sus obras demuestran el máximo de rebelión contra
el destino y los dioses, aquello que parece ser “arcaico” es lo que se llena de
indignación. Al final de tanto pesimismo en la Orestiada queda un trago de luz lleno
de optimismo, mostrando que la vida continúa y provoca una “catarsis”, o sea la
expiación, pero esta nace solamente por poder conocer los hechos y “sufrirlos”.
Esquilo ha logrado comunicar su ideal de paz y de manera indirecta una polémica
contra las matanzas colectivas.

JUPITER Y PROMETEO
Prometeo encadenado es la máxima expresión de la impiedad de Esquilo. Es la
primer obra de Esquilo en la que aparece un tercer actor y en la que el autor
demuestra su inconformidad con el Olimpo, y la idea de creer en dioses tan crueles.
Demostrando toda la superstición que existe en la religión humana. Establece una
posición crítica ante el tradicionalismo en el que vive, Esquilo no acepta el optimismo
porque sabe que es peligroso para el futuro de hombre. A través de su obra trata de
encontrar la historia para dejar los mitos atrás y descubrir un nuevo camino para el
hombre.

SÓFOCLES (496 a.C.)


De una vida muy larga, que al parecer escribió Edipo en Colono a sus noventa años.
Al igual que Esquilo participó en diversos concursos. Al parecer escribió alrededor
de ciento veinte dramas de los cuales de conservan siete: Ayax, Antígona, Edipo
Rey, Electra, Filoctetes, Las Traquineas y Edipo en Colono. Sófocles agregó un
tercer actor a sus obras, haciendo un teatro más libre que el de Esquilo, quien lo
imitó tiempo después. Más personajes permitían un uso más extenso del diálogo.
No se conservan ninguna de sus trilogías pero se sabe que usó dicha estructura

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con más libertad; se permitió romper algunos lazos entre obras para así generar
cierta autonomía para cada una. Al igual que Esquilo, Sófocles demuestra una
posición contraria a la religión; sin embargo Esquilo no se dejaba caer en el
pesimismo absoluto, buscando una “catarsis” entre lo viejo y lo que el hombre
estaba por descubrir, con el objetivo de encontrar la paz absoluta. Por otro lado,
Sófocles, hace desaparecer la esperanza en la lucha, se encontrará apegado a la
idea de: “Sería mejor no haber nacido”. Una Falta de catarsis.

EL PESIMISMO
En ésta negación en la que Sófocles se encuentra sumergido, se encuentran dos
razones, una personal y otra colectiva, la primera nacía de su carácter poético ya
que no encontraba la salida a la condición tan trágica del ser humano y la segunda
nace del reflejo que la sociedad griega daba paso por sí misma a dicha condición.
La sociedad griega (polis) se encontraba menos segura de sí misma y es reflejada
directamente en el teatro por su característica puramente social. Y aunque Sófocles
fuera más flexible que Esquilo se mostrará más atroz y manipulado por el
escepticismo.

DE AYAX A EDIPO
Poniendo como ejemplo Ayax, veremos que el personaje principal se mata al verse
en ridículo y es en esta situación donde el héroe se ridiculiza y destruye su propio
concepto, lo cual hace reflexionar a la polis ya que el héroe obtiene cierto lugar en
ella. Es un juego de Sófocles en alguna de sus obras, donde se pasa de la burla al
sarcasmo. Sófocles hace ver que sus obras están llenas de una seguridad negativa
“Nadie es feliz, si es mortal”, esto lo hace ver mucho más claro en Edipo rey, una
de sus obras más conocidas, en la que se muestra que el Hado juega con el hombre.
Edipo Rey, es considerada la mejor obra de las tragedias griegas ya que en ella se
logra ver por primera vez la duda del personaje a cerca de su personalidad.

EURIPIDES (480 – 406 a.C.)


Rival de concurso con Sófocles. Siendo profundamente distintos. Se cree que
escribió más de noventa obras de las cuales se conocen diecisiete tragedias y un
drama satírico: El Cíclope. De los tres trágico es el más realista, apegado a la forma
de vivir de su entorno lo que lo hace ver limitado. Dicho realismo nace de la
observación de sus costumbres. Su escepticismo nace gracias a que ya no ve
compaginar la creencia religiosa de su civilización con su actuar en la vida cotidiana.
Para este entonces el teatro se habría modificado significativamente, un cuarto
personaje que casi no se hacía presente, el coro había perdido poder en la acción
y de las cincuenta personas que lo conformaban quedaba solamente una docena.
Sus personajes son menos idealizados (realistas). Su crítica a la religión y el poder

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es menos apasionada y escabrosa que los trágicos anteriores, eliminando casi por
completo la crítica a cosas en las que ya no cree. Busca una nueva realidad en la
tragedia griega. Eurípides sirve de puente entre el teatro griego y el romano gracias
a dichas características que fueron admiradas hasta después de su muerte. De sus
diecisiete obras las más famosas son: Alcestes, Medea, Hipólito, Ifigenia en Aulide,
Ifigenia en Táuride, Electra, Las bacantes, Hécuba y El Ciclope.

Bibliografía:
LA HISTORIA DEL TEATRO, Biblioteca UTEHA, Méxio, 1980.

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