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Universidad de San Carlos de Guatemala

EFPEMPLAN SÁBADOCURSO DE FÍSICA IVProfesorado en Física-


Ma e!" icaCa edr" ico# In$% Mario Sosa&ORARIO# '(#)) A '*#)) &ORAS

Ensayo sobre el accidente


Del transbordador Challenger
Co+o Lo,e . Ma/nor Es 0ardoCarn1# 2)'(-'32(('45)(52)'*
Sabemos perfectamente que la física es la ciencia que e
s t u d i a l o s fenómenos naturales, que además contempla otras ciencias,
como la química, la

geología o la astronomía, mismas con las que se encuentra es


t r e c h a m e n t e relacionada. Tiene por objeto el estudio de los cuerpos,
de sus propiedades ycaracterísticas, a los fenómenos producidos por situaciones
naturales. Al ser una ciencia experimental crea leyes, muchas de estas
por no decir en su totalidad, nacen del simple hecho de la obser!ación de !arios
fenómenos."n el documental de la ##$, se busca una respuesta al
accidente por parte deuna comisión que se creó para este moti!o, uno de
los integrantes de la comisión,el %octor &ichard 'hillips (eynman in!estiga,
determina y concluye los factoresdeterminantes en el accidente del Transbordador
$hallenger. "l Transbordador "spacial $hallenger explotó ante la !ista de
muchostestigos especialmente los alumnos de la maestra $hrista )cAuliffe
quien habíasido elegida entre más de *+,+++ maestros para acompa ar a la
tripulación el - de enero de */ 0 a tan solo 12 segundos de !uelo. Al
inicio se rumoró que laexplosión se debía a un acto de terrorismo, sin
embargo in!estigaciones despu3sde lo ocurrido determinaron los factores que
inter!inieron en el fatal accidente quecobró la !ida de siete personas, entre ellas la
mencionada maestra.Se debe mencionar que desde octubre de */ 4 hasta el día
del accidente,el $hallenger había reali5ado die5 misiones espaciales
con 3xito, entonces laspreguntas eran6 78u3 sucedió o que cambio en ese día
respecto a los anteriores978u3 factores fueron determinantes para lo sucedido9
78ui3n fue el culpable9' a r a e s c l a r e c e r e s t a s i t u a c i ó n l a : A S A ;
N a t i o n a l A e r o n a u t i c s a n d S p a c e Administration
< forma una comisión donde incluye científicos, astrona
u t a s , personas del =obierno de los "stados >nidos de Am3rica y todos aquellos que
dealguna u otra manera tu!ieron injerencia.?o primero que se determinó es que el
$hallenger explotó debido a que elhidrógeno y el oxígeno líquido se escaparon del
tanque principal incendiándose enel acto formando una gran explosión, descartaron que
habían sido un problema de

los motores, porque en las imágenes se constató que estos siguieron !olando.
Alt e n e r c a d a u n a d e l a s p i e 5 a s q u e f u e r o n p o s i b l e s d e r e
c u p e r a r p u d i e r o n determinar que el transbordador fue destro5ado por las fuer5as
aerodinámicas.%urante la inspección se llegó a la dramática afirmación que la
tripulaciónno había muerto en el instante de la explosión como se
suponía, esto debido aque se percataron que la !ál!ulas de oxigeno estaban
desprendidas, y aunque eltransbordador había ardido en fuego la cabina se
había conser!ado intacta, estasiguió subiendo debido a la inercia hasta
alcan5ar una altura aproximada de -2@ilómetros de altura, luego
descendió en un tiempo de 01s, una !elocidad de
656
m
/
s
, al impactar con el agua, esta pro!ocó una desaceleración de unas -++!eces la fuer5a de
la gra!edad, que pro!ocó que la estructura se destruyera asícomo todo lo que
había en su
interior.%espu3s de semanas de in!estigaciones, el científico &ichard 'hi
llips(eynman hace unos descubrimientos importantes, dejando a lu5
situaciones depresiones políticas que for5aron el lan5amiento que
había sido suspendido
en!arias ocasiones, estas presiones !enían incluso dentro de la mism
a :ASA,porque el lan5amiento de dos sondas espaciales se había retrasado."l doctor
(eynman hi5o además un impactante descubrimiento, que si bienes cierto los
selladores que se usaron en lo tanques de combustible no tenían lacalidad
adecuada, el problema primordial era un anillo de goma que formaba partede una de
las juntas entre secciones del cohete, este anillo debido a la
bajastemperaturas durante los días pre!ios al lan5amiento había perdido su
flexibilidady se rompió a causa de la presión de los gases durante el lan5amiento."l día
que la comisión de in!estigación dio su informe ante representantesdel gobierno
de los "stados >nidos y medios de comunicación, el doctor (eynmandemostró
su importante descubrimiento, utili5ó un !aso con
agua con hielo yd e n t r o d e l m i s m o , h a b í a u n p e d a 5 o d e l m a t e r i a l
con el que se fabricaron los

anillos, utili5ando una peque a prensa manual, el mater


i a l s e a p r e c i a b a comprimido exponiendo que el mismo no soportaba bajas
temperaturas. A modo de conclusión se puede decir que ?a dure5a de un metal
tambi3npuede resultar de importancia en ingeniería comunmente, las escalas
de dure5aen la industria son de los tipos6 &oc@ ell # y $ y #rinell ;B#<.
E-grafía
https6CC .youtube.comC atch9!D#EfFxxBG2gohttp6CC .up!.esCsateliteCtrabajo
sCpractF/Cta!iCchallengCchalleng.htmhttp6CC .elmundo.esCcienciaC-+*4C+*C-*CH-
deb0H+e-1+4e0a+0 b4H1a.htmlhttp6CC 0.unio!i.esCusrCfblancoC?eccion-
.&efractarios.'ropiedades)"$A:G$AS.pdf

"Estados Unidos continuará la exploración del espacio" prometió ayer


Ronald Reagan tras recibir el informe sobre la tragedia del Challenger,
que concluye que el lanzamiento fue un error de la NASA, que originó, el
pasado 28 de enero, la mayor catástrofe de la carrera espacial
norteamericana y un accidente que pudo haberse evitado. La agencia
espacial norteamericana no corrigió un defecto de diseño en los anillos
que sellan las juntas que unen los cohetes propulsores (causa inmediata
del accidente) y durante años continuó, bajo presión, un programa de
lanzamientos que no podía cumplir garantizando la seguridad de los
vuelos.

Ésta es la principal conclusión del informe, de 256 páginas, entregado


ayer a Ronald Reagan por una comisión presidencial, 132 días después
de que el transbordador espacial, con siete astronautas a bordo, entre
ellos la primera profesora en el espacio, estallara 74 segundos después
de su lanzamiento, desde cabo Cañaveral. Las críticas no son
"inesperadas ni completamente inmerecidas", afirmó ayer, en la primera
reacción, el director de la NASA, James Fletcher. Lo ocurrido, añadió, no
es el fin de esta agencia ni de la exploración del espacio.Reagan, tras
recibir una explicación sobre el informe, a cargo de los miembros de la
comisión, dijo en la Casa Blanca que se aprende de los fracasos y
prometió que EE UU hará lo necesario para contar con un programa
espacial seguro y fiable. El presidente de la comisión investigadora,
William Rogers, insistió, en una conferencia de prensa, que hubo una
"serie de fallos" en el proceso de toma de decisiones de la NASA, pero
que no se trata de culpar a nadie. Al parecer, no se van a derivar
responsabilidades judiciales para ningún funcionario de la NASA, aunque
ya han comenzado a caer cabezas, lo mismo que en la empresa fabricante
de los cohetes propulsores del Challenger.

"Todos tenemos algo de culpa", explicó Rogers a los periodistas, "la


Administración, el Congreso, la Prensa. Éramos muy optimistas y
pensábamos que el Shuttle era ya un vehículo operacional cuando
todavía estaba en fase experimental. Hay que aprender la lección". Tras
la lectura del informe, resulta sorprendente cómo continuaban
lanzándose los transbordadores espaciales a pesar de que la NASA
sabía que los cohetes propulsores de combustible sólido tenían en sus
juntas defectos graves de diseño que hacían su uso potencialmente
catastrófico. El informe afirma que la NASA estaba, de alguna forma,
jugando a la ruleta rusa.

Defecto de diseño
El informe confirma que fue un defecto de diseño en las juntas de unión
del cohete propulsor derecho, que ya se conocía desde hace más de 10
años, la causa inmediata del accidente. El fallo en un anillo que debía
sellar la junta se debió "a un diseño defectuoso, inaceptablemente
sensible a una serie de factores. Estos factores son los efectos de la
temperatura, las dimensiones físicas, el tipo de materiales, los efectos de
que los anillos se vuelven a usar después de cada vuelo y la reacción de
la junta a las presiones dinámicas".

El informe es una dura crítica para la NASA y pide una revisión profunda
del programa espacial antes de efectuar nuevos lanzamientos tripulados.
Una serie de fracasos en lanzamientos de cohetes no tripulados en los
últimos meses ha dejado a EE UU sin capacidad de poner satélites en
órbita, poniendo en peligro programas militares importantes para la
seguridad nacional.

Sin embargo, los 13 niÍembros de la coniÍsión, presidida por el ex


secretario de Estado Rogers, han aguado a última hora sus críticas y
tratan de salvar políticamente a la Agencia Espacial. En una conclusión
final, el informe urge que la NASA continúe recibiendo el apoyo del
Gobierno y de la opinión pública porque es "un recurso nacional y un
símbolo de orgullo de EE UU y de liderazgo tecnológico". El informe
concluye que la Agencia Espacial debe revisar por completo su forma de
operar para evitar errores similares en el futuro y pide que los cohetes
propulsores del transbordador espacial sean diseñados de nuevo. La
opinión de uno de los miembros de la comisión, el Nobel de Física
Richard Feynman, que se refería a "la estupidez y la costumbre de
disimular" de los ingenieros de la NASA, ha sido a última hora retirada
del estudio y aparecerá en un apéndice que se publicará posteriormente.

El estudio no recomienda que debe hacerse en el futuro con el programa


espacial; Reagan deberá decidir pronto si EE UU construye un
nuevo Shuffle, a un coste de 3.000 millones de dólares (unos 440.000
millones de pesetas). Pero el informe Rogers afirma que "la tendencia a
descansar en el transbordador como principal capacidad de lanzamiento
creó una presión inexorable sobre la NASA para aumentar el ritmo de los
vuelos. Esta exclusiva dependencia debiera ser evitada en el flituro".

El informe explica que "en el módulo de mando no sonó ninguna alarma


que advirtiera de lo que estaba ocurriendo. La tripulación,
aparentemente, no tuvo indicación alguna de un problema antes de la
rápida explosión del sistema del transbordador. En el período de vuelo,
cuando los propulsores sólidos están en funcionamiento, no hay ninguna
posibilidad de abortar el vuelo y sobrevivir. No había nada que los
astronautas o los controladores pudieran haber hecho para evitar la
catástrofe".
Una filtración de gases calientes blancos a través de una junta del cohete
propulsor derecho, de combustible sólido (por el frío reinante en la
madrugada anterior al lanzamiento y por otra serie de causas, falló un
anillo de goma que sella la unión de dos segmentos del cohete,
destinado a impedir que los gases de la combustión del propulsor salgan
al exterior) provocó el desastre.

Los gases se convirtieron en una lengua de fuego que erosionó el tanque


principal de combustible y finalmente, provocó la explosión del
transbordador.

"La decisión de lanzar el Challenger fue equivocada", afirma el informe.


"Los que tomaron la decisión no eran conscientes de la historia reciente
de problemas que afectaba a los anillos y a la junta de unión y tampoco
de la recomendación inicial, por escrito, del fabricante de los cohetes,
que advertía contra un lanzamiento con temperaturas por debajo de -53º
Farenheit (la noche anterior la temperatura bajó hasta -38º) y la, continua
oposición de los ingenieros de Thiokol (fabricante de propulsores).

"Estados Unidos continuará la exploración del espacio" prometió ayer


Ronald Reagan tras recibir el informe sobre la tragedia del Challenger,
que concluye que el lanzamiento fue un error de la NASA, que originó, el
pasado 28 de enero, la mayor catástrofe de la carrera espacial
norteamericana y un accidente que pudo haberse evitado. La agencia
espacial norteamericana no corrigió un defecto de diseño en los anillos
que sellan las juntas que unen los cohetes propulsores (causa inmediata
del accidente) y durante años continuó, bajo presión, un programa de
lanzamientos que no podía cumplir garantizando la seguridad de los
vuelos.

Ésta es la principal conclusión del informe, de 256 páginas, entregado


ayer a Ronald Reagan por una comisión presidencial, 132 días después
de que el transbordador espacial, con siete astronautas a bordo, entre
ellos la primera profesora en el espacio, estallara 74 segundos después
de su lanzamiento, desde cabo Cañaveral. Las críticas no son
"inesperadas ni completamente inmerecidas", afirmó ayer, en la primera
reacción, el director de la NASA, James Fletcher. Lo ocurrido, añadió, no
es el fin de esta agencia ni de la exploración del espacio.Reagan, tras
recibir una explicación sobre el informe, a cargo de los miembros de la
comisión, dijo en la Casa Blanca que se aprende de los fracasos y
prometió que EE UU hará lo necesario para contar con un programa
espacial seguro y fiable. El presidente de la comisión investigadora,
William Rogers, insistió, en una conferencia de prensa, que hubo una
"serie de fallos" en el proceso de toma de decisiones de la NASA, pero
que no se trata de culpar a nadie. Al parecer, no se van a derivar
responsabilidades judiciales para ningún funcionario de la NASA, aunque
ya han comenzado a caer cabezas, lo mismo que en la empresa fabricante
de los cohetes propulsores del Challenger.

"Todos tenemos algo de culpa", explicó Rogers a los periodistas, "la


Administración, el Congreso, la Prensa. Éramos muy optimistas y
pensábamos que el Shuttle era ya un vehículo operacional cuando
todavía estaba en fase experimental. Hay que aprender la lección". Tras
la lectura del informe, resulta sorprendente cómo continuaban
lanzándose los transbordadores espaciales a pesar de que la NASA
sabía que los cohetes propulsores de combustible sólido tenían en sus
juntas defectos graves de diseño que hacían su uso potencialmente
catastrófico. El informe afirma que la NASA estaba, de alguna forma,
jugando a la ruleta rusa.

Defecto de diseño

El informe confirma que fue un defecto de diseño en las juntas de unión


del cohete propulsor derecho, que ya se conocía desde hace más de 10
años, la causa inmediata del accidente. El fallo en un anillo que debía
sellar la junta se debió "a un diseño defectuoso, inaceptablemente
sensible a una serie de factores. Estos factores son los efectos de la
temperatura, las dimensiones físicas, el tipo de materiales, los efectos de
que los anillos se vuelven a usar después de cada vuelo y la reacción de
la junta a las presiones dinámicas".

El informe es una dura crítica para la NASA y pide una revisión profunda
del programa espacial antes de efectuar nuevos lanzamientos tripulados.
Una serie de fracasos en lanzamientos de cohetes no tripulados en los
últimos meses ha dejado a EE UU sin capacidad de poner satélites en
órbita, poniendo en peligro programas militares importantes para la
seguridad nacional.

Sin embargo, los 13 niÍembros de la coniÍsión, presidida por el ex


secretario de Estado Rogers, han aguado a última hora sus críticas y
tratan de salvar políticamente a la Agencia Espacial. En una conclusión
final, el informe urge que la NASA continúe recibiendo el apoyo del
Gobierno y de la opinión pública porque es "un recurso nacional y un
símbolo de orgullo de EE UU y de liderazgo tecnológico". El informe
concluye que la Agencia Espacial debe revisar por completo su forma de
operar para evitar errores similares en el futuro y pide que los cohetes
propulsores del transbordador espacial sean diseñados de nuevo. La
opinión de uno de los miembros de la comisión, el Nobel de Física
Richard Feynman, que se refería a "la estupidez y la costumbre de
disimular" de los ingenieros de la NASA, ha sido a última hora retirada
del estudio y aparecerá en un apéndice que se publicará posteriormente.

El estudio no recomienda que debe hacerse en el futuro con el programa


espacial; Reagan deberá decidir pronto si EE UU construye un
nuevo Shuffle, a un coste de 3.000 millones de dólares (unos 440.000
millones de pesetas). Pero el informe Rogers afirma que "la tendencia a
descansar en el transbordador como principal capacidad de lanzamiento
creó una presión inexorable sobre la NASA para aumentar el ritmo de los
vuelos. Esta exclusiva dependencia debiera ser evitada en el flituro".

El informe explica que "en el módulo de mando no sonó ninguna alarma


que advirtiera de lo que estaba ocurriendo. La tripulación,
aparentemente, no tuvo indicación alguna de un problema antes de la
rápida explosión del sistema del transbordador. En el período de vuelo,
cuando los propulsores sólidos están en funcionamiento, no hay ninguna
posibilidad de abortar el vuelo y sobrevivir. No había nada que los
astronautas o los controladores pudieran haber hecho para evitar la
catástrofe".

Una filtración de gases calientes blancos a través de una junta del cohete
propulsor derecho, de combustible sólido (por el frío reinante en la
madrugada anterior al lanzamiento y por otra serie de causas, falló un
anillo de goma que sella la unión de dos segmentos del cohete,
destinado a impedir que los gases de la combustión del propulsor salgan
al exterior) provocó el desastre.

Los gases se convirtieron en una lengua de fuego que erosionó el tanque


principal de combustible y finalmente, provocó la explosión del
transbordador.
"La decisión de lanzar el Challenger fue equivocada", afirma el informe.
"Los que tomaron la decisión no eran conscientes de la historia reciente
de problemas que afectaba a los anillos y a la junta de unión y tampoco
de la recomendación inicial, por escrito, del fabricante de los cohetes,
que advertía contra un lanzamiento con temperaturas por debajo de -53º
Farenheit (la noche anterior la temperatura bajó hasta -38º) y la, continua
oposición de los ingenieros de Thiokol (fabricante de propulsores).

Mientras que el profesor de Métodos Cuantitativos dictaba su clase, yo trataba de


comprender con mi mentalidad de abogado el significado de las ecuaciones matemáticas,
fue entonces que me pregunté qué papel juega la duda al momento de tomar decisiones, la
inseguridad que nos provoca y la importancia de evaluar los riesgos para saber qué decidir.

Muchas veces, el entorno que nos rodea, presionará la razón y nuestro criterio profesional,
siendo “apasionados”, “subjetivos” o “sentimentales” en nuestro razonamiento, sin embargo,
resulta necesario no traicionar nuestra ética profesional y como dijo Richard Feynmann, qué
te importa lo que piensan los demás, a lo que debemos de agregar que “los problemas han
sido hechos para ser solucionados”. Pues bueno, ahí va un ejemplo de una toma de decisión,
los riesgos y las probabilidades de éxito y fracaso.

I. El lanzamiento del transbordador espacial Challenger

El 28 de enero de 1986, en La Florida (Estados Unidos), luego de varios intentos fallidos,


los astronautas Michael J. Smith, Ronald Mc Nair, Ellison Onizuka, Greg Jarvis, Judith
Resnik, Francis Dick Scobee y la profesora Christa Corrigan McAuliffe abordaron el
transbordador Challenger para realizar el vigésimo quinto viaje espacial.Sin embargo,
setentitrés (73) segundos después de efectuado el lanzamiento, el transbordador espacial
combustionó de oxígeno e hidrógeno causando la colisión del tanque de combustible del
cohete propulsor derecho, causando la descomposición del Challenger en varios pedazos
y formando una nube a 16 kilómetros de altura.

Los mencionados astronautas fallecieron, aunque algunos de ellos aún estaban vivos
cuando la cápsula del cohete estaba en caída libre pero al no tener una salida de escape,
murieron cuando dicha cápsula colisionó al mar a una velocidad de 333 km por hora,
convirtiéndose así en la primera catástrofe en los viajes espaciales y la historia de la
NASA.

Ante lo ocurrido, la administración de Ronald Reagan creó la “Presidential Commission on


the Space Shuttle Challenger Accident”, o simplemente “Comisión Rogers” dirigido por el
secretario de Estado William Rogers, debiendo determinar las causas del accidente. Dicha
comisión fue multidisciplinaria y estuvo conformado por políticos, astronautas, militares y
un científico, el físico Richard Phillips Feynman, premio nobel de física en 1965.

II. El Informe del físico Richard Phillips Feynman (EE.UU, 1918-1988)

Feynman, en el “Appendix F – Personal observations on the reliability of the shuttle”


(Apéndice F-Informe minoritario en la investigación del lanzamiento espacial Challenger)
nos demostró a través de un análisis científico, experimental y cuantitativo que el accidente
fue responsabilidad de los gestores de la NASA y no de las condiciones climatológicas que
se dieron durante el lanzamiento.
Si bien, la Comisión Rogers determinó que la causa del accidente fue el fallo de las juntas
toroidales “O Rings” (Anillos O) del cohete propulsor, debido a las bajas temperaturas a la
hora del despegue, es decir una contingencia de la naturaleza, el físico Feynman
responsabilizó a los directivos de la NASA en la manera cómo gestionaron el lanzamiento
del Challenger.

Para ello, Feynman evaluó los antecedentes y métodos utilizados en el lanzamiento entre
ellos, las pruebas técnicas, informes de los ingenieros, estadísticas y decisiones
gerenciales, además analizó la forma de trabajar de la NASA y de las empresas
fabricantes de los componentes del Challenger, especialmente Morton Thiokol, que fabricó
los anillos “O”, y realizó entrevistas a los ingenieros, mecánicos y técnicos del accidente.

El famoso “Appendix F” se estructuró en tres componentes:

a) La aviónica, donde el físico advirtió la baja fiabilidad de los sensores de temperatura,


teniendo en cuenta las fallas en pronosticar las condiciones climatológicas cuando se
efectuó el lanzamiento.

b) Los motores de combustible líquido (SSME), donde el físico advirtió los errores de su
construcción ya que no fueron fabricados de ?abajo hacia arriba?, para poder probar los
componentes de forma independiente antes del ensamblado final y poder detectar errores
con mayor rapidez y menos costo en su reparación; sino que fueron fabricados de “arriba
hacia abajo” es decir que el motor se construyó por completo antes de someterlo a las
pruebas, dificultando la localización y reparación de las fallas de los componentes del
motor.

c) Por último, en los cohetes de combustible sólido (SRB), el físico advirtió que los anillos
O de los cohetes de propulsión no tuvieron un “factor de seguridad de tres” como lo
sostenía la NASA ya que no puede inferirse la seguridad del lanzamiento del
transbordador con anillos-O que estaban erosionados hasta en un tercio del radio en
misiones anteriores, eso equivaldría decir ilógicamente que un puente con grietas en un
tercio de su estructura es seguro cuando soporta tres veces más peso que la media que
soporta en su uso normal, siendo improbable que represente siquiera un factor de
seguridad de uno.

III. El análisis de las probabilidades de riesgo de accidente en el lanzamiento del


Challenger

La responsabilidad del accidente del Challenger fue de los directivos de la NASA que
asumieron riesgos y tomaron decisiones sin conocer la probabilidad que ocurra un
accidente de transbordador espacial, la erosión de los anillos O en misiones anteriores, la
falta de elasticidad de los anillo O por las condiciones climatológicas existentes en la zona
y la falta de cumplimiento del protocolo de vuelo.

Al respecto, se debe considerar que si los gestores de la NASA que tomaron las
decisiones finales hubieran tenido total conocimiento sobre el grado de seguridad de los
anillos O, resultaría probable que el lanzamiento no hubiera ocurrido, al existir mayor
riesgo que ocurriera un accidente en un transbordador con fallas técnicas en sus
componentes.

La probabilidad que ocurra un accidente de transbordador espacial


El método empleado por los gestores de la NASA para calcular el riesgo de accidentes y la
toma de decisiones para efectuar el lanzamiento fue irreal, subjetivo e ilógico, casi al límite
de la fantasía como lo demostró Feynman en su informe.
Así, la NASA indicó que la probabilidad que ocurriera un accidente de transbordadores
espaciales era 1 de cada 100 000 veces, sin embargo para Feynman dicho enunciado
representaba una fe fantástica de los gestores de la NASA en el transbordador que
técnicamente carecía de sustento porque implicaría que no existieran accidentes en 300
años, lo que hace cierta la frase de Carl Sagan cuando señaló que “La primera gran virtud
del hombre fue la duda y el primer gran defecto la fe”, falsa fe de los gestores de la NASA
en aparatos con fallas técnicas que daban incertidumbre en el éxito del lanzamiento.

Sin embargo, Feynman, siendo más realista demostró que los accidentes de los cohetes
espaciales resulta 2 de cada 100 veces (2%), dato fiable contrastado en la realidad con los
accidentes ocurridos en los años 1986 y 2003 con el Challenger y el Columbia,
respectivamente.

La erosión de los anillos O en misiones anteriores


La erosión de los anillos O venía ocurriendo en vuelos anteriores, como ocurrió con el
Discovery en 1985, sin que la NASA entendiera su origen, consecuencias y las
condiciones definidas del grado de erosión en cada vuelo que permitiera calcular el riesgo
y la probabilidad que ocurriera un accidente, es como decir que “El hecho de que este
peligro no condujera a una catástrofe antes no es garantía de que no vaya a hacerlo la
próxima vez, a menos que se haya alcanzado una completa comprensión del mismo.
Cuando se juega a la ruleta rusa, el hecho de que el primer disparo no haya producido
daños sirve de poco consuelo para el siguiente”.

La falta de elasticidad de los anillos O por las condiciones climatológicas existentes


en la zona.
El 28 de junio de 1986, en el Kennedy Space Center de Cabo Cañaveral en Florida, las
condiciones climatológicas para el lanzamiento del transbordador espacial Challenger fue
de -2ºC, pero los ingenieros de Morton Thiokol, proveedores de los anillos O habían
efectuado pruebas a partir de los 4ºC que al ser consultados por los gestores de la NASA
sobre la viabilidad del lanzamiento del Challenger, recomendaron primeramente que se
realice el vuelo a partir de 11º centígrados, es decir que dada la condición climatológica
desfavorable, no se debió realizar el lanzamiento.

Al respecto, Feynman demostró que los anillos O de los cohetes propulsores fueron un
factor importante en el accidente, al probar que dichos anillos perdieron elasticidad al ser
sumergidos en un vaso de agua con hielo que asemejaron las condiciones climatológicas
de ese entonces, hecho que incidió en los componentes del Challenger, situación que es
similar cuando se coloca un chicle, normalmente flexible, en el congelador que al cabo de
un lapso de tiempo, se pone rígido y muy fácil de romper, como ocurrió con el anillo O.

Dicho peligro fue advertido por algunos ingenieros de Morton Thiokol, empresa que fabricó
dichos anillos, ya que al haber sido diseñadas para trabajar a altas temperaturas, era muy
probable que debajo de los 11,7ºC la rigidez hacía que los anillos no funcionaran
correctamente, sin embargo, a pesar del riesgo advertido por los ingenieros de la empresa
fabricante, la NASA señaló que no existía peligro alguno pese a que las condiciones
climatológicas eran de de -2ºC en la zona.

La falta de cumplimiento del protocolo de vuelo


Entendido como “pasos a seguir para asegurar la viabilidad del lanzamiento”, resultó que
el “inconveniente meteorológico” ocurrido el día del lanzamiento fue el único paso que no
se cumplía, además llevaban seis días de retraso, sólo la CNN se comprometió a
retransmitir el lanzamiento y se perdió el interés en el vuelo del transbordador que
resultaba importante en plena guerra fría, es decir que la NASA faltando a la ética técnico-
profesional priorizó las relaciones públicas para tomar la decisión del lanzamiento del
Challenger sin importar el riesgo que representaba, las opiniones técnicas y la vida de los
astronautas que no tuvieron conocimiento de las fallas del transbordador ya que como lo
señaló Feynman en el epílogo de su informe : “Para una tecnología exitosa, la realidad
debe tener preferencia sobre las relaciones públicas, pues la naturaleza no puede ser
engañada”.

IV. El caso Challenger en el ámbito de los negocios

Los clientes Challenger serían aquellos que hacen lo mismo que los gestores de la NASA
que en vez de preguntar ¿qué más hace falta para hacer las cosas bien?, preguntan ¿y
eso para qué lo quieres?, los gerentes ?Thiokol? serían aquellos que no respetan las
decisiones de sus propios técnicos y le dan al cliente lo que éste quiere, a pesar de no ser
ético o legal, mientras que los técnicos “Feynman”, serían aquellos técnicos que con ética
profesional no ceden al chantaje y presión sustentando su posición en forma objetiva,
donde el gorro de ingeniero y directivo es el mismo cuando se saca uno y se pone el otro.

V. Conclusiones

1) El accidente del transbordador Challenger no fue un hecho atribuible a las condiciones


climatológicas en la fecha de lanzamiento como lo señaló la Comisión Rogers porque
dicha situación pudo ser advertido por los gestores de la NASA si hubiesen tomado
decisiones con riesgos calculados en forma real que permitiera alertar la probabilidad de
accidentes.

2) El informe Feynman demostró que el accidente del Challenger es responsabilidad de los


gestores de la NASA quienes no consideraron cálculos de probabilidades y riesgos reales
que permitieran alertar un accidente, más aún que ocurrieron erosiones de los anillos O en
las misiones anteriores, las condiciones meteorológicas no fueron favorables para el
funcionamiento de la flexibilidad de los anillos y la existencia de un protocolo de vuelo que
debía respetarse, situaciones que implicaron un alto riesgo para realizar el lanzamiento del
transbordador espacial con alta probabilidad de fracaso.

3) La toma de decisiones de los gestores de la NASA debió ser objetivo y científico


considerando las opiniones técnicas de los ingenieros de la NASA y de la empresa
fabricante de los anillos O teniendo en cuenta que existía mayor probabilidad que ocurriera
un accidente en un transbordador que presentaba fallas técnicas.

4) La toma de decisiones de los gestores de la NASA no debió ser subjetivo al haber


priorizado los compromisos asumidos con la prensa, los días de retraso y la guerra fría, es
decir las relaciones públicas, sin tener en cuenta cuando Feynman dice que: “Para una
tecnología exitosa, la realidad debe tener preferencia sobre las relaciones públicas, pues la
naturaleza no puede ser engañada”.

5) Las probabilidades de éxito en una toma de decisiones se encuentra en la capacidad de


poder identificar los riesgos.

VI. Fuentes bibliográficas

FEYNMAN, RICHARD P., El placer de descubrir, pp 123-137: Informe minoritario de


Richard P. Feynman en la investigación de la lanzadera espacial Challenger

FEYNMAN, RICHARD P. Appendix F – Personal observations on the reliability of the


Shuttle. En:
http://science.ksc.nasa.gov/shuttle/missions/51-l/docs/rogers-commission/Appendix-F.txt

CASADO, Javier. A vueltas con la seguridad. Un lugar para debatir sobre astronáutica y
espacio. En:
http://fjcasadop.blogspot.com/2007/12/vueltas-con-la-seguridad.html
DETHER, Mario. El Caso Challenger. Cómo evitar que las crisis terminen en desastres.
En:
http://www.mariodehter.com/picture_library/challenger.pdf

Informe minoritario.
En: Blogspot ?Un barco más grande Grandes (y pequeños) traspiés de la historia de la
humanidad?
http://barcomasgrande.blogspot.com/2007/12/informe-minoritario.html

Siete mitos sobre el desastre del Challenger. En:


http://www.microsiervos.com/archivo/ciencia/siete-mitos-desastre-challenger.html

Clientes “Challenger”, gerentes “Thiokol” y técnicos “Feynman”. En:


http://geodiendo.com/2009/10/clientes-challenger-gerentes-thiokol-y.html

La NASA pudo evitar el accidente


del 'Columbia'
El comité de investigación critica el fallo de los mecanismos de
seguridad en la agencia espacial
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MALEN RUIZ DE ELVIRA


Madrid 27 AGO 2003
El comité de expertos que ha investigado durante siete meses la tragedia
del Columbia concluyó ayer que el transbordador espacial resultó destruido,
junto a sus siete tripulantes, el pasado 1 de febrero, como consecuencia del daño
que sufrió el ala izquierda a causa del impacto de un trozo de espuma aislante
que se soltó en el lanzamiento. El informe final del accidente critica la
organización de la NASA, en especial la "forma de trabajo de los mandos" por no
evaluar bien los riesgos ni escuchar las sospechas de sus técnicos. Unas
deficiencias de seguridad que, de haberse subsanado, habrían permitido incluso
intentar un rescate. Las recomendaciones del informe no incluyen una fecha para
volver a volar.
El informe es un aleccionador repaso del comportamiento de las grandes
burocracias, como la de la NASA, que es sin embargo, para Harold Gehman,
presidente del comité de investigación del accidente del Columbia, "una
organización extraordinaria que se atreve a hacer cosas únicas y especiales". El
accidente pudo haberse evitado, montando incluso una operación de rescate de
alto riesgo, concluyen los 13 miembros del comité, aunque reconocen la
complejidad del proceso que lo produjo.

La tragedia se pudo haber evitado si la NASA hubiera tenido las medidas de


evaluación de riesgos y comunicación fluida entre departamentos a las que se
comprometió tras el accidente del Challenger, en 1986. "Estamos convencidos de
que la forma de trabajo de los mandos que supervisaban el programa del
transbordador fue la causa del accidente tanto como la espuma que golpeó el ala
izquierda", dice el informe.

Conocido el daño, se hubiera enviado otro transbordador


para rescatar a la tripulación
Gran parte de las operaciones, incluida la seguridad, se
había delegado a contratistas
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Y es que para el comité investigador del accidente del Columbia la causa está
clara. No existen matices como "probable" o "posible" en el texto que relata lo
que pasó: "La causa física de la pérdida del Columbia y su tripulación fue una
brecha en el sistema de protección térmica en el borde de ataque del ala
izquierda, causada por un trozo de espuma aislante que se desprendió de la
sección izquierda (...) del tanque externo a los 81,7 segundos del lanzamiento, y
golpeó el ala cerca de la mitad inferior del panel de carbono-carbono reforzado
número 8. Durante la reentrada, esta brecha permitió la entrada de aire muy
caliente a través del aislante del borde de ataque, y progresivamente fundió la
estructura de aluminio del ala izquierda hasta que el aumento de las fuerzas
aerodinámicas causó la pérdida de control, el fracaso del ala y la destrucción del
transbordador". Se calcula que el trozo de espuma impactó el borde del ala a una
velocidad de casi 900 kilómetros por hora y causó un agujero de unos 25
centímetros de diámetro.

El desprendimiento de trozos de aislante se había producido en vuelos anteriores


sin más consecuencias que la pérdida o daño de algunas losetas térmicas que no
puso en peligro a la nave, lo que llevó a los mandos a una actitud de
complacencia. Si éstos hubieran evaluado bien el riesgo que supuso el impacto
del trozo de espuma, escuchando las sospechas de algunos ingenieros que se
reflejaron en mensajes electrónicos, se hubiera pedido la observación del daño
con satélites militares y se hubiera podido enviar otro transbordador,
el Atlantis, para rescatar a la tripulación antes de que se acabara el aire para
respirar, el 15 de febrero. Todo ello supondría, sin embargo, un alto riesgo, que
incluiría el de la permanencia en órbita de un transbordador vacío que caería a la
Tierra en pocas semanas o tendría que ser reparado en el espacio.

Pero, según el informe, el accidente "probablemente no fue un acontecimiento


anómalo, gobernado por el azar, sino que seguramente estuvo relacionado con la
historia de la NASA y la cultura del programa de vuelos tripulados". Como
disculpa, los investigadores encontraron que el presupuesto del programa del
transbordador se había reducido en un 40% en los últimos años y que había
presiones para cumplir un exigente calendario motivado por el papel fundamental
del transbordador en la construcción de la carísima Estación Espacial
Internacional. Además, gran parte de las operaciones del transbordador, incluida
la seguridad, se había delegado en un contratista, sin que hubiera, en opinión del
comité, una adecuada supervisión por parte de la NASA.

Según señaló uno de los expertos ayer, en la presentación del informe en


Washington, los experimentos realizados durante la investigación con trozos de
espuma lanzados a gran velocidad sobre maquetas del ala no dejan lugar a dudas
sobre el culpable que hirió de muerte al transbordador el 16 de enero. El material
de carbono reforzado era muy resistente, pero no tanto como para resistir el
impacto, explicó.

El director de la NASA, Sean O'Keefe, no comentará hasta hoy el informe. Ayer


se limitó a emitir un comunicado en el que agradeció al comité su labor, y
aseguró: "Hemos aceptado las conclusiones y cumpliremos las recomendaciones
lo mejor que sepamos. El comité ha proporcionado a la NASA una importante
hoja de ruta mientras decidimos cuándo estaremos en situación de volver a
volar". La fecha de reanudación de los vuelos es la gran incógnita que queda por
desvelar. O'Keefe ha empezado a preparar todo por si se puede volver a volar el
transbordador el próximo mes de abril, pero no hay nada decidido.

Gehman aseguró ayer que el transbordador no es en sí mismo un vehículo


inseguro, y que si no fuera así lo diría sin reparo. Recordó que las
recomendaciones que se hacen en el informe a la NASA no tienen orden de
prioridad, aunque sí se pueden clasificar en tres categorías: recomendaciones
para volver a volar (a corto plazo), a medio plazo ("entre 2 y 10 o 15 años", dijo)
y a largo plazo. El comité entra incluso a analizar el futuro de los vuelos
tripulados en Estados Unidos y a comparar las ventajas de los vuelos tripulados y
de los vuelos robóticos. "Establecemos los riesgos y caracterizamos los hechos",
afirmó.

Entre las de la primera categoría figuran las cinco hechas públicas con
anterioridad a conocerse el informe, que se refieren a temas como la grabación
del ascenso y separación del tanque principal, un mejor programa de pruebas de
las piezas de fibra de carbono y un sistema de emergencia para inspeccionar y
reparar posibles daños en la cubierta térmica mientras el transbordador está en el
espacio.

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